Está en la página 1de 1

DECRETO 2811 DEL 18 DE DICIEMBRE DE 1974.

Artículo 18.- La utilización directa o indirecta de la atmósfera, de los ríos, arroyos, lagos y aguas
subterráneas, y de la tierra y el suelo, para in¬troducir o arrojar desechos o desperdicios agrícolas,
mineros o indus¬triales, aguas negras o servidas de cualquier origen, humos, vapores y sustancias
nocivas que sean resultado de actividades lucrativas, podrá sujetarse al pago de tasas retributivas
del servicio de eliminación o control de las consecuencias de las actividades nocivas expresadas.
También podrán fijarse tasas para compensar los gastos de mante¬nimiento de la renovabilidad de
los recursos naturales renovables. 811 de 1974

Artículo 39.- Para prevenir y para controlar los efectos nocivos que pue¬dan producir en el ambiente
el uso o la explotación de recursos natu¬rales no renovables, podrán señalarse condiciones y
requisitos con¬cernientes a: a) El uso de aguas en el beneficio o el tratamiento de minerales, de
modo que su contaminación no impida ulteriores usos de las mismas aguas, en cuanto estos fueren
posibles; b) El destino que deba darse a las aguas extraídas en el desagüe de minas; c) El uso de
aguas en la exploración y explotación petrolera, para que no produzca contaminación del suelo ni
la de aguas subterráneas; d) El uso de aguas utilizadas para la recuperación secundaria de
yacimientos de hidrocarburos o gases naturales, para que no pro¬duzcan riesgos o perjuicios
ambientales; e) Trabajos graduales de defensa o de restauración del terreno y de reforestación en
las explotaciones mineras a cielo abierto, en forma que las alteraciones topográficas originadas en
las labores mi¬neras sean adecuadamente tratadas y no produzcan deterioro del con¬torno; f)
Lugares y formas de depósito de los desmontes, relaves y escoriales de minas y sitio de beneficio de
los minerales; g) Las instalaciones que deban constituirse, en las explotaciones de hidrocarburos y
gases naturales y las precauciones para que los derrames de petróleo y escapes gaseosos no dañen
los contornos te¬rrestres o acuáticos; h) Los lugares, las formas de lavado y las condiciones de
ope¬ración de los buques y demás vehículos que transportan sustancias capaces de ocasionar
deterioro ambiental.

Artículo 80.- Sin perjuicio de los derechos privados adquiridos con arre¬glo a la ley, las aguas son de
dominio público, inalienables e impres¬criptibles.

Artículo 99.- Requiere permiso la extracción por particulares, de mate¬riales de arrastre de los
cauces o lechos de las corrientes o depósitos de aguas, como piedra, arena y cascajo.

Artículo 102.- Quien pretenda construir obras que ocupen el cauce de una corriente o depósito de
agua, deberá solicitar autorización.

Artículo 132.- Sin permiso, no se podrán alterar los cauces, ni el régimen y la calidad de las aguas, ni
interferir su uso legítimo. Se negará el permiso cuando la obra implique peligro para la colectividad,
o para los recursos naturales, la seguridad interior o ex¬terior o la soberanía nacional.

Artículo 146.- Las personas a quienes se otorgue una concesión de agua para la explotación de
minerales, además de las previstas en otras normas, deberán sujetarse a las siguientes condiciones:
a) A la de mantener limpios los cauces donde se arroje la carga o desechos del laboreo para que las
aguas no se represen, no se desbor¬den o se contaminen; b) A la de no perjudicar la navegación; c)
A la de no dañar los recursos hidrobiológicos. Artículo 147.- En el laboreo de minas deberá evitarse
la contaminación de las aguas necesarias para una población, un establecimiento público o una o
varias empresas agrícolas o industriales

También podría gustarte