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Segundo año
Las nociones de causa y tiempo están muy relacionadas entre sí en estas etapas y se
evidencian en algunos comportamientos de les bebés, siempre ligados a la propia
acción, pero sin mostrar noción de causa ni tiempo objetivo. Esta centración en sí
mismos es lo que Piaget llamará egocentrismo. En el egocentrismo, le niñe descubre
el mundo desde su propia perspectiva, no se diferencia de lo que lo rodea, ya sea
del entorno físico como del social. Este egocentrismo que, en estos momentos, está
centrado en su propia acción de característica concreta o material, se prolongará en
el estadio posterior (preoperatorio) y será un egocentrismo mental porque ya
aparecerán los pensamientos.
Aquí va un ejemplo de construcción temporal. Cuando a le bebé le ponen el babero,
ya anticipa que va a ser alimentado; cuando le muestran la mamadera, a los tres
meses, agita sus brazos y piernas interpretando los indicios o señales del objeto.
Cuando escucha los pasos o la voz del padre o del adulto, anticipa que se van a
acercar a él para saludarlo, o lo van a alzar.
Cuando le quitan toda la ropa y escucha el ruido del agua (en su bañera), anticipa
que lo van a bañar. Como verán, son acciones que lo inician en un “antes y un
después” en una “serie de tiempo subjetivo”. También se inicia una suerte de
causalidad frente a un estímulo que provoca la repetición de su acción. Por ejemplo,
patalear para hacer mover un muñeco colgado sobre la cuna. En sus posteriores
avances le bebé irá reconociendo otras conductas causales y temporales: extenderá
su mano para entregar al educador algún objeto, como solicitándole que realice
alguna acción, por ejemplo, activar una cajita de música para escuchar el sonido o
darle cuerda a un trompo, etc. De este modo les niñes irán construyendo y
objetivando cada vez más las categorías de espacio, tiempo, causalidad y objeto.
Todas estas acciones que realizan les bebés -y que el adulto efectúa con ellos-
siempre deben ir acompañadas por el lenguaje. A les bebés hay que hablarles
permanentemente, sin apabullarlos, pero es preciso ir poniendo en palabras las
acciones que se llevan a cabo con ellos: “Ahora te quitaremos la ropa para darte un baño
tibio”, “Te cantaré una canción de cuna que habla de un pajarito”, “¿Querés que le dé cuerda
a esta cajita para escuchar la música?”, etc.
Sabemos que la clave más importante en la construcción del lenguaje reside en la
relación comunicativa que se establece con les pequeñes. Es importante hablarles en
lenguaje claro y no aniñado para que puedan ir asimilando las expresiones
lingüísticas, según sus posibilidades y ritmos. La palabra del adulte obra como
organizador y ordena el mundo de les pequeñes.
Hacia finales del octavo mes, según la teoría de Piaget (1978), se inicia otro sub-
estadio del estadio sensoriomotor-, denominado coordinación de esquemas
secundarios y su aplicación a situaciones nuevas. Le niñe, en este período, ya es
capaz de realizar una acción para conseguir un fin diferente de esa acción. Por
ejemplo, es capaz de apartar un obstáculo que se le interpone en su camino para
alcanzar otro objeto, pero todavía necesita que ese objeto sea visto por él. No
obstante, en esta etapa, ya puede encontrar un objeto que se ha tapado delante de
su vista y que, en los meses anteriores, no buscaba cuando estaba oculto porque lo
creía desaparecido.
En este sentido, se puede hablar de representaciones mentales, aunque solo sean
momentáneas. Muchos autores señalan que las imágenes mentales se construyen en
meses anteriores a los que señala Piaget, que las establece terminando el estadio
sensoriomotor.
En relación con los objetos, le bebé ya los puede rotar, los reconoce del lado revés y
los puede desplazar. En esta etapa, le gusta jugar introduciendo objetos en
recipientes, armar torres con cubos, jugar con pelotas y globos, etc. Ha avanzado en
la imitación de modelos, hace adiós con su mano, saca la lengua, cierra los ojos, se
toca la nariz, etc.; son estos movimientos invisibles para le niñe porque no puede ver
sus propias acciones.
Por otra parte, inicia la construcción de una nueva
capacidad, trascendental para su desarrollo, que es
la capacidad de representación. Esta capacidad se
manifestará promediando este segundo año de vida
(a partir de los 18 meses) y supone el principio del
juego simbólico, es decir, los juegos del “como si”.
Continúa la exploración de objetos para estructurar
su permanencia y la organización a nivel de la acción
del espacio y del tiempo, estableciendo algunas ordenaciones témporo-causales
entre los acontecimientos cotidianos.
Aún permanece en el estadio sensoriomotor; pero alrededor de los doce meses y
hasta los dieciocho, según Piaget, se inicia el subestadio denominado las reacciones
circulares terciarias y el descubrimiento de nuevos medios por experimentación
activa. Así, los esquemas de acción, resultado de las reacciones circulares
secundarias, se prolongan de un modo más complejo dando lugar a nuevas
reacciones terciarias, con una definida opción entre los que servirán para la finalidad
de la acción y los que servirán a los medios para alcanzar ese fin. Por primera vez
les niñes muestran originalidad en la solución de problemas. Mediante diferentes
acciones, prueban y ponen en práctica sus comportamientos hasta que encuentran
la mejor manera de alcanzar una meta.
Por ejemplo, si le niñe desea alcanzar un objeto alejado pero que se halla sobre un
mantel cuyo extremo él puede tirar, podrá coordinar el esquema de tirar del mantel
con otro esquema de acción que es agarrar, y secuenciarlos en el tiempo en función
del resultado perseguido. Esto implica un avance en la resolución de situaciones, y
en la concepción de tiempo y espacio, al lograr secuenciar de modo práctico, por
ejemplo, la acción de tirar y la de agarrar.
En este subestadio también avanza en la conservación del objeto, aunque no de modo
definitivo. Frente a un objeto ocultado en su presencia, por ejemplo, en una mano,
lo buscará; pero si se le muestra que lo ocultan en otra mano, lo buscará en el primer
lugar donde desapareció.
También avanzarán en las conductas de imitación de les adultes y niñes mayores que
se encuentran en su ámbito social haciendo caras, guiñando ojos, aplaudiendo,
bailando, etc. Las gracias que realizan en esta edad, los hacen aparecer muy
seductores y simpáticos.
El advenimiento del lenguaje que se manifiesta en este segundo año les permitirá
reconocer e identificar las partes de su cuerpo cuando se les pide nombrarlas y es
deseable ayudarlos a reconocerlas a partir de diversos juegos como por ejemplo:
jugar con pañuelos tapando y haciendo aparecer distintas partes del cuerpo: una
mano, una pierna, la cabeza, jugar con bolsitas o con materiales de gomaespuma,
que pueden llevarse en las manos, en el hombro, en la cabeza; jugar con aros a
ponerse dentro, jugar con pompones o plumas a hacer caricias en las diferentes
partes, hacer cosquillas, esconder los pompones con diferentes partes del cuerpo,
etc.
Los juegos al aire libre y el contacto con la naturaleza son actividades que favorecen
el desarrollo de les niñes desde los primeros meses. Los beneficios de dicho contacto
son variados y se refieren tanto al desarrollo socio-afectivo, sensorial-perceptivo
(ver, oler, escuchar, probar, tocar) como al desenvolvimiento cognitivo y corporal-
motor (caminar, trepar, deslizarse, etc.).
Asimismo, durante este segundo año irán comprendiendo los relatos y cuentos que
les son ofrecidos. Ya pueden escucharlos, no solo en forma individual, sino en
momentos compartidos con un pequeño grupo de compañeres. Es importante
acompañar los relatos con imágenes grandes de los personajes, en franelógrafos, en
pizarras imantadas o en cartulinas grandes.
También en este segundo año de vida la imitación se irá modificando y habrá algunos
comportamientos que indicarán estos cambios. Hasta estos momentos la imitación
de gestos y acciones se realizaban en presencia de la persona que era imitada, pero,
lentamente y con la interiorización de la acción, les niñes reproducen alguna escena
que han vivenciado anteriormente, por ejemplo: pueden tomar su teléfono de
juguete y hablar (a veces en una jerga que es muy difícil de entender) imitando a
sus mayores, también a sus hermanes, si es que los tienen.
El proceso de imitación posibilita al niñe una serie de aprendizajes durante estos dos
primeros años que, según Piaget, superan los que realizamos en etapas posteriores.
Les sujetes aprendemos una serie de conocimientos por imitación (aún de adultes)
pero, en esta etapa, es un mecanismo esencial para la incorporación del conocimiento
de los objetos y de les otres.
“…la pretensión general que desde el nacimiento hasta los tres años es un periodo
crítico para el aprendizaje y desarrollo, durante el cual los efectos de la experiencia
en el cerebro son permanentes y después del cual el aprendizaje es más difícil e
irreversible, es un mito…No entendemos cómo la neurogénesis o sinaptogénesis se
relaciona con el aprendizaje. Un problema que tenemos es que científicos de
biología básica son quizás muy reduccionistas en sus visiones. Ni los genes ni las
neuronas hacen algo por sí mismas. Su función depende de los input del ambiente”.
La acción del niñe, que hasta este momento tenía características prácticas,
materiales, ostensibles, se interioriza y da lugar a un nuevo modo de accionar: el
pensamiento, que es acción interiorizada.
Cabe señalar que no todos los significantes son del mismo tipo. Cuando el
significante se diferencia del significado, pero guarda alguna conexión con él
hablamos de símbolos; por ejemplo, un pequeño palo puede significar un
instrumento musical (flauta o corneta) y un palo más largo sobre el que se monta le
niñe significa un caballo para correr y desplazarse. Los símbolos pueden ser
individuales o colectivos. Generalmente, en el inicio, son individuales de cada niñe.