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MARÍA EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EN LA TRADICIÓN

SAN AGUSTÍN
Hablar de san Agustín es hablar de una persona conversa, escudriñar sus escritos significa
adentrarnos a la meta de su búsqueda, Cristo. La cristología que desempeñara estará ligada al
misterio de redención, pues la misericordia y el perdón son clave de su pensamiento. No se pude
abordar el tema Mariano sin la presencia de Cristo, la santísima Virgen María ocupa un lugar
importante en la Tradición de la Iglesia. Ya que en las principales festividades saldrá a flote la
persona de María. La festividad del nacimiento de Cristo no será la excepción.

Para san Agustín los sermones serán una fuente de enseñanza para el pueblo cristiano, de
esta manera aprovecha para instruir al pueblo en la sana doctrina basándose en la Sagrada
Escritura. No obstante se efectúan ciertos conflictos hacia la doctrina de los cuales lejos de
atentar hacia la persona de la virgen María, radican más aun en la persona de Cristo. El no tener
clara una cristología significa no tener una sana mariología. Simplemente el no aceptar a Cristo
como verdadero Dios, su nacimiento seria uno más en la tierra, por lo tanto no habría redención
alguna. Las herejías serán de esta manera un estímulo de reflexión y profundización teológica.

En lo personal me parece laudable como la Iglesia ha profundizado su cristología y ha dado


respuestas coherentes hasta nuestros días. Considero que san Agustín vivió una adhesión plena al
cristianismo, después de un largo peregrinar en búsqueda de la verdad. Pudo alcanzar la plenitud
de conocimiento en Cristo, máxima revelación prometida desde antiguo. Tocar el tema mariano es
dar lugar a la revelación, formando parte integral a la fe del cristiano. La mariología no es ajena a
la cristología, puesto que el fundamento se centra en la segunda persona de la Santísima Trinidad.
De esta manera es posible hablar de una maternidad divina, una virginidad perpetua, don de
santidad y la profunda comunión de María con la Iglesia. De la cual me atrevo a señalar en las
siguientes líneas.

Maternidad divina: Para san Agustín dar a conocer la maternidad divina de María señala la
figura de Eva por la cual la serpiente la persuadió al pecado. La serpiente, en efecto, la persuadió a
que pecase, y ese mal consejero encontró oídos abiertos en ella. Si nuestra primera caída tuvo
lugar cuando la mujer concibió en su corazón el veneno de la serpiente, no ha de extrañarnos que
nuestra salud haya tenido lugar cuando otra mujer concibió en su seno la carne del Todopoderoso.
Uno y otro sexo habían caído, uno y otro tenían que ser reparados. Es decir, si por una mujer
fuimos arrojados a la muerte, por una mujer se nos devolvió la salud” 1 y esta es la virgen María. Al
estar inmiscuidos ambos sexos al pecado, el tormento de demonio es mayor porque ambos sexos
fueron redimidos. Se enaltece a María como Madre y el Hijo como Redentor.

Virginidad Perpetua: Recurriendo al pasaje de Lucas ¿Cómo podría ser esto, sino conozco
2
varón? Señala san Agustín que no hubiese dicho estas palabras si antes no hubiera consagrado su
virginidad a Dios. Comenta también por las costumbres de los israelitas no aceptaban dicho estilo
de vida, por tanto se entiende el tema del desposorio con un varón justo. De esta manera la
justicia de aquel varón torna en defender dicha virginidad contra todo opresor, ya que se había
hecho promesa de voto. 3 Y de esta promesa Dios no lo desaprueba, como tampoco María atenta

1
Sermón 289, 2.
2
Lc. 1, 34
3
Sobre la santa Virginidad. 4,4.
MARÍA EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EN LA TRADICIÓN

contra lo omnipotencia del Señor para ser madre. De esta manera la integridad de María no es
corrompida, a lo que el Angel señala que por la fe ha hallado gracia. Por tanto el poder del altísimo
cobija a María con su sombra porque concibe mediante la fe. 4 Cabe señalar que vemos en María
antes de la Anunciación ya una donación y consagración al Señor.

San Agustín ahonda en el tema y se pregunta ¿Qué hay de maravilloso en el parto de una
virgen? Concibe y es virgen; da a luz y sigue siendo virgen. Dios le aportó fecundidad sin quitarle la
integridad. Más aun ahora se pregunta por el origen de María superando la oscuridad de Adán,
señalando a la tierra misma de donde fue creado; la verdad ha brotado de la tierra. 5 La divinidad
de Cristo no se pone entre dicho, al contrario si Cristo de adulto pudo atravesar las puertas
cerradas, cuanto más de niño tuvo la capacidad de salir de los miembros íntegros de una mujer. La
divinidad de Cristo halla una perfecta correlación con la humanidad integral de María. Se supera la
visión que Dios usa a la mujer, ya que la integridad virginal no se abrió para la concepción y en el
parto permaneció tal. 6 “Celebramos, pues, con gozo el día en que María dio a luz al Salvador; la
casada, al creador del matrimonio; la virgen, al príncipe de las vírgenes; ella virgen antes del
matrimonio, virgen en el matrimonio, virgen durante el embarazo, virgen cuando amamantaba. En
efecto, de ningún modo quitó al nacer, el Hijo de todopoderoso la virginidad de su santa Madre,
elegida por Él. Buena es la fecundidad en el matrimonio, pero mejor es la virginidad consagrada”. 7
Podemos concluir que la concepción del Hijo fue el resultado de la fe de una madre.

El don de la santidad: Para muchos hemos pensado que la santidad de María repercute en
la elección de Dios hacia su persona, sin embargo poco ahondamos que María desde su persona
eligió a Dios. Y considero es la clave para comprender la santidad de María. Por eso san Agustín
afirma que “María fue dichosa recibiendo la fe de Cristo, que concibiendo la carne de Cristo…”se
recurre la cita de Lucas 8 “Bienaventurado el vientre que te llevó… la cual el Señor respondió:
dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen… para la persona de María esta frase
lejos de ofenderla la enaltece pues con la integridad de su fe y de su cuerpo ha sido fiel discípula,
haciendo la voluntad del Padre puede elogiarse como verdadera Madre haciendo apertura a los
hermanos del Señor. ¿Acaso no hacía la voluntad del Padre la Virgen María, que en El fe creyó, en
la fe concibió, elegida para que de ella nos naciera la salvación entre los hombres, creada por
Cristo antes de que Cristo fuese en ella creado? Hizo sin duda Santa María la voluntad del Padre;
por eso más es para María ser discípula de Cristo que haber sido Madre de Cristo. Más dicha le
aporta el haber sido discípula de Cristo que el haber sido su Madre”. 9Por último se enaltece a
María como compañera y modelo de santidad de las vírgenes consagradas. Ya que la Madre de
Cristo es venerable compañera. No pudisteis dar a luz a Cristo, pero por Cristo renunciaste a dar a
luz. Quien no ha nacido de vosotras, ha nacido para vosotras. Sin embargo, si os acordáis, como
debéis, de su palabra, también vosotras sois sus madres, si hacéis la voluntad de su Padre. Él fue
quien dijo: Quien hiciere la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.10

4
Sermón 291, 5.
5
Sermón 189, 2.
6
Sermón 192,1.
7
Sermón 188, 4
8
Lc. 11, 27-28.
9
Sermón 72, A.
10
Mt. 12, 50.
MARÍA EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EN LA TRADICIÓN

María y la Iglesia: San Agustín retoma que María es la única mujer que, no sólo en el
espíritu sino también en el cuerpo, es a la vez Madre y Virgen. No es Madre espiritual de nuestra
Cabeza, que es el Salvador, del cual ella más bien nació espiritualmente, pues todos los que en Él
creyeron, entre los cuales se encuentra también ella, se llaman con toda verdad hijos del Esposo 11,
sino que, con toda propiedad, ella es madre de sus miembros, que somos nosotros, ya que con su
amor cooperó a que en la Iglesia nacieran los creyentes, los cuales son miembros de aquella
Cabeza, de quien ella es corporalmente la Madre”. 12 Así como María la iglesia goza de la perenne
integridad virginal y de incorrupta fecundidad. Lo que María mereció tener en la carne, la Iglesia lo
conservo en el Espíritu; pero con una diferencia: María dio a luz a uno solo; la Iglesia alumbra a
muchos, que han de ser congregados en la unidad por aquél único”. 13

Por ultimo san Agustín concluye: “Santa es María, bienaventurada es María, pero mejor es
la Iglesia que la Virgen María. ¿Por qué? Porque María es una porción de la Iglesia, un miembro
santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero al fin miembro de un cuerpo
entero. Si es parte del cuerpo entero, más es el cuerpo que uno de sus miembros. El Señor es
Cabeza y el Cristo total es cabeza y cuerpo. ¿Qué diré? Tenemos una Cabeza divina, tenemos un
Dios como Cabeza”.14

Leonel Aurelio Tambonero Rey

11
Cfr. Mt., 9, 15.
12
Sobre la Virginidad 6, 6.
13
Sermón 195,2
14
Sermón 72, A

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