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Símbolos, ritos y efectos del Bautismo

Este apartado tiene como finalidad darnos a conocer los símbolos y ritos del bautismo
Por: Cristina Cendoya | Fuente: Catholic.net

El rito del Bautismo


El bautismo afecta a toda la persona con un cambio importante debido a la acción de Dios.
Estos cambios no se perciben materialmente, pero sí suceden. Es algo similar a cuando un
ciego recupera la vista. Por fuera no se ve cambio alguno y sin embargo por dentro el cambio
es total en la persona.
Simbología.
Hay muchos símbolos que se usan en el bautismo para que los hombres podamos imaginarnos
con algo que vemos, lo que está sucediendo por dentro y que no podemos ver:
1) Movimiento del atrio a la Iglesia.
El rito sacramental se inicia en el atrio de la Iglesia y se camina hacia dentro de la misma,
significando el paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del mundo al cielo.
2) Los exorcismos.
a) Renuncia a Satanás.
En voz alta el bautizado, o los padrinos en su lugar, renuncian a Satanás, a sus pompas y a sus
obras.
El renunciar a las pompas del demonio, significa renunciar al ambiente mundano y materialista
que reina en el mundo.
El renunciar a las obras del demonio, significa renunciar al pecado.
b) Señal de la cruz.
El sacerdote hace la señal de la cruz en la frente y el pecho del bautizado, significando que en
sus pensamientos y sentimientos, Jesús vence al demonio.
3) Unción con óleo.
La unción se hace con un óleo especial llamado crisma, el cual es bendecido por el obispo el
jueves santo. El significado de esta unción es que el nuevo cristiano comparte con Cristo una
triple misión como profeta, rey y sacerdote, los cuales eran ungidos antiguamente.
En la antigüedad, también untaban de aceite a los luchadores para que su cuerpo estuviera
flexible y escurridizo. En el bautismo se hace la unción con aceite también con este significado,
dándole al bautizado un carácter de luchador triunfador contra el demonio, infundiéndole
valor en la lucha y seguridad en el éxito.
4) La sal
Dentro del rito se le pone un poco de sal en la lengua del bautizado. Esto es una señal de
bienvenida. Simboliza la entrada a la familia de la Iglesia y la bienvenida que le damos al nuevo
miembro.
Otro significado que tiene la sal, es el gusto por las cosas de Dios que la gracia del Bautismo le
dará al bautizado.
5) El agua. Siempre se ha relacionado al agua con la purificación, ya que vemos sus efectos en
el baño diario: El agua tiene el poder de limpiar, sanar, purificar.
En la Biblia, el agua tiene dos significados: En algunos casos es devastadora (El Diluvio
Universal) y en otros es vivificante (La Creación).
En el bautismo, el agua es devastadora para el pecado y vivificante para el espíritu.
6) La vela.
La vela tiene dos significados: Es Cristo como luz que iluminará la vida del bautizado y es señal
de que el bautizado tiene la misión de ser luz del mundo.
7) El Credo.
El rezo del Credo, es símbolo del compromiso de fe y de identidad con la Iglesia que adquiere
el bautizado.
8) El rezo del Padre Nuestro.
Con esta oración el bautizado manifiesta que se ha convertido en hijo de Dios.
Los efectos del Bautismo.
El bautismo es un gran regalo que Dios nos ha dejado para ayudarnos a llegar a la salvación
eterna. Aunque aparentemente todo sigue igual por fuera, los cambios que el bautismo realiza
en nosotros son los siguientes:
1) Nos hace hijos de Dios. Con el bautismo recibimos una vida nueva, la vida de gracia que nos
hace participar de la vida divina. Es una filiación real y no una adopción, pues la vida de Dios
estará dentro de nosotros.
2) Nos hace miembros de la Iglesia. Al recibir el bautismo, entramos a formar parte de una
familia; la familia formada por todos los hijos de Dios, que es la Iglesia. El bautismo nos abre la
puerta para poder recibir todos los demás sacramentos.
3) Nos perdona todos los pecados. A diferencia del bautismo de Juan, el bautismo instituido
por Jesús sí perdona los pecados del que los recibe, incluyendo al pecado original. Es algo
gratuito que no pide reparación alguna.
4) Nos perdona todas las penas merecidas. Al recibir el bautismo se borran definitivamente
nuestros pecados y las penas que por ellos merecíamos. Esto significa que si una persona
muere acabando de recibir el bautismo, no irá al purgatorio, pues no necesita purificación
alguna.
La confesión en cambio, solamente borra el pecado, pero no el deber de purificación, que lo
podemos cumplir en la tierra con sacrificios, penitencias y buenas obras, o en el purgatorio
después de nuestra muerte.
5) Nos infunde las virtudes teologales. En el bautismo, Dios nos hace tres regalos: Son la Fe, la
Esperanza y la Caridad. Las recibimos como semillas y es deber nuestro el hacerlas crecer para
que lleguen a su máximo desarrollo dentro de nosotros.

La fecha más importante


Meditación acerca del Bautismo y su importancia
Por: Pedro García, misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net
Ciertamente que en la Iglesia volvemos a tomar conciencia, cada vez más viva, de la
importancia que tiene el Bautismo. Estamos volviendo con ello a la más pura tradición
cristiana, heredada de los mismos Apóstoles.
El momento culminante de nuestra vida no es precisamente aquel en que vimos la luz primera
ni lo será el momento último, sino que es el momento en que cayó sobre nuestra cabeza el
agua bautismal. Porque nacimos para ser hijos de Dios, nuevo nacimiento que nos da el
Bautismo; y morimos para entrar de lleno en la gloria de Dios, coronamiento de la vida que el
Bautismo nos dio.
Luis, el santo rey de Francia, cada vez que le nacía uno de sus muchos hijos, sentía verdadera
impaciencia por llevar inmediatamente a la iglesia al recién nacido. Apenas regresaban a casa
con la criatura ya bautizada, le estampaba el beso más ardiente, mientras le decía con
profunda fe:
- Antes eras sólo hijo mío. ¡Ahora eres hijo de Dios!
Toda la vida divina que llevamos dentro arranca del Bautismo como el agua de la fuente. Ser
bautizados es nuestro mayor timbre de gloria. Era también ésta la fe de una señora que
molestó más de una vez al pá-rroco, cuando aún no existían las fotocopiadoras:
- Padre, ¿me presta el libro de los Bautismos?
- ¿Para qué lo quiere?
- Mire, aquí traigo a esta amiga que tiene una caligrafía excelente y dibuja muy bien. Mi hijo va
a hacer la Primera Comunión, y quiero hacerle el mayor regalo.
Y el regalo que aquella mujer de fe hacía a sus hijos e hijas en su Primera Comunión era una
copia preciosa del acta bautismal, en pergamino y enmarcada en un cuadro de lujo.
Tenía toda la razón, puesto que el Bautismo ha realizado en nosotros cosas verdaderamente
grandes. Auténticas maravillas, como las realizadas en María la Virgen.

Al querer hablar del Bautismo nos metemos siempre en la alta teología que contiene.
Hacemos bien, porque nunca profundizaremos bastante en la riqueza doctrinal del
Sacramento que es la puerta de todos los demás.

Pero hay una manera muy efectiva de ver el Bautismo para descubrir todos sus tesoros: es el
considerar los signos de que va acompañada su celebración.
Esos signos encierran y a la vez manifiestan todo lo que Jesucristo, los Apóstoles y la Iglesia
nos han enseñado siempre sobre la grandeza que nos distingue a los bautizados, de las
obligaciones sagradas y de los privilegios que nos ha echado encima.

¿Queremos saber entonces lo que es un bautizado? Nos basta recorrer las ceremonias que se
han desarrollado en su celebración para darnos cuenta de su grandeza. Ese signar con la cruz
al bautizando, el leerle la Palabra de Dios, el cubrirle la cabecita con un velito blanco, el
entregarle el cirio prendido..., todo, en fin, tiene unos significados profundos y divinos.
Se le signa con la Cruz, porque toda la gracia de la redención de Cristo se ha volcado sobre su
alma.

Se le proclama la Palabra, porque ha sido engendrado a la vida de la fe.


Se le exorciza, porque el demonio, causante e instigador del pecado, ya no tiene que hacer
nada allí.
Se le dicta hacer promesas y recitar el Credo, porque va a ser testimonio de Cristo y un
valiente proclamador de la fe.
Se le sumerge en el agua, que le limpia de todo pecado y le infunde la vida del Resucitado,
haciéndole una nueva creación.
Se le unge con el sagrado crisma, porque se ha convertido en otro Cristo, en miembro viviente
de Cristo Jesús.

Se le viste de blanco, signo de la inocencia que se lleva en su alma.


Recoge una vela encendida, porque ha sido alumbrado con la luz de Cristo y sale a iluminar al
mundo.

Reza, y todos rezan con él y por él la oración del Padrenuestro, enseñada por Jesús, porque
ese recién bautizado, sin que él se dé cuenta, es ya un hijo de Dios.
Se bendice a sus papás, porque la Iglesia les agradece, en el nombre del mismo Dios, ese
nuevo hijo o hija que han traído como un ciudadano más del Reino y de la Gloria.
Todo esto es patrimonio cristiano, nacido, conservado y desarrollado por la Iglesia, desde los
Apóstoles hasta nuestros días a través de mucho siglos. Todo nos dice lo grande que es el don
de Dios. Todo nos ense-ña lo grandes que Dios nos ha hecho.

Esto ha llevado a la Iglesia en nuestros días a intensificar la preparación para recibir el


Bautismo. Los fieles, gracias a Dios, vamos tomando conciencia de lo que es y debe significar el
Bautismo en nuestras familias. Lo que es una gracia de Dios extraordinaria y causa de legítimo
orgullo, es también un compromiso serio que adquirimos con la Iglesia y con el mismo
Jesucristo.

Naturalmente, que si todo esto es cierto y tenemos fe, el Bautismo se mira entonces, y es
considerado siempre después como el acontecimiento cumbre de la vida. Nos esperarán tal
vez otros días grandes, pero como el del Bautismo, ninguno. ¿Por qué no se podría celebrar su
aniversario como la fecha también más jubilosa?....

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