Juan Pablo Pérez Ramírez, Alexis Rincón Morales, Laura Catalina Sepúlveda
Vásquez, Diana Carolina Valencia Jaramillo.
2020.
ENSAYO 2
Introducción.
Platón en su época anunció que “todo aprendizaje tiene una base emocional”
adelantándose inconsciente a conclusiones futuras sobre evidencias derivadas de
investigaciones rigurosas de la actualidad. Refutando en teorías anteriores que
consideraban la emoción y la cognición como actividades completamente
independientes, el aprendizaje comienza a ser visto como una interacción
sinérgica de diferentes elementos, postulándose como una parte muy importante y
poderosa del proceso de adquisición de conocimiento.
Todos los procesos cognitivos tienen una base emocional haciendo el proceso de
dirigir la atención, procesar la información y almacenarla. Por supuesto, la
motivación es el motor del aprendizaje y es esencial para aprender. Por eso, llevar
a cabo una buena programación del aprendizaje supone tener en cuenta la
continua conexión entre las áreas cerebrales corticales, más racionales, y las
áreas más emocionales.
Por lo que se pretende evidenciar que son los estímulos emocionales los que
interactúan con las habilidades cognitivas, afectando directamente la capacidad de
razonamiento, la toma de decisiones, la memoria, la actitud y la disposición para
aprender.
Desarrollo.
Aunque el estudio por la motivación y la emoción se han dado desde hace mucho
tiempo, estos dos conceptos psicológicos han sido desarrollados para implementar
y justificar teorías, las cuales definen procesos que se relacionan, pero no
terminan siendo lo mismo que los campos a tratar: la motivación y la emoción.
Estas dos últimas transversalidades junto con el proceso cognitivo del aprendizaje,
mejoran dicho desarrollo y aumentan la eficacia y optimización del resto de los
procesos mentales.
Esto quiere decir entonces que el individuo que quiera adquirir conocimiento,
quiera aprender algo nuevo, ya sea de manera consciente o inconsciente, siempre
y cuando se encuentre motivado y con un estado óptimo de sus emociones, esto
le va permitir el adecuado desarrollo de la experiencia por aprendizaje; es decir,
siempre y cuando el sujeto encuentre motivación alguna ya sea a través de sus
factores personales, internos o propios de dicho sujeto, tal como lo propone la
motivación intrínseca (Thomas, 2002), pero también teniendo en cuenta que esos
factores motivacionales también se pueden llevar a cabo a través del medio
externo que rodea al individuo, facilitando así una regulación emocional que está
permeada por tal motivación extrínseca (Siguenza, Sarango & Castillo, 2019).
Conclusión.
Referencias Bibliográficas.