Por definición entendemos la teología como “ciencia de Dios, pero al mismo tiempo esta palabra puede tener dos sentidos: uno objetivo y otro subjetivo. Precisemos brevemente el sentido subjetivo. a. Sentido subjetivo: la teología es la ciencia que Dios tiene de sí mismo, es decir, el objeto propio de esta ciencia es el mismo Dios propiamente, de manera pues, que él se conoce intuitivamente y conoce a los demás objetos como participaciones suyas comunicándose gratuitamente a los hombres de una manera perfecta en la visión beatifica de los santos y una imperfecta en la revelación y la fe.
La revelación es al mismo tiempo manifestación y comunicación de
Dios; es realidad que lleva a termino los designios de Dios en la historia y es mensaje que se traduce en el actuar humano como el anuncio por medio de los profetas o del propio Cristo del misterio salvífico que no solamente informa, sino que cambia la situación de la humanidad, es decir, ocurre una conversión.
La fe cumple la función de ser mediadora en el encuentro de Dios y el
hombre. A través de la revelación, Dios se abre y por medio de la fe, el hombre responde a esa llamada, sin embargo, esa llamada de Dios se ajusta proporcionalmente a su condición, por ende, dicha revelación debe tener ciertas características específicas:
a) Tiene un destino universal: se dirige a toda la humanidad: “id pues y
haced discípulos a todas las gentes”, (Mt 28, 19) b) La revelación es publica y social: no es un secreto que Dios confía para guardarse, sino que debe ser anunciada y transmitida a vox populi, así como Pedro en Pentecostés, (Hch 2,4) c) Es jerárquica: no se comunica inmediatamente a cada uno, sino a través de testigos privilegiados, hombres de Dios como los Profetas y apóstoles (Hch 10, 41) d) La revelación es progresiva: no es que el hombre posee toda la perfección, sino que Dios poco a poco fue comunicándose por muchos medios y uno de ellos es la historia, comenzando por el origen del mundo. Esto refiere a que la Revelación se fue desarrollando en cualidad y cantidad haciendo madurar al hombre para prepararlo a la plenitud de los tiempos en Jesucristo: dice la Carta a los hebreos “muchas veces y de muchas maneras habló Dios a nuestros Padres por medio de los profetas, en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio de su hijo Jesucristo quien ha sido constituido heredero de todo” (Hch 1, 1-2) e) Por destinarse a ser recibida por una inteligencia humana, debe adecuarse a las condiciones del conocimiento humano. Nuestro cerebro percibe sensitivamente, por lo tanto, la revelación se expresa por medio de imágenes, símbolos, parábolas, etc.
En definitiva, el primer sentido de la palabra “teología”, se dirige
entonces al conocimiento que Dios tiene de sí mismo en su verbo. Mientras que, por la creación, la sabiduría de Dios se ve aprisionada, por la revelación se humaniza en palabra de los profetas y se encarna en Jesucristo.