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CÓMO DAR TESTIMONIO

17 SEPTIEMBRE, 2020 RCCES.

Con frecuencia, en los grupos carismáticos, se invita a los participantes a dar un testimonio, es
decir, a narrar ante la asamblea cristiana lo que Dios ha hecho en sus vidas. En ocasiones, quien
testifica cuenta cómo llegó a conocer al Señor, cómo se llenó de amor, de alegría y de paz,
cómo cambió de vida, cómo recibió algunos carismas o gracias y bendiciones particulares. Es
el testimonio de los signos o los prodigios (Hech. 2, 43; 5, 12-15; 14, 8-10; 19, 11-12).

Esos testimonios son prolongación de la predicación, de la catequesis y de los testimonios


kerigmáticos. Se profieren en un ambiente fraternal de plegaria y gozo, como verdaderas
oraciones de acción de gracias por lo que Jesús ha realizado, y como invitación a confiar en que
si Dios ha hecho un milagro, puede hacerlo otra vez.

Proponemos diez consejos que debería tener en cuenta quien desee testimoniar.

1. El testimonio debe prepararse


El testigo debe orar para saber lo que Dios quiere que comunique y lo que quiere causar con el
testimonio en los oyentes. Se debe orar por éstos en general y por la persona a la que se desea
hablarle de Jesús en particular, para que sus corazones se abran a la gracia, para que capten el
mensaje que se quiere comunicar, para que creen vínculos de amistad con el testigo, para que el
testimonio sea para ellos ocasión de un encuentro con Jesús, para que el Padre los atraiga hacia
Jesús (Jn. 6, 37.44).

2. El testimonio debe centrarse en Dios


El testimonio tiene a Dios por personaje principal. No se trata de proclamar la autobiografía del
testigo, o su auto recomendación. Jesús dice que si una persona testifica de sí misma, su
testimonio no es idóneo. El testimonio auténtico debe llevar hacia Dios las miradas y los
corazones.

Un bello ejemplo es el testimonio de la Virgen María, al proclamar jubilosamente las grandezas


del Poderoso que obraba en ella maravillas. De sí la Virgen sólo decía que Dios había mirado la
bajeza de su esclava y que la habrían de felicitar todos los pueblos.

3. El testimonio debe ser personal


El testigo debe narrar su experiencia personal de Dios, de Jesús. Debe responder, como lo haría
Magdalena, a la pregunta: Dinos, María, ¿qué viste en el camino?

El testimonio suele tomar, como punto de partida, la situación vivida antes del encuentro con
Jesús: enfermedad, angustia, ignorancia, pecado. Esto implica una rápida presentación del
testigo: quién era y quién es. Se narra cómo intervino Jesús: oración, predicación, testimonio,
sanación, bendición especial, etc. y cómo vive el testigo en la actualidad. Un testimonio
personal despierta la atención por sí mismo, sin tener que apoyarse en trucos pedagógicos para
lograrla.
4. El testimonio debe ser auténtico
Dios no necesita de nuestras mentiras, ni los hombres tampoco. Para testimoniar no se requiere
fabricar una leyenda dorada, con episodios que sólo son fruto de imaginación o de
interpretaciones apresuradas, aunque motivadas por la buena voluntad. Las abejas no liban
néctar en flores artificiales, ni se pueden colgar óleos en la pared si los clavos no son de acero
sino apenas palitos pintados de gris.

Para asegurar la autenticidad de los testimonios y evitar que sean el fruto del entusiasmo o del
deseo de que las cosas sucedan, es bueno dar un tiempo entre la gracia recibida y el testimonio
público; y primero dar el testimonio en el círculo de los familiares y amigos, luego ampliar el
auditorio con el vecindario, el grupo de oración, el ambiente de estudio o de trabajo, la
parroquia, la ciudad, etc.

5. El testimonio debe ser discreto


Cuando el testigo se refiere a sí mismo debe usar de moderación. Cuando alude a sus pecados,
no es bueno detenerse en subrayar la postración espiritual que se vivía, salvo de manera rápida
y sin lujo de detalles, porque el testimonio debe centrarse en Dios. San Pablo es muy discreto
cuando describe cómo perseguía a la comunidad cristiana.

Hay muchos dispuestos a lanzar sobre sí mismos los mayores vituperios, y luego protestan si
alguien les dice la décima parte de lo que ellos mismos afirmaron. La reacción ante lo que
dicen los demás es buena medida para saber lo que opina cada uno sobre sí mismo, o si
pronuncia frases huecas.

6. El testimonio debe ser sencillo


No siempre se debe narrar la conversión de un facineroso o la realización de un prodigio tan
grande que pasme al universo. Hay que descubrir la acción del Señor en las circunstancias de
cada día. El Señor obra siempre, pero hay que abrir los ojos del alma para verlo pasar, hay que
tener atentos los oídos del corazón para escuchar el susurro de su voz.

Todos deberíamos dar testimonios nuevos cada día. No hay obligación de repetir siempre el
primer testimonio, como si Jesús hubiese actuado una vez en nuestra vida, y se hubiera
contentado con esa acción. Al profundizar la relación con Dios, el testigo puede descubrir
muestras del amor divino, aun en las cosas más triviales de la existencia. Dios siempre actúa.
Del Espíritu Santo se dice que no cansa ni se cansa. Él es permanentemente el Dios Creador
que todo lo renueva y que no se repite nunca.

7. El testimonio debe ser alegre


Si un hombre ha recibido una bendición de Dios, lo normal es que se alegre y quiera compartir
su felicidad con los amigos. La persona bendecida se descubre amada por Dios, y no puede
ocultar su gozo; lo transparenta en el semblante, en las palabras, en la sonrisa.

El testimonio no es para armar polémicas, sino para comunicar paz. Si Cristo perdona al
testigo, éste no debe emplear el tiempo en desahogos inútiles, sino en crear un ambiente de
simpatía, y en comunicar el mensaje con entusiasmo, no como un profesor que transmite
verdades que dejan fríos a los oyentes. Un toque de buen humor y amenidad puede ser
excelente ayuda.
8. El testimonio debe llevar a la oración
Aunque en sí mismo el testimonio puede considerarse una oración de alabanza que reconoce la
grandeza de Dios y le agradece sus beneficios, también es una invitación a glorificar al Señor.
El testigo, al testimoniar, puede apoyar sus palabras con textos de la Sagrada Escritura, y puede
usar la misma expresión la asamblea que responde.

El uso de la Palabra revelada en el testimonio debe ser respetuoso, sin aludir a ella sólo por dar
la impresión de que los tiempos bíblicos continúan. Lo mismo se debe decir de las respuestas,
recitadas o cantadas, de la asamblea. Éstas pueden reducirse a términos concisos como:
Aleluya, Hosanna, Gloria a Dios, Te alabamos, Señor, etc., que no por ser breves dejan de ser
fervorosos y que se parecen a oraciones jaculatorias. El testimonio debe llevar a la conversión,
al arrepentimiento, a la inserción en la Iglesia, a disipar las dudas, a crecer espiritualmente.

9. El testimonio debe ser breve


Esta cualidad mejora la calidad del testimonio, pues lleva a evitar los detalles inútiles y a
conservar lo que redunda en la gloria de Dios. Lo bueno y corto, dos veces bueno. Por otra
parte, el ocupar un período de tiempo relativamente corto posibilita que en los grupos y
asambleas más personas tengan participación activa y que, concluido cada testimonio, se
reserve un tiempo para la oración espontánea o la meditación silenciosa en el poder de Dios.

10. El testimonio debe mejorarse permanentemente


Es bueno revisar a la luz de Dios el testimonio que se presenta, subrayando los aspectos que
más evangelizan a los oyentes, que hacen más atractivo el mensaje y que respetan la acción
divina y purifican el relato de aspectos postizos.

Es posible que los hombres se impresionen más por las acciones realizadas y las mujeres por
los sentimientos que se traslucen. Por eso el testimonio, sin dejar de ser lo que es, se adaptará a
los diferentes ambientes, pero siempre será espontáneo y sincero, no como discurso repetido de
memoria, sino como mensaje que desea hacer conocer a Jesucristo, con la invitación: vengan y
vean.

Muchas personas esperan un testimonio que las mueva a creer o a reavivar la fe. Quizá ello
dependa de una palabra aparentemente ingenua y sin importancia. El rabí Simeón Ben Yohai
dijo: “Si ustedes son mis testigos, yo soy Dios”.

DESTACADOS:
El testigo debe orar para saber lo que Dios quiere que comunique y lo que quiere causar con el
testimonio en los oyentes.

El testigo debe orar por los oyentes y por la persona a la que se desea hablarle de Jesús, para
que sus corazones se abran a la gracia y el testimonio sea para ellos ocasión de un encuentro
con Jesús.

Un testimonio personal despierta la atención por sí mismo, sin tener que apoyarse en trucos
pedagógicos para lograrla.
Escribir y compartir tu testimonio cristiano con otros es una gran manera de compartir tu fe y
testificar de la obra transformadora de Dios en tu vida.

Un testimonio puede compartir la verdad bíblica y la experiencia personal de una manera


poderosa que exalta a Cristo y da testimonio de su obra en la salvación.

El objetivo de esta clase es proporcionar una guía para escribir un testimonio que se centre en el
evangelio y que exalte a Cristo.

La importancia de un testimonio centrado en Cristo

Nuestros testimonios deben apuntar a Jesucristo y a la obra transformadora que Él ha hecho en


nuestras vidas, no solamente los cambios positivos que hemos experimentado. Hablar de
cambios positivos con una pizca de “Dios” por aquí o por allá podría hacer que la gente piense
que el punto del cristianismo es tener una vida mejor, en lugar de seguir a Cristo y reconciliarse
con Dios.

Tenemos que mencionar lo que Cristo ha hecho por nosotros, específicamente lo que Él hizo en
la cruz. Pablo modela este tipo de actitud centrada en Cristo cuando escribe a los Corintios:
“Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y este crucificado” (1
Corintios 2,2). Pablo sabía que la obra de Cristo en la cruz era de primera importancia (1
Corintios 15,3).

Si no somos capaces de hablar de lo que Cristo ha hecho, le robamos la gloria debida a Él y


hacemos que parezca como algo que podemos hacer por nosotros mismos.

Jesús debe ser el guerrero salvador de todos los testimonios.

Cuanto más claro podemos ser sobre quién es y lo que ha hecho, más impacto tendrán nuestros
testimonios, y mayor gloria irá a Cristo.

7 consejos para escribir y compartir tu testimonio

1. Sigue la historia de tu vida.


• Antes de venir a Cristo.

• Cuándo y cómo llegaste a Cristo.

• Después de llegar a la fe en Cristo.

2. Durante tu historia, permite a los oyentes conocer lo que has aprendido acerca de Jesús.
• ¿Quién es Jesús?
• Lo que cumplió en la cruz.

• Lo que nos ofrece.

• Lo que Él nos llama a hacer (arrepentirnos y creer).

3. Comparte versos bíblicos clave.


Esto es útil para mostrarle a la gente tu sumisión a la Escritura, y también desata el poder de la
Palabra de Dios, la cual siempre logra sus propósitos (Isaías 55, 11). Una parte útil de la
Escritura que se puede entrelazar en tu testimonio es Efesios 2, 1-10, ya que abarca importantes
verdades del evangelio, como el pecado, la ira de Dios, la fe en Cristo, y la gracia de Dios.

4. Usa palabras que todo el mundo pueda entender.


“Propiciación”, “justificación”, y “unigénito”, pueden ser buenas palabras para un estudio de la
Biblia o libro de texto teológico, pero pueden sonar a otro idioma para alguien no familiarizado
con la jerga cristiana. Mantén tu vocabulario sencillo y fácil de entender.

5. Debes estar listo para compartir tu testimonio de forma concisa.


A veces nuestra ventana de oportunidad para compartir expira en dos minutos… ¡debes estar
listo para cualquier situación!

6. Practica compartir tu historia de una manera convincente.


Describe cómo te sentiste durante momentos específicos de tu vida, y da a la gente detalles del
quién, qué, y dónde, de partes importantes de tu historia para que puedan visualizarlo.
Compartir acerca de la gracia de Dios a través de Jesucristo en tu vida debe ser la cosa más
emocionante que puedes decirle a la gente… ¡vívelo como tal!

 7. Prepárate con buenas preguntas de seguimiento.


“¿Qué piensas?”. “¿Alguna vez habías meditado en tus pecados?”. “¿Te asusta el juicio de
Dios?”. “¿Te das cuenta que Jesús puede perdonar tus pecados también?”.

¡Que Dios abra muchas puertas para que puedas compartir cómo su gracia ha impactado tu
vida! Amén.

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