Está en la página 1de 8

1. ¿Qué es un punto gatillo miofascial?

1.1. Definición de punto gatillo miofascial


La definición más usada de puntos gatillo es aquella que
dieron Travell J et al.1 en su libro: “Un punto gatillo miofascial
(PGM) es un punto del músculo hiperirritable, asociado a un nó-
dulo hipersensible palpable en una banda tensa”. Fueron de los
primeros en investigar y publicar acerca de los PGM , elaboraron
un manual siendo un referente para posteriores estudios.
Hay más definiciones pero todas vienen a decir lo mismo,
el PGM es hipersensible a la palpación, se irrita con facilidad,
cuando lo palpamos hallamos una banda tensa en el músculo, y
además reproduce los dolores del paciente.
Se le llama miofascial porque no solo está implicado el mús-
culo. También conlleva cambios y alteraciones en la miofascia,
es decir en la fascia que recubre al músculo. Recordemos que la
fascia es ese tejido conectivo que rodea las diferentes partes de
nuestro cuerpo y que a veces toma diferente nombre según lo que
esté envolviendo, como en este caso mio-fascia (myo proviene
del griego y significa músculo).
¿Podemos decir con esto que todos los puntos dolorosos a la
palpación son PGM? No, para que lo consideremos punto gatillo
vamos a tener que observar otras cosas que más adelante deta-
llaremos en el apartado de diagnóstico de punto gatillo. Hay que
tener en cuenta que otras enfermedades como la fibromialgia se
basan en puntos de dolor y debemos saber diferenciarlo. Por eso
va a ser muy importante una buena valoración al paciente.

7
Guía básica de los puntos gatillo

Figura 1.1. Esquema de la “Crisis de energía” del libro “Myofascial Pain and
Disfunction. The trigger point manual.

1.2. Fisiología del punto gatillo


Hay muy poca evidencia científica que demuestre cómo fun-
cionan los PGM. No se han realizado demasiados estudios y los
que hay no llegan a explicar de forma muy detallada qué es lo
que ocurre fisiológicamente en un PGM y llegan a la conclu-
sión de la necesidad de investigar más acerca del tema. Quedan
muchas preguntas sin resolver de una patología cada vez más
nombrada y tratada.2,3
Si nos remontamos a la teoría de Travell J et al.1 su hipótesis
llamada “Crisis de energía” nos dice que “Hay una despolari-
zación de la membrana por liberación excesiva de acetilcolina
(Ach). Lo que provoca un aumento de la liberación de calcio
(Ca2+) que a su vez activa la miosina y la actina. La contracción
del músculo continuaría sin potenciales de acción de la unidad
motora. Todo esto aumenta la demanda metabólica por lo que se
cierran capilares y disminuye el aporte de oxígeno (O2)”.
Más tarde, en 2004, Gerwin RD et al.4 hicieron una hipóte-
sis algo más extensa de la que acabamos de ver. Normalmente
hay un equilibrio entre la liberación de Ach, su degradación y
la eliminación de sus receptores en la membrana post-sináptica
producida por la acetilcolinesterasa (Ache). Todo ello se ve alte-
rado con el daño muscular. En un músculo dañado hay liberación
de sustancias que activan los nociceptores del mismo causando
dolor, hay facilitación de la liberación de Ach, se inhiben los des-
8
¿Qué es un punto gatillo miofascial?

tructores de la misma y también se inhibe la Ache que la elimina


de los receptores. Esto lo que provoca es una contracción perma-
nente en las fibras musculares y es lo que caracteriza a un PGM.
La teoría apoya aquello que decían Travell J et al.1 y también
señala la necesidad de mayor investigación en este campo para
poder entender realmente qué es lo que pasa a nivel fisiológico
en un punto gatillo.
En 2015 Cojoracu MC et al.5 hicieron un estudio para inves-
tigar si en un examen ecográfico se podía evidenciar la causa
del aumento de temperatura de los PGM. Observaron un área
de temperatura más alta rodeada por un área más fría y llegaron
a la conclusión de que probablemente se deba al déficit de flujo
sanguíneo alrededor de esos puntos.
Aunque falten estudios que confirmen la fisiopatología de un
PGM podemos entender que en la placa motora hay una disfun-
ción en la que, debido a alteración de las sustancias, la fibra mus-
cular está en una contracción mantenida y no tiene los medios
suficientes para relajarse. Además es un círculo vicioso en el que
el dolor que el mismo PGM provoca aumenta aún más la libera-
ción de sustancias nociceptivas, lo que conlleva a mayor libera-
ción de Ach e inhibición de Ache, esto aumenta la liberación de
Ca2+ y aumenta la contracción de actina y miosina. Si el músculo
no es capaz de relajarse solo está claro que hay que actuar para
ayudarlo.

1.3. Tipos de punto gatillo


No solo existe un tipo de punto gatillo. Debido a que no todos
son dolorosos ni reproducen síntomas, y también debido a su pro-
cedencia, vamos a encontrar varios tipos. Si prestamos atención a
las definiciones nos damos cuenta de que un mismo PGM puede
ser de dos tipos a la vez, por ejemplo un PGM puede ser latente
y satélite porque ha sido otro PGM el que lo ha desencadenado.
Es posible que si se consultan otras fuentes se encuentre diferente
clasificación, con más o menos categorías. No es algo en lo que
todos estén de acuerdo y para muchos solo existen un tipo y para
otros muchos tipos diferentes subdividiendo un grupo en varios.
En esta clasificación nos centramos en la hecha por Travell J et
al.1 con algunas modificaciones según experiencia clínica.

Punto gatillo activo


Aquel PGM que causa dolor clínico. Siempre vamos a encon-
trar tensión. Impide el estiramiento del músculo. El umbral de
dolor está disminuido. La palpación aumenta el dolor.
9
Guía básica de los puntos gatillo

Punto gatillo latente


Es un PGM que clínicamente está inactivo en cuanto a que no
presenta clínica. Solo es doloroso a la palpación. Puede tener las
demás características clínicas de un PGM activo si se estimula.
Siempre tiene banda tensa que aumenta la tensión muscular y
restringe el estiramiento, es decir, genera disfunción.

Punto gatillo primario


Un PGM responsable de activar uno o más PGM satélite. Clí-
nicamente se diferencia porque cuando se inactiva un PGM pri-
mario también inactiva un PGM satélite.

Punto gatillo satélite


Aquel PGM activado por uno primario neurológica o mecá-
nicamente (por la actividad del mismo). Se desarrollan en el área
de dolor referido del PGM primario.

Punto gatillo secundario


Un PGM activado por uno primario bien en la musculatura
sinergista o bien en la antagonista. No se tiene claro si el primario
induce al secundario o ambos provienen del mismo origen neu-
rológico o mecánico.

1.4. Causas de un punto gatillo


Puede haber varias causas para que se produzca un PGM en
el cuerpo. Por la fisiología que hemos visto es lógico pensar que
las causas irán encaminadas a todo aquello que genere un sobre-
esfuerzo muscular o algo que altere la química de la placa moto-
ra. Por ello algunas de las causas pueden ser:
•  Alteración del sistema inmune (enfermedades como la dia-
betes, la artritis, etc.).
•  Golpes o contusiones.
•  Trabajos repetitivos y posturas mantenidas en el tiempo.
Asociado a esto también tendríamos el sedentarismo ya que
provoca posturas mantenidas.
•  Estrés o alteración emocional, disminuye la ACh por lo que
puede iniciar el proceso de un PGM.
•  Frío, por contracción al encogernos o por contracciones in-
voluntarias del cuerpo para generar calor. Esto mantenido
puede derivar en un PGM.
•  Inyecciones intramusculares.
•  Compresiones nerviosas.

10
¿Qué es un punto gatillo miofascial?

•  Deficiencias nutricionales o minerales, porque hemos visto


que la alteración de diferentes sustancias es lo que conlleva
a que se produzca un PGM.
•  Cambios hormonales, ya que pueden producir estrés y an-
siedad o modificar los niveles de determinadas sustancias
en el organismo.

1.5. Síntomas de un punto gatillo


En este apartado vamos a pasar a mencionar los principales
síntomas que tiene un PGM por norma general. Más adelante, en
el capítulo de los PGM de cada músculo, nombraremos los sín-
tomas concretos de cada uno de ellos, ya que según qué músculo
esté afectado serán diferentes. Entendiendo también que no todas
las personas tendrán todos los síntomas que puede presentar un
PGM. Puede que tenga solo uno o que los tenga todos, dependerá
de cada paciente.
•  Dolor intenso, no a punta de dedo, difuso. Ese dolor no solo
va a ser regional, también vamos a tener el dolor referido.
El dolor referido es un dolor que se siente a distancia del
origen de la lesión, se produce en las áreas correspondien-
tes a la misma metámera a la que corresponde el lugar de
lesión. Es una de las características principales de un PGM.

Figura 1.2. Dermatomas de la piel. Imagen del libro “Atlas de anatomía hu-
mana”. Netter FH.6

11
Guía básica de los puntos gatillo

•  Rigidez muscular, dificultad para su estiramiento, lo que


hace que los movimientos que realiza el músculo se limi-
ten. Esto conlleva a una alteración de la función muscular.
•  También pueden aparecer disfunciones como: sudoración,
salivación, parestesias, trastornos del sueño, etc. Debido al
sistema nervioso vegetativo, y suelen aparecer en la zona
del dolor referido.
•  En ocasiones aparecen alteraciones del sistema propiocep-
tivo como pueden ser los desequilibrios y los mareos.

1.6. Cómo diagnosticar un punto gatillo


Diagnosticar un PGM no es fácil y requiere de mucha ex-
periencia clínica. Con el tiempo se ha ido viendo que palpar
para diagnóstico no es 100% fiable, depende de muchos factores
como el entrenamiento del terapeuta, su experiencia o incluso
la pareidolia (que es la distorsión cognitiva que nos hace perci-
bir cosas que no existen). Incluso un examen físico exhaustivo
no nos vale para establecer un diagnóstico. Lo que si vamos a
entender es que la mayoría de las veces, a través de la histo-
ria clínica del paciente, los resultados del examen físico, todos
los test diagnósticos que vamos realizando, incluso un resultado
aparentemente satisfactorio de un tratamiento, nos van a llevar a
pensar que estamos sobre un PGM y tendremos un alto nivel de
confianza de diagnóstico. Debemos darnos cuenta de que solo las
patologías muy conocidas y estudiadas tienen síntomas obvios y
es muy fácil hacer su diagnóstico.7
De todo esto sacamos la conclusión de que la exploración fí-
sica y la anamnesis del paciente nos van a orientar mucho en el
diagnóstico, pero nunca nos lo van a asegurar. Para ello necesita-
ríamos evidencias histológicas e imágenes para ver los cambios
que se producen a nivel tisular y la variación de los parámetros
fisiológicos.
No hay mucha investigación al respecto, poco se puede en-
contrar en este campo que nos de evidencia microscópica de lo
que pasa en un músculo con PGM. Hasta el momento se han en-
contrado cuatro categorías histológicas y de imágenes que, aun-
que no son perfectas ni completas, son de buena calidad y son
consecuentes con la hipótesis de los PGM. Apoyan la evidencia
de una lesión muscular asociada a PGM.7
•  Biopsias y fotomicrografías de PGM. En este campo solo hay
un estudio pero si mostraba diferencia entre un músculo sano
y uno con PGM, en la zona del supuesto PGM encontraron
fibras musculares ensanchadas y también una zona de mayor
12
¿Qué es un punto gatillo miofascial?

densidad lo que indicaba mayor capacidad oxidativa (más


mitocondrias), si se comparaba con el resto del músculo.8
•  Escáner de PGM con tecnologías nuevas como la elasto-
grafía. La elastografía es un tipo de escáner que mide la
consistencia y la dureza de los tejidos, la elasticidad. En un
estudio se vio que de esta manera se podía cuantificar las
asimetrías en el tono muscular, no como antes que la única
manera de hacerlo era mediante el examen manual. Encon-
traron diferencias entre un tejido muscular normal y uno
con banda tensa por PGM, hasta un 50% más de rigidez.9
Otro estudio confirmó que esta técnica puede tener poten-
cial para objetivizar las bandas tensas de los PGM que antes
solo palpábamos con los dedos. Encontraron un aumento de
la rigidez en las bandas tensas de un 50 a un 100% mayor
que en los músculos colindantes.10
Se realizó otro estudio con ultrasonidos en el que también
observaron diferencias en imagen entre músculos con PGM
y músculos sanos. En este estudio fueron más allá y quisie-
ron ver si un PGM latente era diferente a un PGM activo,
pero no encontraron diferencias estadísticamente signifi-
cativas. También observaron signos vasculares diferentes
en las zonas de banda tensa que en tejido normal (un flujo
retrógrado en la diástole).11
•  Medidas de la actividad eléctrica anormal en la placa mo-
tora del PGM. La actividad eléctrica típica de un PGM se
denomina ruido de placa motora (endplate noise), que es
una actividad eléctrica espontánea en la zona de la placa
motora que provoca liberación de Ach. En un estudio se vio
que prevalece en la zona del PGM pero también en otras
zonas de la placa motora. Y observaron que en zonas que
ya se hallaban lejos de la placa motora no había, aunque
existiera banda tensa. Por lo tanto ese ruido de placa motora
no es exclusivo de los PGM ya que en diferentes zonas de
la placa motora puede aparecer, pero ya lejos de la placa
motora no se encuentra.12
Otro estudio posterior vio que solo encontraba ese ruido
de placa motora en el PGM y además era mayor en PGM
activos que en los latentes. A su vez veían relación entre el
dolor y el ruido de placa motora, a mayor prevalencia de
ruido de placa motora mayor intensidad de dolor y menor
umbral del dolor a la presión.13
Con estos dos estudios podemos deducir que, aunque en
uno se encuentre ruido de placa motora fuera del PGM y
13
Guía básica de los puntos gatillo

en otro no, lo que está claro es que en el PGM si ocurre esa


actividad eléctrica espontánea.
•  Muestras de la acidez. Química tóxica de los tejidos de
PGM. Los estudios de Gerwin RD et al.4 han demostrado
que en el tejido alrededor de un PGM hay moléculas aso-
ciadas a residuos metabólicos y dolor. Encontraron en suje-
tos con PGM en trapecio entre otras: mediadores inflama-
torios, neuropéptidos, citokinas, catecolaminas. Sustancias
diferentes a las de sujetos sin PGM o con PGM latente.
También se vio que esas concentraciones eran diferentes en
un punto al azar del gastrocnemio, en ese punto del gastroc-
nemio eran diferentes entre sujetos con PGM en trapecio y
los que no lo tenían.
Analizando todo lo visto podemos sacar la conclusión de
que aún queda mucho por investigar para poder llegar a
diagnósticos más acertados de PGM. Pero mientras segui-
remos acercándonos a él mediante una exploración física lo
más correcta posible y siempre atendiendo a toda la infor-
mación que nos da el paciente. Por lo tanto con esto saca-
mos cuatro criterios diagnósticos esenciales sin los cuales
no hablaríamos de PGM tal como también nos hablaban en
su libro Travell J et al.1
•  Banda tensa palpable, siempre que el músculo sea acce-
sible. La palpación ha de ser en pinza o plana y siempre
comparando bilateralmente.
•  Dolor local que aumenta con la presión del nódulo. Tam-
bién podemos usar un algómetro para intentar cuantificar
el dolor.
•  Reconocimiento del dolor por parte del paciente. Tenemos
que reproducir sus síntomas para pensar que estamos ante
un PGM.
•  Acortamiento de las fibras musculares, dificultad para es-
tirar.
Cuando palpamos un PGM es posible que se reproduzca el
dolor referido que los caracteriza, pero no es indispensable. Aún
así, si ocurre, nos asegura un poco más que podemos estar ante
un PGM. Podríamos también tener en cuenta el aumento de tem-
peratura que ocurre en los PGM. Con el estudio de MC Cojocaru
et al.5 se observa que en el área del PGM hay mayor temperatura
rodeada por un área de menor temperatura. Y nos hace ver que
haría falta más investigación en este campo para poder determi-
nar qué pasa con la temperatura en los PGM.

14

También podría gustarte