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CARRERA:
Licenciatura en Fonoaudiología
CATEDRA:
Teología I
PROFESOR:
Torres Castillo, Carlos Eduardo
ALUMNAS:
. Sacco, Tamara
. Sosa, Marlén
Septiembre 2020
1) ¿Quiénes son los Santos Padres o Padres de la Iglesia?
Sagrada Escritura y Tradición: Estas son las dos fuentes de la Revelación a través de las cuales nos
ha llegado el conocimiento del Evangelio. La Tradición no es más que la transmisión oral de la
verdad revelada que, a partir de lo dicho y obrado por Jesús, iniciaron los Apóstoles y que perdura
ininterrumpidamente en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo. Es más, la propia Escritura
afirma que existen verdades doctrinales enseñadas por Cristo que deben transmitirse oralmente de
generación en generación.
En la Tradición, encontramos la labor de los Santos Padres. Los Padres de la Iglesia son escritores
eclesiásticos de la antigüedad cristiana a los que la Iglesia considera como testigos calificados de la
fe y que reúnen las siguientes características: ortodoxia en la doctrina, santidad en la vida,
antigüedad -en Occidente hasta San Isidoro de Sevilla (fallecido en 636) y en Oriente hasta San Juan
Damasceno (fallecido en 749)- y, por último, reconocimiento por parte de la Iglesia.
La sagrada Escritura y los santos Padres están en una íntima conexión. Muchos de ellos han sido
discípulos directos de los Apóstoles, por lo que recibieron de forma casi directa el mensaje de
Cristo; otros han desarrollado una importante labor de defensa de la Fe frente a las persecuciones
de Imperio Romano, o han protegido la doctrina ortodoxa en la confrontación con las diversas
herejías que dio casa siglo, permitiendo un mayor y mejor conocimiento de la Revelación.
Los Santos Padres son la base de la tradición viva de la Iglesia. Bajo la asistencia siempre presente
del Espíritu Santo han mantenido el cauce de todas aquellas verdades que, desde los tiempos de
Cristo, se han transmitido oralmente.
Los más importantes son los llamados concilios ecuménicos. Un concilio ecuménico es una
asamblea celebrada por la Iglesia Católica con carácter general a la que son convocados todos los
obispos para reconocer la verdad en materia de doctrina o de práctica y proclamarla. Ecuménico,
proviene del latín oecumenicum, traducción a su vez del griego οἰκουμένoν, que significa (mundo)
habitado.
El más antiguo concilio fue convocado por San Pedro, en Jerusalén, hacia el año 50, y relevó a los
paganos convertidos al cristianismo de las observancias judáicas. Los siguientes son numerados del
I al XXI, y se dividen en dos grupos: griegos y latinos, según hayan tenido lugar en Oriente u
Occidente. Los concilios griegos fueron convocados por los emperadores de la época, que los
presidieron, generalmente. Los concilios latinos fueron convocados por los papas.
Los concilios de la Iglesia Católica Romana, deben ser convocados por el Papa y presididos por él o
por un delegado suyo, y en él habrán de estar representados la mayoría de los obispos de las
provincias eclesiásticas. Para la validez de sus acuerdos es precisa, como condición sine qua non, la
sanción del Sumo Pontífice Romano.
La herejía es la oposición voluntaria a la autoridad de Dios depositada en Pedro, los Apóstoles y sus
sucesores y lleva a la excomunión inmediata es decir, a la separación de los sacramentos de la
Iglesia.
En la historia, ya desde el tiempo de los Apóstoles aparecieron las herejías como heridas a la unidad
de la Iglesia, polarizando elementos de la doctrina cristiana y negando otros o sosteniendo visiones
que pretendían unir sincréticamente la doctrina cristiana con otras religiones.
El Concilio Vaticano II no dice que «en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los
primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba severamente como condenables; y en
siglos posteriores surgieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de
la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes» .