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AL FARABI
INTRODUCCIÓN
Escribió más de cien obras de muy diversa índole, Física, Cosmología, Ética, política,
lógica, etc.
Establecida la diferencia tenemos una distinción entre el ser necesario por sí mismo y
ser creado y contingente. El primero es el ser que no está sujeto a las categorías ni a
elementos de cambio estructural (materia-forma), ni temporal (principio-fin). Este ser se
identifica con Dios: Bien, Pensamiento y Amor. Este primer ser es, pues, la Primera
causa indisociable al primer motor, siguiendo a Aristóteles. Frente a él están los seres
causados dominados por la contingencia y la diversidad. De este modo, la cosmología
de Al-Farabi está influida por Aristótes y distingue seis principios de ser: la causa
Primera, las Causas Segundas (los intelectos incorporales), el intelecto agente, el alma,
la forma y la materia.
B) La lógica
Es necesario estudiarla porque guía las normas que han de regir el pensamiento, nos
previene del error y del sofisma.
Al-Farabi distingue entre dos acciones elementales en el ejercicio racional del hombre:
1) la conceptualización, que consiste en la aprehensión de los conceptos simples a la
hora de definir la naturaleza de las cosas; y 2) la comprobación, que surge cuando se
quiere comprobar la verdad o falsedad del argumento (lógica).
- El intelecto posible
- El intelecto en acto
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- El intelecto adquirido
- Intelecto agente, que es un agente exterior, última instancia el responsable de la
actividad del pensar; se corresponde con la Inteligencia de la esfera de la luna.
La unión del hombre con el Intelecto agente proporciona, a su vez, la unión con Dios,
pues a través de él fluye el conocimiento. Esta labor será fundamental en cada individuo
para su felicidad (ética) y para la comunidad musulmana constituyendo el estado ideal
(política). Como, para Aristóteles, el camino de la felicidad se inicia en el hombre, pero
se desarrolla en la comunidad. De modo que la felicidad se constituye en el tema
fundamental de su filosofía y el objeto primario de la ciencia política.
El único jefe ideal es el rey-filósofo-profeta, distinto del filósofo, puesto que conoce la
verdad revelada con esfuerzo y tras largo tiempo. Solo el acceso a la auténtica
perfección y a la unión con el entendimiento agente es posible en la ciudad ideal.
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La felicidad, no obstante, no se consigue solo por el conocimiento, sino también por la
voluntad y el amor.