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Tantra, la milenaria tradición espiritual holística de la India y el Tíbet, considera la sexualidad como

una de las vías para alcanzar estados superiores de conciencia, amor universal y profunda
conexión con nuestro compañero y el universo entero.

Debido a la relevancia dada a la sexualidad, el tantra ha desarrollado las técnicas para permitir que
la energía sexual funcione más libremente y abundante en nuestros cuerpos.

Aquí hay una selección de algunos de los "trucos" tántricos para sobrecargar nuestras vidas
sexuales. Estas técnicas son "no convencionales" sólo en la medida en que la forma convencional
de hacer el amor se ha desviado del potencial ilimitado de éxtasis, conexión y elevación que todos
podemos experimentar en la sexualidad. Como con cualquier cosa tántrico, somos nuestro propio
laboratorio y todo lo que se necesita es experimentar con estas técnicas y observar los resultados.

1. Respiración.

Este puede sonar engañosamente simple, pero no se deje engañar. Si observamos


cuidadosamente nuestro patrón de respiración durante el sexo, podemos notar que, en ciertos
momentos, mantenemos la respiración o respiramos poco a poco.

Sostener la respiración durante el sexo detiene la circulación de la energía sexual y evita la


relajación. Es una de las principales causas de la eyaculación precoz, anorgasmia, y una serie de
otras disfunciones sexuales. Tendemos a dejar de respirar durante el sexo debido a nuestra
incapacidad para hacer frente a la estimulación intensa ... y el placer intenso! Sí, detener la
respiración es un "mecanismo de defensa contra el placer".

La respiración superficial, por otra parte, puede producir una cierta excitación y una excitación
superficial de la energía sexual. Puede ser divertido en ciertas situaciones, pero una respiración
superficial no nos permite experimentar los estados orgásmicos más profundos y más
satisfactorios.

Mientras hacemos el amor, podemos tratar de respirar profundamente, lentamente, y con


conciencia. Si observamos que nuestro compañero está conteniendo la respiración, podemos
pedirle que respire profundamente también. Respirar profundamente produce un poderoso
cambio en la circulación de la energía: el placer comienza a correr abundantemente a través de
nuestro cuerpo, y al mismo tiempo nos relajamos.
Para hacer respirar incluso exprimidor, podemos intentar sonar nuestras exhalaciones. ¡Podemos
suspirar, gemir, llorar, susurrar o cantar! Utilizando la respiración como nuestro aliado, nuestra
sexualidad se convierte en una poderosa práctica energética.

2. Uso del día.

En otras palabras: hacer el amor cuando estamos descansados y llenos de energía en lugar de
cuando estamos cansados y con sueño puede ayudar mucho. Para la mayoría de la gente, esto se
traduce en la recuperación de algún día para su disfrute sexual.

A menudo, relegamos la sexualidad al último momento en un día largo y ajetreado. No es de


extrañar entonces, que a menudo luchamos en encontrar la profundidad y la conexión que la
sexualidad puede ofrecer. Es bastante obvio que si lo piensas, ¿harías algo importante y valioso
cuando estés agotado? Por lo tanto, ponga el despertador una hora antes y vaya a la cama una
hora antes, moviendo el tiempo para el juego erótico a la mañana cuando usted está bien
descansado.

3. Mirando a los ojos de nuestra pareja.

Cuando nos besamos, abrazamos, o en el juego sexual, a menudo cerramos los ojos. Si se hace de
forma esporádica, cerrando los ojos nos permite saborear el toque, olor y sabor de nuestro
amante mejor. Pero si mantenemos los ojos cerrados durante la mayor parte de nuestra intimidad
sexual, algo más puede estar en juego. Incluso si no nos damos cuenta, a menudo cerrar los ojos
para retirarse de la experiencia. Dejando a un lado los casos en los que tenemos experiencias
sexuales incómodas -en las que, lo mejor que podemos hacer es detenerlas- podemos
inconscientemente querer escapar de: placer intenso, intimidad, conexión más profunda.

Cuando hacemos el amor mientras miramos profundamente a los ojos de nuestro compañero,
esto genera una conexión increíblemente profunda. Por lo tanto, de vez en cuando, es bueno
recordar a nosotros mismos ya nuestros socios para hacer contacto visual y conectar a través de
los ojos, las "ventanas al alma".

4. Olvidar el orgasmo.

Esto puede sonar realmente contraintuitivo. Después de todo, los orgasmos son experiencias
hermosas y todos queremos más de ellos. ¿Y no es el sexo llegar al punto en que experimentamos
el orgasmo? Realmente no. Decir que el propósito del sexo es llegar al orgasmo es un poco como
decir que el propósito de una cena es llegar al postre. ¿No es mejor disfrutar de todos los cursos, si
un postre será servido o no?
Por otra parte, la paradoja del orgasmo es que es muy parecido al sueño: cuanto más lo busques,
menos probable es que lo encuentres. Estar concentrado en el orgasmo puede convertir nuestra
experiencia sexual en un maratón donde cada socio intenta cruzar la línea de meta primero. Esta
actitud orientada al objetivo nos impide centrarnos en el momento presente y puede ponernos a
nosotros mismos ya nuestros socios bajo la presión de "lograrlo". Aprender a disfrutar del placer
sexual con o sin el orgasmo es una habilidad fantástica que, por cierto, ¡Ayudará en tener
orgasmos más profundos y más frecuentes!

5. Tomando pausas.

Una vez más, hacer el amor no es un maratón. No hay necesidad de apresurarse. Si tenemos
tiempo (y necesitamos tiempo si vamos a disfrutar de la intimidad), tomar una pausa de hacer el
amor y luego empezar de nuevo es una práctica deliciosa y jugosa. A veces no tomamos pausas
porque tememos que, si nos detenemos por un minuto, la conexión sexual desaparecerá. Esto casi
nunca es el caso. Las pausas son momentos deliciosos para conectarse a otros niveles: hablar,
abrazar, meditar juntos, o simplemente descansar y descansar. No hay necesidad de ser tímido de
pedir una pausa si necesitamos uno, ni ofenderse si nuestro socio pide uno. ¿Comeríamos
realmente una cena deliciosa, con muchos platos variados y exóticos, sin tomar ninguna pausa?

6. Comer ligeramente, si es que lo hace.

Otra paradoja de la vida sexual es que nos llenamos de comida (creo que la cena romántica), y
luego nos involucramos en la sexualidad. Pero una vez que comience la digestión, evitará gran
parte de la energía del cuerpo. El sexo es una actividad compleja que requiere presencia,
coordinación, intensidad y, por supuesto, energía. En otras palabras, estar con el estómago lleno
no es la mejor condición para una sesión de lovemaking poderosa, enérgica e íntima. ¿Cómo nos
gustaría ser, en cuanto a la comida, si íbamos a bailar? Eso nos dará un gran punto de referencia
para la forma de equilibrar el sexo y la comida. Eso podría significar, por supuesto, tener esa cena
romántica después en vez de antes ...

7. Evitar el alcohol.

Para concluir con la colección de paradojas: la sexualidad a menudo sucede bajo la influencia del
alcohol. Hay una falsa idea de que el alcohol realmente hace el sexo mejor. Está léjos de la verdad.
Nuestros cuerpos están equipados con todas las herramientas necesarias para hacer del sexo una
apertura del corazón, la expansión del alma, la experiencia de soplar la mente. La única "función"
del alcohol es eliminar temporalmente inhibiciones, timidez y otros bloqueos que surgen cuando
nos involucramos en la intimidad. Esta es la razón por la cual, en todo el mundo, muchos hombres
y mujeres sienten que necesitan beber antes de poder reunir el coraje para conectarse con alguien
que les gusta. Pero el alcohol no es famoso por hacernos más presentes, vivos y sensibles,
¿verdad? Y la presencia, la vivacidad, la sensibilidad son lo que necesitamos si realmente
queremos hacer del sexo una experiencia transformadora. Estaremos mucho mejor trabajando en
nuestras inhibiciones a través de la auto-indagación, la terapia, el asesoramiento, hasta el
momento en que somos capaces de poseer nuestros deseos y comunicarlos a los demás sin
necesidad de una bebida.

Hay mucho más que el Tantra tiene que ofrecer con respecto a nuestra sexualidad e intimidad,
pero estos siete trucos simples ya pueden transformar completamente nuestra experiencia sexual.
¡Que te diviertas!

Más que una escena hollywoodense

Al decir es casi una constante, aunque suene paradójico y hasta contradictorio, describo las
escenas comunes en las películas en que las parejas buscan de forma frenética copular, o como se
le llama más familiarmente, “hacer el amor”. Despojándose y despojando a la pareja de ropas,
parecieran estar sacudiéndose las inhibiciones y correr tras un consentimiento a punto de
escaparse, e incluso como si esa fuese una cultura sexual encarnada dentro de un marco social al
que le resulta ajena la propia estima y el compartirla en pareja.

Seguro es una percepción también común la que comparto, pues resulta no solo curioso e
enigmático sino contrario al deseo mismo que anida en cada uno al evocar momentos de
intimidad y mutuo descubrimiento, de abrirse al influjo de intercambios que parten de la misma
autoexploración en el cuerpo del otro. Cómo un acto frenético de encuentro puede satisfacer a
una pareja que, sin duda, busca despojarse, pero de sus limitaciones al asumir un momento que
conlleva mucho autocontrol y la capacidad de proyectarse sin atenuantes.

Y esta observación me lleva a introducir la técnica del tantra, como contraparte de valor más
humano y edificante de estas cinematográficas escenas, en cuanto escenario se hayan visualizado,
de pieles palpando sus humores y ejercitando sus fruiciones orgásmicas. Y es necesario
mencionarlo, por la influencia con que han usurpado la libre disposición a tener relaciones
originales, matizadas de detalles creativos y poses que, más que carreras, requieren de pausas y
hasta de quietud.

El clic que tanto se ha mencionado desde hace relativamente poco tiempo y hace referencia al
instante de conexión que propicia el consentimiento tiene una connotación distinta al fugaz
hechizo que nos lleva a la ‘cama’, y en realidad es el cruce de personalidades que se hallan ante la
revelación de sentimientos empáticos y dimensiones síquicas compatibles, favorables al mutuo
acto de desvestir capa por capa nuestros arquetipos mentales.

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