Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
F E Y S I G L O XXI
====================================================
INAUGURACION
Hombre XXI. -La verdad es que no sé muy bien lo que digo al afirmar que creo. He
oído que antes os lo ponían muy fácil porque os enseñaban preguntas y respuestas a la vez.
Hombre XX. -Efectivamente, así era en el catecismo de mi pueblo, que mi familia
me transmitió a mí, aunque ya soy nacido en la ciudad. Pero comprenderás que se trataba
de preguntas trucadas, porque solo se hacían aquellas para las que ya había una
respuesta preparada.
Hombre XXI. -Entonces, )por qué crees tú?
3
Hombre XX. -Mira, hoy que el deporte tiene tanta fuerza, te diría que la fe en Cristo
es como la fe en el entrenador, confías en su persona tanto como en su capacidad técnica,
reconoces en él una aptitud para desarrollar en ti capacidades nuevas y, a partir de ese
momento, te fías de él.
Hombre XXI. -Me gusta eso de que Dios es el entrenador que desarrolla todas
mis capacidades. De todas formas, necesitaré unas luces sobre aquellas
preguntas que tú no te hiciste de niño; mis preguntas no están trucadas y tu Credo
me sobrepasa.
Hombre XX. - Difícilmente te las podré responder yo. Pero se me ocurre una
idea; tengo un amigo teólogo pastoral, le pediré un resumen actualizado sobre cada
artículo del Credo y te lo pasaré. También él está a caballo entre el siglo XX y el XXI, no es
complicado en su doctrina ni en su vida y se esfuerza por situar bien la fe en cada momento
histórico. Puede servirnos.
PRINCIPIOS BASICOS
PARA UNA FE ADULTA
Hombre XXI. -Muchos siguen aun la vieja costumbre de rezar en los apuros,
lo que no hacen habitualmente. )Vale esta fe ?
Hombre XXI. -No creo que la fe tenga que encerrarse en una serie de afirmaciones ni
menos que sean obligatorias para tener fe; ésa me parece una fe en conserva, y yo la
entiendo mucho más espontánea.
Hombre XX. -Yo aprendí ese Credo de niño, pero luego he descubierto que el Credo
no es una lista de verdades ni un reglamento, sino una historia viva, la historia de los
grandes pasos de las relaciones de Dios con los hombres; y, como toda historia familiar,
solo la aprecian bien los que pertenecen a ella.
Hombre XXI. - Pero en esta historia deberíamos caber todos; no tiene que ser una
Olimpiada donde solo llegan los mejores; me imagino a la fe más como el deporte de
base, menos profesionalizado y más independiente del dinero pero más vivo.
Hombre XX. -De acuerdo contigo. El Credo que yo aprendí de niño en el pueblo era
primitivo, como nuestros partidos de fútbol en la plaza de la iglesia; ahora es más
profesional, pero también más vivo y universal. Está hecho para que quepan todos, te lo
aseguro.
El Credo histórico tiene sabor a familia, más que a escuela; es un recuento de los
principales hechos y acontecimientos en los que Dios ha intervenido a favor de su pueblo,
acontecimientos que se graban en la memoria familiar y se transmiten de padres a hijos. Así
es el primer Credo que aparece en la Biblia: "Tú recitarás ante el Señor, tu Dios: mi padre
era un arameo errante; bajó a Egipto y residió allí con unos pocos hombres; allí se hizo un
pueblo grande, fuerte y numeroso. Los egipcios nos maltrataron y nos impusieron dura
esclavitud. Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz; vio
nuestra miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. El Señor nos sacó de Egipto con mano
fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios y nos trajo a este
lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso entro aquí con las
primicias de los frutos del suelo que me diste, Señor" (Deuteronomio 26, 1-12). Este Credo
es una historia maravillosa, un Credo caliente, sangre viva; no se preocupa tanto de lo que
Dios es en sí, sino de sus acciones a favor del pueblo. Por eso los que pertenecen a ese pueblo
se sienten ilusionados y lo transmiten por tradición familiar y comunitaria, más que por
estudio, y lo proclaman con entusiasmo. )Puedes relatar un Credo semejante en tu vida ?
El Credo dogmático, por el contrario, es un recuento de verdades, más que de
hechos, con un contenido doctrinal que es objeto de estudios y de profundización; pero hay
que tener en cuenta que, por encima de su rigorismo y precisión conceptual, esas verdades
son expresión de la vida de Dios que se comunica en ellas. Este Credo se estudia más
fácilmente que se proclama; y se forma principalmente en los Concilios y en las escuelas de
teología.
Nuestro Credo cristiano, el que compartimos en este libro, aglutina los dos aspectos,
es a la vez historia y doctrina, un compendio de hechos y verdades, aunque en su
formulación prevalece el elemento doctrinal, lo histórico se centra exclusivamente en los
acontecimientos de la vida de Jesús. Los dos aspectos se complementan. Lo que tiene de
precisión doctrinal garantiza su contenido y lo que tiene de histórico garantiza lo que tiene de
vida y de cercanía de Dios, que de múltiples maneras ha intervenido en nuestra vida. EL
CREDO es una larga historia que empieza en la creación y sigue en nuestros avatares
pasando por nuestras escuelas, que hace tranquilamente el paso del siglo XX al XXI, hasta
terminar en "un cielo nuevo y una tierra nueva".
Hablaré un poco de esta bellísima y fascinante historia.
Nuestro Credo es un gran río que viene de lejos y se ha ido asegurando y agrandando
con el tiempo; no está constreñido a unos cauces estrechos, sino que se mueve con libertad y
seguridad, marcándose los cauces con su propia fuerza interna. En este gran río corren ahora
las mismas aguas que arrancan de Jesús y que, al pasar por diversos pueblos y escuelas
doctrinales, se ha ido engrosando con las aportaciones de todos los creyentes. En su recorrido
ha llegado a la ciudad y aquí se bifurca, aparece y desaparece de muchas maneras. Ahora está
a punto de entrar en el siglo XXI, lo que, sin duda alguna, también le afectará. No es un lago
quieto ni un epicentro de tormentas, aunque en su corriente hay grandes remansos y
peligrosos remolinos. Es el río de la vida donde lo que importan son la riqueza de las aguas y
la fuerza del caudal. Quiero recordaros algunos de los grandes afluentes que lo conforman.
En este río desembocan las oraciones de los místicos y los sencillos que nos dejan
constancia de que nuestro Dios es algo muy vivo, misterioso e inefable, que esconde el rostro
incluso en los momentos de mejor luz, pero que siempre deja escapar algo de su resplandor.
De los místicos aprendemos que se le alcanza mejor arrancando del interior de uno mismo
para acabar en el interior de El, que únicamente pone como condición que le dejemos el
máximo de espacio vital.
Aquí desemboca también la sangre de los mártires que tomaron la opción de entregar
la vida en términos totales y no siempre humanamente prudentes, y nos enseñan que Dios
pide entrega absoluta aunque tolera todas las debilidades. Desde el martirio de Jesús, Dios
está presente en todo tipo de martirio: religioso, laboral o sindical. Este río se enriquece
también con todos los que colaboran con el progreso del mundo, desde la fábrica, el campo o
los despachos, hasta la educación de los hijos o la predicación de la fe; todo progreso
actualiza la obra de Dios que nunca está inerte y al que queda mucho camino para tener el
mundo que soñó.
Desembocan también aquí los intentos de los teólogos y maestros para hacernos
comprensible la parte de Dios que nos es más cercana, aunque ellos saben mejor que nadie
todo lo que hay de frágil en su certeza doctrinal; nos enseñan más, para amar más.
Paralelamente, al río de nuestro Credo llegan las transmisiones de fe que hicieron las
familias de generación en generación, sin pedagogía académica, pero con el calor del
corazón y las palmas de las manos juntas en oración. Las abuelas del siglo XX son
maravillosas transmisoras de fe para los mietos del siglo XXI.
También llegan las aguas del magisterio de la Iglesia, siempre bien encauzado
aunque a veces resulte un poco forzado, actuando con energía y titubeos, como maestro y
tutor, salvando siempre lo esencial, gran mérito, aunque le haya faltado ductilidad.
Conjuntamente, a nuestro Credo llegan las energías de tantas y multiformes comunidades
que reciben, proclaman y transmiten la fe; éstas, más que afluente, son manantial poderoso.
En el Credo bebemos también las aguas de los líderes y solitarios que en un momento
dado empezaron a empujar en una dirección determinada con una fuerza inaudita; fueron
visionarios, profetas, algo locos, nacidos del Espíritu, verdaderas lenguas de fuego que se
mueven sin dirección fija y queman lo que tocan.
En este río del Credo estamos inmersos nosotros; es el gran río que pasa por ambos
océanos, el de la tierra y el de la eternidad, y que traspasa y une los siglos con sus aguas
salvadoras. El centro del Credo es Jesús, pero también la vida de los que creyeron en El y le
siguieron. Así se formó el gran río.
Ahora podemos decir con seguridad, al meternos en él:(Dios está aquí!
El Credo es Dios en sus más comprensibles y cercanas formas. Dios-Niño nació y se
formó en cada uno de nosotros, fue una gota con vocación de manantial; pronto se hizo Dios-
Adolescente, con inquietudes e interrogantes, donde el contenido y seriedad de las incógnitas
era mayor que el conocimiento que teníamos de ellas; el Dios-Adulto es el que más ha
tardado en llegar y aun no ha alcanzado a todos ni del todo.
Así es nuestro Credo. )Credo-niño? )Credo-adolescente? )Credo-adulto?
I0 parte :
DIOS
Nuestro Credo solo destaca dos datos complementarios sobre Dios: que es
PADRE Y CREADOR.
2. - DIOS:
PERSONA QUE SALE AL ENCUENTRO
Hombre XX. -)Crees que creen los de tu edad, los hijos directos del XXI?
Nunca la pregunta había sido tan directa y el Hombre XXI se siente casi
incómodo al responder.
Hombre XXI. -Sí, pero no sigas haciendo preguntas sobre este tema porque no
sabría qué responder.
Hombre XX. -Solo pensaba hacerte otra: )en qué Dios crees?
Hombre XXI. -Dios solo hay uno, )no lo decís siempre así?, sobre todo vosotros, los
del XX. Todos creemos en el mismo Dios.
El primero de los tres grandes apartados del Credo lo llena una sencilla y rotunda
afirmación de fe en Dios.
Lo que quiere decir que Dios existe antes que la fe. Me fijo ahora en el valor de esta
palabra.
"DIOS" es quizá la primera palabra que nació entre los hombres y la que más ha
perdurado; muchos han dado muerte a Dios en su vida pero ninguno pudo matar esa palabra;
parece una palabra inmortal. Pero esa palabra hoy ya no es, sin más, una expresión de fe, solo
tiene garantías cuando hace referencia al Dios de Jesús.
Es una palabra que llega a nosotros confusa, pero nunca vacía. Quizá en el XX y,
sobre todo, antes, tuvo un significado más preciso:padre, señor, artífice...; pero hoy la palabra
Dios no expresa para muchos nada concreto sobre su propio contenido (al contrario de
cuando empleamos cualquier otra palabra:árbol, dinero, ordenador, impuestos...), está abierta
a multitud de contenidos. Por eso cuando decimos:"creo en Dios", )qué expresamos? )a qué
o a quién nos referimos? Dios ya no es, sin más, expresión de fe. Hay que llenar esa palabra
de contenido. Del contenido que le dio Jesús.
(Creo en Dios!
Pero no puedo poner condiciones o caminos científicos para llegar a El como una
conclusión. Ni siquiera puedo decir:"si Dios existe, basta con rezar, porque El es todo, y si no
existe, basta con trabajar porque nosotros somos todo". Dios es un misterio, pero
omnipresente, inefable e íntimo, que reclama una actitud de apertura previa y, cuando la
encuentra, se revela desde lo más cercano a cada uno. También desde la ciudad, desde el
progreso y la posmodernidad.
Pues bien, Dios es Persona. Pero no como lo somos los seres humanos, siempre
limitados. No es una persona en sentido filosófico ("la sustancia espiritual de una naturaleza
dotada de razón", "la existencia inmediata de una naturaleza espiritual"). Pero no esperéis que
yo sustituya esa definición por otra más adecuada, siempre deficiente.
Que Dios es persona significa que es un Ser Vivo, no algo abstracto (como energía
universal, el poder, "algo" por encima de las cosas), ni cerrado en su infinitud, sino abierto a
los demás, con los que mantiene siempre estrechísimas relaciones de amor. . Tratándole así,
aunque no le llamemos así, el contenido de esa palabra irá penetrándonos.
La dificultad aumenta al pensar que Dios es, no solo un ser personal, sino tripersonal
(la Trinidad), como expresamos también en el Credo. Ninguna analogía nuestra es
suficientemente válida para aplicarla al Dios trinitario, todas las comparaciones son tan
pobres que más le ocultan que le explican. Su riqueza es tan inconmensurable que solo la
intuimos con esta referencia tripersonal, donde se incluye la perfección simbólica del tres y
todas las reacciones vivas de la persona. Nos ayuda a comprenderlo que las personas lo son
cada una al completo, pero que, solo al relacionarse amorosamente, se completan y son
felices. Así le sucede a Dios en su propio ser íntimo.
Al decir que es Persona, queremos decir
Es un Dios en movimiento.
Normalmente miramos a Dios como algo completo, perfecto, infinito, que ha llegado
a todo lo que se puede llegar, y (claro que lo es! Pero eso no le convierte en algo inmóvil, )
hacia dónde puede moverse si ha llegado a todo? Un Dios así y su bienaventuranza eterna nos
produce una sensación de aburrimiento: )qué haremos? )siempre igual? Ni la mejor de
nuestras fiestas nos interesa si siempre es igual.
Pero Dios no da esa imagen de sí mismo. Cuando Moisés, el legendario liberador del
pueblo, estaba preocupado por cómo presentarlo ante los suyos, Dios le dijo: "Yo soy el que
soy". Y continuó: "Así responderás a los hijos de Israel: Yahvé (el que es), el Dios de
vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, me manda a vosotros. Este será
mi nombre y mi designación de generación en generación" (Ex. 3, 14 ss. )
Es un Dios para el hombre. Más que Dios en sí mismo (su esencia, su definición;
tarea frustrada de antemano) interesa lo que Dios es para nosotros; otro Dios nos resulta
inútil y carente de interés. De Dios solo sabemos lo que El mismo ha revelado, es decir, lo
que ha hecho por nosotros. Vano esfuerzo querer penetrar en Dios, "mysterium
tremendum", es mejor dejarle hacer, mirarle mientras camina y caminar con El. A Moisés se
le presenta como Dios caminante (Ex 33, 13-16). No quiere ser un Dios de vitrina ni
especulación teológica ni siquiera de culto lejano, sino caminante comprometido. Dios tiene
también una historia, la historia del hombre es la historia de Dios.
Al llegar a este punto, la pregunta salta sola:en esta historia nuestra, )para qué nos
sirve Dios?
Cuida de no hacerla en sentido meramente utilitarista, como los preocupados por el
"tener": salud, trabajo, suerte; pero éstos son los primeros decepcionados. Al contrario, hecha
desde el "ser", la pregunta es válida: )necesita el hombre a Dios para ser hombre? )lo
necesitamos para construir una buena sociedad? La respuesta no es de escuela; por tratarse
de caminantes, viene solo del camino; deja que Dios haga el camino contigo y sabrás para
qué sirve; en la "via crucis" o en la "via gloriae", uno descubre para qué sirve Dios.
Como elementos para una respuesta acertada, aquí tienes unos cuantos
descubrimientos ya hechos y experimentados.
Dios está en la historia, en lo real, en lo cotidiano. Dios no se aleja de nosotros,
somos nosotros quienes nos alejamos en nuestra manera de entender la infinitud; para romper
esta lejanía conceptual y cultual, El se escoge un pueblo, lo acompaña en su tarea diaria y
personaliza todos sus acontecimientos y reacciones. Dios vive en el hombre, ningún templo
puede sustituir al hombre; los templos, más que casa de Dios, son la casa de los hombres de
Dios; el verdadero "lugar" de Dios es el hombre. Aunque a veces la soledad ayuda, solo es
buena cuando remite de nuevo a los hombres. Dios se ha hecho hombre:Jesucristo.
A la historia Dios le recuerda su principio fundamental y su sentido final, no puede
ser una historia de egoísmos, ni reducirse a llenar el saco de oro. Solo cuando sea una historia
de amor tendrá una plenitud de fraternidad y una transformación final. La recuerda que tiene
dos caras y que la otra cara, la disminuida y sufriente, ha de ser preferida. Los hombres solos
pueden llevar adelante la historia, ciertamente, pero entonces los egoísmos tendrán más
influencia que el amor; Dios logrará que el amor termine venciendo a los egoísmos.
Al hombre Dios le da un sentido, una finalidad, una razón de vivir; el hombre solo
puede ser "faber" (buen operario) y "sapiens", pero difícilmente será más hombre. Dios le da
una doble dimensión: de servicio hacia los demás y trascendente hacia la eternidad; la tarea
del hombre es el amor y su destino la resurrección. Dios se hace hombre, en primer término,
para que seamos hombres; todo lo que sea hacer crecer a los hombres nos acerca a Dios y
hace efectiva su presencia en el mundo.
Dios se hace presente en la naturaleza porque todas las cosas fueron creadas por El y
las saca de sí mismo, no de la nada. Por eso en la cultura rural la fe era espontánea, no
solamente porque el hombre aun no había descubierto el poder de sus manos y vivía
enajenado, sino porque a Dios se le descubre espontáneamente donde espontáneamente está.
Cuando el hombre abandonó el contacto directo con la naturaleza para entrar en relación más
directa con el asfalto de la ciudad y las máquinas de las fábricas y los laboratorios, perdió la
fe en la naturaleza y no encontró la fe en la máquina; en la cadena de la fe a muchos les falta
este importante eslabón. La naturaleza se ha hecho religiosamente lejana y oscura. Pero Dios
continúa estando en la naturaleza a pesar de la degradación, porque la degradación es un
accidente temporal que el mismo progreso se encargará de corregir, y la naturaleza volverá a
ser el puro lenguaje de Dios que siempre fue, porque la presencia de Dios es definitiva en sus
obras. Dios, que está en un enfermo y en un pecador, también está en una naturaleza herida y
degradada. El movimiento ecologista debe ser también una buena manera de abrir el mundo a
la fe.
Y está en la nueva naturaleza, la de la técnica y la máquina. Una máquina no nos
habla tan espontáneamente de Dios como una flor, pero eso no se debe ni a la máquina ni a
la flor ni a que Dios esté menos presente en la máquina que en la flor, sino a nuestra
capacidad de comprensión educada solo en una manera de leer a Dios. Necesitamos aprender
otras formas de lectura de la presencia de Dios, que está de acuerdo con el libro de la
creación que ahora se construye más en la ciudad que en el campo, más en los frutos de la
técnica que en los frutos de la tierra. )Por qué la máquina ha de ser menos expresiva de Dios
que la flor? )Por qué la ciudad ha de estar más vacía de Dios que el campo?. Dios nos invita
a la espiritualidad del asfalto, a la fe que arranca del progreso y de la técnica. En esto, el
"Hombre XXI" tiene ya una gran ventaja.
El verdadero encuentro con Dios no puede darse fuera ni lejos, porque El está dentro
de mí, se mueve por las venas de mi pensamiento y se agita en mis emociones y se proyecta
hacia adelante en mis proyectos vitales y en mis sueños.
Está en el dinamismo de mi inteligencia, que tiende irresistiblemente hacia la
comprensión de todas las cosas, intuyendo que existe una conexión definitiva entre todo y
que ésta es su razón de ser. Pero no acabo de encontrar la síntesis definitiva, sigo caminando
de conocimiento en conocimiento y cada día descubro más el inmenso misterio que está
dentro de mí. Mi pensamiento me sobrepasa; sé que soy más de lo que entiendo, sé que más
allá de lo que conozco la vida se hace infinita. La síntesis final de esa vida y de sus
movimientos es Dios, "el que es". Mi inteligencia no me prueba a Dios, pero su dinamismo
me empuja a El, donde al fin encontraré el sentido y relación vital de todo lo existente y lo
sucedido.
También está Dios en esa perenne tensión entre lo que soy y lo que quiero ser. La
fuerza más original del hombre es este impulso olímpico de ser más y de llegar más lejos,
pero en nuestro ajetreado ritmo ciudadano de hacer y hacer, muchos actos quedan vacíos de
sentido. Nadie logra ser lo que realmente quiere ser, ésta es la tragedia principal de la vida, la
cruz más frustrante e invencible. Pero yo me niego a aceptar que siempre será así, no puedo
vivir definitivamente frustrado. Y aquí aparece Dios, como respuesta a este impulso vital. En
Dios seré lo que quiero ser, El hará de mí algo definitivo. Cuando yo termine mi tarea, a
retazos y llena de defectos, El hará el resto. Dios, gozosa presencia, es aun más gozosa
promesa. Más adelante veremos que tiene que ver con esto la Resurrección de Jesús y hasta
nuestro purgatorio.
Dios está también en la voz de mi conciencia. Algo dentro de mí hace referencia
continua al bien y al mal. Este instinto del bien y esta fuerza del mal apuntan hacia el Bien
definitivo, donde el mal ya no existe; por esa referencia última, que mo será frustrada, puedo
seguir caminando entre esfuerzos y perdones. El instinto de una conciencia limpia y clara, sin
interferencias ni extraños condicionamientos, suele terminar en la infalibilidad de la fe.
Está incluso Dios en el absurdo y vacío que se produciría en mi vida si El no
existiese; es todo mi ser el que protesta contra esa hipótesis; mi vida se reduciría a actos
sueltos bajo el signo del destino o la esclavitud. Lo siento así, aunque reconozco que otros
muchos no tienen esa sensación.
Ya sabes que una de las cosas que se ha dicho de Dios en la época moderna es
que es una proyección de nuestra mente; todos nuestros deseos e ideales irrealizables
los proyectamos en una imagen difusa a la que llamamos "Dios" y al que luego
sometemos la vida. Así resulta que no es Dios el que ha creado al hombre sino a la
inversa. Efectivamente muchas veces el hombre "crea" a Dios, sacándolo de sí mismo
y reduciéndolo a sus deseos o temores, que son los nuevos "dioses". Pero sucede que
este "dios" no llena la vida y uno tiene pronto la sensación de estar en el frío templo
de los ídolos.
En otras ocasiones no proyectamos imágenes interiores sino que simplemente
deificamos lo de fuera; lo mismo que en otro tiempo deificaban montañas, los grandes
ríos, lo que más grande y fuerte parecía, hoy deificamos el dinero, el poder, la
libertad incondicional, el placer, la política, etc. Hasta en las ideologías y estructuras
de grandes movimientos modernos se copian formas y fórmulas religiosas, en el
marxismo y en el capitalismo, por ejemplo. Uno tiende siempre a deificar lo que más
ansía, como en otro tiempo deificaban lo que más temían.
Esto nos lleva a preguntas fundamentales. Cuando digo creer en Dios o hablo
de El, )es verdadero ese Dios? En una época posmoderna no vamos a entrar en la
vieja cuestión de si el camino filosófico puede desembocar en una prueba del
verdadero Dios. En este terreno se ha repetido muchas veces que de Dios nos es más
fácil decir lo que no es que lo que es, algo que nos sucede igualmente con nosotros
mismos y con el amor y la vida. Los caminos llevan a donde llevan y no donde
queremos, por eso esta marcha de la fe solo podemos hacerla caminando y no
discutiendo sobre la esencia de la meta.
En lenguaje de sobremesa se me ocurren un par de
cosas.
Mientras hables de Dios, siempre tendrás dudas, porque enseguida te das
cuenta de que Dios tiene poco que ver con tus palabras, que nacen más bien de tus
ideas personales; pero cuando hablas a Dios, entonces siempre aciertas, incluso
cuando al hablar tu imagen no sea muy acertada. En tu oración y relación vital
dirígete al Dios que es, no a la imagen que puedas tener de El. Porque una cosa es
Dios y otra la imagen que nos hacemos, aunque no le debe molestar mucho que
nuestras imágenes no sean muy acertadas, puede que incluso le diviertan.
Porque hay dos tipos de imágenes:las teóricas o conceptuales, que tienen
menos importancia, y la imagen viva:el hombre. El Dios verdadero es el que está
siempre cerca y a favor del hombre; el encuentro infalible es el que se da en la
cercanía del hombre. Sobre todo en Jesucristo, Dios se ha humanizado y los caminos
seguros para la fe son los de la humanización.
Sé que esto te complace pero no te basta, porque sabes que Dios no es el
hombre, pueden estar muy unidos pero son diferentes y, si no lo fuesen, ya no te
interesaría para nada la cuestión de Dios, que siempre intima contigo pero no se
identifica del todo, notas las diferencias insalvables.
Se dice del deporte que "lo importante es participar"; lo mismo y mucho más
del deporte de la fe, donde no se buscan premios sino estar. El "peor" Dios es aquél
de quien no me preocupo ni me interesa, lo dejo aparcado en las cunetas de la vida
porque me resulta del todo indiferente. Participa, es todo lo que puedo decirte.
Y otra cosa, dale espacio. No quieras llenar tú solo la cancha de tu vida ni la
realización de tus objetivos. Tampoco es conveniente que le dejes reservada una vía
solo para El, pues no quiere caminar solo, aunque tampoco exige vías muy especiales,
le basta la tuya. Para quienes sí has de reservar vías es para los otros, pues ya sabes
que, en cristiano, los otros son siempre hermanos; el que excluye a otros excluye a
Dios.
Déjale espacios en tu persona; hay zonas de tu interior que, si no están excesivamente
ocupadas por orgullos o materialismo, favorecen el encuentro; es bueno que sepas descubrir
esas zonas para facilitar el encuentro. También hay tiempos que lo favorecen, algunos vienen
señalados por la liturgia cristiana, otros te los tendrás que señalar tú mismo.
Quiero decir simplemente que a Dios le dejes ser Dios en tu vida, en definitiva
no le robarás ningún secreto ni ninguna intimidad que El no quiera darte, pero te
aseguro que no se reservará nada de lo que necesites para una buena relación personal
con El.
MI PROFESION DE FE EN NUESTRO DIOS
QUIERO CREER.
No quiero que la fe se me escape como visitante esporádico,
no quiero que se me convierta en interrogante cuando ya es respuesta, en
búsqueda cuando ya es hallazgo.
LO HE ENCONTRADO.
Admito agradecido que El me encontró antes de que yo le buscase.
Y confieso gozoso que lo encontré en "el XX" y lo vivo en "el XXI".
Así agarrado, descubrirás que Dios llena el círculo (más que línea) de los
siglos, porque El llena desde el primero al último.
Es el ojo donde se refleja toda la humanidad.
Caben todos porque Dios es más grande que la fe.
Por eso que puedes encontrarle.
Creo que le has encontrado.
Hombre XXI. -Uno de nuestros problemas hoy es la familia. Te he oído muchas veces
hablar ilusionadamente de tus padres. Pero, )qué les debo yo, por ejemplo, a mis
padres?
("Hombre XX" conoce bien la dura historia familiar del joven "XXI" y prefiere no
entrar en ella. )
Hombre XX.-Si te digo que Dios es Padre, )cómo te repercute dentro? )cómo
reaccionas?
Hombre XXI. -Me gusta y lo rechazo al mismo tiempo. Me resulta más comprensible
como creador o energía universal, aunque me llena menos.
Hombre XX. -Estás condicionado por un rechazo hereditario. Pero es que Dios no
tiene nada que ver con el padre carnal y mucho menos con lo masculino. Es padre-
madre-esposo-amigo, es decir, el que nos comunica la vida; de todas estas maneras
le llama la Biblia y todo eso significa esta hermosa palabra. Jesús le llama "Abba" y
dicen que era una palabra muy cariñosa, como dicha por un niño.
Hombre XXI. -Precisamente cuando se le presenta como Padre me resultan aun más
incomprensibles muchas desgracias y silencios de este mundo nuestro. . . )Dónde
está cuando tantos sufren?
Hombre XX. -Veo que en esto no habéis cambiado los del "XXI", es una de las
preguntas más viejas del mundo. Prueba a hablar con El, prueba a llamarle"Padre"
confiando en El. )No crees que en nuestra sociedad la cabeza le ha robado terreno al
corazón? Dios Padre está para romper las soledades. El hombre que cree superar la
soledad con triunfos sociales lo logra solo en parte; después de un triunfo espera
otro y se abren nuevos huecos que pueden terminar con una sensación de vacío en su
vida. Por ser omnipotente, a Dios le resultan demasiado pequeños esos triunfos, pero
como a Padre. . . , habrá que invitarle, debe ser muy agradable su sonrisa.
Hombre XXI. -Me gustaría que fuese de verdad un Padre. Pero sé por experiencia
que esto no es una palabra o una teoría. De momento esa palabra me resulta me
resulta más asequible como tema de diálogo que para expresar mi fe.
El primer proceso
A Dios se le descubrió como Padre a partir, sobre todo, de tres caminos o, más
bien, experiencias: creación, el perdón y la conciencia de pueblo. Recorremos también
nosotros estos tres caminos.
Dios es Creador porque todas las cosas han salido de El, pero no todas participan
por igual de su ser; solo de una, el hombre, se ha podido afirmar que responde a un íntimo e
imperioso deseo suyo: "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Las cosas
responden a una orden de Dios, que manda que existan, mientras que, para crear al
hombre, se concentra en su interior y lo saca de sí mismo. La reflexión de las cosas, en
cuanto creadas, nos remite a su origen; pero, cuando esa creatura se llama hombre,
descubrimos que Dios se llama Padre porque de El salimos. Meditándote a ti mismo
descubres que, más que creatura, eres hijo. Las cosas no tienen la vida de quien las produce,
el hijo sí tiene la vida del Padre. Por tener vida de Dios, descubrimos que es nuestro Padre.
Paradójicamente también el pecado nos remite al Padre. El Dios tremendamente
justo, casi vengativo, de algunas presentaciones veterotestamentarias, aparece de pronto
con entrañas de misericordia, siempre dispuesto a perdonar, con reacciones de ternura y de
comprensión, no castiga definitivamente sino que una y otra vez vuelve a amar y cuidar a los
suyos. A base de experimentar muchas veces el perdón y de darse cuenta de que Dios se
volvía atrás de su propia palabra de amenaza de destrucción, los antiguos creyentes
aprendieron a confiar y proclamar: "El perdona todas tus culpas y cura todas tus
enfermedades. . . ; te rodea con su misericordia y su cariño... ; el Señor es compasivo y
clemente, paciente y misericordioso. . . ; porque El conoce nuestra masa, se acuerda de que
somos barro" (Salmo 103, 1-13). )Quién puede perdonar así en esta sociedad? Los padres,
solo ellos lo hacen así por instinto, solo elllos perdonan de forma tan absoluta e
incondicional. Por eso la experiencia del perdón es una de las que mejor nos acerca a Dios
Padre. )Comprendes ahora para qué sirve el arrepentimiento y la confesión?.
En tercer término, se sienten pueblo escogido por Dios, que en ellos REPARTE el
mismo amor y protección Y les acompaña siempre. Dios ha puesto su confianza en ellos:"El
dijo: son mi pueblo, hijos que no me engañarán" (Is 63, 8). Son hermanos entre sí, son
pueblo, porque el mismo Padre les engendró y eligió a todos; la familia es lo que hace
descubrir a los padres.
Es así como ya en el Antiguo Testamento la figura de Dios PADRE empieza a
imponerse sobre la de juez y castigador. Pero es aun un Padre con muchas limitaciones: es
Padre del pueblo israelita más que de otras comunidades, de aquellos que le obedecen más
que de todos; es un padre restringido y distanciado; se atreven a hablar del Padre pero no con
el Padre, habría sido demasiado atrevimiento.
Sin embargo, es Jesús el descubridor y predicador de Dios PADRE como único Dios
verdadero. Habla del y al Padre. Esta es una de sus novedades, escandalosa para muchos
creyentes de la época, sobre todo los más instruidos y representantes oficiales, y tierna para
los sencillos.
Se descubre primero a sí mismo como Hijo de Dios; si algo queda claro en el
Evangelio es esta conciencia que Jesús tuvo de ser Hijo de Dios; se sabía enviado por el
Padre, nacido de El, protegido por El, lo que dio seguridad y esperanza a todos sus pasos.
Esta conciencia filial es el dato más firme de su personalidad y la fuente de su espiritualidad.
Cuando de niño empezó a escuchar lo que de Dios decían las Escrituras y los rabinos,
fue descubriendo un Dios seguro, muy fuerte, el Dios de su pueblo judío, que tenía las
nubes por diadema y las montañas por escabel de sus pies, que se mezclaba incluso en las
guerras para premiar o castigar; se podía adorar aquel Dios mirando la altísima bóveda del
cielo o recordando el paso de los israelitas por el mar que se abre ante ellos, pero no era tan
fácil descubrir a ese inmenso Dios en una flor o en la mirada del niño que vivía al lado de la
casa.
Fue quizás mirando a su madre como descubrió que aquel Dios era verdad pero no
toda la verdad. Lo sentía ciertamente como una fuerza volcánica que le empujaba por dentro
pero, al mismo tiempo, fueron creciendo en El unos sentimientos que le llevaban a Dios
con cariño, con dulzura, como si la fuerza de la sangre no le acercase tanto a José como a
otro padre que aun no sabía precisar. Era el equivalente divino de María. )Cuándo se atrevió
por primera vez a llamar Padre a Dios? )Fue quizás después de la primera conversación que
tuvo con María sobre su maravilloso origen virginal?
Sí, El era HIJO DE DIOS. Dios era SU PADRE. Un descubrimiento sublime,
trastornador, que le hizo verse distinto de todos los demás sin dejar de ser igual a ellos. Fue
aquel día cuando, al dirigirse a Dios en la oración, quiso llamarle Padre, pero la palabra
que salió de sus labios fue otra: "Abba", papá. Y ya nunca más volvió a llamarlo de otra
manera.
Cuando legó la hora de la predicación se encontró con un dilema: )a quién predicaría,
a Dios o al Padre? Habló de Dios, porque la palabra era válida para sus oyentes pero,
cuando manifestaba una relación personal, usaba indefectiblemente la misma palabra:
"ABBA". Entre sus oyentes hubo sorpresas, admiración y escándalo; pronto se pusieron en
marcha las primeras conspiraciones contra El porque no eso era solo un problema de
palabras, era una actitud que cambiaba todo el planteamiento de la religión, pues las
relaciones de un hijo y un padre no se rigen por leyes externas. Fue así como la verdad más
deliciosa de Jesús, que Dios es Padre, se convirtió en su propia sentencia de muerte, murió
por el Padre, por defender esa realidad, para que todos pudiéramos llamarle así.
Pronto empezó a hablar también de "vuestro padre", ya en el Sermón de la Montaña
repite esta expresión dieciséis veces. Entre los campesinos de Galilea, donde hablaba del
Reino con comparaciones de lirios, higueras y tareas de la casa, este Dios les resultaba
mucho más suyo, más cercano que el viejo y riguroso Dios de las sinagogas al que tenían
que servir estrictamente para alcanzar sus favores. "Vuestro Padre"; esto era nuevo, no
coordinaba bien con sus esquemas mentales, pero los circuitos interiores del corazón se
sentían conmovidos y reanimados al escucharlo. La gran sorpresa vino cuando un día les
invitó a que también ellos le llamasen así: "cuando recéis, decid: Padre, proclámese que tú
eres santo. . . "( Lc 11, 1-4 ).
Esta fue la primera gran revelación de Jesús a los hombres:cambiarles el concepto de
Dios convirtiéndole en Padre. Extrañamente los hombres han tenido reticencia a esta
maravillosa intimidad y continuamente dan marcha atrás. Sigue también la pasión generada
por esta maravillosa revelación en una sociedad tan necesitada de sentimientos familiares.
-)Cómo te fue? -pregunté el otro día a Sara, que ha pasado el verano con sus
padres y dos hermanos más pequeños; son días en que es más fácil la intimidad con
los padres, tan difícil en el ritmo normal del trabajo y del estudio. Y me contestó:
-A mis padres, sobre todo a mi padre, le he notado cambiadísimo. Antes en
mi casa todo lo mandaba él; ahora manda mi hermano pequeño, es un cara,
protesta siempre e impone su protesta para esclavizar a los demás; mi padre calla,
parece cansado.
Creo que Dios es el Padre de toda la familia humana y, por eso, la fe en Dios es la
mayor fuerza para la familia universal.
Creo que Dios es Padre de Jesús de una forma eminente y única, porque sólo con El
la intimidad llega hasta la identificación.
Creo que Dios Padre es el único Dios verdadero y que todas las demás imágenes de
Dios son deficientes y hasta idolátricas.
Creo que debo amarle con toda la voluntad, con toda la inteligencia y con todo el
ser; y que este amor es el compendio de toda religión.
"HOMBRE XX" y "HOMBRE XXI" dan una vuelta por las instalaciones de la
Universidad en la parte alta de la Diagonal, y pasan por delante de la facultad de Biológicas
y, un poco más allá, de la de Químicas.
Hombre XX. -Porque ese poder, como todo poder, quedaría pronto en manos de
unos pocos que manipularían la humanidad en una dirección interesada; estaríamos
pronto en el hombre "unidimensional".
Hombre XXI. -No quiero ni pensarlo: oleadas de hombres creados para aniquilar o
para anular a los diferentes. O quizá oleadas de científicos o deportistas, )qué te
parece? En fin. . . Pero, )podrán?
Hombre XX. -En mi pueblo aprendí que Dios es el único dueño de la vida, porque
sólo El ha creado el cielo y la tierra. El crear vida es propiedad exclusiva suya y
nadie se la arrebatará.
Hombre XXI. -Muchas veces he oído que Dios lo creó todo al principio, pero a mí se
me ocurren unas cuantas preguntas: )la tarea creadora de Dios se acabó al
principio del mundo? )cuánto tiempo tardará el hombre en sustituirle del todo en sus
facultades creadoras? )qué creación está más cerca de Dios, la del pueblo o la de la
ciudad, la de la naturaleza o la de la técnica?.
Hombre XX se quedó pensando que, cuando era niño y miraba los campos y
montañas, no tenía ninguna duda de que aquello lo había creado Dios, pero ahora, cuando
mira la ciudad y se pregunta quién la ha creado, no le sale espontáneamente la misma
respuesta.
Resumen 41 : DIOS ES UN CREADOR IMAGINATIVO
INCANSABLE
Dios es el creador único del mundo y del hombre y es el Unico que existía antes de
que existiesen las cosas.
Este es el primer artículo de fe que creyó la humanidad y nadie lo dudó hasta la época
moderna en que el hombre se preguntó por qué no pudo surgir todo de una especie de
torbellino prodigioso en que se van creando energías propias que determinan nuevas
corrientes, algo llamado "big-bang", "átomo infinito" o de otras maneras.
Hagamos varias anotaciones previas.
Desmitificadas las afirmaciones mitológicas con que las antiguas tradiciones
religiosas nos transmiten la creación, necesitamos expresiones nuevas, válidas para nuestro
mundo cultural. Las ciencias positivas hacen de continuo nuevas aportaciones a nuestro
mundo, pero se detienen en un punto:el origen del origen. Al hombre le corresponde
transformar la existencia y empujar la evolución, pero a Dios le queda la tarea intransferible:
hacer que las creaturas sean creaturas e hijos.
Otra anotación es que el tema de la creación y el de la salvación van unidos y
mutuamente referidos; la historia de la creación no es más que el primer capítulo de la
historia de la salvación, que incluye todo el proceso y finalidad última de la creación para
llegar a su realización definitiva. No se trata de saber cómo empezó el mundo, sino de cómo
mi mundo continúa vinculado a Dios y hacia dónde camina.
Por último. tenemos en cuenta que la creación es progresiva; la primera creación ( la
puesta en marcha del mundo ) está ordenada a la nueva y última creación ( la culminación de
todas las cosas en Dios ). Si la primera depende directamente de Dios, la segunda aparece
más dependiente de Jesucristo y, cada vez más, del hombre. La creación se está creando.
Esta es la visión histórico-salvífica de la creación.
El poético relato del Génesis se ordena en una hermosa progresión hacia la aparición
del hombre que llega con el encargo de dominar y cultivar la creación; criatura y creador se
confunden en la tarea.
El hombre es creado como parte de la creación, no como un ser ajeno a ella o como
un vigilante foráneo; por su corporeidad, el hombre también es mundo, no solo ser
espiritual de visita en el bazar desordenado de la creación. Aparece en una época tardía de la
evolución, por eso es más perfecto, es la perfección de la creación. Al mismo tiempo el
hombre supera la creación, es el único ser consciente de que habita el mundo y de que tiene
una misión que cumplir, el único que sabe que va a morir y que, a pesar de la muerte,
seguirá viviendo. Para crearlo, Dios no dio ninguna orden hacia afuera sino que entró en una
reflexión profunda e íntima hasta concluir:"hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza"(Gen. 1, 26), lo que significa que el hombre es un ser espiritual, un "soplo" o
"espíritu" comunicado directamente por Dios, y que es obra de amor, porque Dios le ha
comunicado su vida y esto solo se hace por amor.
El hombre es consciente y libre. Se conoce a sí mismo y a sus semejantes
imponiéndoles un nombre y, sobre todo, pudiendo hablar al Dios personal y trascendente.
Tiene libertad incluso para tomar una opción que no esté de acuerdo con los requisitos de
Dios; (lástima de tan gran don para tan mal uso!.
Esta es la grandeza del hombre:que resume el amor de Dios y la fuerza de la
creación-evolución. La materia sujeta a devenir "cruza un dintel especial" para formar el
espíritu humano en un determinado ser o ejemplar (teóricamente pudieron ser
varios:poligenismo). La evolución material apunta al hombre, pero se necesita una
intervención especial del amor divino, aunque no independiente de la evolución natural,
para la aparición del alma; la acción especial de Dios y las fuerzas naturales de la evolución
actúan conjuntamente para producir este gigante de la creación que es el hombre.
Por esta chispa divina que le acompaña, el hombre creado se convierte en creador,
nace ya con el encargo de dominar la tierra. El hombre es el usufructuario y responsable de la
ceación. Por eso, cuando es dirigido por las cosas en vez de dirigirlas, la creación da un
paso atrás; el consumismo crea un hombre dominado y esclavo, destructoramente
condicionado por lo material, con lo que continúa siendo meramente creado y desciende a
esclavo, pierde su facultad de creador y se queda en productor.
En virtud de su alianza con Dios, el hombre es responsable de la evolución, porque
la creación es progresiva, nada se hizo como es ahora ni es ahora como será definitivamente.
La libertad del hombre se orienta a la creación para imponerla un dinamismo evolutivo que
vaya siempre a más y mejor, a pesar de sus momentos regresivos, porque la evolución por sí
sola es ciega y demasiado imperfecta.
El hombre no puede perder de vista una ley inviolable:solo es positiva la evolución
cuando hay un avance hacia el espíritu; el progreso técnico y el bienestar material sirven en
cuanto hacen al hombre más dispuesto al crecimiento interior, de lo contrario, el progreso es
retroceso. En el designio de Dios, el hombre carnal se ha de convertir en hombre espiritual,
hasta llegar a una vida que supere la muerte y que sea capaz de espiritualizar la carne; no
importa tanto la generación de carne y sangre (función al alcance de laboratorios), sino la
generación del espíritu.
Por eso la primera gran regresión es el pecado. Según podemos deducir del relato
de la creación en el Génesis, el primer pecado perturba todo:hasta la tierra se endurece y
regatea sus frutos y el hombre se convierte en acusador de su hermano. Todo pecado tiene
una dimensión social y luchar contra el pecado es ir a favor de la evolución de la creación y
del hombre. En nuestra sociedad se compensan las tendencias materialistas con el despertar
de nuevos movimientos de espiritualidad. Es la evolución que pugna consigo misma, siente
sus propios retrocesos y los compensa con nuevos impulsos; cuando la materia tira hacia
abajo, solo el hombre puede empujar el espíritu hacia arriba.
Creo que las cosas son buenas y dignas de ser amadas; vivo en un mundo bueno,
aunque sujeto a tentación.
Creo que solo existe la verdadera evolución cuando se avanza hacia una mayor
espiritualización del hombre y del mundo.
Creo que vamos caminando hacia una nueva creación, hacia un mundo y un
hombre cada vez más configurados con Cristo, que es el Alfa y la Omega, el
modelo y el impulso vital de la creación.
JESUCRISTO
Hombre XXI. -Me gusta más la imagen que tú llevas al cuello que ésa de allá arriba.
Hombre XX. -Yo también la prefiero. Pero aun me gusta más la que tú llevas dentro.
Hombre XX. -Sin embargo, me acabas de hablar de una, pues dices que te gusta más
ésta que yo llevo colgada, lo que significa que está más de acuerdo con la que tú llevasen la
cabeza o incluso en el corazón. Tú te has hecho tu propia imagen de Cristo, no lo dudes,
todos nos la hacemos; desgraciadamente muchas de esas imágenes son incompatibles y por
eso no sirven para unirnos.
Hombre XX. -En gran parte tu imagen cabe entera en la mía, pero me parece que la
mía no cabe entera en la tuya; la mía está hecha desde la fe, en la tuya predomina tu propio
ideal; la mía nace del Evangelio, la tuya nace de tí mismo.
Hombre XXI. -Las imágenes de Jesús son como las del científico especialista o el
fotógrafo deportivo, cada uno busca aquellos ángulos que expresan mejor su propia idea.
Hombre XXI. -Es más real el que tú llevas al cuello que el de la montaña.
Hombre XX. -Es más real el que llevamos dentro, pero puede estar deformado.
El Jesús psicológico
)Cómo era Jesús por dentro? El hombre expresa su contenido interior en las palabras,
los gestos y en las reacciones más espontáneas. Cuando hechos y palabras coinciden en
expresar la misma clave ante la vida, hemos encontrado una actitud fundamental, que vale
mucho más que las fotografías. Miles de ojos, oídos y mentes estudiosas se han puesto a
observar las actitudes fundamentales de Jesús para reconstruir su perfil psicológico.
Pero hay un momento en que su persona sobrepasa nuestras categorías, entra en otras
dimensiones y es inútil querer juzgarla por nuestros módulos psicológicos. En definitiva,
tenemos que concluir que la psicología de Cristo no era solamente humana y, por tanto, se
nos escapa. Salvando este extremo, el camino es bueno para acercarnos a Jesús, porque por
ahí descubrimos sus sentimientos:la misericordia, la alegría ante una boda, la ira ante un
abuso interesado de los derechos de Dios, su miedo y fortaleza en la Pasión. . . Y por sus
sentimientos llegamos incluso a su conciencia, a lo que Jesús pensaba y sentía de sí mismo.
(Qué sugestivo y consolador resultaría conocer la visión que Jesús tenía de sí mismo y sus
reacciones ante sus propios descubrimientos personales!
Hay otros puntos clave en este interior de Jesús, como el de su conciencia mesiánica.
Hizo cosas sorprendentes y suscitó entusiasmos como MESIAS, como Liberador, como el
Esperado. También hoy día la admiración de muchos rebasa la fe. )Qué sentido le dio Jesús a
todo esto? A los suyos les impone un "secreto mesiánico", no quiere que le llamen Mesías,
seguramente por la idea equivocada del público sobre el Mesías como hombre triunfal. Sin
embargo, en la hora judicial ante el Sanedrín afirma claramente ser el Mesías, sabiendo que
con esta respuesta firma su sentencia de muerte; al reconocerlo solo en el momento de la
mayor derrota, descarta cualquier tentación de interpretación triunfalista de su persona y esto
le diferencia de todos los mesías políticos, económicos, etc. , que buscan ser reconocidos
como tales en la sociedad. Su conciencia mesiánica debió de ser más clara de lo que
manifiesta, aunque este descubrimiento a él mismo le resultó costoso y lento; la vocación
que compromete toda la persona en un servicio de entrega resulta lenta y difícil de descubrir.
Otro dato relevante de su conciencia era su sentido de "lo último", la llamada
"conciencia escatológica". Jesús, tan amante de la vida real, relativizó mucho todo lo
terreno y lo contrapuso a un nuevo orden de cosas, que El llamaba Reino de Dios; anunció
un gran cambio, una Buena Noticia, Dios hacía todo nuevo. )Cuándo? )Cómo? )Acaso
Jesús pensó que era inminente el final de este mundo desordenado para dar paso a la
realización plena del Reino de Dios? Así parece manifestarlo en alguna ocasión: "sabed que
está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo se
cumplirá" (Lc 21, 32). Sin embargo en otras ocasiones asegura que el día y la hora no lo
conoce nadie, sino el Padre (Mt 24, 36). Es decir, lo que Jesús sabía respecto al futuro
definitivo nos queda en la incógnita; pero sí aparece como un buen descubridor de los signos
de los tiempos, que le gustaba observar.
Algunos llegaron a afirmar que Jesús y sus seguidores creyeron firmemente en la
inminencia del día final y por eso su predicación es tan exigente, porque no hay tiempo que
perder. Al no llegar ese final, sus seguidores se sintieron defraudados y reaccionaron
divinizando a Jesús, con lo que crearon una nueva religión. Esta teoría es un ejemplo de lo
que es una interpretación preconcebida y limitada.
Lo que sí resulta claro es que en el interior de Jesús hay concordancia y tensión entre
el presente y el futuro; el presente se ha de vivir como un esfuerzo hacia lo definitivo, donde
Dios realizará plenamente los valores del Reino; y ese futuro es una luz y un estímulo para ir
realizando ya ahora los valores definitivos, tomados como norma práctica de nuestro vivir.
Es la tensión del "ya" pero "aun no", ya ha llegado el Reino de Dios pero no del todo. Una
tensión vivida, no como angustia, sino como estímulo y esperanza, como la del atleta antes
de la competición. Jesús no se equivocó respecto al final, puesto que El nunca planteó ese
día en términos temporales; conocía el sentido de la historia y dejó bien claro que el Reino
de Dios es un problema de conversión, no de fechas.
Otro punto base de su vivencia personal era su conciencia de HIJO DE DIOS. Se
sabía y sentía Hijo de Dios, por sus venas y las del Padre corría la misma sangre; de aquí su
entrega total a su causa y su confianza aun más total en El. De este manantial nacían su
fuerza y su delicadeza. Esta dichosísima y comprometedora certeza de ser Hijo del Padre es
seguramente el dato más claro de su conciencia, aunque no podamos decir cuándo y cómo se
formó en su cabeza humana esta certeza.
En definitiva, la conciencia de Jesús es un reducto personalísimo y secreto, no hay
teología ni psicología capaz de descubrirla toda, porque Jesús sobrepasa todos los módulos,
se convierte en ser único y así nos acerca al misterio. Pero nos deja la puerta entreabierta para
entrar y no serán los sabios y científicos quienes lo descubran sino los humildes y senciloos
de corazón a quienes El se lo revele.
El Jesús cosmológico
Ya desde las primeras épocas se ve a Jesús en relación con todo el cosmos, con el
universo entero. El "Cristo cósmico" está plantado en la cumbre de la evolución y, al
mismo tiempo, en la entraña del esfuerzo evolutivo. Hay una perfecta concatenación entre la
cosmogénesis, la biogénesis, la antropogénesis y Cristo, el Punto Omega, que ya en su
génesis fue dotado de una poderosísima fuerza de progreso autotrascendente. Esta es una
prodigiosa visión donde se mezclan ciencia, teología, poesía y sueño, es un gran canto a
Cristo. En esta visión Jesús no está separado del mundo ni nos es posible situarle al margen
de la evolución. Cristo llena los siglos, uno tras otro, y al final de los tiempos reagrupará
toda la creación para ofrecerla al Padre, culminando así la nueva creación.
Ya sé que algunas expresiones del Evangelio (concepción virginal, milagros,
resurrección. . . )las sitúa mejor el hombre moderno entre los viejos conceptos mitológicos
que en la evolución científica, pero este Cristo cósmico es entusiasmador y el corazón nos
dice que es verdad, porque Cristo, no solo continúa en la tierra, sino que está inmerso en la
misma esencia de la creación y, por lo mismo, evita el viejo peligro de disgregar la fe y los
compromisos temporales. Quien más cree en Cristo debe estar más comprometido en la
evolución del mundo. El Hombre máximo, el Hombre-Dios, es por sí mismo la principal
energía que dinamiza la evolución.
El Jesús humano-divino
(En esta segunda parte del Credo dedicada a Jesucristo, los Anexos vienen en
forma de Diario de Jesús; El personalmente nos cuenta algunas de sus
reflexiones y sensaciones sobre cada tema. Habla, por tanto, El, en primera
persona).
"Son ya varios años y continúa repitiéndose ese cartel con mi busto y una
palabra destacada: "Wanted". Siento una sensación extraña cada vez que leo esa
palabra; )tan lejos estoy aún que me tienen que buscar? )tan extraño, que no saben
dónde encontrarme? )tan desconocido, que no saben si soy yo cuando me ven?
Aunque comprendo su desconcierto, pues yo mismo me encuentré desconcertado
muchas veces y perdido, sobre todo, entre los hilos de lo divino y lo humano que
forman el tejido de mi vida.
Me buscan, dicen. Me ilusiona pensarlo, aunque frecuentemente tengo la
sensación de no ser buscado, soy tan anónimo que he dejado de interesar; sin
embargo, su interés despierta ante cualquier chispa. Mayor problema resulta que no
sepan dónde ni cómo encontrarme; se empeñan en buscarme en alturas
dominadoras o en carteles revolucionarios, desde algo extraordinario o anormal. No me
molestan esas características de desclasado y marginal, sobre todo, de favorable a
marginales, que me asignan en ese cartel; sé que para muchos ha sido un buen
camino de búsqueda, como lo eran en otros tiempos aquellas láminas
pintorescas con escenas evangélicas que colgaban de las paredes de las escuelas; las
echo de menos.
Pero hoy me siento especialmente metido dentro del ambiente evolucionado
del cambio de siglo y aquí me gustaría ser buscado y encontrado. Me gustan esos
hombres del progreso, que trabajan y marcan cada día neuvos hitos y hacen avanzar
el mundo. Pero mi carrera es muy diferente a la suya. Mis discípulos me veían como
un corredor de fondo empeñado en una marcha desde Galilea a Jerusalén, desde la
Galilea campesina y rodeada de poblaciones gentiles hasta la Jerusalén sagrada donde
todo era presidido por el Templo; creían que, cuando llegase, sería condecorado
como triunfador y coronado como nuevo rey nacional; me concedían un triunfo que
querían para ellos, curiosamente siempre es así, dicen de mí lo que quieren para
ellos, me dan títulos que dicen cómo quieren que me comporte. Pero nada sucedió
como ellos preveían. No podríamos llamar triunfal a mi carrera porque terminó con un
fracaso en la cruz.
Pero es que yo no buscaba medallas, que es la fuerza de todo competidor ; me
parecía más a los gregarios del equipo ciclista, siempre a disposición del jefe de filas;
pero tampoco, porque yo era el llamado jefe. Tengo que confesar que no me interesan
las medallas, por lo que difícilmente me admitirían en un equipo oficial. La fuerza
que para otros tiene el triunfo, para mí la tiene el servicio.
Lo que sí necesité toda mi vida fue una buena puesta a punto; espiritualmente
sano y bien alimentado, pude aguantar una carrera inimaginable y absurda, sobre
todo por su final. Mis entrenamientos eran especialmente los ratos de oración y el
acercarme cada vez más a los hombres, siempre hacia abajo, hacia los que nadie se
acercaba, para incorporarlos a mi marcha; soñé muchas veces con que lo que yo
tuviese de triunfo fuese compartido por ellos; este triunfo compartible sí lo deseé y
estaba seguro de que era el único triunfo que me concedería mi Padre, algo que
pudiese repartir.
Tampoco fui nunca un corredor solitario, lo mío es el equipo; pero no un
equipo de selectos, aun hoy se preguntan muchos por qué escogí aquel equipo que no
hacía más que entorpecerme y que se empeñaba en imponerme otras metas; a veces
yo mismo dudé si había escogido bien, tanta era su torpeza. Pero, siguiendo mis
caminos, terminaron por aceptar el espíritu que me llevaba a ellos.
Me gusta el aire festivo de los triunfos , despiertan en los hombres el gusto
por la vida. Solo me preocupa cuando no se preocupan suficientemente de los que no
pueden participar. Hay color, triunfos, medallas, abrazos, celebraciones. La vida
necesita buenas dosis de todo esto para llevarla adelante, para descubrir que el final
prometido por el Padre es una inmensa e interminable fiesta para todos los
participantes, no solo para los ganadores que, por cierto, no tendrán los primeros
puestos.
Me siento integrado en todos los grandes esfuerzos conjuntos por lo que tienen
de comunidad universal; gran comunidad este mundo de cambio de siglo, no solo
por el número creciente de países participantes, sino porque los medios de
comunicación convierten cada acontecimiento en algo hogareño, en el hogar se
desarrola ahora la marcha del mundo. en un estadio olímpico, allí sucede todo. Me
siento mucho más Yo cuando todos los yo se identifican en torno a un objetivo.
Por otra parte, me inquieta la situación espiritual de muchos participantes en
la marcha de la sociedad, aunque algunos me invocan en momentos precisos. Pero no
es precisamente eso lo que me consuela. Cuando mis discípulos deseaban mis triunfos
curativos y taumatúrgicos, yo les ofrecí mi Espíritu; lo aceptaron y se tansformó su
vida. Eso me gustaría para esta sociedad del "XXI".
Agazapado en su interior, participaré con cada uno".
MI PROFESION DE FE EN JESUS TOTAL
Creo en Jesús de Nazaret, que era hombre como yo y estuvo sujeto a tentación.
Creo que su riqueza personal sobrepasa todos los módulos históricos, psicológicos y
científicos, El siempre es más.
Creo que Jesús vive en las comunidades de los creyentes y en las de todos aquellos
que son capaces de amarse.
Creo que Jesús es el Señor Resucitado, el Punto Alfa y Omega y capaz de elevar
consigo a toda la humanidad y a todo el cosmos.
Creo que Jesús es el Hombre Universal y por eso en cada época puede ser
entendido con criterios propios y actualizados.
Hombre XX. -(Más extraño aún que con ese origen sublime termine en una cruz como
podium!
Hombre XXI. -Me pregunto qué puede significar hoy ser engendrado por el Espíritu y
nacer de una virgen.
Entrenador. -De todas formas, más importante que cómo vino es lo que hizo y
que sigue aquí, lo mismo que en tu vida profesional es más importante lo que hagas
ahora que cómo empezaste. Su primera medalla, no igualada por nadie, es haber
llegado de Dios a hombre.
Resumen 61: EL PESO SUBLIME DE LA CARNE
Las narraciones de Lucas (1, 26-38) y de Mateo (1, 18-35) están escritas con tanta
sencillez y encanto que nunca pudieron imaginar la enorme polémica que la cultura del "XX"
y del "XXI" ha suscitado en cuanto a la manera de entenderlas.
De entrada hay que decir que estos textos no son marianos sino cristológicos. Leídos
desde María se crea instintivamente una reacción favorable a todo lo que suene a privilegio,
que efectivamente lo es para ella; leídos desde Jesús, proyectan una luz sobre El; más que la
virginidad de María proclaman la concepción virginal de Jesús, es decir, están escritos
para esclarecer algo de lo que Jesús es.
La virginidad de María es paradójicamente uno de los dogmas más llamativos y al
mismo tiempo más espontáneamentre admitidos por el pueblo creyente. Pero hoy es
controvertido por cuanto choca frontalmente con nuestra cultura, para la que resulta
inadmisible que sea madre y virgen a la vez. Pero hagamos una lectura no biológica de este
misterio y descubriremos nuevas luces.
Como realidad interior, más aun que biológica, la maternidad virginal de María es
una luz proyectada sobre Jesús para decirnos que viene de Dios (significado que aparece
también en otras tradiciones mitológicas y poéticas en que los enviados de Dios nacen de
forma milagrosa, incluso en algunos casos de madres vírgenes). Nacido de virgen significa
nacido de Dios. Seguramente éste es el punto que María meditó más veces en los largos
meses de su gestación y en los años de la infancia; Jesús la sobrepasaba; aquel hijo, más que
suyo, era de Dios. Este aspecto queda más destacado en una generación virginal que carnal.
Significa también que es plenamente hombre, por ser nacido de mujer, de la que
toma carne y sangre y en la que va creciendo como cualquier feto humano hasta su desarrollo
completo. Carne de María, su conciencia fue desrrollándose progresivamente como la de
María, como la de todo hombre, y tuvo que crecer en edad, en conocimientos y en la gracia
del Padre.
Y significa también que Jesús, don gratuito de Dios, es fruto de la oración de un
pueblo, que durante siglos oró insistentemente a Dios pidiendo que le enviase un Salvador;
no llega por la lógica elemental de la naturaleza sino por la fuerza de la oración, mucho más
poderosa que la carne. Llegado el tiempo adecuado, Dios mismo accede a la oración de
siglos y engendra y entrega a su Hijo; y sucede cuando se cumple el plazo, en "la plenitud de
los tiempos" (Gal 4, 4-5). La concepción virginal de Jesús es un canto de Dios a lo gratuito,
un bello canto para nuestro mundo obsesionado por lo eficaz. La virgnidad aparece
biológicamente como ineficaz y estéril, no responde a ninguna necesidad natural, es elección
gratuita por el Reino; y es en esta gratuidad donde Dios pone toda su fecundidad.
Suprando los términos biológicos, aunque sin negarlos, de la virginidad de María,
encontramos en ella la mejor revelación de lo que Jesús es.
Así fueron los orígenes de Jesús; María nos certifica su plena humanidad y el
Espíritu, su divinidad; y los dos nos aseguran que Jesús es el Hijo de Dios, don gratuito a
los hombres. Pero este don solamente es bien recibido por aquél que lo espera e incluso ora
pidiéndolo y, para ello, ha de sentir la necesidad de recibirlo.
Creo que
-Dios me ama tanto que ha enviado a su Hijo para compartir conmigo el
campeonato de la vida.
-Dios se ha hecho hombre para transformar mi naturaleza.
Creo que
-Jesús es la palabra de Dios sobre Dios,
es el revelador de Dios.
Creo que
-Jesús es la palabra de Dios sobre el hombre.
Creo que
-todos los interrogantes que surgen en la encarnación de Jesucristo, HOMBRE-
DIOS, nacido de una virgen y del Espíritu, no oscurecen esa verdad sino que la
proclaman más grande y trascendente.
Creo que
-la encarnación de Jesús continúa en el mundo a través de nuestro esfuerzo, del
trabajo, del bautismo, de la eucaristía. . .
7. - PADECIÓ
Hombre XX. -Si Cristo compitiese en la Olimpiada, )en qué grupo se integraría, en
los olímpicos o en los paraolímpicos?
Hombre XXI. -Es inquietante tu pregunta. )Insinúas que prefiere los enfermos a los
sanos?
Pocas experiencias humanas habrán sido tan abatidas como la de los primeros
discípulos de Jesús cuando murió en cruz, era el fracaso total, se acabó. Además era lógico,
)cómo no lo previeron? )cómo se dejaron ilusionar hasta ese extremo? No había garantías
legitimadoras en su persona, era un cualquiera surgido de cualquier parte; la verdad es que
de vez en cuando hacía cosas prodigiosas, pero eso podía tener otras explicaciones. No tenía
ninguna cobertura para sus pretensiones, ningún partido ni movimiento importante estaba
detrás suyo; El mismo era un hombre irrelevante, sin cultura, sin ascendente, demasiado
común, )dónde puede llegar un hombre así? Todo había acabado y ellos serían arrastrados
por la caída. Si Dios hubiese estado detrás suyo no le habría sucedido aquello, o quizá le
sucedió precisamente por eso, por usurpar los derechos de Dios.
El deprimente impacto del sufrimiento mortal solo es superado, poco después, por el
impacto de la Resurrección. Seguros de nuevo de la poderosa presencia de Dios en la
Resurrección, se preguntan:)dónde estaba Dios cuando todo acabó? Porque tiene que haber
un sentido, una relación, una lógica interna que hace que los hechos sirvan a una finalidad.
Así empezaron la crónica interpretada de aquel "padeció" incomprensible.
Causas internas
La causa primera fue su propia vida, su muerte fue consecuencia de su vida. No fue
un accidente, sino una consecuencia lógica y explicable, hasta legalmente comprensible, de
su manera de vivir; vivió de tal manera que la muerte resultó inevitable y es precisamente esa
muerte la que da infalibilidad y seguridad a su vida y viceversa. Una muerte auténtica nunca
es separable de la vida.
La otra causa es el pecado del hombre, intolerante ante ciertos cambios profundos y
dispuesto a matar antes que a convertirse; fueron los hombres los que condenaron a muerte a
Jesús.
Su vida chocó con la vida de otros con resultado fatal y contradictorio, puesto que la
vida del Muerto es la que perdura y los asesinos lograrán vivir por la fuerza revitalizadora del
Asesinado. Para acallar su palabra hubo que eliminarlo; lo que no supieron entonces es que
tampoco la muerte la silenciaría.
Otra causa está en sus opciones religiosas, que eran demasiado nuevas y radicales.
No era ningún representante de la religión oficial y esto era ya una provocación, pues Dios
no actúa fuera de sus propios cauces; cuando surge una voz que dice hablar en nombre de
Dios y no es un representante acreditado, )qué sucede?, o risas o persecución, es el precio
que se tiene que pagar. Por contra, sus seguidores le constituyen en el centro de su religión,
porque son sus seguidores, sus discípulos, creen en El. Frente a la religión oficial, llena de
ritos y alejada de la justicia social, El predica una religión interior, mucho más libre, donde
Dios y el hombre lo son todo, dejando muy poco espacio a las formas externas y legales. Lo
externo de la verdadera religión no son los ritos sino las obras de caridad. Este tipo de
religión cambiaba al hombre por dentro y un hombre con mente y corazón nuevos
difícilmente podía admitir aquella sociedad. Por tanto se produjo un choque frontal entre la
religión constituída y oficial, bien estructurada en leyes, y la religión interior y humana de
Jesús, muy libre frente al legalismo. Era de prever el resultado, la religión constituída era
más fuerte. Había que eliminar al enemigo alucinado. Jesús fue víctima de la religión, de los
defensores oficiales de la religión.
Causas externas
También los poderes políticos se volvieron contra El, que en la muerte de Juan
Bautista a manos de Herodes vio un presagio de lo que iba a sucederle. Empezaron a recelar
cuando llegaron a sus oídos las concentraciones de gente a su alrededor, y se pronunciaron
sospechas revolucionarias y hasta de no querer pagar los tributos al César; aunque no había
ningún testimonio convincente, sabido es que ciertas acusaciones son eficaces por sí solas,
aunque no pasen de rumor. Se oyó decir que en una ocasión, fuera de la población y del
control de los espías, hubo una gran manifestación popular y que quisieron nombrarle rey.
Aquello era demasiado. Lo que no supieron las autoridades, o quizás sí, es que El rechazó
esta proposición, lo que le restó muchos seguidores; la esperanza de algunos en su liderazgo
era tan fuerte que, al no aceptar Jesús y huir, se convirtió en odio; )para qué servían todas
sus palabras mientras continuasen dominados? )no serían otra forma de dormir a la gente y
hacerla más resignada frente a situaciones de opresión?
Resultó que, al final, todos se pusieron de acuerdo contra Jesús. Los fariseos,
porque incumplía algunas leyes y hasta se permitía monospreciar públicamente algunos ritos;
los saduceos, porque era muy exigente y les inquietaba en su acomodada situación; los
esenios y piadosos, porque no se retiró con ellos al desierto; el poder político, porque
sospechaba de su capacidad para levantar la gente; los zelotas revolucionarios, porque no se
apuntaba a su movimiento ni a sus sistemas; el público en general porque no entendía nada
de todo aquello y, aunque simpatizaba con aquel nazareno sorprendente, no lograba
aclararsse. Toda esta situación la resume Caifás, el máximo representante del poder y del
pueblo: "conviene que uno muera por el pueblo" (Jn 18, 14).
Así estaban las cosas y Jesús era consciente de ello, porque estas situaciones se
huelen en el ambiente, y por eso se aleja de Jerusalén, la zona del mayor peligro, pero
vuelve allí, a Betania, cuando la muerte de Lázaro y luego no se le ocurre otra cosa que
hacer una entrada triunfal en Jerusalén, aprovechando que, con motivo de las fiestas,
andaban por allí sus admiradores de Galilea. Aquello fue el final, sobre todo después de un
enfrentamiento directo con los mercaderes del Templo, que cumplían un servicio para el
culto y pagaban sus impuestos al Templo. Ahora, sí, el colmo se había sobrepasado.
Se empeñó en llevar una vida abocada a la condena. Fue víctima de la fidelidad a la
misión recibida. Debió tener horas bajas, muchas oscuridades y desánimos, sobre todo
cuando los que parecían entusiasmarse con El pronto le dejaban, pero se mantuvo fiel. Con
un poco más de contemporización, de trato político del problema, las cosas se habrían
suavizado, al menos habría evitado lo peor. Pero no, fue rotundo, totalmente consecuente,
y no torció en nada su postura. Su propia vida fue su sentencia de muerte.
Claro que ese final fue dictado por los hombres con los que le tocó vivir; con otros
hombres enfrente habría tenido otro final. Pero los hombres, cuando ocupan esos mismos
puestos, )reaccionan alguna vez de otra manera?
LA PASIÓN NO HA TERMINADO
)No es hora de dar ya por superado este punto de nuestro Credo? "Padeció". )Qué
sentido tiene esto en este siglo, donde todo se mueve por triunfos personales y por
exhibiciones colectivas? Pero la pasión sigue. No habría triunfos si no se pudiese colocar en
la vida previa de los competidores:"padecieron". Cada triunfador, en el terreno que sea,
nace de un "padeció" fecundo en estudios, entrenamientos y austeridad.
El Reino de Dios sigue naciendo de la Pasión actual, que continúa mientras
continúen las mismas actitudes y circunstancias que provocaron la muerte de Jesús.
Sigue la pasión de los "testigos", continuadores de aquella fidelidad de Jesús a su
misión liberadora; el testimonio más brillante entre ellos lo dan los mártires actuales. Sigue,
sobre todo, en los crucificados de hoy:pobres, marginados, deprimidos. . . La Pasión de
Jesús es solidaria con la Pasión del mundo, la cruz de Cristo continúa erguida mientras haya
cruces, continúa Crucificado en cada crucificado. La Pasión no es un accidente histórico,
sino larga historia en que se suprimen unas cruces y nacen otras.
Este sufrimiento tiene un sentido profundo, de él surge una vida nueva, resucitada;
es un sufrimiento redentor.
"Una de las cosas que más me emociona es descubrir mis imágenes de crucificado
que presiden todos los lugares cristianos. Antes de que sucediese, ninguno de los
míos quería admitir esa realiad, después es la más recordada y proclamada en formas
artísticas y devocionales; se ha convertido en la imagen que identifica al cristiano.
Me ilusionan, aunque no me identifico totalmente, esos "Cristos"
mayestáticos en que, más que crucificado, parezco sentado en un trono; no me
extraña que muchos me vean así, sobre todo después de leer el relato de mi discípulo
Juan. Yo también me vi como rey en aquella situación, mucho más que cuando
quisieron implicarme en liderazgos políticos. Extraña realeza, lo reconozco, pero está
comprobado que así me admiran más que si hubiese escogido una realeza política.
Son pocos los que se atrerven a representarme con realismo, mis formas no
debían ser nada agradables colgado de aquel madero, con mis ojos nublados para
distinguir el desprecio y el malestar en muchos de los que miraban; los artistas temen
que suceda lo mismo con los expectadores de su cuadro si son muy realistas y por eso
deciden interpretarme más que pintarme. Preferiría que hubiese más imágenes
realistas; cuando alguien sufre injustamente, prefiero que una cámara pueda captar y
lanzar la imagen, es un primer paso para preocuparse por él. Han sido más
descriptivas las narraciones literarias; tanto que han provocado frecuentemente
reacciones como las de aquellas mujeres de Jerusalén que simplemente lloraron de
pena al verme pasar, pero no pensaban lo que sus pecados y los de sus hijos tenían
que ver con aquello. Si la sangre era real, )por qué no pintarla?; si todo era un puro
desgarro y una asfixia y un desencajarse de los músculos, que se vea. Algunos se
extrañaron de que muriese tan pronto; al verme así, yo me extraño de haber
aguantado tanto; la vida entera se me sale por cada herida, por cada respiración
angustiada.
Cuando la imagen de cualquier hombre así maltratado sale en televisión, siento y
digo para mí:ése soy yo. Pero no todos dicen lo mismo cuando ven mi imagen
crucificada y la de cualquier maltratado de hoy, no nos identifican. Deseo que lo
hagan, así aprenderán a preocuparse por él para preocuparse por mí.
Me serena la paz que veo en muchos de mis rostros, tan real y profunda que alcanza
incluso al cuerpo que aparece en una buena compostura, como si apenas sufriese; la
paz se concentra sobre todo en el rostro, inclinado sobre el pecho, un poco de lado,
buscando aire y parcialmente cubierto por los cabellos. Reconozco esa paz, como a
veces reconozco el sufrimiento de no sentir la presencia del Padre; aquella paz me
brotaba de tan hondo que ni las heridas podían contrariarla.
A muchos teólogos ha inquietado mi grito final, antes de expirar; que no se
preocupen, en lo profundo de mi ser estaba en paz y, en el momento final, la paz
subió más arriba y llegó hasta mi sensibilidad. Una paz así en situaciones así es algo
muy especial, es una bendición que deseo para todos los que sufren.
Me emocionó especialmente el primer "Cristo" negro, tardó bastante en
llegar, yo notaba que algo me faltaba hasta que no llegase esa imagen; luego se ha
completado con otras de ojos oblicuos y otras de rostro agitanado y hoy me encuentro
ya en todas las facciones raciales. Me coloco delante, cierro los ojos y siento que
todo mi cuerpo se va tiñendo y adquiriendo sus facciones. Efectivamente, soy yo.
A veces veo despuntar la divinidad en el conjunto de la imagen, no le es fácil
al artista dar este toque, es más bien una insinuación; lo que sale de sus manos les
sobrepasa, (cuántas veces he sentido su angustia porque no lograban expresar lo que
sentían! Son imágenes de fe realizadas con amor. Me encuentro a gusto ante ellas,
aunque siento que siempre queda algo del escándalo que supone una divinidad en esas
condiciones; ni la fe borra ese escándalo. Lo que no descubro en ninguno es el rostro
de mi Padre, siempre es el mío, sólo el mío; pero mis facciones y las de mi Padre se
confunden, tienen la misma expresión en los ojos y en las heridas. Me interrogan las
cruces de adorno, piezas de joyería para llevar al cuello o como pendientes. Mi
primera reacción es:ése no soy yo. Pero luego descubro que tampoco estoy tan
ausente, me manipulan ahora como entonces, pero no me anulan. Las burlas de
aquella tarde eran al mismo tiempo proclamaciones de mis realidades; así estas
cruces, desde su burla enjoyada, son también una proclamación, me proclaman
como el oro más valioso, el mejor adorno para la vida, como lo que es motivo de
orgullo para una persona.
Me gustan las cruces sencillas, nada artísticas, resguardadas en cualquier
página de un libro o el bolsillo de cualquier creyente. Me mantienen oculto, no por
vergüenza, sino por no querer exhibición, lo mismo que yo sentí.
Me preocupa que esos "Cristos" no recogen más que lo que los ojos
creyentes vieron en la tarde del viernes de la crucifixión, pero no recogen la Pasión
de toda mi vida; quizá tampoco se pueda expresar en la misma imagen, pero yo temo
que tampoco la sepan ver en su reflexión ni siquiera en su fe.
Así crucificado, efectivamente he atraído a todos hacia mí".
MI PROFESION DE FE EN LO MAS FACIL Y LO MAS COSTOSO DE
JESUS.
LA FUERZA DE LA SANGRE
Hombre XX. -Sí puede; con un poco más de sufrimiento puede empujar el crono unas
décimas de segundo, lo justo para el récord. Lo más efectivo que he aprendido en mi
vida es la capacidad de sufrir.
Hombre XXI. -Oí comentar una vez que la "angustia" de Jesús en Getsemaní es
una palabra tomada del lenguaje deportivo y se usaba para expresar el esfuerzo del
atleta por llegar a la meta; esa imagen (y señala la de la pantalla) es un rostro
angustiado por un esfuerzo atlético, vale la pena.
Hombre XX. -Así es el sufrimiento del niño que cada día va al colegio o el del
trabajador que va a la fábrica o al despacho o el de la ama de casa. . . Sirven para
algo.
Hombre XX. -El que llamamos inútil. Aquí situamos el sufrimiento de Jesús.
Confesamos que su sufrimiento hasta la muerte resulta salvador para nosotros. Sufrió "por
nosotros", incluyéndote a tí. A eso lo llamamos redención.
Hombre XXI. -Redención. Alguna vez he oído esa palabra, pero )qué significa
exactamente?
Tiempo atrás nacieron una serie de explicaciones que, para ser lógicas, tienen que
partir de un presupuesto deficiente:en la lucha entre Dios y el diablo por el dominio del
mundo el triunfo definitivo le corresponde a Dios, pero tiene que pagar un precio altísimo,
porque el hombre se deja dominar más fácilmente por el demonio. Esto sólo tiene un arreglo
jurídico, que es la solución obligada cuando las relaciones de amor fallan, y Dios se ve
obligado a pagar ese precio mediante la muerte de su Hijo. Superada esta vieja comprensión
jurídica y de compraventa, tan inadecuada para lo que es Jesús, hay algunos puntos de valor
en estas teorías que pueden ayudarnos.
Estas teorías han destacado la seriedad y trascendencia del pecado; desde ese gesto
de Cristo, nadie puede tomar en poca consideración un pecado que, para eliminarlo,
necesita tan fuerte precio. Un hombre pecador supone tal desgracia y pérdida que Cristo está
dispuesto a todo con tal de que esa pérdida no se consume. En un mundo en que el sentido
del pecado está tan diluido, estas teorías resultan un revulsivo.
Si prescindimos de su valor filosófico, ciertamente discutible, encontramos en ellas
un buen tema de meditación. Es fácil ver sus limitaciones. Se mueven en unos conceptos
jurídicos, que no son la mejor imagen para expresar nuestra relación amorosa con Dios
Padre. Se fijan exclusivamente en la Pasión de las últimas horas y en la Muerte, olvidando la
fuerza redentora de toda su vida. Cristo queda reducido a una especie de "cabeza de turco",
lo que nos libera de nuestras propias responsabilidades y fomenta una actitud pasiva y
conservadora. Aun hay más puntos de crítica. Pero, como tema de meditación, más que de
escuela, resaltan dos grandes valores de la redención:el amor de Dios que lo arriesga todo a
favor nuestro y lo difícil y dolorosa que resulta la superación del mal.
El mismo San Pablo meditó y predicó en términos de "rescate", "sacrificio" y
"satisfacción vicaria". Presenta a Jesucristo como el Gran Sacerdote que, representando a la
humanidad pecadora, ofrece a Dios un sacrificio reparador:su propia persona. Es Sacerdote y
Víctima a la vez. Su sacrificio dura para siempre en su eficacia. Nos rescata de la
condenación "borrando el acta de los decretos que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz" (Col 2, 14); nadie podrá manejar ya este acta condenatoria
contra nosotros, fue anulada. Nos rescata de la esclavitud pagando por nosotros un precio de
sangre, la suya (I Cor 6, 20; Gal 3, 13; 4, 5). (Qué lenguaje tan expresivo y atrevido! Es el
tema central de su predicación.
La misma palabra "redención" nos resulta hoy extraña y poco expresiva, pero
no encontramos fácilmente otra; su contenido es tan grande que tenemos que desmembrarla
en unos cuantos, más expresivos para nosotros, que abarcan desde la visión que tuvo Jesús
hasta la de nuestros días. Intentemos ahora comprender la redención un poco mejor.
Como servicio
)Se vio Jesús a sí mismo como salvador universal? Más que una respuesta directa, lo
que deducimos de sus palabras (no todas, porque algunas son fruto de la comunidad
posterior más que de sus labios ) y de sus actitudes, es que el sentido dominante que dio a su
vida fue el de servicio:"no he venido para ser servido sino para servir" e incluso "entregar"
la vida sirviendo; puso su vida a disposición de quien la necesitase. El servicio supone ir
rebanando parcelas de la propia persona a favor de otros, compensa el desequilibrio de las
personas, tiene algo de muerte y resurrección; tanto más que Jesús no ofrece solo ayudas o
dones sino su propia persona, aunque nunca sustituirá nuestros compromisos.
Su servicio está en función del Reino de Dios que, al contrario de los reinos del
mundo, no se implanta con la fuerza del poder sino con humildad y debilidad; en estas
circuntancias el débil termina muriendo a manos del fuerte; Jesús lo acepta así para que el
Reino de Dios llegue.
Efectivamente, cuando Jesús hace el servicio supremo de entregar la vida, el Reino
de Dios irrumpe con fuerza poderosa. Seguramente Jesús se vio reflejado en aquel " Siervo
de Yahvé" cantado por Isaías, que, "despreciado y evitado de los hombres", fue capaz de
"soportar nuestros sufrimientos y aguantar nuestros dolores, fue traspasado por nuestras
rebeliones", a tanto llegó su actitud servicial; y en consecuencia, "sus cicatrices nos
curaron". . . (Qué luz tan dolorosamente clarificadora para su vida!
Su servicio llega hasta entregar perpetuamente la vida de la forma más asequible, en
forma de alimento y bebida; en un trozo de pan partido, reparte su cuerpo "entregado por
nosotros", y en una copa de vino, su sangre "derramada por vosotros y por todos los
hombres" (Mc 14, 24 Lc 22, 19-20 Mt 26, 28; I Cor 11, 24). Su muerte no es mero crimen
ni accidente ni arbitraria determinación de Dios, sino entrega voluntaria. )Qué ideas había
en su interior cuando pronunciaba estas palabras? Sus sentimientos eran de estar totalmente a
disposición de la humanidad.
(Servir hasta dar la vida! No fue a Jesús a quien le costó tener clara esta idea, fue a
los demás, sobre todo a sus discípulos cuando, al hacerles partícipes de su salvación, les
hizo también partícipes de su misión y, por tanto, les introdujo también en esa dinámica de
servir para dar la vida, de morir para salvar. Por esto nos cuesta también a nosotros; sólo el
que está en la misma actitud puede comprender lo que es, y nos sentimos muy lejos de
aquella actitud tan profundamente servidora que no se detenía ni ante la muerte. Todo el que
sirve redime, porque compensa el sentido profundo del pecado, que es el egoísmo.
Como amor, expresado en la debilidad
Solo el amor hace que las personas cambien y experimenten una transformación en
positivo, por eso Jesús ha seguido este camino para salvarnos del egoísmo condenador.
En la cruz nos revela el amor de Dios, que se hace débil y renuncia a sus propios
derechos con tal de salvarnos a nosotros. Dios nos redime desde su debilidad más que desde
su poder; ésta sí que es una nueva manera de presentar a Dios, una manera chocante e
incomprensible si no es dese el amor vivido. El Dios infinito y todopoderoso se muestra
débil, indefenso, sufriente, sometido del todo. En la cruz no aparece el Dios "nuestro", que
se legitima porque nunca puede ser vencido; si fuese "nuestro" Dios, no habría muerto y
mucho menos en cruz. En el conflicto de Cristo es Dios quien entra en conflicto y es
derrotado. Y todo "porque amó tanto al mundo que dió a su Hijo único para que tengan vida
eterna y no perezca ninguno de los que creen en El" (Jn 3, 16). Este es el Dios del amor.
El Dios verdadero ya no es el Dios del poder, bajo ninguna de sus expresiones,
aunque alguna de ellas puede ser muy útil. Se ha rebajado para ponerse a disposición de los
hombres, tanto que podemos manipularlo y ponerle en contradicción consigo mismo, como
sucede en la debilidad, y así se ha quedado, dentro del mundo, pero sin imponer su
presencia poderosa. Ya no está del lado de los fuertes, sustentados en el poder, sino del lado
de aquellos que comulgan la humanidad de los demás hasta sufrir por ellos.
Ahora encontramos más sentido a la "Iglesia de los pobres" y a la bienaventuranza
dirigida a los pobres, porque la pobreza es la principal forma de debilidad y en ella se
expresa Dios con la misma eficacia y con la misma oscuridad con que se expresó en la cruz.
Cuando sus sucesores tomamos formas ostentosas o de alguna forma impositiva, )en qué nos
parecemos al Dios de la cruz, al Dios débil que se dejó dominar por amor? Hay que
acercarse al débil, las lejanías pueden arreglar problemas pero no salvar a las personas. Solo
desde la debilidad Dios se hace totalmente asequible a los débiles, que son mayoría y que
ahora tienen la fuerza de Dios presente entre ellos.
Pero esto le crea a Dios un tremendo roblema familiar. Por amor entregó a su Hijo,
pero no lo entregó solo al hombre justo y bueno, que lo cuidaría y ensalzaría, sino también
al pecador, al aprovechado, al violento, al dispuesto a matar. Cuando los hombres se
empeñan en matar al Hijo, el Padre se encuentra en el más terrible dilema:para salvar al Hijo
debe eliminar a los hombres. Y decide hacer lo contrario, respetar la violencia de los
hombres, la criminal violencia que le está asestando el golpe más hiriente, por doloroso y
por humillante. Se pone de parte del hombre.
La mayor y más incomprensible expresión de amor, casi locura para nosotros,
consiste en que el mismo gesto asesino es ocasión de vida, porque allí se hace presente el
Padre con su amor transformador y salvador. En la cruz Dios ha hecho el máximo acto de fe
en el hombre, lo que significa también el acto máximo de amor; en ninguna otra ocasión se
ha puesto de parte del hombre de forma más clara. Si entonces el hombre no fue
definitivamente condenado, )quién le podrá condenar ahora? Si el hombre débil y el herido
salieron más redimidos, )qué otro camino podemos escoger para continuar la redención?
El amor práctico a los más débiles es redentor porque intenta sacarles de su
situación.
La Cruz de Jesús lleva en su entraña una inmensa fuerza subversiva. Uno de los
fallos en la predicación de la Cruz ha sido convertirla en una llamada a la resignación y la
pasividad, (cuántas veces ha sido invocada la cruz a favor de una actitud represiva! Ahora
estamos recuperando su fuerza revolucionaria porque la Cruz despojada de su fuerza
subversiva es una cruz sin Cristo, una cruz pagana.
La lucha contra el sufrimiento ha de ser más fuerte cuando es consecuencia de culpas
de otros, muchos sufrimientos personales nacen de culpas ajenas. La lucha solidaria pide
descubrir críticamente esas causas y enfrentarse a ellas. El sufrimiento más redentor es el que
se padece como consecuencia de luchar para que otros no sufran. La solidaridad comporta
crucifixión, porque provoca lucha y oposición.
La Cruz de Jesús fue consecuencia de la oposición al mal en todas sus dimensiones.
Frente a estas oposiciones, que muchas veces son opresiones, Dios hace una tarea de
reconciliación: "Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo. . . ; nos encomendó
el servicio de la reconciliación "( 2 Cor 5, 18-19). Los hombres se separan cuando uno sufre
a causa de otro y se reconcilian cuando uno sufre a favor del otro; ésta es la dimensión
subversiva y liberadora de la Cruz. Jesús está crucificado porque alguien interesadamente le
ha colocado allí y nadie lo ha impdido; la Cruz es un grito para continuar evitando
crucifixiones. La primera fuerza redentora de la Cruz es liberar de las causas que la producen
para reconciliar a los hombres en el amor.
La Cruz no se participa por sí misma, porque en sí misma es un absurdo, escándalo
y maldición, se participa por los demás. Por eso hay que mirar alrededor, como hace Jesús
en la cruz, que ve la necesidad de los que le crucifican y ve la soledad de su madre y la
encomienda a Juan. Mirar y oír es lo primero, el que ve y oye el grito de cerca intentará
poner remedio. Eso es redimir. Olvidar este aspecto de la Cruz sería mitificarla de nuevo y
falsearla. Si no entendemos que su muerte puede liberar, sí entendemos que libere la lucha
que lleva a esa muerte.
Creo que la acción de Cristo tiene algo de sacrificio expiatorio en nombre nuestro.
Creo que la muerte de Cristo nos lleva a hacer más libres a los hombres, luchando
contra todas las situaciones de injusticia, opresiones y pecado.
Creo que la solidaridad con los que sufren es la forma de continuar la redención.
Creo que de la muerte nace la vida y que no puedo esperar nada si antes no he
sabido sufrir.
Creo que en la Cruz Dios se ha puesto definitivamente de parte del hombre para que
ningún hombre que sufra se encuentre solo.
9. - DESCENDIÓ
Hombre XXI. -Me hablas de "Descenso a los infiernos". )Quieres decir que eso
tiene algún sentido? Me suena a frase de agoreros. Encuentro demasiado negativa e
imaginaria esa palabra:"infiernos". Seguro que en tu pueblo os infundía miedo.
Hombre XXI. -Yo pongo esa palabra en la misma lista que "brujas" y la tiro a la
basura.
Hombre XX. -No la tires tan rápidamente a la basura; basta mirar un poco alrededor
para ver demasiados infiernos en nuestra sociedad.
Hombre XX. -Por ahí y por lo que significa la muerte de Jesús. Su muerte fue un
terrible infierno al que tuvo que bajar.
Hombre XX. -El descenso no es una dirección hacia abajo sino un compromiso con
los de abajo. A veces tienes la moral por los suelos y algún amigo o profesional de la
psicología baja a tu infierno anímico para impulsar el remonte. Hay infiernos en los
que uno cae e infiernos a los que se baja para subir a otros.
Hombre XXI. -Puede que dentro haya algo interesante, pero la caja, con esas dos
palabras, me resulta desagradable.
Según nuestro Credo, Jesús, después de muerto, "descendió a los infiernos", para
resucitar al tercer día. Algunos desean suprimir esta expresión por enigmática e inútil, mera
herencia de otras culturas, pero otros, por el contrario, piensan que hay que rehabilitarla
porque en ella convergen muchas situaciones de nuestra sociedad y muchos puntos de nuestra
teología.
Es una expresión que entró en el Credo bastante tarde, bien entrado el siglo IV, y
tiene su origen en la Escritura, al menos en su contenido y casi en su literalidad. Pero pronto
se cargó de mitología, de acuerdo con un concepto del mundo donde arriba está Dios y los
espíritus salvados y abajo están los espíritus encarcelados, los no salvados. Por otra parte se
quería seguir todo el proceso de redención de Cristo, donde no cabían tiempos muertos,
como el que pasa entre su muerte y su resurección; con el descenso a los infiernos lo llenaron
adecuadamente. La teología y la predicación posteriores insistieron en el tema por un afán de
describir los estadios del "más allá" señalando las etapas de este arcano mundo que sigue a la
muerte y las diversas personas que habitan en cada una de ellas. De esta exageración
descriptiva se pasó posteriormente al silencio total.
Hoy volvemos a preguntarnos:)cuál es el contenido de este artículo de fe?
De partida hay que decir que el descenso a los infiernos es una afirmación sobre
Cristo, por tanto, su sentido es cristológico, no descriptivo de lo que pasa después de la
muerte; además habla de Cristo en relación con nosotros, es decir, trata de nuestra
salvación.
DESCENDIÓ
A LOS INFIERNOS
)Se salvan todos? Más que por curiosidad o por interés personal, lo preguntamos por
amor. Superada la necesidad, para la salvación, del bautismo e incluso de la fe explícita
((tantos viven a Dios sin conocerle!), superado el "fuera de la Iglesia no hay salvación", )
qué nos queda para admitir la salvación universal? )se salvan todos? )se pierde alguien? Las
afirmaciones del Nuevo Testamento sobre la condenación, )no tienen más un carácter de
advertemcia estimulante que de constatación real?
Mirando desde el hombre, encontramos lógica la condenación de algunos; pero
mirando desde Cristo, que en su descenso a los muertos ha llegado hasta las últimas
consecuencias del hombre, siempre queda un apoyo para la esperanza de la salvación
universal. El problema se lo dejamos a Dios, confiados en la obra de Cristo que no tiene
límites. Dios es ahora más negado o dejado de lado que nunca pero, si se le admite, se le
entiende como salvador de todos, hay como un instinto que lleva a admitir la salvación
universal, aunque Dios tenga que hacer filigranas para arreglar ciertas cuentas finales. El
"descenso" de Jesús abre más esta esperanza.
Como todos los misterios de Cristo, también éste continúa realizándose en nosotros.
Cristo bajó para demostrar que se puede ascender de donde nadie había ascendido,
que se puede esperar donde nadie había esperado y que incluso donde está lo peor se puede
encontrar lo mejor, la visión de Dios y el gozo del amor.
Frecuentemente somos víctimas del pesimismo y tentaciones contra la esperanza
porque nos sentimos amenazados. Nos amenaza el ambiente, que es como en otras épocas el
destino. Pero el hombre no es víctima de ningún ambiente, como tampoco lo es de ningún
destino; el único destino que nos esclaviza es el que nosotros nos creamos. Nos amenaza el
subconsciente, que es el "sheol" del hombre moderno, donde se refugian tensiones,
inclinaciones determinantes, temores, falsas ilusiones, herencias desconocidas, fuerzas que
fácilmente consideramos insuperables. El psicoanalista desciende ahí con su investigación,
Cristo ha descendido con su gracia; ninguna fuerza desde dentro de nosotros podrá más que
esa gracia, ninguna nos dominará definitivamente. Nos amenaza el progreso tecnológico,
cuyo dominio creciente no sabemos si podremos controlar. Nos amenaza la ausencia de
Dios, que parece más real que su presencia; porque la ausencia se traduce en silencio,
confudimos fácilmente los dos términos. Son muchas las amenazas que sufrimos y cada una
de ellas puede crear una corriente de pesimismo y desesperanza.
Pues bien, Cristo desciende a estos "infiernos" y nos devuelve la esperanza. No ha
sido un catedrático que nos demuestre que son superables, sino que se ha metido en ellos
hasta lo más profundo, incluso hasta dejarse matar, y de allí salió victorioso. Descendemos
dentro de nosotros mismos y de nuestro mundo y allí ponemos nuestra fe y nuestra tarea
comprometida; y la esperanza nos dice que esa tarea nuestra no es inútil, porque cada
hombre que vence el mal en cualquiera de sus manifestaciones hace resucitar el mundo.
Este mundo que es nuestro y al que nos corresponde devolverle la esperanza.
Por supuesto, no he querido dar una descripción del "purgatorio", sino una
visión positiva desde mis sensaciones. Lo vivo con cada uno. Es la sala de preparación para
la resurrección. Es como la última puesta a punto para la medalla olímpica.
MI PROFESION DE FE EN EL MANANTIAL DE LAS TUMBAS
Creo que sufrió incluso la muerte del pecador, el abandono de Dios, lo que le hizo
gritar en la cruz.
Creo que Cristo es siempre superior a la muerte, incluso cuando la muerte le domina
y convierte en cadáver;
el hombre cadáver continúa viviendo en Dios.
Creo que ningún destino ni ninguna fuerza del mal puede dominar invenciblemente al
hombre, porque Cristo lo ha vencido.
Creo que en mi carrera cristiana las caídas y accidentes son ocasión de superación;
al caer, lo primero que encuentro no es el fondo, sino la mano de
Cristo.
10. - R E S U C I T O
Los dos, "HOMBRE XX" y "HOMBRE XXI", buscan una experiencia que
les haga comprender el "resucitó", algo que suena muy bien a su espíritu,
pero que no resulta lógico para su cultura científica.
Hombre XX. -En mi pueblo, la naturaleza resucita cada año allá por primavera,
vuelven la hierba y las flores y los ganados pueden pastar todo el día fuera del
establo. Pero no fue inútil el invierno; de aquellas nevadas nacen estas hierbas.
Hombre XXI. -En la ciudad la naturaleza no resucita, las estaciones del año se
notan sobre todo en los cambios de moda en el vestir, que no nacen unos de otros;
yo la noto más por el calendario laboral.
Hombre XXI. -En eso hay algo de resurrección, aunque lo veo más como un cambio,
como una evolución. )No es la resurrección una evolución llevada al máximo? A
veces llega a la cumbre alguno que estaba sentado en el "infierno" y se ha superado.
Hombre XX. -Jesús resucitó. Pasó del "infierno", donde todos le daban por muerto y
acabado, al podio de la "gloria". Y allí está, pero sin abandonar las canchas,
ahora acompañando a los que corren.
Hombre XXI. -Su triunfo es único, porque lleva ya veinte siglos y no ha bajado del
podio.
Hombre XX. -Así es, aunque no exactamente porque, sin perder su puesto de
gloria, está con los que aun no han llegado, especialmente con los que más sufren
en su carrera.
Resumen 101: LA ESPLENDENTE RESURRECCIÓN
I. - E L M E N S A J E E V A N G E L I C O
Esta transformante vivencia que arranca de las apariciones la comunican también con
otras expresiones, distintas de la resurrección: Jesús ha sido exaltado,
Dios le ha constituído Señor,
está sentado a la derecha del Padre,
ha sido glorificado,
está vivo. . .
La más repetida de sus expresiones es que Jesús vive; en los Hechos nos dicen que
Jesús "se presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo"
(1, 3), y las mujeres que fueron al sepulcro volvieron con el anuncio de que "se había
presentado vivo" (Lc 24, 5. 23). La palabra "resurrección" hoy, como en la Atenas de Pablo,
es difícilmente admitida por las connotaciones concretas que lleva. Jesús está vivo, ésta es
la noticia fundamental que el mundo necesita. )Para qué empeñarnos en más preguntas ni
explicaciones si ya creemos que está vivo? )Para qué siven las preguntas si reconocemos que
la Vida está en medio de nosotros y que se ha manifestado?
Pero está con una vida nueva, aunque sea el mismo. Enseña sus llagas e invita a
Tomás a comprobarlas, pero lo hace de mala gana y como una concesión, porque El ya no
es así ni es ése el camino de la fe. Jesús es nuevo y tiene una nueva forma de presencia en el
grupo; ya no le ven siempre, sino solo de vez en cuando y curiosamente descubren que está
tan presente cuando se va como cuando se aparece; cuando se vaya definitivamente no
importará, siempre estará en medio. Es un Jesús nuevo porque ya no morirá jamás y porque
se comunica, sobre todo, a través de la presencia del Espíritu.
La Resurrección alcanza también al cuerpo de Jesús, porque es a través del cuerpo
como se les hace visible. Pero ellos parece que no se fijaron tanto en ese aspecto, mientras
que nuestra equivocación es fijarnos demasiado en el problema del cuerpo en la resurrección,
con lo que surgen una serie de preguntas insalvables:)era celeste o terrestre aquel cuerpo? )
cómo se le podía tocar, cómo podía comer o beber si era celeste? )cómo es que no lo
reconoció María Magdalena en la primera aparición? )dónde estaba aquel cuerpo entre una
aparición y otra? De estas preguntas pasamos fácilmente a entender la resurrección como la
reanimación de un cadáver, por tanto, como una vuelta atrás, a la vida anterior.
Frente a este plantemiento, los discípulos solo manifiestan que Jesús está vivo, lo
corporal es secundario, su certeza llegó al descubrir que no era exactamente el mismo cuerpo
pero sí la misma persona. Aunque para nosotros su resurrección corporal tiene también
valiosos sentidos; significa que toda la persona de Cristo es visible y comunicable a través
del cuerpo, que es el elemnento que a nivel experimental garantiza su identidad personal,
que es el mismo yo y la misma persona que murió. Todo El ha resucitado, la Resurrección
alcanza a toda su persona. Y expresa también la relación de Jesús con el universo, que lo ha
asumido.
Por encima de las fórmulas con que nos llega, la Resurrección nos ofrece una
desbordante riqueza de contenidos, como círculos concéntricos en torno al núcleo de su
Persona resucitada, entre los cuales vamos a movernos en nuestras reflexiones siguientes.
Frente a la cuestión culta de si fue un hecho histórico (con un lugar y fecha precisos)
o meramente espiritual (una vivencia interior comunicada en formas narrativas), los
evangelistas nos ofrecen una serie de simbolismos vivenciales, que vale la pena recordar.
Mateo y Marcos sitúan las apariciones en Galilea, en clara referencia al lugar de las
principales predicaciones del Reino de Dios y de las principales instrucciones a los
discípulos; el Resucitado reafirma así el Reino predicado y envía a sus discípulos a continuar
su obra. Lucas y Juan, por el contrario, sitúan las apariciones en Jerusalén, porque aquí han
centrado la mayor parte de la actividad de Jesús, sobre todo los grandes acontecimientos de
los últimos días, que en la Resurrección encuentran su pleno sentido. Un ángel es el primero
en dar la noticia; )de qué otra manera se podía dar la noticia con más seguridad y belleza?. El
universo, mediante un temblor de tierra, se da por enterado del acontecimiento. (Qué
maravillosa manera de entender y transmitir la Resurrección!
Efectivamente, hay un valor histórico, un acontecimiento que de una forma u otra
sucedió; la historia del mundo quedó conmocionada por esa historia; como hecho histórico,
afecta también a nuestra historia actual. Hay en él un valor existencial, en cuanto afecta a mi
existencia personal y condiciona mi manera de vivir; )de qué me serviría la Resurrección si
no fuese en relación con mi resurrección? ) qué fuerza tiene si no me compromete en una
forma de vida más elevada? Hay aquí un valor de esperanza, porque me da una nueva
dimensión del final, que tiene repercusión práctica en mi manera de afrontar la vida; ya no
puedo caminar en la oscuridad ni en la angustia, al final está la luz. En un mundo d valores
efímeros, la Resurrección abre la brecha de lo definitivo.
El segundo círculo presenta a Dios dando la razón a Jesús.
Jesús resucita "al tercer día", lo que tiene un sentido, no tanto cronológico, sino de
perfección, de acabamiento; no es un final apocalíptico, con caracterres trágicos, como
predicaban muchas tradiciones antiguas, sino de plenitud.
La historia tiene un sentido total que no descubriremos plenamente hasta que se
consume; hay acontecimiento que por sí solos pueden parecer un fracaso o derrota o triunfo,
pero los valoramos bien en el conjunto de la época. El sentido de la historia es que camina
hacia la Resurrección. Ya podemos estar seguros y caminar en esperanza porque sabemos
cuál es el final, y este final da sentido e ilumina todo nuestro caminar histórico, con sus
abatares y sus absurdos. Solo el final de la resurrección nos hará encajar bien todo en la vida
nos ha sucedido, por disparatado y contrdictorio que parezca.
Creo que Jesús Resucitado comunica su presencia de múltiples maneras a todo el que
esté dispuesto a reconocerle.
Creo que su cuerpo resucitado ha entrado en una nueva relación con todo el universo
y que solo al fin de los tiempos descubriremos el sentido pleno del misterio.
Creo que la Resurrección es una fuerza social y que no debemos relegarla solo al
espíritu y al futuro;
Cristo resucita en cada hombre que resucita de alguna manera.
Creo que Jesús fue exaltado a los cielos y glorificado precisamente porque se había
humillado en el servicio a los hombres.
Hombre XXI. -Estos edificios parece que quieren batir récords de altura.
Hombre XXI. -Esas torres señalan la verdadera dirección. Otros edificios son
también altos, pero acaban de forma chata, no dan más de sí. Esas torres se van
estilizando hacia arriba, siguen abriendo espacio. . . , su destino es el cielo.
Sale del mar y enfila hacia las torres de la Sagrada Familia, a las que
rápidamente supera en altura. El avión les obliga a los dos a mirar hacia
arriba, al cielo inmenso donde caben todos y todo, hasta los máximos sueños.
Complemento teológico
"Exaltación" es una palabra que usan los discípulos, que miran desde abajo, donde
está la lucha, la miseria, el sufrimiento, y ven a Jesús subiendo arriba, al lugar de Dios y
del triunfo. Porque Jesús vivió abajo, comprometido con los de abajo, Dios lo exalta
subiéndolo al mundo de "arriba", a la situación de triunfo y gloria donde todo lo pasado no
es más que el recuerdo de haber cumplido bien un servicio. La subida es consecuencia de la
bajada, la gloria es consecuencia de la humillación, es exaltado por Dios porque primero se
abajó en la obediencia, es proclamado triunfalmente por el Padre porque se puso del lado de
los que quedan de lado. Dios nunca abandona a los suyos pero no les da triunfos
incondicionales; el cielo depende de la tierra, Dios depende de los hombres, la gloria
depende de estar con los que no la tienen. Dios no deja definitivamente aquí abajo a lo suyos
aunque ya estén en el sepulcro o en diversas formas de sepulturas sociales; a ellos y a los que
se abajan a ellos Dios los exalta. Sabemos de quién nos hemos fiado.
Atención al detalle expresivo, Jesús no sube a un lugar, sube hacia Dios. Los
discípulos le vieron perderse entre las "nubes", que simbolizan la presencia y el poder y el
misterio de Dios; cuando quieren seguir visiblemente la Ascensión se encuentran con la
"nube", con el misterio, y suerte será si comprenden que esa nube es Dios.
La Ascensión señala una dirección. La dirección de la vida es hacia arriba. De arriba
nos viene la luz para caminar; nuestras luces de abajo son demasiado débiles, se apagan
fácilmente y no nos permiten ver más que unos metros alrededor, lo que nos vuelve
temerosos y egoístas, porque nadie quiere salir de su pequeño círculo iluminado. De arriba
nos viene la fuerza y la vitalidad del calor y de la lluvia, abajo no podemos hacer más que
distribuir malamente lo que hemos recibido de arriba. Es preciso "nacer de arriba", porque
desde aquí se marca la dirección, que importa más que los pasos concretos. Quien ha
escogido a Jesucristo sigue una buena dirección, ya va ascendiendo a los cielos.
Lo peor de muchos es vivir sin dirección y, por tanto, sin futuro, obsesionados por
el sillón de la comodidad o por el trago del placer o sumergidos en desánimos y oscuridades;
vivir, )para qué? )hacia dónde?. La dirección del hombre, como la Cristo, ha de ser
evolutiva y ascendente; solo siguiendo esta dirección será verdadera su vida.
)Dónde acaba esa dirección? La respuesta está en el cielo.
Allí está "sentado a la derecha de Dios" (Mc 16, 19), gráfica expresión que suena a
triunfador sentado a la derecha del los organizador de la competición en la rueda de prensa
final. Sentarse a la derecha del rey significaba ser su delegado y participar de su poder; es lo
mismo que Jesús reconoce antes de subir:"se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la
tierra" (Mt 28, 19).
Pero el poder de Dios, a diferencia del poder humano, lo ejerció Jesús primero
como servicio y ahora como señorío e intercesión. Es un señorío de plenitud, porque El ya
es todo lo que nosotros soñamos, y de "influjo vital", porque nos llena de vida, "de su
plenitud todos recibimos". Su señorío es el título con el que expresamos lo que El es en la
gloria, y este título entraña reverencia, intimidad y confianza, porque "El mismo intercede
en favor nuestro" (Rom 8, 349), ésa es ahora su actividad.
Ya nos dijo que, aunque se va, no nos deja huérfanos, se va pero se queda. Su
presencia entre nosotros es la presencia del amor, como cuando dos que se aman tienen que
separarse físicamente, su amor sustituye las distancias y las presencias físicas, porque
supone una unión más fuerte y permanente; el amor une más que los cuerpos.
Pero Jesús continúa manteniéndose unido al mundo también por su corporeidad,
ahora gloriosa. Su cuerpo glorioso no está en desconexión con el mundo, porque el cuerpo
es precisamente la forma de relación que mantenemos con el universo; a través de la
corporeidad, el mundo y el hombre se interrelacionan e interinfluyen. Desde su actual
"cuerpo espiritual" mantiene una relación más profunda con toda la creación; por eso, antes
de subir al Padre, asegura a los suyos que se queda con ellos hasta la "consumación del
mundo". A través de la corporeidad resucitada de Jesús, el mundo tiene ya un puesto junto al
Padre, la parte más noble del universo está ya allí y ha establecido una nueva forma de
relación Dios-mundo. Los conceptos se nos quedan lejanos y abstractos, por lo que
necesitamos otras formas de lenguaje o retomar con más sencillez y mayor precisión el
lenguaje mitológico.
Creo que toda su persona, incluido su cuerpo, está con el Padre, aunque no tengo
formas de imaginarlo.
ESPÍRITU SANTO
Hombre XXI. - En esta sociedad nuestra tan competitiva, las marcas se han puesto
tan altas, resulta casi imposible superarlas. El cuerpo tiene un límite.
Hombre XX. -Que las barreras del cuerpo no son las delespíritu. La preparación
para cualquier trabajo o competición es cada vez más completa, pero no se pueden
romper los límites físicos. Sin embargo, el ejercicio del espíritu competitivo empieza
por una buena mentalización; cuando la mente se une al esfuerzo, hasta el cuerpo va
más allá.
Hombre XX. -En la mayoría de los trabajos y competiciones de hoy cuenta también el
espíritu de grupo; el que se quiere quedar solo difícilmente llega arriba.
Hombre XX. -Primero hay que creer en ella. Fíjate, hay hombres con espíritu y
otros que no son más que máquinas, regiones con espíritu y otras que no son más
que geografía, hasta cada empresa tiene un espíritu propio según quien la organice,
y esto influye en el resultado.
Hombre XXI. -He notado que últimamente te estás obsesionando con esto del
espíritu, )de dónde te viene? )de algún cursillo oriental?
El espíritu de la naturaleza.
En la primera fase informe y caótica del mundo, cuando la inmensa noche empezaba
a clarificarse a base de explosiones internas y de fusiones y expansiones, cuando las cosas
aun no tenían forma ni nombre, ya se cernía sobre ellas "el aliento de Dios" (Gen 1, 2).
"Aliento" tan poderoso que se impuso al caos de la primera creación, dominándolo y
concretizándolo hasta que las cosas empezaron a tener su coexistencia propia; era algo bello,
cada cosa que surgía de aquel "aliento" era algo bueno
El "aliento de Dios" anda por el mundo, es como el viento que sopla, lo sientes en la
cara y en el moverse de las plantas, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; el viento
renueva la atmósfera y la fecunda llevando polen y oxígeno de una parte a otra; nadie puede
sujetar un puñado de viento y nadie puede vivir sin él. La tierra no es algo muerto, el agua
no es solamente un líquido, en todo ello hay energía, fuerza y vida, que no surgen sin más
de las fuerzas brutas de la tierra, sino del Creador de donde toman su potencia espiritual; son
la respiración de Dios, la fuerza de Dios, el aliento de Dios. Por eso al Espíritu se le
compara con el viento (Jn 38; Hch 2, 2; ), el fuego (Hch 2, 3), el agua (Jn 7, 38-39). . .
El Espíritu hace que la creación siga evolucionando hacia formas superiores,
mantiene siempre una evolución ascendente a pesar de los altibajos y retrocesos, hasta llegar
a esa forma suprema de evolución que es Jesucristo.
(Qué sencillo y locuaz el relato de la creación del hombre cuando lo leemos sin
prejuicios ni estructuras mentales ya hechas! Al hombre, recién salido del barro, recién
formado, le falta el espíritu: "entonces el Señor Dios sopló en su nariz aliento de vida y el
hombre se convirtió en ser vivo" (Gen 2, 7). Es "imagen y semejanza" de Dios, porque el
espíritu del hombre no es suyo, le viene de Dios, es espíritu de Dios transmitido a él.
El espíritu de los hombres es pensamiento, esa maravillosa facultad por la que el
hombre es el único ser de la creación que sabe que existe; por eso la humanidad que
desarrolla bien su inteligencia está desarrollando el espíritu de Dios en ella. El espíritu del
hombre es fuerza interior, voluntad, esa energía poderosa que desde dentro controla la vida
y la empuja. El espíritu es sentimiento, dulzura, afectividad, conmoverse por lo bello o por
lo triste. El espíritu es amor. Dios es amor. Por eso el espíritu del hombre es espíritu de Dios,
aliento de Dios convertido en nuestra respiración y en nuestra sangre.
Porque el espíritu de Dios es infinito e infinitamente múltiple, se hace diverso en
cada hombre, con unas características especiales por las que le identificamos. El espíritu de
Francisco, el de Asís, era sencillo y pobre, místico; el espíritu de Teresa de Calcuta es amor
a Dios en los pobres más pobres; el espíritu de Pablo de la Cruz es amor al Crucificado y a
los crucificados, compromiso de predicar a todos el amor a la sabia locura de la cruz.
Cuando mueren, su espíritu permanece en sus seguidores. )No conoces a hombres con un
espíritu muy especial, con un estilo peculiar de vivir, una impronta de ser que resulta
inconfundible? A los verdaderos hombres les conocemos primero por el físico, pero luego
les identificamos cada vez más por su espíritu, que es lo original; a los más queridos,
aunque los años les cambien el físico, les reconoces fácilmente por su espíritu. El espíritu del
hombre viene de Dios y remite a Dios.
De una generación a otra pasa el espíritu del pueblo judío o del pueblo gitano o el del
indio o el de algunas regiones. Una nación se configura por unas fronteras, un pueblo por un
espíritu. Las características físicas de los pueblos se difuminan y pierden por mezclas de
emigraciones y cruces raciales, pero su espíritu queda, es más característico y duradero que
el físico y va absolviendo a los emigrantes; al final, todos configuran el mismo estilo.
Junto al espíritu está el "antiespíritu", la masa de materialización que amenaza con
ahogar a la humanidad para encerrarla en un cofre de oro. El material de los constructores de
la torre de Babel produce una terrible confusión de espíritu y lenguas donde es imposible
entenderse. Este es el pecado en que han caído muchas sociedades.
Frente a ellos, Dios suscita un pueblo, la Iglesia, que recoge el espíritu transmitido
por Jesús.
EL ESPIRITU DE JESUS
Jesús, "Omega" de toda la creación, fue formado por el Espíritu que fecundó con
toda su fuerza la carne de María. Solo el Espíritu puede crear una madre-virgen y solo El
puede hacer que Dios sea al mismo tiempo hombre. Jesús no nace "ni por el impulso de la
carne ni por deseo de varón" (Jn 1, 3), sino de la fuerza del Espíritu de Dios; por eso su
encarnación es ya manifestación de su divinidad.
Desde ese momento el Espíritu es la fuerza que le empuja y le guía en todas las etapas
de su vida. Al inicio de su vida pastoral, cuando se somete al rito bautismal en el Jordán,
"bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma" (Lc 2, 22), proclamando que aquel
hombre anónimo era el Mesías. Seguidamente le empuja a hacer una experiencia profunda de
sí mismo en el desierto:"Jesús volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo; durante cuarenta
días el Espíritu lo fue llevando por el desierto" (Lc 4, 1-2); y, a continuación, lo lanza a
recorrer pueblos y ciudades. El superhombre Jesús de Nazaret se deja maniobrar por el
Espíritu hasta el extremo de un coche que se deja conducir. El Espíritu es parte integrante de
su persona.
De ahí le viene un estilo de vida propio, muy personal, que se manifiesta cuando, al
hablar con Dios, le llama "papá" o cuando, a pesar de reconocerse Señor, no quiere que los
suyos sean siervos sino amigos. Estilo fuerte que a veces resulta casi violento y otras manso y
humilde, enternecido ante una flor. Los que le conocieron captaron pronto que ese espíritu le
hacía hablar con autoridad propia y, al mismo tiempo, reconocer que lo que hablaba no era
de cosecha propia sino que lo había recibido del Padre. El suyo era Espíritu de
bienaventuranzas, de cruz y resurrección; fue creciendo en El hasta identificarse mutuamente
e inundarle del todo.
Por fin, llegó. Pentecostés es la experiencia del Espíritu por parte de los discípulos,
lo sintieron en la cabeza, en el corazón, en la voluntad, en todo su ser, era alegría y
audacia y unión con Dios. (Qué difícil es describir lo indescriptible! La experiencia fue tan
fuerte que la expresaron con dos imágenes vibrantes:viento huracanado y lenguas de fuego.
El Espíritu de Jesús se traspasó a ellos como un viento impetuoso que remueve todas
las cosas, hasta las más sólidas. La comodidad de la vida situada, la tranquilidad del
cristianismo que ha adquirido un piso espiritual y lo ha acomodado queda conmocionada por
este viento que remueve y empuja y hasta es capaz de romper lo que le estorba. El viento del
Espíritu rompió definitivamente la cobardía de los discípulos y aquella manera de entender
su seguimiento como una seguridad. Demasiados cristianos se inmovilizan en formas fijas y
se esclerotizan porque no se dejan mover por ese viento.
Toma también el Espíritu la forma de lenguas de fuego. Cristo es el Logos, la
Palabra de Dios comunicada al mundo, el Espíritu es la lengua que nos transmite esa
Palabra. Las palabras humanas se nos quedan enanas y hasta son falaces cuando hablan de
Jesús, solo el Espíritu nos hace comprenderlo y expresarlo. )Por qué nos da vergüenza
hablar de lo religioso, si no es para discutirlo? Muchas palabras nuestras son acomplejadas u
oficiales, de enseñante, les falta fuego al hablar de Dios. Los discípulos se sorprenden del
cambio producido en su interior, pero quizá más cuando sus palabras empezaron a producir
conversión en los oyentes. Era verdad, el Espíritu de Jesús había pasado a ellos.
EL ESPIRITU DE LA COMUNIDAD
En esta comunidad actúan los dones del Espíritu Santo, de los que la Iglesia, con
una distinción quizá un poco forzada, resalta siete:sabiduría, entendimiento, ciencia,
consejo, fortaleza, temor y piedad. Nos dan una disposición especial para entender a Dios,
pero con "sabiduría", es decir, con un conocimiento interior que es al mismo tiempo
disfrute; los poseedores del Espíritu conocen a Dios y lo gozan. Estos dones son experiencias
vitales que alcanzan a toda la persona, no solo su inteligencia, voluntad y prácticas
religiosas, sino también su sensibilidad o sentimiento, que es una parte de la persona; quizá
por reacción contra demasiadas manifestaciones sensibles y superficiales, hoy se considera
impropio y hasta ruboriza exteriorizar los sentimientos religiosos; la experiencia del Espíritu
es plena y abarca a todo el hombre y produce seguridad, a veces hasta emoción; así fue
Pentecostés.
La comunidad espiritual ha de ser activa y comprometida, porque somos hombres
encarnados y realistas. Solo tenemos garantía de que se trata del verdadero espíritu cuando
nos acerca a la realidad. Algunos de los dones del Espíritu están totalmente orientados al
servicio de la comunidad; son aptitudes normales para los servicios que necesita toda
comunidad, algunos de ellos tienen un carácter extraordinario y hasta llamativo. Nunca han
faltado en la Iglesia esos dones ordinarios, aunque los extraordinarios han pasado por horas
muy bajas. Son abundantes porque el Espíritu es abundoso y novedoso en manifestaciones y
exigencias.
Ordenando un poco las diversas enumeraciones de estos que trae San Pablo en sus
cartas, podemos llegar a un triple agrupación. En primer término, los dones de anucio:la
predicación o la catequesis (apóstol, profeta, evangelista, doctor, don de interpretar),
ordenados a una sana instrucción de la doctrina. Un segundo grupo en torno a la caridad
(hospitalidad, limosna, curaciones, milagros), ordenado a ayudar al necesitado. Un tercer
grupo (pastor, presidir, ministerios), referido a la Iglesia como comunidad institucional y,
por tanto, necesitada de gobierno.
Todos tenemos estos dones o carismas son para el servicio de la comunidad. Cuestión
siempre pendiente en la Iglesia es un mayor ejercicio de estos dones que no son solo
oportunidades sino obligaciones. La comunidad que los desarrolla necesita menos la
jerarquía, que con frecuencia suple deficientemente la tarea que corresponde a los miembros.
Pablo alaba a la comunidad de Corinto porque, siendo joven y aun sin historia, abunda en
dones, "hasta el punto de que en ningún don os quedáis cortos" (I Cor 1, 4-7). Por contra,
algunos sectores de la Iglesia se anquilosan por no ejercitar estos dones repartidos entre sus
miembros.
De todos los dones, los hoy más a destacar son los de servicio, pero no solo servicio
interno en la comunidad, sino hacia el mundo. El servicio que nace del Espíritu es el que se
dirige a los mismos que Jesús servía, a los necesitados de la sociedad. La mayoría de los
servicios concretos ya los asume hoy la sociedad pero los dirigidos por amor desinteresdo a
los más necesitados están reservados a quienes quieran tomarlos, ése es el campo de Jesús.
Si entonces el Espíritu le empujó a Jesús al desierto, éste es hoy el "desierto", el lugar
donde nadie quiere ir.
Junto a los desiertos sociales está también el desierto espiritual, el mundo de la
increencia y del abandono de la religión, donde Dios no es negado sino serenamente
apartado; desierto por falta de sensibilidad para lo espiritual, sustituído fácilmente por lo
ritual y lo mágico, que de vez en cuando revive con formas extrañas; desierto también por
una vida religiosa resignada, autocomplacida, fija ya en unos modos y cumplimientos,
cerrada a las fuertes novedades de Dios en respuesta a las fuertes llamadas del mundo. En
este desierto espiritual es necesario el impacto del Espíritu que impulse como viento
impetuoso y hable como lengua de fuego. Un solo testigo dominado por el Espíritu causa
más impacto que masas de simples creyentes.
La Iglesia tiene el encargo de hacer efectivo el retorno del Espíritu en la sociedad
materializada. Este es un buen momento; los poros resecos de nuestras estructuras
tecnificadas aspiran ansiosamente la humedad tonificante del Espíritu.
ANEXO: PEQUEÑOS COMPLEMENTOS SOBRE EL ESPIRITU.
(En esta tercera parte del Credo, los Anexos vuelven a ser redactados por el autor
de los resúmenes, como en la primera parte).
Creo que el Espíritu es fuerza viva y que fecunda la creación, actuando desde el
primer momento para dar a cada cosa su ser original.
Creo que este Don llega a mí con plenitud de dones, a través de los cuales se
manifiesta su presencia y su fuerza.
Creo que este Espíritu se puede sentir como experiencia viva en el interrior de cada
uno y en las actuaciones de la Iglesia.
Creo que la fuerza del Espíritu es capaz de transformar el mundo, cambiándolo por
dentro y haciéndolo más fraterno y espiritual.
Creo que el Espíritu Santo está más presente donde uno se dedica a servir a los
necesitados, porque es espíritu de amor.
LA GRAN FAMILIA
Hombre XXI. -Un premio así es distinto de los triunfos particulares, porque uno
siente realmente que pertenece a un equipo de trabajo y a un pueblo.
Hombre XX. -Si el equipo, además, es nacional, supone una fuerza sobreañadida;
aunque con menos compensación económica, uno se siente más motivado.
Hombre XXI. -La verdad es que hoy todo se hace en equipo, desde el trabajo y la
ciencia hasta la política. Y es mejor porque sientes que el grupo humano
representado por ese equipo está contigo y te empuja; es exactamente el empujón que
muchas veces necesitas para sobrepasar tus límites.
Hombre XX. -Fíjate que en todos estos equipos, por encima de las diferencias
nacionales, hay un espíritu de familia, un espíritu común que supera las mutuas
rivalidades. Los equipos de trabajo y la Iglesia son ideal humano en marcha.
Hombre XX. -La Iglesia es un Equipo permanente compuesto por muchos equipos
diferentes que llamamos iglesias locales, comunidades, movimientos... Pero todos
tienen un mismo espíritu, recibido en una sesión inaugural que es el bautismo. Si se
diesen cuenta de que es para celebrar el Espíritu recibido, estarían muy bien las
fiestas que se montan en los bautizos.
Hombre XXI. -No soy especialista en la Iglesia, solo veo cosas y muchas no me
gustan. Cuando te oigo hablar de Espíritu común, no lo veo, me lo tapan los
edificios.
En consecuencia, todo adquirió pronto una clara dimensión social, porque "lo
poseían todo en común. . . , luego se distribuía según lo necesitaba cada uno" (Hech 2, 45).
Esto es de verdad una Iglesia comprometida, preocupada por el hombre en todas sus
necesidades. La comunicación de bienes hizo más visible la presencia del Espíritu de Jesús.
Fue más tarde cuando la tarea material se separó de la espiritual y a veces la sustituyó, uno
de los pecados que más empobrece a la comunidad eclesial. Pero tampoco podían confundir
las tareas materiales con las esprituales y nombraron siete encargados especialmente de las
tareas materiales (Hech 6, 3-4).
Empiezan las cuestiones prácticas de la comunidad que se va estructurando
progresivamente, pero siempre dentro del equilibrio, es decir, nace también la institución.
Se sienten todos iguales, en unidad, pero algunos aparecen con funciones especiales y hasta
con categorías debidamente reconocidas que se llaman ministerios
Por todo esto aquel grupo empezó pronto a ser signo de contradicción; mientras
muchos les admiraban y pedían unirse a ellos, otros les denigraban y perseguían.
UN "MISTERIO" CONOCIDO
SE TRATA DE SALVAR
UN PUEBLO
Un pueblo se caracteriza sobre todo por un espíritu propio, más que por unas
fronteras; el pueblo es una estirpe, una raza, una forma propia de vida, un espíritu; por ese
espíritu se distinguen, por ejemplo, el pueblo indio del germánico. El pueblo al que le
rompen las fronteras y hasta le esclavizan, si mantiene el espíritu continuará siendo pueblo;
cuando la opresión es tan fuerte que se mata ese espíritu, se ha cometido un delito histórico.
La Iglesia es un pueblo porque tiene un espíritu propio, el Espíritu de Jesús. Sufre la
tentación de que otros "espíritus" se metan en ella, pero el Espíritu de Jesús es tan fuerte que
termina prevaleciendo; no es el espíritu del poder ni el del prestigio ni el de la rigidez moral,
sino el de Jesús. Por eso necesita de continuo una tarea de discernimiento de espíritus,
porque muchas veces se presentan de forma tan sutil que se confunden. Cuando el espíritu
está más vivo, se necesitan menos normas, por eso Jesús es tan poco normativo que hasta es
acusado de no valorar suficientemente las normas establecidas de su pueblo. El Espíritu sabe
conducir la vida del pueblo en sus mejores expresiones.
Se regenera continuamente
Los hombres mueren, pero el pueblo permanece y supera a los hombres que lo
componen en cada momento, por eso lo que más le afecta no son las muertes sino los
nacimientos; así la Iglesia, como pueblo de Dios, sobrepasa al número de sus componentes.
La generación se covierte en regeneración y se transmite directamente de padres a hijos.
Nuestra generación eclesial se produce en el bautismo, que nos concede la vida el
Espíritu e introduce en la vida del pueblo, en todo el pueblo que abarca a los de antes,
presentes en forma gloriosa, y a los de ahora; es lo que se llamaba "Iglesia militante,
triunfante y purgante", es decir, los que participan más del Jesús histórico, porque aun
están en el camino, los que asimilan ya al Jesús resucitado, porque ya están en la gloria, y
los que, en el momento intemporal de la postmuerte, se asemejan más al Jesús que
descendió a los infiernos. En este pueblo no hay muertos, la única muerte que afecta es la
del pecado. Somos un pueblo en diálogo, intercedemos por los difuntos e invocamos a los
santos.
La regeneración se logra, sobre todo, por contagio directo, lo mismo que se
transmite la vida, el calor o la alegría. La hemos recibido, no por un convencimiento
doctrinal, sino por testimonio directo:padres y educadores, y así la transmitimos. El pueblo
necesita también herederos; la mayor amenaza del mundo desarrollado es ahora la falta de
natalidad, no hay suficiente regeneración y el pueblo envejece demasiado. Es también la
mayor amenaza de la Iglesia cuando se dedica más a conservar que a engendrar.
Un pueblo grande tiene regiones, que forman parte de la unidad nacional pero
mantienen una forma propia de vivir el espíritu común. La Iglesia tiene también sus
autonomías, que son las iglesias particulares; el Espíritu de Jesús, que anima a la Iglesia
universal, se acomoda al espíritu y estilo de las gentes de cada lugar y toma sus expresiones
propias. La Iglesia es una pero no uniforme; la unidad le viene del Espíritu, y la pluralidad,
de las formas y características de los pueblos, que no son imponibles de un lugar a otro.
La unidad del Espíritu necesita unas garantías, porque el pueblo de Dios, en lo que
tiene de signo, ha de ser visible, y un signo de Dios no puede aparecer dividido; éste es el
papel que juega el Magisterio de la Iglesia, que continuamente revisa si se nos escapa algo
esencial al "misterio" comunicado.
En ellas manifiesta gozosamente su espíritu. Por eso se promueven más cada día las
celebraciones populares y se recuperan las fiestas tradicionales. El pueblo de Dios manifiesta
su fe gozosa en las celebraciones litúrgicas. Celebramos el recuerdo vivo de los grandes
personajes de nuestro pueblo, los santos, y, sobre todo, la presencia viva de Jesús en la
comunidad. La liturgia no es simple manifestación externa sino memorial vivo, actualización
de su presencia y su acción salvadora. Celebramos también momentos especiales, como la
entrada en la comunidad, el perdón, el compromiso matrimonial y, sobre todo, la
eucaristía. La celebración se condensa comunitariamente en el domingo, donde nos
congregamos para la fiesta. Porque toda celebración ha de ser gozosa, festiva y alegre.
Así es el pueblo de Dios. Una gran familia donde la vida no es fruto de la carne ni de
la sangre sino don de Dios. Pertenecer a la Iglesia es pertenecer a la familia de Dios, con los
derechos y compromisos que esto conlleva. Pertenecer y manifestarlo, porque no somos un
pueblo oculto sino visible ante los hombres. Pertenecemos a un pueblo que nunca morirá
porque Cristo resucitado vive en él y garantiza que ninguna fuerza adversa podrá vencer
definitivamente e esa familia.
UNA COMUNIDAD
El hecho de ser tan criticada indica que la Iglesia afecta a la sociedad. La relación
Iglesia-mundo siempre ha sufrido tensiones a las que la misma Iglesia dio distintas terapias,
pasando "del anatema al diálogo", de defenderse frente a la sociedad a incardinarse en ella.
La Iglesia cumple una función crítica, a la vez que se deja criticar e interpelar por la
sociedad; denuncia los contravalores, todo aquello que va contra el hombre y lo que va
contra los derechos de Dios, que frecuentemente coinciden. Pone su acento en lo humano,
recordando a las instancias públicas su deber de servicio al hombre y poniendo sus efectivos
al servicio de una mayor humanización, frente a la materialización o tecnificación.
Y, sobre todo, recuerda y testimonia el valor de lo absoluto, de lo definitivo,
porque el hombre no puede cerrar su obertura hacia el infinito. La mejor sociedad es la que
se convierte en "Reino de Dios".
ANEXO: LO BUENO DE LAS BUENAS CRÍTICAS A LA IGLESIA.
Creo que la Iglesia es salvada por Cristo y que es salvadora de los hombres, pues les
comunica la salvación recibida.
Creo que la Iglesia es pueblo de Dios donde participamos desu vida y esto no es
metáfora sino grandiosa realidad.
Creo que se ha de mantener como una familia unida más que como una institución,
aunque también necesita formas institucionales.
Creo que lo que tiene de visible es válido en cuanto expresa lo invisible o sirve para
amar; si no es así, tiene que pedir perdón.
Creo que la Iglesia es comunidad de santos, porque todos han sido tocados por Dios
a través de Jesús que les reúne y envía.
Creo que la Iglesia está comprometida con el mundo para defender en la sociedad
los valores que Dios pide para sus hijos.
Creo que, por esto, es signo de contradicción y ha de superar con fortaleza toda
oposición, revisando con humildad la posible verdad de las críticas.
Creo en la Iglesia viva que es a la vez de Judas y de Pedro, de los amigos y de los
enemigos, de los santos y de los pecadores.
14. - EL PERDÓN
EL TRIUNFO DE LOS CAÍDOS
Hombre XX. -Yo creo que hay razones suficientes de orden público que justifican la
cárcel, ese enorme edificio, todo tapiado, con guardias en las torres de vigilancia.
Hombre XXI. -Me parece que en esto se ha cambiado poco con el paso de siglo,
solo se han mejorado los edificios y su régimen interno, pero continúan existiendo. Se
me ocurre una pregunta:)podría funcionar una sociedad con perdones en lugar de
sanciones?
Hombre XXI. -A la sociedad tal vez sí sí, pero quizá no tanto al culpable. No entro
en los abusos, porque abusadores siempre hay. Pero me gustaría una sociedad con
un gran anuncio de entrada:"Ninguno será excluído".
Hombre XX. -Ya me gustaría que fuese así en toda la sociedad, porque son
demasiados los que han quedado excluídos profesionalmente o de un grupo de
compañeros o de la familia porque tuvieron un fallo.
Hombre XX. -Solo conozco una sociedad donde se practica habitualmente, la Iglesia.
Aquí, más que en la justiticia punitiva, creemos en el perdón de los pecados; todo el
que quiere ser perdonado nunca es excluido; se le rehabilita, no cuando cumpla la
sanción, sino cuando él quiera. El perdón es una de sus mayores fuerzas.
En este "Resumen" seguimos con las actuciones del Espíritu Santo en la Iglesia.
El Espíritu Santo es amor y el amor siempre perdona. Retén esto:el amor verdadero
siempre perdona. Es exactamente lo que queremos decir al proclamar:"creo en el perdón de
los pecados"; no estamos hablando del sacramento de la penitencia (que es una forma
eminente del perdón, pero una) ni mucho menos de una sentencia judicial absolutoria.
Estamos hablando del amor.
Con el amor se compaginan los pecados, pero no se compagina una sentencia
judicial; los hombres dictamos sentencias, Dios siempre ama.
En el perdón de los pecados es donde más claramente aparece lo que el hombre tiene
de hombre y lo que Dios tiene de Dios. )Dónde está el iluso que cree podrá ser pefecto? )
dónde podrá ir un hombre cuyos actos sean todos sometidos a juicio? La terrible tensión le
haría morir. No es éste el hombre que interesa a Dios.
)Para qué nos sirve un Dios que se reduce a pronunciar sentencias sobre lo que ya
sabemos? )Qué mérito tiene un Dios que ama solo a los que son dignos de amor? No es éste
el Dios que interesa al hombre.
El único hombre que existe en la tierra es el pecador y el único Dios que le interesa a
este hombre es el Dios del amor; las relaciones entre el Dios de amor y el pecador son de
perdón.
Creer en el perdón de los pecados significa:
aceptar al hombre como es:pecador;
aceptar a Dios como es: amor;
aceptar que Dios y el hombre pueden mantener una relación total, no
esporádica ni parcial; la relación de lo perfecto abarcaría solo una parte de su persona y de su
tiempo; la relación entre Dios que perdona y el hombre que peca lo abarca todo.
Porque la Iglesia se reconoce pecadora. Santa por el Espíritu que la anima y pecadora
en muchas de sus obras.
En una historia de ya veinte siglos ha habido de todo. Hecha de hombres y viviendo
las circunstancias de la historia, la Iglesia será siempre pecadora, sin dejar de ser santa.
Porque es pecadora necesita de la santidad para superarse; porque es santa, el pecado no
podrá definitivamente con ella, tanto más que la santidad le viene del Espíritu de Jesús que
la anima y eleva. Porque es pecadora vemos en ella la fuerza de Dios que llega hasta la
debilidad humana, nunca Dios se nos aparece tan grande como cuando le vivimos cerca de
nuestra debilidad. Porque santa y pecadora a la vez, la Iglesia es lugar de encuentro de Dios
y el hombre, de lo infinito y lo finito, es el campo donde coexisten el trigo y la cizaña y el
Sembrador cuida la simiente.
EL INCÓMODO Y DIFUSO PECADO
Sin embargo, el mal existe y no es ninguna cosa abstracta, sino una realidad
claramente constatable. Es una realidad interior, ya decía gráficamente Jesús que lo que
ensucia al hombre no es lo que le viene de fuera sino lo que sale de dentro y que el corazón
del hombre está donde está su tesoro, pone la vida en aquello que le interesa y, en
consecuencia, sigue una u otra conducta. La pregunta por tanto es:)cuál es mi tesoro? )
dónde está mi corazón? )cuáles son los objetivos que persigo? A quien empieza
reconociendo que la vida viene de Dios y que Dios es Padre, le será muy difícil buscarse un
tesoro que llene su vida al margen de Dios. En cuanto realidad interior lo entendemos como
una actitud, una forma de ser que se expresa en una manera de hacer, en una conducta
concreta; la actitud, como la enfermedad, tiene sus síntomas, pero lo importante no son los
síntomas sino la enfermedad. Como ejemplo de actitudes pecaminosas están los llamados
"pecados capitales".
Todas estas actitudes se resumen en la falta de amor. El amor es lo que importa y es
lo que revisamos porque es lo que nos hace crecer y vivir. El amor es una opción de vida, no
cerrada en sí misma, sino abierta a Dios y a los demás. Pero el amor a Dios, dice Jesús
corrigiendo nuestra tendencia al autoengaño, consiste en cumplir su voluntad. Y la voluntad
de Dios es muy explícita:amaos unos a otros; el amor al prójimo sí que ha de ser concreto,
de lo contrario es fantasía. Porque el amor termina siendo concreto, también el pecado es
concreto; de una forma u otra lo que está dentro sale fuera en acciones concretas y repercute
en los demás.
Hay grados e intensidades en el pecado, como en todo lo que afecta a la vida; lo
difícil es precisar esas intensidades y señalar exactamente el límite entre una y otra y ver la
conexión o desconexión que existe entre las actitudes y los actos, pues a veces no obramos
realmente como somos. Desde lo leve o "venial", lo de cada día, hasta lo "mortal", lo que
da muerte al amor de Dios o del prójimo en nosotros, hay intensidades que pueden llegar a
lo grave, aunque no rompan mortalmente nuestra relación con Dios; la falta de amor
depende mucho de la educación que uno ha recibido en ese amor. Para formarnos una
conciencia acertada, que en definitiva es el último criterio a seguir, nos ayuda la doctrina
moral de la Iglesia.
Conscientes ya de que el pecado está aquí y ahí, nos preguntamos:)por qué tenemos
que pedir perdón y perdonar? La respuesta es clara:porque el pecado tiene serias
consecuencias sobre la vida; pecar es herir la vida, perdonar es aumentar la vida.
Desde la fe, entendemos el pecado como una ofensa a Dios. )Cómo es posible una
ofensa a Dios y menos por mí? Hablando de Dios, todas las palabras tienen un límite pero
sirven. Este matrimonio de amor que Dios hace con el hombre queda afectado por el pecado
y, como siempre, el más ofendido es el más inocente que, en consecuencia, es el que más
sufre. Dios es omnipotente en amor, porque nada hay más poderoso que el amor, pero eso
mismo le hace inmensamente sensible y vulnerable. (Cuánta veces, en aquella vieja historia
de su pueblo Israel, se lamenta, llora, abre su corazón y hasta se muestra sentimental! )Hay
otra forma mejor de expresar cómo mi pecado le afecta? Le estropea o retrasa su plan,
defraudándole en su ilusión sobre mí. Estas verdades solo se comprenden bien con el corazón
cuando uno se hace niño y mira ocn ojos inocentes la cara del Padre y ahí descubre la pena.
También le afecta por el hombre mismo, que se hiere en su propia personalidad. La
vida tiene un camino y posibilidades de autorrealización; el pecado, como mínimo, es un
retraso o frenazo en tu camino de crecimiento personal; quizá peor, es un virus, apenas
perceptible, que se sitúa en tu centro de decisiones personales, en tu voluntad y en tu
libertad, y ahí va ejerciendo su acción maléfica hasta que sea expulsado. )Puede esto no
importarle a Dios? )Puede no importarle al Padre que el Hijo se quede a medio camino en su
desarrollo personal? Tu pecado es solo tuyo pero las heridas son también de Dios.
Y de los demás. Porque nada mío es solo mío; en la familia de Dios nadie existe al
margen de la comunidad ni la comunidad se desarrolla plenamente si se deja de lado a
alguien. El "misterio" de Dios, )recuerdas?, pretende construir una inmensa familia. El
pecado es un obstáculo en la circulación de la vida familiar porque algo de vida quedó sin
llegar a alguien, con lo que la tarea común no recibió la colaboración total, y estamos ante
una tarea que necesita todas las colaboraciones. Te has apuntado a la causa de Dios y de
pronto te da por actuar independientemente, no pensando en la causa común sino en ti; te
debes a la causa en todo y no puedes fallarla. La colaboración empieza por la integridad de la
persona, porque la familia no se desarrolla con personas debilitadas.
El pecado implica una destrucción de valores, siempre necesarios para la vida de la
comunidad. Cuando en la sociedad se pierden valores fundamentales, los que se van
integrando en ella vivirán sin esos valores, sin pensar siquiera que existen. Es el pecado del
ambiente o pecado del mundo. (Qué fácil es en estos casos caer en la trampa de resignado
conformismo! "Si todos lo hacen", "no se puede hacer nada, las cosas son así", "la culpa no
es mía, es del ambiente". Si el ambiente es así, es porque le hicimos así. El mal del mundo
no nace de la tierra sino del corazón de los hombres. La injusticia social no es más que el
resultado de muchos que no empiezan amando al prójimo; el odio y el egoísmo de muchas
relaciones sociales empezó en el pensamiento y el corazón de los hombres que quizá no lo
pensaron al principio, pero sus pensamientos explotaron convertidos en bombas. La
pornografía como negocio puede surgir porque hay pensamientos y deseos que la reclaman.
Los valores que empiezan quebramtándose, terminan oscureciéndose y ya no se ven.
Hasta donde podemos pensar, el pecado tiene repercusión incluso en el orden
cósmico. Tal vez parezca una afirmación pomposa, pero es fácil intuir que, con el pecado,
se ha introducido algún factor negativo en ese maravilloso orden de la creación que Cristo
está construyendo para ofrecer al Padre en el día final.
Después de estas reflexiones es obligado concluir que, puesto que el pecado afecta
tan negativamente a la vida, es preciso atajarlo y superarlo; y el primer camino para ello es
el perdón del pecador para que, desde su propia realidad y con una fuerza nueva, se
convierta en luchador contra el mal.
Creo que Dios se siente herido y lastimado por mi pecado y esto me hace descubrir
que está muy cerca de mí.
Creo que el amor a Dios es más fuerte que nuestros pecados, por eso me sigue
amando sabiendo que soy pecador.
Creo que el amor de la comunidad es también más fuerte que mi pecado, por eso me
acoge, me anima y me da su perdón.
Creo en el perdón de los pecados como una manera de hacerse cercano Dios y de
hacernos más cercanos e íntimos los hombres.
Creo que una comunidad perdonadora es una comunidad feliz y útil, por eso será
eterna.
15. - LA VIDA ETERNA
Hombre XXI. -De momento hasta las próximas elecciones, pero se diría que ellos
lo sienten como si fuese a durar siempre.
Hombre XX. -En política, como en cualquier otro tema, cada triunfo es absorvido
por otro que supera su marca, se van enterrando mutuamente; solo algunos fuera de
serie permanecen más tiempo en la memoria de la gente, los demás terminan siendo
solo fichas de cronistas.
Hombre XX. -En cualquier caso, los triunfos pueden durar más quien, al menos los
más importantes, los récords no superados, que pasan a las crónicas de la historia.
Hombre XXI. -A veces sueño lo que sería una vida interminable a base de
reencarnaciones en cada una de las cuales lograse una clase superior de triunfo;
llegado al límite en cada etapa, uno desearía morir para lograr esa forma superior
en la próxima vida.
Hombre XX. -)Eres de los que no creen en la resurrección, todo son dificultades, y
creen fácilmente en la reencarnación?
Hombre XX. -Esta vida, por muchas reformas y mejoras que le añadas, si fuese
interminable, terminaría siendo inaguantable. Prefiero otra vida.
Hombre XX. -La de la resurrección. Dios, puesto a hacer una vida nueva y plena, es
de fiar; lo hizo en Jesús y prometió lo mismo para todos. Un fin como el de Cristo es
lo máximo que puedo soñar. Me fío de El.
Resumen 151: EL CAMINO ES TEMPORAL PERO LA VIDA ES ETERNA.
Todas las religiones han cultivado la fe y el culto en la vida más allá de la muerte,
aunque fuese con formas muy elementales, como la creencia en "los espíritus" o el enterrar a
los difuntos con una serie de víveres para el viaje futuro. Curiosamente en la Biblia no
aparece tan clara esta idea desde el principio, surge y avanza lentamente, como una larga
elaboración del instinto y la meditación colectiva; antes de ser una afirmación, es un
presentimiento oscuro.
Se empieza por creer en una retribución justa al final de la vida, pues, aunque los
hombres debiéramos lograr aquí esa compensación mediante estructuras justas, la más
elemental experiencia nos dice que nunca fue así, y el tema se prorroga para el final a las
manos de Dios. Al mismo tiempo se constata que el hombre es un anhelo de perpetuidad o
instinto de eternidad, que le hará posible disfrutar esa retribución justa; la historia de la
salvación supone una relación continua entre el pasado y el futuro, pero un futuro lleno de
Dios y que, por tanto, no puede acabar; no aparece del todo claro si ese futuro de Dios es
para más allá de la muerte o se sitúa dentro de este mundo. Lo cual nos prueba que un pueblo
puede tener un gran sentido religioso sin tener clara la idea de la otra vida; su misión está
aquí, lo demás corre por cuenta de Dios que garantiza su actuación en favor del hombre y
que siempre actuará con generosidad.
Cuando llega Jesús afirma con claridad la vida futura, presupuesto fundamental en
toda predicación y afirmación explícita en muchas ocasiones. Afirma que viene del Padre, de
una Vida que existe desde siempre y para siempre, y su misión es introducir a todos los
hombres en esa Vida. Estamos llamados a vivir la vida de Cristo. No hizo nunca
descripciones de la otra vida, sino que habló de ella como estímulo para vivir aquí, porque
la vida eterna no existe para el hombre independientemente de la vida temporal. En la vida
encontramos algo perecedero y algo imperecedero, )no es lógico trabajar por aquello que es
imperecedero?, las riquezas imperecederas del cielo frente a las perecederas de la tierra (Mt
6, 19-21).
A veces Jesús llama a superar el miedo, porque los hombres pueden matar el cuerpo
pero no la vida (Mt 10, 26-28). Otras veces es una advertencia porque la vida verdadera, la
definitiva, la eterna, es difícil y no se puede estar de brazos cruzados esperando que llegue,
es un tesoro que hay que sacar a flote vendiendo las propiedades menores para adquirir el
campo donde está enterrado (Mt 7, 13-14). Habla incluso de suprimir manos y ojos, siempre
efímeros, para salvar lo duradero de la vida (Mt 9, 43-48). Tal vez el texto más explícito de
Jesús se da en una disputa con los saduceos que pretenden traspasar a la otra vida las
realidades matrimoniales de aquí: "cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se
casarán", Dios continúa siendo Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob porque "no hay Dios
de muertos sino de vivos".
Para Jesús el tema de la vida futura es de los más claros y básicos, pero no lo predica
como un tema aparte, sino como estímulo para vivir mejor aquí, la vida eterna es don de
Dios y fruto de la vida de los hombres; la inmortalidad no es connatural al hombre, pero
nace de Dios, siempre fiel a la vida, que mantendrá su sí a la vida incluso después de la
muerte.
Esto le resulta tan seguro y evidente a Pablo que le hace exclamar con sorpresa:"si de
Cristo se proclama que resucitó de la muerte, )cómo decís algunos que no hay resurrección
de muertos?"; porque El ha resucitado "como primer fruto de los que duermen" (I Cor 15,
12-13. 20).
La resurrección de Jesús supuso para los cristianos un cambio radical en su manera de
plantearse el más allá; ahora el planteamiento es simple:continuaremos viviendo porque
Cristo vive, resucitaremos porque Cristo resucitó; no vieron aquella resurrección como
estricto asunto personal de Jesús sino con repercusión directa en sus seguidores. Pero la
resurrección la situaban como un gran acto colectivo al final de los tiempos (Mt 25, 31-46),
acompañando su segunda venida. Al diferirse esa venida, que al principio consideraron
inminente, se dan cuenta de Cristo es fundamento independientemente del tiempo.
Superados los conceptos temporales y dualistas, nos reafirmanos en aquel planteamiento de
nuestra resurrección a partir de la de Jesús.
Cristo ha inaugurado un nuevo futuro para el hombre, un nuevo estado y estilo de
vida. Desde El toda la humanidad tiende a ese estado y estilo de vida, a ese futuro, ya
inaugurado pero aun no consumado. Cristo mismo es nuestro futuro, porque el que vendrá,
el que esperamos es ya el que comulgamos en nuestra eucaristía. Participar de Cristo es
participar de su resurrección y glorificación, que para nosotros es futuro, como lo fue para
El durante años. Esta relación íntima entre resurrección y participación de la vida de Cristo
nos la expresan en formas cálidas Juan y Pablo.
La visión de Juan
La reflexión de Pablo
Pablo habla aun con más claridad e insistencia de la resurrección de Jesús como
fundamento de la nuestra:" si hemos sido incorporados a El por una muerte semejante a la
suya, ciertamente también lo estaremos por una resurrección semejante" ( Rom 6, 5). La
Resurrección de Cristo y la nuestra están en una relación tan íntima que, si nosotros no
resucitásemos, es que tampoco había resucitado Jesucristo y serían solo charlatanerías los
relatos que lo testifican (Cfr. I Cor 15, 13). Señala también que la resurrección tiene
incidencias en la vida actual, puesto que juntamente con su muerte se han introducido en el
mundo unas fuerzas nuevas por las que es posible, más aun, estamos seguros de que
entraremos en la gloria con la totalidad de nuestra persona, incluída la corporeidad.
NUESTRA RESURRECCION
La simiente y el fruto
San Pablo, hablando de este tema, no pretende darnos una descripción del cuerpo
resucitado sino una afirmación de que su realidad es superior a toda forma histórica. No se
fija tanto en el proceso sino en el resultado. Su atrevida expresión "cuerpo espiritual" (frenta
al "cuerpo animal") significa que el espíritu de conocimiento y amor traspasa totalmente con
su influjo las formas corporales, como el Espíritu traspasó el cuerpo glorioso de Cristo.
A lo largo de la vida el hombre "interioriza la materia" y la asume en su ser personal
y esa interiorización la lleva en sí mismo después de la muerte. Por el cuerpo el hombre
mantiene una relación viva con los demás y con el mundo y esa relación será posible después
de la resurrección. Las funciones del cuerpo son fundamentalmente la de identificación de la
persona y la relación con el mundo, dos funciones que continuarán en la vida resucitada. La
resurrección corporal significa que el hombre corporal se sobrepasa a sí mismo para
relacionarse con el tú y con la naturaleza; el hombre resucitado es más abierto que nunca y
mantiene esa relación.
En la "resurrección del cuerpo" pervive la persona nueva creada por Dios a partir de
su individualidad. Dios, siempre nuevo y creador, crea para nosotros una nueva
corporeidad, que ahora nos es desconocida, asumida por el espíritu personal. El acento se
pone en la transformación para una vida nueva, es como un inefable trasplante.
De toda la vida que hemos vivido con el cuerpo quedará lo mejor que hicimos y
somos; una buena parte de nuestra historia ha sido ya borrada por la misericordia amorosa de
Dios y para lo negativo que aun reste queda la fuerza purificadora del purgatorio; al final
quedará lo mejor, esa parte de nuestra persona y historia que a todos nos gustaría
permaneciese para siempre. Así sreá, pero transformada aun más por el amor glorificador de
Dios.
ANEXO: CUESTIONAMIENTOS Y LUCES SOBRE NUESTRO SER
ETERNO.
Creo que mi vida, en lo que tiene de caduca y limitada, ha sido superada por una
forma nueva de vida que viene de Dios.
Creo que la vida es siempre superior a la muerte y que en mi vida eterna ya no cabrá
la muerte.
Creo que la vida eterna es un don de Dios más que una exigencia de mi propia
naturaleza y esto me hace caminar con esperanza segura.
Creo que lo importante de la vida resucitada es saber que es vida nueva, glorificada,
en comunión con el Padre, con Jesús y con toda la comunidad de los
salvados.
Creo que la resurrección tiene un sentido especial para el hombre moderno que se
siente encerrado en sí mismo y dominado por sus propias obras.
Resumen 11 5
EL PODEROSO CAUCE DEL CREDO......................................................7
2. - D I O S : P E R S O N A Q U E S A L E A L ENC U E N T R O...............................10
Resumen 21 11
EL DIOS DEL CREDO...............................................................................................11
ENCUENTROS CON DIOS......................................................................................15
A N E X O : NO TRATES A DIOS COMO UN OBJETO, TRATALE
PERSONALMENTE. ........................................................................18
MI PROFESION DE FE EN NUESTRO DIOS.............................................20
5. - J E S U C R I S T O : E L M A S B U S C A D O..............................................................40
Resumen 51...................................................................................................................41
BUSCANDO AL VERDADERO JESUS..............................................................42
El Jesús histórico. ............................................................................................42
El Jesús psicológico. .......................................................................................42
El Jesús cosmológico. .....................................................................................44
El Jesús humano-divino...................................................................................44
ANEXO DE JESUS : MI ESTILO DE CORRER LAS PISTAS DE LA
VIDA. ...................................................................................................46
MI PROFESION DE FE EN .......................................................................48
8. -R E D I M I O LA FUERZA DE LA SANGRE...................................................68
Resumen 81...................................................................................................................69
LO QUE QUEDA DE LAS VIEJAS EXPLICACIONES................................69
LO QUE NOSOTROS ENTENDEMOS.................................................................71
Como amor, expresado en la debilidad. .........................................................72
Como sufrimiento solidario..............................................................................73
Como compromiso subversivo y liberador. ....................................................74
Como resurrección desde la pasión..................................................................75
MI PROFESION DE FE EN LA FECUNDIDAD DEL SUFRIMIENTO. ...79
I. -E L M E N S A J E E V A N G E L I C O...............................................................................92
Jesús está vivo..................................................................................................96
LOS AMPLIOS CIRCULOS DE LA RESURRECCION.....................................97
histórico y espiritual.........................................................................................97
Dios dando la razón a Jesús..............................................................................97
se ha realizado la utopía humana......................................................................98
relación con la comunidad................................................................................98
una dimensión universal...................................................................................99
la dimensión social de la Resurrección de Jesús..........................................99
ANEXO DE JESUS : EL ENCANTO DE LOS RELATOS
EVANGELICOS. .............................................................................101
MI PROFESION DE FE EN EL TRIUNFO DEL RESUCITADO..............103