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La estructura articulada en Niveles (Inicial, Primaria, Secundaria, Terciaria y Universitaria)
con sus Ciclos y Etapas, señalan los requisitos de entrada y salida en cada uno de ellos; más
los grados, diplomas y títulos, constituye la esencia del sistema educativo.
Luhman interpreta que los sistemas sociales constituyen un sistema organizado en torno a
un significado común. Implican experiencias de varios sujetos referidos unos a otros. Hay
una red de significados que se disocia de un entorno externo. Los sistemas sociales
incrementan su capacidad para enfrentar la complejidad del entorno por medio de una
diferenciación interna, de ahí la configuración de sub sistemas. El grado de complejidad
interna y las formas particulares de diferenciación de los sistemas sociales dependen del
cambio evolutivo. A su vez todo sistema se divide en subsistemas mediante diversas líneas
divisorias que se establecen sobre la base de un significado común: subsistema educativo,
subsistema de salud, etc.
Inclusión Educativa
Dentro de los sistemas educativos se dio una transición histórica desde la estratificación a la
diferenciación funcional. En principio se impone la igualdad formal de acceso a todos los
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grupos sociales al Nivel Primario. Con el tiempo hay más alumnos, más instituciones, más
docentes pero aparecen procesos de diferenciación interna y de devaluación académica de
los títulos que se van generalizando. El aumento de la matrícula en un Nivel puede producir
movilidad académica pero no social. La progresividad del sistema sigue girando en torno a
la meritocracia, no obstante se puede ampliar la inclusión con políticas de compensación y
discriminación positiva que favorezcan la posición dentro de la estructura social y cultural.
Requieren del estudio de la gobernabilidad para entender cómo se configuran las prácticas
y la distribución de los recursos. Las políticas educativas dan cuenta de los procesos de
centralización o descentralización de la gestión educativa a nivel nacional y jurisdiccional.
Han sido afectados por procesos de inclusión y progresividad respecto a los grupos de
población, el mismo:
1) Hace referencia al índice de acceso y permanencia;
2) Da cuenta del índice de no acceso para grupos de edad en un Nivel determinado;
3) Mide el grado en que determinados estudiantes de un Nivel, Ciclo o etapa de una clase
social pueden acceder y permanecer.
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b) Diferenciación horizontal: situación opuesta a la anterior con diferentes opciones en el
plan curricular u organizacional dentro de un mismo Nivel.
2) Unidad Vertical:
a) Los mismos organismos de conducción tienen injerencia sobre el conjunto de las
instituciones educativas;
b) Diferenciación vertical: Se percibe cuan vinculados se encuentran a nivel curricular los
Niveles educativos sucesivos, cuan articulados están entre los diferentes Niveles y como
llevan articuladamente o no la experiencia educativa.
Reformas Educativas
Los países actualmente adoptan políticas educativas similares, propuestas ensayadas en
otras realidades, toman términos nuevos o reciclan concepciones viejas para hacer
referencias a realidades novedosas.
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Ruiz, Guillermo –La Estructura Académica Argentina – Cap. 3. La organización de la
educación primaria argentina. El devenir hacia la consolidación de una tendencia a la
unidad. Por Karina Marzoa y Maria Laura Mauceri
Del Regno Patricia y Leticia Díaz: Política, sistema y planeamiento institucional.
(págs. 9-12).
Elaborado por: Prof. Gerasi, correspondiente al segundo Trabajo Práctico
Video inicial para ilustrar la idea de educación y sus inicios en el Río de la Plata
https://www.youtube.com/watch?v=yTKT4lk8Spw
En el capítulo 1, el autor define las bases, propósitos y objetivos para entender la lógica de
un sistema educativo nacional. En el presente capítulo Karina Marzoa y Maria Laura
Mauceri, trabajan los procesos de articulación por los cuáles se erigió el único nivel
obligatorio del sistema educativo argentino por mucho tiempo: la escuela primaria.
En los 1.1. Antecedentes a la organización constitucional (pág. 54). Se destacan las escasas
instituciones que se encargaron de ejecutar la focalizada instrucción pública en el actual
territorio en tiempos del Virreinato del Rio de la Plata.
-Analizando los datos (imperfectos) del Cuadro n°1 de la página 58, piense tres datos que le
parezcan relevantes teniendo en cuenta la cantidad de escuelas, de maestros, alumnos y
como se manifestaba el comportamiento de la gestión pública y privada.
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-Observe con detenimiento los Cuadros n°2 y n°3, y compare el desarrollo de la provincia
de Buenos Aires con respecto a las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba a lo largo
de las décadas de 1820 y 1830.
En 1853 se sanciona la Constitución Nacional, y con ella un marco jurídico inicial para la
institucionalización de la sociedad argentina y la posibilidad de erigir un Estado nacional.
Por un lado tenemos a aquellos que se centraron en la importancia del “aprender”. Son
éstos quienes produjeron una interpretación estado céntrica o monopólica sobre la
educación. Del otro lado contamos con quienes enfatizando el rol de enseñar, le otorgan al
Estado un rol subsidiario, ya que la enseñanza del niño será compartida entre la escuela con
la familia, la iglesia y otras instituciones.
La Argentina de la década de 1880 fue pensada como un país que solo lograría el éxito
como proyecto si se asimilaba a la economía capitalista internacional, si adquiría los
valores e instituciones europeas liberales y si conseguía una identidad nacional marcada por
la identidad argentina.
El Censo Nacional de 1869 había arrojado que de 1.500.000 habitantes, 413.459 eran niños
entre 6 y 12 años de los cuáles solamente estaban alfabetizados 82.671. La cifra era
alarmante. Los intentos de los gobiernos nacionales de expandir el horizonte de
alfabetizados solo pudieron ser alcanzados muy gradualmente. El proyecto económico,
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llamado comúnmente modelo agroexportador, solo podía ser sólido si la población lograba
ser “trabajadora”, “ordenada” y “disciplinada”. Por ello surge la idea y la necesidad de una
“educación común”.
Cuando fueron saldados los problemas más acuciantes del país (federalización de la ciudad
de Buenos Aires, eliminación de la ultimas montoneras provinciales y organización de las
guardias provinciales en un ejército nacional) la economía empezó a dar síntomas de
crecimiento acelerado, y fue cuando se contó con los fondos suficientes para construir el
sistema educativo nacional. Fruto de esa iniciativa fue la sanción de la Ley Nacional de
Educación Pública 1420, cuya condición más significativa fue ser común, gratuita, gradual
y laica a cargo del Estado.
Pública:
Común:
Gratuidad:
Gradualidad:
Como la Ley 1420 era una ley nacional y Argentina se define constitucionalmente como un
país federal, la ley sólo era aplicada a la ciudad de Buenos Aires y a los Territorios
Nacionales.
La Ley 1420 cuenta con una gran cantidad de mitos y supuestos en su haber. ¿Pero
realmente funcionó como se suele suponer?
Daniel Filmus (2001: 22) rescata un punto interesante. Postula que simbólicamente la Ley
1420 fue la pieza inicial por la que se pudo concretar el sistema educativo y la ley que
garantizó la educación pública para todos los niños y niñas del país. Pero la tasa de
desgranamiento de las escuelas dependientes del Consejo Nacional de Educación para la
cohorte 1893/1898 fue del 97%. Es decir que de cada 100 niños que ingresaron a la escuela
primaria en 1893, para 1898 solo tres egresaron en tiempo y forma (gradualidad).
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La respuesta a cualquier pregunta que nos pudiéramos hacer con ese dato es una sola. Para
la clase política en el poder no importaba la terminalidad de la escuela primaria. Lo que les
importaba es que todos los niños ingresen, no que egresen. Esto se debe a que el modelo
necesitaba:
-Desde lo social, que niños y niñas sin distinción de origen (criollos, inmigrantes, nativos)
aprendiesen la simbología nacional, una única lengua y el sentimiento nacionalista del
“nosotros” contra cualquier “otro” (aborigen, italiano, español, judío, correntino o
santiagueño).
-Desde lo político, una división de clases aceptable, en donde cada uno proviene de un
hogar y puede mejorar solo si individualmente se esfuerza. Es decir la inoculación de una
meritocracia que no cuestione el sistema político oligárquico, que garantizaba que
gobernaban “los mejores”.
Pero como mencionamos más arriba, la Ley 1420 no actuó en soledad. Dadas las
limitaciones y las enormes diferencias regionales, hubo una primera ley complementaria, la
Ley de Subvenciones n°2737 de 1890. Más tarde, y para paliar nuevamente las diferencias
provinciales, se sanciono la Ley n°4874, también llamada “Ley Láinez”.
-Analice las tres legislaciones (Ley de Educación Primaria, Ley de Subvenciones y Ley
Láinez) y piense que aportó cada una para lograr una tasa de alfabetismo que en 1916 era
superior a la de cualquier país de América latina.
La escuela secundaria nació diversa, es decir que fue pensada para un grupo reducido de
alumnos que al terminar la primaria tenían la posibilidad de elegir una escuela secundaria
acorde a su proyecto educativo.
Aunque el perfil elitista de los Colegios Nacionales (solo un 3% de los estudiantes accedía
a ellos) los mismos tuvieron que afrontar las demandas de los decanos de las universidades.
Estos exigían que los colegios aumentaran su rendimiento académico porque resultaba
insuficiente para el ritmo universitario. Un problema muy actual.
Conforme al clima de época y en sintonía con la Ley 1420, en 1884 hubo un profundo
cambio en el plan de estudios que produjo un curriculum con un marcado perfil
nacionalista.
Una hipótesis de la autora recorre este apartado. Hacia fines del siglo XIX, y especialmente
con la reforma del plan de estudios de 1884, el peso del Estado nacional sobre los Colegios
Nacionales se hace notar con mayor fuerza. Prácticamente desaparecen los colegios
provinciales y la presión sobre los particulares es mayor que antes. Se podría pensar que
esto se debe a un intento de homogenización ideológica sobre los estudiantes, jóvenes
provenientes de las elites provinciales.
El camino hacia la uniformidad de los Colegios Nacionales como un subsistema dentro del
nivel secundario se dio con fuerza y velocidad a partir de 1875 en adelante. En 1878, la
Ley de Libertad de Enseñanza creó un marco normativo común, suprimió las subvenciones,
generó una articulación de inspección de colegios y posibilitó el ya mencionado curriculum
único. Desde ese momento será el poder Ejecutivo nacional quien supervise y regule a los
colegios, y no las universidades.
Otro efecto buscado por la ley de 1878 fue el arancelamiento de los colegios mediante la
eliminación de becas. Lo que se buscaba era evitar un ingreso creciente a las universidades.
Más allá del perfil elitista de la universidad, lo que se quería lograr también era una
capacitación intermedia no universitaria para la creciente especialización que demandaba el
mercado laboral argentino en plena inserción internacional.
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El intento de reformas más importante del periodo en cuanto al sistema educativo fue la
reforma “Saavedra Lamas”.
Si observamos el gráfico n°1 de la página 107, podemos apreciar que en la última década
del siglo XIX, la creación de colegios nacionales y liceos de señoritas creció
considerablemente, y que si bien hubo un año de caída del numero, luego de 1929 su
crecimiento es exponencial. Este dato nos lleva a pensar que la educación secundaria en la
década de 1920 se empezó a concebir por parte de la población como una herramienta
fundamental para lograr un veloz ascenso social. Pero si contrastamos el grafico anterior
con el Cuadro n°1 de la página 109, podemos obtener más información.
La educación secundaria en nuestro país tuvo una fuerte impronta privada. Si observamos
el Cuadro n°2 vemos la evolución de establecimientos y matrícula por sector para el
período 1917/1950. En los primeros años apreciamos que si bien los números de
establecimientos eran pocos mas por parte del público, para 1925 esa cantidad decanta para
el sector privado, y no hace más que crecer en los años sucesivos. Pero si nos centramos en
la variable de la matrícula, los datos son inversos. La cantidad de alumnos en los colegios
estatales es abrumadoramente superior a la matricula privada entre 1917 y 1925, año en que
la tendencia se empieza a mover para llegar a ser exactamente la mitad desde 1940.
2. La escuela normal
Trabajar con Arata y Mariño. Lección 6. El oficio de enseñar: una cuestión de
estado.
3. La escuela especial: La escuela comercial y la enseñanza técnica
El origen de esta educación como escuelas autónomas de los colegios nacionales surge con
la reforma de 1890. Este intento de diversificar el curriculum dio lugar a que antiguas
materias que antes eran subordinadas a las humanísticas dentro de los colegios se
convirtieran en instituciones. De todas formas su inicio no fue planificado según las
necesidades educativas, es decir que las escuelas comerciales y técnicas no se crearon
inicialmente en los espacios donde eran requeridas sino como desglosamientos de los
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colegios nacionales. Este problema inicial no se debería tanto a una cuestión de falta de
matricula o de demanda social sino al tibio estimulo oficial a cualquier proyecto educativo
que no fuese compatible con el modelo agroexportador, especialmente fue el caso de las
escuelas técnicas. Otra hipótesis esgrimida por la autora es la siguiente:
“Es posible aseverar que, más allá de los requerimientos de las economías de los
países, este tipo de instituciones tuvieron también una función política al intentar
“desviar” del circuito de doctores a quienes demandaban por mas educación así como una
vía moralizadora y disciplinadora”.
En 1891 se creó el primer colegio comercial, “el Pellegrini” en Capital Federal. El proyecto
se fundamentó en que los colegios nacionales, los liceos, las escuelas normales solo
fomentaban las carreras liberales como derecho, medicina y las carreras humanísticas. El
comercial se pensó para perfeccionar al personal a cargo de la Hacienda Nacional y para
que jóvenes se dediquen a actividades productivas. En 1892 se estableció el plan de
estudios, con materias comunes a los colegios pero con una carga importante de materias
especiales a la modalidad (pág. 128).
La escasa oferta estatal de colegios comerciales se concentró en las ciudades que tuvieran
aduanas o puertos propios como Capital Federal, Rosario, Bahía Blanca, etc. Hasta entrada
la década de 1920 no se crearon más colegios comerciales hasta la década de 1940 cuando
crecen de manera exponencial, especialmente durante la presidencia de Juan Domingo
Perón.
Los primeros intentos de erigir una oferta técnica dentro de la educación media fueron las
escuelas de Minería en la región andina de Catamarca y San Juan y las escuelas de
Agronomía en Salta, Tucumán y Mendoza, todas durante la década de 1870 con suerte
dispar.
Si bien nuestro país había excluido el proyecto de ser un país industrial del debate público,
la creciente industria de la alimentación bastó para que en 1897 se funde como anexo de la
escuela comercial, el colegio industrial, luego nombrado “Otto Krause” en conmemoración
de su primer director. El objetivo inicial de este colegios era el de lograr una educación
para la industria de la manufactura, pero de directores de fábrica, capataces y maestros de
talleres, es decir los cuadros medios dentro de la cadena de trabajo. Se excluía de la
formación a los trabajadores peones, ya que Krause creía que su lugar de aprendizaje era la
fábrica. Las escuelas industriales que siguieron el modelos del “Otto Krause” fueron pocas
y siempre ubicadas en los grandes centros urbanos. Sin embargo durante la década de 1910
aparecieron las Escuelas de Artes y Oficios. Estas escuelas estaban pensadas para los hijos
de los trabajadores que querían obtener una formación anterior al mundo laboral, y no
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estaban únicamente dedicadas a la formación de obreros industriales. También hubo
escuelas de señoritas, que dedicaron su tarea a la formación de “amas de casa” (pág. 133).
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