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¿Edificios de hongos?

Las posibilidades del micelio en


la arquitectura

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 Escrito por Eduardo Souza | Traducido por José Tomás Franco

 10 de Octubre, 2020
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Los hongos están por todas partes. En el aire, en el agua, en nuestro cuerpo, en los
árboles, en el techo del baño, bajo tierra. Pueden tomar la forma de hongos
(comestibles, medicinales, alucinógenos o muy venenosos), u otros más simples, como
el moho. Pueden desencadenar enfermedades, pero también pueden producir remedios
antibióticos, como penicilina, o ayudar a fermentar quesos y panes increíbles. ¿Y si te
dijera que también pueden ser el futuro de los envases y los materiales de
construcción?

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Los hongos son los recicladores primarios de la naturaleza. Producen enzimas que
ayudan en la degradación de la materia orgánica, transformándola en minerales. Los
ambientes más favorables para la aparición de estas formas de vida son los espacios
sombreados y húmedos. Como un iceberg, la porción visible de un hongo, o seta,
representa una pequeña fracción. Debajo de la superficie, los hongos desarrollan raíces
filiformes llamadas micelio. Son filamentos blancos extremadamente delgados, que se
desarrollan en todas direcciones, formando una red compleja que crece muy
rápidamente. Cuando el hongo se implanta en un lugar adecuado, el micelio se
comporta como un pegamento, cementando el sustrato y transformándolo en un bloque
sólido. Este sustrato puede estar compuesto por aserrín, madera molida, paja, diversos
residuos agrícolas, entre otros.

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Dependiendo de la cepa del micelio y del sustrato utilizado, el producto final puede
moldearse para producir paneles aislantes, muebles, accesorios, tejidos, materiales de
embalaje e incluso ladrillos, con buenas características térmicas, acústicas e incluso
buen comportamiento al fuego. Investigaciones científicas [1] han demostrado que, en
términos de características físicas y mecánicas, los materiales a base de micelio se
parecen al poliestireno expandido (a menudo llamado espuma de poliestireno), pero
con un nivel mejorado de biodegradabilidad. "Además del sustrato lignocelulósico, las
características de un biocompuesto a base de micelio se ven fuertemente afectadas por
las especies de hongos seleccionados y su crecimiento continuo. Por lo tanto, la
consistencia del micelio en sí se ve afectada, a su vez, por la composición y la
estructura del sustrato".
Ecovative Design, por ejemplo, es uno de los pioneros en utilizar micelio para la
creación de objetos, especialmente envases. El sustrato se inserta en moldes, junto a
una solución con los hongos, y después de aproximadamente 5 días, el material se
solidifica en la forma deseada. Luego pasa a un horno para inactivar por completo los
microorganismos presentes, de modo que pueda utilizarse como un envase común.
IKEA y DELL son empresas que ya vienen utilizando estos envases, cuya principal
ventaja es que son completamente biodegradables.

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El estudio The Living en Nueva York trabajó en cooperación con Ecovative Design en
el Proyecto Hy-Fi, un pabellón que fue construido en el patio del MoMA PS1, después
de ganar el Programa de Jóvenes Arquitectos del MoMA en 2014. Con la asesoría
estructural de ARUP, se desarrollaron ladrillos de micelio, que crecieron en menos de
una semana en moldes prismáticos a partir de residuos de tallos de maíz picados. Al
sumarse, los ladrillos pudieron estructurar una torre de unos 12 metros de altura. Al
final de la exposición de dos meses, se desmontó la torre y los ladrillos fueron llevaron
a compostadores, siguiendo su curso orgánico.

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Carlo Ratti Associati, en colaboración con la empresa energética Eni, desarrolló
una estructura arquitectónica de hongos, revelada en la Semana del Diseño de Milán.
El "Jardín Circular" es una estructura compuesta por una serie de arcos que se suman a
un micelio de 1 km de longitud. Las esporas se inyectaron en el material orgánico para
iniciar el proceso de crecimiento. Como muchos pabellones para exposiciones
temporales generan una gran cantidad de basura, Jardim Circular traza un recorrido
más sostenible, con setas, cuerdas y astillas de madera trituradas devueltas al suelo una
vez finalizada la exposición. Shell Mycelium Pavillion, una colaboración entre
BEETLES 3.3 y Yassin Areddia Designs, ofrece una alternativa al diseño consciente a
través de estructuras temporales. Se cubrió una estructura de madera con tuétano de
coco que contenía el hongo. Después de unos días de cuidados, el micelio creció y
formó una capa de nieve sobre la estructura. La capa superior murió debido a la luz
solar y formó un caparazón, protegiendo las capas inferiores.

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Sin embargo, más que estructuras arquitectónicas, se observa que el micelio tiene buen
potencial para ser utilizado como aislante térmico y acústico. Citando nuevamente una
iniciativa de Ecovative, existe la posibilidad de utilizar setas vivas "empaquetadas"
entre los paneles de madera que forman la pared. En tres días, el micelio crece y
solidifica las partículas sueltas en un aislamiento hermético, al mismo tiempo que se
adhiere a las tablas de madera y crea un sándwich extremadamente fuerte. El resultado
es similar a un panel aislante estructural, pero sin puentes térmicos. Según ellos,
después de aproximadamente un mes, el aislamiento del hongo se seca naturalmente y
permanece inactivo.

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Pero los investigadores europeos en los campos de la informática, la biología y la
arquitectura [2] van un paso más allá. Proponen desarrollar un sustrato estructural
utilizando micelio fúngico vivo, junto con nanopartículas y polímeros para fabricar
componentes electrónicos basados en micelio, implementando la fusión sensorial y la
toma de decisiones fúngicas. "Las redes de micelio serán computacionalmente activas,
dando lugar a características biológicamente nuevas para los artefactos y materiales
arquitectónicos, como la autorregulación, la adaptación, la toma de decisiones, el
crecimiento y la reparación autónoma, agregando nuevas ventajas y valor a los
artefactos arquitectónicos y al medio ambiente, y proporcionando un paradigma
radicalmente alternativo al estado del arte en los 'edificios inteligentes', que dependen
en gran medida de infraestructuras técnicas".

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Aunque podemos recopilar algunos ejemplos de iniciativas, el uso del micelio todavía
está tantenado la superficie. Los artículos científicos sobre el tema casi siempre
concluyen con una afirmación: aún es necesario investigar y realizar experimentos con
el material para que tenga eficiencia, competitividad y un control de calidad industrial
para su uso masivo. Pero todos también están de acuerdo en que tiene un enorme
potencial en las áreas más diversa, representando un cambio de paradigma en la forma
en que abordamos la obtención, el uso y la eliminación de materiales de construcción.
Al ser 100% biodegradables, abundantes en el planeta y "cultivados" a partir de
desechos, logrando excelentes características funcionales, los materiales a base de
micelio tienen un enorme potencial, aún sin explotar. Pero sobre todo, también sirven
para demostrar que las grandes innovaciones no requieren necesariamente de nuevos
materiales tecnológicos o complejos. Pueden estar más cerca de lo que pensamos.

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