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1 Concepto de Tributo

Según Sáinz de Bufanda, se entiende por tributo toda prestación patrimonial obligatoria -habi-
tualmente pecuniaria- establecida por la ley, a cargo de las personas físicas y jurídicas que se
encuentren en los supuestos de hecho que la propia ley determine, y que vaya dirigida a dar
satisfacción a los fines que al Estado y a los restantes entes públicos estén encomendados.

También se puede decir que los tributos son ingresos públicos de Derecho público, que
consisten en prestaciones pecuniarias obligatorias, impuestas unilateralmente, exigidas por una
Administración pública como consecuencia de la realización del hecho imponible al quela
Leyvincula el deber de contribuir. Su fin primordial es el de obtener los ingresos necesarios para
el sostenimiento del gasto público, sin perjuicio de su posible vinculación a otros fines.

De las definiciones anteriores, se puede concretizar que los tributos no son otra cosa que las
prestaciones en dinero, que el Estado, en ejercicio de su poder de imperio, exige con el objeto
de obtener recursos para el cumplimiento de sus fines.

Clases de tributos o categorías tributarias: 

De conformidad con los artículos 133 dela Constitucióndela República Bolivarianade Venezuela
y el 12 del Código Orgánico Tributario: Los tributos se clasifican en tasas, contribuciones
especiales e impuestos:

 Tasas: son aquellos tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa o
aprovechamiento especial del dominio público, en la prestación de servicios o en la
realización de actividades en régimen de Derecho Público que se refieran, afecten o
beneficien de modo particular al sujeto pasivo.
 Contribuciones especiales: son aquellos tributos cuyo hecho imponible consiste en la
obtención por el sujeto pasivo de un beneficio o de un aumento de valor de sus bienes,
como consecuencia de la realización de obras públicas o del establecimiento o
ampliación de servicios públicos. 
 Impuestos: son los recursos exigidos sin contraprestación, cuyo hecho imponible está
constituido por negocios, actos o hechos de naturaleza jurídica o económica que ponen
de manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo, como consecuencia de la
posesión de un patrimonio, la circulación de los bienes o la adquisición o gasto de la
renta. 

2 El origen de los tributos

se remonta a la época de las monarquías. En la edad media los antiguos reyes de las naciones
procuraban mantenerse en constantes guerras  con otros países con el objeto de incrementar
las riquezas, porque al vencer al enemigo, se quedaban con sus tesoros y también con sus
propiedades y nuevos súbditos, pero en algunas ocasiones las guerras se prolongaban
demasiado, por lo que los reyes se veían en la necesidad de solicitar a los principales nobles
su colaboración para el sostenimiento del reino y de sus ejércitos. Pero al prolongarse
demasiado las guerras, los reinos casi quedaban en bancarrota y las contribuciones de los
nobles ya no eran suficientes, por ese motivo fue necesario extenderlas directamente a todos
los súbditos que poseía el reino en demanda de mas recursos.

En síntesis, como consecuencia de las guerras, los reyes en la edad media impusieron su poder
a los nobles y a los súbditos con el objeto de obtener ingresos para sostener las guerras y a
los ejércitos, de esta manera se crean los tributos que deben ser pagados por todos en forma
obligatoria.

Los Tributos en América

Con el descubrimiento de América en 1492 se inició la expansión del dominio de europa


hacia nuevos continentes. El proceso de conquista y colonización dio lugar a la formación de
grandes y poderosos imperios que transformaron en los cuatrocientos años siguientes, la
organización económica y política de Europa occidental y de los territorios bajo su poder.

El dominio sobre los nuevos territorios se legitimó con las bulas del papa Alejandro VI de
1493, que otorgaron a la Corona de Castilla todas las islas y tierra firme descubiertas al oeste
y al sur de una línea imaginaria establecida, según los términos del Tratado de Tordesillas, a
370 leguas de las islas de Cabo Verde. Cien años después Inglaterra, Holanda y Francia
empezaron a cuestionar esta supremacía.

Cuando ya estaba asegurada la posesión de los territorios recién descubiertos y por descubrir,


se inició el proceso de conquista y colonización española de América, primero en las Antillas
y después en tierra firme. Este proceso supuso para la Corona un esfuerzo organizativo  y 
administrativo  de  grandes  dimensiones  que  implicó  el  trasplante  o  la creación de nuevas
instituciones que facilitaran el control político y económico de las Indias, nombre con el que
se conocieron los dominios españoles en el continente americano.

Como se indicó antes, al conquistar a alguna nación o país, los vencedores se apropiaban de
las riquezas y de las tierras y súbditos. En el caso de la América española, especialmente en
México y Perú, el oro y la plata fueron el botín. En regiones menos ricas en metales preciosos,
como Centroamérica, la ausencia de grandes yacimientos dirigió el interés de los
conquistadores hacia la explotación de la población indígena, que llegó a ser, en
buena medida, la parte fundamental del sistema colonial en ese territorio.

El proceso de conquista militar y colonización de Guatemala inició a finales de 1523


cuando Hernán Cortés, conquistador de México, decidió expandir su esfera de influencia
hacia el sur, encomendándole la empresa a Pedro de Alvarado. El sistema colonial español
imperaría sobre la región durante los siguientes 300 años.

El tributo, reconocimiento de la relación de dominación y aplicado principalmente a


la población indígena, se volvió la base fundamental de la economía y de la hacienda
pública. Ello evidencia el nacimiento de un sistema tributario basado en una política
discriminatoria y regresiva, producto de la estructura del poder colonial.

El Reino de Guatemala no contaba  con los recursos necesarios que le permitieran la inserción
en el mercado europeo a través de metales preciosos, productos agrícolas o materias primas.
Fue gracias a la producción de añil que el reino empezó tardíamente (siglo XVII) este
proceso. La lejanía de las principales rutas de comercio e intercambio y lo magro de las
exportaciones contribuyeron a que la región se volviera una zona periférica y marginal del
imperio español.

La dependencia de un cultivo de exportación se volvió la seña de identidad de la


economía hasta bien entrado el siglo XX. La debilidad de la economía guatemalteca se hizo
evidente con  las  diferentes  crisis  que  esta  dependencia  conllevaba,  fuera  por  la  caída 
de  la producción, la competencia o la baja en los precios de mercado. La  irrupción en el
mercado del añil procedente de la India, a principios del siglo XIX provocó la mayor crisis
económica de la época.

En el Reino de Guatemala se implementaron los mismos impuestos que en el resto


del continente. La diferencia estribaba en el monto de la recaudación. El desorden burocrático
y la mala administración de los recursos existentes llevaron eventualmente al
endeudamiento a una permanente crisis fiscal, que no pudo ser solucionada por las reformas
borbónicas de finales del siglo XVIII.

Tributos durante la Colonización

La corona española impuso una serie de tributos a sus vasallos y entre estos existieron:

Alcabala

Consistía en recaudar un 2 % sobre las operaciones de compra-venta, traspaso de bienes,


herencias y otras rentas o cobros de los particulares. Fue un impuesto para los criollos.

Tributo

Era una contribución personal que pagaban los indígenas al Rey de España como vasallaje. La
cantidad que pagaban era por lo general de un peso de plata al año.

Almojarifazgo

Fue el tributo que se pagaba por los productos que entraban o salían por medio de los puertos
del reino.

3 y 4 Historia de los impuestos.

Impuestos en la antigüedad

La historia de los impuestos es casi tan antigua como la historia del hombre pensante. Desde las
primeras sociedades humanas, los impuestos eran aplicados por los soberanos o jefes en forma de
tributos, muchos de los cuales eran destinados para asuntos ceremoniales y para las clases
dominantes. La defraudación de impuestos teniendo el carácter y destino que se les daba eran poco
comunes, debido al control directo que de la recaudación hacían sacerdotes y soberanos.

Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia. Textos muy antiguos en
escritura cuneiforme de hace aproximadamente cinco mil años, señalaban que “se puede amar a un
príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”. En el
nuevo testamento, aparece la figura de recaudador de impuestos en la persona de mateo, siendo este
puesto algo detestable y poco santo como lo manifestaban los primeros discípulos de Jesús cuando
iba a comer en casa de éste.

En Egipto, una forma común de tributar era por medio del trabajo físico (prestación personal), para lo
cual tenemos como ejemplo la construcción de la pirámide del rey Keops en el año 2,500 A. C. misma
que duro veinte años, participando aproximadamente unas 100,000 personas que acarreaban
materiales desde Etiopia. También se encuentra en una inscripción de una tumba de Sakkara con una
antigüedad de aproximadamente 2,300 años A. C. la que trata de una declaración de impuestos sobre
animales, frutos del campo y semejantes. Por otra parte, en este mismo reino el pueblo tenía que
arrodillarse ante los cobradores de impuestos del faraón, quienes además de presentar su
declaración, tenían que pedir gracias. Las piezas de cerámica en ese entonces se usaban como
recibos de impuestos. En la isla mediterránea de Creta, en el segundo milenio A. C. el rey Minos
recibía hasta seres humanos como tributo.

Respecto a impuestos internacionales, los pueblos antiguos en sus relaciones con otras naciones
tomaron a los impuestos como una forma de sujeción y dominio sobre los pueblos vencidos. Como
ejemplo tenemos al Imperio Romano, el cual cobraba fuertes tributos a sus colonias, situación que
permitió que por mucho tiempo los ciudadanos romanos no pagaran impuestos.

Los babilonios y asirios después de victoriosas campañas militares, levantaban monumentos


indicando a los vencidos sus obligaciones económicas contraídas.

Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los negocios globales llamado
Centésima.

En China, Confucio fue inspector de hacienda del príncipe Dschau en el estado de Lu en el año 532
A. C. Lao Tse decía que al pueblo no se le podía dirigir bien por las excesivas cargas de impuestos.

En el México precolombino, se acostumbraba entregar a los aztecas bolas de caucho, águilas,


serpientes y anualmente mancebos a los que se les arrancaba el corazón como parte de sus
ceremonias religiosas. El cobro de impuestos y tributos, tuvo también sus cosas chuscas, se tiene
noticia que el rey Azcapotzalco en una ocasión, pidió a los aztecas que aparte de la balsa sembrada
de flores y frutos que le entregaban como tributo, le llevaran también una garza y un pato echado
sobre sus huevos, de tal manera que al recibirlos estuvieran picando el cascarón.

Los aztecas mejoraron su técnica de tributación, utilizaron a los calpixquis los cuales llevaban como
signo distintivo o credencial una vara en una mano y un abanico y con la otra se dedicaban al cobro
de tributos. Imponían fuertes cargas a los pueblos vencidos, situación que quedó asentada en los
códices pre y post cortesianos, mismos que muestran la infinidad de objetos, productos naturales
como el algodón y los metales preciosos que eran utilizados como tributos. El Código Mendocino nos
dice que se pagaban tributos también con artículos procesados como las telas, además de la
existencia de un registro (matrícula de tributos). Posteriormente el tributo en especie de los aztecas,
fue sustituido por el cobro de impuestos en monedas por el gobierno Español.

El cobro de tributos para los incas en Perú, consistía en que el pueblo ofrecía lo que producía con sus
propias manos al dios rey, mismo que a cambio les daba lo necesario para su subsistencia, apoyado
claro por un ejército de funcionarios. Para hacer sus cuentas los Incas utilizaban unas cuerdas
anudadas por colores (dependiendo del impuesto) llamadas “quipos”, las cuales se anudaban
conforme a su cuantía. Eran tan complicados los procesos, que se tenía que solicitar la asistencia de
asesores fiscales llamados “quipos-camayos”.

Como se puede observar, en la antigüedad, la forma de pagar y cobrar tributos no era del todo
equitativa y más bien obedecía a situaciones de capricho, mandato divino o sojuzgamiento de un
pueblo por otro. También podemos ver que los mismos seres humanos eran parte de los tributos y
eran destinados a sacrificios ceremoniales u obligados a realizar trabajos físicos. Algunas
declaraciones de impuestos eran humillantes, ya que al presentarlas, el contribuyente tenía que
arrodillarse y pedir gracia.

Impuestos en la edad media

En la edad media los vasallos y siervos tenían que cumplir con dos tipos de contribuciones: las
primeras eran prestaciones de servicios personales y otras de tipo económico, liquidables en dinero o
en especie. Las primeras, de servicios personales radicaban en prestar el servicio militar, que
consistía en acompañar a la guerra al señor feudal, obligación que se fue reduciendo con el paso del
tiempo hasta que en el siglo XIII, sólo era necesario acompañarlo hasta los límites de determinada
región, no muy lejana y por cuarenta días únicamente.
Los vasallos tenían la obligación de prestar guardia en el castillo del señor feudal y de alojar en su
casa a los visitantes del mismo. Este tipo de contribución disminuyo y devino en la obligación de
recibir sólo cierto número de visitantes durante un determinado tiempo u ocasiones al año. Otro tipo
de contribución de los vasallos era la de asesorar al señor en sus negocios, de tal manera que tenían
que asistir a las audiencias, las que con el tiempo se redujeron a tres en el año durante la pascua, el
pentecostés y la noche-buena.

Los siervos como parte del tributo en servicios personales, cultivaban las tierras de su señor ciertos
días a la semana, para lo cual, participaba con sus manos o con la fuerza de trabajo de sus animales
de carga o con ambos. En esta época, los obligados a pagar tributo pagaban tasas de rescate, que
consistían en el pago de determinadas cantidades con el propósito de suprimir servicios personales o
en especie, así con el tiempo se fueron sustituyendo los servicios personales por prestaciones en
dinero, con lo que nacieron los diferentes tipos de impuestos.

Los impuestos en especie consistían en la participación de los productos de la tierra como gallinas,
cera. También se recibían derechos en metálico o en granos por cada cabeza de ganado, buey,
carnero, puerco o cabra. Otro derecho en especie consistía en que los labriegos estaban obligados a
cocer pan en el horno del señor, a moler su trigo en el molino señorial, y a pisar las uvas en su lagar,
lo que generaba ganancias al patrón en derechos por el uso de sus instalaciones. A estas
contribuciones se le denominó Banalidades, porque se instituyeron por medio de Bando, Pregón o
Edicto. El clero recibía un impuesto en especie en forma de vino.

Un impuesto muy común fue el de la talla o pecho, que era pagado por cada familia de campesinos
en forma de dinero o especie; se le llamaba de tal forma porque al pagarlo se hacía una talla con
cuchillo en un pedazo de madera. Al principio el impuesto se estableció en forma arbitraría y
posteriormente se logro fijar con cierta regularidad. Lo recaudado era destinado a diversos fines,
como el casamiento de la hija del señor feudal, armar caballero al hijo, pagar el rescate del señor,
adquirir equipo para las cruzadas, etc.

Además existía un impuesto que gravaba la propiedad territorial que también consistía en una talla en
madera. Se dice que en Languedoc, el tributo gravaba solamente el inmueble sin importar la situación
económica del propietario. Para tal fin, sólo se contaba como base un catastro que se iba renovando
cada treinta años, el cual tomaba tres tipos de tierra según su fertilidad. Todo contribuyente sabía de
antemano lo que tenía que pagar, pero si no estaba de acuerdo en el reparto, tenía derecho a que se
le comparara su cuota con la del otro vecino de la parroquia, elegido por el mismo, lo que se llama
ahora derecho de igualdad proporcional.

Otro impuesto era el de la mano muerta, que consistía en el derecho que tenía el señor feudal de
adjudicarse de los bienes de los difuntos cuando estos morían sin dejar hijos o intestados. Los
colaterales podían pedir la herencia con el permiso del señor feudal, pero siempre y cuando pagaran
un rescate muy elevado que se le llamaba derecho de relieve. El señor también se adjudicaba de los
bienes de los extranjeros que morían dentro de su territorio.

El diezmo formaba parte de los impuestos de la iglesia, mismo que consistía en pagar el
contribuyente la décima parte de todos sus productos.

El impuesto de la barba era común en la Rusia de Pedro El Grande. En tiempos de Felipe III de
España, existían los impuestos de nobleza, que fueron extendidos a títulos y órdenes.

Había un pago por el derecho del servicio de impartición de justicia, que pagaban los siervos y los
villanos cuando comparecían ante los tribunales para solicitar justicia. Como paréntesis, es importante
recalcar que nuestra Constitución en su artículo 17, nos da como garantía individual la gratuidad del
servicio de justicia, que a la letra señala: “Los tribunales estarán expeditos para administrar justicia en
los plazos y términos que fija la Ley; su servicio será gratuito quedando en consecuencia, prohibidas
las Costas Judiciales”.

El impuesto de peaje, se cobraba al transitar por determinados caminos o por cruzar algún puente. El
derecho por pasar los puentes se llamaba pontazgo.
Algunos autores nos mencionan que los señores feudales, cobraban derechos por el tránsito de
mercancías, por pasar muelles, por pasar las puertas de las poblaciones. Las mercancías tenían una
tarifa dependiendo de la calidad de las personas y se cobraban los derechos en dinero o en especie.
Un ejemplo es que en el año de 1218 todo mercader foráneo que cruzará por San Owen o sus
alrededores para vender especias en Inglaterra tenía que pagar al castellano una libra de pimienta; el
juglar que ingresaba a Paris por la entrada de Petit Chatellet, tenía que cantar una canción y los que
traían monos sabios tenían que hacer trabajar a sus animales delante del recaudador. Actualmente
los peajes y las alcabalas, se han convertido en impuestos de importación o exportación.

En la Edad Media las contribuciones que se cobraban llegaron a ser humillantes, indignos e
intolerables, por ser impuestas obligatoria y arbitrariamente. Un ejemplo lo constituye derecho de
toma, que consistía en que el señor feudal podía obtener todo lo necesario de sus siervos para
condicionar su castillo pagando por ello el precio que el mismo fijara. Tenemos también el Derecho de
Pernada, que consistía en el derecho que tenía el señor feudal sobre la virginidad de la mujer antes
de contraer matrimonio.

Otros ejemplos que sucedieron alrededor del año 1500 en Europa, consistían en presentar sus
impuestos en efectivo a los Kammerer (tesoreros). Actualmente en Alemania, los encargados de la
administración financiera municipal, llevan el título citado en aquella época.

Los castigos que se infringían en la edad media por la omisión del pago de los impuestos, consistían
en encarcelar a los infractores en la torre del castillo, en algo parecido a un calabozo húmedo, oscuro,
sucio, con animales e insectos; también utilizaban cámaras de tormento. Otro castigo para quien no
pagara impuestos lo constituía el tener que pasarse el resto de sus días como galeote, es decir,
forzado a trabajar en las galeras. Las personas que no podían o se negaban a pagar el diezmo
también eran recluidas en la torre.

Colbert, quien fungía como ministro financiero del rey-sol, estableció que el sistema fiscal debía estar
tan sencillamente organizado que todos lo pudieran entender y pocos dirigir.

México en tiempos de la colonia.

Durante los 300 años del sistema de gobierno colonial, hubo mucha confusión en el sistema
recaudatorio, lo que provocó que la Nueva España no alcanzara los niveles de desarrollo deseados,
debido a que los tributos recaudados eran muy pocos.

Entre España y la Nueva España hubo un gran intercambio de mercancías, lo que ahora llamamos
importación-exportación. Los productos importados de España consistían en vino, aceite, lencería,
vajillas, jarcias, papel, objetos de hierro, vinagre, aguardiente, jabón, entre otros. La Nueva España
exportaba oro, plata, grano o cochinilla, azúcar, y cueros sin contar una gran diversidad de productos
más.

Por su parte España estableció que la colonia, sólo podía exportar y negociar con la metrópoli, lo que
limitó su capacidad de realizar comercio y restringió su desarrollo económico.

Cuando se fundó la villa de la Veracruz, se establecieron varios impuestos como el quinto real, con el
que se beneficiaban en primer término el rey de España, al que le correspondía un quinto del botín
conquistado por los españoles, otro quinto le correspondía al conquistador Cortés y el sobrante del
botín se repartía entre los soldados que acompañaban al conquistador. Esto posteriormente provocó
que el rey de España nombrara como tesorero real al español Alonso de Estrada y a los miembros de
la hacienda pública como veedores, factores, contadores y ejecutores.

Un impuesto implantado con el propósito de sufragar los gastos que los barcos reales tenían al
escoltar las naves que venían o salían de Veracruz a España, se llamaba de avería y lo pagaban de
una forma prorrateada los dueños de las mercaderías llegando hasta el 4%. Dicha erogación dio
término a mediados del siglo XVIII.
Había un impuesto denominado de altamirantazgo, en honor del Almirante de Castilla y a favor del
mismo, el cual era implantado a todos los buques, así como a las mercaderías, tanto por la entrada
como por la salida, de igual manera que por la carga y descarga de éstas. Este impuesto se implantó
tanto en los puertos de España como de sus colonias y alcanzó hasta un quince por ciento.

En 1679 se impuso una contribución llamada de lotería, la cual gravaba la venta total de la lotería, con
una tasa del 14% sobre la misma. Anteriormente, en el año de 1573, se pagaba un impuesto que
gravaba el paso de las mercancías de una provincia a otra, llamado alcabala y posteriormente el pago
de un derecho de tránsito llamado peaje. Los nativos debían cargar su carta de tributos ya que de lo
contrario tenían la obligación de pagar otra vez.

Un gravamen que ha perdurado hasta ahora pero con otro nombre, es el impuesto de caldos,
denominado en la actualidad Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). En la colonia
solamente gravaba a los vinos y aguardientes. En el México actual, este impuesto grava una cantidad
mucho mayor de productos.

En la colonia se cobraban con frecuencia impuestos extraordinarios, los cuales se implantaban de


manera arbitraria, como era el caso del impuesto que se cobró por construir un enorme muro en el
puerto de Veracruz y que se le denominó Impuesto de Muralla.

El conde de Revillagigedo, virrey de la Nueva España decía respecto a la recaudación destinada a la


real hacienda, que para evitar la complicación y confusión de su manejo, debía llevarse con mejor
orden y mayor claridad. Que era imposible que el contribuyente tuviera noticia de cada uno de sus
derechos, saber claramente lo que debe contribuir, cómo y por qué razón debe hacerlo, si no se le
informaba y orientaba en tal acción.

5La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas,

es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación
66humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió. Obtuvo
una importante notoriedad, no sólo en el campo de la psicología sino en el ámbito empresarial del
marketing o la publicidad.[1] Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y
defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los
seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide). [2]

Jerarquía de necesidades[editar]
La escala de las necesidades se describe como una pirámide de cinco niveles: los cuatro
primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit» (deficit needs o D-
needs) (primordiales); al nivel superior lo denominó por última vez «autorrealización»,
«motivación de crecimiento», o «necesidad de ser» (being needs o B-needs).

La idea básica es: sólo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las
necesidades inferiores, es decir, todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores. Las
fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las
fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la
pirámide de Maslow dispondríamos de:

Necesidades básicas[editar]

Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referentes a la


supervivencia):
 Necesidad de respirar, beber agua (hidratarse) y alimentarse.
 Necesidad de dormir (descansar) y eliminar los desechos corporales.
 Necesidad de evitar el dolor.
 Necesidad de mantener la temperatura corporal, en un ambiente cálido o con
vestimenta.

Necesidades de seguridad y protección[editar]

Surgen cuando las necesidades fisiológicas están satisfechas. Se refieren a sentirse seguro y
protegido:

 Seguridad física (asegurar la integridad del propio cuerpo) y de salud (asegurar el buen
funcionamiento del cuerpo).
 Necesidad de seguridad de recursos (casa, dinero, automóvil, etc.)
 Necesidad de vivienda (protección).

Necesidades sociales (afiliación)[editar]

Son las relacionadas con nuestra naturaleza social:

 Función de relación (amistad, pareja, colegas o familia).


 Aceptación social.

Necesidades de estima (reconocimiento)[editar]

Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.

 La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye


sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y
libertad.

 La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención,


aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso
dominio.

La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima e ideas de inferioridad. El


tener satisfecha esta necesidad apoya el sentido de vida y la valoración como individuo y
profesional, que tranquilamente puede escalonar y avanzar hacia la necesidad de la
autorrealización.

La necesidad de autoestima es la necesidad del equilibrio en el ser humano, dado que se


constituye en el pilar fundamental para que el individuo se convierta en el hombre de éxito
que siempre ha soñado, o en un hombre abocado hacia el fracaso, el cual no puede lograr nada
por sus propios medios.

Autorrealización[editar]

Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo:
«motivación de crecimiento», «necesidad de ser» y «autorrealización».
Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, se halla en la cima de las jerarquías,
y es a través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida
mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles
anteriores han sido alcanzados y completados, o al menos, hasta cierto punto.

Personas autorrealizadas[editar]

Maslow consideró autorrealizados a un grupo de personajes históricos que estimaba cumplían


dichos criterios: Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein,
Eleanor Roosevelt, William James, entre otros.

Maslow dedujo de sus biografías, escritos y actividades una serie de cualidades similares.
Estimaba que eran personas:

 Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino.


 Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones.
 Con una percepción diferente de los significados y los fines.

En sus relaciones con los demás, eran personas:

 Con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación.


 Independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y
juicios propios.
 Resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran
inconformistas.
 Con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición
humana.
 Buena aceptación de sí mismos y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni
artificiales.
 Frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales.
 Con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la
humanidad.

Metanecesidades y metapatologías[editar]
Maslow también aborda de otra forma la problemática de lo que es autorrealización, hablando
de las necesidades impulsivas, y comenta lo que se necesitaba para ser feliz: verdad, bondad,
belleza, unidad, integridad y trascendencia de los opuestos, vitalidad, singularidad, perfección
y necesidad, realización, justicia y orden, simplicidad, riqueza ambiental, fortaleza, sentido
lúdico, autosuficiencia, y búsqueda de lo significativo.

Cuando no se colman las necesidades de autorrealización, surgen las metapatologías, cuya


lista es complementaria y tan extensa como la de metanecesidades. Aflora entonces cierto
grado de cinismo, los disgustos, la depresión, la invalidez emocional y la alienación.

Características generales de la teoría de Maslow[editar]


 Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las
personas, pues la necesidad satisfecha no genera comportamiento alguno.
 Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen
con el transcurso del tiempo.
 A medida que la persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen
gradualmente necesidades de orden superior; no todos los individuos sienten
necesidades de autorrealización, debido a que es una conquista individual.
 Las necesidades más elevadas no surgen en la medida en que las más bajas van siendo
satisfechas. Pueden ser concomitantes pero las básicas predominarán sobre las
superiores.
 Las necesidades básicas requieren para su satisfacción un ciclo motivador
relativamente corto, en contraposición, las necesidades superiores requieren de un
ciclo más largo.

Ciclo de proceso[editar]

Maslow definió en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una manera
jerárquica, colocando las necesidades más básicas o simples en la base de la pirámide y las
más relevantes o fundamentales en la cima de la misma, a medida que las necesidades van
siendo satisfechas o logradas surgen otras de un nivel superior o mejor. En la última fase se
encuentra con la «autorrealización» que no es más que un nivel de plena felicidad, armonía y
amor

Críticas a su teoría[editar]
Acorde con Manfred Max Neef y Martin Hopenhayn en el libro Desarrollo a escala humana
(1986), y también con Paul Ekins en Riquezas sin límites, Atlas Gaia de la economía verde, a
esta concepción de Maslow se le atribuye la legitimación de la piramidalidad
social[cita  requerida]. Si las necesidades están jerarquizadas y son infinitas, la sociedad se
configurará también jerárquicamente donde sólo la cúspide accede a más y a más a costa de
mantener abajo a una base cuanto más amplia y desposeída más conveniente[cita  requerida]. Esto se
contrapone a la visión del desarrollo a Escala humana, donde se esgrime que las necesidades
son pocas, finitas, clasificables y universales. Forman un sistema de nueve necesidades con
cuatro formas de realización: subsistencia, protección, afecto, comprensión, participación,
creación, recreo, identidad y libertad, mediante el ser, el tener, el hacer y el relacionarse. El
Desarrollo a Escala Humana desafía la idea de la economía clásica, de que las necesidades
humanas son infinitas. Plantea la diferencia entre necesidades y satisfactores, que son los
medios para safistacerlas. Estos varían de acuerdo con la persona y en cada cultura.

Mahmoud A. Wahba y Lawrence G. Bridwell realizaron en Maslow Reconsidered: A Review


of Research on the Need Hierarchy Theory (1976) una revisión extensa de la teoría de
Maslow y encontraron escasas evidencias de que este orden de necesidades de Maslow fuese
así o de que existiera jerarquía alguna.

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