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Capítulo 1
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Carpeta No: 68 AFRICA / MAGUEMATI WABGOU $400


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A . ADUBOAHpN

Nunca en í a historia Africa hab ían ocurrido tantos cambios , ni a tal veloci -
dad , como los que tuvieron lujar entre 1880 y 1935. En realidad , el m ás-.funda
-

mental y dramático incluso trágico de estos cambios tuvo lugar en un per ío-

do de tiempo más corto, entre 1890 y 1910, el per íodo en que las potencias impe-
riaies.conquistaron y ocuparon al continente africano prácticamente encero y es -
tablecieron el sistema colonial. El per íodo posterior a 1910 fue, esencialmente,
de consolidación y explotaci ó n del sistema. La velocidad a la que se desarrolló
este drama fue verdaderamente asombrosa, pues hasta 1880 sólo algunas zonas
muy limitadas de Africa estaban bajo el gobierno directo de europeos En todo .
el oeste de Africa , sólo la isla de Senegal y la zona costera, la ciudad de Freetown
y sus alrededores (hoy en día Sierra Leona), el sur de la Costa de Oro (actualmen -
te Ghana ), la costa de Abidjan en Costa de Marfil, Porto Novo en Dahomey ( hoy
Benin) y la isla de Lagos (en lo que hoy es Nigeria) estaban gobernadas directa
mente por europeos. En Africa del Norte, sólo Argelia estaba colonizada en 1880
-
por los franceses. En la parte oriental de Africa, los gobiernos europeos no con
trolaban ni una pulgada de tierra y en la zona central , sólo estrechas zonas coste-
-
ras de Mozambique y Angola estaban gobernadas por los portugueses. Unicamente
en el sur de Africa, el gobierno extranjero no só lo hab ía sido firmemente implan -
tado sino que , además, se extend ía considerablemente hacia el interior del territo
rio (ver Fig. 1.). En resumen , en una fecha tan tard ía como 1880, alrededor del
-
i
80% del continente africano estaba gobernado por sus propios reyes, reinas, cla
nes y cabezas de linajes , en imperios , reinos, comunidades y organizaciones de
-
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i
diversos tama ños y formas.
Sin embargo, durante los treinta a ños siguientes, esta situación sufrió un cambio
enorme y verdaderamente revolucionario. En 1914 , y con las ú nicas excepciones
i
de Etiopía y Liberia, Africa entera estaba ya sometida a la autoridad de las po
tencias europeas y dividida en colonias de diversos tama ñ os que, generalmente,
-
eran mucho más extensas que los sistemas de organizació n previos y con frecuen-
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24 AFRICA BAJO EL DOMINIO COLONIAL ( 1880 1935 ) - AFRICA Y EL DESAFIO COLONIAL 25
cia ten ían poco o nada que ver con dichos sistemas . Pero en ese tie: ica
m
. no sólo perdió su soberanía e independencia. Surgió también un ataque aTaf?ul -
% turas establecidas. Tai como señaló en 1930 Ferhat Abbas , refiriéndose a la colo-
nizació n francesa de Argelia, para los franceses, la colonizació n era «simplemen- .
te una aventura militar y econó mica defendida a continuación por ü n régimen >

administrativo apropiado». Pero para los argelinos fue « una verdadera revolu - / -
ció n , que destruyó todo un antiguo mundo de creencias e ideas y una forma de
vida inmemorial. Enfrentó a todo un pueblo con un cambio brusco. Sin ninguna
í-
preparació n previa, una naci ón entera se vio obligada a adaptarse o perecer . Esta
situación tiene forzosamente que conducir a un desequilibrio f ísico y moral , cuya
esterilidad no se halla muy lejos de la desintegración total» l . Esta descripción de
la naturaleza del colonialismo es v álida no sólo para el colonialismo francés de
Argelia sino también para el colonialismo europeo de toda el Africa ; la diferencia
es de grado, no de género, de estilo, no de esencia. En otras palabras, pues, du -
rante el periodo que va de 1880 a 1935 , Africa se enfrent ó a un reto muy serio,
el desaf ío del colonialismo .

LA PREPARACION DE AFRICA

¿ Cuá l fue ia actitud de íes africanos mismos con respecto al colonialismo, que
implica , tal como ocurrió, un cambio tan fundamental en la naturaleza de las re-
laciones que exist ían entre ellos y los europeos desde hacía trescientos a ñ os? Has-
ta ahora, esta pregunta no ha sido considerada seriamente por los historiadores,
ni por los africanos ni por los europeos, pero necesita una respuesta . La respues -
ta es completamente clara e inequ ívoca: una abrumadora mayoría de las autori-
dades y líderes africanos se opuso vehementemente a este cambio y expresó su
determinación de mantener ei statu quo, y , por encima de todo, de conservar su
.
soberanía e independencia Y con respecto a esto último, pr ácticamente ninguno
de ellos estaba dispuesto a transigir. Esta respuesta puede ser documentada con
las palabras textuales de los mismos l íderes africanos de la é poca . En 1891, Pretn -
peh I de Asante , en la Costa de Oro , respondi ó así a la oferta brit á nica de pro -
tección:

La sugerencia de que Asame, en su eslado actual , debe aceptar y disfrutar de la protección


de Su Majestad ia Reina y Emperatriz de la India , puedo decir que es un asumo que debe
ser considerado muy seriamente, y con respecto a eso, me siento feliz de decir que hemos
llegado a esta conclusi ó n , que mi reino de Asante nunca se comprometer á con ninguna
Posesiones britá nicas ( B ) Posesiones portuguesas 1P ) pol ítica semejante. .Asante debe permanecer tal como antiguamente y al mismo tiempo per -
manecer en t é rminos amistosos con todos los hombres blancos. No escribo esto con espíri -
EE Posesiones francesas ( Fj Posesiones turcas
-
tu fanfarr ó n sino en el sentido claro de su significació n... la causa de Asame está progre
sando y no hay ninguna razón para que ningú n hombre asante se sienta alarmado ante
ei porvenir o para creer por un solo instante que nuestra causa ha retrocedido a causa de
• Repú blica boers independientes los acontecimientos de las hostilidades pasadas 2.
( E) Posesiones espa ñolas

FIO. I . L Alfica antes . de la partición ; extensi ó n de las conquistas hacía 1880


{
F. Abbas, 1931, p - 9 citado por i. Berque en el capí tulo 24, de esta obra.
2 Citado por J. Fyim en M , Crowder (ed.}, 1971 , pp. 434.

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26 AFRICA Y El DESAFIO COLONIAL 27
AFRICA BAJO EL DOMINIO COLONIAL ( 1S80 193S) -
y prueban, m ás allá de toda duda , ía fuerza de su determinació n de oponerse a
En 1895, Wobogo, el naba moro, o rey de los mossis (en el moderno Alto Vol
ta ), declaró al oficial francés, Capitá n Destenave:
- los europeos y de defender su soberan ía , religió n y forma de vida tradicional . '
.
Estas citas dejan igualmente claro que estos gobernantes ten ían confianza en
su preparació n para enfrentarse a los invasores europeos, y podr ían haber esfád o - ,• . .
Sé que los blancos desean matarme para apoderarse de mi pa ís, y usted declara a ú n que
preparados para ello. En primer lugar , tenían total confianza en su magia sus
, ’

me ayudar á n a organizar mi pa ís. Pero yo encuentro que mi pa ís es bueno tal como es.
No los necesito. Conozco lo que es necesario para mi y lo que quiero: tengo mis propios antepasados y , por supuesto , en que sus dioses o su dios vendr ían en su ayuda, ^
mercaderes: además, consid é rese afortunado de que no dé orden de que le corren la cabe
za. Ahora váyase, y sobre todo, no vuelva nunca 3.
- y muchos de eilos, en la víspera de la confrontació n f ísica, recurrieron a oracio-
• nes , sacrificios , hierbas o encantamientos. Tai como registró Elliot P. Skinner:
Sentimientos similares fueron expresados por Lat Dior, el damel de Cayor (hoy-
en día Senegal) en 1883 (citado en el capítulo 6 de esta obra), el rey Machemba Los mossis creen que cuando los franceses atacaron Ouagadougou , el depuesto Mogho
del Yac, en lo que hoy es Tanzania , en 1890 (citado en el capítulo 3 de esta obra)
Naba Wobogo hizo sacrificios a los santuarios de la tierra. La tradición asegura que sacri -
y Hendrik Wittboi, un rey en lo que hoy es Namibia (citado en el capítulo 3 de
ficó un gallo negro, un carnero negro, un burro negro y un esclavo negro en una gran coli -
-
na pr óxima al r ío Volta Blanco, suplicando a la diosa de la tierra que alejara a los france
esta obra). Pero la última evidencia que me gustar ía citar aqu í, y la m ás fascinan
te, es el conmovedor llamamiento a la reina Victoria de Gran Breta ñ a que hizo
- ses y destruyera al traidor Mazi a quien los franceses hab ían puesto en el trono

Menelik de Etiopía en abril de 1891. Los jefes de Estado de Francia, Alemania, Y tal como se.ver á en muchos de los cap ítulos siguientes, la religió n fue real -
Italia y Rusia recibieron cartas similares. En este llamamiento, Menelik define .
mente una de las armas usadas contra el colonialismo Por otra parte, muchos
primero las fronteras que Etiopía ten ía en aquel tiempo , y, expresando sus ambi - de los gobernantes africanos habían sido capaces de construir imperios de diver -
ciones expansionistas personales, declara su intención de restablecer «los antiguos sos tama ños só lo un par de décadas antes y , algunos , todavía estaban en proceso
límites de Etiopía hasta Jartum y el lago Niza, incluyendo todos los territorios de expansión o restauració n de sus reinos. Muchos de ellos habían sido capaces
de Gallas», y añade: de defender su soberan ía con el apoyo de sus pueblos y éstos habían utilizado
para eilo armas y tácticas tradicionales. Algunos de ellos, como por ejemplo Sa-
No tengo en absoluto intención de ser un espectador indiferente, si las potencias lejanas mori Ture del imperio mandinga de Africa occidental , y Menelik de Etiopía, ha- ,

tienen la idea de dividir Africa, habiendo sido Etiopía durante los últimos catorce siglos bían sido capaces de modernizar sus ejé rcitos. Por eso , en aquel tiempo, los go-
una isla de cristianos en un mar de paganos. bernantes africanos no veían ninguna razón que pudiera impedirles mantener su
Puesto que el Todopoderoso ha protegido a Etiopía hasta ahora , tengo ia esperanza de soberan ía. Adem ás, algunos creían que podr ían mantener a distancia a los inva-
que en el futuro continuará hacié ndolo, incluso en mayor medida , y no pienso ni por un
momento que dividir á a Etiop ía entre otras potencias. '
. sores por medio de la diplomacia. Tal como veremos más adelante, en 1889, mien -
Antiguamente, la frontera de Etiop ía era el mar. Al fallar el uso de la fuerza y la ayuda tras Cecil Rhodes se preparaba para ocupar el territorio de ios ndebeles , su rey,
de los cristianos nuestra frontera del mar cayó en manos de los musulmanes. Hoy en d ía, Lobengula , enviaba a Londres una delegación para hablar con la reina Victoria;
no pretendemos ser capaces de recuperar nuestra costa mar ítima por la fuerza , pero tene
mos la esperanza de que, aconsejados por nuestro Salvador , Jesucristo, las potencias cris-
- y , en 1896, mientras el ejército invasor brit á nico marchaba hacia Kumasi para
apoderarse de Prempeh , cinco a ños después de que hubiera rechazado la cierta
tianas nos devolverá n nuestra frontera mar í tima , o de que nos darán al menos algunos
puntos a lo largo de (a costa 4
británica de protecció n , envió una poderosa misión diplomá tica a la reina Victo-
ria. Tal como hemos visto más arriba, Menelik dirigió un llamamiento similar
Cuando, a pesar de este llamamiento, los italianos, con el consentimiento de a ía misma reina así como a otros jefes de Estado europeos.
Gran Breta ña y Francia, lanzaron su campana contra Etiopía, Menelik emitió una De las citas anteriores se desprende claramente que, de hecho , muchos de ios
proclama de movilización, con fecha 17 de septiembre de 1895, en la que declaraba: . gobernantes africanos dieron la bienvenida a los nuevos cambios que se estaban
introduciendo de manera constante desde la tercera década del siglo XIX, ya que,
Ahora han venido enemigos contra nosotros con el objeto de arruinar nuestro país y cam hasta ese momento, tales cambios no habían amenazado su soberan ía e indepen -
biar nuestra religión... Nuestros enemigos han comenzado el asunto avanzando y cavam dencia. En el Africa occidental, por ejemplo, gracias a las actividades de los mi-
en el pa ís como topos. Con la ayuda de Dios no les entregare mi pa ís... Los que sois lu sioneros , y en una fecha tan temprana como 1827 , se había fundado ya en Sierra
tes, dadme hoy vuestra fuerza , y ios que sois d é biles, ayudadme con la oració n \
Leona el Fourah Bay College, y en la década de 1870 se establecieron escuelas
Éstas son las palabras de ios hombres que se enfrentaron con el reto color. ; primarias y secundarias en Costa de Oro y Nigeria. En verdad , el pan africanista -
nacido en el Caribe, Edward Wiimont Blyden hab ía hecho ya un llamamiento pa-
j
Citado por M . Crowder , 1968, p. 97.
ra fundar una universidad en Africa occidental. En una Fecha tan temprana co-
4
Archivos del Ministro de Asuntos Exteriores (Roma ), ASMA!, Etiopía Pos . 36/ 17-109 Mei
lik a la reina Victoria, Addis Abeba, 14 Miazia, ¡ 883, ind. en Tarnieiti a MAE, Londres, 6 de auti'
de 1891,
Citado por H. Márcus, 1975, p, 160.
6 E. P. Skinner , 1964 , p. 133. Ver tambié n E. Bichei , 1977 , p. 181.
28 AFRICA BAJO El DOMINIO COLONIAL ( 1880- 1933) AFRICA Y EL DESAFIO COLONIAL 29
mo 188?, algunos africanos acomodados habían empezado incluso a enviar a sus las nuevas Maxim de tiro ultrarr ápido ( véase ilustración). El poeta inglé s Hilaire
hijos a Europa para que recibieran más educación y preparación profesional y
. ! Belloc resumió muy bien la situación:
algunos de ellos habían regresado a la Costa de Oro como abogados y médicos
doctorados. í Ocurra lo que ocurra nosotros tenemos
Por encima de todo , a consecuencia de la abolición del horrible e inhumano
tr á fico de esclavos, los africanos habían podido evolucionar hacia una economía
{ la ametralladora Maxim y ellos no *.

basada en la exportación de cultivos rentables aceite de palma en Nigeria, caca- En esto los gobernantes africanos cometieron un error de cálculo, que, en mu-

hueles en Senegal y Cambia , todo esto antes de 1880, y en 1879, Tetteh Quas-
hie acababa de reintroducir en la Costa de Oro el cacao, procedente de Fernando
chos casos, tuvo trágicas consecuencias. Tal como se ver á más adelante, todos
i los jefes citados más arriba, excepto uno, fueron derrotados y perdieron su sobe-
Po . Y todo ello había tenido lugar sin que se estableciera ningún gobierno euro
-
i
.
ranía Mas aún, Lat Dior fue muerto; Prempeh, Behazin y Cetshwayo de los zu-
peo directo, excepto en pequeños enclaves de la costa. En realidad, hacia 1880, lúes fueron enviados al exilio y Lobengula de los ndebeles murió en combate. Tal
:
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al grupo, relativamente pequeño, de africanos que se habían beneficiado de una como se verá en un capítulo posterior, sólo Menelik derrotó a los invasores italia-
educación de estilo europeo le iba muy bien. Controlaban los pocos puestos de nos, manteniendo así su soberanía e independencia .
trabajo de servicio civil que ofrecían las administraciones europeas; en la costa, 1
algunos de ellos dirigían su propia empresa de importación y exportación y mo-
nopolizaban la distribución interna de los bienes importados. En Africa oriental ESTRUCTURA DEL VOLUMEN Vil
la influencia europea todaví a era mínima, aunque, después de los viajes, que hi-
cieron época, de Livingstone y Stanley y la propaganda que a raíz de estos viajes Es evidente, pues, que las relaciones entre los africanos y los europeos sufrie-
hicieron las sociedades misioneras, la aparición de iglesias y escuelas, y con ellas, ron un cambio revolucionario y que, entre 1880 y 1935, Africa se vio enfrentada
de carreteras y trenes, no era más que una cuestión de tiempo . a un serio desafío colonia!. ¿Cuál fue el origen de este fenomenal desafío, del
En lo que concierne a los africanos, pues, no veían en absoluto la necesidad desafío .colonial? O, dicho de otra forma, ¿cómo y por qué las relaciones entre
de ningún cambio radical en sus centenarias relaciones con Europa, y tenían con
- •
i Africa y Europa, con tres siglos de antigüedad, sufrieron, durante este período,
fianza en que, si los europeos quisieran imponerles cambios y forzar su avance un cambio tan dramático y fundamental? ¿Cómo se estableció el sistema colonial
tierra adentro, ellos ser í an capaces de detenerlos tal como habían sido capaces en Africa y qué medidas, políticas, económicas, psicológicas e ideológicas se adop-
.
de hacerlo durante los últimos doscientos o trescientos años De ahí viene el tono taron para apuntalar al sistema? ¿En qué medida estaba preparada Africa para
de confianza, si no de desafío, que se percibe en las palabras citadas más arriba. í hacerle frente? ¿ Y cómo se enfrentó a este desafío y con qué éxito? De los nue-
Pero de lo que los africanos no se dieron cuenta, fue que, en 1880, gracias i vos cambios, ¿cuáles fueron aceptados y cuáles rechazados? ¿Qué se mantuvo
a la difusión en Europa de la revolución industrial y al progreso tecnoló gico que del sistema anterior y qué se destruyó.? ¿ Qué adaptaciones y acuerdos se hicie-
ésta trajo, representado por el barco de vapor, el tren, el telégrafo, y, sobre todo, ron? ¿Cuántas instituciones fueron socavadas y cuántas desintegradas? ¿Qué con-
la primera ametralladora — la ametralladora Maxim— , los europeos a los que de secuencias tuvo todo esto para Africa, su gente, sus instituciones y su estructura
-
bían enfrentarse ahora tenían ambiciones políticas y necesidades nuevas y una tec
- política, social y económica? ¿Qué significado tiene el colonialismo para Africa
nología relativamente avanzada. Es decir , no sabían que la antigua época del li
- y su historia? Estas son las preguntas a las que este volumen intentar á responder .
bre comercio y el control polí tico informal había dado paso, en palabras de Basil Con el objeto de contestar a estas preguntas, y explicar las iniciativas y res-
Davidson, «a la era del nuevo imperialismo y de los monopolios capitalistas riva- puestas de Africa al enfrentarse al desafío colonial, este volumen ha sido dividi-
les» 7 y que, por lo tanto, no era solamente comercio lo que los europeos que
- do, además de los dos primeros capítulos, en tres secciones principales. Cada sec-
rían ahora sino también control polí tico directo. En segundo lugar, los lí deres afri
canos no se habí an dado cuenta del hecho de que ios fusiles que habían acumula-
- ción está precedida por un capítulo (3, 13 , 22) en el que el tema de la sección es
examinado de forma general y desde una perspectiva continental, y los capí tulos
do y usado hasta ese momento, los mosquetes de carga por la boca después

de sofocar en 1911 la última revuelta de ios baúles de la Costa de Oro, los france-
siguientes tratan el tema por regiones. La sección introductoria, que comprende
este capitulo y eí próximo, se ocupa de las actitudes y de la preparación de Africa
::

ses se apoderaron de 21.365 mosquetes 8 eran totalmente anticuados y no po- en la ví spera de este cambio fundamental en las relaciones entre Africa y los euro-
dían competir con los nuevos riñes de retrocarga que usaban los europeos, que peos, y las razones que condujeron a la división, conquista y ocupación de Africa
tiraban cerca de diez veces más r ápido y se cargaban seis veces más r ápido, y con l por parte de las potencias imperiales europeas. Debe señalarse también, ya que
con frecuencia se ignora, que la fase de la conquista propiamente dicha estuvo

"
B. Davidson , 1978 (a), t >. 19 .
8 T. C. Wdskd, 1980, p / 203. 9
.
Citado por M. Perham, 1961, p. 32
>
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30 AFRICA BAJO EL. DOMINIO COLONIAL umiDJS)

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AFRICA Y £L DESAFIO COLONIAL 31
precedida por a ñ os de negociaciones y tratados entre las potencias imperiales y
c
ios gobernantes africanos. Esta etapa de negociació n muestra que, originariamente , ,

las potencias europeas aceptaron a sus equivalentes africanos como a sus iguales,
•5
y , en segundo lugar , que los europeos reconocían la soberan ía e independencia
I de los estados y sistemas africanos.
i . La segunda secció n se ocupa de un tema que, hasta la d écada del sesenta, fue
enormemente desfigurado o completamente ignorado por la escuela colonial de
s historiograf ía africana. Se trata de las iniciativas y reacciones africanas frente a
i la conquista y ocupación de Africa. Para los integrantes de esta escuela, como
b
.
por ejemplo H H . Johnston , Sir Alan Burns y , más recientemente, Margery Per -
?
i ham , Lewis H. Gann y Peter DuignanI 0, la realidad es que los africanos dieron
S
la bienvenida a la instauración de la autoridad colonial ya que no sólo les salv ó
r-
d é la anarqu ía y de guerras que hubieran sido mutuamente aniquilantes, sino que
:
adem ás les trajo algunos beneficios concretos. As í se expresa Margery Perham:
r
{
\ La mayor ía de las tribus aceptaron rápidamente el dominio europeo, como parte de un
f
:
orden irresistible, un orden que trajo muchos beneficios, por encima de todo, paz, y apa-
: sionantes novedades, trenes y carreteras, lámparas, bicicletas, arados, cosechas y alimen-
f tos nuevos, y todo lo que pod ía ser adquirido y experimentado en pueblos y ciudades. A
•• las clases dominantes, tradicionales o creadas, el dominio europeo les trajo una nueva fuerza
i5 y seguridad con respecto a su posición social y nuevas formas de riqueza y poder . Durante
•i un largo per .
íodo posterior a la anexión, muchos af es incluso, aunque había un gran asombro,
í
hubo muy pocas revueltas y no parece que haya habido un gran sentimiento de indignidad
i
? por el hecho de ser gobernados ll.
::
s
?
> Tales ideas se reflejan tambié n en el uso de términos eurocén íricos tales como
i
« pacificación», PaxBritannicay Pax Gallica usados para describir lo que signifi -
:
có la conquista y ocupació n de Africa entre 1890 y 1914.
( Los historiadores que sí prestaron alguna atenció n a este tema, lo mencionan
i casi accidentalmente o a la ligera. En su A Short History of Africa* , publicada
i por primera vez en 1962, una de las primeras investigaciones modernas sobre la
i
i historia de Africa, los historiadores ingleses Roland Oliver y J . D , Fage dedica -
i
ron só lo un pá rrafo a lo que ellos calificaron de «amarga resistencia » por parte
de los africanos , y esto en un capitulo dedicado a lo que se llamó la lucha europea
i por las colonias africanas. Con el objeto de corregir esta interpretació n equivoca -
da de la escuela colonial , restablecer el equilibrio y destacar la perspectiva africa-
(
:
I
na , nosotros hemos dedicado nada menos que siete capítulos a este tema de las
iniciativas y reacciones africanas.
-
Tai como se verá en esos capítulos , los datos disponibles no confirman el en -
I foque que asegura que los africanos recibieron con alegrí a a los soldados invaso -
res y aceptaron rá pidamente el dominio colonial. De hecho, las reacciones africa-
1
i nas fueron completamente opuestas a eso. Resulta totalmente evidente que los
;
>
\
i
! .
w H. H. Johnston , 1899 , 1913: A. C. Burns, 1957 ; M. Perham 1960 (a); L. H. Gann y P . Duig
nan , 1967.
-
i

.
11 M Perham, I 960 (a ), p. 28.
.
* Breve historia de Africa. ( N del T , ).
33
'

i
32 AFRICA BAJO EL DOMINIO COLONIAL -
( 1830 1935) AFRICA V EL DESAFIO COLONIAL
tema fundamental
africanos se enfrentaron con sólo dos opciones , o renunciar rápidamente a su so - m ás arriba , en lo que concierne a los gobernantes africanos , el
ía , y en esto estaba completamente claro . .
beran ía e independencia , o defenderlas a cualquier precio. Tai como se demostrá
ra en oste volumen , resulta sumamente significativo que, ai enfrentarse con una
- que estaba en juego era el de la soberan
.
que nadie se hallaba dispuesto a transigir Los gobernantes africanos
que han si-
calificados de colaboradores , son aquellos que pensaron que el
do err óneamente
,

situació n en la que todas las probabilidades estaban contra ellos, la mayor ía de


——
ios africanos independientemente de la estructura política y socio económica
de sus Estados decidió defender su soberan ía e independencia. El relieve repro
ducido en la sobrecubierta de este volumen capta esta situació n: por un lado, el
-
-
mejor camino para salvaguardar su soberanía o incluso
que pod ían haber perdido en favor de alguna
garan los europeos, no era colaborar sino m á s
potencia
bien aliarse
recuperar
africana
con
,
los
antes
la

invasores
soberan
de que
euro
ía
lle -
-
peos. Un colaborador es ciertamente alguien que traiciona la causa nacional lugar-
peso de las ventajas de que disfrutaban los europeos y, por el otro, la fuerza de \
cons
de í enemigo en
la determinación de resistir a cualquier precio . Este relieve , pintado en una pared pirando con el enemigo para alcanzar las metas y objetivos
, todos los africa-
del palacio de los reyes de Dahomey , en Abomey , representa a un africano arma- de los intereses de su propia nació n. Pero tal como hemos visto
de rendirse , conservar o recuperar su soberanía .
do só lo con un arco y una flecha, que se enfrenta desafiante y sin pestañear a nos se enfrentaban al problema objetivo, y
propio
Por ello, los que decidieron unirse a los europeos, ten ían su
i ..
un europeo armado con una escopeta. • .5
I colaboradores .
por lo tanto, es completamente erró neo llamarlos
.
John D. Hargreaves, por ejemplo, plantea esta interesante pregunta. Dado el:
colaborador
En cualquier caso, desde la segunda guerra mundial , el término

i
' '
peyorativas y lo interesante es que algu-
abanico de attitudes posibles por parte de ios invasores europeos, los gobernantes africa - I ha adquirido connotaciones sumamente
nos podr ían tener un cierto n ú mero de opciones. Entre las ventajas a cono plazo que se nos de los historiadores que lo usan son conscientes de ello . R . Robinson , por
no se usa con
ejemplo, declaró: «Se debe insistir en que el término (colaborador
pod ían obtener por medie de tratados o de una colaboració n con ios europeos, se contaba )
no sólo el acceso a las armas de fuego y ios bienes de consumo, sino tambié n la oportuni
dad de conseguir poderosos aliados en disputas internas o externas. ¿Por qué motivo, en
-
- sentido peyorativo» . La pregunta entonces
n es : si puede ser
para
usado
el cual
con
es
ese
tan
sen
inco
-
-
tonces, tantos Estados africanos rechazaron tales oportunidades, eligiendo resistir a los tido, ¿por qué usarlo, especialmente en el caso africano
europeos en d campo de batalla ? 52. ! rrecto? ¿ Por qu é no usar la palabra aliado que es en realidad el t é rmino m á s apro -
como
piado ? Tofa, el rey del reino Gun de Porto Novo ha sido siempre citado
i
j . •

Esto puede parecer enigmá tico, pero sólo para alguien que observe el asunto
el ejemplo t ípico de un colaborador Pero . ¿ lo fue ? Tai como ha mostrado clara -
desde un punto de vista eurocé ntrico. Para ios africanos no se trataba de ventajas llegaron los franceses , Tofa se estaba enfrentando
mente Hargreavescuando
a corto o largo plazo, sino del tema fundamental de su tierra y su soberanía, y

a tres enemigos diferentes los yorubas en el noreste, los reyes Fon de los fran
de Dahomey
es precisamente por eso que prácticamente todos los Estados africanos, centrali-
zados o no, antes o despu és eligieron mantener o defender o tratar de recuperar —
en el norte y los británicos en la costa y debe haber visto proteger su sobera-
ceses como una oportunidad que ie enviaba Dios no sólo para
la llegada
-
r; su soberan ía. Para ellos no había componenda posible sobre ese tema, y en ver- algunos beneficios a expensas de sus enemigos . Por
dad , muchos de los líderes de estos Estados eligieron morir en el campo de bata- * nía, sino incluso para obtener franceses. Es evi-
lo tanto , eligi ó naturalmente no colaborar sino aliarse con los
lla, huyeron voluntariamente o se enfrentaron al exilio antes que rendir su sobe- de los problemas a los
dente que sólo los historiadores que no están enterados
ranía sin lucha . tiempo , o que niegan a los africanos toda inicia-
La gran mayoría de los gobernantes africanos , pues, optó por defender su so- que se enfrentaba Tofa en aquel
propios intereses , o que ven todo el asunto ú nicamente
beraní a e independencia . En lo que difer í an era en las estrategias y t ácticas que tiva o conciencia de sus .
de vista euroc é ntrico , describir ían a Tofa como un colaborador
i desde un punto
adoptaron para iograr este objetivo universal. La mayor ía de los gobernantes afri-
La falacia de este término se demuestra todavía m á s por el hecho de que los lla -
canos eligió la estrategia del enfrentamiento, usando armas diplomá ticas o mili- dispuestos a aliarse
tares o ambas cosas . Tal como se ver á m á s adelante, Samori Ture y Kabarega mados colaboradores, quienes en algunos momentos estuvieron
, s se convirtieron con frecuencia en sus adversarios o
de Bunyoro recurrieron a ambas armas mientras que Prempeh I y Mwanga de con los europeos má tarde
Gayor, e incluso
darnel de
resistentes: Wobogo, el rey de los mossis, Lat Dior, el
Buganda confiaron en la diplomacia. Otros , como por ejemplo Tofa de Porto gobernantes . Ello hace que esta califi-
Novo (en í o que hoy es Benin ) eligieron í a estrategia de la alianza y la coopera- el gran Samori Ture, son ejemplos de tales
ción, no la colaboración. cació n sea completamente absurda .
simplistas o,
Finalmente, sólo los historiadores que sostienen puntos de vista
El tema de la estrategia debe ser subrayado aqu í porque, hasta ahora , se ha
son realmente ignorantes en lo que respecta a la situaci ó n pol í tica y etno -culturaí
comprendido muy mal , lo que ha conducido a clasificar a algunos de los gober - y conquista europeas usar í an ese t é rmino.
de Africa en la víspera de la divisi ó n
nantes africanos como colaboradores y a su acción como una colaboración. No-
pa íses europeos , todos los pa íses africanos está n
sotros nos oponemos al uso del t é rmino colaboraci ó n , no sólo porque es inco-
Asumen que , tal como muchos
:i
rrecto sino también porque es despectivo y eurocé ntrico. Tal como hemos visto
i
13 R. Robinson en R. Owen, B. Sutcliffe (eds.), 1972, p. 120.
lj
- J . D. Hargreaves en L . H . Gann y p. Duignan (eds.), 1969, pp . 205-6. !
14 J. D. Hargreaves, en L. H. Gann y P. Duignan (eds.), 1969, pp 214 16
. . -
i

*
;•«
i
!
1
34 AFRICA BAJO EL DOMINIO COLONIAL ( 1880-1933 ) 35
i AFRICA Y EL DESAFÍ O COLONIAL
poblados por la misma nación o grupo etno-cultural , y que,
por lo tanto, cual-
!
i ,
de hoy . Estoy totalmente de acuerdo con
7

quier sector de ese grupo que establezca una alianza con el invasor podr i piración para ios líderes nacionalistas
que «no
ficado de colaborador . Pero ningún país, colonia o imperio
ía ser cali - )
ia conclusión de Robert I. Rotberg y Aii A. Mazrui , quienes afirman
africano estaba cons- ;
ó n de las potencias y normas occidentales , y los
tituido por un ú nico grupo étnico. Cada país o imperio estaba poblado por ¿ 5 se puede negar que la introducci
consiguientes controles y limitaciones, fueron cuestionados por todos los pueblos
<
merosas naciones o grupos etno-culturales, tan diferentes uno del otro como, po-
ru
de Africa que se vieron afectados por esta situació n » .
i?
dríamos decir , los italianos de los alemanes o los - i
i
franceses. Más a ú n, antes de Sin embargo, cualquiera que haya sido la estrategia adoptada por los africa-
la llegada de los invasores europeos, las relaciones entre
estos diferentes grupos
eran con frecuencia hostiles, mientras que algunos podían incluso estar
dos por otros. Etiquetar a ios grupos subyugados u hostiles que eligieron
subyuga -
i
í

t
nos, todos ellos con la
oes que ser á n

discutidas m
ú nica
ás
excepci
adelante ,
ó n de los
fracasaron
liberianos
en su
y etíopes , por razo-
objetivo de mantener su
fecha en la que termina la
al grupo invasor europeo contra sus antiguos enemigos extranjeros unirse . soberanía, y, al empezar la primera guerra mundial ,
o gobernantes primera sección de este volumen , Africa hab í a sido ya sometida al dominio colo-
con el término de colaboradores es no comprender lo principal. i.
supervivencia de los liberianos y et í opes frente
En realidad, tal
como se demostrará en algunos capítulos de este volumen , la naturaleza nial. El cómo y el porqu é de la
de las al violento ataque colonial ser á n tratados en el capitulo II .
respuestas y reacciones africanas frente al
Después del intervalo de la primera guerra mundial , ¿qué hicieron las poten-
*
colonialismo estuvo determinada no i
-
sólo por la situación política y etno culturai a la que se vieron
enfrentados los
africanos, sino también por la naturaleza de las fuerzas socio-econó micas que ac i cias coloniales con sus nuevas colonias en el campo pol ítico, econó mico social
secci ó n de este
y
volumen
?
.
- i
Esta es la pregunta a la que se contesta en la segunda
Puesto que los diversos mecanismos pol íticos diseñados con el objeto de adminis-
tuaban en cada sociedad en particular en el momento de la i
confrontació n, y por
la naturaleza de su organización política. i mecanismos,
trar sus colonias, y las ideologías que se ocultaban detrás tales
de
í
Muchos historiadores europeos han condenado a los que se opusieron
dolos romá nticos y miopes o imprudentes, y han alabado a ios
llamán - i
'

í está n bien estudiadas


, en muchos de los trabajos de investigaci ó n sobre
. En
el colonia
cambio, se
-
llamados colabo- lismo en Africa 9
, só lo se ha dedicado un cap í tulo a este tema
radores considerándolos previsores y progresistas. Tal como lo explicaron ! del sistema
ha prestado mucha más atención a los aspectos econó micos sociales
Oliver i y
y Fage en 1962: para restablecer as í el equilibrio . Tal como se
i colonial y a su impacto en Africa
tulos , el per í odo posterior a la primera guerra mundial y hasta
i verá en estos cap í
Sí esios últimos (gobernantes africanos) fueron previsores y estaban han descrito como el apogeo
más especialmente si habían tenido acceso a consejeros extranjeros bien informados, y
J
1935, el período que algunos historiadores recientes
de carrete-
o comerciantes, pod ían entender muy bien que no tenían nada que ganar
tales como misioneros i
i del cplonialismo, fue testigo de la construcción ele una infraestructura
con la resisten- i ó n de algunos cambios sociales tales como escuelas
cia , y sí tenían mucho que ganar por medio de la negociación . ras y trenes, y de la introducci
; Si hubieran sido menos pre
visores, menos afortunados o peor informados, hubieran visto a sus enemigos - i
primarias y secundarias . Sin embargo , los gobernantes coloniales ten ían un obje -
les unirse al invasor y ellos mismos hubieran asumido la tradiciona-
actitud de resistencia, lo que hu-
i
Á
tivo principal, a saber, la explotació n de los recursos de Africa
, «animales, vege -
biera podido terminar muy fácilmente en una derrota militar, la deposici
ón de los jefes,
i
í
tales y minerales », en beneficio exclusivo de las potencias coloniales y de sus com -
ia pé rdida de la tierra en favor de los nativos aliados con potencia
la de ocupación, posi-
blemente, incluso, en la fragmentació n polí tica de la sociedad o Estado...
f
I pa ñías mercantiles, mineras y financieras con sede en los pa íses metropolitanos .
Tal como había ó n particular es el
ocurrido en tiempos anteriores con el tr á fico de esclavos, hubo ganadores
así como perde-
i
Un capítulo de esta secció n al que se debe prestar una atenci
ií , tema que casi
dores, y en los confines de todos los territorios coloniales se pod ía
encontrar a ambosIS. que trata sobre el aspecto demográfico del dominio colonial un
investigaciones existentes sobre el colonialismo en Africa.
Ronald E. Robinson y John Gallagher han descrito también a la - oposici
*3 nunca aparece en las a la consolidaci ón
ón 3 ¿Cuáles fueron las iniciativas y reacciones africanas frente
o resistencia como « romá nticas luchas reaccionarias contra los ?
esta pregunta se contesta
hechos, la apasio- del colonialismo y la explotació n de su continente ? A
nada protesta de sociedades que sufrían un choque o conmoción ía subyacente
en la tercera secció n de este volumen y , de acuerdo con la filosof y destacar
i
a causa dei cam-
bio de la nueva era y que no serían aliviadas» ,6. Pero estos puntos de
i
vista son , ver la historia desde el punto de vista africano
sumamente discutibles, y la dicotomía entre los resistentes y los llamados x a este trabajo, es decir
ó n. En este período,
las iniciativas y reacciones africanas , se le presta gran atenci
\
colabo- \
radores no sólo es mecánica, sino que, sencillamente, no es convincente. Es segu
ro que en el comercio de esclavos hubo ganadores y perdedores, pero - i
\ las actitudes africanas no se caracterizaron , ciertamente , por la indiferencia , pa -
era clásica del
sividad o fácil aceptación. SÍ el período ha sido descrito como la
í
esta vez
.
no hubo ganadores Al final, tamo los resistentes como los llamados
colaborado-
?
t
í
res perdieron y lo interesante es que son los líderes llamados románticos e intran-
•* sigentes quienes todavía son recordados y se han l
convertido en una fuente de ins- .
. ., «Towards a new categorization
{?
Para un mayor desarrollo de este pumo, ver Boahen A A » (no publicado) en el cual se
and periodization of African responses and reactions to colonialism
basan algunas partes de este capitulo.
18 R . I. Rotberg y A. A. Mazrui (eds.), 1970, p. XVIII.
15 R. Oliver y j. D. Fage, 1962, p. 203. 19 Ver S. H. Roberts, 1929; Lord Hailey, 1938 y 1957; $ C Easton
, 1964; L . H. Gann y P,
. .
16 R. E. Robinson y J. Gallagher en F. H. Hinsley (ed.), 1962, pp. 639 40. . . Louis eds.), 1967 y 1971; i. Suret -Canale , 1971.
- Duignan (eds . 1969
) , y 1970 ; P . Gifford y W R (

»
1
}
4
AFRICA BAJO EL DOMINIO COLONIAL ( Í 380 93SI
-I AFRICA V £1 DESAFIO COLONIAL 37
colonialismo , es también la era clásica de ia estrategia de
en Africa . Tal como se demostrar á, tanto en el resistencia o protesta
estudio general como en los poste-
joras o reformas, y diversas sectas o movimientos religiosos. Algunas de estas aso -
riores estudios regionales , los africanos recurrieron realmente c ciaciones o grupos se habían constituido durante el periodo anterior a ía primera
de medidas y estratagemas, y en verdad
a un cierto n ú mero *
guerra mundial , pero no cabe duda de que proliferaron durante el per íodo que
inventaron una gran variedad de ellas,
para resistir ai colonialismo. i
estamos examinando.
Se debe poner énfasis en que en esa época, y con i A diferencia de las armas o tácticas adoptadas durante el per íodo anterior a .
la excepción de ios líderes ;
de Africa del norte , los objetivos no eran
derrocar el sistema colonial , sino más la primera guerra mundial, etapa en la que prevalecieron más las rebeliones y los
bien buscar la forma de mejorarlo y hacer convenios
en el marco de dicho siste- *
í
llamados disturbios, las armas o tácticas adoptadas ahora fueron peticiones y de -
legaciones enviadas a los gobiernos metropolitanos o locales, huelgas, boicoieos,
'

ma. Los objetivos principales eran hacer que el sistema i


colonial fuera menos opre- í y, sobre todo, la prensa y los congresos internacionales. El per íodo de entregue-
sivo, menos deshumanizador y hacer que resultara
beneficioso tanto para los afri-
canos como para los europeos. Los l íderes africanos i rras fue el del apogeo del periodismo en Africa en general y en Africa occidental
ran medidas y abusos específicos tales como el trabajointentaban que se corrigie-
?
f
en particular , mientras que los congresos pan-africanos se convertían tambié n en
puestos, el cultivo obligatorio de cosechas,
forzado, los elevados im- i
un rasgo t í pico del movimiento anticolonial. La intenció n de estos congresos era
la enajenación de tierras, las leyes de ik.
paso , los precios bajos para los productos
agr ícolas y los precios altos para los
í dar a los movimientos nacionalistas y anticoloniales un aire internacional; tenían
bienes importados , la discriminació n y segregaci ó n í también la esperanza de atraer la atención de las potencias metropolitanas hacia
raciales y ia mejora de servi-
los acontecimientos que tenían lugar en las colonias , y esta es la razó n por la cual
*

cios insuficientes tales como hospitales,


conductos de agua y escuelas.
ios congresos pan- africanos , organizados por el negro americano Dr . W . E. B.
í
Se debe insistir en que estas quejas contra el )\
sistema colonial eran comunes 5
ís, Londres, Bruselas e incluso en Lisboa. Este te-
a todas las clases sociales, tanto entre las personas j Du Bois, tuvieron lugar en Par
educadas como entre las que con m s detalle en el capítulo 29, capítulo que trata de la interac -
no lo eran y lo mismo entre los habitantes de las
zonas
ma est á tratado á
que vivían en centros urbanos, y generaban en rurales como entre los ! ció n entre los negros de Africa y ios de la diáspora de las Americas durante el
ellos una conciencia com ú n de afri
canos y hombres negros que se opon ían a sus opresores - V
i
periodo que estamos estudiando.
les y los hombres blancos. Es durante este per
, los gobernantes colonia
- V
Sin embargo , y a pesar de la diversidad de asociaciones y de la complejidad

después de que el sistema colonial terminara


íodo cuando
miento del nacionalismo político africano, corriente que tiene lugar el fortaleci-
comenzó inmediatamente
de instalarse, en la década de 1910.
V

:
— —
de las tácticas que estas asociaciones desarrollaron a excepci ó n ú nicamente de
Egipto , el impacto real causado al sistema colonial a principios de la década
Durante el per í odo anterior a la d écada de 1910, * del 30 era sumamente reducido. Y en 1935 , cuando las fuerzas imperialistas de
miento y del liderazgo del movimiento fue responsabilidarticulación de este senti-
la
ad de las autoridades tra-
1 la Italia fascista gobernada por Mussolini ocuparon y se apoderaron de Etiopía,
H
dicionales y se desarrolló dentro del marco de
las estructuras políticas pre-
? uno de los dos bastiones de esperanza que quedaban y el símbolo principal de!
coloniales. Ahora esta responsabilidad era asumida futuro resurgimiento y rejuvenecimiento de Africa , pareció como si el continente
por los nuevos grupos educa-
dos , de élite o por miembros de la nueva clase
media. Resulta bastante paradóji- I africano estuviera condenado a permanecer para siempre bajo el yugo del colo-
co que los nuevos líderes fueran productos del
sistema colonial mismo , creado i nialismo. Pero eso no ser ía así. La resistencia del pueblo africano, la misma ocu -
y sostenido por medio de escuelas y de pació n de Etiop ía, la intensificaci ó n del nacionalismo africano y del sentimiento
instituciones administrativas , mineras, fi- i
-
nancieras y comerciales que dicho sistema introdujo
. La identificaci ón del nacio-
anti-colonialista que tuvieron lugar después de la segunda guerra mundial , estu
nalismo africano del período de entreguerras
como un fenómeno exclusivo de la
;
-? vieron acompañadas por la emergencia de nuevos partidos políticos de masas y
clase africana educada y su caracterizaci ó
n como un * por un nuevo liderazgo radical dedicado, no a obtener mejoras sino más bien a
urbano es incorrecta y proviene de esta concentraci fenómeno principalmente lograr el desarraigo total del colonialismo . Tal como se ver á en el volumen VIII
dades nacionalistas y anticolonialistas en . manos n del liderazgo de las activi-
ó *s de este trabajo, todos estos factores combinados trajeron la liquidación del go-
de ios africanos educados que -
viv í an en su mayoría en los
nuevos centros urbanos. bierno colonial del continente, a un ritmo tan rá pido como el de su establecimien
to y en un periodo de tiempo, 20 a ños , pr ácticamente igual. Sin embargo , entre
i
Se formaron numerosos grupos y asociacione
piraciones nacionalistas. Tal como se
s destinados a articular estas
> as- í
*i 1880 y 1935, e í colonialismo parecía estar firmemente implantado en Africa . ¿Qué
evidencia en los capí tulos de esta secci ó n ,
las estrategias y t ácticas inventadas durante
este per í odo y destinadas a dar .un
*í secuelas dejó el colonialismo en Africa? A esta pregunta se contesta en el último
medio de expresión a estas aspiraciones
fueron igualmente variadas . Tal como
...
?i
capítulo de este volumen .
demuestran B. O. Oloruntimeh í n y E. S. Atieno
•» esta obra), estos grupos inclu ían
-Othiambo (capítulos 22 y 23 de i
asociaciones de jóvenes, étnicas, de antiguos alum-
nos, partidos políticos , movimientos políticos, FÜEKT MENTALES DEL V' MENVIU
mo inter- territorial y, lo mismo dentro que fueratanto de naturaleza territorial co-
del continente, sindicatos, clubs
X
i.
literarios, clubs de empieados civiles, asociaciones cuyo
objetivo era obtener me - linaltóentijen esfc dapítu niroductotoq es nécdsario
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temas más. Selrata deles fuent63 utili das f a esteMstudio y

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