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MIGUEL ANGEL RUIZ G. Lie. en Filosofia y letras, Peofsor de a UPB. Eivsyinsinsan spacio de rellexi6n son claves de lectura, en tomo a algunos parndig. mas que han permitido Conceptualizar ls procesos de sotilizacién que cons tituyen al hombre. Seta ta de un ligero acercamien toa la consideraciin de Aristoteles det hombre como ser social, lo que eqi-: Yale decty aunque olim- pacamente, de la naturale. fa cviea, chudadana 0 po ltiea del hombre, cons deracion por demés siem- pre expuesta a-nuevas in ferpretaciones. Fl ejeciio eeplieativo que aqu seem. pene intenta exhibir Ta fhanera como ha sido pen. tado el hombre con fel: inal escenario en el. que se movliza,Obviando Ta problemstia que elo com: porta, provisionalmente se Namite una complicidad la antropotogia y la sociologis, ene sentido de Ge la idea que el hombre seforma de st mismo, enn momento determinado de su devenit,resuena en la comprension que € mismo tiene dela sociedad. Dicho devotra, manera, todo acuerdo (tedrc00 pre-con Ceptual) que busque des pear un auto sia, en {entra su fundamento en lncaraterizacin del hom: tre El suelo de formacién de los conceptos que aca tanto que esa sociedad le taimplcita una decisin a propasito de lo quee hom: Treen esencia es Con la tesis de Ia natu- raleza social del hombre se augura, en la historia del pensamiento occidental, el despligue de relatos legi- timadores de los procesos de socializacién, es dec de prescripciones que ex: plican y deciden la validez de las estrategias que ga- ign entre los socio. En una perspectiva diacr6nica se reconocen, a este respecto, diversos re- Tatos, entre los que intere- sa recordar: El homo est animale rational de Aristételes; Ia tesis del pensamiento cristiano del hombre como ens creatum; Iz propuesta fenomenoligica delos te6- ricos de la religion, Rudolf Otto y Mircea Eliade, del home religiosus; el estu- dio del homo ridens_rea- lizado por el pensador francés Henri Bergson; las reflexiones del holandés Johan Huizinga sobre el homo ludens; el andlisis del hombre prétesis in: augurado por elcrtico de los medios de comunica- ccién Marshall Mcluhan. Desde algunos elemen- tos que se ofrecen en lo in. dicado, se pretende orien tar la reflexign en torno a Jo que las frases que sirven de epigrafe insindan. De este modo, la tendencia a formar asociaciones se ‘cumple de méltiples ma- nieras: cuando el hombre piensa, calcula, construye, fabrica, cree, ora, festej, celebraritos, juega y ve ju- gar, rie y hace rei, baila, fescucha misica, asiste a conciertos; cuando inven- ta protesis y las integra a su cuerpo; cuando va al cine, ve televisin, escucha radio, lee libros, en suma, cuando de algén modo se muestra, se adorna, se maquilla, se moviliza, se comunica, escucha, habla, incluso cuando planifica cestrategias bélicas pone en evidencia su constitutiva tendencia socializadora Esta multiplicidad revela diversos modos de estar en el mundo, mecanismos que le permiten a todo hombre ser-conlos-otros, crear ¥ cexperimentar, otorgéndole ‘ignificacién a los encuen- tyos interhumanas cotidia nos, esto es, posibilidades del sentirse vivir, del mo- verse en el disfrute de la cexistencia, formas variadas de propiciar gestos que dis tinguen al hombre de ‘otros seres (incluso de los animales que, por efecto de la domesticacion, mas se hos asemejan). En virtud de La abun. dancia conceptual Ia hora de aclarar la inclina cin asociativa del hom bre, es preciso reconocer que no se trata de puntos de vista opuestos, sino det intento de discurrir sobre el plexo de condiciones de posibilidad del trato interhumano 0, lo que «= igual, de la variedad de motives que hacen posible cl despliegue del mundo de la vida, Los esfuerzos re PENSAMIENTO HUMANISTA 9 ientes de explicacién del tema no se instalan en un territorio jo sino que cada ‘vez mas se abren en una constelacién de elementos; ‘admitir una definicién del hombre que se ofrezca como explicacin Gltima y determinante, significa ‘apostar por formas disimu- ladas del reduccionismo y Ia exclusion, es deci, por intereses terroristas camu- flados. Delatar la ilusién fundamentalista no repre- senta un compromiso con el relativismo, antes bien, constituye fa afirmacién misma de la incertidumbre conceptual que asiste tan- toa la antropologia como ala sociologia. La incerti- dumbre tedrica que atra- viesa a estas disciplinas ex- presa, positivamente, el territoria donde circula la pasién acelerada que ellas tienen de especializarse, Poniendo entre paréntesis la discusién epistemol6- gica sobre el estatuto y le- Bitimidad de los diseursos ntropolégica y socioligico, abrimos paso a lor relatos que historicamente han tenido una incidencia paradigmética en la com- prensién del hombre como ser social. iat Barcelona, Anagraaia 1993. © LA SOCIE- DAD DE LOS AMIGOS Entre los méltiples aportes de la cultura grie- ga se reconoce Ia valora- «ign del hombre como ani- mal racional. Esta idea, aristocrdtica en sus inicios y sospechosamente uni- versal en Ia actualidad, tie- ne su televancia en la his- toria del saber en la cul- tura occidental, pues ella condensa el hotizonte de ‘comprensién que, con re- lacién a otras culturas, La singulariza En la antedicha valora- ci6n encuentra su funda- mento la construccién del edificio ético, politico, eco- ‘némico y cultural, y de ella se deriva un tipo de com- prensién del mundo vital de los hombres. Cuando Atist6teles, que retoma una tradicién y Ia rese- rmantiza, concibe al hom- bre desde el plano de la raz6n, posiciona, al mismo tiempo, la forma que es menester aleanzar para {que se oriente en la direc- cién que lo habilita para realizar la tendencia a aso- ciarse. Lo que legitima so- clalmente al hombre en su tato con los demas es el empleo que hace de la ra- zén. En griego se dice LOGOS, que es, a un tiempo, raciocinio, escu- cha, palabra, modo de ser, 10 = rensamiento HUMANISTA comportarse y sentir; en Ia frase, el hombre es un animal racional, se propo- ne la creacién de un estilo de vida. El logos, y no la fuerza (ni del hombre, ni de la naturaleza, ni de los. dioses) es el leitmotiv que le permite al hombre mo- verse en los asuntos de la ciudad. De este modo, y puesto que el coneepto de ciudad lo admite, tanto la vida politica como el teji- do afectivo y pasional es- tan gulados por la razén como principio de gobier- no, un principio que surge no segdn una voluntad ‘exterior sino de un plano inmanente de encuentros ‘que propician los hombres. El paradigma aristoté- ico, al afiemar Ia raz6n como hilo conductor de los asuntos humanos, ins- tala un ideal de socializa- ign, una manera de con- ccebir las relaciones entre fos socios, una forma ii rmanente del ejercicio del poder que, por supuesto, sieve de estrategia en I formacién de los hombres. De aqut emerge la nocién politica de «la sociedad de los amigos» ! En la tierra griega tiene lugar la formacion, la f- guradel amigo del aman. te. El ciudadano es un amigo de la ciudad, siem- pre y cuando participe en ella movido por Ia razén. Sin tematizar en aquel momento aural la expe riencia de la tolerancia v ‘el respeto_a la diferencia, el amigo era aquel que con relacion a la ciudad tenia pretensiones y que, en ‘cuanto tal, se constituia cen rival de otros amigos de In ciudad. No es propia- mente el consenso, ni lt disuasién, ni el aplauso, ni €l mutuo elogio, -esta es nuestza patologia- lo que garantizaba la amistad y reunia alos amigos, sino la pasion por la singularidad (que no ha de confundirse con el individualismo per- sonalizado). Con relacién al concepto de amistad, es clara la sentencia aristoté- Tica: «amigo de Platén, pero mas amigo de la vei dad». Es inconeebible Ia sociedad de amigos como tun parlteo al infinito en cl que cada amigo se silen- ciarfa frente a las preten- siones de su rival; nada ids ajeno a la amistad que ¢l dicho eallejero:, «respe- to sus ideas pero no las comparto», pues el respe- to al rival consiste precisa mente en desafiarlo, me- dante el argumento, para que se vuelva competente en los asuntos propios de Ia amistad ciudadana. El ‘agGn como juego dual de reconocimiento y distan- ciamiento permitié al grie- ‘go acceder a una experien- ‘ia social que se manifes- taba en un acrecentamien- to, en una excelencia ética y politica, En la sociedad de los amigos todo es s0- rmetido a la conversacién, En la sociedad, los ami gos tienen asuntos sobre Jos que se requiere decidir: el valor, la justic ‘amor, el bien, la belle ‘educacion. No debe en- tenderse aqui la amistad ‘como eercicio cSmplice del «todo va bien», El modelo griego ofrece un tipo de Ssocializacién que se hur- taala apata, al desencan- to, ala indiferencia y a la ‘melancolfa del «todo vale». La experiencia social de la amistad se desentiende del honor y el prestigio ‘como motivos de obrar, [pues el crterio legitimador de ella se anuncia como cescenificacién de las fuer- zas dela raz6n. Cualquie- ra de los relatos de Platén hhablan de esta necesidad del hombre griego de afimarse como amigo. Asi pues, el hombre como ani- ‘mal racional no es s6lo el primer intento de una re- Aexién sobre las disposicio- nes inletectuales del alma, sino ante todo, el hilo con- ductor que fundamentan- do la amistad, hace posi- ble un estilo de vida con vistas a la socializacién, LA SOCIE- DAD DE LOS HIJOS DE DIOS El procesa de formacion del pensamiento cristiano permiti6 una nueva inte pretacién del hombre y,en consecueneia, propicié un concepto de sociedad en la cultura occidental. Un clenco de factotes intervie- nen en dicho proceso: Ia aproximacién de dos sen- sibilidades heterogéneas, la aricga y la judia que, cada luna a su modo, haba tea lizado una singular lectu- radel mundo. El encuen- tro de estas dos sensibili- dades tiene como centro el advenimiento de un per- sonaje que le imprime al devenir occidental un sen- tido diferente. La historia de Jesés, encaracién de Dios en el tiempo de los hombres, el rostro hums no de Diot que revela el iisterio de Dios, constitu yeelevento que le da fir imeza y dinamismo al cris. Uianismo. El tiempo det mundo como tiempo de Dios es la historia de sal- vvacién que se despliega en tues momentos: Un pasa- do: El estado paradisfaco del hombre — original (Adan) y la historia de las relaciones entre el pueblo de Isracl y Yahvé, historia siempre animada por el entusiasmo espiritual de los profetas (este primer ‘momento es narradoen los libros det Antiguo Testa mento). El segundo momento es el presente redentory revelador que se condensa en a vida de fests yel ejer cicio pastoral de la iglesia, nuevo pueblo de Dios (lo narrado en el Nuevo Tes tamento y todo el ejercicio hhermenéutico del magiste flo de los santos padres. v PENSAMIENTO HUMANISTA 11 de los teblogos escolésti- cos), Finalmente un mo- mento escatol6gico (pre~ parado porlos dos momen {os previos) que anuncia cl final de los tiempos, el culmen de la historia Salvffica, con la segunda venida de Jesucristo. Estos tues momentos teolégicos de la historia encierran el misterio de la Santfsima ‘einidad: el Padre, el Hijo yal Espiritu Santo, La anterior teolgia de lahistoria atravesa todo lo ondmicas, las estrategias as la experiencia re Foc, tas expesiones cul thralee el undo moral totidiano. Coniendo el Fesgo de haber forzado el tlenco de factores que de- terminan Ia formacion del tos mds generale, se af mma aque cretianismo como forma de pensamien to que configura y manic festa un nuevo entil de vida.” Se inaugura, en pa Ibe dl Apdstol San Pas blo, <1 hombre nuevos. En términos epistemol6- gjeos, und suerte de com. plicidad reflexive entre fos fatos revelados por la Bi bay el pensanent gi go como. instrumento ermeneutico de dichor Gatos va a operat hasta fe rales del siglo XVL habeas plan coone (Cap. B La (pan el mando)” Mason Sg Si tee nee 2082 El pensamiento teol6gi- co medieval produce una nocién que sirve de clave de comprension del tejido politico, social, econémico moral dela sociedad: La nocién de Ens Creatum. Esta categoria, inexistente ‘en el pensamiento griego, determing lavaloracién de la totalidad del mundo de la vida como escritura de Dios. ELmundo es conce- Dido como un gran libro escrito por Dios, leerlo es descifrar los designios de Dios.? Que el hombre sea una criatura de Dios, hecho segiin su imagen y seme- janza (cfr, Gén. 1,26) constituye el rasgo distin- tivo de los esfuerzos aca- démicos y pastorales del pensamiento en Ja Edad Media. Frente al hombre como animal racional tencontramos, pues, que el hombre es de naturaleza divina, esto es, que tiene a Dios como su origen (su de donde) y como su fin (sua dénde). La cuestion me- tafisica del Ens Creatum queda legitimada en el momento que se estima que entre el hombre y Dios existen relaciones de filia- clén y, en consecuencia, entze los hombres relacio- nes de fraternidad. La so- ciedad, entonees, es el conjunto de los hijos de Dios que, peregrinando porla tiera, animados por Ia fe en el nico Dios, ea rminan hacia la ciudad de Dios. A este respecto es conocido el relato de San 12 = PENsAMieNTO HUMANISTA ‘Agustin sobre las dos ciu- dades o los dos amores: la ‘ciudad terrena (el amor entre los hombres) y la ciu- dad de Dios (el amor de Dios y los hombres). La sociedad adquiere una connotacion religiosa: es cl pueblo de Dios, la igle- sia, el nuevo Israel. Los ‘hombres son socios de una manera singular: no por el empleo de la raz6n aunque tampoco es una renuncia alla- sino por la fe que los vincula en la di receién de Dios: amar a Dios sobre todas as cosas, yal préjimo como a sf mis- ‘mo, Por eso es més conve- niente hablar de la socie~ dad de hermanos, hijos de wn mismo padre. Para el cumplimiento de este ‘querer se dispone de pric: teas y actitudes en la vida cotidiana: una vida sa- cramental ordenada, ejer- cictos de cuidado del alma como la oracién, ta confe- sion, el flageto, el ayuno, a limosna, en fin, todo un plexo de dispositivos nor ‘mativos que garantizan, cn el espesor de la vida cotidiana, la comunica- cién entre los hombres. La solidaridad, la justicia, el perdén, la basqueda del bien, en suma, un tefido de afectos que se legitiman por via. analégica con re lacién a los atributos de Dios se conjugan en el ideal del amor cristiano entte los socios. Dicho de otra manera, un conjunto de précticas que van acla- randole al hombre la for ‘ma como ha de experimen- tar sus afectos. Es, pues, otra sensibilidad, otra ma- nera de habitar el mundo, ‘otros modos y perspectivas de socializacién. Una mo- ral religiosa que es preciso diferenciar de la ética grie- 8, pues hoy, desde intere- ses heterogéneos, se reto- man ambos relatos para intentar aclarar y orientar el decurso de la historia de ‘cara al flujo de una sensi- bilidad la actual- que se debate entre una ética ci- vil humanista y el fen6me no explosivo de la religion de la nueva era EL HOMO RELIGIOSUS (O EL OTRO COMO COMPLICE) «EI hombre profano, lo quiera o no, conserva atin huellas del comporta: rmiento del hombre religio: £0, pero expurgadas de sus significados religiosos» > Se reconoce hoy Ia épo- ‘ca moderna como proceso de absolutizacién del su- jeto. Lanocién de ENTE CREADO, referida al hombre y a la naturaleza, ces impugnada y sustituida por Ia idea del hombre Como sujeto, fundamento soberano de toda valora- ‘ién sobre el mundo, tan- to el natural como el hu- mano. A este rexpecto es clisica Ia figura del «Giro ‘Copernicano» para carsc- terizar el nécleo de este cambio de paradigma. En términos epistemol6gicos, en adelante no seréel des. pliegue de nociones teold- fica las que habiliten una fectura del mundo. ELes:. cea cs “Girton det mango — es, cmc un Heidegger, un eetieictesdecelmuncns En este contexto emer- ge, como contrapartida, Ia necesidad de socavarla ilu- sin del hombre como se- fior de la naturaleza y de Ia historia. Desde diversos Ambitos te6ricos se aven- tura un ejercicio de sospe- cha que desencubre las vanas pretensiones del hombre, su ilusi6n de au- tonomia y libertad. Como bien lo notifica Michel Foucault, dicho ejerci desenmascarante es reai- zado por los tres maestros de la sospecha: F Nietzsche, 8. Freud y K. Marx. Cada uno de estos pensadores hacen visibles las fuerzas que atravesan- do al hombre se le sca pan, a saber: El descono- cimiento de unas leyes det lenguaje; undeseo que sin cesar de desear se hurta al reconocimiento (el incons- lente) y una historia que se oculta en sus leyes inti mas (lucha de clases). Afirmar que algo habla en el hombre antecediéndolo sin que él lo sepa temati- camente -ya sea en el or den del lenguaje, del deseo del poder- representa tres ‘movimientos de una «he- ida narcisstn a la sobe- tania del jet La gencaloga del sje tomoderno llerada acabo por estos tres crticos de la Eultura occidental abre paso al plexo de mimadas fue hacen cada ver més Saplicita la intencin de revelarel peligro que dicho Sujeto representa, Lor planteamientos de Mizcea Eliade, J. Huizinga, H Bergson y J. Baudrillard apocstan también por una extgesis que alae la apa fente legitimidad de un Sjeto que se representa 2 Sf mismo como soberano. Expresion orientadora de esta nueva mirada oe ins inia en una frase de G. Bataille: «El soberano ya no es um rey, erté ocuto en las grandes urbes, se rode de silencio»? Ine] noe Ii efecto de la soberanta del sujet se emprende una + ade, Mircea. Lo Satrado 7 Jo Protano.” Barcelonn, Labor Goon nia 17 Delage, M_ Senda Perks (han (tn paca ie tn ston el ‘Rinde) ‘Beenon Alen, Evade: jo0o naa #0 1 Ca "Bataie, Gearon, Cade bor Carlee Vioqwes ent Eine we set Manatia UB. 1980 PENSAMIENTO HUMANISTA = 1 comprensién no confesio- nal del fenémeno religioso. Rudolf Otto (Lo Santo 1917) y Mircea Eliade (Lo Sagrado y lo Profano; Mito y Realidad) propo nen una ontologia del hhomo religiosus. Son cla- ves en esta ontologia las ceategorias lo sagrado y lo profano para explicar las, conductas que el hombre manifiesta al instalarse en lo teal Lo sagrado se caracte riza por ser una experien- cia de sentido del mundo y de los otros (la alteridad humana y divina) que se cumple segin gestos que ro pertenecen al orden de la produccién, ni de lo atl, ni deo funcional y ni de lo calculable (ideales de la modernidad). El hombre hhabita lo sagrado cuando, cenlocotidiano, accede a un ‘objeto, un afectoy una p: si6n, una palabra y los ex- trae de susignificacicn ins- trumental y mercantil y 10 ‘experimenta como una rea- Tidad gratuita, un ofrec siento, undon divino. En este sentido todo lo que Ingresa en las fiestas en fos jucgos, en las celebracio- nes, en los amores, en los rituales, es experimentado sin otra finalidad que vivir intensamente, celebrar la cexistencia como canto, 0 ‘mejor, es el hacerse canto la existencia. Ast, lo sagra- do no es lo opuesto a lo profana, sino su transfor: Btn Micon op ot a 10 maci6n: «Al manifestarlo sagrado, un objeto cual- quiera se convierte en otra cosa sin dejar de ser 41 mismo, pues continia participando del medio ‘eéemico circundantes * La extgesis de lo sagra do y lo profano le insinga al hombre contempordneo que, tanto en el plano so- cial como en el individual, ‘sus desplazamientos coti- dianos, sus temores y sus fesperanzas, estructuran fen luna sensibilidad que, aunque no lo reconozca ceategorialmente, unas ve- ces seexhibe religiosamen- te (como cuando va al es: tadio, se enamora, asste a conciertos,juega, cuida su cuerpo en los gimnasios, inventa mecanismos dieté- tieos y de higiene, también cuando al maquillarse y cempresario de su propia imagen), y que otras veces se comporta profanamen- te (como cuando labora, se alimenta, comercia, aho- wa, construye sistemas de pensamiento). En lo pro- fano el hombre se asa -y se extravia del centro de su existencia, asume el es: tatuto de un sujeto cost ficado yy calculador; en lo sagrado se exalta, se comu ‘nica (comulga con el mun: do), se hace cémplice de los otros, en suma, se desobjetiviza, La fenomenologia de la religién delata que, pese al progreso inteligente del hombre, este posce un ca- 44 rensamenro numantsra lendario en el que su comportamiento lo hace ‘contemporsineo de los se- tes primitivos (seres fabu Tosos),0 mejor, que soto se comporta civilizadamente con miras a un retorno contoldgico de su espesor Primitivo (basta con ob servar los ritos contempo- raneos en la variedad de sus especticulos para re- ‘conocer allf Ia pre-huma- nna delicia de sus gestos). ‘Ast pues, todo gesto de produceién’ es una expe- riencia profana de Ia exis- tencia, un modo profano de estar en el mundo y, correlativamente, el gesto de consumo (no en el sen tudo que lo coneibe cl ca pitalismo) es una experien sia sagrada de la existen cia, un modo sagrado de acceso al ser Hlustra mu cho, a este respecto, 0 tar la mirada en Ia direc ci6n del teatro contempo- réneo dela produccién, y hacia los maltiples escens- rios del consumo, como si el hombre infatigable- mente produjera con vi tas al despilfarro. Por un lado todo el espacio de la produccién necesita la Imediacion de étieas (labo rales, profesionales, indivi- duales) para posibilitar fnculos funcionales (hoy ddecimos humanos) entre los hombres; y por el otro, todo movimiento de des- pilfarro propicia una rela- cidn estética en Ja que et Otro, mas alld de toda normatividad se expe menta como cémplice: sna reac de esta indo- ices una relacion reigiosa en sentido lato, ast lohan hecho saber no s6lo los fenomenélogos de Ia rel fiom, sino también lor fenomendlogos dela exe tenela entre los que cabe mmenclonarS. Kieskegsard, M. Heldeggery G- Maree! En la perspectiva de la socializacién, las catego- Has elo sagrado y lo profa- ro» ponen de manifesto la estructura que determina Jos tiempos y los espacios que el hombre habita. Lo Sagrado y lo profano cons- Uitayen dos modalidades de estar en el mundo, dos situaciones existenciales ssumidas por el hombre a To largo de su historia». 7 Hay unos tiempos y unos espacios profanos que son fos de Ia produceién, y sunos tiempos y espacios sagrados que son los del consumo. Setrata,en uno y otto caso, de formas de socializacin en las que el hombre experimenta die versos niveles de intensi- dad en su vida. Existen procesos de socializacion Sestinados a la produc~ ti6n de sentido, de valores, de objetos, calidad de Vida, apertura econémica, progreso,civilzacién; pero también el hombre se vin- cilacon otros hombres, se socializa, cuando celebra cumpleaos, bautizos, matrimonios, ritos fiine- bres, calendarios litdrgi- «os, programas de vacac nes, dversiones (hoy di fdas), juegos. La diferen- cia fundamental entre es- EL HOMO. tas dos modalidades de piaioeed LEDENS (EL tablece con el Otro: como JUEGO SO- phe doe maneran de er CIAL) ot go rare hombre se distingue del ca ree ea scales ogres i Smaenes ae mio cabs ee SS oar oc eee Boon died ees weet Sagem satya tombe se ne oe cieit cien Cnepernes el Ove toque sence ae eatidal toe aerated Tete dagen © alien iSceenee Sos det yan Por el camino de una ees tence atee way eg re ese a también Georges Bataille) juego social, allidonde mona hoon que este una ttn fon cen la vida cotidiana es da de un grupo o de una menester adoptar para no ; reduc la exitencla a una a ‘cosa, es decir, para acce- Contemporéneo del der a una experiencia. s0- homo religiosus y, en con- cial donde lo que realmen- sccueneia, otra visién de la te cuenta no sea el Otro, sospecha al proyecto mo- ‘come funcionario sino derno de absolutizacién de ‘como cémplice de un mis- Ia razén, se reconoce hoy mo desafio: habitar el la saludable lucidez del mundo desde la alegria y holandés J. Huizinga al laintensidad del Otro, esto sorprender en 1939 con la es, propiciar encuentros, reflexién en torno al homo que posibiliten Ia genera- ludens.

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