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La unidad para medir la velocidad de transmisión es el bit por segundo (bps) pero es más
habitual el empleo de múltiplos como kilobit por segundo (kbps, equivalente a mil bps) o
megabit por segundo (Mbps, equivalente a un millón de bps).
DS0 64 Kbps
ISDN-2 128 Kbps
T3 45 Mbps
OC1 51.84 Mbps
OC192 10 Gbps
Así pues, si la velocidad nominal de una conexión es de 100 bps y empleamos un protocolo
que utiliza tramas de 50 bits de los cuales 10 corresponden a la cabecera, la cantidad de
información efectiva que podremos enviar por segundo será de 80bps. Esta es la razón por
la que nunca podremos enviar datos a las velocidades nominales de las conexiones que
utilizamos (como los 100Mbps de una red Ethernet convencional o los 54Mbps de una red
WiFi 802.11g)
Otra confusión frecuente proviene de la asimetría de muchas conexiones, especialmente
de los accesos de banda ancha. En general, las conexiones ADSL o las de cable-modem
ofrecen velocidades distintas de subida y de bajada, con una relación de asimetría cercana
a 1:10 favorable a las descargas. Esto implica que el tiempo empleado en descargar una
información de la red será de unas 10 veces menos que el tiempo necesario para enviar
esa misma información.
Además, es frecuente que los operadores ofrezcan conexiones con velocidades nominales
más altas que las que perciben los usuarios, puesto que la calidad de servicio está
condicionada por un gran número de factores tales como la tecnología empleada, las
posibles interferencias, la atenuación del medio de transmisión (dependiente muchas
veces de la distancia a los nodos o centrales telefónicas que proporcionan el servicio), etc.
EJEMPLO: