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Ni con todos los esfuerzos que yo pudiera hacer durante mi vida podría devolver
siquiera una milésima parte de los que ha hecho mi madre por mí. Pero sí que puedo
darle las gracias de muchas formas. Este libro se lo dedico a ella. Y tan generosa como
es, se alegrará que comparta esta dedicatoria con Ana Luisa, mi hermana, que me
soporta como nadie lo sabe hacer. También con Rafa, mi hermano, al que quiero como
yo sólo sé. Y, faltaría más, a mis sobrinos, Tato y Bebé, que son a los únicos a quienes
obedezco, porque recibir una sonrisa suya es una de las sensaciones más maravillosas
que he visto nunca.
Historia del oro potable
"El hombre intenta crear para sí mismo, del modo que más le convenga, una
imagen del mundo simplificada e inteligible; después, y hasta cierto punto, intenta
que su cosmos reemplace al mundo de la experiencia, porque cree que así se hará
dueño de éste. Así lo hacen, cada uno a su manera, el pintor, el poeta, el filósofo
especulativo y el científico de la naturaleza. Cada uno hace que ese cosmos y su
construcción sean el eje de su vida emotiva, para hallar, a través de ese camino, la
paz y la seguridad que no es posible encontrar en el venero de su experiencia
personal."
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Historia del oro potable
ÍNDICE
Capítulo 1: Introducción
1-A-¿Qué es el oro potable?
1-B-El papel de la alquimia
1-C-El hombre y el oro
1-D-¿Y qué hacer con la Historia?
Capítulo 2: Los orígenes
2-A-El oro y el hombre
2-B-La India
2-C-China
2-D-Asiria y Babilonia
2-E-Egipto
2-F-Grecia
2-G-El Hermetismo
Capítulo 3: La Edad Media
3-A-¿Pero, qué fue lo que pasó en la Edad Media?
3-B-La teoría del elixir universal
3-C-Los árabes nos orientan por el camino
3-D -El tributo de los cristianos
3-E-Los siglos XIV y XV
Capítulo 4: La llegada de la Edad Moderna
4-A-Hermes resucitó para salvarnos
4-B-¿Pero qué es eso de la quinta esencia?
4-C-Y los alquimistas hablaron
4-D-Cómo funciona esto
4-E-El oro potable según los modernos
Capítulo 5: Paracelso
-Antes de
-El efecto Paracelso
-Después de
-Los espagiristas preparan el siglo que viene
Capítulo 6: El siglo XVII
-A vista de pájaro
-El oro potable en la cumbre
-El caso inglés
-El caso francés
-Los años oscuros
Capítulo 7: Atravesando un camino difícil
-¡Que vienen los médico-químicos!
-Van Helmont y los suyos
-Don Nicolás
Capítulo 8: El final del siglo XVII
Capítulo 9: La muerte del oro potable
-El siglo XVIII
-El siglo XIX
-El siglo XX
-Hoy
Recetas del oro potable
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Historia del oro potable
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Introducción
En Medicina, la imagen histórica más habitual es, al menos hasta el siglo XVI, la
hegemonía indiscutible de la escuela de los seguidores de Galeno, los galenistas. Y en
alquimia, la imagen más popularizada es la de “eso” que hacían unas personas extrañas
con la idea de hacer oro. Pero, como ocurre con París o Venecia, detrás de estas
imágenes, hay una realidad histórica innegable. Parte de esa realidad es la del oro
potable. El oro potable fue, esencialmente, un medicamento elaborado según unas
técnicas propias de la Alquimia y que tuvo un desarrollo in crescendo, más o menos a
partir del siglo XIII, para llegar a lo más alto durante todo el siglo XVII y perder toda su
consideración a lo largo del siglo XVIII. Por supuesto que su origen se remonta a las
civilizaciones antiguas y, aún hoy, hay quien es capaz de vender un líquido al que llama
“oro potable”.
El oro potable era, ante todo, un medicamento, una medicina. La mayoría de los textos
que nos hablan de él son textos médicos, y en ellos aparece, en la mayoría de las
ocasiones, acompañado de otras medicinas. Su estado es líquido y se administraba al
enfermo en muy pequeñas dosis, en unas cuantas gotas. Esto era debido a su poder
curativo. Mejor dicho, a la fuerza de regenerar y curar que tenía asignada. Su principio
activo principal era, claro está, el oro. Mediante una serie de operaciones, algunas de las
cuales fueron cambiando con el tiempo, se conseguía mantener al oro, o a su esencia, en
un estado líquido. Pero esto no era suficiente, ya que, además, había que tratarlo para
que nuestro organismo pudiera asimilarlo. Una combinación de factores hizo que este
medicamento fuera considerado el mejor de todos, el que más enfermedades variadas
podía curar. Ello hizo que fuera llamado también, por similitud, una “Medicina
Universal”. De color dorado, recibió el interés de cientos de personas a lo largo de
varios siglos. Este interés, por otra parte, foe también muy variado. El oro potable fue
usado como un instrumento para refrendar una concepción de la salud y de ataque a la
enfermedad bastante heterodoxa y polémica. Con el oro potable como testimonio, se
pretendió que la práctica habitual de la Medicina, el galenismo, dejara de ser
homogéneo y que fuera sustituido por un nuevo tipo de práctica médica: la Medicina
química, cuya base original se encuentra en gran medida en la Alquimia. Pero si
pensamos que es desde el siglo XII hasta el siglo XVIII cuando el oro potable tuvo su
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Historia del oro potable
ámbito histórico, no podemos olvidar que el médico medieval era muy distinto del que
estaba a las puertas de la Ilustración, aunque ambos nos hablaran del oro potable.
Sin embargo esto no es nuevo y casi siempre aquello que la ciencia lograba en el
pasado era percibido con el mismo entusiasmo y admiración. Sus propuestas y
resultados, aún cuando nuestros predecesores no tenían el concepto de ciencia que hoy
manejamos, eran vistos como el desenlace de un trabajo previo. Dicho trabajo estaba
hecho bajo unas coordenadas y unas ideas que, en líneas generales, pretenden ofrecer
una visión armónica y unitaria del mundo. Digamos que pretendían ser la plasmación
tangible de las ideas. No nos extrañemos, porque la ciencia actual sigue pretendiendo lo
mismo. Como si su único objetivo, a pesar de tanta diversificación del saber en
múltiples disciplinas estancas, fuera presentarnos un mundo gobernado por unas pocas
leyes generales. Se buscó y se busca la simpleza de las cosas, un orden sencillo, natural
y elemental, con aspecto afable para el hombre, que ha sido quien lo ha sacado a la luz.
En el pasado hubo algunas cosas que fueron presentadas como lo más material que se
había conseguido acerca de un mundo internamente relacionado, global. Como aquello
que demostraba nuestra capacidad y dominio sobre la Naturaleza. Una de estas cosas
fue el oro potable. Con unos orígenes remotos y una caída espectacular en el siglo
XVIII, el oro potable es, en sí mismo, un ciclo en la historia de la medicina y la
farmacia. Su estudio sirve para entender muchas cosas del pasado, cosas relativas a la
concepción del mundo que tuvo el hombre, y de la noción que tuvo el hombre de sí
mismo. También de la filosofía natural, de la alquimia, incluso de la idea religiosa.
Nada de esto ha quedado atrás.
¿Y la Alquimia? ¿Cuál es su papel cuando se trata del oro potable? Aunque más
adelante trataremos algunas de las conexiones concretas con la Medicina, la Alquimia
posee unos conceptos y una visión del mundo, del Universo y de la Naturaleza (una
Cosmovisión) que, si llega a ser entendida, resulta, como poco, atractiva. En ella el
hombre tiene la posibilidad de, como la criatura más amada de su Creador, como
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Historia del oro potable
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Historia del oro potable
destilador como la idea de que, mediante este método se extraía la esencia, o quinta
esencia, de aquello que era destilado. Así, el agua de rosas, la de romero, las esencias y
perfumes, además de otros muchos medicamentos, cobraron un auge inédito. Al lado de
esto, los alquimistas decían extrar las esencias de los metales, también por destilación.
Como todo el reino mineral era considerado por el galenismo como un veneno y como
los alquimistas afirmaban que las propiedades venenosas de dichos metales
desaparecían con la destilación, hubo un campo común, el de la propia destilación,
donde poder dirimir diferencias y buscar un lugar de encuentro, mucho más tangible que
el de las ideas. Era la práctica, lo real, lo tangible, lo que daba valor a las cosas.
Pero hay otra cuestión que debemos de tener en cuenta, que es la de la variedad de
personas que hablaron de él. Alquimistas, médicos, boticarios, filósofos, clérigos,
destiladores entre otros. También se puede leer sobre él en los textos de mineralogía y
en los libros de secretos3. Algunos oros potables eran elaborados mediante operaciones
muy distintas, con productos secundarios que van desde el hueso del craneo humano en
polvo hasta cal viva. Otras ocasiones llevaba de todo menos oro, el oro no estaba
disuelto siquiera. Incluso hubo quien llamó así a un producto elaborado con elementos
totalmente vegetales. Es decir, el oro potable tuvo tal magnitud en la Medicina que era
imitado, tanto en su poder curativo como en una concepción de una Naturaleza que
permitía la ocasión de hacerlo. En fin, el oro potable llegó a ser el medicamento más
conocido y más polémico de las ciencias de la salud. Por eso creemos justificado
elaborar su historia. Por supuesto que es incompleta y mejorable. Con que sirva para
entretener me es suficiente.
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Historia del oro potable
y comodidads. Ante este hecho, la idea de capacidad de hacer que posee el hombre
choca y limita con la imposibilidad de crear, de procurarse un hogar idéntico en el que
vive. Aunque eso no ha impedido que lo intente. Crear, esa es la máxima aspiración
humana. Con la religión, el hombre puede situar la causa de esta incapacidad en un
lugar ajeno a su voluntad. Más concretamente, lo que hace el hombre es depositar en
Dios la razón de que no pueda crear, porque sólo él puede.
Esta exculpación está modelada de tal forma que el hombre ve en ella todo lo contrario
a lo que en realidad es. Es decir: el acto de crear sólo pertenece a Dios, así que esta
Creación emana del único que nos puede crear, por lo que nosotros también somos parte
de la Creación. Y también somos “la obra de arte de Dios, la imagen más perfecta de un
hecho sublime. Por ello mismo, y como no puede ser de otra forma, nosotros somos los
representantes con más capacidad para serlo. Y lo hacemos de tal forma que provoca
que pensemos que la voluntad del Creador culmina en que nosotros pensemos que
somos parte de nuestro creador. Es entonces cuando llegamos al final último de la
religión, al objetivo que le hemos dado, a notar su verdadera razón de ser. Gracias a
Dios, podemos crear, porque somos parte de él. Esta secuencia que hemos presentado
aquí sigue ahora por unos caminos que, si he conseguido que me sigan hasta ahora y si
me he explicado bien, notaremos que llevan directamente al desarrollo de unas ideas
tales que explican el origen de la alquimia, la religión y algunos productos culturales
más.
Fijémonos ahora en el escenario vital de hombre, eso que llamamos de varias formas,
como el mundo, la Tierra, la Naturaleza, Universo, Cosmos… Esto es asumido en
nuestros pensamientos como otra parte de la Creación con un sentido doble. Por un
lado, al observarla sabremos que Dios lo creo para nosotros. Por otro lado, al conocer de
su magnitud, vemos en él a Dios, a su inmensidad. Por tanto, si queremos imitar a Dios,
hemos de crear un mundo, pero imitándo al que conocemos, al nuestro. Para poder
hacer esto, claro está, es necesario conocerlo y reproducirlo después. Si lo logramos
habremos llegado a la máxima expresión del hombre: su propia creación.
Ahora, aceptemos, pues, que la religión nos da una explicación del mundo, de nuestro
creador, de nosotros y también de cómo han de ser las relaciones entre él y nosotros.
Ella es la única que nos ofrece una visión de nosotros y de lo que nos rodea, una
explicación en la que el hombr no intervino. Por su parte, la filosofía, otra “producción
propia” del hombre, tiene por objetivo conocer y ofrecer una explicación de la razón y
la naturaleza de nosotros y del mundo. Es parcial, unas veces se fija más en el hombre y
otras veces en el todo. Sus explicaciones se enlazan son el tercer “producto”, la ciencia.
La ciencia es otra postura de acercamiento del hombre a su lugar de existencia. Ofrece
resultados de una forma muy concreta, por medio de una forma de trabajar, cuyo
instrumentoúnico es el “método científico”. Sus conclusiones tienen, muchas veces
aplicaciones prácticas que sirven para beneficio y bienestar nuestro. Es la mejor terapia
para el hombre. Estos resultados confirman que, en nuestro intento de imitar el mundo,
estamos en el buen camino inicial, el de que debemos conocerlo primero. Es tanta la
admiración que otorgamos a aquéllos que logran resultados, y es tanta la seguridad de
su utilidad que nunca se ha puesto en duda a la Ciencia. Pero la ciencia, con todos sus
descubrimientos siempre dice qué son las cosas, pero pocas veces aclara por qué son
como son. Pero su buen hacer es algo prácticamente sagrado para nosotros. Nos lleva a
pensar que seremos capaces de realizarnos totalmente gracias a ella. Esta imagen de
progresividad provoca que deseemos a veces que la ciencia culmine y alcance su
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Historia del oro potable
La alquimia también tiene mucho de todo esto. Es una mezcla de las dos cuestiones
anteriores. Más bien es una conjunción de ambas. Partiendo de una aceptación del poder
divino y reitrando sin cesar el sometimiento del hombre que nos hace conscientes de
nuestros límites, ya que nos han sido dados por el único que puede hace, por Dios. Por
otra parte, la alquimia también nos da una explicación y una forma de imitar. O sea:
según sus propuestas, la alquimia es la vía de igualarnos con el creador, porque
crearemos. Este es el atractivo de la alquimia, el que nos da todo lo que necesitamos y
deseamos. Ella dice eso mismo, y también que bajo sus coordenadas de pensamiento,
las realmenta válidas, veremos que Dios hizo la naturaleza y al hombre. Luego inyectó
todo de vida con algo que solemos llamar el espíritu del mundo (spiritus mundi), soplo
divino, esencia, espíritu santo, fuego… todas las cosas lo contienen. Si queremos crear,
será eso lo que necesitamos, obtener lo que contiene vida, lo que hace que el mundo sea
como es. La manera el proceso de hacerlo se llama la Gran Obra. Al poner en práctica
sus operaciones, conseguimos algo que contiene dentro la esencia más pura, cargada de
vida y dispuesta a darla4. El hombre, al procurarse la llamada Piedra Filosofal consigue
alargar su vida dentro de una salud excelente. En el plano psíquico, el hombre descubre
y se introduce en la verdadera magnitud de las cosas, o dieciéndolo de otra forma, toma
consciencia de la realidad, de toda la realidad. Por supuesto, esta realidad, la real, es
mucho más grande, en todos los aspectos, de lo que era vista antes 5. No podemos
olvidar que, sin que esto sea una sorpresa, la alquimia ve en el oro la mayor expresión
de perfección que tiene el citado spiritus mundi. El oro es el vaso que contiene la
esencia más pura.
Y, amigo lector, esta es la base de la existencia del oro potable. El producto más
perfecto de la naturaleza, el oro, mediante procedimientos muy semejantes a los usados
en la Gran Obra, se hace apto para nuestro cuerpo. Su esencia, una vez dentro, se libera
y nos impregnamos de ella. Nos dará salud, es decir, nos llenará de vida. Así saldremos
de nuestros límites, nos enfrentaremos a la vida que conocemos, la que acaba en la
muerte, y triunfaremos, evitaremos o retrasaremos su llegada. Como Dios, ahora
dejamos de ser inmortales6, a ser eternos7. Habremos vencido a nosotros mismos8. Esto
4
Los libros de alquimia describen de qué se hace la materia con la que se trabaja y cómo se trabaja. Pero
el lenguaje, el vocabulario que usan es tan simbólico, que hace de quien logra comprenderla un depósito
de sagazidad. Ellos dicen que el conseguir esto es voluntad divina. Algunos de ellos hablan de un
esfuerzo de más de treinta años antes de tener éxito.
5
Aquí interviene la filosofía y dice que el hombre puede por sí mismo saber, al menos, que lo que nos
llega a través de nuestros sentidos sólo es una parte, más bien escasa, de la realidad. Es decir, que nuestro
pensamiento, cuando acepta esto y lo utiliza en la imagen del mundo que se procura, tiene este factor en
cuenta. La psicología, la psiquiatría y el esfuerzo estatal de cuidarnos son algunos ejemplos de esfuernos
propios cuyo fin es hacer que nuestros sentidos hagan mejor su función y que nuestra cabeza pueda
recibir este material original en condiciones de trabajar sobre él. No nos podemos permitir el lujo de
maltratar estos instrumentos de recepción y análisis. Estando en malas condiciones recortan
substancialmente las posibilidades de llegar a entender nuestro mundo.
6
Es decir: que tuvimos un origen, pero el hombre nunca desaparecerá.
7
Ni tuvimos un inicio ni tendremos un final.
8
Aquí la alquimia y la religión entran en un terreno hostil a sus buenas relaciones. Mientras la religión
dice que Dios nos acogerá en su seno tras la muerte y que es entonces cuando culminará nuestra
existencia, teniendo su mayor esplendor y desarrollo en estar en la casa de Dios, el Cielo; la alquimia dice
que podemos realizar esta culminación, alcanzar esa cima humana antes. Todo ello gracias a que Dios
concede a quien logra esto, al Adepto, un modo, un camino.
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Historia del oro potable
Pero lo que él le envió era oro potable. Además, le acompañó un texto escrito por él
mismo donde, aparte de expresar la máxima confianza de este remedio contra el mal de
María de Médicis y describir cómo se hacía, retó, nada más y nada menos, que a los más
insignes doctores de la Sorbona, previa aprobación de la reina, a demostrar las
propiedades del mismo. Esto era todo un acto de osadía, y en toda regla, a los
estamentos más ortodoxos y poderosos del academicismo médico galo del momento.
Más aún cuando tan sólo tres años antes, un médico defensor de la Medicina química,
llamado Andrés Libavius, había intentado convencer a este grupo de médicos de que
debían acogerse a esta Medicina química y abandonar la escuela galenista, a la que
consideraba atrasada y obsoleta.
Hay que decir que la decisión de hacer una "historia del oro potable" no es caprichosa.
A través de las recetas y de quienes las escribieron podremos encontrarnos con muchas
puertas que se van abriendo y que sólo son visibles si nos acercamos a ellas desde el oro
potable. Por ejemplo, podremos entrar en la habitación que se llama "la relación
histórica entre la Alquimia y la Medicina", o haciendo la historia y evolución de un
medicamento, o “salón de las polémicas entre el galenismo y la Medicina química", o
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Historia del oro potable
Nos proponemos mirar al oro desde esta perspectiva. Habremos de mirar a la Alquimia,
a la naturaleza, a los boticarios, a los médicos, a los filósofos... Aunque primero no
debemos sorprendernos si en algún momento hacemos todo esto a la vez. Se discute
mucho, por ejemplo, cuándo se dio la unión efectiva entre la Alquimia y la Medicina.
Quien habla así, está pensando en una "parte" de la Medicina: la galenista. Pero no
podemos olvidar que el alquimista procuraba, entre otras cosas, la salud humana,
justamente como el médico. Así que, si atendemos a todos los que desde siempre han
querido procurar la salud, quizás no debamos separar tanto a una de la otra.
Como dijo Sherwood Taylor, uno de sus más reconocidos historiadores, de los
alquimistas no sabemos ni todo lo que hacían ni todo en lo que creían y pensaban.
Personalmente prefiero que esto sea así y que, además, siga siéndolo. En ocasiones, y a
pesar de lo poco conocido que soy, afortunadamente, ya me han tachado de alquimista.
Quiero dejar claro y de forma rotunda que en absoluto he estado nunca ni un minuto
delante de un matraz. Mi formación es estrictamente histórica y, en menor grado,
científica. Otros muchos se han aplicado, apoyados en sus mentes ágiles, en desentrañar
los misterios de la Alquimia. Y algunos lo hacen muy, muy bien, alejados de
elucubraciones, con una educación a sus espaldas, en el ámbito científico, que ya
quisiera yo para mí.
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Historia del oro potable
2
Los orígenes
El oro ya fue considerado como medicamento mucho antes de que surgiese la doctrina
alquímica. El primer contacto del hombre con el oro fue, como no podía ser de otra
forma, en medio de la naturaleza. Y el servirse del oro no puede ser considerado como
un acto instintivo, como ocurrió con los vegetales y los animales. Ni tampoco el primer
uso dado al oro ha de enmarcarse dentro de las actividades normales y elementales de
subsistencia. Ni la experiencia ni el instinto pudieron lograr que el oro fuera
considerado un medicamento. Es en otros "productos culturales" donde hay que buscar
el arranque de la trayectoria que queremos describir. Por ejemplo, en la magia y en la
religión, a veces tan lejos y a veces tan cerca. La naturaleza, poderosa y, muchas veces,
cruel con el hombre, sigue un orden que él observa. Hay días, estaciones y otros ciclos,
como el de la vida. Este orden fue remotamente asignado a poderes, fuerzas, o dioses.
Desde que se descubrió el oro, los hombres le han dado una naturaleza inmortal que
enseguida se asoció con la longevidad y, de ahí, a la inmortalidad. El oro "vio" cómo le
eran atribuidas estas características, entre otras cosas, por su resistencia a la corrosión
química.
Sea lo que sea de lo que estemos hablando, el hombre, ante la naturaleza se siente
inferior, insignificante. Ahí está la Ciencia para remediar o refrendar este trauma
humano. Especialmente cuando el entorno no es misericorde con él. Su capacidad es
muy limitada, física y mentalmente. No comprende qué es una tormenta ni porqué se
desborda un río. Pero su capacidad de raciocinio le lleva a explicarlo en algún lugar
insospechado a su naturaleza humana. En su entorno, en su vivir diario y cotidiano uno
de los elementos de su ambiente que le llama más la atención es el sol. No se duda de su
influencia, de su luz, de su calor. El sol es fuerte y poderoso, generador de la vida, dador
de la existencia. A él hay que agradecerle mucho y así se hace. El calor que reconforta,
la luz que nos hace ver y sus rayos que hacen germinar la cosecha. Pronto se establece
la relación de lo de arriba con lo de abajo. Y lo que hay abajo más parecido al sol es el
oro. Esta es la base y el origen de nuestra admiración al oro. Otros de su especie ni son
tan fuertes, ni tan cálidos, ni tan semejantes al sol.
Sin duda que en la atracción del hombre hacia el oro hay un mecanismo de unión que
parte del primero al segundo. Quizás podamos imaginar sea un camino desde lo general
hasta lo particular, algo así como un acto de selección entre cosas con un "valor" (no
sólo económico) seguido de una elección del oro. Puede que no fuera así, pero nos es
más cómodo pensar que sí a decir que el papel del oro en la cultura sea algo casual. Sin
embargo, el ansia de poseerlo, también muy antigua, hizo que algunos hablaran mal del
oro. Bueno, concretamente de aquellos que lo deseaban. Por ejemplo, Plinio dijo que el
oro era valorado en razón del hambre con que era buscado, censurado y envilecido por
los buenos hombres y descubierto sólo para ser una fregona de la vida 9. Tanto en la
religión, como en los mitos y en la magia, el oro jugó siempre un papel bastante
importante, aunque, todo hay que decirlo, pocas son las propuestas que se han vertido
capaces de ofrecer una idea totalmente convincente de su porqué10.
9
Plinio, Historia Natural (HN), XXXIII, 6.
12
Historia del oro potable
El oro fue usado "desde siempre" por los hombres del antiguo Oriente Próximo
habiendo constancia de esto ya en el Neolítico. Aunque en aquel momento el oro no era
reconocido como un metal en sí. Entonces se consideraba como un material resistente,
carente de validez en la actividad cotidiana 11 y sólo recogido por sus supestas
propiedades mágicas y por su estética. Desde luego, como muy bien apuntó Forbes, el
oro no podía competir ni con la madera ni con la Piedra como material básico en la
elaboración de armas o instrumentos12. No quiere esto decir que, una vez descubierta su
maeabilidad, y cominada con la técnica de elaboración de armas y herramientas, pudiera
servir de adorno en pequeñas cantidades, una vez que era sometido a la técnica del
martilleo, como se puede ver en algunas piezas egipcias.
Pero el oro en la naturaleza es uno de los metales más dispersos y menos concentrados.
En el desarrollo de la industria minera de la Antigüedad no puede ser comparado con la
metalurgia del cobre, por ejemplo y, por tanto, tampoco debemos ver al oro como algo
capaz de hacer avanzar las técnicas mineras de extracción. De hecho, cada tonelada de
tierra aurífera tratada para la extracción del oro, suele contener apenas tres gramos del
mismo
2-B La India
La India debe haber sido un importante centro de extracción de oro, aunque las fuentes
de las que disponemos sean todas clásicas13. Aparte de las extracciones realizadas en la
zona de Cachemira, la India supuso un camino de importación del oro procedente de
Afganistán y el Turkestán chino hacia el mundo helenístico. Con todo, la civilización
india y su cultura milenaria parecen haber desarrollado una cosmogonía en la que el oro
tuvo un papel muy importante y en aspectos determinantes, ya sean el religioso o el
social.
13
Historia del oro potable
contiene infinitos grumos, o nódulos puros, llamados gunas. Los gunas, a su vez, se
dividen en tres categorías: la energía, o rajas; la esencia o sattva y la inercia, o tamas.
Por supuesto que los tres están interrelacionados. La última realidad del Universo serían
los sattvas y lo más próximo a la materia, a la masa, los tamas. Actuando los tres en
equilibrio es como dan inicio a la evolución cósmica del Universo, a lo que nosotros
llamaríamos creación, consistente, como en nuestro Génesis, en el proceso de desarrollo
de lo diferenciado de aquello que no está diferenciado. Así, en este proceso, dentro de
este sistema, se van conformando todas las cosas, desde el Yo hasta los metales y los
minerales, teniendo en cuenta que cada uno de ellos tiene su propio desarrollo, distinto
del de los demás. ¿No nos suena esto ya a la Alquimia y su teoría de la formación de los
metales y el "arqueo"? Por otra parte, respecto a la formación de los metales, este
sistema considera que la materia está en evolución y que el calor solar es el único
depósito de calor capaz de generar los cambios químicos en el mundo.
En la religión védica existe ya una asociación que luego nos será muy útil: la del fuego
y la del agua. El Dios del fuego védico se llama AGNI y se relacionaba con el oro ya
que se consideraba a éste como su semen. Se consideraba su casa y su patria el agua,
especialmente el Mar. El sol salía desde el Mar cada día y se recogía también en el
agua. Como el oro, ni Agni ni el sol se disolvían en ningún líquido, ya que era del
elemento líquido de donde emanaban. Para los seguidores de esta religión, poseer y
llevar oro significaba estar congraciado con el Dios Agni, procurarse la fuerza del sol.
Esta forma de "preservarse" implicaba ya una seguridad dada al oro y la recepción de
una influencia directa. Como vemos, amigo lector, ya estamos recorriendo el camino
hacia el uso medicinal del sol que, como no podía ser menos, está relacionado
directamente con los astros y su disciplina: la astrología. No puede entenderse la historia
del oro potable sin la astrología, mas aún cuando fue parte del estudio obligado de la
propia Medicina durante muchos siglos después.
Pero creo que es mejor que expliquemos todo esto con algo más de detalle. En unas
fechas tan tempranas como el siglo VI a.C., un gobernador indio llamado Canakaya
escribió una extensa obra llamada Arthasastra. Y en medio de este tratado tuvo la
ocurrencia de insertar un tipo de oro que, según él, era preparado por transmutación. O,
como decían ellos, por vedha. Se hacía con metales base y con mercurio preparado y le
puso el nombre de rasa vedha svarna. No piensen que esta terminología sea algo
extraordinaria, no. Lo que sí es raro es que su descripción sea tan oscura como un
tratado alquímico del siglo XVI. Pero de lo que podemos estar seguros es que la
Alquimia estaba, varios siglos antes de nuestra era, en pleno funcionamiento en la India.
Sin embargo allí se entendió de forma diferente que en Occidente. La Alquimia, en la
India, no es un fin en sí misma, sino un camino consistente en la integración de lo
individual en cada uno de nosotros, si se puede decir así.
14
Historia del oro potable
Esto resulta ser muy importante porque también topamos, en esta asociación
Astrología-Medicina con la idea establecida desde mucho tiempo antes, de relacionar
una parte del cuerpo humano con un astro. Así, el corazón era el órgano humano
directamente asignado al oro. Recordemos que en la India, como se ha dicho, era
corriente el uso del oro y de los demás metales para fines muy diversos. Aquí hemos
visto que el oro ya tiene asignado un procedimiento medicinal. Incluso el niño recién
nacido era reanimado y se le despabilaba mediante unos lavamientos con agua que
previamente había sido hervida. Durante el hervor se introducía en dicha agua plata y
oro, ya que se pensaba que las popiedades que pudieran aportar no sólo se conseguían
por vía interna. El médico indio que practicaba este tipo de terapias lo hacía bajo un
grupo de ideas, conocidas como Medicina de Sisruta, ya considerada muy antigua en el
siglo V después de Cristo, en las cuáles prevaleció la imagen de una labor que integraba
al hombre con un conjunto armonioso y equilibrado.
2-C China
La forma original del signo de la escritura china que designa al oro, llamado chin,
o xhin representa cuatro pepitas de este metal unidas por dos líneas de tierra y bajo su
superficie, como si estuvieran dispuestas a ser encontradas, recogidas y
comercializadas, el uso más habitual que se dio en la civilización china. Sin embargo, el
tratamiento terapéutico que le fue dado al oro es, sencillamente impresionante, la mayor
parte del mismo bajo la Alquimia.
15
Historia del oro potable
las diferencias conceptuales14. No obstante, tanto las coincidencias como las diferencias
originaron debates entre los historiadores, plasmados la mayoría en referencias cruzadas
en las ediciones de sus trabajos. De todos ellos, el más enriquecedor (todos lo son) fue
el que tenía por contenido la discusión sobre el origen único o multifocal de la alquimia
y, en el segundo caso, sus contactos e influencias, cuya nitidez para una perfecta
conclusión es realmente escasa15. Así, H. H. Dubs fue el único que tuvo dudas a la hora
de hacer de la alquimia china el foco emisor hacia Grecia 16, mientras que Tenney L.
Davies se mostró algo más reticente en este sentido unas décadas antes 17, aunque aquí
no quedan rechazadas ni una ni otra. En concreto, Dubs centra el origen de la alquimia
china hacia el siglo IV a.C.; piensa, además que sólo podía nacer en una civilización en
la que el oro escasease y fuese poco conocido. Este razonamiento le lleva a desechar el
origen mesopotámico de la alquimia, donde los métodos de dosificación del metal
estaban muy extendidos18. Los historiadores no recibieron bien esta afirmación 19. Dubs
también cree que la alquimia penetró en Occidente gracias a los viajeros chinos20. Y esta
idea también fue rebatida por algunos, como por ejemplo B. Laufer21 y Stapleton22.
En los años cuarenta, toda vez que los conceptos de la alquimia china ya estaban
suficientemente expuestos en trabajos anteriores, Li Ch’iao Ping, amigo y colaborador
de Tenney L. Davies, publicó un trabajo, aún generalizador, sobre la química oriental,
aunque situó la alquimia como elemento práctico de dichos conceptos, lo que
representa, desde la perspectiva que aquí he tomado, una innovación 28. Poco a poco,
14
Por ejemplo, los chinos creían en la existencia de un quinto elemento (la madera), mientras que los
alejandrinos sólo en cuatro.
15
Un claro exponente del debate fue el artículo de tono conciliador que publicase el islamista H. J.
Sheppard, “Alchemy: Origin or origins?”, en Ambix, 17 (1970), pp. 69-84.
16
DUBS, HOMER H., “The beginnings of alchemy”, en Ambix, 9 (1961), pp. 23-36
17
DAVIES, T. L., “The identity of chinesse and european alchemical Theory”, en Journal of Unified
Science, 9 (1939), pp. 7-12. Davies, además de sus trabajos históricos sobre la alquimia oriental, también
reeditó críticamente textos, como podemos ver en “An ancient chinesse Treatise on alchemy intitled
<Ts’an T’ung Chi>, written by Wei-Po-Yang about 142 a.D.”, en Isis, 18 (1932), pp. 210-219, donde nos
detalló la biografía el alquimista Lui-An, virrey de Hu-Nan.
18
H. H. Dubs, op. cit., pp. 80 y ss.
19
Ver las opiniones al respecto en SHERWOOD TAYLOR, F., The Alchemy, Nueva York, 1949, p. 75.
20
H. H. Dubs, op. cit., p. 84.
21
En Isis, 12 (1929), pp. 330-332.
22
STAPLETON, H. F., “The Antiquity of Alchemy”, en Ambix, 5 (1953), pp.1-43.
23
SIVIN, N., Chinesse alchemy: preliminary studies, Cambridge, Cambridge University Press, 1968.
24
MÉLY, F., “L’alchimie chez les chinois”, en Journal Asiatic, II (1895), pp. 314-340.
25
JOHNSON, O. S., A Study of Chinesse Alchemy, Shangai, Comercial Press, 1928.
26
VALLEY, A., Notes on chinesse alchemy, Londres, B. P., 1930
27
Publicado en Londres, Easton University Press, 1948.
28
LI CH’IAO PING, The chemical arts in Old China, Londres, Easton University Press, 1949. Las
colaboraciones con Davies se remontan a los años treinta, cuando ambos eran profesores de la
universidad inglesa de Easton y se interesaban por el mismo tema. Por ejemplo: DAVIES, T. L. &
16
Historia del oro potable
aparecen estudios más específicos, como son los de las relaciones entre la medicina y la
alquimia en China, realizados por Georges Beau29, o la vuelta a la cuestión de las
influencias, retomadas por el sinólogo y estudioso de la ciencia en esa civilización,
Joseph Needham30. Por su parte, H. J. Sheppard, estudioso de la alquimia, del
hermetismo y de su simbolismo y de todas las cuestiones que la relacionan con la
religión, nos proporcionó una excelente visión general en un artículo sobre la alquimia
en China31. Es curioso que estos autores nos ofrezcan, como por casualidad y a
escondidas, su propia opinión de lo que significa para ellos la alquimia (incluso en
artículos de tan sólo unas cinco páginas) y no escriban ampliamente sobre ello, sobre
sus propias reflexiones en obras de mayor envergadura32.
17
Historia del oro potable
menos que alrededor del año 2.500 a.C.36. Como nos dijo Huan Kuan, de la dinastía
Han, que gobernó prácticamente los dos siglos antes de Cristo, "la gente bebe oro y
perlas porque ellos creen que así disfrutarán de la vida eterna en la tierra y en el cielo".
Lo mismo pensaba Wey Bojang, escritor del texto Zhouyi Congtongqi, añadiendo que el
oro "es la cosa más valiosa del mundo porque es inmortal y nunca se corrompe. Los
alquimistas lo toman y así alcanzan la longevidad". Como han apuntado algunos
estudiosos, la gente sabía muy poco de la "naturaleza inmortal del oro" desde el punto
de vista estrictamente científico, pero le llenaron de maravillas sobre sus efectos en el
cuerpo humano. Esto fue lo que hizo que el oro potable naciera. Concretamente fue el
hecho de que, tras los "dones" otorgados al oro antes citados, se inició una exploración
de las aplicaciones del oro para el tratamiento de las enfermedades. De ahí surgieron
dos cosas. Por un lado el oro medicinal, dando lugar a varias aleaciones y a un mosaico
de preparaciones, por otro el oro potable, consistentes todas en diversas soluciones, ya
sean llamadas así por tener un color similar al oro o por contener algún ión de oro. De
cualquier forma, también dio origen al elixir de la longevidad. Aunque hemos de tener
cuidado y no equiparar siempre al oro potable con el elixir. Todo oro potable podía ser
llamado elixir, pero no todo a lo que se llamaba elixir era oro potable.
36
Needham, J. M., "Science and Civilization in China", Cambridge, Cambridge University Press, 1974,
vol. 5, 285; Brooks, R. R. y Wigley, R. A., "Gold ans Silver in Medicine", en Brooks, R. R. (ed), Noble
Metals and Biological Systems, CRC, Press Inc. ,1992, 277-279.
37
Meng, N. et all., Studies in the History of Natural Science in China, 1987 (2), 97-104.
18
Historia del oro potable
Pese a que la alquimia china sigue siendo una gran desconocida, no en vano hay que
dominar el chino clásico para poder acceder a sus fuentes, si sabemos que se desarrolló
siguiendo dos tradiciones: la llamada alquimia externa o waidan y la alquimia interna o
neidan. Ambas buscaban el mismo objetivo, la inmortalidad, pero cada una seguía
caminos distintos. Podríamos decir que la alquimia externa era material, encaminada a
la preparación de supuestos elixires de la inmortalidad a partir de la manipulación de
sustancias naturales, mientras que la alquimia interna era de carácter marcadamente
espiritual y perseguía producir un cambio dentro de la persona del alquimista, para
producir su perfeccionamiento.
En los primeros siglos de nuestra era surgen los primeros datos sobre la búsqueda de un
elixir de la inmortalidad. Los alquimistas chinos seguidores de la alquimia externa
intentaron elaborar una droga de la inmortalidad por medio de la transmutación de las
sustancias químicas. Este elixir, denominado Huandan o Elixir del Retorno, se obtenía
tras devolver las sustancias de partida a su condición original, a través de la repetición
de operaciones cíclicas. Los principales ingredientes para preparar el elixir eran el
cinabrio, por su color rojo y sus propiedades químicas, y el oro, por su inalterabilidad.
Existían varias recetas, siendo la principal aquella que sublimaba el cinabrio hasta
nueve veces, produciendo la Unidad Primera, unión del yin y del yang, pasaporte a la
inmortalidad38
Si bien esta teoría parece ser la hegemónica, para Michela Pereira, máxima especialista
actual en la materia, la conexión del mito de la inmortalidad con las técnicas
metalúrgicas se produce en Occidente más tarde que en las culturas orientales. La época
en la que se retoma el concepto de un fármaco mítico es a través del contacto con la
cultura islámica. Es entonces cuando la idea de que un producto alquímico pueda
conferir a los seres humanos la salud perfecta y la longevidad (la inmortalidad no se
podía concebir en el esquema cristiano) será el momento culminante de la historia de la
alquimia occidental, rápidamente seguido de una diversificación en la búsqueda
alquímica, que cristalizará en una tradición de múltiples facetas 39. Es decir, a pesar de
no rechazar los postulados de Needham y Pregadio40, no está suficientemente claro que
los mismos hayan de ser así.
19
Historia del oro potable
Para el caso de los estudios históricos en las civilizaciondes asiria y babilónica hay, no
obstante una diferencia respecto el caso chino o griego: las publicaciones de ambos
tipos (generales y específicas45) coinciden cronológicamente en los años veinte y treinta.
Un buen ejemplo son las de Richard C. Thompson, del primer tercio de siglo, quien, a
pesar de usar el término /químico/ en sus obras, casi habla de alquimia tanto como de
química46. Otra faceta inherente, tanto a la alquimia como a la química es la técnica
operatoria y su aplicación, su concordancia, o no, con los principios teóricos, tanto
químicos como alquímicos. Si ya es difícil su estudio en otras épocas posteriores, más
aún lo es en ésta. Afortunadamente, el erudito alemán Edmund Darmstaedter se ocupó
de ello, cuando la alquimia gozaba de interés en la Alemania de los años veinte y
treinta47. El mismo tema sería retomado en los años cincuenta por Marcel Levey, quien
analizó de forma concienzuda los textos de carácter científico y la metalurgia 48 que se
practicaba en Mesopotamia. Pero es necesario esperar hasta los años sesenta para que
saliese a la luz un trabajo específico de calidad, tanto por su contenido como por la
contextualización. Fue el artículo, de tan sólo quince páginas, que publicase Alfred L.
Oppenheim49.
2.E Egipto
45
Tómese “generales” como obras de ciencia y/o de química y “específicas” como obras de alquimia.
46
Thompson, R. C., On the chemistry of the Ancient Assyrians, Londres, 1925, o su Dictionary of
Assyrian Chemistry and Geology, Oxford, Clarendon Press, 1933.
47
Darmstaedter, E., “Assyrische Chemich-Technische Vorschriften und ihre Erklärung”, en Archiv für
Geschichte der Mathematik, der Naturwissenschaften und Technik, 10 (1927), pp. 72-86.
48
Levey, M., Chemistry and chemical Technology in Ancient Mesopotamia, Amsterdam, 1959.
49
Oppenheim, A. L., “Mesopotamia in the Early History od Alchemy”, en Revue d’assyriologie, 60
(1966), pp. 29-45.
50
Trigger, B. G., "Los comienzos de la civilización egipcia", en Trigger, B. G., et allii, Historia del
Egipto Antiguo, Barcelona, Crítica, 1985, p. 60 (ed.or.: 1983).
20
Historia del oro potable
descendientes directos del Dios-Sol Ra, lo que significaba que, así, adquirían sus
propiedades en el "otro mundo"51. No menos ocurría con el resto de la población, que
usaba collares y amuletos que servían de vehículo para los hechizos mágicos.
Pero vayamos más despacio. A menudo se ha dicho que en Egipto no hubo lugar para la
Ciencia y que un conjunto de operaciones o de observaciones agrupadas en forma de
"arte" o conocimientos no podían ser vistas como el tipo de pensamiento inherente al
que hay en todo marco científico desarrollado por una civilización. Que se sepa que
había minas, que Nefertiti mandaba expediciones para buscar los mejores árboles de
canela en el África más profunda, o que la estrella Sirio ocupaba un lugar fundamental
en la astrología egipcia, no pueden conformar elementos a los que se llamaría
propiamente "Ciencia Egipcia". Esto es un grave error. Sí que hubo Ciencia egipcia, y
mucha. Aunque estamos ante el problema de querer ver todo tal y como pensamos que
debería ser a nuestros ojos. Los egipcios elaboraron una escritura nacida de lo que hoy
se llamaría "contabilidad aplicada a empresas". Una empresa egipcia era organizar y
controlar la construcción de una pirámide hasta su final.
Nosotros, nuestra Ciencia, si fuera vista por alguien totalmente ajeno, la vería
como el más puro arte de clasificar. No decimos qué es algo si antes no está clasificado.
Una nueva constelación, una nueva planta, una nueva especie. Todo está dentro de un
grupo que, quizás, pertenece a otro grupo más amplio, y así sucesivamente. Hoy día,
cuando los científicos dicen que un nuevo descubrimiento ha de ser visto con cautela y
que están a la espera de confirmaciones, lo que en realidad quieren decir es que lo que
han visto no está aún clasificado al cien por cien53.
Los egipcios también clasificaban, pero no como lo hacemos nosotros. Así, ellos
englobaban dentro de lo mismo a los metales, a sus aleaciones, a algunos minerales de
color o brillantes y a las piedras preciosas, algo que a nadie se le ocurriría en la
actualidad. Lo hacían porque a todos se les aplicaba un trabajo de cocción dentro de la
práctica del metalúrgico o del orfebre. Otras veces cambiaban esta forma de
clasificación y se acogían a una diferente. Por ejemplo lo hacían basándose en algunos
51
Kemp, B. J., El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, Barcelona, Crítica, 1992 (ed.or.: 1989),
309-312, 326, 328-329.
52
La datación del Corpus Hermeticum hay generado interesantes debates. Algunos de ellos se pueden
consultar en Barnel, M., Atenea Negra. Las raíces afroasiáticas de la civilización clásica, Barcelona,
Crítica, 1993.
53
Hay que notar la importancia de la afirmación anterior. Para clasificar, la parte se desvincula del Todo
al que pertenece y pasa a integrarse en un sistema que, habitualmente, se considera como el Todo; pero no
es cierto, ya que la suma de las partes de un sistema no son iguales al Todo.
21
Historia del oro potable
aspectos físicos. Así había elementos brillantes, o blancos, o duros... En alguna ocasión,
alguien hablaba sobre cuál era la relación, dentro de la terminología alquímica de los
conceptos "hidrargyros" y "litargyros". Ambos eran blancos. En última instancia, la
clasificación de los metales y minerales por los egipcios se basaba en algunas de sus
propiedades que les hacían parecer inalterables. Ya podemos ir pensando en que, con lo
dicho, en los egipcios, la idea del fuego como elemento transformador era muy
importante. La inalterabilidad, el brillo, la cocción... todo estaba relacionado con el
trabajo con el fuego.
Al trabajar con el fuego, ante los ojos de los alquimistas, lo inalterable dejaba de serlo.
Especialmente el vapor que se desprende, que es el producto más simple que se obtiene
tras someter un metal o un mineral al fuego alterador. Más adelante, desarrollando el
contacto con el fuego, se puede hablar de calcinaciones, cenizas, sales, etc. Pero la idea
de esencia y de tintura de los metales nace desde el primer momento entre los egipcios.
Sin embargo, la de un fuego purificador es anterior, muy anterior, tanto que no puede
ser precisada.
2.F Grecia
54
Datados hacia finales del cuarto o principios del tercer siglo a.c. y hoy conocidos como Leyden X y el
papiro de Estocolmo, cuentan con 250 recetas.
22
Historia del oro potable
Durante muchos siglos, la Alquimia, de donde emanó la idea del oro potable, dominada
por la filosofía de Aristóteles (356-323 a.C.). En realidad, no podemos comprender
cómo fue la Alquimia sino entendemos primero qué dijo nuestro filósofo. Bueno, dijo
muchas cosas, pero las que interesan aquí son las relacionadas con la teoría de la
materia. Es curioso que los alquimistas nunca pretendieron, ni con el más mínimo
esfuerzo, deslindarse de la idea de una materia universal. Para Aristóteles, todas las
cosas tenían como origen una materia primera. La misma no existía como tal, sino que
se pasaba de la potencia al acto mediante su plasmación bajo cualquier cosa que tuviera
forma. Así, la forma ha de ser entendida como la dureza, el brillo, el color, el peso… o
cualquier otra cosa capaz de dar tan sólo una propiedad a las cosas. De las formas se
originaban los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego). Cada elemento estaba a su
vez compuesto por pares de cualidades. El fuego tenía dos, el aire otras dos y así todos.
¿Qué cualidades? Eran también cuatro: el calor, lo seco, lo frio, y, por último lo húmedo
o líquido.
23
Historia del oro potable
AIRE TIERRA
En la mitología griega, Ganímedes fue considerado el más bello de los mortales. Era el
hijo de Tros, un troyano, y de su mujer Calirroe, hija de un Dios fluvial llamado
Aqueloo. Su belleza hizo que Zeus le eligiera para trabajar en el Olimpo como copero
de la mesa donde comían. Sustituyendo a Hebe, Ganímedes pasó a servir a los dioses el
néctar y la ambrosía, las dos bebidas que, unidas, conferían la inmortalidad. A veces,
Zeus, recompensaba a los que se veían afectados de sus caprichos. Y esta fue una de
esas veces. Como sustitución por el servicio de Ganímedes, Zeus regaló a su padre,
Tros, dos cosas que nos llaman la atención: un corcel inmortal y una cepa de oro. No
tiene nada que ver este pequeño relato mitológico con el oro potable, pero en él se
encuentran prácticamente todos los elementos que lo caracterizarán: el agua como
elemento líquido, la inmortalidad y el oro.
Por su parte, la Ciencia griega concede un muy escaso papel al oro dentro de la
Medicina, ni Platón lo hace en la fábula del hombre-metal que diera en "La República".
Tanto Hipócrates, como Celso o Dioscórides daban al oro un papel puramente
pintoresco. Dioscórides dijo en su Materia medica que el oro debería apagarse en vino55.
Es curioso que, y según sus propias palabras, Dioscórides prefiera el vino al agua ya que
atrae mejor las virtudes del metal. Esta idea no era exclusiva del oro. Avicena, Pablo de
Egina y Aecio nos mencionarán en la Edad Media que si una Piedra de molino se apaga
en vino, éste mejora bastante. No olvidemos que en el período clásico griego, la química
metalúrgica era ejercida, exclusivamente, por esclavos. Transformar la materia era
indigno de los filósofos, debido al divorcio existente entre razonamiento y experiencia.
Por estos motivos, el artista del metal guardaba sus secretos, mientras que el filósofo
hacía lo mismo con las ideas.
55
Nacido hacia el año 460 a.c., Hipócrates tuvo tiempo para desarrollar una doctrina médica que se iría
conformando en los años porteriores, apareciendo nítidamente en el siglo IV a.c. En cuanto de
Dioscórines, romano,m vivió en el siglo I de nuestra era.
24
Historia del oro potable
Pero no podemos descartar que la idea del oro medicinal perviviera dentro de la
Medicina popular, una compañera de viaje de la oficial que aún hoy sigue a su lado.
Pero volvamos a Plinio. En el capítulo 25 del libro 33 de su Historia Natural ve el oro
como un medicamento enérgico si se lleva como amuleto, lo que amplía las propiedades
mágicas de la Antigüedad que hemos repasado tan ligeramente. También describe un
preparado mediante calentamiento de oro con sal y una sustancia llamada "misy"
(probablemente pirita). No sabemos con certeza qué era el misy, pero ya aparece
enunciado en los papiros de Leiden y de Estocolmo.
Sin embargo, Plinio era de la idea de que el oro podía transmitir su "fuerza" a las cosas
que se quemaban junto a él en una vasija de barro. Y así nos propone quemar el oro con
algunos grumos de sal (el doble del peso del oro) y el mismo peso de esquisto que de
oro. No sólo eso, Plinio ya sabe que el alumbre negro puede purificar al oro. Con la
ceniza de este procedimiento de calcinación, al disolverse en agua podía curarse el
salpullido de la cara, las fístulas y las hemorroides.
Así, del reino animal tomaba todo lo que necesitaba como alimento, el reino vegetal
constituía la gran botica a la que podía acudir cuando se encontraba enfermo y el reino
mineral era la fuente de los venenos. Estos conceptos, asimilados por el médico Galeno
de Pérgamo en el siglo II de nuestra era, sentaron las bases de la farmacología racional,
practicada durante siglos en el occidente europeo. Dejamos de lado que Aristóteles
menciona en sus textos pseudográficos de la Edad Moderna al oro como medicamento y
de forma muy semejante a como lo hiciera después Avicena.
25
Historia del oro potable
exclusivos que le dan carácter propio, podemos ver cualidades que no son tratadas con
la debida profundidad en las del primer tipo. Por ejemplo, los espectos técnicos fueron
analizados por R. Pfister ya en 193556, los religiosos, por Charles A. Browne57 y los
filosóficos, los más importantes, por Arthur John Hopkins, quien concluyó que el
mencionado divorcio entre filosofía y química descrito por Hoefer, a pesar de existir
realmente, fue en la propia civilización griega donde murió, originando así la nueva
“filosofía de la naturaleza”58, tesis que más tarde sería rebatida por Mircea Eliade. No se
puede concluir sin mencionar algunos trabajos de conjunto que nos ofrecen excelentes
perspectivas generales acerca de toda la ciencia griega, cuya lectura es necesaria para
comprender el lugar que la alquimia ocupó en ella. Así, los profesores de la Historia de
la Ciencia Cohen e Israel Edward Drabkin (1905-1965), ambos rupturistas 59, publicaron
hacia finales de los años cuarenta varios trabajos de este tipo donde profundizan en las
raíces filosóficas de la ciencia griega, cambiando hábilmente de un nivel a otro sin
embrollarse60; aunque, a mi juicio, los de G.E.R. Lloyd son verdaderamente
imprescindibles para la comprensión de algunos conceptos que, más tarde serían
asimilados por la alquimia y para ver las raíces de algunas de sus bases de pensamiento
ya en la Edad Moderna61.
Mucho se ha escrito sobre el nacimiento de la Alquimia y aún parece que seguirá siendo
así. Un historiador italiano, G. Carbonelli decía que en ciertas láminas de carácter
mágico que aún se custodian en el Museo de las Termas de Roma aparecen evidentes
signos alquímicos, como los del fuego y los de la sublimación. Otro estudioso, Eisler,
fue más atrás y consideró que la Alquimia egipcia descansa sobre antiguos modelos
babilónicos62. Su apuesta fue, en su tiempo algo temeraria y enseguida hubo quien le
contestó, como Wilheim Ganzemüller, otro excelente historiador. Ganzemüller pensaba
que las recetas babilónicas en absoluto reflejaban referencias a la transmutación
metálica, por lo que consideró que llamar Alquimia a un conjunto de recetas de
esmaltes, o de piedras preciosas es empequeñecer el propio concepto de la Alquimia.
Prefirió, en cambio, conceder mucha, muchísima importancia a los aparatos de
destilación en la conformación, que no origen, de la Alquimia. Otra opinión fue la que
emitiera Forbes, más conciliador. Él decía que, en el proceso de formación de la
Alquimia se pueden ver varias influencias, en concreto tres. Por un lado la filosofía y la
tecnología desarrollada en el Antiguo Cercano oriente. De otro lado, los dogmas
filosóficos de las antiguas civilizaciones de India y Persia. Y, por último, ve un alto
componente de la filosofía y de la Ciencia griega.
Con todo, la civilización griega ha quedado para la posteridad, entre otras cosas, como
el cohete propulsor de la filosofía. Y dentro de esta actividad intelectiva del hombre,
56
Pfister, R., “Teinture et alchimie dans l’Orient Hellènistique”, en Seminarium Kondakovianum, 7
(1935), pp. 1-59.
57
Browne, C. A., “Rethorical and religious Aspects of Greek Alchemy”, en Ambix, 2 (1946), pp. 129-137
y Ambix, 3 (1948), pp. 15-25.
58
Hopkins, A. J., Alchemy, child of greek philosophy, Nueva York, Columbia University Press, 1934.
59
Los rupturistas son un grupo de historiadores que veían en la Edad Moderna aspectos tan diferenciables
de la Edad Media que no aceptaban prácticamente ninguna semejanza, en oposición a los continuistas,
que veían en el Renacimiento una prolongación de la Edad Media.
60
De los cuales es recomenable: Cohen & Drabkin, A source book of greek science, Cambridge,
Cambridge University Press, 1948.
61
Lloyd, G. E. R., Early Greek Science: Thales to Aristotle, Londres, Chatto & Windus, 1970 (ed. en
castellano: De Tales a Aristóteles, Buenos Aires, EUDEBA, 1977) y Greek Science after Aristotle,
Londres, Chatto & Windus, 1973.
62
Eisler, R. , “L'origine babylonienne de l'alchimie”, Revue De Synthese Historique, 12 (1961), 1-25.
26
Historia del oro potable
He aquí que nos hemos topado con otro problema: el del elemento primero y el del
devenir. Y digo devenir, porque para los griegos, el mundo no es algo estable ni
permanente, aunque tenga una causa, un origen y un motor único (o universal). Toda
una serie de pensadores abordaron este problema. Tales de Mileto, por ejemplo se
preguntaba cuál era el elemento primordial, concluyendo que sólo podía ser el agua.
Qué curioso, concuerda con el antiguo mito del océano generador de la vida. Si hay un
generador de la vida, podría haber también un regulador o potenciador de la misma. ¿Es
que están pensando en otra cosa que no sea el sol? Vaya, vaya... Oh! Sorpresa! El sol y
el agua juntos, como Agni... En efecto Tales, el de Mileto, vio en la humedad una fuente
de vida, un elemento fertilizador, cuya condensación originaba los cuerpos sólidos y su
evaporación el aire. Por supuesto, no se olvidó de decir que el aire es el elemento que
engendra al fuego. Tampoco fue el único. Anaximandro nos habló de una sustancia
infinita que se extiende, incluso más allá del Universo y en cuyo seno se forman los
mundos. Era una sustancia desconocida, una "supra-sustancia" que llamó apeirón, o sea:
infinito. Más tarde, el oro potable será visto como una quinta esencia, una supraesencia,
de infinitas virtudes. El apeirón de Anaximandro es infinito e indefinido, ilimitado e
indeterminado, es la inmensidad y es inagotable, es quien engendra y circunscribe a la
infinidad de universos ¡Qué sugestivo! Al menos a mí me lo parece, aunque me cuesta
imaginarme, al contrario de él, cómo sería ese caos donde pre-existen todos los
elementos. Otro "Anax", en este caso Anaxímenes vio y consideró que el elemento
universal era el aire; aunque él le llamó "principio universal". Para liarnos un poco más,
Heráclito dijo que nada de aire ni de agua. El fuego. El fuego era el elemento
primordial. Ni mucho menos faltaron otras opiniones y aún podemos ver que para
Jenófanes, ni fuego, ni tierra, ni agua, ni aire. Para él es el "uno" abstracto y absoluto
quien colma el Universo y se confunde con él y con Dios, quien explica, atención, la
inmutabilidad del ser y la sucesión de las apariencias. O dicho de otra forma, como se
expresará siglos más tarde John Dee, en el siglo XVI 63, la heterogeneidad de lo que se
nos presenta ante nuestros sentidos no es sino el signo evidente del monadismo que rige
todo. Parece mal poner en el mismo párrafo a alguien de la talla de Heráclito junto a
John Dee. Pero el segundo fue un excelente matemático, además de mago y el primero
podemos considerarlo como el rey del especticismo, ya que no daba validez a ningún
63
John Dee, considerado como el mago por excelencia de la Edad Moderna, reía en la unificación del
sabar, en el conocimiento único y en la expresión del Universo a través de la unidad o mónada.
27
Historia del oro potable
experimento de los que se hacían entre sus seguidores si no era escrito en una tabla de
arcilla y, además, no llevaba ésta su propio sello. ¡Qué poco científico! ¿O quizás no?
El hermetismo
El hermetismo fue, sin duda, la primera de las tres escuelas que ejerció una
influencia decisiva en la formación de los otros dos movimientos, el gnosticismo y el
neoplatonismo. Hasta la aparición del helenismo romántico y del concepto de
“progreso” en el siglo XVIII, Egipto siguió estando presente en la Historia tras la caída
de su religión. Para el investigador del Hermetismo es una satisfacción encontrarse con
que se ha trabajado sobre él desde mediados del siglo XV hasta nuestros días.
64
Derchain, M-T., “Noch einmal[Hermes Trismegistos]”, en Göttinger Miszellen, 15 (1975), pp. 7-10.
65
Para un católico, la gnosis es la primera gran herejía, manifestada hacia el siglo II d.C. Pero es el
necesario encuentro entre el anuncio evangélico y la cultura grecolatina, un injerto de esoterismo en la
joven planta cristiana.
66
Es decir: gnosis.
67
Pagels, E., The gnostic Gospels, Nueva York, Random House, 1979, p. xix.
68
Sobre la historiografía de los debates, ver el excelente estudio del sinólogo Martin Bernal, Atenea
Negra, las raíces afroasiáticas de la civilización clásica, Barcelona, Crítica, 1993, cap. 3.
28
Historia del oro potable
"He aquí el gran y divino misterio, la cosa buscada por excelencia. Esto
es todo. Dos naturalezas, una sola esencia; porque una de ellas entraña y domina
a la otra. Esta es la plata líquida, el andrógino que está siempre en movimiento.
Es el agua divina que todos ignoran. Su naturaleza es difícil de entender: porque
no es ni un metal, ni agua, ni un cuerpo. No se la puede dominar, es el todo en el
todo; tiene el aliento de la vida. Quien entienda este misterio tiene el oro y la
plata."74 (les origines, 178)
29
Historia del oro potable
No sólo eso. Forbes incluso afirmó que esta gama de colores fue algo muy importante
en la filosofía de los primeros alquimistas coptos y de sus predecesores, los joyeros y
artesanos de Egipto77. Y dijo esto porque, basándose en los papiros de Leiden, de los
que ya hemos hablado, afirma que sus autores lo que hacen es intentar reproducir estos
efectos cromáticos del oro, tal y como se demostró en el caso del experimento hecho
con la máscara de Tutankamon78. Pero, en fin, también hemos dicho que quizás esos
fueran los verdaderos alquimistas y no esos a los que nosotros nombramos así, quién
sabe.
77
Forbes, R. J., Metallurgy in Antiquity, Leiden, Brill, 1950, p. 153-154.
78
Wood, R. W., "The purple gold of Tutankhamûm", en Journal of Egyptian Archaeology, XX (1934),
62-65.
30
Historia del oro potable
3
La Edad Media
Antes de abordar lo que ocurrió en la Edad Media, quizás fuera mejor dejar aclarados
algunos puntos para que, no por ser más conocidos, se comprendan adecuadamente. Lo
que se entiende generalmente por Alquimia en la actualidad tiene situada su
configuración en grandes personajes medievales. Así, Alberto Magno (1193-1280),
Arnau de Vilanova (1245-1313), Ramon Llull (1235-1315) o Juan de Ruspescissa (ca.
1328-ca. 1365) son algunos de los que hablaremos obligatoriamente. Sin embargo, las
palabras de estos clásicos se parecen muy poco a la de los alquimistas greco-
alejandrinos. Mientras, como se verá más adelante, ya en el siglo VIII los árabes eran
unos "expertos" alquimistas, mientras que desde Bagdad a Andalucía se praticaba y se
filosofaba sobre la Alquimia, y mientras ambas cosas se introducían en el mundo
cristiano occidental mediante la atracción que supuso para todos los europeos, el legado
alejandrino parece disolverse casi por completo. Sólo la figura de Hermes y un
hermetismo que vadeó los caminos de la Edad Media y que no sabemos si fue bien o
mal entendido en la Edad Moderna pervivieron siglos después79. Curioso fenómeno que
altera la continuidad que se le pretende dar a la Alquimia. Es difícil sostener que todo
un aparato de conocimientos prácticos, el de la Alquimia del Papiro de Leiden, por
ejemplo, sustentado por un marco conceptual anexo, el hermetismo, pueda suponer una
especie de autopista alquímica que fue atravesando el tiempo desde el pasado hasta el
presente. Por supuesto que hay semejanzas, pero las diferencias abundan mucho más.
Todo esto necesita, pues de una explicación, ya que, sin ella, no podremos entender el
porqué del devenir histórico del oro potable. hemos dejado la influencia del hermetismo
en el capítulo que dedicamos a la Edad Moderna. Veámos qué es lo que tenemos.
En primer lugar, está bastante claro que la Alquimia griega, la de los faraones de las
últimas dinastías, es eminentemente práctica, que los egipcios, sus antecesores en el
tiempo, trabajaban con el objetivo de satisfacer una demanda comercial y una moda
estética generada en torno a las diferentes posibilidades cromáticas del oro. En
principio, no contenía ningún precepto, ni ideológico ni filosófico, que, a modo de guía
de trabajo, orientaba la labor de los artesanos y orfebres tardo-egipcios. Hermes, sin ir
más lejos, no fue quien orientó la forma de alear más o menos el oro con la plata en la
máscara de Nefertiti. Pero sí que apareció un campo de pensamiento posterior. Se dio en
la Alejandría helenística y supuso que la Alquimia recibiera una cobertura de
pensamiento. No fue la única que recibiría y, a nuestro entender, no fue la única que
pudo determinar la orientación dada posteriormente al oro potable.
79
Cuando digo si fue bien o mal entendido me refiero a que no sabemos exactamente en qué consistieron
las diferencias y las semejanzas entre en hermetismo greco-árabe y el renacentista.
80
Sobre esta cuestión, es indispensable leer el artículo de Michela Pereira "Teorie dell'elixir nell'alchimia
latina medievale", Micrologus, 3 (1995), 103-148.
31
Historia del oro potable
Sin embargo, con los componentes dados, cuesta imaginar que de ellos puedira
generarse en la Alquimia árabe algo semejante. Fue Joseph Needham el primero que dio
la idea de que esta orientación de la Alquimia hacia la investigación del elixir fue
motivada por la relación surgida de los contatos entre árabes y chinos. Tampoco hay
duda sobre esto para su principal seguidor, el famoso vástago de Needham Fabrizio
Pregadio. Ambos son vistos como unas grandes autoridades en esta cuestión. De hecho,
Pregadio ha sido el primero en traducir al inglés desde el chino tradicional, casi nada, el
Libro de los nueve elixires chino. Para Needham y Pregadio, la noción de inmortalidad
alquímica, pues, fue absorbida, por el Islam ex loco, de la cultura taoista. Durante el
siglo VII y primera mitad del siglo VIII se produce el momento de máximo apogeo de
dos grandes imperios: el Islam y la China de la dinastía Tang. Los contactos culturales
entre ambos, el intercambio de ideas, se vio favorecido por las conexiones establecidas
con los pueblos del Asia Central, a través de las rutas que partían de la India y de
Oriente Medio.
Nosotros, todo hay que decirlo, pensamos que la postura de Michela Pereira es más
razonada. La mejor investigadora de la alquimia medieval, junto a Chiara Crisciani,
ambas amigas, defiende la idea según la cual, una vez llegado y asimilado el concepto
de inmortalidad procedente de Oriente, el Islam uvo capacidad para desarrollar uno
propio. Bien que fuera emanado del oriental, pero no el mismo con algunos retoques
añadidos. Sí ocurrió así en el concepto de inmortalidad que fuera asumido y
desarrollado en el mundo cristiano desde el árabe. Si bien todo ha quedado en el aire,
hay que ver si dentro del mundo árabe hay algo que pueda ser capaz de generar una idea
de inmortalidad humana. Y quizás no la haya como tal, pero sí que existen algunos
conceptos e ideas que puedan hacernos pensar en algo semejante. Para el musulmán, del
respeto a los mayores es algo básico en su cultura, como también lo es el respeto a sus
hijos. En la vida cotidiana musulmana existe la idea que el mundo que nos rodea no es
pertenencia nuestra, sino de nuestros futuros hijos, de sus próximos habitantes. Digamos
que nosotros, mientras vivimos, somos depositarios de un patrimonio que será
disfrutado alguna vez. Por tanto, hemos de cuidarlo y entregarlo, de mejorarlo y
vigilarlo, todo porque no es nuestro, porque nosotros somos sus gestores y, según el
Corán, se nos podrán pedir responsabilidades en caso contrario. Este modo de vida
genera un encadenamiento que hace que los futuros "gestores" admiren la labor de
nuestros antepasados, de nuestros ancestros, y, así, la puedan imitar, y puedan reflejarse
en ella. En cierto modo, hay algún componente de inmortalidad en todo esto. Además,
tanto en el Islam, como en el Cristianismo, la idea de inmortalidad está bien distinguida
de la de eternidad. Sólo Dios es eterno, sólo Dios no tiene principio yno tendrá fin. En
cambio, el hombre tuvo un porincipio, pero no tiene fin, en tanto que es la "obra de arte"
de su creador, de Dios.
Así que, en la Edad Media cristiana, de pronto, se empieza a hablar de una Alquimia
totalmente inédita, distinta. Ahora, el alquimista es, además, un filósofo de la
naturaleza. Este filósofo ha de ser visto como un seguidor de una compleja disciplina,
cuya parte teórica sustenta a la práctica. Entramos así en el tercer elemento que define a
la Alquimia medieval: la conexión de la Alquimia con un tipo de filosofía, la natural, se
32
Historia del oro potable
realiza través de una parte muy concreta de esta última. Y esa conexión es la
astrología81. Ya la Tabla de esmeralda el texto alquímico por excelencia, atribuido a
Hermes, dejaba asentada esta relación. Así fue como la destilación, una operación
totalmente operativa y humana, hacía corresponder lo superior con lo inferior,
simulando el acto creador divino y se veía como el mejor ejercicio para corroborar que
hay relación entre lo de arriba y lo de abajo. Al menos, así lo entendió en el siglo XII
Hugo de Santalla en la traducción al latín del texto árabe de Umar, de carácter
astrológico, Liber trium iudicium82. También es una constante en la Edad Media el
intercambio entre la Medicina y la Alquimia83.
De mano de las teorías médicas de Galeno, el galenismo, las boticas contaron con un
gran número de polifármacos, medicamentos elaborados a partir de numerosos simples
o partes vegetales con poder terapéutico demostrado, buscando potenciar la acción
moderada de los principios activos procedentes del mundo vegetal. Estos polifármacos,
denominados compuestos, junto con los simples, constituyeron el grueso de los libros de
recetas medievales.
En la Baja Edad Media, y como resultado del intercambio cultural entre los reinos
cristianos y los invasores árabes asentados en la Península Ibérica, comienza a gestarse
el embrión de lo que se ha denominado medicina química, que hunde sus raíces en la
alquimia, y que se presentará como una alternativa a la terapéutica galénica oficialmente
establecida. A partir del siglo XIV se observa cómo la primera comienza a tomar dos
senderos que se alejarán progresivamente en los siglos subsiguientes. Por un lado,
continúa desarrollándose la parte más espiritual, encaminada a la obtención de la piedra
filosofal, como una forma de conseguir el conocimiento supremo y alcanzar un nivel
supranatural de existencia. Por otra, los fundamentos prácticos de la alquimia se
comienzan a aplicar en la elaboración de medicamentos.
81
Crisciani, C., "Heavens to Earth. Fron the Tabula Smaragdina to the alchemical Fifth Essence" en
Micrologus, I (1993), 130-144.
82
Burnett, C., "The astrologer's assay of the alchemist: early references to alchemy in Arabic and Latin
texts", Ambix 39 (1992), 103-109.
83
Crisciani, C., "Alchemy and Medicine in the Middle Ages", en Bulletin de Philosophie médiévale, 38
(1996), 9-21.
84
PEREIRA, M. (2001), “Elixir Vitae. Los orígenes de la farmacología alquímica”, en: PUERTO
SARMIENTO, F.J.; ALEGRE PÉREZ, M.E.; REY BUENO, M. y LÓPEZ PÉREZ, M. (coords.), Los
Hijos de Hermes. Alquimia y espagiria en la terapéutica española moderna, Madrid, pp. 93-114.
85
FORBES, R. J. (1970), A Short History of the Art of Distillation, Leiden, pp. 99-184; MULTHAUF, R.
(1956), “The Significance of Distillation in Renaissance Medical Chemistry”, Bulletin of the History of
Medicine, 30, pp. 329-346; MULTHAUF, R. (1966), The Origins of Chemistry, London, pp. 201-236 y
DEBUS, A. G. (1977), The Chemical Philosophy: Paracelsian Science and Medicine in the Sixteenth and
Seventeenth Centuries, New York.
33
Historia del oro potable
alquímicos para que pudiesen ser aplicados a la medicina86. En la pradera del galenismo,
de pronto se vieron nacer unas florecillas extrañas, a modo de medicamentos distintos a
los convencionales.
86
LÓPEZ PÉREZ, M., “La influencia de la alquimia en la terapéutica moderna: los protagonistas”, en:
PUERTO et al. (coords.), 2001, pp. 117-158.
87
NEEDHAM, J., Science and Civilisation in China, Cambridge, 1954.
88
ELIADE, M., Herreros y alquimistas, Madrid, 1974.
89
CARUSI, P., "Teoria e esperimentazione nell'alchimia medioevale nel passaggio da Oriente a
Occidente", en: La diffusione delle scienze islamiche nel Medioevo europeo, Roma, 1987, pp. 355-377.
34
Historia del oro potable
El origen griego de la Alquimia árabe no parece ofrecer ninguna duda. Es más, hubo
quien aseguró que muchos escritos alquímicos árabes no son sino traducciones de libros
y textos griegos y coptos. La asimilación de muchas palabras, o las citas de los
alquimistas alejandrinos Pseudo-Demórito o Zósimo son también buenos ejemplos. Es
aquí donde empieza a construirse y a calibrarse lo que será la base futura del oro potable
tal y como llegue a la Edad Moderna.
Lo mismo ocurría con algunos de los útiles de destilación, como el alambique (al-imbiq
en árabe), la ampolla (alcolla en castellano antiguo y al-qulla en árabe), la alquitara (al-
qitara en árabe) o el aludel (al-'utal en árabe).
Así pues, como podemos ver, están todos los elementos necesarios y dispuestos a
generar la Alquimia cristiana92. Está el concepto y uso de espíritus, está la técnica y los
instrumentos y está, también, un contacto intercultural que sería lo más propicio para el
auge de la Alquimia en el occidente cristiano. Pero antes de ello hemos de saber si el
legado que estaba dispuesto a ser traspasado era algo sustantivo, concreto y con un
90
Por ejemplo, aquél que trabajaba para la elaboración de un cosmético, supongamos que hecho a base de
azogue es diferente del alquimista que trabajaba con azogue, ya que la intención final del último era la
Piedra Filosofal y no un cosmético.
91
A este respecto: Vernet, J., Lo que Europa debe al Islam de España, Barcelona, El Acantilado, 1999,
234-243
92
Quizás se use entre los historiadores muy alegremente el término de alquimia cristiana. Generalmente
son dos las acepciones más utilizadas. Una, la que nace directamente de la alquimia medieval árabe y que
se desarrolla inicialmente en España y algo menos en Italia. La segunda es la que incluye a todo el acervo
de figuras medievales como Ramón Llull, Arnau de Vilanova, Rupescissa…
35
Historia del oro potable
carácter original. Según Maurice P. Crosland93, el legado no fue todo lo excelente que se
pudiera pensar en un principio. La propia mecánica de la transferencia existente
entonces dificultaba el traspaso limpio y nítido de las ideas. La transmisión alquímica,
según Crosland, estaba llena de errores en la copia y traducción de textos alejandrinos y
griegos, especialmente en cuanto a la semántica se refiere. Esto llegaría a provocar que
un término alquímico se confundiese sin saber si en su uso, se estaban refiriendo al
objeto o a la idea del objeto, como ocurrió con el concepto del alcohol. Esta teoría, por
cierto, no es del todo rechazable, ya que se aprecia la existencia de esa dualidad de la
Alquimia desde las traducciones árabes del griego. Si a éstas le añadimos que ocurriera
lo mismo con las traducciones al latín desde el árabe, podremos comprender fácilmente
que la transmisión sufrió de muchas, bastantes, incorrecciones. Ello no implica, por su
parte, que hubiera lectores capaces de entender otras escrituras y que llegaran a captar la
idea original perfectamente.
En concreto fue Geber (765-815) quien dio un gran impulso a toda la alquimia árabe.
Escribió de forma muy clara sobre ella y siguió las doctrinas aristotélicas. Bueno, no
sólo Alquimia, también, entre las más de 500 obras que se le atribuyeron, había palabras
de matemáticas, astronomía, astrología y música. Como otros contemporáneos, Geber se
dedicó a la investigación científica, actividad que prescribe explícitamente el Corán.
Entre otras cosas, describió la cristalización como medio para purificar los preparados
químicos, varios métodos para obtener el ácido sulfúrico, el ácido nítrico, el nitrato de
plata, el cloruro amónico, el arsénico y el vitriolo de hierro. En la parte alquímica, sus
investigaciones le llevaron a realizar aleaciones (de mercurio con oro, plata, plomo,
estaño y cobre), óxidos y enlaces entre metales (principalmente mercurio) y azufre. Pero
sus métodos destacan por sentar las bases de la química experimental ya que observaba
el desarrollo de las reacciones químicas en unas condiciones establecidas
artificialmente, variando de forma arbitraria los parámetros y siguiendo los efectos que
dichas modificaciones generaban. O sea, en lenguaje alquímico, procesos de
sublicación, calcinación, destilación, congelación, etc.
36
Historia del oro potable
Una de las novedades de Geber fue que desestimó la influencia de la posición de los
astros a la hora de la producción de los metales por parte de la Naturaleza, al contrario
de lo que hiciera Zósimo. Para él, es imprescindible conocer las sustancias, los espíritus
volátiles que nos llevarán a obtener un agua divina y nos hará que nos encontremos con
los aparatos de destilación que usara Zósimo. Por tanto, como era de esperar, hay una
continuidad en las ideas entre la Alquimia griega y la egipcia que no podemos ignorar,
como tampoco podemos hacerlo con la línea que va desde el elixir, el agua divina, los
espíritus y el oro potable. Otra de las aportaciones de Geber es la descripción
sistemática que hace de las operaciones (destilar, evaporar, coagular, etc.) que será
largamente utilizada por toda la Alquimia posterior. Aunque ya existió algo parecido
entre los alquimistas griegos, Geber aumentó la claridad en la exposición y una
metodología que sería asumida, sin que sepamos del todo bien por qué causas, durante
muchos siglos después.
No sólo eso, la descripción que hace de los metales sería copiada mucho y por muchos.
Para Geber, los metales son distintas formas de sus esencias, a las que llama azufre,
mercurio y arsénico. Sobre el oro, dice que está formado por un mercurio purificado y
unido a una parte de azufre. Aunque para él es puro, ello no le impide afirmar que aún
puede ser sutilizado, gracias al trabajo de sus materias quintaesenciales, que son las tres
que acabamos de mencionar.
Estas materias son mucho más sutiles y ligeras que sus homónimas y vulgares que todos
conocemos. Cuando se habla del mercurio que da la perfección a los metales no es el
mercurio común, cosa que ya hemos podido imaginar, sino alguna sustancia que hemos
extraído de él. Incluso llamó a la Piedra Filosofal un "espíritu perfecto". Geber, por
ejemplo, obtenía la sal amoníaco por putrefacción y maceración de fibras textiles,
mientras conseguía el ácido clorhídrico calcinando sal común, producto que llamaba
"espíritu de a sal". casi se podría afirmar que fue Geber, y no los alquimistas
alejandrinos, quien creó el concepto de Piedra Filosofal94.
En ese mismo período se reavivó el interés por los principales textos de la literatura
hermética. La idea de que en Egipto se hallaba un poderoso centro de magia siguió viva
tras la conversión al cristianismo de la Europa Occidental. Los pensadores cristianos
readaptaron las doctrinas egipcias convirtiéndola en filosofía y atribuyeron a Hermes
Trimegisto, versión griega de Thot, dios egipcio de la sabiduría, una serie de textos
escritos en la última época de la religión egipcia. Durante los siglos XI y XII se reavivó
el interés de los pensadores medievales por la magia y la astrología hermética,
circunstancia que favoreció el acercamiento a una cosmología diferente de la
aristotélica, forzosamente presocrática, basada en la teoría de la materia, y que iba a ser
fundamental para el devenir de la llamada alquimia del elixir.
94
La Piedra Filosofal es el resultado final de la Gran Obra alquímica. Generalmente se le atribuye un
color rojo, unas veces cristalina y otras oleosa. Su finalidad es la de trasmutar en oro, aunque también
cura. Esto la diferencia del concepto de Medicina Universal, que parece más destinado únicamente a
curar. No obstante, cuando el alquimista pretende hacer la Medicina Universal, sabe que está en el buen
camino si antes hace la prueba de trasmutar en oro.
37
Historia del oro potable
Pienso que la mayor aportación árabe a la Alquimia fue que dejaron algo de lado las
especulaciones de orden filosófico, ya asentadas desde Grecia, para adentrarse en el
impresionante mundo de las operaciones prácticas, en el de jugar con la genética de los
metales, con sus afinidades y diferencias. Esto es algo maravilloso. Nunca el hombre se
ha podido desprender de un sueño, el mismo que le acompaña durante su existencia a lo
largo de miles de años: Hay una unicidad que subyace detrás de toda la variedad de
cosas que observamos, hay algo en común a todas las cosas. Los alquimistas, en esto, se
parecen a cualquier hombre que mira a su alrededor, cosa que hacemos todos. En cierta
medida, y en este punto, todos somos un poco alquimistas. Lo único que no se le puede
negar al hombre es su capacidad de mirar, de ver, de oir. Ya vendrá más tarde la tarea
de comprender, que también decían ellos haber completado. Y, por último, llega la de
intervenir. Estas tres cosas (ver, comprender e intervenir) son el resumen de toda
actividad humana. Sembrando según los ciclos el hombre ha visto, ha entendido y ha
intervenido. ¿Qué diferencia esto de los alquimistas? Pues que ellos, algunos tan sólo,
decían haber acabado el camino, habían visto todo lo necesario para entender todo y,
luego, habían intervenido habiendo logrado alcanzar y obtener la unidad, al menos en el
reino mineral.
Según la teoría del elixir universal, todo procedía de una sustancia original, homogénea,
que a través de procesos varios había dado lugar a los cuatro elementos. Este quinto
elemento incorruptible se hallaba en todos los organismos terrestres, dado que era el
precursor de los cuatro elementos corruptibles. No se tiene conocimiento cierto de quién
enunció esta idea por vez primera, pero ya aparece descrita en 1220 por Robert
Grosseteste, que la hacía originaria de los supuestos alquímicos. Posteriormente fue
Roger Bacon95 quien postuló la teoría de que todos los cuerpos tenían un mismo origen
en una única sustancia, no identificable con ninguno de los cuatro elementos, sino
origen de todos. Se origina así la primera idea que conduce a la posible existencia de un
fármaco perfecto: si todos los cuerpos procedían de una sola sustancia incorruptible,
sólo había que hallar la manera de alcanzarla para poner fin a la degeneración y muerte
causada por los cuatro elementos corruptibles. Las propiedades que se atribuyeron al
oro-metal hicieron que pronto dejase de ser visto como tal y se pasase a considerarlo
una maravilla natural accesible y, sobre todo, capaz de traspasar toda o parte de su
carácter maravilloso al hombre. Algo, por otra parte que hizo que muchos sucumbieran
ante este nuevo tipo de fascinación.
38
Historia del oro potable
96
Pereira, M., Arcana sapienza, Roma, Caroci Editore, 2001, 111-113.
97
López Pérez, Miguel, Algunos rasgos sobre la relación entre el lulismo y el seudolulismo en la Edad
Moderna, Dynamis, 22 (2002), 327-350.
39
Historia del oro potable
orgánicas e inorgánicas98. Por otra, los que sólo consideran las sustancias orgánicas
como materia prima del elixir99. En tercer lugar, se encuentran aquellos autores que
consideran el elixir formado exclusivamente por sustancias de origen mineral. Las obras
clave de esta tercera vía interpretativa, mayoritariamente aceptada, son el Testamentum
pseudoluliano y el Rosarius philosophorum pseudoarnaldiano, que destacan, no tanto
por la doctrina relativa a su composición, cuanto por su utilización 100. En efecto, en
ambos textos aparece la afirmación explícita de que el elixir tiene un doble objetivo: es
el agente de la transmutación, obtenido con operaciones estrictamente alquímicas
efectuadas sobre minerales, metales y sus derivados, así como un fármaco capaz de
curar cualquier enfermedad y obtener efectos maravillosos sobre todos los reinos de la
naturaleza101. Pero todo ello dentro de la disciplina alquímica, aunque sin negar que el
resultado de la práctica sea de orientación medicinal. El propio Testamentum nos dice
que "el magisterio se divide en dos partes, a saber: la creación de la Piedra y componer
la Medicina"102.
El vino de extinción del oro tiene una gran propiedad. Muchas veces la extinción
se hace apagando una lámina de oro en buen vino, cuatro y cinco veces. Luego
se deja aclarar. A continuación, una vez colado, se guarda con mucho cuidado.
Esta agua tiene la virtud de fortalecer el corazón y separar todas las
superfluidades de la sangre. Puede dar color a la sustancia del corazón (a la
sangre) e iluminar el espíritu con su claridad. Reconforta a ambos con su
solidez; a la vez que los modera con su temperamento. Purifica la sangre. Con su
densidad arrastra lo superfluo hasta la defecación. Conserva la juventud y
fortalece todas las partes del cuerpo, especialmente las activas. Debido a su
temperatura, facilita la orina retenida. Cura la epilepsia y la locura y es útil para
los leprosos.
98
En esta vertiente se incluyen obras como L'ars alchimiae de Michael Scoto, L'Icocedron de Walter de
Odington o Speculum secretorum alkymiae atribuido a Roger Bacon.
99
Tal es el criterio que rige obras como Secretum secretorum naturae de Roger Bacon, la Epistola a
Jacobum de Toledo y De vita philosophorum de Arnau de Vilanova
100
Ambas obras aparecen en el mismo período cronológico, aunque todo parece indicar que el
Testamentum es anterior, tanto por su mayor extensión como por su mayor profundización en las
implicaciones filosóficas de la idea de elixir y de su elaboración alquímica. PEREIRA, M. y
SPAGGIARI, B. (1999), Il Testamentum alchemico attribuito a Raimondo Lullo. Edizione del testo latino
e catalano dal ms. Oxford, Corpus Christi College 244, Firenze. Pseudo-Llull, Raymundi lulii maioricani
philosophiae codicilus, sive testamentum quod eiusdem theorica dicitur, s.l, s.f, Biblioteca del Monasterio
de San Lorenzo de El Escorial, D-II-5.
101
PEREIRA, M. (1995), "Teoria dell'elixir nell'alchimia latina medievale", Micrologus, 3, pp. 103-148.
102
Testamentum, ejemplar de la Biblioteca de El Escorial, 17-VI-26, 255.
103
La preparación previa del oro solía implicar su disolución y su trabajo en formas coloidales.
40
Historia del oro potable
Sin embargo, no debemos aceptar como un hecho probado la idea sobre Arnau
de Vilanova como alquimista105. El origen de su tradición como alquimista empieza,
como ocurre con Ramon Llull, muy poco tiempo después de su muerte en el año 1313.
Juan Andrés (1270-1348), un excelente canonista y profesor en Bolonia, dijo que Arnau
de Vilanova "residió en la corte romana fabricando allí oro muy puro"106. Teniendo en
cuenta que Arnau de Vilanova residió en Roma en el año 1301 y que Juan Andrés
escribió esto apenas 30 años después, no imaginamos qué tipo de mecanismo hizo que
se elaborase tan rápidamente una imagen de alquimista sobre Arnau de Vilanova sin
ningún motivo aparente ni en tan tempranas fechas, excepto si realmente llegó a ser
alquimista. Paniagua, un estudioso de esta controversia, dijo que la fama de alquimista
bien pudiera ser debido al hecho de que Arnau de Vilanova fabricó un sello de oro con
un león, y realizado bajo la influencia de dicha constelación, con el fin de curar la
litiasis del Papa Bonifacio VIII, al aplicarse sobre la zona lumbar107. Que Arnau de
Vilanova fabricara oro parece ya algo completamente indiscutible entre algunas
personas de la segunda mitad del siglo XIV y en el XV, como fue el caso del médico
Álvarez Chanca, que acompañara a Colón en su primer viaje a América. Cuando
publicó su Comment[ari]um novum in parabolis divi Arnaldi de Vila Nova ad
illustrissimû archorû ducem108, en 1514, afirmó, sin ningún tipo de reparos que tenía
testimonios fehacientes de que Arnau de Vilanova había fabricado láminas de oro.
41
Historia del oro potable
en ellas que en la Alquimia. Me refiero a los demonios y a lo oculto 109. También vio al
Hombre como un Microcosmos del universo. De tal forma que los planetas y sus
correspondientes metales en la tierra tenían una relación intrínseca con sus respectivas
partes del cuerpo humano.
Aunque estas ideas no eran ni mucho menos nuevas, ya que fue Hipócrates quien
atribuyó a las estrellas un poder definitivo sobre el cuerpo, fue Arnau de Vilanova quien
extendió este modelo y puso en el oro una atención especial, especialmente cuando dijo
que el oro poseía en su perfección el único y admirable equilibrio de los constituyentes
elementales y sus virtudes internas. Y que contenía las virtudes específicas de las
influencias celestes. Dadas su estabilidad y permanencia, el oro mismo era como una
estrella del cielo, ayudando a la vista y, sobre todo, limpiando y aclarando la sustancia
del corazón y la fuente de vida.
42
Historia del oro potable
rosas con la que perfumar las habitaciones. Pues bien, todo esto tiene su origen aquí, en
la Edad Media, en el interés por el oro potable, que, a su vez, nos lleva hasta la
Antigüedad. Lástima que algunas cosas se presenten como novedosas, cuando, en
realidad no lo son.
Para aquellos filósofos hay varios puntos en común entre ambas, como que cada una
presenta una enorme carga operativa y que ambas eran las pantallas detrás de las cuales
reposaba un amplio y general conocimiento teorético, al cual quedaban subordinadas.
Alberto Magno, aristotelista, se ciñe exclusivamente en a alquimia metalúrgica.
Basándose en las ideas de Aristóteles sobre la generación y estructura de los metales, en
su experiencia personal y en textos árabes, reúne toda su ideología al respecto en su De
mineralibus. Para Alberto Magno, la Alquimia es toda una Ciencia, con sus doctrinas y
sus prácticas específicas, sin dejar de mostrar su simpatía por las afinidades
estructurales con la Medicina, como corresponde al tipo de personas descritas arriba.
Dice que la relación entre ambas disciplinas, o ciencias, sus analogías, no sólo proviene
de un nivel intelectivo y filosófico. También proceden de su relación con la naturaleza
en cuanto a que ambas se basan en desarrollos de procesos totalmente naturales.
Concretamente, llega a firmar que ambas trabajan atemperando. La Medicina los
humores y la Alquimia los húmedos radicales (o también el azufre y el mercurio). Este
dualismo sobre la primera materia ya puede ser observado en el Timeo de Platón,
cuando llama Hylé a una sustancia primigenia cuyo nacimiento se debe a la conjunción
de "un padre y una madre", origen de todos los cuerpos.
Alberto Magno ya mencionó el elixir en su De mineralibus111, aunque sin ser nada claro.
No obstante, Alberto Magno parece recoger anteriores teorías alquímicas de la
naturaleza de los metales y unirlas a la teoría de la transmutación, sea ésta del tipo que
sea. En este caso, Alberto Magno explica la transmutación como un proceso de la
purificación de los metales. No dio ningún tipo de detalle sobre el papel del elixir y
sobre su composición. Tampoco él será el único. Este es un problema con el que nos
hemos cruzado con frecuencia.
Junto a Alberto Magno y compartiendo años de vida, Roger Bacon es otro personaje
que se puede incluir en los de este tipo. Incluso podríamos decir que es el personaje
modelo. Para él, la Alquimia especulativa es considerada como la Ciencia general de la
generación de los elementos. Sin embargo, Bacon se diferencia de Alberto Magno en
varias cosas: se aleja de los postulados aristotélicos sobre la filosofía natural y reconoce
que la Alquimia no sólo es metalúrgica, sino también médica y farmacológica, aspectos
111
Angel, M., Le Monde minéral: Les Pierres de Sant Albert le Grand, París, 1995.
43
Historia del oro potable
que distingue como superiores a los primeros. Es más, habla del oro potable como un
medicamento de excelentes virtudes, que prologa la vida, que es producido por el
alquimista, el físico o el astrólogo (tal es su idea altamente especulativa de la alquimia)
siempre bajo la dirección de un experto. Pero una de las aportaciones más originales de
Roger Bacon a la idea del elixir y del oro potable es que introduce en su composición
elementos orgánicos (vegetales y animales), algo que también ocurrirá en los siglos
posteriores, siempre bajo estas connotaciones que diera Bacon.
Por primera vez, Roger Bacon cambia los ingredientes. Ya nos estamos alejando de esa
antigua tradición de los lapidarios y de los repertorios de recetas donde los minerales
jugaron un papel importante en la farmacia antigua. A partir de éste momento, como
ocurrirá con Rupescissa, a quien trataremos en seguida, la Alquimia metalúrgica de
Alberto Magno y la médico-orgánica de Roger Bacon coexistirán. No debemos olvidar
este hecho, ya que también será fundamental para comprender todo lo que ocurrirá a lo
largo de la Edad Moderna. Tampoco que Medicina y Alquimia tienen campos comunes:
eran vistas como una Ciencia y un arte que también tienen un "objeto" común: el cuerpo
humano.
44
Historia del oro potable
“Del vino se extrae eso que, por sus muchos usos casi milagrosos, se ha
dado en llamar Agua de Vida, agua de oro, cielo de los filósofos, quinta esencia,
114
CRISCIANI, C. y PEREIRA, M. (1998), "Black Death and Golden Remedies: Some Remarks on
Alchemy and the Plague", en: PARAVICINI, A. y SANTI, F. (eds.), The Regulation of Evil: Social and
Cultural Attitudes to Epidemics in the Late Middle Ages, Impruneta, pp. 7-39. El aguardiente, si lo
miramos desde la posición explicada al principio. Posee atributos semejante a la esencia de la vida, y su
fuerza curativa tuvo mucha estima. Además, la alquimia la propone como elemento que ayuda a purificar
los cuerpos, algo muy valioso para obtener la esencia pura, la esencia de la esencia, la quinta esencia.
115
Furno, V. de, Vitalis de Furno... Pro conservanda sanitate..., Moguntiae, Ivonem Schoeffer, 1531.
116
THORNDIKE, L. (1923-1958), History of Magic and Experimental Science, New York, 8 vols., 3, pp.
355-356; MULTHAUF, R. (1954), “John of Rupescissa and the Origin of Medical Chemistry”, Isis, 45,
pp. 359-367.
45
Historia del oro potable
cielo del hombre, aguardiente, elixir, éter, alma del vino, agua divina y clave de
los filósofos."
Será dentro de la Medicina árabe donde encontremos la continuidad del uso medicinal
del oro, aunque habrá de dar varios giros antes de transformarse en el oro potable.
Habrá que explicar el concepto de quinta esencia medieval europeo, que hunde sus
raíces, como no podía ser de otra forma, en la citada Medicina y Alquimia árabe.
En los años finales del siglo XIV, un médico y astrólogo de la corte del rey francés
Carlos V llamado Tomás de Bolonia escribió una carta a un Amigo suyo, posiblemente
el también alquimista Bernardo de Treviso, en forma de respuesta a una anterior. En ella
cuenta, aunque de forma muy fragmentaria, que ha enviado al príncipe de Francia un
fármaco especial, ya experimentado en el cuerpo de uno de sus ayudantes. La carta la
hace acompañar de cierta cantidad de dicho medicamento, que, según él, en Francia ya
se considera como algo reputado. La Medicina en cuestión está elaborada con oro y
tratada alquímicamente ("Medicina facta de substantia auri processu philosophico",
según sus propias palabras). La importancia de Tomás de Bolonia radica en que nos
viene a aclarar otra relación de la que no teníamos constancia anterior.
Él dice a su Amigo Bernardo que el tratamiento de dicho oro tiene como punto de
partida el "potenciamiento" dinámico del cuerpo humano a partir de la perfecta
proporción del temperamento del oro118. Y que dicha característica ha sido reforzada al
combinarse con lo que llama "esperma femenino", que no es otra cosa que el mercurio
normal y corriente, el argento vivo. El "semen del sol del oro" combinado con el
esperma femenino hará que sea guiado por la sangre del paciente reforzando su salud,
eliminando las impurezas que causan su enfermedad, estableciendo cierta similitud
entre la sangre y los aspectos físicos del mercurio y conectando la naturaleza mineral
del preparado con el "orden" del cuerpo humano.
De sus palabras podemos extraer varias conclusiones. En primer lugar, ya se acepta que
todas las propiedades dadas al oro pueden ser transmitidas, comunicadas y difundidas
por el cuerpo humano y, en segundo lugar, que dicha transmisión se realiza a través de
la sangre. Con esto queda reflejada una posición holística según la cual el hombre y el
oro ocupan la cúspide de sus propios reinos, compartiendo, desde este punto de vista,
una posición similar, idéntica y de igualdad: la supremacía en sus reinos (el mineral y el
animal), siendo, como son, los extremos superiores de la pirámide estructurada en forma
jerárquica. Así, como se ha dicho, el oro penetra a través de la sangre comunicándole su
equilibrio, actuando como una especie de contagio positivo y funcionando como un
117
Pereira, M., Arcana Sapienza, op. cit.
118
Volvemos a toparnos con la teoría de los humores, ya que el temperamento de cada cosa depende de la
proporción de humores que contiene.
46
Historia del oro potable
Encontramos varios exponentes de personas que estaban atravesando esta fase del
desarrollo del pensamiento, no sólo científico, sino podríamos decir que humano. Por
ejemplo el italiano Guillermo Fabri de Die, quien escribiera hacia el año 1449 su Libro
de la Piedra Filosofal y del oro potable. Sin considerarse a sí mismo como un
alquimista propiamente dicho. Aún a riesgo de ser calificado como un médico vulgar,
tal y como se hacía en sus tiempos a los que se salían de la ortodoxia, y basándose en
Arnau de Vilanova, decía ser un entendido en "otro tipo de Medicina", y la especificó:
aquélla que trataba de remediar los defectos de una incómoda vejez, tal y como ya habló
de ella el propio Arnau de Vilanova119. El atractivo de Fabri es que su texto, dirigido al
Papa Félix V, contiene un avance espetacular en la visión de la alquimia. El Papa no
pudo ver cómo el galenismo era capaz de corregir la artritis de sus manos y decidió
entonces recurrir a otras medicinas. Este momento fue aprovechado por Fabri para
presentar al Papa las excelencias de la Medicina alquímica. Para ello, recordemos que
estamos en la mitad del siglo XV, Fabri elabora ya toda una historia de la alquimia
cristiana. Apenas doscientos años después, tres ilustres predecesores como Arnau de
Vilanova, Ramón Llull y Juan de Rupescissa han conseguido al milagro de que alguien
trate a la alquimia de forma histórica.
En los siglos XIV y XV ocurrirán varios hechos importantes para nosotros. Aparecieron
nuevas enfermedades y se sucederán las epidemias, como la Peste Negra. Los médicos
ejercían su oficio y cobraran un papel importante. Habían de poner en práctica unos
remedios, exactamente como la alquimia, que conseguían gracias a la cobertura
intelectual bajo la cual desarrollaban sus tareas y las ofrecían en forma de dichos
medicamentos o tratamientos. Pero sus resultados, los remedios que aplicaban no
pudieron tomarse como válidos después del muchos fracasos, especialmente en las
epidemias. Estos fracasos pudieron provocar que se cuestionase su utilidad, lo que
implicaba dudar de sus soportes mentales. Entonces surge el mecanismo descrito al
principio y se estudia la forma de obtener resultados ajenos a la Medicina oficial. Se
deseaba que hubiera un medicamento que pudiera dar salud, habría de ser mejor y
distinto de los de los galenistas. Se pedía algo distinto. Nada mejor que el oro potable,
aquello que contiene la vida extraída de su depositario más excelso, el oro, y adaptada a
nuestro organismo, quien será el nuevo depositario de esa fuente de vida.
Tomando como referencia la teoría de los cuatro elementos de Aristóteles, Fabri flirtea
con la idea de la transmutación metálica, no sin dejar de mencionar todas las afinidades
ancestrales del oro que ya hemos citado antes. Además, Fabri no es que trate de
demostrar la corrección de los filósofos cuando se acercaban a estudiar estas cuestiones,
cosa que parece dejar ya por asentada en su tiempo. Él se "entretiene" en una actitud
que desprende la idea de la transmutación y de la fabricación del oro potable como si
fuera un arte. Para ello pone ejemplos contemporáneos y redunda en el carácter
119
CRISCIANI, C., Il papa e l’alchimia, Felice V, Gulielmo Fabri e l’elixir, Roma, 2002.
47
Historia del oro potable
Esta posición está en concordancia con la de otros físicos de su tiempo y otros puntos de
vista que distinguieron entre las disciplinas de la Alquimia y la de la Medicina. Fabri
sigue a Alberto Magno en su De mineralibus, y, como él, no es nada claro, dando
escasas muestras de locuacidad cuando se pone a hablar del elixir. Sí habla de que los
metales contienen todos ellos una humedad radical y que ésta, extraída del metal
imperfecto y digerida es el elixir. Cuando se trata de digestión, se está haciendo lo que
los alquimistas llamaron limpiar las superfluidades y heterogeneidades del metal. Es la
citada humedad radical la que encierra lo más íntimo de la materia. Cuando Fabri trata
del oro potable dice que es la unión de dos tipos distintos de humedades radicales,
capaces de eliminar las superfluidades humorales del cuerpo humano.
Por primera vez, hemos dado con una sutil variación que va desde la Alquimia
metalúrgica a la Alquimia medicinal. No era el único ni el primero, pero Fabri sabe
perfectamente que partiendo de un punto de vista sumamente teórico y abusando de la
retórica, hay un campo abonado en la homogeneidad del lenguaje, los argumentos
cargados de silogismos y la "intertextualidad" de los conceptos, sin escapar a su
coherencia teórica, a la que él vuelve siempre. Por último, no debemos de dejar de
mencionar que Fabri fue uno de los primeros constructores de la teoría de un Ramon
Llull alquimista, sobre todo si conocemos las relaciones de Llull con Arnau de
Vilanova, su estancia en Inglaterra y sus relaciones con los reyes. Fabri conocía los
textos alquímicos atribuidos ya a John Dastin y Arnau de Vilanova.
En este camino hacia la Edad Moderna hay que resaltar a otros personajes que trataron
la teoría del elixir y el oro potable. Entre estos podemos mencionar al dominico belga de
mitad del siglo XIII, Tomás de Cantimpré en su De natura rerum o al gran
enciclopedista medieval Vicente de Beauvais (c.1184-c.1264) en su Speculum
naturae120, quienes siguieron las indicaciones e ideas que diera Alberto Magno. Lo
120
M. Paulmier-Foucart, M., "Etude sur l'état des connaissances au milieu du XIIIe siècle: Nouvelles
recherches sur la genèse du Speculum maius de Vincent de Beauvais", Spicae - Cahiers de l'Atelier
Vincent de Beauvais (CNRS éd.), 1 (1978), p. 91-12.
48
Historia del oro potable
mismo ocurre con Konrad von Megemberg, visto como el más digno sucesor de Alberto
Magno, en su Buch der Natur, libro que se puede considerar como la primera Historia
Natural escrita en alemán, del año 1350, que es básicamente una traducción del texto de
Cantimpré. Nos detendremos, dada su importancia, algo más en Konrad. Por supuesto,
aboga por la acción curativa del oro. Basándose en la Practica brevis de Johannes
Platearius el joven y el texto de Mathaeus Platearius el joven titulado De simplici
Medicina, nos dice que el oro se ha de pulverizar y calcinar. Además se ha de formar un
ungüento precioso. Entre las propiedades terapéuticas que le da están las de reforzar,
purgar y depurar el cuerpo humano, siendo bueno para el "mal de corazón" y el del
estómago. También dice algo que no nos resulta novedoso, que el vino en el cual se
sumerge una lámina de oro es bueno contra la hipocondría, cuestión que también apuntó
Geber en su Summa perfectionis. Asimismo y culminando en esta línea, Marsilio Ficino
(1433-1499), que trata el tema del oro potable, abogó por lo mismo. En su
Epidemiarum Antidotus121, da una receta para reducir a estado líquido el oro y hacerlo
apto para el cuerpo humano. Empieza con una disolución en mercurio, separándolo
luego en el alambique, proceso clásico donde los haya.
"Es en sí non corrubtible, es caliente con el fuego, fria con el agua, unida con el
ayre y seca con la tierra. Y es tal que es la raiz de nuestra vida, conviene a saber,
la quinta esencia. La qual los fiosofos no han podido descubrir ni solamente
nombrar, y es por quanto el sol incorruptible en si y a el mas maavilloso
resplandor y claridad en todas sus partes ygualado".
En realidad es algo sorprendente que en fechas tan tempranas se hable con tanta fuerza
sobre la quinta esencia del oro potable, ya que viene a indicarnos que realmente pocas
seán las novedades en cuanto a este asunto en la Edad Moderna, y sobre todo que toda
la vorágine que inundará esos siglos no aparece de la nada, sino que procede de una
base y de una tradición. Este texto es un buen ejemplo de dicha base. En él, el autor une
la Medicina con la alquimia, pero lo hace desde la Alquimia. En los siglos posteriores se
121
Ficino, M., "Epidemiarum antidotus, tutelam bonae valeudinis continens", en Opera Marsili Ficini
Florentinii, Basilea, 1576, tomo I, 576-577.
122
B.N., ms. 10163.
49
Historia del oro potable
hará lo mismo pero desde la Medicina, como veremos cuando lleguemos a la quinta
esencia del oro potable de Alejandro Quintilio. También sorprende que el autor no
nombre a ninguno de los, hasta entonces, grandes, pero que conozca perfectamente que
es el agua ardiente y de unas explicaciones prácticas que seguramente harían la delicia
de cuantos pudieran leerlo, algo que aconsejamos desde aquí encarecidamente. Como
hiciera Leonardo Fioravanti más de un siglo después, el autor de apoya en una
destilación añadiendo agua de miel. Es realmente maravilloso poder observar el juego
existente entre la innovación y las tradiciones en la práctica destilatoria, en los
elementos que intervienen y en la visión que del oro potable se desarrolló. Además ello
no supone más esfuerzo que un mínimo de atención a las recetas. No digamos ya si las
comparásemos:
50
Historia del oro potable
hecha y trastornada en agua clara y en cuando fuere clara deja enfriar las cenizas
por su y cuando fueren frias trae el vaso de fuera y tira la cabeza della y mete la
capa del alambique por encima enlutando muy bien como tu sabes y en después
mete este alambique a destilar por caliente y unido como tu sabes en rescibiendo
el agua en receptorio de vidrio en la qual primeramente destilara el agua del
vinagre por cuanto es la mas ligera y en cuando tu vieres que toda el agua del
vinagre es destilada y de separada del agua de mercurio tu tiraras aquel
receptorio y pondras otro por rescibir el agua de mercurio y la qual agua
destilada guardala muy bien sellada de aire y en aquesta es la nuestra agua
mercurial no corruptible y en la cual tu debes disolver el nuestro oro sobre dicho
oro potable y asi mismo esta agua disuelve por las corales piedras finas verdes y
cristales y todos metales perfectos e imperfectos
Y nota que cuando tu destilares el vinagre para meter en el dedo en mojando y
llegao a la lengua luego sentiras como pintaduras de aguja y asi bien en la color
que cuando todo el vinagre es pasado y el vinagre es claro como agua rosa y el
agua de mercurio cuando comienza a destilar tu conosceras en la color della que
no es tan clara como la de antes tira en color como por de amarilla y entre azul
mostrando colores entremezclados y es asi mismo en el sabor con el dedo como
dicho es y en la pesadumbre y asi destilaras hasta a tanto que no destila mas y
que la sal quede en el fondo del vaso congelada en dura Piedra y por esta maña
haras tu agua de mercurio quedo tal en el formado no ha poder ninguno ni forte
sumbre por quanto el anima espiritual en que es la fuera pues cuida en su
formacion por quanto no queda en el formado que los espiritus flacos y
vaporosos aquesta es la nuestra agua de mercurio vivo deo gratias.
Toma oro fino una mara y en disuelvelo en agua fuerte hecha de mercurio como
tu sabes y en cuanto sera disolvido tira el agua por alambique hasta que quede el
oro en manera de masa de harina o de trementina y en después toma agua de
vinagre destilado por alambique y pondella sobre el oro y hasta a tanto que el
dicho oro se cubra por encima 2 dedos en lo lavando muy bien y lo marcado en
una cornuda y en dolor dejalo reposar y en reposado hazlo destilar por cabeza y
unido por alambique y en destilando y retornando el vinagre hasta tanto que no
destila mas y en que quede casi asi como primero a manera de trementina y en
después remete del otro vinagre por encima asi como de este primero y en
destilando por alambique hasta que todo el vinagre sea destilado y que la materia
quede en la maña primera y después de cabo retorna de otro vinagre fresco y haz
asi como primero y en por esta maña haras 7 destilaciones con la primera una en
pos de otra y en la fin de la postrimera destilacion tu lo dejaras seca sin ninguna
humedad en Piedra roja como la sangre y deja refredar el voado y en cuanto sea
frio mete la materia dentro de una estudilla vidriada y mete por encima de agua
ardiente muy buena la cantidad de 2 dedos en alto y de ts manos lavalo muy bien
por un cuarto de hora y después cubre la estudilla y dejalo reposar por dos horas
naturales y en la fin de aqueste termino mete dentro una mecha de vendal hecha
en 3 lenguas y destila el agua ardiente toda de fuera y en cuanto sea toda
destilada remete de la otra fresca y has asi como feciste primero y en esta maña
haras 4 vegadas y a la fin de aqueste termino deseca la materia sobre ceniza y en
cuando sera seca la materia retornada en polvora bermeja como sangre mete
sobre ella agua de miel y destila por caliente y unido en alambique y en
destilando y retornado lo destilado sobre la materia y hasta a tanto que la materia
haya bebido el agua de la miel y en que quede seca y dejala enfriar y quando sea
le vaso frio trae la materia de fuera en una estudilla vidriada y en mete por
51
Historia del oro potable
encima de agua de miel fresca y en después menealo con la mano muy fuerte y
cubre la estudilla y dejalo asi reposar hasta el tiempo de 24 horas y en la fin de
aqueste termino metelo en un alambique y hazlo destilar por caliente y unido y
hasta tano que toda la materia quede unida a manera de trementina en el fondo
del vaso. Dejalo enfriar y este es el nuestro verdadero oro del cual nos devemos
hacer nuestro oro potable y guardala bien cubierto hasta la composicion y como
tu debes hacer la polvora del pan en la manera que se sigue.
Toma harina de trigo asi como viene del molino y has 25 pan della en de
separando los elementos como tu sabes y enaqueste pan meteras dentro de una
cazuela bien fonda la qual sea cubierta por encima de otra cazuela justamente y
las dos gra enlutadas de luto de sapiencia muy bien. Dejalas secar y en cuanto
sean secas metelas dentro de un horno de pan y dejale alli cocer hasta a tanto que
dos hornadas se pan sean hechas y en a la fin de aqueste terminos trae la cacuela
de fuera del horno y en abrela y moja el pan de agua ardiente de siete pasadas y
dejalo beber de aquella agua hasta a tanto que no pueda mas y en después cierra
la cazuela asi como y metela al horno y hazlo ocer por el espacio de una hornada
de pan y en a la fin de aqueste termino traelo fuera y en deslutando y abrevando
con agua ardiente y lutado y cogiendo y abrevando asi haras en este maña por 9
vegadas y en a la fin de aqueste termino tu hallaras el dicho pan retornado en
polvora como sangre muy espiritual y guardala bien en un vaso de vidrio
cubierto y esta es aquella que se debe disolver con el oro en otro espiritual el
cual es el oro potable.
Como tu debes disolver la polvora del pan con la sobre dicha polvora del oro en
la manera que se sigue
Toma aquestas dos materias sobredichas y metelas dentro de un alamabique y
mete dentro sobre ellas de agua ardiente de 2 pasadas la cantidas de 3 dedos en
alto y en cubre bien el alambique y metelo dentro de un vaso de agua fria en
manera que no pueda entrar ninguna agua dentro y dejalo alli por el termino de 9
dias naturales y en a la fin de aqueste termino hazlo destilar por caliente y en
unido y destilando y retornado cubre la materia el agua hasta a tanto que toda
quede en manera de pasta asi como trementina y deja enfriar el vaso y guarda
aquesta materia dentro de una redoma de vidrio que sea bien tapada la boca de
cera blanca y por encima de otra gomada y por encima de la nuestra una pieza de
pergamino y sea bien atado; dejala al aire por 9 noches y en la qual tu hallaras la
materia disuelta muy resplandeciente y guardala bien en lugar secreto y es
aqueste es el nuestro verdadero oro potable el cual en un momento guaresce de
todos dolores y todas dolencias deo gratias.123
123
B.N., ms. 10163.
52
Historia del oro potable
4
La llegada de la Edad Moderna
Lo que se conoce entre los historiadores españoles como Edad Moderna nació en
el año 1492 y abarca hasta el siglo XVIII. En el mundo anglosajón esta división del
pasado no existe como tal, y, para hablar de dichos siglos se una algó así como Early
Modern Age, o Temprana Edad Moderna, y que abarca hasta el final de la Segunda
Guerra Mundial, en 1945. El tiempo transcurrido desde entonces hasta hoy es llamado
por nosotros Edad Contemporánea y los anglosajones siguen llamándolo Modern
History Present (o Recent) History. Para ellos, es a partir de 1945 cuando usan palabras
como Present History o Recent History. De cualquier forma esta división de los siglos
modernos es puramente artificial y, cabe reconocerlo, útil para los historiadores. El
hombre mira de pronto a sí mismo y se empieza a valorar su capacidad, es el
Humanismo. También existe eso que se llama Renacimiento, un "movimiento" bastante
complicado de explicar. Se trataría de un esfuerzo por entender e imitar muchos rasgos
de las civilizaciones griega y romana. Junto a esto, hubo algo llamado "neoplatonismo",
un repensar, reinterpretar y asumir parte de la sabiduría griega. Pero también hubo un
cierto cariño a Egipto, emanado del neoplatonismo y de los deseos de corrección. Pero
he aquí que Platón toma por sus fuentes a los egipcios. Esto hizo que los humanistas
primero y los renacentistas después creyesen que se podían estudiar las fuentes de
Platón, casi mejor que al propio Platón.
Uno de los rasgos cracterísticos del oro potable durante toda la Edad Moderna es
aquel que viene influenciando directamente por el auge de un nuevo hermetismo.
Muchos de los que lo elaboraron, o lo intentaron en sus laboratorios decían ser
conocedores perfectos de Hermes y de sus escritos, conocidos como el Corpus
Hermeticum. Por esta razón, hay que explicar la influencia del Hermetismo si queremos
entender de una forma más amplia el desarrollo histórico del oro potable.
Ser filósofo hermético durante los siglos XVI y XVII equivalía a ser alquimista y
dominar los conceptos de la Filosofía Natural, tal y como eran entendidos entonces. No
obstante, si el Hermetismo tuviera dimensión física sería mayor que la Alquimia. Este
es el origen de la principal contaminación doctrinal de ésta última cuando se relaciona
con la Magia y las ciencias ocultas presentes en la Edad Moderna. Como dijo el padre
Festugière, el nombre de Hermetismo ha cubierto todo un movimiento llamado
“hermetista” bajo el patronazgo de otros profetas posteriores 124. Pero estamos ante la
idea historiográfica de una búsqueda (la de la Piedra Filosofal), desarrollada,
prácticamente en su totalidad, bajo las coordenadas de la Filosofía Hermética; hecho
que tiene ya, al menos, dos mil años de duración. Cuando científicamente se rechaza la
posibilidad de la existencia de la Piedra Filosofal, además de ello, se está afirmando que
la Filosofía Hermética “es la más extraordinaria impostura de la Humanidad, por el
número y valor de los que participaron en ella.”125
124
Festugiére, A. J., op. cit., vol. I, p. 355.
125
Renque, G., op. cit., p. 19.
53
Historia del oro potable
Las dos principales figuras del mismo fueron los ya citados Reitzenstein y
Festugière. El primero defendió a fines del siglo XIX el origen griego de los textos
herméticos, si bien su postura fue cambiando hasta afirmar que el origen era iranio,
como el de la Alquimia, con influencias de Zoroastro 132. Reitzenstein era también un
lingüista excepcional. Sus posturas alteraron el modelo de datación usado por estos
especialistas hasta entonces en Europa. Se pasó al modelo ario radical, iniciado por Karl
126
La pasión del Renacimiento por Egipto viene, como la del neoplatonismo, por tener la reputación de
ser el país donde se instauraron los primeros misterios y ritos de iniciación. Los egipcios eran
considerados origen de todas las artes y de la sabiduría en general. Los hombres del Renacimiento se
interesaron fundamentalmente por las fontes. Por eso miraron, más allá del cristianismo, a la Roma
pagana, más allá de Roma hasta Grecia (donde reencontraron a Platón); pero más allá de Grecia se
encontraron con Egipto (fuente de donde bebió Platón, según referencias explícitas en el Timeo). Como
dijo Giordano Bruno: “Los griegos tenemos a Egipto, el gran reino de las letras y la nobleza, por padre de
nuestras fábulas, nuestras metáforas y nuestras doctrinas” (Bruno, G., Spaccio, diál. 3).
127
Ver Yates, F., Giordano Bruno y la tradición hermética, Barcelona, Ariel, 1983, pp. 12-14.
128
Y lo mismo cabe decir de las demás academias surgidas en las principales ciudades de Italia y, luego,
en Europa.
129
Renau Rebot, Françesc-Xavier, Los textos herméticos, Publicaciones de la Universidad Autónoma de
Barcelona, Bellaterra (Barcelona), 1990, Tesis Doctoral.
130
Sobre la influencia del hermetismo en el gnosticismo: Blanco, A. G., “Hermeticism: bibliographical
approach”, en Temporini, H. & Haase, W. (eds), Geschichte und Kultur Roms im Spiegel der neuren
Forschung, Berlín-Nueva York, 1972- , 21 vols., vol. 17, 4: Religion, pp. 2240-2281.
131
Sobre la influencia del hermetismo en los neoplatónicos: Des Places, E., “La religion de Jamblique”,
en Entretiens sur l´Antiquité classique, 21 (1975), pp. 69-94, si bien es más explícito en “Les oracles
Chaldaïques”, en Temporini, H. & Haase, W., op. cit., pp. 2300-2335.
132
Reitzentein, R., “Zur Geschichte der alchemie und der Mystizismus”, en Nachrichten der klg...,
Gottingen, 1919, pp. 1-37.
54
Historia del oro potable
O. Müller, hacia 1820, y se abandonó el modelo “clásico” (el heleno), usado durante
casi cuatro siglos133. Actualmente, los especialistas se encuentran revisando el modelo
antiguo que defenestrara Müller acogidos a un modelo “ario moderado” 134. Sus estudios
tienen el objetivo común de querer asentar los orígenes de la civilización occidental.
Festugière, por su parte, siguió defendiendo desde los años treinta, la influencia egipcia
como la principal en el origen de los textos herméticos. A medida que su figura
dominaba el debate y, a la vez, avanzaba el modelo ario radical, el padre Festugière
cambió de opinión hasta afirmar, hacia 1927, que el origen de los textos era,
fundamentalmente, iranio135. No obstante, están demostrados los estrechos vínculos
entre el hermetismo y el platonismo en general. Además, hay un gran parecido, según
señala Blanco, entre él, la teología del Evangelio y algunas epístolas de san Pablo. Por
su parte, Jean Doresse, contrarrestando lo anterior, afirmaba que la estructura lingüística
entre los textos citados y la de la escritura copta son muy semejantes136.
Por tanto, hay dos posiciones que no son opuestas, sino complementarias. La
primera, la clásica, aunque inaugurada en el siglo XVII por Isaac Casaubon 137, ha tenido
grandes defensores como los citados Rudolf Reitzenstein, Yates o Blanco. Sin embargo,
sus detractores han usado el argumento más contundente que hay: no se puede utilizar la
técnica de negar la existencia de las cosas (en referencia a la influencia egipcia) por la
sencilla razón de no estar atestiguada en la literatura conservada138.
55
Historia del oro potable
56
Historia del oro potable
Los golpes a ambos se sucederían uno tras otro. Después de traducir y publicar la
Teología menfita, el eminente egiptólogo James Breasted ya afirmaba sin recatos justo
lo contrario allá por el año 1901:
Tan sólo un año después de la publicación del trabajo de Festugière apareció otro,
también antológico, fue el de M. R. Cohen y Drabkin 153. No se puede determinar si ellos
no estaban influenciados por aquél porque era muy pronto para ello o porque ignoraron
deliberadamente las conclusiones del primero. Sea como fuere, no debatieron y trataron
a la alquimia y al hermetismo de la misma manera que si las discusiones no existieran.
También inhibidos del ambiente, Herbert E. Stapleton y el gran estudioso de la alquimia
Sherwood Taylor analizaron en un excelente artículo los vados que usara el hermetismo
durante la Edad Media hasta llegar a las puertas del Renacimiento154.
151
Breasted, J. H., “The philosophy of a Menphite priest”, en Zeitschrift für ägyptische Sprache und
Altertumskunde, 39 (1901), pp. 39-54.
152
James, G. G. M., Stolen Legacy, The Greeks were not the authors of greek philosophy, but the people
of North Africa, commonly called the Egyptians, Nueva York, Philosophical Library, 1954.
153
Cohen, M. R. & Drabkin, I. E. (eds), A source book in greek science, Cambridge, Harvard University
Press, 1948.
154
Stapleton, H. E., Lewis, G. L. & Sherwood Taylor, F., “The sayings of Hermes quoted in the Mâ-al
Waraqi of ibn Umail”, en Ambix, 3 (1949), pp. 69-90.
57
Historia del oro potable
Analicemos ahora la cuestión del “oro potable”, “agua de oro purísimo”, etc.
elaborado bien con productos vegetales (principalmente vino) o minerales. El sol, ése
corazón del gran mundo, como fue llamado en muchas ocasiones, mantendría un
“comercio” particular con el oro, al cual, el primero le comunicaría la virtud de hacer a
la vida feliz, larga y sin enfermedades 156. El oro sería, pues, un excelente tónico de vida.
Se llegaron a distinguir muchos preparados a base de oro según sus cualidades
terapéuticas, como el oro purgativo, el sudorífico, el “oro de vida” y el aceite, esencia y
tintura de oro, como hiciere el médico de Enrique IV de Francia Joseph du Chesne
(1544-1609)157. Podemos ejemplificar lo anterior con las palabras de Claude Dariot, otro
médico que ejerció en Baune entre 1583 y 1594:
Desde el fin del escolasticismo hasta el siglo XVIII, las palabras escritas sobre el oro
potable se pueden observar en cientos y ciento de autores que escribieron sobre
Alquimia, medicina y temas afines, indicando el auge que supuso este medicamento. En
el siglo XVI, algunos personajes ricos y príncipes hacían cocer los alimentos que iban a
tomar con algunas láminas de oro. En algún electuario de usaba el "pan de oro".
También era utilizado en forma de limaduras, como en la confección del diacameron.
La creencia sobre las propiedades de este metal llegaba a tales extremos que algunos se
sumergían en su boca una pieza, como un anillo, tragando la saliva. Al parecer, decían
que apagaba la sed. Otros hacían agua potable sumergiendo oro y después bebiéndola.
En los albores de la Edad Moderna hay que tener muy presente en qué grado de
desarrollo se encontraba el concepto de quinta esencia. Este presenta unos contenidos
muy similares a la idea de universalidad y unidad. Además, su uso se generalizó, no ya
entre los filósofos, sino también entre los boticarios, destiladores, alquimistas y médico-
químicos. Ellos le imprimieron un sentido más práctico y tangible, aunque sin olvidar la
relación con la idea original. Incluso la quinta esencia llegaba a ser un elemento
corpóreo muy bien definido.
155
Alfonso-Golfarb, A. M. y Roxo Beltrán, M. H., "La Hermética dividida: reflejos del Hermetismo árabe
en los Hijos de Hermes del Renacimiento", en Puerto Sarmiento, F. J. (coord), Los Hijos de Hermes,
Madrid, Corona Borealis, 2001, 75-90.
156
Crisciani, Chiara, Oro potabile fra alchimia e Medicina: due testi in tempo di peste, Atti del VII
Convegno Nazionale di Storia e fondamenti della Chimica, L'Aquila, 8-11 de octubre de 1997, 83-93.
157
Chesne, J. de, Discours des admirables vertus de l’or potable, Lyon, J. Lertotium, 1575.
158
Dariot, C., Trois discours de la préparation des médicaments, Lyon, A. de Harsy, 1589 y 1693, p. 105
de la edición de 1603 de la BML, 341-370.
58
Historia del oro potable
Desciende del Cielo y, bajando, todas las criaturas participan de él, cualidad que
añadió Sennert (1572-1637), quien además dijo que este calor, de origen
supraelemental, también se encuentra en la semilla, lugar por donde se transmite de
generación en generación166. Por tanto, este calor durará lo que dure la especie, como
dijo Fontano167. Recordemos que Galeno168 e Hipócrates169 le llamaron calor, aunque el
segundo también habló de “fuego” en alguna ocasión. Es desde este punto inicial
cuando empiezan a verse diferencias entre los médicos y los alquimistas. Para los
primeros este calor infinito y transmisible está en nosotros y su fuente es el corazón,
aunque reconocen que dicho calor innato es la mismísima substancia del espíritu vital.
En tales términos se expresaron perosna en el siglo XVI como Alonso de Santa Cruz.
159
Libavius tenía especial interés en aplicar la idea de la transmutación en la Medicina. En su debate en la
Universidad de París (Defensio alchemia et refutatio abjectionum ex censura Scholae Parisiensis,
incluida en la edición de 1606 de su Alchymia, que vió la lux en 1597) atacó a todos los grupos de
alquimistas que no pudieron entender la Alquimia, entre los que incluyó, además de elos galenistas, a los
"Chimiatros" y a los paracelsistas. Sobre esta cuestión: Debus, Allen G., The French paracelsians,
Cambridge, Cambridge University Press, 1991, 59-62.
160
Este alcohol es blanco y apto para le mercurificación.
161
Livabius, A., Praxis alchimiae, Francofurti, 1604, “De oleum”.
162
Glauber, J. R., De auri tinctura sive de auro potabili, Amstelodami, J. J. à Waesberge, 1664.
163
Si el metal usado es plata, es preferible cambiar el espíritu de sal (ácido clorhídrico) por agua fuerte
(ácido nítrico).
164
Algunos se confundieron y, en este paso destilaban, cuando lo único que hay que hacer es quitar la
untuosidad que sobrenada.
165
Aristóteles, De animalibus, “De gener. Animal.”, libro 2, cap. 3, de la edición de Lyon, 1558.
166
Sennert, D., De chemicorum cum aristotelicis et galenicis consensu et dissensu, Witerbergae, 1665,
cap. 8, fol. 100.
167
Fontanus, G., Artium et medicinae doctoris medicorum, Lugduni, 1657. No confundir con Iacobus
Fontanus, otro médico galenista de principios del siglo XVII.
168
Galeno, De placitis, lib. 8.
169
Hipócrates, De carnibus.
59
Historia del oro potable
En una nítida concepción galenista, este calor corporal, a diferencia del de los
alquimistas, no es celeste, ni etéreo, ni elemental ni ígneo. Más bien es suave y
templado, estrechamente unido inseparablemente a algo llamado “húmedo primigenio”,
tomado del vapor balsámico de la sangre que alcanza su máxima purificación en el
corazón y en que van unidos los cuatro humores naturales más el aire de la respiración.
Galeno dijo que este calor infinito corporal era el “húmedo radical” (el fuego de
Hipócrates). Para sus seguidores, el calor natural y el húmedo primigenio son los dos
principios de la vida (el fuego y el agua de Hipócrates) 170. Pero veamos cómo fue vista
por uno de los alquimistas más renombrados de su tiempo, Jean d'Espagnet y de qué
forma, hacia principios del siglo XVII, ya era patente la distancia con la opinión de
Aristóteles:
"Los filósofos creyeron que existe una Materia primera más antigua que
los elementos. Pero, como ellos no tuvieron conocimiento de ella, poco hablan de
eso y, cuando lo hacen, la describen como envuelta en un velo: (dicen) que es
exenta de cualidades y accidentes, pero que constituye el primer sujeto de las
cualidades y accidentes; que ella es vacía de cantidad, pero que, por medio de ella,
todas las cosas son cuantitativas, que es simple, pero que, en ella, residen los
contrastes; que, aunque desconocida por los sentidos ella es la base de las cosas
sensibles, que su presencia no se percibe en ninguna parte, si bien está dispersa
por todas partes; que siempre anhela tener formas, aunque no consiga retener
ninguna. Origen de todos los cuerpos, sólo puede ser concebida por la operación
del intelecto, sin ser, de ningún modo, perceptible a los sentidos. Por último, no
habiendo nada realizándose, ella consiste en el todo en potencia. Esta es la forma
como establecieron un fundamento de la Naturaleza en forma convencional, irreal
y quimérica. Aristóteles, que creía en la eternidad del mundo, con más prudencia,
habló de una cierta materia primera y universal. A fin de evitar lo más oculto que
hay en torno a ella, habló sucintamente y en términos ambiguos. […] Pero habría
revelado mejores cualidades de Filósofo si hubiera eximido a esta materia primera
del combate de los contrarios y la hubiera reconocido libre de toda repulsión."171
170
López Pérez, M., "El perfeccionamiento de la Naturaleza: los alquimistas", en Revista del Ateneo, IX-
X (2002), 67-78.
171
d'Espagnet, J., Enchiridion Physicae Restitutae, París, 1622, cánones 13 a 15.
172
Langio, J., Epistolae medicinalis, Lyon, 1556.
173
Heurnio, J., De febribus liber, Lyon, 1598.
174
Fioravanti, L., Il tesoro della vita humana, Venecia, 1570.
175
El florentino es el sobrenombre con que se solía aludir a Marsilio Ficino. Ficino, M., Libro compuesto
por... Marsilio Ficino Florentino en el qual se contienen grandes auisos, y secretos maravillosos, assi de
Medicina, como de çirugia, para curar y preseruarse los hombres de pestilencia con otros muchos
tratados muy necessarios de diuersos Autores esperimentados en esta enfermedad, Pamplona, Mathias
Ares a costa de Martin Gomez, 1598.
60
Historia del oro potable
De un tipo u otro, no parece que cuando los médicos llaman a su agua de vida
“quinta esencia universal”, obtenida del vino, sea lo mismo de lo que hablaron los
chymicos, aunque algunos de estos, como Lulio, Arnau, Rupescissa o Isaac “el
holandés”189 la extraigan también del vino. La diferencia entre unos y otros es su origen
y atributos, más excelsos entre los alquimistas. No olvidemos que los rasgos comunes
entre la quinta esencia y el oro potable tuvieron su origen en las figuras de Arnau de
Villanova, Pseudo-Lulio y Rupescissa. Pero es bueno no dejar de lado el hecho de que
una misma concepción de la esencia de las cosas, de su quinta esencia, puede originar
distintas metodologías y, finalmente, diferentes productos. Además, como hemos visto
antes al hablar de Glauber, también se empleó la quinta esencia del vino para extraer la
quinta esencia del metal.
176
Andernaco, Io. Guinterio, Claudii Galeni... de euchymia et cacochymia, seu de bonis malisque succis
generandis, París, Simonem Colinaceum, 1530.
177
Fonseca, Rodrigo de, In Hypp. Prognostica Commentarii, Patavii, Franciscum Bolzetam, 1597.
178
Quercetanus, I., Jos. Quercetani Opera medica, Lipsiae, 1614.
179
Crato, Io., Iohanis Cratonis in Cl. Galeni divinos libros Methodi therapeutices. Perioche methodica...
accessit his demosntratio, quomodo ex generali methodo, exercitatio sive singulorum morborum curatio
pretenda sit, Basilea, P. Pernam, 1563.
180
Solenander, Reinerus, Consiliorum Medicinalium R. S. Sectiones quinque, Francofurti, Andreae
Wecheli heredes, 1596.
181
Fumanellis, A., Opera multa et varia cum adtuendam sanitatem tum ad praefligandus morbos
plurinum conchicentia, Furigi, 1557.
182
Savonarola, J. M., Practica medicinae, Venecia, 1497.
183
Bahuin, G., De hermaphroditorum monstruosorum q. partuum natura: ex theologum, jureconsultorum,
medicorum, philosophorum & rabbinorum sententis, Oppenheimii, Hieronyimi Galleri, 1614.
184
Rubeus, H., De distillatione, Basilea, 1585.
185
Hortius, J. D., Dispensatorium Medico Chymico, Amstelodami, 1651, lib 3, sect de aquis compos. Trae
algunas recetas.
186
Wecker,, J. J., Antidotarium generale a Io. Iacobo Vuechero. nunc primum laboriose congestum,
methodice digestum..., Basileae, 1580, lib. 2, “De aquis alterantibus compositis”.
187
Mynsicht, A., Armamentarium..., Genevae, 1697, sec. 18.
188
Johann Daniel Mylius (1585-1628?) gozó de la protección de los líderes protestantes Mauricio y
Federico Enrique de Nassau, a los que destinó su Philosophia reformata, Frankfurt, Lucas Jennis, 1618.
189
Isaac Hollandis, Opera vegetalia, Antwerperae, 1664.
61
Historia del oro potable
inversa y los médicos hicieron lo mismo con el término “oro potable”, que tiene
características similares.
En cuanto a las posiciones de los propios alquimistas de principios del siglo XVII,
no ya acerca del oro potable, sino del pensamiento que desarrollaron en estas fechas,
hay que tener presente que la idea de un Dios generador y dador del Espíritu Universal a
la Naturaleza es la que rigió prácticamente a todos ellos. Una sencilla frase de el
Cosmopolita nos lo resume brillantemente:
62
Historia del oro potable
Arquetipo, estaba doblado sobre sí mismo, era una luz total que sólo brillaba para sí,
como un libro cerrado. La Creación de los alquimistas consiste en que dicho libro se
abrió, desenvolviendo la producción del mundo. Todas las cosas fueron repentinamente
reveladas y convertidas en luz. Luego se distribuyó toda la masa por el Universo en un
orden admirable, sin mezcla ni confusión192.
Y así siguen, semejantes por analogía, unidas todas las cosas por escalones
intermedios. Son estos los que el alquimista, al hacer la Gran Obra, remonta desde lo
más bajo, desde lo más grosero (dicen que su materia es vil e inmunda) hasta lo más
perfecto. Es la escalera de los sabios193 de van Helpen, una ascensión que algunos,
como el metalista Basilio Valentín, realizaron subidos en un carro triunfal194. No hay
nada mejor para ellos que llegar arriba, alcanzar el éxito alquímico, o “el triunfo
hermético”, como dijo Limonjon de St.-Didier195. Incluso hubo quien indicó la forma de
alcanzar el cielo de los filósofos, el cielo químico, como Jacob Tollius196. Y, aunque
parezca extraño, encontramos semejanzas entre el acto creador divino según los
alquimistas y algunas cuestiones físicas actuales. De la creación sólo se puede tener
noción a través de sus efectos, de lo que vemos. En física, muchas cualidades de las
partículas subatómicas sufren de lo mismo. Sólo pueden ser calificadas no porque se
observen, sino por los efectos que genera su presencia o ausencia.
¿Y el espíritu? Para ellos, el Espíritu es la causa de que las semillas de todas las
cosas pasasen de la potencia al acto, que saliesen de su caos. Su espíritu es energía, la
energía es la fuerza, el soplo divino, el fuego. Por el espíritu el orden natural adquiere
una textura y un encadenamiento que no es otra cosa que la continuación de las leyes
eternas impresas en múltiples ejemplares por el Supremo Soberano. Así, la unión de
Naturaleza y Espíritu, para ellos, es el Universo, el mundo universal197, si se quiere:
Dios nos presenta a los hombres este Universo en una triple división: el mundo
supraceleste, el celeste y el inferior199. La característica principal de la última es la vida,
símil del espíritu y del fuego200, el vehículo que nos servirá para rendir homenaje al
brujas de más de 200 encausadas. Ciertos problemas de jurisdicción fronteriza le hicieron venir a Madrid.
192
Jean d’Espagnet, Arcanum Hermeticum Philosophiae Opus (La obra secreta de la filosofía de
Hermes), París, 1618.
193
Barent Coenders van Helpen, L’escalier des Sages, Groningen, Charles Pieman, 1686.
194
Valentín, B., El carro triunfal del antimonio, Leipzig, 1604.
195
Alexander Tousant Limojon de Saint Didier, Le triomphe hermétique, Amsterdam, Henry Wetstein,
1699.
196
Tollius, J., Manudictio ad coelum chemicum, Amsterdam, Waesbergius, 1688.
197
“El mundo es como una obra del Artífice hecha con perfección. Sus partes están unidas por eslabones
mutuos como los anillos de una cadena.” d’Espagnet, J., Enchiridion Physicae Restitutae, París, Nicolás
Buon, canon 9.
198
Catena Aurea Homerii, Leipzig, Anton Kirchweger, 1723, Parte I: “De la Generación de las Cosas”,
cap. I: “Qué es la Naturaleza”.
199
“La supraceleste, que fue llamada del mundo inteligible, es la más alta de todas, siendo totalmente
espiritual e inmortal... La celeste está situada entre las dos: en ella están presos los cuerpos... Y,
finalmente, la regiòn inferior, que vulgarmente se llama elemental.” d’Espagnet, Enchiridion..., canon 10.
200
“Este fuego celeste es universal y está en todas partes; es la principal causa de la Piedra, tan alabada
por los filósofos”. André le Bretón, Les clefs de la philosophie spagyrique, París, Jombert, 1722.
63
Historia del oro potable
cielo. La Gran Obra nos llevará de una región a otra en ascensión. Por supuesto, los
postulados alquímicos son una continuación de las teorías aristotélicas, a pesar de que, a
veces, hasta los propios alquimistas lo nieguen201. Tanto Aristóteles como los
alquimistas pugnaron por el concepto de la unidad de la realidad, contrariamente a
Platón, que separó dos mundos (sentido y razón o ser y realidad). Para ellos sólo se
necesita comprender el mundo, que se consigue escrutando la Naturaleza y en la Gran
Obra, para reconocer en él el reino de la razón. También como Aristóteles, las bases de
pensamiento de los alquimistas colocaban por encima del mundo a una divinidad que
era la fuente de la citada razón y origen del movimiento eterno de la Naturaleza. Por eso
Dios, la Inteligencia Pura, mueve el mundo, que carece de movimiento propio, a través
del espíritu:
“Todas las cosas han sido hechas por el poder de la Palabra Divina, que es
el Espíritu o Aliento Divino, emanado de la Fuente Divina en el Principio. Este
Aliento es el Espíritu o Alma del Mundo, y es llamado Spiritus Mundi.”202
Para ambos, la vida es un proceso que tiende desde la materia a la forma 205.
Además, la vida tiene bastante contenido para ocupar a los hombres por completo y
satisfacerles totalmente. Pero esto hay que descubrirlo, que era lo que decían hacer los
alquimistas, penetrando de la superficie de los sentidos a la profundidad, buscando la
201
“Pero habría revelado mejores cualidades de Filósofo si (Aristóteles) hubiera eximido a esta primera
materia del combate de los contrarios y la hubiera reconocido libre de toda repulsión”. D’Espagnet,
Enchiridion..., canon 15. En realidad, d’Espagnet se queja de algo menos aparente: los contrarios, en
Alquimia, no se repelen cuando están totalmente purificados.
202
Tritemio de Sponheim (1462-1516), Steganographia, Noribergae, J. F. Rudigerus, 1721, h.3.
203
Esprit Gobineau de Montluisant, Explication trés curieuse des enigmes et figures hiéroglyphiques,
physiques, qui sont au grand protail de l’église Cathédrale de Notre-Dame de Paris, París, Rupellae,
1754.
204
Gabriel Claudero (1633-1691), Dissertatio de tinctura universalis, Nüremberg, Godofredo Richterum,
1678, 22. Claudero fue un célebre médico alquimista sajón.
205
Por ejemplo: el mercurio es todo materia y no tiene forma. El pomo, por ejemplo, tendría más forma
que materia.
64
Historia del oro potable
unidad que se esconde tras la variedad observable206, anhelando la armonía del todo,
que, vuelve a ser la finalidad de la Gran Obra207 y culmen del pensamiento de
Aristóteles. Pero aún es necesario, para aclarar más este concepto de espíritu, rastrear, a
través de las palabras anteriores, cómo llegó hasta el siglo XVIII conformado de tal
manera, cuáles fueron sus bases, para calibrarlo todo lo más exactamente posible.
En resumen, estamos ante una visión de la Unidad originaria de todas las cosas.
Esto es importante para entender este sistema. Uno de los lazos de unión más fuertes
entre la Alquimia y el Hermetismo es que comparten esta idea, algo que no existe entre
otras escuelas de pensamiento.
206
“Todo en Uno” es un axioma alquímico que se entiende aquí.
207
“Quienquiera que ignore que el Espíritu ha sacado el Mundo de la nada y lo gobierna, que es el alma
del Mundo, ése ignora las leyes del Universo”. D’Espagnet, Enchiridión..., canon 18.
208
Felix Alcan (ed), Histoire de la magie, París, 1892.
65
Historia del oro potable
El de Generación, por su parte, es otro concepto que nos acerca y nos ayuda a entender
otro muy usado por los alquimistas: el de semilla. Un ejemplo: si calentamos cobre con
azufre se forma un sulfuro y el metal pierde su forma metálica. Para el filósofo natural
de los siglos XVI, XVII y XVIII, este proceso conducía a reducir la materia, a
despojarla de su forma original y primitiva. Y en las operaciones alquímicas hay que
introducir la forma del oro en algo que antes no lo era o no contenía oro. Si esto nos
parece difícil incluso de entender, no lo era para ellos desde estos puntos de vista.
Observaban a diario fenómenos semejantes en los otros reinos. En las plantas, las
semillas actúan como padres de los seres vegetales futuros, agentes en la producción de
una nueva vida. Y ¿qué decir de la procreación humana, del semen germinativo,
generador, de la semilla del hombre?. Si ellos aceptaban la existencia de vida en los tres
reinos, no podían ver ninguna contradicción en hacer oro209. Pero cuidado: ni el hombre
surge del hombre ni un tomate de otro, ni el oro del oro, sino de sus semillas, que es la
que se capta, la que opera, la que genera. Todo ello gracias al pneuma griego, spiritus
latino o al prana indio.
209
Por cierto, que hoy se debe aceptar sin reparos esto ya que prácticamente todos los métodos de
datación usados en Arqueología se basan en la degeneración y caducidad de la materia. La prueba del
potasio-argón se basa en la desintegragión del potasio-40 en argón, que lo hace a 3,5 átomos por segundo;
o la fisión del uranio-238 en plomo, que es más lenta, aunque las huellas de fisión en los cristales de
circonio son más seguras. Si con el método de la desintegración del potasio en argón se han calculado
tiempos de varios millones de años, imaginemos con el uranio-238, que tiene una semivida de muchos
miles de millones de años.
66
Historia del oro potable
sino, más bien, como las depositarias de una fuerza interna que las impulsa a nacer,
crecer y aparecer. Por tanto, Naturaleza y Espíritu eran vistos como totalidad210.
Aristóteles aceptó que éste spiritus mundi podía convertirse en cosas (tangibles).
Para él, los metales son dos exhalaciones de vapores, de esa sutilidad a la que aludía
Claudero, uno era húmedo y el otro seco. Estos vapores escapaban de la tierra,
atravesaban las piedras y se hacían metales 211. Posteriormente, los alquimistas dieron
nombre a cada uno de estos dos tipos de vapores: el vapor seco fue llamado azufre y el
vapor húmedo mercurio. Por tanto, para éstos, para la Filosofía Natural, espíritu es un
principio elemental, un elemento mismo, es el aliento y la raíz, el principio activo de
todas las cosas, una auténtica influencia real que actúa de forma misteriosa aunque no
incomprensible.
Los metales están hechos de este aliento que sale de la tierra. En cierta medida, su
forma de pensar les hacía afortunados ya que resolvían muchas cuestiones aplicando
esta idea de espíritu, obviando una infinidad de causalidades, las mismas que
dificultaron las interpretaciones científicas. Los científicos ponen en juego una multitud
de ellas para explicar, por ejemplo, la variedad de la condensación de vapores y gases
para acabar formando planetas diferentes, etc. Los alquimistas, simplemente, aplicaban
su término.
El uso adecuado del espíritu llevaba a los alquimistas a poder realizar la Piedra
Filosofal. Sólo el Ars alchemiae puede y debe sacarle de su invisibilidad e intangencia
ya que sin él no hay nada que hacer:
Todo este aparato teórico se corresponde con su mitad práctica. Los alquimistas
podían referirse al espíritu y nombrarlo en medio de una detallada explicación práctica.
Entonces se están refiriendo también a ése concepto. Para ellos, éstos tienen un carácter
dualista, lo que les permite atravesar niveles de contenido con el simple hecho de
mencionarlo. Veamos un ejemplo: para Jean d’Espagnet, cuando Ramón Lull nos habló
en su Codicilo o en sus prácticas del “agua primera” de los filósofos, es ahí donde
67
Historia del oro potable
Veamos, pues, el lado más cercano del concepto espíritu, sus connotaciones
prácticas, cosa que no podíamos hacer con el concepto Dios. La concepción alquímica
de /espíritu/ engloba a cualquier cosa volátil obtenida por sublimación, ya sea de un
simple, de un mixto, de metales, sales, de vegetales o minerales. Una máxima alquímica
nos dice que, en la Obra, debemos materializar el espíritu y espiritualizar el cuerpo. Ya
hemos visto que es una segunda causa universal (la primera es Dios), dependiente del
Rector Supremo, que une todas las cosas con un lazo secreto, es un fluido universal
vivo, extendido por toda la Naturaleza, penetrante en todos los seres (el mineral, para
ellos, también lo es), incorruptible en su esencia, cuyo canal es el aire, siendo fuego. Es
decir, no es más que un flujo de fuego natural en el cuerpo vivo. Tritemio nos dijo que
el sol y los planetas no son otra cosa que estados condensados de este Principio
Universal, impulsando sus formas a un más alto grado de perfección. Es pues que las
formas en que este espíritu es fijado son perfectas y permanentes, “por eso, - dice
Tritemio- la Piedra Filosofal es lo último que puede prepararse usándolo, haciendo que
lo que es volátil se vuelva fijo”. Si queremos entender qué significaba hacer la Piedra,
nunca debemos olvidar esto. En alquimia hay tratados completos que tratan únicamente
de esta cuestión, como la citada Cadena dorada de Homero.
68
Historia del oro potable
acanalada y puntiaguda, “siendo diferente del de los antiguos”, que era extraído de un
fósil natural, que se sacaba de la tierra y se purificaba después”. Además dijo que “el
nuestro” puede ser extraído de tierra alcalina, de cal viva y de las cenizas de las
maderas220, si se mezclan estas cenizas con “tierra” (que no especifica), todo cocido “al
aire libre” (por lo que no se hace en horno cerrado). Lo que pretende Hoffmann es una
oxidación en la superficie, que originará una costra o endurecimiento o, en su lenguaje
la “cáscara del huevo”. En realidad, el trabajo descrito está muy en la línea de la
separatoria.
Por su parte, el texto ya citado de Claudero221 también nos dice qué es lo que hay
que tomar para materializar el espíritu, así como Orthelio 222. De ellos podemos saber
que bastan tres días para la obtención y tres horas, las primeras, para observar los
cambios iniciales que nos indican el buen camino. Sin embargo cada autor usa su propia
“técnica” para conseguir este espíritu, así como su terminología 223, por lo que la
cuestión se nos complica. Al ser visto como un imán que atrae las virtudes celestes sin
cesar allí donde se deposita, lo asimilaron al oro, el más perfecto de los metales, ya que
contiene mucho del citado espíritu, razón de su perfección. Ahora el camino parece
fácil: hay que deshacer el oro en sus partes y extraerle su “espíritu”. Tendremos
entonces la “semilla del oro”. Lástima que los alquimistas afirmen que “es más fácil
hacer oro que deshacerlo”. Aún así, Johan Christopher dijo obtenerlo fácilmente:
calentando al rojo una retorta de hierro, enfriándola súbitamente después, lo que
destilaría un líquido lechoso de agradable olor224. Pero todos lo tratan con sumo honor y
respeto, como lo más difícil de conseguir, como hicieron Chortolasseus225 y Michel de
Respour226.
Sea como fuere, es visto como un imán, que atrae las virtudes que residen en el
mundo superior antes citado y las transfiere a “nuestra materia”. Hay una dificultad
añadida en los textos para acabar comprendiendo “algo” del concepto espíritu, ya que
debemos saber distinguir si el autor está usando una vía metalista (galenista,
antimonista...) o universal. Si bien los métodos son diferentes, hay un punto a partir del
cual, las técnicas confluyen en una misma, son idénticas: “un vaso, una materia, un
horno”, dicen ellos.
69
Historia del oro potable
germinativo que para los alquimistas. Es también la fuente del aliento vital, manantial
del ser, insuflado en el hombre por Yavéh228, de la misma manera que el “artista” debe
insuflar en su “materia” el principio vital que anima el cuerpo. De hecho, ellos no se
cansan de recordar que están recreando en el matraz y en el vaso “la obra de Dios”.
El espíritu es la vida, tanto para los cristianos229 como para los alquimistas y es su
alma viviente230. Pero no es más que un elemento, un principio natural 231 al que debe
adaptarse el hombre, según las reglas marcadas por Pablo 232. Es decir: sembrando en
algo vil para obtener algo espiritual, tal y como se hace la Piedra Filosofal. Lo material
desaparecerá ante el espíritu para que el hombre encuentre la vida divina. ¿No nos
recuerda esto a las muchas discusiones entre católicos y protestantes del siglo XVI? 233.
Para el católico, es durante la vida material del Hombre cuando se inicia esta sustitución
por el don del Espíritu234, consiguiendo la plenitud después de la muerte. Esto es muy
semejante al trabajo que el alquimista realiza con su materia, que primero “ha de morir”
para renacer. En sus palabras: “Cuando las naturalezas se corrompen y pudren, entonces
engendran”235. El Adepto lo hace por medio del fuego 236, purificando la materia
gradualmente237.
228
Génesis. 2, 7.
229
Romanos. 16, 4; Mateo. 2, 20; Lucas. 12, 20; Jonás. 10, 11; Hechos, 20, 10, etc.
230
Segunda a los corintios, 1, 23.
231
Primera a los corintios, 2, 14.
232
Primera a los Corintios, 14, 44.
233
Aún falta por analizar si hubo más alquimistas entre los católicos que entre los protestantes durante los
siglos XVI y XVII en Europa, además de un estudio comparativo de sus diferentes concepciones básicas.
234
Romanos, 5, 5 y ss.
235
Rosarium philosophorum, Frankfurt, Ciriacus Jacobus, 1550.
236
Respecto del fuego, hay algo de lo que sí estamos seguros: todas las operaciones (lavado, purificación,
imbibición, destilación, etc.) son ígneas.
237
Knorr von Rosenroth (ed), Aesch Mezcharef (Fuego purificador), Viena, 1672.
238
Génesis, 6, 3.
239
Primera a los corintios, 15, 53.
240
Primera a los corintios, 15, 54-final.
70
Historia del oro potable
De cualquier modo, recordemos que para Arnau, el agua de vida, de oro muy
puro, oro potable, agua de vino o agua ardiente rectificada significaba lo mismo.
También dieron el nombre de agua de vida o aqua ardens al espíritu de vino rectificado
Jerónimo Cardan (1501-1576)245, Savonarola246, Laurencio Grillo, Gratarolo, Vitalis de
Furno247, Lemnio248, Matiolo, Rembert Dodoneo, etc. He aquí otra dificultad añadida:
241
Pseudo-Lulio, De quintaessentia, Colonia, J. O. Birckmans, 1567. Trinity College, ms. 1199.
242
Al segundo tipo hizo una referencia extensa R. Weidenfeld en su De secretis adeptorum, Frankfurt,
Lucas Jennis, 1617, quien trabajó con la materia necesaria para la vía universal. Según él, aparece de dos
formas: una semejante al espíritu de vino ordinario y otra oleaginosa, como un aceite que sobrenada. La
diferencia entre ambos es la pureza y la sutileza (Christian A. Beker, Der geheeime Weingeist der
Adepten und seine medizinische Anwendung für Artze uns Chemiker, Mulhausen, 1862). Otros trabajaron
con la acetona extraída del acetato de plomo (o de algunas sales de plomo), por destilación, como hicieran
Agrícola (De re metallica, Basilea, 1621, libro XII) y Johan Zwelfer (Pharmacopea regia seu
dispensatiorum locupletatum et absolutum, Nüremberg, 1668; Österreichische Nationalbibliotek de
Viena, ms. 12.592). Pero la acetona no es acorde con las descripciones dadas por otros alquimistas.
243
Los "novatores" tienen más adelante un apartado propio.
244
Vilanova, A., Tractatus de retractanda senectute, s.l., 1401, B.N., ms. 9510, h. 29-67; Arnaldi de
Villanova vitae philosophorum de retardanda sencectute ad serenissimum principem, s.l., s.d., ESC., F-I-
10. Sobre el agua de vida de Vilanova pueden consultar: Tractatus de confectionibus vinorum, B.N., ms.
9510 y De aqua vitae simplici et composita tractatus, ESC., F-I-10 y AHN, microfilm 14848. El ejemplar
de la Biblioteca Nacional fue encuadernado en Valladolid por 40 maravedies el 22 de agosto de 1526,
según se lee en la hoja 46v.
245
Cardan, H., Theonoston. de vita producenda atque incolumnitate corporis conservanda, Roma, 1617,
lib. “De aethere”. En relación con la Iglesia, algunos textos de Cardano se expurgaron por Quiroga, lo que
no impidió que, por ejemplo, se puedan consultar los ejemplares que hay en el Real Colegio de Escoceses
de Valladolid.
246
Savonarola, Io., Libro della natura et virtu delle chose che nutriscono & delle chose non naturali con
alcune osservationi per conservar la sanità & alcuni quesiti bellisimi da notare, Venecia, Domenico &
Gio. Battista Guerra, 1576, lib. “De arte conficiendi aquam vitae simplicem & compositam”.
247
Furno, V. de, D. Vitalis de Furno... pro conseruanda sanitate, tuendaque prospera valetudine, ad
totius humani corporis morbos et aegritudines, salitrarium remediorum, curationusque liber...,
Moguntaie, Ivonem Schoeffer, 1531.
248
Lemnius, Levinus, De miraculis occultis naturae, libri IIII / Item de vita cum animi et corporis
inclumitate (sic) recte instituenda, liber unus, Antuerpiae, ex officina Christophori Plantini,1581.
71
Historia del oro potable
todos estos personajes citados, y en los que se basaron los “médicos racionales” para
posicionarse contra los “novatores”, tienen un punto flaco por el que pueden
derrumbarse dichas defensas, ya que casi todos, o bien tenían escritos textos de
Alquimia o la conocían muy bien.
72
Historia del oro potable
1.-SU PASADO.
Que la alquimia, en los años en que vivió Paracelso, ya había donado a la Terapéutica
un método de trabajo como la destilación, y que la Medicina lo estaba asumiendo es,
hoy día, algo totalmente aceptado por los historiadores. Este contacto entre dos saberes,
el de la alquimia y el de la Medicina, no generó un proceso continuo ni constante. Es
cierto que ya existían muchas personas que destilaban con el objeto de hacer
medicamentos y que este hecho era algo que crecía. Pero el ritmo tenía muy poca
aceleración. No es el lugar éste para señalar muchos ejemplos sobre el uso de la
destilación en los años previos al inicio de la actividad de Paracelso, pero sí de señalar
casos sobre el oro potable. Ya Giovanni Francesco Pico della Mirandola (1469-1533)
trató la cuestión del oro potable en su De auro libri tres.
73
Historia del oro potable
directo", y que en estos momentos había mucha confusión. El plomo y el estaño a veces
no se diferenciaban entre los mineros y la etimología del estaño con la del antimonio
era, en ocasiones muy semejante (stannum, stinnium, stibium). Un hecho sumamente
curioso es el ejercicio que hemos realizado a la par que leíamos los textos de Alquimia.
Desde estas fechas en adelante se aplica un protocolo de trabajo con el antimonio muy
semejante al dado anteriormente al estaño. No debemos descartar una confusión que,
generalizada, pudiera haber provocado este efecto. Sin embargo, también nos
equivocaríamos si viéramos a Agrícola como un alquimista. Ni mucho menos lo fue. Es
más, luchó contra algunas de esas ideas enraizadas en las creencias populares que
afectaban al oro. Especialmente protestó contra la idea que corría entre los mineros
según la cual, el oro encontrado en las arenas de los ríos era liberado y sacado a la vita
de la tierra por el sol250
A partir de la página XXX de su texto, Ulstad nos llega a ofrecer hasta veintiún
oros potables distintos, hechos con todo tipo de ingredientes. Así, hay oro potable hecho
con especies aromáticas, con flores cordiales, con miel, con sólo oro y aqua vitae, con
vino griego, etc. y si el lector tuviera dificultad para hacer el Agua de Vida, no nos
hemos de preocupar ya que a continuación nos ofrece hasta catorce formas distintas de
elaborarlas. Todos estos remedio, como se podrá entender acaparan un sin fin de
enfermedades a las que curan. Desde la parálisis, la epilepsia, la melancolía, la
memoria, la manía o los tumores.
250
Agrícola, G., De re metallica, libro III.
74
Historia del oro potable
Paracelso eligió como disolvente el alcohol o quinta esencia del vino 251,
desechando las quintas esencias de las hierbas.252 Paracelso distinguió tres formas de
medicamentos hechos con oro en su De membris contractis: el oro potable, el aceite de
oro y la quinta esencia de oro. Sobre el oro potable dice que es un oro bebible mezclado
con otra sustancia o licor, siendo la dosis de un escrúpulo cada vez 253. La segunda forma
consiste en, una vez disueltas sus partes, éstas se reducen en forma de aceite (aceite de
oro), sin añadir ninguna cosa más, y donde la dosis no puede pasar del peso de diez
granos de cebada cada vez. Es en la quinta esencia de oro donde Paracelso entre de
lleno más directamente en la Alquimia, algo que nos dice que el oro potable a estaba
totalmente sumido en el campo de la Medicina, sin dejar de salir de la Alquimia, su
verdadero origen. Esta quinta esencia de oro, que es una tintura de color rojo extraída y
separada de su cuerpo, contiene la principal virtud y el principal vigor del mismo,
siendo su dosis nunca mayor de tres granos.
Compara, pues, la quinta esencia de oro con la Piedra Filosofal de los alquimistas, o a
su primer grado. Es esta sustancia (de color rojo) la que contiene la fuerza de la
transformación y el ennoblecimiento de los demás metales, que capta para sí esta quinta
esencia. Estamos hablando de una "química de las cualidades ocultas", que
posteriormente recogería Robert Boyle, a fines del siglo XVII. Paracelso se refiere a los
otros medicamentos en varios de sus escritos. Así en su De quinta esencia metallorum,
Mineralium, Vegetalium etc, editada en el año 1616 nos habla de un oro potable
elaborados con sustancias de varios reinos, lo que nos indica su predominio
farmacéutico frente al puramente alquímico. Lo hace con espuma de plomo, le que él
llama "bleyrauch", vino blanco y resina de abeto, lo que le da una consistencia de
bálsamo.
75
Historia del oro potable
Se toma un panal de miel de abejas nuevas, junto con la cera. Se mezcla con
ámbar gris, esperma de ballena, áloe, pimiento picante, clavo, nuez moscada,
sándalo y oro puro. Tomas estas materias se dejan reposar conjuntamente en
estiércol de caballo durante treinta días. Luego, se destilan en alambique, al baño
María. La materia resultante se muele sobre mármol, rociándola con agua
destilada. A continuación, se destila de nuevo con cenizas. El agua disolverá el
oro. Pero si el oro potable se endureciese, se tomará de él un trozo del tamaño de
un guisante y se colocará dentro de un huevo cocido, al que se le ha quitado la
yema. De este modo se disolverá. El agua se dará al enfermo para que éste
mismo o compruebe.
Podría pensarse que ellos, al igual que nosotros los historiadores, confundieran
algunos productos o términos, pero no era así, ni mucho menos. El Agua de Vida de
Gesner, y todas las que presenta en su libro son elaboradas, principalmente, a partir de
la destilación de varios productos vegetales. El valor terapéutico que le daba era
excelente para muchas enfermedades. Sin embargo, nos distingue muy bien este
medicamento de la quinta esencia de los remedios ("una virtud o facultad soberana o
celestial que posee cualquier planta, metal animal, o parte de ellos que, por la pureza
total de su esencia conserva la buena salud del cuerpo humano, prolonga la juventud,
retarda la vejez y ahuyenta toda clase de enfermedades") y ambas del oro potable. Pero
tenemos que pensar que, aunque Gesner diferenciara muy bien qué eran y cómo se
hacían cada una de estas cosas, no obliga a pensar que los demás que lo leyesen no se
equivocaran e, intencionadamente, propusieran la elaboración del oro potable mediante
una mezcla de elementos y técnicas que van desde productos de los tres reinos,
mediante, por ejemplo, cimentación y destilación seguida de una digestión. Esto hizo
que toda una tipología muy variada y heterogénea viese la luz posteriormente, desde
finales del siglo XVI hasta todo el siglo XVII, como podremos comprobar, si es que,
Amigo lector, aún no he conseguido aburrirle.
76
Historia del oro potable
De una forma u otra, este proceso de vulgarización del Agua de Vida ayudó o
arrastró a que, sobre el oro potable, ocurriera lo mismo. Por supuesto que no fue el
único factor ya que también ayudó que tanto el oro potable como la quinta esencia o el
Agua de Vida fueran presentados conjuntamente y que el marco, tanto teórico como
técnico era "abierto". Es decir: quien hablaba de ello se introducía en varios campos,
como el de la Medicina, la Farmacia, la Terapéutica y la Alquimia. Tampoco podemos
olvidar que se puede relacionar el hecho de la popularización de la bebidas alcohólicas
con el de la aparición en varias ciudades europeas de destiladores agrupados en
corporaciones, junto con el declive de la idea que consideraba el espíritu de vino como
materia sutil, como quinta esencia. De hecho, Paracelso ya no usa el término quinta
esencia para identificar el espíritu de vino.
¿Pero es que toda esta cuestión se puede reducir a sólo dos tipos distintos de
personajes evidentemente que no. Después de los espagiristas hubo personas que
hablaron de lo mismo, pero que podrían ser llamados médico-químicos. ¿Y sólo entre
tres tipos? Ni mucho menos, luego vendrán los químico-médicos y luego los que la
"oficialidad" académica ha llamado químicos, propiamente dicho. Pues todos ellos nos
hablaran del oro potable. ¿Entonces, qué era el oro potable realmente?
77
Historia del oro potable
“El médico se ocupa de las muchas formas que existen de preparar el oro
potable. Pero ahora este agua de oro, tan grande y principal, este remedio nunca
alabado lo bastante, necesita un juicio a sus formas secretas de preparación.
Porque no hay nada mejor para hacer el oro potable que la lección que da una
investigación duradera y una larga experiencia”.257
No sabemos cuando pero, en el texto del año 1564, Mathiolo afirmó que recibió
una carta de un no menos famoso médico intrigado por la Alquimia. Este médico se
llamaba Andreas de Blawen, le preguntó sobre qué pensaba de los muchos modos que
había de preparar el oro potable. Tampoco la carta tiene desperdicio alguno. Andreas de
Blawen está conmocionado. Dice que hay muchos y muy admirados médicos en su
tiempo, que explican muchos trabajos para hacer medicinas, y que muchos de estos
trabajos importan conocimientos procedentes del arte químico. También afirma que
dichos remedios están tomando un auge inusitado ante las supuestas cualidades que
tienen de curar muchas enfermedades. Al parecer él y otros colegas amigos habían
intentado hacer "con diligencia y según los arcanos" el oro potable, según los modos
que circulaban entonces por doquier. Nos cuenta, muy detalladamente varios
experimentos que hizo, advirtiendo que no tiene mucha seguridad en que haya que
disolver el oro previamente con corrosivos. Dudaba si preparar el oro directamente con
agua regia o, siguiendo el método del agua fuerte con la plata. Blawen había tomado las
referencias que diera Phillip Ulstadius, y concluyó que una buena forma era usar el
mercurio sublimado con el fin de disolver el oro. Como digo, toda la carta es digna de
lectura. Alude también a las cenizas de craneo humano y al cabello de los hombres,
según indicaba Arnau de Vilanova y tal y como se guiaría unos años después, en 1582,
François Rousselet, como veremos en su lugar.
78
Historia del oro potable
escribe esto tenía la idea que Paracelso había influido, para bien o para mal, a todos los
médicos, que no pasaba indiferente tras su muerte, en el año 1541, y mucho menos en
su área de influencia. Pues bien, no aparece ni una sola vez meción alguna a él.
Créanme que estoy sorprendido, y mucho. La carta de Andreas de Blawen alude a las
acividades alquímicas de Praga, al ambiente médico incluso húngaro. Pero nada,
Paracelso, al parecer no existía para nuestros dos contertulios postales. ¿Y su fama de
médico introductor de la Medicina química? Pues desvanecida, al menos entre los más
insignes médicos que llevaron la voz cantante un par de décadas después de su
desaparición. Esto dificulta la comprensión del boom paracelsita que se iba a dar, a
mano de un puñado de seguidores, poco más de cinco o seis años después de la
publicación de estas cartas. ¿De dónde salieron? Más aún inexplicable si los Dorn,
Bodenstein, Toixites y Suchten, sus máximos seguidores hacia 1570 y 1580, tenían su
origen y formación en estas fechas y en el mismo área de influencia. Quizás la
ignorancia sea un hecho intencionado, un intento de eliminar su figura de la escena
médica del momento. Pero recordemos que los que hablan saben mucho de destilación y
del oro potable.
Menos mal que no es el único caso. Sabemos que, tras morir Paracelso, el
silencio envolvió su figura. Conrad Gesner, por su parte ya estaba elaborando lo que
sería su Bibliographia Universalis, que vería la luz en el año 1545, en la que, sin
embargo, no menciona a nuestro personaje. Dieciséis años después, sí que lo hizo, pero
condenando la postura teológica de su paisano. En una carta dirigida a Johannes Crato
von Crafftheim258 le dijo sobre Paracelso: "debe haber sido un hombre irreligioso y un
mago, que comerción con el diablo", razón por la que Gesner ni se molestó en recopilar
material sobre él259. No fue el único que tras su desaparición renegaban de él. otro de
ellos fue el famoso médico Johannes Baptista Montanus, quien amplió los ataques a la
persuasión con la que Paracelso quiso inundar a muchos médicos, sobre la Alquimia que
él propugnaba260, ya en el año 1544.
Vale la pena recordar que Mathiolo, este médico personal del archiduque
Fernando de Austria, aparte de recomendar sobre la destilación a Montanus en su
respuesta a Andreas de Blawen, nos viene a confirmar que las defensas creadas contras
los “novatores” muchos años después, especialmente aquéllas montadas sobre las
opiniones “doctas” por parte de los defensores, tanto hispanos como europeos, de la
“Medicina racional” eran demasiado débiles como para evitar, a las alturas de los años
ochenta del siglo XVII, que alcanzasen el prestigio oficial que consiguieron. En efecto,
Matiolo optaba por el “oro potable” preparado con oro vulgar (y según propuso Geber),
frente al hecho con espíritu de vino rectificado, aunque señalaba que ambos tenían
propiedades similares.
258
Gesner, C., Epistolarium medicinalium libri tres, Zürich, 1577, ff. 1r-2v.
259
Sobre la figura de Paracelso en estos años hay mucha bibliografía, pero merece la pena destacar, en
cuanto a sus ideas teológicas re refiere el artículo de Carlos Gilly, Theophrastia Sancta. Paracelsianism
as a religion, in conflict with theestablished churches, en la página web de la Bibliotheca Philosophica
Hermética: http://www.ritmanlibrary.nl/c/p/res/art/art_01.html.
260
Montanus, J. B., In nonum librum Rhasis as Mansorem Regem Arabum expositio, Basilea, 1544, fols.
2v-4r.
79
Historia del oro potable
constatar por partida doble261. Nada mejor para ilustrar el ambiente previo al acceso de
los novatores a la oficialidad, el desconcierto y la invalidez de las posiciones, por no
hablar de una supuesta “ignorancia” consciente por ambas partes. La respuesta del
médico Andreas de Blawen, para complicar todo, coincide con las propuestas de los
opositores a estos paracelsistas de segundo orden: la Medicina espagírica262 es buena y
aceptable, del arte químico la Medicina tenía muchas cosas para tomar; y eso que las
referencias entre unos y otros superan el siglo:
“Así el ingenio hace que nazca la verdadera ciencia y la saque a la luz (...) y,
especialmente, la Medicina avanzará gracias al conocimiento del arte
químico.”263
261
Epistola Andree de Blanneri medici Petro A[ndree] Mathiolo ad aurum potabile faciendum, B.N.P.,
ms. français 19969, 359 fols, fols. 2-6.
262
La Medicina espagírica se diferencia de la alquimia en que la primera no busca la Medicina Universal
en sus trabajos, mientras la segunda sí, incluyendo la Piedra Filosofal. La alquimia se centraba en el reino
mineral, mientras la espagiria, que es posterior a la alquimia, tabajaba extrayendo las esencias y quintas
esencia de los tres reinos. No obstante, muchos aconsejaron que era mejor instruirse primero en la
espagiria para afrontar más tarde la tarea de hacer la Gran Obra alquímica, como André le Breton y sus
"claves de la Filosofía espagírica".
263
Matiolo, A., Epistolarium, Respuesta de Andreas de Blawen.
264
Sobre esta cuestión: Yates, F. A., Giordano Bruno and the Hermetic Tradition, Londres, 1964.
265
Sobre esta cuestión: Ganzemüller, W., Paracelsus und die Alchemie des Mittelaters, Beiträge zur
Geschichte der Technologie und der Alchemie, Weinheim, 1956, 300-314.
266
Sobre esta cuestión: Klebs, A. C., Incunabula scietifica et medica, Osiris, 4 (1938), 1-359; Thorndike,
L., Alchemy during the first half of the XVIth century, Ambix, 2 (1938), 26-37 y Hirsch, R., The
invention of printing and the diffusion of alchemical and chemical knowledge, Chymia, 3 (1950), 115-
80
Historia del oro potable
141.
267
In Hoc Volumine De Alchemia coninentur haec. Gebri Arabis, philosophi solertissimi, rerumque
naturalium, praecipue metallicarum peritissimi. De investigatione perfectionis metallorum liber I.
Summae perfectionis metallorum, sive perfecti magisterii Libri II. Quae sequuntur, omnia nunc primum
excusa sunt. Eiusdem De inventione veritatis eu perfectionis metallorum. Liber I. De Fornacibus
construendis Liber I. Item. Speculum Alchemiae, doctissimi viri Rogerii Bachonis. Correctorium
Alchemiae doctiss. viri Richardi Anglici. Liber Secretorum Alchemiae Calidis filii Iazichi Iudaei. Tabula
smaragdina de Alchemia, Hermetis Trismeg.. Hortulani Philoophi, super Tabulam Smaragdinam
Hermetis commentarios, Nüremberg, Ioh. Petreius, 1541. Sobre la Summa Perfectionis: Newman, W. R.,
The <Summa Perfectionis> and late medieval alchemy: a study of chemical traditions, techniques, and
theories in thirteenth century Italy, Londres, Harvard University Press, 1986.
268
De Alchemia Opuscula complura veterum philosophorum, quorum catalogum sequens pagella
indicabit. Cum gratia et Privilegio Caesareo, Francofurti, Iacobi, 1550, 168 p. in-fol. Tabla de contenido
en Ferguson, I, 19.
269
Ars Chemica, quod sit licita recte exercentibus, probationes doctissimorum Iurisconsultorum. Septem
Tractatus seu Capitula Hermetis Trismegisti, aurei. Eiusdem Tabula Smaragdina in ipisus sepulchro
inventa cum commentario Hortulani Philosophi. Studium Consilii Conjugii e massa Solis et Lunae,
Estrasburgo, Emmel, 1566.
270
Artis Chemicae Principes, Avicenna atqu Geber, hoc volumine continentur. Quorum alter nunquam
hactenus in lucem prodiit: alter vero vetustis expemplaribus collatus, atque elegantioribus et pluribus
figuris quam antehac illustratus, doctrinae huius professoribus, hac nostra editione tum iucundior, tum
utilitior euasit, Basel, Petrus Perna, 1572.
271
Dicho estudio está en Thorndike, V, 600-616.
272
Jütnner, G., Wilheim Gratarolus. Benedikt Aretius. Naturwissenschaftliche Beziehungen der
Universität Marburg zur Schweiz im 16 Jahrhundert, Marburgo, Servicio de Publicaciones de Tesis
Doctorales de la Universidad de Marburgo, 1969.
273
Verae Alchemiae Artisque Metallicae, citra aenigmata, Doctrina, certusque modus, scriptis tum novis
tum ueteribus nunc primum et fideliter maiori ex parte eitis, compehensus: quorum elenchum a
Praefatione reperies. Habes, amice, et ueluti sepulta iacuerunt: quorum editionis rationem im Paefatione
ad philosophos Chemistas paucis intelliges, Basel, Henric Petri et Petrus Perna, 1651, 2 t. en un vol..
Tabla del contenido en Ferguson, I, 341.342.
81
Historia del oro potable
Hacia la mitad del siglo XVI florecieron en Italia una serie de instituciones
nuevas encargadas, como muy bien dijera William Eamon, gran estudioso de la Historia
de la Ciencia279, de la adquisición y desarrollo del conocimiento. Una de ellas fue la que
dirigiera Girolamo Ruscelli (?-1566), más conocido como Alejo Piamontés. Director de
una "academia secreta", como se tituló, concibió un grupo de trabajo tremendamente
experimental. El propio Ruscelli publicaría, a modo de actas semioficiales, un texto
llamado Secreti nuovi, conteniendo los experimentos que se hacían allí. Bueno, parte de
ellos, exactamente 1.245 recetas. Lo curioso es que Todas fueron experimentadas,
discutidas y aprobadas. Además, los experimentadores no eran necesariamente
miembros de dicha organización, a veces se contrataban expertos ajenos a la academia,
para evitar "contaminaciones" ideológicas.
En cualquier caso, Ruscelli afirma que todas ellas fueron, al menos, elaboradas y
comprobadas tres veces. Dicha academia funcionó más o menos regularmente entre los
años 1542 y 1547 y de ella nos dio más noticias Juan Bautista Porta. En aquellos años,
Nápoles era una ciudad turbulenta. La Inquisición española actuaba de forma
contundente y las academias eran vistas como una puerta abierta a ideas contaminantes
y, con tanta presión ejercida por el entonces virrey Pedro de Toledo, la ciudad se
levantó, provocando la reacción antiprotestante de los soldados y el decreto de cierre de
las academias. Tal fue la revuelta que en Nápoles se conoce al año 1547 como "el año
del tumulto". Pero volvamos a la cuestión principal. Todas las recetas son, como dice el
libro, "fáciles de hacer", y las de carácter alquímico suman un total de 83. Menos
voluminoso fue otro texto del mismo autor, de las mismas características, llamado Los
seis libros de secretos de Alexo Piamontés", de similar estructura interna, con la misma
intensidad en la narración y detalle de las recetas, con catorce de ellas totalmente
alquímicas y, por supuesto, con una del oro potable. Sería publicado algunos años más
274
Alchemiae, quam vocant, artisque metallicae, doctrina, certusque modus, scriptis tum nouis, tum
veteribus, duobus his voluminus comprehensus. Quorum Elenchum a prafectione reperies, Basel, Petrus
Perna, 1572, 2 vols. in-8º.
275
Ferguson, J., I, 342.
276
Auriferae Artis, quam Chemiam vocant, antiquissimi Authores, sive Turba Philosophorum, Basilea,
Petrus Perna, 1572, 2 vols. in-8º.
277
Basilea, Conrad Waldrick, 1593. Ejemplar manejado: BME 12-VI-19. Waldrick se especializó en la
edición de textos alquímicos hasta su muerte, en 1613.
278
Artis Auriferae, quam Chemiam vocant, volumina duo, quae continent Turbam Philosophorum,
aliosque antiquiss. Auctores, quae versa pagina indicat. Accessit noviter volumen tertium... Omnia
hactenus nunquam visa nec edita, Cum Indicibus rerum et verborum locupletiss., Basel, C. Waldrick,
1610, 3 vols. in-8º. Tabla del contenido en Ferguson, I, 51-52.
279
William Eamon, además de ser una persona tremendamente agradable, ha estudiado los libros
llamados "de secretos". Eamon, W. & Patheau, F., The Accademia Segreta of Girolamo Ruscelli. A
Sixteenth-Century Italian Scientific Society, Isis, 75 (1984), 327-342.
82
Historia del oro potable
tarde, en 1559. En ella, la receta del oro potable es tan clara que dan ganas de ponerse a
experimentarla. Por si alguno desea hacerlo, la hemos reproducido al final. Por cierto,
que Porta, en su libro tercero de la Magia Natural, nos da una serie de operaciones con
metales, pero reniega de la posibilidad de conseguir oro a través de trabajos que él llama
fraudulentos280.
“La manera como se haze el oro potable que llaman para conseruar la
salud y la mocedad, o tomado por si solo, o con otra bebida, es este de quien poco
antes diximos que lo enseñariamos, sana toda enfermedad incurable en dias. Toma
de çumo de limones un vaso lleno lo que quisieres, y ponlo el fuego hasta que
hierva, y despues apartalo y cuelalo por un lienzo tres o quatro veçes. Echa alli
dos libras de miel sin espumarla, sal blanca comun bien molida media libra, cueça
todo al fuego manso hasta que ayas biê espumado la miel, y esto lo has de destilar
a fuego manso y luego otra vez a fuego mayor, y luego a otro mayor y despues
ponlo a enfriar, y echalo en una redoma de vidrio y tapalo de manera que ninguna
cosa se evapore. Hecho esto toma las heçes que quedaron en el alambique, y
echalas en una olla muy tapada y cubrela con lodo o barro, porque resista al fuego,
y mete la dicha olla en un horno destos pasteleros, o de los escudilleros o olleros,
y esta alli tres dias. Despues toma todo lo que esta en esta olla y muelelo si uuiere
una libra dello mezcla quatro libras de manna y dos de açucar blanco y si fuere
menos la polvora menos has de tomar destotro, de manera que lo vayas midiendo
como esto y echalo en una redoma de vidrio bien cubierta y juntamente en esto
mezcla el agua que esta guardada que se destilo tres veçes y sobre esto mezcla
tanta agua ardiente de la mas fuerte dos veçes mas que es la dicha agua destilada y
ponlo assi en el alâbique y destilese primero a fuego mâso, porque se enciende de
280
Porta, G., De i miracoli et maravigliosi effetti dalla natura prodoti. Libri IIII, Venetia, Ludovico
Avanzi, 1555, 105-119.
281
Piamontés, A., Seys libros de secretos, Alcalá, Sebastián Martínez, 1563.
282
Piamontés, A., “Prólogo al lector”.
83
Historia del oro potable
presto y quando se vaya acabâdo de destilar, a mas fuego y asi lo apartas y dexalo
estar en el vaso en que se destilo, y guardalo para usar dello. Despues desto toma
veynte y quatro hojas de oro purissimo y limpialo con el antimonio que llaman
alcohol y toma deste oro lo que quisieres, y muelelo en un vaso vidriado con
julepe rosado o xaraue violado y muelelo de la manera que se muelen los colores
para escreuir, como se dira en el quinto libro, y estando ya el oro bien molido y
lauâdo la miel cô agua caliête como abaxo se dira echarse ha en una redoma de
vidrio. Hecho esto toma el alambique que dexamos arriba en el horno y los vasos
con las aguas y echalo todo en una redoma grande y de angosto cuello y boca,
porque no se evapore y echaras el dicho oro tanta desta agua hasta que sobrepuje
cinco dedos, y despues poner en el alambique de tal manera que no pueda respirar
y a fuego mâso se destile hasta que el agua este toda sobre el oro sea acabada de
destilar y no de ha de aumentar a la postre mas fuego como en los otros. Tampoco
te has de maravillar si el oro no se sacare del todo. Ya que toda esta agua este
sacada saquese el alambique y el vaso en que estan los materiales y torna a echar
encima el agua que diximos que se guardase en la vidrio de angosta boca y sea
tanto que cubra cinco dedos mas que el material. Para esto han de estar dos, uno
que quite el alambique y otro que torne a echar el agua hasta que otros cinco
dedos sobre el horno y tornese a distilar otra vez y esto se haga tantas veces hasta
que toda el agua que se ha echado sobre el oro se haya destilado, despues saca el
oro de la redoma y echalo en otra pequeña y echa sobre toda el agua que ha
quedado destilada y puesto el alâbique metelo en el baño no muy caliente por
quinçe o veynte dias de manera que no se destila, despues, aumentando el fuego
en el dicho baño tornese alli a destilar y alli veras en el hondon de la redoma el
oro destado, licor preciossisimo, lo qual guarda en un vaso muy tapado. Y si mas
sutil y delicado uno lo quisiere destilelo mas veces uy sera mas eficaz. Halo de
haçer como esta dicho. Y este es el que llaman el verdadero oro potable de los
philosophos.”
84
Historia del oro potable
“Unos, pues, hace la Piedra Filosofal de los pelos, otros de huevos, otros
de plantas, de animales […], de sangre, de sales de arsénico, de calcanto, de
pirita, de magnesia, de antimonio, de cadmia, de hierro, de cobre, muchos de
plata y oro, otros de la escoria del hierro...”283
283
Erastus, T., Disputationum de medicina nova P. Paracelsi pars prima, Basilea, 1572, cap. 2: “De
metallis”, 69.
85
Historia del oro potable
Un personaje que podríamos clasificar como de los primeros paracelsistas fue el francés
Alexandre de la Tourrete. Fue Presidente de las Cortes Generales de la Casa de la
Moneda hasta el año 1575, y tras más de veinticinco años ocupando cargos públicos,
decidió, en dicho año, retirarse a su casa de campo buscando la tranquilidad tan deseada
durante tanto tiempo, o, como él dice, para reposar. Pero antes envió a Enrique III de
Francia un breve tratado, con una carta fechada el 15 de enero del mismo año. Tan sólo
el título nos deja boquiabiertos: Breve discurso de las admirables virtudes del oro
potable286. Sin dejar de alabar las relaciones del oro con el corazón, no niega "que los
otros metales no estén dotados de virtudes admirables tanto para la conservación como
para la restauración" de los siete principales miembros interiores. Así, la plata es buena
para el cerebro, el mercurio para los ojos, el estaño para el pulmón, el plomo para el
bazo, el cobre para los riñones y el hierro para el hígado. Su paracelsismo le lleva a
decir que considera al hombre como un cuerpo físico engendrado en parte de los astros,
con sus "causas", llamado microcosmos, o pequeño mundo, conteniendo en sí por
similitud todo lo que está contenido en el gran mundo, como los siete planetas. Para él,
el oro es el único de los siete metales que tiene en sí las virtudes de los otros astros. Sin
embargo no niega la posibilidad de que exista una Medicina del estaño, otra Medicina
del plomo, otra del mercurio...
284
Debus, A. G., Alchemy And Chemistry In The Xvii Century, Los Ángeles, 1966.
285
Como Martin Rulandius (Ruland, 1532-1602)), un médico alquimista alemán (de Freising) protegido
de Rodolfo II y su Lexicon alcimiae (sic) siue dictionarium alchemisticum, Francofurti, 1612. Ejemplar
consultado: B.N., 3-23910.
286
Tourrete, Alex de la, Bref Discours des admirables vertus de l'or potable, Lyon, Pierre Roussin, 1575.
86
Historia del oro potable
Por tanto, Alex de la Tourrete propone, como no podía ser menos, reducir el oro a su
primera sustancia (esto es: Mercurio, Azufre y Sal). Además de hacerse eco de los tres
preparados de oro de Paracelso, dice que hay una cuarta forma mucho más excelente, de
la cual ni el propio maestro dice nada en su Libro de las contracturas,
Una cuestión que no podemos olvidar aquí es la resaca que la figura de Paracelso dejó
en, al menos, los dos siglos siguientes. Y en cuanto a la idea de una unidad universal, de
un tipo de composición de la materia (azufre, mercurio y sal) y de la necesidad de la
Alquimia en la Medicina, parece claro e indiscutible que su influencia se alargó como
una sombra (o como una luz) que nos llega si nos giramos y volvemos la vista a los
años puestos en orden sucesivo. En cuanto al oro potable, la influencia fue similar. Es
decir: unas veces nítida, otras oscura, otras intensa y otras muy difusa. Pero en cualquier
caso, existió. Y lo hizo de una forma muy concreta, más allá de cómo se hacía el oro
potable o bajo cuáles consideraciones. Muchas veces hubo personas que opinaron sobre
una idea paracelsiana sin ser ellos mismos paracelsistas, o sin tener un conocimiento
287
p. 17.
288
Lièbault, Jean: Secrets de Medecine et de Phylosophie Chymique. Divisez en IV livres composez par
Maistre Iean Liebaud Dijonnois, Docteur en Medecine, Lyon, Chez Pierre Rigaud, 1593. Del oro potable,
aceite de oro,& polvo del sol, u oro de vida.
87
Historia del oro potable
exacto del origen de la idea. Hemos de recordar que el concepto de exactitud histórica
no estaba tan desarrollado como ahora, aunque se puede seguir el rastro de una de ellas,
o de unas palabras. También existe el caso contrario. A finales del siglo XVII, siglo y
medio después de la muerte de Paracelso, insignes médicos se declaraban seguidores
acérrimos suyos al inicio de sus obras, como veremos cuando tratemos a Jacob Le
Mortius. En realidad, aún no tenemos una imagen totalmente definida de, sino de la
influencia paracelsiana, de los grados de intensidad de la misma. Parece que hubo algo
semejante a oleadas. Una de ellas fue entre 1575 y 1585, aproximadamente, y otra en
los años finales del siglo XVII. Pero no adelantemos detalles, los cuáles se ha
encargado, y sigue haciéndolo muy bien una maestro de maestros, el profesor Allen G.
Debus, con quien me honro de haber escrito juntos alguna vez en el mismo libro.
Sea como fuere, los seguidores de Paracelso se lanzaron a una tarea que no fue
reconocida en su tiempo: la de conjugar la Alquimia paracelsiana con la Medicina.
Tomemos de ejemplo a David de Planiscampy (1585-1644) y su obra La petite
chirurgie chimique medicale, del año 1621. Para él, el médico trabaja con los cuatro
principios que causan la enfermedad por alteración de sus cuatro cualidades (frío,
húmedo, cálido y seco). El chimico (el alquimista) es capaz de utilizar los elementos de
todo mixto (azufre, mercurio y sal) y administrarlos en el interior del cuerpo humano de
tal forma que sus virtudes hagan que las cualidades desajustadas vuelvan a su orden
normal y, por tanto, que el enfermo recupere la salud. Su interés por dejar patente que
no había contradicción entre lo que decía Paracelso y las máximas de Hipócrates y
Galeno es realmente curioso:
"Entonces Paracelso dice que los semejantes son curados por los
semejantes. Él no es contrario de la máxima de Hipócrates, ni a la opinión de
Galeno, tanto más cuanto él no ha mirado a las primeras ni segundas cualidades
sino sólo a las substancias y virtudes"
88
Historia del oro potable
"He demostrado por la teoría cuáles son los principios de la Alquimia & como
ellos no son en absolute contrarios a los principios hipocráticos […] Que las
máximas de Hipócrates & de Paracelso no son contrarias y como son la solución y
principios de la Química y que los medicamentos espagíricamente preparados son
más salubres que los vulgares & comunes.”
289
Entenderemos como alquimistas a aquellos cuyo trabajo tenía como fin la Piedra Filosofal y a los
espagiristas como aquellos que usaban ideas y métodos alquímicos para elaborar medicamentos.
290
Infra.
89
Historia del oro potable
Cuando leemos textos clásicos de Alquimia, más allá de las operaciones y las
descripciones, hay "algo" que queda en el aire, algo mayor, si tuviera dimensión física,
que escapa al hecho de la salud infinita. El alquimista aspiraba, no sólo a eso (para tal
fin está la Medicina), sino al acceso de la Realidad, al conocimiento completo que era
algo que también podría proporcionar la Piedra Filosofal. Esta aspiración, que pocas
veces se deja ver, era la que se pierde totalmente cuando la Medicina se interesa por la
Alquimia.
Con todo, la primera obra completa de Paracelso no vio la luz hasta el año 1589,
sin que podamos determinar con exactitud si sus seguidores, mediante la labor que
desarrollaron, aceleraron o retardaron su aparición. No podemos olvidar que estos
fueron considerados como un grupo y de forma peyorativa. Daniel Sennert (1572-1637),
que ya evidenció un cierto distanciamiento con respecto de la "sal" paracelsiana, al dar
las opiniones existentes hacia los años veinte del siglo XVII, nos dijo sobre Paracelso en
su Practica Medicinae:
90
Historia del oro potable
“De ésta (nueva Medicina) son los únicos inventores todos los Pseudo
Chymicos sumivenditores, que con dichos enigmáticos llevan el fraudulento
título de médicos. Manchadores de la vieja Medicina con sus nuevas corruptelas,
porque son tan cortos en la Chymica y con ella se corrompen como médicos, sin
conocer el Arte Médica, son sus usurpadores usando como método sus violentos
remedios. […]”293
91
Historia del oro potable
92
Historia del oro potable
preparación por el extremo ardor y gran acuosidad que cruelmente corroerá las
entrañas. Se encuentra en Ulstad un monotipo del licor de oro, el cual dos
cardenales de Toledo, Juan y Hugo, se tenía en encarecida recomendación como
usan de él en su vida cotidiana, el cual no obsante no es menos de temer que el
primero, por todos los extremo venisdos que sirven de ayuda para la disolución
del oro. Los otros detestan seguir tales venenos. Se toma el tártaro, el cual
reducido en polvo tenue se hace descubrir en flema de Agua de Vida y de ésta
sacan una sal por decocción y resolución y dan promesas de una reducción fácil
del oro, porque lo calcinan y subliman, no en una sublimación vulgar, sino
física, según sus palabras, le vuelven totalmente activo y lo penetran con la
ayuda de un espíritu sacado del vino, donde la dicha sal había estada depositada,
fácilmente resuelven en licor la cal de oro. Yo se por lecturas que algunos
reducen la parte interior de la cabeza de un hombre en sal, esperando hacer con
esto oro potable. Esto es lo que Alberto dice en su libro de los minerales donde
él afirma que los cabellos humanos, especialmente aquéllos que son cortados en
un determinado tiempo, mustran una admirable eficacia para tales menesteres y,
por tanto que, de su tiempo, él ha visto un montón de polvo entre os dientes de la
sutura superior de un cráneo de un hombre desenterrado. Geber, que ha sacado
del seno de la naturaleza los secretos de su Arte y reconocido como un
Aristócrata de estos que siguen diariamente los secretos de su bella doctrina,
sobre todo recomienda un aceite sacado de cabellos humanos para preparar los
metales al efecto de volverlos más fáciles a la licuefacción, y que ello sea así
perece que su forma es muy remota y lejana, visto que nosotros tenemos una
cosa más fácil para la mano que el cráneo del hombre y sus cabellos para dirigir
estas operaciones, de la cual su olor es tan fétido, hediondo y salado que no ha
nacido quien lo pueda soportar. Éste yo lo he experimentado alguna vez en la
extracción de su aceite para la cura de alguna gran enefermedad. Andarnac,
singularmente versado en una y otra Medicina, ha dado por recomendable sobre
todos, un modo de oro potable sin ayuda de nada externo más que el fuego, así
como sigue. El toma el oro separado de su lepra, el cual, reducido primeramente
en láminas muy tenues, arregló diestramente a los vasos y hornos que eran
necesario spra tal obra. Y durante medio año las calcinó a fuego de cuarto grado
as cuáles, después, él extrajo y puso al sereno y de ellas fácilmente manó un
humor oleaginoso, rojizo y de sabor dulce. Y si lo hubiera calcinado no hubiera
sido igual y el humor difícilmenta hubiera manado. Él humedeció sus láminas de
un vino varias veces rectificado, el cual extrajo el color del oro y una ceniza
semejante al polvo. Y para rectificar esta quinta esencia en su tenuidad, él la
vertió en un matraz con todas sus partes y la preparó diestramente en un baño
estando la parte superior del vaso rodeada de un lienzo empapado de agua
caliente, incontinente de la antiperístasis o contrarieda, separará las partes ígneas
de las acuosas las cuáles de nuevo destiladas dejarán al fondo del vaso un licor
cercano al rojo, el cual es lamado comúnmente oro potable, el uso del cual
conserva la salud durante muchois años y umchos de sus amigos lo usan del
modo que sigue. Es necesario, después de algunas ligeras purgas rozar y calentar
el vértice de la cabeza y expandir encima una dracma de de licor y tomar lo
mismo en malvasía. Esta preparación no carece e razón, ya que la asegura la
experiencia y la demostración que Geber ha dejado en su Suma: "todos los
cuerpos metálicos verdaderamente calcinados por verdaderas calcinaciones se
disuelven, visto que todo calcinado se acerca se acerca a la naturaleza de la sal y
del alumbre".
93
Historia del oro potable
Con todo, si alguien se decidiera hacer algún día la historia Terapéutica del
antimonio no podría olvidarse de Crollio, ya que describe una química del antimonio
mucho más detallada que la que hiciera Basilio Valentín en su obra contemporánea a la
Basílica, llamada El carro triunfal del antimonio. Lamentablemente, es el texto de éste
último el que goza de mayor fama, a pesar de ser mucho menos extenso sobre las
preparaciones antimoniales, que, por otra parte, no son pocas. Y, por otra parte, quien
quiera ver en Crollio un precursor de los estudios de las reacciones de los ácidos
minerales, también le sería muy fácil realizar este trabajo. En realidad, se preocupó más
de las preparaciones a base de mercurio y de antimonio que de oro.
Sin embargo, el que fuera considerado como uno de los mejores intérpretes de
Paracelso y amigo de Jean Bautista Porta, no se le frenó la mano a la hora de tratar las
propiedades alquímico-medicinales del oro, ya que escribió siete recetas. Creyó que el
propio Paracelso tuvo el elixir alquímico y que su temprana muerte fue debida a un
desafortunado envenenamiento, además de no poner ningún tipo de reparos al Arte y a
la preeminencia del tártaro acorde con su maestro. También ha sido visto como el
intérprete de sus ideas teológicas, algo que, tras su lectura, queda bien patente. Frente a
estos devaneos de la razón, propuso encarecidamente la experiencia y la práctica como
método, especialmente en la parte de las recetas de su Basílica. Por supuesto, no
podemos olvidar que, tras toda su amplia exposición, donde no deja atrás a la cábala,
expone su receta del oro potable, que es llamado ahora oro fulminante y oro volátil. Su
idea del oro potable incluye, como no podía ser menos, unas explicaciones amplias y
variadas, donde no se olvida del mismísimo John Dee y su mónada jeroglífica. Eso sí,
no olvida que la relación oro-corazón, a la vez que se dirige directamente al médico:
94
Historia del oro potable
De esas recetas que diera Croll, que son mucho más claras que las del propio
Paracelso, en tres usa "agua regia" produciendo sal soluble de oro. En otras tres, en
cambio usa una mezcla distinta. La séptima, en cambio, no contiene oro en su
composición, siendo, como ya ha sido advertido antes, no más que una versión de la de
Arnau de Vilanova301. Es digno de notar si posición totalmente contraria a la via que él
llama "la vulgar de los alquimistas", a la que califica de inepta, vana e inútil.
Conjugando su acercamiento a los médicos a la vez que se aleja de las imposturas y
abusos de los farsantes, Croll otorga mucha más importancia al uso médico del "aurum
volatile", una quinta esencia de un color rojo intenso cuya potencia originada del sol es
mayor que todas las influencias de los demás planetas en el hombre302.
95
Historia del oro potable
sacado de la cal o del propio licor, que se hace sin mezcla salvo el de todos los
extrangeros, por más que para Paracelso nada valía el oro sin corrosivo. Esta es
la práctica: oprime el oro con antimonio y golpéalo con violencia hasta que
quede en láminas u hojas y lávalo primeramente con licor de tártaro para que se
alejan los espíritus adherentes. Así hecho, haz suficiente licor por deliquio con
sal de tártaro. Después añade en su vaso menstruo hasta la altura de un dedo, o
incluso tres y hasta cinco. Cierra el vaso y pónlo en calor de estiércol durante un
mes. Así lo hacen muchos, aunque otros lo ponen unos días según dicen, y
lentamente se disuelve y más pronto avanza la obra si el oro es previamente
calcinado, o si se añade su tintura. Cuando esté libre se captura primero el
menstruo sacado por medio de una destilación lenta, no todo, pero se puede ver
la parte de liquidez oleosa que queda. Así disuelta es sin duda oro, pero aún no
atenuado. Para ello, primero se digiere durante siete días con el nuevo menstruo
añadido, tras lo cual se vuelve a cambiar y repite esto diez veces hasta que esta
sustancia del oro se vea atenuada, y hasta que se haya mezclado exactamente con
el menstruo, y entonces se lanza una gota en vino limpio y la verás en foma de
crocus (arena) que tiñe de rojo durante su precipitación al fondo. Entonces sigue
reponiendo por partes con toda la cantidad de menstruo que está guardada y
reservada, hasta que se digiera y por fin, la atrae por medio de un fuego
lentísimo y se aleja de la sustancia del oro. Una sola gota de esto, por su acritud
dificilmente puede pasar por el licor por mil veces. Si con todo es muy ardiente,
añade quinta esencia de vino y ponla en circulación hasta que esto se separe,
repite esto y podrás mitigar mucho el trabajo. Pero entonces a menudo se fija y
se transforma en una oleosidad del tipo de los metales. Puedes rechazar la
acritud añadiendo cosas muy suaves como jarabe de rosas o de violetas..."
96
Historia del oro potable
(1519-1603) sacó a la luz sus "Tres libros de los metales" 303. En él ve que la labor de los
alquimistas es inerte304 y, aunque no cree en la Alquimia, sigue las teorías de Aristóteles
al decir son una condensación de los vapores al enfriarse. Como vemos, las sutilezas
sobre la visión de la naturaleza que envolvía a muchos, eran tremendamente semejantes,
lo que no impide que, tras esa similitud adivinemos posiciones muy divergentes, como
es este caso. Su alumno y Amigo Michele Mercati (1541-1593), autor de unos de los
más bellos libros de Mineralogía en el siglo XVI, la Matallotheca, sigue sus ideas y se
aleja bastante de los alquimistas, a pesar de conocer sus propuestas.
Un oro potable totalmente medicinal puede conocerse porque su o sus componentes son
vegetales, o la mayoría de ellos. ¿Fueron menos desconocidos? No. En ocasiones, el oro
potable totalmente vegetal, tuvo una acogida entre los más altos estamentos sociales y
fue elaborado por eminentes médicos de la corte de Felipe II a quien el médico Juan
Cornejo le administró uno elaborado de lentisco con el fin de aliviar o curar su gota.
Esto ocurrió hacia el año 1594305. Con el mismo medicamento, totalmente vegetal,
repito, se trató el "muy grande corrimiento" que padeció el papa Pío V. En realidad es
un cocimiento de dicha planta, aunque recuerda la metodología espagírica. El preparado
de Cornejo no debió desentonar con el tipo de Medicina que se practicaba en la corte,
con la oficial. Aunque Cornejo escribiera a la defensiva 306, el texto no tiene desperdicio,
ya que en ocasiones, se sitúa al margen de la vorágine experimental que se dio en esos
años y nos describe el ambiente médico en la corte del rey:
303
Cesalpino, A., De metallicis libri tres, Roma, Aloysii Zanetti, 1596.
304
P. 173.
305
Cornejo, Juan, Discvurso y despertador preseruatiuo de corrimientos y enfermedades dellos... (el
modo y traça de hazer el oro potable del lentisco, y sus diferentes cozimientos, y la elección de la
plantas, para que se hagan puntual, 1594, B.N. ms 3355.
306
El propio Cornejo sabe que Felipe II sufre frecuentes y cada vez peores recaídas de gota, lo que llega a
decir en el texto ("Y pues es clara verdad que en VM. Abundan excrementos, que causan dolores
gotosos...", fol. 22vº) y lo que le motiva a escribirlo.
97
Historia del oro potable
"Por lo qual, siendo yo medico y bien necesitado de salud, viendome tan cercado
de males y enemigos, y tan cargado de aforismos y preceptos de medicamentos y
medicinas, de tanto número de receptas, con tanto aparato de boticas, de tantos
remedios empíricos y racionales, de tantos humos y zumos de tabaco, y del
eleboro venenosos y bomitivos, de olios y polvos de minerales, de oros potables
y quintas esencias de alquimistas y en una perpetua contienda desta temerosa
confusión..."307
El oro potable vegetal de Cornejo corregía el calor natural, eliminaba las superfluidades,
todo ello, mientras alaba al lentisco (la jara) y la coloca en el reino vegetal a la misma
altura que está el oro en el reino mineral:
No se puede decir que Cornejo no creyera en una Medicina Universal, que él dice que
habría de ser templada, ni que no tuviera conocimiento del oro potable mineral, sino
incluso no teme que su oro potable pueda ser llamado de tal manera309, Digo esto porque
el protomédico de cámara del rey, Luis de Mercado, no puso ningún inconveniente para
que se le administrara. Por supuesto, ni Cornejo ni Mercado eran ajenos a la llegada de
la Medicina química a la corte del Rey Prudente. Pero pocas veces se ha resaltado el
hecho de que un galenista, un estandarte de la Medicina oficial aceptara un
medicamento llamado oro potable, por mucho que sus componentes fueran vegetales,
como es este caso. Además de él, el protomédico Valles y Nardo Antonio Ricci, que
entonces era "profesor de la materia herbaria" alabaron la cualidad templada del
lentisco, base de la corrección de las virtudes naturales y del propio Cornejo para
defender su medicamento. Ya veremos, por otro lado, que el doctor Mercado hubo de
rendirse ante este tipo de Medicina cuando tratemos el caso del oro potable de
Alejandro Quintilio.
307
Fol. 38.
308
Fol. 42.
309
"Sea el oro potable mineral si se puede hacer agua, y en su primera materia reducir, sea la magna
Medicina de Raymundo, si se hace, o puede hacer, o que sea este oro potable vegetale de lentisco". Fols.
42vº-43.
310
Lobera de Ávila, L., Libro de experiencia de medicina y muy aprouado por sus effectos: ansi en esta
nuestra España como fuera della, Toledo, Iuan de Ayala, 1544. Ejemplar manejado: B.N., R-31814.
98
Historia del oro potable
99
Historia del oro potable
vitrificar, como vemos cada día que con plomo convertido en vidrio los olleros
vidrian todo género de vasos y yo mismo he tornado muchas veces plata en
vidrio, y en menos tiempo de un cuarto de hora este mismo metal se puede
reducir hasta una cierta sustancia como cera negra, así en blandura como en su
facilidad en fundir, y después ni este vidrio, ni la sustancia que parece cera se
puede jamás tornar o reducir a metal enteramente por ningún arte. La
experiencia asimismo verifica que siendo el oro un cuerpo tan fijo y sólido,
bastante ha sufrir toda prueba de fuego, esto no obstante, se puede reducir a un
licor potable del cual jamás se puede tornar a reducir en oro, como se puede ver
en dos suertes de oro potable que he enseñado a V. Majestad y por su orden
enseñado a fr. Francisco Bonilla."
100
Historia del oro potable
al fin desto se hallara el Oro calcinado y frangible. Tomese, y labese con agua
tibia, hasta que no sepa a sal: y pespues que este limpio de la dicha sal,
enjuguese a el Sol, o a el fuego, y muelase sobre la losa muy subtilmente como
muelen los pintores las colores. Y molido, metalo en vidrios de hechura de
nuevo el cuello largo, y en cada media onça hechese media libra de los espiritus
hechos con la perfecion que su capitulo trata, y loten bien la boca del dicho
huevo: y pongase este huevo en estiercol por sesenta dias, en los quales tenga
siempre calor el dicho estiercol, o en baño o con mecha, de qualquier forma
destas este calor el tiempo dicho, y al fin de esto se hallaran los espiritus teñidos
en color de Oro, y el Oro se abra dissuelto mucha parte del."
También sabemos que estudió este tipo de medicamentos químicos muchos años,
gastando también muchos “trabajos y gastos grandes”. Sabemos que lo vendía ya en el
año 1598 y en Madrid, ciudad donde vivió, alternando sus estancias con Valladolid.
Pero no era el único medicamento que hacía Alejandro Quintilio. Parece ser que era un
experto destilador y fabricante de quintas esencias, que también vendía315.
313
De Alejandro Quintilio hablaron, entre otros, Fray Esteban Villa (Libro de las vidas de doce principes
de la Medicina, Burgos, Pedro Gómez de Valdivieso, 1647), Gaspar Bravo de Sobremonte (1603-1683),
médico de Felipe IV y Carlos II, diciendo que su oro potable tenía antimonio; algo que Diego Matheo
Zapata reiteró en el año 1701 en su Crisis médica sobre el antimonio y carta responsoria a la Regia
Sociedad Médica de Sevilla.
314
Pérez P., Cristóbal, 168.
315
“Pero no embargante, que en virtud de la dicha licencia, y sentencia, daua estos polvos, y otras quintas
esencias a los que las querian”. Alejandro Quintilio, 1v.
101
Historia del oro potable
Medina “que sabe los simples de que se componen”. Como también hiciera Alderete
con su “agua de vida”, no nos dijo la forma exacta de su composición. Este hecho no es
algo anormal, ya que pocos daban referencias claras, algo de lo que aún se quejaba
Alonso Barba, en los años cuarenta del siglo XVII:
“Las excelencias que entre los demás tiene, ser trocaron breuemente en el
Capitulo 21. Las que atribuyen al Oro potable, los que de él tratan, para
conservar una juventud perpetua, sin accidente de enfermedades, se queden con
la obscuridad, que enseñan su composición en la fé que merecen sus autores...”
Alejandro Quintilio no fue el único español que realizaba oro potable en esos
años, como vimos en el caso de Vaget. Además, en la Biblioteca Nacional de Francia
encontramos un manuscrito muy curioso sin fecha de cabecera, aunque aparece la de
1618 escrita al final del mismo. Contiene dos tratados alquímicos, siendo el primero de
ellos el que nos interesa316. Aunque no tiene título, en el folio 17º podemos leer:
L'oeuvre de l'Espagnol y comienza con "La practique de faire l'or potable, pour la
conservation et santé de la vye humaine". También el citado Fr. Esteban de Villa
conoció el oro potable, según nos dijo en su Libro de los doze apostoles:
102
Historia del oro potable
"Distillación es con calor, ô frialdad serparar las cosas juntas, y juntar las cosas
separadas, qual quier materia que sea y se haze por assesorio, ô descensorio."319
No obstante Juan del Castillo, cuando nos dio estas palabras estaba tratando un
medicamento externo, el aceite, y de los que él clasificó como del tipo artificial, simple
y hecho por destilación, donde también incluyó otros con ingredientes químicos, como
el aceite de tártaro, que ya lo enseñó Mesué320, el de azufre, de hierro, estaño, plomo, o
el oleum philosophorum, también llamado aceite de ladrillos, un remedio externo hecho
por varios métodos. Uno de ellos, el hecho por destilación es de origen totalmente
alquimista. Incluso del Castillo no tuvo reparos en afirmar que Mesué estimó y aprendió
de los propios alquimistas:
"Y si esta el central que ellos dizen en el agua, esa es la contraria del
fuego y la que primero se leuanta huyendo de su contrario, y en ella estan las
partes excrementicias que ellos dizen ser lo superficial, y estas son las que
corrompen, y si esta en el ayre ò en el fuego, esos no le contradizen. Y tiene el
fuego su apoyo en la tierra, y el ayre en el fuego, y no suelta la Tierra al Fuego
sino se calcina primero, y que el dicho fuego sea sujeto por su contrario, y que la
Tierra sea buelta a vmedecer no suelta de si al Fuego, ni al Ayre, El qual fuego
es la sal y el Ayre el graso. Porque quando se abstrae algo destas substancias por
distilacion, a de ser digiriendo y preparando y vsando de los grados necesarios
de calor…"322
103
Historia del oro potable
que ello le haga ser considerado como un espagirista activo, sino más bien como otra
voz más de las que se alzaron en este sentido.
104
Historia del oro potable
La introducción de la espagiria.
Como dije antes, parece que podemos conformarnos con aquélla acepción más
generalizada de Espagiria según la cual es un método por el que se pueden separar la
impurezas del mixto. En el Diccionario hermético de Joseph Antoine Pernety (1716-
1796)323 podemos leer:
Así pues, por este camino la definición se nos complica y sólo podemos dejar
establecido que la diferencia entre los espagiristas y los alquimistas radica en dos
puntos. El primero es que los primeros eran todos médicos, mientras que los segundos
no. El segundo punto es que, según las definiciones que dan los alquimistas y
hermetistas de la Espagiria, ésta se confundiría con la propia Alquimia. Mientras, según
323
Pernety fue un hermetista benedictino de San Marcos. Nacido en Rovanne, se le destina a la abadía de
St.-Germain-des-Pres para perfeccionar sus estudios. En la biblioteca de dicha abadía encontró muchos
textos de Alquimia, lo que le hizo despertar su afición. En 1759 embarcó a la Islas Malvinas para
establecer unas colonias, volviendo a Francia en 1764. En 1766 abandonó los hábitos y se instaló en
Avignon, donde participó en la masonería del Rito Escocés y Antiguo, donde alcanzó el máximo grado: el
28-29, siendo además "Caballero del Sol" y "Príncipe Adepto". A los pocos años creó su propia orden
iniciática, llamada "El Rito Hermético". En el año 1767 Federico II "el Grande" le dio el cargo de
conservador de la Biblioteca real de Berlín, momento en que se instaló en Prusia y lugar donde estaría
dieciséis años. En el año 1783 vuelve a Avignon, abandonando su cargo, según él, porque le conminó a
ello una "entidad" con la que decía conectar. Antes visitó, el 16-11-1783, el Colegio de cabalistas. Luego
fue a Görlitz, ciudad natal de Jacob Böhme (1575-1624). A fines de 1784 estuvo en Valence, en casa de
su hermano Jacques, hasta el año 1786. Más tarde reorganizó su orden, que pasó a llamarse "Rito de los
Iluminados", de definitiva orientación alquímica. Pero problemas internos acabaron por escindir dicho
grupo, momento en que intervino la Inquisición, siendo arrestado Pernety y, luego, puesto en libertad.
Murió en Avignon el dieciséis de octubre del año 1796.
324
Pernety, J.-A., Diccionario mito-hermético, Barcelona, 1992, término: Espagirica.
325
Gesner, Conrad, Thresor des rémédes sécrets d'Evonime Philiatro, Lyon, Balthasar Arnoullet, 1555,
"Sommaire"; BME, 15-V-6.
105
Historia del oro potable
Desde principios del siglo XVII aparecen textos de médicos que proclaman la
validez de los postulados espagiristas a la vez que ofrecen en sus textos una completa
organización del ars chimicae; por supuesto, según los principios de la citada Espagiria.
Como tal, todas la operaciones para preparar los medicamentos químicos se dividen en
dos. Solución de las partes del mixto y coagulación de las mismas.
Beguin conoció muy bien la Alquimia de su tiempo. Publicó en el año 1608 el Novum Lumen
Chimicum de Sendivogius, aparecido sólo cuatro años antes en Praga, también leyó Alchemia de Livabio.
Fue el primero que enseñó química en Francia. Es de notar que no era médico, sino boticario. Con el
apoyo de dos paracelsistas, Jean Ribit y Turquet de Mayerne, pudo abrir una escuela de farmacia y un
laboratorio en París. Es así como se abrió un camino para que los farmacéuticos pudieran tener formación
fuera del control de la Facultad de Medicina de París. Fueron estos cursos privados lo que originaron sus
textos. El éxito de su Tyrocinio fue tal que se pasó de las setenta páginas de la primera edición a las más
de quinientas en la de 1669, sin que él tuviera siempre el control sobre las mismas. Beguin no propuso
nunca una nueva doctrina química, sino el poner al alcance d sus alumnos todas las recetas químicas que
por entonces se estaban realizando. En el prefacio de la edición de su Tyrocinio de 1612, que no se verá
de las ediciones posteriores, Beguin explica su admiración por igual tanto de Hipócrates, Galeno y
Paracelso, previendo el avance y desarrollo de la Medicina (en estado de esclerosis) gracias al uso
conjunto de las tres teorías. Beguin expuso la teoría de los tres elementos de Paracelso (azufre, mercurio y
sal) intentándolos conjugar con los de Aristóteles y con los cuatro elementos (aire, fuego, tierra y agua).
Hasta la aparición del Cours de Chimie de Etienne de Clave, en 1646, las enseñanzas de Beguin no
tuvieron, prácticamente, competencia. A este respecto: Joly, B., El desarrollo de los cursos de Química en
la Francia del siglo XVII, en Aveces Pastrana, P. (ed), Construyendo las ciencias químicas y biológicas,
México, 45-65.
327
Me refiero a la edición de 1656, Libro 3: "De la quint essence du sang humain."
106
Historia del oro potable
Amalgamación
Precipitación
Por corrosión Estratificación
Fumigación
Cementación
Calcinación Reverberación
Ascensión
Sublimación
Por ignición (ascensión seca)
Destilación
(ascensión húmeda)
Solución Descenso
Caliente
Fría
General Media
Extracción Putrefacción
Circulación
Separación de la
Especial tintura de los mixtos
por el menstruo
Exhalación
Coagulació Cocción
n Congelación
Fijación
328
Beguin, J., Les élements de chymie, Parrís, Lucas Leroy, 1615; París, Martin de La Motte, 1637;
Rouen, Jean Boehourt, 1647, edición manejada: B.G.P. B-118; París, Rigaud et Michalet, 1658; Lyon,
Claude de La Riviere, 1665, edición manejada: B.N. 2-17994.
107
Historia del oro potable
"Destilación: Esto es, atenuar una cosa por medio del calor de leña en un
recipiente apropiado para extraerla. Los modos más usados para la destilación
son: por alambique, por retorta a la barriga del vaso, por baño de gotas, por baño
de vapor, por baño María, por cenizas, por arena, por fuego directo y por arena
húmeda."329
329
Loeches, Juan de, Tyrocinium Pharmaceuticum theorico-practicum Galeno-chymicum, Madrid,
despachado en el oficio de D. Baltasar de S. Pedro, 1719.
330
Rochas, Henry de, La physique demonstrative, París, 1611, edición manejada: B.N. 3-44025.
108
Historia del oro potable
razón por la que podemos afirmar que todos los espagiristas eran destiladores. Además,
en la segunda parte de su método, el espagirista daba un paso más y, con los restos que
quedan tras la destilación, unidos al propio líquido destilado, realizaba una serie de
destilaciones, con el fin de purificar el "cuerpo" todo lo posible. Es decir, el espagirista
daba un segundo paso a la labor del destilador. La propia etimología de la palabra, de
origen griego lo dice: span (unir) y ageiron (separar). Además, también podemos decir
que la espagiria es vista como la aplicación de los métodos alquímicos en Terapéutica,
una de la más cómoda forma de resumirla de forma muy general con acierto.
Para definir a los espagiristas hemos de utilizar las palabras de personas que
convivieron en el mismo espacio de tiempo, pero que sus escritos difieren entre sí
bastante. Así, hemos de considerar qué era la Espagiria para los alquimistas y qué era
para toda una serie de médicos interesados en los preparados químicos, ya que estos
últimos vinieron a sustituir cronológicamente, en el desarrollo de la Medicina química, a
los paracelsianos. No obstante, este método de la Espagiria, ya viene descrito, aunque
no como tal, en muchos textos previos a las fechas que tratamos. Con todo la Espagiria
es entendida en este trabajo como la Alquimia aplicada a la preparación de
medicamentos, o si quiere, una suerte de Alquimia medicinal, término que, a nuestro
entender comprende mejor a los primeros espagiristas que si usamos otros como
Medicina química o alquímica, más apropiados para años posteriores.
¿Cuál fue la labor más importante que hicieron los médicos espagiristas? Sin
duda fue la de dar un orden, una carta de principios y operaciones a la química y una
presentación de la misma a la Terapéutica y la Sanidad de forma que resultase útil e
inteligible a la Medicina y a los médicos. Es decir, fueron los médicos quienes, otra vez,
se interesaron en preparar y disponer adecuadamente los principios de un "arte", el
"químico", para que, así, pudiera ser utilizado por ellos. ¿Por qué no hicieron esto los
alquimistas? Porque ése era "su" arte y no necesitaban explicárselo a ellos mismos. Sin
embargo, para los médicos, este grupo de conocimientos era de origen ajeno a su
disciplina, por lo que su conocimiento precisaba de unas formalidades, las cuales se
encargaron de realizar los médicos interesados en los preparados químicos, o
espagiristas no alquimistas. De hecho, para estos médicos, se podía ser espagirista sin
tener que conocer la Alquimia, afirmación que realizara el citado Planiscampy.
109
Historia del oro potable
Desde los primeros años hasta los finales del siglo XVII, las ediciones de textos
de Espagiria desde la Terapéutica y la Sanidad fue in crescendo, especialmente en
Francia y Alemania. Sólo la categoría y reconocimiento de estos no puede dar una idea
de la implantación del ars spagyrica en el ámbito aquí tratado. Por ejemplo, la
Pharmacopea spagyrica de Pedro Poterio331, el Viatorium spagyricum de Herbrandt
Kansthaeler332, todos los textos del famoso médico de Montpellier Jean Pierre Fabre, la
Pharmacopoea Spagyrico-medica de Johan Daniel Mylius (1585-1628)333, las
farmacopeas espagiricas de Glauber (1604-1667)334, Johan Zwelfer335 y Johan Schröder
(1600-1664)336, sin olvidar los completos manuales de las primeras décadas del siglo
XVIII, ya incluso sin una relación expresa ni exclusiva con la Medicina, como los textos
de André el bretón337 o el de pseudo-Hermógenes338.
Si leemos los textos de todos estos autores citados, podremos ver que, aparte de
ser todos médicos y cirujanos que aceptan las virtudes de los preparados terapéuticos de
origen químico, conocen muy bien las técnicas de destilación y los principios de la
Alquimia, con los cuales coincidían, especialmente en las ideas sobre la generación de
los metales (metalogénesis). Hasta tal punto esto fue así que llegó a ser considerado
como una de sus características diferenciadoras para los "extraños" en el siglo XVIII339.
110
Historia del oro potable
Uno de los posibles motivos del rechazo de ciertos alquimistas hacia los
espagiristas es la imagen de "usurpadores" que pudieron generar los últimos respecto de
los primeros, ya que evolucionaron y acabaron asentándose en procedimientos de tipo
mineral, lugar donde siempre han estado los alquimistas, a pesar de dejar siempre claro
que su técnica era válida para los otros dos reinos. Pero afirmar esto con rotundidad es
difícil, especialmente si no situamos en el otro lado, en el de los espagiristas, ya que
entonces, la Alquimia puede ser vista como parte integrante de la Espagiria, emanando
una de otra. Además, si añadimos que muchas de sus operaciones eran similares, la
confusión aumenta notablemente. Que alguien describiese cómo se preparaba, por
ejemplo, un disolvente ácido, que obtuviese posteriormente una solución salina (previa
acción del primero sobre una base metálica) y que todo ello fuese presentado en un
lenguaje similar al de aquellos que se llamaron Filósofos Herméticos, o alquimistas, no
implica que, necesariamente, fuesen alquimistas. Todo ello debido a que estos hombres,
los espagiristas, que creyeron haber conocido la Alquimia mediante su afán, casi
atormentado, de investigar y aprender, ayudaron a que la química llegase a nosotros
como la conocemos, sobre todo por extender al máximo las posibilidades, la variantes
operativas y procedimentales, una actitud que resultó ser efervescente y esplendorosa
para la Historia de la Química en las décadas centrales del siglo XVII. Pero veamos,
pues, sus palabras. Muy explícitas, pero nada transparentes fueron las de Johan Joachim
Beccher (1635-1682)342 en su Oedipus Chimicus343
111
Historia del oro potable
Esta definición, aunque confusa, parece haberse asentado a principios del siglo
XVII, alcanzando, incluso, a médicos, como fue el caso de Godefroy Roussel, un
parisino entusiasmado con la faceta medicinal de la Alquimia. Para él, el arte de destilar
se llamaba Alquimia "o Espagiria"346. También pensó lo mismo otro médico, en este
caso inglés, llamado Johannes Pharamundus Rhumelius347, y muchos otros más. Aún
mayor se hace el problema sobre la definición de la Espagiria si atendemos a los propios
términos usados. Juan Tagault usaba, como una de sus opciones de sus preparados
metálicos, los destilados "par l'art Chymistique"348. Estos "chymistas" fueron para los
espagiristas lo que nosotros llamamos hoy alquimistas, lo mismos que los médicos del
siglo XVII usaron semejante término para calificar a algunos espagiristas. Incluso hubo
quien supo distinguir a unos y a otros, como fue el caso de Juan Jacobo Wecker (1528-
1586). Él también les llamó así349, aunque usó otro término, el de philosophos, para
distinguir unos de otros, aunque dando más importancia al segundo 350. Incluso por los
primeros sintió tanto desprecio que los llamó idiotas351.
Desconocemos cómo fueron las opiniones a lo largo de todo el siglo XVII, pero
sí sabemos que, a principios del siglo siguiente, siguieron las dudas y la variedad de las
mismas, como podemos ver en la de André le Bretón, ya expuesta arriba. La cuestión no
parece ser debida a una evolución cronológica, ni delimitarse a un área geográfica
concreta. Si Poterio diferenciaba a los "químicos" de los "pseudoquímicos", el médico
inglés Mathew Gwinne (1558?-1627) lo hizo con los "chymistis", "chymicus" y
"chymistis pseudochymicus", todo un alarde de clarividencia 354 por su parte. Por
ejemplo, para Gwinne, Andreas Libavius (1546-1616) fue un "chymista", no un
345
Bretón, A. le, Clefs de la Philosophie Espagyirique..., París, Jombert, 1722, Sección I: "De la
calcinación", capítulo I: "De la calcinación en general."
346
Roussel, G., Les sécrets découvertes des Arts, tant de Pharmacie que de celuy de distiller,
vulgairement nommé Alchemie ou Spagirie, par le moyen desquels l’ont pervient à la perfection tant
théorique que practique à rendre l’or potable, París, 1613, B.N.P., ms. francés 1038.
347
Johannes Pharamundus Rhumelius, Medicina spagyrica, París, 1632, edición manejada: París,
Chacornac, 1936. No confundir otro médico inglés contemporáneo suyo llamado Johannes Conradus
Rhumelius (1597-1661).
348
Juan Tagault (Tagaucio), Joan Tagaultii de chirurgia... his accessit sextus liber de matheria chirurgica
authore Jacobo Hollero stempano, París, 1547, p. 612 de la edición consultada: B.N. 7-14041. En la
edición incluida en el texto Chirvrgua. De chirvrgia scriptores optimi quique veteres et recentiores,
plerique Indias Germania (Tiguri, Andream Gessnerum & Iacobum Gessnerum, 1555) Tagault alabó las
propiedades del Aqua Alchymistarum contra las fístulas (página 108v).
349
Wecker, J.J., De secretis libri XVII ex variis aucthoribus collecto, Basileae, Conradi Waldrick, 1598,
340, 373, 375, etc. de la edición manejada: B.N. 2-41590.
350
Wecker, J. J., 375.
351
Wecker, J. J., 340.
352
Potier, P., Pharmacopea spagyrica, Bononiae, 1622, p. 211. Edición manejada: B.N. 3-36415.
353
Fallopio, G., La sua chirurgia, Venecia, Vicenzo Somascho, 1620, edición manejada: B.N. 3-7505.
354
Gwinne, M., Aurum non aurum, Londres, Richardus Moket, 1611, 241 y 251 de la edición manejada:
B.N., 2-61299.
112
Historia del oro potable
"chymico". En fin, fueron los paracelsistas los que, a diferencia de los demás, y en un
primer momento, llamaban "chymicos" a los que hacían operaciones alquímicas, como
hemos visto en Potier y como podemos en las obras de Anselmo Boetius de Boot, otro
médico alquimista que trabajó para Rodolfo II355.
Como dijimos antes, la situación en estos años y en el resto de Europa era muy
semejante a la de España. Varios “oros potables” adquirieron protagonismo, tanto por su
aceptación como por su rechazo. En la Inglaterra del siglo XVII la situación de la
Alquimia fue muy variable, acorde con la situación socio-política356. Un caso semejante
al de Alejandro Quintilio fue el de Francisco Antonio (1550-1623), un "médico" y
alquimista de Londres, a caballo entre los siglos XVI y XVII. Según Nicolás Lenglet du
Fresnoy (1674-1752), Antonio ya era muy estimado en el año 1592 como su segunda
faceta, la de alquimista357. Estuvo practicando Medicina sin la licencia del Colegio de
Físicos. El presidente del mismo le hizo llamar y examinarse. Francisco Antonio no
superó la prueba y se le prohibió seguir ejerciendo como médico, algo que ignoró y que
le costó unos meses de prisión. Gracias a su esposa y la consideración de pobre, pudo
salir a los ocho meses. Entonces siguió desafiando al Colegio y recetando una sal que
llamó oro potable, de la cual obtuvo una considerable fortuna358.
Francisco Antonio afirmaba que en los metales hay escondidas propiedades que
permiten hacer una “potentissima medicinae”, especialmente en el oro, de donde se
355
Boetius de Boot, A., Pomarum et lapidum historia, Hanoviae, heredos Ioannis Aubri, 1609. Edición
manejada: Lugduni, 1630, B.N. 2-52041.
356
Marsahll, J. P., Alchemy in England. The social Transformation of a Discourse, Sydney, Sydney
University Press, 1992.
357
Lenglet du Fresnoy (Dufresnoy), Nicolás, Histoire de la Philosophie Hermétique, París, Coustelier,
1742, 3 vols. Vol. 1, 474 del ejemplar B.N., 3-3654.
358
Nació el 5 de abril del año 1550. Hijo de un orfebre, posiblemente adquiriera de su padre los
conocimientos alquímicos. Francisco Antonio tuvo poderosos amigos en la corte, que fue penalizado por
ejercer sin licencia dos veces, estando la segunda vez ocho meses en prisión, consiguiendo ser, en ambas
ocasiones, perdonado y liberado..
359
Maïer visitó Londres por estos años. HMES, VI, 170-171.
113
Historia del oro potable
puede llegar a construir toda una “nueva Medicina”360. Esta evidente conexión con el
paracelsismo resulta ser de gran importancia ya que, está expuesta en unos años
“puente” entre el auge de los espagiristas y la desaparición de los paracelsistas de su
papel hegemónico en la Medicina química. Además, Francisco Antonio no era el único
ni el primero en esta posición. El médico francés Claude Dariot, prefirió también, sin
lugar a dudas, la quinta esencia del oro, el “oro potable”, cuyo misterio consiste en saber
disolver dicho metal “& per alembicum elevandi”361.
Hasta aquí, nada parece salido de tono. Pero este alquimista osó hacer algo que
levantó grandes polémicas: por primera vez alguien no ocultó cómo se preparaba el “oro
potable”. El motivo que le impulsó a ello, ya en tan tempranas fechas, fue la existencia,
como hemos visto, de muchos que preparaban su propio medicamento, creando una
confusión que afectaba a varias cosas. En primer lugar, la heterogeneidad frenaba el
acceso de los medicamentos químicos a la Medicina como algo nítido, transparente y
con cierta “entidad”. En segundo lugar, se generaba una desconfianza general (tanto de
los médicos como de los que los consumían). En tercer lugar Francisco Antonio
pretendió alcanzar un consenso “entre los suyos” con el que poder alcanzar el
reconocimiento oficial, lo que supondría descalificar a los “usurpadores” que
aprovechaban la coyuntura. la expectación pública hacia estos nuevos medicamentos,
los cuales empezaban a ser bastante demandados (como hemos visto en el caso de
Alejandro Quintilio).
Antonio, que dijo haberse basado en todo un clásico para hacer su “oro”, Arnau
de Vilanova ("hoc stollis", dijo él) , se defendió diciendo que
114
Historia del oro potable
caso, se nos presenta como doctor en Medicina. Por supuesto, no podía faltar una receta
del oro potable. En la página 50 la titula "De aqua vitae seu auro potabili". Es decir,
entronca directamente con la doctrina medieval del elixir que ya dejamos expuesta
antes. Y es que, queramos nostros o no, quisieran los médicos de entonces o no, toda la
opinión que se pudiera ofrecer sobre el oro potable tiene un origen único y común.
El caso francés.
363
Ernesti, I. ,"De oleis variis arte Chymica destillatis", en Hartmanni, Johannes, P raxis Chymiatrica,
Genevae, Chouet, 1682, pp. 3-189.
364
Ernesti, I. ,"De oleis variis arte Chymica destillatis", en Hartmanni, Johannes, P raxis Chymiatrica,
Genevae, Chouet, 1682, p. 51.
365
B.N.P., ms français 1327. Agua de vida en fol. 118 y el oro potable en fol. 123.
366
B.N.P., ms français 5680.
115
Historia del oro potable
de la conveniencia que tienen con los elementos que le son próximos; uno atrae
el otro hacia si."367
Entre los espagiristas galos encontramos tan excelentes defensores del oro potable como
Brice Bauderon368, Jean Beguin369 o uno de los “padres” de la Espagiria, Jean Pierre
Fabre (m.1650), quien no tuvo reparos en afirmar que:
"La palabra quinta esencia está equivocada. Algunas veces significa toda
preparación química despejada de la grasa elemental y de las coas más gruesas.
Así, es contraria al magisterio en el cual aparece toda la sustancia del cuerpo
preparado toda vez que ha sido exaltado y purificado (…) algunas veces
significa una sustancia etérea, celeste y muy sutil, compuesta de los tres
principios de los cuerpos mixtos, disueltos, desposeídos de sus cualidades
elementales, sensibles, corruptibles y mortales, y unidas al cuerpo espiritual o
espíritu corporal."371
116
Historia del oro potable
Pedro Palmarius (1568-1610). Claro, que Palmarius se estaba debatiendo entre definirse
como médico, como paracelsista, como alquimista o como espagirista en aquellos años
de “caos”. Explicando las controversias entre Livabio (1546-1616) y Claveo Gasto
(alias “Dulco”)373, ambos alquimistas en la corte de Rodolfo II, a propósito de la previa
originada entre Paracelso y Erasto, llegó a afirmar que era ridículo pensar que el oro
potable sería merecedor de ser considerado como “universal” entre los médicos, quizás
todo un alarde de clarividencia:
“Es ridículo para la Medicina que el oro potable tenga un mérito universal.”374
Hasta Jean Saunier, a finales del siglo XVIII, quien decía hacer un oro potable
basado en la práctica de Jacques Tesson375 y en Juan Pontano376, los textos nos indican
que la situación era muy similar en la Península. Ya en el año 1617 encontramos
pequeños tratados sobre el oro potable, incluso confrontados, en un reflejo de la
polémica sobre cuál era la mejor forma de su preparación, donde se defiende la de tipo
alquímico377. Unos años después, en 1632, encontramos a un peregrino que dejó escrita
su receta para el oro potable378. Ya en la segunda mitad de siglo, las "otras" formas de
hacer el oro potable, con componentes vegetales parecen tomar la iniciativa, como
igualmente ocurriera aquí379.
A fines del siglo XVII, el oro potable podía elaborarse fácilmente, según algunas
recetas que encontramos en las Farmacopeas, como la que hiciera François Verny, un
maître apothicaire de la Universidad de Montpellier 380. Por cierto, que Verny disputó
con otro de los grandes, el ya citado médico alemán Johan Zwelfer sobre la preparación
de algunas medicinas, como fue el caso de la confección del alkermes, llegando incluso
a dirigirse públicamente con escritos de contestación.
ejemplar manejado: B.N., 3-51824. No confundir con otro alquimista llamado Michel Potier (1590-1648),
que escribió Fons chymicus, id est vera auri et argenti conficiendi ex naturalis philosophiae, Coloniae,
Constantinum Munich, 1635, y que también disertó sobre el oro potable. Edición manejada del mismo
editor, pero del año 1637: B.N., 2-15301.
373
Obras más importantes de Claveo Gasto: De triplici praesentatio ne auri et argenti, Nevers, 1592;
Recueil de M. Duclos sur la transmutation des métaux, París, 1612; Livre des sécrets de l'emperaur
Rodolphe II, París, 1612; Philosophia chemica, Lugduni, B. Penotti, 1612; Apologia chrysopoeiae et
argyropoeiae adversus Thomam Erastum authore Gastone Dulcone sive Claveo... cum nono & recenter
primium edito eiusdem authoris in fine...olim promisso... de triplici auri et argenti praeparatione,
Ursellis, Cornelius Sutorius, 1602.
374
Palmarius, P., Lapis philosophicus dogmaticorum quo paracelsista Livabius restituitar scholae
medicae parisiensi iudicium de chymicis declaratur censura in adulteria & fraudes parachymicorum
deffenditur afferto verae alchimiae honores. per. P. Palmarium, doctorem parisiensem galeno-
chymicorum, París, Davidem Dolceur, cap. XXIIII: “Ad metalla potabilia”, p. 127 del ejemplar manejado
B.N., 2-62923.
375
Tesson, J., Le gran et le excellent oeuvre des sages contenant trois traités ou dialogues du lyon vert,
du grand thèriaque et du régime, Lyon, 1775, edición manejada:, B.L., ms. 971 (900).
376
Pontano, J., De lapide philosophico, Frankfurt, Lucas Jennis, 1614.
377
Anónimo, Mélanges d'alchimie, en tête desquels sont deux lettres anonymes sur la manière de
fabriquer l'or potable, B.N.P., ms. français 17154, 123 fols., fols. 1-32.
378
Aurum potabie fratis Peregrini, B.A., ms. 2518 (172 S.A.F.), 88 fols. Nº 10, fol. 45.
379
Nostre Elie, J. M. S., De la médicine universelle; la manière de la tirer du végétable, de l'animal et du
mineral par le menstrue universel, avec la préparation de l'or potable en son prémier état... le 23 mars
1666, à París, B.N.P., ms. français 19984, 66 fols.
380
Verny, F., Pharmacopée de Bauderon, Lyon, Jean Baptiste & Nicolas de Ville, 1693, edición
manejada: B.N. 3-2291.
117
Historia del oro potable
Afortunadamente, también nos dio otros datos muy interesantes, como sus
propiedades. El oro potable así hecho era capaz de preservar los cuerpos de toda
infección, purificaba la sangre de toda impureza, corroboraba el corazón y todas las
vísceras por la temperatura que proporcionaba a nuestro húmedo radical, cosa que, fija,
retardaba la vejez. Su receta del oro potable dice así:
"L'or potable: Se pone una onza de oro limado en una cucúrbita de hierro,
vertiendo por encima cuatro onzas de espíritu de sal rectificado, con su alambique
y el recipiente bien juntos y enlutados. Se pondrá en digestión al baño María por
espacio de catorce días a fuego de primer grado. Hecha la digestión, se verá al
fondo de la cucúrbita la substancia del oro a medio consumir y fundir. Entonces se
separará por inclinación esta solución teñida en color dorado y se volverá a verter
de nuevo el espíritu de sal rectificada sobre el recipiente y se hará otra digestión
igual que la anterior. Luego se separará de nuevo el licor dorado y después se verá
al fondo de la cucúrbita una masa blanquecina, que se considera como la tierra del
oro. Se quitará esta tierra y se meterá de nuevo estas soluciones en una cucúrbita y
se les pondrá en digestión al baño María durante catorce días a fuego de primer
grado. Después se les destilará a fuego de segundo grado hasta la sequedad.
Entonces se pondrá el recipiente en el pelícano, vertiendo por encima espíritu de
vino desflemado, cuatro onzas. El orificio del vaso ha de estar bien cerrado con
vejiga de cerdo mojada, se hará digestión al baño María, a fuego de segundo
grado, o un mes en estiércol de caballo, hasta que se vea destilar por los brazos del
pelícano gotas doradas. Entonces se quitará este licor 6 se destilará por la
cucúrbita al baño María a fuego de primer grado hasta la mitad. Lo que quede será
la verdadera solución o tintura de oro, que se llama oro potable."381
Fue la propia María de Médicis quien le pidió un remedio contra el mal des
dents. No olvidemos el apego de la regente francesa a la Alquimia, quien en el año 1616
dio a Guido de Grusemburgo veinte mil escudos para trabajar en La Bastilla 384.
Castagne le respondió que tenía muchos souverains remedes y, entre otros, el oro
potable. Para que ella se fuese tratando con él, Castagne le envió une petite phiolle d'or
potable pour vous presenter, auec mes disputes en Latin (que no son sino el tratado en
381
Verny, F., Pharmacopée de Bauderon, Lyon, Jean Baptiste & Nicolas de Ville, 1693, 910-911.
382
María de Médicis ejerció de regente de Francia durante la minoría de edad de su hijo, Luis XIII, desde
1610 (cuando Luis tenía nueve años) hasta 1617, cuando su hijo, ante la sorpresa general y ya mayor de
edad, decide tomar el poder.
383
París, Charles Sevestre, 1610. Edición manejada: BHF R-5139.
384
Referencia tomada de González Amaya, A., Los alquimistas, conferencia leída en la Sociedad de
Ciencias de Málaga, el 8 de octubre de 1903, Málaga, 1903.
118
Historia del oro potable
cuestión)385. Pero nuestro padre, además, tomó la iniciativa ante aquéllos que dudaban o
negaban la posibilidad de dicho medicamento, incluso a la poderosa Sorbona, citándolos
ante la presencia de la regente:
"[…]Yo voy a discutir contra todos los que dicen que no se puede hacer
(el oro potable) y les doy pie para disputar en la presencia de Vuestra Magestad
y de los señores doctores de la sagrada Sorbona en el día y a la hora que a vos os
plazca mandar con el fin de que la verdad sea mejor conocida. Es verdad que
hay médicos de tres tipos y para que Usted como el rey vuestro hijo contando
con las mas sabios y los de primer orden que se puedan encontrar, ellos podrán
decir a Vuestra Majestad qué es esto, contra el error de los que afirman lo
contrario. Porque si los señores médicos miran al presente no tendrán nada que
decir respecto de este sujeto, el mismo del que habla Arnau de Vilanova y todos
los otros."
Alemania
385
Castagne, G. de., 11-12: A la grande Royne tres-Chrestienne, Marie de Medicis, mere du Roy, &
regent.
386
Frankfurt, Paulinum Jacobi, 1615.
387
Renodaeo, Ioseph, Dispensatorium medicum Ioan. Renodaeo medico parisiensi, quibus accessit
Io.Quercetani Pharmacopea dogmaticorum restituta, Franfurt, Paulinum Jacobi, 1615, lib. I, cap. XXIII:
"De theriaca".
388
Langius, J., Epistolas, en Bacci, A., De gemmis et lapidibus pretiosis a Wolfango Gabelchovero,
medicinae doctore & physico Calvvensi ordinario cui accessit disputatio de generatione auro in locu
subterraneis, alliusq. temperamente, Francofurti, impensis Nicolai Seteinii, 1603, p. 230 de la edición
manejada (B.N., 2-16406).
119
Historia del oro potable
Con disputas o no, el oro potable siempre estuvo rodeado de una aureola de
medicamento excelente y bueno para muchas enfermedades, al menos hasta la mitad del
siglo XVII alemán, como sabemos a través de las palabras de Ulises Aldrovandi (1522-
1605)389:
“Aurum potabile: Se traen esto con mucha estima los químicos lo que
con sus increíbles preparaciones con el oro hacen para utilidad de la
medicina.”390
Otro médico de Rodolfo II, Anselmo Boetius de Boot391, y en los mismos años
en que Alejandro Quintilio vendía su "oro potable" también se hacía eco de las
dificultades que encerraba hacer la disolución del oro, aún cuando decía guiarse por
Paracelso:
Pero estas dudas en el paso del siglo XVI al XVII por parte de los espagiristas ,
con evidentes orígenes alquímicos, siguieron, como vemos en el apartado sobre las
quintas esencias, durante todo el siglo. Sin embargo parece ser que quedó claro que la
Terapéutica y la Sanidad asumió como propio y, por qué no decirlo, exclusivo, el oro
potable, rechazando el que hicieran los idiotae chymistae393. Claro que lo que hicieron
en la Península los novatores y los “médicos racionales espagíricos”, ya lo hacían,
389
Aldrovandi estudió Matemáticas en Bolonia y Medicina en Padua. Además, profundizó en otros
campos como Botánica, mineralogía, ornitología y otros. Sus doce libros sobre Historia Natural se
publicaron entre 1600 y 1660, lo que da una idea de la vigencia de este personaje. Fundó el Jardín
botánico de bolonia en el año 1568, contribuyendo decisivamente en el desarrollo de la Farmacología en
dicha ciudad. También fue admitido allí en el Colegio de Doctores, además de ser profesor de Lógica en
la Universidad. Entre los años 1556 y 1557 llegó a ser profesor de "Historia de Simples". Mattirolo, O.,
La letere di Ulisse Aldrovandi a Francesco I e Ferdinando I, Memorie della Reala Accademia delle
Scienze di Torino, 54 (1904), 353-401; Frati, L., Intorno alla vita e alle opere di Ulisse Aldrovandi,
Bolonia, 1907; Capparoni, P., Profili bio.bibliografici di medici e naturalisti celebri italiani dal sec. XV
al sec. XVII, Roma, 1925-1928, 2 vols., I, 17-19.
390
Aldrovandi, U., Ulysiis Aldrovandi philosophi et medici Musaeum Metallicum in libro III distributum,
Bononiae, Io. Baptista Ferronij, 1648. Ejemplar manejado: BGP, A-96.
391
Anselmus Boetius de Boodt nació y murió en Brujas (1550-1632), aristócrata católico y estudiante de
Derecho en Lovaina y de Medicina en Heildelberg, de donde recibió enseñanzas de Tomás Erastus,
graduándose posteriormente en Padua. Desde 1583 vivió en Bohemia como físico de Guillermo de
Rosenberg, el burgrave de Praga. Al año siguiente, y hasta 1612 estuvo en la Corte de Rodolfo II, quien
dijo que era uno de sus alquimistas. Sin embargo este extremo no se puede confirmar, aunque en su
Gemarum et lapidum historia enumeró unos 600 minerales que observó directamente, además de
describir sus propiedades y aplicaciones médicas. Jaeger, F. M., Anselmus Boetius de Boot, en VVAA,
Historische Studien. Bijgraden tot de kenns van de geschiedenis der wetenschappen in Nederlanden,
Groningen, 1919, 99-149; Delepierre, O., Anselmus B. de Boot, Biographie des hommes remarquables
de la Flandre occidentales, 1 (1843-44), 31-35; Heller, J. E., Anselmus Boetius de Boodt als
Wissenschafter und Naturphilosoph, Archeion, 15 (1933), 348-368.
392
Boetius de Boot, A., Pomarum et lapidum historia: qua non solum ortus, natura, vis et precium, sed
etiam modus quo seiis, olea, salia, tincturae, essentiae, areana et magisteria arte chymica esufici,
oftenditur, Havnoviae, Heredos Ioannis Aubri, 1609, 27. Edición manejada: B.N., 2-52041.
393
Expresión extraída de Wecker, J.J., De secretis, 1598, libro X “De secretis metallorum”, p. 340 del
ejemplar B.N., 2-41590.
120
Historia del oro potable
primero los paracelsistas y luego los espagiristas. Todos decían cómo se preparaba,
aunque fueron estos últimos los que más seguros estaban de su elaboración ya entrado el
siglo XVII y calmadas, momentáneamente, las controversias, ejemplo que vemos en el
galo David de Planiscampy (1585-1644), médico y cirujano de Luis XIII394.
No obstante debemos reparar en un dato curioso que nos hace pensar en que el
origen del problema del oro potable nace desde el mismo momento en que la Medicina
dio, en las postrimerías de la Edad Media, con los postulados islámicos395. Pensábamos
que el empuje paracelsiano recalado entre los espagiristas avivó las dudas sobre su
composición, al discutir puntos de vista diferentes (médicos o alquímicos). Pero resulta
que ni el mismo Paracelso fue original en la elaboración de su “oro potable” y hubo
médicos que ya lo hacían de la misma manera que él en unos años inmediatamente
anteriores, como Andernacus396, en quien se fijó el primero para proponer el suyo. Y,
aún más, Andernacus se fijó en las ideas que propusiera Miguel Psello, hermetista
heleno alto-medieval. Debemos dar las gracias para poder comprobar tal cosa a Juan
Jacobo Wecker (1528-1586), quien nos presentó ambas formas de hacer el oro potable a
fines del siglo XVI397.
Su Libro de secretos, editado por primera vez en el año 1598, tuvo una enorme
fama, y sería publicado varias veces a lo largo de la Edad Moderna, hasta la edición del
año 1750. Al parecer, Wecker culminó una tradición sobre los libros de secretos,
estudiada actualmente por William Eamon, que tuvo su auge en el siglo XVI. Este tipo
de libros era una colección de recetas, muchas de ellas sin ningún valor terapéutico,
pero todas ellas tremendamente curiosas. Desde cómo emblanquecer los dientes, a cocer
un huevo sin agua, encontramos recetas para cualquier cosa. No podía faltar la del oro
potable, recogida, según el texto, de Paracelso. Como otras muchas, realiza una
cementación capa sobre capa. Esta operación era muy conocida y usada en su tiempo, se
le llamaba stratum super stratum y, en algunos libros de Alquimia aparece como S.S.S.
Estas tres letras tenían un significado más conocido: Stellato sedet solio, que quiere
decir, el que se sienta sobre la silla estrellada, en referencia a los papas. La operación
S.S.S. se realizaba, principalmente, para purgar el oro con el antimonio. Sin embargo,
Juan Jacobo Wecker recoge la que hace la "cementación", como también se conocía,
con placas, o láminas, de plomo, como se puede ver en la receta:
121
Historia del oro potable
muy sutil. Después sobre el polvo limpio, o sea, la cal limpia, echa tanto espíritu
de vino que sobresalga como seis dedos, y sin que nunca tu vaso está cubierto
perfectamente, ponlo en agua templada, o baño María, durante veinte o treinta
días. Entonces un licor rojo queda en el fondo del vaso como un polvo puro y
brillante y se separa del espíritu de vino lentamente del baño un licor de oro
rojizo por la tapadera de la ampolla de cristal. Por último este mismo licor de oro
extraído siempre se puede elevar al mayor grado, esto es, debes repetir cinco
veces en una ampolla encorvada (que llaman retorta): y entonces se dice que
tienes absolutamente preparada la quinta esencia de oro, el mayor misterio de los
alquimistas."398
Además, lo único novedoso resulta ser que hay polémica, y que esta nace no ya
de las diferentes formas de elaboración, sino del uso instrumental que se dio a las
mismas para provocar que la distancia entre Alquimia, Terapéutica y Sanidad se
acortase, labor hecha efectiva con los espagiristas. Antes que ellos, vemos que también
hubo muchas formas de elaboración, pero que las disputas no eran tan llamativas. Así,
Antonius Fumanellis, a mediados del siglo XVI, ya proponía hasta siete formas distintas
de hacerlo, todas por destilación de metales y escogidas entre “vires infinitae & ultra
compositiones”399. Por cierto que si Fumanellis fue un médico que renegó de la
Alquimia ya por esos años400, ¿quiénes eran entonces los espagiristas?. Importante
figura la de este médico que podemos tomar como uno de los primeros en intentar
distinguir entre el ars chymica y el ars chymistica.
La presencia de las ideas de Paracelso puede ser constatada hasta bien entrado el
siglo XVIII, tanto en Europa cono en la Península. Por ejemplo, los médicos Sanz de
Dios, Baguer Oliver y Virrey Mange pueden ser considerados paracelsistas en dicho
siglo en tanto que interpretaron la enfermedad como resultado de las anomalías
suscitadas en la fermentación interna del organismo 401. De otro lado ya hemos dejado
asentado que entre los espagiristas hubo un distanciamiento formal entre sus
predecesores, los paracelsistas, aunque ambos hablaran tanto de los medicamentos
vulgares frente a los químicos.
122
Historia del oro potable
prácticas que las más veces pertenecieron al ámbito de los boticarios y los destiladores.
En este sentido, los galenistas, más dados a elucubraciones mentales que a experimentos
prácticos, estaban en desventaja aparente. La forma de defenderse de estos últimos ante
las nuevas evidencias terapéuticas era mediante el uso instrumental de sus cuestiones de
dogma. He aquí lo más interesante: tanto los paracelsistas como los espagiristas, sin
abandonar nunca sus propuestas, resultaron ser capaces de exponer todo un nuevo
sistema médico, con sus propios dogmas. Esto posibilitó un campo común de diálogo, el
teórico, ya que en el práctico, como hemos dicho, la desventaja corría a cargo de los
galenistas. Y el desarrollo de este diálogo, que más tarde inundaría también el campo
práctico, resulta ser todo un proceso que, en resumidas cuentas, es la historia de la
Terapéutica y la Sanidad en el siglo y medio que va desde el año 1550 hasta el año
1700.
402
Hemos tomado como referencia las ideas contenidas en Pumfrey, Stephen, The Spagyric Art: Or, The
Impossible Work of Separating Pure from impure paracelsianism: a historiographycal analysis, en Grell,
Ole Peter (ed), Paracelsus: the man and his reputation, his ideas and their transformation, Leiden, Brill,
1998, 21-52.
403
Rees, G., "Francis Bacon's Semi-Paracelsian-Cosmology", Ambix, 22 (1975), 81-101.
404
Pagel, W., Van Helmont's concept of Disease-To Be or no to Be? The influence of Paracelsus, Bulletin
of History of Medecine, 1972 (46), 419-454.
405
Este respecto: Breger, Herbert, The paracelsians. Nature and character, en Grell, Ole Peter (ed),
Paracelsus: the man and his reputation, his ideas and their transformation, Leiden, Brill, 1998, 101-118.
406
Debus, Allen G., The french paracelsians: the chemical callenge to medical and scientific tradition in
early modern France, Cambridge, 1991, 70.
123
Historia del oro potable
En Centroeuropa y durante la segunda mitad del siglo XVII aún se discutía cuál
era la mejor forma de hacer el oro potable, o mejor dicho, cuál era la correcta. Johan
Rudolf Glauber (1604-1667) incluso editó todo un tratado al respecto, también conocido
en España a los pocos años de su publicación. En él, la cuestión principal es prevenir a
la Medicina de las falsas preparaciones de diversos oros potables que circulaban por
entonces, señalando la que él consideraba la mejor 407. La Península no se libró de ello, y
también Angel Buenaventura (O.F.M.), un pseudo alquimista, quiso aclarar la cuestión,
ofreciendo una receta sobre cómo hacer el oro potable falso en el año 1692:
"Oro potable falso: tomar oro en hojas, dos partes de cinabrio, moler con
sal, quitar con fuego el cinabrio, quitar la sal con agua, y asi tres veces. Luego se
mezcla el oro con sal armoniaco, antimonio y azogue y se destila al fuego y
duplicando siete veces, entonces el oro se destila en forma de aceite rojo, pero
este licor aureo, si se derrite al fuego con nitro y borax, se vuelve duro, en su
estado natural."408
Como vemos, sea quien sea el que hablaba del oro potable, estuviera hecho por
médicos, por paracelsistas o por espagiristas, este medicamento siempre estuvo en una
estima muy elevada. Comparando los años en que Alejandro Quintilio desarrolló su
trabajo, según el memorial, la situación peninsular no era muy diferente de la del resto
de Europa. Pero el hecho de que tengamos conocimiento de esto en España, con un
medicamento hecho a base de oro y según procedimientos alquímicos también nos viene
a significar que la Alquimia de estos años ocupaba un lugar “demasiado” destacado en
la Terapéutica y la Sanidad, que no era un recurso (aunque en ocasiones no se acudía a
ella en primera instancia) y que muchas personas, ya sean pertenecientes a la elite o
entre las más populares conocían y alababan un medicamento de confección
nítidamente alquímica. Incluso se puede afirmar que su alta consideración y el
mantenimiento en una situación “distinguida” pudiera verse ayudada por toda la serie de
polémicas existentes, que no hicieron sino fomentar entre la gente sus cualidades
excelentes, según los testimonios. De hecho, nadie de los que aquí se han citado dudó
nunca de ello, si acaso, de su correcta elaboración. Si se atacaba algo no era el oro
potable, sino quién lo hacía.
124
Historia del oro potable
estos médicos químicos una segunda distinción; hemos dividido a este grupo en dos
partes, siendo la segunda la que hemos llamado químico-médicos, que ya explicaremos
en su lugar. La diferencia, digámoslo ya, consiste en que su afán principal era la
investigación en laboratorio, frente a la secundaria que era el conocimiento de los
remedios de la enfermedad, cuestión que se vuelve inversa en los médico-químicos.
Para estos últimos primaba el estudio del desarrollo de la enfermedad frente al remedio
aplicado, que, dicho sea de paso, siempre era de tipo químico o el elaborado con
técnicas separatorias o espagiristas. El ejemplo más claro es el de aquéllos que se
dieron en aplicar la quina. Algunos de ellos, incluso, tuvieron un adelantado
conocimiento de las fiebres tercianas, e imaginaron, ya que no podía ser de otra forma,
cómo era producida la enfermedad y cómo se desarrollaba, sin tener medios materiales
para ello. Todo un alarde que analizaremos más abajo.
Pero no pesemos que las distancias y las definiciones son tan claras. Al lado de todos
estos personajes hubo médicos que, bien por desconocimiento, o por lo contrario,
trataban del oro bajo unas coordenadas filosóficas dignas de atención. En el año 1603, el
médico italiano Andrea Bacci, quien se llamaba a sí mismo "filósofo médico" editó una
disertación sobre la generación del oro. Entre las personas y personajes que se basó para
realizarlos, recogiendo sus opiniones, estaban desde Hermes Trismegisto hasta el
médico valenciano Miguel Juan Pascual. Su teoría es plenamente seguidora de
Aristóteles. Dice que está hecho de tierra y agua y que está cargado de calor interno,
125
Historia del oro potable
algo que no le impide a este metal servir como "refrigerante" si es colocado en forma de
una lámina bajo la lengua, como muy bien nos indica este autor. También recoge la
opinión de varios expertos en química, según nos dice, para hacerse eco del auge el oro
potable en su tiempo, algo que acepta sin mayores reparos. Es más, diríase que Bacci ha
hecho todo el alegato anterior sobre la generación del oro y su uso en la Medicina para
la verificación de la vigencia e importancia del oro potable en la Medicina. Como él,
otros muchos médicos, incluían el oro potable entre los medicamentos en uso, aunque
no de forma tan llamativa como los espagiristas. Este hecho lo vemos como un éxito de
los defensores de la Medicina química, ya que la "normalidad" en el tratamiento del oro
potable lleva aparejada su aceptación sin más, justo lo que deseaban muchos. Ahí
tenemos el ejemplo del alemán Ioannes Langui. Como el anterior y en las mismas
fechas, editó otra disertación sobre los usos medicinales del oro (incluyendo en este
caso también a la plata). Entre parabienes a Hermes y a los sacerdotes egipcios, y sin
olvidarse de Galeno, trata de una forma absolutamente normal al oro potable como
medicamento.
Aún a mediados del siglo XVII, se le seguía considerando al oro propiedades para curar
muchas afecciones, y se decía que era una medicamento verdaderamente salutífero. No
es necesario recurrir para confirmar esto a autores de esos años. Los textos de
Quercetano se seguían publicando por entonces409. Recordemos lo que decía, aparte de
que era muy bueno para curar la lepra y para las úlceras cancerosas:
"Pero del oro, los químicos extraen la verdadera tintura […] la cual se puede
tranferir facilmente por las venas al corazón"410
Ya hemos podido ver que se pensaba tanto en el oro potable como en la idea de una
Medicina universal. De pronto, todo era universalidad, unidad, pansofía, homogeneidad.
Esta idea de unidad que se vistió con ropas de Alquimia, de química y de Medicina a
mediados del siglo XVII, contó con adornos venidos de un mago isabelino llamado
John Dee, que defendió el monadismo, como eje fundamental del funcionamiento no ya
del Universo, sino de la realidad. Aunque esto lo hiciera a mediados del siglo anterior,
el XVI, los rosacruces recogieron el testigo, lo asimilaron a su modo y lo expandieron
por toda Europa. No crean ustedes que se acaba así la cosa, no. Unos años más tarde, en
la Royal Society se divagaba sobre la idea de un lenguaje universal. Digo esto porque
algunos de los que participaron en esto, también estaban implicados tanto en la idea de
universalidad, tanto de soluciones a la enfermedad como en general. Curioso ¿no?
409
Qvercetano, Gioseffo, Tratatto della preparatioe spagirica, Venetia, 1655.
410
Qvercetano, Gioseffo, Tratatto della preparatioe spagirica, Venetia, 1655, 229-230
126
Historia del oro potable
127
Historia del oro potable
van Helmont", como fue conocida, estaba basada en dos puntos. Por un lado el secreto
de su Alkaest y, por otro, la forma de volatilizar los alcális. Antes de seguir, hemos de
aclarar que van Helmont llamó alcali a la sal que quedaba en forma de residuo tras la
calcinación de la plantas, es decir, de procedencia vegetal. En realidad se estaba
proponiendo un nuevo método para la preparación de medicamentos, en contra de los
galenistas. Tanto van Helmont, como Starkey, que empezó a estudiar química el mismo
año en que murió el primero, en 1644, como Le Pelletier afirmaron que los alcalis son
"las sales hechas de vegetales combustibles fijadas por medio del fuego". Por supuesto
que ya se conocían las sales de los calcinados vegetales. Pero lo que no se aceptaba era
que, al ser considerado esto como un "principio seminal" y, por tanto, incorruptibles,
como se solía admitir generalmente, pudieran ser volatilizadas. Pues sí, van Helmont y
Starkey volatilizaban la sal-residuo de los vegetales y, de paso, atacaron a los que
defendieron antes lo contrario, como Quercetano. He aquí una polémica pocas veces
estudiada. Serán este tipo de polémicas las que abunden desde la segunda mitad del
siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo siguiente, con Boerhhave y otros.
par l'Alcaest, Rouen, Guillaume Behourt, 1706 (edición conjunta editada en el mismo año en París por
Laurent d'Houry).
412
Peletier, Jean le, Le Pyrotechnie de Starkey, ou l'Art de volatiliser les alcalis selon les préceptes de
Van Helmont, & la préparation des remédes succedanées, ou aprochans de ceux que l'on peut preparer
par l'Alcaest, Rouen, Guillaume Behourt, 1706 (edición conjunta editada en el mismo año en París por
Laurent d'Houry), pp. 84-85.
128
Historia del oro potable
Don Nicolás
129
Historia del oro potable
aunque las medicinas sean de las ingratas, violentas y peligrosas, los Chimicos
hazen que se reduzcan a remedios benignos y utiles, gustosos y seguros.415
Lémery se quiso distanciar de los alquimistas mediante el ejercicio más común que se
puede hacer: desprestigiándolos en sus escritos. De esta forma se situaba en un nivel de
modernidad que, pasados los siglos, podemos ver que no era tal, sino otra posición en la
misma arena, o en la misma escena:
"El oro potable, que tanto alaban, y venden tan caro, es ordinariamente una
tintura de vegetales, o de minerales, cuyo color se asimila al del oro, y haciendo
esta tintura con un menstruo espirituoso, hace algunas veces sudar. No se deja de
atribuir este efecto al oro, pero lo más cierto es que no le ha dado tal virtud. Este
modo de engañar es uno de los que menos les sucede, porque en materia de
remedios, se admite con facilidad por los crédulos, y en particular cuando se
habla de un remedio universal, que quieren que sea el oro potable.[…] Se juzga
que el oro tomado por la boca es un gran cordial, porque los Astrólogos aseguran
que él recibe las influencias del sol, que es como el corazón del mundo; y que
éste, comunicándose al corazón, lo fortifica y lo pura de todo lo que estaba en él
impuro, de donde nace que se han inventado una gran cantidad de operaciones
para procurar desunir radicalmente este metal, y para separar de él su azufre y
sal. Antes se ha llamado esta operación oro potable, porque esta sal o este azufre,
disolviéndose en cualquier licor, se podrá tomar en forma de bebida. Y como
este oro potable está en estado para distribuirse por todas las partes del cuerpo,
se juzga que desecha tan perfectamente todo lo que interrumpe la naturaleza en
sus operaciones, que librará al que lo hubiese tomado de enfermedades por
mucho tiempo, y que prolongará la vida".
Cualquiera diría que Lémery es un científico con perfecto uso de la razón ¿verdad? Pues
no. Él sigue pensando en el mercurio, el azufre y la sal, como acabamos de comprobar.
Su maestro, además, fue Johan Christopher Glasser417, conocedor perfecto de las ideas
alquímicas. Y, por supuesto, no iba a ser Lémery quien negase al oro propiedades
terapéuticas, faltaría más:
"Aunque yo haya dicho que el oro, siendo tomado sólo por la boca, no trajese
mutación alguna para la Sanidad, yo juzgo que muchas preparaciones de oro,
hechas con espíritus, son provechosas, porque estos espíritus le dan ciertas
determinaciones, según su naturaleza, y le hacen obrar. Yo daré un ejemplo en el
oro fulminante.[…] El oro fulminante mueve el sudor, y desecha los malos
humores por transpiración. Se puede dar en las viruelas de dos granos hasta seis
415
416 Beinza, Matías, Discurso sobre los polvos universales purgantes, Bayona, Antonio Fauvet, 1680, 55.
Joly, Bernard, El desarrollo de los cursos de química en la Francia del siglo XVII, 60.
417
Glasser, J. Ch., Traité de Chimie, París, 1663.
130
Historia del oro potable
Curioso esto del mercurio. Su afinidad con el oro nunca se perdió de vista tanto
en la Alquimia como en la Medicina. Para los defensores de la modernidad lemeriana,
no podemos olvidar que en muchas ocasiones se expresó en términos completamente
químicos, como cuandodecía que "el oro es un remedio muy bueno para los que han
tomado gran cantidad de mercurio, porque estos dos metales se ligan fácilmente, y
porque en esta unión, o amalgama, el mercurio se fija y se interrumpe su movimiento.
Esto es lo que se observa en los que an tomado unciones mercuriales, porque si tiene un
pedazo de oro en la boca algún tiempo, se vuelve blanco por el vapor del mercurio".
418
Jolly, B., 61.
419
Glaubero, J. R., Tractatus de Medicina universali, sive auro potabili vero, Amstelodami, Joannem
Janssonium, 1658.
131
Historia del oro potable
132
Historia del oro potable
En los años finales del siglo XVII asistimos a un auténtico alud de manifestaciones
sobre el oro potable, semejante a la dada durante los primeros años de dicho siglo,
aunque, naturalmente, con algunas diferencias. Entre ellas, cabe destacar que ya no se
discuten las mismas cosas que entonces, ya no hace falta establecer que el oro potable es
bueno o no para la Medicina, ni discutir sobre su origen. Ahora asistimos a una
reconsideración no de los marcos conceptuales del oro potable, sino a cuál es la forma
mejor y más rápida, diría yo, de hacerlo. Tampoco se sigue discutiendo sobre sus
propiedades que, aunque matizadas, como veremos, nunca dejaron der ser altamente
consideradas.
El atractivo de la alquimia y del oro potable no decae entre la élite dirigente a las alturas
de los años finales del siglo XVII. Uno de sus componentes, Federico I de Sajonia, que
reinará entre 1674 y 1691, se dedicó quizás con demasiado ahínco a la búsqueda de la
Piedra Filosofal. Llegó a acuñar monedas conmemorativas de supuestas
transmutaciones y como recuerdo de su pasión. A él le dedicó Baro Urbigerus sus
Aforismos, en el año 1685. Son en total ciento uno, breves, concisos, explícitos y
misteriosos a la vez. Oculta muy bien cómo se elabora la Piedra Filosofal, pero las
operaciones que describe son bastante inteligibles. En el texto encontramos una de las
pocas veces en que un alquimista se expresa respecto de la práctica seguida por los
médicos, ya que lo habitual era que los médicos, desde la mentalidad de su disciplina,
emitieran constantemente opiniones sobre la validez de los procedimientos alquímicos.
Urbiger, o Urbigerus nos sorprende, porque, aún siendo alquimista, refleja el pujante
momento del neo-atomismo democritano que campeó por estos años en toda Europa:
"Aforismo 33: Este aceite rojo penetra con su vapor las partes más pequeñas de
todos los metales y principalmente el oro, de la disolución de la cual se puede
sacar fácilmente su tintura roja o su esencia por medio de espíritu de vino
perfectamente rectificado, y hacerlo pasar por del alambique, consituyendo en
verdad un gran medicamento para el cuerpo humano.
Aforismo 34: Se puede igualmente sacar del caput mortuum ya mencionado una
tintura rojo sangre de excelente virtud por medio de espíritu de vino
perfectamente rectificado; si acaso el caput mortuum llega a ser mezclado un
poco por accidente con el azufre interno de nuestra agua mercurial y con aceite
rojo, será reducida por evaporación esta tintura a la forma de ceniza, después si
se embebe y digiere filosóficamente enseguida podréis operar con ella la
curación rápida y discreta de toda clase de enfermedades, para gran asombro de
todos los galenistas y químicos vulgares, porque esta es una de la mejores
medicinas después del gran elixir."
133
Historia del oro potable
Muchos de los remedios llamados oro potable vienen de médicos, como ya hemos
podido comprobar. Un caso curioso es el de Carlo Lancilloti, autocalificado como
médico-chimico, de Módena (Italia). En su obra Guida alla chimica (Venecia, 1698)
nos da una fórmula del oro potable. Justifica la publicación de un libro de Medicina
química "viendo el gran progreso que se saca de la muy noble arte chimica, por los
célebres remedios que, por medio de los cuerpos mixtos, se sacan extrayendo y
separando lo puro de lo impuro, que escapa a la calidad de lo corruptible":
134
Historia del oro potable
comunicación entre los diversos componentes era bastante fluida y las publicaciones
abundaban, alcanzando unos niveles en el número de ediciones bastante importantes.
Ettmüller dice que
"Algunos pretenden sublimar el oro con espíritu de hollín, pero es una operación
que nadie entiende. Paracelso pide dos condiciones en las tinturas de oro. La
primera es que el oro haya sido volatilizado, ya que si no, no se podrá hacer
nunca la reducción. La segunda es después de haberlo volatilizado se a
transforma en oro potable con espíritu de vino. Es cierto que el espíritu de vino
anima por medio de una sal urinosa volátil, o por cuerno de ciervo, que es un
menstruo capaz de disolver y de extraerlo, o de preparar el crocus (polvo rojo o
azufre) del Sol del cual se puede a continuación hacer el oro potable. Y es así
como el Doctor Hagevald compuso su tintura solar, tras haber calcinado el oro
con azufre."
Hacia 1680 existía un ambiente que podríamos definir de caos en cuanto al oro potable
se refiere es hora ya de parar en este recorrido y reflexionar sobre el estado de la
situación. Parece claro que las preparaciones a las que llamaron oro potable varían
mucho de unas a otras. Estas variaciones afectan a distintos aspectos, según prestemos
atención a los componentes y al modo de elaboración. Es decir: cómo y con qué se
hacía. Lo que sí es común es que este medicamento siempre fue visto como eso, como
un medicamento. Es el resultado de una serie de operaciones llevadas a cabo con el
objetivo de administrarlas en el cuerpo humano para mejorar o conseguir la salud. Esto
es otra cosa que nunca cambió. Como medicamento, sean cuales fueren sus
componentes y la forma de hacerlo, se consideraba como el mejor, o uno de los mejores.
Lo que sí apreciamos, en cuanto a los componentes, es la existencia de cuatro tipos
distintos:
El oro potable elaborado con oro más algún metal y/o mineral
El oro potable elaborado con oro más algún componente vegetal o animal
El oro potable elaborado con sólo metales o minerales
El oro potable elaborado con sólo algún o algunos componentes vegetales o animales.
En el año 1682 salía publicado en Italia un curso químico, como le llamó el autor,
Francesco Aggravi, de Siena, bajo el título de Protolume Chimico420. Aunque hay en las
páginas iniciales aprobaciones y alabanzas de algunos médicos, como el del médico
romano Florio Flori, Francesco es un seguidor de Paracelso, considera a la materia en su
triple división clásica alquimista, alaba a la Alquimia y no tiene ningún reparo en
mencionar tanto a Basilio Valentín, como a Rupescissa. Es más, presentó su "curso
químico" como un resumen del "arte filosofal espagírico" emanado directamente "della
Mosaica archiatria medica". Es decir, remonta el origen a un tiempo en que, según él, no
se discernía entre Medicina y Alquimia, como un deseo de lo que desearía que fuera en
sus días. En general, define a la quinta esencia como "un cuerpo tenuísimo, que casi no
420
Aggravi, F., Protolume Chimico Echeggiante, Venecia, Abbondio Menaflogio, 1682.
135
Historia del oro potable
es cuerpo"421 y, por supuesto, da su propia receta de la del oro. Pero si nosotros podemos
hacer las distinciones, parece que muchos de su tiempo, incluido él mismo, no. Así, se
queja diciendo "cuántos han leído y releído a los escritos que han descrito en
voluminosos libros sobre el oro potable con la intención de llegar al fondo y lejos en
esta cuestión, equivocándose en la esencia con discrepancias". Vaya, parece que hay
alguien dispuesto a aclararnos las cosas. En principio tiene todo a su favor: ha leído
textos de Alquimia, desea unificar esta disciplina con la Medicina, es seguidor de
Paracelso y nos habla del mercurio, del azufre y de la sal. Pero nuestra ilusión se
derrumba cuando vemos que, para elaborar la tintura del oro, se vale de agua de miel
destilada y mercurio sublimado422. Curioso esto del agua de miel destilada que también
usa para la preparación de la quinta esencia de oro.
También llama la atención que usa el mismo método, muy conocido por otra parte, que
usara el médico francés Moises Charas (1618-1698) en su Pharmacope Regia chimica423
(Ginebra, 1684), todo un manual de farmacología química de fines del siglo XVII. En
este texto nos habla de varias formas de purgar el oro. De entre los que nos describe, el
más usado fue el de la depuración del oro por cimentación con antimonio, aunque
también dice cómo purgar de las impurezas al oro mediante el mercurio y mediante el
plomo. Por cierto que Charas aún ponía de excusas para la publicación de su
Farmacopea la "íntima necesidad que hay entre la Farmacia Galénica y la Farmacia
Química de una colaboración perpetua", ya que la última, al no seguir las doctrinas
galénicas, la complementa en tanto que "versa" sobre los reinos vegetal, animal y
mineral. Por supuesto, Charas no reniega de las ideas ancestrales, cuando dice que,
generalmente se acepta que el oro obtiene su dominio del Sol. Su preparación del oro
fulminante, mediante la imersión de limaduras del mismo en agua regia, además de usar
el tártaro y el espíritu volátil de la sal armoníaca, le aleja de la Alquimia convencional y
le sitúa dentro de los médico químicos, el grupo dominante en estas fechas finales del
siglo XVII, que no dudaba en usar corrosivos. También, como los de su grupo, realiza
una detallada exposición basada en la propia experiencia.
Su tintura del oro, partiendo de los principios de la sal, azufre y mercurio, está apoyada
en el uso de espírirtu de vino alcoholizado, sal de orina en la parte inicial; y en el uso de
espíritu de vino muy rectificado al fnal. Sus propiedades son las de confortar el corazón,
actuar sobre el cerebro, gracias al principio húmedo del oro potable, y restaurar el calor
corporal nativo, además de restaurar y robustecer las demás partes del cuerpo. Hay que
destacar que Charas está al día de la situación, ya que cita otras preparaciones como la
de Gruelingius y, con especial interés, la que diera Joel Langelotius a la alemana
Academia de los Curiosos de la Naturaleza en 1672.
En las postrimerías del siglo XVII una figura aprece reslumbrante. En realidad lleva
varios años viendo como tiene reconocida una autoridad prácticamente irrebatible. Y,
además, a nivel auropeo. Estamos hablando de Robert Boyle (1626-1691). Muy
adinerado, es visto como el paladín de la reforma del pensamiento y la metodología
científica que ya se encaminaba directamente a la ciencia más cercana a a nuestra. En su
famoso libro El químico escéptico marca un hito decisivo en la Historia de la alquimia y
de la Química al bifurcar entre quienes profesaban una filosofía hermética y lo que
deseaban avanzar por la senda operativa de la experimentación. ¿Quiere esto decir que
421
Aggravi, F., oc, 285.
422
Aggravi, F., oc, 234.
423
Charas, M., Pharmacopea Regia Chymica, Genevae, Joannis Ludovici Du-Four, 1684, 284-300.
136
Historia del oro potable
Aunque ya los hemos citado antes en varias ocasiones, es ahora el momento de ocuparse
de ellos de forma más amplia y concreta. Los así llamados son dos cosas. De un lado es
el nombre dado por la Historiografía española de la Ciencia a un grupo de personas; de
otro es como a finales del siglo XVII se denominaban a otro grupo. Ambos, como
podemos adivinar, no estaban compuestos por los mismos. En cualquier caso su
existencia es el testimonio de algo que atañe muy directamente al contenido de estas
páginas y a la idea del oro potable. La aceleración de publicaciones emanadas de las
prácticas en el laboratorio durante las décadas centrales del siglo XVII, el enconamiento
en la defensa de los medicamentos químicos, el estado de saturación de opiniones sobre
qué es la materia, sobre su unidad y, en definitiva, la necesidad de determinar de forma
sólida y duradera el papel de la idea de quinta esencia y, por extensión, del oro potable,
causó una encrucijada que necesitaba ser resuelta definitivamente.
424
Estas cuestiones están tratadas en el libro de Lawrence M. Principe, The Aspiring Adept. Robert Boyle
and his alchemical quest, New Jersey, Princeton Universiy Press, 1998.
425
Boyle, R., Excellence of Theology, Comprar’d with Natural Philosophy, Londres, 1674, 134.
426
Principe, M. Lawrence, The Aspiring Adept…, 143.
427
Modo de realizar operaciones alquímicas muy poco conocido.
428
Edición manejada: Kerkringius, Th., Commentarius In Currum Triunphalem Antimonii, Amstelodami,
A. Frisius, 1671. No confundir con Theodor Kerckring (1640-1693) que investigó la osteogénesis
137
Historia del oro potable
Desde 1680 destaca el hecho de que se confunde bastante el concepto de quinta esencia
con el de oro potable, si es que alguna vez ha estado nítidamente separado.
Concretamente en la cuestión de la quinta esencia fue el determinar cuáles eran los
componentes de la materia, los conocidos como mercurio, azufre y sal. Eran conocidos
sin problemas entre los alquimistas y “aledaños”, pero incluso esto fue causa de
discusiones por parte de los médicos racionales anti-novatores. Y, para mayor
confusión, los primeros también aceptaban tal composición hasta en el cuerpo humano:
“El fin único de esta quinta essentia , ò Agua de la Vida (ya que como
principal escopo se reducen todos sus usos) es corroborar, y confortar la virtud
vital, fortalecer el temperamento del coraçon y mantenelle en firme, y durable
vigor, prestando materia excelentemente dispuesta, para que la convierta en
espíritu vital, que es el que llaman balsamo de la vida, en que essencialmente
residen el sulphur caeleste de la vida, como agente, que es el calor, y el
mercurio, vegetable que es el humido radical, y primigenio”.430
¿Pero qué decían los médicos seguidores de la alquimia sobre la quinta esencia
para que se generase tal discusión? Pues que del vino no puede salir nada con carácter
“universal”, cualidad que sí tenía la quinta esencia que ellos preparaban: la quinta
esencia universal. El vino, para ellos, es una materia elementada, resultado de un
proceso con varias fase bien definidas, hasta siete para llegar al espíritu de vino
rectificado:
Generación de la vid.
Alimento de la vid.
Llegada del fruto: uvas.
Elaboración del mosto.
Fermentación: vino
Destilación: espíritu de vino
Rectificación: espíritu de vino rectificado.
429
Para los objetivos necesarios aquí y por la bibliografía aportada: LÓPEZ PIÑERO, JOSÉ MARÍA,
"Juan de Cabriada y la yatroquímica de los novatores de finales del siglo XVII" y LÓPEZ PÉREZ,
MIGUEL y REY BUENO, MAR, "La instrumentalización de la espagiria en el proceso de renovación:
las polémicas sobre medicamentos químicos", en VVAA, Los Hijos de Hermes: Alquimia y espagiria en
la terapéutica moderna española, Madrid, Corona Borealis, 2001, 189-239 y 279-346 respectivamente.
430
Delgado de Vera, J., Defensa, y Respuesta justa, y verdadera, de la Medicina racional, y philosophica,
profanada de las imposturas de la Chimica, introductora de el remedio univresal, y agua de la vida de
Alderete. Contra... Luis Amigo y Beltran... que la defiende, Madrid, Antonio Román, 1687, 113.
138
Historia del oro potable
Para ellos, la quinta esencia verdadera contiene la primera materia de todos los
mixtos, común a todos los reinos, ya sea el vegetal, mineral o animal, y capaz, también
de adquirir cualquier forma. Así, que se otorgue a la de origen vegetal tal nombre en
exclusiva era para ellos un error, porque también se puede obtener de los animales y de
los minerales. En cambio, sus opositores sólo creían en la vegetal como medicamento
excelso y, especialmente, en la obtenida con la rectificación del espíritu del vino. La
sutilidad de las discusiones alcanzaban unos grados tales que resulta difícil discernir
claramente qué era lo que realmente se discutía. Para los alquimistas la quinta esencia
era elementante. Esta propiedad la tiene el caos primigenio, la raíz del mixto, el agua
primigenia, la materia primera, etc. y, por ella, se consigue “algo” elementado. Esto
último es, por ejemplo, el espíritu de vino rectificado. En Alquimia se usan otros
nombres para estas cuestiones, tales como natura naturans o natura naturata. Otra
diferencia entre ambos “oros potables” o quintas esencias es que los seguidores de
Paracelso la obtenían de una “tierra metálica” muy destilada y circulada, nada que ver
con las de los médicos racionales peninsulares de fines del siglo XVII.
“No se condenen por falsos o superfluos, ni los Autores, ni los Libros, ni los
Remedios Chymicos, quando es cierto que la subtilissima Arte Espagirica , ò
Chymica Racional, ha ilustrado en gran manera a aquella parte de la Medicina
therapeutica, que se llama Pharmaceutica, y ha enriquecido de remedios
admirables la Medicina operativa, tantos y tales, como refieren las doctissimas
Basilicas Chymicas, que son notorias: assi lo confiessan quantos Doctos oy
escriven […] No se deben culpar la Spagirica, los Autores, Libros y Remedios
Chymicos, sino los Corruptores, Abusores, Agirtas, y Sicophantas de Arte tan
ilustre, como necessaria; estos si se deben detestar, y por impostores publicos,
privallos del fuego, y el agua, que estos son los que cualquiera sana mentis
anathemizara.”431
431
Delgado, 152-153.
432
O semejante. En cualquier caso la destilación tiene el papel principal.
139
Historia del oro potable
El primero de estos engloba a la primera materia de todas las cosas, salido del
caos universal y que se concreta “elementalmente” en el mercurio, azufre y sal, que son
los principios de todos los mixtos, sean del reino que sean. Es el caso de la quinta
esencia del jesuita Athanasius Kircher (1601-1680), que vemos explicado cuando trata
de aclarar otro término problemático, el de la panspermia433.
Pero quien más trató la cuestión este tipo de quinta esencia universal fue Gabriel
Claudero (1633-1691), médico del elector de Sajonia, de quien, a todas luces, tomó Luis
de Alderete y Soto las guías para su “agua de vida”. Su Disertación sobre la tintura
universal436 es el único tratado completo dedicado en exclusiva a esta cuestión. En tanto
espacio disponible pudo tratar desde todas las perspectivas cualquier orientación
relacionada con la misma. Pero nos interesa aquí cuáles son ya sus aspectos más
materiales, del todo coincidentes con los del citado Alderete. Claudero decía de la
quinta esencia que es una sustancia católica (universal), lo más puro nacido de los
principios de todas las cosas, llegada desde el aire bajo la forma de una sal volátil
invisible, tan penetrable que es capaz de unirse con la sal central de la tierra, formando
un "fijo". De esta forma se opera con ella fermentándola hasta que sea negra y luego
roja.437
Lo que es totalmente cierto es la tremenda variedad de materias con las que se decía que
se podía elaborar dicha quinta esencia. En concordancia con Claudero y Alderete, Jean
van Helmont (1577-1644) también proponía una “tierra metálica” arenosa 438 algunos
años antes; Jean d’Aubri, médico de Montpellier, quiso extraerla de las piedras de los
433
Kircher, A., Mundus subterraneus, Amstelodami, Waesberge, 1665, lib. 12, sec. 1, cap. 1, 347 y ss.
434
Fabre estableció una relación etimológica de la alquimia con Cam (hijo de Noé), al considerarle el
primer “artesano”. Fue maestro de Limojon de St.-Didier (1630-1689) y alcanzó el Doctorado en
Medicina en 1645. En 1688 sus ideas eran discutidas por Christian Langius en su Chimiatri & Practica
longe celeberrimi nunc B. Pathologia Animata, seu animadversiones in pathologiam spagiricam
clarissimi viri Petri Iohannis Fabri, Francofurti, G. H. Oehrlingi. Faber, Pierre Jean, Alchimista
christianus in quo Deus rerum author analogiae chimicas et figuras explicantur, Tolosae, Petrum Bosch,
1632; Manuscriptum ad serenis holsatiae d’Hermès, París, Manget, 1653; Chirurgia spagyrica, Tolosae,
1627, edición manejada: B.N., 3-3377; Panchymicum seu de anatomia totius universi, Tolosae, 1629, 2
vols. Edición manejada: B.N. 3-20487-8, ; Myrothecium spagyricum sive phamacopae chymica: occultis
naturae arcanis et hermeticorum scriniis depromptis abundé illustrata; Tolosae, P. Bosch, 1628, edición
manejada: F.F. 61"16"F; Alchimia christiana, Toulouse, Pierre Charles, 1632; Hercules psychimicus,
Toulouse, P. Charles, 1634; Abregé des secrets chimiques, París, Billaine, 1636, edición manejada: B.N.,
2-28532 ; Accurtissimi de celeberrimi philosophi... Operum soluminibus duobus, Francofurti, 1652, 2
vols., edición manejada: B.N., 3-73258-9.
435
Fabre, J. P., Chirurgia Spagyrica, Tolosae, 1627, cap. 2, 41 y ss.
436
Claudero, G., Dissertatio de tinctura universali, 1678.
437
Ibidem, Cap. 2 “Quod detur in rerum natura?”, 195-202.
140
Historia del oro potable
De cualquier forma, se puede decir que, tanto unos como otros veían en la quinta
esencia como continente de un magnetismo específico, a la vez que un vínculo entre lo
universal y lo particular, mezcla y ejemplo de la unión de los aspectos filosóficos y
prácticos de la Terapéutica. También era para todos ellos la semilla que componía los
elementos puros, que a su vez formaban los mixtos. Aún más, era el elemento más puros
de todos los demás, el quinto elemento, el que es esencial (de ahí la quinta esencia). Es
la materia donde reside, en potencia, la forma, esencia material donde el espíritu celeste
está encerrado y lugar donde se “activa”.
Cuando Delgado Vera dispute sobre el agua de vida de Alderete, pondrá por
encima esto al etéreo de los alquimistas y paracelsistas, ya que no admite que éste
último pueda ser transmitido, mucho menos seminalmente, ni que sea generante. Estos
dos principios de vida están recíprocamente mezclados en el cuerpo y en la semilla, ya
que su destino es la generación de la misma (excepción hecha de los vegetales). El
fuego, calor, es el agente de la vida y está en la parte masculina. El agua, la humedad
primigenia está en la femenina; y juntos realizan el vínculo de una misma sustancia que
es el espíritu vital.
Tal era la confusión tras la segunda mitad del siglo en la Península que algunos
autores tomaron posiciones conciliadoras. Un texto de gran influencia y muy leído aquí
fue el Teatro farmacéutico del doctor Donzelli, que nos servirá de ejemplo para el caso
de unificación de posturas. Las ediciones impresas que tenemos son todas en idioma
italiano, a pesar del gran número existente 440. Tan sólo podemos consultar el texto en
castellano sin llegar a la imprenta en medio de unos papeles de Medicina escritos por
los jesuitas de Madrid. Es una copia lista para ser impresa y con los añadidos del hijo de
438
Helmont, J. van, Ortus medicinae: id est initia physicae inaudita progressus medicinae nouus in
morborum ultionem ad vitam longam, Amstelodami, Luis Elzewir, 1652, cap. 2, 86-88.
439
d’Aubri, Jean, Le tromphe de l'Archée et la merveille du monde ou la médecine universelle et veritable
pour toutes sortes des maladies, París, chez l’autheur, 1660.
440
Doncelli, G., Teatro farmaceutico dogmatico e spagirico, Napoli, Giancinto Passaro, 1667; Napoli,
Giovanni Francesco Paci, 1675; Venecia, Gasparo Storti, 1681; Venecia, Giovanni Francesco Valnasense,
1696.
141
Historia del oro potable
el autor, Tomás, que preparó la segunda edición, de 1675. Él, además, añadió sus
propios comentarios al texto del padre, lo que enriqueció en gran manera la obra, ya que
no son ni enmiendas ni correcciones, sino, como hemos dicho, añadidos 441.
Probablemente sea el texto manuscrito original del propio hijo y no el de algún copista
de la Orden, ya que la grafía de todo el documento, que incluye recetas medicinales,
comentarios, etc. es de varias manos y las notas están recopiladas desde fines del siglo
XVI. Del folio quinto al seis vuelto, el hijo de Donzelli trata sobre la Quinta Esencia 442
en términos tanto “filosóficos” como médicos y químicos. En líneas generales, se
inclinó por dar al concepto un contenido más acorde con el alquímico, frente al médico:
“Para mayor claridad es de notar que las aquellas cosas que, aunque
inseparables, las separa el entendimiento por su fecundidad de sus subjetos.
Toman ellos el nombre del modo con el qual el entendimiento haze esta
segregacion, que se llama abstraer. De manera, que la blancura se dize forma
abstraida porque el entendimiento la divide del blanco y assí essencia toma su
denominacion del ser y no es sino una forma abstraida de su suxeto por virtud.”
Indica Doncelli que la quinta esencia es la que viene de la región quinta del
cielo, conocida como la celeste. Así hay cinco esencias diferentes. La primera es la
terrestre, ya que la tierra es el fundamento de las cosas y “centro de donde se parten la
lineas y la circunferencia con la qual se concertiçan los globos elementares y celestes”.
La segunda esencia sería el agua, o la del agua, intermedia entre la tierra y el aire. La
tercera sería el aire y la cuarta el fuego. La quinta y última sería superior a las anteriores
y contaría con todas las virtudes de los cuatro elementos sin llegar a predominar
ninguno en ella. Como vemos, está cambiando el nombre de elementos por el de
esencias. Además:
Sin duda, tanto interés por parte de todos hacia esta quinta esencia u oro potable
era debido a la consideración y estima que debió alcanzar como un excelente remedio
terapéutico. Si hemos visto que la polémica se elevó hacia los años ochenta del siglo
XVII, a mediados del mismo no parece que los ánimos estuvieran tan exaltados. El
padre Nieremberg habló de ella sin dejar entrever nada más allá de lo normal, sin
441
Donzelli, G., Teatro farmacéutico, dogmático y espagírico de Dr. Joseph Doncelli, napolitano, barón
de Digliola en el cual enseña una multiplicidad del arcano chimico mui experimentado del autor en
orden de la Sanidad, en Nápoles por Gio. Francisco de Paz, Gerónimo Fasulo y Miguel Mónaco, 1675.
442
Donzelli, G., “Ethimologia de la Quinta Essencia y que cosa sea”.
142
Historia del oro potable
polémicas, sin tensiones. Lo mismo hizo unos años antes fray Esteban de Villa (m.
1660). Sus palabras confirman la idea de que, hacia esos años, la relación Alquimia-
Terapéutica-Sanidad entró en una fase de “túnel oscuro” donde las ideas y los conceptos
convivieron confusamente y sin orden. Fue eso, exactamente, el intento de ordenar los
ámbitos y las pertenencias lo que causó la polémica unos años después, alcanzando su
punto máximo con los novatores. Por mucho que renegasen de los alquimistas los
médicos “racionales” y de sus ideas, el método para la obtención de la quinta esencia y
del oro potable era netamente por destilación, es decir, alquímico 443. Fray Esteban llamó
“tímidos” a los médicos que aún recelaban de la chymica, lo que indica que fueron
primero los médico-químicos quienes “azuzaron” a los “otros”:
“Seria muy côforme a razon que los timidos depusiessen todo su recato y
miedo que suelen tener tan grande, quando no se atreuen a ordenarlos (los
medicamentos químicos), aunque vean morirse a los enfermos, con los que
priuan a vezes de los mayores auxilios que tiene la chimica para uiuir.”444
La reacción, cuando llegó, lo hizo tarde y mal, ya que la chimica, por entonces,
era parte fundamental de la Medicina. ¿Y qué opinaba este boticario-alquimista, además
de médico? Conocía y manejaba muy bien el concepto de quinta esencia, sin que ello le
trajese problemas a la hora de ser considerado un gran médico. Igualmente ocurría con
Andrés Laguna o Nicolás Monardes, aunque estos últimos eran más recatados respecto
de los medicamentos químicos. Todos ellos sabían, por ejemplo, que el vitriolo, tal cual,
es malo para el estómago, pero si se destila conforme a un método concreto (es decir: se
extrae su quinta esencia), esta nocividad se transforma en excelentes cualidades
terapéuticas, ya que:
“da gana de comer, [...] deshaze la piedra, quita la sed, y mata las lombrices,
echando della algunas gotas en el liquor que mas a proposito pareciere, y tomada
en vino blanco cada dia por las mañanas es muy buena para enflaquecer los
gordos: Por lo qual merecio entre los mismos alquimistas el renombre de gran
Medicina por este enigma: visitabis interiore terrae rectificando inuenies
occultam lapidem ueram medicinam. En que cada diccion comiença por las
letras del nombre vitriolum.”445. Pero estos “novatores” (o casi mejor
“antiquatores”, visto que seguían el modo de hacer el agua de vida de Paracelso;
es decir, según se propuso ciento cincuenta años antes) usaban menstruos
corrosivos y oro común, algo muy lejano a los componentes vegetales de
Arnaldo y otros, que utilizaron espíritu de vino. El color dorado le venía de una
tintura obtenida con flores de romero y salvia, la mayor parte de las veces 446,
aunque también se usaba cualquier otra planta, como el lentisco, como y ahemos
visto447.
443
No obstante hay que aclarar que la destilación inició, respecto de la Alquimia, su presencia en la
Terapéutica, antes. Digamos que fue la puerta de entrada de la segunda a la Medicina.
444
Villa, Fr. Esteban de, Libro se simples incógnitos en Medicina, Burgos, Pedro de Valdivieso, 1643,
112.
445
Villa, Fr. Esteban de, 112.
446
Más adelante veremos varios casos, incluso de gran transcendencia social, asociados al “oro potable”.
447
Diccionario R.A.E.: Mata o arbusto siempre verde, de la familia de las terebintáceas, de madera rojiza,
dura, aromática y útil para ciertas obras de ebanistería, de las ramas puede sacarse almáciga, y de los
frutos, aceite para el alumbrado. Abunda en España. En Perú: Turbinto.
143
Historia del oro potable
No sería el único que, a estas alturas, cuando ya se trabajaba mucho bajo la revitalizada
teoría corpuscular, como hemos dicho, seguía viendo al oro de forma totalmente
alquímica y con unas propiedades terapéuticas excelentes. No, en esta ocasión no me
estoy refiriendo al alquimista puro, sino a los médicos. ¿Es que hubo médicos
totalmente imbuidos por ideas alquímicas a las alturas de finales del siglo XVII que
pregonaban las virtudes del oro potable como si se tratase de la Piedra Filosofal? Pues
parece ser que sí. De hecho, uno de ellos fue Juan Martínez de Zalduendo, médico en la
ciudad de Vitoria-Gasteiz. En el año 1699, y en Pamplona, publicó el Libro de los baños
de Arnedillo, y remedio universal. Sus palabras desprenden toda su admiración a la idea
de la unidad de la materia según la alquimia y su satisfacción por sus aplicaciones en la
Medicina:
"Cosa sabida es que hay un género generalísimo de todas las cosas criadas de
quien han nacido los demás géneros, especias, e individuos, y han de seguir su
propagación hasta el fin de el mundo. Esta cosa es la naturaleza primitiva creada
por Dios: esta es aquel Fénix tan ocultado de los Poetas, que nace en el fuego, se
produce, y tiene su propagación de sí misma: por ningún artificio puede perecer;
existiendo, o en las aguas, o en el ayre, o en la tierra, o en el fuego;
perpetuamente vive, y conserve. Es misterio toda la naturaleza, y su Medicina,
que contiene en sí hasta la edad muy larga: Grande es la virtud de todas las sales
en Medicina, de modo que se dize ser virtud de las cosas en el cuerpo
reengendrado, en el qual está la propiedad de la cosa; y assi dixo Alfidio la sal
no es sino fuego, ni el fuego sino sulphur, ni el sulphur sino nuestro Argento
vivo reducido a preciosa substancia celeste incorruptible, con que llamamos
nuestra Medecina."448
144
Historia del oro potable
con la primera, y así proseguirás este admirable magisterio hasta que todo su oro
sea disuelto en el agua del Parayso. Y quando tu Oro estuviere todo disuelto, pon
toda la dicha solución en orinal de vidrio, y puesto luego al punto en baño leve,
destila toda tu agua mercurial circulada, hasta que en el fondo de tu orinal quede
en forma de cera blanda: esta materia pondrás en lugar húmedo, y frio, y en seis
dias naturales todo se disolverá en agua clara como Estrella resplandeciente. Esta
agua es oro potable sin corrosibilidad, y criado con agua de su naturaleza, sin
mezcla de cosa extraña, del qual oro potable si una gota tan solamente dieres a
un enfermo al parecer muerto, le hará revivir con la gracia de Dios, bolviendole
de viejo a moço, porque las qualidades alteradas con su virtud celestial, y suave
la reducirá a temperamento, y este es aquel verdadero oro potable
espiritualmente hecho, a quien todos los philosophos mostraron dando voces en
sus libros, en los quales podrás ver todas la virtudes de esta Celestial bebida, y
de aquí colegiras quan lejos se desvian los que de otro modo le desean instituir
pues haciendolo con corrosivos, no se puede dexar de ser a los cuerpos humanos
totalmente contrario, por lo qual los que le hubieren de usar, han de tener
satisfación de que esté trabajado sin corrosibilidad en la forma que se ha dicho, y
por artifice experimentado, y docto en lo Expagírico, pues no es qualquiera
acomodado para hacer tan soberana Medicina."449
449
Martínez de Zalduendo, J., Libro de los baños de Arnedillo y remedio universal, Pamplona, Francisco
Antonio de Neyra, 1699, 416-417.
145
Historia del oro potable
que sacan de la tierra virgen después del vernal equinoccio, del Vitriolo sacan
el espíritu, de quien la Chymica a hecho gran caudal"450
450
GÁMEZ, ANDRÉS, Discurso filosofico, médico, e historial, que a la sombra de la razón, y a la luz de
las Apologias, Luz de la Medicina, y Sol de la Medicina, & c. pretende hallar la verdad en la defensa de
la Medicina Dogmática, y su Sangría, en la posibilidad del Agua de la Vida, y otras materia adjacentes a
estas dos, como principales, Madrid, AntonioRomán, 1683, 15-15v.
146
Historia del oro potable
EL SIGLO XVIII.
Durante el siglo XVIII, el oro potable, como concepto, deja de tener la unidad aparente
que había demostrado antes. Ahora su estudio requiere ser enmarcado dentro de unas
coordenadas distintas. A saber, la teoría corpuscular y el atomismo, como teoría física
emergente en el siglo anterior da ahora unos frutos inesperados. Por otro lado, los
médicos defensores de las teorías de Hipócrates que, en las décadas inmediatamente
anteriores parecieron mostrarse homogéneos en la defensa de una Medicina química,
sufrieron disidencias internas apreciables. Otro factor fue que, ahora, a principios del
siglo XVIII, los químico-médicos hablan en unos términos que son sustancialmente
diferentes a los de, por ejemplo, 1680.
Se conoce a este siglo como el del nacimiento y llegada de la Ilustración. En ella, bajo
el uso de un racionalismo, en ocasiones calificado como “salvaje”, el hombre empezó a
considerar que sólo con su razón podía acceder al conocimiento. No es que antes no se
le negara a la razón su capacidad. Por ejemplo, ya Tomás de Aquino aceptó que el
hombre podía acceder a Dios a través de la razón. Pero en el siglo XVIII, Dios no era un
factor por el que guiarse y dejó de ser válido. De aquí surgió otro problema: si no
aparecían respuestas, sería la razón del hombre quien no fuera capaz de otorgarlas, sólo
ella. En definitiva, se presenta esta parte de la historia del pensamiento como aquélla en
que la conciencia humana toma conciencia de sí misma. Y en la historia de la ciencia, se
ve como la puesta en marcha y el momento de la orientación hacía un correcto método
científico, en el que predomina, respecto a lo que se hacía anteriomente, que no había
cabida para la magia, ni lastres semejantes. Pero junto a esto, pocas veces se tiene en
consideración que el siglo XVIII también destaca porq es el momento de mayor auge de
las conocidas como “sociedades secretas”. Masones, fracmasones, iluminados,
rosacrucianos y muchos más se asocian formando grupos que se pueden contar por
cientos, o millares por toda Europa. Además, sus componentes eran personas
socialmente relevantes y entre ellas estaba depositado gran parte del poder político.
Ambas cosas, una ciencia verdaderamente científica ejercida en un ámbito cuya elite
era, esencialmente elitista. Se conjugaban dos aspectos que, según se nos presenta a la
Ilustración, no encajan; es más, se oponen. Pero no podemos negar que sí que hubo
mucho cambio en estos años, y a todos los niveles. Lo único que le queda al historiador
es calibrar y ajustar lo mejor posible la importancia de cada factor.
Es en este siglo donde el uso medicinal del oro entra en una caída que le hará,
prácticamente, desaparecer. Las causas de su caída como medicamento son varias. De
un lado, se multiplican los experimentos en los laboratorios desde los llamados
químico-médicos. Su interés, como se dijo antes, no consistía unicamente en buscar
mejores medicamentos; se centraban en mejorar resultados operativos, comprobar todas
147
Historia del oro potable
Resulta curioso que todos estos elementos pudieran depurar la amalgama de opiniones
sobre el oro potable, incluso de clarificarlas en unos términos que, si se hubieran
expuesto antes, hubieran sido capaces de cambiar mucho las cosas. No se trata de decir
que ya, de pronto, se dejó de creer en una unidad de la materia. No. Veamos un ejemplo
para comprenderlo mejor. En el año 1712, un boticario de Zaragoza, José Assin y
Palacio de Ongoz publicó un texto llamado Florigerio Theorico-practico. Nuevo curso
químico en que se contiene cuatro reflexiones generales. En el mismo, en la página 22
hace una reflexión sobre el oro potable que viene a resumir la posición de ese momento
desde la perspectiva del nuevo atomismo y del especial hipocratismo que se practica por
esas fechas en la Península. Por su importancia no hemos dudado en transcribirlo aquí
totalmente:
En estos años ya se hablaba mucho de los espíritus ácidos, la sal y cosas semejantes.
Las palabras de Boerhhave se ven apoyadas por el contenido de la conocida
popularmente como Farmacopea de los pobres, un pequeño pero muy conocido texto
editado en Londres en 1718. Aunque se incluyen recetas con mercurio y con antimonio,
no se mencionada el oro en ninguna de ellas453. La situación y la reputación del oro y su
uso medicinal parece definitiva en el resumen que hizo Robert James en su Diccionario
medicinal:
451
Tenemos el mejor ejemplo en Juan del Bayle (1652-?), espagírico mayor en la Botica Real de Madrid.
Llegó a enmendar y enumerar los errores del más prestigioso médico francés del momento, Raimond
Vieussens (ca.1635-1715). REY BUENO, M., Los señores del fuego, Madrid, Corona Borealis, 2002,
255-264.
452
Boerhaave, H., Materia medica, Londres, 1755,
453
Coatsworth, R., Pharmacopea pauperum or the Hospital Dispensatory, Londres, 1718, pp. 3, 15 y 16.
148
Historia del oro potable
La cal de oro hecha por medio de agua regia y se vuelve en mucha porosidad por
reverberación. Entonces echa espíritu de vino microscópico y digiere en calor de
leña durante un mes en un aso cerrado herméticamente hasta que salga una
tintura roja como la sangre. Decanta esto y echa de nuevo menstruo. Y así,
digiriendo y decantando hasta que la obra esté hecha. Todas las soluciones se
deben digerir ocho veces. Entonces separa el menstruo por baño María o en
calor muy suave y guárdala para otras ocasiones. Entonces la tintura
permanecerá en el fondo en forma de aceite rubicundísimo. Y cada vez que
disuelvas el licor podrás tener oro potable.
Por estas fechas un autor castellano, que se hacía llamar Teophilo edito un texto en el
que ofrecía los rasgos más definitorios de la alquimia, especialmente en su parte
práctica455. En su idea general presenta al oro potable como el objetivo principal de uno
454
Cap. 9. 243-244
455
Teophilo, El mayor thesoro. Tratado del arte de la alquimia, 1727.
149
Historia del oro potable
de los procedimientos. Una vez obtenido, se usará para la Piedra Filosofal. A esta forma
de trabajar le llamó La vía húmeda menos universal. Se basa en la operación con el oro
potable. Al inicio de esta operación se pretender disolver el oro y retrotraerle, mediante
su disolución en un "sujeto disolvente", para obtener separadas las partes sulfurosa y
mercurial, que, recordemos, son en el oro las más puras. Admite tres maneras de
efectuar la solución:
Es decir, según la Medicina química, según Paracelso y según van Helmont. En España
la profusión de referencias a seguir se mantuvo viva por unos años. Aragón fue un
centro activo de buscadores de la esencia de la materia con fines terapéuticos456.
Pongamos el ejemplo de uno de ellos:
el zaragozano Atilano Thomas Manente, quien escribiera las "Notas o advertencias a la presente
obra" en el texto de Bercebal nos dice:
"Estos son los motivos que tuve para aplicarme a trabajar en el nitro,
para conseguir esta tierra insípida de Helmontio […] Ya se desengañó
(Bercebal) no ser lo que en Huesca le dixeron ser: Anima mundi, la Avicula de
Hermes Trismegisto, el Alchaest, el agua de Vida de Alderete…"
Aquello con que tanto uno como otro trabajaban decían que era capaz de
disolver el oro, siendo usado para las inflamaciones internas. Lo que decía Bercebal era
que el citado espíritu es el de la sal común:
“La materia es los caldos cansados que dicen los salitreros que por
imities los arrojan y estos evaporados como dice nuestro fr. Diego hasta el
espíritu de miel, se pondrá cabeza de vidrio y con poco fuego se irán embiendo
estos espíritus hasta que aparezca en la cabeza de vidrio algo de color rojo.
Quita el recipiente, pon otro y continua el fuego cuanto quieras con más
violencia y cuando no veas subir vapores rojos, aparta el recipiente y cabeza y
echa agua hirviendo a la materia y evapora y da fuego fuerte y en estando la
materia bien calcinada sácalo del fuego y después te diré lo que debes hacer
con ella. Estos espíritus son dos, el primero es el noble que tengo por espíritu de
sal común y el segundo es el espíritu de nitro. Guárdalos separados y haz
prueba en el primero echándole dos o tres panecillos de oro y úsalo en lo que
tengo dicho. El segundo también por espíritu de nitro, en las operaciones tenlo
como a tal y vamos al remanente. Toma esa materia bien calcinada, muélela en
almirez o mortero y haz polvos y los echarás en barreños o cazuelas grandes y
sobre ellos pon mucho agua y revuélvelos bien con la mano o cucharón, deja
aposar bien el agua hasta que esté clara y sácala por decantación. Vuelve a
echar otra vez, haz lo mismo y repite hasta que el agua no tenga gusto de sal,
pon la materia a secar, muélela y pásala por cedazo de cerdas."457
456
LÓPEZ PÉREZ, MIGUEL, Asclepio renovado. Alquimia y Medicina en la España Moderna (1500-
1700), Madrid, Corona Borealis, 2003, 268-280.
457
BERCEBAL, DIEGO DE, Recetario medicinal y espagírico. Obra póstuma de Fr. Diego Bercebal,
Enfermero Mayor del Real Convento de San Francisco de Zaragoza, Zaragoza, Diego Larumbe, 1713,
19.
150
Historia del oro potable
Sí en cambio se aprecia una amalgama de opiniones que nos incitan a pensar que
las cuestiones sobre la esencia, el espíritu o los componentes de la materia estaban
bastante difusas desde estos años y los iniciales del siglo XVIII. Estas confusiones
llegaban, incluso, a motivo de sorna, como podemos ver en las palabras de Julio María
Rossi, en 1701:
Poco más se puede decir del papel del oro potable y de su final, un final abrupto, al
amparo de los avances de la química y de la técnica a lo largo del siglo XVIII. Caspar
Newmann, en su Química medicinal, del año 1754, ya no ofrece ninguna confianza haia
los preparados terapéuticos con oro, y relaga su uso a la cultura popular 459. Al final del
siglo, el médico alemán Klaproth ya dijo que lo que se había llamado el "elixir de oro"
no era otra cosa que una tintura etérea de cloruro de hierro, idéntica a la "Tintura Ferri
Clorati" que se encontraba en las farmacopeas.
Pero tras este final precipitado, el oro potable ha quedado en la historia de la Medicina y
de la Farmacia como el hilo conductor de su propia evolución. No sólo de eso, sino
también de las ideas que los hombres aplicaron a su esfuerzo por comprender qué tenía
el mundo que le pudiera servir para procurarse la salud. De una forma u otra, el oro
nunca ha perdido esto. El oro ahora no cura, no tiene propiedades terapéuticas, el inerte
al hombre. Pero dentro de nuestra mente, en lo más profundo, queda su brillo, su halo
de eternidad. Y muchas personas se cuelgan aún cerca del corazón imágenes religiosas
de oro, que, a modo de protección, siguen diciéndonos que todavía sentimos una
fascinación hacia él, quizás la misma que hace tres mil años.
458
ROSSI, JULIO MARÍA, Crisis phyisico-medica sobre el impreso laberinto apolineo... en defensa del
escrito de la verdad brillante, Granada, 1701, 51.
459
Newmann, C., Medizinische Chymie, Züllichau, 1754, especialmente la primera parte del volumen 4.
151
Historia del oro potable
EL SIGLO XIX
He decidido unir los últimos doscientos años por un motivo fundamental. Todo lo que
atañe al oro potable en estos dos siglos es algo totalmente diferenciado de lo anterior.
Así, este medicamento ha perdido ya toda condición favorable en la Medicina, su
crédito aquí es nulo por completo. Ello no quiere decir que haya, en los textos de
alquimia que se editen ahora, alusiones al oro potable. Pero nunca en relación con la
Terapéutica. Por otro lado, también hemos de decir que los datos siguen el camino
descendente del siglo XVIII, al menos durante gran parte del siglo XIX, para aumentar
ligeramente desde, aproximadamente, 1880, con la aparición de los hiperquímicos,
volviendo a declinar hacia 1940.
Hay que advertir, por otro lado, que este bloque cronológico es totalmente arbitratrio,
sobre todo por su carácter diverso. Desde el alquimista Cyliani, a quien veremos dentro
de nada, hasta poder comprar por Internet un frasco de oro potable, hay mucha
distancia, quizás demasiada. En cuanto a la alquimia se refiere, queremos dejar patente
lo que a nosotros nos parece una paradoja en la que cae. Veamos. El tono de los textos
alquímicos de estos dos siglos parece contener la idea de la superación, la de progreso.
Es decir: el alquimista más próximo a nosotros recibe el mayor crédito. Así, un nuevo
libro se convierte en un logro para todos. Por un lado, el interesado en la alquimia se
reconforta sabiendo que no es el único que la sigue en sus días y que también hay
alguien contemporáneo que ha tenido éxito. Es de esta forma como el citado Cyliani o
Fulcanelli gozan de tanto predicamento como Arnau de Vilanova o Ramón Llull, o
incluso más. Con ellos la alquimia parece mantenerse viva, aunque entre un grupo de
personas cada vez menor. Sin embargo, y aquí está la paradoja, este avance, esta imagen
de la posibilidad de la realidad de la Piedra Filosofal es lanzada por personas que basan
sus nociones, principios y fundamentos en las autoridades más tradicionales. Es lo que
se ha dado en llamar la alquimia tradicional, o tradicionalistas. Ellos ofrecen una
novedad, cargada de verdad, pero basada en los pilares más célebres.
Pero, a pesar de todo, la alquimia no ha logrado el carácter público del siglo XVII, los
rasgos de nuestra cultura actual dejan poca cabida a sus contenidos filosóficos. Y la
ciencia ignora por completo su pasado. Su afán de superación le hace mirar siempre
adelante. Lo conseguido sólo le es válido para lograr rápidamente otra cosa que haga de
lo inmediatamente anterior algo obsoleto. Si en el siglo XV la ciencia era una piedra en
el río que chocaba con el agua, ahora es el barco que deja una estela efímera. Si antes la
ciencia se adaptaba a la cultura, ahora la sociedad se adapta a sus resultados.
En los años que unen los siglos XVIII y XIX hubo un grupo de personas que alzaron su
voz contra la posición que el hombre había tomado para su existencia. Especialmente en
Alemania, se arremetió contra el racionalismo que, según decían, generaba un tipo de
actividad científica totalmente errónea. Un buen ejemplo es el de Karl Von
Ekcarthausen. En resumen, venían a decir que el hombre y el pensamiento que aplicaba
estaba aturdido y que los frutos que se podían esperar de esta disposición eran
incorrectos. Mediante sus escritos, pedían una vuelta a principios filosófico-religiosos
anteriores, los únicos que hacen que la razón funcione debidamente. En ellos podemos
ver algunas ideas semejantes a las del pensamiento de los alquimistas: la preeminencia
divina como fuente de conocimiento, la unidad oculta tras la diversidad de la naturaleza
y la posibilidad de alcanzar un conocimiento más acorde con la autenticidad del mundo.
152
Historia del oro potable
Justamente en estos años salió a la luz una obra de alquimia, firmada bajo el
pseudónimo de Cyliani. Se titulaba Hermes desvelado, y en ella se cuenta, tras unos
comentarios personales y un curioso sueño, cómo logró hacer la Piedra Filosofal. En
realidad repite tres veces el mismo proceso y su contenido es poco esclarecedor.
Muchas de las ideas ahí vertidas, sin que digamos que no son propias u originales, se
pueden ver en autores anteriores. De hecho, la primera operación descrita habla de
“tomar la materia que contiene las dos naturalezas metálicas”, lo que implica que no
parte desde el principio. En cuanto al oro potable, que es lo que nos interesa, Cyliani
trabaja para su obtención mediante una secuencia de disoluciones y coagulaciones, al
estilo clásico:
“La tintura extraída del oro vulgar se obtiene por la preparación de su azufre, que
es el resultado de su calcinación filosófica que le hace perder su naturaleza
metálica y la cambia en una tierra pura; calcinación que no puede tener lugar por
el fuego vulgar, sino solamente por el fuego secreto que existe en el mercurio de
los sabios, vista su doble propiedad; y es en virtud de este fuego celeste,
secundado por la trituración, que penetra hasta el centro del oro vulgar, y que el
fuego central doble del oro, mercurial y sulfuroso, que se encuentra ahí como
muerto y aprisionado, se vuelve desatado y animado. El mismo fuego celeste, tras
haber extraído la tintura del oro, la fija por su cualidad fría y coagulante; y se
vuelve perfecta, pudiéndose multiplicar tanto en calidad como en cantidad. Esta
tierra, una vez llegada a la fijeza, afecta un color de flor de melocotonero, que da
la tintura o el fuego, que es entonces el oro vital y vegetativo de los sabios; lo que
tiene lugar por la regeneración del oro por nuestro mercurio. Es preciso pues
comenzar a resolver el oro vulgar en su materia espermática por nuestra agua de
mercurio o nuestro azoth.
Para conseguir esto, hay que reducir el oro a una cal u óxido de un rojo pardo muy
puro, y tras haberlo lavado varias veces con el agua de lluvia bien destilada a un
fuego pequeño, se le hará secar ligeramente a un calor de sol; es entonces que se
le calcinará con nuestro fuego secreto. Es en esta ocasión que los filósofos dicen:
los químicos que-man con el fuego y nosotros con el agua. Tras haber imbibido y
molido ligeramente el óxido de oro bien calcinado que tiene su humedad, y
haberle hecho beber su peso de sal o de tierra seca que no moja las manos, y
haberlos incorporado bien juntos, se los imbibirá de nuevo aumentando
sucesivamente las imbibiciones hasta que todo parezca como una papilla
ligeramente espesa. Entonces se pondrá encima una cierta cantidad de agua de
mercurio proporcionada a la materia, de manera que sobrenade a esta última; se
dejará todo al dulce calor del baño maría de los sabios durante cinco días, al cabo
de los cuales se decantará la disolución en un vaso que se tapará bien, y que se
pondrá en un lugar húmedo y frío.
Se tomará la materia no disuelta, que se hará desecar a un calor semejante al del
sol; estando suficientemente seca, se volverán a comenzar las frecuentes
imbibiciones y trituraciones como hemos dicho anteriormente, a fin de obtener
una nueva disolución, que se reunirá con la primera, reiterando así hasta que
hayáis disuelto todo lo que puede serlo, y que no quede sino la tierra muerta, que
no es de valor alguno. Estando terminada la disolución y reunida en el vaso de
vidrio bien tapado del que hemos hablado anteriormente, su color es semejante al
del lapis-lázuli. Se situará este vaso en un lugar lo más frío que se pueda durante
diez días, y después se pondrá la materia a fermentar como hemos dicho en la
153
Historia del oro potable
154
Historia del oro potable
pichón, bien lavada y mojada, y se tiene cuidado de no perder nada de él, pues es
la verdadera quintaesencia del oro vulgar regenerado, en la cual se encuentran
reunidos los tres principios, que ya no pueden ser separados el uno del otro.
Observad bien aquí que no hay que llevar la lapidificación de esa manera
demasiado lejos, a fin de no convertir el oro calcinado en una especie de cristal.
Hay que regular con destreza el fuego exterior para que deseque poco a poco la
humedad salina del oro calcinado, cambiándolo a una tierra blanda que cae como
ceniza. a causa de su lapidificación o más amplia desecación. El aceite así
obtenido por la separación es la tintura. o el azufre, o el fuego radical del oro, o la
verdadera coloración; es también el verdadero oro potable o la medicina universal
para todos los males que afligen a la humanidad. Se toma, en los dos equinoccios.
De este aceite, la cantidad necesaria para teñir ligeramente una cucharada sopera
de vino blanco o de rocío destilado, visto que una gran cantidad de esta medicina
destruiría el húmedo radical del hombre, privándolo de la vida.
Este aceite puede tomar todas las formas posibles y formarse en polvo, en sal, en
piedra, en espíritu, etc., por su desecación con la ayuda de su propio fuego secreto.
Este aceite es también la sangre del león rojo. Los antiguos lo representaban bajo
la imagen de un dragón alado que se posa sobre la tierra. En fin, este aceite
inconsumible es el mercurio aurifico. Estando hecho, se divide en dos porciones
iguales; se conserva una parte al estado de aceite en un tarro pequeño de vidrio
blanco, bien tapado al esmeril, que se conserva en un lugar seco, para servirse de
él al hacer las imbibiciones en los reinos de Marte y del Sol, como lo diré al final
de la tercera operación, y se hace desecar la otra porción hasta que sea reducida a
polvo, siguiendo los mismos medios que he indicado precedentemente para
desecar la materia y coagularla; entonces se divide este polvo semejantemente en
dos porciones iguales; se disuelve una parte en cuatro veces su peso de mercurio
filosófico, para imbibir la otra mitad del polvo reservado.”
De nuevo, el oro potable. Pero ahora, quien lo hace no tiene por último objetivo su
obtención. Lo prepara para obtener, con más operaciones, algo superior al oro potable:
la Medicina Universal, o la Piedra Filosofal. Como podemos ver, Cyliani se acoge a los
postulados clásicos, a la idea del espíritu universal del que todas las cosas son
partícipes, incluso el Hombre.
Poco hay más a lo largo del siglo XIX. En Francia, un grupo de personas, conocidos
como los “Hiperquímicos” tuvieron un auge al plantear posibilidades químicas
conectadas con la alquimia, pero sobre el oro potable, poco nos dijeron.
EL SIGLO XX
155
Historia del oro potable
Unos años más tarde, hacia mitad de siglo, y toda vez que los anteriores ya tenían
gran parte de su labor desarrollada, surgieron dos nuevas tendencias en el estudio
histórico de la Alquimia. Una de ellas fue la de los psicoanalistas, encabezada
inicialmente por Carl Gustav Jung472 y luego por Marie-Louise von Franz y Herbert
Silberer, aunque éste último ya tiene publicaciones anteriores a Jung. La segunda, es la
encabezada por Mircea Eliade473.
Paralelamente, desde los años treinta de este siglo, la mayor parte de la literatura
contemporánea referente a la Alquimia, considera a ésta como una suerte de revelación
antigua, transmitida por la vía de la iniciación 474. Así, la Alquimia carecería de historia y
su esencia solamente no sería accesible a la búsqueda histórica. Es la corriente conocida
461
Lagercrantz, O., Papyrus Graecus Holmienis. Recepte für Silber, Steine und Purpur, Upsala, 1913.
462
Reitzenstein, R., “Zur Geschichte der alchemie und des Mysticismus”, en Nachritchen der klg.
Gessellschaft der Wissenschafften zu Göttingen, Phil. Hist. Klasse, s.n. (1919), pp. 1-37; Alchemistichte
Lehrschriften und Märchen, Giessen, 1923.
463
Festugiére, A. J., Hermetisme et mystique payénne, París, Aubier-Montaigne, 1967, 336 pp.; La
révelation d’Hermes Trismegiste, París, Lacoffre, 949; París, Gabalda, 1950, 4 vols.; “Sur les textes
alchimiques”, en Revue des Études Grecques, 62 (1949), pp. 235-236; “Alchymica”, en l’Antiquité
Classique, 8 (1939), pp. 71-95.
464
Es imposible poner un ejemplo elegido entre sus más de 70 publicaciones. Su bibliografía está en el
libro-homenaje: J. Ruska und die Geschichte der Alchemie. Fesgabe su seinen 70. Gaburtstage, Berlín,
1937.
465
Holmyard, Erik John, Alchemy, Londres, Penguin Books, 1956; Madrid, Guadiana de Publicaciones,
1977.
466
Stapleton, H. E., “Chemistry in Iraq and Persia in the Tenth Century”, en Memoirs of the Asiatic
Society of Bengal, 8 (1922-1923), p. 317-417.
467
Kreaus, Paul, Jabir ibn Hayyan, contribution a l’histoire des idées scientifiques, El Cairo, Instituto
Egipcio de El Cairo, 1942.
468
Darmstaedter, Edmund: “Liber misericordiae Geber. Eine lateinischen übersetzung des grösseren kitab
alrahma”, en Archiv für Geschichte der Medizin, 17 (1925), pp. 181-197.
469
Singer, D. W., “The alchemical testament attributed to Raymond Lull”, en Archeion, 9 (1928), pp. 43-
52.
470
Corbbett, J., “L’alchimiste Léonard de Mauperg (XIVe siècle). Sa collection de recettes et ses
voyages”, en Bibliothèque de l’Ecole de Chartres, 97 (1936), pp. 131-141.
471
Thorndike, L., “Alchemical Writtings in Vatican Palatine and Certain Other Continental Latin
Manuscripts”, en Speculum, 11 (1936), pp. 370-383.
472
La línea “jungiana” de interpretación de la alquimia, dada su importancia, tiene un apartado propio en
este trabajo, al cual me remito.
473
Lo mismo ocurre con Mircea Eliade. Si bien se centra en la Antigüedad para explicar sus posiciones,
no puede ser clasificado como un historiador de la alquimia de esa época, ya que en sus obras prevalece el
aspecto antropológico.
474
La “iniciación” es un término bastante ambiguo. Las explicaciones dadas por algunos estudiosos no
terminan de concordar con el uso que es dado por aquéllos autores de textos primarios. “Iniciar” a alguien
en algo es semejante a empezar a escribir en una hoja totalmente en blanco. Es decir, una cualidad
indispensable es que el “iniciable” lo sea desde el principio.
156
Historia del oro potable
como “tradicionalista”, retomada por un misterioso Fulcanelli 475 y muy bien analizada
por René Guenon476 y su discípulo Julius Evola477. A su vez, el esoterismo francés, en
auge a principios de siglo, (al que perteneció Fulcanelli) se hizo depositario y estandarte
del citado “saber tradicional”478. Pasada la Segunda Guerra Mundial, la presencia de
estas tendencias coexisten y se relacionan, especialmente a través de las publicaciones,
además de recibir las influencias que llegaban de los trabajos organizados por la Unión
Académica Internacional. Dichas relaciones y conexiones fueron, a veces,
excesivamente intrincadas. Por un lado, la Alquimia quedó subsumida en el ámbito de
la Historia de las Ciencias, situación que llega hasta hoy; quedó sujeta también a los
debates suscitados en dicho campo.
Sobre Fulcanelli hay mucho dicho ya, y seguro que se dirán muchas más cosas.
Creo que este es la mejor ocasión para mí. Así que no la voy a desprovechar: Estoy
absolutamente convencido que este personaje nunca hizo la Piedra Filosofal. Pero
también he de reconocer que los textos publicados con su nombre han sido capaces de
generar, desde su publicación, una influencia en tantas personas que cobraron un interés
inusitadolor hacia la Alquimia que aún hoy perdura. Mis reticencias sobre Fulcanelli
475
Sobre Fulcanelli: Raynner J., K., El misterio Fulcanelli, Madrid, Martínez Roca, 1982 y Duvois,
Genevieve, Fulcanelli Dévoilé, París, Dervy, 1992, 212 pp. Recomiendo la segunda, por ser más detallada
y esclarecedora.
476
Guenon, René, El simbolismo de la Cruz, París, Chacornac, 1931; Barcelona, Obelisco, 1987.
477
Évola, Julius, La tradition hermétique, París, Editiones Traditionelles, 1962 y 1968, 244 pp.;
Barcelona, Martínez Roca, 1975.
478
Para una ampliación, me emito al apartado de este trabajo Alquimia y grupos esotéricos, donde se
repasa lo ocurrido en la Francia de primeros de siglo.
479
Ya hablaré más adelante del alumno principal de Fulcanelli. La lista de sus publicaciones es
larguísima.
480
Alleau, R., Aspects de l’alchimie traditionelle, París, Editions des Minuits, 1953, 240 pp.
481
Hutin, Sergé, Histoire de l’alchimie, de la science archaique à la philosophie occulte, Marabout,
Verviers, 1971.
482
Sadoul, Jacques, El tesoro de los alquimistas, París, Denoël, 1970; Barcelona, Plaza & Janés, 1971.
483
Husson, Bernard, Antología de la alquimia, París, Pierre Beldfont, 1970, 326 pp.
484
Pauwels, L. & Bergier, J., Le return des magiciens, Barcelona, Plaza & Janés, 1988.
157
Historia del oro potable
son de varios tipos. Una de ellas es el conjunto de fuentes consultadas que se ofrecen en
dichos textos. En total, bastantes menos de los que un historiador que desee investigar
algo que desconoce, por ejemplo. Leídas las mismas durante mi investigación para la
Tesis Doctoral, aunque no por su motivo, pude ver que los mismos, en vez de crear una
imagen idílica de la Alquimia, son testimonios de la variedad de opiniones. Esos autores
de siglos anteriores, según son presentados, tanto en Las moradas filosofales, como en
El misterio de las catedrales, como testigos del un progreso mental en el correr del
tiempo. Todo ello acompañado del reconocimiento incondicional a cualquier elemento
del pasado capaz de apoyar una imagen más real y duradera, y de aquel capaz de
garantizar el éxito del alquimista. Esta secuencia así presentada, curiosamente, alcanza
hasta el pasado más inmediato, y sigue hacia el presente, lugar donde, precisamente,
aparece Fulcanelli como la culminación y el punto más importante en la historia de la
Alquimia futura. Al menos, así es considerado por muchos de sus seguidores. Pero
cuidado, sus no-detractores, por decirlo así, no son, ni mucho menos, un grupo de
mentecados, que también los hay. Entre sus filas conozco de científicos varios, como
biólogos, físicos y químicos. El resultado del efecto Fulcanelli, pienso, el un éxito
completo. En la actualidad, se tiene una idea general de su figura como el último
Adepto, consagrado por su misma aureola de equívocos sobre su verdadera
personalidad, el extraño grupo de amigos y sobre la figura no menos extraña de su
alumno aventajado: Eugéne Canseliet.
158
Historia del oro potable
gracias a las enseñanzas recibidas. ¿Qué es lo que falla aquí? O su maestro no era tal, o
el alumno aventajado olvidó lo aprendido. Afortunadamente una ha tenido acceso a
algún que otro amigo personal de Canseliet, también “amigo” de la alquimia. Es un
señor muy mayor, con una impresionante biblioteca de textos alquímicos, leídos durante
décadas. No le he preguntado siquiera si me daba permiso para decir su nombre, porque,
aunque lo tuviera, no quiero ser yo el que provoque ninguna inquietud sobre él, venida
de esos creyentes cargados de fe. Pero yo le creo, tengo su testimonio y la certeza que
un hombre como él no necesita, a estas alturas, ningún protagonismo. Él fue quien me
dijo cómo Canseliet siguió con la farsa montada intencionadamente sobre Fulcanelli. A
mí me sobra y allá cada cual.
Archibald Cockren preparó varios aceites de metales, siendo el aceite de oro el que
contenía mayor poder curativo. Hay algunos testimonios de curaciones con el oro
potable de Croken, siempre entre sus conocidos. De la misma manera que hacía tres
siglos, su oro potable prolongaba la vida. Pero como producto puramente alquímico,
además, daba juventud486. De acuerdo con la señora Ithel Colqhoun, Archibald Cockren
murió en la Segunda Guerra Mundial junto en su laboratorio debido a una bomba.
Otros, sin embargo, afirman que sobrevivió hasta 1950 en Brighton, cuando estaba a
punto de lograr la Piedra Filosofal.
Por estos mismos años centrales del siglo XX, un alemán llamado Alexander von
Bernus, editó su Alquimia y Medicina, una apología de la espagiria paracelsista, que
debemos enmarcar dentro de las variadas tendencias terapéuticas que surgieron en
Alemania hacia los años 30. Alternando sus prácticas alquímicas con las literarias, von
Bernus producía elixires metálicos y los administraba a enfermos. Tras su muerte, en
1965, su mujer mantuvo abierto el laboratorio.
HOY
159
Historia del oro potable
Sólo hay algo que remedia un poco esta situación. Algunos historiadores no sienten
tanto desprecio por ella. Al contrario, nos han hecho saber que fue un elemento muy
importante en la historia de las ideas, en la filosofía, en la cultura de la Edad Media y
Moderna. Aunque esto no consiga desvelar su naturaleza, ya que falta investigar su
parte práctica. Hoy no hay, que se sepa, ningún proyecto de investigación
subvencionado con fondos públicos que se dedique a “reproducir el pasado” mediante la
reelaboración de las recetas, tanto de los boticarios como de los alquimistas. Los
científicos no precisan del pasado. Y no es la razón de ello el hecho de pensar que no
sea válido (ya que, por ejemplo, un molino de café del año 1850 sigue cumpliendo su
misión), sino porque no es útil. Este panorama no sería completo si no dijésemos que
muchos de los científicos, especialmente químicos, han echado un ojo alguna vez a la
alquimia. Aunque las más de las veces de forma privada.
Claro, que el panorama fuera de la ciencia para el oro potable es realmente desolador. Si
hacemos caso a todo, podemos encontrarnos que este medicamento se obtiene desde la
Gnosis, desde los rosacruces, o desde Internet, donde podemos conseguirlo fácilmente.
Eso sí, nos advierten que está elaborado según los métodos más tradicionales y que sus
propiedades contrastados son excelentes.
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Historia del oro potable
161
Historia del oro potable
“Modus faciendi: Primus disolvendi auri modus per aquam fortem. Habet
Philippus Ulstadius descriptionem auri potabilis quod Joannem de Toledo Hugo-
nem, ambos cardinales (...) qui solus fere, ex ipsius naturae principiis chymicum
tradidit. Sunt similes aurearum aquarum ex vino parandi rationes infinitae
involuminibus Raymundi Lulli quae edita partim... Sed magni est ac... diuturni
laboris partes illas subtiliores vini ad acquaeis & terrestribus recte abstraere &
separare; quod elementorum separationem chymici dicunt.”487
G.H.M. hizo una cacerola de hierro de un pie y medio de largo y uno de ancho y
de una profundidad de dos pulgadas; y construyó un horno en una chimenea con
barras de hierro en la base donde colocaba la cacerola, y un lugar debajo donde
encender el fuego. De esta manera se quemaba antes (a saber, al cabo de medio
día) y el humo no le afectaba.
487
Matiolo, P. A., 175-176.
162
Historia del oro potable
Lo que haya quedado limpio vertedlo sin filtrar en un cuenco de cristal a lo largo
de dos o tres hilos de lana y destiladlo en un alambique de cristal hasta que el
producto se aposente completamente. Verted esta agua destilada sobre cuatro
onzas de cenizas frescas –de las cenizas de las que fue filtrado el primer licor– y
añadid también un cuarto de vinagre fuerte de vino tinto. Enlodad el cristal como
habéis hecho anteriormente, ponedlo en el Baño María y dejadlo que se digiera
durante diez días; luego filtrad esto y destiladlo igual que antes. Por tercera vez,
verted una pinta de vinagre sobre estas cenizas y ponedlo en Balneum durante
diez días; filtradlo y destiladlo tal como ya se ha indicado. Después de la tercera
infusión, desechad las cenizas.
Destilad todas las infusiones aparte, hasta que el licor claramente se haya
destilado por completo. Tomad esta agua tan pronto como se destile y vertedla
sobre cenizas nuevas, manteniendo el peso y el orden. Repetid siete veces las
infusiones, filtrados y destilaciones. Así obtendréis, a partir de esta agua, el
menstruum que buscábais.
De esta onza de oro, apenas habrá unos dieciséis o diecisiete granos que se habrán
convertido en una fina cal blanca. Para separarla del oro dejad un poco de agua
dulce en el cuenco y removed bien. La cal subirá a la superficie, y se separará del
oro vertiéndola suavemente en otro cuenco. Si no emerge toda la cal blanca,
poned un poco más de agua, removed de nuevo, y vertedla en el cuenco de la otra
cal; dejad que se deposite y verted luego casi todo el agua, evaporando con calor
el resto hasta que quede completamente seco. Ponedlo también en una vasija de
cristal.
163
Historia del oro potable
Entonces, poned el oro que todavía no sea cal en sal, tal como ya hemos dicho
anteriormente, calcinadlo, y trituradlo nuevamente cuatro veces; después lavadlo,
apartando la cal por el mismo procedimiento anterior. El oro que queda calcinadlo
y lavadlo como antes, hasta que todo se convierta en cal.
Tomad una onza de esta y ponedla en una vasija de tipo orinal (de
aproximadamente una pinta de capacidad), y añadid media pinta del menstruum.
Colocad esta vasija en un Balneum caliente durante seis días (bien tapada con
lodo), y agitadla a menudo cada día. Pasados los seis días, dejadla en reposo dos o
tres días. Luego, tirad lo líquido con mucho cuidado para no alterar el residuo.
Añadid menstruum fresco a este residuo, aunque no en tanta cantidad como al
principio; y repetidlo por tercera vez, pero con menor cantidad que en la segunda.
Luego tomad el residuo seco, que es la cal, y guardadlo.
Tomad una onza de esta tintura y echadla en una pinta de vino blanco de Canarias,
y así, cuando se clarifique, podréis beberlo, lo cual sucederá al cabo de un día y
medio.
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Historia del oro potable
Lavad el alambique con un poco del primer fluido (la flema), limpiadlo con un
trapo y secadlo. Luego echad en el alambique lo que destilásteis y proceded como
antes, separando la primera pinta y repitiendo la operación cinco veces. Así pues,
de un galón debéis obtener tres pintas del espíritu de vinagre, y de vuestros seis
galones solamente dos galones y dos pintas. Y si vuestro espíritu es aún
demasiado flojo, destiladlo todavía más.
Alambiques de cristal: Dos o tres para destilar las primeras infusiones en la tierra.
Se necesitan tres o cuatro envases de vidrio verde, de tres o cuatro pintas de cada
uno.
tartaro calcinati in ella vilonaria solvatur postea filtretur & coaguletur. Iterum
solvatur & hoc quo isque clarus & pellucidus fiat quinquies vel sexies repatatur,
hoc facto vin.opt.in aliquot phial.vitr. infunde duas earum sibi in vicem cum
orificiias coniunge, infinam usque ad medium imple, cum superiorem per
lignationem diligentissime occluse, & per menses3, 4 vel 5 ita in simum
equinum dimitte ita enim elemente separantur, & ol. In sublime elevatur: hoc per
infundibillum separa & rectifica, reliquum vero destilla, invenies salem in fundo,
quem per solutionem & coagulatione clrifica & asserva. Hoc facto de ol.
Rectificato aliquid praedicto tart. Affunde digerere permitte, & in B. iterum
abstrahe: transcendet Aq. itaque plus ol. Affunde, iterum digere, abstrahe, &
toties repete, donec tart. Vel eius sal dissolvatur: quo viso ig. Fortifica ut sal tart
aut per se totus vel cum ol transcendat: & hoc est menstruum coeleste.
His omnibus it absolutis aurum in aqua regis, cum sale un aqua soluto deprime,
calcem edulcora, exicca, esiq calcis auri part 1 flor sulph part II adde per 12 hor.
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Historia del oro potable
Fornaci reverberatio impone, deinde refrigera, iterum 2 part sulph addo ut ande
reverbera hoc 20 vicibus vel plurius repete quo usque calx auri fiat mollis &
tumida: huic menstruum praedictum affunde & digere, hoc enim plane & ita
digeritur & corpus velut flocci vel silam. Goss. In eo imatare videantur & est
med. celebratissima in maximis morbis usurpande. Et hoc menst omnia corpora
metalla calcinata ut & margar & correlos dissolvit. Est que arcanum D. Tobiae
Hessen.
In vitriolo per alembicum destilato & oleo salis aurum solve, tunc deo cir.
Infunde per alembicum duodecies, & ita tamen destilla, ut in fundo maneat
humidum, vel madidum: hoc facto sp.vin.affunde iin cellam vinariam pone
ibidemque relinque concrescent pulcherrimi crystali, hoc exime, Aqua per
destillationem abstrahe, quo usque nulli amplius crystalli compareant & nulla
segnatur: calculos seu lapillos in loco calido exicca, in pulverem redige; cum
calida aqua ablue, in spiriti vini coagula & solve iterum digere per b destilla,
habebis oleum et tinctura auri.
L'oro potabile è un licore divinissimo & senza comparatione, il quale gli antichi
& moderni filosofi l'hanno cercato con ogni ingegno, & arte & fisono messi a
fare questa potione Dioscórides oro, in variis & diversi modi dellequali ne diro
alquanti si a stato il migliore sono adunque stati alcunim che l'hanno voluto
calcinari in diversi modi per ridurlo alla solutione. Altri l'hanno voluto solvere
con acqua forte & altri dipoi la calcinatione lo hanno voluto solvere con acqua
Dioscórides vita & cosi ina infinità Dioscórides loro hanno calcinato senza luce,
trancorrendo per l'arte, senza scientia, nè manco esperientia. Maestro è da sapere
che quantum que il ridurre l'oro in forma potabile habbia in se dell'imposibile,
tutavia à piu facil cosa, Di quel che altri si credere, è però mostraremo il modo
Dioscórides fare questo glorioso licore, tanto grato a ciascune & meritamente
percioche egli è una essentia molto sustantiale, & è quasi una seconda anima
nostra, & è un licore di virtù cosi grande & cosi nobile che cosa nissuna non
basta a consumarlo, nè manca machiar la lucidezza sua, come può avenire a tutti
gli altri metalli. Et per gusta ragione affermo che l'oro potabile posi fari assai Di
quello, che i filosofo scrivano & credo ch'egli sia veramente l'anima & la vita
nostra, havendome visto Di esso cosse incredibili in varii & diversi casi
importantissimi, più e più volte & diversi accidenti. Il modo dunque Dioscórides
fare tal pretioso licore sarà questo, cioè:
Si piglia una oncia d'oro in fogli, e bisogna poi pigliare una buona polastra
grassa & ammazzarla & pelarla & cosa calda carvagli fuora tutti gli interiori &
aprirla in piu parti, dove è piu carna, come è nel petto, nelle coscie, e sotto le ale
& andarvi mettendo Dioscórides quello oro battuto tanto che si ascondi tutto.
Dipoi mettari la detta pelastra in luoco, chaper trentasei hori si conservo calda a
calor naturale & l'oro si solvera tutto in acqua, perche è qualità occulta Di quella
polastra, che solva l'oro, dipoi leva la via et habbi aqua Di mele destillata con
suoi spiriti, che sia retificata duo o tre volte, & con quella lava quella carne si
polastra tanto minutamente che non vi possi restare cosa nissuna Di quello oro;
166
Historia del oro potable
fatto questo, habbi tanta acqua vitae quanto è quella levatura Di carne, et metti in
fieme & per ogni libra Di tale acqua mettivi una dracma Di sal armoniaco, che
sia bianco senza alcuna negrezza & fia meso
He aquí el gran y divino misterio, la cosa buscada por excelencia. Esto es todo.
Dos naturalezas, una sola esencia; porque una de ellas entraña y domina a la
otra. Esta es la plata líquida, el andrógino que está siempre en movimiento. Es el
agua divina que todos ignoran. Su naturaleza es difícil de entender: porque no es
ni un metal, ni agua, ni un cuerpo. No se la puede dominar, es el todo en el todo;
tiene el aliento de la vida. Quien entienda este misterio tiene el oro y la plata.
(les origines, 178)
Paracelso.
167
Historia del oro potable
D'aqua stralta di vitriolo romano p.2 (dos partes), una parte de sal nitro. Fia medio
cremente essicato in colcrotat destillasi fin all'ultimi spiriti, che imnmediaté solvera
intiero in techino. Esposto al caldo in faggiolo, restara un liquore niente meno del
sengue, fie l'aqua il doppio dell'oro, soprafondendosi al vermiglio liquore aqua di mele
stillata bianca, evacuasi a B per digestione con aqua stillata si libera dall'acredine &
servasi in il licore com'un rubino que será el alma separada del cuerpo.
168
Historia del oro potable
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
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Historia del oro potable
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Convegno Int. "Alchimia e Medicina nel Medioevo", Pavía, 16-18 de marzo de 2000,
sin editar a fecha 8/12/00. Agradezco profundamente toda la ayuda prestada a la
profesora Crisciani, del Departamento de Filosofía de la Universidad de Pavía, para la
realización de esta tesis doctoral, especialmente éste de poder contar con sus
publicaciones antes de ver la luz pública. Otros textos de Chiara Crisciani: Alchemy and
Medicine in the Middle Ages, Bulletin de Philosophie Médiévale, 38 (1996), 9-21; Il
corpo nella tradizione alchemica. Teorie, similitudini, immagini, Micrologus, I (1993),
189-233; From the laboratory to the library: Alchemy according to Guilielmo Fabri, en
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Element theory was only one aspect of macrocosmic interest. If the Creation was to be understood
primarily as an alchemical separation from an initial chaos, then it seemed appropriate to use this analogy
in geocosmic explanations. Distillation was the model employed for rain, volcanic eruptions, and the
origin of mountain streams. Indeed, the earth itself was viewed as a large distillation flask with a fiery
center which heated underground reservoirs and lava both of which might erupt at the surface.
171
Historia del oro potable
But if the Paracelsians rejected much of the ancient legacy, they remained wedded to the ancient vitalistic
world view. Metals originated in the earth from a union of an astral seed with a proper matrix. The
resultant ore matured in the earth much as a fetus in the mother. And indeed, there is a life spirit that is
essential for both the organic and the inorganic worlds. By the final decade of the sixteenth century this
spirit was identified as an aerial niter or saltpeter.
Para Fray Esteban de Villa (m. 1660) las quintas esencias eran “extractos de
substancias”: algo obtenido a partir de la substancia de la planta 488. Se hacía de cuatro
formas. La primera trataba de “resolución” de la misma substancia, originando un licor
de una densidad intermedia entre el “agua” y el “aceite”. Generalmente se conocían por
el segundo nombre (aceites) y los más conocidos eran de vitriolo, de mirra, de tártaro...
La segunda forma, también conocida como “aceite”, sí tenía un aspecto más decente,
por así decirlo. Se obtenía mediante una destilación per descensum. Previamente se ha
de lavar bien aquello con que vayamos a trabajar, que solía ser para este tipo, el romero,
cantueso o espliego. Con el agua que hemos lavado la plata la llevaremos hasta casi la
putrefacción. Durante el proceso hay que estar atentos para cambiar el recipiente una
vez que haya acabado de destilar el agua, momento en que empieza a salir el aceite, en
el que debemos subir el fuego y, claro está, dar la vuelta al vaso ya que su densidad hace
que se recoja mejor por descenso.
172
Historia del oro potable
que un sarmiento, tiene muchas ramas para producir uvas pero sólo algunas, por
accidente, adquieren una más perfecta madurez, al sarmiento que produce las uvas
filosóficas está sujeto a accidentes que impiden la madurez de algunas, dejándolas
agraces. Todos tienen la misma raíz como nodriza, pero la savia no ha podido
digerirse igual en todas. Y, al igual que con una mezcla de buen vino fermentado
y agraces se obtendría una especie de vinagre disolvente de muchos mixtos de la
naturaleza, de la misma manera, con el agraz y el buen vino de los filósofos se
hace su vinagre disolvente, o vinagre muy agrio.”489
Como vemos, la quinta esencia, ya sea simple o compuesta, el oro potable, etc.
tuvo mucha predicación como medicamento hecho a partir del espíritu de vino
rectificado. Otro peninsular muy reconocido y gran hermetista, el padre jesuita Juan
Eusebio de Nieremberg (1595-1658) también se inclinó por el elaborado así 490. Aún
falta por realizar un estudio profundo sobre las facetas hermetistas de este autor y sus
influencias en su obra. Seguramente se vería entonces que el ambiente centroeuropeo en
los años centrales del siglo XVII no era muy diferente del peninsular. Nieremberg, autor
de más de cincuenta libros, nacido en Madrid y de padres alemanes, llegó a tener mucha
consideración en Alemania. Incluso Leopoldo I leyó su Historia Naturae491.
También podemos pensar que, dado el uso y abuso de los ejemplos propuestos
por ambos bandos para defender sus posturas, las interpretaciones de las fuentes eran
intencionadas, como se dijo antes. En tal caso habría que descartar el error o la
ignorancia de las palabras originales. ¿Qué decía Paracelso sobre esto?
Que optase por el preparado a partir del vino no impide pensar que fuese
considerado el menstruo universal, el disolvente que los alquimistas usaban para la
posterior transmutación metálica. Y esto mismo resulta que no era aceptado de buen
grado por los defensores de la “Medicina Racional Espagírica” españoles de fines del
siglo XVII, que, como veremos en su lugar, eran los opositores de los novatores. El caso
más claro es del de Lulio, quien decía que todo consiste en la quinta esencia del vino492.
489
Pernety, J. A., Diccionario mito-hermético, París, Delalain el mayor, 1758, “vino”; Barcelona, Indigo,
1993, 532. Cursiva mía.
490
Nieremberg, J. E., Curiosa filosofia y tesoro de maravillas de la naturaleza examinadas en varias
questiones naturales, Madrid, imprenta del Reyno, 1639, Libro I, cap. 13, fol. 21. Sobre este jesuita:
Zepeda-Henríquez, E., Obras escogidas del R. J. Juan Eusebio Nieremberg, Madrid, 1957 y Hugues, D.,
Vida y pensamiento de J. E. Nieremberg, Salamanca, 1976.
491
Listado de obras de Leopoldo en ÖNB, ms. 8011, fol. 101v.
492
Pseudo-Lulio, De Quinta Essentia, Venecia, Giorgio Arrivabene, 1514, fol. 15-17.
173