Carta A jOVENES
TEdLogos *
Or.
A, tuna gran diferencia entrele mera posesiénde
conocimientos teolgicos y el esfuerzo constante por
dquirir una sélida cultura teol6gica.Somosmuchos]os
ue tenemos algunas naciones de teclogia, pete muy
Fipcos los que se empefian por ser teologicamente cultos
Gila teologia es el discurso sobre Dios y sus obras
(edlogos) y podemos decir algo acerca de Fl, somos
indiscatiblemente teélogos. Lo somos de manefa espe
tial loz que hemos realizado estulios teol6gicos, ya $2
por nuestra propia cuenta, o en las aulasde Mina poled
Pooldgiea. Pero estos estudios no son en si mismios suf-
‘entes para convertirnos en especialistas de la teologia.
Gunque pueden haber contribuide z despertar en nose
tros la vocacidn teologica.
Los seminarios tienen la enorme posibilidad de fur
cionar como un semillero de vocaciones teolégicas, No
fe raroque un seminarista se encuentre asi mismo en él
tutso de sus estudios teoldgico: v se sienta seguro en
Suanto al tipo de ministerio ea el cual voleard su vida
Pero hay también seminaristas que llegan a graduarse
vin haber descubierto su verdadera vocecion, Vale la
pena recordar que no todos los siervos de [Pios han
peontrado temprano en la vida el camino dejsu voca-
+ _Dirigido‘ los graduanclos del ciclo escaar de 1983; Seminario
Feabbgico Cenizoamnericano, Guatemala, CA.
|
147
EB. A Avierclon. Lo importante es vivir en sujecién al Seftor y apro-
vechar el maximo tecla oportunidad deservirlea El, con
Ia certeza de que a su d.bido tiempo El mostrara el
sendero de su yoluntad.
La vocacién teolégica —la que viene de Dios— es
Indispensable e ineludible para el que se dedica primor-
dialmente al estudio y la ensefanza de la teologia, La
iglesia ha necesitado, necesita y necesitard siempre, es-
peciallistas en teologia, para su propia edificacién espi-
ritual y para la eficaz prociamacién de la verdad
ctistiana al mundo. De modo que la iglesia latinoameri-
cana harfa bien en orar que «! Yefior de la mies levante
més teblogos entre su pucblo, y estimular la formacién
de las vocaciones teolégicas. Bien haria, ademas, en
planificar el sostenimiento econdmico de aquellos que
han sido liamados por El a este menester cristiano. Pero
estas sugerencias no leben interpretarse enel sentido de
que los leSlogos pueden y deben funcionar solamente
en esferas paaeclesidsticas, Es un error pensar que el
ministerio del tedlogo se reduce a la céledra en una
institucién académica o a la pagina escrita. La iglesia
local necesita mis pasiores tedlogos 0 més tedlogos
pastores; y no hay tealogia més dindmica que la forjada
en el yunque del ministerio cristiano.
Como en el caso de otras vocaciones, el oficio de
tedlogo no es para toda persona. Hay demandas especi-
ficas para el que se dedica al quehacer teolé
para el que se entrega a cualquier otra profesién.
En otras palabras, no todos podemos ser especialis-
tas en teologia, aunque todos los que estamos en el
ministerio evangélico tenemos el privilegio y la respon-
sabilidad de incrementar nuestros conocimientos teol6-
gicos.
que ha sido llamado a profundizarse en la teolo-
‘a posee una mentalidad teolégica: su mente es atrai-
a de manera irresistible por la teologia. Esto no
significa que 4 sea mds inteligente o menos inleligente
vas.
we ottos, Pero su interés en asunt™ teoldgicos 2 noto-
e y va en aumento cada dia. Tene una curiosidad
insaciable. Nunca est satislecho con el conociiniento
adquitido. Los libros son st pasatiempo favorilo. Lee
incansablemente. El espiritu de investigaci6n le bubyu-
ga. No se deja convencer con respuestas faciles 0 super-
ficiales. Quiere llegar siempre al meollo del asunto,
aparte de todo adorno retGri-o, Se discipline a si mismo
en la busqueda de la verdad. Es sistematico y escrupu-
Joso en esta busqueda apasionada. No le importa el costo
de su vocaci6n. Vive por ella y para ella. Este es su servicio
Dios, Mientras otros van trasel aplausode las multitudes,
€l seconsagra asu labor silenciosa de pensador cristiano.
Sabe que cuando los aplausos no se escuchen més, las
ideas seguiran triunfantes, porque la Palabra del Sehor
permanece para siempre (I Pedro 1:25) |
Ei te6logo evangélico esté abierto a la consideracién
de otras ideas, atin cuando éstas se hallen en contradic-
cién con las suyas. Se encuentra profundamente arrai-
gado en la revelaciOn escrita de Dios. La Biblia es su
maxima autoridad; el Espiriau Santo, su maestro} la doc~
trina dela iglesia, su inseparable compafiera. Perp desde
esia plataforma de certidumbre se atreve a ekcuchar
otros puntos de vista y a enriquecetse con ell aporte
positivo que otros han hecho a la reflexion cristiana
No cree que los iinicos tedlogos sean aquellos que
estéin ciento por clento de acuerdo con él. Sabe que el
Espirit y la Palabra le han hablado también/a otros
cristianos,
El teGiogo por vocacién no se reduce a un exquema
teol6gico que al no renavarse en el poder de la Palabra
y del Espiritu se petrifica fécilmente en la oscuridad del
‘ogmatismo no biblico. Nose resigna al uso inveterado
de formulas doctrinales que han egado a ser frases
estereotipadas de la jerga evangélics, carentes de poder
celestial. Se atreve a ser confron'ado por otras ideas,
porque posee la certeza de las Escrituras. No sufre de
149inseguridad teolégica y puede estudiar tranguilamente
otros sistemas de pensamiento, confiando en la inmuta-
ble Palabra del Seftor (Marcos 13:31).
En cuanto al material de estudio del te6logo evan-
gélico es necesario recordar que la teologia sistematica
es la mas abarcadora de todas la ramas de la clencia
teolégica. Como su nombre lo indica, la teologia siste-
mitica se esfuerza por recopilar, clasificar, ordenar, y
exponer armoniosamente el contenido de las Escrituras
y el producto de la reflexién del pueblo del Sefor, en
Giélogo perenne con el saber terrenal,
Se sobreentiende que al tedlogo sistemitico le es
imposible especializarse en todos los campos del cono-
cimiento religioso y secular. Tampoco puede ser a la vez
un experto en todas las ciencias biblicas, un enudito en
la teologia histérica, y ut. csnocedor profundo de cada
una de las corrientes teolégicas contemporéneas, Pero si
puede adquirir cuando menos una informacion general
sobre estos aspectos del conccimiento humano para la
debida integracién de su saber teoldgico. Sin convertirse
en “siete oficios y catorce necesidadles", 0 diversificarse
tanto que corra el riesgo de valverse infructuoso en el
quehacer teolégico, le compete estar informandose de lo
que acontece en su derredor.
Sus ventanas estan abiertas a 10 religioso y a lo
secular. Nada de lo que es hhumano le es indiferente
Todo es motivo de su profundo interés. Sus antenas
perciben fielmente el palpitar de la iglesia y del mundo.
Vive inmerso en su propia cultura, identificado plena-
mente const pueblo. No es un eremita, nose enclaustra,
no huye de la sociedad. Enimitacién de su Maestro, vive
ante la opinién ptiblica; anda por ciudades, pueblos y
alideas; entra en los hogares; acta en calles y plazas;
ensefia en los lugares puiblicos de adoracién al Sefior.
‘Sus ojos se abren para ver las multitudes y siente
compasién por ellas. Es sensible a la tragedia de su
pueblo. Tiene cerebro, pero no le falta corazén; le
150
abundan las légrimas, pero no es renuente a la accién,
Su teologia surge no solamente ante un escritorio, sino
también en la relaciOn estrecha con los seres humanos,
en la lucha diaria por Ja vida, Su aspiracion mayor es
escribir desde el pueblo y para el pueblo, la palabra
orientadora que viene de Dios.
B] genuino teélogo evangélico reconoce que es
miembro del Cuerpo de Cristo, al cual pertenecen todos
Jos que han nacida de nuevo por el poder del Espiritu
Santo y de la Palabra de Dios. Se considera porlo tanto
deudor a toda la comunidad evangélica en su funcion
de tedlogo, y se niega a servir tinicamente los intereses
dedeterminada organizacién ecle: iistica. Sin traicionar
sus propias convicciones doctrinales, y manteniéndose
leal a su propia iglesia o denon dnacién, se opone al
provincialismo teoldgico y repudia el nacionalismo an-
ticristiano, Cree en la universalidad del Evangelio y
extiende su diestra de compafieriemoa todos sus herma-
nos en Cristo, sin hacer distinciones raciales, sociales, 0
culturales,
El auténtico teélogo evangélico no conyierte en
mera abstracci6n la verdad reveleda. La transforma, con
la ayuda divina, en hechos concretos de su propia vida.
No es simplemente un teorico del cristianismo. Su teo-
logia es viviente, con propensin a encarnarse y comu-
nicarse. Es orlopraxis, no tan solo ortodoxia. Hay
heterodoxia del concepto, y heteropraxis dela vida.
ieblogo evangélico procura siempre el equilibrio entre
conceptualizacion y accién cristianas. Su meta no es el
conocimiento por él conocimiento mismo, sino la con-
ducta como fruto del conocimiento.
Hasta aqui hemos hablado del que tiene una voca-
ci6n teoldgica especial, del asf llamado tedlogo de pro-
fesion. Pero todos Jos que en un nivel u otro ensefiamos
Ja doctrina cristiana somos responsables de ensanchar
nuesiro conocimiento teologico y procurar una verca-
dera cultura teologica. La responsabilidad es mayor
151para los que estentamos un titulo teolégico. Todo pro-
fesional debe preocuparse por progresar en el conoci-
iniento de su ciencia, arte, y oficio. Del graduado en
teologia no debe decirse menos, excepto en el caso de
aquellos que escogen otra profesién, alejandose por
completo del servicio cristiano.
Tratandose de los tedlogos graduados que conti-
nian trabajando en algun aspecto del ministerio evan-
gélico, no hay excusa para la indolencia con respecto a
la teologia. Pretendiendo excusarse de su deficiencia
teolégica, hay quienes dicen que son pastores, evange
listas, o consejeras, y no tedlngos. Llegan al extremo de
establecer una dicotomia profunda entre la teologia y la
praxis ministerial, como si el pastor, e] evangelista, y él
consejer0, pudiesen funcionar eficazmente al margende
Ja teologia. El subdesarrollo teoldgico que padecemos
los evangélicos latincamericanos se debe en gran parle
ala dicotomia aqui mencionada, Queremos subsistir a
golpe de activismo y emocién, sin una base sélida para
el vistoso anciamtaje que estamos levantando en nombre
del Evangelio.
La alternativa que confronta a los lideres evangi
cos es la de renovarse teolégicamente o estancazse en un
ministerio que no ser4 pertineniea los nuevos tiempos.
Algunos pasiores, evangelistas, y maestros se mueren.
ministerialmente en plena juventud, Ahora contames
con mis recursos que hace unos cuarenta afios para
seguir reforzindonosen ¢'eynocimiento tecldgica. Hay
una extensa literatura teologica en castellano; se cele-
bran con alguna frecuencia retiros y seminarios pastora-
les, y existen programas de educacién teoldgica a
distancia para la superacién ministerial, ademés de los,
estudios de residencia, al nivel de postgraduaclo, que
distintos seminarios ofrecen.
El bachillerato 0 el profecorado en teologia son
apenas un punto de partida para la adquisicién de la
cultura teologica que todo lidec cristiano necesita Unos
152
cursos en Biblia y teologia, y unus métodos de adminis~
tracién y comunicacién no son suficientes para la tarea
de toda una vida; pero pueden ser muy valiosos paralos
que se proponen sacar de este conocimiento el maximo
provecho. Léstima serfa que el tiempo y los esfuerzos
invertidos en estudios teologicos no redundasen en nin-
.gxin beneficio para la Iglesia Evangélica, y que se echase
alolvido lo que pudiera ser el hermoso principiode una
sélida cultura teologica. ;
La responsabilidad que todo graduado en teologia
ha contraido con el Seior y su pueblo cs enorme ¢
inescapable, porque “a todo aque! a quien se haya dado
mucho, mucho se le demandard; y al que mjcho se le
haya confiado, mas se le pedira” (Lucas 12:48)
“ Oremas por nosotros mismos y por todos nuestros:
colegas graduadios, a fin de que, mediante la ayuda del
Seftor, seamos fieles mayordomos en la invarsién del
talento que hemos recibido y respondaros adecuada-
mente al reto de nuestro tiempo en el und de habla
castellana
153