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EL RECUENTO HISTÓRICO

1. Conceptos clave

El relato histórico es un texto que narra acontecimientos sucedidos en el pasado.

Lingüísticamente se caracteriza por la presencia constante de los siguientes elementos:

a) Expresiones referidas al tiempo: suelen ser fechas completas que incluyen el día,

mes y año (con letras y números); en ocasiones sólo se menciona el mes y el año; en

otras sólo aparece el año. Las referencias a las fechas también suelen aparecer

mediante la inclusión de expresiones adverbiales comoayer, en ese momento,

entonces, etc. Asimismo, se incluyen nexos temporales comocuando, después,

entonces, etcétera.
b) Expresiones referidas al espacio: ante la necesidad de los relatos históricos de

ubicar los hechos en un espacio, los escritos de este tipo usan distintos modos de

referirse a lugares, como nombres de continentes, países, ciudades o pueblos

específicos; también utilizan expresiones adverbiales que indican lugar, como aquí,

allí, en ese lugar, etcétera.

c) Mención de personajes: parte importante del relato histórico es la referencia a los

protagonistas; de esta manera encontramos en ellos nombres de personas,

generalmente con apellidos. La referencia a los personajes suele aparecer con algunas

variables: una vez que se ha introducido en el texto, se les puede nombrar sólo con el

apellido, con el nombre y en ocasiones con algún apodo o título: el Caudillo del Sur,

el Libertador, etcétera. También pueden usarse pronombres personales para referirse

a ellos: él, ella o ellos.

d) Nombres de instituciones o documentos: los relatos históricos con frecuencia hacen

referencia a grupos, documentos o instituciones; así, pueden aparecer, indicados con

mayúsculas, nombres como Convención de Aguascalientes, la Constitución, el

Congreso, etcétera.
2. Ejemplo

Observa cómo fueron marcados los elementos de un recuento histórico en el siguiente

texto:

Expresiones referidas al tiempo

Expresiones referidas al espacio

Mención de personajes

Nombres de instituciones o documentos

Las aventuras de Marco Polo

Los Polo, familia de ricos mercaderes venecianos, vivieron en el siglo XIII. En aquella época

los europeos se internaban sólo unos kilómetros en Asia. Cuando lograba volver del viaje, el

comerciante o aventurero contaba siempre cosas maravillosas.

Marco Polo (1254-1324) fue a Chinaen 1271. Tenía diecisiete años. Acompañaba a su padre,

que ya había realizado un viaje a Pekín, y a su tío Mateo. Emplearon cuatro años en el

recorrido. Atravesaron arenas ardientes, pantanos insalubres, llanuras heladas y los abruptos

puertos de las cordilleras más elevadas e inhóspitas de la Tierra.


El emperador chino, Qublay Jan (1216-1294) los acogió en Pekín. Tomó afecto especial a

Marco, que era inteligente y había aprendido a hablar muchos idiomas. Le concedió un cargo

en su corte y lo envió como embajador a varios lugares de su enorme imperio.

Los Polo permanecieron diecisiete años en China. En 1292 emprendieron el viaje de regreso

a su patria, que les llevó otros tres años. Los amigos nos los reconocieron al pronto a causa

de su larga ausencia. Como es natural, se hicieron famosos en Venecia. Marco recibió el

cargo de almirante. Más o menos doce meses después estalló la guerra entre Génova y

Venecia, en la que Marco fue apresado y encarcelado. Para matar el tiempo, contó sus viajes

a un compañero de prisión, que escribió el relato. Cuando recobró la libertad, volvió a

Venecia. Se publicó el libro de sus aventuras, que llegó a ser muy popular y se tradujo a

muchas lenguas. Incluso hoy día podéis comprarlo, o bien pedirlo prestado en una biblioteca

para divertiros con las asombrosas peripecias del joven veneciano.

3. Para sugerencias de ejercicios sobre el tema “el recuento histórico” ve el anexo


A.
EL CUESTIONARIO

1. Conceptos clave

Un cuestionario es una herramienta de investigación que consiste en una serie de

preguntas y otras indicaciones con el propósito de obtener información de personas a

quienes se les consulta.

Consiste en un documento formado por un conjunto de preguntas que deben estar

redactadas de forma coherente, y organizadas, secuenciadas y estructuradas de acuerdo

con un plan que nos permita obtener toda la información que necesitamos.

Un cuestionario consiste en una cantidad de preguntas que el consultado tiene que

responder en un formato determinado. Se hace una distinción entre preguntas abiertas y

cerradas. Las primeras le solicitan al consultado que formule su propia respuesta;

mientras que las segundas solicitan que el consultado seleccione una respuesta entre un

conjunto de opciones. Las opciones para una pregunta cerrada deberían ser exhaustivas

y mutuamente excluyentes.
2. Ejemplo

Preguntas abiertas

¿Por qué cree que el actual gobierno de la ciudad debería darle más importancia a la

educación?

¿Cómo define la palabra discriminación?

¿Por qué cree que Roma fue nominada a los premios Óscar?
Preguntas cerradas

Si las elecciones fueran mañana, ¿votaría por el actual presidente de la nación?

a) Sí b) No c) No sabe

¿En qué fecha finalizó la Guerra de Independencia?

¿Cómo calificaría la relación con su jefe actual?

a) Positiva

b) Negativa

1. Para sugerencias de ejercicios sobre el tema “el cuestionario” ve el anexo B.


CUENTO

1. Identificación de las partes de un cuento. Los personajes y su caracterización

El cuento es una narración breve, con unidad de tiempo y espacio (es decir, centrado en un

solo acontecimiento y lugar), y con pocos personajes.

La brevedad, sin embargo, no es la característica principal del cuento si no lo que se puede

conseguir con ella: la unidad de efecto. Ese efecto, que se manifiesta en la tensión que

produce la lectura del relato, se construye por el recuerdo de los detalles y los

acontecimientos percibidos, que generan en el lector la expectativa, la anticipación de lo que

va a ser leído de inmediato.


¿En qué se puede observar la unidad de efecto de los cuentos? Puede ser conveniente ver la

evolución de los personajes (su mejoramiento o degradación respecto de una situación inicial;

puede ser la contradicción de significados entre el personaje y la situación, o entre dos

situaciones; puede ser incluso un motivo literario o un símbolo que se repitan continuamente.

Existen numerosas posibilidades para conseguir el efecto sorpresa que cifra un cuento.

En el cuento, los acontecimientos se estructuran en tres fases: planteamiento, nudo o

desarrollo y desenlace.

En el planteamiento se exponen los personajes, el escenario y demás elementos que

conforman la normalidad de la narración.

El nudo inicia cuando aparece un elemento de tensión que rompe con la normalidad planteada

en la introducción. La ruptura genera consecuencias, que pueden, a su vez, generar otros

puntos de tensión y de ruptura, con sus respectivas consecuencias.

Llegado un punto de tensión determinado, ocurre algún hecho que reordena estos elementos

y establece una nueva normalidad: el desenlace. Esta nueva normalidad puede ser similar a

la previa al conflicto; o puede ser mejor, peor o completamente diferente. Lo importante es

que el desenlace deja planteado o sugerido cómo serán las cosas a partir de ese momento.
2. Ejemplo

Lee el siguiente relato y después estudia las preguntas que se utilizaron para analizar los

personajes, sus características y su evolución en la historia.

El hombre muerto

Horacio Quiroga

El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos

calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por

delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los

arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla. Mas al bajar el

alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza

desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el

hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.

Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca,

que acababa de abrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como

hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras

el antebrazo, e inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad

de la hoja del machete, pero el resto no se veía.


El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del

machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la

trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la

seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia. La muerte. En el transcurso

de la vida se piensa muchas veces en que un día, tras años, meses, semanas y días

preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muerte. Es la ley fatal, aceptada y

prevista; tanto, que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginación a ese

momento, supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro. Pero entre el instante

actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas presumimos

en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación

del escenario humano! Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones

mortuorias: ¡Tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún! ¿Aún...?

No han pasado dos segundos: el sol está exactamente a la misma altura; las sombras no han

avanzado un milímetro. Bruscamente, acaban de resolverse para el hombre tendido las

divagaciones a largo plazo: se está muriendo. Muerto. Puede considerarse muerto en su

cómoda postura. Pero el hombre abre los ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué

cataclismo ha sobrevivido en el mundo? ¿Qué trastorno de la naturaleza trasuda el horrible

acontecimiento?

Va a morir. Fría, fatal e ineludiblemente, va a morir.

El hombre resiste -¡es tan imprevisto ese horror!- y piensa: es una pesadilla; ¡esto es! ¿Qué

ha cambiado? Nada. Y mira: ¿no es acaso ese el bananal? ¿No viene todas las mañanas a

limpiarlo? ¿Quién lo conoce como él? Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las
anchas hojas desnudas al sol. Allí están, muy cerca, deshilachadas por el viento. Pero ahora

no se mueven... Es la calma del mediodía; pero deben ser las doce. Por entre los bananos,

allá arriba, el hombre ve desde el duro suelo el techo rojo de su casa. A la izquierda entrevé

el monte y la capuera de canelas. No alcanza a ver más, pero sabe muy bien que a sus espaldas

está el camino al puerto nuevo; y que en la dirección de su cabeza, allá abajo, yace en el

fondo del valle el Paraná dormido como un lago. Todo, todo exactamente como siempre; el

sol de fuego, el aire vibrante y solitario, los bananos inmóviles, el alambrado de postes muy

gruesos y altos que pronto tendrá que cambiar...

¡Muerto! ¿Pero es posible? ¿No es éste uno de los tantos días en que ha salido al amanecer

de su casa con el machete en la mano? ¿No está allí mismo con el machete en la mano? ¿No

está allí mismo, a cuatro metros de él, su caballo, su malacara, oliendo parsimoniosamente el

alambre de púa? ¡Pero sí! Alguien silba. No puede ver, porque está de espaldas al camino;

mas siente resonar en el puentecito los pasos del caballo... Es el muchacho que pasa todas las

mañanas hacia el puerto nuevo, a las once y media. Y siempre silbando... Desde el poste

descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que separa el bananal

del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al

levantar el alambrado, midió la distancia.

¿Qué pasa, entonces? ¿Es ése o no un natural mediodía de los tantos en Misiones, en su

monte, en su potrero, en el bananal ralo? ¡Sin duda! Gramilla corta, conos de hormigas,

silencio, sol a plomo... Nada, nada ha cambiado. Sólo él es distinto. Desde hace dos minutos

su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero, que formó él

mismo a azada, durante cinco meses consecutivos, ni con el bananal, obras de sus solas
manos. Ni con su familia. Ha sido arrancado bruscamente, naturalmente, por obra de una

cáscara lustrosa y un machete en el vientre. Hace dos minutos: se muere.

El hombre muy fatigado y tendido en la gramilla sobre el costado derecho, se resiste siempre

a admitir un fenómeno de esa trascendencia, ante el aspecto normal y monótono de cuanto

mira. Sabe bien la hora: las once y media... El muchacho de todos los días acaba de pasar el

puente.

¡Pero no es posible que haya resbalado...! El mango de su machete (pronto deberá cambiarlo

por otro; tiene ya poco vuelo) estaba perfectamente oprimido entre su mano izquierda y el

alambre de púa. Tras diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de

monte. Está solamente muy fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de

costumbre. ¿La prueba...? ¡Pero esa gramilla que entra ahora por la comisura de su boca la

plantó él mismo en panes de tierra distantes un metro uno de otro! ¡Ya ése es su bananal; y
ése es su malacara, resoplando cauteloso ante las púas del alambre! Lo ve perfectamente;

sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado, porque él está echado casi al pie del

poste. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que arrancan de la cruz y del

anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los bananos se mueve.

Todos los días, como ése, ha visto las mismas cosas.

...Muy fatigado, pero descansa solo. Deben de haber pasado ya varios minutos... Y a las doce

menos cuarto, desde allá arriba, desde el chalet de techo rojo, se desprenderán hacia el

bananal su mujer y sus dos hijos, a buscarlo para almorzar. Oye siempre, antes que las demás,

la voz de su chico menor que quiere soltarse de la mano de su madre: ¡Piapiá! ¡Piapiá!

¿No es eso...? ¡Claro, oye! Ya es la hora. Oye efectivamente la voz de su hijo... ¡Qué

pesadilla...! ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos, claro está! Luz excesiva,

sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al malacara

inmóvil ante el bananal prohibido.

...Muy cansado, mucho, pero nada más. ¡Cuántas veces, a mediodía como ahora, ha cruzado

volviendo a casa ese potrero, que era capuera cuando él llegó, y antes había sido monte

virgen! Volvía entonces, muy fatigado también, con su machete pendiente de la mano

izquierda, a lentos pasos. Puede aún alejarse con la mente, si quiere; puede si quiere

abandonar un instante su cuerpo y ver desde el tejamar por él construido, el trivial paisaje de

siempre: el pedregullo volcánico con gramas rígidas; el bananal y su arena roja: el alambrado

empequeñecido en la pendiente, que se acoda hacia el camino. Y más lejos aún ver el potrero,

obra sola de sus manos. Y al pie de un poste descascarado, echado sobre el costado derecho
y las piernas recogidas, exactamente como todos los días, puede verse a él mismo, como un

pequeño bulto asoleado sobre la gramilla -descansando, porque está muy cansado.

Pero el caballo rayado de sudor, e inmóvil de cautela ante el esquinado del alambrado, ve

también al hombre en el suelo y no se atreve a costear el bananal como desearía. Ante las

voces que ya están próximas -¡Piapiá!- vuelve un largo, largo rato las orejas inmóviles al

bulto: y tranquilizado al fin, se decide a pasar entre el poste y el hombre tendido que ya ha

descansado

3. Análisis

¿Cuántos personajes hay en el relato?

Dos: el padre y su hijo.

Y quizá pueden considerarse personajes también el machete (al que se le da cierta vida); y el

caballo.

¿A qué se dedican los personajes?

Trabajan el campo, en un monte retirado. Viven lejos y solitarios. El padre es responsable de

una familia.

¿Cómo evoluciona el personaje? ¿A qué resolución llega al final del relato?

El personaje pasa de la desesperación a la resignación. Al final, con un toque de ironía, acepta

la muerte.

4. Para sugerencias de ejercicios sobre el tema “el cuento” ve el anexo C.


TEXTOS LITERARIOS

1. Conceptos clave y ejemplos

1.1 Identificación de géneros literarios

La literatura es un objeto estético y en consecuencia sus significados se construyen por la

relación entre un contenido espiritual (ideas) y una forma sensorial (sonidos, imágenes).

Dentro de la literatura, hay textos que recurren más a un procedimiento que a otros. Por eso,

los investigadores han propuesto una clasificación de los textos literarios dependiendo de la

temática y la intención de comunicación que predominen en cada uno de ellos. Grosso modo,

esa clasificación abarca los siguientes géneros literarios: la poesía, la narrativa, la

dramaturgia y el ensayo literario.

La poesía es ante todo palabra, pero en todas sus facetas: sonido, forma, unión con otras

palabras, significado y comunicación. Así, las palabras son una manera de darle forma a las

emociones, los sentimientos, las ideas y el pensamiento; son una expresión de éstos. Pero,

contra la forma más común de expresarlos, la poesía utiliza un lenguaje transgresor y


desviado, cuyas características principales son los fenómenos del ritmo, la rima, la métrica,

la figuras retóricas (tanto las de dicción como los tropos), las isotopías, los símbolos y el yo

lírico que enuncia el poema.

Narrar es contar o referir hechos que les suceden a personajes, en un lugar y tiempo

determinados. Los acontecimientos son los

hechos que suceden. Los relatos o narraciones

se ocupan de por lo menos dos acontecimientos o

situaciones, reales o ficcionales que están unidos

en el tiempo. Y por eso, al unirse entre sí, forman

secuencias de acción. En el género narrativo, los

acontecimientos se estructuran en tres fases:

planteamiento, nudo o desarrollo y desenlace. Los

relatos pueden ser de muy distintas clases: mitos,

leyendas, cuentos, novelas, crónicas, anécdotas,

biografías, historia.Entre los textos narrativos nos

concentraremos en el cuento.

La palabra drama viene del vocablo griego draoque significa “movimiento, acción”. Esa

acción es la que los actores desarrollan ante los ojos del espectador. La naturaleza del drama

consiste precisamente en que presenta a los hombres haciendo y diciendo. En consecuencia,


la acción dramática junto con el actor y el espectador, son los elementos principales en el

teatro.

La acción dramática, en primer lugar, está compuesta por el argumento o trama, que se define

como la reproducción imitativa de las acciones. Esas acciones representan al individuo

enfrentado a la colectividad y a las circunstancias histórico-sociales, donde el primero es el

protagonista y las segundas, el antagonista.

Este rasgo fundamental del drama, el choque o enfrentamiento entre el ser humano y su

circunstancia histórico social, da pie a la división de la acción dramática en tres partes: las

causas o presentación de los caracteres que producirán el choque dramático; el drama o

conflicto o nudo; y las consecuencias, el desenlace o solución del enfrentamiento.

Las tres partes, sin embargo, deben contar con unidad de acción, unidad de tiempo y unidad

de espacio. La unidad de acción se refiere a que el drama de preferencia debía desarrollar un

solo tema o problema enfocado al personaje principal.La unidad de tiempo se refiere a que

la acción debía desarrollarse en un solo día.La unidad de espacio se refiere a que la acción

debía transcurrir de preferencia, en un solo espacio, que podía ser la plaza pública.

Esta estructura de la acción dramática se organiza en secuencias temporales y con base en

una relación lógica de causa-efecto. Para ello la acción dramática se divide en actos o

jornadas, cuadros, escenas y acotaciones. Los actos o jornadas son las partes en las que se

divide la acción dramática; los cuadros están indicados por la ambientación física que es

representada con la escenografía; las escenas son los periodos de acción dramática marcados
por la entrada o salida de uno o más personajes; las acotaciones son las indicaciones ofrecidas

entre paréntesis por el dramaturgo (el escritor) para indicar cómo debe conducirse la acción.

1.2 Las figuras retóricas

Antes dijimos que la poesía utiliza un lenguaje transgresor y desviado, contrario al común y

referencial, para de expresar las emociones, los sentimientos, las ideas y el pensamiento. Para

ello, la poesía se ha valido desde hace muchísimo tiempo de un lenguaje que emplea al

máximo las figuras retóricas.

“Una figura retórica se suele definir como una alteración o desviación del uso lingüístico

‘corriente’”. Por ejemplo: si para referirnos a los litorales, en lugar de decir costa, decimos

“las caderas de la playa”, nos estamos desviando de la forma acostumbrada de llamarle a esa

realidad y, por tanto, estamos usando una figura retórica.

Sin embargo, no sólo cuando le cambiamos el nombre usual a una cosa creamos una figura

retórica; también podemos crearlas jugando con los sonidos, la morfología y la sintaxis, los

significados y el uso mismo de las palabras.

Como se ha confirmado la existencia de aproximadamente cien o más figuras, aquí sólo

podremos concentrarnos en las más frecuentes.

En el cuadro siguiente puedes encontrar una descripción y un ejemplo de cada una.


Figura Descripción Ejemplo

Uso de un concepto apropiado Frontera de los besos / serán


sustituido por un vocablo mañana / cuando en la dentadura
/ sientas un arma. / Sientas un
Metáfora inapropiado gracias a una fuego / correr dientes abajo /
relación de semejanza entre las buscando el centro.
dos partes. Miguel Hernández

Sustitución de un término por


Fió […] su vida a un leño.
otro, basada en una relación de
Metonimia Luis de Góngora
causalidad, espacialidad o
temporalidad. (Leño = barco)

El señor Pérez está preocupado


Sustitución que se basa en la
por el nacimiento de su bebé,
Sinécdoque relación de un todo con sus
porque ahora tendrá que
partes.
alimentar seis bocas.

La Guardia Nacional, que desde


dos meses atrás practicaba con
Uso de una expresión con gran lujo de precauciones
sentido contrario o diferente prudentes reconocimientos en los
con el objeto de bosques vecinos, fusilando a veces
Ironía burlarse.Cuando se emplea con a sus propios centinelas y
la intención de dañar aprestándose al combate cuando
cruelmente se denomina un gazapillo hacía crujir la
sarcasmo. hojarasca, se retiró a sus hogares.

Guy de Maupassant
Figura Descripción Ejemplo
Oye el sórdido son de las
Repetición de grupos de dos o tres resacas, / infameturba de
Aliteración
fonemas y grafías nocturnas aves.
Luis de Góngora

Cuando quiero llorar no lloro,


Oposición de dos ideas, palabras, / y a veces lloro sin querer[…].
Antítesis
frases u oraciones.
Rubén Darío

Paralelismo en donde uno de los Sus mejillas, rugosas como la


Comparación o ejemplos es presentado como corteza de una vieja encina.
superior inferior o igual
símil
introduciendo nexos
comparativos. Pío Baroja

Supresión de uno o varios Hijo, para descansar / es


elementos, necesarios según las necesario dormir […]. Madre,
Elipsis para descansar, morir.
reglas gramaticales, pero
prescindibles para el uso retórico. Manuel Machado

Ocurre cuando la pausa de fin de Una tarde parda y fría


verso no coincide con una pausa de invierno. Los colegiales
morfosintáctica (una coma, un
Encabalgamiento punto...). La frase inconclusa estudian. Monotonía
queda, por tanto, «a caballo» entre
dos versos (efecto del que toma su de la lluvia en los cristales.
nombre la figura retórica) Antonio Machado
Figura Descripción Ejemplo

Consiste en la expresión
vigorosa de un afecto o estado
de ánimo para dar fuerza y ¡Oh noche que juntasteAmado
eficacia a lo que se dice. Su con amada,
amado en el amado
Exclamación abuso puede causar efecto
transformada!
cómico. Pero lo acostumbrado
es que se use para marcar la San Juan de la Cruz
cima emotiva o clímax de una
composición

Cerrar podrá mis ojos las


Alteración del orden natural postrera /sombra que me llevare
Hipérbaton (sujeto + verbo + predicado) de el blanco día […].
la frase.
Francisco de Quevedo

Érase un hombre a una nariz

Aumento o disminución pegado, / […] érase el espolón de

Hipérbole o cuantitativa de una o varias una galera, / érase una pirámide

exageración propiedades de un objeto, de Egipto, / las doce tribus de

estado, circunstancia, etcétera. narices era […].

Francisco de Quevedo

Noche, fabricadora de embelecos,


/ […] que muestras al que en ti su
Unión sintáctica de dos bien conquista / los montes llanos
Oxímoron
elementos opuestos. y los mares secos […].

Lope de Vega
Figura Descripción Ejemplo

Atribuir cualidades humanas a Algo miró después de sí la


Prosopopeya o seres inanimados o Muerte…
personificación irracionales. Muy empleado
por los fabulistas. Gabriel Bocángel

Repetición de palabras o
expresiones iguales de forma
cruzada, manteniendo una Hay que comer para vivir y no
Quiasmo
simetría, a fin de que la vivir para comer.
disparidad de sentidos resulte a
su vez significativa.

En colores sonoros
Consiste en enlazar dos
imágenes o sensaciones suspendidos
oyen los ojos, miran
Sinestesia
percibidas por distintos los oídos...
órganos sensoriales.
Francisco López de Zárate.

Tabla 1. Figuras retóricas


1.3 Uso de expresiones sinónimas y pronombres. Sustitución léxica y

pronominal.

Para crear belleza a través de la palabra, el lenguaje literario se cuidade evitar repeticiones

innecesarias de palabras y frases. Para ello, recurre a los sinónimos y los pronombres, que

actúan como sustitutos textuales de expresiones ya incluidas en el discurso.

Observa esto en el inicio del cuento “Continuidad de los parques”, de Julio Cortázar.
Continuidad de los parques

Julio Cortázar

[Él] Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes,

volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la

trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado

y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del

estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de

espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones,

dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los

últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los

protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. […]

En este fragmento, una y otra vez aparecen referencias al sustantivo novela y al personaje de

la historia (cuyo nombre desconocemos y al que sólo se refiere mediante el pronombre él).

Todas las palabras que están marcadas en verde son sustitutos textuales de la palabra novela:

las dos primeras son pronombres y la tercera (libro) actúa como un sinónimo o palabra
equivalente. Las palabras en amarillo (adjetivos y pronombres) hacen referencia al personaje,

él.

2. Para sugerencias de ejercicios sobre el tema “los textos literarios” ve el anexo D.


FUENTES

Aguilar Mialma, N. Et al.(2012). Lectura y Redacción I. Libro y cuaderno de trabajo.

México: Universidad Autónoma de Querétaro.

Aguilar Mialma, N. Et al. (2013). Lectura y Redacción II. Libro y cuaderno de trabajo.

México: Universidad Autónoma de Querétaro.

Cassany, D. Et al. (1993). Enseñar lengua. Barcelona: Graó.

Cortázar, J. (1995).Cuentos completos I. Madrid: Alfaguara.

Enciclopedia Juvenil Grolier. (1987).México: Editorial Cumbre

Lepe, E. y L. Lima. (2014). Estrategia de lectura para comprender relatos históricos en la

educación primaria. México: INEE.

Licenciatura en RR.HH., Universidad de Champagnat. (15 de febrero de 2019). Encuesta,

cuestionario y tipos de preguntas. [En línea]. Recuperado en febrero 2019, de

https://www.gestiopolis.com/encuesta-cuestionario-y-tipos-de-preguntas/

Mrozek, S. (2003). El árbol. Barcelona: Acantilado.

Paz, O. (1960). Libertad bajo palabra. México: Fondo de Cultura Económica.

Vieyra Solares, R. (Marzo 2010). Manual para ser poeta. Algarabía, 66, pp. 106-111.
ANEXO A

Ejercicio sugerido para el tema “el recuento histórico”

Instrucción: marca con los colores utilizados en el ejemplo anterior las expresiones

referidas al tiempo, las referidas el espacio, los nombres de personajes y los de

instituciones o documentos.

Descubrimiento del Nuevo Mundo

Al tocar la tierra del Nuevo Mundo, en 1492, Cristóbal Colón (1451-1506) creyó haber

llegado al extremo de las Indias, como se llamaba a la India e islas adyacentes. No se enteró

de que había descubierto América.

Colón nació, al parecer, en Génova (Italia) con el nombre de Cristóforo Colombo. Se conocen

poquísimas cosas del principio de su vida, salvo que era pobre y que empezó a navegar siendo

muy joven. Estuvo durante algún tiempo en Lisboa, donde se casó con la hija de un marino.

Estudió mapas e instrumentos de navegación, y leyó todo lo que pudo sobre expediciones

marinas. Cuando decidió buscar una ruta que llevara a Oriente por el oeste, trató de interesar

a Génova en su proyecto, y recibió una respuesta negativa. Entonces, Colón intentó persuadir

a los reyes de Portugal e Inglaterra, y finalmente a los de España, Fernando e Isabel. Éstos le
escucharon; pero transcurrieron ocho años antes de que la expedición se efectuase. Se dice

que la reina Isabel empeñó sus joyas para costearla.

El 3 de agosto de 1492 Colón zarpó con tres pequeños barcos: la Santa María, la Niña y la

Pinta. Sus tripulantes no llegaban a cien. Tras detenerse en las Canarias a reparar un navío y

recoger provisiones, se internó en el desconocido Atlántico. Como se proponía arribar a la

India, y a consecuencia de los vientos alisios predominantes, Colón navegó hacia el suroeste.

Avanzó sin encontrar indicio de tierra. Sus espantados marineros quisieron regresar, e incluso

algunos marineros amenazaron con tirar por la borda a Colón si no accedía a ello. Pero los

barcos siguieron adelante. Las tripulaciones se animaron al ver pájaros y hierbas en el mar.

Aquello señalaba la proximidad de tierra firme. Una noche el vigía descubrió una luz

vacilante en la distancia. A las dos de la mañana siguiente, la del 12 de octubre de 1492, los

hombres de la Pinta avistaron tierra. Era una isla. Colón la llamó San Salvador. Después

encontró Cuba y las islas que llamamos La Española, Isabela y Santo Domingo.

La Santa María naufragó, y la Pinta y la Niña emprendieron la vuelta a España. Navegaron

hacia el noreste hasta encontrar los vientos occidentales, que soplan casi en línea recta hacia

la península ibérica. Una espantosa tempestad separó a los dos barcos. El 15 de marzo de

1493 la Niña, con Colón a bordo, entró en el puerto de Palos. La otra nave superviviente, la

Pinta, llegó después.


ANEXO B

Ejercicios sugeridos para el tema “El cuestionario”.

Instrucción: elabora una pregunta abierta y una pregunta cerrada (con sus opciones de

respuesta), de acuerdo con lo que viste en el ejemplo de este tema.

Pregunta abierta:

Pregunta cerrada:
ANEXO C

Ejercicios sugeridos para el tema “El cuento”.

Instrucción: lee el siguiente cuento de Octavio Paz. Al finalizar, realiza las actividades

propuestas.

El ramo azul

Octavio Paz

Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor

caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco

amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán

salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo.

Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié

el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las

piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho

estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera

pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente.

Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
—¿Dónde va señor?

—A dar una vuelta. Hace mucho calor.

—Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.

Alcé los hombros, musité "ahora vuelvo" y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada.

Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de

una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante

tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche,

llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba

también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto

sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo,

el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel

diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a

quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa,

arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.


Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me

pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que

alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el

paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme,

aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve

en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi

espalda y una voz dulce:

—No se mueva, señor, o se lo entierro.

Sin volver la cara pregunte:

— ¿Qué quieres?

—Sus ojos señor —contestó la voz suave, casi apenada.


— ¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es

mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.

—No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.

—Pero, ¿para qué quieres mis ojos?

—Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los

tengan.

—Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.

—Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.

—No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.

—No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.

Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con

el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.

—Alúmbrese la cara.

Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó

mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me

contempló intensamente.
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.

—¿Ya te convenciste? No los tengo azules.

—¡Ah, qué mañoso es usted! —respondió—. A ver, encienda otra vez.

Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.

—Arrodíllese.

Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se

inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis

párpados. Cerré los ojos.

—Ábralos bien —ordenó.

Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.

—Pues no son azules, señor. Dispense.

Y desapareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé.

A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto.

Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.

Entré sin decir palabra.

Al día siguiente huí de aquel pueblo.


Instrucción: responde las siguientes preguntas.

¿Cuántos personajes hay en el relato? ¿Cuál es el protagonista?

¿Sabemos a qué se dedican los personajes?

¿Por qué razón uno de los personajes está dispuesto a conseguir un ramo de ojos azules?

¿Cómo evoluciona el personaje protagónico? ¿A qué resolución llega al final del relato?
Instrucción: restablece cronológicamente la secuencia de los eventos del cuento.

___ El ladrón de ojos no le cree al protagonista que tenga los ojos amarillos.

___ El protagonista huye del pueblo.

___ El sujeto desconocido le pide al protagonista sus ojos.

___ El protagonista advierte que alguien lo sigue y acelera su paso.

___ El posadero le advierte al protagonista que no salga a pasear.

_ 1_ El protagonista se levanta de la hamaca y se pasea por la habitación.

___ Todavía asustado, el protagonista corre durante una hora por el pueblo.
ANEXO D

Ejercicios sugeridos para el tema “Los textos literarios”.

Instrucción: relaciona los nombres de las figuras retóricas en la columna izquierda con

los ejemplos en la columna derecha.

Figura retórica Ejemplo

1.Metáfora Verde que te quiero verde. ( )

Verde viento. Verdes ramas.

Federico García Lorca

2.Metonimia La humanidad debe poner un fin a la guerra o la guerra ( )


pondrá fin a la humanidad.

John F. Kennedy

3. Ironía Noche fabricadora de embelezos, […] ( )

manos del bravo y pies del fugitivo.

Lope de Vega

4. Comparación En el silencio sólo se escuchaba ( )

un susurro de abejas que sonaba.

Garcilaso de la Vega

5. Antítesis Es hielo abrasador, es fuego helado, ( )

es herida que duele y no se siente,

es un soñado bien, un mal presente,

es un breve descanso muy cansado.

Francisco de Quevedo
6. Hipérbaton Unos cuerpos son como flores, ( )

otros como puñales,

otros como cintas de agua;

pero todos, temprano o tarde,

serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,

convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un


hombre.

Luis Cernuda

7. Aliteración Ni estoy bien ni mal conmigo ( )

mas dice mi entendimiento

que un hombre que todo es alma

está cautivo en su cuerpo.

Lope de Vega

8. Oxímoron Volverán las oscuras golondrinas ( )

en tu balcón sus nidos a colgar.

Gustavo Adolfo Bécquer

9. Quiasmo Las estrellas nos miraban ( )

mientras la ciudad sonreía.

P. del Castillo

10. Prosopopeya Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le ( )


enfurezca más.

Oscar Wilde

11. Sinestesia Cuando aparezcan los hilos de plata en tu juventud… ( )

Vicente Fernández
Instrucción: lee el siguiente cuento. Después relaciona con una flecha las palabras en

negritas con los pronombres las sustituyen.

Eso no se hace

SlawomirMrozek

Leí en un periódico que por encima de nosotros vuelan satélites. No se ven a simple vista, ni

tampoco con prismáticos, ya que vuelan en el cosmos. Pero ellos nos ven a nosotros. Y como

si eso fuera poco, fotografían todo lo que hay en la Tierra, y con tanta precisión, que cualquier

cosa que no mida menos de medio metro de largo o de ancho sale en la foto con la misma

exactitud que si nos la hubiese hecho un primo durante una fiesta de cumpleaños o una boda.

“No hay motivo para preocuparse —pensé—. Mi cara tiene menos de medio metro.”

No obstante empecé a estudiar el asunto. La cara se me puede hinchar a causa de un dolor

de muelas o —Dios no lo quiera— porque alguien me la rompa y entonces sí saldré en la

foto.

Sin embargo, de momento la dentadura no causaba problemas y nadie se animaba tampoco

a pegarme. Pero mi alegría duró poco, pues una mañana, al abrir el periódico, me enteré de

que habían perfeccionado los satélites y que ahora ya fotografiaban incluso aquello que medía

menos de medio metro y más de treinta centímetros.


“Qué le vamos a hacer —pensé—. Tendré que afeitarme al menos una vez a la semana. Hay

cierto riesgo de que en la foto salga horrible.”

No me gusta afeitarme, pero tengo mi pundonor, así que empecé a hacerlo una o incluso dos

veces a la semana, sobre todo antes de salir de casa.

Pero la prensa no tardó en anunciar que la técnica había dado un paso más y que ya lo

fotografiaban todo, independientemente del tamaño. Para estar a la altura de la técnica tuve

que afeitarme cada día y comprarme una corbata nueva, lo cual supuso un gasto imprevisto.

También me limpiaba los zapatos y, en fin, me veía obligado a ofrecer cada día el aspecto

que antes sólo tenía los domingos. Sólo las cuchillas de afeitar y el betún me costaban siete

veces más que antes de la era de la técnica.

Cuando presenté mi solicitud de jubilación, me hicieron adjuntar una foto. Pensé: “¿Por qué

he de ir a un fotógrafo y gastarme una pasta, si tienen cantidad de fotografías mías?” Así que

escribí a las Naciones Unidas para que me enviaran una. Creo que me deben al menos una,

¿no?

Pero no hubo respuesta. Esperé, esperé, y nada. Mientras tanto se me acababa el plazo para

presentar la solicitud y entonces no me iban a dar la jubilación.

Fui a un fotógrafo, me hizo una foto, le pagué de mi propio bolsillo y presenté la solicitud.

Después subí a un tranvía y fui hasta la última parada. Desde allí caminé un buen trecho,

hasta que me encontré en medio del campo. Miré a mi alrededor, no había un alma, sólo unas

vacas, pero estaban lejos. Me bajé los pantalones y saqué el culo en dirección al cielo.

Que sepan lo que pienso de ellos.


a) satélites una ( )

b) foto allí ( )

c) cara ellos ( )

d) afeitarme la ( )

e) foto le ( )

f) fotógrafo lo ( )

g) la última parada la ( )
Instrucción: escucha la canción “Vive (Respira El Momento)”, de Calle 13, en el
siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=CmP59XcbjW8 . ¿Cuántas de las
figuras retóricas estudiadas en este apartado puedes identificar en ella?

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