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CAPEL, H.. Los Padres Putativos de La Geografia Contemporanea. In: . Filosofia y Ciencia en la Geografia Contemporanea. Barcelona: Barcanova, 1981. HORACIO CAPEL Profesor Agregado de Geografia Humana FILOSOF{A INDICE Y CIENCIA EN LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA PRESENTACION 2. sos oe oe nee ae eis A . PRIMERA PARTE. LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA © capftulo 1: unsouor v ca THontA De La Tanna La génesis del proyecto cienttfico humboldti 5 Humboldt y Ia Geografiafisica 16 Humboldt y la Geografia regio 2B Romanticismo y empirismo en el 26 Notas 4 ‘Capitulo HT: RivTeRs LA NATURALEZA Y LA HISTORIA 41 Un pedagogo cristiano influido por Pestalozz a1 Geografia fisica, Geografia comparada e Historia .. 4 E] idealismo de Ritter ... SL Finalismo y determinismo en Ritter 37 Problemas de método en Ritter 4 4a dimensin espacial y Ia bisqueda de wn orden ‘sub- OVA. an AR TEMAS UNIVERSITARIOS ; Notas SEGUNDA Pal LA INSTITUCIONALIZACION DE LA GEOGRAFTA EN EL SIGLO XIX Capitulo 111; LA INSTITUCIONALIZACIGN UNIVERSITARIA DE 14 (GEOGRAFIA ALEMANA: UN MODELO PARA EUROPA... [lumboidt y Ritter, dos figuras sin continuidad ... El desarrollo escolar y sus efectos en Ia produccién edt oral eae ee eo Syne soa es « El desarrollo universitario y la cristalizacién de discipl: nas cientificas eae we vr ene ont oe : La comunidad de los gedgrafos y 1a definicién del objeto de la Geografia _ . Notas Capitulo IV; 1 INSTITUCIONALIZACION UNIVERSITARIA. BE GEOGRAFIA FRANCESA Desarrollo cientifico y saber geografico Te Guografia en la ensenanza primaria y secundaria Gedgrafos universitarios frente a gedlogos e historiadores Una diseiplina ain mal fijada a fines del siglo x1x Lae edtedras universitarias y Ia formacién de docentes de Goografia ... .. re 2 Los geografos franceses y ¢l modelo aleman NROtBS cts wieese er oe ers Capitulo V: La TaKDIA INSTITUCLONALIZACION DE LA GEOGRAFIE ‘DRITANICA: UNA CONFIRMACION DE LA HIPOTESIS La decadencia de la Geogratia .. La Geografia fisica y geologia « La amenaza de la fisiogratia ..- 00.0 ove ono = El éxito de la Geografia en la ensefianza elemental [as resistencias al reconocimiento universitario de Ja Geogralia cose see tey one moe ene sat Oportunidades profesionales y conflictos de intereses . ‘La funcién pedagégica de la Geogratia Ha Notas -.. ioe oe ice ST tnpice 98, 108 109 109 nz 18 123 121 129 133 137 BT 140 ue 3 146 150 152 tnorce Capitulo VIs LA oBDGRAFIA RUSK ¥ LA EUROVA OWA ‘Lomonosov y Ia Gcografia rusa del siglo xvr Expediciones y viajes et La Geograffa institucionalizada Otras escuelas geogréficas nacionales Notas Capitulo Vil: socimapes ccocnAriess, GEOGRAFHA E UMEKIY LHSMO ce oe Baie og a Ine Sociedades Gcograficas: fundacién y objetivos Ta expansion de las Sociedades Geograficas Organizacién y funcionamiento Colonialismo y Geografia comercial Javestigacién cientifica ¢ intereses coloniales El iaperialiamo briténico: del dominio de los marcs al Heartland i - Notas Capitulo VIII: 14 eooranaciOn cienrieten ¥ 108 CACAO ‘DE GEOGRAFIA ee Te onpanizacién de a cooperacion cientifia nacional ¢ Tatareaciinel <1 co corset nenmnssen oS Los congresos internacionales de Geogratla tae conengresos internacionales de Geografia en el con» bio de siglo =~» « P Y a vongresos geogréficas nacionales y lay asociacinass de gedgratos 3 ; Las revistas geogréficas Notas ‘ ‘TERCERA PARTE EL CURSO DE LAS IDEAS CIENTIFICAS Ccapttulo 1X: Rurrona ¥ cONTINUIDAD BN EL FENSAMIENTS ceo. [GRAFICO vor one eos eos ‘i rn Las nuevas geografias .. Rupturas, revoluciones y cambios de paradigmas 159 159 tel 165 169 470 ma v4 i} 186 190 194 198 203 em) 28 M5 285 248 xt ‘txorce noice, xu Paradigmas en Geogratia 233 2Una reformulacién de Jos problemas-clave de la Geo Los problemas-clave de Ia Geografia : 237 grafla? sen ae La contraposicién positivismohistoricismo »- - 260 Boden espacial como orden sista aus Notas 266 Notas. eee 24 t Capitulo X: e4 postrivisito ¥ 1 GPOGRARIA 261 Capitulo XII: Quiet DEL wasiisMo ¥ Las crogRtis Caracteres generales del positivism .. 268 ADTeaLes El impacto de Ia biologla evolucionisia us 1a responsabdad social del centifico yas movinien- be, Geograte postvsta en Alemania: a ' La enueva Geogratias om Una Geografia teorética Baa: 380 La fisiea social Ses Una Geografia cuantitativa .. i 386 i PRESENTACION Este libro ha sido concebido como wna introduccién a ta historia 1 la teorta de la geografia contempordnea. Su dmbito cronolégico estd muy bien definido —Ios siglos XIX-XX— y es por ello una obra que constituye una unidad en st misma. De todas maneras, conviene advertir que, al mismo tiempo, se inserta también en un amplio proyecto de investigacion sobre la evolucin de la ciencia geogrdfica y de 1a comunidad cientifica de los gedgrafos a partir de la revolucién cientifica del siglo XVII. Dicha investigacién tra- 1a de establecer, tomando como eje el caso concreto de la geografic de qué manera se articula a evolucién del pensamiento cientifico ‘con los factores sociales generales y, mds concretamente, con ta existencia de comunidades cientificas institucionalizadas que son, al mismo tiempo, corporaciones profesionales con intereses y es- trategias espectficos. El andlisis de esta problemdtica exige un enfoque a la vez histérico, epistemoldgico y sociolégico —por no decir también psicoanatitico—, lo cuat obliga a dividir los frentes de aproximacién a ella En relacién con este proyecto de investigacidn, yo mismo he Publicado diversos trabajos (véase en la Bibliografia CAPEL, 1977 ‘a 1981), y otros de distintos autores ha aparecido en ta serie «Geo Critica» publicada por Ediciones de la Universidad de Barcelona. Entre estos siltimos vale la pena seialar tos de Miguel Angel Mi- randa («Geo Critica», n# 11), Alberto Luis («Geo Crit», 14 y 25), Santiago Quesada («Geo Crit.», 17), Juan Luis Suarez de Vivero («Geo Crit, 20), Juan Eugenio Sénchez («Geo Crit.», 23), Lauis Urteaga («Geo Crit», 29), Francisca Sénchez («Geo Crit.», 32) y Eduardo Sierra («Geo Crit.», 33-34), por citar solamente los tra bajos de autores espatotes. 2 PRESENTACION EL punto de partida para la reatizacién de este tibro ha sido ni Memoria de oposicién a la Agregaduria de Geografia Humana de ta Universidad de Barcelona, titulada «Ideologia y Ciencia en las ciencias sociales: el caso de la geografia humana (mayo de 1975). Una parte de los materiales allt reunidos han sido ahora aprovechados y tamizados por la experiencia acumulada en ta asignatura «Teoria e Historia de la Geografia», uno de los cursos que he impartido en los sltimos afios en la facultad de Geografia ¢ Historia de la Universidad de Barcelona. Problemas que no apa- recen agui tratados serdn objeto de posteriores trabajos, al igual ‘que el estudio del desarrollo de la geografia espafiola, que no ha sido objeto de atencién en este libro. La importancia de la reflexion tedrica y metodolégica me pa- rece muy grande en un momento en que se hace sensible una crisis que afecta a un buen numero de disciplinas cientificas y, seguramente tambicn, a aspectos significativos del sistema de cien- tifidad dominante desde el siglo XVI. Mi actuat dedicacién a estas cuestiones es resultado de una decisién personal adoptada ‘ante problemas concretos que me aparecieron en relacién con mi ‘actividad investigadora y docente, tal como he expticado en otro ugar (CAPEL, 1980, a). En el panorama actual de ta geografia espa- fiola, caracterizado, en buena parte, por una mediocridad inte- lectual bastante acusada y un marcado desinterés por las cues tones tedricas, me parece muy necesaria, € incluso urgente, una reflexidn colectiva sobre el objeto de ta disciplina, sobre tos pre- supuestos en que se basa nuestro trabajo y sobre los métodos que aplicamos. Una reflexién que deberia ser particularmente critica, y gue no eluda el poner en cuestién las mismas ideas previas que hemos recibido sobre el cardcter de Ia ciencia geogrdfica y su relacién con otras disciplinas cientificas ‘Sin duda el camino es dificil, y en él podremos cometer erro- res, Es posible que este libro —que responde a una preocupacién personal muy vivamente sentida— los contenga. Pero me parece claro que séto la discusion y 1a confrontacién de las ideas permi- tird orientarnos en medio de 1a confusién dominante y adoptar estrategias docentes e investigadoras a ta altura del tiempo en que vivimos. Barcelona y Lorca, agosto de 1981. Primera parte _ LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA CartruLo 1 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TIERRA Casi todos los tratadistas de historia de la geografia estén de acuerdo en considerar a Alejandro de Humboldt como el padre de la moderna ciencia geogréfica. Su obra, sin duda, fue decisiva fara la configuracién de muchas de las ideas geogrificas, particu: Tarmente en el campo de la geografia fisiea. Sin embargo, sui fi- gura y su obra quedaron, en cierta manera, como un hecho ais Indo; teniendo que esperarse al iltimo tercio del siglo 1% para encontrar una disciplina bien desarrollada, y algunos afios més para que pueda hablarse con toda propiedad de una geogratis humana sistemética. LA GENESIS DEL PROYECTO CIENTIFICO HIUMBOLDTIANO Nacido en 1769 y perteneciente a una familia aristocratica pro: siana, cuyo padre mas6n y racionalista se preocupé de dar una eemerada educacién a sus hijos a través de preceptores, Alejan- Gro de Humboldt recibié tempranamente una buena formacién en Gconomia politica gracias a las clases de! fisiéerata Withelm Dohm ‘Su formacién posterior en matematicas, ciencias naturales, boté- nica y fisica, mineralogia —con preceptores particulares y tra. Nés Ge sus estudios en Ia Academia de Minas de Freiberg (1790. 1792). y en tecnologia se completé luego con una buena educa: Mon financiera debido a sus estudios de Cameralistica, disciplina Gestinada a formar a los altos funcionarios de finanzas. Por otra parte, su ansia de libertad personal, su deseo e incluso necesidad Pital de un desarrollo personal fuera del marco de los precepto- 6 HUMBOLDT ¥ 1A TEORIA DE LA THERRA res y del ambiente familiar, asi como Ia influencia de los circulos cosmopolitas judios, que frecuent6 en Berlin, y de Georg Forster, un ilustrado que habia acompafiado al capitin Cook en su se- gundo viaje alrededor del mundo, contribuyeron a la formacién de un espiritu viajero que se traduciria en diversos viajes y sobre todo en Ja gran expedicién a la América espafiola? Charles Minguet, que ha estudiado con particular atencién los aos de educacién de Humboldt y las tensiones psicoldgicas que influyeron en algunas de sus decisiones sefiala, con referencia a la vocacién cientifi- ca de este autor: «Las fuerzas vitales de Alejandro, que parecian durante su adolescencia relativamente débiles, pero que adqui- rieron después una considerable extensién, se aplicaron tinica- mente en la direccién indicada, el estudio de la Naturaleza, ex- cluyendo de su vida cualquier otra pasién, y en particular las relaciones sentimentales con mujeres Con Georg Forster realizé Alejandro de Humboldt un viaje por Alemania, Inglaterra y Francia, durante el cual pudo asistir a algunos de los acontecimientos de la Revolucién Francesa, que dejaron en él una admiracién y una huella imborrable. Poco a poco se va definiendo el proyecto de una expedicién cientifica a tierras no europeas, con el fin de realizar un estudio sistemético de Ia Naturaleza, aprovechando la amplia y variada formacién que posefa. Cuando tras varios intentos fallidos para viajar a Africa y Proximo Oriente se embarea finalmente en La Corufia (5 de junio ‘de 1799) con rumbo a la América espafiola, su propésito es bien claro: se trata no solamente de realizar una expedicién cientifica clésica con instrumentos astronémicos de primer orden: «todo esto no es, sin embargo, el objetivo principal de mi viaje. Mis ojos deben estar siempre fijados sobre Ia accién combinada de las fuerzas, la influencia de la creacién inanimada sobre el mundo animal y vegetal, sobre esta armonia>? Es, pues, ya desde el mismo comienzo de su viaje, toda la com pleja y rica problematica de las relaciones entre los distintos fe- némenos de nuestro planeta lo que Humboldt trata de investigar. En este sentido puede afirmarse que Humboldt no senté las bases de la «Fisica del Globo» por casualidad, como resultado del enca- denamiento de las observaciones empiricas realizadas sobre el terreno. En la misma base de sus viajes a América se encuentra Ja idea genial que luego seria tan influyente en la ciencia geogré fica, El caso de Humboldt muestra —al igual que otros muchos {LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA 1 ejemplos cientificos— que sélo se encuentra lo que se busca, lo que previamente ya se ha intuido, lo que ha sido objeto de una formu lacién anticipada que permite seleccionar y organizar los cono- cimientos posteriores en funcién de la primera ideas La preocupacién inicial de Humboldt se mantuvo como idea motriz durante todo el viaje y guié también la redaccién de los voliimenes en que daba cuenta de las investigaciones americanas. En la introduccién de la Relacion histérica det viaje a tas regio- nes equinoceiales del Nuevo Continente di ‘Un doble fin me habia propuesto en el viaje cuya relacion historica publico ahora. Deseaba que se conociesen los paises que he visitado y Fecoger hechos que diesen luz sobre una ciencia apenas bosquejada ¥ muy vagamente designada con los nombres de Fisica del mundo, Teorta de la Tierra 0 de Geografia fisica. De ambos objetos pareciéme mas importante el segundo (...) Prefiriendo siempre al conocimiento de los hechos aislados, aunque nuevos, el del encadenamiento de los, hechos observados largo tiempo ha, pareciame mucho menos. inte- resante el descubrimiento de un généro desconocido que una observa: eign sobre tas relaciones geograficas de los vezetales, sobre la mi- sracién de las plantas sociales, sobre el limite de altitud a que se clevan Sus diferentes tribus hacia la cima de Tas montanas.» Mas adelante considera las ventajas de los viajes al interior de los continentes para alcanzar este proyecto, porque son ellos os que permiten observar la disposicién regular de las capas rocosas y de esa forma determinar la historia de nuestro planeta, ‘asi como los que permiten reconocer los tipos «en la disposicién de las materias brutas reunidas en rocas y en la distribucién de las plantas y animaless, Y concluye: “EI gran problema de Ia fisica del mundo es determinar ta forma de 30s pos, las leyes de esas relaciones, los lazos eternos que encadenan fos fenémenos de la vida y los de Ia Naturaleza inanimada.»? La génesis de este proyecto intelectual humboldtiano deriva sc- guramente de la convergencia de tres corrientes de pensamiento: dos de ellas cientificas —la boténica y la geognosia— y una tercera de cardcter filoséfico y literario —el idealismo y el romanticismo alemin—. Desde 1793, al menos, Humboldt tenia ya bien defi preocupacién por «una restauracién total de las ciencias que acentuaba la integracién de los diversos conocimientos, 0 8 HUMBOLDT ¥.LA TEOREA DE LA TERRA como é| mismo escribia— el intento de «introducir unidad en todo afén humano», Se interesaba por la influencia de la natura- leza fisica sobre el hombre y afirmaba la necesidad de mediante pruebas y experimentos fisicos? Por otra parte, no hay que olvidar que Humboldt tuvo relacién con Schiller y Goethe, y que este iiltimo, al que visité en 1794, habia estado trabajando en un proyecto de novela «Sobre el Universo» en el que trataba de desarrollar su concepcién arménica de la naturaleza.” El proyecto cientifico de Humboldt trataba de demos- trar empiricamente esa concepcién idealista de la armonia uni- versal de la naturaleza concebida como un todo de partes intima- mente relacionadas, un todo armonioso movido por fuerzas inter- has, como él mismo diré en alguna ocasién. Este fue el grandioso proyecto cientifico que Humboldt acaricié durante toda su vida, fl que le condujo a su empresa de fundar la «Fisica del Globo y culminaria mds tarde en esa obra de madurez que es el Cosmos. ‘Algunos aspects del método de Humboldt pueden destacarse desde una perspectiva geogrifica. En primer lugar, Humboldt siguid un método comparativo, y al mismo tiempo incorporé siem- pre en sus investigaciones la perspectiva histérica. Algin autor hha sefialado que «su descripcién no es puramente estitica, sino que recurre al método histérico y al método comparativo». ¥ aia de: «Es en esto, en efecto, en lo que la Geografia es una ciencia nueva, al tener en cuenta tanto el “Sein” como el “Werden”. Sin entrar aqui a discutir si realmente la unién de estas dos perspectivas es lo especifico de la geografia, vale la pena, sin em- ‘argo, atender ahora a cada una de ellas. Respecto al método comparativo usado por Humboldt, cabe [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPOR(NES 9 destacar solamente que lo us6 de forma abundante y que algunos consideran que es precisamente este uso de comparaciones uni versales su contribuci6n més importante." Humboldt comparaba, fen efecto, sisteméticamente los paisajes del sector que estudiaba ‘con otras partes de la Tierra. Ast, por ejemplo, compara los llanos ‘del Orinoco con las pampas, los desiertos del viejo continente y los de América, el altiplano de México y el de la Peninsula Thérica, las ‘montafias ‘de Europa y las del Nuevo Mundo, Como dice Dickinson? lo esencial es que no s6lo reconocis paisajes tinicos, sing que observ que poseen relaciones generals y casas genéti- cas comunes con areas similares en otras partes.de.la Tierra; ésta fs Ta esencia del método geogrdfico». La importancia de esta acti- fad e5 considerable. Realmente, como ha hecho notar J. Piaget," fa tendencia a comparar, que no es tan natural como puede creerse, ‘es uno de los factores que permiten ¢l paso de una ciencia desde el estado precientifico al estado nomotético, permitiendo un dis- tanciamiento respecto al punto de vista propio, dominante en un primer momento. La_utilizacién_del_método_comparativo_repre Zenta, pues, un paso decisivo en la ciencia. En el caso de Hum boldt esta actitud quizd-procediera de dos Tuentes: una, la influen- cia de Georg Forster, que en sus Cuadros det Bajo Rhin (1791-1794) habia comparado el paisaje alemén del recorrido con paisajes in fleses ¥ franceces; ® otra, de sus conocimientos boténicos, geolo- ficos y zoolégicos, y més concretamente de su conocimiento de fos métodos de la «anatomia comparada» que él mismo aplicé en sus observaciones.* ‘Por otra parte, la perspectiva histdrica, el cambio, ta evolucién fue algo que preocupé enormemente a Humboldt desde antes de su viaje a América, y que aparece netamente expresado en la carta {que eseribié a Schiller en 1794” En ella critica «la manera en ja que se ha tratado hasta ahora la ciencia de la Naturaleza, en la que sélo se retenfan las diferencias de forma, en la que se est Gaba la fisionomia de las plantas y de los animales, en la que Se confundia incluso la ensefianza de las caracteristicas, la ense fhanza de Ia identifcacién con a ciencia sagrada». Frente a ese tipo de ciencia, Humboldt pretende que ees otra cosa més clevada Jo que hay que buscar», y esto que debe buscarse es: «ta armonia general en la forma, el problema de saber si hay una for: Jha de planta original, que se presenta bajo millares de gradaciones, Cireparto de estas formas en la superficie de la Tierra, las diversas 10 HUMBOLDT ¥ 1A TEORIA DE IA TIERRA Impresiones de alegria y de melancolia que el mundo de las plantas produce en los hombres sensibles, el contraste entre la masa rocosa muerta, inmévil e incluso entre los troncos de los Arboles que parecen inorganicos, y ef tapiz vegetal vivo que reviste en cierta manera deli- cadamente el esqueleto con una carne més tierna; la historia y Ia geogralia de las plantas, es decir, la descripcion histérica de la tensién general de los vegetales sobre la superficie de la Tierra, una parte no estudiada de la historia general del mundo; Ia investigacién fe Ia mds antigua vegetacién primitiva en sus monumentos fiinebres (petrificacién, fosilizacién, carbones minerales, hulla); la habitabilidad rogresiva de la superficie del globo; las migraciones y los trayectos de las plantas, plantas sociales y plantas aisladas, con los mapas co- Frespondientes, cules son las plantas que han seguido a ciertos puc- bios: istoria general de la agricultura; una comparacién de las plantas cultivadas y de los animales domésticos: origen de las dos egenerescencias; qué plantas son més 0 menos estrictamente, mas ‘0 menos libremente, sometidas a la ley de la forma simétrica; la vuel: taal estado salvaje de las plantas domésticas (...) las perturbaciones generales que se han producido en Ia geografia de las’ plantas como resultado de las colonizaciones; tales son, me parece, los objetos que ‘me parecen digoos de atencién y que no han sido casi en absoluto abordados, El pirrafo es interesante porque a través de él se comprueba que, al menos desde 1794, Humboldt consideraba ya como insa- tisfactorio todo el sistema cientifico del xvrit, basado en la rea- izacion de clasificaciones, el cual habia Ilevado en Historia Na- tural a las clasificaciones de Linneo, Tournefort o Buffon. Se trataba de una concepeién que, en definitiva, consideraba la Na- turaleza como. inmévil, y aceptaba la posibilidad de realizar una lasificacion estitica de sus elementos. Frente a ella, desde pleno siglo xvint una serie de figuras (Bonnet, Benoit de Maillet, Dide- rot) «presienten ya la gran potencia creadora de Ja vida, su ina- gotable poder de transformacién, su plasticidad y esta deriva que envuelve a todos sus productos, entre ellos nosotros mismos, ‘en un tiempo del que nadie es duefio. Mucho antes de Darwin y de Lamarck, el gran debate del evolucionismo quedé abierto por el Telliamed, la Palingénesie y el Réve de D'Alambert Humboldt pertenece ya por esta visién historica y dindmica de la naturaleza a la nueva era cientifica, Ia que en el siglo xix conducira a ese descubrimiento fundamental de la ciencia con- temporinea que es el evolucionismo. Frente a la Naturaleza con- eebida como algo estitico y continuo, como hacia en general Ia clencia del xvitt, Humboldt ve claramente que hay que conside- [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORNEA n rar la historia de Jas plantas, la historia de la Tierra, la evolucién de nuestro planeta, reflejada en las plantas y organismos fosiliza- dos. Por otra parte, frente a la concepcién espacial de Jos natu- ralistas preocupados por las taxonomias, para los cuales como dice Foucault «el espacio real geogrifico y terrestre en cl que nos encontramos nos muestra a los seres embrollados unos con otros, en un orden que, con relacién a la gran capa de las faxo- nomias no es més que azar, desorden y perturbacién», Humboldt adopta un punto de vista totalmente diferente y se plantea el problema de comprender las relaciones que unen en un mismo espacio a fendmenos y elementos aparentemente inconexos, 0 cuya conexién no puede deducirse de un sistema taxonémico. Frente a Ia concepcién que refleja Ia frase de Adanson en su Cours d’his- toire naturelle (1772), de que la naturaleza «es una mezcla con- fusa de seres que el azar parece haber acercado (...); esta mezcla fs tan general y miiltiple que parece ser una de las leyes de 1a naturaleza, bastard situar las palabras de Humboldt sobre su idea de Ia armonia de la naturaleza, sobre las relaciones entre los fe- rnémenos que se dan en nuestro planeta, para comprender la in- ‘mensa distancia que separa la concepcién humboldtiana de la del siglo xvi Humboldt acepta plenamente Ia distineién kantiana entre « temas de Ia naturaleza» y edescripciones de la naturaleza> y si admite que los primeros «nos ponen de manifiesto un admirable tenlace de analogia de estructura, ya en el desarrollo muy completo | de esos seres, ya en las diferentes fases que recorren segin una | evolucién en espirale, de otra parte sefala que «todos esos pre- \tendidos sistemas de la naturaleza, ingeniosos en sus clasificacio- nes, no nos hacen ver los seres distribuidos por grupos en el es pacio con respecto a las diferentes relaciones de latitud y altura 2 que estén colocados sobre el nivel del Océano y segin las in- fluencias climatolégicas que experimentan en virtud de causas generaless." Este fue el estimulo intelectual que le condujo al de sarrollo de su geografia fisica. En esta geogratia fisica, que culmina en el Cosmos, Humboldt trata de elevarse a tna reflexién cientifica a partir de lo que antes era considerado un puro azar incomprensible. En él escribe en ffecto, que la primera ojeada\a la vegetacién de un continente znos muestra «las formas-més desemejantes, como las gramineas ¥ las orquidess, los &rboles coniferos y Ias encinas, préximas unas 2 HUMBOLDT ¥ LA TEOR(A DE LA TIERRA 4 otras; y se ven por el contrario las familias naturales y los géne~ ros que lejos de formar asociaciones locales estn dispersos como €l azar». Pero «esta dispersiGn, no obstante, es aparente»; y pre- cisamente descripcidn fisica del globo nos muestra que el conjunto de la ve- {getacién presenta numéricamente en el desarrollo de sus formas y ‘de sus tipos relaciones constantes; que bajo iguales climas, las espe- ‘ies que faltan a un pais estén reemplazadas en el proximo por especies de una misma familiag y que esta [ey de sustitueiones que parece Consistir en los misterios mismos del organismo originario, mantiene fen lag Tegiones Himitrofes a relacién numérica de las especies de tal © cual gran familia, con Ia masa total de las fanerdgamas que com- onen las dos florass.® Para Humboldt, «la descripeién de la naturaleza esté intima- mente enlazada con st historias, porque los recuerdos del pasado ‘estén presentes por doquier, tanto en el mundo, orgénico como en el inorginico. En el orginico, de hecho, «no es posible fijar la vista \ sobre Ia corteza de nuestro planeta, sin encontrar las huellas de un mundo orginico destruido». En el inorgénico, las rocas nos ‘muestran continuamente con su forma y su composicién la histo- ria del planeta. Historia y naturaleza aparecen intimamente aso- ciadas como geografia fisica e historia. Esta concepcién dinamica del universo y su critica de las taxonomias estéticas y rigidas, que no reconocian la existencia de formas intermedias y de transicion, le permitieron a Humboldt legar hasta el umbral mismo del evo- lucionismo, y si no legé a ser un verdadero evolucionista, si que haa sido reconocido como «el eslabén entre la concepcién meciinica y la coneepeién evolucionista de la naturalezar, ejerciendo una clara, y hoy sabida, influencia en la obra de Darwin? El estudio de las interrelaciones en el espacio suponia, por otra parte, el andlisis de la distribucién espacial de los diferentes fend- menos. De hecho, otro aspecto interesante de Ia aportacion de Humboldt es la utilizacién de ciertos métodos cartogréficos que, en ocasiones, siguen todavia en vigor. Es lo que ocurre, por ejem- plo, con la utilizacion de isolineas. A partir de una idea de Halley sobre el magnetismo, Humboldt fue el primero en unir mediante lineas los puntos que posefan la misma temperatura media anual (isotermas) asi como las temperaturas veraniegas (isoterales) ¢ in- vernales (isoquimenales), calculando también, en el informe cien- tifico de su viaje a Asia Central, las amplitudes térmicas. En su tra 1LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPOWANE B bajo sobre Las lineas isotermas y la distribucién det calor en ‘globo, propuso el sistema de representacién ain utilizado. Al mi mo tiempo, Humboldt realizé secciones del relieve para mostrar las alturas y las correspondencias con los fenémenos que observa ba, La inspiracién para realizar perfiles de grandes reas 0 «mapas de altura» le vino de sus experiencias en mincria, y pudo repre sentar as{ .® Pero también lo es que siempre defendié un punto de vista democréti- co, que su elevada posicién ¢ inmenso prestigio le permitié en todo momento mantener. Su posicién politica y su actitud ante la miseria y la injusticia aparece bien reflejada en esta frase: «Es un deber del viajero que ha visto los tormentos y degradaciones de la naturaleza humana evar las acusaciones de los desafortunados al conocimiento de aquellos cuya tarea es procurar su alivios® Esta coneiencia de la miseria empafiaba su goce de la naturaleza en algunas ocasiones. Como cuando rememorando los ricos cultives del valle del Gtlines, cerca de La Habana, recuerda el sufrimiento de los esclavos afr. canos que los trabajan y escribe: «La vida del campo pierde su atractivo cuando es inseparable del aspecto de Ja infelicidad de nuestra especies.” Fue sin duda este sentimiento de la injusticia y del sufrimiento y su fama de denunciar las injusticias sociales Jo que le cerré las puertas de las posesiones inglesas en Asia, que 41 queria visitar.® y lo que le impidio tratar cuestiones humanas fen su viaje al Asia Central rusa, por imposicién expresa del mb nistro Conchrin” HUmpowr ¥ LA GzocRarta risica Son_tantos los alegatos que se han hecho sobre el cardcter geogrdfico de Ia obra de Humboldt® y, en particular, sobre su proyecto esencial de fundamentar una fisica del Globo, que podria parecer un disentimiento atrevido el oponerse a este tipo de inter- pretaciones. Y sin embargo, si se lee atentamente Ia obra de Hum- bold, sin prejuicios corporativos y sin la obsesién de justifcar a toda costa Ia ciencia geogrifica y estudiarla retrospectivamente desde la definicién que luego se dio a ella, y si nos esforzamos, en cambio, en situar su obra en el panorama de Ja ciencia de su época, resulta evidente, me parece, que s6lo una parte concreta de la produccién cientifia humboldtiana poseia realmente el cardcter de «geografia». Con su fisica del globo Humboldt no estaba fun- {LOB PADRUS PUTATIVOS DE LA GEOGRAF{A CONTEMPORAICA 7 damentando Ia geografia moderna, sino esforzindose en establecer una ciencia totalmente nueva, que poco tenia que ver con la geo: grafia de Ia época ‘La confusion, en este sentido procede esencialmente de la uti: izacion por Humboldt de dos expresiones: la de «geogratia fisicar, ‘que en varias ocasiones considera més 0 menos equivalente a su “Fisica del Globo, y «Geografia de las plantas». Pero conviene advertir que ambas eran expresiones comiinmente usadas por los naturalistas de la época, y que quiz no hay que darles el sentido que luego s¢ les dio. EI término geografia fisica cra utilizado corrientemente por Jos naturalistas de la época, y se relacionaba con un proyecto muy compartido, de constituir una teoria de la Tierra. Asi lo expresaba en 1787 Horace Benedict de Saussure, cl naturalista suizo que tanto influyé en Humboldt, al considerar que habia llegado el mo- mento de desarrollar una ciencia de la Tierra basada en las obser vaciones, y no en la especulacién y en Ia elaboracién de sistemas: La ciencia que redne los hechos, los tinicos que pueden servir de base a la teoria de la Tierra o a la Geologia, es la geogratia fisica, ‘© descripcién de nuestro globo; de sus divisiones naturales, de la naturaleza de sus estructuras y de la situacién de sus diferentes partes; de los cuerpos que se muestran en su superficie, y de los Que encierra en todas las profundidades en que nuestros débiles medios nos han permitido penetrar»." Saussure se dedieé a reall zar estas observaciones y a reunir los «hechos» en los Alpes, ya {que estaba convencido de que «es sobre todo el estudio de Jas ‘montafias lo que puede acclerar los progresos de la teoria de este globo». Pero sus trabajos eran considerados por los contempors- neos, y pueden serlo hoy, como propios de un naturalista, y no como los de un gedgrafo. De hecho, su «pasién por Ia geografia fisica» le estaba permitiendo contribuir al desarrollo de la geolo- gia y es en Ia historia de esta ciencia donde con mis propiedad pueden incluirse sus Viajes por los Alpes. Téngase en cuenta que en Francia, en la Suiza francéfona, en Espafia y otros paises el término ageologia» sdlo se generalizd despues de 1778, y hasta esa fecha se usaba cominmente la expresion «Gcografia fisica» En el siglo xvitt algunos naturalistas alemanes reconocian la existencia de una historia y una fisica de los tres reinos de Ia na- turaleza. El botdnico Ludwig habia defendido en 1742 que el mé- todo histérico observaria lo externo y conduciria a la clasificacién, 18 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TIERRA mientras que el método fisico penetraria en los cuerpos naturales verdades de hecho, frente a las verdades de razén.# En estas dis- tinciones la geografia apareceria seguramente como mds vincula- da a Ia historia, en cuanto que facilitaba datos y verdades de hecho, mientras que a través de la fisica era un tipo diferente de problemas los que se planteaban. Las ideas de Humboldt sobre la geogratia fisica dependian mucho de la ageognosia» de Werner, de quien fue discipulo du- ante sus estudios en la Academia de Mineria de Freiberg en 1791. La identificacién entre «geognosias, eciencia de la Tierra» y «geo- grafia fisicas aparece aceptada por el mismo Humboldt en su Flora Fribergensis Specimen (1793), en la cual define Ia tarea de esta ciencia como el'estudio de lo que coexiste en el espacio, con- siderando a la vez los fenémenos inorgénicos y orginicos." Humboldt mantuvo luego toda su vida esta identificacién entre ciencia de la tierra y geografia fisica, Ia cual aparece explicita- mente sostenida en 1828 con ocasién de sus conferencias en la Universidad de Berlin y, consiguientemente, en Is obra que de ellas se deriva, el Cosmos. En esta diltima obra Humboldt alude 1 la descripcién fisica del mundo como «ciencia independiente» y scribe que «si desde largo tiempo los nombres de las ciencias no hubieran sido apartados de su verdadera significacién lingiifsti- a, la obra que publico deberia Ievar el titulo de Cosmografia, y dividirse en Uranografta y Geografias, que eran, efectivamente, las partes en que aquélla se dividfa tradicionalmente. Pero estas expresiones y otras como fisiologia, fisica o historia natural, ofre- cian Ia gran desventaja de tener un diferente sentido en las len- guas de la antigiiedad clisica de las cuales fueron tomadas, por- que snacieron y comenzaron a usarse habitualmente mucho antes de que hubiera ideas claras de la diversidad de los objetos que estas ciencias debian abrazar, es decir, antes de su reciproca limitaciéns.* De una manera ms concreta, considera que a la parte terrestre de la fisica del mundo le Esta geografia fisica, tal como 1a definié en el Cosmos, strata de fa distribuclén del magnetismo en nuestro planeta, segin las Telaciones de intensidad y de direccién; pero no se ocupa de las leyes {que oftecen las atracciones o repulsiones de los polos, ni de los medios [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA 19 de producir corrientes electromagnéticas permanentes 0 pasajeras. La ‘seogratia fisica traza a més grandes rasgos la configuracién compacta © articulada de los Continentes, la extensién de su litoral comparado ‘con su superficie, 1a division de las masas continentales en los dos hhemisferios, divisién que ejerce una influencia poderosa sobre la di- versidad de climas, y las modificaciones meteorol6gicas de la atmés- tera; sefiala el cardcter de las cadenas de montafias, que levantadas en diferentes épocas, forman sistemas particulares, ya paralelos entre si, ya divergentes y cruzados; examina la altura media de los Continentes sobre el nivel de los mares y la posicién del centro de gravedad de su volumen, la relacién entre el punto culminante de una cadena de montafias y ta altura media de su cresta o su pruximidad a un litoral cereano, Describe tambien las rocas de eruizcién como prince pios de movimiento, puesto que obran sobre las rocas sedimentarias que atraviesan, levantan 0 inclinan; contempla los volcanes ora se fencuentren alslados, 0 colocados en series ya sencilla, ya doble, ora extiendan a diferentes distancias la esfera de su actividad, bien sea por las rocas que en estribos largos y estrechos producen, bie viendo el suelo por efreulos que aumentan o disminuyen de en la marcha de los siglos. La parte terrestre de la fisica del Cosmos describe, por tltimo, Ia lucha del elemento liquido con la tierra firme; ‘expone cuanto tienen de comin los grandes rios en su curso superior © inferior, y en su bifurcacién, cuando su cauce ain no esté entera- mente cerrado; presenta las corrientes de agua quebrando las mis ele- Yadas cadenas de montanas, 0 siguiendo durante largo tiempo un curso paralelo a ellas, ya en su pie, ya a grandes distancias, cuando él levantamiento de las capas de un sistema de montafias y la direc- ‘Gién del rugamiento son conformes a la que siguen los bancos mas. 0 ‘menos inclinados de la Manura. Los resultados generales de la Orografia ¥ de In Hidrografta comparadas, pertenecen unicamente a la cienci ela cual quiero determinar aqul los limites». Es evidente que esto puede constituir un proyecto significative de investigacin cientifica, pero no esta clara la relacién del mismo ‘con lo que hasta el siglo XViIK se entendia por geografia® y tam- poco con el sentido que en su misma época otros contempordneos y el propio Humboldt atribuian a la expresién «geografia». Tanto ‘mas cuanto que el mismo Humboldt después de las anteriores palabras sigue manteniendo una distincién entre egeografia fisica», por un lado, y «geografia propiamente dichas y «geografia compa. radas, por otro, considerando a estas iltimas como ciencias des- criptivas y enumerativas y como auxiliares «para la composicién de la geografia fisica» En cuanto a Ia expresién «geografia de las plantas» hay que decir que era también usada habitualmente por los botiinicos, para aludir a la distribucién espacial de las especies vegetales. Después 20 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TIERRA del estudio sistemético y de las taxonomias, era la distribucién lo ‘que interesaba, as{ como determinar los factores que influian en lla, Es asi que un naturalista como Ramond habia estudiado la variacién de la vegetacién en los Pirineos en funcién de ta altitud los cambios de temperaturas, presentando sobre ello una comu- hicacién a Ia Académie des Sciences de Paris (Observations faites dans les Pyrenées, Paris, 1789) y volviendo a tratar més tarde el ‘mismo tema en una obra de conjunto, los Voyages aie Mont Perdis (Paris, 1801). La idea de la geografia de las plantas no le vino a Humboldt de Ia geografia, sino de la boténica. ¥ en concreto le Heg6 a trax vés de su amigo el boténico Karl Ludwig Willdenow, cuyas con- cepciones se dirigian hacia el desarrollo de una fitogeografia © geografia de las plantas y en cuya Botdnica (1792) aparece ya un capitulo en el que se analiza la influencia del clima sobre Ia vege- tacién, las migraciones de especies y otras muchas ideas sobre la geografia de las plantas, que luego aparecieron también en la obra de Humboldt" Es aqui, y también en su relaci6n con los botini- cos del circulo del naturalista Blumenbach en la Universidad de Géttingen,® y en la Idea de una Geografia de las plantas de Giraud Soulavie donde Humboldt se inspiré para el plan de su Geogra- fia de las plantas® De hecho, en su Flora Fribergensis specimen, publicada en 1793, a sus 24 afios, Humboldt disefia ya un programa de investigacién en geografia vegetal, como parte de la botanica. Todo parece indicar que una parte esencial de su proyecto cien- tifico disenado en los afios 1793-179, y que aparece reflejado en a carta de Schiller que antes se ha citado, procede en buena parte de la influencia del boténico Willdenow, y result6 luego enrique cido por las aportaciones que también hicieron a la geografia de Jas plantas otros botdnicos y naturalistas como Leopoldo von Buch y Carl Smidt, que el mismo Humboldt aprovechs en sus estudios ‘en Canarias. Para Humboldt el término «geogratia de las plantas» iba unido a la botinica, y no a la geografia. Asi se ve por sus propias pala- bras en las que claramente distingue 12 egeografiay de la «geo- grafia de las plantas, y asi hay que interpretar también su afir- macién de que «la clasificacién de las especies, que ha de mirarse como la parte fundamental de la botinica (...) es a Ia geografia de los vegetales Jo que la mineralogia descriptiva es a In indica- cién de las rocas que constituyen la costra exterior del globo». {LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGHAKIA CONTEMPORAN 2 ‘Tras esas palabras, Humboldt considera que para conacer las leyes que siguen la disposicién de las rocas y determinar su edad en regiones alejadas hay que conocer antes los fésiles simples que hay en las montafas, cuya descripcin y nomenclatura ensefia 1a orictognosia; y afiade: «lo mismo sucede con esta parte de la fis: ‘ea del mundo que trata de las relaciones que tienen las plantas ora entre si, ora con el suclo que habitan, ora con el aire que respiran y modifican. Los progresos de la géografia de los veyeta- Jes dependen, en gran parte, de los de la botdnica, y seria perju- dicar el adelantamiento de las ciencias querer clevarse a ideas generales descuidando el conocimiento de los hechos particulares».* Humboldt no se consideraba a si mismo un gedgrafo, sino mis bien un fisico, un naturalista, un quimico, un boténico. EI mismo definié el proyecto cientifico que le condujo a América como «una ‘empresa ideada con el designio de contribuir al progreso de las cieneias fisicas»* y considera que la publicacién de su trabajo puede ofrecer interés «para la historia de los pueblos y el conoci ‘miento de Ia Naturaleza», Constantemente a lo largo de su obra —y no s6lo en el Cosmos— Humboldt distingue entre aquella parte de sus observaciones que pertenece a la mineralogia, a la botini- ca... ¥ a la geografia, de lo que cs una nueva visién integrada de todos los fendmenos, y que formaria parte de usa «Fisica del Globo» que se propone fundamentar. En general, en sus palabras queda claro que la «geogratia» 5 para él los mapas y los trabajos previos indispensables para cons truirlos (observaciones astronémicas de latitud y longitud, nivela ciones con el barémetro, sobre todo) y quiz también Ia disposicion de las grandes lineas del relieve y «la enumeracién fatigante de las producciones del paiss.” Todo io demas —es decir, los estucios sobre plantas y rocas, sobre las estructuras de las cordilleras, las observaciones atmosféricas y sobre la intensidad de las fuerzas magnéticas— pertenece ya a la botinica, ya a la geologia y mine- ralogia, yaa la fisica® Humboldt distingue en alguna ocasién entre la historia na tural descriptiva, In geografia y la economia politicas#! Tambien ‘cuando escribe desde Cuba alude a los distintos trabajos que habia femprendido en el curso de sus viajes a América y propone las personas que habian de publicar sus distintos manuscritos de ca ricter astronémico, geognéstico, fisico, quimico, zoolégico y bo- tinico! distinguiendo cuidadosamente las distintas ciencias en 2 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TTERRA {que se integraban sus trabajos, y sin aludir en este caso para nada ila geografia, que sin duda iba unida en su pensamiento a la ‘Astronomia, ya que eran las observaciones astronémicas el fun damento principal de los mapas. La geogratia era para él esencialmente viajes y posiciones en el mapa, Son estos aspectos los que él trat6 esencialmente en su Historia de la geografia, y los que en aquellos momentos se ider tiftcaban sobre todo con esa ciencia, Esta era Ia idea que segura mente adquirié de la geografia a su paso por In Universidad de Gottingen, que poseia una larga tradicién de estudios geogréfices y una biblioteca bien provista de colecciones de viajes. También Jeria la idea que le quedaria de su estancia en Gotha junto = Franz von Zach, el astrénomo editor de unas Efemérides Geogrd- jicas Generales que trataban de determina astronomicamente la posicién de los lugares de la Tierra Eso expliea que para nuestro Rutor el «conocimiento gevgrafico» del lugar, fuera ante todo 1a Geterminacién de su latitud y longitud® También eran los mapas Jo valotado como «geogréfico» por otros contempordneos, como por ejemplo el colombiano Caldas. Cuando realizaba esas observa- Pomes, astrondmico-cartogréficas que constitufan desde luego tno de los objetivos del viaje a América, Humboldt era, sin ninguna duda, un geograto. ‘En varias ocasiones escribe frases que muestran claramente que para dl la geografia era la determinacion de posiciones en el globo Pia produccion cartografica, y no el estudio de Ia geologia y de In Tisiea, Si hubiera pretendido solo lo primero no habria emprendido ‘una expedicién terrestre, sino un viaje maritimo, porque const Ueraba que «el interés de las ciencias naturales estée en éstas ssubordinado al de la geografin y la astronomia néuticas; en cam- bio dichas expediciones maritimas , como no ha tenido por menos que reconocer el mismo Dickinson." La parte més propiamente geogréfica del Ensayo va en reali- dad separada del cuerpo principal del mismo, y esta constituida por el Atlas geogrdfico y fisico del Reino de la Nueva Espana, fundado sobre observaciones astrondmicas, medidas trigonométri. cas y nivelaciones baroméiricas (Paris, 1811, vol. XIX de la Serie Americana, 20 liminas, en francés), y la Introduceién geografica 0 Andlisis razonado del Atlas do la Nuova Espafia, que precedia al Ensayo. La introduccién resume muchos temas que aparecen fen éste, e insiste sobre todo en lo més especificamente «geograti ‘cor, a saber: Jas relaciones de viaje y descubrimiento en el virrei nato de Nueva Espafia; y la justificacién de las posiciones geo grificas aceptadas para la confeccién de mapas (observaciones astrondmicas realizadas por Humboldt o por otras personas; datos obtenidos de las relaciones de viajes), justificado con las citas de ‘mapas parciales y de documentos utilizados para la elaboracién de los mapas generales. Humboldt utiliz6 ampliamente para la parte humana de sus obras americanas informaciones facilitadas por fuentes oficiales y los datos de ilustrados locales de la sociedad blanca, Ia cual pudo influir en los varios aiios que duré el viaje por América, en ciertas opiniones sobre los indigenas, hoy discutidas por algunos hispa- noamericanos. Pero, en general, en sus descripciones sobre los aspectos humanos se aparté muy poco de las normas al uso en los libros de viajes, tan numerosos durante el siglo xvi. No existe un intento de generalizacién, ni una preocupacién sistematica por 26 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TIERRA jesarrollar una teoria general sobre la egeografia humana» del Nuevo Mundo, cosa, por otra parte, que estaba fuera de su obje- {vo cientifico fundamental, Incluso cuando plantea el problema fe Ia interaccién entre medio fisico y humano —el problema de ias relaciones que tanto le preocupaba desde el punto de vista fe tos fendmenos fisicos— no deja de caer en observaciones de ‘m cierto aire determinista, que a veces prefigura Ins tesis del retorespuesta; como cuando al referirse @ los climas tropicales sefiala que: bajo un clima suave y uniforme, la dnica necesidad urgente del hom bre es la alimentacion, Es el sentimiento de ests necesidad el que exci tr para el trabajo: y se comprende facilmente porqué, en medio de ta Sbandancia, a la sombra de los bananos y del drbol del pan, Tas facul- vice intelgetuales. se desarrollen mas lentamente que bajo un cielo tiguroso, en la region de Tos cereales, en donde nuestra especie est Constantemente ef hicha con Jos elementoss® En conjunto, desde el punto de vista de la geografia humana, Alejandro de Humboldt no superé la concepcién de la descripcién regional, que se refleia igualmente en obras como la de su con- temporaneo Félix de Azara. ROMANTICISMO Y EMPIRISMO EN EL COSMOS El proyecto intelectual que acariciaba Alejandro de Humboldt desde 10s afios finales del siglo xvrit —a saber, la fundamentacién de una ciencia integradora que estudiara las relaciones entre los fendmenos de la vida y Ia naturaleza inanimada— culmind en su gran obra de madurez, el Cosmos, cuyos cuatro voliimenes fueron apareciendo a partir de 1845. El plan de esta obra estaba ya disefiado desde 1827, fecha en que el autor dio su famoso ciclo de 61 conferencias sobre Ia des: ctipeién fisica del mundo en la Universidad de Berlin™ Este fue ‘cl germen inicial de una obra que primitivamente habia de tener Gn‘colo volumen pero que el autor fue ampliando sucesivamente To que no deja de tener consecuencias sobre 1a coherencia del plan. De todas formas, la obra fue un auténtico éxito editorial y Prcitito una vision general de la Tierra y el universo en la que se ‘educaron generaciones de intelectuales de Alemania y de toda Europa, 1.08 PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA n Precisamente por este caricter ambicioso ¢ integrador que posee, el Cosmos es una obra importante de la ciencia europea fel siglo xix. Es Ia obra del que ha sido considerado el ultimo hombre enciclopédico de Ia cultura universal. En ella rebas6 su ntigua coneepetén de una geograffa fisica de la Tierra para abor- far una descripeién fisica del universo (Physische Welteschrei- bung), con la que de hecho culmina y se reformula Ia vieja linea de la cosmograf Humboldt se propone mostrar Jo que, segin él, constituye ef resultado més importante de la investigacién cientifea, conside- Tada como objeto de reflexion intelectual superior y 0. simple- fnente desde el punto de vista de sus aplicaciones pricticas. Se trata de wel conocimiento de la conexién que existe entre, las fuerzas de la naturaleza y el sentimiento intimo de su mutua \dependencias*"-un proyecto que ya habfamos visto expresado en1799-y- que ahora se amplia hasta un intento de comprension {flobat del universo. Se ensanchan ahora los limites de Ia antigua fisica del globo terrestre, «reuniendo bajo un mismo punto de vista Jos fendmenos que presenta Ia Tierra con los que abarean los fe homenos celestese. De esta forma se llega a una ciencia del cos- mos, a una fisica del mundo. Esta seria la ciencia que * Por eso en su obra trata de «disponer los fe 30 HUMBOLDT Y LA TEORIA DE LA TIERRA sémenos segin un orden que permitiese suponer el lazo generador jue entre si los unes.” Tras el estudio uranol6gico, la descripcién fisica del globo o seografia {isica, Su objeto seria el de «reconocer Ja unidad en la nmensa variedad de los fenémenos, descubrir por el libre ejerci- “io del pensamiento y combinando las observaciones, la constan- “ia de los fenémenos en medio de sus variaciones aparentes> y iI mismo tiempo «mostrar la conexién que tienen las leyes de ta Listribucién real de los seres en el espacio, con las leyes de la cl ‘ficacién ideal por familias naturales, por analogia de organi- racién interna y de evolucién progresivas* La descripeidn fisica del globo comienza por la magnitud, for- ma y densidad de la tierra, lo cual es importante «para la econo- mia general de la naturaleza>. Para poder estudiar el encadenamien- (0 de los fendmenos terrestres y «el conjunto de fuerzas activas que componen un solo y mismo sistema», estima necesario par- tir de lo que considera las propiedades generales de la natu- raleza y las tres direceiones principales de su actividad, a saber: la alraccion, las vibraciones del calor y de Ia luz, y por sltima los fendmenos electromagnéticos a los que habia dedicado tanta jencidn desde su juventud y luego como creador e impulsor de la red internacional de observaciones geomagnéticas” Todo esto es abordado en Ia primera parte del volumen IV, y seguido por el estudio de la reaccidn del interior de la tierra sobre su super- ficie, donde se analizan las fuerzas interiores que transforman la cortera terrestre (volcanes, terremotos) las cuales se presentan como fuerzas a la vez de destruccién y de creacién. En el Cosmos se reflejan los diversos elementos de la forma- \6n intelectual y de Ia actitud vital de Alejandro de Humboldt. Vale la pena destacar, sobre todo, dos aspectos contradictorio el que se refiere a su formacién cientifica basada en el empirismo y fuertemente influida, ademés, por el materialismo y el enciclo pedismo francés del siglo xvitt; "© y, por otro, su tributo al es- piritu roméntico de la época, al que Alejandro no podia quedar ajeno. Su formacién y su actividad cientifica se bas6 siempre en el rigor de las observaciones y en la realizacién abundante de expe- rimentos. Ya se trate de sus observaciones boténicas, zool6gicas, mineralégicas © geomagnéticas, o de sus experimentos sobre el galvanismo y el electromagnetismo, Humboldt procedié en todo {LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORNEA 31 momento con un impecable método cientifico. Por ello valor siempre el método empirico ¢ inductivo, acerca del cual pueden encontrarse numerosas declaraciones en sus textos. Para él, cl ‘espiritu cientifico procede: 1) «por la aplicacién del pensamiento 1 Tas observaciones aisladass; 2) «por las miras del espiritu. que compara y combina; y 3) «por la induccién», que es Ia que «nos revela las leyes numéricas». De esta forma, afirma en el Cosmos, se Je puede dar «un carécter més clevado a la descripcion fisica del globo». En este método inductive que é1 defiende y practica no falta naturalmente la experimentacién, la cual aparece en una fase avan- zada, tanto en el trabajo personal del cientifico, como histérica ‘mente en las etapas que han recorrido los pueblos y Ia inteligen- cia humana: «el empirismo_ empieza, por cAlculos aislados que se van acercando seguir si anilogia y desemejanzar; pero «al acto de la observacién directa sucede siempre, aunque muy tarde, el deseo de experimentars, No se trata, desde luego, de una simple acumu- lacién de datos! «el investigador racional no obra al azar; se guia por hipétesis que se va formando, por un presentimiento semi- instintivoe. Por iiltimo, los resultados de Ia observacion y el expe- | rimento «conducen, por medio del andlisis y Ia induccién, al descu- |\brimiento de leyes empiricass.® Este es el objetivo final de la |investigacin cientifica en las ciencias experimentales, «clevarse a la existencia de las leyes, y generalizarlas progresivamente>."” [A través de esta generalizacién se pretende siempre egar «a a investigacién de Tas causas que ligan entre sia todos los fe- ‘némenos», pasando asi de la descripcion a la explicacidn.™ En el caso de la descripeién de la Tierra, las numerosas observaciones que realiza s6lo adquieren sentido cuando se profundiza «la co- nexién que liga las causas a los efectos».® Dificilmente seria po- sible encontrar entre los cientificos positivistas a mediados del siglo xP unas declaraciones tan netas como las que Humboldt realiza, que en este punto coinciden plenamente con las reglas del método que formularia més tarde Claude Bernard en su Intro- duccién @ la medicina experimental (1865). ‘La valoracién del método experimental y su confianza en él iba unida a una nftida conciencia de la dificultad de alcanzar el ob- jetivo propuesto. Humboldt era consciente de que podemos obs- Yinarnos en conocer las leyes, pero que siempre «encontraremos bajo nuestros pies abismos infranqueables». La ciencia es asi 2 MUMBOLDT ¥ LA THORIA DE LA TIERRA ‘una empresa inacabada, y que, ademis, no puede nunca comple- tarse por la esencia de las cosas y la misma imperfeccién de nues- tros érganos. En cualquier caso, dirigirse hacia ese objetivo tra- tando de conocer la naturaleza exigia desarrollar por igual todas las ramas de las ciencias matemfticas, fisicas y naturales, y a la vez suponia valorar Ia ciencia pura frente a la ciencia aplicada, tuna ciencia pura cuyo objeto seria «el de ensanchar y fecundizar la inteligencias y que también serfa «el término hacia el cual deben tender las ciencias directamente, el descubrimiento de las leyes, del principio de unidad que se revela en la vida universal de la naturaleza.™ Este fue el objetivo que Humboldt se trazé y al que traté de dar forma en su Cosmos. ‘Odjetivos semejantes en lo que respecta a la comprensién pro- funda de la naturaleza se habfan propuesto también algunos filéso- fos contemporéneos. Pero en Humboldt hay un firme y explicito rechazo del idealismo, de «las concepciones del universo funda- das Gnicamente en la razén, en los principios de la filosofia especu- lativas, Si en un momento en que las ciencias experimentales no estaban desarrolladas, estos intentos ten‘an alguna justificacion, ‘con el desarrollo de éstas chase visto también —escribe— enfriar- se el ardor que Hevaba a deducir Ia esencia de las cosas y su ‘conexién, de construcciones puramente ideales y de principios ra- cionales en un todo». Este rechazo de los excesos de las filosofias idealistas de la naturaleza no supone desestimar la reflexién filos6fica. La filosotia no amenaza a la eiencia, sino que al contrario la hace fructificar, y ‘sel abuso del pensamiento y Ias equivocadas sendas en que pe- netra, no puede autorizar una opinién cuyo efecto seria rebajar Ia inteligencia, a saber, que el mundo de las ideas no es por su naturaleza més que un mundo de fantasmas y suefios».™ Humboldt repitié una y otra vez que la ciencia no es sélo una reunién de observaciones empiricas; por lo tanto no ha de extraiar que in- sista al mismo tiempo en que es también interpretacién racional, ‘cel espiritu aplicado a la naturaleza». Claro es que por ahf habia tun portillo abierto a las influencias idealistas, que sin duda se dejan sentir cuando acepta, citando a Hegel, que , Precisamente, el resultado mas impor: tante del estudio racional de la naturaleza es «recoger la unidad yy Ja armonia en esta inmensa acumulacién de cosas y de fuerzas, y en suma;llegar a comprender Ia existencia de “el Todo, animado por’un soplo de vidas! Es esa concepcién de la naturalcza como lun Todo la’ que permite a Humboldt afirmar que «las fuerzas inherentes’a la materia, y las que rigen el mundo moral, ejercen sw ateién bajo eimperio de una necesidad primordial, segin aio vimlentos que se Fenuevan’periédicamente. Esta necesidad de las cosas, este encatlenamiento oculio, pers permanente, esta renova. idm periddica en el desenvolvimiento progresivo de las formas, de los fenémenos y de los acontecimientos constituye la naturale que obedece a un primer impulso dado». A partir de ahi se entiende que para Humboldt la descripcion fisica del mundo necesite, desde luego, de la ayuda de otras cien- u [HUMBOLDT ¥ LA TEORIA DE LA TIERRA cias como Ia fisica general o Ia historia natural; pero también que «la contemplacién de las cosas creadas, enlazadas entre si y formando un todo animado por fuerzas interiors», proporcione la ciencia que trata de desarrollar en su Cosmos «un cardcter par- ticulars.!? Ese cardeter viene dado, sin duda, por el hecho de que ‘con ells pretende elevarse a una (Ed. 1874, vol. I, pag. 32) 7. Hoapous, 1818, ed. cast. en Biblioteca Indiana, TV, pigs. 69 y 570. 4 Carta a Brinkmann en 1793, en la que alude a ia gran capacidad de su hermang Guillermo Humboldt «para enlazar ideas y ver concatenaciones de 10, ‘Beek, 197i, pig. 79. El mismo Humboldt reconocié luego Ja infiuencs ‘que tuvieron en sur pensamiento las ideas de Goethe acerca de la naturaleza (Bree, 197, pag. 257) Sobre Ia concepcion de Goethe acctea del método ade: ‘Sunde para cl estudio del mundo natural, vdace Seton, 197 “W. Muxcurr, 1969, fg 76 HE Jaime Cabana eh Ie ftrduesin » EY Mumbo Venezolano, Meme 18) Diciansow, 196, pie. 26 14. En Perr, Mackenzie, Lizansmp y otros, 1973, pig. 54. 18, Bocx, 1971, pi. 41, Ye En los volimenes XXIILXXIV de la «Serie Americanay, dedicados studios de zoologia y anatonii 17. Reproguciaa por Bec, 1571, pégs. 7671, y por Miscuer, 199, pig. 77 18, Fovcauus, 196, ed. cast, pa. 12. 19, Fovewwt, 1966, pi. 148. 2D. Cit. por Fouetutr, 1966, nag. 19. 21; Huuboisr, Cosmos, Ed. 187, 1, pag. 4. 2. Humpovis, Cosmos, Vol. 1. 188, "pag. 46. 2. Canwow, 1949, Ecantx0x, 1970, Véase Lamtsrio, 1977, pags. 940. La re- lacion entre ia critica de las’ taxonomias.y la. posicion‘preevolucionista se relej, por ejemplo, en estas palabras de el Cosmos (Ed. 1814, Vol. 1, pda. 31)? ‘ia transicion 9 ef enlace (entre las especies, los géneros, [os individuos) se {undan suceshamente, en tna disminucion o un desarrollo excesivo de cier ‘artes, sobre soldaduras de Srganos distintos, sobre la preponderancis Tesulta de tina falta de equilforio en el balaceo de las fuerzas, sobre felaclones con formas que, lejos de ser permanentes, determinan solo ciertas faces de un desarrollo normal “M, Huupotsr: ‘Ensayo politico sobre Nueva Espana, Ed. 1978, pig. 22. Humboldt discutié ampliamente los problemas de represemtacion grdfica dei {errlorio. en su Introduccion ala Pasigrafia geolopice, obra que redacts ch México a peticion de Andrés Manuel del Rio. y que se inciuyé en lor Elementos de Orictognosia (1905) del geslogo espanal. Vease Howsou, 185, 2 36 HUMBOLDT ¥ LA THORIA DE LA TIERRA En csta obra afirma que'ea principios de 1795 me puse a figurar paises ente- os,\como se representa una’ mina» (pag. 162). 35."Véase Mincurr, 199, pig. 563. La publicaciin de los resultados det viaje a América se hizo en los 30 volimenes editados en Paris entre. 1807 x MM con el titulo general Voyage aux régions Bquinosiales du Nouveau Continent fait en 1799..et 1804 par A. de fumboldt et A. Bonpland. Una descripelon del contenido de estos 50_volimanes puede verse en la intro- ‘daccidn de Juan A. Ortega y Medina al Ensayo politico sobre el Reino de Ja Nueva Espana de Huusoui (Ed. 197, pags. CLUCLILI) y en Maxow, 1900 26. Humaour: Ensayo politico sobre’ Nueva Espana, Ed. 198, pags. 2. 2. Cit. por Diexiwsox, 1969, poy. 25, 2. Huunout: Relacion histdrice, Iatroducelén, Ed, 1962 (Bibl, Indiana), Pig. 576, 2. Mrncurr, 1969, pég. «2. So, Borx, 1971, pégr 12. 31. Huawowe! Ensayo politico... EA. 1978, pig. 2, BB Mutou: Relacié strc, Ed. Bind, IV, nde. S72. crito por, Humboldt en 1852 en au Gespriche mit einem jungem Freunde, cit. por KEAMER, 1963, pags. 217218. 4 34. EI cual conocta las opiniones liberales de Alejandro de Humboldt, ero. considraba como ollieamente Inafensvor y tanto él como a ‘ministro Gentz, «se relan de él» (Buck, 197, pay. 295). Cas ambigiedades de 4a posicién politica de Humboldt quedan bicn relejadas en la obra de Beck. 43S) MINcbET, 196, pag. Bh 46. Howowir: Ensayo poltico sobre te isla de Cuba, Cit. por Kruxen, 1963, pig. 129. Si. Huugowsr: Ensayo politico sobre el Reino de ta Nueva Espaia, Ea. 1918, pig. 2. - “3. Titzovonts, 1566, 40. En algun caso hasta se establece el afto de su conversiéa. Ast para Pablo Vila, Humboldt es el Iniciador de la geografla moderna poro «Venezie- In le bizo’ gedgratos, ViewCanrio, 198, pag. Ie 41, Saussure, HB: Voyages dans ies Alpes, 178, 1, pA. VI. ‘2. Roe, 1975, pag. 200, nota 49. Respecio 4 Espada basta con citar el testimonio de Guillermo, Bowles en su Introduccion @ la Historia natural 1a geograjiafisica de Espana (Madrid, 175). aLa geogratiafisica es el cono- ‘lmiento de las terras de nuestro globe desde Ia superficie hasta lo mks pro- fundo que los hombres han penetrado.» La obra de Bowles es esencialmente un estudio de mineralogia y geologia. Podrfan cltarse numerosos ejemplos para ddemostrar que las cuestiones relacionadas con la constitucion de la et ‘estructura interior y las formas de su superficie eran objeto de la fsica duran. fe el sig xvilt. Entre ellos pace servir la obra de Canna, 17, Es sin Gada de esa Tinea de la que surgié la idea de una sfsica del globo», Como prueba Suplementaria puede sefalarse que durante todo el siglo Xv! las obvervacio- hes con el bardmetro y termémetro, la determinacion ‘de alturas, las 0b. Servaciones sobre voleanes y terremotos y las caractersticas del suelo eran consideradas dentro de la Fisica. Asi se hacia, por ejemplo, en los «Anales ‘de Historia Naturals (luego «Anales de Ciencias Naturatess) de Madrid; en et {Indice general del vo. I (1800) se agrupan los articulos publicados sepin se ‘ieran al Reino animal, vegetal o mineral, a quimica y a fisea; en este ‘time se incluyen una carta de Humboldt’ desde América, un articulo. de 'S. Frangui sobre un volean de Tenerife, otro de J. Varela sobre determi wacidn de alturas en Canarias, y otro de G, Thalacker sobre «Puntos de ele [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAF{A CONTEMPORANEA 37 vacién conocides en Europa, Africa y América, y en Valencias. Una disposi clon semejante en los volumenes siguientes. “%. Cassinin: El problema de! conocimiento, vol. IV, pg. 212. Aqui se encuentra la ralz de la posterior distincion ‘Kantiana entre la «deseripcign ‘de ia naturaleza, propia de Ta historia y la geografia, yTos «sistemas de la aturaleza, ‘44. Bocx, 1971, pias. 7374, 4. Bux, 1971, pags. 315 y ss. y en particular Ia carta de Berghaus de 20 de diciembre de 1827, pig. 315. 46, Hunmour: Cosmos, Bd. 12/4. vol. 1. pi. 41. 47. Hounour, A.'de: Cosmos, Vol. I, Introduccion, EA. 1874, pag. 48. Humsout: Cosmos, Bd. 1874, vol. 1. pdgs. 4243. En ol limo parrafo hay tun defecto de traduceidn: quiere decir que s6lo los resultados gencrales ‘de esas ciencias pertenecen a la geografia fisica 1. Véase Caret: Geografia y matemdticas.., 1981. 50. Huuwowwt: Cosmas, Ed. 167, vol. I, pags. 48 y St 51. Bex, 194, pigs. 2850 y 200. 2. Bex, 197! pags 3, ‘Back, 197, pls. 37. Box, 1971, pdg. 30 Llamar a esto wun primer objetivo de investiga ‘weogrdfica ‘como 5S. 54. Beck, ida, ‘como hace Beck me parece inapropiado. ‘. Ta ‘carta a Rennenkampft del 7 de enero de 1812, en Beck, 1971, pig. ZI. De todas maneras, vease una opinidn distinta en Hakrsl1O¥NE, 193, pa. 3. ‘Ss. Huwmo.se: Relacién histérice del viaje a las regiones equinocciales, Introducei6a, Ed. Bibl. Indiana, vol. 1V, pig. 5. ‘ST, HUMBOLIE: Relacidn histdrica... pag. 89. Los boténicos consideran a Humboldt el creador de una geogratia, botinica que posteriormente dese rrollarian en el siglo “1x botinicos come Pyrame de Condolle. Robert Brawn 0 Frédéric Schoun. Ls Glopraphie boronigue de Alphonse de’ Candolle (1655) Seria la obra fundamental en ta consolidacion de esta corriente do investi Glones sobre Ia geografla de las ‘plantas dentro de la botanica. Véase sobre ‘lio el discurso pronunciado por el catedratico de Botanica de la Facultad ‘de Clencias de Paris ea 1853 (Bonnin, 1853). 58 “Huusoim: Relacién historiea del viaje a las regiones equinocciaes, Yatreducciéa, £4. Bibl Indiana, vol. 1V, pig. 59. 9. Huunou: Relacidn histSrea... pag. 572. @. Pueden encontrarse distinciones de este tipo en Ia introduccién a la Relaclén histérica del viaje a las reyiones equinocciales, y en particular en In ple. 572 de Ia ed. de Ia Bibl. Hispana, vol. IV. Gh Hounower: Relaciin histdrica del viaje a las regiones equinocciales, Introduccién, Ed. Bibl. Indiana, pag. 56. ‘2 Bux, 1971, pi. 186. 6. Beck, 1971, pis. 3. 4. Book, 1971, née. 101, . Como se desprende de sus palabras sobre las observaciones que hizo ‘en Barcelona en 1799, Buck, 171, pag. 183. En otra ocasion escribe que «los telojes matinos, sun ‘ampllando en todo la masa de nuestros conocimientos ‘eograficas..». HUMBOLIT, Relacion histdrica... Pag. 76 jOubowr: Relaciin istérica del viaje'a las repiones equinocciaes, Vol. TV, ‘pds. $70. La introduccién de esta obra la eseribis. en IIL. Oto ener en cuenta ¥ que relaciona cl trabajo del. gedgrato ‘on la elaboracién de mapas aparece en Humaowst: Del Orinoco al Amazons, 2ed. 1967, pla. 235. 38 HUMBOLDT ¥ LA TEORA DE LA TIERRA pabtogfttmoin, As Emayo police sobre... Nuene Hspote, Bd. 17, ‘ch. Veanse referencias concretas en Humsousr, A Relacién historia del viaje @ las regiones equinoccates, Introduccion’ (Ed. 196.., Bibl. Indiana, ‘ol. IV, pig. $96) en donde se designa como lisicon; y en Back, 197, pé- finas 114 (sflésofo de la naturalezas) y 20) (cboténicos), También en’ una Peasién se designs como «fislogedgrafon (Box, 1971, phg. 229). Al. regresar tie’ América, Humboldt valorabsa sobre todo sus trabajos. astrondmicos, bo- tdnicos ‘y guimicos. (Brox, 252) y consideraba que sus trabajos aportarian ‘lator sa" Ia geologia y aia fica generals (Hounoum, Relecian histrica, Fd, 16... Bibl. Ind, TV, pig. S77 (9. Ei teeming lisico 0 naturalists» era el m4s corrientemente aplicado fa Humboldt, como sefala Buex, 1971, pag. 15. Véase tambien ta referencia bittiografiesincisida en Hosnour. Az’ Ensayo politico... Bd. 1978, wag. CLIX (Lettre de M. Alew Humboldt, physicien.. au citoyen ‘Foureroy, 180). Por ‘tra parte sus amistades y relaciones clentficas més importantes al regreso {deAmérica las tuvo ‘con fisicos naturalists como Gay Lussac, Arago © Biot, con los aue mantuvo una estrecha colaboracion, Ea 182 ‘reat int «ftevista de Geografia y Etnogratias (Ben, 197, pag. 297), aunque era ‘csencialmente para exponer resultados de exploraciones que pensaba realizar fo veslimular en México, Sobre su colaboracién con Berghaus en «Hertha ‘ease Bree, pag. 301 7D. Admirable, ain aceptando las critias y reservas que autores, xy en particular los mexieanos, Nan podide hacerle. Véase el de Orie! ay Medina a In edieiin del Ensaso.., Mamboldt, 1918, pag. XLUX Ti. Publicado. con el titulo ‘de Essai politique sur le Royaume de ta Nowelle' Espagne, Paris, 107-181, 2 vols, "th Srevine, 195, ik, Vivo, 192 TH. Diexinson, 1960, pig. 28, 15, Bree. 1971, ply. 309. Discute también Ia posible prioridad de Haenke, 76. Bucx, 1971, pag. 2. TL Por ejemplo en Burscrtse, 1760.17. 3K esx, 1971, pags. 34 y 74 19. As Humboldt en Ensevo, Ed. 1978, pag. 18 donde afirma que su obra se limitars +8" los resultados generales, poraue no son proplos de Ia esta tistica los resultados de la Historia Naturals; sobre cl Joicio de les contem- ordnes"consierando el Ensayo como una Extadstica de Mico, wave 10, Humboldt habla siempre en su obra del «disefo» o «cuadro politicos BL.” Dicxtusox, 1969, pég. 28, que, a pesar de todo, la considera «la pri- sera de las desctipeiones geogréticas sistematicass 2, Homo: Relacion historice, tomo TH, libro WL, cap. IV. 88, Huwsoist: Cosmos, vol 1, i845 vol Hi, 1847; vol. THT, 189; vol. TV, 1st, Después de st muerte se publicé un volumen V con notas diversas dei autor, Existen al menos dos traducciones espafolas de esta obra: una de Francisco Diaz, Quintero (Madrid, Edit. Vicente Garcia Terrés, 185152), in- Complets, en dos volumenes, ¥ otra de Bernardo Giner y José de Pucntes (Madrid, Tmprenta’ de Gaspar’ y Roig, 187475) de los 4 voldmenes, Una se 1LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAF{A CONTEMPORANEA 39 leccién de esta obra se ha publicado en «GeoCritiess (Universidad de Bar- ‘celona, n° Il, septiembre 1977) con una introducciéa de Miguel Angel MIRANDN, 4." Las conferencias se deserrollaron entre el 3 de noviembre de 1827 y ef 26 de abril de 1828 y fueron seyuldas de un Segundo ciclo de 16 horas en {a ‘Academia del Canto, que constituyeron ‘un’ verdadero, acontecimiento social, con unos 1400 oyentes. Véase Buck, 1971, pigs. 315320, 8S. Sobre el hecho de que sélo se previera jnicialmente un tnico volu men, véase Bek, 1971, pigs. 484489. Pero todavia en otra ocasidn escribe que Se reserva «para el tereero y sitio tomo completar lo que falte» (Cosmos, Ea, 1874, vol. HH, pag. 8 4%, Huunourr: Cosmos, Ed. 1874, vol. 1, ng. 2, 81, Howpour: Cosmos, Bd. 1874, vol. i,'pae. 38. S. Honnotrr: Cosmos, vol I pig. 52. 1. Por Mundo entiende: vel conjunto del Cielo y la Tiesra, lidad de lag cosas que componen el mundo sensibles, ‘0. En Espada ol Cosmos ha sido estudiada por A. MELON (1925 y en tra. bbajos posteriores). La obra merecerfa un andlisis mis profundo, desde una perspectiva amplia, interdisciplinara. ‘1. Huupoum: Casmeos, Ed. 1874, vol. TIT, ps. 7. [2. No sdlo aqul, sino también en su Examen critique de histoire de ta alographie dw Nowien Continent, et des progres de Pastromomie nautique ‘nur 19 et 16 setes (Pars, 18143), del que existe una traduccion castllana de ls Navarro Calvo: Cristdbal Coign y'el descubrimiento de América: histo ria de la geografia del Nuevo Continente y de los progresos de ta astronomia ‘ndutica em tos siglos XV. XVI (Madrid, Biblioteca Clisica, vols. 163465, Hernando, 1926). ‘38. Hewaourr: Cosmos, Ed, 187, vol. I. pag, 47, ¥ vol. 1. pau. 427. 34 Homsour: Cosmos, Ed. 1974, vol. "I, pag. 34, En et volumen 111, pég. #21 eseribe que sel objeto de tia Deseripeion fisica del Mundo es con- Tat lo que ocupa el espacio y leva et movimiento. de la vida orginica a las fos esferas det Cielo y la Tierra ‘9s. Huunotsr: Cosmos, Ed. 1878, vol. 1, pgs. S859, 96, Howpoist: Cosmos, vol. 11, pag, 23. 51, Huupoust: Cosmos, Ed. 1874,"vol TIL, pgs. 34 $8. Hunnotor: Coomos, Fa. 1874, vol. Lg. 1. 58, eae sobre ello Bieesax, 1978. Humboldt habla organizado una se- rie de observaciones coordinadas) en Europa, América del Sur y_ Asia, « pact de 1839, la cual fue Ia base dela «Unin Magnéticay de Gottingen Be Gauss 9. Weber (18238), En unos interesantes comentarios a la comin fscon de Biermann, J. A. Cxwooo (en Fowmes, 191, pags. 139149) ha exit Endo’ sus opiniones y defendido que. desde los afos 1840, y quizés, antes Humboldt no estaba ya en vanguardia en la, investigacién ‘magnetics. y que fu obseslon por encontrar colaboracién se debe sobre todo a la debilidad ‘Se Su bagaje’clentiice personal. ito, "Aspecto que ha sido sobre todo resaltado por MiNcuEr, 1969, pé- sinas 7172 NOL. Howsotar: Cosmos, Ed. 1874, vol 1. phe. 4. vol. 1) pag 57 vol. I. ipa. 30, Yok. Hewsour: it. ae. 10. 108. Huwvour: Cosmos, Ed. 1874, vol. 11, pag. 6. 10s, Hewmoum: Cosmos, Ed. vol, tpl 35. 107. Howsoumr: Cosmos, Ed. 1874, vol. 1, Tntroduccién, pd. 61, 108 Hownowor: Cosmos, Ed. 1874, vol.’ 1, Introduccian, pg. 69. Otras criticas al Idealism en vol. HL, pgs. 3:0, 40 HUMBOLDT Y LA THORIA DE LA TIERRA 109, Huwpoumr: Cosmos, Ed. 1878, vol. 1, pi. 60. LT pg. #2 Honour: Cosmos, Ed. 18%, vol, Ut, pa. 9. Hoxoun: Cosmas, vol. 1, pig. 38, Fero ello no significa que Hum bboldt considerara —como alrma Fred K. Schacfer— a su Cosmos «como tna ‘obra fiteraria, mis que como una contribucién a la Ciencia» (SCHABFER, F. K. (1953), Ea. 1971, pg. 25) 115, Hwsousr: Cosmos, Ed. 18%, vol. 1. née. 4 Cuadros de ta Naturale, Trad. east. de Bernardo Gi P | Cxrtroto IT RITTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA Si la discusién sobre el caracter geogrifico de lu obra de Hum- boldt puede tener algiin sentido, en el caso de Carl Ritter ésta es ‘ociosa, ya que se trata indudablemente de un gedgrafo, que legs fa ser catedratico de Geografia de la universidad de Berlin. A di- ferencia de Humboldt, su obra se propone de una manera directa y fundamental el estudio de las relaciones entre la superficie te- rrestre_y la actividad humana, La atencién se centra ahora en el hombre, ¥'la Tierra pasa a ser objeto de una atencién secundaria {que, sobre todo, aparece en cuanto que es el «teatro» de la vida Humana, La diferente formacién de uno y otro autor, Ia educa cin més filosdfica ¢ histérica-de Ritter y, sobre todo, su dedica- ccién profesional a Ja ensefianza, explican mucho del récter de la obra de.uno y-otfo. UN PEDAGOGO CRISTIANO INFLUIDO POR PESTALOZZE Karl Ritter, el hijo de una familia de Ja burguesia sajona, rea 1iz6 sus estudios universitarios con la ayuda del banquero de Frankfurt J. J. Bethmana Hollweg, que lo destinaba a preceptor de sus hijos, lo que le hizo interesarse tempranamente por cues- tiones pedagdgicas.! Convertido en preceptor en 1798, a sus 19 aftos, se dedicd, sobre todo, a las humanidades y a la geografia. Poco después, combinando su actividad pedagégica con una labor in- vestigadora, abordé la redaccién de una obra de geografia descrip- tiva: Europa. Ein geographische, Historisches, Statistiches Gemil des fiir Freunde und Lehrer der Geographie (Europa, un cuadro 2 RITTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA geogrifico, historico y estadfstico para amigos y docentes de la geografia; Frankfurt, vol. I, 1804, vol. II 1807). En ella Ritter se situaba en la linea de las geografias geogrdfico-estadisticas a la ver ue integraba las preocupaciones de la reine Géographie, que con ducia a una discusién sobre los marcos naturales més adecuados para las descripciones? Ritter viajé con sus alumnos o con vistas a completar su for- maciGn por Suiza (1807, y Iuego varias veces més en afios poste- riores) en donde visité Ia escuela pestalozziana de Yverdon y junto con sus discipulos siguié cursos en Ginebra sobre historia y lite- ratura (con Sismondi) y sobre fisica y quimica (con Pictet), al tiempo que se interesaban por las ciencias naturales y la geogra- fia de las plantas. En 1809 fue nombrado profesor del Gimnasio de Frankfurt y se dedicé a la lectura de 10s filésofos clisicos, vi sitando también Italia como ayo de los hijos del banquero. Poco después pasé como profesor al Gimnasio de Gottingen, ciudad fen Ia que siguié cursos de boténica, mineralogia y geognosia, a la vez que comenzaba a trabajar en su Erdkunde —de Ia que pu- blicé una primera versién en 1818, en 2 volimenes— y en una obra sobre Herddoto (Die Vorhaile Europiiicher Vilkergeschighten von Herodotus, und den Kaukasus und an den Gestanden des Pon- tus, eine Abhandlung zur Alterthumskunde, Berlin, 1820), Tras un breve paso otra ver por Frankfurt se instalé en Berlin (1820), don- de a propuesta de Wilhelm von Humboldt habfa sido nombrado profesor de la Escuela Militar de Berlin, con un encargo para fensefiar esta materia en la Universidad que el hermano de Ale- jandro acababa de fundar. Dicho eneargo fue obtenido por me- diacién del ministerio de la Guerra y con la ayuda del poderoso discipulo de Ritter, August von Bethmann-Hollweg, profesor de Derecho en Berlin y que legaria a ser ministro de Cultura. La Universidad de Berlin, fundada en 1810 por el ministro de instruceién publica Withelm von Humboldt, se convirtié en seguida fen el centro esencial de la cultura alemana. La institucién fue concebida como un centro de ensefianza laico en el que intere- saba esencialmente el saber por si mismo? Ben David ha sefialado algunas caracteristicas de la universidad y de la cultura alemanas de principios de siglo, en relacién con las condiciones sociales del pais, y ha tratado de explicar la gran importancia que adquirié 1a filosofia y el triunfo del idealismo y el romanticismo por la impo- sibilidad de los intelectuales alemanes para participar en las deci [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRARIA CONTEMPORANEA B siones politicas del estado, Al mismo tiempo, ha demostrado ta reaccion de este grupo contra el modelo francés de las «Grandes Ecoles» y su apoyo, en cambio, a la universidad. La relacién amplia entre humanistas y cientificos facilité que se desarrollara entre los primeros una cierta actitud empfrica para abordar las cuestiones humanisticas. Ciencia y humanidades se encontraron juntas en las nuevas universidades, ya que no existié entre unas y otras la di- visién tajante que producfa en Francia la creacién de las grandes escuelas técnicas, y se admitié por ello facilmente que 1a educa- cién superior habia de tener una base cultural y humanistica. Se acepté también una separacién entre la ciencia abstracta, culti- vada en la universidad, y sus aplicaciones pricticas y utilitarias, asi como entre los métodos puramente «cientificos» y los «edu tativoss. No se exigia de Ia ciencia ni de la filosofia que fuera directamente titil desde el punto de vista econémico y social: «su importancia derivaba del hecho de que proporcionaba una justi- ficacién espiritual para Ia sociedad, y de sus efectos educativos para moldear las mentes».+ El papel de Ia filosofia y de las humanidades se consolidé con motivo de la invasion napolednica, Ia cual dio lugar a una reaccién nacionalista que valoré los aspectos espirituales de la cultura alemana como elemento de resistencia y unién; también contribuyé a exaltar la historia pasada, en Ia cual se buscaban las raices de la personalidad germana, y el elemento para la unifi- cacién que los politicos romsinticos alemanes —entte ellos Guiller- mo de Humboldt— apoyaban decididamente. En esta eclosién de los estudios histéricos Ia geografia era una ciencia indispensable, y a ello se debe, en parte, la creacién de Ia cétedra de geografia 4e Ia que fue nombrado Ritter profesor supernumerario en 1820 itular en 1825, impartiendo clase en ella durante casi 40 afios El espiritu de exaltacién nacionalista era también muy fuerte ‘en la Allgemeine Kriegschule 0 Escuela General de Guerra, orga- nizada por Gerhar von Scharnhorst y dirigida por el gran tedrico de la guerra Carl von Clausewitz (1780-1831) y por August Riihle von Lilienstern (1780-1847). El valor de los estudios historicos para la formacién del carécter militar era muy apreciada en ella y el mismo Clausewitz estaba muy influido por el romanticismo y por la filosofia idealista, y en particular por Fichte v Hegel. Su obra Vom Kriege (1832-1834) {ue redactada cuando Ritter era ya profesor del centro y muestra ldgicamente un claro interés por los proble- ( “4 [RETTER: LA NATURALRZA Y 1A HUISTORIA mas espaciales y geogréficos, que también interesaban, y en mu- cha mayor medida, a von Ruble# De Ritter se valoraba en el cen- tro militar no sélo su formacién historica, sino también la aten- cidn que concedia al relieve en el plan de su geografi Desde su nuevo puesto Ritter se vio obligado a dedicarse cada ver mis a la geografia y trabajé en la reedicion y puesta a punto de su Erdkunde, convertida ahora en un ambicioso proyecto que s6lo seria interrumpido con su muerte: Die Erdkunde in Verhiitenis zur Natur und zur Geschichte des Menschen oder allgemeine ver- gleichende Geographie, als sichere Grundlage des Studiums und Unterrichts in Physikalischen und historischen Wissenschaften (La Geografia de acuerdo con la Naturaleza y la Historia del hombre, © Geografia general comparada, como fundamento seguro para el festudio y conocimiento de las ciencias fisicas e hist6ricas)# ‘Los 21 volimenes que se publicaron constituyen solamente una parte de la obra total prevista y se refieren a Africa (1 volumen) y Asia (18 partes en 20 voltimenes). Fueron publicados entre 1833 ¥y 1859, a casi un volumen por afio de unas 1000 paginas cada uno. El cardcter fragmentario —y quiz4 doblemente fragmentario— de a obra ha sido puesto de relieve por Hanno Beck, que ha abordado recientemente la tarea de interpretar esta obra y el Atlas que le acompafia y ha defendido que el plan ritteriano comprendia no sélo el estudio de los cinco continentes (que constituiria Ia pri- mera parte), sino también de las partes liquidas del planeta (2 parte) y de las formas de los reinos mineral, vegetal y animal (32 parte)? Espiritu: profundamente religioso, de vocacién casi misionera, Ritter queria ser, ante todo, un pedagogo cristiano. Toda su obra geogratica, incluyendo su Erdkunde, esta escrita «desde el punto de vista del educadors.® Su contacto con las ideas pedagégicas renovadoras se realiz6 bien tempranamente, ya que estudi6 como becario en el Philantropinum de Schnepfenthal, fundado por Ch. G. Salzman, cuyos métodos estaban inspirados en las ideas pedagégicas de Rousseau, Alli Ritter permanecié 11 afios, y tuvo focasin de entrar en contacto con la naturaleza a través de ex: cursiones y fiestas campestres en las que se celebraban los pro- ducios de la naturaleza," lo cual influyé en su interés posterior por la botdinica, De hecho, toda su obra est4 profundamente influi- da por sus preocupaciones v su actividad pedagégica, que le lleva ron a estudiar con atencién en algin momento la vida de Sécrates. 1L0S PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEM=OPANES 4s Particularmente decisivo fue su encuentro con J. E. Pestalozzi. Ritter se encontré con el pedagogo sulzo en Yverdon en tres oca- siones: en septiembre de 1807, fecha en la que se inicié en la ense- fianza de la geografia que impartia alli J. G. Tobler quedando impresionado por las aplicaciones geogrificas de los métodos pes talozzianos; en septiembre de 1809: y en enero de 1812, Estos com tactos fueron esenciales en la génesis de la obra geogrifica de Ritter, Segin parece, la promesa que hizo a Pestalozzi de traba- jar In geografia de acuerdo con cl método docente de éste fue el estimulo inicial para la primera redaccién de la Erdkunde, cuyo primer volumen ‘esta dedicado precisamente al pedagogo suizo, y 1 antiguo preceptor Gutsmuth.” Hoy se acepla que es a J. E, Pes- {alozzi al que Ritter alude cuando escribe en la Introduccién a st Erdkunde que no ha encontrado las ideas directrices para su obra en la verdad de una idea, sino en el contenido global de las ver- dades que admite como tales, a saber, en el mundo de la creencia>, aiiadiendo que «esas ideas directrices reposan sobre una vision interior de las cosas, adquirida en contacto de la naturaleza, y de la sociedad, y de la cual el autor ha tomado conciencia con oc sign de un debate con un gran hombre de este siglo». Ritter re- Conocerd siempre esta deuda, Icgando a escribir que es de Pesta Tomi, de quien habia aprendido realmente geografia a pesar de due éste uv conocia dicha ciencia: ses. excucharlo escribe — que Yo he sentido despertarme en mi cl instinto de los métodos no trates» Se ha defendido que Ia obra de Ritter, y en particular su Erd: kunde no es mas que Ia aplicacién del método de Pestalozzi a la geografia.* A pesar de la discusién que existe sobre esta cuestidn,'* fs indudable que hay una parte importante de verdad en esta afir~ macién que, en cualquier caso, muestra la profunda influencia de in pedagogia pestalozziana en el geografo aleman.” Influencia que alcanza a aspectos muy diversos de su obra, desde la uiilizacion Gel concepto de «tipo» a su produccién cartogrifica, que se ha interpretado en relacién con la importancia que concede Pestaloz- Zi al dibujo, y como forma de visualizacién intuitiva de las unk dades geograticas. ter admiraba de Pestalozzi, ademés de sus métodos peda spicos, su «sencillo cristianismo auténtico, libre de cualquier imi- {acion racionalistas* ye interes6 por sus iniciativas. sociales, como las escuclas para pobres y para la educacidn de los cam- 46 RITTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA pesinos. Toda su vida y su obra esta profundamente impregnada por este cristianismo evangélico que seguramente también influy6 en sti carrera, ya que era asimismo importante en cfrculos muy influyentes en’ Berlin, Una caracteristica de estos cfrculos parece ser el rechazo del racionalismo y una busqueda de un cristianis- mo mas profundo, todo ello unido a posiciones politicas conserva- doras.” En Ritter esta profunda religiosidad iba unida seguramente a facetas psicol6gicas de su personalidad. En este sentido puede ser interesante sefialar que fue educado por su madre viuda y pietista devota, y que en 1816 se casé con Lilli Kramer, mayor que él, pricticamente calva y con un «estado patolégico de su constitucién generaly, lo que es justificado por su bidgrafo Hanno Beck aludiendo a que «lo que le atraia de una mujer no era su ju ventud, sino su madurez y su instinto maternal» GeooRArIA Fisica, GrooRAFIA CONPARADA E HISTORIA EL problema esencial estudiado por Ritter es el de las relacio- nes, al igual que hacia paralelamente su contemporéneo Humboldt. Pero en el caso de Ritter, astas relaciones, estas conexiones (Zu- sammenhang), se establecen entre hechos fisicos y humanos: «La Tierra y sus habitantes se hallan en las més estrechas relaciones mutuas y un elemento mo puede ser considerado en todas sus fases sin los otros. En este sentido Ia Historia y la Geografia deben i siempre juntas. El territorio actiia sobre os habitantes y los habitantes sobre el territorion, son palabras de Ritter, escritas on 1804 en In introduceién a su Europa que pueden considerarse como su tesis fundamental, La preocupacién por las relaciones se plantea siempre, sin embargo, en términos de causalidad: con referencia a cada fenémeno es necesario establecer «el porqué de ada uno de los mismos, y cémo aparecen de acuerdo con esa localizacién en el espacio». El dominio que le interesa es la superficie ternestre, las «for- Yinas exteriores» de la Tierra® Enlaza asi con una antigua linea ‘geogritica que aparece representada en el siglo XVIE por obras como el Espejo Geogrdphico del espaftol Hurtado de Mendoza” ‘s Ritter le interesa en cuanto que es «la escena en donde se desa- rrolla Ia actividad humana» y asi la superficie terrestre es «esta tierra en su relacién esencial con el hombres Los aspectos natu- {LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA a rales de esta superficie pueden ser estudiados en si mismos, en ‘sus propias leyes independientes del hombre, y ser objeto de investigacién particular,” y «toda aspiracién a una visién de con- junto de las acciones de la naturaleza en su cohési6n puede ser saludable». Este estudio de la naturaleza en s{ misma y en sus relaciones cera precisamente el objeto de estudio de la geografia fisica, que Humboldt —como hemos visto— distinguia cuidedosamente de 1a ‘egeografia propiamente dicha> o de Ia «geografia comparada>™ Es indudable que Ritter aceptaba esta distinci6n, como demuestra cl texto siguiente: * Este idealismo se manifiesta también, on la pretension de globalidad y totalidad de la concepcién ritteriana. Georges Nicolas- Obadia ha puesto convincentemente de relieve cémo la idea de Todo que expresa Ritter tiene su origen en la filosofia de Schelling, 32 RIVTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA cn ese idealismo absoluto que produce un sistema de la natura- leza autosuficiente en. el. que se valora el principio de organiza- cién como Ia accién reciproca de las partes que contribuyen Tormar” una” totatidad’ tnitaria, Siguiendo a Schelling, en Ritter cl Todo es a la vez una imagen divina, y visién global de la natu- raleza, y es a la comprensién de este todo a lo que él como ged- grafo intenta contribuir, Ello se realiza estudiando en particular las relaciones entre el hombre y la naturaleza terrestre, asi como otras totalidades subordinadas al gran Todo absoluto —es decir todo lo que existe y puede ser pensado por el Yo absoluto—: el cosmos, el globo terriqueo, la superficie terrestre. El Todo geo- grafico que él estudia se inserta, en ultimo término, en el gran Todo de la naturaleza, estrechamente interdependiente, y organi- zado segiin un principio de finalidad. Se trata de un mundo ar- ‘ménico, por el equilibrio y cohesién de sus partes, y a la vez, por Ja armonia en las relaciones entre hombre y naturaleza. Es tam- bign el resultado de fuerzas que se oponen y se equilibran.® A tra- vvés de la actividad racional, de la reflexidn cientifica, se descubre 1 lugar del hombre en el Todo, al tiempo que se desvela tambi progresivamente la totalidad del mundo: «toda reflexién sobre el hombre y sobre la naturaleza —escribe Ritter— nos conduce a considerar lo particular en sus relaciones von el Todo». El ansli sis ha de proceder del todo hacia las partes ya que «el conoci- miento total del Todo no puede proceder de lo particular si el mismo Todo no es conocido a la vez». Como ejemplo de ello ‘cita que sélo a partir de la nocién del sistema solar se ha podido comprender Ia revolucién de la tierra en el cosmos. y.la_nocién jmigplanéta, y explica la relacién reciproca de las tes de dia. Este Todo, por ultimo, se * Son a su vez, otras totalidades. Asi los continentes se presentan también como «Todos més © menos separados por la naturaleza», como «los grandes individuos terrestres» ‘La bisqueda de las relaciones entre el Todo y sus partes, y ia realiza Ritter en el Todo terrestre bajo la influencia {el platonisimo. Este habia sido valorado por Schelling y por otros filésofos de la época, en particular Fr. A. Wolf, cuyas clases Ritter parece haber ‘seguido en Halle en 179697. De este platonismo, de la teoria platénica de las ideas y las formas, procede en ultimo {érmino si preocupacién por el nimero y la proporcién, por la seometria, La combinacién de cuatro formas o elementos funda- {LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFA CONTEMPORANE* 3 mentales (aire, agua, calor y tierra) constituyen el Todo terrestre, y Ritter los estudia especialmente en las formas que presentan fen Ia superficie del globo y en la disposicién e interaccién rect roca que contribuyen a modelar la corteza de dicho Todo te: rrestre, Forma de la Tierra y posicin geogrifica aparecen como elementos bésicos en esta configuracién de la superficie terrestre. Pero también las relaciones numéricas entre los espacios y formas permiten obtener conclusiones sobre el Todo terrestre. Es en for- ma de relaciones entre la masa continental y la articulacion de us costas, 0 entre aquéllas y las islas periféricas, que Ritter trata de descubrir las leyes de la organizacién espacial de la superficie terrestre, obteniendo, como veremos, variadas conclusiones. No es extrafio con todo esto que Georges Nicolas-Obadia haya podido escribir que «al establecer un lazo cientifico y no ya genético entre Jos mitmeros y las formas Carl Ritter ha introducido implicita- mente la nocién de estructura espacial en la geografia moderna». Y¥ en efecto, el estudio del «sistema natural de rele iones espaci les» constituye para Ritter el objeto de la geografia, con lo que cenlazaria, segin Nicolas-Obadia, con una tradicién geografica muy ‘antigua, que se remonta a Eratéstenes. En Ritter la insistencia en las formas geométricas y en las relaciones espaciales era, sobre todo, un recurso pedagogico que permitfa evitar la aburrida enumeracion y descripcion detallada de paises. Se trataba de buscar claridad y orden que permiticra a la geografia convertirse en una disciplina con posibilidades de docencia, superando la fase descriptiva y la acumulacién de infor- maciones que ninguna persona podia asimilar* Con ello Ritter Hevaba hasta sus iiltimas consecuencias —y, a la vez, situaba en ‘una nueva perspectiva— una serie de esfuerzos y de iniciativas que se habjan ido realizando desde mediados del siglo xvii. Esta nueva perspectiva le viene dada no sélo por su formacién platénica sino también por Ia asimilacién de las ensefianzas pestalozzianas. Estas cuestiones fueron tratadas especificamente en un dis: curso pronunciado en la Academia Prusiana de Ciencias el 17 de enero de 1828 titulado Observaciones sobre los medios que per ‘miten ilustrar las relaciones por ta forma y ef mimero en el caso de la representacién grafica® en el que, a propésito de una anun ciada venta del departamento cartografico de la Academia, trato de profundizar en los procedimientos graficos elementales y pro- puso la realizacién de un atlas de las relaciones espaciales. En s4 RITTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA este trabajo Ritter defiende que para la comprensién de las rela- cones espaciales es necesario servirse de la forma y del numero. No es dificil poner en relacién esta propuesta con la tesis pesta- loztiana de que «cl origen de todos nuestros conocimientos se encuentra en el mimero, Ia forma y la palabras* Por forma en- tiende las figuras geométricas, es decir, sec ates teal spi Gl pS a ere oe ee eae ae rss, ae ase a ee oh meen oferty ane eR a eis ven meres es hee eee fain dene sok comme are ena sg Area apr (que darian a st ver acceso a una serie eminentemente sucinta y con- densada de representaciones que se recubren mutuamente; entonces Se podria poner en evidencia inmediatamente lo que depende de sus figuras geométricas, teniendo en cuenta todos Jos fenémenose. En lugar de permanecer anclados en la pura descripcién, Ritter propugna la utilizacién de figuras geométricas, con un uso seme- Jante a como se Inabian enipleado en la terminologia boténica, y “deberia haber afadido— en Ja ensefianza pestalozziana, Piensa que la superficie de! globo podria dividirse horizontalmente «en un cierto mimero de figuras geométricas, no arbitrarias, sino con- forme a la naturaleza de su extension, es decir, de mayor © menor tamaior, Su combinacién facilitaria el avance de la ciencia geo- gréfica hacia Ia reflexion verdaderamente cientifica y daria preci- sidn a la terminologia, evitando el cardcter escoldstico y estéril de la geografia, Como ejemplos de esta utilizacién, el cuadrado podria representar a Espafia o al Peloponeso, el rectingulo a Anatolia, el romboedro a Tesalia, el triéngulo a Africa 0 América del Sur; pudiendo indicarse sobre las figuras con signos + 0 — cl exceso 0 falta de espacio figurado respecto al real. La figura puede fragmentarse 0 agruparse, asi como considerarse a dife- rentes escalas, y sti andlisis permitiria determinar territorios con formas idénticas. De esta forma, , Jo que permite también conocer sus particularidades. El sentido de todos estos céleulos es grande, piensa Ritter, puesto que +las relaciones espaciales permiten generalmente hacer sensibles la na- turaleza real de las relaciones geogréficas, que sin estos datos per- ‘manecerian ignoradas», De su platonismo procede, como no podia ser menos, el orga nicismo ritteriano Pero en este autor tiene también, sin duda, ‘una base biologica, que procede de sus conocimientos de anato- mia y fisiologia, adquiridos en los cursos de Géttingen, y de la ‘cual surge el impulso para realizar una geografia comparada como ciencia andloga a la «anatomia comparada» Pruebas de este pro- fundo organicismo ritteriano serian las repetidas alusiones al cuer- poy a los miembros del cuerpo terrestre, al alma del mundo, asi como su decidida afirmacién de que las fuerzas que organizan el sistema terrestre «actdan de una manera andloga a la actividad fisioldgica que determina la vida de los organismos vegetales y animales» Ritter trata de reconstruir la unidad del Todo a partir de la observacién, progresando de lo simple a lo complejo. Con ello no hhacia, otra vez, mas que seguir una de las reglas fundamentales del méiodo pestalozziano que propugnuba: eaprende « clasificar tus intuiciones y a poser completamente lo simple, antes de avan- zara lo que es algo complicado».# Ritter piensa Tegar asi por la comparacién al establecimiento de leyes generales, y desde 1818 trata de obtener «la ley general de todas las formas importantes que reviste la naturaleza a la escala mundial y local», consideram- do que «s6lo con el concurso de las leyes generales de todos los 1s dominantes y fundamentales de la superficie de la tierra inerte y animada puede aprehenderse la armonia del mundo de los fen- menos» La preocupacién por la proporcién y el propésito de proceder siempre de lo simple a lo complejo, explican, por otra parte, algu- nos aspectos del plan de la Erdkunde. Se inicia ésta en efecto, con el estudio del viejo continente, y concretamente por Africa por ser éste el continente mas simple. En cada caso parte Ritter del conjunto de altas tierras interiores que Ritter, siguiendo en esto ideas de Kircher y de Buache® considera como el mticleo esencial y primigenio de cada continente. A continuacién los rfos esta- {LOS PADRES PUTATIVOS DE 1A GEOGRAFIA CONTEMPORAS!A 7 blecen el contacto a través de escalones intermedios entre ese nivel y las tierras bajas que forman «una amplia corona de extensiones ¥y depresiones variadas».” Estas tres formas principales y sus com: ‘binaciones constituyen los grandes rasgos de los continentes. Lo que le interesa a Ritter no es la posicién absoluta de estos conjuntos, sino mas bien su posicin relativa entre ellos y res- pecto al conjunto del planeta, a la vez que se interesa por Ia influencia de estas formas y disposiciones sobre la naturaleza (rei- nos vegetal...) y la historia de la humanidad. Las formas fluidas (aire, agua y fuego) «rodean al globo terrestre totalmente en pro- fundidad (el fuego) y en altura», y los cuerpos de los tres reinos de la naturaleza se integran en la obra considerdndolos en su pro- pia organizacién y estructura, en su posicidn en la superficie del globo, y en sut relacién con Ia historia de la humanidad en tanto ‘que elementos dominados y transformados por ¢t hombre” FINALISMO_Y DETERMENISMO BN RITTER De Ia forma y de las proporciones extrae Ritter muchas conse cucncias sobre el destino ae los pusblos y de la humanidad. En cota via fue sin duda impulsado por su concepeién Rnalista de ta ewote y de in geograiay une concepion que —omo 9m avi ta Ratecl— le hace heredero espirtual de J. G- Herder Como buen idealists y ferviente cristiano, Riter concebia el mundo como organizado sogin un principio de Sinaia y la historia como cxpresén de la voluntad diving. ello hay que afadir la tradi Gidn que interpreta las caracersticas sociales y 1a varabilidad Bistrica a partir de In accin del medio fsico. Dichas interpre taciones adguiieron gran importancia en la Tustracion como for mia Jo explicar las desigualdades evidentes entre los pucblos, las Canles comtradccfan las ideas sobre Ia perfecciny ls igualdad de ta nafursleza humana. De todas. estas raices procede ef llamado determinismo de iter, su pretension de explicar los hechos humanos en funcion de los fendmenos fsicos. Un determinismo que es una mezla del Stbleatallame de la Tastracién y del teleologizmo propio de las ones roménticas ¢idealistas SON ak del encontrar en li Obra de Riter textos de mati claramente determinit, ralista 0 providenialss.Textos en los 58 RITTER: LA NATURALEZA Y LA HISTORIA que la naturaleza, bajo.el influjo de leyes césmicas superiores de- termina el destino.de los pueblos, predestina a unos al trianfo'y al-dominio y condena a otros al inmovilismo y la sumisién. De hecho, Ritter expresa”bien tempranamente su confianza en que Negara un dia en que cientificos ecapaces de aprehender de un sdlo golpe de vista el mundo natural y el mundo humano» estarén en condiciones «de predecir a partir de datos generales, la cadencia necesaria a la evolucién de un pueblo dado en un lugar dado y ‘que deberia ser fijada y adoptada por este pueblo para que acceda 1a la prosperidad impartida por el Destino eterno». En parte, este ces el objetivo que se propone en su Erdkunde, en el que expresa su preocupacién de ver «el papel de los procesos internos de la naturaleza inmaterial o cortada del exterior, en el desarrollo del hombre, de los pueblos, y de los Estados." Ritter considera que la influencia de In naturalera se deja sentir tanto sobre los pueblos como sobre los individuos, pero mas sobre los primeros que sobre los segundos. Los pueblos, al igual que los hombres, «son Ia re- sultante de dos componentes, una espiritual y la otra fisica» y todos los pueblos xestin sometidos a la influencia de la natura: leva, Incluso si ésta ne parece expresarser Ritter insistio siempre —como veremos— en describir el orden subyacente bajo el desorden aparente de la superficie del planeta, y ereyé descubrir ese orden como expresi6n de infinitas fuerzas en interaccién, Estas fuerzas, identificadas con leyes césmicas su- periores, explican la disposicién de ticrras en el planeta, lo que, a sia ver, influye en el devenir de Ia humanidad, ya que, por ejemplo, ‘sel hecho de que los continentes tengan superficies diferentes ex: plican In potenicia de los pueblos y Ia posibilidad que les es dada de dominarlos». Por consiguiente, cree poder afirmar que «el azar aparente que preside la disposicién relativa de las masas de tierra refleja una ley césmica superior que ha determinado necesaria- mente todo el proceso de desarrollo de la humanidad>4 La disposiciéa general de la superficie del globo explica tam- bign el triste destino de determinados pueblos que no logran generar culturas superiores. Es el caso, en particular, de Africa, donde «as condiciones naturales y husmanas han rehusado al cuer- po inarticulado de Africa toda individualizacién», Debido a su fuer- te compacidad y escasa articulacién, y al hecho de que los con- trastes climsticos se reparten regularmente a un Indo y otro del ecuador que lo atraviesa, «todos los fenémenos de este individuo [LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFIA CONTEMPORANEA 59 terrestre (...) han conservado un cardcter uniforme y, sin embargo, particular». Es ello precisamente «lo que explica porqué el estado primitivo y patriarcal en el que viven los pueblos de ese conti- nente ha quedado fuera de los progresos y del tiempo, porqué parece deber ofrecer todavia durante milenios un asilo a la ela- boracién de un futuro desconocido». Para Ritter, ese continente presa del inmovilismo», sélo conoce desarrollos colectivos y «las plantas, los animales, los pueblos y los hombres no evolucionan cn ella individualmentes.© : ‘Las caracteristicas diferenciadas de otros continentes explican cl digtinto desarrollo de Ia civilizacién en ellos, Asi, en Asia Ia civilizacién ha podido surgir en las articuladas peninsulas meri- dionales, aunque el micleo central del continente «se ha encontrado privado de las ventajas inkerentes a sus articulaciones y de sus efectos», por lo que este emicleo central del continente asidtico hha ‘seguido siendo la patria monétona de los pueblos némadas: y las civilizaciones periféricas (China, Indochina, India, Arabia) «no han estado en condiciones de propagar su civilizacién al interior del continentes En el caso de Europa, por el contrario, ol micleo central del continente no constituye ningiin obsticulo, y no consigue aislar 1 sus miembros. Por ello, este individuo terrestre fuertemente compartimentado que es Europa hha. podide conocer, por el contrario, un desarrollo armonioso y uni ado, que ha condicionado desde el comienzo su cardeter civilizador yiha'dado a la armonia de las formas el triunfo sobre In potencia de Ta materia. El mas pequeto de los continentes estaba, asi, destinado a dominar a los més grandes. Lo mismo que Asia (...) estaba por st ‘modelado vocado desde el origen a hacer aprovechar a los continentes veeinos de sus riquezas sin por ello empobrecerse, Europa continen- te circunscrito a la zona templada, finamente articulado, dotado de lun ‘relieve a escala humana y de formas continentales y maritimas fgue se interpenetran, estaba particularmente predispuesto (..) aco fer lo que es exirafo (... Si se sabe que la vocacién (..) se ha encontrado confirmada a nivel de la historia universal, se sabe menos ‘que eso estaba de alguna forma inscrito en ella desde toda la eter: hidad; se atribuye el honor por ello al hombre curopeo, mientras que Este no le corresponde mis que en partes! Un aspecto que contribuye grandemente a dar la singularidad a Europa es su forma, en la que se encuentra «el contacto y la penetracién recfproca mas favorables, lo mismo que el més per- o RITTER: LA NATURALEZA Y LA, HISTORIA fecto equilibrio entre las oposiciones de las formas s6lidas y fluidas al nivel del globo terrestres Ello hace que no se encuentren en este continente las desventajas de Ia fuerte articulacién y disgre gacién del archipiélago indonesio, ni la compacidad de Africa, formas ambas que resultan «muy poco favorables para la evolu: cién que hace salir a los pueblos del estado de barbarie primi tivas, Frente a estos extremos, «Europa, lejos de inhibir, estimu- la», por lo que ‘en tanto que individuo terrestre quizés aparentemente menos provis- to de dones naturales, Europa estaba, efectivamente, destinada = con- vertirse en cl crisol de las riquezas y las tradiciones det Viejo Mundo al mismo tiempo que un lugar privilegiado para el desarrollo de | actividad intelectual y espiritual propia para absorber y organizar el conjunto de la humanidads? Por iiltimo, el Nuevo Mundo posee también su destino. Por su posicién maritima América del Norte «estaba destinada a ser descubierta en varias ocasiones por navegantes europeos y no por asidticos». La parte oriental, por sus caracteristicas naturales (puer- tos, temperaturas templadas), «estaba desde el origen perfecta- ‘mente equipada para acoger una civilizacién de tipo europeos. Y en suma, cesta parte del planeta, més aiin que Europa, estaba destinada 2 extender Ja civilizacién humana»? Frases como las que acabamos de reproducir podrian reunirse ‘en gran niimero® Sin embargo, conviene advertir que su deter- minismo innegable fue a veces libremente acentuado por los tra- ductores a otros idiomas, que en ocasiones inclulan adjetivos, que no estaban en el original, sobre la fatalidad de ciertos desarrollos.” En su examen de la relaci6n entre medio fisico y desarrollo histérico no podia dejar de constatar que algunas tierras que pa recian predestinadas por Ia naturaleza para desempefiar un im- portante papel en la historia de la humanidad no habfan alcan- zado gran desarrollo, como ocurre por ejemplo con el conjunto de Islas que se extienden desde Ceildn a Nueva Guinea, situadas en una posicién planetaria extremadamente favorable. Sin duda, ello podia explicarse desde su propio razonamiento geogrifico, esgri- miendo una especie de umbral de articulacién por encima del cual los efectos positivos de ésta dejaban de actuar. Mientras que la articulacién tierra-mares era perfecta en Europa, Indonesia re- sultaba excesivamente dividida en multitud de islas, y por ello el desarrollo cultural y econémico no podia producirse. 1LOS PADRES PUTATIVOS DE LA GEOGRAFA CONTEMPORA WES 1 Pero ademés, hay que tener en cuenta que Ritter conocia bien, ‘como hemos visto, la obra de Hegel, para ser matizado en Ia con sideracién de las relaciones hombrenaturaleza. Como hombre de su tiempo, reconoce explicitamente que «la ley que dirige el mun- do del espfritu es diferente a Ia que rige el mundo fisico» y con. sidera que «en los encadenamientos de causa a efecto que la naturaleza y la historia nos muestran», es de prever, puesto que el planeta parece tener una vocacién mas noble revelada por la conti- nuidad hist6riea, una organizaciOn superior que no seré por tanto puramente fisica. Esta organizacién debe ser fundamentalmente diferente de la de los organismos naturales Hevados por el pla neta» Por tltimo, era dificil desconocer que el espectacular desa- rrollo econémico y tecnolégico que estaban conociendo los paises europeos desde el siglo anterior permitia evadirse cada vez mas de las servidumbres del medio natural. Por ello no es extrafio que junto al claro determinismo de los textos anteriores puedan encontrarse otros mucho mas matizados, que podrian esgrimirse en favor de un Ritter no determinista. Uno de los lugares donde ello puede observarse mis claramente es la comunicacién a la Academia de Ciencias de Berlin en 1833. Al estudiar el factor histérieo en yeografia reconuce explicitamnen- te Ia disminucién del peso de la naturaleza ante el progreso de la civilizacion: +Bs evidente que en la influencia que han ejereide implicitamente so bre la evolucign de los pueblos y de las civilizaciones, las fuerzas nate: rales han debido aflojarse a medida que aquélios ‘progresaban (.). El mundo civilizado, el mismo hombre, se desprenden progresivamente de las trabas que les impone la naturaleza y su morada, la Tierra. Se puede decir, pues, que las influencias ejercidas por las) misn ‘iones ‘naturales y las mismas posiciones terrestres de los ‘construidos en el universo no han seguido siendo idénticas a si mismas en el transcurso de las edadess.® Ritter facilita numerosos ejemplos sobre ello, y seilala, en particular, e6mo «los progresos de la navegacion oceanica han modificado completamente la posicién de las tierras, de las islas y de los continentes en la superficie de Ia tierrax;® como los ‘Alpes

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