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10 de Octubre, 2020
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Los hongos están por todas partes. En el aire, en el agua, en nuestro cuerpo, en los
árboles, en el techo del baño, bajo tierra. Pueden tomar la forma de hongos
(comestibles, medicinales, alucinógenos o muy venenosos), u otros más simples, como
el moho. Pueden desencadenar enfermedades, pero también pueden producir remedios
antibióticos, como penicilina, o ayudar a fermentar quesos y panes increíbles. ¿Y si te
dijera que también pueden ser el futuro de los envases y los materiales de
construcción?
Los hongos son los recicladores primarios de la naturaleza. Producen enzimas que
ayudan en la degradación de la materia orgánica, transformándola en minerales. Los
ambientes más favorables para la aparición de estas formas de vida son los espacios
sombreados y húmedos. Como un iceberg, la porción visible de un hongo, o seta,
representa una pequeña fracción. Debajo de la superficie, los hongos desarrollan raíces
filiformes llamadas micelio. Son filamentos blancos extremadamente delgados, que se
desarrollan en todas direcciones, formando una red compleja que crece muy
rápidamente. Cuando el hongo se implanta en un lugar adecuado, el micelio se
comporta como un pegamento, cementando el sustrato y transformándolo en un bloque
sólido. Este sustrato puede estar compuesto por aserrín, madera molida, paja, diversos
residuos agrícolas, entre otros.
Dependiendo de la cepa del micelio y del sustrato utilizado, el producto final puede
moldearse para producir paneles aislantes, muebles, accesorios, tejidos, materiales de
embalaje e incluso ladrillos, con buenas características térmicas, acústicas e incluso
buen comportamiento al fuego. Investigaciones científicas [1] han demostrado que, en
términos de características físicas y mecánicas, los materiales a base de micelio se
parecen al poliestireno expandido (a menudo llamado espuma de poliestireno), pero
con un nivel mejorado de biodegradabilidad. "Además del sustrato lignocelulósico, las
características de un biocompuesto a base de micelio se ven fuertemente afectadas por
las especies de hongos seleccionados y su crecimiento continuo. Por lo tanto, la
consistencia del micelio en sí se ve afectada, a su vez, por la composición y la
estructura del sustrato".
Ecovative Design, por ejemplo, es uno de los pioneros en utilizar micelio para la
creación de objetos, especialmente envases. El sustrato se inserta en moldes, junto a
una solución con los hongos, y después de aproximadamente 5 días, el material se
solidifica en la forma deseada. Luego pasa a un horno para inactivar por completo los
microorganismos presentes, de modo que pueda utilizarse como un envase común.
IKEA y DELL son empresas que ya vienen utilizando estos envases, cuya principal
ventaja es que son completamente biodegradables.