Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
cuidados paliativos y
duelo
Atención familiar en cuidados paliativos
Cuidados familiares
El ser humano, a lo largo de toda su vida, necesita
ser cuidado por otros, a la vez que presta sus
cuidados a sus semejantes. Esta relación de
interdependencia es más evidente en el grupo
familiar y es más intensa cuando en ella existe un
miembro enfermo con necesidades paliativas. El
cuidado de otro miembro de la familia con
frecuencia es una relación intergeneracional,
basada en la solidaridad y el afecto, pero no
siempre es así. Puede vivirse como una imposición
ética no deseada o una obligación, como consta
en el Código Civil y en la propia Constitución.
Este cuidado es ejercido, fundamentalmente,
por las mujeres. Con los cambios sociales se
han generado situaciones ambiguas y
paradójicas, como el hecho de que las
mujeres que lo necesitan reciben menos
cuidados que los hombres, al carecer
normalmente éstos del entrenamiento, de las
actitudes y del tiempo necesario.
La familia actual es mucho más diversificada, variable e
individualista que hace algunas décadas. La incorporación
de la mujer al ámbito laboral ha disminuido la
disponibilidad de tener cuidadores familiares.
Por otro lado, la elevada longevidad adquirida en las
últimas décadas por nuestros mayores contrapone en el
otro lado de la balanza un incremento de las necesidades
de cuidado.
El desequilibrio es indiscutible. Algunos recursos públicos
y otros privados tratan de compensarlo, pero son las
cuidadoras quienes soportan la mayor carga.
Claudicación familiar
Agalló define las consecuencias negativas de cuidar personas en
situación de dependencia.
1. Consecuencias físicas y de salud:
a) Cansancio y estrés.
(b) Alteraciones del sueño-vigilia.
(c) Molestias y dolores.
(d) Migrañas y mareos.
(e) Alteraciones intestinales.
(f) Tensión y presión muscular.
(g) Mayor consumo de fármacos.
(h) Más consultas al médico.
(i) Peor percepción de la salud
Consecuencias socioeconómicas:
.
a) Aumento de gastos en la economía familiar.
(b) Gasto social.
(c) Inseguridad económica.
(d) Reducción de jornada o pérdida de empleo.
(e) Absentismo laboral.
(f) Triple jornada.
(g) Disminuyen la eficacia y la eficiencia.
(h) Menos posibilidades de ascenso.
(i) Pérdida de posición social.
3. Consecuencias psicológicas y psicosociales:
(a) Sensación de soledad e impotencia.
(b) Prisionera/criada. Falta de libertad.
(c) Sensación de dominación por parte de la persona cuidada.
(d) Irritabilidad, susceptibilidad.
(e) Ansiedad, tensión, presión.
(f) Pesimismo, desilusión.
(g) Incomprensión, intolerancia.
(h) Identidad confusa, baja autoestima, desvalorización personal y social.
Autoconcepto negativo.
(i) Sentimientos contradictorios, culpabilidad.
(j) Represión de la expresión.
(k) Depresión.
(l) Estrés doméstico, síndrome de la cuidadora
4.Consecuencias relacionales y familiars:
Conflicto intergeneracional e intergeneracional y de funciones.
(b) Choque generacional en los hábitos cotidianos.
(c) Disminución de vida social: ocio, relaciones, empleo y otras
actividades.
(d) Imagen negativa de la relación cuidadora-cuidado. Malos tratos
mutuos.
(e) Falta de espacio físico, mental y social.
La cuidadora presenta todas las características del estrés crónico:
un esfuerzo físico durante largos períodos de tiempo, que se acompaña
de altos niveles de imprevisibilidad y falta de control, que tiene la
capacidad de crear tensión secundaria en múltiples ámbitos de la vida
como el trabajo y las relaciones familiares, y con frecuencia requiere un
alto nivel de vigilancia
La mayor vulnerabilidad se produce por los siguientes factores:
1. Carga mental y física.
2. Restricción de la actividad normal.
3. Temor a que el ser amado sufra una muerte terrible y dolorosa: la
incertidumbre de cuándo y en qué forma sobrevendrá el fallecimiento
puede generar
temor.
4. Inseguridad respecto a la variaciones frecuentes en el desempeño del
paciente (físico y mental).
5. Soledad resultante de la protección del cuidador hacia el paciente contra
el sufrimiento emocional, lo que les lleva a ellos mismos al aislamiento.
6. Afrontamiento de la muerte. Darse cuenta de que la muerte está
próxima, lo que supone prever la última despedida.
7. Comunicación errónea por parte del paciente si no expresa
claramente sus deseos o cuando está insatisfecho o se muestra
obstinado.
8. Falta de respaldo de otros familiares (se presta atención
únicamente al
paciente).
9. Apoyo deficiente por personal sanitario.
10. Información inadecuada.
Son factores protectores: la continuación de las actividades previas, la
esperanza (se refiere a esperanza realista, no a milagros), la
sensación de mantener el control, la satisfacción (del cuidado que se
ofrece) y el apoyo
La enfermedad en situación avanzada o al final de la vida
puede provocar en la familia confusión, miedo, vergüenza,
rechazo, silencio, culpa, frustración, ira contra el sistema
sanitario y los profesionales, etc. Estas situaciones de estrés
psicosocial exigen de los profesionales de la salud
competencias para el abordaje eficaz, seguro y ético.
En el transcurso de la evolución pueden aparecer crisis de
descompensación del enfermo y/o de sus familiares, en las que
se acentúan los problemas o su impacto y que es importante
saber reconocer porque dan lugar a muchas demandas de
intervención, y son, de hecho, la primera causa de ingreso
hospitalario.
Las causas más frecuentes de estas descompensaciones
son:
1. Síntomas mal controlados, o aparición de síntomas
nuevos (especialmente dolor, disnea, hemorragia y
vómitos).
2. Sentimientos de pérdida, miedos, temores o
incertidumbre.
3. Depresión, ansiedad, soledad.
4. Dudas sobre el tratamiento previo o la evolución
Valoración familiar. Escalas y cuestionarios
Una enfermedad avanzada y/o en fase terminal puede provocar la
incapacitación del sujeto para las actividades básicas,
Existen diversas escalas y cuestionarios que ayudan a evaluar la
dinámica y el soporte familiar:
1. Apoyo Social Percibido. Cuestionario Duke-UNC. Es un cuestionario
autoadministrado de 11 ítems y una escala de respuesta tipo Likert (1-
5). El rango de puntuación oscila entre 11 y 55 puntos. La puntuación
obtenida es un reflejo del apoyo percibido, no del real. A menor
puntuación, menor apoyo.
2. Percepción de la función familiar-Cuestionario APGAR familiar.
Puede ser autoadministrado o heteroadministrado y consta de 5 ítems
tipo Likert para valorar la percepción de la persona sobre la función
familiar
3. Riesgo Social-Escala de Valoración Sociofamiliar. Es una escala
heteroadministrada de valoración de riesgo sociofamiliar que consta de 5
ítems. El punto de corte para la detección de riesgo social es 16. La
probabilidad de riesgo es 78, la sensibilidad es 15,50, y la especificidad es
99,80.
4. Cuestionario Zarit. Es autoadministrado y evalúa la sobrecarga del
cuidador de pacientes con enfermedades crónico-degenerativas. Existe una
versión Zarit reducida para cuidados paliativos (Gort et al, 2004), de sólo 7
ítems.
5. Índice de Esfuerzo del Cuidador. Cuestionario de fácil cumplimentación,
muy útil para la discriminación de sobrecarga percibida de cuidadoras de
pacientes con demencia.
La comunicación interfamiliar es factor crítico de su capacidad
funcional. Sin embargo, puede ser deficiente por:
1. Temor a transmitir sentimientos que incrementen la ansiedad
familiar.
2. Sentirse susceptibles ante la indiferencia que pueda
significar la transmisión de sufrimiento.
3. Miedo a no sentirse escuchado y/o entendido.
4. Sensación de que ni las palabras ni los hechos reflejan con
fiabilidad lo que se pretende comunicar.
5. Sentimientos de impotencia. A menudo sienten que no tienen