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Los R«TOS DEL JURlSTA INTERMACIOMALISTA


EN La COMTEMPORANEIDAD”

Andrâs Botero Bemal°”

SulzAelo
I. Introduccldn. II. Pedanterla del Intemaclonallsta. Ill. La transdisclpllnariedad y
la transdlscursividad. IV. Eflcacla simbdllca. V. El slndrome normadvo. VI. Las
macro- ofganfzaclones. VII. La especlaltzacién. VIII. La funcldn judicial. IX. El darecho
intamadonal como gestidn social. X. El legalismo: ritual del abogado. XI. La
lneflcecla y la coerclbllldad.
XII.Las nuevas formas de Intervencldn. XIII. Concluslones.

I. lMTRODUCC!éN
En primer lugar, debe aclararse el tftulo propuesto. Empecemos sef\alando que
se aluda al jurista en vez de al abogado. Esto se explica histdricamsnte con
aquella dlferencia fundada en el honor y en et saber, propia de la âpoca del
derecho romano y que sobrevivi6 hasta la contemporaneidad.’ Serjurista
lmplica un ideal del abogado responsable. Enhances, el abogado que gula su
accidn par madlo de una visl6n rasponsable y cosmopolita* es a quien se
considera en este trabajo como jurista.
En segundo lugar, es importante senalar que el derecho Intemacional
enfrenta en la actualidad diversos retos, Bles como la lucha contra el
terrorlsmo.3 Pero los retos propios del derecho intemaclonal no son
necesariamente loe retos del jurlsta

* Mte artlcuio fue publTcado en el Anuarlo Mexlcano de Derecho lntemaclonal, vol.


IV, 2004, pp. 251-288.
^ Abogado y llcenclado en fllosoffa y letras. lnvasggador de la Unlversldad de
Antloquta (Colombia). Docente unlversltarlo en los cursas de daracho Intemacional yfilosofla
del derecho. Qulen desee lndagar sobra eata dtferencla entre atx›gado y jurista, remftase
a: Botero Bernal, Andr0s, °13reve hlstorla de la profesldn y det saber jurldico", an Ossa
Londof\o, Jorge (ed.), Parcslas y horizontes: un encuentro con tas disciplinas, Medellfn,
Btog6nesis Fondo Editorial, 2002. pp. 19-36; igualmente, Molterac, J., lnlctaclbn de la
et›cgac/e, M0xico, Porrña,
1974, 235 pp.
* Sabre este concepto. v0ase la Introduccidn de ta s!guIente obra: Botero Bemal,
Andr0s, Papel del Intelectual: pasado, preeente y Muro, Mede1IIn, Edltorlal USI3,
2002,220 pp.
’Sobre este punto an concrato, resulta muy Ilustrattyo e1acéplta de“Coyuntura Intemaclonal°
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contenldo en el Anuarlo Medcano de Derecho lntemacional, M6xlco, IU. UNAM, vol. II, 2002.
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intemacionalista. Si bien existen retos comunes, no todos denen esta


caracterlstica. Es por ello que, para ser mas prscisos, se aludirâ a los retos
que debe asurnJr el jurlsta intamacionalista, algunos de los cuales, valga la
pena repetirlo, son tambl6n retos del derecho intemacional.
En tercer lugar, se haré una enumeracl6n de los retos del jurlsta
lntemacionallsta, sin pretender bajo ninguna dptica ssñalar que 9on los dnicos.
Es mâs, los ratos que a continuacidn se presentarén, en ciertas oportunidades
se diluyen y puedan ser inadvertidos, o en otra9 oportunidadas se presentan
varlos de ellos de manera conjunta. Io cual implica que asumirlos supone una
toma de po icldn compleja, pues no serla razonable asumir uno ignorando los
otros. En consacuencla, no hay absolutos rodeando este escenario, hay hechos
sociales en diâlogo con la norma.
En cuarto lugar, muchos de los retos que se enunclarén a continuaci6n
permiten servir de claves de interpretaci6n de fendmanos socio-jurtdicos dlferentes
al derecho intemacional. Del sindrome norrnativo no edlo padece el derecho
intemaclonal; incluso. los sistemas normativos no jurldicos pueden verse
afectado9 de dicho sindrome. Sin embargo, se hace un especial hincapiâ en el
âmbito intemacional, puss 6ste es el que ocupa al jurista intemacionali9ta.
En quinto lugar, el presente trabajo fue ponencia en el VI Encuentro
lntemacional de Juristas, en el marco de la Feria lntemaclonal del Libro de
Guadala]ara. Ademâs, se funda en una investigacidn reallzada dentro del
Grupo de Investigacidn da Bioantropologia de la Univereidad de Antioquia,
danominada: °DIagn6stico general de la aficacia del sistema jurldico
colombiano”.

II. PEDANTERIA DEL INTERNACIONAMSTA

No es mâs que una pedanterla, cuando el abogado (no jurists)


intemaclonallsta considers su ejarclcio profesional como la panacea sociat,
ignorando o despotricando de los sistemas jurldicos Intemos y de los dsmâs
saberes. Es trlste ver cdmo la arrogancia de algunos operadores jurldicos sdlo ha
servido para entorpscer la puesta en marcha de un sistema jurldico intemacional
que reclama manos normas y rnés compromlso vinculante. E( derecho por el
derecho no es mas que una abomlnaci6n. Defender la legalidad por encima de
los Intareses humanos y sin Importar el costo social es algo pat6tico. El derecho,
por mâs que Io desee, rto se Justifica a sl mlsmo, de modo que intentar legitimar
las normas juridlcas a partir del proplo derecho es deshumanizar el sistema
jurfdico y condenarlo a que se convlarta en un macanismo de domlnacidn. un
medio del poder arbltrario de tumo para clmentar sus tentéculos. Por tanto, la
ausencia en buenos sectoras de la comunldad intemaclonal de una cultura
jurldica crltica y la instauracl6n da una mentalidad lagall9ta, aquella que expllca
yjustiflca el derecho por el darecho, es uno de los varios factoras que caotizan el
quehacer diario. El darecho cuando estd al servtcio ds los factoras reales de
poder arbitrarios e irresponsables es un pellgro, pues dlsfraza como damocracia
a una oligarqula, como humilds a un imperio orgulloso, embaduma de legalldad
lo que es ilegldmo, ocula al dictador bajo la dama apariencia de un fllântropo. El
derecho al servicio del poder Irresponsable niega cualqulsr gestidn social,
aunque pretenda actuar en su busquada. El derecho al servicio del poder
arbi1rario es piel ds oveja
que cubre a un lobo sanguinario.
Los Rsros oez JURISTA INTERNACIONALISTA M u @ONTEMPORANEIOAD 271

Entonces, el primar reto del jurista intemacionalista, sin duda alguna, es


reconocer la existencia de 6rdenes sociales diferentes al derecho. evitando ast
la pedanterla que padecieron otras esferas de lo jurldico. Yno es para rnés aste
Ilamado de atancidn, dado el auge del derecho intemacional an al proceso de
globalizacidn que actualmante se viVB.
Es tan lmportante un ejercicio crldco y responsable de la propia
conducta del jurista intemaclonalista, que sl asumlr este reto es preludlo
ineludible para la cabal comprensidn y la adscuada acci6n frente a los otros
retos que estén por exponeme.

III. I-A TRANSD1SC1PLINARIEDAD Y LA TRANSDISCURSMDAD

Otro sjemplo de la concepcidn que justifica al derecho por el derecho mismo, es


la poslcidn dominante en las facultades de derecho que deflnen a su objeto de
estudio con elementos estricBmante jurldicos. Dado el punto de partida sentado
en este trabajo, una nocidn de darecho parte de Io histdrico, la social, Io
polltico, Io deontoldglco, etc6tera. Creer que el derecho ee define a si mlsmo,
sin necesidad de recurrir a otras disciplinas y referentes, es pretencioso y
ademâs ed un acto de ingenuidad. La disciplina juridica es un proceso histdrico
msdlante el cual una asfera del sabsr sociopolltlco se sistematiza y organiza,
se e9pecializa, y construye prograsivarnente un objeto yun rnétodo hasa ser,
flnalrnante, canontzada (o acaptada) por varios colectivos sociales con
capacidad da adminlstrar una verdad en su mzonamiento, siendo entonces
calificada como tal: una disciplina.4 Esta aproxlmacidn al concepto del derecho
recurre entonces a la historia, a la sociedad, a la polltica (en sentido amplio,
incluyendo asl a la economfa), a los colectivos admlnistradores de verdad,
etcetera. Ignorarlo significaria una defensa del derecho como castillo de naipas
en el aire, pueG 9i se justiflca a sl mismo, ¿cdmo sa mantendria inscrito en Io
soclal7
Esto remite al que ea considsra el segundo reto del jurlsta intemaclonalista:
la transdisciplinariedad y la transdiscurslvidad. No se trata con ello de volver a la
antigua disputa sabre la rtaNraleza jurldica o no del derecho intamacional, slno
porel contrario superarla. En eete trabajo no subsiste de fondo una toma de
partldo ya sea par las tesls que defienden la juridicidad del derecho
intemacional o aquellas que Io niegan. Es claro que el derecho intemacional es
so/ genen's si se compara con otras esferas de lo jurldico, pero seguir en dicho
problema impedirla la enunciacidn de los retos propuesta en este trabajo. En
consecuencia, surge la transdisclplinariedad, en cuanto al jurista intemaclonalista, y
la transdiscursividad, en cuanto al derecho intemacional, como una idea concreta
para la superacldn del antiguo dilema ya expu0GtO.
¿Cdmo operarla dicho planteamiento‘7 Metaf6ricamantehablando, debe
asumlrsa la transdiscursividad como un vector que atraviesa varios campos
dlscurstvos para la cabal raspuesta a los fen6msnos jurfdicos Intemaclonales.
Esto eMge al jurista intemacionalista, y alll radica el reto, adquirlr (por Io manos)
un dlscurso competente

4 Esta nocldn se aproxima mucho a Ia que Ricardo Luclo da de ciencla, en un


texto
denomlnado “Educacldn y pedagogla, enseñama y didâctlca" (copla en computador).
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a la luz de cuatro saberes bâSico9 y fundantes del darecho lntemacional: la


economla, la polltica, la sociologla y el darecho. No se trata, puss, ds tener
algunas nociones bâsicas de estos eabares. sino de competencla9 adecuadas
de los mismos, lo que supone de una manara u otra un ejercicio
tranadisciplinar.
El asumlr adecuadamente este roto tendria como efectos inmediatos el
reconocer la existencia de elementos extrasistemâticoe que permltirlan el
adecuado reconoclmiento de la raalidad por parte del derecho intemacional.
Claro esté que bajo la 6ptica del dlsciplinarto (entendiendo par tal aquâl que
considera al derecho como un fendmeno aislado y aislable de lo social, y a la
ciencla del derecho como un ejemicio acad6mlco aislado y aislable daotroe
eaberes) esto caotizarla la organizad6n jerérquica, la estructura de divlsidn
absoluta entre el so/ion y el se/n, y serla el fin da toda pretension sistémica del
derecho intemacional. Anto tal crlt!ca, deba respondsrae de la slgulente manara:

a) La incorporacidn de elernentos axtrajurldicos al darecho Intamaclonat


permltirla la compren9i6n de fen6menos hasta ahora Incomprensibles bajo la
mera bptica dei sistema jarérquico formal, tales como los ejercicios
hegem0nicos dal poder que violan el princip(a de no intervencldn en los
asuntos intemos de otras

b) La transdisciplinariedad astarla Ilgada a un nuevo eJercIclo 4âco, en


tanto el jurista eerla consclente de las implicaclonee pollgcas,
econ6micae y sociales (ya no sdlo da las juridical) del derecho
irttemacional y de su proplo actuar.
c) En vaz de dlflcultarse una organizaci6n interna del derecho intemacional,
6sta se enriqueceria, pues partirla de descrlpciones de la realldad m69
fidadlgnoe. Con ocaslbn do la tran9dlscurelvtdad no podrla st derecho
lntemacional renunciar a conceptos como el de validez formal,
JerarquIzaci6n, sistema, etc8tera; rrlés biert sa obeervarla como un sistema
permeable en comunicacldn de doble via con un entomo, que a su voz ie
permlte su aubslstencla, en tanto funclonal, ysu adaptacldn constants. La
membrana, entonces, no serla frontera infranqueable, saria delimitadora
permeable.
d) La incorporacidn de elemantos extrasisternéticos, tal como aqul sa
propone, no implica una mera descripcldn de cdmo sl derecho es un
ejerclcio de dominacldn, renunclado asl a lae ventajas propias da la
conetruccldn del sistema jurldlco(tales como al estableclrnlento da limiter al
poder deem darecho, el esBblecimlento de osquema9 prevlos ds
Intarprotacldn de lanorma, jsrarqula normativa, etc6tera), puesto que el
ejercicio transdiscipllnado y tmnsdlscursivo requariré de una visibn
rasponsable que supone una actitud crldca que supers la msra
contingencia del acto de dornlnacidn, planteando en su reemplazo una
teoria que gula la accidn (faceta rnotivadora, ya no msra descrtptora, de
la disciplina jurldica).
e) Si bien es cierto que sobrevendrla clerta complejizacldn de lo jurldlco,
esto en vez de ser crlticable ee loable. Ya el caoe no es mirado par la
ciancia como un fendmeno mallgno, y lo complejo ya dajd de ser
sfndnimo de complicado.

Este aspecto merecerla un mayor anâllsi9, pero la brevedad exiglda para


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este tipo de trabajos acad4micos me permits sdlo hacer un comentario final: el )
urista tiene ante sl el reto de traspasar diferentes dlscursos para taner una
adscuada
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Los Renos DEL JURISTA INTERNACIOMALISTA ex w CONTEMPORANEIOAD 273

competencla en tomo al darecho Intemaclonal. Cuanto atraviesa los discureos.


siguiendo una Ilnea de fuga, que puede aer, por eJemplo. los estudlos de
género, arrastraré consigo conceptos clarlficadorea, necesarios para la cabal
compreneldn (artlculacidn) del derecho Intemacional ante el nuevo estado
de cosas. La transdisclplinariedad no es algo ajeno al derecho:

El mâtodo transdlsclplinario es una necesidad del proceso cognitlvo y por


to tanto una necesidad del proceso pedagdgico y no sdlo una moda como
alegan los dinosaurloe. Hay que enseftar las dlsclplinas, pero ambiân hay
queabrirlas a la informacldn da las otras discipllnas, pues al fin y al cabo
toda aquella que aprendamos y/o ensef\amos no se halla ert un solo nlval,
en una soda dimsnatdn, siempre es multinivel, polldimansional,
polisernéndco. multidimensional, unidad de to diverso y diversidad de la
unldad.’

IV. ErtcnctA aiusducA

La palabra eficacia ha sido objeto de centenares de estudios, an su mayoria


propios de la sociologla organizaclonal y de ta admlnisaacidn. Claro esté que no
han sldo pocoe los trabajos jurldicos que han indagado las turblas relaclones
enPe eficacia y valldaz de la norma, y ei alguna presupone o requiere de la
otra.
Para introduclr eete aspecto concreto, que ss parfila como un reto anto
para el jurista Intemacionallsta como para el derecho Intemacional, debe indicates
lo slguiento:

• "Se tomaré por eficacla la conformldad de la conducta 9oClal con la


conducta motivada por la norma. No se tendrd en cuenta la dlsgncldn
entre eflcacia, eflciancia y efectivldad, y el ndcleo duro da estos
t4rmlnos quedard comprendido dentro de Io que en esta investigacldn se
ha dsnominado como “eflcacia". La eflcacla es diferente a la valldez
formal de la norma, y se presupone en ests trabajo que las normas
exlstentes en el derecho intemacional son vâlldas formalmente (es
daclr, son parte Integrante del
ordenamiento ]urldico lntemacional), diasnostlc6ndoae entonces por
su conformidad con la conducta social relevante. Adernés, dabs
dlferenclarse eficacla de legitfmldad, Una norma legltima daberé ser en
prlnclpio eficaz. pero no toda norma sficaz es legldma; piénsess en el
caso de las normas que son cumplidas por el miedo a la sanci6n
(facdcidad del derecho) y no por un "arrojamiento" lsgitimador de la
misma. ¿Y cuâl ss la lmportancla de la Indagacldn de la eftcacla de un
sistema jurldico7 La respuesta la advlerten
Incluso los defensoreG del formalismojurldlco: la aftcacla general es
condlctdn de la validez de un orden jurldlco. Un orden jurldico con alto
nfvel de ineflcacia

° Rozo Gauta, Jos6, "La Inter-tran8-mulddlacIplInarIedad: una alternatfva al pansamfento


fragmentado y a la en8eñama dictatorial", UnI•PIurt-Verslded, num. 2, vol. 2, 2002. p.
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16. lgualmente, se recomlanda la lecture de Morln, Edgar, C/ezic/a con conscfancfa,
Barcelona, Kalr0s, 1-982.
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dende a ser reamplazado (ejemplo: la revolucidn que instaura un nuevo


poder polltlco, o el desuso durante un parlodo prolongado de una norma).
Independlentemente da su valldaz formal. Estos aapactoe sorén
desarrollados rnds adelante.
• El concepto da eficacla slmb6llca desborda Iojurld)co. Es rnés, su
esbozo sa debe a la antropologla y a la sodologla. Sin embargo, la
manera en que L8vt- Strausg® toma esta concepts no correspondeala
forma como aqul se asumlrt. Igualmenta, ya extsten atgunos
trabajo9jurldicos que parten da este concapto, sn los cuales se apoya,
parcialmente. st presents texto.’
• El tema de la eflcacia, ha sldo objeto de Importantes estudlos jurldicoe.
Recu4rdese, sdlo para msncionar un caso, como Kelsen, dentro da su
teorla pura del derecho, funda su expllcaclbn de la revoluc1dn y de la
costumbre como elementos extraslstern5ticoe incorporadoe al Interior de
la pirémide a partir de juicios de eficacla. Es rnés, saftala —qulen Nera
calificado como el jurista del siglo XX— que si la norma fundamental, que
se presupone, no es eflcaz, entonces toda la pirémlde jurldica pardaré su
vatidaz. Sdme9e a Io anterior la preocupaci6n det positivismo en su
vertlente realista en tdentlficar la eficacia de la norma (frenta al juez) con
la valldez de la misma, llegando a sef\alar en rnée de una oportunidad que
lanorma ceré tal si 6sta pravtsiblementa serâ acatada por los jueces (en
santtdo amplio). Entonces, para osta Invesdgacibn, no puede caerse nl en la
poslci6n exbema de Tdentlficar validaz con eficacia, pues es Indudable la
existencia de postuladosjurldicos ineflcaces (como la norma reci6n creada
yque apenas emplem a ser puesta en circulacidn social, o la norma due
esté camino a desuso, entre otras casos); pero tampoco puede
aceptarse que la valldez y la eficacia son tgrminos stn ninguna relacl6n
entre sl, pues de aflrmaree tal casa caarlamoe en una pedanterla que ya
fue puesta bajo lents de sospecha, la cual conslstlrla en que el derecho ee
ocuparla de Io ideal (el sistema vâlido de modo formal)
indepsndientemente de sus consecuencia9 sociales, cayendo da suyo en
un ordenamlento ds espaldas a la realidad. Lanorma Ineficaz en todo el
sentido de la palabra(es dscir, incluso la que carace de eficacla
eimbdllca), tiende a perder con el paso del tiempo su funcidn social, e
inclueo su propia validez; sdmese a esto que una norma jurldica para
regir en el campo del “deber ser• requiere un "ser” (la ley, una

°Concepto presents an varlas ae sus obms. L0vl-Strauss, Claude, Mala ysigntflcedo,


Madrid, Allama Editorial, 1987; e /d., Antropobgla estrustural, Buenos Atras. Eudeba, 1968.
Un excelerite acercamlsnto a este autor en Pâez Dlaz de Lebn, Laura (ed.), V'e/t/erzfes
cozitempoz8noas def pansamlento ñenc4s: enseyos y fextos, M6zico, UNAM, 2002,
pp. 1B9-257.
Garcfa Villegas, Mauriclo,“El derecho como irstrumentode cambiosoclaF, Rev/sta
Fecu/lad de Deiaoho y Cfsnc/as Polltices, Universldad Pordflcia Bolivarlana, ndm. 86,
1989, pp. 29•44; Id., Eficec/a slmbbllca dai la/echo: examen cb s/fuacbnes co/omb/arias,
Bogotg, Unlandes, ie93, aos .; Sousa Santos, Boaventufa e Id., El caleidoscopto de las )
ustlclas en Colombia, Bogoté, Siglo del Hombre editores, 2001, B. I y II.
^ Asl, por eJemplo, Rose, Alf, Sodre p/ derecho y la /tzs//c/a, tlad. de Genaro R.
Carrtd, Buenos Atres, Eudeba, 1963, pp. 71 y 91. lgualmente, Id., El concepto de
valldez y otras ensayos, trad. de Genaro R. Carrt6 y Osvaldo Paechero, Buenos Alree,
Centro Editor, 1969.
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Los REToS oEL JURISTA INTERNACIONAMSYA EN Lx COwreuno ei 275

existencia verificable en al mundo ontoldglco). Entonces, ¿cual puede ser


el camino de comunicaci6n entre la validez y la eficacia† Son varios los
trabajos que han propuesto soluclones Interesantes,° pero adolecen de
implementar un nuevo concepto que c arificarte varios momentos de
cornunlcacldn entre la validaz y la eficacla: la norma lneficaz en el mundo
de la vlda, puede ser rnuy eficaz en tanto eimbolo. Asl podrla aflrmaree
que las normas buscan algdn grado de eficacla (aunque no todas Io
logren), Io que resulta objetode sospacha es qu4 grado de eflcacia.
• En este trabajo se parte de un projuiclo, como en todo: la norma juridlca
dene vocacidn de eflcacia. La vocaclén de eflcacla no supone que sea
eflcaz en el mundo de la vida. All( se juega el reto del jurista
intemacionallsta: estar en actitud crftlca frente al derecho y la forma en
que &ste busca ser eflcaz, pues hay normas juridico intemacionales que
son creadas con un ânlmo slmbdlico cuando la visi6n rasponsable del
jurista IndicaJa (luego de la argumentaci6n del caso) que ellas deban
tensr, adamés, una eficacia material.
° Ahora bien, como ya se dljo antes, sobre la eficacia del derecho se ha
escrito bastante, pero no es el interâe de este texto arrojar como
resul1ado un estado del arte sobre la eficacla y su relacidn con la validez
de la norma, slno identificar aspectos-hechos concretos donde la norma no
es eflcaz, Independientemente de su valldez formal, la cual se va a
presuponer tal como ya se anot6. Igualmenta, en eete texto no se
indagaré por el efecto sobre la valldaz formal de una norma ineficaz.

Entonces, una vez delimitado al campo de este capltulo, debe Indlcarss que
una de las caracterlsdcas propiae del derecho intamacional contemporânso
es la relacionada con el profundo abismo entre valldez y eflcacia, eeto es, el
problems de la eficacia slmb6lica.
La eficacia slmb6lica ha sido un fendmsno que data de antiguo, y ademés
supone, generalmente, un aparejamiento con obos fen6menos que sa
describirân en este trabajo (el slndrome norrnativo, el rltuallsmo de la norma,
etcâtera). Un ejemplo hist6rico de una norma con un trasfondo slmbdllco que
tarmina 9ustituyendo a la eficada realwoddiana de la mlsma, ee el stguiente:
fray Diego Bravo, en una obra dtulada Manual de asc/fdamos fitil
ynecese/fopa/a /os legados y escfitures focantes a la Older d'e San Francisco,
de Io regular obfiarvencia; es expllclto en condenar desde al derecho
ecleslâstlco y deade la regla del orden, la aceptacldn de herenclas
teetamentarias par parte de algén franctscano, dado que heredar es suceder el
derecho del dlfunto, casa que se opons al voto de pobreza del fralle pues
ésts los hace "incapaces de todo derecho civil". Sin embargo, el proplo fray
Dlego Bravo, a rangl6n seguido de la prohlbicldn, propone todo un rodeo
jurldJco para que una herencla pueda ser aceptada por los franciscanos ain
menoscabo formal del cumplimlento de su regla, y de forma tal que el slmbolo
religioso permanezca inc6lume:

° Entre estas trabaJos, una especial menctdn requlere: Gulbourg, Rca/do A., derecho,
sistema y raalldad. Buenos Alres, Actrea, 1986, Tf pp.
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276 ORk9 @OTERO BERNAL

Cuando algun testador qulere mandar, y dejar toda su hacienda a los


sobredlchos fmiles manoree de la obsewancla, porqua la encomlendan a
dios, o con alguna carga de misas, u otros oflcios, o porqua dene
devoci6n de hacerles limosna graclosamente de ellas para bien de su
alma, en este caso, para que sea vâlida la manda, en ninguna manera
ee ha ds decir, rti se ha de escribir, que los deja par heredsros, sino que
instituye par heredera a su ânima en asta manera: que quiera, y es su
voluntad, que se venda toda su hacienda por sus albaceas, y
testarnantarios, o otras personas, y que la canddad de maravedles que
de ella reeultare, se d6 Ilmoana a los frailer msnores de tal convento, o
se les compre Io que tuvieren necestdad, es saber, pan, vino, trlgo, o
aceite, etc6tera, a materialas para la obra.’°

De agta manera, sa testa a favor del ânlma, para que los blenae puedan
pasar a manos de la orden, garantlzando asl pafabienes al alma, muy
necasartos en su trânslto de esta vida a la obra. Existen muchos otros ejemplos
que pueden mencionarse, pero el interés del presente trabajo no es otro que
llamar la atencidn sobre el uso que hoy dia se ie da a la norma, en cuanto su
eficacia eimbdlica que sustituys, en vez de reforzar, la eftcacla qua se ha
danominado por oposicldn “real”. Pues bien, sobre la eficacia slmbdllca da los
preceptoe jurldicos ee ha dicho que:

Los contratiempos que surgen en la etapa ejecutiva conducen con


fracuencla a la ineficacia de las normas; suele entonces atrlbuirse la
rssponsabilidad de este fracaso, a la falta de previsidn de la raalidad por
parte dal creador del texto juridlco o a la incapacidad de las instancias
encargadae de la aplicacidn para llevar a buen t4rmino los objadvos
propuestos en la norma, o incluso a la falta de comunicacldn entre
ambae instancias,”

Naturalmante, este fracaso es evldente en cualquier materta donda se ha


quarido responder a un problema social con la msra expedici6n de normas,
pues, si algo esté claro, ee que el remBdio a un mal no radlca necasartamente
en el increments de la dureza del derecho, slno, entre otras coaas, en la
efectMdad de las medldas que imponga, asl como en el afianzarniento del
constants respeto a la ley y a los dorechos de los demâs por parte de la
poblacldn, cuestl6n que sa logra a partlr de controles socio-culturales
razonables.
Las diferentes normas intemacionales y man(festacIones de volunad polldca
en contra de la corrupcidn son buen ejemplo de hechos intemacionales
proclives a concre'tizarse en la instauracidn de un simbolo, muy Importante
desde el panorama polltico, pero sin que ello implique una real lntoncidn de
luchar contra la corrupcidn. En este caso puede observarse claramsnte cdmo
se la Juega en este fendmeno el

La clta fue traduclda a un castellano mds modemo. Puede ensontrarse la


referancla a fray Dlego Bravo en Lara Rddenas. Manuel Jos8 de, Con//arrefo/ma y d/en
morir: e/ d/sst/rso y la rapressntacibn de Is mue/te an la Hualve dal berroco, Huelva,
Dlputacldn Provincial de Huelva. 20o1, pp. 119 y 120.
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"Garcta Villogas, Maurlclo. “El derecho como Instrumento...", cit., rata 7, p. 37.
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Los ReTOs DEL JURISTA iNTERNAClONALlSTA EN Ln CONTEMPORANE1DAD 277

sindrome normadvo, que rnés adelante se expllcaré, y cdmo opara el juego de


poder que se ha cemido en tomo a la creaci6n y a la puesta en marcha del
mismo,1* un juego de podor que enfrenta el darecho a la realidad que viven
los individuos y las organizaciones, la cual se resiste al camblo, pretendiendo
que salga victorio9Q la norma. ¿Y cbmo se la juega en tanto eficacia simbdlica
Ia9 normas intemaclonates y las declaraciones pollticas en contra de la
corrupci6n† Dichos postulados Instauran un slmbolo que cimula en el âmbito
intemacional(el pals que emlte dicha declaracién o ratifica un tratado
intemacional que crea instrumentos para la lucha contra la comJpcidn, verâ
que creceré con ello su slmpatla mundlal) y nacional (dicho EsBdo haré circular
en cuanto medio comunicativo —formal o informal— pueda el sfmbolo
lnstaurado, para calmar presiones intemae que padlan acciones concietas
contra la corrupcidn); pero al momento de hacer cumplir los instrumentos
anticorrupcidn, la mâquina falla, alga sucede. Asi la obligatoriedad de la norma
lntemaclonal es objeto de manipulacidn pormadio de su eficacia. simb6lica, a la
vez que asl se reconfigura
y se fortalece (por Io menos momsnténeamente) el poder que tras ella sa
encuentra. La eficacia simbdlica en las normas jurldico intemacionalas de
derecho humanitarlo es muy funcional entre los sistemas violadores del
mismo. Surge entonces una intsresante paradoja: puede ser funcional para un
hecho la emisidn normativa en contra de éste; en otras palabras, un sistema
polltlco corrupts en ciertas cimunstandas optaré por la suscripcidn de normas
intemacionales conba ta corrupcldn, pues de esa mansra se afianza el elstema
corrupto, con tal que la eficiencla de dicha norma sea, tal como aqul se ha
denominado, simbdlica.
Otro sjampto dard rnés ilustracidn al respecto: es parcialmente funcional
para un sistema corrupto poner en evidencia 9u corrupcldn. En tanto rnés
cimule socialmenta la svidencia de la corrupci6n, el sistema corrupto podré
lograr mayor especiallzacidn a la vaz que el ciudadano comdn se alejard del
sietema (abstenci6n). Es algo asl como cuando el niflo escupe la sopa,
logrando de al manera que gsta quede s6Io para 6I, pero para que se logre
el efecto as necesario que los demâs Io vean escuplendo o sepan de ello. La
evidencia da la corrupcidn bajo los elector de eficacia simb6lica genera
impunidad, abstenclonismo electoral, e9pecializacidn de la corrupcidn,
d(sminucidn de los mecaniemos de partlcipacidn democrética, etc4tera. Claro esté
que el jurista no pueds osultar la corrupsl6n, mas bien su reto es ponerla en
evidencia recordando el deber de asumir un rot polldco porparte de cada cludadano,
y es esto dltimo Io que ha fallado en los medios de comunicaci6n al
momento de informarse sobre el acto de corrupci6n.
Con toda mzdn ha dicho GarclaVillegas:

El problema fundamental no sa limita entonces a la pregunta par la9


causas del fracaso del derecho, sino mas bien a la cuestldn de saber en
quâ madida dicho fracaso responde msjor a un Juego de poder dentro
del cual el derecho cumple una funcidn determinante. De esta manera,
el asunto no es que el
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278 AI'JDRsS BO o BeRNAL

derecho choque con la rsaI!dad qua ss raelste al cambio y por eso


resulta lneficaz; es rnés bien que la raalidad no cambia porque choca con la
reslstencla del derecho, el cual parsigue por sI mlsmo la ineficacla
tmaterIal].

Pero hay normas intemacionales que sdlo buscan una eftcacla simbdllca y
ello no es un reto para el jurista intemacionalista. Si por ejemplo un grupo de
Estadoe, o en el seno de una organizacidn intamacional que pueda expsdir
vâlidamente una norma jurldica, se toma la decisidn }urIdico intemaclonal de
Instaurar el “Dia intemacional del anclano desvalldo", es obvlo que dicho
postulado busca una eflcada simbdlica. Otro ejemplo podrta ser el siguiente:
cuando en los estatutos do una organizaci6n intemacional se sstipula que
ésta tenga el nombre de un Ilder, con el ânlmo de dar un sentido homenaje al
mlsmo y de publictar sus valores esperando que elrvan do ejemplo, esa
disposicidn de sus estatutos no Gene rnée efecto que la instauracidn dat
slmbolo y no tiene rnés expectativa que dicho simbolo circum con la intencidn
del emisor.
Lo que sl se constituye un reto para al jurlsa intemacionailsta es estar
slempre an acdtud de sospscha sobre las lntenclones sist&micas que buscan
que las normas que no sdlo tienan vocaci6n de eficacia simbdlica se agotan alll,
solicltando entonces que éstaa eyemon hacia la motivacldn de la conduct
socfal. El caso es claro con la Corte Penal Intemacional y el ca9o
toIombIano.
Colombia, no es un secreto, ha sido objeto de fuertes sef\alamIentos par
parte de varias instancias intemacionales, par la violacldn constante y
sistemâtica da los darechos humanos de la poblacidn.’4 Esto haca que, en el
entmmado polldco y econdrntco intemaclonal, asf como en el âmblto
naclonal frante a los medlos de comunicacidn y los diferentes colacdvos con
capacidad de presi6n, el tema de los derachos humanos y su proteccidn sean
aeuntos de debate y exigencla. Asl podrla pensarse que el estatuto de Roma de
1996 serla un duro golpe al sistema vtolador de IOG derechos humanoe en
Colombia, pero igual podrla ser un excalente recurso para lograr efectos
pollticos y econ6micos a corto piazo (plbnsese on el famoso Plan Colombia’° sl
9e quiere) mlentras las cosae siguen igual... todo dspande si dlcha norma
intemaclonal logra ser sficaz rea!mente a si se queda en un mero plano de
eficacia simbdlica.
Colombia ratiflca dicho estatuto, y asl Io hace saber em aspavlento alguno a
la comunldad intemacional y nacionai, pero guarda un prudente sllenclo an
relacldn con condicionamientos, expresados estoe dltimos en t6rmlnoe
lingoleticos especlalizadoe -y par tanto lnteligibles edlo para algunow que
pretende hacer de la

’* /d/zfem, p. 39,
• Mtce pronunciamlentoe intemacionales son enunclados por RamelllArteaga, Alejandro,
La ConsJ¿/sidn y e/ deraoho infemac/ona/ humeniferlo, Bogotâ, Unlveraldad Mtemado
de Colombia, 2000, 703 pp.; y Ambos, Kal, Impunidad y derecho penal/ntemacfona/: un
estudlo emplrlco dogrnââco sodre Co/omd/a, 8o/Ma, Perfi, Cft//eyA/gen0ne, Medellln. Dik0,
1967, 514
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1
° Pfogr8ma de ayuda ecortdmlca y mllltar a Colombia, sumlnlstrade fundamermlmente par
Estados Un1dos de Amérlca.
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Los RrroS oEL JURISTA INTERNACIONAMSTA EN in CONTEMno EIDAD 279

CFI un mero 9!mbolo.'° Se observa pues cdmo el derecho intemacional e9


objeto de una previa conduccidn encamlnada a anfocar su vocacldn de
efecdvldad a Io moramente simbdllco.
Entonces, ante semsJante estado de cosas la reaccl6n qua debe afrontar la
sociedad civtl es la reivindicacidn de la fus/za da la razonable,
plasmadaaspeciaimente en sus normas jurldicas Io cual sa logra, entre otros
mecanismos, propugnando porque sa Ie den las apropiadas interpretaciones a la
normadvidad vlgente, evttando, a cualquler costo, el sindrome normadvo. Se
debe, pues, contrarrastar la mera eftcacla simb6llca del derecho con procesos de
aficacla material,” es decir, sa deben croar no as que motivan la conducta
socialmente relevanta y que a su vaz se consbtuyan verdaderas gesdonadoras
dal desarrollo social fuara de todo interns partidista y
ve ngativo. Desde Iu B^ estos procesos racionales que se ie imponen a los
abogados como solucidn a los graves problemas normadvmvalora#vos ya
denuncladoe, exigsrt estudios profundos desde 6pticas crlticas, nunca bajo
mlradas ligeras mediocres. siempre abiertas a la discusi6n ya la delibaracidn con
argumentos claros y coherentes
en el marco del respeto da la indifsrancia.
Asl las co9as, los mecanismos de poder que propiciaron el surgimlento de
un derecho no gastionador del cambio social a pesar de aparentar qus sl lo hace,
ilusionan al ciudadano que con la sola emisi6n del discurso normadvo(incramento
de las penas a quien matare a otro, por ejemplo) sa obtendrlan reeultados (fin
ds los homicidioe), efectos que no han pasado de sersimbdlicos. El derecho
apareca, entonces, buscando el logro da una eficacia simb6lica alejada de lo
raal-cotidiano.


Colombia ratlftcd el tratado lnternaclonal que da orlgen a la Corte Penal
intemaclonal, para hace uso de la facultad contemplada en el artfculo 124 de dicho
tratado, que estlpulaba la no aceptacldn durante un periodo de siete altos de la
competencta de la corte sobre ta categorta de crlmenes de gusrm. Una vez fue puesto en
evldencia esta condicl6n par parte de algunoa medlos de comunicacidn, el Mlnleterto de
Relaclonas EXter!ores Intentd restarle importancla al asurito señalado mediante comunicado
del 2 de Sepdarnbre de Z002, que esta declaracl6n no slgntflca dejar en la impunidad
dichos delitoe nl evhar que mean juzgados, por cuanto su juzgamisnto compete, en
cualquler dempo, a los Juocos nacionales. Segdn dlcha comunlcacldn, esta declaraci6n
puede ser retirada, a Juicio del Ejecutlvo, en cualquler momento, aunque da efectuarse
posteriormante no podrla volverse a formular. lgualmente, varios sectores oficlales y grem!
aIes han defendldo este condiclonamlento a la pussta en marcha de la CPI en Colom-
bia, en tanto es una puerta ablarla a las nogoclaclones de paz con los Orupzs
alzados en armas. Pero, lndapendlentemente de estos comunlcados s lntanclonee, oe
evldencla cdmo la ratiflcacidn de la CPI par Colombia buscaba una eflsacla maramente
sirnb Ilea, esperando con ello, segdn varios anallstas, prasionar a los grupos armados
para entablar negociaclonos con
et goblemo.
” En otras palabras, como ha dicho un autor ya chado: “Esto no qulere declr, claro
esté, que basta Idear y promover una nueva represemacl6n de los hechos para poder
obtanar un camblo social; el derecho no cuenta con el monopolio del poderslmb llco; su
Incfdencla pueda estar neutrallzada parotras prdctlcas yotroe dlscursos; rnde adn, fuerzas en
oj :›sIcI0n e aquellas que posean la ibllldpd de fljar el sentido de las palabras del derecho,
pueden aproplarse en clertas coyunturas de las anunclados jurldlcos para proposer o
Imponer una Interpretacldn dlferenta de la prevista par 1as instanclas oflclales". Garcfa
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Villegas, “E1 derecho como Instrumarlto...", c/t., nota 7, p. 35.
280 /\NDR89 @OTERO BERMAL

V. EL SblDROME NORMATIVO

Sin duda, el derecho intsmacional esté siendo invadido por un fen6meno que
puede denominarse como el sindrome no/zziaWo, en vlrtud del cual todo
problema social o polldco se enfrenta con la msra producci6n de normas
jurfdicas de todas las clases y en todos los nivelee. Este fen6meno as
psrfectamsnte Identlficabls en todas los âmbltos territorialee del darecho y ss
asemeja, profundamente, a la Inflaci6n y a la devaluacidn, en la medlda en que
la gran expedlcl6n de normas jurldlcas —al lgual que la produccldn de
marcaderlas en serie- puede generar un notable descuido de la calldad en sl
proceso de creacldn de las mlsmas. De esta manera, al crecer su ntimero, no
logran cumpllr ya su funcibn: la carteza dsl derecho.’ ® A vecas, esta sltuacidn
alcanza unos nlvslas tan desasperados que —casl con manifestaclonaB
patoldglcaw qulenes creen clegamanta en lae normas plsnsan que, si el
problems no se rasuelve con ellas, debe acudiree a una reforma normativa
superior, es decir, se raafirma ol fracaso norrnativo impulsando uno nuevo.
Oe esta forma, pueden olrse en los sititos rnés lnsospechados voces que
claman por reformas al derecho Intemadonal para superar el confiicto (como st
4ste pudiera eer ellminado de la humano), la corrupcldn, etc6tera. Todo
pareciera querer solucionanse conlamempromulgac|dn de
unanonne,considecando que elderecho es el énico medio de control.
Asl las cosas, es evidente que la produccidn normativa en el 6mblto del
derecho intemaclonal se ha incremenado en los dlgmos tiempos. Por tanto,
ante este estado de cosas, un reto del jurista intemacionalista y del propio
derecho intemacional, serla el evltar que al incremento de la produccl6n
normativa no genere el sindrome

’^ Asl en Camsluttl. Francesco, Cdmo naca e/ derecho, Bogoté, Temls, 1989,


Monograflas jurfdlcas ndm. 54. pp. 5Q y 51.
"Tal y como se expondré postertormente, e1conftlcto no pxlrg ser ellmlnado par el
derecho, dado que aqu6l pertenece a lo humano y Io conethuye. De esto da cuenta
Dahrendorf cuando seflala que los procasos de plasmad6n de los soclal y de lo
cuINraI distan mucho da las Idaalldades utdplces do los misrno8, reconoclsndo con
esta la adstencla del confllcto en Io real-co0diano, en cuantdo dipute de raallzacldn, es
decir, de lntento continuo par rnodificer la exlstente desde la bdsqueda de las promesa8
Irtcumpl(das o su rotundo despreclo. M esta teorla el orden social se edlfica en las
arenas movedizas de las diferentes tenslonas soc/a/es que nunca desaparecen. Eeto
permits entender el camblo y al confiicto no ya como dasviacldn de un sistema "normal°
y equillbrado, sino como aracterisacas normalee y unlverealas de toda soc!eded.AI
respecto, véase capltulotercero ycuarto da Botero Bemal.Andrds y Muñoz Gaviria. Dlego
Alejandro, "Anéllsls soclo-)urldlco del proyecto de ley que crea el sistema de
reeponsabllidad penal juvenll {en llnea]”, Cuademos Elecbbnlcas de Dofitrtna Jurldlce, nñm. 1,
2003 f iflp://wed' .fi/osofIayderecho.corn/fiedj/numeral . Igualmonte, Baratta,
Alessandro, C'•rlrnlnologla critics yer/ac8 del derecho penal, España, S1gIo Velntluno
Edltores, 1998, p. 126. en Dahrendorf se encuentra la relvindtcactdn del confiicto como
connatural e la condlcl6n humana, aportando la trilogta cambto•confllcto-domlnio para la
comprensldn de la desvladdn social. Seggn esta enfoque soc1olbglco para el eetudlo del
confiicto, la irñegrectdn smial basada en consensos unlvercales es una reifiacidn que
opera como soflsma y, par lo Bnto, toma incomprenslble la dlnâmica social exlstente,
en este aspscto de ayuda a la camplemenacidn a a la complejfzacidn de la propueste
estructural funclonalista, al relativlzar el deberser devanldo del consansualismo.
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LOS POS
DEL JURISTA INTERNACIONALISTA EN In CONTEMPORANEIDAD 281
norrnativo, y con 6I no pierda vigencia el viejo axloma segdn el cual la lay se
presume conocida (nem/n//ma igno/are heat). por ello. urge replantear este
principio jurldico, en la madida art que ni el més hâbil jurisconsulto puede
conocer ni siquiera una peque9a parte de la produccidn jurldica lntemacionaI.*0
La norma, con ed elndroma norrnativo, tiende a perdsr su majestad y a
convertlrse en un bien fungible, suscep- dble de ser manlpulado en los juagos
de poder, un memento mâs en el comarclo, algo que puede negociarse.*'
Pero, sl bien es preocupante este uso desmesurado del derecho y la
rapidez de cambio de la norrnatividad, debe pansarea que no todas las normas
obedecen a tiempos de permanencia en Io social similares. Para explicar lo anterior
es necesario introduclr eJ concepto de velocidad. El mundo contemporéneo trabaja
bajo modeloe da profundo aceloramiento. to que supone que las esferae de Io
humano sean tocadas por este cambio do la relaci6n con el espacio y el tiempo.
LB9 I\Ormas, entonces 9on ajenas a esta dinâmica. Asl dentro del sistema jurldico,
unas normas, rnés que otras, estân bajo la mira do tiempo escaso o tiempo
abundante. Esto es de antiguo: Tornés de Mercado, dominico del siglo XVI,
sentenci6 que las normas que fijaban el precio de un bien dabian estar
cambiando constantemante, para evitar un precio injusto tanto para ol
comprador como para el vandedor, pero en cuanto a las dernés normas saflala
Io pamlCioso 9LIe pueda significar los cambios consantes de las mismas. Asl
las cosas, la visidn rasponsable del inv 8ador, del operadorjurldico, del polltico,
etc0tera, dsbe estar al tanto de las diferentes velocidades de las normas, pues
no es la rnisrno la durabllldad da la norma intemacional que consagra los derachaa
humanos, a la de la norma lntamacional que acuerda una tarifa arancelara comdn
para ciertos productos.
Dasde luego, sa sabe que las normas no son la dnlca arma para reduclr la vlolencia
y encauzar el confiicto. De nada sirve el darecho si no exists una verdadera
intancidn social de reducir los ba9tiones de la violencia. La norma porsl sola no
puede cambiar

^ Con razdn Descartes, el padre de la modemtdad, dIJo: °Ia multitud de Iayes lrve a
menudo de axcusa para los viclos, de suerte que un Estado estd mejor regldo cuando,
tenlendo pocas, ss obsewan estnctamente". Descartes, Ren0, 0/scurso de/ mâtodo, 17^
ed., BuenaB Aires, Losada, 1904, p. 47. claro estd que hay normas de las que se espera
camblan m8s rdpldamente que abas, coea que se analizard mâs adelante. Ahora bien, la
lnsegurldad jurldlca, sumada a la delincuencla, hace que los costos de transaccldn sean
altos, Como bien la sef\alan Edgar Trujillo Clro y Martha Elena Babel, en un trabajo (aun
sin publirar, haata donda conacemos) denomlnado Los costos econdm/cos de la
crlmlnalldad y la vlolencte en Colombia: 1991-1996: la crlmlnalidad y la insegurldad
JurIdIca hacen qus los comercfantes, al intercamblar blenes y serviclas, asuman un
rlesgo que finalmente se trastada a los preclos.
” Recu6rdese las palabme de Beccaria: "las leyes, que son, a debleran ssr, pactos
de hombres libree, no han sido par la comun m8s que el Instrumento de las pasiones de
unos pocas o nacleron de una fortulta y pasajera necesidad". Beccana, C4sare, De las
dollies y de
/es genas, Bogotd. Tennis, 1987, p. 1.
Cir. Mercado. TornAs de, Sums do batos y cantatas, ed. y est. Introd. De Restituto
Sierra Bravo, Madrld, Editora Naclonal, 1975, p. 174.
Para Luhmann, las contradlcclones "slrven a la reproduccidn del sistema medlante
la nocasarla repn:duccIdn de las Inestabilidades, ya que las dlspasiciaues del sistema de
lnmunldad pueden, pero no deben, ponerlas en marcha". Luhmann, Niklas, Sistemas
soc/a/as:/ineam/entos pare una fear/a gene/a/, Barcelona, Anthropos (M6xlco, Unlversldad
Iberoamerlcana; Bogoté, CEJA-Pontlflcla Unlversldad Javerlana), 1988, p. 334, con Io que
atribuye asl la taorla de las
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282 EDRMS @OTERO Beeu

una realidad que se resiste, puesto que la fuerza de Io real es mucho mayor
que la sola majestad de la ley. Por esto, dane raz6n el jurtsta atemân
Ubsrhofen, cuando al abordar la corrupcidn de los servidores publican, afirma
tajantamente quo Oste no es un problema del derecho penal sino de todo et
entramado soctal, dentro del cual et derecho es una de las tantas formas de
expresarse esa totalidad.*‘
Y como el derecho es una fomm de expresar to humano, debe tenures en
cuenta que no todo entra en el campo de regulaci6n de Io jurldico, pues
sostener tal cosa implicaria de suyo crear que el derecho no hace parte de la
totalidad slno que es la toalidad misma. Tornés de Mercado escribid haca yavarios
cientos de aflos, alrespecto:

Cosa que con todo conato procure el darecho, impedlr y csrcenar, tanto
que por disminuirlos, permite a las veses algunos males, viendo que
remsdlarlos todos por justlcia. serla por ventura mayor mat. Porque como
dico el adagio, querer guiar todos los negocios por razdn, es carecer de
raz6n, y ert(oquacer y guardar en todas las cosas el rigor de justicia es
sumamente injusticla y crusldad... Asf dice Santo Tomâs, la ley civil no
puede prohibir todas las viclosas.*

Esto Ileva a afirmar que el darecho, al ser una parte y no la totalidad,


establace un canal regulatorio no de todos los conflictos sociales posibles, sino
de aquellos que logran una relevancia social.^
Ahora bien, an t4rminos ocondmicos la axpresidn de estanPac/dn se utilize
para designar la sumatoria de recesidn, deeempleo e inflacidn. Pues bien,
parafraseando los anâllsis eson6micos, se esté frente a una estanflacidn jurldtca
cuando existe una gran inflaci6n normativa (aumsnto de la produccidn normativa
sin la toma de controtes paralelos), sumado a una devaluacibn del verdadsro
valor de la norma que conlleva a una profilaxi9 9OClal (entendida como el
intento de atacar todos los males de la comunidad Intemacional con todo tipo
de norma9),2’ y una mamada lneficacia del derecho, to que produce un Estado
en crisis y deslegitimizado: recesi6n jurldica.
Se hace necesario, pues, reactivar el llamado en contra de la recesldn
jurldica, que desds diversos sectores viene haclendo como lo evidencian las
siguisntes

cantradlcclones a una Inmunologla social. En este contexto aparece el derecho, cuya


funcldn esté Implicada en la comple)idad del sistema de Inmunldad. El sistema jurtdico,
entonces, se coretttuye coma una anttcipacl6n de poslblm conflfctas, deeestimuladorde
aparlclonas vlo!entes de los mlsmos y dador de formas adecuadas para su manejo.
^ Cfr. Uberhofen, Michael, /.a coinipolbn en e/rtszecto compa/ado, BuenosA!res,
CIEDLA-
Fundacldn Honrad Adenauer, 189Y, pp. 102 y 103.
Mercado, TornAs de, op. alt., noa 22, p. 204 (parâgrafos 235- y 236).
^ Sdn confundir el confllcto y conUadlccidn, debe dajarse claro que es Ingsnua toda
teona que nlegue su existenc1a en la cotldianldad soclal. Incluso las tesis consensuallstas
remiten de un lado al Ideal no conflictivosinnegar la realldad del confllcto, y de otro
reconocen la existencla del confiicto pero sef\alan el fundamento no confllctivo sin negar
la realldad dol confllcto, y de otro reconocen la edstencia del confllcto pero serialan el
fundamento no conflictivo tanto de Io social como del cordicto mismo. AI respecto, bien
señald Luhmann que no es posibla formular una tsorla de lo social libre de
contradicclones y conflictos. Luhmann, op. alt., eo\a 23, p 328.
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”Aslmismo: Ferrajoll, Luigi, derecho y Razdn, Madrid, Trotta, 1995, p. 411.
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Los Rnas oEc JURISTA lNTERNAC[ONAt.lSTA EN EA CONTEMPORANEIOAD 283

palabras: “En los tiempos que corren, vualve a ponerse de presents la


necasldad de una sabia leglslacidn como cond4io s/ne qua non de la
prosperidad y el dssarrollo econ6mico de las naGiones".^
Entoncee, si bien puede reconocerse cdmo el sindrome norrnativo ha sido
un factor generador de ineficacia en ol campo dal darecho panaf,^ es posible
afirmar que el derecho intsmaclonal pueda y debe aprender de ssas lecciones
histdricas. Y la enseflanza seria tan profunda como simple su formulacidn: el
darecho es un mBdio de control sociocultural, pero debs acompaflarse de otros
sistemas inmunoldgicos (en t4rminos de Luhmann) para el efectivo cumplimianto
de su mlsidn: encauzamiento paclflco de los cortfllctos. Dichos controles
paralelos son variados, tanto que enunciarlos puede ser una pretensl6n
Indebida, pero sa tlenen entre silos la educaci6n posibilitando un desarrollo no
solo cognitivo sino tambi6n afectivo a partir del contexto inmsdiato en que se
desenvuelve sl sujsto, brindar espacios para el libre esparcimiento. 8arantizar el
acceso al mercado laboral, abrir espacios culturales,
craar una cultura jurfdica rasponsable, posibilitar una mejor y mâs equltativa
distrtbucidn de las riquezas, reconstruir armdnicamante el contexto inmediato
del Indivlduo, entre otros. Pero estos controles socio-culturales no logran
desarrollarse adecuadamente cuando ss centra la atsncidn en ia penalizacidn y
en la represidn;*’ estos controles son loe que la sociedad democrética busca
revalorizar puesto que, como ya sa seI1ald, toda campaña que intents frenar el
aumsnto de la violencla a partir de estrategias dlsefladas desde el miedo y el
control de la segurldad pdblica ha sido, hiet6ricamente hablando. un fracaso.*

Caldas hlVlO, "Derecho escrito, derecho positivo. Codlflcaciones, desarrollo


econdmlco", d”fio Jurldlco, Bogoté, año 1, num. 17, 14 at 27 de Septlembre de 1998, p.
3, "Voces autorlzadas en la materta, par la profundldad en el anâllsls tebrlco
yconoclmiento,
se emplnan para alertamos de la crtsls del dsrecho penal, del I/acaso del sistema penal,
de la lneflcacla e lnoperancla de la ley penal, de la creciente dasconfianza de la
comunidad en la adminlstmcldn de justtcla, Incredulidad de la mlsma; crecimlento alarmarlte
da la crlmlnalldad, Insegurtdad pare las personas de4/en stc6tera". Guarrero Hem8ndez,
Israel y Moreno Ramlrez, Marlela dal Rosarlo,"Blen jurfdlco y simbollamo”, A/4 Kurnâ,
ftevfsfa Jurldica, Nleva, Unlvereldad Cooperativa de Colombia, sepdembre de 1997, p.
73.
"' Sin embargo, no se comparte en este trabajo que la educaci6n es garantla del
prc›greso social. Creer que la educacidn es la msdlcina para t‹xIos los males sociales es
sobreyalorarla, pero es Innegable que se constltuye en un memento Instltucional de
control soclo-cultural, de adapabllidad del IndMduo a un estado de cosas. Una ultima
aclaracidn: se endenda aqui par educacldn como la formactdn ocurrida en contextoe
InsUtucionaltzados socialmente, y por tanto ss acepta en ella una mediacldn del poder (la
educactdn es buscada por el poder, pues pra- ducs p‹xler); de tal manera, la "oficina de
9tcarios" (qua si bien maneja clerto pcider) no ss conslderada en este taxto como una
"institucldn social educadora*. aunque no puede negarse la Tnfluencia de dicho grupo en la
conducta de los mlembros que lo integran. Sobre la deftnlcldn de educacidn como la
formacidn ocurrlda en contaxtos Instltuclonallzados, véase a Vasco Urlbe, Carlas Eduardo,
Rallexlones sobre pedagogic y didâctlca, Bogot8, Minlsterlo de Educacldn Naclonal,
1990, ssrie Pedagogla y Currlculo num 4.
"Cfr. Restrepo, Luls Carlos,"Los tlemos de la libertad", Revfstg Unlverslded
deArittoqz/ie, ném. 236, 1994, pp. 86 y 92.
Sobre el control de la segurldad publica, es cbro cdmoalgunos cuerpos polfticos
confunden la lucha contra la crimlnalldad con el aumento del n6maro de pollclas, cosa
que queda patente leyendo...
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2B4 /\NDR2s BoTERO @ERNAL

Ahora bien, cabe hacerse esta cruda pregunta: ¿hay algdn interés enla
comunidad intemacional para la implementaci6n de controles socio-culturales
que reduzcan la violencia en el confiicto† ¿Seré acaso que 6sta puede resultar
ventajosa en el campo del derecho intemacional? Estos intarrogantes remiten a
un nuevo reto det jurista intemaclonalista: las macro-organizaciones. qua son las
que determinan este tipo de cuastionee.

VI. uxcao-oaoaxizxciouz9
Hace algdn tiempo, en pequeflas organlzaciones potfticae, una guerra, una
rebeli6n, la violencia gensrada por grupos delincuenciales bârbaros, eran
asuntos que disminulan una vez que alguno de los actores del confiicto obtenla
una victoria; es decir, en términos generales, habia una intancldn sist6mica real
da obtenar la victoria para dlemlnulr la intensidad al confiicto violento. En esas
4pocas, la guarra, asl como la delincuencia, eran Instrumentos politlcos muy
apropiados para mantener la cordura de los gobemantes y el contacto con la
realidad de los pueblos, mAxtma si se trata de pequef\as organizaciones
pollticas. Piénsese en esto: un gobemante de un pequeflo reino podia mentir
en cuanto asunto quisiese pero no podia dejar de ser sincero y bu9car la
cordura en los confllctos generadoe ya 9ean por la guarra o por la
delincuencia, para evilarde asa forma generar iluslones mAs peligrosas que el
propio confiicto, ilusiones que atentarian contm la eficacia militar o policial. La
guerra nl la delincuencia eran hechos que podlan ser lgnorados o falseados at
pdblico en gene- ral, sn tanto qus sus efectos (la destruccidn, los ataques, las
muertes, etc6tera) no eran ocultables. La mentira sobre la guerra o la
delincuencia generaba una debilidad en la organlzacldn que a 9u Vez
posibilitaba la derrota en la guerra o el aumento del malestar general. La
necesidad de la eficacla mtlltar (en caeo de baligerancla) y policial (en caso
de delincuencia) era tan grande que llamaba a la cardura a loe gobamantes
si esto9 querian consewar el poder. ”Nadie podia ser, desde et poder,
absolutamante irresponsable desde el momento en que una gusna cualquiera
podia sar ganada o perdida".^ se mantiene esta concepcldn,
reclamândosele a las institucionas de policla que actñsn an la condena de los
delincuentes y en la reduccidn de la delincuencia.
Un ejamplo ilustrart esta asaveracidn: en la EspaRa musulmana, en AI-AndaIus,
existid una 6poca en la cual el territorio se dividid en mfildples reinos
psqusftos denominados °Taifas°.^ Estos pequef\as territorios soberanos se
convertlan,

La dsllncuancla en esas 6poca era mas un problema pollctal que judtclat, Inclusive
hay
dia.
se manoene esa concepci6n, raclarnéndosele a las tnstituctones de poltcfa que
actñsn en la condena de los delincuentes y en la reduccl6n de la delincuencla.
°* Orwell, George, 1884, Barcelona, Edlclones Destlno, 1999, p. 195.
Sobre los relnos de Taifas y su forma de gobiemo, puede consultar8e: Vtguera
Moltns, Marla Jes0s, “La socledad musulmana en AI-AndaIus: su reflejo en los textos",
en Izquierdo Benlo. Rcardo y Sâanz-Badillos,/\ngal(ords.),Lasociedad medlovel e frevds
dela I“derature hiapeno )udIa, Cuenca, Ediclones de la Unlversldad de CastlIIa-La Mancha,
www.juridicas.unam.mx
1998, pp. 29•51:
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L o s R z ro s oec JURISTA INTERNACIONALISTA M LA ONTEMPORANEIDAD
285

pollticamante hablando y en comparacibn con los Estado-nacldn modemos, en


ml- cro-organizaciones. En dichos reinos taifas, el gobemanta debla cordura a sus
sdbdltos pue9 de Io contrarto perderla el poder. Era tan pequeña su estructura
fiscal que un desfalco at tesoro publlco dsstruirla la capacidad defenslva del raino.
Era an pequeña su estructura econdmica que un mal manejo en asuntos coddianos
en los sumlnlstros podia provocar una gran hambruna. En cambio, en las
macroerganizacionee, el desfalco (si no sobrepasa llmites excesivos) no afecta
la macro-estructura flecal. En la macro-arganlzacidn e! cometer yerros en el
manejo econ6mico es remadlable, en tanto la Itnea Ilmite que tiene que pasarse
para que qulebre la macro-organizacidn sstd cada vez mâs lajos. Son instancias
lnconqulstables fâcilmente, lo que permits que lo antes proscrito ssa ahora
permitido, y es rnés, funclonal en tanto permits que la macro-organizacl6n
aumsnte su defensa frente a los riesgos de aniquilamlonto.
Entonces, cuando la guerra y la delincuencia pasan a ser continuas y
permanentes, 6stas dejan de ser tan peligrosas porque desapareco la necesidad
de eflcacia real military policial. Al convertirsa los estados y lae sociedades en
macro-organizaciones dlflcilments conquistables por medio de la guerra a la
delincuencia, cualquier tipo de parversi6n milltar o policiat aparece como
posible. En estas macro-organlzaciones que parecen inconqulstabtee, donde el
poder de ingerencia del individuo se pierde en grado eumo, a este éltimo sdlo te
queda como contacto con la realidad politics las necesidades bâsicas que
deben ser satisfechas en un contexto determlnado, y sdlo sobre ellas y par ellas
ejeme vardadsra presi6n: el comar, el baber, la diversi6n, la vivienda, la
recreacidn, la sexualidad, la capacitacidn, etc0tera.
Ganar la guerra o reducir la delincuencia pasa a ser un asunto de
comsnarios y disguetos pero no una e Bencia concreta y organizada par parte
de los individuoe al gobamante. Asl, una guerra o un estado ca6tico
dalincuenclal permanente ee una impostura da las macro-organizaciones, que
sirve, entre otrae cosas, para coneumir al sobrante de la produccidn,^ para
conservar la atmdsfera mental requsrida en una socledad jararquizada y
dominadora de los individuos, y para lograr la Idantidad dsl go" y del °otro°.3’
Por esto,6 Orwelt escribid en su novela “1984" que °una paz que fuera de
verdad parmanente seria lo ml9mo que una guerra permanenta. l2ste es el
sentido verdadero. de la consigna del Partido: la guarra as la paz“.

Fanjul, serafln,"E1 mito de los omeyas", dales//Yo, juIIo•agosto de 2001, pp. 12 Y 13; Y
Gulchard, Pierre."El nacimlanto del Islam andalusf", en Bonnassle, Pierre ef a/., Fas
españas med/evs/es, Barcelona, Crltlca, 2001, pp. 49-84.
^ La criminalidad JusUfica, par eJsmplo, el aumento de la capacidad de control del
Mtado. esta forma, la grave situacidn de orden publico de la cludad de Medellln ie permlte at
De
paler polftlco aumentar el control endicha urbe, exacerbar los pan0pticos, aumentar los
presupuostos de las lnstltuclonos m8s proclNos a la defensa del eletus quo, etcétera. Lo
que hay dia se estk desarrollando en la cludad de Medellln. en cuanto una vigllancta por
ctmaras, es un claro
ejomplo de to acabado de señalar.
"Para Hent de Vrtes y Samuel Weber, la vlolencia no ee necesartamsnte una
del caractorfsdca otro (de conetruccidn par referencla a autoaflrmacldn frente al otro), slno un
elmedio medlante cual el ser indivtdual o co1ectlvo es conotituldo y mantenldo. Citado por
Rlaf\o Alcalâ, Pilar, “La memoria viva de las muertes”, Ana/his Politer, num. 41, septismbre-
dlclembre de 2000,
p. 37.
^ Orwell, op. cit., nafis fi4, p. 196.
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28 6 Acorns BoTERO Beers
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Un ejemplo ilustraré o9t0 asunto: un Eetado
requiem en su interior de bastiones de
violencia para tepitimar su presencia policlaca
(en sanddo amplio) que es una kente amplia de
poder. Como el llmite de destruccidrt del
sistema estatai por parte de la delincuencia es
muy alto, el sistema “soportaré" brotes cada
vaz creclentes de delincuencia y de ineficacia
normativa, en tanto Ostas autorizardn al poder
para crecer con el fin da °remedIar" estos
brotes. De tal manera, crece el Ilmite de
destruccidn del Si9tefTld mientras crece la
ineficacianormativa, a la vez que aurnsna la
producddn de normas, y asl creca at poder
polltico. Y si esto es una l6glca presente en no
pocas oportunidades al interior del Estado,
¿podré afirmarse que igual ocune en el âmbito
intemacional7 En este tmbajo se considera
que 91.
Igualmanta, en estas macro-organizaciones,
la majestad de la isy se reduce, en tanto que
6stas, por su fortaleza, son capaces da
quebrantar la telarana de la norma jurldlca,
aplicéndose asl esta uttima sdlo para los de
poder infedor. Y este prlncipio de aplicaci6n
selectlva de la norma ya habfa sido
formulado par el sabio Soldn, el gran
legislador de Atenas, cuando sentencld: ’las
leyes, (son) como las telerañas; pues dstas
enredan Io leve y de poca fuarza, pero io
mayor las rompe y se escapa”;^ y por Jos6
Hernandez, quien pone en boca de uno de eus
parsonages lo siguiente:

L
a

l
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y

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I j
l a
u ,
v Pero el aeunto en sencillo:
i La ley ea como el cuchillo,
a No ofende a quien to maneja.,.**
,
Dado pues que en la comunidad
N international se encuentran macro-
u organizaclones, el reto que se plantea es evitar
n que âstas Instanclas toman el derecho
c intemacional como una herramienta funclonat
a para su praservacldn y crecimiento en pe#uicio
del individuo y sus darechos, El derecho
p Intemaclonal ee un sistema de
u responsabllldad, y desrresponsabilizar al sujeto
e
d y a la instttucldn as una afrenta a Io juridico.
e Entonces, las macro-organizadones dentro de
la comunldad Intemacional tenderén por su
s propia fuerza a la utilizacldn del derecho como
e medida slmb6llca, pero en un marco de
r pervereldn, y es gusto allf donde sejuega la
viei6n rasponsable del jurista.
p
a
r
e ^ Cltado por Laerclo, Dlbganes, Vidal do los
j
a /f/dso/be mds hushes, en el ac8pite dedlcado
a SoI6n.
; Tornado de la obra la/tin /'erro, versos 6551-
6562. Cfr. HernAndez, Jas0 ed a/., /Uae-
E stros de la I"iterstura univerael: Lagnoam4/ica, 2e.
l ed., 8ogo\:fi, Oveja Negra, 1987, p. 172.

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u
e
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Los RmoS DEL JURISYA )MTERNACIONALISTA EN LA CONTEMPORANEtDAD 287

. E9PECIAMZACtdN

Eete reto Gene dos facetas, La primera refertda at campo disclplinar, que ee un
reto del jurista intemacionallsa no caer en un mundo disciplinar aislado de Io
social, cosa qua se mencion6 en el primero y en el eegundo de tos retos
enunciados en este artlculo. La segunda faceta apunta al lenguaje juridico.
La espscializaci6n del lenguaje jurldlco lntemacionat presanta varia9
venaJas. Que Io dlga Kelsen, citado por Guibourg: el lenguajo jurldlco
especlallzado permtte al autor agudizar el idioma dat jurista y alcanzar un
elavado rigor.*’ Entonces, fruto de la intaracci6n lingdlstica nace una
especiallzaci6n det lenguaje, el cual reporta utllidades tanto para el ejsrcicio
acad6mico como para el eJercicio profesional.
Pero esta sspeciallzaci6n lingtilstica puede llegar en cierto momento a
escondsr pretansiones monopollsticas del profesional dal derecho intemacional. o
un entramado comunicadvo que sdlo puade eer dilucidado por pocos, y esto
es Io que debe ser denunciado por el jurista. En obos târminos, sl la
especiallzaci6n del lenguajs del derecho intemaclonal se convierte en un
entramado comunicativo inaccaslble justo para aquellos que deben cumplirlo y
ejecutarlo, nace de inmediato una°casta sacer- dotal" que ya no can libacionas
y ofrandas eino con cuantiosos honorarios ofrece sus servlcios de int6rprete de
la norma tal como la pitonisa frente a los raros mensajes de Delfos, o la
quiromante frente a las amJgadas linaas de la mano. Adamâs, esto se
constituye en un juego parverso: ¿c6mo emitir normas intemaclonales, y
conceptos jurldico-intemacionalee, para un cumpllmiento general, si dlchae normas
son cbdigos lnaccesibles a la misma generalidad que sa espera la cumpla†
Exists, entonces, un llmite de la especializacidn del lenguaje del derecho
intemacional, encontrarlo para no sobrepasarlo es el reto del jurista
intamacionallsta. Eete Ilmite se descubre en el caso concreto, mediando una
vtsidn responsable. Mataforizando. el sistema experto del derecho lntamacional
genera su propio lenguaje espacializado qua 9e consdtuye en membrana, pero
dicho lenguaje, sl no se qulere caer en Io anteg denunciado, debe ser
permeable. Si dicha membrana se impermaabiliza, clerra el contacto del
sistema con el mundo de la vida, y dentro de él el discurso sa reproduce sobre
su propio eje sin referente alguno al •afuera”, y de esta manera podria
afirmarse que todo valo“. Ss pierde el "afuera", el mundo de la vida, como un
Ilmlte a la afirmaci6n jurTdico intemaclonal.
¿Cdmo opera aste lfrnlte† SI la membrana se cterra, cuaIquieraflrma«ia«
«idi «- lntemaclonal seria vâlida si no vtola Ia9 reglas del discurso,
indapandientemente de QUe Gea real o no Io que se afirma. De es1a manera,
frente a un derecho lntamaclonat que se cierra al "afuera", llamar a un °bloqueo”
como "cuarentena" para evitar las sanciones jurldico intemacionales, seria una
afiwaci6n vâlida. Pero s( el derecho intemacional se toma como un sistema
permeable, el "afuera" se convertirla en un Ilmite a la afirmacidn y en este caso
por mâs qua diga que at "btoqueo" no ee tal sino una "cuarentena a un pals"
esto no seré vâlido y deberé ser tornado como una burla al derecho
intemacional.

*' Gulbourg, op. cif., noa 9. p. 15.


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288

Sigulendo la exposicidn planteada, deba Indicarsa que el tecnlclsmo JuridIco


se convirti6 en la actualidad en la forma de expresidn c' a "palabra legaI•. El
tecnlcismo logra una mayor preclsi6n en cuanto el lenguaje a utilizar al interior dat
mundo Jurldico, paro separa lo jurldico del quehacer no Jurldico. De esa
manera, quien no es abogado intemacionallsta diflcilmente entanderk el bagaja
conceptual que ahora rige el estudio dsl dsrecho intemacional. Las
consecuencias del aislamiento del derecho son dlvereas, pi0nsese por
ejamplo en 6sa: un sistema jurldico internacio-nal con jurados de conciancia,
psrmitiré que el lenguaja udlizado dantro da un proceso concreta asté mucho
fTtél9 vinculado al sentido comén que a la e pecificldad, sacriftséndose con ello
elaboraciones concsptuales importantas hechas en el derecho Intemaclonal.
Pero, igualmente, un proce-so regido por abogados intemacionalistas (ea decir,
em jurados de conciencia legos) conllevarla a que at languaje udltzado sea rnAs
suscep- tible de alejamiento del ueo coddlano de la palabra. Esto Ilava a praguntas
Interaeantea:
¿Un languaje articulado a mundos difarentas at real-cofldiano del ciudadano,
pueda abrogarse la facullad de juzgar la conducta de eete éldmo a partir de
su bagaja conceptual (como en al caso de la CPI)W ¿Acaso esto no
hicieron los tedlogos inquisidores que determinaban a partir de su saber
erudito, irtaccesible al comén de los individuos, sl 6ste o aqu6l actuaba como
siervo del demonio† ¿Es jusdftcable y explicable que ioa hambres sean
juzgados por estructuras conceptuales que no endandart,
independlentemente de la causa de su ignorancia‘7
Entonces, la reduccidn de los tecnicismo9 en el derecho D SU9 Ilmites
razonablos no haré que el derecho 9ea rrtés transparente, pueato que el
languaje de por sI es vago. Lo que si parmitiré es un mayor acceeo a la ley e
incluso la aproplacidn de !a misma par parte del ciudadano y del gobemante.
Sin embargo, el asunto no estd zanjado, antes bien, eigue siendo problemâdco,
puesto que el tecniclsmo en muchos casos es una garantla del individuo frente al
Estado. En otros tgrminos, un reto frente a la eficacla del derecho es
mantener los limited propios del lenguaje jurldico, logréndoss asl la obtsncidn
ds las ventajae proplas del tecniclsmo, pero sin due etto gsners brotes de
ineficacia. Seria, por ejemplo, que el derecho se limito en su forma de°decirse"
en el "afuera" que pretends regular, sin que se Identlfique con aquél.
Es tan Importante la reflexidn del languaje proplo del derecho Intemacional,
que no sdlo es un reto sino una necesidad su estudio por parte del jurista
intemacionalista. Puede aflrmarse que la norma juridica es uoa expresidn
lingafstica que se presume por parte del ciudadano (en un sentido ampllo) como
verdadera,^ en la cual tiene cabida la deecripcidn de una conducta en
referenda a un orden cruzado por la ley y el lenguaje.°° No puede olvldarse
que °allf donde hay lenguaje,

^ Esto cobra mas Importancia sl se recuardan las palabras de


Wlttgsnsteln:"Los//m/tes de ml/engz/a/e s/gn/f/can los limited de ml mundo“.
^ CA. Garcia Vtllegas, Maurlclo, °Ei derecho como lnstrumsnto...", elf., nota 7, p. 36.
Como ee una expresldn qus es catalogada de verdadera, de legal, par parte de una
comunldad, allt se encuentra, al sentir de varios neiuapositivlstas, el fundamento del
derecho (la norma fun- damental, dlrén los IingCistas kelsenianos, o la ragla de
reconocimlento, los humanos).
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“V0ase a Zuleta, Estanislao, Pslcoenâlisla y criminologla, 2a. ed., Medellfn, Percepcldn,
1986, p. 8.
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Los RETOS DEL JURISTA )NTERMACIONAMSTA EN LA CoxTEMPORANEIDAD 289

hay mundo”,^ el lenguaje es la caea del ssr, en ella se Indaga por la esenda del
derecho y modva a la accldn en lo humano. Por ello. aplicado Io dicho at tema
objeto de anâllsie, daba dsclrse que el orden jurldlco os un dlscureo corn-puesto de
palabras escogidas, una a una, porel leglslador. Entonces, lanorma lntemacional,
para colocar un e]empIo. es un entramado de palabraa que busca motivar
conductas correctas segdn la Interpretaci6n que de ello dan los detentadores
dal podardaclrlo qr/e sez8 darecho Intemac/’onal. Oa esta manera, quien emlte
la norma escoge las palabras que la contendrén, aegdn eu interpretacidnda un
aeunto soctal, polldco a ecou6mico, entre otros factoras poslbles.’° La normativldad
condeneasl un len «»je que estableca la diferencia entre io llcito y Io illcito,
motlva a la accl6n y se consdtuya en un instrumento fundamental para el
mantenlmlento de Io social.*’
Sin embargo, ello no Impllca olvidar que el leglslador es un ente
prtmeramente

Cuando el Estado-lagl9lador crea tlpos (descrlpclonas) psnalas, lo que


raalmente hace es redeflnir seas sftuaciones de confllcto social y por
enda, ios acoge y presenta a surnanara, por silo los ubica en categorias
y slstam9tica propias previa elntesis normativa, aqul comienza el proceso
de alejamtento de sea raalidad social presente hlstdricamente, dlnâmica,
con vtda propla, pueG, ya no es de fécil comprensi6n o asimllacldn par
aquellos que est6n lnvolucrados en el confiicto, o par quienes eetân
dirigidos prtmaria y secundarlamente en tomo a la misldn reconocida de
prevenlr la ocurrancla de esas conductas ya prohibIdas.*^

El sistema polldco, juGtamanta, determlna at surgimlento de la palabra legal


bajo su particular critario da juedcla y con un carécter equlvoco en algunos
casos.°° La

^* Expresldn del ftl0sofo alernén Martin Heldegger. reproduclda y comantada en Vbllecllla


B., Cados Ramlro,"La 4poca en crlsie", /fegazfn Oom/n/ca/, ndm.784, 24 de mayo da 1998,
p. 14.
^* Apul ya ae esbaza otro reto dal jurista Intamacionallsta: no esperar que se Ie
arro}e el derecho, slno taner una actltud proacttva, propoattfva frente al leglstador
tntemaclonal.
*.Gamfa Vlllegas, Maurlcio, "Et derecho como lnstrumanto...", elf., nota 7, p. 33.
Otras referericlas al podar craador de la palabra en Afanador Cueyas, Sandra ef o/.,
Rosbos rfe/ secoestro, Bogotg, Planets, 1994, p. 16.
‘* B texto entre par4ntesls no es de la fuente orlglrol. Guerzero Heméndezy Morqno
Ramlroz,
op. clt., nota 29, p. 74. "
’° El car8cter equlvoso de lae normas jurfdlcas no slempre impllca una marcada
(mencldn de Jugar con el serkldo del dlscurso del derecho par parte de los factorys
reales de p‹xIer, puede suceder que este carécter equlvoco proceda del sindrome
norrnativo, de !fgaraza en la promulgacldn, de la ingsnuldad del leglslador, que no lmp|
ica persa una mala fe del craador de la mlsma. A fin de cuentas, el lenguaJe jurldfco,
algunas veces, logra incentivar Io qua pretende orradlcar, pudl6ndase char to qus un
vallo8o llterato de la contemporaneldad aflrma en relacldn con el medlevo y los procesot de
aquella 6poca: “... a manudo son los proplos Inqulsldores las que crean a las hereJm.
Y no sdlo en el sentido de que los lmaglnen donde no edsten, elno tambl6n porque
reprlman con tal vehemsncla la corrupcldn her0tlca, que al hacerlo Imputsan a muchos a
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mezclarsa en ella, par odto hacla qulenss la fuatIgan"-. Eco, Humberto, E/ nombre de IB
rosa, Barcelona, RBA, 1994. p. 49.
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290 AuDR£s BouRO BERS

politica, entendida como lo que la sociedad neceeita para ser justa, segdn se
ha dicho. "debe situar la autoridad de las normas en el universo social formado
por la pluralldad de opinlones sobre la justicia... hay entonces que decidir lo
justo an cada momento y no por fuera de un contexto concreto".
Ahora bien, podré criticarsa este trabajo indicando quu propone una
raflexién propia de la soclologla jurldica^’ y no del darecho. Quien formule esta
crltica no parta de Io que aqui se ha sef\atado como uno de loe primeros retos
antes enunciados: la tmnsdiscursividad y la transdisciplinañedad, la cual
supone, por ejemplo, la toma en serio de la inveetigacldn socio-jurldica.
Sigulendo este orden de ideas, debe aceptarse que desde el lenguaje pued€i
96F estudiado el derecho Intemacional.” El darecho, incluso, hace uso
desmesurado de la mefdfoza,^ figura literarla par excelencia, pues detrâs de
cada una de sus propoelcionos normativas se esconden eigniftcados, alusiones,
van impllcltos juegos da poder, concepciones de to qua es justo, safialamientos de
eflcacla slmbdllca, presupuestos de diferencias y destruccibn de la
esponaneidad. Pero el astudlo de las metéforas en el derecho intemaclonal no
podré ser abordado en este ensayo, puee nos alejarla del objetivo
planteado.

EU. FUNCIDN JUDICIAL

En la contemporaneidad, al jurista es testlgo del auge de la judicatura


intemacional. El9ueño de varios estadistas decimonbnicos, decontar con trlbunales
intemacionates permanentes y con poder coactlvo, esté siendo poco a poco una
reatidad. Asl tas cosas, frenta a esto panorama, es importante reconocer en el
drgano judicial (entendido en sentido amplio) la principal fuarza de Io mzonable
en el mundo del derecho, en la medida en que canaliza loe confllctos que, por
su relevancia, marcan las crisis a, incluso, el fin mismo de cualquler
colectividad.^ No depende tanto de las

°°Vega, Amparo y Lyotard, lean Efancols,"Colombia, polltica y dlferendas”,


Magazln(Doml- nlcal, Santa fe de Bogot9, num.782, 10 do mayo de 1998, p. 7.
A8ImIsmo, en Garcia Vlllegas, Mauriclo, “El derecho como Instrumento...*, elf., nota
7, pp. 31-33.
^’ “El socidlogo del derecho debe Inlclar un anâllsls emplrico de las relactones de
paler que mbnt!ens el discurso legal, para asf desentraf\ar la estrategla que dia lugar al
tlpo de apllcaclén o de inaplicaci6n resultan1e". Garcia Villegas, Maurlclo, *El darecho como
Instrumento...", c/t.. nota 7, p.38.
“ "toda la hlstorla del pensamlento jurfdlco podrla sar estudlada, dosde el punto da
vista del lenguaje, como una sucasldn de matdfoms". Guerrero Hernandez y Moreno
Ramfrez, op. cit., nota 29, pp. 74 Y 75.
^ Qulen desee profund!zar sobre la Importancla de las metdforas en el languaje
artlsdco, filosdfico y polltico, ast como las diferentes poslciones en tomo a la mlsma, vea
el ensayo de Gonzélez Garcia, Jos6 Maria,"Metdforas del p:derenla filosofla polftlca", en
Ldpez de la VieJa de la Torre (ed.). FiB«raS de/ logos, entre ie #/oso/fa y la //ferefuza,
Madrid. Fondo de Cultura Econ6mlca, 1994, pp. 115-138.
^* Por tanto, rto ea admislble suponer qua los gastos dertvados del funclonamlento
del dreano judicial son pârdlda para los Estadoe o, peor aun, un costo que
dlsmlnuye las
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Los RmoS OEL JUR1STA INTERNAC1ONALIGTA EN CONTEMPORANEIDAD 291

otras raman del poder publico, como sl de la rama judicial, la valoracldn que del
derecho se haga de cara al manejo de loe problemas en momentos de crisls. o
la atenuacién de pellgrosas sltuaciones que amenacen con liquidar o desvirtuar
lo deseable en el sistema social. Nada pueda liberal, entonces, la labor del
Intelectual (y mâs cuando él Imparts justicia) de una toma de posicidn contra la
dominacidn perversa e irreeponeable de quien toma al derecho para su
beneficio. Vale la pana transcribir lo que eGcribid Camelutti en su texto "El arte
del derecho":^°

No os deJâIs, ante todo, reducir por el mlto de! legislador. Mas bien,
pensad en el juez, que es verdaderamente la eura central del
derecho. Un ordenamiento jurtdlco se puede conseguir sin ley, pero no
sin juez. Es
bas-tante rnés preferible para un pueblo el tenar malas layes con buenos
juecss que no matos jueces con buenas leyes. No Ileparg hasta el
axtremo de aconsejaras que repudi8is el derecho legal, pero tengo la
conciencia tranquila al encomsndaros que no abus6is... Es el juez, no el
legislador, quien tiene ante si al hombre vivo, miontras que el hombre del
legislador es desgraciadamenta una marioneta. Y solo el contacto con el
hombre vivo y autdntico, con sus fuarzas y sus debilidades, con sus
alegrfae y sU9 sufrimlsntos, con su bien y su mal, pueden lnspirar asa
vtsi6n suprema que es la instltucidn de la justicia.

Nunca puede olvidarse que el fundamento de toda regulacldn jurldlca es Io


humano, hecho que sa evidencla con mayor facilidad cuando del darecho penal
se trata, pues es la persona quion sufriré con su cuerpo y su mente el peso de
un juicio emitido par el juez. Una equivocacidn pesaré mâs que mil aciertos, por Io
que precisar bien ios contenidos legates y sstudiarlos con actitud crttica debe
ser fruto de compromisos humanistas por parte de los acad6micos.°* Es més,
el Estado nunca

oportunidados de creclmlertto de la economla. Qulenas asl plensan crean qua sf se


dastinan recursos a la acthridad judicial se pisrden grandes oportunJdadas para sl pals,
puesto que estas recursos (al sentlr de estos pemadores) son restados de reglones que
Impulsarlan rrds el desarrollo soclal Y econ6mlco.
* Vallecllla, op. cfL, nota 45, p. 14. Sobre el papel de la lntelectua1ldad colomblana
en eu lucha par la libemd, v0ase a Sdnchoz Gdmez, Gonzalo, “Intelectuales... poder.. y
cultura naclonaP, Anâllsls Polloco, Unlversldad Naclonal de Colombia, num. 34, mayo-agosto
de 1998, pp. 11 •138. Igualmante, Botero Bamal, Andr8s, 'apeI be/ mls/astua/..., cit.,
nota 2.
°° Tarnblân en Camelutti, op. clt., nota 18, p. 57.
^’ Es gracias a Emlle Zola que puede hablarse del lntelectual comprometldo". Esta
ascrttar frgnc0s, segdn anota la hlstoria, desde su dptlca de artlsta y acadâmlco luchd
contra un error judlclal que snvl6 a prtsldn a un Inocente (el Capltdn judfo Dreyfus) a
finales del slglo XK Nabla asf Zola sobre los Intelectuales comprometldos: “No exlste
base alguna, las Invaroslmllitudes y tas lmposlbllldades se derrumban unas tras otras, ni
todo at oro del mundo p‹xIrIa comprar con clertas conclencias. Y hay que llegar a la
realldad, que es la expansion natural, lenta Iwenclbla de todo errorjudiclal. La hlstoria es
eso. Un error}udiciaI es una fuerza que avanza: unos hombres con conclsncla se ven
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sometldre, aseslnados, se entregan con
292

podré legitimarse con la excusa de lograr el bien comun sl con elto maltrata y
transgrede los derechos més alemenales de los individuos. Asl las cosas, las
normas jurldlCS9 dabsn respetar este hilo conductor puee as la garantla de la
salvaguarda del orden en un sistema complajo qua slempre dertde al caos, un
sistema complejo que se ha danominado Estado de derecho y que configura:

Una organizacidn polltica en la cual se mezclan concepcionee


neollberales, intervencionistae, corporativistag, etcetera, cuyo cometido es
fijar unos limiter claros a la intervancl6fl BGtBBI, rofuFtdizando en los
derechos humanos y legitimando su accidfl 9obre una base democrâtica
y participatlva, reconoci6ndole una finalldad garandsta al derecho panaI.^
Siendo esto a9f, Io que justlfica este tmbajo ea lograr una Interpretacldn
de lae normas jurldicas que respete el crlterlo polltico aqul conslgnado
(par Io que se reafirma que este estudio no es neutml o desinteresado),
un pensamiento progresista en la medida que 9e atiende al critario
pluralista y complejo de gesti6n social.

De esta forma, aclarado el papel del juaz en un sistema complejo blsn


puede entender el lector las B Yes consacuenclas que acarrearfa una vtsidn
restñnglda del derecho por parte do la magistratura.
Repugna pensar en un juez que no s6lo expllca slno qus justifica st darecho a
partlr del derecho mismo, en un juez qus, ignorando el costo social de su fallo,
sdlo se atiene a la frialdad de las normas.
Si un juez cae en sl formalismo jurldico, es dscir cuando alega mejor el
darecho y no de quien Io tenga cuando favorece al abogado que sollcita la
aplicacidn del

creclente obstinacldn, arrlesgan su fortuna y su vtda para que se haga justlda “; y rnds
adelante escrlbld: “jJuventud, juventudl Mantente slempre cerca de la )usdcIa. SI la Idaa
de )ustIcfa se oscureclera en ti, caarfas en todos los pellgros. No me reflero a la jusdcla
de los cbdlgos, que no es sino la garantla de los lazos sociales. Par supuesto, hay que
respetarla; sln embargo exlste una nocidn mds elevada do justlcla, la que esBblece
como prlnclplo quo todo julcto da los hombres os falible y la que admfte la p›sible
inocencla da un condenado sin porello 1nsutter a las jueces. ¿No haocurrtdoahora atgo
que par fuerza ha dsIndagartupasldn;xzrel derecho7". Zola, Emile, Yoscuso. Barcelona
Tuequets Edltorns. 1098, pp. 47y55. Seentregan can Orecionte obsdnacldn. arrlesgan su
fortuna y su vide para que se haga justicla ”; y rrds adelante escrtbf: “tJuvantud.
juveritudl Mant6ntesiempre cerca de la ju8ticla. Si la Idea dejustlclaseoscurectem and,
caerlas en todos los peligros. No ma reflaro a la justlcia de los cddIgas, que no as slno la
garantla de los lazos sociales. Porsupueeto, hay que raspetarla; sin embargo axiste una
nocldn més elevada do jusdcla, la que establece como prlnclplo que todo julclo da los
hombres es falible y la que adm‘ite la paslble inocencia de un condenado sln par ello
insular a los jueces.
¿No ha ocurrldo ahora algo que par fuerza ha de Indagar tu pasl6n par el derecho7’.
Zola. Emile, Yo acuso. Barcelona Tusquets Edltores, 1098, pp.47 y M.
^° Velésquez Velâsquez. Fernando. Oerocho Pana/' parte general. BogoB, Tennis, 1994,
pp. 28 y 29.
• El deracho no es ajeno a otras greas del seber. Gractas a la retroellmentacldn de
la flslce con !as clenctassocbles aparece la teorladelos slstemas complejos en el
derecñ‹x Respectos a este conCepto en la flsica contempordnea, vgase Sllvastrlnl,
Vittorio, Quâ es Is anSop/a, Bogoté, Norma, 1698, pp.43-76. Asimlsmo, v0ase, V6lez,
Antonb, Oe/ dig bang a/homo sep/- acs, 2° ed., Madellln, Unlveraidad de Anttoqula,
1908, pp.38-69.
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Los R os OEL JURISTA INTERNACIONALISTA EN L CONTEMPORANEIDAD 293

derecho sustancial, cuando resuelve sin m6s argumsntos qua los


netamentajurfdlcos, entonces se esté frente a un sistema que reproduce un
darecho que atenta contra los més elemantalas pilares de toda construccidn
deseabte para Io soctal.
Entonces, al rato del jurista intemaclonal es devolverle at juaz intemacional
al honor de otrora, invitarlo a que eu9 sentencias no eaan sdlo elementos
descriptores del poder sino tamblgn mottvadoras do una conducta valorada
como corrects, y allanarle el camino para que el magistrado se convierta en un
gestionador social y no un instrumento del status quo.
Otro reto del jurista intemacional en la contemporaneldad, con respecto a la
funci6n judicial creciente en el derecho intemacional, serd la de astar atentos
a todo acto judicial intemacional donde se premia al formaliemo jurldlco
sacrtflcando el derecho SUGtanclal; es decir, denunciar todo acto judicial donde
la balanza del juez sa Incline par aqu8l que alega mejor el derecho y no por
aquâl que lo tanga, o a favor del abogado que canoes el truso procesal yen
con0a del abogado qua solicitala aplisacldn del derecho sustancial.

IX. EL DERECHO INTERNACIOMAL TOMO GESTIDN SOCIAL

Plantaar que el derecho intamacional es un motor de gssddn soclal, y que por


ello es reto del jurista intemacionallsta en la contemporaneldad, supone desuyo
remontamos a los trabaJos fundamentalas del estudio del derecho: ¿Para
qu6 el derecho7
El darecho no sa Justifica a sl mismo. El derechO no 9e hace por si mismo,
slno qua obedace a exigancias sociales, Es un derecho social y como tal dsbs
responder a ess mismo entramado que lo reclama aamo fi#\, puss si deja da
serta su futuro seré preVlGlble: su dlsminucl6n para ear reemplmado par otros
madios de control soctal. Entonces el derecho no edlo obadecs a crltarios polldcos,
ocon6micoe y sociales,
no es solo un motor de control de la conducta segdn los dictados del poder
potldco, entre otros, el derecho, y alll que sea conslderado una disclpllna
bifronte, es tambiân un motivador ds conductas. Describe, interpreta y motiva
conductas. No abandona Io social, poro en ello y por ello busca la motivacidn
de clertas conductas y el encauzamiento del confiicto por medlos no violentos.
Esto supone que al derecho en anto gsstionado es gastionador, en tanto as
movido por Io social, lo pollttco y lo acondmico, musve lo social. Io polltico y
to econdmico.
En esta relacidn dialécdca donde el derecho lntamacional se convierta
en un gesdanador social. El darecho intsmacional, entoncas, es (ademâs dsbs
ser) un gestionador, que no produce (por ragla General) fractura social. La
pregunta que cabe entonces es qu4 eociedad, qu6 humanldad se esté
gesdonando con el derecho lntemacional en la contemporaneldad. Eeta
pregunta debe formulârsaJa el jurista Intemaclonalista, y la respuesta a esta
pregunta deba motivar su conducta. Sin duda
alguna el derecho intemaclonal gestiona socledad, pero en algunos casos to
que se gestiona es la negacldn misma de lo desaado, y en otros casos es su
realizacldn.
Aceptando pues, que al darecho intemacional interpreta, describe y
motiva conductas, mientra9 cumple Su funcldn de encauzamiento del
confiicto, puede reconocerse que gesdona algo. Es ese atgo Io que daba ser
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puesto en evidancia por el jurista y tomar partido frente a ello.
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294 /\NDRES @OTERO ERNAL

. ML LEGALISMO° RiTUAL DEL ABOGADO

Este ac6pite, que s8Io explora una posibilldad de comprensldn, parte de una
propuesta lddica de la sociedad. Para Hulzlnga°° y Baudrillard" el slmbolo y
el rito permlten comprendar la norma (polldca, jurtdica, etcetera), en tanto los
hombres ss unan par la regla en la dramaturgia ritual, slendo la aceptacldn da la
ragla el requlsito para la continuidad del juego. Asl, Io que una a las
Instituclonas totalizantes, como la mlllcia, los conventos, las sectas secretae y
los casdllos de Sada, no es mâs que el cuho a la regla mlsma, que garantiza
la psrpetuidad del juego que se juega,
DC a9a forma, podré decirse que la norma congrega en tomo a ella a un
grupo de seguldares que la adoran y tejen un nuevo culto: al legallsmo. Slando
este culto a la regla el que garandza el mantenimiento de un astado de cosas
an la dinâmica social. Ex por e9te juego garantizado por la norrna (en al que se
sientan iguales entre sl los jugadores) par el que se ofrece la muerte (tanto
flslca como Ta de la palabra) propia o aiena.
Un ejemplo se dio con anteriorldad: bajo la Ibgica polltlca y econdmica,
por al
culto a la regla del poder, se pueden promulgar normas qua no serén
aplicadas, buscdndoseefecAñdadesfngidae. Enestecaso,Ia
leyquedasomefidaalawojodel culto al poder (polltico y/o econdmico) que se
mantiena herm6tico (aunque se disfraca da colectivismo) para su propia
conservaci6n. Aqui sa juega un raspeto por la regla poI(tica que permite la
condnuidad de un juego y de unos jugadores, originando, paraddjicamente, un
culto inferior pero no menos importanta para la conservacidn del sistema
totalizante: el cuito legalista.
El legallsta hace de la ragla jurldica (no necasariamente de la poltttca o
de la econdmlca) el objeto de su adoraci6n, perrnitiendo de este modo la
condnuidad da estajuego ritual. ante el cual se sienta Importante, 9obre
cualqulsr otro. El rito justifica ia existancia de la regla, y la regla juridica (que
muchas veces goza de una eflcacia simb6llca) congrega a esto hombres y
mujeres an busca de un fin que no escapa de sl mismo: ei fin de la regla es la
regla. El culto legalista muere en un clrculo vicioso, pero por el cual el
legalise darla su vtda. En otras palabras sl culto legallsta de justlflca an st
mismo, ei derecho por el derecho se convierte en un dogma riNal.
En sl derecho intemaclonal, los doe drdenes de culto existen (el politico
y el jurldico), y uno depende del otro. El uso arbitrario (no razonabte y no
responsable) del poder requiere para su con9ervacidn del uso arbltrario de la
norma creada por los Intereses polldcos y econdmicos de domlnaci6n. El culto
legallsta, a su vez, requiem de otro culto que alimente “en forma controlada”
el objeto de adoracidn, pues el culto, a pesar de muchos, sigue slendo
dinâmico.
¿Acaso los abogados Intemaclonallsta ealAn exentos de ceer en el culto
legalista†
¿Acaso el poder arbitrario de dominacibn y control no requiere de una
conciencia legalista en los abogados para la conservacldn del propio slstema†
La lmplantaci6n de una conciencia legalista en lo social permlta recrear
(dinarnlsmo social) una misma
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*' HuMnga, Johan. Homo ludens. Madrid, Allanza Editorlal, 1999, 269 pp.
°’ Baudrillard, Jean. De la seducfiibn, Madrid, Cdtedra, 1989, 170 pp.
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Los RerOS DEL JURISTA INTERNACIONALISTA EN CONTEMPORANEIOAD 295

escena, un mismo estatus.


Ademâs, el grupo agradece
en varias oportunidades el
culto legalista en tanto éste
Ie parmita tener una
convicci6n (no
necasariamente una
raalidad) de igualdad que la
ley no ritualizada no podrla
danes, pues a fin de cuenta
parece que los hombras se
creen rnés iguales ante el
ceremonial que ante la ley.
El culto legalista,
entonces, permite el
ajercicio de dominaci6n,
pues garantiza del grupo
una adhesidn Incondicional
a la norma expaJida par
intereses arbioarios e
irresponsabtes. Es por esto
que el culto legalista florece,
abundantemante, en las
sociedades totalizantes, en
los reglmenes de terror, en
las instituciones autoritarias,
en las democraclas
corruptas, entre otros caso.
Aqul se plantea el reto
para el jurista
intemacionalista: no caer en
el legalismo. Dicho ritualismo
ya habla sentenciado porla
Biblia, cuando ss rscuerda
que to humano no esté al
servicio de la regla, sino la
regla al servicio de Io
humano. Asl, at jurista
puede juzgar el derecho
intemacional con base en el
servicio que Aste presta a lo
humano.

. I-•A
lNEFtUlENCtA
Y LA
COERCIBIMDA
D

En primer lugar debe


seflalarse que la insfiGlencia (es declr, derecho, trad. de Ganaro R.
la no cortcordancia del mandato jurldico Carrid, Buenos Aires, Abeledo
con la conducta social) no os fruto Perrot, 1998, p.24.
directo a irremediable de la falta de
coercibilidad de una norma. Pero si es
viable predicar una relacldn dialâctica
entre postulados en varios casos
contemporéneos. Pi6n9ese, por
ejemplo, como algunos mandatos
juridicos lntemacionales han quedado
como meros marcos de intenci6n, por
carecer de la posibilidad de coacd6n al
incumplldo; o como los principios del
darecho intemacional son interpretados
de manera diferente si sa trata de una
potencia intemaclonal o de un pais
tercermundista.
Tanto Austin como Olivecrona han
Ilamado la atencidn sobre el efecto de
la amenaza y la posibllidad del uso de la
fuerza como motor del derecho. Para
Olivecrona el “derecho es fuerza
organizada, y sa funda en dltimo
târmino en al miedo al castigo ejercido
por el poder irresistible“; asl, la presi6n
psicoldglca ss ha ejercldo desde tanto
tiempo que sus efectos operan de
manera casi automatics y de esa forma
la accidn de la fuerza sa disimula. Pues
bien, se ha criticado esa concepcidn en
tanto que con ella no es posible trazar
una Ilnea divisoria entre la norma
rsvolucionaria (y por ende ilegal) y la
estatal (as decir, legal), puesto que
Indaga os debido a la efectividad
respaldada por ia amenaza, pudiendo
ser més efecdva la orden del
revolucionario (o la del asaltante, sagdn
el ejemplo propuesto por Hart para
criticar la teorla de Austin)°‘
constituy4ndose asl en norma juridica.
lgualmente, dicha postura

^ “El s4bado fue hecho a causa del


hombre, y no el hombre par el s4bado” (San
Marcos, 2,27 y 28), Segreda 8lblla, 23^. Ed.,
trad. Dde Nâcar-Colunga, Madrld, Caolica,
1967, p.1202. Igualmente importante es:
San Mateo 5, 1720; Ibidem, p.1157.
Asf en Gulbourg, op. cik, nota 9, p.66.
^‘ Cfr. Hart, H.L.A., E/ concepfo de
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296 J4dJORKS @OTERO @ERNAL

hace caer en un mismo plano de equivalencia la efectividad fruto del miedo


a la sancidn que la efectividad fruto de una legitimidad de la norma. Pero,
Independientemente de lag crtticas que puadan formulârseles a estas teorlas,
ellas sl logran algo: denotar la importancia de la coercibllldad para la
estructuracidn del fandmsno jurldico.
Entonces, pasando por alto, pues 6ste no es el lugar para ello, las crl8cas
que Harty otros larizan a astas teorlas, si es importante sef\alar que hay alguna
relacldn entre la coaccidn (y su consecuento efecto pslcoldgico) y la existencla
del fenémeno jurldico, El derecho intemaclonal, segun la doctrlna tradiclonal,**
ha carecido de la coemlbilidad que goza ia norma del derecho estatal. Pero, en la
actualidad al derecho intemacional gana espacios donde pueda pradicarse la
coerclbilidad de sus normas. Por tanto, bajo esta dptlca, frente a este reto del
derecho Intemacional (ta coercibllldad crecisnte) aparece como correlato un
reto del jurista intemaclonallsta: due la coercibllidad del derecho lntemaclonal
no sea una forma rnés de hacer polltica por parte de los centros hegem6nicos
de poder. Es decir, el reto del jurista es estar atento al curso de la coarcibilidad
en el derecho intemacional para con ello ponar en e'ddencia medidas jurldico-
coerctbles discriminatorias, a madldasjuridico-cosrcibtes
generadoras de ineficiencia.

En el campo del darecho lntemactonat se esté franta a nuevas formas de


intervenclbn por parte de los centros hagamdnicos del poder. Alguna de seas
lntervenciones se encuentran juzgadas como ajustadas el derecho
intemacional, pero ello no stgnifica que sean legi8mas.
Entonces, sabiendo que la intervencidn es no ya sdlo de un Estado a otro, o
que ya no depende del racurso alas armas, sino hay rnadiosds intervencidn més
aficiantas y menos costosos (como el otorgamlento de graciosos “emprdstitos" o
"lIberaIes• donaciones a los paises del tercer mundo), se plantea la
necesidad del jurista intemaclonalista de profundizar sus anâlisis para develar
dlchas intervenciones indabidas.
Una mirada netamente disclplinaria, es declr, limitada a Io estrlctarnente
jurldlco, no estarla en condiciones de poner en escenas estas nuevas formas de
Intervencidn en los Estados. A!II la importancia de que este reto sea asumido
de consuno con la transdisciplinariedad y la transdiscurstvidad de la cual se
habtd anteriormenta.

Hart daba par hacho to slguleme: “El derecho lutemaclonal carece de leglslatura.
las estados no pueden ser Ileyados ente los trlbunales intemaclonales
slnsupravlocansen8mlanto. y no existe un slstema centralmente ofganlzado y efectlvo de
sanclones", /d/dem. p. 4. Esto efa clerto en 1961, af\o de publlcactdn de la obra, pero
ahora el panorama ha camblado. y promete ser diametralmente opuesto.
Los Renos oeL JuniszA INTERNACIONALISTA EN LA CONTEMPORANEIDAD 297

CII. CONCLL/SIONES

En al presents trabajo se indagaron algunos fendmanos que se constltuyen en


retos para el jurista intemacionalleta, Se describleron varioe fandmanos
sociales, que entrelazados en muchos casos, permiten dilucldar la saparacidn
entre el mandato norrnativo y Io acontecido en Io real-cotidiano.
Sin embargo, es imporBnte recordar diversos aspactos:

• Sa ha hecho comdn dlstinguir eflcacla, eficlencla y efectlvldad. En este


trabajo se ha hablado de lnaficiencla, inefactividad e ineficacia del
derecho intemacional. Es importante indicarle al lector que no se
dlferencid estos tres concaptos, por lo cual apunta todo al mismo nucleo
duro ds significacldn, que no es otro que la cracienta separacidn enPe la
ordanado juridicamente y Io rsalizado socialmente, separacidn que en
ocasiones es fruto de juegos slst6micos de poder que buscan tal
efecto.
• Es muy poslble que varios de los fenbmenos aqul dascrltos se
apliqusn a otros sistemas jurfdicos, permltiendo expllcar la saparad6n
entre la norma y el acontacer. lncluso, varios de estos fendmanos
psrmiten comprender acclones y omislones en otros sistemas diferentes
al norrnativo jurldico. AJ Interior de una famtlia se juegan normas que son
expedidas con al dnlco ânlmo de que cimulen como elmbolos y no que
tengan una incidencia an el mundo ds la vida (como la prohibicidn del
padre al hijo de que se masturbe), o rltualas legalistas, por sdlo colocar
dos casos. Es interasante segulr rastreando el sindrome norrnativo en
otros drdenes diferentes al derecho, tales como la moral, la etiquaa,
etcétara; pero aeto so deja para otros trabajos y exposiciones.

Los fen6menos qua se descrlbleron operan, en muchos casos, en estrecha


relacldn con otros. Oe esta manera, la eflcacla eimbdllca y el slndroma norrnativo se
encuentran intimamsnte vinculadas en cuanto at derecho Intemaclonal se
refiere. Igualmante, estos fen6menos descrttoe son parte de muchos otros que
at influir en un si9tema complsjo, generan un movimlento de Io social: la
ineficacia del mandato normadvo- jurfdico. En conclusidn no se ha agotado el
tema; incluso, ss imposible hacerlo, puss la constants del movlmianto es el
movimiento mismo, par to que nuevos fen6menos, nuevas conceptualtzaciones,
nuevas circulaciones en la social seguirén acaeciendo y con ellos nuevoe
elementos parturbadores de la eficacia dat sistema jurldico intemacional.
El derecho, puss, no es ninguna panacea. Tampoco se expllca a sl
migmo. Corresponde a un sistema, psro en conetante acomodamiento con
otros sistemas, en permansnte comunicaci6n con lo social. Cuando se intenta
desvlncular el darecho de la realidad circundante, el resultado no es rnés que el
afianzamiento de un sistema pardsito (aunque st sistema parésito si mantiene
una via de comunlcacidn con el sistema anfitri6n: la succidn de lo vital). El
derecho, sl se arropa como dlscurso toalizante, autosuficiente y salvfflco
("solucionador° de los conflictos en Io humano), sa convlerte en enfermadad de
to social. Y aunque la enfermedad puede ser ddl para conservar la asplracl6n
de ra\a6'va salud y mantener en movimiento el sistema inmunoldgico,
cuando toma dimsnsiones insospechada9 se esté frente a una de dos cosas: un
camblo soclal de fuertes dimsnsiones(que no necasariamente conesponde
298 DR3s BoTERO @ERNAL

con el cambio "idealizado") o una Iiquidaci6n del sistema anfitridn.


Cuando la educacidn superior, como slstema anfitri6n. tiena que soportar a
un sistema juridico con ias caracteristicas antes anotadas, deba
redimensionarse para su conservacidn, autoeliminarse esparando con ello
poner fin la sistema parasitario. o asperar sar ellminado. Claro esté que una
macro-organizaci6n dene un umbral de tolsrancia mayor, pero esto no significa
que no pueda ser liquidado en caso de que el parégito succione to vital a
dimensiones Igualmente macro.
Ahora bien, si un eietema Juridico pierde la conviccidn de efecdvidad que Io
rodea, es decir, se vuelva palpable su ineftcacia, entonces rasurgen m4todos
altemativos no legates de encauzamiento del confiicto. tales como la autotutela
prlvada o el hacerse
°justicia" por su propia mano, entre otros. Aqul se encuentra otro reto mas para
sl darecho intemacional.
Queda asl par formular una dltima pregunta ¿qu6 hacer7 Puas bien, laB
respuestas son mdltlples, pero no puede dejarse de menclonar que es
necesario la conclencia histbrica del derecho. Asl, por ejemplo, en Roma se
encuentra la institucidn del Pretor Pe/egrino:°* ¿Acaso no es necesario volver a
contar con un prator peregrino para el encauzamiento de los conflictos entre los
inmigrantos, asl como para pro\eger sus darechos frente a los nacionales†
¿Seré pertinente recordar principios del it/s gen- tit/m al interior del derecho
intemacional contemporâneo que tanto se ufana do “9U erar” at pasado‘7
¿Camo responder estas interrogantes7 Pues la visidn responsable, que es
una exigertcia polltica y 6tica al jurista intemacionalisa daré luces al respecto.
Entonces...
¿Podrla solicitarse que. por vla coactiva, la visidn rasponsable sea el medio de
actuaci6n de todo abogado en todos los hschos‘7 Si bien sl derecho es un
sistema de respansabilidad, no es posible ni defendible que el derecho
pretenda regular todas las conductas humanas. Ademâ9, la norma debe fijar
dnicamente unos marco apropiados de conducta dejando al individuo sl arbltrio
de su comportamiento dentro de dicho marco, y si la visi6n responsabie es
asumida por parta da un individuo por miedo a la 9ancidn jurldica entoncee no
actña con conviccidn ni bajo la fuerza de to razonable-argumsntable. Es el
asumir la responsabilidad de la conducta, en una teorla que gule la accidn y la
omisi6n, en to que podrd diferenclarse st jurista.

^ La pretu/a peregrlna se crea en el af\o 242 a.-C., y es la encargada do


admlnlstrar a justlcla en litiglos entre romanos y extranjaras o sblo entree 4stos. Valencia
Restrepo, Herndn, Derecho P/fvedo Rome//o, 3^. Ed., Medelltn, Señal Edltorlal, 1698,
pp. 117 y 603.

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