Principios de la Evaluación Para cumplir estos fines es necesario que la evaluación cumpla con unos principios que garanticen su eficacia. Blázquez, 1997 las enumera en: La Evaluación ha de Ser una Actividad Sistemática La educación es un proceso sistemático: planificación, aprendizaje, evaluación, reajuste. Como parte de este proceso, la evaluación ha de ser también sistemática. Sistemático se opone a desordenado o improvisado, e implica relación con las demás partes del proceso. El proceso exige que la propia evaluación esté planificada en todas sus fases: programación, aplicación, registro y utilización de los datos. Ha de formar parte de la planificación general del centro y de la particular del curso, nivel, área o materia. La Evaluación ha de Estar Integrada en el Proceso Educativo La evaluación es una fase del proceso. Ningún sentido tendría hacer de ella un apéndice del mismo. La solución para esta integración está en dar a la evaluación también carácter educativo, de acto pedagógico desarrollado dentro del proceso. Es decir, descargar la evaluación del carácter sancionador y aumentar la importancia en el logro de las demás finalidades, ya tratadas, que la evaluación puede cumplir. Significa evaluar continuamente para salvar las dificultades que durante el proceso se encuentren, el alumno, el sistema o el profesor. El análisis del quehacer diario permitirá la apreciación del progreso del alumno, de forma que aquél se convierta en el medio principal de la evaluación. Claro es, que habrá que aplicar pruebas específicas, pero incardinadas en el trabajo del alumno. Cada prueba se convertirá en Ejercicio-Evaluación cuya característica principal ha de ser la de diferenciarse lo menos posible del Ejercicio-Actividad que el alumno desarrolla normalmente. La Evaluación ha de Tener en Cuenta las Diferencias Individuales Personalizar significa tener en cuenta a la persona y no masificar o uniformar, que supondría plantear las mismas exigencias a todos los alumnos.
Al realizar la programación, se debe determinar un programa exigible a todos los alumnos.
Pero no podemos conformarnos con que todos los alumnos lo superen. Nos encontramos con alumnos bien dotados, cuyas capacidades no debemos desaprovechar, para ellos, todo profesor consciente ha de preparar un “programa de ampliación”. Han de Utilizarse Distintos Medios de Evaluación La utilización de los medios depende del objetivo que se va a evaluar. Si complejo es el proceso educativo y variados los aspectos sujetos a evaluación, también han de ser diversos los medios de evaluación, aun considerando que ninguno de ellos permite una evaluación completa, y por ello se hace del todo necesaria la utilización conjunta y armónica de varios. Lo fundamental es que el instrumento se adapte al objetivo que pretendemos evaluar. La experiencia del profesor es el mejor criterio que ha de seguirse para la elección del medio de evaluación. Para la evaluación inicial realizada en la primera toma de contacto con los alumnos, el profesor utilizará los medios de información a su alcance: “test” de aptitud, pruebas diagnóstico o ejercicios de exploración en los que el alumno manifieste el dominio de sus habilidades y destrezas, y también el nivel de las experiencias escolares anteriores. En la evaluación progresiva realizada a lo largo del proceso formal educativo, la observación de la actividad y el comportamiento, el análisis del trabajo realizado y las pruebas objetivas y subjetivas serán los instrumentos principales de evaluación. Para la evaluación final, el profesor puede no tener necesidad de realizar ningún examen especial: puede ser suficiente una reflexión sintetizadora sobre los resultados de la evaluación.