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Colonoscopía: ¿Qué es y para qué sirve?

La colonoscopía es un procedimiento médico que examina el interior del recto y el colon.

Se realiza con un instrumento óptico flexible, con preparación previa del paciente y sirve para
diagnosticar y tratar enfermedades intestinales.

La doctora Marina Becerra, gastroenteróloga de Clínica Dávila, explica que “el objetivo de una
colonoscopía es descartar algún cáncer a nivel del colon. Es una prueba médica que sirve para
diagnosticar y tratar enfermedades del intestino grueso”.

El aparato óptico que se utiliza para este procedimiento se introduce por el orificio anal y se
puede recorrer por todo el colon.

El examen permite realizar varios tipos de tratamientos, como la extirpación de tumores


intestinales y pruebas diagnósticas como la toma de biopsias.

Algunos de los motivos más frecuentes para solicitar la realización de una colonoscopía, son:

Descartar un cáncer al colon.

Episodios de sangrado por el recto.

Pérdida de peso.

Aparición de sangrado en las deposiciones.

Estudiar una diarrea crónica.

Estudiar a personas con referencias familiares de un cáncer de colon o en mayores de 50 años.

Controlar y diagnosticar enfermedades inflamatorias intestinales como una colitis ulcerosa y


enfermedad de Crohn.

¿Cómo prepararse para una colonoscopía?

Antes de someterse a una colonoscopía, existen algunas indicaciones médicas previas al


examen que permiten realizar un procedimiento satisfactorio.
Algunas de estas indicaciones, que tienen como propósito ayudar a limpiar el intestino y que
quede limpio antes del procedimiento, son:

Seguir las instrucciones del médico y tomar los medicamentos que se soliciten. Al paciente se
le indicará cómo tomarlos.

No comer alimentos con fibra ni cereales integrales desde tres días antes de la prueba.

No ingerir frutas ni verduras.

No comer legumbres.

No tomar medicamentos con hierro. Manchan el intestino.

El día anterior a la prueba, tomar solo dieta líquida.

Ir acompañado a la cita.

Se le pide al paciente tomar laxantes la noche anterior al examen, con el objetivo de aflojar las
deposiciones y aumentar los movimientos intestinales.

Esto puede causar diarrea, por lo que la persona deberá estar cerca del baño durante toda esa
preparación intestinal.

Para que se pueda revisar todo el intestino de la persona, es imprescindible que esté limpio,
sin restos alimenticios ni heces.

En general, el proceso tiene una duración de 30 a 45 minutos aproximadamente y se utilizan


medicamentos para que no exista ningún dolor ni molestia.

Durante el procedimiento se extirparán los pólipos (tejido adicional que crece dentro del
cuerpo) y eso tampoco causará dolor.

Habitualmente durante una colonoscopía se utiliza anestesia de sedación, es decir, una serie
de medicamentos que permiten la relajación del paciente para que no sufra dolor. Esto se
consigue a través de una inyección intramuscular.
“En general el examen es bien tolerado y tiene pocas complicaciones”, afirma la especialista.
Sin embargo, en caso excepcional, las personas que presenten algunos de los siguientes
síntomas una vez realizada la colonoscopía, es importante que busquen atención médica de
manera inmediata:

Mareo.

Debilidad en manos y cuerpo.

Fiebre.

Sangrado anal continuo.

Deposiciones con sangre.

Fuerte dolor abdominal.

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