PENELOPE SKY

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Heath
La primera semana fue un borrón porque lo bloqueé a propósito.
Me sentí como una mierda peor que la mierda.
En la segunda semana, todavía me sentía como una bolsa de huesos rotos, pero hubo
una gran mejora con respecto a la semana anterior. Pude pasar la noche sin despertarme con
dolor. Podía caminar sin hacer un gesto de dolor. Podía llevarme como un hombre, hacerme un
sándwich sin depender de Catalina para hacerlo por mí.
Pero todavía tenía un largo camino por delante.
Entré en la sala unas semanas después de llegar a casa y vi a Balto sentado allí, con los
codos sobre las rodillas mientras miraba la televisión.
—¿Ahora sólo vienes y vas cómo quieres? No caminé a mi ritmo habitual, tomándome
mi tiempo para ir de un sitio a otro, sintiendo el dolor de mis costillas rotas en mi lado derecho.
Le hice bromas a Catalina sobre todo el asunto, pero nunca he tenido tanto dolor... y nunca se lo
diría.
Balto me miró, con los ojos entrecerrados. —Ahora sabes cómo se siente.
Abrí el armario y cogí la botella de vodka.
—Catalina no está aquí, ¿verdad?
Lo vertí en un vaso. —No. Ella está fuera.
—Sólo porque no esté aquí no significa que te salgas con la tuya.
Lo miré por encima del hombro.
Asintió con la cabeza. —Devuélvelo, Heath.
—Vamos. Una copa...
—Devuélvelo o se lo diré.
Puse los ojos en blanco e hice lo que me pidió. —Maldito chismoso...Lo metí todo en el
armario y en su lugar tomé un vaso de agua. —Te ofrecería algo, pero si yo no puedo beber, tú
tampoco.
—Me parece bien.
Me bajé al otro sofá, gimiendo con el movimiento.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor. Apoyé mi mejilla contra mis nudillos curvados, mirando la televisión frente a mí.
Estaba acostumbrado a estar sin camisa todo el tiempo, pero como tenía un aspecto tan terrible,

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intenté ocultárselo a Catalina. Mi cara estaba mejor, comenzando a parecerse a mis viejos
rasgos. —Entonces, ¿cómo está la oficina?
—¿Hiciste de Vox un traidor de sangre?, preguntó.
—Oh, sí. Arrastré los dedos por la línea de la mandíbula, sintiendo la sombra del pelo
porque no me había afeitado en semanas. Mi piel ardía ligeramente al tacto. —Me olvidé de eso.
—¿Por qué?
—Porque tengo mucho más en mi mente...
—No. ¿Por qué lo marcaste como un traidor?
—Porque organizó un golpe de estado con Damien.
Balto nunca me dijo cómo dirigir a los Skull Kings o liderar. Se inclinó y me dejó tomar
las riendas sin dudarlo. Pero a juzgar por la expresión de su cara, no estaba de acuerdo con eso
en absoluto. —Debiste haberlo matado, Heath. Es una ofensa que se puede matar.
—Lo sé. Pero acababa de disparar a uno de los chicos... no era popular en ese
momento. Pensé que eso me redimiría... y lo hizo.
Balto no estaba de acuerdo. —Va a seguir viniendo por ti...
—La razón por la que es difícil es porque quiere el trono para sí mismo. Ahora que ya no
puede tenerlo, ya no tiene sentido.
—O te va a matar por quitarle la única cosa que realmente le importa.
Me encogí de hombros. —Balto, está hecho. No podemos hacer nada al respecto ahora.
Sacudió ligeramente la cabeza mientras se frotaba las palmas de las manos.
—¿Nadie se ha dado cuenta de que eres tú y no yo?
—No.
—Vaya. No estoy seguro de si eso es halagador o insultante.
Miró la televisión durante un tiempo. —Tu prohibición de la esclavitud es impopular,
aunque parece estar en transición tan bien como podría. Pero dejaste de aceptar dinero de
Damien, y están empezando a hacer preguntas. ¿Vas a reanudar eso?Se volvió hacia mí.
—No.
Sus ojos se entrecerraron de nuevo.
—No estoy seguro de dónde estamos ahora, pero no voy a deshacer todo el trabajo que
hice enojándolo de nuevo.
—¿Y cómo le explicarás eso a los hombres?
—¿Por qué tengo que explicar nada en absoluto? Estallé.

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Se frotó las palmas de las manos otra vez. —Un buen líder gobierna con respeto, no con
miedo.
—No los estoy amenazando. Simplemente no necesito explicar esto.
—¿Saben lo de Catalina?
—Sólo Steel lo sabe.
—Bueno, si alguna vez se dan cuenta de que hiciste todos estos cambios por una
mujer... Inclinó la cabeza y miró al suelo. —Eso serán malas noticias. Te sacan del trono por
debajo de ti
No va a suceder. —Siempre he mantenido a Catalina en secreto.
—¿Pero vas a seguir siendo el Rey de la Calavera? Balto preguntó. —Ahora que tienes
lo que quieres con ella, ¿cómo va a funcionar?
—Funcionará exactamente como lo hizo antes.
—Pero antes tú eras un secreto. Ahora esto es real, ¿verdad?
Me encogí de hombros. —Honestamente, ella y yo no hemos hablado de ello, pero sí, lo
asumo.
—¿Dónde está ella? Miró por encima de su hombro, como si ella estuviera parada justo
detrás de él.
—Con Damien, en realidad.
Volvió a mirar hacia delante y asintió con la cabeza. —Sólo digo que... no puedes tener
ambas cosas.
—No veo por qué no.
—Porque tu mujer siempre estará en peligro.
—No si nunca admito que ella existe.
Tenía esa mirada molesta, la misma que había usado desde que éramos niños, como si
estuviera frustrado por mi simplicidad. —Verás lo que quiero decir...
—No todas las relaciones son iguales, Balto. Tu retiro fue la decisión correcta para ti y
Cassini. Pero Catalina y yo somos diferentes.
Se volvió hacia mí, con sus ojos azules todavía. —¿Y si te pidiera que te retiraras?
—¿"Hoy"? ¿En este mismo momento?
—Sólo en general.
No había pensado en ello. Nuestro futuro había sido tan nebuloso desde el principio.
Incluso ahora, no estaba del todo seguro de dónde estábamos. No me habría rescatado a menos

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que quisiera estar conmigo, pero no estaba seguro de si había cambiado de opinión sobre el
matrimonio. —Depende.
—¿En?
—Si fuera a durar para siempre, supongo que lo haría.
Esa parecía ser la respuesta que Balto quería, así que dejó la conversación. —
Seguiré con esto todo el tiempo que necesites. Tómate tu tiempo para mejorar.
—Estaré como nuevo en un par de semanas, así que no te preocupes, no tardará
mucho. Estoy seguro de que Cassini está muy preocupada.
No respondió.
—Aprecio que hagas esto por mí. No digo tonterías tontas a menudo, así que un
agradecimiento es todo lo que puedo dar.
—Sé que lo haces. Volvió su mirada hacia mí, juguetón. —Imbécil.
Sonreí. —¿Te gustó mi nota?
—¿Quién escribe dos frases cuando está a punto de morir? preguntó incrédulo.
Me encogí de hombros. —¿Qué? ¿Esperas que te escriba una carta de amor?
Chasqueó los dedos como si se hubiera dado cuenta de algo. —Acabo de recordar que
no sabes leer ni escribir, eso tiene sentido.
Puse los ojos en blanco ante la burla. —Te atraparé por eso... eventualmente.
—Lo creeré cuando lo vea.
******
Catalina se fue por mucho tiempo.
Tanto tiempo que casi la llamo.
Pero sospeché que la conversación con su hermano era intensa, y lo último que
necesitaba era mi llamada haciendo que su teléfono se iluminara y vibrara en la mesa mientras
intentaban hablar. Sí, era un imbécil por lo que me hizo, especialmente porque dejé claro que
nunca era una pelea justa, pero no quería debilitar su relación con su hermano.
Comprendí lo importante que era él para ella.
Porque Balto era muy importante para mí.
Mi relación con mi hermano era un poco diferente porque ambos éramos hombres y
también gemelos. Compartíamos una conexión que estaba un paso por encima del típico amor
entre hermanos porque nuestros cerebros eran los mismos, nuestras almas eran las mismas.
Mirar a tu hermano y verte a ti mismo fue una experiencia única. No mucha gente podría decir lo
mismo. Habíamos cambiado de lugar toda nuestra vida para engañar a la gente o para conseguir

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algo que queríamos. Era terrible en las entrevistas, así que cuando éramos jóvenes, me ayudó a
conseguir mi primer trabajo entrevistando en mi lugar. Yo era mejor en matemáticas que él, así
que hice un examen por él un par de veces.
Si alguna vez lo perdiera... me perdería a mí mismo.
Eran las diez pasadas cuando Catalina entró.
Me levanté del sofá y apagué la televisión. —Hola, nena.
—Hola. Dejó su bolso en el mostrador e inmediatamente fue a por una botella de vino.
Sirvió un vaso, su lápiz labial marcaba la copa. Sus ojos estaban caídos, como si tratara de
ocultar la hinchazón de sus mejillas, el enrojecimiento de sus ojos.
Me acerqué lentamente, deseando poder disfrutar de ese vino con ella, lamerlo, todo tipo
de cosas. Con una mano en la isla de la cocina, la observé, la vi intentar ocultarme sus
sentimientos. —¿No salió bien?
—Sólo fue... una larga conversación. Bebió de su vaso otra vez, sus ojos todavía se
desviaron.
Agarré el vaso por el tallo y lo saqué. —Mírame.
Suspiró como si fuera lo último que quería.
Mis dedos se movieron bajo su barbilla, y levanté su mirada, obligándola a mirarme. —
Háblame. Mi mano se deslizó hasta su mejilla para que mi pulgar pudiera sentir su suave piel, se
movió a través de la única peca cerca de su nariz.
Ella cerró sus ojos al tocarme, convirtiéndose en mi mano para poder besar mi palma.
Mi pulgar trazó su labio inferior, perdiéndose tanto en su exquisita belleza que olvidé por
un segundo de lo que estábamos hablando. En lugar de que sus lágrimas fueran un
impedimento, se veía más hermosa con los ojos húmedos y las mejillas hinchadas. Había algo
en su tristeza que me excitaba, aunque nunca quise que estuviera triste.
—Dijo que no volvería a hacerte daño...
—Eso me suena a buenas noticias.
—Sí... pero tuve que rogar.
Me encantaría haber visto eso, verla rogar por mí.
—Está decepcionado de mí. Está enfadado. Pero... al menos se ha acabado.
—Se pondrá mejor. Dale tiempo.
Ella desvió su mirada otra vez.
—Bebé.
Se volvió hacia mí, sabiendo que la obligaría si no lo hacía.

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—¿Hay algo más que no me estás diciendo?
Sus ojos se movieron de un lado a otro mientras miraba los míos, tardando mucho
tiempo en responder. —No. Fue sólo una gran discusión... fue agotador. No quiero hablar más
de ello.
—Está bien. Mi mano se deslizó hasta su cuello, mis dedos rodeando su delgada
garganta. —¿"Hambre"? ¿Puedo hacerte algo de comer?
—Debería prepararte algo de comer, dijo con una ligera risa.
—Vamos, ya no soy tan débil. Dejé caer mi mano de su cuello y abrí la nevera. —Balto
trajo esto. Cassini lo hizo. Lo puse en el mostrador y saqué la tapa. —No es tan bueno como lo
que me haces, pero es lo suficientemente bueno.
Miró a la sartén, viendo rebanadas de pechuga de pollo con salsa de vino y hongos en
una cama de fetuccini. Constantemente controlaba las calorías que se llevaba a la boca, así que
siempre tenía hambre, y cuando sus ojos se entrecerraban ligeramente en la sartén, era obvio
que ahora tenía hambre. —Ugh, eso se ve mucho mejor que cualquier cosa que yo haga.
Agarré un plato y puse la comida en él. —No estoy de acuerdo.
Me miró con incredulidad. —Lo mejor que puedo hacer son macarrones con queso.
Lo puse en el microondas y me apoyé en el mostrador mientras esperaba que estuviera
listo. —Y son unos malditos buenos macarrones con queso.
Puso los ojos en blanco, pero lo hizo de forma lúdica. —Sólo lo dices por decirlo.
Cuando una mujer cocina para un hombre, es innatamente sexual, innatamente
posesivo. Nunca me gustará más la cocina de una mujer que la tuya, aunque sea mejor, porque
eres mi mujer y ella no lo es. Así que sí, prefiero comer tus macarrones con queso que comer el
bistec Wagyu de otro, ¿de acuerdo?
Una suave sonrisa se dibujó en su rostro. —Eso tiene sentido, en realidad.
El microondas sonó, y saqué el plato y lo puse en el mostrador. Estaba humeantemente
caliente, aún fresco porque Cassini debió hacerlo esa tarde. Coloqué un tenedor encima y la
observé.
Ella giró el tenedor en sus fideos. —¿Sólo vas a mirarme?
—Te observo todo el tiempo. Me apoyé en el mostrador, ignorando el dolor de mis
costillas, la quemadura en mis músculos doloridos. Echaba de menos ser yo mismo, estar de pie,
hacer bromas... sólo ser yo. Y me gustaba que volviera a ser más ella misma, dejando de lado su
culpa y relajándose a mi alrededor. Siempre tenía la pared levantada, como si no mereciera estar
conmigo después de lo que hizo. Ella hizo algunas cosas malas... yo hice algunas cosas malas.
Estábamos a mano en lo que a mí respecta.

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—Cierto. Dio un mordisco, masticando el fetuccini, una mejilla que se le salió porque era
mucho para su pequeña boca.
Me encantaba mirarla sin importar lo que hiciera, porque hacía que todo fuera sexy,
incluso el cepillado de los dientes. Y cada vez que algo estaba en su boca, imaginaba que mi
polla reemplazaba al objeto, y entonces se convertía en una porno en mi mente.
Continuó comiendo, tomando descansos y bebiendo su vino. —Deberías sentarte. No
deberías estar tanto de pie.
—Estoy cansado de estar sentado.
—No me importa de qué estés cansado. Se volvió mandona, mostrándome su mirada
irritada. —Y es tarde. Deberías estar en la cama.
—Ooh... me gusta cuando me mandas. Nadie más podía hacerlo, especialmente no tan
bien como ella.
—Entonces, ¿por qué no escuchas?
Me encogí de hombros. —Porque entonces sigues haciéndolo.
Ella agarró su tenedor de nuevo. —Suenas como un niño.
—Eso es gracioso. Cassini dice lo mismo.
Levantó su brazo para abofetearme juguetonamente pero rápidamente bajó su mano
cuando se detuvo. —Métete en la cama, ¿de acuerdo?
—¿Te unirás a mí?
—¿Por qué no lo haría?
—No estaba seguro de que tu conversación con Damien cambiara algo.
Se volvió hacia su comida. —No.
Tuve la corazonada de que ella estaba mintiendo, pero lo dejé pasar. —Está bien. Me
acerqué a su lado y le rodeé la cintura con el brazo, con la cara en la línea del pelo. Ella olía
como yo lo recordaba, como un hermoso día de verano: hierba recién cortada, flores nuevas, sol.
Besé su piel, saboreando su toque contra mí, atesorando este momento, porque hace unas
semanas, pensé que nunca la volvería a ver.
Ella se quedó en mi toque, afectada por mi beso de la forma en que yo estaba, como si
la hubiera traído a la vida de la misma manera. Dejó de comer, incluso dejó de respirar.
Sutilmente puso su mejilla a mi alrededor.
Me aparté y la miré a la cara, viendo a la mujer más hermosa del mundo, la mujer por la
que daría mi vida en un abrir y cerrar de ojos, la mujer por la que sacrificaría todo... porque no
había nada más importante.

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La conexión que solíamos tener seguía ahí, como si todo lo que acababa de pasar
nunca hubiera pasado. Ella me miraba como solía hacerlo, como si yo fuera la brasa de su
fuego, la dinamita de su explosión, la luz del sol de sus pétalos de flores.
****
Me acosté en la cama y vi cómo se desnudaba.
Se puso el suéter en la cabeza y me dio la espalda. Luego sus brazos llegaron a su
espalda y desabrochó el sostén negro antes de colocarlo en mi cómoda. Se agachó y se quitó
los vaqueros, dándome una vista increíble de su trasero.
Había estado pensando en ese trasero todos los días.
Su bolso estaba en la cómoda, así que sacó sus pequeños shorts y su suave camiseta
de algodón. Se puso todo, su silueta tan sexy en la oscuridad. Sostuvo su pequeña estructura
con tanta fuerza, profundizó el arco de su espalda mientras se mantenía recta, estirándose.
Fue prácticamente un juego previo para mí.
Se movió a la mesita de noche y puso su teléfono en silencio antes de tomar un trago de
su agua. Su maquillaje había desaparecido porque se lo había quitado al cepillarse los dientes.
Luego retiró las sábanas y finalmente se unió a mí.
Tío, no podía esperar a follarla otra vez.
Mi cuerpo estaba todavía demasiado débil para hacerlo bien, para sostenerme encima
de ella sin hacer un gesto de dolor. Y no quería hacerlo a medias, una versión comprometida
para acomodar mi lesión. Quería ser el hombre que ella recordaba, el hombre que todavía era.
Así que tenía que ser paciente.
Se giró de lado y me miró, tan pequeña en mi cama. Se llevó las sábanas a los hombros
y luego se quedó mirándome, con el pelo detrás de la oreja para que no le hiciera cosquillas en
la cara y la nariz. Cerró los ojos.
La miré, vi sus pestañas extenderse por sus mejillas, vi cómo sus labios se suavizaban
mientras se relajaba. Cuando no me tocó, mantuvo sus rodillas en el pecho y casi no ocupó
espacio, como un perro al final de la cama.
—Ven aquí.
Abrió los ojos.
Mi mano alcanzó su muñeca y le dio un suave tirón. —Más cerca.
—No quiero hacerte daño...
—Me haces más daño quedándote allí.
Debió querer estar cerca de mí también, porque se movió hacia mí, acercándose lo más
posible sin tocarme. Trajo la almohada con ella, dejando su cara a pocos centímetros de la mía.

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No era exactamente lo que yo quería, pero algo de ella era mejor que nada de ella.
Mi mano agarró la suya y la sostuvo en mi pecho, en mi pectoral izquierdo donde estaba
mi corazón. El peso no me dolía ya que era uno de los pocos lugares donde no me dolía.
Entrecrucé los dedos y la miré fijamente.
Ella también me miró, me miró a la cara con sus hermosos ojos verdes, ojos tan suaves
que nunca podría lastimar a nadie que no lo mereciera.
Su belleza era más poderosa que todos los analgésicos que tomé. Ella me quitó el dolor
con sólo mirarme, con sólo amarme. Me trajo paz, llevó las estrellas a mi techo, llevó la pradera
de verano a mi dormitorio. —Te amo. No hubo un momento específico en el que esos
sentimientos se me hubieran despertado, en el que hubiera dicho algo que de repente me hiciera
sentir así.
Acababa de suceder, y cuando sucedió, el sentimiento fue infinito, como siempre me
había sentido así, incluso antes de conocerla. No podía recordar cómo era mi vida antes de que
ella entrara en ella, a pesar de que hacía sólo unos meses que me estaba tirando a putas y
recogiendo extraños en los bares. Fue como... cuando tu vida de repente se volvió tan completa
que no querías recordar lo que era estar incompleto.
Sus dedos presionaron ligeramente sobre los míos, como si lo dijera con su afecto en
vez de con sus palabras. Sus ojos se iluminaron ligeramente, como si no estuviera
acostumbrada a oírme decir esas palabras, y no estaba acostumbrada a decirlas de nuevo. —Yo
también te amo.

Catalina
Decidí no decirle la verdad.
No tenía sentido que no estuviera seguro de lo que iba a hacer al respecto.
Mi corazón quería quedarse, quería estar con el hombre que me hizo sentir cosas que
nadie más haría. Pero también era una chica inteligente, y sabía que esta altura no sería
suficiente para mantenerme feliz para siempre. Algún día, querría más.
Heath nunca podría darme eso.
Fue egoísta pedirle a mi padre y a mi hermano que les gustara alguien a quien tenían
todo el derecho de odiar.
Así que elegí no pensar en ello, decidí no pensar en ello, vivir en el momento... hasta
que ese momento se fuera.
Subí las escaleras y miré a través de las puertas de cristal, viendo a Heath trabajar con
el fisioterapeuta que vino a su casa para ayudarle. Sus costillas estaban rotas y apretadas, y se

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curarían solas con el tiempo, pero necesitaba seguir moviéndose si quería mantener sus fuerzas,
para minimizar el dolor.
Heath se dejó caer en el banco y se sentó allí, tomando un descanso porque el dolor era
demasiado. Con la cabeza inclinada, respiró con fuerza, como si hubiera cogido un neumático de
un camión monstruoso sobre su cabeza hace unos segundos.
El terapeuta sostuvo las bandas de resistencia y esperó, dándole un momento para
recuperarse.
Me sentí mal al verle luchar. Sabía que no querría que lo viera así, no a su plena
capacidad, así que me di la vuelta y volví a bajar. Miré por las grandes ventanas del piso al techo
y traté de aclarar mi garganta, para drenar el agua que se formaba en mis ojos. Verlo sufrir era
insoportable. Traté de concentrarme en su progreso en vez de en su dolor, porque lo estaba
haciendo muy bien. Sólo tenía que ser paciente.
Mi teléfono se iluminó con un mensaje de texto de Anna. Hola, pasé por tu apartamento
para saludarte. ¿No estás en casa?
Supongo que eso significaba que Damien no hablaba mucho de mí con ella. Estoy en
casa de Heath.
Bueno, ¿quieres que nos veamos para almorzar?
Miré por las escaleras como si esperara que Heath estuviera allí, pero sabía que estaría
ocupado durante la siguiente hora. No me necesitaba ahora mismo. Claro. ¿A dónde quieres ir?

Compartimos un aperitivo mientras esperábamos que saliera la comida. También

compartimos una botella de vino, aunque tenía que volver al trabajo cuando esto terminara.
—Sofía se ha ido. Ella respondió a mi pregunta sobre el hotel. "Se fue de baja por
maternidad hace una semana y tuvo el bebé. Es saludable y súper lindo".
—Aww, eso es genial, dije. —¿Cómo se llama?
—Demetri.
—Demetri Lombardi, dije. —Suena como un rey o algo así.
—Bueno, Sofía y Hades lo aman como es, dijo entre risas. —Me alegro por ellos, pero
echo de menos tenerla en la oficina.
—¿Crees que volverá? Ahora tiene dos hijos.
—Creo que sí. Su madre vive con ellos, así que cuida a los niños mientras Sofía está en
el trabajo. Le gusta trabajar.
—Me gustaba Hades cuando éramos jóvenes.
—¿En serio? preguntó antes de tomar un trago de su vino.

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—Sí, pero esto fue como... Había estado en mi vida mucho tiempo, desde que era joven,
porque eran mucho más viejos que yo. —Cuando tenía dieciocho, diecinueve, hace mucho
tiempo. Ahora sólo lo veo como otro hermano, más o menos.
—No le digas a Damien que dije esto, pero Hades está caliente. Y definitivamente no le
digas a Sofía que dije eso.
Me reí. —Tu secreto está a salvo conmigo. Pero estoy seguro de que ya sospecha que
todas las mujeres piensan eso. Definitivamente sabía que cada vez que Heath iba a algún sitio,
todas las mujeres le miraban fijamente, queriendo arrancarle la ropa. —Entonces, ¿cómo están
ustedes?
Ella no hablaba de la ruptura entre Damien y yo, tratando de ser positiva para que no me
deprimiera. — Estamos bien. Ha estado un poco distraído últimamente, pero está mejorando con
cada día que pasa. ¿Qué hay de ti?
No respondí porque el camarero nos trajo la comida. Después de dejarla, se fue. Agarré
mis cubiertos y comencé a comer mi ensalada. — Honestamente, no he sido tan bueno. Me he
quedado en casa de Heath para ayudarle... Está en muy mal estado. Eso es todo lo que puedo
decir al respecto.
Anna tenía compasión en sus ojos, pero también estaba callada, como si no supiera qué
decir. Ella era leal a Damien, y también tenía un fuerte apego a mi padre. Sus sentimientos eran
obviamente conflictivos. —¿Está mejor ahora?
—Mucho, dije en voz baja. —No es el tipo de hombre que deja que nada lo venza, así
que está trabajando duro para curarse.
—Eso es bueno. Ella empujó su ensalada con su tenedor.
Podía sentir que ya empezaba, sentir la incomodidad que descendió sobre la mesa
cuando discutimos sobre el hombre con el que me acostaba, el hombre que había sido
condenado al ostracismo unánimemente por mi familia, incluso Anna, que aún no estaba casada
con mi hermano.
—Entonces... ¿te vas a quedar con él? Apuñaló con el tenedor su comida, trozos de
huevo, tocino y queso, antes de llevárselos a la boca. Había un tono melancólico en su voz,
como si lo que pedía estuviera prohibido.
—Yo... no sé lo que estoy haciendo. Intenté no pensar en la decisión que tendría que
afrontar, ya que me enamoraba más de él cada segundo que pasaba a su lado. Me miró de una
manera que nadie más lo había hecho nunca, como si me viera hasta los huesos.
Dejó de comer, dándome toda su atención. —Sí... no puedo imaginarlo.
—Este es el hombre que amo. Pero sé que todo lo que Damien dijo es correcto. No es el
tipo de relación que quiero para siempre.
—Entonces, quédate con él hasta que se apague. Eres joven.

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—He pensado en eso, pero me temo que cada vez será más difícil irse.
—Sí...
Aparté un gran trozo de tomate y luego fui directo a la migaja de queso. —No entiendo
por qué me está pasando esto. No sé por qué tengo que amar a un hombre que no es adecuado
para mí. ¿Por qué me dio la gitana esa lectura? Esto tenía que suceder tanto si la visitaba como
si no, pero ¿por qué tenía que suceder?
—Lo siento, Cat. ¿Le contaste todo esto?
Sacudí la cabeza. —No. Si lo hago, tratará de convencerme de que no lo haga, y me
quedaré atascada. Necesito pensarlo por un tiempo, y luego hacer una ruptura limpia si decido
hacerlo.
—Honestamente, suena como si ya hubieras tomado una decisión.
La miré. —¿Sí?
—Suena como si fueras a dejarlo... eventualmente.
Dejé caer mi mirada, mi corazón se rompió al pensarlo. Lo que teníamos era real, cierto,
y no quería vivir mi vida sin ese hombre a mi lado. Pero tampoco quería perder a mi familia,
perder el futuro que había imaginado en mi cabeza desde joven. Mi padre no estaría mucho más
tiempo, y Damien sería la única familia que me quedaría.
****
Cuando llegué a casa, Heath ya se había duchado después de su entrenamiento.
Llevaba pantalones de chándal sin camisa, de pie en la cocina mientras preparaba un sándwich
para el almuerzo. Sus costillas ya no estaban envueltas y aún había manchas de decoloración
en su piel, pero ya no era el saco de boxeo que solía ser. Sus firmes músculos eran visibles de
nuevo, su piel clara era hermosa ahora que algo de ella se había curado.
Rompió unos cuantos trozos de lechuga y los colocó encima. —¿Quieres un sándwich?
—No, ya he comido. No me preguntó dónde había estado, aunque sabía que había
salido de la casa. Me acerqué a él, viendo los fuertes músculos de su espalda.
Se volvió hacia mí, su brazo rodeando mi cintura mientras me empujaba. Su cara miró
hacia abajo en la mía, y me miró como si estuviera esperando un permiso. Su boca ya no estaba
cortada, y la hinchazón había bajado. Incluso se había curado lo suficiente como para afeitarse.
Aún no nos habíamos besado. Estaba demasiado herido para ese tipo de afecto. Pero
ahora me miraba como quería, como si quisiera abrazarme como solía hacerlo. Me tiró un poco
más cerca, con su gran mano extendiéndose por toda mi espalda.
Me levanté en puntas de pie, con los ojos abiertos y fijos en los suyos, y lo besé.
Él me devolvió el beso, mirándome con su mirada posesiva.

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Como siempre, lo sentí. Sentí esa poderosa chispa entre nuestros labios. Mi mano se
acercó a su brazo, y sentí sus músculos, sentí el poderoso armazón que aún era fuerte bajo esos
moretones. Cerré los ojos mientras dejaba que mis labios se mantuvieran contra los suyos.
Su otra mano se movió en mi pelo, deslizándose hasta que me agarró la parte de atrás
de la cabeza. Me besó de nuevo, gimiendo entre nuestras respiraciones como si nunca hubiera
tenido un beso tan bueno, aunque apenas movíamos los labios. Fue nuestra química, nuestra
conexión, lo que nos encendió.
Se apartó y puso su frente contra la mía, con los ojos cerrados. —No puedo esperar a
hacerte el amor.
Mi mano le acarició la mejilla, mirando a la cara del hombre más bello que jamás había
visto. En el momento en que nos separamos, yo era fría como el hielo, pero cuando estábamos
juntos, me derretía de nuevo... me convertí en esclava de este hombre poderoso. —Lo estás
haciendo ahora mismo.

****
Empaqué mi maleta en el borde de la cama y la cerré.
Heath entró en el dormitorio, pero se detuvo cuando se dio cuenta de lo que estaba
haciendo. Se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos sobre su pecho, como si
quisiera bloquear mi camino para que nunca pudiera salir.
—Tengo que trabajar esta noche... y mañana.
Me miró fríamente, como si no aceptara esa respuesta.
Me puse la correa sobre el hombro. —Estarás bien sin mí.
—Nunca te necesité para empezar. Era sólo una excusa para tenerte aquí. Su voz era
tranquila, pero contenía una amplificación natural, como si la profundidad de su voz la hiciera
más potente.
Me moví alrededor de la cama y me dirigí hacia la puerta. —No puedo quedarme aquí
todo el tiempo.
—¿Por qué no?
Un suspiro se escapó de mis labios. —Volveré en unos días. Me acerqué a la puerta y
esperé a que se moviera.
Me miró desafiante, como si no fuera a ir a ninguna parte. Pero entonces dejó caer sus
brazos y se hizo a un lado.
Bajé por el pasillo y empecé a bajar las escaleras.
Estaba cerca de mí, con sus pies descalzos contra el suelo de madera.

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No quería que tomara las escaleras cuando aún se estaba recuperando, así que me di la
vuelta para despedirme.
Tenía una expresión ligeramente triste en sus ojos, como si fuera difícil verme partir.
Nunca me preguntó si quería estar con él o si mi postura en nuestra relación había cambiado.
Simplemente asumió que estábamos juntos de nuevo.
Pero fue una suposición justa.
Su brazo rodeó mi cintura, y me acercó, sus labios cerca de los míos. —Es difícil para mí
dejarte ir... cuando acabo de recuperarte.
Mis manos se apoyaron suavemente en su pecho, mis ojos en su boca. — No es por
mucho tiempo.
—Es una eternidad para mí. Presionó sus labios contra mi frente, dejando que su cálida
boca permaneciera mientras me abrazaba. —Pronto volveré a la normalidad. Seré el hombre del
que te enamoraste. Seré el hombre que te protege, el hombre que puede levantarte con un solo
brazo y lanzarte sobre mi hombro.
Me retiré para poder mirarlo a los ojos. —Bebé, no pienso menos de ti. Mi atracción por
él no había cambiado. Seguía siendo el hombre más deseable del planeta, incluso con sus
cicatrices.
Suspiraba en silencio, como si pensara menos en sí mismo.
"Sé que esa es toda tu identidad, pero hay más en ti que eso. Y todas esas cosas siguen
ahí."
—¿Sí?, susurró.
—Sí. Como tú arrogancia, tu sarcasmo...
Sonrió un poco, sintiéndose inmediatamente mejor cuando me burlé de él.
—La forma en que me miras... la forma en que me besas...
Su brazo se apretó en mi espalda.
—Y nunca olvidaré la forma en que te veías en esa jaula. Has llegado tan lejos, has
sobrevivido cuando cualquier otro hubiera muerto. Mírate ahora, y sólo han pasado unas pocas
semanas. No pienso menos en ti... pienso más en ti.
Trabajé el fin de semana, volví al escenario después de decirle a todo el mundo que
estaba enferma de gripe otra vez. Pero nadie parecía molesto por mi ausencia, especialmente mi
suplente, que finalmente pudo subir al escenario por unas noches.

***
Cuando terminaron las actuaciones, me fui a casa, a mi apartamento sola.

TRUTH
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Quería un tiempo lejos de Heath porque había estado a su lado desde que lo vi en la
jaula. Habíamos sido inseparables, y yo apenas había tenido la oportunidad de procesar lo que
había sucedido.
Damien me envió un mensaje de texto. ¿Quieres venir a cenar?
Tal vez Anna le había dicho lo miserable que era yo, y él se sentía mal por mí. O tal vez
la invitación no tenía nada que ver. O tal vez estaba probando cómo sería mi vida si me quedaba
con Heath... que el hombre que amaba nunca sería incluido. ¿Sólo nosotros tres?
Hades y Sofía también vienen. Hades también trae a su hermano Ash. Y a papá.
No sabía que Hades tenía un hermano. Es una gran cena. Me hizo sentir peor el no
poder traer a Heath, porque si hubiera querido traer a alguien más, la respuesta hubiera sido sí.
Bueno, es una ocasión especial...
Leí su texto un par de veces, sospechando de su significado. ¿Se supone que eso
significa lo que creo que significa...? No quería deletrearlo por si Anna le echaba un vistazo a su
pantalla o sus mensajes aparecían en su iPad.
Sí.
Me tapé la boca con la mano cuando entendí exactamente lo que estaba a punto de
suceder. Estaré allí en 15 minutos.
****
Nos reunimos en el comedor, nuestras fuertes voces rebotando en el techo abovedado y
se hicieron aún más fuertes cuando nos hicieron eco. Las botellas vacías de vino fueron
rápidamente reemplazadas, y Hades tenía a Andrew en su brazo, mientras que Sofía cuidaba de
Demetri, que se las arregló para dormir durante la mayor parte de la cena.
—Tus bebés son tan lindos, dije. —¿Van a tener más?
—No, respondió Hades. —Dos es suficiente. Movió a Andrew al otro brazo cuando
empezó a ponerse quisquilloso.
Su hermano Ash estaba a su lado, de aspecto similar e igual de callado. Parecía ser
mayor que Hades, pero no por mucho. Mi padre claramente le gustaba porque no paraba de
hablar con él.
Ash era lo suficientemente amable como para fingir estar interesado.
Damien golpeó su cuchara contra su copa de vino para llamar nuestra atención. —Hey,
cállense por un segundo. Se puso de pie.
—Sí, es una gran manera de hacernos callar, dije sarcásticamente.
Anna le sonrió, claramente sin tener idea de lo que iba a pasar a continuación.

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Sabía que Anna no tenía familia y que nos había adoptado como suyos, así que era la
forma perfecta de preguntar.
—Todos aquí son como una familia para mí, dijo Damien, volviendo su mirada hacia
Anna. —Pero hay alguien aquí que no debería ser como una familia. Ella debería ser familia...
Cuando Anna comenzó a entender lo que estaba pasando, su expresión cambió
completamente, una mezcla de shock, alegría y amor.
—Ella debería tener mi apellido. Debería ser la madre de mis hijos. Y debería ser la
persona con la que envejezca. Dejó el vaso y cayó de rodillas, sacando un anillo de su bolsillo.
Lo sostuvo entre las puntas de sus dedos mientras la miraba a los ojos. —¿Serías mi
esposa, Annabelle?
Se cubrió la boca y jadeó cuando vio la enorme roca que le presentó, el anillo que
convencí a Damien de que consiguiera en lugar del modesto que había elegido originalmente, y
su reacción fue puramente genuina.
De nada, Damien.
—Oh Dios mío... sí.
Sonrió antes de ponerle el anillo en el dedo.
Todos aplaudimos y gritamos, y cada vez más fuerte mientras celebrábamos.
Papá parecía ser el más feliz, mirando a su hijo con alegría en sus ojos, como si hubiera
querido este momento más tiempo que nadie... y estaba pensando en mi madre al mismo
tiempo.
Quería que mi padre me mirara de la misma manera cuando fuera mi turno, y si me
casaba con Heath... eso nunca sucedería.
—Chica, ese anillo. Sofía agarró la muñeca de Anna y giró su mano. —Jesús, eso es del
tamaño de una roca.
—Lo sé, dijo Anna. —Mi mano ya está dolorida.
—Es impresionante, dije, tan feliz que le gustó. —¿Te encanta?
—Es precioso, dijo Anna, examinando su propia mano como si no pudiera dejar de
mirarlo
Quería decirle que había ayudado a mi hermano a elegirlo, pero no quería que fuera
sobre mí, así que mantuve la boca cerrada.
Papá se acercó y le rodeó los hombros con su brazo. —Ahora, tengo dos niñas,
igualmente hermosas.
—No estoy de acuerdo con eso, dijo Damien desde el otro lado de la habitación.
—Si mi esposa estuviera aquí, te amaría, dijo. —Te amaría absolutamente.

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—Gracias, Richard, dijo Anna en voz baja.
—Papá, ella está aquí, dije. —Ella siempre está aquí.
Me miró con afecto antes de poner su mano en mihombro. —Ven conmigo un segundo...
—Ya he comido un trozo de pastel, papá, dije, asumiendo que me dirigía a la mesa de
los postres.
—No. Me guio hasta Ash. —Estaba conociendo a este joven agradable, y es un placer
hablar con él.
Ash se volvió hacia mí, sus ojos serios pero la comisura de su labio ligeramente
levantada, como si supiera exactamente lo que mi padre trataba de hacer y lo encontrara
divertido.
Yo lo encontré un poco horroroso.
—Toca la guitarra, dijo papá. —¿Por qué no...? Nos señaló a los dos antes de
abandonarme, y luego tomó otra rebanada de pastel de la mesa.
Lo vi irse con un suspiro antes de volverme hacia Ash. —Ya se ha comido un trozo de
pastel, que era demasiado. Ahora se va por un segundo, y sabe que es mejor.
Ash sostuvo su copa de champán a su lado, llenando su ropa de la misma manera que
Hades. —Es una noche especial. Déjalo celebrar.
—Lo sé, sólo quiero que viva para todas las noches especiales.
Metió la mano en el bolsillo y miró al suelo un momento, como si no supiera qué decir. —
Me halaga que a su padre le guste tanto como para forzar a su hija a una situación muy
incómoda.
Me reí, me gustó su sentido del humor. —No te sientas muy halagado. Creo que está
tratando de casarme rápido ahora que mi hermano se ha establecido.
—Esto es nuevo para mí. No mucha gente me está presionando para que me case con
sus amigos y hermanas.
—¿Por qué? Lo dije sin rodeos, encontrándolo aún más atractivo que su hermano.
Se encogió de hombros. —No soy realmente material para el matrimonio. Tal vez tu
padre debería haberme preguntado eso primero.
—Me sorprende que no haya sacado una lista de preguntas de su bolsillo.
Ahora era su turno de reírse. —No creo que necesites ayuda para encontrar un hombre
de todas formas. Y yo no necesito ayuda para encontrar a una mujer.
Definitivamente era más arrogante que su hermano, o simplemente más honesto. —En
realidad, estoy viendo a alguien. Nunca habíamos establecido si estábamos en una relación, y
sería inteligente salir de ella antes de que se convirtiera realmente en algo. Pero cuando me

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enfrenté a un posible pretendiente, Heath fue el único hombre en el que pude pensar. Me sentí
obligada a declarar que existía... porque estaba comprometida con él.
—¿Oh? ¿A tu padre no le gusta?
—No. No sabe de él.
—¿Lo sabe Damien?
—Sí, no es un fanático.
—Ahora lo entiendo, dijo mientras asentía ligeramente. —A Damien no parece gustarle
nadie, así que supongo que no me sorprende.
Bueno, esta vez, en realidad era legítimo. —Gracias por aguantar a mi padre. Ve a un
hombre guapo e inmediatamente trata de jugar al casamentero.
Sonrió. —Soy guapo, ¿verdad?
Me reí entre dientes antes de tomar un trago de mi vino. —Me gustaba Hades cuando
era joven, y tú te pareces mucho.
—Apuesto a que te habrías enamorado de mí si nos hubiéramos conocido.
Me encogí de hombros. —Tal vez me hubiera gustado que los dos lo hiciera.
—Dos hombres... es mucho para una mujer.
Sonreí. —No para mí.

****
Al final de la noche, nos despedimos en la puerta. Sofía y Hades llevaron a sus hijos al
coche y se fueron a casa. Ash estrechó la mano de todos antes de ir a su coche en la acera de
fuera. Fui la última en salir, dándole un abrazo a Anna. "Ahora, tengo una hermana. Siempre he
querido una hermana en lugar de un hermano."
Se rio mientras me abrazaba. —Sé que no lo dices en serio, pero gracias. Y gracias por
ser tan amable conmigo desde el principio. En el instante en que nos conocimos, fue tan fácil
hablar contigo... Me hiciste sentir bienvenida. Te lo agradezco mucho. Se apartó y me dio una
ligera sonrisa.
—Bueno, tiendo a gustar a todos a menos que me den una razón para no hacerlo.
Damien se quedó allí, mirándonos. Mi padre ya se había ido a la cama porque estaba
agotado después de todas las fiestas. Tenía una clara alegría por la vida, pero le hizo quemarse
rápidamente. Damien vino a mí después, siendo un caballero al acompañarme a mi coche fuera
ya que era tarde en la noche. —Buena decisión con el anillo.

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—Te lo dije, dije cuando nos quedamos sin audición. —Si le hubieras dado ese anillo de
caramelo, probablemente habría dicho que no. Y si no lo hizo, debería haberlo hecho.
—No fue tan malo, pero tienes razón. Parece que a ella le encanta.
—Claro que sí, lo hace.
Se detuvo cuando llegó a mi coche. —Te vi hablando con Ash.
—Sí, hablé con todos allí. Esperaba que mi padre me empujara hacia alguien, pero no
mi hermano.
No dijo nada más al respecto, sólo me miró con las manos en los bolsillos. No mencionó
a Heath como dijo que no lo haría, pero su mirada mostró perfectamente su decepción.
—Espero que no lo hayas invitado sólo por mí.
—No. Ash y yo nos hemos convertido en buenos amigos a lo largo de los años. Me
sorprendió que a papá le gustara tanto.
—Porque a papá le gusta todo el mundo. Puse los ojos en blanco.
—No todos. El significado de esa declaración era inconfundible.
Lo he olvidado. —Bueno, felicitaciones. Me alegro mucho por ti.
—Gracias. Y gracias por ser tan buena con ella.
—Por supuesto, dije. —Incluso si no me gustara, sería amable con ella, por ti.No había
un doble sentido para mis palabras, pero después de decirlas, me di cuenta de que podían ser
interpretadas de una manera diferente. —Ya sabes lo que quiero decir...
No dijo nada.
Sería fácil para mí disgustar a Anna porque ha estado casada con el mismo hombre dos
veces. Esa relación causó mucha confusión a mi hermano, puso en peligro a mi familia, incluso
por poco tiempo mantuvo mi propia vida en la balanza. Pero no era así como yo juzgaba a la
gente. Los veía por lo que eran, no por su equipaje. Pero tal vez esa bondad me puso en la
situación en la que estaba ahora...
—Buenas noches, Cat. Damien se dio la vuelta y se dirigió a la casa.
Lo vi alejarse, ya sentía el cambio en nuestra relación, sentía el cambio en todo. —
Buenas noches...

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Heath
Mi habilidad para leer a la gente tan bien fue una de las principales razones de mi éxito.
Junto con mi fuerza bruta, inteligencia y sarcasmo salvaje.
Y como conocía a mi mujer tan bien, podía leerla como si estuviera bajo un microscopio.
Definitivamente había una barrera a su alrededor, un poco de distancia que aún existía entre
nosotros. Sentí que disminuía cuando estábamos juntos, cuando nuestros ojos estaban cerrados
y el amor fluía entre nuestros corazones. Pero luego regresó, sutilmente.
Decidí dejar que lo resolviera ella sola, no cuestionarla en caso de que la asustara.
Pero se había ido a casa el fin de semana, y ahora era martes, y no había sabido nada
de ella. No hay mensajes de texto. Ni llamadas telefónicas. Nada de nada.
Era demasiado orgulloso para perseguir a alguien que no quería ser perseguido, pero mi
paciencia era mi debilidad porque no tenía ninguna. Si lo hiciera a mi manera, quemaría su
apartamento hasta los cimientos y movería su culo a mi casa.
Pero eso no iba a funcionar con una mujer como ella.
Ella me patearía el trasero.
Y disfrutaría cada segundo de ello.
Cuando mi paciencia expiró oficialmente, cedí y le envié un mensaje de texto
. Nena.
Eso fue todo lo que dije, esa sola palabra llena de un ensayo entero.
Ella me envió el mensaje de inmediato, apareciendo esos tres pequeños puntos.
Lo siento. He estado ocupada.
No me gustó esa excusa.
Recuerda lo que pasó la última vez que estuviste demasiado ocupada para mí.
No quise amenazarla, pero amenazar a la gente era mi vida entera, y simplemente salió
a la luz. Me frustró que no estuviera conmigo, que al menos no se acostara conmigo antes de
irse a ocuparse de las cosas.
Los tres puntos no aparecieron en el buzón de mensajes.
Bien. Será mejor que piense en lo que dije.

TRUTH
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Los tres puntos aparecieron minutos después.
Estaré allí pronto.
Eso es lo que pensé.
****
Entró por la puerta con su bolso al hombro. No tenía maquillaje, como si hubiera estado
en casa sin hacer nada excepto beber vino frente al televisor. Su mano se movió a través de su
cabello mientras colocaba la bolsa en la isla de la cocina.
No me levanté de mi asiento en el sofá. Me incliné hacia adelante con los codos sobre
las rodillas, con la mirada fija en la mesa. No la miré mientras hablaba. —No juegues conmigo.
Después de unos pocos latidos, levanté mi mirada y la miré fijamente. En los últimos cuatro días,
había mejorado, los moretones se desvanecían más, la terapia física ayudaba. Estaba sin
camisa en pantalones de chándal, viendo el partido mientras bebía agua, aunque deseaba algo
mejor.
Se paró frente al mostrador, cruzando lentamente los brazos sobre el pecho como si
estuviera incómoda. Llevaba vaqueros y un jersey, parecía constreñida por toda la ropa que
llevaba. —No estoy jugando...
—Entonces, ¿por qué no te he visto en cuatro días? Me puse en pie y lentamente me
acerqué a ella, capaz de mantener mi cuerpo perfectamente recto ahora que mi cuerpo se había
curado lo suficiente. Mis hombros estaban cuadrados, mi espalda estaba rígida y mis costillas no
me dolían tanto. —¿Por qué no he sabido nada de ti? No quería ser un hombre que exigiera toda
su atención, pero mi intuición nunca se equivocó. Había algo malo, algo fuera de lugar.
Ella no dio un paso atrás cuando me acerqué. —Trabajé todo el fin de semana, y luego
mi hermano se comprometió...
—Esa no es la respuesta que estoy buscando. Me detuve frente a ella, mirando a esta
hermosa mujer de labios carnosos, ojos como gemas y la peca más sexy. —No me hagas perder
el tiempo. No me insultes tampoco. Después de que me salvara la vida, hice muchas
suposiciones, pero todas eran razonables. —O estás conmigo, o no estás conmigo. Vete y no
vuelvas... o quédate. Escoge... y apégate a ello. No quería que ella eligiera la opción que yo
despreciaba, pero tampoco quería estar con una mujer que no quería estar conmigo. Me merecía
algo mejor que eso.
Dejó caer su mirada al suelo.
—Cuando tengas una conversación conmigo, mírame. Mi mano se movió bajo su barbilla
y forzó su mirada hacia arriba, siendo más agresiva que gentil. La trataba como a uno de mis
hombres más que como a la mujer que amaba, pero a veces era difícil mantener a los dos
separados. La liberé.
Esta vez, no miró hacia otro lado. —Todo sucedió tan rápido. Nunca tuvimos la
oportunidad de hablar...

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—Entonces habla. No me gustó a dónde iba esta conversación, en absoluto.
Estuvo callada durante mucho tiempo, como si no quisiera ser honesta conmigo, no
quería decirme estas cosas. —Te salvé porque te amo. Te vi, y sólo... actué. Estaba tan
enfadada contigo por lo que hiciste, pero mi amor triunfó sobre mi odio, y te saqué de allí... y no
me arrepiento.
Contuve la respiración mientras la miraba, realmente asustado. Miedo de que me hiciera
más daño que la última vez.
—Y te amo... tanto. Cerró los ojos y su voz se escapó como un susurro, como si decir las
palabras en voz alta consumiera cada gota de emoción que su cuerpo pudiera crear. Cuando me
miró, una película de humedad estaba en la superficie de sus ojos. —No hay nadie más con
quien quiera estar. Eres el hombre que quiero... para siempre.
Todavía no respiraba porque sabía que no era el final de la conversación.
—Pero... hablé con Damien.
Odié a ese hijo de puta aún más. No me importaba la destrucción que había infligido a
mi cuerpo. Quitarle a su hermana, la mujer que amaba, fue un millón de veces más doloroso que
unas costillas rotas.
—Le pedí que abandonara su campaña. Aceptó.
Finalmente liberé el aire que sostenía porque mis pulmones ya no podían soportar el
estrés.
—Pero me dijo que nunca te aceptaría, que nunca te aprobaría, y que tampoco lo haría
mi padre. Nunca serás parte de nuestras vidas, parte de nuestra familia. Así que, en cada fiesta,
en cada evento importante, sólo seré yo... y no tú. Así que esto no tiene futuro... Nunca
podremos tener un futuro.
—Las cosas cambian, Catalina.
—Sí, pero no esto. Sus lágrimas crecieron tanto en tamaño que se extendieron por sus
mejillas.
—Hades y Damien no hablaron durante mucho tiempo. Pero se dieron cuenta...
—Totalmente diferente...
—No es diferente. Damien cometió muchos errores que causaron que le pasaran cosas
terribles a la esposa de Hades. No es tan jodidamente inocente. Él también comete errores. El
tiempo cambia las perspectivas. Mira cómo ha cambiado tu perspectiva sobre mí. Toma tiempo,
mucho tiempo.
Sus brazos se apretaron sobre su pecho. —No va a cambiar su perspectiva...

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—No te rindas conmigo. No podía perderla. Lo hice una vez, y fue insoportable. Me
entregué a Damien porque estaba delirando. —Dame una oportunidad. Puedo hacer que cambie
de opinión, eventualmente.
Sacudió la cabeza ligeramente.
—Nena, por favor. La idea de obtener el perdón de Damien sonaba como una tonelada
de esfuerzo y un dolor en el culo, pero trabajaría duro para que ocurriera, porque ella valía la
pena. —Me dijiste que no buscarías un marido hasta dentro de unos años. Tienes tiempo. Dame
ese tiempo a mí.
—También he pensado en eso... pero cuanto más tiempo me quede, más difícil será
marcharme. Y ya puedo ver cómo las cosas son diferentes con mi familia. Puedo sentir la
incomodidad que no existía antes, incluso con Anna. Has sido condenado al ostracismo por mi
familia, y ahora me tratan diferente por eso. No quiero perder a mi familia.
—Nunca los perderás, nena.
—Pero ya no es lo mismo. No puedo imaginarte pidiéndole permiso a mi padre para
casarte conmigo y él diciendo que sí...
Ahora respiré profundamente, sintiendo el dolor en mis pulmones porque había aspirado
el aire muy rápido. —¿Piensas en casarte conmigo?
Estuvo callada por un tiempo. —No. Sólo quiero decir hipotéticamente...
—No me mientas. ¿Puedes realmente alejarte del hombre con el que quieres casarte?
Ella miró hacia otro lado.
—¿Qué dije sobre mirarme? Estallé.
Se volvió hacia mí, con sus fosas nasales encendidas por el fastidio.
—No te alejes de mí. Todavía no. Quería encadenarla a mi cama para que no se pudiera
ir. Quería llevármela, empezar de nuevo en algún lugar nuevo, sólo para que pudiéramos estar
juntos. Pero nunca sería realmente feliz, porque nos necesitaba a los dos.
Estuvo tranquila durante mucho tiempo, respirando con dificultad. —Quiero un marido
que llame amigo a Damien. Eso es muy importante para mí porque mi padre no estará aquí
después de otra década, y será todo lo que me quede...
—Balto es todo lo que me queda también. —Entiendo cómo te sientes.
Se frotó los brazos como si tuviera frío. —Quiero que nuestros hijos jueguen juntos.
Quiero que estemos cerca. Pero si Damien se niega a reconocer tu existencia, tendré que ir allí
sola con nuestros hijos y tú no puedes venir y es sólo... no quiero eso. Quiero que los cuatro
seamos una familia. No puedo ver que eso suceda contigo".
—Ahora mismo, no. Pero con el tiempo, sí. Puedo hacer que eso suceda.

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Sacudió la cabeza como si mi sugerencia fuera ridícula. —La gitana me dijo que sólo
amaría a un hombre... y que sería un enemigo para mi familia.
—Pero ella no dijo que no había esperanza. No dijo que las cosas no pueden cambiar.
Sólo te dijo una verdad sobre tu vida, el resto está en juego. Mira, soy un hombre que puede
hacer que la mierda suceda. Al menos déjame intentarlo.
—Si salgo ahora, será mucho más fácil que si espero...
—Dejarme. Yo. Inténtalo. Levanté la voz porque mi temperamento estaba empezando a
subir. —Te perdí una vez, y no puedo hacerlo de nuevo. No lo haré de nuevo, carajo. Empecé a
respirar con dificultad, me dolía el cuerpo por todo el esfuerzo que estaba haciendo. —Toda esa
mierda con Damien acaba de pasar hace semanas. Por supuesto que todavía está enfadado.
Joder, todavía estoy enfadado. Deja que se enfríe. Deja que el polvo se asiente. Entonces,
vamos a intentarlo.
Se pasó los dedos por el pelo, claramente nerviosa por el riesgo que corría. —Incluso
si tienes éxito, todavía está mi padre...
—Me lo ganaré también.
—No sé nada de eso. Sacudió la cabeza. —Y necesito su bendición, aunque se haya
ido. No puedo estar con un hombre que mi padre no aprueba...
—Lo he visto contigo, Catalina. Ese hombre no es amargado, ni frío, ni egoísta. Te
quiere mucho, y no hay nada que no te daría si te hiciera feliz. Todo lo que tendrías que hacer es
hablar con él, y estoy seguro de que respondería.
—Y entonces Damien lo convencería de que no lo haga otra vez. La opinión de su hijo le
importa...
—Entonces déjame trabajar en Damien. Levanté mi mano para silenciarla. —Sólo pido
un poco de tiempo. Dejé que tu hermano me golpeara casi hasta la muerte. Claramente estoy
dispuesto a hacer cualquier cosa para que esto suceda. Cualquier cosa. Así que por favor...
déjame intentarlo, joder.
Suspiró en silencio, cerrando los ojos por unos segundos mientras consideraba la oferta.
Todavía estaba en desacuerdo con sus sentimientos, todavía tenía miedo de darme una
oportunidad porque le dolería mucho si no funcionaba.
—Se supone que debemos estar juntos, Catalina.
Sus ojos se enfocaron en mi cara. —Dijiste que no creías en el destino y cosas así.
—No lo hago, susurré. —Pero creo en esto. Me acerqué a ella, tocando mi frente con la
suya, recordándole el sentimiento cegador que compartimos tan fácilmente, tan orgánicamente.
—Creo en nosotros.
Sus brazos se apoyaron en los míos, sus dedos presionando ligeramente en mi carne.
Me miró fijamente a los labios durante unos segundos antes de cerrar los ojos, como si pudiera

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oír el unísono de nuestros dos latidos, sentir la tensión de nuestras almas mientras se hacían un
nudo. —Está bien...

***
Me senté en el sofá, mi espalda contra el cojín con las rodillas separadas, mis pies
descalzos en la alfombra. Mis manos aún estaban a los lados, mi polla dura contra mi estómago
mientras miraba a Catalina delante de mí.
Su suéter estaba en algún lugar de la alfombra, su sostén en la mesa de café, y después
de quitarse los jeans, sus pulgares se deslizaron bajo el encaje de sus bragas antes de que las
bajara. Su coño estaba perfectamente arreglado, su pequeño nudo visible entre la raja en el
ápice de sus muslos. Los empujó hacia abajo sobre sus fuertes muslos, y cuando soltó la tela,
cayeron el resto del camino al suelo. Se salió de ellos y luego se acercó.
Apenas podía respirar.
El salón estaba oscuro porque la televisión estaba apagada, las ventanas abiertas a la
vista de la ciudad, la catedral iluminada a lo lejos, y estaba tan silencioso que podía oír cada
sonido, desde su respiración lenta hasta el estiramiento de la tela del sofá una vez que sus
rodillas aterrizaban en el cojín.
Había pasado tanto tiempo.
Mi polla no había estado en ningún otro sitio, ni siquiera en mi mano. Mi cuerpo quería
sexo, pero mi corazón quería esta conexión espiritual, sentirla de una manera que nadie más
tenía, sentir nuestras respiraciones sincronizadas, nuestros latidos acelerados, aunque apenas
nos moviéramos.
Sus manos fueron al fondo del sofá mientras se guiaba hacia abajo, con cuidado de no
agarrarme o causar que mis heridas se agarren. Plantó sus pies a ambos lados de mí en el sofá,
sosteniéndose como la atleta en forma que era.
Mis manos fueron a sus fuertes mejillas, y las agarré con fuerza, sintiendo los músculos
que me excitaban.
Acercó su cara a la mía, sosteniéndose sin siquiera tocarme, sus labios listos para
consumir los míos.
Mis dedos amasaron su carne, tocando ese sexy culo en mis manos. La acerqué un
poco más, queriendo sentir sus tetas descansar contra mi pecho, sentir esos duros pezones
arrastrarse contra mí. Respiré contra su boca, excitado como un niño en vez de preparado como
un hombre.
Sus labios se posaron sobre los míos, su boca más suave que sus sedosas piernas, más
suave que sus mejillas de pétalo de rosa. Empezó tan suave, como si se estuviera
acostumbrando a mi beso otra vez.

TRUTH
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Cerré los ojos y me enamoré de ella con un simple toque.
Me pregunté si había estado con alguien más, tarde en la noche cuando mis
pensamientos me perseguían. No eran sólo los celos los que me volvían loco, sino la
posesividad, porque ella seguía siendo mía según mi corazón. No me importaba dónde había
estado, cuántos tipos habían tenido el honor de cogérsela, pero ahora que era mía, quería ser su
único... y el último.
Una mano le atravesó el culo, mientras que la otra se le metió en el pelo, acariciando la
sedosa cortina que le bajaba por la espalda. Mis dedos le acariciaron la cara, mi pulgar rozó la
comisura de su boca mientras la besaba. Mi polla rezumaba por la punta y goteaba a lo largo de
mi cuerpo hasta las pelotas sólo por su beso. Ella me agarró de la base y me guio directamente
antes de bajarse, sus labios envolviéndome en el abrazo más sexy, cubriéndome con su
humedad, apretándome con su fuerza.
La miré a los ojos mientras veía cómo me cogía, vi cómo manejaba esa gran polla como
una profesional.
Se bajó más, deslizándose a lo largo de mi cuerpo, yendo despacio porque su cuerpo ya
no estaba acostumbrado a mí. Su respiración se hizo más dificultosa cuanto más se alejaba,
como si las molestias fueran nuevas.
Luché sólo por el contacto, luché por sentir nuestros cuerpos combinados, por la forma
en que ella me amaba y yo la amaba a ella. Mis manos volvieron a su trasero para poder
apoyarla un poco, mis brazos me dolían con el esfuerzo.
Me agarró las dos muñecas, los hombros hacia atrás y las tetas hacia adelante. Me
apartó los brazos, mostrándome que no necesitaba mi ayuda en absoluto, que no quería que me
hiciera daño al intentar levantar su cuerpo. Puso mis manos en su cintura estrecha, mis pulgares
atravesando su estómago hasta su ombligo, donde todavía estaba su cráneo de diamante.
Me preguntaba si alguna vez se lo había quitado.
Empezó a moverse de arriba a abajo, sosteniéndose del sofá para mantener el equilibrio,
su cuerpo estaba tan en forma que podía hacer todo el trabajo y ni siquiera luchar.
Cada vez que ella empujaba su coño apretado hasta mi base, yo soltaba un gemido,
cada vez más fuerte con cada movimiento. Mis dedos se agarraron a su estómago, cavando en
su carne y sintiendo sus abdominales por debajo.
Cerré los ojos porque no podía luchar contra ello, no podía luchar contra el impulso de
llenar ese coño porque era mío. —Nena, lo siento... Me vino fuerte, cayendo en pedazos en los
primeros golpes, soltándome como nunca antes me había cogido a una mujer. Mi polla se movió
con fuerza dentro de ella, y bombeé tanto de mi semilla dentro de ella que instantáneamente
empezó a gotear, como si simplemente no hubiera suficiente espacio para contenerlo todo. Mis
pies se apoyaron en el suelo y sentí el calor que se propagó por mi piel, haciéndome sentir
caliente y sudoroso a pesar de que apenas había levantado un dedo.
Me miró con ojos atentos, como si fuera una excitación más que una decepción.

TRUTH
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Susurré a través de mi pesada respiración. —Mi última vez... fuiste tú. Estaba
demasiado deprimido para masturbarme cuando me dejó. Ni siquiera me sentí excitado porque
el licor aguó todo mi deseo. La última vez fue la forma en que llegué justo ahora.
Ella empezó a moverse de nuevo, deslizándose por el camino blanco que goteaba por
mi polla. Se le añadió lubricante, no es que lo necesitáramos. —Me gusta sentir tu venida dentro
de mí... Continuó montando mi polla semidura, devolviéndola a la dureza con unos pocos golpes.
Se movía de arriba a abajo, su culo y muslos apretados mientras bajaba y se levantaba
agradable y lentamente, sus dedos se deslizaban en la parte posterior de mi pelo mientras
respiraba en mi cara, disfrutaba del potente deseo entre nuestros cuerpos.
Me perdí en esos ojos verdes, me perdí en la conexión espiritual entre nuestros cuerpos,
viajé a través de las nubes y las estrellas mientras ella me llevaba a algún lugar fuera de este
mundo. Comprendí exactamente lo que Balto sentía, por qué era tan fácil para él renunciar a
toda su forma de vida por una sola persona.
Porque ella era su nueva forma de vida.
Catalina siguió subiendo hasta la punta de mi polla, su humedad besando la corona de
mi cabeza, y luego empujando hacia abajo, mi eje estirándola de nuevo antes de que se
levantara y empezara de nuevo.
Yo ya quería volver. —Nena... te amo. Nunca antes había dicho cómo me sentía cuando
lo sentía porque nuestros sentimientos habían sido clasificados de nuestras propias mentes.
Pero ahora lo sentía, y quería decirlo cada vez que lo sentía, sin miedo a sentir la emoción más
poderosa creada. Era más fuerte que el odio, más fuerte que los celos, más fuerte que la
codicia... más fuerte que todas las fuerzas conocidas combinadas. El poder siempre permanecía
en la persona que se preocupaba menos, que no tenía nada que perder, y yo había abandonado
todo ese control porque ya no importaba.
Continuó subiendo y bajando, su espalda arqueada, sus tetas arrastrándose contra mí,
sus labios ligeramente separados, tan perfectos. —Te amo...

***
Estaba muerto de sueño cuando el teléfono empezó a sonar en mi mesita de noche.
Catalina gimió y se dio la vuelta, tirando de las sábanas sobre su cabeza como si eso
bloqueara el sonido.
Agarré el aparato, vi el nombre de Balto en la pantalla con los ojos entrecerrados, y cogí
la llamada porque era importante. No me llamaría a esta hora de la noche a menos que fuera
urgente. De hecho, casi nunca me llamaba a menos que fuera urgente. —¿Sí? Me senté y me
levanté de la cama, dejando el dormitorio para no despertar a Catalina.
Fue directo al grano. —Cassini necesita que la lleves al hospital. A pesar de las palabras
que dijo, su voz fue controlada. —Está teniendo dolor con el bebé.

TRUTH
 PENELOPE SKY
Mi corazón comenzó a latir. —Por supuesto. Pero...
—Estoy demasiado lejos, Heath. Estoy en medio de las colecciones en el norte. No
puedo llegar a ella. Y nos llevaría demasiado tiempo cambiarnos".
Me sentí como una mierda. Me sentí peor que en el fondo de esa jaula. — Me ocuparé
de ello... y lo siento.
Clic.
Volví al dormitorio y me vestí.
Catalina se despertó con el sonido de mis movimientos. —¿Qué estás haciendo...? ¿Te
vas?
Rápidamente me puse una camisa de manga larga en la cabeza y me puse los
vaqueros, invencible al dolor que me causó. —No puedo explicarlo ahora mismo. Tengo que
irme.
Se levantó de la cama, sin llevar nada más que sus bragas. —¿Qué pasa?
—Tengo que ayudar a Cassini. Tomé todas las cosas de mi mesa de noche y me dirigí al
pasillo.
Ella me siguió. —No lo entiendo. ¿Qué es lo que pasa? Déjame ir contigo...
—No tengo tiempo para esperar. Tomé las escaleras del garaje. —Necesita que la lleve
al hospital. Algo está mal con el bebé. Y Balto está trabajando en mi maldito lugar, así que no
puede hacerlo. Me desprecié a mí mismo por hacerle esto, por cuidar de su esposa cuando
debería ser él.
—Oh no...
Presioné el botón de la pared para que se abriera la puerta del garaje. —Me tengo que
ir.
—Está bien.
Agarré a Cassini y la llevé al hospital. Hice exactamente lo que Balto haría, mandando a
la gente y haciendo amenazas hasta que vio a un médico de inmediato cortando a todos los de
la fila porque no me importaba una mierda nadie más.
Cuando ella estaba en la habitación, el doctor hizo algunas pruebas, incluyendo ver al
bebé en la máquina de ultrasonido.
Estaba asustada y con dolor.
Le tomé la mano y le susurré. —Todo va a estar bien, Cassini. Estoy seguro de que está
bien. Entrecrucé los dedos, mirando su cara manchada de lágrimas mientras sentía que mi auto-
odio crecía. No debería ser yo quien la consolara ahora mismo.
—Tengo miedo, susurró. —Es mi bebé...

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—Lo sé. Le apreté la mano. — Pero se pondrá bien. Le mentí, le mentí para calmarla.
Cuando el doctor finalmente terminó, dio la noticia. —Su hijo está bien. Sólo está
experimentando algunas contracciones tempranas, pero son temporales y pasarán. La mayoría
de las mujeres ni siquiera las sienten.
—¿Se va a poner bien? preguntó, apretando mi mano con fuerza. —¿Él está bien?
—Sí. Todo parece normal. Apagó el ultrasonido. —Les daré un minuto.
Cuando el doctor se fue, se rompió en sollozos. —Oh Dios mío... Ambas manos se
dirigieron a su estómago mientras miraba al techo, con los ojos cerrados y las lágrimas goteando
desde las esquinas de sus ojos hasta sus oídos.
Mi mano se apoyó en su brazo. —Está bien, Cassini.
—Lo sé... estaba tan asustada.
La froté suavemente. —Lo sé. Pero este es el hijo de Balto. Sabes que es una bestia.
Sonrió un poco, pero siguió llorando.
—El doctor dijo que te dará algo para detener el dolor durante los próximos días. ¿Qué
tal si te dejo en casa y espero en la farmacia hasta que esté listo?
Se secó las lágrimas e ignoró lo que dije. — ¿Puedes llamarlo?
Sabía que estaba en medio de algo, así que una llamada telefónica probablemente no
era práctica. Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto. Cassini está bien, y el bebé
también. Todo está bien. Voy a llevarla a casa ahora.
No respondió el mensaje, pero probablemente miraría ese mensaje lo antes posible y se
sentiría aliviado.
—Le envié un mensaje de texto, probablemente no debería llamarlo ahora mismo.
Asintió con la cabeza, todavía acostada en la cama. —Me gustaría que estuviera aquí...
Incliné la cabeza avergonzado, cerrando los ojos. —Lo siento mucho.
Me agarró la mano otra vez. —Está bien, Heath. Gracias por cuidarme.
—Por supuesto. Siempre estoy aquí para ti. Moriría por ella, porque esa era la clase de
lealtad que compartíamos Balto y yo. Él haría lo mismo por mí si tuviera una esposa. Le apreté la
mano. —Y volveré a trabajar para que Balto pueda estar en casa contigo.
No lo discutió, no ocultó el hecho de que odiaba que Balto se hiciera pasar por mí.
—Siento haberle permitido hacerlo.
Todavía no ha dicho nada.
Me sentí fatal.

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—No quiero que vuelva a suceder, Heath, susurró. —Tú eres el que eligió ser el Rey de
la Calavera. Balto eligió irse. No nos pongas en esa situación nunca más.
Balto se había ofrecido, y yo nunca lo habría pedido. Pero no se lo dije. —Lo prometo.
—Entonces llévame a casa.
Me puse de pie y la ayudé a levantarse de la cama y al suelo.
—¿Podrías hacer algo más por mí?
Metí su brazo en el mío para poder apoyarla mientras la sacaba del hospital.
—Cualquier cosa.
—¿Quizás un poco de helado? Balto nunca tiene dulces en la casa...
—Te conseguiré todo lo que quieras. Le sonreí. —Vamos a llevarte a casa, y cogeré la
medicación y todo lo demás.
—Bien, gracias.
***
La metí en la casa antes de volver a mi camioneta y conduje hasta la farmacia. Estaba a
punto de abrir la puerta cuando Balto llamó.
Respondí enseguida. —Acabo de dejarla en casa. Voy a buscar su medicación en la
farmacia.
Debe haber estado solo porque era cándido. —¿Qué dijo el doctor?
—Algo sobre las contracciones tempranas, pero son normales. Supongo que todas las
mujeres las tienen, pero la mayoría no las sienten. Voy a coger la medicación que el médico le
ha recetado para que esté más cómoda hasta que pasen. También me pidió que le trajera un
helado. No se rio de la última cosa que dije. —¿Mi hijo está bien?
—Sí.
—¿Y mi esposa?
—Un poco agitada, pero está bien.
Suspiró al teléfono, mostrando toda su emoción en esa simple pausa.
—Volveré mañana. Ya has hecho suficiente.
Estuvo callado durante mucho tiempo. —Quiero ayudarte, Heath. Pero mi esposa y mi
hijo son lo primero...
—No necesitas explicarte, Balto. Lo comprendo. Para empezar, no debería haberte
dejado tomar mi lugar.
—¿Estás seguro de que eres lo suficientemente fuerte?

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No importaba si estaba en una silla de ruedas. —Sí. Termina lo que estás haciendo y
vete a casa con tu esposa.
Volvió a suspirar. —Debería haber estado allí...
Cerré los ojos. —Lo sé... pero estarás ahí para todo lo demás.
—Sí.
Nos sentamos en silencio durante mucho tiempo, como si Balto sólo quisiera el consuelo
de mi presencia.
—¿Qué clase de helado le gusta?
—Chocolate. Pero ella comerá cualquier cosa.
Sonreí un poco. —Está bien. Déjame llevarle eso a ella. Cuando llegues a casa, estará
libre de dolor y alimentada, y muy feliz de verte.
Cuando llegué a casa, era el amanecer.
Catalina se sentó en el salón, como si me hubiera estado esperando las últimas horas.
En el momento en que llegué a la cima de las escaleras, se puso de pie de un salto y vino hacia
mí, llevando una de mis camisas. —¿Está todo bien?
—Sí. Cassini y el bebé están bien. Ella estaba teniendo dolor de embarazo, pero era
normal.
—Oh, es un alivio. ¿Y Balto?
—Llegará a casa en cualquier momento.
Ella asintió. —Menos mal que pudiste llevarla al hospital y todo eso.
Eso no era algo para celebrar. —Debería haber sido Balto. Si no fuera por mí, habría
sido él. Suspiré en silencio. —Mañana vuelvo al trabajo.
—¿Estás seguro de que es una buena idea?
— Estoy mucho mejor de lo que solía estar. Nadie lo sabrá.
—Pero... sigo preocupado.
—No puedo dejar que Balto siga trabajando. Pasé junto a ella y me dirigí al dormitorio.
—No debería haberlo permitido en primer lugar. Me esconderé por un tiempo. En unas pocas
semanas, estaré como nuevo de todos modos. Entré en el dormitorio y me desnudé.
Ella se quedó allí y me miró, sus ojos escudriñando mis moretones. —¿No podrías
tomarte unas vacaciones o algo así?
Me reí entre dientes. —No existen las vacaciones, cariño.
—Bueno, ¿podrías dejarlo?

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Cuando estaba en calzoncillos, me moví a la cama. —Sí. Pero no quiero. Me senté en el
borde.
Me miró con los brazos cruzados sobre su pecho. Nunca había expresado su disgusto
por mi elección de carrera, pero nuestra relación siempre había sido una aventura. Ahora que
hablábamos del futuro que queríamos tener, probablemente se sentía diferente al respecto. Pero
no dijo eso ahora. —¿Por qué no?
—Trabajé duro para el puesto. No voy a entregárselo a nadie más.
—Entonces, ¿lo disfrutas?
Asentí con la cabeza. —Sí.
Dejó caer sus brazos y se movió al otro lado de la cama.
De espaldas a ella, me dirigí a los pensamientos que asumí que tenía. —Pero si alguna
vez me pidieras que me fuera... lo haría.
Su cuerpo hizo que el colchón se hundiera, pero luego se quedó quieta, como si esas
palabras la afectaran.
Balto tomó una dura decisión cuando eligió la vida doméstica por encima de la excitación
sanguínea del Underground. Pero sabía que no podía tener ambas cosas, no podía mantener a
su familia a salvo si seguía siendo el rey. Así que tomó su decisión y no se arrepintió. No había
pensado tan a fondo, pero sabía que haría cualquier cosa para mantener a esta mujer, así que,
si llegaba el momento, lo haría... en un abrir y cerrar de ojos.

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Catalina

A pesar de que se había comprometido hace una semana, Anna estaba ansiosa por
conseguir un vestido de novia.
La encontré en el comedor de la casa de Damien para que pudiéramos almorzar antes
de irnos.
—¿Qué piensas de esto? Ella empujó una revista abierta hacia mí.
No miré la foto. —No creo que importe lo que yo piense. Presioné mis dedos contra el
papel y lo empujé hacia atrás. —No necesitas mi opinión.
Ella lo empujó hacia atrás otra vez. —Pero necesito que me digas lo hermosa que me
vería en él.
Sonreí y luego miré el vestido que ella quería que viera. —Vaya, es hermoso. Muy
elegante. Creo que te quedaría muy bien.
—¿Te lo pondrías?
Empujé la revista antes de beber mi café. —No soy yo quien se va a casar. Tú lo eres.
—Lo sé, pero tengo curiosidad.
—¿Personalmente? Pregunté. —Probablemente iría a por algo más guarra. Así es como
soy. Probablemente un corte bajo en la parte delantera para resaltar mi escote, ya sabes,
apenas apropiado para una iglesia. Algo muy ajustado, como un vestido de sirena.
Ella sonrió. —Puedo verlo totalmente.
Mi padre entró en la habitación y se unió a nosotros. —¿En qué andan ustedes,
señoritas?
—Escogiendo un vestido de novia, respondí.
—Ooh, déjame ver. Tiró del magazine abierto hacia él. —Muy bonito.
Anna sonrió, encontrando a mi padre adorable.
Era un poco adorable.
—Nos íbamos a probar un par, dije. —No tenemos fecha de boda, pero tenemos que
conseguir este vestido, aparentemente.
—Bueno, no creo que Damien y yo vayamos a hacer nada grande, dijo Anna.—Algo
pequeño. Sólo ustedes. Casual.

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—¿Crees que podría acompañarte? Mi padre solía estar ansioso por almorzar todos los
días, y era la primera vez que la comida no parecía ser su prioridad. Si quería venir, tenía que
saltarse la comida.
Anna parecía sorprendida por la pregunta. —Por supuesto...
—Sé que no es tradicional, dijo mi padre. —Pero mi esposa estaría allí si aún estuviera
viva, así que pensé en intervenir por ella.
Mi padre era el hombre más dulce del planeta.
—Sería un honor, dijo Anna, poniendo su mano sobre la de él.
—¿Significa eso que también me ayudarás a elegir un vestido, papá? Lo pedí
juguetonamente.
—Definitivamente, respondió. —No me lo perdería.
Quería seguir sonriendo, pero eso era difícil de hacer. Cuando me imaginé al hombre
con el que estaba más interesada en casarme, no podía imaginar que mi familia me apoyara, no
podía imaginar que mi padre estuviera tan emocionado como para acompañarme a elegir un
vestido. Y ese pensamiento me entristeció.
****
Anna salió del camerino con un vestido de manga larga hecho de encaje fino. El vestido
se estrechó alrededor de su cintura y se volvió a ensanchar, elegante y perfecto para una boda
de invierno. —¿Qué te parece?
—Es bonito, dije, reaccionando neutralmente a todo para que pudiera elegir lo que
realmente quería sin dejarse influenciar por mi opinión.
—¿Estamos en el siglo XIX?, preguntó mi padre. —Se parece al vestido de novia de mi
abuela. Eres demasiado hermosa para usar algo que cubra tanto tu linda piel".
Ella se río. —Está bien, probaré con otro. Cat, ¿podrías ayudarme
La acompañé al camerino y luego comencé a desabrocharle kilómetros de botones en la
espalda. —No escuches a mi padre. Si te gusta, consíguelo.
—No, tiene razón. Es difícil elegir un vestido que le guste a Damien cuando ni siquiera
puede verlo en mí.
—Bueno, le gustará cualquier cosa que te pongas. Te lo prometo.
Se miró en el espejo mientras el vestido se aflojaba cada vez más, relajándose en sus
hombros y brazos para poder quitárselo.
La miraba de vez en cuando, pensando en el único tema que usualmente estaba en mi
mente. —Anna, me preguntaba si podrías hacerme un favor...
—Claro. ¿Qué es?

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—Bueno, Heath y yo hablamos.
Se puso rígida con el tema.
—Creo que voy a esperar lo mejor, espero que Damien cambie de opinión...
eventualmente. Me preguntaba si...
Anna se dio la vuelta cuando se desató el último botón. —Catalina, voy a ser honesta
contigo. Quiero ayudarte porque eres mi amiga. Quiero que seas feliz. Pero Damien se ha fijado
en sus maneras, y no quiero molestarlo. Estamos muy felices ahora, y cada vez que sale el
tema, se enfada. Me siento como si estuviera atrapada en el medio, y simplemente... no quiero
estarlo.
Era la persona perfecta para entrometerse en mi nombre porque podría escucharla, pero
entendí su petición, entendí por qué quería ser imparcial y no arriesgarse por mí. —No, lo
entiendo.
Dejó caer su mirada en la tristeza. —Lo siento, Cat.
—Lo sé.
—Y para ser honesta... tampoco estoy segura de que me guste que estés con Heath. Me
he encariñado tanto con tu padre. Es tan dulce. Puedo olvidar lo que pasó con Liam porque fue
mi ex quien orquestó todo eso, pero no estoy segura de poder olvidar lo que le pasó a tu padre.
—Nunca has conocido a Heath. Podrías sentirte diferente si lo hicieras.
Se encogió de hombros. —Tal vez. Pero estoy de acuerdo con lo que dice Damien, que
te mereces lo mejor. Eres una persona increíble, Catalina. Sólo te imagino estando con el chico
perfecto.
Me imaginé con un hombre guapo que mi familia amaba, pero también me imaginé esa
estupidez, el fuego inexistente, la falta de emoción. —No estoy segura de sí lo que quiero es
perfecto, Anna. He estado con muchos chicos, y él es el único que he amado. —Eso tiene que
contar para algo.
Sus ojos se suavizaron, como si realmente sintiera mi dolor. —¿Te vas a quedar con él,
entonces?
—Por ahora. Dijo que, con el tiempo, haría que Damien se sintiera diferente. Sólo
necesito ser paciente.
—Bueno, vas a tener que ser muy paciente, porque no veo que eso suceda en mucho
tiempo.

****
Me senté en mi vanidad en el backstage, quitándome todos los alfileres del pelo antes de
dejarlo caer y relajarme alrededor de los hombros.

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Mi teléfono se iluminó con un mensaje de texto. Nena. Fue breve conmigo en el texto,
como si no estuviera obligado a decir mucho ya que yo era oficialmente suya, como si una
simple palabra pudiera transmitir su necesidad de verme.
Acabo de terminar un espectáculo.
¿Y ahora qué?
Las chicas quieren que salga con ellas.
¿Salir a dónde?
A tomar unas copas.
Se quedó en silencio, como si esperara que enviara más mensajes de texto.
¿Quieres que nos veamos?
Ya era hora de que me lo pidieras.
¿Estás seguro de que eres capaz de hacerlo?
Nena, estoy bien.
No habíamos hablado desde que volvió al trabajo la otra noche, pero asumí que estaba
bien porque siguió yendo. Te haré saber dónde terminamos.
¿Qué llevas puesto?
Sonreí cuando escuché su voz en mi cabeza. Tendrás que ver.
****
No dejé de mirar la puerta mientras nos sentábamos juntos a la mesa. La mayoría de las
chicas encontraron a otras personas con las que hablar, pero Tracy seguía conmigo.
—¿Por qué sigues mirando la puerta?, preguntó. —¿Esperas a alguien?
Nunca le dije que habíamos vuelto a estar juntos. Era una amiga íntima, pero no le
confié todos los detalles de mi vida. Dudaba que me creyera si lo hacía. —Heath y yo volvimos a
estar juntos.
—¿En serio? preguntó. —¿Después de la pelea que tuvieron?
—Sí, me ganó.
—Creo que es una gran noticia. No vas a encontrar otro hombre así. Es de grado A, la
mejor carne de vacuno.
—Oh, lo sé. Por eso seguía allí, porque iba en contra de todo lo que creía sólo para estar
con él. —Pero él es más que su apariencia. Es dulce, atento, leal... muchas cosas.
—Suena como si lo amaras. Nunca te he visto con el mismo tipo por tanto tiempo.

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Porque nunca lo había hecho. —Yo sí.
Me miró sorprendida, como si no esperara que lo admitiera. —¿Y él te ama?
Asentí con la cabeza.
—Supongo que es obvio por la forma en que te mira. Hizo girar su aceituna en su vaso.
—Hombre, ¿por qué su hermano tiene que estar casado...?
Me reí entre dientes. —Encontrarás a alguien, Tracy.
—Así no, dijo mientras se daba vuelta el cabello. —Es uno en un millón.
Sí, lo es.
Mis ojos se dirigieron a la entrada cuando vi a un machote de 1,80 m caminar por el
interior. Todos los ojos se volvieron hacia él, catalogando todas las características que eran
imposibles de no notar, su enorme complexión, la forma en que estiraba la tela de su camisa de
manga larga sobre sus fuertes pectorales, sus abrasadores ojos azules, su dura mandíbula
salpicada de una sombra de pelo.
Se dirigió primero al bar y pidió su bebida.
Le miré fijamente el culo, y me gustó el ajuste de sus vaqueros.
No pasó mucho tiempo para que una mujer hiciera un movimiento, lo tocara en el brazo
y se le acercara. No sonreía juguetonamente, no decía más que unas pocas palabras con
expresión molesta, antes de cruzar el bar hacia mí, como si ya supiera dónde estaba sin
comprobarlo.
Sentí mi estómago apretado por la excitación, mirando al hombre más sexy que jamás
había visto. Era difícil creer que era el hombre que me había asaltado hace meses, me llevó
cautiva asfixiándome. Ahora, él lo era todo para mí.
Me puse de pie porque cualquier cosa menos que un beso profundo no era suficiente
para saludarlo, según él.
Me miró de arriba a abajo sutilmente, le gustó la firmeza de mi vestido rojo, sus ojos
azules parpadeando en aprobación. Cuando llegó a la mesa, dejó su bebida sin apartar la mirada
de mí. Luego su brazo se enganchó alrededor de mi cintura, su mano se aplanó contra el arco de
mi espalda. Me miró mientras me acercaba, dándome una expresión muy diferente a la que le
dio a esa admiradora en la barra. Mantuvo sus labios allí mientras me miraba, como esperaba
que hiciera el resto.
Yo llevaba tacones altos, así que fue fácil para mí entrar en él, plantar mis labios contra
los suyos, untar una gota de pintalabios en la comisura de su boca. Mi mano se deslizó hasta su
pecho, y casi me olvidé de que aún tenía heridas bajo esa ropa. Mantuve mi toque suave pero mi
beso duro.

TRUTH
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Me besó como si estuviéramos solos, aunque estuviéramos en público. Su mano me
apretó el culo mientras me daba un poco de lengua. Su voz profunda me susurró.
—Tan sexy en ese vestido. Se bajó en la silla que acababa de ocupar y se dio una
palmadita en el muslo, como si esperara que me sentara allí.
No estaba segura de si podía manejarlo, pero no quería preguntar delante de Tracy, así
que me bajé sobre su regazo, con los pies colgando sobre el suelo.
Su brazo se enganchó alrededor de mi cintura, y me apoyó como el respaldo de la silla,
sus ojos sobre mí como sus manos en el dormitorio.
Tracy nos miró fijamente, como si no supiera qué decir.
Miré a mi amiga e intenté ignorar la forma en que Heath me miraba, con una mirada tan
caliente que me quemaba la piel como una cama de bronceado. Agarré mi bebida y la bebí a
sorbos, dejando que el sabor afrutado salpicara mi lengua junto con el tequila.
Tracy continuó mirando. —Entonces... ¿tienes algún amigo con el que me puedas
presentar?
Heath dirigió su mirada hacia ella. —Todos mis amigos son unos imbéciles.
—Como, gilipollas como tú o...
Sonrió un poco. —No. Como en, malos imbéciles.
Ella suspiró. —Oh, maldición. Bebió a sorbos su bebida hasta que se vació y luego se
dirigió al bar a por otra. —No puedo ver como este buen hombre está encima de ti. Necesito ir a
buscarme un hombre. Se fue.
Con mi brazo alrededor de sus hombros, me volví hacia él. —Gracias por ahuyentar a mi
amiga.
— no soy el problema. Tú lo eres.
—¿Yo?, pregunté incrédula.
—Sí. Está celosa de ti. —No de mí. Tomó su vaso de la mesa y bebió un trago, sin
mostrar ni una mueca de dolor ni ninguna señal de molestia. Cuando terminó, lo dejó y puso su
mano sobre mi muslo. —¿Cómo estuvo el espectáculo?
—Bien. Nada nuevo.
—Cada vez que te veo, se siente nuevo. Me miró, sus dedos tocando ligeramente la
suave piel de mi muslo. —En cualquier capacidad. Me miró fijamente, sus ojos azules tomando
mi expresión como si fuera una presa que pudo llevar a su casa en su cueva.
Me encantaba la forma en que me miraba. Me encantaba la forma en que estaba
ansioso por reclamarme delante de todos en la habitación, aunque él era el más deseable. Me
encantaba la forma en que necesitaba tocarme con ambas manos, para hacerme sentir adorada

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de todas las formas imaginables, con su mirada, su tacto y sus palabras. —¿Cómo ha ido el
trabajo?
—Bien. Nunca había hablado mucho de su trabajo, así que su silencio no era tan extraño.
—¿Fue difícil adaptarse?
—Balto me puso al día.
—¿Y nadie se dio cuenta de que era Balto durante el último mes?
Sacudió la cabeza. —Un poco insultante, ¿no?
—O tal vez tu hermano te conoce muy bien.
—Tal vez. Sus dedos trazaron un círculo alrededor de mi rodilla una y otra vez, sus
callosas puntas de los dedos ligeramente abrasivas contra mi suavidad.
—¿Te sientes bien?
—Sí, dijo con confianza. —Estoy mejorando cada día.
—No quiero que tengas un contratiempo...
Sacudió la cabeza. —No. Soy prácticamente nuevo en este momento. Soy joven y
saludable, me curo rápido.
—Gracias a Dios por eso. Su brazo me acercó un poco más, acercando mis labios a los
suyos para poder besarme mientras me miraba a los ojos, con su cabello grueso frotándose
contra mí como lo hacían las yemas de sus dedos. —¿Algo nuevo contigo? Me liberó,
hablándome como si estuviéramos solos en casa, no en medio de un bar lleno de gente.
Habían pasado algunas cosas que no había mencionado. —Mi hermano le pidió a Anna
que se casara con él.
No tuvo ninguna reacción a eso. —¿Y ella dijo que sí?
—Por supuesto que lo hizo. ¿Por qué no lo haría?
Se encogió de hombros. —Ella podría hacerlo mejor.
Sabía que estaba bromeando, así que todo lo que hice fue estrechar los ojos en
respuesta. —Fuimos a comprar un vestido de novia esta tarde.
—¿Encontró algo?
—No, en realidad. Mi padre llegó y fue muy testarudo en todo.
Sonrió. —¿Tu padre es un apasionado de los vestidos de novia?
—Está intentando sustituir a mi madre, y en su defensa, así es exactamente como ella
actuaría.
Se río. —Es bastante lindo, en realidad.

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—Sí, es adorable. Ahora que había perdonado a Heath por lo que hizo, no siempre
pensaba en sus acciones cuando mencionaba a mi padre. Le hice borrón y cuenta nueva a
Heath, lo vi como un hombre diferente.
—Estoy seguro de que él hará lo mismo por ti.
—Sí, y nos gritaremos el uno al otro.
—¿Crees que no le gustará tu vestido?
—No estoy segura. Sé que quiero algo más escandaloso, así que no estoy segura de
cómo se sentirá al respecto.
Hizo un ligero asentimiento de aprobación. —Sí... eso es lo que quiero oír.
Puse los ojos en blanco juguetonamente, pero sentí que la sonrisa se movía en mis
labios. —Bueno, ahuyentamos a mis amigos, así que supongo que no tiene sentido quedarse.
—No los ahuyentamos. Nos verían tener sexo si pudieran.
—Whoa. ¿Qué has dicho?
Sonrió. —Vamos, lo harían. Yo también lo haría, pero no necesito hacerlo.
Me levanté y alisé mi vestido para que mi culo no se colgara.
Le dio una paliza juguetona al ponerse de pie. —¿Qué llevas debajo? Agarró su vaso y
lo terminó antes de limpiarse la boca con el pulgar.
—Eres un entrometido, ¿no?
Su brazo se enroscó alrededor de mi cintura, y me acompañó a la salida.—Quiero estar
preparado cuando lleguemos a casa. Me abrió la puerta, y una vez que estuvimos afuera en el
aire frío, me rodeó con sus brazos, manteniéndome caliente en la niebla. —¿"Tanga negra"?
¿Pantalones rojos? Su camioneta estaba adelante, así que sacó sus llaves y presionó el botón
para que el motor arrancara y el interior se calentara para mí.
—No.
—Hmm... Lanzaba una ceja cuando me abría la puerta del pasajero. —¿"Rosa"?
¿Púrpura?" Tenía mis bragas memorizadas bastante bien, porque parecía estar pensando en
pares que había visto específicamente en el suelo de su dormitorio.
Usé su mano para equilibrarme y poder entrar sin que se cayera. —No.
Se paró con la mano en la puerta, sutilmente frustrado por no poder adivinar
correctamente.
Empujé su pecho para que retrocediera y pudiera agarrar la manija de la puerta. —No
llevo nada. Entonces le cerré la puerta en la cara.

TRUTH
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Se quedó allí de pie, congelado en el lugar mientras me miraba a través del cristal.
Luego sus ojos se enfocaron más en mi cara, y su mandíbula se apretó como si se hubiera
imaginado follándome ahí mismo. Su pecho se levantó y cayó con la respiración profunda que
tomó, y sacudió ligeramente la cabeza mientras se alejaba. Su voz era audible antes de que se
moviera alrededor del camión. —Bebé...
***
Normalmente me desnudaba completamente antes de llevarme, pero estaba demasiado
ansioso por ser paciente. Me empujó el vestido hasta las caderas, me dejó los tacones y se
hundió en mí en la cama, sin sus vaqueros, pero con la camisa cubriéndole el torso.
Era la primera vez que estaba encima de mí desde sus heridas y parecía estar
preparado para ello.
Se quejó una vez que estuvo completamente enterrado dentro de mí, su gorda y larga
polla ocupando cada centímetro de mí, reclamando mi coño tan agresivamente que le dolía un
poco. Su cara descansaba sobre la mía, sus labios a pocos centímetros de distancia.
Mis manos se deslizaron por debajo de su camisa, y la levanté cuando empezó a
mecerse en mí, la levanté hasta su pecho para poder sentir su fuerza, ver su despliegue de
tatuajes negros.
Alcanzó una mano detrás de su cuello y la liberó, lanzando la tela a un lado para que yo
pudiera disfrutar de él de la manera que me gustaba, ver su fuerza desnuda encima de mí. Se
movía lentamente dentro de mí, me mecía con un paso fácil, como si sólo estar dentro de mí
fuera suficiente. —Bebé... Su frente se apoyaba en la mía mientras luchaba por acostumbrarse a
esto, ya que se controlaba para no soltarse enseguida. Nuestra abstinencia había arruinado su
umbral, y ahora tenía que empezar de nuevo, a acostumbrarse a su polla rodeada de mi calor,
mi humedad.
No me importaba que no pudiera durar. Hacía calor al verle luchar, al verle perder la
batalla con cada golpe. Verlo separarse instantáneamente la primera vez que estuvimos juntos
había sido excitante, porque probaba que realmente había estado solo, que no estaba expuesto
al placer en absoluto. Que mi coño era la última cosa que su polla había tocado.
Y cuando entró dentro de mí, pude sentirlo; pude sentir la pesadez, sentir el calor, sentir
que se extendía con el movimiento de su eje. Siempre podía seguir con una polla semidura
porque era lo suficientemente grande, y sólo le llevó un minuto volver a ser dura como una roca.
Así que no me molestaba en lo más mínimo.
No era uno de esos chicos que se alejó en el momento en que terminó. Podía seguir... y
seguir, su deseo por mí era tan grande que obligó a su polla a estar a tope en cuestión de
minutos.
Eso fue todo, unos pocos segundos.

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Me agarré a su nuca y me quejé en su cara, mi coño lo apretó fuerte, apretándolo a lo
largo como un fuerte apretón. Cuando me hizo venir, normalmente me brotaban lágrimas de los
ojos, algo que nunca había hecho antes de él. Me hizo venir de una manera diferente, me hizo
explotar de una manera que otros hombres nunca podrían. Incluso cuando usábamos un
condón, él lo hacía, así que era de su tamaño, la forma en que lo usaba, o porque nos
enamorábamos casi instantáneamente.
Me golpeó en la cama mientras me miraba, trabajando su cuerpo duro para mantener el
clímax, para exprimir el jugo del limón y hacer que durara lo máximo posible. Condujo su cuerpo
contra mi clítoris después de cada golpe, complaciéndome como si supiera exactamente dónde
estaban todos mis disparadores y cuándo golpearlos.
Terminé con lágrimas goteando en mis oídos, mis uñas esculpiéndolo como una
calabaza en Halloween.
Observó mi actuación sin interrumpir la suya, y una vez que los orgasmos preliminares
se apartaron, se convirtió en el hombre agresivo que solía mandonearme. "Este coño es mío".
Aumentaba el efecto de sus palabras con sus duros empujones, golpeando su polla a través de
mi venida así como la suya. " Joder con la mía". A veces me hacía el amor, me decía que me
amaba, me besaba como si quisiera sentir nuestras almas envueltas unas con otras. Pero a
veces, sólo quería reclamarme, recordarme que le pertenecía, que no me dejaba ir, ni ahora ni
nunca.
No estaba segura de qué me gustaba más.
****
Heath hizo la cena en la cocina, usando sólo sus pantalones de chándal. No tenía miedo
de que el aceite caliente salpicara su cuerpo desnudo, porque siempre parecía poner la cantidad
justa en la sartén.
Su piel clara había vuelto a su color natural, con unas pocas cicatrices que estaban
mayormente escondidas en su piel tatuada. Sospeché que la tinta oscurecía la mayoría de sus
heridas, así que era engañoso, pero sin embargo estaba mucho mejor.
Saqué los platos del armario, usando su camisa con mis calzones debajo. Volvimos a la
tranquila compañía que solíamos compartir, haciendo la cena con poca conversación,
simplemente cómodos estando juntos.
Sacó la comida de la sartén y luego añadió las verduras.
—Se ve bien.
—¿Hablando de mí o de la comida se burló?
—De ambos.
Nos sentamos en la mesa del comedor y cada uno tomó un vaso de vino. Ahora que
había dejado la medicación, podía volver a disfrutar del alcohol, pero parecía haberse
acostumbrado a vivir sin él porque no bebía tanto como antes.

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Lo observé mientras apuñalaba mi tenedor en la comida y daba un mordisco.—Gracias
por la cena. Siempre cocinaba para mí cuando me quedaba a dormir, haciendo una comida
gourmet con sus sartenes caros y su aceite de cocina de lujo.
—No me agradezcas, decía mientras seguía comiendo. —Lo que es mío es tuyo.
—Tengo una queja...
Levantó su mirada, su expresión dura ante mis palabras.
—Tal vez tomar un poco de dulces de vez en cuando...
Una suave sonrisa salpicó sus labios. —Me sorprende que preguntes eso.
—De vez en cuando no va a doler.
Continuó comiendo. —Me alegro de que su actitud sobre la comida haya cambiado.
—Sí que como más contigo. Pero también corro ahora, para no tener que hacerlo.
—¿Cuándo?
—Antes de que me duche. No me gusta el ejercicio, pero me obligo a hacerlo.
—No es necesario, dijo. —Pero lo que sea que te haga feliz.
Me alegré de tener un hombre al que no le importaba mi peso. Los hombres con los que
había estado elogiaban mi figura, pero no me animaban a comer. Heath era un hombre tan
grande que no importaba mi tamaño, siempre sería el más grande de los dos. Me dio un poco de
margen de maniobra. —Le pedí a Anna que hablara con Damien, pero ella dijo que no. No
quería mencionarle a mi hermano, pero estaba mucho en mi mente, y me sentía incómoda
ocultándoselo a Heath. Éramos honestos el uno con el otro, diciendo lo que pensábamos. —Dijo
que no quería meterse en medio de todo esto. No mostró su molestia en mi declaración. —Es
demasiado pronto de todos modos, cariño. Sólo déjalo en paz.
—Sí, pero Anna lo tiene bien agarrado. Si alguien pudiera hablar con él, sería ella.
—Aún es demasiado pronto. El tiempo y la distancia son lo que necesitamos ahora
mismo.
—Supongo que podría preguntarle de nuevo en otro momento...
—Nena, te dije que lo arreglaría. Deja que me ocupe de ello. Levantó la barbilla y me
miró a mí en lugar de a su comida.
Cuando me dio esa expresión, supe que debía retroceder. —Está bien.
Volvió a comer, mirando su comida o por la ventana detrás de mí, tranquilo. Sus codos
estaban sobre la mesa, sus anchos hombros bloqueaban la mayor parte de la vista detrás de él.
Sus brazos heridos mostraban las diferencias entre sus diferentes músculos, algo que ni siquiera
su tinta podía ocultar.

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—¿Puedo preguntarte algo?
—Cualquier cosa, dijo, eligiendo ser transparente. Ya me había mentido antes, pero
parecía decidido a demostrar que no lo volvería a hacer.
—Dijiste que estabas abierto a casarte... pero no a tener hijos.
Terminó de masticar su mordisco, pero no tomó otro. Dejó el tenedor y me miró con
valentía, sin evitar mi mirada en el tema difícil.
—¿Todavía te sientes así? Acerqué la copa de vino a mí, con los dedos apoyados en el
borde.
No dijo nada.
—Sé que esto es el principio. Apenas hemos tenido tiempo de estar juntos. Pero no
perderé mi tiempo y pasaré por esto a menos que sepa que estás dispuesto. Porque tengo que
tener hijos. No es negociable. No parecía del tipo paternal, con su profesión y sus mangas de
tatuajes. No parecía el tipo de hombre que los dejaría en la escuela por la mañana y los llevaría
al entrenamiento de fútbol. Pero me encantaría tener un hijo a su semejanza, con esos ojos
azules y el pelo castaño claro.
Todavía estaba callado.
No es una buena señal.
—No estoy seguro de ser un buen padre. Me miró mientras hablaba, no respondiendo
directamente a la pregunta, pero al menos respondiendo a ella.
—¿Por lo que haces?"
—Entre otras razones...
—¿Qué otras razones?
—Soy impaciente. Soy autoritario. Soy egoísta.
—Autoritario es una buena habilidad para tener cuando se crían niños. Los otros dos,
todos somos así. Todos tienen sus reservas sobre ser padres. Hades no me pareció el tipo de
padre, pero es un padre increíble.
—¿Qué hace a un padre increíble?
— Amar a tus hijos. Es así de simple.
—Bueno, te amo... Así que imagino que el amor no será un problema. Agarró su
tenedor de nuevo y continuó comiendo.
—¿Vas a responder a mi pregunta o vas a seguir ignorándola? Pregunté sin rodeos.

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Sonrió un poco, excitado por mi dominio en lugar de irritado. —Tienes razón, eso está
muy lejos. No estoy en ese lugar ahora mismo. Pero si es un requisito para estar contigo y
llegamos tan lejos... sí.
Esa era la respuesta que esperaba.
—No creí que Balto fuera a ser padre, y su hijo ni siquiera está aquí todavía y puedo
decir que va a ser genial en ello.
—Si puedes dirigir un mundo clandestino de ladrones y criminales, ser padre debería ser
una tarea sencilla en comparación.
—Puedo dejar el metro cuando quiera. Pero nunca dejaría de ser un padre. Seré un padre hasta
el día que muera.

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Heath
Tomé el ascensor hasta el piso superior y luego entré.
Balto estaba en el sofá, sin camisa, con una expresión encapuchada mientras me miraba. —
¿Qué eseso? Echó un vistazo a las flores en mi mano.
—No son para ti. Levanté la bolsa de la compra en la mano. —Y tampoco esto.
— Entonces, ¿le llevas flores a mi esposa? Él se puso de pie. —Consigue tus propias flores de
mujer.
Cassini salió de la cocina, vestida con jeans y un top negro suelto para ocultar su estómago. —
Wow, son hermosas. Tomó los lirios de mi mano y los olió. —Eso fue considerado de tu parte.
—Gracias. Ella miró mi bolso. —¿Y hay más?
Levanté la bolsa y la abrí. —Helados, galletas, brownies … ya que Baltodirige este lugar como
una prisión.
Ella se rio entre dientes. —Gracias Heath. Eso fue muy atento. Llevó la bolsa a la cocina y
luego colocó las flores en un florero lleno de agua. Lo puso sobre la mesa del comedor para que
pudieran sentir el sol por la mañana.
—Solo quería ver cómo estabas. Me sentí culpable por todo, a pesar de que todo había salido
bien. Había tomado algo de Balto que no era mío… y estaba mal.
—Estoy bien, dijo. —El dolor se detuvo y todo volvió a la normalidad. Puso su mano sobre su
estómago mientras volvía a mí. —Y tener a mi esposo de regreso es agradable, a pesar de que
ha estado un poco malhumorado.
Balto se quedó allí, silenciosamente hostil.
Sabía que la hostilidad estaba dirigida a mí. —Siempre ha sido así, así que eso no es nada
nuevo.
Ella sonrió y luego miró a su marido. —¿No vas a decir nada?
—No es necesario, respondió. —Mi hermano ya sabe exactamente lo que quiero decir.
—Sídije, colocando mis dedos contra mi sien como si estuviera leyendo su mente. —Muchas
bombas f y el uso liberal de la palabra gilipollas. Dejé caer mis dedos, tratando de aligerar el
humor con una broma.
Cassini continuó observando a su esposo. —Balto, déjaloir. Ella colocó su palma contra su
hombro y le dio un suave apretón. —Tenías que estar allí para tu hermano, y luego él estaba allí
para mí.
—No necesito otro hombre para estar con mi esposa. Puedo hacerlo por mí mismo. Se dio la
vuelta y regresó a la sala de estar.

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Eso dolió. —Creo que está celoso de que no le haya traído flores.
Se detuvo pero no se dio la vuelta. Luego siguió caminando de nuevo.
Cassini bajó la voz para que no la oyera. —Lo superará. No te preocupes por él. Ella se movió
hacia mí y me besó en la mejilla. Ella me apretó la mano antes de volverse hacia la cocina para
continuar preparando el almuerzo.
Balto se sentó en el sofá, mirando la televisión e ignorándome.
Caminé hacia él. —Tengo unas barras de helado de chocolate.
Miró fijamente la pantalla, sus manos juntas mientras sus codos descansaban sobre sus rodillas.
Odiaba cuando mi hermano estaba enojado conmigo, especialmente cuando lo merecía. Me
acerqué al sillón frente a él.
Aún me ignoraba.
—No volverá a suceder, ¿de acuerdo?
—No importa si no volverá a suceder. Se giró hacia mí. —Ya sucedió. Llevaste a mi esposa al
hospital cuando debería haber sido yo. Soy el jodido padre. Soy el jodido esposo.
Bajé la cabeza avergonzado.
—Si tienes la suerte de tener una esposa y un hijo algún día, entenderás lo horrible que se
siente, cuando tu esposa te necesita y tú no estás allí. Me lo quitaste. ¿Para qué? ¿Para poder
recolectar dinero que ni siquiera necesita?
Cassini volvió a salir de la cocina, probablemente escuchando cada palabra porque Balto
hablaba muy fuerte. —Balto. Ella levantó la voz, con las manos en las caderas, su actitud con
toda su fuerza. —No podemos cambiar el pasado, así que simplemente déjalo. No era como si
Heath se tomara vacaciones y le pidiera que lo cubriera. Estaba realmente herido, podría haber
muerto.
Ahora Balto inclinó la cabeza.
—Nuestro hijo está bien, Balto. Perdona a tu hermano. Se dio la vuelta y regresó a la cocina.
El estaba callado.
Levanté la cabeza y lo miré por un momento. —No tienes idea de lo terrible que me siento …
—No te sientes peor que yo, susurró. —Ahora mi primer recuerdo como padre siempre será que
…
—Pero tu primer recuerdo no importará en comparación con todos los demás recuerdos que
harás, Balto. El primer recuerdo real es el día en que nace, y tú estarás allí para eso. Yo
también estaré allí porque no me lo voy a perder por nada.
Respiró tranquilo, como si estuviera comenzando a calmarse.

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—Entiendo que estás enojado, pero lo siento.
Finalmente me miró, menos hostil. —Pensé que estaba de acuerdo con eso, pero luego me di
cuenta.
—Lo entiendo.
Se frotó las palmas de las manos. —Mi vida es diferente ahora. No espero que lo entiendas.
—Entiendo, dije en voz baja. —Y si no lo hice, entendí cuando llevé a Cassini al hospital.
Estaba asustado por ella porque la amo, moriría por ella y amo a tu hijo porque es mi sobrino.
Se calmó aún más.
—Entonces … ¿estamos bien?
—Sí, dijo. —Pero no por el soborno que acabas de traer.
Fue un alivio escucharlo hacer una broma. —No sé … deberías probar esas galletas.
—No voy a tener un cuerpo de papá, así que no. Miró la televisión. —¿Cómo está la oficina?
Me encogí de hombros. —Nada nuevo.
—¿Nadie preguntó por tus cicatrices?
—No trabajo desnudo, así que no.
Puso los ojos en blanco ante mi regreso. —¿Y Catalina?
—Ella se quedará conmigo, pero tengo que resolverlo con Damien.
Se rio entre dientes. —Buena suerte con eso. El tipo casi te mata. Eso es un verdadero odio
allí mismo.
—Bueno, la amo, así que voy a resolverlo.
Sacudió la cabeza ligeramente. —Creo que eso no tiene remedio, pero te deseo lo mejor.
Tenía que averiguar si quería mantener a Catalina, para encontrar una manera de romper su
caparazón … de alguna manera.
—Solo le pagaría a Bones para matarlo, si fuera tú. Ella nunca lo sabrá.
—Pero ella perderá a su hermano, lo que la dejará miserable.
—Ella lo superará, dijo simplemente.
—Bueno, nunca superaría perderte, así que lo dudo.
Se volvió hacia mí, sus ojos ligeramente suaves.
—Ella me preguntó acerca de tener hijos anoche.
—¿Sí? Ahora nuestra conversación anterior parecía una historia antigua. —¿Qué dijiste?

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—Le dije que lo haría … algún día.
—¿Lo decías en serio? preguntó.
—Fui honesto. Le dije que no estaba interesado en eso en este momento, pero si era importante
para ella, me uniría. Puede que mi respuesta no haya sido del todo, pero al verte hacerlo me
doy cuenta de que podría hacerlo.
—Bueno, todavía no lo he hecho.
—Pero estás emocionado por eso. Estas preparado Nunca me hubiera imaginado eso antes de
conocer a Cassini.
El se encogió de hombros. —Cuando amas a una mujer, la mierda cambia.
—Si. Puedo ver eso.
—Quiero decir, nunca le traeré flores porque es una mierda, pero estoy ahí para ella de otras
maneras.
—Parecía gustarles, así que tal vez deberías intentarlo.
Me dio una mirada fría.
—Solo digo…
—No me digas cómo ser esposo cuando apenas sabes cómo ser novio.
—¿Novio? Pregunté. —No soy un puto novio.
—¿Entonces, que eres?
—Soy su maldito hombre, espeté. —La follo como un hombre, y nadie más lo hace. Esto es lo
que soy.
Él se rió un poco cuando se levantó de mí. —Sí, definitivamente estás enamorado de esta
mujer. Lástima que su hermano se interponga en el camino. Lástima que no la conociste antes,
así que mucho de esto podría haberse evitado.
—Si. El destino no está de mi lado.
Cassini entró en la sala de estar. —¿Quieres quedarte a almorzar, Heath?
Miré a Balto, pidiéndole permiso. —Depende.
Balto sacudió la cabeza un poco antes de ceder. —Si. Puedes unirte a nosotros.
*****
Me acerqué a su puerta.
La última vez que estuve aquí, me paré en la puerta, escuchando la televisión de fondo. Dejé
las flores y me alejé, porque ya no tenía derecho a entrar en su apartamento. Debería haberle
devuelto la llave, pero no quería hacerlo porque me pareció demasiado duro, demasiado final.

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Entonces, puse la llave en la cerradura y la abrí.
Entré porque pude, porque tenía todo el derecho de ir y venir como quisiera. Fue una
experiencia extra corporal, como vivir un sueño, porque su ausencia todavía era muy potente en
mi mente.
Estaba en el sofá viendo la televisión, e inmediatamente se sentó a mirarme, vestida con sus
pantalones cortos. Se acercó a mí, mirando los girasoles en mi mano que le había traído, los
que planté solo para ella. Los miró un rato, su emoción tan sutil, casi imperceptible.
Levantó su mirada para mirar la mía por unos segundos antes de tomarlos, colocarlos contra su
nariz para olerlos, y cerró los ojos mientras inhalaba el aroma olvidado del verano. Sin decir
palabra, agarró un florero debajo del fregadero y lo llenó de agua antes de colocarlo en la isla de
la cocina. Luego los arregló, haciéndolos lo suficientemente buenos como para sentarse en la
ventana de una floristería.
La observé, sintiendo mi corazón crecer por ella cada vez que la miraba.
Ella caminó alrededor de la isla de la cocina y se acercó a mí, esa mirada en sus ojos la que me
encantaba ver, como si me quisiera con su mente, cuerpo y alma. Sus manos se apretaron
contra mi pecho cuando acercó mí, sus labios chocaron con los míos, como si me quisiera en
ese momento, no quería perder un segundo hablando.
Mis brazos la sostuvieron cerca, apretando su pequeño cuerpo contra mi pecho, besándola con
la misma urgencia, nuestras bocas se separaron y se unieron de nuevo, un intercambio sexy de
lenguas y respiraciones. Mi mano se movió hacia su cabello y le dije que la amaba sin decirlo.
Tiró de mi camisa y luego la tiró sobre mi cabeza, apenas deteniendo nuestro beso porque solo
unos segundos sin mí fueron demasiado largos. Se subió al mostrador para que pudiéramos
estar a la altura de los ojos, para poder desabrochar mis jeans y quitarlos.
—Joder, bebé. Mi mano se clavó en su cabello, y la besé con fuerza, perdida en la química
combustible que nos iluminó como una exhibición de fuegos artificiales. No podía tener
suficiente de ella, no podía quitarme los boxers lo suficientemente rápido, podía quitarme los
pantalones lo suficientemente rápido para poder estar dentro de ella, donde pertenecía.
Ella agarró mis caderas y me jaló dentro de ella, soltando un gemido tan fuerte que fue como si
nunca me hubiera tenido antes.
Yo también me quedé quieto respirando contra su boca, jadeando con un deseo indescriptible.
Respiramos juntos, hicimos una pausa durante mucho tiempo, antes de que finalmente
comenzáramos a movernos.
***
Recogí la bolsa del piso y la llevé a la bóveda, haciendo una mueca levemente porque cualquier
cosa pesada todavía me dolía las costillas. Pero escondí mi expresión de los hombres, me
quedé callado e ignoré el dolor.

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Steel dejó sus maletas. —¿Qué te ha pasado?
Me di la vuelta, manteniendo una expresión en blanco. —¿significado?
—Te mueves como si estuvieras herido. Estuviste bien hace solo unos días.
Mantuve su expresión y consideré mi respuesta. —Sabes, boxear demasiado duro. Froté mi
mano sobre mi estómago, tocando el lado opuesto de donde estaban localizadas mis costillas
curativas.
Steel no me llamó la atención, pero no parecía creerme.
Me alejé para agarrar la siguiente bolsa.
—Todavía no explicas por qué no puedes levantar más de cincuenta libras.
Me detuve y me volví hacia Ian, el único testigo de la conversación. —Déjanos.
Ian dejó caer su bolso y se fue.
Cerré la puerta detrás de él y luego me volví hacia Steel. —Si quieres decir algo, solo dilo.
Me enfrentó, cuadró los hombros como si fuéramos enemigos en lugar de amigos. —Sé que
Balto tomó tu lugar.
Supongo que no era tan estúpido como el resto de ellos. Me acerqué a él, acercándome a su
cara. —¿Por qué dices eso?
—Porque trabajé con Balto durante años. Sé lo que dice. Ustedes son completamente
diferentes en todos los aspectos, excepto en la apariencia.
—¿Los otros hombres creen en esta conspiración?
—No lo sé. Nunca pregunté. Dio un paso atrás, demostrando su lealtad al mantener la boca
cerrada. —¿Por qué no me lo dijiste?
Ya no seguí mintiendo. —No pude.
—¿Qué te ha pasado? Se volvió hacia mí, de pie en el mar de bolsas que aún necesitaban
colocar en la bóveda.
—Me lastimé, mal.
Cruzó los brazos sobre el pecho, la cabeza inclinada. —¿Y por qué es eso algo que ocultar?
—Porque yo era prácticamente un cadáver. Había sido difícil mirarme en el espejo y ver la
paliza que había recibido sin contraatacar. Era difícil ver mi castigo, incluso si lo merecía.
Su ira comenzó a desvanecerse. —¿Quién te hizo esto?
—Era un asunto personal, así que no tenía nada que ver con nuestra organización.
Él levantó ambas cejas. —¿Alguien te pateó el trasero y tu respuesta es no hacer nada?

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—Me lo merecía, espeté. —Y esto es exactamente por qué no te lo dije. Los hombres querrían
justicia por lo que me hicieron, y si yo no hiciera algo yo mismo, cuestionarían mi liderazgo. Y si
Vox me vio en mi estado debilitado, podría haber aprovechado la oportunidad para
reemplazarme o acabar conmigo. Fue más fácil de esta manera.
Estuvo callado durante mucho tiempo, mirándome con los brazos cruzados sobre el pecho. —
Aún podrías haberme dicho. Podría haberte ayudado.
—Te necesitaba para seguir trabajando. Eres uno de los hombres en los que más confío. Sabía
que Balto podía confiar en ti.
Eso no terminó con su decepción. —¿Entonces qué pasó?
—Te lo dije. Agarré una bolsa y la llevé a la bóveda. —Es un asunto personal … Lo arrojé a la
pila para contarlo más tarde antes de volverme hacia él.
A Steel no le gustó esa respuesta, pero no se quejó. —Bien. Se dio la vuelta y comenzó a
trabajar de nuevo, silenciosamente hostil, muy decepcionado.
Lo agarré por el brazo y lo forcé a mirarme. ¿Te acuerdas de esa mujer de la que te hablé?
El asintió.
—Tenía que hacer algo por ella … y me costó. Solté mi mano. —Eso es todo lo que diré al
respecto.
****
Caminé a través de los bailarines detrás del escenario y vi a mi mujer en su tocador, mirándome
en el espejo mientras sacaba todos los alfileres oscuros de su cabello, soltando lentamente esos
mechones sedosos para que se soltaran y cayeran por su espalda. Todo sucedió en tiempo real,
pero para mí fue en cámara lenta.
Llegué detrás de ella, con los girasoles en mi estómago.
Cuando me vio en el reflejo, sus ojos se centraron en las flores que le había traído. Ella lo miró
por un momento antes de levantar la mirada y mirarme a la cara.
Estaba en una chaqueta negra con una camisa debajo, ignorando el código de vestimenta que
intentaron obligarme a obedecer. Me acerqué al florero en la esquina de su mesa y los dejé caer
dentro. También había una botella de agua allí, así que quité la tapa y llené el florero, dejando
que los tallos absorbieran la humedad para durar durante la semana.
Con una leve sonrisa, miró el jarrón antes de levantar la barbilla para mirarme. —Nunca te
imaginé como el tipo de dulces y flores …
—Me deja echar un polvo, así que ahora hago. Me senté en el banco a su lado, mi mano
inmediatamente se movió hacia su muslo, el espejo colocado frente a los dos. Mi cuerpo se
acercó al de ella hasta que nuestras frentes se tocaron. Observé sus labios, que todavía
estaban pintados con un color rojo intenso.

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Su mano fue al frente de mi camisa, y la agarró mientras levantaba la boca para besarme.
Luego susurró, sus labios se movieron justo contra los míos mientras hablaba. —Te Amoo…
Froté mi nariz contra la de ella antes de besarla nuevamente. —Y yo a ti
Sus dedos soltaron mi camisa para que pudiera levantarme.
Me puse de pie y me aparté para que ella pudiera terminar de quitarse el maquillaje pesado.
Fue entonces cuando lo vi.
Damien
Se quedó con Anna a su lado, vestida con sus mejores galas para una noche en el ballet.
Catalina debe haberlo visto en el reflejo, porque soltó un jadeo silencioso, como si su corazón
saltara a su garganta.
Estaba congelado en el lugar, pillado desprevenido por primera vez en mi vida, porque no lo
había notado en el teatro. Pero, de nuevo, realmente no estaba mirando porque ahora ya no
vivía una mentira.
Me miró durante varios segundos, toda su rabia y decepción eran tan obvias en sus reacciones
sutiles, la forma en que sus labios estaban ligeramente apretados con un ceño irritado, la forma
en que sus ojos se referían a negocios y no a placer.

Anna no sabía qué hacer, así que miró en una dirección diferente, su mano aún en la de Damien.
Estaba vestida con un vestido, su cabello castaño recogido hacia atrás.
Debió haber sido aún más difícil para Damien mirarme cuando Anna estaba con él, ya que yo fui
quien la sacó del hospital.
El silencio creció y no pasó nada.
No sabía qué hacer, si hacer una broma o mantener la boca cerrada. Pero no quería empeorar
la situación.
Damien dio un paso adelante, más cerca de su hermana. Como si él fuera posesivo con ella,
colocó su cuerpo entre nosotros, separándome de ella. —Vete. Dejó caer la mano de Anna y
me miró, como un león defendiendo su orgullo. No levantó la voz, pero su amenaza era
inconfundible. No me perseguiría ni me lastimaría, pero protegería lo que consideraba suyo.
Aunque su hermana era mía.
Esperó a que me fuera, no parpadeó ni una vez mientras me miraba furioso.

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No quería alejarme. No quería hundirme. Tenía todo el derecho de estar allí, de traerle flores y
decirle que la amaba. Pero la confrontación me dijo cuán suave era mi agarre en su muñeca,
cómo ella nunca podría ser realmente mía hasta que su hermano dejara de mirarme así. —La
amo. Eso fue lo único que me vino a la mente, lo único que podía decir que todavía era una
refutación pero no hostil. Debe haber visto la forma en que le había traído flores, la forma en que
me había sentado a su lado y la había besado, la forma en que me había agarrado y me había
dicho que me amaba. ¿Cómo podía ver eso y no sentir nada? ¿Cómo podría su odio ser tan
potente?
Se acercó a mí, acercándose tanto que bloqueó mi visión de las chicas. —Si realmente la
amaras, te irías. Sus ojos se movieron de un lado a otro mientras miraba los míos. —No es la
cuestión, la de ella. La dejarías. Eres un hijo de puta egoísta que preferiría abrir una brecha
entre ella y su familia antes que retirarse. Preferirías perder su tiempo que dejarla encontrar al
hombre que se merece. Entonces, no, no la amas. Nunca lo hiciste. Y nunca lo harás.

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Catalina
Era diferente a Heath retroceder en una pelea, pero lo hizo.
Salió por la entrada trasera.
No me miró antes de irse. No desafió a mi hermano. Él simplemente se alejó.
No hubo otra decisión, excepto esa, y me alegré de no tener que convencer a Heath. En el
instante en que noté que mi hermano estaba detrás de mí, mis pulmones se enfriaron tanto que
se apretaron y me impidieron respirar. Sentí que me habían pillado robando con las manos en la
masa o teniendo un niño en mi habitación cuando me dijeron específicamente que no lo hiciera.
Cuando solo éramos nosotros, me miré por unos segundos en el tocador antes de limpiarme la
piel, deshaciéndome del ridículo maquillaje en el escenario que resaltaba cada expresión que
hacía bajo las luces calientes.
Luego me puse de pie, agarré mi bolso y me enfrenté a mi hermano.
Todavía parecía enojado. Me miró durante mucho tiempo sin hablar, como si estuviera
disgustado conmigo por la muestra de afecto que acababa de mostrar, agarrando y besando a
un hombre que había declarado enemigo de sangre, un enemigo que se transmitiría de
generación en generación. .
No tenía idea de cómo se veía mi cara en ese momento, si parecía avergonzada por lo que
había presenciado, incómoda de que estuviera allí, enojada con él por haber ordenado a mi
amante que se fuera cuando no debería haberlo hecho. Realmente no tenía idea.
—Annabelle y yo queríamos invitarte a cenar. Forzó las palabras con esfuerzo, como si le
doliera fingir que no había pasado nada.
—No tengo hambre. Heath probablemente había planeado llevarme a cenar, para decirme lo
hermosa que me veía en el escenario, para mirarme como si no pudiera creer que fuera suya.
Podría haberse unido a nosotros e haber hecho todas esas cosas, pero fue exiliado.
Damien pareció molesto por mi respuesta, pero no me reprendió por ello. —Entonces te
llevaremos a casa.
Estaba demasiado insensible para discutir, así que no dije nada.
Anna tampoco dijo nada, con los ojos bajos como si pensara que estaba molesta por estar allí.
Los tres caminamos hacia el estacionamiento, y Damien me llevó a mi departamento. Anna se
quedó en el auto, probablemente porque anticipó una pelea que no debería presenciar, y mi
hermano me acompañó hasta la puerta.
Abrí la puerta y entré. Colgué mi abrigo pesado junto a la puerta y tiré mi bolso sobre la mesa
contra la pared. Si bien estaba feliz de que Damien hubiera venido a ver mi actuación, también
me molestó que hubiera arruinado mi noche. —¿Cuál es el punto de esto, Damien? Me volví
hacia él, los leños de mi fuego se reavivaron porque había una sutil chispa allí, debajo de las

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brasas a fuego lento. —Voy a la casa de Heath cuando te vayas de todos modos. Con las
manos en las caderas, me enfrenté a mi hermano. Nunca metió la nariz en mi negocio y nunca
intentó el acto de protección del hermano, pero ahora estaba siendo un maldito dictador.
Todo lo que hizo fue mirarme.
—Esto es estúpido. ¿No crees que esto es estúpido? Mi voz se elevó, llena de frustración
emocional.
Mantuvo la voz tranquila. —No quiero verlo. No quiero hablar de él. No quiero saber que
existe. Lo dejé bastante claro.
—Bueno, el teatro es un lugar público. No es su hogar o una cena familiar. No debería tener
que desaparecer cada vez que entras en la habitación …
—Sí, debería. Sus ojos comenzaron a iluminarse como los míos. —Es un tipo inteligente.
Podría haberse dado cuenta de que estaba en el teatro si prestara atención.
—Bueno, tal vez él estaba demasiado ocupado mirándome, espeté.
Mi hermano no perdió los estribos como yo, pero su ira silenciosa fue de alguna manera igual de
potente. —No me disculparé por lo que hice. No cambiaré mi comportamiento. Aprende de tus
errores. Se giró hacia la puerta.
—¿Aprender de mis errores? Pregunté incrédulamente. —¿Realmente no quieres tener nada
que ver con él? Entonces deberías enviarme un mensaje de texto y decirme cuando vengas a
un espectáculo. Avísame cuando pases por mi apartamento “.
Lentamente se volvió hacia mí. —Soy tu maldita familia. No tengo que hacer eso.
—No puedes tener las dos cosas, Damien, le dije mientras negaba con la cabeza.
Deslizó sus manos en los bolsillos de sus pantalones, su reloj plateado visible alrededor de su
muñeca.
Respiré hondo y dejé que el aire escapara de mis pulmones. —Damien.
Sus ojos se entrecerraron como si supiera lo que vendría.
—Ese es el hombre que amo …
Se encogió como si fuera doloroso escucharlo, asqueroso. —No. Te da buen sexo. Eso es.
Me quedé quieta ante el comentario grosero porque nunca había escuchado a mi hermano
hablar así.
—Puedes conseguir una buena polla en cualquier lugar, Catalina. No caigas en su mierda
machista. No te enamores del chico malo convertido en bueno. Porque nunca se vuelven
buenos. Nunca.
—Bueno, este tiene, Damien. Te lo ha demostrado.

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—No. Él se acercó a mí. —Solo está jugando bien porque tengo algo que quiere, y no se lo
daré.
—¿Tienes algo que quiere? Mis ojos se entrecerraron. —Mejor no ser ese algo, Damien.
Porque no me tienes.
—Cuando papá se va, yo soy el hombre de esta familia. Entonces sí-
—Jódete. Me alegro de no tener tu apellido cuando me case.
—Nunca tendrás su apellido, eso es absolutamente seguro. Ahora alzó la voz, ahora perdió los
estribos, ahora sus ojos verdes eran viciosos como los míos.
—Damien. Pisoteé mi pie. —¿Así de amargado estás? ¿Esto es lo que realmente quieres ser?
—Porque estás siendo un puto imbécil.
—Prefiero ser un imbécil que un asesino.
Suspiré ante el insulto.
Damien se pasó la mano por la mejilla hasta la barbilla, como si se estuviera calmando después
de gritarme. Miró hacia otro lado, miró mi cocina durante unos minutos y luego se aclaró la
garganta y me miró. —No quiero que seamos así. Ese hombre ha causado suficiente agitación
en nuestra familia. Simplemente tendremos que aceptar no estar de acuerdo.
No solo quería a Heath porque no podía tenerlo. Lo quería porque se sentía bien, porque me
hacía feliz. —Damien … por favor.
—No.
— ¿Cómo te sentirías si te dijera que nunca me gustaría Anna? La mujer que amas? ¿La única
mujer que has amado? ¿Qué pasa si digo que no me gusta el hecho de que ya se ha casado
dos veces? ¿Qué pasa si digo que no me gusta el hecho de que ella haya causado peligro a
nuestra familia por su ex marido?
Sus ojos se entrecerraron. —No es lo mismo en absoluto.
—Pero, ¿y si me sintiera así? ¿Y si me negara a llevarme bien con la mujer de la que estás
enamorado?
Me miró fijamente.
—Te mataría. Entonces, imagina cómo me siento ahora mismo.
—¿Sabes lo que me mata? él susurró. —Caminando hacia ti con mi prometida, sosteniendo su
mano mientras miro al hombre que la sacó de su habitación del hospital, el hombre que rompió
mi ventana, lo que resultó en que le dispararan en primer lugar. Me obligaste a pararme allí, con
ellos a solo unos pies de distancia, y no dispararle en la puta cara.
—Heath nunca lastimaría a Anna-

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—Pero ya lo hizo. Mi trabajo como esposo es protegerla. Pero tengo que quedarme allí como
una maldita broma.
—Ella no le tiene miedo.
—¿Cómo sabes cómo se siente? él chasqueó.
—Porque Anna querría que yo fuera feliz.
Sus grandes ojos brillaban con ferocidad. —Hay un millón de chicos por ahí, Catalina. Y eres
tan hermosa que podrías tener a quien quieras. Solo encuentra a alguien más. Es así de
simple.
—¿Cómo te sentirías si te dijera lo mismo?
—Bueno, me caso con ella, así que no hay nadie más para mí.
Crucé mis brazos sobre mi pecho. —Y me gustaría casarme con Heath … algún día.
Sacudió la cabeza ligeramente, mostrando cuánto lo irritaba. —Eres más inteligente que esto,
Catalina. Incluso si ustedes dos son Romeo y Julieta, el enamoramiento y la lujuria no valen su
muerte.
—Damien, no es enamoramiento ni lujuria
—Debe ser porque nunca amarías a alguien que lastima a tu familia. Se acercó a mí y comenzó
a gritar de nuevo. —Me niego a creer que serías tan desleal, así que te daré el beneficio de la
duda y asumiré que este es un golpe de lujuria realmente potente. ¿Quieres follarlo? Bien.
Jódelo y sigue adelante.
—Te dije que lo amaba, y lo dije en serio.
Dio un paso atrás, frotándose la nuca. —No puedo creer que vayas a hacer esto. No puedo
creer que lastimes a tu familia así, por un chico. Vamos, mírate a ti mismo. Levantó las dos
manos hacia mí. —Nunca he tenido una opinión más pobre de ti que la que tengo ahora.
Eso dolió, tan jodidamente mal. Mis ojos se humedecieron de inmediato. —No me digas eso …
—Así es como realmente me siento, Catalina. Siempre he estado orgulloso de ti como mi
hermana porque eres fuerte, feroz, independiente y tan jodidamente inteligente que estoy
bastante seguro de que eres más inteligente que yo … y ¿con quién quieres estar? Es como
una princesa que quiere estar con el asesino que intentó asesinar al rey, su padre. Es como si te
hubieran lavado el cerebro o algo así “.
—Mira, no sabes lo que tenemos. Lo estás viendo desde un punto de vista externo …
—Lo estoy viendo objetivamente.
—No es el mismo hombre, Damien. No solo cambió porque quiere algo de ti. Ha cambiado
porque … ha cambiado. Quería decirle lo que me había sucedido, que Heath me había

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rescatado cuando podría haberse marchado fácilmente, que el incidente lo justificó. Pero si lo
hiciera … lastimaría a Damien sin remedio, saber lo que me había pasado.
Él rodó los ojos.
—Acabas de decir lo inteligente que soy. ¿Podrías dar un salto de fe por mí? ¿Podrías hacer
esto por mí? ¿Sólo inténtalo? Significaría-
—No. Volvió a meter las manos en los bolsillos. —Heath y yo tenemos una larga historia. Ha
entrado en mi oficina muchas veces y me hizo sentir como su perra. Este odio corre por mis
venas por muchas razones, no solo una. Me estás pidiendo que olvide todo eso.
—No, te estoy pidiendo que perdones todo eso. Sólo inténtalo-
—¡No! Ahora sus ojos estaban muy abiertos, igualando el fuerte sonido de su voz. Terminó la
conversación cuando desató su ira.
Las palabras salieron de mi garganta.
—No tienes idea de lo difícil que fue para mí abandonar mi venganza. Bajó la cabeza y miró al
suelo un rato antes de volver a mirarme. —Qué difícil fue para mí no vengar a mi padre, a la
mujer con la que me caso … pero lo hice por ti. Porque te amo. Porque no quiero lastimarte
lastimándolo. Es lo máximo que puedo dar, así que no pidas más.

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Heath
Me senté en el sofá durante horas, en la oscuridad, mirando por la ventana la ciudad más allá.
Mi espalda se apoyó en los cojines, y froté mis dedos sobre mi sien, tratando de adormecer el
pulso suave que pronto se convertiría en un dolor de cabeza. Todo lo que tenía que hacer era
tomar un par de pastillas, pero eso parecía demasiado trabajo en este momento.
No podía dejar de pensar en el intercambio que acababa de ocurrir, como Damien me había
ordenado que me fuera, tratándome como un perro callejero que nadie quería adoptar.
Estaba asustado.
Tenía miedo de lo que Damien le diría a Catalina.
Que la convencería de que me dejara.
Habían pasado horas, y ella no había llamado. Ella no me había enviado mensajes de texto.
Ella ya estaba en la cerca, apenas accediendo a quedarse hasta que la convenciera, así que si
su hermano estaba tan furioso por mi presencia en un lugar público … solo podía imaginar lo que
le dijo a puerta cerrada.
Que nunca dejaría de odiarme.
Y luego se iría … y me arrancaría el corazón del pecho.
Cuando llegó la medianoche, estaba seguro de que Catalina ya no estaba con su hermano, así
que llamé.
Sonó … hasta que se escuchó el correo de voz.
—Mierda.
Le envié un mensaje de texto. Bebé.
Ninguna respuesta.
¿Por qué fui a su show esta noche? ¿Por qué no presté atención a mi entorno? ¿Por qué no
traté esta situación con la delicadeza que merecía?
Mierda.
Le envié un mensaje de texto nuevamente. Respóndeme. O voy a ir
Los tres puntos aparecieron de inmediato.
Pero luego desaparecieron y nunca volvieron.
Esto estuvo mal. Ya sabía lo que tenía que enfrentar cuando llegué allí.
Casi me hizo no ir en absoluto.

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Cuando entré por la puerta, ella estaba en el sofá, con las mejillas hinchadas porque había
estado llorando. Sus ojos estaban rojos, su piel verde oliva estaba enrojecida y manchada
porque las lágrimas debieron haber durado un tiempo.
Esta tortura fue peor que la paliza que Damien me había dado.
Porque esto mató mi alma.
No me miró, con las rodillas pegadas al pecho con una manta sobre ella y los brazos alrededor
de las piernas. Estaba completamente cerrada antes de que yo entrara por la puerta.
Me moví al sofá, viéndola no mirarme. Me senté en el sofá a su lado, mirando a un lado de su
cara, observando su mirada en la otra pared de la sala en lugar de mí.
Ya la había perdido.
—Bebé. Respiré profundamente cuando la sentí alejarse, la sentí moverse cada vez más lejos
en la distancia, sentí su alma luchar contra la cuerda que nos unía hace meses.
Nada.
—Dale tiempo, le susurré, deseando que se volviera y me mirara, que no me diera el hombro frío
así cuando habíamos sido un incendio forestal hace horas. —La herida todavía está demasiado
fresca en este momento. Arreglaré esto, pero necesitas darme una oportunidad. No te
desconectes todavía.
Cuando habló, su voz era de derrota. —No va a cambiar de opinión …
—Ahora mismo.
—Nunca.
Mi corazón latía tan fuerte en este momento. —No te rindas conmigo. No te rindas con
nosotros.
Sus brazos se apretaron alrededor de sus piernas. —Por favor, no hagas esto más difícil para
mí …
—Tiene que ser difícil, pero lo valemos.
—Heath-
—No. Me faltaba el aliento, porque nunca había deseado algo tanto en toda mi puta vida. Ella
era todo para mí, mi familia, mi mejor amiga, mi mujer. —Me dijiste que me darías una
oportunidad. Todavía tienes que hacer eso.
Lentamente se volvió hacia mí, revelando finalmente todo su rostro, todo el daño que le habían
causado sus sollozos. —Dijo que dejarte vivir es lo más difícil que ha tenido que hacer, pero lo
hizo por mí. Eso es lo máximo que puede dar.

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—Te sorprendería lo que un hombre puede dar cuando ama a alguien … Creí que Damien
podría dar más, si tuviera más tiempo para dejar que el pasado se convierta en pasado. Todo
sucedió hace solo un mes. Era prácticamente el presente.
—No puedo vivir de esta manera, Heath. Ella sacudió su cabeza. —Estoy tan cerca de mi
familia. Voy allí todo el tiempo, juego al ajedrez con mi padre, ceno con todos todo el tiempo …
no puedo perder eso.
—Nunca lo harás.
—Pero ya es diferente.
—Ya no iré a tus shows. Ya no saldremos en público.
—Y esa no es la relación que quiero tener. ¿No ves eso?
—Es solo temporal. Tenía que mantener mi voz controlada a pesar de que quería dejar salir mis
emociones de la jaula y salir de mis labios. —Sé que estás molesta en este momento. Estoy
seguro de que dijo cosas que te lastimaron …
—Mi hermano nunca me había hablado así antes.
—Porque está molesto, y tiene derecho a estar molesto. Pero te digo que esas emociones se
desvanecerán … con el tiempo. Necesitas darme tiempo.
Ella se volvió de nuevo.
No.
—Lo siento … lo estoy.
—No acepto eso.
—Bueno, tienes que hacerlo. Se puso de pie y dejó que la manta se deslizara de sus piernas y
volviera al suelo. —Por favor, no me hagas esto más difícil. Le dije lo que sentía por ti. Le dije
que quiero estar contigo … incluso casarme contigo algún día. Y no marcó la diferencia. Se
puso la mano sobre los ojos, como si no quisiera que la viera llorar. —No tengo la fuerza para
tener esta conversación contigo, para tener esta discusión, especialmente cuando no voy a
cambiar de opinión. Así que por favor … solo vete. Caminó detrás del respaldo del sofá y luego
cruzó la cocina, moviéndose lentamente como si su cuerpo estuviera roto, y luego entró en su
habitación. Ella cerró la puerta detrás de ella. Y luego se quedó en silencio.
****
Los guardias me detuvieron en la entrada.
—No más dinero para ti.
Mis emociones estaban en la superficie, una combinación de ira, ferocidad y agonía. Entonces,
no tuve la paciencia para esto. Le arranqué el rifle de una de las manos al guardia, lo golpeé

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fuertemente en la cabeza e hice lo mismo con el otro guardia antes de que pudiera mover el
dedo hacia el gatillo. Solté el arma y entré al edificio.
Damien debe haber sabido que venía porque los otros guardias se pararon en mi camino. Subí
las escaleras y luego crucé el piso de concreto mientras su tripulación preparaba el próximo
envío para dispersarse por todo el país.
Algunos se detuvieron para mirarme.
Me acerqué a la puerta de la oficina, que estaba a medio abrir. Se sentó en el escritorio,
relajado en la silla como si estuviera preparado para una larga conversación.
Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué a su escritorio, mirando sus rasgos distantes sin decir
una palabra. No había preparado un discurso. No le había pedido consejo a mi hermano.
Después de mi conversación con Catalina, supe que tenía que hacer algo ahora, no más tarde,
que estaba luchando por lo único que me importaba.
Apoyó la mejilla sobre sus nudillos cerrados, mirándome con indiferencia.
Había una bestia dentro de mi pecho, tratando de liberarse para poder aplastar el cráneo de
Damien, causarle dolor. Era un jodido volcán de agonía, constantemente arrojaba lava llena de
mi corazón roto. —Por favor. Eso fue todo lo que pude lograr, transmitir mi desesperación,
mostrarle a este hombre que no tenía orgullo cuando se trataba de la mujer que amaba.
Bajó la mano y se enderezó en su silla, mirándome con la misma frialdad.
—La amo. Por favor no me hagas esto.
Me miró sin pestañear, una mirada muerta en sus ojos.
—Haré lo que quieras, Damien. Nómbralo. Lo haré.
Él ladeó la cabeza ligeramente. —Todo lo que quiero es que desaparezcas.
Cerré los ojos con fuerza, mis manos apretando los puños al mismo tiempo. Cuando abrí los
ojos nuevamente, pude sentir la humedad que los cubría, sentir una sensación que no había
sentido en tanto tiempo que ni siquiera estaba seguro de lo que estaba sucediendo.
Continuó mirándome sin corazón.
—La amoo muchísimo. Por favor. Cerré mi mirada con otro hombre, con lágrimas en los ojos,
tan desesperada que ni siquiera intenté ocultarlas, no sentí ninguna vergüenza por llevar mi
corazón en mi manga.
—No.
Sentí como si un cuchillo me estuviera apuñalando en el pecho.
—No me rompiste en la jaula, pero ahora te estás rompiendo … y no voy a fingir que no lo
disfruto.

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Mis pulmones se expandieron para tomar el aliento que necesitaba, para combatir el deseo de
golpear su cráneo con mis pulgares. —No soy el único al que lastimas, Damien. No tienes que
preocuparte por mí, pero lo que siento, ella lo siente. Puse mi mano sobre mi corazón. —
También le estás haciendo esto a ella. La estás haciendo llorar a sí misma por la noche porque
no puede estar con el hombre que ama.
—Ella lo superará.
Dejé caer mi mano, dándome cuenta de que Catalina tenía razón. Nunca cambiaría de opinión.
—Lamento lo que hice. Te pido disculpas.
El se encogió de hombros. —No quiero una disculpa. Solo quiero que te vayas.
—Damien, vamos …
Sacudió la cabeza. —Tienes suerte de haber aceptado dejarte ir. Entonces, en lugar de
quejarse como un perro, deberías estar agradecido.
—Prefiero ser asesinado que tener que vivir sin ella.
Él se rió un poco, como si mis sinceras palabras fueran simplemente cómicas para él. —
Entonces quítate la vida. Nada me haría más feliz.
—¿Cómo puedes hacerle esto?
—¿Hacerle esto a ella? Preguntó incrédulo. —La estoy protegiendo. Ella se merece algo
mucho mejor que tú. No lo niegues.
—Sí, lo hace, le dije con sinceridad. —Pero incluso si se casa con otro hombre, eso no significa
que lo amará … no de la forma en que me ama.
—Es solo lujuria, Heath.
—No, imbécil, le espeté. —Sé lo que es la lujuria. He tenido mucho en mi vida. Eso no es lo
que es esto.
—Sí, llámame imbécil. Ese es un buen enfoque para conseguir lo que quieres.
—Parece que ya te has decidido.
Chasqueó los dedos. —No eres tan estúpido como pensaba. Supongo que eso significa que
ella rompió contigo. No se me ocurre ninguna otra razón por la que estás parado aquí.
Respiré dolorosamente. —Sí, es la única razón por la que podría llorar frente a otro hombre
cuando nunca lloro en absoluto. Sentí dos lágrimas gotear por mis mejillas, y rápidamente me
las limpié, parpadeando el resto de la humedad para que las lágrimas se detuvieran.
—¿Hemos terminado aquí? dijo sin rodeos.
Miré a los ojos al hombre más cruel que había conocido, que tenía los mismos ojos que la mujer
que amaba. —Me has hecho sufrir lo suficiente. Por favor…

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—No estoy tratando de hacerte sufrir. Simplemente no quiero que mi hermana esté con un
pedazo de mierda que intentó matar a nuestro padre.
—Si ella puede perdonarme, entonces tú- también.
—No estoy recibiendo una buena polla de ti, así que no tengo motivos para perdonarte.
No sabía por qué seguía parado allí cuando este hombre no me daba ninguna esperanza. —
Nuestra relación es mucho más que eso. Moriría por ella.
—¿Pero no te rendirás? Interesante…
—Porque pensé que amarías a tu hermana lo suficiente como para ser el hombre más grande
aquí.
—¿Un hombre más grande? Ahora, se puso de pie, encontrándome de frente. —¿Necesito
recordarte todo lo que has hecho? ¿Cuántas veces entraste aquí y te burlaste? No me importa
si ella quiere estar con un capo como yo. No tiene que ser el Príncipe jodidamente encantador.
Pero él no puede ser tú. Mi padre no estará mucho más tiempo, así que es mi trabajo cuidarla …
—Ella no necesita un hombre para cuidarla, espeté. —Ella necesita un hermano para estar allí
para ella, para apoyarla, para ser su amigo. Detén esta mierda patriarcal. Es una mujer adulta
que puede tomar sus propias decisiones …
—Obviamente no puede si cree que es una buena idea.
Mis fosas nasales se dilataron porque no podía contener la ira dentro. —La llevaste al gitano en
Marruecos.
Su postura cambió inmediatamente ante mis palabras.
—¿Alguna vez te dijo lo que dijo la gitana?
Todavía estaba tranquilo, sus ojos enfocados porque claramente nunca había tenido esta
conversación con su hermana.
—Dijo que Catalina solo amaría a un hombre, pero que él sería un enemigo para su familia.
Respiró hondo, como si la declaración realmente significara algo para él.
—Entonces, ¿preferirías que ella se casara con un hombre que no ama que estar conmigo?
Sus burlas habían desaparecido, como si no supiera qué decir.
—Vamos, Damien. Sentí esperanza nuevamente, vi la luz al final del túnel. Catalina me dijo que
tanto Hades como Damien tenían fortunas que se hicieron realidad, por lo que creerían cada
palabra que dije. —¿Realmente vas a ser la razón por la que Catalina no puede estar con el
único hombre al que amará? ¿Realmente vas a interponerse en su camino?
—¿El gitano dijo algo más?
Ahora la esperanza se desvaneció de nuevo. —Eso fue todo lo que me dijo.

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Él inclinó la cabeza por un momento, respirando tranquilamente mientras su mente sin duda
corría. Las yemas de sus dedos estaban presionadas contra el escritorio, sus dos manos sobre
la madera. Cuando reunió sus pensamientos, levantó la barbilla y me miró de nuevo. —Nunca
le dije que no podía estar contigo. Solo dije que no quería tener nada que ver contigo.
—Pero sabes que ella necesita ambas, Damien.
—No voy a cambiar lo que siento por ti. Ese odio es demasiado profundo, y sabes que está
completamente justificado. Le dije que podía casarse contigo, pasar su vida contigo, pero no
tengo que estar sujeto a tu compañía ni a tu presencia. Su decisión de dejarte es
completamente suya, no la estoy obligando.
—Pero eso implica que nunca vendrás a nuestra boda.
—La conoces desde hace unos meses. Como puedes-
—Porque lo sé.
Sacó las manos del escritorio y se las metió en los bolsillos. —He tomado una decisión, Heath.
Ella puede amar a quien quiera. Ella puede hacer lo que ella quiera. Pero no tengo que cambiar
la forma en que me siento al respecto. Si no quieres que te deje, te sugiero que hables con ella,
no conmigo.
—Damien, ella necesita tu aprobación
—Y no lo voy a dar. Ahora no. Jamás.
—¿No ves cómo eso es un problema?
—Si es así, es porque su familia es más importante para ella que tú, y así es como debe ser.
Mis sentimientos hacia ti son completamente válidos. Nuestros problemas no se derivan de algo
intrascendente.
—Nunca dije que no fueran válidos. Solo esperaba que amaras a tu hermana más de lo que me
odiabas …
—Supongo que no. Se sentó de nuevo en la silla. —Sal de mi oficina, Heath. Ya he perdido
suficiente tiempo contigo.
Permanecí arraigado al lugar, a pesar de que ya había disparado todas mis municiones. Ya
había puesto mi corazón en la línea, dejé caer las lágrimas por mis mejillas, rogué perdón. Hice
todo lo que pude, y no importó.
No tuve más remedio que irme.
****
Entré en su departamento y me encontré cara a cara con ella.

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Era bastante después de la medianoche, por lo que normalmente estaría dormida, pero estaba
parada en la isla de la cocina con una copa de vino en la mano. Cuando me miró, sus ojos
todavía tenían signos de lágrimas, como si hubiera llorado hace unas horas.
No podía creer que esto estuviera sucediendo.
Me detuve en el lado opuesto del mostrador, mis manos agarrando el borde.
Ella bajó la mirada y miró su vaso.
—Acabo de hablar con Damien.
Ella levantó la mirada, la sorpresa en sus ojos.
—Fui a su oficina. Intercambiamos palabras.
Ella no preguntó cómo fue, como ya lo sabía.
—Le conté sobre el gitano … Me sorprendió que no le dijeras eso.
Todavía estaba callada, sus dedos en el borde de su vaso.
—Preguntó si el gitano dijo algo más. ¿lo hizo?
Se pasó los dedos por el pelo. —No.
Esperaba que el gitano hubiera dicho algo más, algo que pudiera ayudarnos. —¿Le dijiste
sobre el sótano? Cuando te vi allí …
Acercó el vaso a ella. —No.
—¿Por qué? Sentí que eso podría darme una oportunidad, porque le había salvado la vida
cuando no tenía ninguna obligación en ese momento.
—Porque sé que lo mataría … saber lo que me pasó.
—Pero tal vez nos daría una oportunidad.
Me miró a los ojos, tan desconsolada como yo. —Nada va a cambiar de opinión, Heath. Lo has
presenciado con tus propios ojos ahora.
Bajé la cabeza. —No puedo perderte …
Ella suspiró profundamente, como si escuchar mis palabras causara que su corazón se
rompiera nuevamente.
La miré de nuevo. —Dijo que nunca te dijo que dejaras de estar conmigo. Eres libre de estar
con quien quieras. Entonces, Atenernos a lo que acordamos. Estaremos juntos … y esperamos
que su actitud cambie con el tiempo.
—No va a cambiar de opinión.
—No podemos rendirnos, susurré. —Me niego a renunciar a ti-

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—Detente Cerró los ojos y se llevó la mano a la cara, como si estuviera a punto de estallar en
lágrimas. —Por favor no me hagas esto …
Esas fueron las mismas palabras que le dije a Damien, y me dolió escucharla rogar por el
mismo alivio.
—Entiendo por qué Damien siente lo que siente. Entiendo por qué sus sentimientos no han
cambiado, porque él no está enamorado de ti. Eres solo un hombre para él, y no hay razón para
que él sienta algo diferente por ti … “
—Hacerte feliz es razón suficiente para mí.
Ella dejó caer la mano, con los ojos bajos mientras miraba su vaso. —No creo que alguna vez
se sienta diferente. Así que no quiero pasar el tiempo que nos quede juntos y luego ser
aplastado cuando tenga que irme. Ya es bastante difícil en este momento. Imagina hacer esto
dentro de unos años.
—Tal vez no tengamos que hacerlo porque él vendrá.
—Y si no lo hace, será devastador.
—Por eso tenemos que arriesgarnos, bebé. Venga…
Ella todavía no me miraba, y luego se echó a llorar. —No. Olfateó ruidosamente y respiró
hondo, cerró los ojos para que dejara de llorar y dejara de mostrar su debilidad frente a mí. —Lo
conozco … sé que no va a cambiar.
Me mató verla llorar. Jodidamente me mató.
—Lo siento, pero esto tiene que terminar.
—No.
—Sí … Ella se volvió.
Respiré y estabilicé mis propias lágrimas, sabiendo que no podía ceder ante la confusión,
dejarla ver mi dolor … porque eso solo empeoraría las cosas para ambos.
Sus dedos se cerraron en un puño debajo de su nariz mientras sofocaba sus sollozos, frente al
refrigerador para que no tuviera que mirarme, déjame verla separarse.
Agarré el borde del mostrador y miré la estufa, escuchándola llorar, escuchando el sonido de mi
corazón roto que me devolvía el eco. Era la primera vez en mi vida que me sentía completo, que
mi vida tenía un propósito, que había más en la vida que dinero, violencia y prostitutas. Tenía
algo mejor que todo eso.
Y ahora tenía que dejarlo ir.
—No hagas esto más difícil”, dijo entre sollozos. —Para nosotros dos…
Cerré los ojos y sentí las lágrimas escapar de mis ojos. Me quedé en silencio al sentir que las
lágrimas fluían como ríos por mis mejillas. Abrí los ojos y respiré profundamente, sintiendo las

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lágrimas llegar a mis labios, gotear por la abertura de mi boca y pegarse a mi lengua. Estaba
agradecido de que no pudiera verme, de que no tenía idea de que había sofocado mi propio
dolor para que no tuviera que escucharlo.
¿Cómo seguiré después de esto? ¿Cómo viví una vida sin la persona que amaba? Había
hecho cosas terribles que merecían castigo, pero esto fue demasiado duro. Fue demasiado
jodidamente cruel. Ella fue la razón por la que me convertí en un mejor hombre, pero no pude
retenerla.
Me tomó todas mis fuerzas salir de ese departamento.
Me tomó toda mi fuerza dejarla atrás.
Me tomó toda mi fuerza darle la espalda al amor de mi vida … y dejarla.

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Catalina
Fue diferente a la primera vez que rompimos.
Porque no tenía ira para enmascarar mi dolor.
Ahora, solo sentí el desamor, crudo y potente, haciendo temblar mis manos incluso cuando
estaba completamente inmóvil. El invierno fue muy frío sin su mano sobre mi corazón. Mi vida
había sido diezmada con la pérdida de él. No sabía cómo seguir adelante a pesar de que había
estado en mi vida por un período de tiempo tan corto.
Pero ahora, todo era diferente.
El cielo se veía diferente.
Mi corazón no latía igual. No tenía un ritmo constante, desigual, acelerado.
Estaba perdido … como si ya no supiera quién era.
Pasó una semana y no salí de la casa. Damien no me envió un mensaje de texto, y Anna
tampoco. Entonces, mi tiempo entre el sofá y la cama continuó sin interrupciones. El dolor en mi
pecho era difícil de describir, la depresión era un manto constante de nubes sobre mi techo. No
había sol … incluso en un día despejado.
No comí mucho, pero bebí más vino.
Esperaba mensajes de texto de Heath, pero nunca llegaron.
Tampoco le envié un mensaje de texto, porque lo empeoraría.
Simplemente tendría que sentirme así … hasta que dejé de sentirme así.
Cuando llegó el fin de semana, ya no podía estar deprimida. Tampoco podía llamar porque
estaba enferma porque lo había hecho lo suficiente en los últimos meses. Si continuara
haciéndolo, pondría mi trabajo en peligro.
Fui al backstage, me preparé e hice mi trabajo.
Cuando terminó, las chicas querían salir, pero lo último que quería hacer era vestirme para
impresionar a los hombres que no me importaban. Solo quería acostarme en la cama y mirar al
techo, esperar a que el sueño me hundiera.
Pero Tracy no dejaría que eso sucediera. —Cuanto antes te acostumbres a vivir normalmente,
más fácil será.
Nada parecía fácil en este momento. —No creo que sea así de simple.
—Tienes que empezar en alguna parte, Cat. Ella se sentó a mi lado en el banco. —Traje
ese vestido morado que te gusta. Te quedará muy bien.
Puse los ojos en blanco. —No tan bueno como te parece a ti. Tienes esas bonitas tetas.

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—Cállate. También tienes buenas tetas.
—Pero no son boobalicious.
Ella me dio un empujoncito juguetón a un lado. —Vamos, solo unos tragos. Entonces puedes
irte a casa.
Suspiré.
—Tienes que mojarte los pies.
—No quiero conocer a nadie.
—Lo sé. Pero no puedes estar deprimida por la casa para siempre.
Después de que nos vestimos, fuimos al bar con el resto de las chicas, pero la música fuerte de
los parlantes era desagradable para mí. Extrañaba el silencio de mi departamento. Extrañaba la
soledad. Cada vez que recibía una bebida gratis, quería tirarla al suelo. Cada vez que alguien
quería conversar conmigo, ni siquiera podía pretender ser cortés.
Tracy tenía muchos admiradores esta noche, probablemente porque llevaba un vestido negro
sin espalda, mostrando su increíble figura. Ella trató de saludarlos, pero como estaba teniendo
una noche así, fue un esfuerzo deshacerse de ellos.
—No te preocupes por eso, Tracy. Está bien.
—No te voy a dejar.
—Pero estos tipos son atractivos. Le di un apretón en el brazo. —En serio, estoy bien.
Terminaré esta bebida y me iré a casa. Las dos sabemos que quería irme desde el momento en
que llegué aquí.
Ella se rio un poco. —Bien. Bueno, gracias por venir un momento. Espero que te haya hecho
sentir un poco mejor.
—Sí, mentí. —Un poco.
Ella dejó la mesa y volvió con el chico que le había hecho volar antes, y él estaba claramente
entusiasmado de que ella hubiera cambiado de opinión.
Giré mi cosmo y tomé otro trago, pero no tenía la intención de demorarme para terminarlo todo.
Tenía una pila de vino en el departamento que podía disfrutar en pijama. Prefiero estar allí, sola,
que aquí.
Me levanté de la silla y comencé a salir, a pasar el mar de mesas con parejas y amigos
bebiendo. Fue entonces cuando noté que Heath estaba sentado solo, con una camisa de manga
larga con una bebida intacta frente a él, mirándome desde la distancia con una expresión muerta
en sus ojos. Sus fuertes hombros se hundieron, y sus ojos estaban bajos como si esperara que
no lo notara, como si no me diera cuenta de que había venido a mi show y luego me siguió hasta
aquí solo para poder mirarme.

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Casi salí, pero no pude.
Me acerqué a él, deteniéndome cuando mi muslo casi tocó su silla.
No me miró, como si estuviera molesto por haberlo visto.
Era difícil mirarlo a la cara, ver su mandíbula masculina, el color azul de sus ojos. Era el hombre
que me había hecho el amor todas las noches, el hombre que me amaba solo con su mirada. Y
ahora se sentó allí … sin saber qué hacer con su vida ahora que no estaba en ella.
Mi brazo se enganchó alrededor de sus hombros, y me senté en su regazo, mi rostro
acurrucado en su cuello porque no pude resistir la oportunidad de sentirlo, de dejar que el afecto
me consolara.
Sus brazos inmediatamente me envolvieron, abrazándome fuertemente, su mentón
descansando sobre mi cabeza. Respiró hondo, su amplio pecho se alzó contra mi cuerpo y me
hizo cambiar con el movimiento. Luego lo soltó, una larga deflación de sus pulmones, sus dedos
clavándose en mi piel.
Mis dos brazos estaban enganchados alrededor de su cuello, manteniéndolo cerca mientras
aprovechaba el efecto que tenía sobre mí, para lavar todo mi dolor, para detener toda la agonía
al instante. Me aferré a él sin intención de irme, cediendo a la debilidad por un rato.

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Heath

Las puertas del ascensor se abrieron y salí al último piso del edificio.
Balto salió por el pasillo, su teléfono emitió un pitido cuando se activó la alarma, y
probablemente asumió que iría de visita en medio de la noche. Encendió las luces, vistiendo sus
pantalones de chándal sin camisa. ¿Qué coño, Heath? Son las dos de la mañana … Dejó de
hablar cuando vio la expresión de mi cara. Pausó su paso, sus ojos se movieron de un lado a
otro mientras miraba los míos, y luego continuó caminando.
Me quedé allí, mi mirada se hundió en el suelo porque no quería mirarlo, no quería verle
mirarme.
Cuando se acercó a mí, colocó su mano sobre mi hombro, sus dedos cavaron en mi carne para
consolarme. Él no dijo nada mientras estaba allí, entendiendo en silencio que mi mundo se
había derrumbado a mi alrededor.
—Ella me dejó, susurré, las palabras apenas escaparon de mis labios. —Y esta vez, ella no va a
volver. Respiré hondo, me dolía la cara por la opresión en la mandíbula y las mejillas, sin
ocultarle nada porque no tenía que hacerlo. Podría tocar fondo, y él no pensaría menos en mí.
Balto me miró por un momento antes de abrazarme, envolviendo sus brazos alrededor de mí,
una palma cubriendo la parte posterior de mi cuello.
Sostuve a mi hermano, la única persona que tenía en todo el mundo.
Asistí a su actuación porque la extrañaba. Fui al bar porque quería ver su cara. Pero cuando vi
lo miserable que era, solo me dolió más. Luego vino a mí … y ese abrazo fue bueno … pero
muy doloroso. Se sentó en mi regazo durante una hora, luego se levantó en silencio y salió.
Dejándome solo de nuevo.
Balto me abrazó por un largo tiempo, abrazándome sin palabras, agarrándome sin palabras.
Ayudó … pero no mucho.
Finalmente se apartó y me enfrentó de frente. —¿Cómo puedo ayudar?
Sacudí mi cabeza. —No hay nada que puedas hacer.
Se llevó las manos a las caderas y se paró frente a mí. —¿Damien no cambiará de opinión?
—No. Traté de hablar con él, pero eso no fue a ninguna parte.
—¿Qué pasa si hablo con él?
—No veo qué va a hacer eso.
—Él me respeta.

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Fue amable de su parte ofrecerlo, especialmente cuando dejó en claro que no interferiría en
nada después de haberse alejado de sus responsabilidades como el Rey Calavera. Y él ya
había tomado mi lugar … ya hizo lo suficiente. —No lo sé … creo que es una posibilidad remota.
—Déjame intentarlo. Sacó su teléfono.
—¿Ahora? Es la mitad de la noche.
—El trabajo nunca duerme, ¿verdad? Levantó el nombre de Damien e hizo la llamada,
presionando el teléfono contra su oído, los timbres sonaron lo suficientemente fuerte como para
que pudiera escucharlos bien. —Tomará mi llamada cuando vea mi nombre en la pantalla,
incluso si sabe por qué estoy llamando.
Damien respondió al cuarto timbre. —Creo que sé de qué se trata, pero voy a darle el beneficio
de la duda. Parecía un poco somnoliento, como si acabara de salir de la cama y ahora estaba
saliendo de la habitación para que Anna no se despertara.
—Aprecio la duda, pero tu instinto es correcto.
Suspiró al teléfono. —No tengo ningún problema contigo, Balto. Prefiero que lo mantengamos
así.
—Yo también. Pero me importa más la cordura de mi hermano que nuestra amistad.
Suspiró nuevamente. —Sé lo que siento por Heath. Lo que va a decir no va a cambiar eso,
especialmente con una llamada telefónica.
—Pero me respetas lo suficiente como para dejarme intentarlo.
El estaba callado.
—No voy a mentirte para que cambies de opinión. Entonces, estoy siendo honesto cuando te
digo esto. Heath es diferente. Era un tirano sin corazón, que se preocupaba por las ganancias
en lugar de las personas a las que afectaban sus acciones. Fue tan problemático que lo metí en
la cárcel durante seis meses para enderezarlo. ¿Pero sabes que? Conoció a Catalina, y todo
cambió. Cambié cuando conocí a mi esposa, y él cambió ahora que conoció a la suya.
Damien se quedó callado.
—Lo mismo sucedió con Hades. Lo mismo sucedió contigo. Sé que ya no eres la misma
persona, en el buen sentido.
—No intenté matar a un viejo inocente …
—Todos somos culpables de muchas cosas de mierda, Damien, dijo simplemente. —Pero Heath
ya no es esa persona. Tienes un hombre poderoso que haría cualquier cosa para proteger a tu
hermana. Tal vez no te guste, pero no puedes negar que no hay mejor hombre para mantenerla
a salvo, para perseguir a cualquiera que incluso la mire de la manera incorrecta. ¿Quieres que
ella esté con un chico promedio? Entonces ella tendrá una vida promedio.
Seguía callado.

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—Yo personalmente puedo responder por él, Damien.
—Lo sé, Balto. Siempre me has querido, siempre te he respetado. Eras un buen Rey Calavera,
escuchaste la razón, entendiste tus temas. Pero cuando tuve mi discusión con Heath sobre mis
impuestos, él era arrogante, ignorante y se negó a cambiar de opinión. Entonces, ¿por qué
debería cambiar lamía?
Balto me miró mientras seguía hablando. —Él cambió de opinión, Damien. Y lo cambió antes
de que supieras sobre su relación con tu hermana. Cambió de opinión sin que Catalina le
preguntara siquiera.
No tenía nada que decir a eso.
—Él es diferente en todos los sentidos, Damien. Y si se trata de eso, él renunciará si eso es lo
que querías. Balto asumió sin preguntar, sabiendo que sacrificaría cualquier cosa.
—Preferiría que se quedara como el Rey Calavera para que pueda seguir sin pagar mis
impuestos. —Una vez que sea reemplazado, el nuevo rey vendrá a por mí.
Balto cerró los ojos brevemente molesto. —En pocas palabras, Heath hará cualquier cosa por
Catalina, por ti, por cualquier persona de tu familia. No te concentres en lo que hizo antes.
Concéntrate en lo que puede hacer por ti ahora.
Damien lo respetaba lo suficiente como para no reaccionar como lo hizo conmigo. — No
necesito que haga nada por mí, Balto. La única razón por la que he escuchado todo lo que has
dicho es por respeto a nuestro pasado. Pero ahora que has terminado, yo también he
terminado. Estás teniendo un hijo, ¿verdad? “
Balto parecía un poco confundido. —Un niño.
—Bien. ¿Qué pasaría si tuvieras una niña … y esa chica quisiera casarse con alguien como
Heath?—¿Qué dirías?
Parpadeó mientras me miraba. —Quisiera que mi hija sea feliz, porque no siempre voy a estar
para cuidarla. Damien, algún día tendrás tu propia familia. Catalina será el problema de otra
persona. ¿No te gustaría que ese hombre fuera …?
—Hay muchos hombres fuertes y poderosos que podrían ser pretendientes de Catalina. Solo
hay un hombre que no quiero para ella. Ella puede elegir el resto. Colgó.
Balto bajó lentamente el teléfono, suspirando decepcionado.
Esa conversación fue como esperaba. —Gracias por intentarlo.
Se metió el teléfono en el bolsillo y luego me miró. —¿Quiere una bebida?
Asenti.
—Si…
***

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Me dispararon.
Apuñalado
Golpeado a menos de una pulgada de mi vida.
Pero nada se había sentido tan mal como esto.
Pasó otra semana, y aparte del trabajo, no fui a ningún lado.
Me acosté en la cama o vi la televisión en el sofá, mi mente generalmente en la ardiente morena
que había encendido mi vida en llamas … y luego se convirtió en hielo cuando se fue.
Yo era miserable, peor que miserable.
Balto pasaba a menudo, solo para hacerme compañía sin preguntarme nada sobre Catalina.
Hablaba de deportes, el bebé, Cassini … cualquier cosa que no tuviera nada que ver con
Catalina.
Pero pensé en ella, independientemente.
Bebí mucho porque no tenía nada más que hacer. Había pasado una semana desde la última
vez que la vi, y no podía imaginar estar con otra mujer, incluso si habían pasado dos meses. Ni
siquiera podía imaginar pagar por sexo, incluso si fuera solo físico. ¿Cómo me recuperaría de
esto? ¿Cómo podría disfrutar de otra mujer cuando solo había una que realmente quería?
Me acosté en la cama esa noche, mirando al techo mientras las luces de la ciudad llenaban mi
habitación. Usualmente cerraba las cortinas electrónicas, pero no había estado durmiendo
mucho, así que realmente no importaba.
Mi teléfono se encendió en la mesita de noche.
Nunca fue Catalina, por lo que fue difícil entusiasmarse con esa sutil vibración. Pero lo agarré
de todos modos, sabiendo que podría ser sobre el trabajo.
Era una notificación en mi teléfono: que el garaje se había abierto.
Mi pulso comenzó a latir en mis oídos, mi corazón comenzó a latir erráticamente. Podría ser
Balto, pero era poco probable que apareciera en medio de la noche y dejara a su esposa
desatendida.
Entonces podría ser ella.
Joder, esperaba que fuera ella.
La casa estaba en silencio, así que escuché el leve sonido de la puerta. Luego hubo pasos,
cada vez más fuertes a medida que se acercaban a mi habitación, la luz de la banda de
rodadura, como si una persona pequeña con un propósito se dirigiera hacia mí.
Dejé de respirar.

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Mi puerta estaba abierta, así que ella entró, una silueta oscura en la oscuridad. Se arrastró más
cerca de la cama, las luces de la ciudad subieron por su cuerpo hasta que salió completamente a
la luz, e iluminó su rostro.
Su hermosa cara de mierda.
Me senté un poco, sosteniendo mi torso con el codo contra la cama. Mis ojos la miraron,
inseguros de lo que estaba sucediendo, inseguros de si esto era incluso real.
Estaba vestida con un suéter y jeans, el maquillaje desapareció de su rostro como si no tuviera
intención de salir cuando decidió venir a mi casa. Fue impulsivo, como si me hubiera extrañado
tanto que no podría soportarlo ni un momento más.
Me quedé mirando, paralizado, las sábanas sobre mis boxers, ocultando lo duro que estaba al
verla en mi habitación.
Se acercó a la cama y agarró el dobladillo de su suéter. Luego, lentamente, se lo puso sobre la
cabeza.
Si.
Su sostén vino después y luego sus jeans, una pila se formó en el piso de mi habitación, sus
bragas en la parte superior.
Respiré fuerte, incapaz de creer que esto sucediera, que estaría dentro de la mujer que amaba
en solo segundos.
Se acercó a la cama y se puso encima de mí, su cabello cayó sobre mi cara mientras se
sostenía sobre mí.
Mi mano se deslizó en su cabello, y acerqué su rostro a mis labios, besándola fuerte, besándola
tan rápido como pude.
Ella respiró en mis pulmones, jadeando ante la explosión cósmica de nuestro toque. Su mano
me agarró del hombro y me arañó como un gato salvaje trepando por un árbol. Su otra mano se
movió hacia mi pecho, plantándose con fuerza contra mi músculo.
Mi mano empujó mis boxers sobre mis caderas, dejando que mi polla se liberara.
Se bajó sobre mi longitud, moviendo sus caderas hacia atrás para poder colocar mi cabeza
directamente sobre su coño, enderezándola para poder deslizarse hacia abajo con un
movimiento fluido.
Gemí tan fuerte contra su boca que soné como un monstruo.
Ella gimió contra mi boca, sus uñas clavándose profundamente en mí.
—Bebé … Envolví mi brazo alrededor de su cintura y la volteé hacia su espalda, queriendo
hacerle el amor como solía hacerlo, golpearla contra mi colchón mientras la sujetaba, mantenerla
debajo de mí para que no pudiera Alejarse

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Sus piernas se cerraron alrededor de mi cintura, y ella agarró la parte de atrás de mis hombros,
respirando con dificultad en mi boca, las lágrimas escapaban de las comisuras de sus ojos de la
emoción, no porque la hubiera hecho venir. —Heath …
La empujé duro, como si me estuvieran cronometrando, como si solo tuviera tanto tiempo para
disfrutarla. —Bebé, jodidamente te extrañé.
****
El mundo se volvió silencioso, y la angustia en mi pecho se desvanecía cuando estábamos
juntos. Con cada impulso, me perdía más profundamente, arrastrado por la comodidad de
nuestra conexión, mi mente se apagaba completamente para poder sentir … sentirla.
Con mi frente presionada contra la de ella, me moví dentro de ella lentamente, empujé mi polla
por completo antes de sacarla nuevamente, cubriéndome con su crema y me vine. Se sentía
tan bien estar con ella, como si no hubiera pasado tiempo separado, como si nunca la hubiera
perdido.
Como si siempre hubiera sido mía.
Se aferró a mí tal como solía hacerlo, sus uñas entusiastas, su agarre exigente. Su coño estaba
empapado, como si pudiera follarla una y otra vez y nunca se secaría.
Empujé dentro de ella unas pocas veces, sintiéndome alcanzar mi umbral una vez más,
haciéndome llenar cada centímetro de ella con otra carga. ¿Cómo podría estar con alguien más
cuando era con quien se suponía que debía estar?
Joder, hablé como un coño.
Salí de ella y me di la vuelta, resbaladizo por el sudor, satisfecha y muy feliz. Cerré los ojos y
me quedé allí, sintiendo que la paz se asentaba en mi alma, el miedo y la tristeza desaparecían
como la puesta de sol.
Luego se levantó de la cama.
Se acercó a su ropa y comenzó a ponérsela.
Abrí los ojos y la miré. —¿Qué estás haciendo?
Se abrochó el sujetador y luego se puso el suéter sobre la cabeza. —Tengo que irme…
Me sorprendió tanto lo que ella dijo que todo lo que pude hacer fue mirarla.
Se puso los jeans y salió.
¿Qué carajo acaba de pasar?
Salté de la cama y fui tras ella. —Quédate hasta la mañana. Era plena noche. Ni siquiera
sabía qué hora era, pero era en algún momento entre la medianoche y el amanecer.
—No puedo … Llegó a las escaleras y comenzó a descender.

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La agarré por el codo y la tiré hacia atrás. —¿Por qué me estás tratando como si fuera una
llamada de sexo?
Se volvió hacia mí, con los ojos cautelosos, como si ni siquiera quisiera mirarme.
Mis ojos se estrecharon aún más.
—Te extrañé … y me derrumbé. Solo quería estar contigo.
—¿Por qué era tan jodidamente estúpido? —¿Y no consideraste mis sentimientos en absoluto?
Esta separación también fue difícil para mí, pero no irrumpí en tu habitación en medio de la
noche y solté toda mi ropa.
Ella bajó los ojos. —No volveré a hacerlo. Simplemente no quería salir y recoger a un tipo al
azar, no cuando tú eres el que quiero.
Eso fue lo último que quería. —Entonces, ¿vas a venir cuando lo desees?
—No tengo que hacerlo.
—No, está bien. Estaba demasiado débil para decir que no. Estaba demasiado débil para negar
a la única mujer que quería.
—No puedo dormir más. Eso es demasiado.
Directo a los negocios, entonces.
—Sin besos ni adiós …
Puramente físico.
—Es difícil dejar de repente, ¿sabes?
Esperaba que ella hubiera cambiado de opinión, que se hubiera dado cuenta de que no podría
vivir sin mí. Pero ahora, ella solo quería usarme, porque le di buena polla. No me hizo sentir
bien, pero no tuve la fuerza para negarla.
—Sin hablar.
La miré fijamente.
—Si te parece bien … Ella me miró vacilante, como si pudiera decir que no.
La miré como si no fuera mía, sino el fantasma de la mujer que solía pertenecerme. Todavía se
había ido, y ahora tenía que soltarla lentamente … poco a poco.
—Porque no tiene que ser así.
Sabía que era una mala idea. Era más inteligente solo empujarlo. Pero también esperaba que
el ciclo comenzara de nuevo, que dormíamos juntos, pero que el sexo se convertiría en algo
más. Podría obtener todo lo que quería … o lastimarme aún más. —Prefiero tener algunos
de ustedes que ninguno de ustedes.

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Catalina
Mi padre estaba acostumbrado a verme al menos una vez a la semana, pero como
estaba demasiada deprimida para salir de casa, nunca mostré mi rostro. No quería ver a
Damien en absoluto, no quería interactuar con otro humano, mucho menos poner una sonrisa en
mi rostro.
Fui a casa de Heath porque no podía soportar la soledad. Solo quería que el dolor se
detuviera, aunque sea por unas pocas horas, y así poder respirar por completo y obtener un
poco de alivio. Pero luego tenía que irme, y era muy difícil.
Era difícil no dormir a su lado.
Difícil no hablar con él.
Difícil no decirle que lo amaba.
Fue una mala idea y esperaba que Heath me echara por el culo, pero no lo hizo. Estuvo
de acuerdo, aunque parecía que no quería hacerlo. El quería que cambiara de opinión, ir en
contra de los deseos de mi familia y elegirlo en su lugar.
No pude
Mi teléfono sonó al lado de mi cama, con el nombre de Damien reflejado en la pantalla.
Gemí porque no quería hablar con él. Había terminado las cosas con Heath para que
nuestra relación volviera a ser normal, pero ahora estaba molesta y lo etiquetaba como la causa
de mi agonía.
Pero respondí de todos modos.
—Hey
No era Damien. Fue mi padre en su lugar.
—Cariño, ¿estás bien?
Mi papá tenía un teléfono celular viejo que nunca usaba, y probablemente lo perdió en
algún lugar de su habitación y Patricia tendria que buscarlo. Su voz me tomó por sorpresa e
inmediatamente me aclaré la garganta para sonar normal.
—Sí papá. Todo está bien. ¿Por qué no sería así?
—Bueno, no te he visto en dos semanas. Su tono estaba lleno de acusaciones, como si
lo hubiera traicionado seriamente de alguna manera.

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Intenté no poner los ojos en blanco.
—Solo he estado ocupada.
—No me gusta eso. Quiero verte. Recuerda, no estaré para siempre …
Él siempre me hacía sentir culpable de inmediato.
—Haré que Damien me lleve allí
—Iré a almorzar mañana, papá. ¿Qué te parece?
—Ahora eso está mejor. Y me colgó.
Sabía exactamente de dónde sacó Damien sus tendencias idiotas.
Me vestí bien, un suéter suelto, mi cabello rizado y llevaba leggins negros debajo con
botas marrones que llegaban hasta mis rodillas. A la mayoría de las mujeres les encantaban los
suéteres holgados y una cálida taza de café con leche de calabaza en sus manos.
Yo no.
Dios, extrañaba el calor.
Entré, saludé a Patricia y me dirigí al comedor. Damien probablemente estaba en el
trabajo, al igual que Anna, así que no tendría que preocuparme por verlos. Obviamente, no
podría evitarlos para siempre, no podría evitar la inevitable conversación que eventualmente
tendríamos… cuando les diría que me había dejado a Heath.
Mi papá ya estaba sentado, absteniéndose cortésmente de comer su comida hasta que
llegara. Cuando me vio entrar en la habitación, sus ojos se iluminaron de una manera
indescriptible, como si nada lo hiciera más feliz que verme. Solo había otra persona que alguna
vez me miró de esa manera, y ya no estaba en mi vida. Se puso de pie para poder besarme en
la mejilla y abrazarme, siendo cariñoso y amable, como si no me hubiera regañado ayer.
—Cariño, te ves hermosa como siempre.
—Gracias Papa. Le devolví el beso y luego tomé asiento.
Patricia trajo primero las ensaladas, luego las sopas y los sándwiches.
Papá comió de inmediato, contándome sobre su vida mediocre viviendo con Damien,
jugando al ajedrez con él, viendo sus programas favoritos por la noche y contándome viejas
historias que ya había compartido cientos de veces. Raramente salía de la casa a menos que
fuera caminar alrededor de la cuadra para hacer algo de ejercicio.
Era más fácil escucharlo hablar porque no estaba de humor para hablar.
—¿Qué pasa contigo? Preguntó.
—He estado trabajando mucho. Estamos terminando nuestros últimos shows y nos
estamos preparando para algo nuevo. Entonces, he tenido mucho ensayo…

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—Eso es maravilloso. No puedo esperar a verlo. ¿Eres la estrella, supongo?
Definitivamente era la mejor protagonista femenina, pero nunca le dije eso en voz alta a
nadie.
—Tendrás que ver.
Él sonrió.
—Seguro que lo haré.
Agité mi cuchara en mi sopa y la vi girar. Era calabaza moscada, una sopa de otoño a
pesar de que el invierno estaba justo en nuestra puerta. No pasaría mucho tiempo hasta
Navidad. No podía creer lo rápido que había pasado el tiempo … cuánto tiempo había pasado
desde que conocí a Heath esa noche de verano.
—¿Todo bien, cariño?
—Si. Levanté la barbilla y lo miré de nuevo, sin darme cuenta de cuánto tiempo había
estado mirando hacia abajo.
—Vamos, Catalina. Soy tu padre. Apuntó con la punta de los dedos a su sien.
—Sé cosas …
Sonreí levemente.
—¿Sabías que tu hijo es un imbécil?
—Sí, lo sabía mucho antes que tú, bromeó. —Ahora, háblame.
—Papá, no es nada …
—Venga. Soy excelente para dar consejos.
—Bueno, no necesito consejos sobre esto.
—Entonces puedo escuchar.
Agité mi sopa otra vez, con mis ojos mirando hacia abajo.
Papá dejó de comer y me miró con las manos juntas sobre la sopa.
No iba a dejar ir esto.
—Bien. Puse mi cuchara a un lado para no tener que seguir revolviendo mi sopa y fingir
que tenía hambre.
—Bueno, estaba viendo a este tipo… pero no funcionó. Entonces, supongo que estoy
un poco triste por eso… ¿Un poco? La mayor subestimación del año.
—¿Un hombre? preguntó, incapaz de ocultar su sorpresa. —No me di cuenta de que
estabas viendo a alguien.

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—No fue en serio. Pero entonces fue en serio. Y luego no volvió a ser serio …
—¿Terminó las cosas?
—No yo lo hice. No podía creer que le estaba hablando de un chico a mi padre, y aún más
sorprendente, no estaba siendo extraño al respecto. Tal vez él realmente me vio como un adulto
en lugar de su pequeña niña. O tal vez solo quería que me casara lo antes posible, que tuviera
un hombre en mi vida que me cuidara como Damien cuidaba a Anna.
—¿Por qué?
Traté de pensar en la mejor manera de expresarlo. —Cuando las cosas se pusieron serias, me
di cuenta de que no era el hombre adecuado para hablar en serio, así que terminé antes de que
pudiera complicarse más.
—Entonces, ¿no era material de matrimonio?
—Supongo.
Él asintió con la cabeza como si entendiera a pesar de que no había forma de que pudiera. —
¿Quiere tener una familia?
—Dijo que lo haría si fuera importante para mí.
—Entonces, ¿tuviste esa conversación? Preguntó sorprendido. —Entonces debes haber amado
a este hombre.
Me encogí de hombros en respuesta, negándome a decir las palabras.
—Entonces, ¿qué lo hace no apto para ti, cariño? Porque puedes tener a cualquier hombre que
quieras, y si este es el hombre que deseas, debe ser algo.
Definitivamente era algo, solo que no era lo correcto. —A Damien no le gusta. Fui franca al
respecto. De esa manera, podría cortar todas las preguntas adicionales. —Y a Damien nunca le
gustará. Pensé que era más importante estar con un hombre que sería aceptado por mi familia.
—Bueno, a Damien no le gusta mucha gente …
Me reí un poco. —Cierto.
—Es prudente más allá de sus años tomar una decisión difícil como esa. Pero, como su
defensor, también tengo que decir … tu eres la que está en la relación. Tu hermano no lo está.
Ahora, amaba a mi padre mucho más. Mis ojos se suavizaron, deseando que Damien poseyera
su gentileza. —Bueno, Damien realmente lo odia, y sus razones no son infundadas.
—Entonces, ¿por qué amarías a un hombre que tu hermano desprecia?
Miré mi sopa otra vez.
—Porque no sabía las razones por las que Damien lo odiaba cuando nos conocimos. Si
lo hubiera hecho, estoy segura de que habría cambiado todo.

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—¿Puedes decirme cuáles son estas razones?
Pensé en sincerarme en este momento, pero ya tenía que lidiar con el resentimiento de
Damien; No podría soportar obtenerlo de mi padre también.
—No importa, papá. Ya no lo veo, así que … —Agarré mi cuchara y tomé un sorbo,
dejando que los sabores de otoño salpicaran mi boca.
Estuvo callado durante mucho tiempo, pensando todo lo que le dije con silenciosa
concentración.
—Si realmente amas a este hombre, como amaba a tu madre, como Damien ama a
Anna, siento que deberías tratar de resolverlo. Porque el amor siempre es más fuerte que el
odio, cariño. Siempre.
Agité el contenido y mantuve mi rostro estoico, aunque mi expresión quería aflojarse, mis
ojos se llenaron de lágrimas.
- Intenté hablar con Damien muchas veces, papá. No cambiará de opinión. — Entonces,
dejémoslo así …
***
No supe nada de Heath.
En una semana fui a su casa, obtuve lo que necesitaba para sobrevivir, pero él no
correspondió. Parecía mantener su distancia, porque estar conmigo era más difícil que estar sin
mí. Traté de no pensar en lo que hacía en su tiempo libre, si estaba recogiendo a otras mujeres,
si estaba pagando por sexo nuevamente, si hacía todo lo que la gente solía hacer para superar a
una ex.
Incluso si no significaban nada para él, la idea todavía me mataba.
No podría estar con otra persona, no por mucho tiempo. Sería tan incómodo, tan triste,
tan forzado. Nunca llegaría el momento en que conocería a un hombre que fuera mejor que
Heath, que hiciera que las mariposas en mi estómago se dispararan, y no solo porque la gitana
me lo dijo. Yo sabía lo que sentía por él, sabía que era especial, sabía que no se replicaria con
otra persona. Nuestro amor no era ordinario. Pero si extraordinario, en cambio.
Le pedí a mi padre que no hablara sobre nuestra conversación con Damien, y él pareció
guardar mi secreto porque Damien nunca me lo mencionó. Y si mi padre lo hubiera hecho, sabía
que Damien me atacaría con furia.
Me senté en la cama con un libro en mi regazo, pero no podía concentrarme en nada de lo que
leía. Mis ojos seguían mirando por la ventana, viendo la fría escarcha en las esquinas del
cristal. No estaba segura de qué hora era, pero estaba agotada por el ensayo toda la semana,
pero nunca me encontraba lo suficientemente tranquila como para dormir y pasar la noche.
Siempre me despertaban mis sueños, pesadillas y fantasías …
Entonces escuché el sonido familiar de pasos afuera de mi puerta.

TRUTH
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El giro de las cerraduras.
Y luego el sonido de un hombre grande caminando por el piso de madera.
El libro todavía estaba abierto en mi regazo porque no me había movido. Mi corazón
comenzó a latir dentro de mi pecho, vibró bajo mi caja torácica, y mi sentido del oído aumentó,
recogiendo cada movimiento.
Agarró el jarrón de debajo del fregadero, abrió el grifo para llenarlo con agua y luego lo
colocó en la isla de la cocina.
Y solo lo hacía por una razón, porque me había traído flores.
Inmediatamente, se formaron lágrimas en mis ojos, y los cerré para que no se
derramaran. No quería que esas lágrimas me corrieran por las mejillas y dejaran que mis
emociones me rompieran de nuevo. Era difícil no imaginarlo haciendo eso todo el tiempo, por el
resto de nuestras vidas, y nuestros hijos recordando lo que su padre hizo por su madre cuando
nos hubiéramos ido.
Entró en la habitación, quitándose la camisa mientras se iban sus zapatos y jeans, y sus
ojos inexpresivos sobre mí.
Cerré el libro y lo puse a un lado antes de apagar la lámpara, para que nadie pudiera
vernos juntos a través de la ventana abierta. Me quitó la parte superior de mi ropa, la parte
inferior y luego las bragas.
No dijo una palabra, tal como le dije. Se movió sobre mí y metió su mano en mi cabello,
besándome suavemente, acunando mi cabeza mientras intercambiamos besos decididos,
nuestras respiraciones salían al mismo tiempo, nuestras lenguas ansiosas por saludarse.
Mis brazos rodearon su gran torso, moviéndose sobre su ancha espalda para que mis
uñas pudieran anclarse en su carne. Mis rodillas se separaron y apretaron su cintura, mis
tobillos se apretaron contra su trasero.
Continuó besándome, su mano ligeramente temblorosa, como si no pudiera creer que
mis labios fueran reales, que los mechones de mi cabello en sus dedos fueran reales. Sin decir
una palabra, me mostró cuánto me amaba, y lo miserable que era todos los días que no
estábamos juntos. Me mostró su devastación, su agonía.
Combatí mis lágrimas hasta que se fueron, pero cuando sentí el dolor en su alma, la
humedad no la pude detener. Las gotas crecieron hasta que se derramaron por mis párpados
cerrados, goteando por mis mejillas hasta el pulgar de su mano que descansaba contra mi cara.
Apartó sus labios de mi boca y se acercó a la lágrima que llegó a mi cuello. La besó
antes de pasar a otra, recogiendo las gotas como si fueran demasiado preciosas para caer.
Cuando volvió a mi boca, sus ojos se veían diferentes.
Triste.

TRUTH
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Reflexivo.
Emocional.
Mis manos ahuecaron su rostro y lo estabilicé, para poder mirarlo, y ver la misma mirada
reflejada en mí. Mi corazón se rompió aún más, al ver que el hombre más fuerte que había
conocido se desmoronaba como yo lo estaba, mostrando su vulnerabilidad como si no le
importara cómo lo hace ver.
Posicionó nuestros cuerpos para poder deslizarse dentro de mí, combinando nuestras
almas para que ya no tuviéramos que sentir más angustia. Entonces, podríamos perdernos el
uno en el otro por un tiempo… y así adormecer el dolor.
****
En el momento en que terminamos, se levantó de la cama y busco la ropa, dándome la
espalda. Se pasó la camisa de manga larga por la cabeza y se puso el pantalón sobre su culo
apretado, sin mirarme a propósito, como si eso fuera lo último que quería.
Luego salió de mi habitación, sin decir una palabra.
Fui tras él, desnuda, sin saber qué decir, sin saber por qué lo seguía.
Se movió rápidamente, como si quisiera evitarme, quería salir de mi departamento lo
más rápido posible, incapaz de mirarme porque era demasiado difícil. Salió al pasillo y cerró la
puerta detrás de él sin darse la vuelta, su brazo se movió detrás de él y localizó el pomo con el
tacto. Luego se fue.
Observé la puerta cerrada y escuché sus pasos mientras se volvían cada vez más
distantes. Incluso cuando se fueron, pensé que todavía los escuchaba, pero esa era solo mi
mente jugando conmigo, inventando mis deseos.
Me di la vuelta y vi los girasoles que me había dejado. Hizo su mejor esfuerzo para
organizarlos, pero claramente tenían el toque de una mano inexperta, un hombre tratando de
impresionar a una mujer sin saber cómo.
Agarré los tallos y los moví, convirtiéndolos en un arreglo profesional. Miré los pétalos
amarillos, la luz a mi oscuridad, la antorcha en mi camino olvidado.
Entonces empecé a llorar.
Dormir juntos era una solución a corto plazo que creaba un problema aún mayor.
Tal vez deberíamos parar… por el bien de ambos.
Eso era muy difícil de hacer, alejarme del que me mantuvo en marcha, del que me
mantenía enfocada en el futuro.
****

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Fue la noche de apertura en el ballet para nuestra nueva producción. Estuvimos
entrenando duro durante semanas, preparándonos para debutar nuestras presentaciones
navideñas. En lugar de hacer un espectáculo que ya habíamos hecho en el pasado, aprendimos
nuevas coreografías, nuevas versiones de viejas canciones, por lo que nuestro público fiel
siempre tenía una razón para volver.
El trabajo fue una de las pocas cosas que me ayudó a superar la ruptura porque me
mantuvo ocupada y cansada. Sin él, probablemente no podría dormir en absoluto, y también
me dio una razón para salir de la casa, para concentrarme en algo que no tenía nada que ver
con mi propio dolor.
Durante el segundo acto, tuve mi solo, bailando en el escenario para que el equipo
tuviera tiempo de cambiar el set, los bailarines tendrían la oportunidad de cambiarse a su
próxima ronda de disfraces.
Llevaba mucho tiempo bailando, así que me consideraba una profesional, manteniendo
mi cuerpo apretado para que nada se resbalara, nada saldría mal.
Pero había un pequeño trozo de papel que de alguna manera había llegado al
escenario, y cuando aterricé después de mi salto, me resbalé.
Y caí duro.
Cada vez que nos equivocamos, continuamos como si nada hubiera pasado.
Pero no pude continuar.
Traté de ponerme de pie, pero mi pie no podía sostenerme.
Fue entonces cuando vi el hueso presionando contra la piel.
El público comenzó a susurrar, sus preocupaciones cada vez más fuertes. El equipo
salió a ayudarme, descubriendo rápidamente que algo andaba muy mal. Engancharon sus
brazos debajo de los míos y me levantaron.
El público aplaudió como si fuera un jugador lesionado en un evento deportivo.
Pero no los escuché porque todo lo que podía escuchar era mi dolor.
Sabía lo que había pasado sin comprobarlo.
Me había roto el tobillo y mi carrera había terminado.
Estaba aturdida, traumatizada por lo que había sucedido.
¿Esto realmente me pasó a mí?
¿Con toda la otra mierda con la que tenía que lidiar?
Ahora, ¿acababa de perder mi trabajo?
—Llamaré a una ambulancia, dijo Tracy, buscando su teléfono.

TRUTH
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André examinó mi tobillo, suspirando por la lesión.
—Sí, esto definitivamente está roto. Lo siento, Cat.
Las lágrimas corrían por mis mejillas, no por el dolor, sino por el desamor.
—No… no está roto. Es solo una tensión. Estará como nuevo en una semana…
Andre me dio una mirada de lástima antes de recurrir a mi suplente, que acababa de
cambiarse.
—Después de este número, vas a salir.¿Estás lista?
Ella asintió, nerviosa porque estaba tomando mi lugar con tan poca antelación.
Pero ella no estaría tomando mi lugar por mucho tiempo. Ahora, ella tendría mi trabajo.
Tracy regresó una vez que encontró su teléfono en su estación. —Llamaré ahora.
—La llevaré. Heath surgió detrás de todos, mirándome con una expresión que reflejaba mi
propio dolor, como si supiera exactamente lo que estaba sintiendo, como si entendiera que todo
mi mundo se había desmoronado. Se arrodilló frente a mí para poder pasar sus brazos debajo
de mi cuerpo para levantarme.
Debe haber venido a la noche de apertura de mi espectáculo para verme bailar, para
esconderse en las sombras del teatro solo para poder mirarme y admirarme desde lejos.
Entonces, me había visto caer, me vio perder todo en tiempo real. Mirándolo a los ojos,
comencé a sollozar, tan agradecida de que la única persona que realmente entendió estaba allí.
—Bebé, te tengo. Me levantó a su pecho y me llevó a la puerta de atrás.
Mis brazos rodearon su cuello, y lloré contra su hombro, sollozando en su camiseta. —No …
Estaba tan contenta de poder esconder mi rostro de todos mientras él me llevaba, que podía
usar su tamaño para cubrirme, que tenía a alguien que podía cuidarme cuando estaba
demasiado avergonzada para dejar que alguien más lo hiciera … excepto él.
Después de algunas radiografías y un diagnóstico oficial, me fui a casa con analgésicos, un
yeso y un par de muletas.
Me senté en la cama con una mirada en blanco en mi rostro, rezando para que fuera un sueño,
rezando para que despertara y descubriera que era solo una de mis pesadillas. Sin mi trabajo,
no tenía forma de pagar mis cuentas. Sin mi trabajo, había perdido mi única salida de felicidad.
Sin mi trabajo … no era yo.
Heath no me dijo nada, no trató de hacerme sentir mejor con palabras sin sentido. Sabía que
estaba traumatizada, sabía que no quería nada más que silencio. También me dio espacio,
como si supiera que solo necesitaba algo de tiempo para aceptar lo que sucedió.
Una vez que me dieron de alta, Heath me levantó de nuevo y cargó las muletas con su otro
brazo, porque ambas cosas a la vez no fueron un problema para él. Me metió en la camioneta y
luego me llevó a casa, llevándome el resto del camino a mi departamento.

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Por lo general, estaba demasiado orgulloso para dejar que alguien me ayudara así, pero ya no
tenía orgullo dentro de mí. No había fuego. Nada.
Me llevó a mi cama y apoyó las muletas en un rincón de la habitación. Luego agarró un vaso de
agua y puso las pastillas en la mesita de noche, la siguiente dosis de analgésicos para ayudarme
a pasar la noche.
Me apoyé contra la cabecera y me quedé mirando el pie, envuelto en un yeso, la carne
más allá de mi rodilla hinchada por la lesión. Con los brazos cruzados sobre el pecho, me quedé
sentada allí, con los ojos tan hinchados como el tobillo.
Heath se sentó en el borde de la cama, vistiendo una camisa de manga larga y jeans,
con los codos sobre las rodillas mientras miraba hacia otro lado, como si supiera que no quería
que me mirara, que me viera tocar fondo. .
Si no hubiera estado allí, habría tenido que viajar en la parte trasera de una ambulancia,
llamar a mi hermano y escucharlo perder la cabeza con la preocupación, o simplemente
sentarme allí sola… y llorar. Estaba en mi punto más débil, y Heath era la única persona que
podía verme así, la única persona con la que me sentía completamente cómoda. Entonces,
forcé las palabras de mis labios, las lágrimas brotaron de mis ojos nuevamente.
—Gracias…
El estaba callado.
Me conmovió que viniera a verme bailar, que siempre estuviera allí para mí, incluso
cuando no podía verlo. Era tan romántico, y me mató que no podía tenerlo.
— Puedes irte, Heath. Solo me voy a dormir “.
No se movió, mirando la puerta abierta.
Había terminado las cosas con él, así que no era su responsabilidad de cuidarme. No
estaba obligado en absoluto. Podría manejarme sola. El médico dijo que tardaría seis semanas
en sanar, así que solo tenía que hacer que Damien dejara los comestibles y tal vez me ayudara
a lavar la ropa … y me llevara a fisioterapia. Ahora que lo había pensado todo, me di cuenta de
cuánto trabajo era. Damien y Anna tenían trabajos, Tracy tenía práctica y actuaciones, y mi
padre era demasiado viejo para hacer esas cosas.
Y ahora tenía que descubrir cómo pagar mis cuentas. Tenía algunos ahorros en
efectivo, pero no lo suficiente. Todo lo que tenía que hacer era pedirle dinero a Damien, pero
todavía era demasiado orgullosa para hacerlo. Apoyé mi cabeza contra la cabecera y suspiré
ruidosamente.
Luego estaba el mayor problema de todos… ¿Podría volver a bailar alguna vez?
Era difícil para las bailarinas volver a entrar después de una lesión porque su cuerpo
nunca volvía a ser el mismo. No podrían ser tan competitivos. No podrían ser tan fuertes. No
podrían ser los mejores.

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Y el baile lo era todo para mí.
Heath se volvió lentamente hacia mí, finalmente mirándome de frente por primera vez
desde que me había levantado del banco detrás del escenario.
—No voy a ninguna parte, bebé. Estaré aquí hasta que estés mejor.
Hice todo lo posible para calmar mis lágrimas, pero era muy difícil mirarlo a los ojos sin
sentirme abrumada por la gratitud, abrumada por la forma en que me amaba. No me debía
nada, no después de la forma en que le rompí el corazón.
—No tienes que hacer eso.
No había parpadeado desde que me había mirado.
—Me cuidaste. Haré lo mismo por ti.
Sacudí mi cabeza.
—Pero eso fue…
—E incluso si no lo hubieras hecho, todavía estaría aquí. Se levantó de la cama y
comenzó a quitarse la ropa, quitándose todo excepto sus boxers. Apagó la luz y volvió a la
cama.
—Vamos a meterte en algo más cómodo.
—No tienes que-
Presionó su frente contra la mía.
—Déjame cuidarte. Me dio una mirada feroz, sus ojos azules resplandecientes.
Ni siquiera sabía cómo salir de mi disfraz sin ayuda ya que todo estaba muy apretado.
El médico tuvo que cortar parte de las medias para llegar a mi pie. Entonces, necesitaba la
ayuda de Heath. De lo contrario, tendría que dormir en esto.
Me ayudó a salir de esto, tomándose su tiempo para asegurarse de que no me
lastimaba, y cuando todo desapareció, me puso un par de pantalones cortos de pijama y una
blusa nueva, sin mirarme las tetas como lo haría normalmente, como si no quisiera que pensara
que esto era sobre sexo.
—Toma tus pastillas y vámonos a dormir.
—¿Te vas a quedar conmigo? Susurré.
Él se colocó a mi lado, ajustando las mantas para que se quedaran alrededor de su cintura
como él prefería, pero fueron tiradas a mi hombro para que no me enfriara. — Si.
Tomé las pastillas y las tragué con agua antes de acostarme de nuevo.
Agarró una almohada y la colocó debajo de mi pie para elevarla. Luego se tumbó de nuevo,
manteniéndose unos centímetros entre nosotros para que no me agolpara.

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Giré mi rostro hacia él para poder mirarlo, tal como él me miraba cuando estaba herido en su
cama.
Su mano se deslizó hacia la mía, y entrelazó nuestros dedos. —Va a estar bien.
Las lágrimas se formaron en mis ojos. —Me temo que nunca volveré a bailar …
—Lo harás.
—No lo sé-
—Si lo Harás. Eres la persona más fuerte que conozco. Vas a llegar allí, y voy a empujarte
hasta que lo hagas.
***
Cuando me desperté a la mañana siguiente, él no estaba a mi lado en la cama. Me moví para
salir de la cama, pero luego me recordó dolorosamente mi tobillo roto. Me quedé quieta una vez
que mis nervios hicieron una mueca de dolor. Tenia que usar el baño y mis ojos se movieron
hacia las muletas en la esquina, que parecía estar a un mundo de distancia. Entonces escuché
a Heath moverse en la cocina. —¿Heath?
Detuvo lo que estaba haciendo y vino a mí. —Estoy aquí. Dobló la esquina y llegó a la cama,
con sus boxers, su cabello desordenado por dormir a mi lado toda la noche.
—¿Podrías darme esos? Asentí hacia la esquina.
—No los necesitas. Me tienes.
—Bueno, necesito usar el baño y-
Me levantó de la cama y me llevó al baño antes de sentarme en el inodoro.
—No necesitas hacer eso cada vez que …
—Soy mucho más fuerte que esas muletas de plástico. Salió y cerró la puerta tras de sí.
Hice mi trabajo y luego me balanceé sobre un pie para lavarme las manos. Cuando
terminé, abrí la puerta.
Heath me agarró de nuevo y me puso en el sofá.
—Acabo de terminar de preparar el desayuno. Comeremos y veremos una película.
No podía creer que realmente quisiera esperarme de pies y manos durante las próximas
seis semanas.
Puso la comida en platos y luego me trajo uno. Eran panqueques y patatas tots, mi
favoritas. También trajo una taza de café antes de sentarse a mi lado con su desayuno.
Tomé la comida, sintiéndome mucho mejor teniéndolo a mi lado que estar sola No
podía imaginar hacer esto sola, no porque necesitaba que me cuidara, sino porque me hacía
sentir mejor… mucho mejor.

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La semana pasó rápidamente, a pesar de que no hice nada.
Heath abasteció mi cocina con víveres, hizo la colada, me cuidó y, cuando vencieron las
facturas, las pagó.
Discutí, pero ese argumento no duró mucho.
Tenía que trabajar la mayoría de las noches, pero como estaba dormida de todos
modos, apenas me di cuenta de que se había ido. Cuando llegaba a casa, me preparaba el
desayuno y me ponía en el sofá antes de irse a dormir a mi habitación.
Se convirtió en una rutina.
No hablamos mucho. Nosotros tampoco hicimos el amor. Incluso si quisiéramos, mi pie
era una carga tan pesada con el yeso que no era posible.
Cuando llegó el sábado por la noche, recibí otra dosis de depresión.
Porque el espectáculo continuó sin mí.
Mi suplente fue el centro de atención, y si Andre y todos los demás se enamoran de ella,
es posible que no pueda recuperar mi trabajo incluso si me recupero por completo. Podría ser
despedida del equipo B… y nunca subir de nuevo a la cima.
Me senté frente al televisor y miré la pantalla en blanco, preocupada por el tiempo que
se mostraba en la caja de cable. Esperé a que terminara la presentación para poder dejar de
pensar en la noche, la forma en que las luces calientes me hacían sudar, la forma en que no
podía escuchar nada sobre la orquesta cuando bailaba en el escenario.
Entonces finalmente terminó.
Heath me miró desde su asiento a mi lado, como si hubiera notado que algo andaba
mal. Me agarró la mano, entrelazó nuestros dedos y la sostuvo sobre su muslo. Me miró con su
penetrante mirada azul, como si pudiera leer palabras escritas en mis ojos.
—Esto no es para siempre, bebé. Lo prometo.
Me encantó que él supiera exactamente lo que estaba pensando sin que yo tuviera que
explicarlo, que él entendiera mis emociones, pero también firme en su creencia de que
mejoraría, que me recuperaría por completo y sería tan fuerte como siempre.
Nunca encontraría a otro hombre como él.
Nadie me entendería de la forma en que él lo hizo.
Nadie me amaría como él lo hizo.
—Te amo… Sabía que no debería decirlo, no debería poner esos sentimientos en el
universo cuando nada había cambiado. Pero no pude evitarlo. No pude contener la emoción en
mi corazón.
Sus ojos se suavizaron ligeramente, sus dedos apretaron los míos.

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—Lo sé.
Un golpe sonó en la puerta.
La mano de Heath todavía estaba en la mía mientras veíamos la película. Sus ojos se
dirigieron a la puerta y luego a mí, preguntándome en silencio si esperaba a alguien.
Sacudí mi cabeza.
Se puso de pie y caminó hacia la puerta, mirando por la mirilla. Cuando se volvió hacia
mí, con una expresión molesta en su rostro, era obvio quién era.
Damien volvió a llamar antes de hablar.
—Cat, sé que estás en casa. Abre la puerta.
Oh no.
Heath agarró mis muletas y me ayudó a subirlas antes de que entrara al dormitorio y
cerrara la puerta. Sabía que mostrar su cara empeoraría las cosas con Damien, por lo que era
mejor desaparecer que provocar la ira de mi hermano. Entonces, escondió su rostro … como un
secreto sucio.
Eso se sintió tan mal que me enfermó. Heath fue quien dejó todo para cuidarme, y tuvo
que abandonar la habitación cuando tenía todo el derecho de quedarse. Llegué a la puerta y la
abrí.
Damien estaba parado allí con un traje, Anna ligeramente detrás de él con una bata.
Me tomó menos de un latido descubrir lo que había sucedido.
Había ido a mi show, se dio cuenta de que había sido reemplazada y luego vino a mi
departamento para confrontarme al respecto. Abrió la boca para emitir un millón de preguntas,
pero cuando vio mi pie enyesado, con las muletas que me apoyaban, cerró la boca y suspiró.
Anna jadeó.
—Chica, oh no …
—¿Qué pasó? Damien entró a mi departamento con Anna, sus ojos en el yeso blanco
que abarcaba mi pie y tobillo.
—Me rompí el tobillo, así que estaré así durante seis semanas.
Lanzó otro suspiro, la tristeza llenó sus ojos.
—Cat, lo siento mucho. Se inclinó hacia mí y me abrazó con un brazo, con cuidado de
no volcarme. Era mi hermano otra vez, amoroso, cariñoso y con un corazón de oro. Se apartó y
miró mi lesión, a pesar de que no podía distinguir nada debajo.
—Sí … Usé las muletas para mantener el equilibrio sobre un pie, pero luché porque no
tenía experiencia con ellas. Heath me llevó a todas partes.

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—Ha sido difícil.
—¿Por qué no me lo dijiste?
Me encogí de hombros.
—Yo solo … no quería hablar de eso.
Continuó compadeciéndome, como si quisiera poder arreglarlo por mí. Pero nadie podía
—¿Cuándo pasó esto?
—La semana pasada.
Miró alrededor de mi departamento, viendo las sartenes sucias en la estufa y el
departamento perfectamente limpio.
—Entonces, ¿cómo …? Se dio la vuelta y notó que la puerta de mi habitación estaba
cerrada.
Mierda.
Anna conectó los puntos rápidamente y me lanzó una expresión alarmada.
Damien se volvió lentamente hacia mí, sus ojos lívidos, sin simpatía alguna.
—Pensé que ya no lo veías. Apretó la mandíbula con fuerza, sus ojos verdes hostiles.
No había nada que lo enojara más que la existencia de Heath. Se convertía en psicópata cada
vez que lo mencionaban.
—No lo estaba, pero-
—Entonces, ¿por qué mierda está él aquí? inmediatamente gritó, pasando de cero a
sesenta en un segundo.
—No necesitas que te cuide. Me tienes. Tienes a Annabella. Papá. Se dirigió hacia la
puerta del dormitorio.
—Damien! No podía perseguirlo, no en mi estado.
Anna se cubrió los ojos.
—Oh Dios…
Damien empujó la puerta para abrirla.
Heath debió haberlo anticipado porque se había puesto jeans y una camisa. Se quedó
allí de pie con los brazos a los lados, dándole a Damien una expresión impasible, como si no
sintiera nada mientras lo miraba.
—Vete a la mierda. Damien lo empujó en el pecho.
—Damien! No podía creer que mi hermano estuviera actuando de esta manera. Moví
mis muletas lo más rápido que pude para llegar a él.

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—Está bien. Heath levantó su mano hacia mí, no queriendo resbalar y caer.
— Me iré. Se movió alrededor de Damien y pasó junto a mí hasta la puerta.
No podía dejar que saliera de aquí, siendo tratado como una mierda por Damien, cuando
él era quien estaba allí para mí siempre.
—Espera
Heath siguió caminando.
—Heath. Levanté la voz para que se viera obligado a escuchar.
Se quedó mirando la puerta unos segundos antes de volverse hacia mí, incapaz de
ocultar su molestia.
Me volví hacia Damien, que estaba furioso.
—Él es el que me ha estado cuidando, Damien. Él estaba allí cuando me rompí el
tobillo. Él estaba en la audiencia, y no tenía idea. Me llevó al hospital, y ha estado rompiéndose
el culo aquí para cuidarm …
—Me importa una mierda
—¡Cierra tu maldita boca ahora mismo!
La ceja de Damien se disparó con asombro.
—Vas a escuchar cada maldita palabra que tengo que decir. Me sentía débil en las
muletas, pero mi voz era más fuerte que nunca.
—Terminé las cosas con él después de nuestra última conversación, pero he sido tan
jodidamente miserable, Damien. Las lágrimas llegaron a mis ojos, burbujearon como agua
hirviendo, y luego se deslizaron por mis mejillas.
—No puedo hacer esto. No puedo vivir sin este hombre. No es porque me haya cuidado,
no es porque haya sido sumiso a ti, aunque lo trates como una mierda. —Es porque lo amo.
Sacudió la cabeza. —No voy a cambiar de opinión...
—No necesito que cambies de opinión, Damien.
Su expresión se endureció.
—Porque voy a estar con él de todos modos. Es mi maldita alma gemela, y si no me
amas lo suficiente como para intentarlo, entonces es triste. Sé que me amas lo suficiente como
para mirar más allá de esto, pero eliges no hacerlo porque eres egoísta. Si quieres condenarme
al ostracismo porque no aceptas a quien amo, está bien. Pero espero que cambies de opinión
algún día, por tu bien.
Damien no se movió ni reaccionó, como si no pudiera creer que yo acabara de decir todo
eso.

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—No le digas que se vaya porque tiene todo el derecho de estar aquí. Tú eres el que no
es bienvenido, Damien. Así que, sal de mi apartamento. Respiré con fuerza debido al esfuerzo
que mi discurso había causado. Era una catarsis de emociones, tanto liberadoras como
condenatorias.
Cuando volvió a hablar, estaba tranquilo.
—Papá jamás...
— Se merece mucho más crédito del que tú le das. Porque veo la forma en que me ama,
y dejaría de lado cualquier reserva que tenga sobre Heath si se lo pidiera, si le dijera que este es
el hombre con el que quiero pasar mi vida. Y eso es mucho más de lo que puedo decir de ti. Mi
cuerpo tembló porque estaba tan enojada, mis lágrimas corrían por mis mejillas.
—Ahora vete, Damien. Toma tu aprobación y métetela en tu maldito trasero.

TRUTH
 PENELOPE SKY

Heath
Salí del camino de la puerta ya que la estaba bloqueando.
Pero apenas podía pensar, porque no podía creer que esto hubiera sucedido.
Anna abrió la puerta primero y salió sin mirarme.
Damien miró a su hermana, tan sorprendido como yo. Respiró fuerte y rápido, como si
quisiera pronunciar su propio discurso, pero debe haberlo considerado inútil porque no lo hizo.
Pero estaba furioso.
Catalina se dio la vuelta y regresó al sofá, moviéndose lentamente porque las muletas
eran una sensación completamente nueva. Apoyó las muletas contra el sofá y luego se bajó
lentamente, con cuidado de no lastimarse el pie. Luego miró hacia otro lado, como si se negara
a ver a su hermano irse.
Damien finalmente bajó la mirada y se dirigió a la puerta.
Me negué a moverme porque parecería débil si lo hiciera.
Se detuvo y me miró, su expresión más enfurecida de lo que nunca lo había visto. Era
como si quisiera matarme, deseaba que su primer intento de asesinato hubiera sido exitoso para
no tener que lidiar con toda la mierda que había causado mi supervivencia.
No dije una palabra, pero tampoco bajé la mirada. No le di una sonrisa regodeadora o
un comentario sarcástico.
Luego se fue.
Cerré la puerta detrás de él, girando todas las cerraduras.
Cuando me volví hacia Catalina, su cuerpo estaba girado, su pierna herida estaba sobre
el sofá y su rodilla apuntaba hacia el techo. Las yemas de sus dedos descansaban sobre su
boca, como si estuviera tratando de ocultar un labio tembloroso.
Lentamente me acerqué al sofá y me senté a su lado.
Ella no me miró,pero sus ojos llorosos brillaban tanto.
Mi mano ahuecó su mejilla y forcé su mirada hacia mí. La miré de una manera nueva,
una forma que no podría describir. Los sentimientos dentro de mí eran inexplicables. Todavía
no podía procesar lo que había sucedido, lo que acababa de hacer por mí.
—Esa es mi bebé…

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Mi pulgar pasó por su mejilla y atrapó la lágrima que cayó. Se había convertido
nuevamente en la mujer ardiente que había conocido en el verano, la mujer que tenía una boca
que podía ganar una guerra. Era la razón por la que me enamoré de ella en primer lugar, y la
razón por la que mi amor se había duplicado en tamaño.
Ella cerró los ojos, más lágrimas escaparon de debajo de sus párpados cerrados.
—Siento haberte herido…
—Lo compensaste, un millón de veces. Presioné mi frente contra la de ella mientras
ahuecaba su rostro.
—Quiero casarme contigo ahora Le dije que la amaba hace apenas un mes, pero que
podía comprometerme con ella por el resto de mi vida en ese momento … porque lo sabía.
Sabía que ella era la indicada. Ella era mi Cassini.
—Te amo tanto.
Ella abrió los ojos y me miró.
—Yo también te amo.
Mi otra mano ahuecó su mejilla, y la sostuve allí, mis dedos apartaron su cabello de su
rostro.
—Yo también quiero casarme contigo.
¿Acabo de pedirle que se case conmigo… y ella dijo que sí? Me aparté un poco y la
miré, mi aliento salió tembloroso porque no podía creer que esto fuera realidad, como si
estuviera en un sueño… un sueño donde obtenía todo lo que quería. No era mi intención
proponerle matrimonio, pero ahora que sabía su respuesta, podría serlo.
—¿Acabamos de comprometernos? Nunca pensé en proponerle matrimonio a una
mujer, ni siquiera imaginé cómo lo haría con Catalina, pero sabía que se suponía que era un
gran gesto, una cena elegante con flores, un hermoso anillo en una caja. No le di nada de eso,
pero se sintió perfecto … perfecto para nosotros.
Me miró a los ojos, y vinieron más lágrimas, pero un tipo diferente de lágrimas. Sus
labios se elevaron en una leve sonrisa, y ella asintió.
—Sí … si realmente me preguntas.
Quería llevarla a mi regazo y abrazarla con tanta fuerza, pero estaba demasiado herida
para moverse así. No podía acostarla y hacerle el amor. Todo lo que podía hacer era tocarla
así. Pero fue suficiente, porque tenía el resto de mi vida para hacer esas cosas. Cerré los ojos
por un momento, y cuando los abrí, sentí la humedad que se formó en mis ojos, sentí la emoción
atravesar las costillas que cubrían mi pecho.
—Si bebe.Te loestoy pidiendo.
Quería dejar mi trabajo para poder quedarme en casa con ella.

TRUTH
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Lo último que quería hacer era dejarla … para ir a trabajar.
Pero tenía responsabilidades que no podía ignorar. Al menos estaba de mejor humor,
ya no me sentía mal por la mujer que había perdido… porque ella había luchado por mí. Se
había enfrentado a su hermano gilipollas y me había elegido.
Ella me escogió.
Entré en el metro y me dirigí a mi trono. La mitad de los chicos estaban allí. El resto
estaba haciendo patrullas.
Antes de llegar a mi asiento, una de las chicas me trajo una cerveza y la dejó a mi lado.
Caí en la silla y tomé un trago profundo, dejando que la espuma cubriera mis labios
antes de limpiarla.
Steel vino a mi lado.
—Heath, ¿puedo hablar contigo un segundo?
—¿Qué es? Me volví hacia él, con la barbilla apoyada en mis nudillos, aburrida porque
deseaba no tener que estar aqui.
Miró a los hombres antes de volverse hacia mí.
—En privado.
Esto debe ser importante, así que me levanté de mi silla y me dirigí a mi oficina, una
habitación que casi nunca usaba.
Cerró la puerta detrás de él.
—¿Qué es? Me di la vuelta y me apoyé contra el escritorio, mis brazos cruzados sobre
mi pecho.
—¿Ya no estás cobrando a Damien?
La pregunta me tomó por sorpresa.
—¿Por qué?
¿No lo estás?
—¿Por qué me estás preguntando esto?
—Porque Vox dijo que es verdad. ¿Lo es?
No me gustaba que me interrogaran sobre mis decisiones, así que lo fulminé con la
mirada.
—Le dijiste a Damien que estabas recolectando todas sus ganancias, pero ahora no
estás recolectando nada. ¿Por qué?

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—Por razones de las que no debes preocuparte. Tenemos suficiente efectivo para
contarlo como está.
Ahora, él me fulminó con la mirada.
—Entonces, ¿no estás recolectando de él?
Ladeé la cabeza ligeramente.
—Porque los hombres están hablando y se preguntan si es verdad.
—¿Por qué están hablando de esto? Tenemos un millón de cosas de las que
preocuparnos en este momento.
—No lo sé. No sé cómo comenzó.
Creía que Steel no me mentiría ni me traicionaría, así que no sospeché que fuera él.
—¿Ian está hablando?
Sacudió la cabeza.
—Parecía tan sorprendido como yo.
—¿Y quién le dijo?
—Roger.
—¿Quién te lo dijo?
—Clyde. Pero parece que todos lo saben, y no están contentos con eso. Es posible que
desees cambiar eso.
Esa no era una opción. Después de todo lo que acababa de pasar con Damien, no
podía provocarlo en absoluto. Y tenía la intención de casarme con su hermana, así que debería
ganar su favor, no empujarlo más lejos.
—Déjalo ir.
—¿Qué me estás diciendo?
—Encontraré un reemplazo y les daré algo nuevo de qué hablar. Me aparté del
escritorio y lo rodeé.
—Ahora, si me disculpa, quiero terminar esa cerveza.
***
Era poco después del amanecer cuando salí del ascensor.
Balto estaba despierto, en pantalones cortos de entrenamiento, zapatillas de deporte y
sin camisa, como si estuviera a punto de ir al gimnasio después de haber terminado su batido de
proteínas. Salió de la cocina mientras bebía de su batido.

TRUTH
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—Parece que estás de mejor humor.
Sonreí mientras caminaba hacia él, viendo el mundo con un nuevo par de ojos, una
nueva emoción.
—Porque lo Estoy.
—¿Le Ganaste a Damien? Cerró la tapa de su botella y la sacudió para mezclar la
proteína en polvo con el agua.
—No. Catalina le dijo que se fuera a la mierda.
Dejó de moverse bruscamente, la botella ya no temblaba.
Sonreí.
—Esa es mi bebé...
Dejó caer la botella a su lado.
—¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Me encogí de hombros.
—No lo sé. Ella simplemente lo hizo.
—Bueno, me alegra escucharlo. Tal vez Damien y tú puedan resolver sus problemas en
algún momento en el futuro.
—Tal vez, o probablemente no. Pero estaba agradecido de que mi relación con
Catalina ya no estuviera condicionada a su aprobación. Ella había luchado por mí, me había
tendido el cuello y me fue leal como uno de mis propios hombres.
—Se rompió el tobillo hace un par de semanas en una actuación, y la he estado
cuidando. Tal vez eso tenga algo que ver con ello.
—Ay, eso apesta. ¿Ella va a estar bien?
—Ella estará bien. Ella está hecha de algo más duro que el resto de nosotros.
Balto no sonrió puesto que nunca lo hacía, pero me dio una mirada cariñosa con los
ojos, como si estuviera feliz de verme de esta manera, de verme obtener lo que quería.
—Y tengo algunas noticias…
—¿Sí? Comenzó a agitar su botella nuevamente, dejando que las partículas se
rompieran.
—Le pedí que se casara conmigo.
Se detuvo de nuevo, esta vez su expresión llena de sorpresa.
—Sí…acaba de suceder.

TRUTH
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—¿Te arrodillaste y le diste un anillo?
—No, simplemente sucedió. Fue en el momento, difícil de explicar. Pero ella dijo que sí,
así que supongo que estoy comprometido.
—Whoa. La última vez que te vi, estabas muerto como un fantasma. Ahora, nunca te
he visto más feliz. Me agarró del hombro y me dio un apretón.
—Estoy feliz por ti, hombre.
Me alegré de que no me cuestionara, no me preguntara si era demasiado pronto, si
estaba seguro de que quería hacer este tipo de compromiso con una mujer que no conocía
desde hace mucho tiempo. Pero no lo hizo.
—Voy a tener una cuñada.
—Si. Y estarás allí para ella si alguna vez necesita ir al hospital y yo no estoy allí.
El afecto en su expresión aumentó.
—Espero que eso nunca suceda, pero si sucede, estaré allí. Incluso le conseguiré un
helado si lo quiere.
—Bueno. Sonreí.
—Y moriré por ella. Se puso serio.
—Al igual que morirías por mi esposa
Mantuve su mirada por un momento, sabiendo que esa era su forma de dar su
aprobación, de darme su bendición.
—Gracias hombre. Extendí mi mano.
La sacudió antes de atraerme para un abrazo y una palmada en la espalda.
—¿Y ahora qué?
—Supongo que tengo que conseguirle un anillo.
—Si. Bastante importante.
—Podría ahorrar y darle mi diamante. Levanté la mano y miré el perfecto cráneo de
diamante en mi dedo, uno de los pocos diamantes en la tierra que poseía esta claridad
incomparable.
—No creo que sea barato de ninguna manera. Él lo había hecho con su esposa.
—Solo creo que ella querría algo más. Pero nunca le he preguntado, y ahora no puedo
preguntarle.
—Lástima que no puedas preguntarle a Damien.
—Podría preguntarle a Anna, pero Damien podría matarme si me acerco a ella.

TRUTH
 PENELOPE SKY
—Sí, dijo rápidamente. —No hagas eso. Solo escoge algo. Ella amará lo que sea que
le consigas.
Sacudí mi cabeza.
—Mi bebé no es una mujer promedio, por lo que no puede usar un anillo promedio.
Él destapó la botella y tomó un trago.
—Por interesante que sea, tengo que completar un entrenamiento. El me rodeó.
—Déjame saber cómo va.
Entré por la puerta y puse la bolsa de plástico en la isla de la cocina.
—¿Nena que haces?
El grifo estaba funcionando y ella frotó la esponja sobre el plato sucio.
—Aclarando los platos.
—¿Y qué te dije acerca de lavar los platos?
Ella me ignoro.
Di la vuelta a la isla y vi su equilibrio en un pie. Moví mi pecho hacia su espalda y cerré
el grifo.
—Ugh, dijo en voz baja.
—Déjame hacer algo.
—Puedes lavar los platos todo lo que quieras cuando el yeso esté fuera. La recogí y la
llevé al sofá, la senté al lado de su copa de vino y su manta. La dejé, ignorando la mirada
irritada en su rostro.
—Recogí la cena. Pensé que podríamos tomar un descanso de la cocina.
Ella continuó pareciendo enojada.
—Fui a tu lugar favorito …
Ella trató de mantener su expresión molesta, pero eso no duró mucho. La esquina de su
labio se levantó ligeramente, la emoción en su mirada era imposible de ocultar.
—Esa es mi bebé. Regresé a la cocina y puse todo en el plato antes de regresar.
Su plato favorito eran los ñoquis con salsa Alfredo, una comida llena de carbohidratos
que generalmente se negaba a sí misma, pero una vez que se colocaba frente a ella, no podía
ignorarla. Ella apuñaló la pasta con su tenedor y la arrastró a través de la salsa antes de ponerla
en su boca.
—Oh hombre, esto esta bueno.

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 PENELOPE SKY
Compré una ensalada porque había estado comiendo demasiado últimamente. Pasaba
la mayor parte del tiempo en el sofá con ella, así que ya no estaba tan activo, no como cuando
teníamos relaciones sexuales todo el tiempo.
—¿Qué tal tu día?
Nunca mencionó a su familia después del incidente con Damien. Era obvio que no
quería pensar en eso, no quería abordarlo en absoluto. Había pronunciado su discurso porque
sus emociones estaban en su apogeo, pero ahora que había pasado una semana, era ella
misma otra vez. Pero probablemente pensaba en dónde estaba su relación con su hermano.
No habían hablado hasta donde sabia.
—Bien. Hoy vi a Balto.
—¿Cómo está el?
—Igual. Un imbécil.
Ella me dio un manotazo en el brazo.
—Tu hermano no es un imbécil.
—Oh, es cierto. Soy el Imbécil. Somos gemelos… así que es fácil confundirse.
Ella se rio un poco.
—Tampoco eres un imbécil, bebé.
Bebé. Ella no me había llamado así en mucho tiempo. Fue agradable escucharlo de
nuevo, escucharla decir el apodo, envolviéndome posesivamente.
—Le dije que estábamos comprometidos. No se lo había dicho a nadie más, como
Steel, porque se sentía separado de mi vida privada. Probablemente ni siquiera les diría si me
casaba, solo para proteger a Catalina.
—¿Sí? Terminó su mordisco y luego me miró. —¿Qué dijo él?
—Estaba feliz por mí.
—Oh eso es bueno. No estaba segura de cómo se sentiría él sobre mí.
Puse los ojos en blanco.
—Lo abofeteaste una vez, hace mucho tiempo. Y probablemente le hayas gustado.
Ella golpeó mi brazo otra vez.
—Heath.
—¿Qué? Pregunté juguetonamente.
—Sé lo que digo…

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—Ser tu mujer es una cosa. Pero ser tu esposa… eso es diferente.
—Bueno, él dijo que moriría por ti. Entonces, si crees que no le gustas, lo hace.
Ella dejó de comer por completo, más absorta en la conversación.
—Esa es la mayor bendición que vas a obtener. Volví a mi comida y seguí comiendo.
—Sí, yo supongo que sí
Quería preguntarle qué pretendía hacer con su familia, si iba a hablar con su padre o
simplemente fugarse, pero esa parecía una pregunta difícil de hacer en este momento. No había
prisa por casarse de inmediato. Ella me diría cuándo sería el momento. Podríamos ir al juzgado
o donde ella quisiera. No era fanático de las iglesias y ellos no eran fanáticos de mí, pero lo
haría allí si ella quisiera.
Después de ver televisión por un tiempo, nos fuimos a la cama.
La llevé a la habitación y la puse en el borde de la cama.
Todavía tenía que usar ese abultado yeso por unas pocas semanas más, y tendía a
interferir cuando dormíamos o nos acurrucábamos en el sofá. No tenía tanto dolor, pero aún así
tenía que tener cuidado al presionarlo.
Me preparé para la cama y luego me acosté a su lado en mis boxers, acostumbrados a
su cama de matrimonio y sus sábanas viejas. Mi lugar era más cómodo y prefería quedarme allí,
pero como ella era la que tenía problemas con una lesión, quería que ella estuviera donde se
sentía más cómoda.
Y mientras pudiera estar con ella, no me importaba.
Se tumbó de espaldas y cerró los ojos, su cabeza se volvió hacia mí para poder mirarme
con ojos somnolientos.
Me reuní con la mujer que amaba, la vi pelear por mí como un toro enojado, pero no
podía tenerla como quería. No podía estar encima de ella y hacerle el amor, sentir esa poderosa
conexión que nos gobernaba a los dos.
Mi polla estaba dura debajo de las sábanas, con ganas de liberarse de mis boxers y
enterrarse dentro de ella, pero estaba retenido por el algodón, ansioso. El resto de mi cuerpo
estaba igual de ansioso. Mi pecho quería sentir sus pequeñas tetas frotar contra mí mientras me
movía sobre ella.
Mis muñecas anhelaban la carne suave detrás de su rodilla cuando separaba sus
piernas. Mis bolas querían golpear contra su trasero mientras la golpeaba. Mis labios querían
sentir su cálido aliento rociar contra mi boca mientras ella gemía sin control.
No podía esperar a que ese jodido yeso se fuera.
Cuando ya no pude dejar de pensar en eso, me levanté de la cama y le quité las
sábanas.

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Ella levantó su cuerpo ligeramente, mirándome con confusión.
Agarré sus pantalones cortos y se los quité del culo, agarrando sus bragas también. Los
tiré lentamente, y cuando me puse de pie, me tomé mi tiempo para quitar la tela del área
delicada.
—Heath, yo también estoy frustrada, pero-
Apreté su pierna sana hacia atrás, abriéndola de par en par. Moví su otra rodilla un
poco fuera del camino y luego dejé caer mi cuerpo entre sus piernas.
Todavía estaba apoyada y me miró, dándose cuenta finalmente de lo que quería hacerle.
Mis rodillas y todo lo que estaba debajo colgaba de la cama, mis pies presionando sobre la
alfombra mientras mantenía el resto de mi cuerpo en la cama, mi cara moviéndose entre sus
piernas. A pesar de que había resultado herida, todavía se acicalaba en la ducha, como si
quisiera estar lista para tener relaciones sexuales en el momento en que pudiera.
Esa es mi bebé.
Mis manos se engancharon alrededor de sus muslos, y presioné mi cara contra su coño,
mi nariz se hundió en su raja mientras la olía, mientras olía el coño al que era irremediablemente
adicto.
Ella gimió en silencio cuando me sintió, recostándose para que su cabeza estuviera
sobre la almohada, su cabello por todo el lugar. Su top todavía estaba en su lugar, pero lo
levantó para poder tocar sus propias tetas.
Comencé a besarla, besar su coño de la misma manera que besé su boca, con abrazos
decididos llenos de amor y un buen golpe de lujuria. Mi pene estaba duro debajo de mí,
incómodo bajo el peso de mi cuerpo mientras se estrelló contra el colchón. Mi lengua rodeó su
clítoris antes de hundirse profundamente dentro de ella, saboreándola, amándola.
Ella dejó de pensar en su pie, dejó de pensar en el hecho de que yo estaba haciendo
todo el trabajo mientras ella lo disfrutaba. Sus dedos se movieron hacia mi cabello, y comenzó a
hacer pequeños jalones, sus gemidos se volvieron más fuertes, más ásperos, más sexys.
Incluso si no me corría, todavía quería hacer esto, todavía quería disfrutarla, perderme
en esta conexión física indescriptible. Siempre estaría allí para ella, incluso si ella no pudiera
estar allí para mí, y eso me dijo que merecería que pasara mi vida con ella, porque haría eso en
todas las cosas … no solo en el sexo.
Ella realmente comenzó a sentirlo, arqueó la espalda, gimió en voz alta, susurró mi
nombre en la oscuridad.
Apreté la lengua con más fuerza contra su clítoris, sabiendo que le gustaba más.
Sus manos agarraron las sábanas a ambos lados de ella, y se sacudió contra mi boca,
montando el clímax que le di con lágrimas en la garganta, su voz quebrada, su tono emocional.

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—Heath…
Apreté su trasero mientras la hacía terminar, me pegue fuerte en esa pequeña
protuberancia hasta que su voz se apagó por completo y el área quedó sin tocar. Luego le di
suaves besos y amables golpes de mi lengua.
Respiraba con dificultad mientras bajaba, con la piel cubierta de sudor a pesar de que
solo estaba acostada allí.
Aparté mi bóxer y luego me moví entre sus piernas, mi cuerpo giró ligeramente hacia la
derecha para poder alejarme de su pie lesionado. No había mucho que pudiera hacer incluso
cuando estaba dentro de ella, pero mientras pudiera estar dentro de ella, eso era todo lo que me
importaba. Me sostuve de un brazo y descendí lentamente, con cuidado me deslicé dentro de
ella, gimiendo cuando me reuní con mi hogar.
Ella también gimió, rígida como si tuviera miedo de lastimarse si hacía algo.
Cuando estuve completamente dentro de ella, me sostuve encima de ella, mi cara
presionada contra la de ella. Tenía que hacerle el amor, incluso si era de una forma alternativa,
incluso si solo podíamos movernos lentamente, apenas movernos.
Sus palmas ahuecaron mis mejillas, y ella me besó, indiferente al sabor de sí misma en
mis labios. Ella solo me quería, quería todo de mí, quería combinar nuestras almas de cualquier
manera que pudiera.
Comencé a moverme dentro de ella, mis labios besando los de ella.
—Te amo cariño…
Sus manos se deslizaron sobre mi pecho desnudo, y su mano derecha descansó sobre
mi corazón, sintiendo mi latido.
—Yo también te amo.

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Damien
No podía creer la mitad de la mierda que me había dicho.
Quiero decir, podría, pero no podía creer que ella me lo dijera.
Ese hijo de puta me había robado, me había torturado y había arruinado mi vida en el
momento en que ascendió al trono.
Ahora tenía a mi hermana bajo su pulgar.
Tenía la esperanza de que ella vería la razón durante su ruptura, que había mejores
hombres por ahí, pero luego se rompió el tobillo y ese imbécil vino al rescate. Ella prometió su
lealtad a él.
¿Y ahora qué iba a hacer?
No quería tener nada que ver con ese imbécil. Pero amaba a mi hermana … mucho.
No quería perderla por eso.
Lo único que podría deshacer todo esto era nuestro padre. Si emitía su juicio y decía
que ese bastardo nunca sería bienvenido en esta familia, probablemente ese sería el estado de
derecho que ella no podría desafiar.
Era inevitable, porque le contaría todo.
No estaba siendo un chismoso. Solo necesitaba saber sobre la situación, ya que solo
estaba empeorando.
Me senté en mi oficina en el banco, sin hacer nada porque no podía pensar en esa
conversación final con mi hermana.
- “¿Damien?”
Parpadeé, finalmente enfocándome en el hombre frente a mí.
-“¿Has estado parado allí por mucho tiempo?”
-“Lo suficiente como para saber que algo está en tu mente”. Hades estaba de pie con
las manos en los bolsillos de su traje. Era solo mediodía, por lo que probablemente tenía la
intención de irse temprano para ayudar a Sofía en casa.
- “Catalina”.
- “Es interesante. Anna solía ser lo único en lo que pensabas, pero ahora tu hermana ha
ocupado su lugar.

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-“Bueno, Annabella está a salvo. Cat es… no lo sé “.
Se frotó la palma de la mano sobre la cara.
-“Pensé que ella lo había dejado”.
-“Sí, pero ahora están de vuelta juntos. Y ella me dijo que seguiría así,
independientemente de cómo me sienta al respecto “.
El se encogió de hombros.
-“No hay nada que puedas hacer al respecto, Damien”.
- “Me estoy dando cuenta de eso”.
- “A menos que lo mates”.
- “Prometí que no lo haría”.
Miró al suelo por un momento.
-“Entonces creo que deberías dejarlo ir”.
Di una risita sarcástica.
-“Sí … tan fácil de hacer”.
- “El tipo es basura y no merece a tu hermana. Pero prohibirlo no va a hacer nada en
este momento “.
- “¿Necesito recordarte por qué lo odio?”
-“No”, respondió Hades.
-“A mí tampoco me gusta. ¿Pero qué vas a hacer?”
Estaba sin ideas.
-“Ella se merece a alguien mucho mejor. Nunca me preocupé con quién terminaría
porque ella es tan jodidamente inteligente, tan confiada. Pensé que no se conformaría con nada
menos que un apuesto multimillonario que la adorara. Luego me arrojó esta bola curva.
- “No significa que sea para siempre. ¿Y sabes lo que dicen? Cuanto más le digas que
no, más querrá hacerlo “.
-“Mi hermana no es tan inmadura”.
El se encogió de hombros.
-“Pero ella es una mujer joven…” Sacó la mano del bolsillo y miró su reloj.
-“Sofía y Demetri tienen una cita con el médico. Voy a irme temprano para poder
llevarlos “.
- “Bien. Gracias por la charla.”

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-“Si no puedes cambiar la situación, cambia cómo te sientes al respecto”.
Me reí de nuevo, esta vez más fuerte.
-“Sí … eso no va a suceder”.
Mi secretaria habló por el teléfono.
-“Damien, tienes una cita que quiere verte. Se llama Vox. Afirma que es importante “.
En el segundo en que escuché ese nombre, me dieron escalofríos.
La última vez que hablamos, casi matamos a Heath juntos.
Había prometido que no me movería contra Heath, por lo que no podría volver a
confabular con Vox. Pero tampoco quería rechazar la reunión.
-“Envíalo”.
Un momento después, su gran cuerpo pasó a través de mi puerta. Más de seis pies con
músculo voluminoso, tenía una mirada enloquecida en sus ojos, como si siempre estuviera listo
para una confrontación, quería que ocurriera un conflicto. Había una cicatriz en su ojo izquierdo,
como si alguien lo corto con un cuchillo grueso y no perdiera el globo ocular por los pelos. Él
vino a mi escritorio y me dio un leve gruñido en saludo.
- “Siéntate.” Asentí a la silla.
Se sentó en la silla, encorvado con las rodillas separadas, como un gángster callejero
en lugar de un criminal respetable. Esa era la diferencia entre Heath y él. Heath al menos tenía
la majestad de un rey.
-“¿Cómo puedo ayudarte, Vox?” Me sorprendió que todavía estuviera vivo después de
que nuestro plan falló. Tampoco parecía que se hubiera recuperado de varios huesos rotos.
Había sobrevivido de alguna manera a la ira de Heath.
- “¿Por qué Heath no te está cobrando el pago?” Ladeó la cabeza ligeramente, sus ojos
se estrecharon con furia.
No le diría a ninguno de sus hombres que estaba jodiendo a mi hermana. Estaba
seguro de que Heath protegería su identidad de sus hombres, se comportaba como si ella no
existiera en absoluto, porque esa era la mejor manera de mantenerla a salvo.
-“¿Por qué lo preguntas?”
-“Porque me di cuenta de que dejó de recolectar. Le dije al resto de los hombres. No
estamos contentos con eso “.
- “Entonces, ¿vienes aquí para amenazarme?” Pregunté incrédulamente.
-“Eso no va a salir bien”.
Él sonrió, hoyuelos en ambas mejillas, y fue una reacción inapropiada.

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-“No. Solo quiero saber por qué. Metió la mano en sus jeans y sacó su teléfono.
-“Porque estoy poniendo a Heath en el suelo de una vez por todas”. Miró fijamente la
pantalla mientras hojeaba lo que estaba mirando.
-“Lo he estado siguiendo, porque pensé que su prohibición del tráfico era sospechosa.
Lo seguí a un bar y lo encontré con esta mujer. Deslizó el teléfono hacia mí.
Mierda. Sabía a quién estaba a punto de ver. Agarré el teléfono de todos modos, miré
la foto de Heath y Catalina juntos, no reaccioné y volví a deslizar el teléfono.
-“Regresé a Petrov y le pregunté qué sabía sobre todo el asunto. Dijo que Heath bajó
allí para cobrar el pago, vio a una mujer en una de las jaulas, perdió los estribos y exigió su
liberación. Fue entonces cuando todo comenzó, cuando fueron derribados, seguidos por todos
los demás. ¿Y sabes qué?” Agarró el teléfono y lo levantó. “Petrov confirmó que esta es la
mujer de la jaula”.
Ahora mi corazón cayó en mi estómago como una piedra. Ni siquiera podía respirar
cuando escuché lo que dijo. Mis pulmones estaban atrapados en su lugar, incapaces de
expandirse o contraerse, incapaces de extraer oxígeno a mi sangre.
- “Y ahora no está cobrando tu pago. Ya sea que le pagues o no, me importa un comino.
Pero voy a usar eso contra él, y derribarlo. Porque está tomando muchas decisiones
comerciales terribles, y es hora de que renuncie. Somos los Skull Kings, no las Charity Queens“.
No escuché una palabra de lo que dijo.
-“La mujer en la jaula … ¿Qué estás asumiendo?”
-“Supongo que cambió por completo nuestra política para una mujer”.
- “Entonces … ¿fue traficada?” ¿Mi jodida hermana pequeña había sido traficada?
-“Petrov dijo que ella causó problemas con uno de sus hombres en el baño de un bar.
Los cabreó porque los policías se lo llevaron. Entró en su apartamento y se la llevó. La arrojó a
la jaula. Golpeando la mierda fuera de ella…
Mantener mi cara seria era lo más difícil que había tenido que hacer.
-“Y cuando Heath la vio allí, perdió su mierda. La mujer le pidió que salvara a todas las
demás mujeres, y él lo hizo. Y luego comenzó esta cruzada contra la trata inmediatamente
después “.
Mis ojos permanecieron abiertos y mi mandíbula floja, pero mis manos estaban en
puños apretados debajo del escritorio.
- “¿Cuándo esto pasó? ¿Con la chica?
El se encogió de hombros.
-“Creo que a principios del verano”.

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Entonces, esto fue hace mucho tiempo, cuando Heath y Catalina apenas se conocían.
Ella me dijo que había rechazado sus avances después de que la dejó ir. ¿Por qué ella lo
querría después de que él la metiera en una jaula? Pero debe haberla rescatado cuando la vio
en el sótano… y eso la hizo cambiar de opinión.
Vox volvió a meter su teléfono en el bolsillo.
-“Entonces, ¿por qué dejaste de pagarle? ¿Lo desafiaste y él se echó atrás? ¿Qué
pasó?”
Era difícil pensar con claridad cuando no podía dejar de imaginar a mi hermana
encerrada en una jaula como un animal. Sabía el tipo de mierda que le pasaba a esas mujeres.
Las desnudaban, las golpeaban y … Ni siquiera podía terminar el pensamiento. No tenía idea de
que había sido capturada porque no la veía a diario. Para cuando hubiera sabido que estaba
desaparecida, podría haber sido enviada a otro país, y para entonces… le habrían sucedido
cosas terribles. Si Heath no hubiera entrado allí cuando lo hizo, ella podría haber desaparecido
para siempre. Luego prescribió la institución por completo, contra una gran resistencia, por ella.
Tal vez él había cambiado.
Vox esperaba una respuesta.
-“Le estoy pagando”.
Levantó una ceja.
-“El negocio ha sido malo durante el último mes porque le di todas mis ganancias la
última vez que se detuvo. Me ha tomado un poco de tiempo volver a ganar dinero “. Le mentí a
la cara, mentí como si mi vida dependiera de ello.
Vox me miró con una mirada dura, como si no estuviera convencido de que estaba
diciendo la verdad. Pero él tampoco me contradijo.
Había mentido para proteger al hombre que odiaba, porque sabía que se lo debía.
Le debía todo.

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Heart
Me senté en el trono con mi cerveza a mi lado. Steel me mantuvo informado sobre los
logros de la semana porque había mucho que no podía seguir por mí mismo. Había tantas
empresas que monitorear, tantas calles que mantener limpias, que era difícil incluso para una
gran organización como nosotros.
El resto de los hombres bebiendo en las mesas y metiendo grandes billetes en los
pantalones cortos que las chicas llevaban, como propina por tener buenas tetas.
Ian cruzó las puertas y corrió hacia el pie de las escaleras.
-Heath, Damien está aquí. Quiere verte.”
Con desconcierto, lo miré fijamente, digiriendo las palabras como un chicle tragado.
¿Había venido aquí para sacarme? ¿Bombardear el lugar para que las paredes se derrumben
sobre todos nosotros?
-“¿Está solo?”
-“Tiene algunos hombres y muchas bolsas de dinero”.
¿Qué? Ahora esto no tenía sentido.
- “Escanea las bolsas antes de dejarlo entrar”.
Ian se dio la vuelta.
- “Y escanearlos bien, Ian”.
Ian asintió antes de continuar.
Después de esa última conversación con Damien, supe que estaba furioso. Tan furioso
que podría romper la promesa que le hizo a Catalina. Quizás matarme era su única opción para
proteger a su hermana, porque no podía odiarlo para siempre, incluso si él mataba al hombre
que amaba.
-“¿Quieres que consiga los rifles?”
Sacudí mi cabeza.
-“Estamos todos atados”.
Las puertas se abrieron nuevamente y Damien entró primero, tomando la delantera con
una bolsa de efectivo en cada mano. Camino por los pasillos donde estaban los hombres y se
detuvo frente a mí, dejando caer las bolsas al suelo, con una mirada de rabia desenfrenada en
sus ojos.
¿Qué demonios estaba pasando ahora?
El resto de sus hombres hicieron lo mismo, acumulando el efectivo a mis pies. Luego se
volvieron y se fueron.

TRUTH
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Damien se quedó atrás, con los hombros tan rígidos como su labio superior.
-“Ahí está tu dinero, gilipollas”. Dijo la última palabra con tal rabia que escupió saliva su
boca y roció las escaleras debajo de mí. Luego se dio la vuelta y salió de la habitación.
Todos los hombres me miraron con respeto, como si fuera lo suficientemente poderoso
como para hacer que Damien entregara el pago en mi tiempo libre.
No estaba seguro de cómo era mi expresión, porque estaba confundido.
Tan jodidamente confundido.
Cuando llegué a casa, Catalina todavía estaba dormida, así que me fui a la cama sin
despertarla. Por lo general, dormía hasta el mediodía, y ese día era importante porque le
estaban quitando el yeso en el consultorio del médico. Después de algunas radiografías,
determinaron que se había curado, un poco más rápido que la mayoría de las personas.
Por su fuego.
Cuando desperté, me levanté de la cama, me lavé la cara y los dientes antes de
vestirme y salir por la puerta. Quería contarle a Catalina lo que había sucedido, pero ahora no
era el momento adecuado. Cuando llegáramos a casa y estuviéramos en la privacidad del
apartamento, le contaría lo que sucedió.
En la oficina, el médico le cortó el yeso y le liberó el pie.
Cuando trató de moverlo, hizo una mueca de dolor.
- “Va a doler por un tiempo”, dijo el médico. “Pero eso es normal. Comience la
fisioterapia de inmediato y, después de algunas semanas, trate de caminar más por su cuenta “.
La llevé a casa después, cargándola para que no tuviera que lidiar con las muletas.
Cuando la llevé al departamento, ella trató de caminar, haciendo una mueca mientras intentaba
acostumbrarse a moverlo normalmente de nuevo.
- “El doctor te dijo que lo intentaras después de unas semanas. No de inmediato.”
-“Pero tengo que volver al trabajo”. Ella apretó los dientes mientras se obligaba a
moverse. “Si tardo demasiado, la gente podría olvidarse de mí y yo seré el suplente…”
-“Nadie se olvidará de ti, bebé”. Es Imposible.
-“Y tengo que pagar las cuentas”
-“Pago tus facturas”.
Ella se agarró de la isla de la cocina para mantener el equilibrio, levantando su pie para
tomar un descanso.
-“No quiero tu dinero, Heath. No necesito que me cuides…

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-“Acordaste casarte conmigo”. Llegué a su lado y la miré hacia abajo. “Entonces, sí voy
a cuidar de ti. Mi dinero es tu dinero. Así que no te preocupes por el dinero nunca más “. Le di
una expresión autoritaria, advirtiéndole que no me cuestionara.
Ella estaba callada.
Me mudé a la nevera.
- “¿Qué quieres para almorzar?”
-“Cualquier cosa… no me importa”. Ella trató de caminar de nuevo.
Cerré la puerta y me volví hacia ella.
-“Si te apresuras, te vas a lastimar más. Escucha al doctor, ¿de acuerdo? Ahora, sienta
tu trasero.
Sus dos cejas se levantaron ofendidas.
- “¿Qué me acabas de decir?”
-“Escuchaste lo que dije”. Saqué la silla de la mesa del comedor para ella.
Se acercó a la silla, me lanzó una mirada desafiante y luego se dejó caer. Pero su
aspecto era salvaje, como si me dijera que luego pagaría por la dicho.
Entré en la cocina e hice el almuerzo, indiferente a su ira. Hice sándwiches y ensaladas,
Me caí en la silla cerca de ella y comencé a comer de inmediato.
Ella no tocó su comida mientras me miraba, como si exigiera una disculpa antes de tocar
algo.
-“Ya sabes-“
-“Damien vino al metro anoche”. Sabía que estaba siendo breve con ella, un cambio
abrupto de humor de nuestra alegría anterior. Ella necesitaba entender por qué. Necesitaba
saber qué pasó con su hermano.
Su boca permaneció abierta por unos segundos en estado de shock antes de cerrarla
nuevamente. Entonces su expresión cambió por completo, volviéndose suave, confundida.
-“Que pasó…? ¿Qué dijo el?”
-“No dijo mucho. Entregó dinero y luego se fue.
-“Oh, Dios …” Se inclinó hacia adelante y plantó la cara en sus palmas.
-“Por eso no estoy de buen humor hoy”.
Mantuvo su posición mientras respiraba para sí misma, suspirando ruidosamente, antes
de volver a bajar las manos.
-“Creo que debería haber esperado repercusiones por gritarle”.

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-“Obtener dinero parece una extraña repercusión”.
-“Sí, tampoco lo entiendo”. Ella apoyó la barbilla en su mano y miró a través de la
habitación.
Me quedé mirando mi comida, hambriento pero sin apetito real.
- “¿Debería hablar con él?” Ella susurró.
-“No lo sé”, dije honestamente. No tenía idea de lo que significaba. Supuse que el
dinero estaba lleno de explosivos, pero estaba limpio. A menos que haya inventado un
dispositivo que no se pueda detectar, parecía completamente legítimo.
-“Damien me prometió que no te haría daño … y que no volvería a cumplir su promesa”.
Esperaba que no lo hiciera. No quería pelear con alguien con las manos atadas a la
espalda. Mi teléfono vibró en mi bolsillo, así que lo saqué por si era importante. Fue entonces
cuando vi su nombre en la pantalla.
.“Él me envió un mensaje de texto”.
Su cabeza giró en mi dirección.
-“Oh, Dios mío, ¿qué dijo?”
Lo leí en voz alta.
-“’Quiero hablar contigo.’”
Ella suspiró.
- “¿Eso es todo?”
Otro mensaje apareció. Lo leí.
-“’En mi oficina. Ahora. Ven solo.’”
Catalina no tocó su comida porque ya no parecía importante.
-“Supongo que está bien. No te va a disparar en un banco… “
- “No tengo idea de lo que es capaz”.
-“Bueno … lleva tu arma”.
Puse el teléfono y me volví hacia ella.
- “¿Cuál es el punto, bebé? A menos que me des permiso …
Me miró a los ojos y luchó con la decisión. Entonces ella sacudió la cabeza.
-“No.”
No me ofendí.

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- “No te hará daño. Cumplirá su palabra “.
Esperaba que ella conociera a su hermano mejor que yo, porque en este momento, no
podía leerlo. Esa era mi especialidad, pero estaba entrando en esto completamente ciego, sin
ninguna idea. Agarré el teléfono y respondí el mensaje de texto.
-Estaré allí en 10.
Otro mensaje apareció.
- Estoy desarmado
Me volví hacia Catalina.
-“Acaba de decir que está desarmado”.
Ella suspiró aliviada.
- “No diría eso a menos que lo diga en serio … solo quiere hablar”.
-“¿Acerca de?” Yo pregunté.
-“Yo … no tengo idea”. Ella se encogió de hombros. “Es serio no”.
El vestíbulo estaba vacío, como si despejara su horario para esto. Hades debe haber
estado en casa porque no había señales de su presencia. No había secretaria en la recepción.
Me dirigí al pasillo lleno de ventanas.
Todas las puertas estaban cerradas, excepto una.
Me detuve afuera, no nervioso, solo lleno de temor. Estaba preparado para lo
inesperado, siempre. Pero esta no era una tarde normal para mí. Las emociones estaban en el
camino de mi lógica. Mi futura esposa estaba en la línea, y este era el obstáculo en el camino.
Después de un último suspiro, doblé la esquina y entré.
En lugar de Damien sentado detrás de su escritorio, estaba sentado en el medio de su
sofá. Su oficina era grande, con dos sillones de cuero frente a su escritorio y una zona de
descanso. Había una jarra de whisky en el centro, junto con dos vasos que ya estaban llenos de
licor. No se volvió para mirarme, sus ojos estaban puestos en el otro sofá.
Me acerqué al sofá frente a él y tomé asiento, directamente frente a él.
Se inclinó hacia adelante con los codos sobre las rodillas, las palmas juntas y los dedos
separados.
Lo miré por unos segundos, y cuando no dijo nada, agarré el vaso y tomé un trago.
Quizás era veneno..
Eso lo hizo salir de su ensueño. Dejó caer las manos y me miró en silencio, su
expresión ya no era lívida como cuando había entrado en el metro. Estaba relajado, indiferente.

TRUTH
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Alcanzó el vaso frente a él y también tomó un trago, como si necesitara el licor en su sangre para
concentrarse.
No hablé porque no sabía por dónde empezar.
Me miró a los ojos, con los dedos entrelazados, por lo que sus manos eran una enorme
pila de nudillos blancos.
- “Quiero que me digas lo que pasó. Quiero cada detalle, incluso si crees que no puedo
manejarlo, y quiero que cada persona sea responsable de ello “.
Mis ojos permanecieron enfocados en los suyos, pero mi mente estaba completamente
en blanco, sin saber de qué hablaba.
-“Tendrás que ser más específico”
- “Sé que fue traficada”. Su voz se quebró un poco, como si decirme esas palabras le
causara tanto dolor.
No sabía cómo lo había descubierto, especialmente cuando había sucedido meses
atrás. Había disuelto esa organización y la convertí en un burdel. A menos que estuviera de
visita como cliente que paga, no tenía idea de cómo lo sabía.
Me miró expectante.
¨-Habla”
No quería hacer este viaje por el carril de la memoria, porque cualquier dolor que
pensara que sentía, el mío era peor. Porque la amaba de una manera que él no quería. La
había amado cuando la vi en el piso de esa jaula, desnuda y golpeada. ¿Por qué si no
cambiaría todo mi sistema de creencias en un solo segundo?
-“Estaba en un bar, tuvo un altercado con un chico en el baño. Ella se defendió, le pateó
el trasero y llamó a la policía. Resultó que él era el chico a cargo de todo el sector. Petrov y los
otros muchachos estaban allí, así que la siguieron a su casa y entraron a su departamento esa
noche “.
Damien siguió mi historia, su expresión controlada.
-“No estoy seguro de cuánto tiempo estuvo allí … tal vez unos días. Ella y yo no
estábamos hablando en ese momento. Quería estar con ella, pero ella me rechazó. Eso fue
semanas antes de que esto sucediera. Bajé al sótano para recolectar dinero, como siempre lo
hacía, y fue entonces cuando susurró mi nombre “. Cerré los ojos por un segundo porque el
recuerdo era tan perturbador ahora como cuando realmente sucedió.
-“Su rostro estaba tan golpeado que ni siquiera la reconocí …”
Damien cerró los ojos y soltó un suspiro doloroso que hizo que sus fosas nasales se
ensancharan.
Me dijo que le contara todo, y lo haría.

TRUTH
 PENELOPE SKY
-“Ella estaba desnuda”.
No abrió los ojos.
- “Les dije que abrieran la jaula. Luego la saqué de allí. Maté a Popov porque él fue
quien la golpeó. Dejé ir a los demás porque no la habían tocado por lo que pude saber “.
Estuvo callado por un largo tiempo, manteniendo su cuerpo quieto mientras procesaba
la horrible historia. Cuando volvió a abrir los ojos, estaban húmedos, como si la emoción fuera
demasiado poderosa para superarla. No podía mantenerlo unido, ni siquiera frente a mí, un
hombre que despreciaba. No me miró directamente, su mirada se centró ligeramente a la
izquierda de mí.
-“¿Fue violada?” Su voz era temblorosa cuando hizo la pregunta.
-“Ella nunca me lo dijo explícitamente. Pero no, no creo que lo fuera “.
-“¿Por qué ella no te lo diría?” él susurró.
- “Porque le dije que no me importaba …” Independientemente de lo que le sucedió, no
cambia la forma en que me siento con respecto a ella, no cambia su deseabilidad. No veo a un
gilipollas cuando la miro. Vi a una mujer tan intacta por el trauma como antes.
Suspiró en voz baja, sus manos se movieron hacia sus ojos para poder limpiar la
humedad que se acumulaba allí.
- “Quiero que todos sean asesinados”.
No cuestioné el pedido.
-“Bien.”
-“Incluso si no la tocaron, incluso si no …”
- “Me encargaré de eso, Damien”.
Se quedó en silencio otra vez, moviendo su mirada hacia la jarra de whisky entre
nosotros.
Matar a esos tipos complicaría las cosas con mis hombres, pero si eso era lo que él
quería, no lo negaría. Los reemplazaría con alguien más que quisiera un trabajo.
Agarró su vaso y lo terminó, dejando solo una gota atrás.
-“¿Por qué trajiste el dinero anoche?” Ahora era mi turno de hacer preguntas.
-“Porque sabía que tus hombres dudan de tu liderazgo”. Sus manos estaban juntas en
sus labios, sus ojos en la mesa, sus palabras claras incluso con sus nudillos en el camino.
“Cuando descubrí lo que hiciste por mi hermana, te lo debía”.
Si me lo debía, quería algo más, no bolsas de dinero.

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-“Si quieres devolverme, dame lo que realmente quiero”. Esperé a que me mirara, pero
nunca levantó la vista. “Y sabes lo que quiero, Damien”.
Bajó las manos y luego me miró de frente.
-“Vox vino a mi oficina hace unos días. Él fue quien me contó todo sobre Catalina “.
Mis ojos se entrecerraron.
-“Te ha estado siguiendo. Él reconstruyó que Catalina era la mujer del sótano… y que
cambiaste todas tus reglas por razones personales. Luego quiso saber por qué no te estaba
pagando, para usar eso en tu contra también. Entonces, mentí y dije que todavía te estaba
pagando… simplemente no tenía el dinero la última vez “.
Ahora entendía cómo había sabido todo esto.
Y sabía que tenía que matar a Vox.
Joder, Balto tenía razón … y odiaba cuando tenía razón.
Damien agarró la jarra y volvió a llenar su vaso, sus ojos envejecieron repentinamente
diez años, como si el conocimiento sobre Catalina hubiera cambiado toda su base.
-“Necesitas matarlo, Heath. Nunca dejará de venir por ti “.
“ -Voy a.” No necesitaba que me dijeran qué hacer, pero me tragué mi orgullo por la
situación.
-“Gracias por contarme sobre su visita”.
-“Lo hice porque él sabe quién es mi hermana para ti. Él podría usarla contra ti.
Entonces, lo matas, o lo mato“.
- “Dije que lo manejaré”. Como si alguna vez dejara que un pedazo de mierda se
acercara a mi mujer.
Estuvo en silencio, durante mucho tiempo.
No sabía si debía irme. O si debería empujarlo a retirarse.
Interrumpió el silencio mientras se aclaraba la garganta.
-“Gracias … por lo que hiciste por ella”.
- “Haría cualquier cosa por ella, Damien”.
Bajó la cabeza y asintió levemente.
- “Si realmente quieres mostrar tu gratitud, dejarás atrás nuestro pasado”.
No me miro.
- “Ambos sabemos que no hubieras podido salvarla. Para cuando descubrieras que se
había ido …

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- “Cállate.” Levantó la cabeza y me miró, lívido y disgustado por el recordatorio. “Lo sé,
Heath. Jodidamente lo sé.
- “Entonces me debes”.
-“Te pagué de vuelta-“
- “No quiero eso”, espeté. “La quiero.”
Volvió a mirar hacia otro lado, como si todavía se opusiera a la idea.
-“Incluso si estuviera dispuesto, mi padre podría no ser tan abierto”.
- “Catalina parece pensar que sí”.
-“Porque es un viejo inofensivo. Pero cuando se trata de sus hijos, él es un oso pardo.
Si él supiera todo lo que nos has hecho a los dos … podría ser diferente. Catalina solo lo conoce
como un padre amoroso. Lo conozco como hombre.
No iba a dejar que ese hombre dijera que no. Si no le gusto, lo obligaría a hacerlo.
-“Entonces puedes convencerlo”.
Sacudió la cabeza.
-“Si se supone que debo convencerlo con hechos, lo dudo”.
-“Damien”.
Suspiró antes de volver a mirarme.
-“Necesito hablar con mi hermana. Solo quería saber todo antes de hablar con ella.
- “Honestamente, lo último que quiere hacer es hablar de …”
-“No necesito tu permiso, Heath”.
Me mordí la lengua.
Se puso de pie, como si la conversación hubiera terminado.
-“Solo dame un par de minutos”.
-“¿Vas a ir ahora?”
-“Si. Y agradecería la privacidad “.
Ni siquiera podía darle una advertencia, y eso se sintió como una traición.
-“Bien.”
Se movió a su escritorio y agarró sus cosas antes de caminar hacia la puerta.
Me puse de pie.
- “¿Damien?”

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Se volvió hacia mí, con expresión dura.
-“Sé que te hice muchas cosas jodidas. Pero ya no soy ese hombre “. Lo miré con
sinceridad en mis ojos, necesitando que entendiera que mi alma había sido limpiada una vez que
Catalina entró en mi vida. Me tomó de la mano y me llevó por el camino correcto, me convirtió
en un hombre que nunca pensé que podría ser. Ya ni siquiera recordaba quién solía ser.
Sostuvo mi mirada por unos segundos y luego salió.

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Catalina
Nunca comí mi almuerzo porque estaba demasiado nerviosa por la conversación de
Heath con mi hermano.
No me envió un mensaje de texto.
Pasó una hora, nada.
Todavía me sentaba a la mesa de la cocina, nuestra comida intacta en la mesa. Mi pie
había sido liberado del yeso, así que debería estar emocionada de que este día había llegado,
pero ahora una nube negra bloqueaba toda mi luz, todos mis triunfos.
Pasos se acercaron a la puerta.
Me volví al oír el sonido, aliviada de que estuviera en casa.
La puerta se abrió y él entró.
Pero no era Heath.
Era mi hermano
Mi mente inmediatamente saltó a una conclusión terrible.
- “¿Qué le hiciste?” Empecé a levantarme de mi silla.
Levantó su mano y la colocó sobre mi hombro, manteniéndome abajo.
-“Nada. Solo quería hablar contigo en privado.
Cuando me recosté en la silla, solté el aliento que había estado conteniendo.
-“Entonces, ¿está bien?”
- “Él está bien.” Regresó a la entrada para cerrar la puerta. Luego regresó a mí lado, y
se sentó en la silla que Heath había desocupado cuando se fue. Apartó la comida no consumida
y apoyó los brazos sobre la mesa.
La anticipación me estaba matando.
- “¿Qué pasó?”
Todavía no decia nada, como si no supiera qué decir en absoluto.
-“Solo dime, Damien.”
Finalmente volvió su mirada hacia mí.
-“Sé lo que te pasó … y sé que él fue quien te rescató”. Su tono de voz era diferente,
única, sin precedentes. Parecía tan triste, tan deprimido, como si nunca fuera a ser feliz de
nuevo.

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Solo había una cosa a la que se podría estar refiriendo.
- “El hombre con el que planeé matarlo la última vez vino a mí y me contó todo. Ha
estado vigilando a Heath, tratando de encontrar una manera de derribarlo. Cuando me contó lo
que te había pasado… fue tan difícil escucharlo.
-“Nunca quise que supieras”.
-“Supuse. De lo contrario, me lo habrías dicho, así que en realidad podría gustarme.
- “Te debería gustar, Damien. Incluso si eso nunca sucedió …
Él suspiró ruidosamente.
-“Si él no hubiera entrado en ese sótano … yo nunca hubiera sido igual. Solo estuve allí
unos días y eso me rompió. No solo me salvó físicamente, sino que salvó mi espíritu. No quería
estar con él solo por lo que hizo por mí. Quería estar con él… porque quería. Simplemente me
dio una razón para que todo esté bien “.
Se quedó mirando mi lavabo, su expresión ilegible.
-“Quise decir lo que dije el otro día. Que voy a estar con él sin importar cómo te sientas
al respecto. Pero haría esto mucho más fácil si te sintieras diferente acerca de él ”.
-“Me preguntas mucho, Cat”. Se giró hacia mí.
-“Nada es demasiado cuando se trata de mí”.
-Sus ojos se suavizaron ligeramente.
-“Me salvó cuando no tenía que hacerlo, Damien. Ya lo había rechazado antes de eso.
No me debía nada “.
Él asintió levemente.
- “Siento que esa es razón suficiente”.
- “¿Por qué crees que estoy sentado aquí?” preguntó en voz baja. “Porque cambia las
cosas …”
Finalmente había esperanza, finalmente algo a lo que aferrarse.
-“Entonces … ¿das tu bendición?”
- Suspiró profundamente, su respiración era tan temblorosa que debía lastimar sus
pulmones.
-“Un derecho no borra todos sus errores, Catalina. Así no es como funciona la vida “.
La decepción me llenó.
-“Este es el hombre con el que voy a pasar mi vida, Damien”.
-“No hace mucho que lo conoces”

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-“No importa”, espeté. “Él es el único. Necesito que hagas esto …
-“¿De verdad crees que papá estará bien con esto? No lo conoces como yo. No sabes
lo protector que es contigo“.
- “Lo sé”, susurré. “Pero tengo fe, él me escuchará. Y sus sentimientos al respecto no
tienen nada que ver con los tuyos.
-“Entonces, incluso si papá lo odia, ¿todavía vas a estar con él?” preguntó en voz baja.
Me dolía ir en contra de los deseos de mi familia, pero había tratado de vivir sin Heath
tantas veces, y cada intento fue tan infructuoso que fue ridículo.
-“Si.”
Él inclinó la cabeza ligeramente, como si esa respuesta fuera decepcionante.
Puse mi mano sobre su brazo y le di un suave apretón.
Se tomó su tiempo antes de mirarme, antes de forzar su mirada hacia la mía.
-“Trata.”
Me miró en silencio.
- “No te estoy pidiendo que sientas algo diferente por él de la noche a la mañana. Todo
lo que te pido es que lo intentes “. Lo apreté más fuerte. “Intenta que sea parte de nuestras
vidas. Intenta incluirlo en nuestras reuniones. Intenta mirarlo como yo.
Ahora, cerró los ojos, como si la solicitud fuera físicamente dolorosa.
-“Lo intentaré … pero eso es lo máximo que puedo hacer”.
Mi hermano se levanto de la silla y se fue.
- Damien acaba de irse.
-¿Dónde estás?
Él envió un mensaje de texto de inmediato.
-Sentado en mi camioneta afuera.
- Sube.
-Bien.
Esperé a que subiera los varios tramos de escaleras y entrara por la puerta. Damien
literalmente había pisado un pie fuera de mi apartamento hace solo unos segundos, por lo que
dependiendo de dónde había estacionado, podrían cruzarse.
Un minuto después, los fuertes pasos de Heath sonaron afuera de la puerta.

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Me levanté de la silla y presioné mi pie lastimado contra el piso, mis muletas eran
inaccesibles ya que estaban al otro lado de la habitación.
Abrió la puerta e inmediatamente me fulminó con la mirada por tratar de llegar a él sola.
Empujó la puerta detrás de él y luego caminó hacia mí.
-“Bebé, basta de caminar”.
-“No tenía mis muletas”
- “Pero me tienes a mí”. Me recogió y me llevó al sofá de la sala para que pudiéramos
sentarnos juntos. Me sostuvo sobre su regazo para que mis piernas pudieran descansar sobre
los cojines, un brazo apoyando mi espalda mientras el otro descansaba sobre mis muslos. Me
miró con sus bonitos ojos, su expresión era la misma, como si Damien no le hubiera dicho nada
que quisiera escuchar. Parecía preocupado, como si le preocupara cómo nuestra conversación
me había afectado.
-“¿Estás bien?”
Mis brazos rodearon su cuello y lo sostuve cerca, frotando mi nariz contra la suya.
-“Estoy bien.”
Sus ojos se movieron hacia mis labios, y me dio un suave beso, su boca separó mis
labios para poder saborearme.
-“Me preguntó sobre lo que sucedió … pero no pidió detalles”.
Su expresión no cambió.
-“Entonces le pedí que lo intentara, y él dijo que lo haría”.
Sus ojos se entrecerraron sorprendidos, como si eso no hubiera sido abordado en su
conversación.
- “¿De Verdad?”
Asenti.
-“Entonces, estoy feliz …”
Su mano ahuecó la parte posterior de mi cuello, y sus dedos me rozaron suavemente.
-“No sé cómo lo lograste”.
- “Creo que es justo, considerando lo que hiciste”.
Sus ojos se suavizaron.
-“No me debes nada”.
- “Sí, pero ya te lo devolví. Él, por otro lado, lo hace. Te debe la oportunidad.
Sacudió la cabeza ligeramente.

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-“No estoy de acuerdo, pero no voy a dejar pasar la oportunidad de seguir adelante”.
-“Yo tampoco.”
-“¿Y ahora que?”
Me encogí de hombros.
-“Creo que veremos cómo va …”
-“¿Y tu padre?”
- “No lo sé. No he pensado mucho “.
- “Bueno, estoy listo para conocerlo cuando creas que es el momento adecuado”.
Pensé que era dulce que fuera lo suficientemente valiente como para enfrentarlo, para
contarle lo que tenía la intención de hacerle hace meses, y todavía esperaba que mirara más
allá… porque me amaba mucho.
- “¿Le dijiste… sobre nuestro compromiso?”
Sacudí mi cabeza.
-“¿Tu lo hiciste?”
- “No”, respondió. “Pensé que deberías decirlo tu”.
- “Creo que deberíamos esperar …”
No discutió.
- “No es que yo no …”
- “Está bien.” Besó la comisura de mi boca. “ya veremos cuando lleguemos allí”.
Mi mano ahuecó su mejilla y lo besé, mi pulgar sintió el pelo áspero a lo largo de su
mandíbula. En solo unas pocas semanas más, podría tenerlo como quisiera, hacerle el amor
cuando quisiera.
Me devolvió el beso, besándome como si mi tobillo dañado no hubiera cambiado en
absoluto lo que sentía por mí. Él me quería igual, no importa cuán rota estuviera, incluso si mi
familia lo odiaba.
Cuando me aparté, apoyé mi frente contra la suya.
-“Mencionó a ese tipo que conspiró contra ti …”
Su cuerpo se puso rígido, ya no era cariñoso.
- “Me haré cargo de ello.”
- “¿No va a ser un problema?”

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- “No. Lo mataré.” Se apartó, mirándome a los ojos con seriedad. “No te preocupes por
eso, ¿de acuerdo? Ese es mi problema, no el tuyo “.
- “Bueno, tú eres mi problema, Heath”.
Frotó su nariz contra la mía.
-“Mi terquedad es tu problema. Pero todas esas otras cosas no lo son.

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Heath
Cuando iba camino al metro esta noche, decidí cortarle el cuello a Vox en el acto. Era su
segunda traición en unos pocos meses, y no aprovechó la misericordia que le había ofrecido. Lo
había marcado como un traidor de sangre, le di otra oportunidad de poder sentarse en el trono
algún día, y aún así me desafió.
El se tenía que ir.
Una vez que estuve en la habitación, lo comencé a buscar en el mar de caras. Él y sus
camaradas solían ocupar la misma mesa cada vez, pero esa mesa estaba vacía. Encontré a
Steel y me acerqué a él.
- “¿Dónde está Vox?”
-“¿No escuchaste las noticias?”
Me quedé quieto, sabiendo que eso lo cabrearía.
-“Se fue, se llevó a sus hombres con él”.
- “¿Qué coño significa eso?”
- “Simplemente salieron y dijeron que no volverían. Perdieron sus recortes del mes “.
¿Estaba sucediendo esto en serio? ¿Esperaba derribarme? ¿Cuándo tengo más
hombres que él?
- “No dijo nada al respecto”.
- “Entonces, ¿qué otra razón hay para irse?”
El se encogió de hombros.
-“Me acabo de enterar de que estaba planeando otro golpe”. Cuando habló con Damien,
y luego Damien entregó el dinero inmediatamente después, probablemente lo encontró
sospechoso, demasiado sospechoso para creerlo. Entonces, se fue.
- “Deberías haberlo matado”
-“Cállate. Estoy cansado de escuchar esa mierda “. Ahora no estaba claro si había
despegado para comenzar de nuevo en otro lugar, o si simplemente se estaba reagrupando para
sacarme. Agarré mi cráneo y comencé a caminar, furioso conmigo mismo por otorgar
misericordia, por ceder ante mi popularidad en lugar de tomar la mejor decisión.
Steel me miró.
-“Moverse contra ti es suicidio. Probablemente haya encontrado una mejor manera de
ganar dinero…

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-“Es el hombre más rencoroso que he conocido. Encontrarlo es nuestra prioridad
número uno. ¿Entiendes?”
El asintió.
-“Dispárale a la vista. No me importa quién aprieta el gatillo, no es necesario que sea
yo“. No me importaba ser testigo cuando la luz dejara sus ojos. Solo lo quería llevarlo a la
tumba y cubrirlo de tierra.
Regresé a casa de inmediato porque no quería dejar a Catalina sola en el
departamento. Ella tenía un sistema de alarma, pero eso no era suficiente cuando no estaba
cerca. En lugar de acostarme en su cama y asustarla, dormí en el sofá, cerca de la puerta
principal, con mi arma sobre la mesa de café.
La suposición más lógica que tenia sobre los planes de Vox era que tenía la intención de
abandonar el país. Nunca podría ganar dinero haciendo otra cosa bajo mis reglas, porque una
vez que lo encontraran, lo mataríamos. Era lo suficientemente inteligente como para darse
cuenta de eso. Quedarse en la ciudad solo para matarme no tenía sentido, especialmente
cuando él nunca subiría al trono a través del asesinato, ya que no era el canal adecuado para
tomar las riendas. El resto de los Skull Kings lo matarían porque la acción era considerada una
traición. Si realmente quería enfrentarme, tenía que hacerlo en el ring con una pelea a muerte.
Pero nunca podría pedir la oportunidad ya que era un traidor de sangre. Y si él quisiera
llevarse a Catalina, con eso tampoco lograría nada, porque no tenía nada que ganar.
A menos que torturarme era todo lo que él quería.
Apenas dormí esa noche porque no podía dejar de pensar en Vox. Si todavía estuviera
en la ciudad, no tardaría mucho en encontrarlo, a menos que estuviera encerrado en algún lugar,
esperando su momento. Y si se fue del país, definitivamente no lo encontraría entonces.
Catalina se despertó y usó sus muletas para ir al baño. Cuando me vio en la sala de
estar, se detuvo.
-“¿Por qué estás durmiendo en el sofá?”
Me senté y me froté el sueño de los ojos.
-“No quería despertarte”.
-“Prefiero ser despertada por ti que despertar sola”. Ella usaba sus muletas para
moverse hacia mí, los fondos de goma golpeaban el piso de madera con cada movimiento que
hacía. Cuando llegó al sofá, se balanceó sobre un pie y luego se sentó a mi lado.
Envolví mis brazos alrededor de ella y la besé en todas partes, la besé en el cuello, la
clavícula y luego en los labios, apartándole el pelo de la cara para poder disfrutarla, apreciar el
hecho de que ella era realmente mía, que nunca haría nada para perderla de nuevo.
Sus brazos rodearon mi cuello, y me acercó, abrazándome fuerte como si me hubiera
extrañado toda la noche. “¿Heath?”

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- “¿Si bebe?”
- “¿Por qué siento que hay algo mal?”
La sostuve contra mi pecho, mi rostro escondido de ella porque su barbilla estaba sobre
mi hombro. Mis brazos la apretaron con fuerza, y suspiré.
-“Creo que deberíamos quedarnos en mi casa por un tiempo”. Era mucho más seguro
allí. Ella estaría protegida cuando yo no estuviera allí. La nueva puerta que le conseguí no era
nada comparado con el equipo de seguridad que tenía allí.
Lentamente se apartó, leyendo mis ojos como si la respuesta a su pregunta estuviera en
mi mirada.
Le dije la verdad.
-“Vox se fue con sus hombres. No sé dónde está “.
-“Bueno…”
-“Probablemente desapareció cuando descubrió que sabía lo que había planeado.
Probablemente ya esté fuera del país y nunca lo volveré a ver “.
Esperó porque sabía que había más.
- “Pero podría estar equivocado. Puede que todavía esté aquí. No le dije los detalles
exactos, que podría matarme… o lastimarla. Estaba implícito en mi silencio, en la forma en que
le di tan poca información.
-“Mi lugar está mejor equipado. Es más seguro, para los dos “.
En lugar de asustarse o hacer un millón de preguntas, ella asintió.
-“Bien. Conseguiré mis cosas “.
- “No tienes que quedarte conmigo. Si prefieres estar con Damien …
-“Voy a donde tú vayas, Heath”. La resolución en sus ojos me dijo que estaba segura,
que entendía para qué se había inscrito cuando aceptó pasar su vida conmigo. Habría peligros.
Habría incertidumbre. Pero ella podía manejarlo.
Mis manos ahuecaron su rostro, y junté nuestras frentes, cerrando los ojos mientras la
sostenía. Ella era leal a mí como mis hombres, leal a mí como un soldado en el mismo campo
de batalla. Eso era lo que necesitaba en una mujer: valentía.
-“Estarás a salvo. Lo prometo.”
Moví su ropa y lo esencial a mi casa y abastecí mi cocina con todo lo que pudiera
necesitar cuando no estuviera en casa. No había estado allí mucho, así que no tenía más que
productos no perecederos.

TRUTH
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Sospeché que no volvería a ese departamento, a menos que fuera para traer sus cosas
para siempre. ¿Por qué viviría allí sola cuando esto pasara? Viviría aquí conmigo, fuera o no mi
esposa.
Cuando entré en la habitación, ella ya tenía sus cosas en mi armario. Movió mi ropa al
otro lado, quitándola del camino para tener espacio. Apoyándose en una de sus muletas, colgó
otra camisa antes de darse cuenta de que estaba viéndola.
Se dio la vuelta, luciendo un poco culpable.
- “Espero que no te moleste…”
- “De ningún modo.” Podría tirar toda mi ropa al suelo y ocupar cada centímetro, y no
me importaría. Entré en el armario y envolví mis brazos alrededor de su cintura, sosteniéndola y
balanceándola sobre un pie.
- “Iba a hacer la cena. ¿Alguna solicitud?”
- “No. Me gusta todo lo que haces.
Sus manos estaban plantadas contra mi cuello, sus dedos llegando a mi rostro mientras
descansaba su rostro cerca del mío, sus ojos mirándome como si no pudiera creer que era de
ella, no podía creer lo mucho que me amaba.
Nunca pensé que una mujer como ella me querría, no cuando podría tener a cualquier
chico que quisiera. Pero ella fue en contra de los deseos de su hermano, aceptó el peligro que
le causa mi título sin parpadear, eligió estar conmigo a pesar de que dirigía un ejército
clandestino de criminales.
Ese tipo de amor era incondicional.
Imparable.
La acerqué y la besé, tirando con fuerza porque quería abrazarla tanto que nos
fusionaríamos, su corazón latía justo al lado del mío, bombeando juntos. Quería más de ella de
lo que podría haber deseado, quería el tipo de cercanía que simplemente no era posible en los
planos de nuestra existencia física. Tal vez eso no suceda hasta que arrojemos nuestros cuerpos
y viajemos como dos espíritus.
Cuando me aparté, presioné mis labios en su frente y la besé, la besé de una manera la
cual nunca había besado a otra mujer. No fue sexual, posesivo o lujurioso. Era adoración, la
mejor manera en que podía adorarla y expresar la profundidad de mi amor de una manera
incuestionable.
Su primera sesión de fisioterapia no fue fácil.
Luchó, se sintió tan frustrada que las lágrimas estaban en sus ojos. Se esforzó más de
lo que podía manejar, haciendo una mueca de dolor porque estaba tratando de forzar algo que
no estaba destinado a ser, todavía.

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Cuando subimos al camión, las lágrimas le cayeron por las mejillas.
-“Bebé-“
-“Nunca podré volver a bailar”. Cerró los ojos y se cubrió la cara, como si no quisiera
que la viera derrumbarse.
Mantuve mi voz gentil, recordándome a mí mismo que no podía martillarla sin empatía,
que no podía darle el amor duro con el que naturalmente quería responder.
-“Bebé.” Tomé su mano y se la quité de la cara.
Ella se retiró de mi alcance y se cubrió la cara de nuevo.
Entonces, decidí tratar de hablar con ella.
-“Bebé, eso no va a suceder”
- “Apenas podía hacer nada de lo que me pidió que hiciera …”
-“Es tu primer día”. Dolía verla así, verla derrumbarse con desesperación. “¿Sabes
cómo fue mi primer día?”
Ella dejó de sollozar, como si quisiera escuchar.
- “Fue duro, Catalina. Muy duro “.
Ella olisqueó y dejó caer sus manos.
-“Nunca te dije eso porque no soy de esos que se quejan. Pero fue realmente difícil.
Tenía miedo de no volver a ser yo nunca más. Pero lo hice. Y si puedo hacer eso, tú puedes
hacer esto. ¿Crees que un tobillo roto va a detener a una potencia como tú?
Había dejado de sollozar, pero las lágrimas robraban por sus mejillas.
- “Nada te detendrá, Catalina. Tomará algunas semanas, pero llegarás a allí. Y
dominarás esa etapa como solías hacerlo. A nadie le importará tu suplente. Ella no obtuvo el
papel en primer lugar por una razón, y eso es porque eres mejor. Mucho mejor.”
Se pasó los dedos por las mejillas y se puso la máscara.
- “Vas a llegar allí. Lo prometo.”
-“¿Cómo puedes prometer eso?” Ella finalmente dejó de llorar. Ella suspiró y miró por la
ventana.
Agarré su mentón con la punta de mis dedos y la forcé a mirarme.
-“Porque eres tú.”
Llamé a todos los que me debían favores.
Nadie lo había visto.

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Nadie había tenido noticias suyas.
Mis hombres estaban peinando las calles, interrogando a todos, haciendo todo lo
posible para localizarlo.
Nada.
Traté de convencerme de que simplemente se fue para salvar su propio trasero, que se
llevó a sus amigos para que pudieran comenzar de nuevo en otro lugar, como en Escocia o
Rusia. Comenzarían su propio negocio lejos de mi jurisdicción.
Pero no podía bajar la guardia.
Cada vez que Catalina iba a algún lado, yo estaba con ella. Incluso si estaba muy
cansado de trabajar hasta tarde la noche anterior, siempre la acompañaba. No me arriesgaría a
dejarla sola, a pesar de que era capaz de cuidarse sola en circunstancias normales.
Ella mejoró con la fisioterapia, fortaleciéndose con cada sesión, hasta que finalmente
pudo caminar normalmente sin las muletas. No podía moverse rápidamente, pero estaba
caminando, y eso era todo lo que importaba.
Y su fuego comenzó a volver.
Hice la cena, risotto de champiñones con pollo a la parrilla encima. Pasar tanto tiempo
conmigo ayudo para que aprendiera a cocinar, por lo que me ayudaba la mayor parte del tiempo
y sospechaba que eventualmente lo haría sola.
No es que me importara cocinar para ella.
Puse la mesa con una botella de vino y nos sentamos juntos, como lo hacíamos todas
las noches.
Cortó su comida y tomó pequeños bocados, comiendo menos calorías que antes porque
tenía miedo de aumentar de peso ahora que ya no estaba bailando. Su cintura era más grande,
y también su trasero.
Pero me gustaba.
- “¿Has hablado con Damien?” Habían pasado algunas semanas desde esa
conversación con su hermano.
Ella sacudió la cabeza antes de dar un mordisco.
- “No. Pensé en darle espacio “.
Comía mucho más rápido que ella, así que ya casi había terminado. Las botellas de
vino en mi gabinete eran todas de viñedos de Barsetti ahora, pero había adquirido un gusto por
ellas…
- “¿Cómo están las cosas en el trabajo?”

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- ¨Lo mismo de siempre.” Quería decirle que había atrapado a Vox para darle
tranquilidad, y me decepcionaba cada vez que no podía.
-“No parece estar en ningún lado”.
Ella siguió comiendo y no preguntó más sobre eso.
Terminé mi comida y luego la miré, bebiendo el resto de mi vino mientras esperaba que
terminara.
Cuando terminó, hizo lo mismo, agitó su vaso y bebió mientras me miraba.
El silencio era cómodo, como si estuviera sentado frente a Balto, donde no sentía la
necesidad de decir algo solo para llenar el silencio con palabras. Era el sentido más fuerte de
compañía que había tenido, estar completamente cómodo con otra persona, ser completamente
aceptado.
Ella apoyó la barbilla en los nudillos mientras me miraba.
- “¿Qué?” Sacudí mi cabeza.
- “Puedo adivinar que estás pensando”.
- “Siempre estoy pensando”, respondí en voz baja.
- “Sí, pero estás pensando en algo específico. Puedo verlo por la mirada en tus ojos.
Tomó otro trago y añadió otra mancha débil de su lápiz labial en la copa.
Terminé el resto de mi vino y luego miré el vaso vacío antes de volver a mirarla. Estuve
en silencio, mirándola a los ojos verdes mientras consideraba exactamente qué decir.
- “Estoy esperando…”
Nunca había sido bueno con las palabras, así que decidí no decir nada, porque ella me
aceptaba exactamente como era, todo lo bueno y todo lo malo. Metí la mano en el bolsillo de
mis pantalones de chándal y coloqué mi puño cerrado en el centro de la mesa.
Ella me miro.
Mis dedos se aflojaron ligeramente, dejándolo caer suavemente sobre la mesa antes de
retirar mi mano.
El anillo de diamantes estaba allí, brillando hermosamente debajo de la lámpara que
colgaba sobre nosotros. Era una banda de oro blanco con un enorme diamante, diez quilates.
La banda también estaba salpicada de pequeños diamantes, igualmente perfectos.
Sus ojos se abrieron tanto que parecía que se saldrían de su cara.
Fui a un par de joyerías, tratando de averiguar qué querría sin preguntarle a nadie. Se
me ocurrieron algunas ideas, como obtener un anillo más pequeño o conseguir algo con una
esmeralda o una configuración única. Pero luego me di cuenta de que era la mujer más
impresionante que había conocido, brillando como el sol en cada habitación en la que entraba.

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Quería que su anillo fuera así, perfecto, brillante, como la mujer que lo llevaría. Era llamativo,
igual que ella. Era notable, igual que ella. Y no había forma de que un hombre no lo notara, así
que se mantendrían lejos de ella.
Ella continuó mirándolo, sus ojos no parpadearon a pesar de que habían pasado varios
segundos.
-“Oh. Mi. Dios.” No lo tocó, como si no estuviera segura de si se le permitía, y lo
admiraba desde la distancia.
-“Jesús, es jodidamente hermoso”. Sus manos cubrieron su boca como si estuviera
tragando un jadeo.
A ella le gustó,
Finalmente agarró el anillo con la punta de los dedos, lo admiró con ojos emocionados.
No tenía idea de que el diamante reflejaba un prisma de luz en su rostro, iluminando más sus
ojos. La giró de lado a lado, su mirada se suavizó cuando inmediatamente formó un vínculo
emocional con él.
-“Es exactamente lo que quería…” Lo colocó en su mano izquierda y lo deslizó sobre el
nudillo. Ajuste perfecto. Luego me miró de nuevo, como si no supiera qué decir, dónde
comenzar.
- “Entonces, ¿todavía te casarás conmigo?” Susurré.
Sus ojos se arrugaron cuando se suavizaron aún más, como si mi pregunta fuera
ridícula.
- “Con o sin anillo, me casaría contigo”.

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Catalina
Mis rodillas abrazaban sus caderas mientras mis tobillos descansaban contra su trasero.
Cada vez que se mecía contra mí, lo apretaba más fuerte, tratando de aguantar mientras él
entraba, dándome todo, hasta que sus bolas golpeaban mi trasero.
Mis brazos estaban enganchados debajo de sus hombros para que mis uñas pudieran
arañar su espalda. Mi mano izquierda se sentía diferente, debido al anillo de diamantes que
estaba allí, tan pesado que era como sostener una bola de boliche.
Me encanta.
Siempre supe que quería un anillo llamativo, por supuesto si terminaba con un hombre
rico, con un gran diamante en el medio tan perfecto que parecía que se había formado bajo la
tierra durante millones de años. Obviamente no había reparado en gastos. Y me consiguió un
anillo que competía con el suyo.
No iba a dejar que mi esposo tuviera un diamante más grande que yo.
Cerré los ojos y gemí contra su boca, mis dedos se hundieron profundamente cuando lo
rodeé, apretándome tanto que podría romperle la polla. Fue el tipo de clímax que me hacía
gemir, y una extraña serie de gemidos, las lágrimas inundaron mi mirada.
Cuando terminé, él dio sus últimos empujones, meciéndose mientras tiraba de su
longitud como si no quisiera irse. Luego se vino en silencio, sus ojos en mis labios mientras me
daba toda su semilla. Un suave gemido escapó de sus labios, tan silencioso que apenas era
audible. Su pene todavía estaba duro porque era jodidamente mágico, y siguió adelante.
-“El primero es solo un calentamiento”. Frotó mi humedad y su propia venida, nuestros
cuerpos tan resbaladizos que sabía que esto duraría mucho tiempo. “Ahora, realmente
comenzamos”. Una mano se movió hacia mi cabello, sus dedos se deslizaron en el mar de
mechones que estaban por todo el lugar. Lo apretó y luego me besó, dándome un fuerte abrazo
con la lengua, empujando su polla dura dentro de mí una y otra vez.
Mi mano se movió hacia el centro de sus omóplatos, la banda de mi anillo presionando
contra él. Me encantó mi anillo. Imaginarme que lo llevaba mientras me follaba me excitó aun
más. Este hombre hermoso me lo dio; Este hombre hermoso me amaba. No importaba que
hubiera estado con prostitutas y con cualquier mujer que lo abandonara en el pasado. Me hizo
sentir especial, como si yo fuera el único que importaba.
Él era el único que me importaba.
De repente agarró mis dos manos y las sujetó por encima de mi cabeza, una de sus
grandes manos era lo suficiente como para sostener las mías. Sus dedos cubrieron los míos,
tocando el anillo que me dio. Sus ojos miraron los míos, concentrados y posesivos, como si
necesitara recordarme que yo era suya.

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Oh, lo sabía.
- “Te quiero.” Habló contra mis labios, susurrando su verdad con una voz profunda,
excitándome más de lo que ya estaba. Un hombre que era vulnerable y abierto con sus
sentimientos era la cosa más sexy del mundo, especialmente cuando solo tenía esos
sentimientos por mí. Nunca le había dicho esas palabras a otra mujer, nunca había sentido nada
parecido al amor. Pero cuando me conoció, sabía exactamente cómo amarme, como si el
instinto le llegara naturalmente.
No luché contra su control porque sabía que nunca ganaría. Entonces, dejé que me
contuviera, lo miré a los ojos mientras me mantenía abajo, mirándolo trabajar con su poderoso
cuerpo para complacerme.
-“Yo también te quiero.”
Faltaba solo una semana para Navidad. Me gustaban las vacaciones, pero odiaba la
temporada, y después de Navidad, estaba enero… y odiaba enero. Era solo un mes largo y frío.
Apestaba.
Pero Heath me mantendria caliente ahora, y probablemente lo haría hasta que volviera
la primavera.
Salí de la ducha, me sequé el pelo y la cara antes de mirar por el costado del armario
para encontrar algo que ponerme. Me decidí por un vestido de manga larga con botas hasta el
muslo y mi abrigo largo.
Tenía la intención de ir a almorzar a casa de Damien, así que caminé hacia mi mesa de
noche y saqué el anillo de diamantes de mi dedo. Era la primera vez que me lo quitaba desde
que Heath me lo dio. Era doloroso dejarlo, separarme del anillo al que me había apegado tanto.
Era como tener un pedazo de Heath conmigo donde quiera que fuera, incluso si él no estaba
conmigo allí. Era un anillo tan impresionante. Quería mostrárselo a Anna, mostrárselo a mi
familia.
Pero esa era una forma realmente insensible de anunciar mi compromiso.
Especialmente porque mi padre ni siquiera sabía sobre Heath.
Suspiré mientras lo miraba, toqué mi mano izquierda con la punta de mis dedos, mi
mano se sentía repentinamente más ligera… y desnuda.
Luego salí de la habitación y entré en la sala de estar.
-“Oh, Dios mío… ¿es un árbol de Navidad?”
Aseguró la base del árbol en la esquina, un pino alto que era solo unos centímetros más
bajo que el techo. En el mostrador había cajas de adornos y luces, como si lo fueramos a
decorar juntos. Se enderezó y se volvió hacia mí.
-“¿Te gusta?”

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- “¿A quién no le gustan los árboles de Navidad?” Me acerqué a él, oliendo el aroma
fresco del pino que llenaba la sala de estar. Froté una aguja verde entre mis dedos, el olor se
hizo más potente.
-“¿Siempre tienes un árbol?”
- “No.”
Mis ojos se suavizaron.
- “Entonces, ¿hiciste esto por mí?”
“Bebé, sabes que hago todo por ti”. Su brazo se enganchó alrededor de mi cintura y me
acercó. “Vamos a decorarlo esta noche. No tengo ningún adorno personal… “
- “Haremos los nuestras cada año”.
Me dio una leve sonrisa.
-“Nunca antes había tenido una tradición. Cada año, me olvido de que existe hasta que
Balto y yo nos juntamos”.
- “Bueno, las cosas están a punto de cambiar”. Me giré hacia él y lo besé mientras
envolvía mis brazos alrededor de su cuello.
Sus manos inmediatamente fueron a mi trasero, debajo de mi abrigo y mi vestido.
-“Te ves sexy, por cierto”.
- “Siempre dices eso.”
Se rio contra mis labios.
- “Siempre te vistes bien.”
Me aparté, con una sonrisa en mi rostro porque estaba feliz, tan feliz que olvidé que
existía la posibilidad de que uno de los enemigos de Heath pudiera lastimar a uno de nosotros.
Fue fácil olvidarlo durante la dicha romántica.
- “¿Vas a algún lugar?”
- “Sí, voy a ver a mi padre”.
Sus ojos miraron hacia mi mano izquierda, e inmediatamente pareció decepcionado al
ver el anillo ausente. Me miró de nuevo, su estado de ánimo notablemente diferente.
-“Entonces, esto será un secreto para siempre”
- “Iba a contarle sobre ti hoy”. No quería lidiar con su ira cuando estábamos teniendo un
momento tan agradable. “Y creo que caminar con un anillo de diamantes del tamaño de una
pelota de béisbol no es la forma correcta de hacerlo. Mi familia es muy tradicional. Necesitas
pedir permiso primero.

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-“Bueno, no lo hice, y ya dijiste que sí”.
- “Y mi respuesta sigue siendo sí, pero vamos a mostrarles el programa”.
Seguía irritado.
- “¿Y si su respuesta es no?” Había sido lastimado por mí muchas veces en el pasado,
así que ahora siempre temía perderme, que algo podría cambiar y que saldría por la puerta para
siempre.
- “Mi respuesta es sí, pase lo que pase”.
Finalmente se relajó, la irritación en su expresión se desvaneció como el humo de un
fuego moribundo.
- “¿Debo ir contigo?”
- “Creo que debería hablar con él sola. No sé cuál será su reacción, y si te traigo, podría
abrumarlo. Es muy inteligente, pero también tiene más de setenta años, así que a veces se
pone nervioso “.
-“Bien. Pero me gustaría hablar con él, de hombre a hombre “.
- “Lo harás.” Me volví hacia el mostrador de la cocina para agarrar mi bolso.
-“Te llevaré.”
- “No, está bien-“
- “No era una pregunta”. Agarró sus llaves y su billetera y se dirigió a las escaleras.
Atrapada en nuestra alegría, me había olvidado de nuestra situación actual, que él no
quería que fuera sola a ninguna parte… por si acaso.
Se detuvo en la acera justo afuera de las puertas dobles que conducían a la mansión de
tres pisos que Damien llama hogar.
- “Esperaré aquí hasta que termines”.
- “Podría tardar”.
- “Entonces almorzaré y esperare en el camión. Solo envíame un mensaje de texto
cuando estés lista “.
- “Bien.” Me incliné sobre el asiento del medio y lo besé.
Su mano ahuecó mi mejilla y me besó con fuerza, como si no quisiera que olvidara lo
que teníamos en caso de que mi padre lo odiara tanto como Damien. Heath nunca había sido
inseguro, nunca había sido otra cosa que poderosamente confiado, pero ahora no era el mismo.
Me aparté y lamí mis labios.
-“Heath, ¿crees que voy a ir a algún lado después de que me diste ese anillo precioso?”

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- “Podrías encontrar a otro chico y que te compre uno igual”.
Tenía la intención de hacer una broma alegre, pero no lo logro.
-“Nada va a cambiar. Lo prometo.”
Luchó por creerme, pero todavía tenía una mirada cautelosa.
- “¿Hacer frente a mi hermano no prueba mi credibilidad?”
Me miró con una mirada indescifrable, como si estuviera en una partida de póker y no
quisiera revelar sus cartas.
- “Tu hermano no es tu padre. Es una relación muy diferente. Ninguna hija quiere
casarse con un hombre que su padre no aprueba. Entonces… no estoy seguro de lo que
sucederá una vez que se lo digas “.
Mi mano se movió a la suya.
-“Estamos pasando nuestras vidas juntos, Heath. Calma.” Lo miré con mi expresión
ardiente, diciéndole que ya había tomado una decisión, que mi elección era tan clara como un
mensaje escrito con tinta negra sobre papel blanco.
Se llevó mi mano a la boca y me dio un suave beso en los nudillos.
-“Anda.”
No pude convencerlo. Tendría que esperar y ver.
-“Te amo.” Me incliné y lo besé nuevamente antes de salir del camión.
- “También te amo.” Su voz profunda me siguió antes de que cerrara la puerta.
Entré en la casa sin mirar atrás, charlando brevemente con Patricia antes de entrar al
comedor.
Mi padre era anticuado, así que todavía se vestía muy bien, incluso para un almuerzo
informal. Llevaba un chaleco suéter sobre una camisa con cuello junto con un abrigo deportivo.
Todo lo que necesitaba era un reloj de bolsillo, y se vería como una figura histórica sacada de la
década de 1920.
En el momento en que me vio, sus ojos se iluminaron, tal como solían hacerlo cuando
miraba a mi madre.
- “Cariño, te ves hermosa”. Se puso de pie y me besó en la mejilla.
-“Gracias Papa. Te ves muy bien con ese atuendo. Me quité el abrigo y lo puse sobre el
respaldo de la silla antes de sentarme.
Se miró las mangas.
-“Patricia lo escogió por mí. Es grueso y cargado, apenas puedo mover mis brazos, pero
ella hace mis comidas así que… “

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- “Ella tiene buen gusto”.
Patricia llegó un momento después y trajo capuchinos junto con nuestro almuerzo.
Luego nos dejó solos para hablar.
Hicimos una pequeña charla, discutimos sobre mi tobillo, la fecha de la boda de Damien
y el clima.
- “¿Cuándo crees que puedes volver al ballet?” Preguntó.
El teatro siempre tomaba un descanso de invierno durante enero, por lo que no sería
hasta febrero, suponiendo que pudiera volver a actuar.
-“En algún momento, seguro para el día de San Valentín. He continuado la fisioterapia y
siento que me estoy fortaleciendo cada día. Esta es la primera vez que uso tacones “.
- “Nunca me preocupó que no te recuperaras completamente”, dijo antes de tomar un
sorbo de café. “Eres una persona tan motivada”.
- “Gracias.” Sonaba como Heath.
- “Entonces, la Navidad será emocionante este año, con un nuevo miembro de nuestra
familia”.
- “Sí…” Me encantaría si hubiera dos nuevos miembros. “Sabes, papá… hay algo de lo
que quería hablarte”.
-“Tú puedes decirme cualquier cosa.” Me hizo un gesto hacia adelante. “Adelante. Di lo
que piensas. Deslizó su cuchara en el tazón de sopa y luego arrastró el fondo por el borde del
plato antes de ponerlo en su boca. Era de fideos y pollo, para calentar el estómago en este día
frío.
No podría ser tan sincera como él me animó, tanto como me gustaría ser. Era una
situación delicada, y ahora que había llegado el momento, estaba muy nerviosa. Mi corazón
latía como si estuviera en la cinta… o teniendo sexo con Heath.
-“¿Recuerdas cuando te dije que estaba viendo a alguien?”
Continuó comiendo, pero hizo una pausa por un segundo para mirarme.
-“Si. Damien no estaba bien conr él “.
- “Si.”
Ahora, revolvió su sopa sin comer, interesado en lo que tenía que decir a continuación.
- “Bueno, Damien ha tenido un cambio de opinión al respecto. Dijo que está dispuesto a
intentarlo “.
- “Oh, esas son buenas noticias para ti. Ya sabes cómo son los hombres: lo cabeza de
culo que son, pero eso es porque son tercos “.

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Desearía que fuera así de simple.
-“Papá, la cosa es que… Damien tiene todo el derecho de sentirse así por él. No está
exagerando. Sus sentimientos no son infundados. Pero… siento que este hombre no es la
misma persona que solía ser. Él ha cambiado. Y creo que merece un nuevo comienzo… porque
lo amo “. Acababa de decirle a mi padre que amaba a un hombre y que mi corazón estaba a
punto de estallar de ansiedad. Sabía que solo tendría esta conversación con él si me iba a
casar, porque no iba a traer a un chico a menos que pensara que tendríamos ese futuro que
imaginé para nosotros.
Él dejó caer la cuchara, tomando el peso de mis palabras con total seriedad.
-“¿Amas a este hombre?”
Asentí.
- “Sí lo hago.”
-“Si lo amas a pesar de lo que ha hecho, estoy seguro de que tienes una buena razón.
Eres una mujer inteligente con un juicio impecable “.
Mis ojos se suavizaron tanto que pensé que podría llorar.
-“Estoy seguro de que Damien está de acuerdo”.
En lo más mínimo.
- “Él quiere conocerte. Pero pensé que deberíamos hablar primero…
- “Bien. Estoy listo para escuchar cuando esté listo para hablar “.
- “Bueno…” No había forma de que pudiera expresar algo de esto para hacer que Heath
sonara bien. Él era el villano, no importaba cómo lo explicara. “Ambos sabemos lo que hace
Damien. Heath ha sido un adversario…
-“¿Se llama Heath?”
-“Si.”
El asintió.
- “Heath básicamente exigió impuestos a Damien porque dirige la ciudad, al menos bajo
tierra. Cuando Damien se negó… no se llevaban bien. Y luego para hacer que Damien pague
por su desafío… te tomó.
Mi padre lentamente entendió lo que estaba diciendo, la luz de la comprensión apareció
en sus ojos.
- “Hizo que sus hombres te retuvieran en algún lugar hasta que Hades vino a rescatarte”.
Me dolió decir todo esto, sentirme desleal mientras hablaba.
No dijo nada, pero bajó la mirada, lo cual no era una buena señal.

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- “Entonces Heath me tomó y me encerró en una jaula como parte de una estratagema
para regresar a Damien, pero me dejó ir. Dijo que no podía seguir con eso. No lo volví a ver por
un tiempo, y cuando nos encontramos, tuvimos la química correcta. Le dije que no quería estar
con él, pero él me agotó… y nunca me dijo lo que hizo. Lo descubrí más tarde y lo dejé. No
quería estar con un hombre que se movía así contra mi familia. Intenté no preocuparme por él.
Pero luego me di cuenta… ya no es ese hombre. Daría su vida para proteger la mía, para
proteger a cualquiera que amaba. Es diferente… e incluso Damien lo reconoce “. Esperé a que
me mirara.
Él no lo hizo.
Esperaba que esto fuera mejor, pero había sido demasiado optimista.
- “Quería que supieras la verdad. No quería mentir sobre nada de eso “.
Nada.
- “Pero ya no es ese hombre. Ha salvado la vida de Damien, ha salvado la mía… Él me
cuida “.
Mi papá no era un tipo callado. Usualmente tenía algo que decir, vivía para tener la
oportunidad de tener siempre una conversación porque estaba solo. Pero ahora estaba en
silencio, procesando todo lo que había dicho.
- “Tengo que ser honesto, cariño. Esperaba que dijeras algo completamente diferente…
- “Sé que es mucho asimilar …”
Estaba tan perturbado que apartó su almuerzo y apoyó las manos sobre la mesa, con
los dedos entrelazados. Sus ojos todavía estaban bajos, sumidos en sus pensamientos.
-“No esperaba que este hombre fuera un autor intelectual criminal”.
-“Eso no es todo lo que él es…”
Sacudió la cabeza ligeramente, suspirando en voz baja.
Heath y yo no habíamos llegado tan lejos para tropezar con la línea de meta.
-“Papá, él es diferente ahora. Sé que lo que hizo estuvo mal. Me tomó mucho tiempo
mirar más allá. Pero él es el hombre que amo, el hombre con el que quiero pasar mi vida, y
significaría todo para mí si pudieras tener una mente abierta “.
Sus pulgares se rozaron suavemente, sus ojos observando mis movimientos.
- “Dijiste que no amaría a este hombre a menos que tuviera una buena razón, que
confíes en mi juicio”.
- “Sé lo que dije, cariño. Esto es mucho para asimilar a la vez. Honestamente, no
esperaba que quisieras un hombre como Damien, como los hombres de su mundo. Te imaginé
con un hombre exitoso, pero con alguien más ordinario.

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- “Bueno… supongo que no me gusta lo ordinario”. Ahora que Heath había pensado en
eso, no podía imaginar pasar mi vida con un hombre mediocre, uno que simplemente iba a
trabajar a una oficina y siempre estaria en casa a las cinco. Vengo de una línea de criminales.
“Y Damien vive en ese mundo, pero no pestañeas sobre él. Tú también lo hiciste…
- “Sí, pero somos hombres”
- “Eso es sexista”, le espeté a mi padre, la primera vez que lo había hecho en mi vida.
Estaba igual de atónito.
- “Es injusto que me excluyan solo porque soy mujer, papá”.
- “Pero no puedes cuidar de ti misma”
- “Heath puede cuidarme bien. ¿No es eso lo que quieres? ¿Un hombre que pueda
cuidarme? Física, financiera, emocionalmente… él puede hacerlo todo “.
Él inclinó la cabeza con un suspiro.
- “No parece que sea similar a Damien, que fabrica un producto y lo vende”. Este
hombre está mucho más arriba en la cadena alimenticia, y cuantos más ojos tengas, más
enemigos tendrás. Apuesto a que este hombre tiene un objetivo en la espalda todos los días “.
Eso era verdad.
- “Ese es mi problema, Catalina. Él es el Rey del Cráneo, ¿no es así?“
Todo lo que pude hacer fue parpadear porque no podía creer que él supiera lo que era.
Había estado fuera del juego durante décadas.
No necesitaba para confirmarlo.
- “Ese es un nivel completamente diferente, Catalina. Mientras estés con él, también
tendrás un objetivo a la espalda. Sí, él puede protegerte, pero también es la razón por la que
necesitas protección. Lamento decepcionarte, pero no quiero eso “.
La esperanza se deslizó por la punta de mis dedos.
-Si lo conoces, te sentirás diferente”.
- “No, no lo haré”.
Suspiré fuerte, decepcionada. Pensé que Damien sería mi mayor obstáculo, no mi dulce
y amoroso padre.
-“Por favor, inténtalo… por mí”. Le supliqué con los ojos, necesitando que esto
sucediera, necesitando su aprobación para ser feliz.
Me miró con una mirada fría, ya no era el hombre que conocía.
- “Por favor… lo amo”.

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Suspiró tal como lo había hecho Damien, con las fosas nasales dilatadas. Sus rasgos
nunca fueron más similares que cuando mi padre estaba enojado. La vena se engrosó en su
frente y su piel se tiñó de rojo, tal como lo hizo su hijo.
-“Quiero hablar con él.”
No tenía idea si eso era bueno o malo.
- “Está afuera”.
Se recostó en la silla y cruzó los brazos sobre el pecho.
-“Entonces tráelo”. Su cuerpo estaba rígido, los músculos flexionados a través de sus
capas de ropa. La amabilidad en sus ojos había desaparecido junto con todo su afecto. Parecía
retroceder en el tiempo, volver a su juventud, volver a la época en que intimidaba a las personas
para ganarse la vida.
No esperaba que esta conversación fuera así, así que me sentí terrible de que Heath
fuera puesto en el lugar sin tiempo para prepararse. Pero debería ser capaz de manejarlo.
Probablemente había hecho cosas peores que conocer a un potencial suegro.
- “Está bien… volveré”.
Me metí en el camión.
-“Fue tan malo, ¿eh?” Preguntó, apenas mirándome.
- “¿Por qué dices eso?”
-“Te ves como la nieve”.
Miré al frente antes de tener el coraje de volverme hacia él.
-“No, no salió bien …”
Sus ojos cayeron con desilusión.
- “Dijo que quiere hablar contigo”.
No dio ninguna reacción.
Seguí mirándolo.
- “¿Ahora mismo?” Preguntó con calma.
Asentí.
- “Le dije que estabas afuera”.
Suspiró en voz baja, su pecho subía con el aire que llenaba sus pulmones.
- “Sé que esto es inesperado. Podemos volver más tarde…
- “No. Me desafió, y no voy a declinar “.

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- “No creo que te esté desafiando…”
- “Me puso en el lugar. Eso fue intencional. Confía en mí, sé lo que está haciendo. Es
una prueba: ver cuán cobarde soy “.
- “No eres un cobarde …”
- “Exactamente.” Él abrió la puerta. “Por eso voy allí”.

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Heath
Estaba en jeans y una camisa verde oliva de manga larga. Era demasiado casual para
causar una buena impresión, pero era todo lo que tenía. Entré y Patricia inmediatamente me
reconoció del momento en que Damien me había llevado adentro con las manos atadas a la
espalda. Se quedó quieta en el acto, insegura de si debía gritar o correr.
-“Richard pidió verme”. Mantuve mi distancia, mantuve mi voz baja para que no se
asustara.
Ella asintió hacia el gran arco más allá de la entrada.
-“Él está allí”. Probablemente no estaba al tanto del drama familiar, pero la ayuda
siempre conocía los detalles íntimos de las personas a las que servían. Probablemente ya sabía
que Catalina y yo estábamos juntos.
- “Gracias.” Camine más adentro de la casa, habiendo estado allí antes. Pero me
habían llevado a la izquierda, y ahora me dirigía en una dirección diferente. Pasé por el arco y
entré en un gran comedor, una mesa que podía acomodar fácilmente a veinte personas. Las
ventanas de estilo catedral, dejando entrar la tenue luz del día nublado.
Richard estaba sentado allí, sus manos juntas en la mesa, sus ojos en mí.
Me adentré más en la habitación, sosteniendo su mirada con confianza y atenuando mi
personalidad naturalmente intimidante. No se sentía bien intentar estrecharle la mano, ser cortés
cuando no era una reunión normal entre dos hombres en buenos términos. Me dejé caer en la
silla frente a él, tomando el lugar que mi prometida había ocupado anteriormente.
Esperaba que ella todavía fuera mi prometida. No le compré ese anillo de diamantes de
doscientos mil euros por nada.
Patricia entró en la habitación y limpió los platos, colocando un capuchino frente a mí a
pesar de que no tomaba café con azúcar o crema.
Richard me miró todo el tiempo, sin decir una palabra.
Mantuve su mirada, escuchando los pasos de Patricia desvanecerse hasta que ella
regresó a la cocina al otro lado de la casa.
No sabía que decir.
Catalina no había compartido detalles sobre su conversación, así que caminé
directamente hacia la oscuridad. Asumí que no le caía bien, y de alguna manera, se suponía
que debía cambiar su opinión en una conversación simple. Tenía un poco de esperanza, porque
él no me hubiera pedido que lo hiciera de otra manera.

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Cuando habló, no parecía un hombre viejo. Sonaba confiado, como si su juventud
hubiera vuelto a sus venas.
-“No me importa que hayas intentado que me ejecutaran. Solo eran negocios. Lo
entiendo.”
Eso era lo último que esperaba que dijera.
-“Si Damien puede abandonar sus prejuicios cuando tuvo que tratar con contigo de
primera mano, entonces no veo por qué yo no pueda”.
Tal vez esto no era tan malo después de todo.
-“Creo que los hombres pueden cambiar. Sé que lo hice.”
El café frente a mí liberaba vapor que se elevaba hasta el techo, oliendo a granos de
café expreso frescos.
- “Pero no me agradas para mi hija”.
Fue un golpe terrible. Tenía un murciélago en sus manos y me golpeó con fuerza, tal
como lo hizo Damien en el sótano, derramando sangre por todas partes.
- “Voy a darte una oportunidad para cambiar eso”.
Jesús, que presión.
- “No lo estropees”.
- “No necesito más de una oportunidad, señor”. La amaba y haría cualquier cosa por
ella. Eso era todo lo que importaba.
No reaccionó, pero su silencio mostró que aprobaba esa respuesta.
- “¿Qué tipo de vida puedes darle a mi hija?”
- “Cualquier vida que ella quiera”. Sonaba como un gatito, dejando que la mujer me
dijera exactamente lo que estaba por suceder, pero así era. Me doblé por ella, le permití tomar
mi poder porque era la reina a la que quería servir.
-“Sé más específico.”
No vi la necesidad.
-“No voy a endulzar la persona quien era. Era codicioso, egoísta, ególatra… nada de lo
que estar orgulloso. Mi vida estaba llena de dinero, mujeres y alcohol. Pero luego conocí a
Catalina, y creo que esa misma noche la amé. Todo cambió. Cambié. Ahora, haría cualquier
cosa por ella, haría cualquier sacrificio, si eso la hiciera sonreír.
-“Quiero que pongas tu dinero donde está tu boca”.
No tenía idea de lo que eso significaba.

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- “¿Quieres a mi hija?” Levantó el dedo índice. “Aquí está tu única oportunidad de
probarte a ti mismo”.
Mantuve una cara seria, pero mi pecho se levantó con el aliento que necesitaba.
-“Te bajas como el Rey del Cráneo. Ahora.”
No esperaba eso.
-“Mi hijo es un capo en el mundo de las drogas. Pero él no es el líder del inframundo.
No puedes ser ambos. No puedes mantenerla a salvo si la gente te quiere muerto. Puedes
tener a mi hija, tener mi aprobación, si haces esto.
Quería argumentar que podía mantenerla a salvo incluso como el Rey del Cráneo, que
estaba más segura conmigo que en cualquier otro lugar. Pero esta era una prueba que no podía
fallar, y si discutía, perdería mi única oportunidad. Esta era su única demanda, mi oportunidad
de demostrar que sacrificaría cualquier cosa por estar con su hija, y eso me haría digno de ella.
-“Bien.”
No pudo ocultar su sorpresa, como si esperara que discutiera, que tratara de hacerlo de
ambas maneras.
- “Quiero casarme con ella.” Una parte de mí se alegró de que su padre fuera un ex
criminal, alguien que entendiera mi mundo. Si fuera un tipo promedio, nunca entendería nada.
Sería ignorante y asustado.
- “Consideraré tu solicitud, después de que renuncies”.
No quería alejarme de mi posición. Esperaba seguir siendo el Rey del Cráneo por unos
años más, hasta que Catalina quisiera formar una familia. Esto fue con poca antelación. Mi
reinado apenas había comenzado.
-“Necesito tiempo para prepararme”. No podría simplemente presentar mi renuncia en el
acto. Ni siquiera había decidido quién me reemplazaría.
- “Dije ahora.”
-“Y sabes que es una demanda ridícula. Necesito un sucesor Necesito resolver cabos
sueltos. Cumpliré mi promesa. Quiero casarme con Catalina lo antes posible, lo cual no quiero
hacer sin su bendición, así que me ocuparé de eso lo antes posible “.
No discutió conmigo, pero tampoco parecía feliz.
Pero él asintió con la cabeza.
Tuve que hacer un gran sacrificio para mantenerla, pero al menos ella era mi premio.
-“¿No quieres interrogarme?” No me había preguntado sobre el secuestro de ella. No
me había preguntado sobre mi carne de res con Damien. No me había preguntado nada
personal.

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- “No.”
Me senté allí, sorprendido de que esta conversación fuera tan breve.
-“Mi hija me dijo que te ama. Ella quiere pasar su vida contigo. Confío en su juicio.
Todos los detalles sobre quién eres, tu pasado, todo eso no importa. Lo único que importa es
cuánto la amas. Y me lo acabas de demostrar al darme lo que te pedí. Para un hombre
poderoso, sería un sacrificio difícil de hacer. Lo sé porque lo he hecho personalmente “.
No pregunté qué solía hacer, pero supuse que era significativo si lo dejaba para estar
con la madre de Catalina, para ser el padre de Catalina y Damien. Probablemente fue difícil para
él, pero un sacrificio necesario si quería mantener a salvo a su familia. Era la prueba más grande
que me pudo hacer, y pasé.
-“Me gustas.” No necesitaba mi aprobación, pero lo dije de todos modos.
No reaccionó a mis palabras.
-“Tus sentimientos personales hacia mí y mis crímenes son insignificantes. Lo único que
te importa es la felicidad de tu hija, y te respeto por eso “. Su reacción fue completamente
diferente a la de Damien, mostrando a un hombre que poseía la madurez que había acumulado
a través del tiempo y la experiencia.
Sus manos permanecieron unidas.
-“Haz feliz a mi hija. Y algún día… puede que me gustes.
Catalina inmediatamente disparó preguntas cuando entré en el camión.
-“¿Qué pasó? ¿Qué dijo el?”
Arranqué el motor y me alejé.
- “Está bien.”
Sus ojos ardían a un lado de mi cara desde su posición al otro lado de la camioneta.
-“¿Qué? ¿Está bien? ¿Qué demonios significa eso? ¿Qué dijo el?”
Conduje por las calles y me dirigí a mi casa.
Nuestro lugar.
- “Dijo que me acepta”.
- “¿Cómo lograste eso?” Ella gritó. “¿Qué te preguntó?”
Mantuve mis ojos en el camino.
-“Dijo que confiaba en tu juicio”.
- “Eso no es lo que me dijo…”
- “Entonces, me pidió que me probara a mí mismo”.

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- “Está bien, ¿qué significa eso?”
- “Me pidió que hiciera algo, y acepté”.
- “Bueno, ¿qué te pidió que hicieras?” Ella preguntó. “¿Cómo podría una conversación
de quince minutos ser suficiente para resolver todo esto?”
Me encogí de hombros.
- “Los chicos no dicen mucho”.
- “Heath”, dijo con un gruñido. “¿Por qué no eres sincero conmigo?”
Doblé por todas las calles correctas, acercándome a la casa donde compartiría mi vida
con ella.
- “Heath, ¿qué te pidió que hicieras?”
- “Te lo diré cuando lleguemos a casa”.
Ella suspiró, furiosa por no poder conseguir lo que quería en el acto.
Conduje en silencio el resto del camino, sintiéndola ponerse cada vez más ansiosa.
Cuando llegué al garaje subterráneo, ella estaba sobre mí otra vez.
- “Estamos en casa.”
Apreté el botón y el garaje se cerró detrás de nosotros. Luego nos sentamos juntos en
la oscuridad, en silencio ahora que el motor estaba apagado.
- “¿Por qué no me contestas?”
Me desabroché el cinturón de seguridad y me volví hacia ella, sintiendo que estaba
traicionando a su padre diciéndole la verdad. Pero no había forma de ocultárselo.
-“Me dijo que le diera lo que él quería, y me dejaría casarme contigo”.
- “¿Y eso fue…?”
- “Me dijo que renunciara”.
Su expresión se centró cuando escuchó lo que dije, tomando unos segundos para llegar
a la conclusión.
- “Y hasta que lo haga, no puedo casarme contigo. Estuve de acuerdo.”
Soltó el aliento que estaba conteniendo.
-“Entonces, ¿ya no serás el Rey del Cráneo?”
Sacudí mi cabeza.
-“Solo necesito encontrar un reemplazo y atar los cabos sueltos”. Vox era mi cabo
suelto.

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- “No puedo creer que te haya pedido que hagas eso”.
Me había sorprendido en ese momento, pero una vez que el elemento sorpresa había
pasado, no era tan irracional.
-“Esos fueron sus términos”.
-“Yo solo… sé que debe ser difícil para ti”.
Me encogí de hombros.
-“Vivir sin ti es mucho más difícil”. Era un poco difícil ser forzado a la jubilación cuando
era joven y estaba en mi mejor momento, pero no necesitaba el dinero. El aburrimiento sería un
problema, pero podría encontrar algo más que hacer con mí tiempo.
Sus ojos se suavizaron.
- “¿No te preguntó nada más?”
- “No”, respondí. “Dijo que el pasado no importa. Lo único que importa es cuánto te
amo, y se lo demostré a él.
Se movió al asiento central para poder pasar su brazo por el mío y descansar su barbilla
sobre mi hombro. Su cabello cayó sobre mi pecho, su perfume se mezcló con mi colonia.
- “Me gusta tu papá”.
-“¿Si?” Ella susurró.
-“Ahora sé de dónde lo sacaste”.
- “¿Sacar de qué?”
Presioné un beso en su frente.
-“Todo.”

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Catalina
Me senté sola en el sofá porque Heath no estaba en casa.
Él estaba en el trabajo.
La televisión estaba encendida, el anillo de diamantes en mi mano izquierda era tan
pesado que era difícil dormir con él. Me preguntaba si me acostumbraría, pero sospechaba que
el peso era tal que era imposible sentirse normal.
Mi teléfono comenzó a sonar.
Era Damien.
Respondí de inmediato.
- “Oye.” Habían pasado unos días desde la conversación con mi padre, y eso significaba
que Damien lo sabía.
- “¿Qué estás haciendo?”
- “Estoy en casa viendo la televisión”.
-“Acabo de pasar por tu departamento y no estabas en casa”.
Ni siquiera me di cuenta de lo que acababa de decir.
- “Lo siento… quise decir que estoy en casa de Heath”.
Damien no respondió a lo que dije.
-“Quería pasar y hablar contigo. ¿Puedo ir?”
- “Uh… claro”. Era la casa de Heath, pero no pensé que le importaría. Le di la dirección
a Damien.
- “Llegare pronto.”
Preparé algo para comer lo suficiente para que quedaran sobras y Heath cenara cuando
volviera a casa. El timbre sonó en toda la casa eso solo significaba que Damien estaba en la
puerta principal.
Bajé las escaleras, abrí todas las cerraduras de la puerta tipo bóveda, y luego llegué a
las normales en el exterior.
Damien miró fijamente las puertas de metal de dos pies de espesor, con su ceja
levantada como si estuviera sorprendido por lo que vio.
-“Él no jode, ¿verdad?”
Sacudí mi cabeza.

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Entró y me vio cerrar todo antes de que los mecanismos encajaran en su lugar. Había
un televisor en la pared, que mostraba las diferentes cámaras de la propiedad. Damien miró a
su alrededor y me siguió escaleras arriba hasta el segundo piso.
- “¿Está en casa?”
- “No. está en el trabajo.” Me moví a la sartén en la estufa y puse la comida en el plato.
-“¿Hambriento?”
Miró la sartén con interés.
- “Si lo tienes listo…”
Sonreí y le di el plato.
-“Vino?”
- “Por supuesto.” Lo llevó a la mesa del comedor y se sentó.
Abrí una botella de vino y luego me senté frente a él.
-“Wow, bastante bien”, dijo después de su primer bocado.
- “¿Por qué el tono de sorpresa?”
- “La última vez que te vi, todo lo que podías hacer era una pizza congelada”.
- “Bueno, Heath me ha enseñado algunas cosas”. Agarré la botella de vino del centro de
la mesa, y fue entonces cuando me di cuenta de que el anillo estaba en mi dedo.
Afortunadamente, la mirada de Damien estaba en su comida, así que discretamente puse mi
mano debajo de la mesa y saqué el anillo de mi dedo, deslizándolo en mi bolsillo. Odiaba
esconder el anillo, como si fuera un secreto del que avergonzarse, pero Damien finalmente
estaba en un lugar mejor, y no quería provocar su ira.
-“¿Qué te trae por aquí?”
- “¿Necesito una razón?”
- “Nunca pasas sin una, así que sí”.
Siguió comiendo, sosteniendo su tenedor y cuchillo correctamente.
- “Papá me habló de su conversación con Heath”.
-“Lo supuse.”
- “Y que Heath renunciaría”.
- “Si.” Levanté la mirada y lo miré.
Masticó mientras me miraba.
- “Me sorprende que esté de acuerdo”.

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- “Papá no le dio otra opción”.
- Dio otro mordisco y masticó lentamente.
- “Si papá puede subir a bordo, no veo por qué…”
-“Dije que lo intentaría. Voy a.” Cortó su comida y siguió comiendo. “En realidad, iba a
preguntarte si querías venir por la mañana de Navidad”.
- “¿Yo? ¿O Heath y yo?
Me miró durante mucho tiempo, como si estuviera que pensarlo.
-“Ustedes dos.”
Eso fue música para mis oídos, finalmente se me permitió llevar al hombre que amaba
en mi brazo. Porque si tuviera que elegir, no iba a dejar a Heath solo en Navidad mientras
pasaba tiempo con mi familia. Éramos un conjunto
-“Gracias.”
Él se encogió de hombros en respuesta.
-“Sé que si no está invitado, no podré verte”.
- “Y al invitarlo, me hiciste muy feliz”.
Agarró su vaso y tomó un trago.
- “Papá manejó todo mucho mejor de lo que esperaba”.
-“Porque entiende lo que Heath significa para mí”.
- “Si, Yo supongo.”
- “Y no le pediría que mirara más allá de la situación si este no fuera el único hombre con
el que quiero estar”.
Giró su vaso y tomó otro trago.
- “¿Cómo has estado?”
- “Bien.”
- “Supuse que serías realmente feliz “.
- “Lo estoy”, dije.
-“Yo solo… Todo esto con Heath es mucho”.
- “Todo lo que tienes que hacer es aceptarlo. No te estoy pidiendo que seas su
hermano“.
- “Lo sé. Es simplemente raro. Esperaba que papá dictara una orden y se deshiciera de
él… pero supongo que no.

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- “Sé que no quieres decir eso”, susurré. “Porque estaría realmente devastada…”
Una mirada culpable apareció en sus ojos, como si se sintiera mal por lo que había
dicho.
-“¿Cuándo crees que te casarán?” Justo cuando terminé la oración, la puerta de abajo
se cerró.
Damien también lo escuchó, porque se puso rígido.
Heath no solía volver a casa hasta mucho después, así que fue una sorpresa.
Sus fuertes pisadas se hicieron más fuertes mientras subía las escaleras. Estaba de
espaldas a él, así que no podía ver, pero la expresión seria de Damien me dijo que era él. Heath
abrió el armario, cogió un plato y sacó la comida. Luego se acercó a la mesa y se unió a
nosotros.
-“Hola, bebé”.
- “Oye.” Una vez que estuvo a mi lado, me incliné y le di un beso rápido en la boca. No
era la forma en que normalmente lo saludaba, pero me sentía incómoda haciendo cualquier otra
cosa con mi hermano sentado frente a mí.
Damien siguió comiendo, sin mirarlo.
Heath tampoco dijo nada, sus ojos se centraron en su comida.
Los hombres preferían el silencio a la conversación forzada.
-“Damien”. Dije su nombre en voz baja, dándole un codazo.
Me miró con ojos hostiles.
Le di una patada debajo de la mesa.
Me devolvió la patada y permaneció en silencio.
Heath agarró la botella de vino y llenó su copa.
-“Damien. ¿Qué opinas de la cocina de Catalina? “Cuando mi hermano no logro romper
el hielo, Heath dio un paso al frente.
Damien tardó un rato en responder, como si quisiera resistirse.
- “Bueno. Sorprendentemente bueno.”
- “Le enseñé a hacer esto. Y es mejor que el mío “. Heath comió como si se estuviera
muriendo de hambre, siempre metiéndose toda la comida en la boca como si tuviera prisa.
Damien volvió a quedarse callado, mordisqueando su comida.
- “Me gusta tu puerta de entrada”.
-“Un tanque no logro atravesarla”, dijo Heath, con los codos sobre la mesa.

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- “Entonces, ¿estás viviendo con él ahora?” Damien preguntó, mirándome.
-“No técnicamente”, respondí. “Pero sí, supongo. Quiero decir, me gusta su lugar
mucho más que el mío, y no por la puerta.
Damien terminó su comida, así que se sentó con los codos en la mesa, con las yemas
de los dedos en los labios.
- “Dile a Heath por qué viniste aquí”. Tuve que tomar manos en el asunto y hacer que
hablaran, como si fueran niños que no se llevaban bien en el patio de recreo.
Damien dio un suspiro tranquilo.
“Quería invitarte a pasar la Navidad”. Se aclaró la garganta. “Ustedes dos.”
Heath levantó la mirada y miró a Damien, como si acabara de extender un salvavidas.
-“Gracias.”
Damien aún no lo miraba.
-“Creo que debería irme…” Él comenzó a levantarse.
- “Siéntate,” dije mientras le apuntaba con el tenedor. “Es grosero dejar una comida
cuando otras personas no han terminado”.
- “Soy un tipo bastante grosero, así que…” Se encogió de hombros.
- “Voy a apuñalar este tenedor en tu ojo, ¿de acuerdo?” Moví el tenedor de vuelta al
plato.
Damien se quedó quieto y finalmente miró a Heath por primera vez.
- “¿Cuándo vas a renunciar?”
Me imaginé que sus conversaciones iban mucho mejor cuando no estaba allí, incluso si
sus discusiones eran hostiles. Pero en tiempos de paz, no tenían idea de cómo comportarse
unos con otros.
- “Solo necesito ocuparme de algunas cosas”. Heath bebió de su vino.
- “Eso no fue lo que pregunté”, ladró Damien.
-“Damien, relájate”, le dije.
-“Bebé, está bien”, dijo Heath. “Les dije que lo haría. Tienen derecho a preguntar “. Dio
otro mordisco y tragó. “Dos semanas, probablemente. No puedo dejar todo en este momento.
Estoy en medio de algo “.
Damien pareció satisfecho con esa respuesta y miró hacia otro lado.
Este no era el tipo de relación que quería que tuvieran, pero al menos era un comienzo.
Estaban en la misma habitación, en la misma mesa, comiendo juntos.

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- “¿De qué estás en medio?” Damien preguntó.
- “Damien”, espeté, sabiendo que no era asunto suyo.
Heath respondió sin dale importancia.
- “Estoy cazando a un traidor”.
Damien desvió su mirada hacia él, como si supiera exactamente de qué estaba
hablando.
- “Vox?”
“Sí”, dijo entre bocados.
- “¿Aún no lo has matado?” Damien preguntó.
Heath mantuvo la misma apariencia estoica.
-“Se fue. Tu conversación debe haberle avisado.
Damien suspiró.
- “Tengo que matarlo antes de irme”, dijo Heath. “Espero que no tarde tanto”.
- “Sí, yo tampoco”, dijo Damien. “Entonces, después de que te vayas, ¿vendrá el
próximo Rey del Cráneo a mi puerta y exigirá dinero?”
- “Probablemente”, dijo Heath sin rodeos. “Y espero que hayas aprendido tu lección…”
Damien miró hacia otro lado, visiblemente molesto.
- “Debería irme”. Se puso de pie y dejó el plato en el fregadero. “Tienes un buen lugar,
Heath. Avísame de dónde sacaste tu puerta. Se fue sin despedirse, bajo las escaleras hasta la
puerta principal.
Heath terminó de comer como si nada hubiera pasado.
- “Estás en casa temprano.”
Masticó mientras miraba al frente, su estado de ánimo de repente se volvió agrio.
Terminó el último bocado, abandonó bruscamente la mesa y entró en la cocina. Sus hombros
estaban tensos por la ira, todo su cuerpo echaba humo.
Me puse de pie y me uní a él en el fregadero.
-“No pensé que sería un problema tenerlo aquí”
- “¿Dónde está tu anillo?” Observó la pila de platos en el fondo del fregadero mientras
corría el agua. Observó cómo los trozos de comida y salsa se arrastraban por el desagüe en el
centro antes de golpear con el puño la palanca, deteniendo el agua.
Me tensé ante la pregunta, sintiendo el gran anillo metido en mi bolsillo.

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Se volvió hacia mí, mirándome con una potente mirada de decepción.
- “O úsalo o no lo uses. Pero deja de ir y venir. Giró su gran cuerpo hacia mí,
elevándose sobre mi pequeña estatura. “No gaste doscientos mil dólares para que lo metieras
en tu maldito bolsillo”.
La culpa me invadió cuando vi cuánto lo había lastimado.
- “Estás conmigo o no lo estás. Escoge.”
-“Simplemente no quería que mi hermano se enterara de que…”
- “Entonces díselo. O no lo uses. Tan jodidamente simple. Pasó junto a mí.
Lo agarré del brazo y lo atraje hacia mí.
- “Heath, lo siento. No estoy avergonzada de ti. Estoy segura de casarme contigo.
-Yo solo… no quiero anunciarlo de esa manera “.
- “¿No es así como las mujeres anuncian que están comprometidas? ¿Entrando en una
habitación con un diamante en la mano? Me miró con fastidio, como si todo lo que quisiera
hacer fuera subir a su gimnasio y hacer ejercicio durante unas horas. No quería pasar su tiempo
conmigo, a pesar de que siempre quería pasar su tiempo conmigo.
- “Pensé que mi padre dijo que no podías casarte conmigo hasta que renuncies…”
- “Si. Nunca dijo que no podía darte un anillo gordo y pedirte que te casaras conmigo.
Ya le pedí permiso. Dijo que podría tenerte si hago esto, y lo estoy haciendo “. Se acercó a mí y
levantó la mano. “No me importa una mierda si quieres usar el anillo o no. Pero me importa una
mierda cuando te lo quitas en el momento en que alguien viene. Es un compromiso. Estás
dentro o no lo estás. Jodidamente elige. Se dio la vuelta para dirigirse por el pasillo.
-“¿Heath?”
Suspiró y se dio la vuelta, como si no quisiera tener nada que ver conmigo.
Me acerqué a él mientras sacaba el anillo de mi bolsillo. Lo devolví a mi dedo, donde
pertenecía.
-“Lo siento. No volverá a suceder “.
Sus ojos ardieron en los míos, como si estuviera buscando mi sinceridad.
- “Eso significa que en Navidad…”
-“Sí, lo usaré”.
Ahora no parecía tan enojado, pero todavía estaba de mal humor, así que se alejó.
Acababa de llegar a casa, así que probablemente quería bañarse primero, relajarse con
una bebida en el sofá, descomprimir después de toda la mierda con la que tenía que lidiar todo el
día, así que lo dejé ir.

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Después de vestirme, fui a la cocina y agarré mi bolso del gancho en la parte superior
de las escaleras. Mis llaves y mi billetera estaban adentro, y esta era mi última oportunidad de
arreglar esto antes de Navidad.
Heath bajó las escaleras, con pantalones cortos de entrenamiento y camisa, su piel
brillante por el sudor. Se quitó los auriculares cuando me vio hurgando en mi bolso, sabiendo
que estaba tratando de irme si estaba vestida así.
-“Parece que te vas, pero eso no puede ser correcto…” Llegó a la escalera inferior y
luego se dirigió hacia mí, con la promesa de retribución brillante en sus ojos.
- “Porque específicamente te dije que no salieras de la casa sin mí”. Se detuvo frente a
mí, llamándome en el acto.
- “Mira, hay algo que quería conseguirte para Navidad”
-“No necesito nada para Navidad”.
- “Lo sé, pero yo…”
- “No soy un niño esperando regalos debajo del árbol en la mañana de Navidad. Soy un
hombre adulto que solo se preocupa por uno: mi prometida. Por lo tanto, guarda tu dinero y
mantén tu trasero en casa “. Se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
- “¿Heath?”
Se volvió hacia mí, claramente todavía enojado por el fiasco con el anillo.
- “Realmente necesito hacer esto.”
Sacudió la cabeza ligeramente.
-“No.”
- “¿Puede Damien llevarme?”
- “No necesito a otro hombre para proteger a mi mujer”. Sus ojos se entrecerraron.
“Nunca.”
Suspiré.
- “Entonces, ¿puede Balto llevarme?”
- “Lo siento, ¿Balto es otro hombre?” Dijo sarcásticamente.
Mantuve la boca cerrada.
- “Entonces no.”
- “Entonces supongo que necesito que me lleves”.
- “¿Eso no niega todo el punto?”
- “Conduciré y mantendrás los ojos cerrados”.

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No parecía en absoluto feliz por eso.
-“Te ubicaré en la entrada, mirando fuera de la tienda para que no sepas dónde estás. Y
luego volverás a cerrar los ojos cuando te acompañe al camión. Vamos por favor. Sé que te
gustará “.
- “No necesito nada, Catalina”.
Pisoteé mi pie.
-“Solo haz lo que te digo. Por favor.”
Cuando dije esa última palabra, se suavizó, sabiendo que no podía negarse, incluso si
todavía estaba un poco resentido.
-“Déjame ducharme”.
El árbol estaba decorado con luces blancas y adornos rojos y dorados. Trajo luz a la
casa, una sensación especial de alegría que hizo que este lugar fuera menos estéril. Ahora
realmente se sentía como un hogar en lugar de una cueva de soltero.
Me senté con él en el sofá, mi brazo se enganchó en el suyo. “¿Quieres ver una
película de Navidad?”
- “Por supuesto.”
Agarré el control remoto y hojeé los canales hasta que encontré uno bueno.
- “Amo a Solo en casa. Los dos primeros son geniales. El tercero es extraño… ni
siquiera tiene el mismo niño “.
Se quedó mirando la televisión sin comprender.
-“¿Lo has visto?”
Sacudió la cabeza.
-“Nunca he visto una película de Navidad”.
- “¿Nunca?” Pregunté incrédulamente. “¿Qué hacían tú y Balto?” Dejé de hablar
cuando recordé su infancia, que su padre había sido un borracho abusivo y había matado a su
madre. Me encogí porque me di cuenta de lo descuidada que era.
Su brazo se movió detrás de mis hombros y me acercó.
- “Bebé, está bien”.
- “Lo siento…”
- “De Verdad. Está bien.”
-“Bueno, veremos todas las películas de Navidad juntos”.
-“¿De Verdad?” preguntó, ligeramente sarcástico. “Creo que preferiría tener sexo”.

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- “Vamos, eso no es muy navideño”.
- “Si el sexo no es parte de las vacaciones, entonces probablemente no voy a ser un
gran admirador”.
Golpeé su brazo juguetonamente.
- “¿Tú y Balto se están juntando?”
- “No solemos hacerlo”.
- “¿Por qué no los invitamos y hacemos la cena de Navidad?”
- “¿Qué es la cena de Navidad?” Preguntó sin comprender.
-“Solo cenamos la noche de Navidad”.
Él se encogió de hombros.
- “Claro si tú quieres.”
- “Creo que será agradable. Los cuatro somos familia ahora.
Se volvió hacia mí, mirándome con una expresión sutilmente suave.
-“Sí … supongo que sí”.
- “Y el año que viene, vamos a tener un sobrino”.
Cuando me escuchó describir nuestra vida juntos, llamando a su familia mi familia, su
expresión cambió, como si fuera un futuro que lo entusiasmara como la Navidad entusiasmaba a
todos los demás.
-“Sí, eso será bueno”.
- “Será realmente agradable”. Me levanté del sofá y dejé caer mis pantalones cortos
junto con mis bragas mientras la película aparecía en la televisión. “Y puede haber mucho sexo
en Navidad”.
Sus ojos ignoraron la televisión por completo, moviéndose directamente a la cima de mis muslos
mientras se sentaba, ansioso por mí como si no me hubiera tenido esta mañana. Se bajó los
pantalones de chándal para que su polla pudiera liberarse. Todo su semblante cambió, se tensó
de una manera sexy, como si la conversación nunca hubiera existido.
Me senté a horcajadas sobre sus caderas y me moví sobre él, bajándome hasta que mi
sexo presionó contra el suyo.
Sus manos agarraron mis caderas, y me miró a la cara, las luces de Navidad se
reflejaban en sus ojos, dándole un brillo especial que era indescriptible. Era atemporal, como si
estuviera siempre arraigado en mi mente como uno de esos momentos especiales para mí, a
pesar de que no había nada diferente en comparación con otros momentos.

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Sus dedos se deslizaron por mi camisa hasta mi vientre, sin importarle las dos libras
que había aumentado en las últimas seis semanas. Tampoco le importaba que mi trasero fuera
más grande. De hecho, parecía disfrutarlo más, a juzgar por la forma en que le gustaba follarme
por detrás tan a menudo. Mis tetas también eran más grandes, y eso definitivamente le gustaba.
-“Ahora entiendo por qué todos aman la Navidad…”
Cuando me desperté la mañana de Navidad, inmediatamente me metí en la ducha y me
preparé para el desayuno con mi familia. Me peiné y maquillé más de lo habitual y tomé un
atuendo que había comprado solo para la ocasión.
Había gastado mis ahorros oficialmente, ya no tenía un euro a mi nombre porque gasté
todo lo que tenía en el regalo de Heath. Entonces, tuve que comenzar a usar su dinero para
comprar cosas, lo que no me molestó tanto como pensé.
Realmente no tenía otra opción.
Me dio una tarjeta de débito que había ordenado en el banco, dándome acceso a su
cuenta a pesar de que aún no era su esposa. Pero lo tomé porque no volvería al ballet hasta
febrero, y en este momento, ni siquiera estaba seguro de si era físicamente capaz.
Cuando terminé de prepararme, miré mi apariencia en el espejo, con un vestido rojo de
manga larga con medias negras debajo y botas negras hasta el muslo. Mi cabello estaba rizado
y la roca en mi mano izquierda acentuaba mi atuendo de una manera que solo podría haber
soñado.
Heath salió de la ducha con una toalla alrededor de su cintura.
-“Maldita sea, feliz jodida Navidad”. Se acercó a mí, doblando el cuello para besarme
mientras me agarraba el culo por las medias.
Sonreí en el beso.
- “Feliz Navidad.”
- “Perderás las medias”, dijo. “Quiero follarte en esto más tarde”.
- “Que romántico…”
Su mano se movió en mi cabello hasta que me agarró por la nuca, volviéndose posesivo
en solo unos segundos.
-“Soy romántico a mi manera”. Me dio un beso fuerte en la boca antes de soltarme,
notando el anillo en mi mano izquierda. “¿Estás segura de eso?”
Acuné mi mano con la otra, admirando el anillo más hermoso que había visto en mi
vida.
-“Si.”

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No dio ninguna reacción externa, pero había una leve mirada de aprobación en su
mirada.
-“Me vestiré”. Dejó caer la toalla, su pene era grande, incluso cuando no estaba erecto,
y entró en su armario.
Abrí mi mesita de noche y agarré la pequeña caja que había envuelto para Heath y la
llevé a la sala para colocarla debajo del árbol.
Pero cuando llegué allí, ya había un regalo allí.
Estaba envuelto en papel de regalo plateado, y en lugar de un lazo, un solo girasol
estaba encima. Era exuberante y lleno, como si acabara de ser arrancado. Era un marcado
contraste con el clima sombrío afuera, el frío amargo que cubría las ventanas porque Heath
mantenía este lugar cálido como un horno, para mí.
Agarré la etiqueta y la volteé.
Para: Girasol
De: Tu hombre
Nunca antes me había llamado Girasol, solo bebé, pero me quedaba tan perfectamente.
No esperaba que me diera nada porque la Navidad era un día festivo extranjero para él. Le
compré algo porque quería que tuviera una Navidad especial con un regalo especial. Me quedé
allí sentada un rato, mirando la caja, sin tener idea de lo que podría haberme conseguido.
Entró en la habitación un momento después, luciendo como un hombre nuevo con sus
jeans oscuros y un profundo suéter verde oliva, con zapatos de vestir que eran mucho más
elegantes que las botas que solía llevar. Lo había escogido todo para él, y llevaba la ropa sin
quejarse, lo cual era genial, porque se veía muy guapo.
Todavía estaba en el piso.
-“¿Me conseguiste algo?”
Se sentó en el sofá, inclinándose hacia adelante con los brazos sobre las rodillas.
- “Si.”
- “No tenías que hacer eso…”
- “Tampoco tenías que conseguirme nada”.
- “Bueno, no necesitabas conseguirme algo solo porque…”
- “Recibí tu regalo hace un mes”.
Entonces, él ya lo había elegido antes de que siquiera pensara en Navidad.
-“¿Quieres abrirlos ahora?”
- “Por supuesto.”

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Los agarré a ambos y me senté a su lado, entregándole su pequeño regalo.
- “Tú primero.” Lo puso sobre su muslo.
Agarré la flor y me la llevé a la nariz, inmediatamente pensando en el verano solo por el
olor. Los pétalos rozaron mi mejilla, haciéndome pensar en una pradera al sol ardiente.
-“Deberías llevarme a tu lugar en la Toscana alguna vez”.
-“¿Qué tal este verano?” Preguntó. “Tendremos una segunda luna de miel”.
Descansé la flor en el sofá a mi lado antes de romper la cinta que fijaba el envoltorio a la
caja. Lo arranqué, revelando una simple caja negra con tapa. Cuando quité la tapa, el contenido
estaba envuelto en papel de seda, como si fuera un par de zapatos. Aparté todo hasta que miré
un par de zapatillas de ballet rosa.
Eran hermosas.
Me di cuenta de que estaban bien hechas, y cuando miré la huella del diseñador en la
suela, solté un jadeo silencioso. Philippa Julio. Era una de las marcas más lujosas del mundo,
algo que nunca había podido pagar por mi cuenta.
Y eran rosas.
Mis dedos sintieron la tela, sintieron la envoltura, sintieron la conexión instantánea que
se formó en mi alma. Toda mi vida había bailado, y mirar las zapatillas me hizo darme cuenta de
cuánto lo extrañaba.
Su mano se movió a mi muñeca.
- “Bailarás de nuevo, Girasol”.
Me volví hacia él, mis ojos húmedos por su confianza, su creencia en mí.
-“Sé que lo harás, y vas a ponerte estos”.
- “Heath …” Una lágrima goteó por mi mejilla. “Oh, joder”. Lo limpié. “Mi maquillaje…”
-“Personalmente, creo que te ves mejor así”. Hizo una broma para aligerar el estado de
ánimo, sabiendo que su gesto era casi demasiado para mí.
Me sorbí la nariz.
- “Bueno, gracias. Los amo.”
- “Yo lo sé.”
Puse la tapa de nuevo en la parte superior, ocultando los zapatos de la vista.
- “No puedo esperar a verte ponértelos”. Se inclinó cerca de mí y me dio un beso en la
línea del cabello. “Y luego bailar en ellos”.
- “Sí yo también.” Puse la caja sobre la mesa, junto con la flor. “Ahora te toca.”

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Recogió su regalo y lo sostuvo entre las yemas de los dedos, notando lo ligero y
pequeño que era. “No es lencería, así que es una decepción”. Me dio una sonrisa amable antes
de quitar el envoltorio y llegar a la caja negra debajo. Cuando salió de la parte superior, vio la
simple banda negra dentro, el anillo de bodas hecho de un meteorito caído. No solo quería darle
una joya al azar hecha de oro o acero. Quería algo especial, así que renuncié a mis ahorros
para darle algo que ni siquiera vino de este mundo.
Lo examinó con los ojos entrecerrados, sus dedos deslizándose sobre el material como
si reconociera sus propiedades inusuales.
“Está hecho de meteorito. Hay un joyero especial que los hace… “
Se volvió hacia mí, sus ojos suaves y profundos, como si no supiera cómo sentirse por
mi regalo.
- “Me gustaría que lo usaras por el resto de tu vida…”
Lo deslizó sobre su mano izquierda, colocándolo en su dedo anular. Encajaba
perfectamente después de un suave empujón sobre sus nudillos. Luego lo examinó, volteando
su mano para verlo desde diferentes ángulos.
Era difícil de leer a veces, así que no estaba segura de cómo se sentía al respecto.
Pero esperaba que le gustara… o al menos el pensamiento detrás del gesto.
Finalmente se volvió hacia mí, dejando el anillo en su mano izquierda.
- “Me encanta.”
- “¿Si?”
Presionó su frente contra la mía.
- “Nunca me lo quitaré, bebé”.
Sabía que no era un pinchazo para mí, sino una declaración.
- “Y seré enterrado con eso”.
- “Sé que no es tan bueno como tu Cráneo”
- “Es mejor.” Se quitó el diamante de calavera y lo arrojó sobre la mesa de café, como si
realmente no significara nada para él. “Preferiría usar esto por el resto de mi vida que eso”.
- “¿Por qué tienes que elegir?” Susurré.
- “Porque tu padre me lo pidió”. Echó un vistazo al anillo en la mesa. “Es hora de
traspasar eso a otra persona”. Jugó con el anillo en su mano izquierda, girándolo alrededor de
su dedo. “El nuevo Rey del Cráneo”.

TRUTH
 PENELOPE SKY

Heath
Salí del camión y agarré los regalos del asiento trasero.
Catalina me miró desde la acera, luciendo sexy como el infierno con esas botas y con
ese anillo de diamantes en su dedo.
- “Sabes, lo estás manejando muy bien”.
- “Tus regalos no pesan mucho”. Me uní a ella en la acera.
- “No”, dijo con una sonrisa. “Quiero decir, pasar el día con mi familia. No pareces
nervioso en absoluto “.
La miré, sin entender la declaración.
- “¿Por qué estaría nervioso?”
-“No sé… nunca has hecho esto antes”.
- “Tu padre me dio el resumen, y tu hermano y yo hemos tratado de matarnos el uno al
otro. Desayunar juntos es como tomar una siesta, bebé. Subí los escalones hasta la puerta
principal.
Ella se unió a mí y me dio una leve sonrisa.
-“Olvidé que no le tienes miedo de nada”.
Solo tenía miedo de una cosa: perderla.
Ella abrió la puerta y entró.
-“Feliz Navidad, Patricia”.
- “Feliz Navidad, querida”. La abrazó y la besó en la mejilla. Cuando me vio, se puso
rígida, aún aterrada de mí.
Catalina lo tomó con calma.
-“Patricia, no creo que hayas conocido formalmente a Heath … mi prometido”. Era la
primera vez que decía esas palabras en voz alta.
Sonaba estupendo. Cambié las cajas a un brazo y estreché su mano.
Se relajó un poco, pero todavía tenía la guardia alta, como si acostumbrarse a mí le
llevara tiempo.
-“Están en el comedor”.

TRUTH
 PENELOPE SKY
Entramos al comedor donde había hablado con su padre, y había un gran árbol de seis
pies en la esquina, completamente decorado con luces y adornos. Los centros de mesa rojos y
verdes estaban a lo largo de la mesa, junto con platos cubiertos como si la comida ya estuviera
lista.
Damien estaba sentado junto a Anna, mientras que Richard estaba frente a ellos,
disfrutando de sus capuchinos mientras nos esperaban. Eran una familia normal, creciendo con
el tipo de riqueza y amor que nunca había tenido.
Pero Catalina me había dado todo el amor que no recibí hace tantos años.
- “Feliz Navidad”, dijo Catalina mientras nos anunciaba. Apenas llegó a la mesa cuando
Anna gritó.
- “Oh Dios mío.” Señaló la mano izquierda de Catalina. “¿Qué demonios es eso?”
Estaba sosteniendo los regalos, así que caminé hacia el árbol y los puse al lado del
resto. Catalina puede haber estado temiendo este momento, pero yo no. Hice lo que su padre
me pidió, hice un gran sacrificio, así que tenía todo el derecho de darle un anillo. Lo menos que
podía hacer era ponérselo y no ocultarlo.
Ella había tomado la decisión correcta.
Catalina extendió su mano izquierda, dejando que el diamante brillara debajo del
candelabro.
-“Hermoso, ¿no?”
-“Mierda, es hermoso”. Anna tomó su mano y la examinó, girándola para verla brillar.
Sabía que entrar en esta habitación sería tenso, por lo que el anillo rompió el hielo y lo
hizo menos incómodo.
Damien miró el anillo sin decir una palabra.
- “Me encanta”, dijo Catalina con orgullo.
Richard tampoco dijo nada, probablemente sorprendido por el repentino anuncio. Pero
se recuperó mucho más rápido que su hijo, y lo hizo con mucha más gracia. Lentamente se
puso de pie y abrazó a su hija con un abrazo y un beso en la mejilla.
- “Feliz Navidad, cariño”.
- “Feliz Navidad, papi”.
Él tomó su muñeca izquierda y examinó el anillo.
- “Es impresionante, como tú”.
Respetaba a su padre por ser desinteresado, por estar allí para su hija en lugar de
dejarse atrapar por sus propios sentimientos, como Damien.

TRUTH
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- “Es perfecto para ti”, susurró mientras dejaba caer su muñeca. “Me recuerda a la de tu
madre”.
- “Lo hace, ¿eh?” Dijo ella, mirándolo de nuevo.
Richard se volvió hacia su hijo.
- “Damien, levántate y felicita a tu hermana”.
Me paré al otro lado de la mesa, cerca del árbol, mirando la escena como espectador.
Damien apretó los dientes, como si no le gustara que lo mandaran, especialmente
cuando realmente no quería hacer lo que le dijeron.
Anna se levantó primero, así eso le facilitaría las cosas. Abrazó a Catalina, apretándola
fuerte como si estuviera realmente feliz por su amiga.
-“Estoy tan feliz por ti. Ese anillo es hermoso, niña.
“Gracias”, dijo Catalina mientras le apretaba la espalda.
Richard miró a su hijo.
Damien se puso de pie pero no se movió hacia su hermana. Me miró en su lugar.
-“Mi padre dijo que podías casarte con ella después de que dejaste a los Skull Kings, y
desde donde se eso no ha sucedido.”
- “No me casé con ella”, dije simplemente. “Solo le pedí que se casara conmigo”.
Cuando cerró la boca, apretó los dientes con fuerza.
- “Mantendré mi parte del trato”. Di la vuelta a la mesa, pasé detrás de Damien y me uní
al lado de Catalina.
Damien luchó más con esto, como si su odio por mí fuera tan fuerte que mis gestos no
fueran lo suficientemente buenos. Lanzó un profundo suspiro, como si estuviera más que
frustrado con todo esto.
Su padre se acercó a él, le puso la mano en el hombro y bajó la voz para que nadie más
pudiera oír. Pero entendí cada palabra.
- “¿Confías en tu hermana?”
Suspiró en voz baja.
- “Confío en ella”, susurró Richard. “Confío en que no nos pedirá que hagamos esto a
menos que este hombre sea tan importante para ella”. Somos una familia que se mantiene
unida y se apoya mutuamente. Tienes que dejar ir el pasado, Damien.
Él no dijo nada.

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- “Un hombre no se aleja de todo a menos que sea amor, Damien. Aceptó alejarse.
Concéntrate en eso, no en las otras cosas. Le dio una palmada en el hombro. “Venga.”
Mi respeto por él se multiplicó por diez.
Damien finalmente cooperó, caminando alrededor de la mesa hasta que estuvo cara a
cara con Catalina. Respiró hondo antes de soltar todo su orgullo.
-“Felicidades, gata”. Y la abrazó.
Ella se aferró a él con más fuerza que todos los demás, como si su aprobación fuera la
que más necesitaba.
- “Gracias…”
La besó en la línea del cabello antes de separarse.
- “Es un anillo hermoso”.
- “Sé que lo es”, susurró.
-“Exactamente lo que querías”. Él le dio unas palmaditas en el brazo y dio un paso
atrás.
Eso fue mejor de lo que esperaba. Luego me acerqué a Richard y le extendí la mano.
-“Feliz Navidad, señor”. Nunca había llamado a nadie señor en toda mi vida. Yo era el
jodido Rey del Cráneo. No le dije cosas así a nadie. Pero se merecía mi respeto.
Lo tomó, dándome una sacudida firme que desmentía su edad.
-“Feliz Navidad, Heath”.
Catalina nos miró, sus ojos un poco húmedos como si ese simple apretón de manos era
todo lo que quería para Navidad. Ella vivía para la aprobación de su padre, soñaba con tenernos
a todos juntos, a las personas que amaba.
Luego me mudé a Damien, sin molestarme con Anna hasta que descubriera cuál sería
su respuesta. Claramente no le gustaba tenerme cerca de su prometida, no después de lo que
había hecho. Extendí mi mano para estrechar la suya, saludándolo sin palabras.
Luchó con eso, luchó con él tanto como había luchado por felicitar a su hermana.
Nunca antes nos habíamos dado la mano, y ese fue el último clavo en el ataúd para su
aceptación. Una parte de él esperaba que simplemente me fuera, que cambiara de opinión
acerca de renunciar y desaparecería de la vida de su hermana. Pero ahora sabía que estaba en
esto para siempre, que no iría a ninguna parte. Entonces, él correspondió, colocando su mano
en la mía, dándome una sacudida firme con contacto visual.
- “Sé bueno con ella”.
Hablé antes de soltar su mano.

TRUTH
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- “Moriría por ella”. Eso era lo que un hombre quería escuchar, completa dedicación y
lealtad. Siempre sería fiel a ella, siempre la protegería. Eso ni siquiera necesitaba ser dicho.
El asintió.
Me volví hacia Anna pero no la toqué.
- “Feliz Navidad.”
Miró a Damien, esperando el permiso para acercarse a mí.
Damien deslizó sus manos en su bolsillo y miró al suelo mientras asentía.
Se acercó a mí con la mano extendida.
-“Bienvenido a la familia.”
Sonreí levemente.
-“Igualmente.”
- “Está bien”, dijo Richard. “La comida se está enfriando, así que comamos”. Se acercó
a la mesa y se sentó.
Me volví hacia Catalina, que me miró con una mirada que nunca antes me había dado.
Fue una mezcla de amor, gratitud y un millón de otras cosas que no pude identificar. La vi
acercarse a mí, la vi envolver sus brazos alrededor de mi cintura y besarme en la boca,
mostrando afecto como si no hubiera nadie allí.
- “Te quiero…”
Mi brazo rodeó su cintura y descansé mis labios contra su frente.
- “Yo también te quiero.”
La gran chimenea contra la pared del fondo estaba iluminada con altas llamas, y nos
reunimos alrededor del árbol en sillones, intercambiando regalos mientras disfrutamos
rebanadas de pastel y café. Catalina le entregó un regalo a Damien.
-“No tenías que conseguirme nada”, dijo mientras tiraba de la cinta.
- “Siempre me das algo”, argumentó.
-“Pero tú eres mi hermana pequeña”, dijo. “Se supone que yo.” Continuó rasgando la
envoltura.
Me senté al lado de su padre, pero no traté de hablar con él. No me pareció el tipo de
persona que necesitaba llenar el silencio con palabras porque estaba incómodo. Vi a Damien
abrir su regalo, un reloj para agregar a su colección.
- “¿Tienes familia?” Richard preguntó, pareciendo entender que había una buena
posibilidad de que no lo hiciera.

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- “Si. Mi hermano y su esposa vendrán a cenar a mi casa esta noche.
- El asintió.
-“¿Les agrada Catalina?”
Casi me burlo.
- “La aman”.
- “No me sorprende”, dijo con orgullo.
- “Mi hermano, bueno mi gemelo, en realidad. Hace unos meses, Catalina los vio a los
dos cenando. Ella no sabía que tenía un gemelo, así que asumió que la estaba engañando. Ella
persiguió a mi hermano en la acera, lo despidió y lo golpeó en la cara”.
Richard sonrió, como si encontrara la historia tan divertida como yo.
- “Y así fue como se conocieron”.
Se rio entre dientes.
- “¿Y todavía les gusta?”
- “Realmente hizo que a mi hermano le gustara más. Así es como somos.”
-“Catalina se parece mucho a su madre, ciertamente en apariencia. Pero no creo que se
dé cuenta de que heredo su lucha de mí “.
- “Sí me di cuenta.”
- “Estoy muy orgulloso de la mujer en la que se ha convertido. Nunca la crié para elegir
al hombre adecuado para cuidarla. La crié para cuidar de sí misma. Entonces, cuando elija a un
hombre, no lo hará porque lo necesita, es porque lo quiere “.
Miré a un lado de su rostro, viendo a un joven en sus ojos aún brillantes.
-“Me tomó un tiempo convencerla de que me diera una oportunidad”.
- “Ella es terca”, dijo de inmediato. “Ella también lo heredo de mi”.
- “No eres terco en absoluto”, le dije con sinceridad. “Damien lo es, sin embargo.”
Se rio de mi broma.
-“Si, él lo es.”
Catalina le entregó un regalo a Anna.
- “Esto es para ti.”
- “¿Qué le conseguiste para Navidad?” Me preguntó, continuando nuestra conversación
tranquila.
- “Zapatillas de ballet… en color rosa”.

TRUTH
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Volvió la cabeza más hacia mí, dándome toda su atención. Sus ojos se movieron de un
lado a otro mientras miraba los míos, como si necesitara más explicaciones.
- “Desde que se lastimó, ha tenido miedo de no volver a bailar nunca más. Pero sé que
lo hará… es solo un recordatorio “.
La aprobación se movió a sus ojos.
- “Ella probablemente ama eso más que el anillo”. Sus ojos se volvieron hacia ellos,
viendo a Anna sacar una blusa con una bufanda.
Me di cuenta de que era diferente conmigo que sus hijos. Lo escuché interactuar con su
hija en su departamento, y fue muy amable, gentil y cariñoso. No era nada como lo era ahora,
como si hubiera algo en mí que sacara a relucir este lado de él. Ni siquiera era así con Damien.
¿Por qué?
- “Me di cuenta de que no llevas puesto tu anillo”. No miró hacia mi mano derecha,
donde generalmente se encontraba mi diamante de calavera. “¿Eso significa que lo
entregaste?”
-“Aún no.” Moví distraídamente el nudillo desnudo, sintiéndome un poco fuera de
balance sin el peso en su lugar. “Todavía atando cabos sueltos. Pero tengo un sucesor en
mente “. Cuando me di cuenta de lo que había dicho, me volví hacia él. “¿Cómo supiste sobre
el anillo?” El Rey del Cráneo siempre llevaba una joya que simbolizaba su poder. Mi hermano y
yo pusimos nuestras manos en los anillos y los usamos como representación. Pero no veía
cómo lo sabría, a menos que Damien se lo dijera.
Volvió su mirada hacia mí por completo, sus ojos enfocados.
- “Esto se queda entre nosotros”. Bajó la voz aún más, asegurándose de que los otros
tres no nos escucharan.
Asentí de acuerdo.
Se inclinó hacia mí, sus codos contra los reposabrazos, la piel suelta en sus brazos
cubierta con viejas pecas.
-“Porque hace mucho tiempo… yo fui el Rey del Cráneo”.
Ya no veía a Catalina de la misma manera.
El secreto de su padre lo cambió todo.
Después de que mi familia se fue a casa esa noche, dejé todos los platos en el
fregadero para limpiar mañana, pero eso no me importaba ahora. Por mucho que había
disfrutado invitando a Balto y Cassini a celebrar nuestra primera Navidad como una familia de
cuatro miembros, mi mente había estado en otro lugar.
Ahora tenía un secreto que nunca podría compartir.

TRUTH
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Sin tener que preguntar, sabía que Damien no tenía idea.
Si lo hiciera, no me odiaría tanto. Era un secreto que Richard le ocultaba a su familia, y
me lo confió porque sabía que lo entendería. Por eso era diferente conmigo, por qué me dio una
oportunidad cuando Damien nunca lo haría. Fue por eso que me habló tan fácilmente,
conectado conmigo cuando parecía que no teníamos nada en común.
Todo tenía sentido.
Cuando mi familia se fue, finalmente estuve a solas con ella.
Puso los vasos en el fregadero y se volvió hacia mí, con los ojos un poco adormilados
por el vino que había bebido durante todo el día.
-“Bueno, creo que fue una linda Navidad”.
No escuché ni una palabra. Me acerqué a ella, arrinconándola contra el mostrador de la
cocina hasta que mis manos se aferraron al borde a cada lado, sin darle salida, a pesar de que
nunca huiría de mí.
Ella se tensó, su espalda se enderezó por la rigidez, las palabras murieron en su boca
porque sabía que ahora no era el momento de hablar.
Respiré fuerte mientras la miraba, mirando esos ojos verdes como si fueran un tesoro
enterrado. Ella ya era el amor de mi vida, la mujer que me robó el corazón la noche en que
básicamente citó a Beyoncé y me sacó del juego. No podía recordar el momento en que me
enamoré, pero ahora entendía por qué. Siempre estuve enamorado de ella, me sentí así antes
de cruzarnos, porque esos sentimientos habían sido programados al nacer.
-“Estamos destinados a estar juntos.” Contuve su mirada, necesitando que ella
entendiera lo que estaba diciendo, necesitando que creyera en el destino como yo creía en él,
con mi propio corazón.
Amaba a la hija de un Rey del Cráneo, y todo tenía sentido.
Ella era todo lo que quería en una mujer. Era dura como el acero, luchadora como una
loca, argumentativa como un dolor en el trasero. No soportaba la mierda porque era de la
realeza, hija de un rey.
Ella estaba hecha para mí.
Jodidamente hecha para mí.
Pero nunca podría decirle por qué, nunca traicionaría la confianza de su padre, y
llevaría su secreto a la tumba.
Miró fijamente la expresión intensa en mi rostro, su cuerpo aún rígido porque podía sentir
las emociones pulsantes dentro de mí, el caos dentro de mi mente. Pero luego sus ojos se
suavizaron con mis palabras, de la forma en que las quise decir con cada parte de mi corazón.
-“Lo sé…”

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Quería creerle, pero no había forma de que ella pudiera creerlo como yo creía.
- “Lo digo en serio. El universo te hizo para mí. Mis manos se movieron hacia su rostro,
ahuecando sus mejillas, mirándola de una forma tan intensa llena de excitación que nunca pensé
que fuera físicamente capaz de sentir. Todas nuestras otras noches juntas parecían mansas en
comparación con esto.
Sus dos manos agarraron mis muñecas, mirándome mientras su pecho subía y bajaba
con respiraciones profundas.
-“Por qué me estás diciendo esto…?”
Nunca podría decirle, nunca podía compartir ese hecho con ella a pesar de que quería
desesperadamente.
-“Solo lo sé… y quiero que lo sepas”. Mis manos inclinaron su barbilla hacia arriba, y
devoré su boca, besándola más fuerte que nunca, como si fuera la primera vez que la tuviera, la
primera vez que sería mía.
- “Jodidamente te amo … con toda mi maldita alma”.

TRUTH
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Catalina
No tenía idea de lo que le había pasado a Heath.
No podía tener suficiente de mí.
Estaba encima de mí, su pesado cuerpo presionándome contra el colchón, el sudor
rozando mi piel mientras se movía. Me lo dio lento y profundamente, su resistencia mejor que
nunca. Quería estar conmigo todo el tiempo en estos días, a veces no se molestaba en preparar
la cena y solo pedía una pizza porque prefería hacer esto, no era como él en absoluto.
La Navidad había sido días atrás, y cada vez que no estaba en el trabajo, me hacia
esto.
El amor
Me agarró fuerte, me besó fuerte, me folló duro, hizo todo difícil. A veces, su cuerpo se
sacudía cuando me tenía, como si el fuego en su alma lo consumiera por completo. Él chupó mi
labio inferior en su boca ahora, el sudor de su frente mezclándose con nuestro beso. Tal vez la
aprobación de mi familia le hizo darse cuenta de que nunca me perdería y eso lo excitó de una
manera que nunca antes lo había hecho. Mi anillo siempre estaba en mi dedo, y nunca me lo
quité, incluso cuando me duchaba.
Su brazo se deslizó por debajo de mi espalda baja y me levantó, sosteniéndome sin
esfuerzo mientras me empujaba, profundizando el ángulo y haciéndome estremecer mientras
mis tetas rebotaban. Me miró a los ojos mientras me hacía el amor, mientras me consumía, me
conquistaba. Ni siquiera estábamos casados todavía, y él trató esto como una luna de miel.
Me dolía tenerlo tan profundo, pero vine de todos modos porque la mirada en sus ojos
era tan feroz, como si me quisiera más que nunca y que el amor había alcanzado nuevas alturas,
alturas increíbles.
Me tiró de él, soltándome al mismo tiempo, nuestros cuerpos resbaladizos rodeándose.
Me besó cuando terminó, me besó como si no estuviera satisfecho en absoluto. Fue un
beso lleno de deseo, el sabor de su sudor potente en su lengua. Cuando salió de mí y se bajó,
inmediatamente fue al baño para enjuagarse en la ducha, como si tuviera la intención de ir a
trabajar.
Me quedé allí, sintiéndome adolorida ahora que las hormonas se habían ido.
Jesús, nunca me habían follado así en toda mi vida.
Subí las sábanas por mi cuerpo a pesar de que estaba cálida y sudorosa. Pero estaba
lista para dormir..

TRUTH
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Salió minutos más tarde y se dirigió a su armario. Se puso la camisa de manga larga,
los jeans y se puso sus pesadas botas. Su anillo de calavera ya no estaba en su mano, así que
no estaba segura de qué había hecho con él. Agarró su teléfono y lo guardó en su bolsillo
trasero.
-“Te veré en la mañana”. Se inclinó sobre mí y me dio un beso de despedida.
- “Adiós. Te amo.”
Besó mi cuello antes de enderezarse.
- “También te amo bebé.”
Luego se fue.
Me desperté de golpe cuando escuché un sonido que nunca antes había escuchado en
mi vida.
Como si un tren acabara de estrellarse contra un edificio.
El sonido era demasiado fuerte para ser algo que había soñado. Mi adrenalina se
disparó y mi corazón se aceleró como si mi vida estuviera en peligro. Era demasiado extremo
para ser algo que acababa de inventar.
Entonces lo escuché de nuevo.
Provenía del otro lado de la casa, cerca de la entrada.
Salté de la cama y me puse la ropa. Casi me tropiezo al ponerme mis jeans, y mi
cabello quedó atrapado en mi suéter cuando empujé mi cabeza por el agujero del cuello. Cogí
mi teléfono y corrí por el pasillo, llegando al monitor en la pared que mostraba la alimentación de
la cámara.
- “Mierda”. Me tapé la boca cuando vi al grupo de hombres afuera de la puerta principal,
llevando un gran cilindro de metal que golpeaban contra la puerta principal, tratando de romperlo
como si fueran los romanos que habían venido a conquistar.
No sabía qué demonios hacer.
Podría abrir el garaje y alejarme, pero eso parecía demasiado arriesgado.
Probablemente había hombres esperando que hiciera eso. Me imaginé que estaban aquí por
Heath, o sabían que se había ido… y que estaba sol .
Llamé a Heath mientras corría por el pasillo hacia el dormitorio, donde estaban las
armas.
Él atendió de inmediato.
-“Voy en camino.” Estaba tranquilo a pesar de que sabía exactamente lo que estaba
sucediendo en nuestra puerta. “Les llevará mucho tiempo atravesar la puerta, así que no te
asustes”.

TRUTH
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- “¿No te asustes?” Pregunté incrédulamente. “Jesús, hay al menos veinte de ellos…”
- “Escúchame.” Me hizo callar porque no había tiempo. “Coge un rifle automático del
armario. Todos están cargados “.
- “No sé cómo usar un arma. Nunca me mostraste…
-“Puedes hacerlo bebe. Presiónalo contra tu hombro, no sobre tu clavícula.
Ahora me estaba asustando mucho.
-“¿Realmente voy a tener que dispararles a estos tipos?”
- “Es por si acaso”.
Dios mío, no podía creer que esto estuviera sucediendo. El fuerte gong sonó de nuevo,
haciéndome saltar y gritar.
El no reaccionó.
-“Estaré allí tan pronto como pueda. Llame a Balto…
- “No quiero que arriesgue su vida por mí”. Él iba a ser padre. Si algo le pasara…
-“También llamé a Damien”.
No, no mi hermano.
-“Pero llegaré allí primero. Yo me ocuparé de esto. Lo prometo.”
- “Oh, Dios mío… oh Dios mío”.
- “Bebé, vamos”. Me dio un amor duro. “Quédate en nuestra habitación, apunta esa
pistola y mata a cualquiera y mándalo al infierno”.
-“Bueno…”
-“Estare ahí pronto.”
- “Bueno.”
-“Te quiero.” Lo ladró como si se lo estuviera diciendo a uno de sus hombres, no a su
mujer.
- “Yo también te quiero.”
Hizo clic.
Puse mi teléfono en mi bolsillo y luego agarré uno de los rifles del cajón.
Mierda, era pesado.
Encontré el seguro y lo quite, luego sostuve el rifle con ambos brazos, manteniendo la
culata del arma contra mi hombro. Luego esperé, escuché el gong cada cuarenta y cinco
segundos como un reloj. Esto no era lo mismo que cuando Heath me coló en el auto. Él era

TRUTH
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solo un chico, así que tuve una oportunidad. En este momento, había veinte hombres tratando
de derribar una sólida puerta de acero para llegar a mí.
Para no hacer nada bueno.
Entonces, sí… estaba jodidamente asustada.
Luego el sonido cambió, como si las dos puertas se hubieran abierto y se hubieran
estrellado contra las paredes.
- “Mierda, eso no es bueno…”
Los gritos de los hombres vinieron desde abajo, gruñidos fuertes como si hubieran
bajado el cilindro grande que habían usado para derribar las puertas y entrar. Luego sonaron
pasos mientras corrían escaleras arriba.
-“Mierda… mierda … mierda”. ¿Dónde diablos estaba Heath?
Un hombre habló en la casa, su voz profunda, burlona.
-“Sal, bebé. Dale un beso a papá “.
Mi dedo descansaba contra el gatillo, al ver a los hombres alcanzar la parte superior de
las escaleras y entrar en la casa.
Mi casa.
Salí de la puerta para que no me vieran de inmediato.
Cuando no hubo respuesta de mi parte, las burlas continuaron.
- “Esta bien. Me encanta el escondite de todos modos “.
Sonaron pasos fuera de la habitación cuando los hombres salieron por el pasillo,
dirigiéndose directamente hacia mí como si supieran exactamente dónde estaba la habitación de
Heath, y allí es donde me estaría escondiendo.
Mi corazón latía muy rápido.
El tiempo se ralentizó porque sabía que estos podrían ser mis últimos momentos de la
vida.
Pero no iba a morir tan fácil.
Cada minuto contaba, y Heath podía llegar en cualquier momento. O balto. O mi
hermano. Entonces, lo que hiciera ahora realmente podría marcar la diferencia.
Me llené de valor.
-“Saluda a mi pequeño amigo, imbéciles”. Entré en la puerta, justo donde se
encontraban seis de ellos, mirando por las otras puertas como si estuviera allí. Apreté el gatillo y
no lo solté.

TRUTH
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El poder del arma casi me hizo retroceder. Pero mantuve mis pies plantados con fuerza
contra la madera y no solté el gatillo, la ametralladora disparó disparos contra los muchachos,
haciéndolos caer al suelo como moscas.
El humo se levantó del cañón de mi arma.
No podía creer que acababa de hacer eso.
- “No voy a mentir”. La voz burlona regresó, sin rostro. “Eso fue bastante
impresionante”.
Apreté el gatillo, sin señalar a nadie en particular. Pero se me acabaron las balas.
-“Sí, eso es con lo que también contaba”.
Tiré la pistola al suelo y regresé al armario para agarrar otra.
Sus pasos sonaron.
- “Bebé, mira a tu papá”.
Abrí un cajón y encontré una pistola.
Disparó su arma, haciendo que el vidrio sobre el gabinete se rompiera.
Me quedé quieta, respirando con dificultad mientras estaba allí, incapaz de mirar a mi
atacante a la cara. Sentí que estaba en el sótano otra vez, impotente. Mi cara comenzó a doler
porque esas viejas heridas de repente se sentían nuevas.
- “Mírame.”
Rechacé.
- “Mírame, o comenzaré disparándote en el pie, luego en la mano, y luego empujaré este
barril por el culo y apretaré el gatillo”.
¿Por qué exploté todas esas balas cuando no era necesario?
Lentamente me volví hacia él, obligándome a no reaccionar cuando vi su rostro.
Su cara asquerosa.
Con ojos oscuros, una cicatriz en un ojo y una mirada maníaca de victoria en su rostro,
era puro malvado.
Prefiero morir antes que dejar que me toque.
- “Ven aquí.” Bajó su arma y asintió.
- “No.”
Sus ojos se entrecerraron, acompañados de una sonrisa.

TRUTH
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- “Esa palabra nunca había sonado tan sexy hasta ahora. Voy a disfrutar esto mucho
más de lo que debería “. Metió su arma en la parte posterior de sus jeans y luego vino por mí.
El cristal en la parte superior de la estantería estaba roto, así que agarré la pistola que
estaba allí y luego le apunté a la cara.
Pero fue demasiado rápido y me lo quitó de la mano antes de agarrarme por el cuello y
levantarme del suelo.
Agarré sus muñecas mientras luchaba por respirar, el dolor insoportable mientras todo
mi peso corporal colgaba de la parte superior de mi cuerpo.
-“Bebé, nadie me dice que no”. Me dejó en el suelo y mantuvo su brazo alrededor de mi
cuello, arrastrándome por el suelo hasta la puerta.
Jadeé por aire, mi tráquea finalmente se abrió de nuevo.
Me arrastró hacia adelante, como un maldito perro.
-“Catalina”. La voz aterrorizada de Heath resonó por toda la casa, sonando diferente a
como lo había hecho antes, sonando como un hombre con mil heridas de bala.
- “Dormitorio-“
El hombre me sacudió con fuerza, haciéndome callar.
- “El hombre del momento. Me alegra que te hayas tomado el tiempo de tu agenda para
presentarte “. Me colocó en la puerta, su brazo alrededor de mi cuello mientras me abrazaba.
Heath estaba de pie con la pistola a su lado, respirando con dificultad, como si cada
respiración fuera dolorosa para él. Parecía desarmado, muy derrotado. Su rostro estaba teñido
de ira, pero sus ojos estaban desconsolados, como si prefiriera morir antes que tener que mirar
esto.
- “Hazte a un lado, Heath”. El hombre me empujó un poco hacia adelante, usando mi
cuerpo para proteger el suyo.
Levantó su pistola.
- “Adelante.” Forzó mi cabeza a bloquear la mayor parte de su rostro. “Espero que
tengas un buen objetivo”.
La mano de Heath tembló mientras sostenía el arma, furioso porque no había nada que
pudiera hacer. Tenía todo el poder del mundo, pero ninguno por el momento.
- “Hazte a un lado. Me llevo a tu chica conmigo “. Me obligó a avanzar, apretando mi
cuello con fuerza, apenas podia respirar. “¿Sabes lo que voy a hacer con ella, Heath? Soy un
tipo pervertido, así que usa tu imaginación “.
Heath estaba tan enojado que sus ojos comenzaron a cubrirse de humedad.

TRUTH
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-“¿Qué quieres, Vox? ¿Me quieres?” Levantó las manos en el aire. “Tómame. Ella no
es la que quieres “. Se tocó el pecho con la mano. “Aquí estoy.”
- “Y te tengo a ti, más de lo que lo haría si te estuviera tocando”. Me empujó hacia
adelante otra vez. “Dile a tus hombres que retrocedan. O podría romperle el cuello ahora
mismo. ¿Cómo quieres que esto se desarrolle? Me pateó la rodilla y me obligó a bajar,
moviendo su mano hacia las raíces de mi cabello, arrastrándome por el piso.
Intenté no gritar, pero un mechón de mi cabello salió volando.
Vox se detuvo de nuevo.
- “Muévete.”
Miré hacia arriba desde el piso, viendo el techo, ya no podía ver la cara de Heath. Pero
noté el arma en la parte posterior de la cintura de Vox, su camisa ligeramente metida en sus
jeans porque la tela se había enganchado cuando la había empujado allí.
- “Déjala ir”, dijo Heath. “Y me pegaré un tiro en la cabeza”.
Vox estaba callado, como si no hubiera esperado ese tipo de oferta.
- “Eso es lo que quieres más que a ella. Déjala ir y lo haré “.
- “Hmm … eso es tentador, pero-“
Me empujé hacia arriba y gemí cuando él tiró de mi cuero cabelludo, pero tuve el arma
en mis manos. Hice clic en el seguro como segunda naturaleza y luego lo apunté a su cuerpo,
sin siquiera ver a dónde apuntaba. Apreté el gatillo.
Tropezó cuando la bala entró en su espalda, su mano soltó mi cabello.
Le disparé de nuevo.
Cayó al suelo.
Me arrastré hacia él y apunté el arma a su cara, apretando el gatillo una y otra vez,
derramando sangre, carne y cerebro por todo el lugar. Seguí apretando el gatillo incluso cuando
el cañón estaba vacío, el arma hacía clic porque no tenía munición.
- “¡Maldito gilipollas!” Golpeé mis manos contra su pecho, golpeé el arma contra su
rostro ya destruido. “¿Quién coño crees que soy?” Las lágrimas brotaron de mis ojos porque
estaba tan enojada, tan loca.
- “Bebé.” Heath vino detrás de mí, sus manos agarraron mis brazos para estabilizarme,
para empujarme hacia su pecho. “Bebé, shh …” Me atrajo contra él, sus latidos fuertes contra mi
espalda. “Él ya se fue.”
Me desplomé contra él, pateando el cadáver a mis pies. Sollocé, cruzando los brazos
sobre mi pecho mientras cedía ante el miedo, el terror, el alivio.
Heath me sostuvo, sus labios presionados contra la parte superior de mi cabeza.

TRUTH
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Se oyeron pasos cuando alguien corrió hacia la parte superior de las escaleras.
-“¿Se encuentra ella bien?” Su voz era idéntica a la de Heath, así que sabía que era
Balto.
Heath levantó la mano, como si estuviera silenciando a su hermano.
Otro par de pasos sonaron a toda velocidad.
-“¿Dónde está ella?” La voz de mi hermano era fuerte, exigente, aterrorizada.
Balto bajó la voz.
-“Ella está bien…”
Heath no me dejó.
- “Solo danos un minuto”.
Damien no respondió, como si verme a viva fuera suficiente para él. Luego, él y Balto
volvieron a bajar las escaleras.
Heath me sostuvo allí, dejándome llorar contra él, dejándome liberar el terror que había
estado sosteniendo en mi pecho durante los últimos diez minutos.
-“Está bien, bebé… está bien”.
Heath ahuecó mi mejilla mientras me miraba, sin miedo a que se formaran lágrimas en
sus ojos cuando me miró, sabiendo que estaba a salvo, ilesa, solo reflejaba molestia. Presionó
su frente contra la mía antes de besarme.
-“¿Estás bien?”
Asenti.
-“Mataste a la mitad de los hombres por tu cuenta”.
Todavía no estaba completamente segura de lo que había sucedido. Fue un jodido
borrón.
- “Y sacando el arma de sus jeans… ruda”.
- “Solo estaba tratando de salvarnos…”
-“Lo sé.” Sus pulgares limpiaron mis viejas lágrimas. “Lo sé. Todo está bien ahora. Él
está muerto. Sus hombres están muertos. Se acabó.”
Asenti.
- “¿Bien?”
Asentí de nuevo.

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- “Quiero seguir acaparándote, pero no puedo”. Se apartó de mí y caminó hacia la parte
superior de las escaleras. “Ella está lista ahora”.
Mi hermano subió las escaleras de dos en dos para llegar a mí. Corrió a través de la
habitación hasta que me alcanzó, su pecho golpeó el mío mientras me abrazaba con fuerza,
envolviendo sus brazos alrededor de mí, apretándome como si quisiera asegurarse de que fuera
real.
- “¿Estás bien?”
- “Estoy bien. ¿Qué pasa contigo?”
- “Solo es un rasguño”. Se apartó y me miró a la cara, viendo mis ojos húmedos. “Se
han ido todos. Lo comprobé tres veces.
-“Lo sé, Damien. Es solo que… es mucho para asimilar “.
- “Heath me contó cómo te defendiste… estoy orgulloso de ti”.
Sacudí mi cabeza.
- “No tenía idea de lo que estaba haciendo”
- “Todavía pateaste traseros”. Me apretó los brazos antes de soltarme.
- “Por favor, no odies a Heath…” Finalmente lo tenía en mi vida, y luego sucede esto.
No quería que mi familia se volviera contra él otra vez. Quería que cada día fuera como la
Navidad.
Sus ojos se suavizaron.
-“Lo haría… pero dijo que hoy es su último día”.
- “¿Lo es?” Susurré.
El asintió.
“Vox era su cabo suelto… y se acabó. Si Balto y Bones pueden tener una vida tranquila,
no veo por qué Heath tampoco puede hacerlo “.
- “¿Quién es Bones?”
Sacudió la cabeza.
- “No importa.” Sus ojos buscaron mi cara, como si se preguntara si realmente estaba
bien.
-“Estaré bien.” Respondí su pregunta no formulada. “Solo necesito algo de tiempo”.
- “Bien.” Envolvió su brazo alrededor de mi hombro y caminó conmigo hasta la parte
superior de las escaleras. “Ustedes pueden quedarse conmigo si necesitan tiempo para, ya
sabes, limpiar este lugar. O en la rosa toscana. Hades te dará la mejor habitación del lugar,
gratis.

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-“Gracias, Damien”.
Heath me observó caminar de regreso a él, aun mirándome con el mismo amor intenso,
como si su amor por mí solo se hubiera profundizado después de lo sucedido.
- “¿Cómo está tu hermano?” Yo pregunté.
- “Está bien”, respondió, sus ojos sin pestañear sobre mí. “Tengo que ocuparme de
algunas cosas. Quiero que te quedes con Damien esta noche.
-“Qué…?” Mis labios se hundieron en un ceño fruncido. “¿Por qué? No voy a dormir…
- “Quiero limpiar este lugar, y tengo que hacer algunas cosas en el metro”.
- “Damien me dijo que hoy es tu último día…”
- “Lo es. Voy a renunciar formalmente. Te recogeré de camino a casa “.
No quería estar sin él, ni siquiera por un segundo, no después de lo que pasó.
-“Quiero dejar esto atrás. Quiero traerte de vuelta aquí y comenzar nuestras vidas
juntas.
Suspiré con frustración, pero no discutí.
-“Bien…”

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Heath
Estaba jodidamente cansado.
Amanecía en este punto.
Maté a los de mi clase, los hombres a los que Catalina no les había inyectado plomo.
Fui el primero allí con mis muchachos, y sacamos a la mayoría de ellos antes de que Damien
llegara después.
Fue una batalla rápida en la esquina de la calle.
Cualquier duda que mis hombres tenían sobre mí desapareció después de lo que Vox
intentó hacer. Ni siquiera vino detrás de mí personalmente, vino después de la mujer que amaba.
Entonces, mientras limpiaban y reparaban mi casa, pasé mi última noche con ellos,
anoche bebiendo cerveza y hablando de nuestras conquistas. Me senté en mi trono por última
vez, mirando las filas de mesas llenas de las personas más cercanas a mí.
La mesa de Vox estaba vacía.
Lo meterían en un bidón de aceite y lo dejarían caer en algún lugar del Mediterráneo.
Mi mandato como el Rey del Cráneo había sido de corta duración. Una vez que me
hice cargo después de Balto, esperaba tener las riendas mucho tiempo. No iba a dejarlos por
una mujer, imaginé mi vida como una serie de imágenes de alcohol, dinero y prostitutas.
Pero ni siquiera duré tanto como él.
Apenas había sido el Rey del Cráneo un año antes de retirarme.
Un poco patético
Pero con Catalina en casa, sabía que aún me sentiría como un rey.
Porque ella era la Reina.
Tenía el mismo tipo de criminalidad en sus venas que yo, pero también estaba envuelta
en un hermoso arco de inocencia, sin tener idea de qué tipo de historia había en su sangre, de
dónde venía esa lucha, de dónde sacaba ventaja.
Entonces, tenía algo que me recibiera cuando llegara a casa.
El resto de mi vida.
Steel se sentó a mi lado.
- “Todavía pareces enojado”.
Me volví hacia él, mi mente en otro lado.
- “Solo un poco sentimental”.

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- “¿Sentimental?” Preguntó. “Me sorprende que incluso sepas lo que significa esa
palabra”.
Le di una mirada burlona.
- “¿Por qué estas sentimental?” Preguntó, poniéndose serio.
Deslicé mi mano en el bolsillo delantero de mis jeans y saqué el anillo. Lo levanté,
mirándolo por última vez, me resulta difícil separarme del símbolo más grande de mi identidad.
Fue un pedazo de mí. Pero ahora, me pondría un anillo nuevo.
Los ojos de Steel se entrecerraron.
Se lo extendí a él.
Estás a cargo ahora, hombre”.
El agarre en su cerveza se aflojó hasta que comenzó a gotear sobre el borde. Se
corrigió rápidamente, sacudiéndose la cerveza que se derramaba sobre su rodilla.
-“Heath, ¿de qué estás hablando?”
- “Es hora de que siga adelante. Eres mi reemplazo “.
- “No entiendo.” Él dejó la cerveza. “Eres un gran Rey del Cráneo. ¿Por qué querrías
irte?
Por eso amaba a Steel. Siempre me fue leal, incluso cuando el poder colgaba justo en
frente de él.
- “Es hora de que siga adelante”, repetí. Puse el anillo en su mano. “Úsalo bien”.
Miró el anillo en su palma, viéndolo brillar como un prisma, y luego cerró los dedos
alrededor de él antes de asentir levemente.
- “Estoy a solo una llamada de distancia”. Lo palmeé en el hombro antes de ponerme de
pie, sintiendo el peso de mis hombros ahora que había sacrificado el título que pensé que nunca
arrojaría. Alejarme de mi poder fue más difícil de lo que parecía. Di una respuesta inequívoca
cuando Richard me puso en el acto, pero ese fue el precio que tendría que pagar para tener a su
hija, y lo pagué.
Pasé junto a los chicos, les di una palmada en los hombros, les di la mano, dije unas
últimas palabras, dejé que el tiempo se detuviera mientras me alejaba de mi reinado de poder y
volvía a la vida de civil. Tenía suficientes ahorros para cuidarnos por el resto de nuestras vidas,
pero ella nunca me preguntó sobre mis finanzas.
Porque a ella no le importaba.
Salí de allí por última vez. Cerrando ese capítulo de mi vida.
Y abriendo uno nuevo.

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- “Pareces estar bien, considerando todas las cosas”. Balto se sentó en el sofá opuesto
mientras la luz de la mañana llenaba la sala de estar. Cassini todavía estaba dormida,
probablemente dando vueltas y vueltas mientras su marido no estaba, arriesgando su vida …
otra vez.
Me encogí de hombros.
-“Pensé que duraría mucho más que esto”.
Él se encogió de hombros.
- “Yo también.”
- “Wow, soy un coño aún más grande que tú…”
- “Oye, arriesgué mi cuello para salvarte el culo”
-“El culo de Catalina. Y ella tiene un buen culo.
Él rodó los ojos.
- “En serio, ¿estás bien? No podría haber sido fácil renunciar a tu anillo “.
-“No fue así”.
- Me miró por un rato.
- “Pero Catalina me dio un anillo para usar … así que ese será mi reemplazo”.
El asintió.
- “Y ella lo vale”.
Él asintió nuevamente.
- “No es fácil, no es impredecible, pero… de alguna manera es la experiencia más
emocionante”.
Podía imaginar eso con Catalina, una vida larga y feliz, una vida llena de su lucha y mi
terquedad.
-“Te voy a decir algo. Se queda entre nosotros. Señalé entre nuestros pechos.
“Tampoco puedes decirle a Cassini”.
- “Sabes que soy una bóveda cerrada llena de secretos”. Se quedó mirando su vaso.
- “Cuando estaba con su familia en Navidad, estaba hablando con su padre…”
Levantó la cabeza y me miró.
Después de una larga pausa, terminé la declaración.
- “Solía ser el Rey del Cráneo”.

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Balto tenía la mejor cara de póker del mundo, pero ni siquiera él pudo ocultar su
sorpresa ante la revelación.
- “Por eso él y yo… hacemos clic”.
- “¿Cuándo?”
Sacudí mi cabeza.
- “No lo dijo. No pregunté Realmente no importa de todos modos “.
- “¿Cuántos años tiene él?”
- “En sus setenta”.
- “Entonces, esto debe haber sido como treinta, cuarenta años atrás”.
- “Si.”
- “Los Skull Kings han existido por casi cien años”. Balto hizo girar su bebida antes de
ponerla sobre la mesa. “Ha tenido muchos miembros, muchos gobernantes”.
- “Si.”
- “¿Catalina no lo sabe?”
Sacudí mi cabeza.
-“Me dijo que nunca le dijera a ella. Damien tampoco lo sabe “.
- “Pero él te lo dijo… creo que esa es la mejor aprobación que vas a obtener”.
- “Si.” Temía a su padre como todos los hombres temían a sus suegros, pero una vez
que lo conocí, sentí que estaba con un amigo cercano, alguien con quien podía hablar, alguien
que me entendía… aunque él no me conocía Pensé que era solo respeto, respeto por la forma
en que amaba a su hija, pero luego me di cuenta de que era más profundo que eso.
Él era un líder, y yo también.
Éramos dos caras de la misma moneda.
Balto soltó una risita tranquila.
“Te casas con la hija de un ex Rey del Cráneo… ¿Cuáles son las probabilidades de
eso?”
Cero.
Jodidamente cero.
Patricia me dejó entrar, menos tímida a mi alrededor ahora que oficialmente era
miembro de la familia.

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-“Le haré saber a Catalina que estás aquí. Creo que todavía está dormida arriba…
“Cuando se dio vuelta para alejarse, Richard se quedó allí.
Llevaba un suéter de color burdeos y jeans oscuros, un reloj brillante en su muñeca.
Tenía un poco de estómago y canas, pero también tenía la musculatura de un hombre que solía
ser fuerte. Cuando lo secuestré, nunca lo vi en persona, solo le dije a uno de mis secuaces que
lo hiciera. Si lo hubiera visto con mis propios ojos, me preguntaba si el resultado hubiera sido
diferente.
- “Heath, ven conmigo”. Asintió hacia el comedor antes de darse la vuelta y alejarse.
Lo seguí, entré en la habitación y lo vi moverse hacia una mesa más pequeña al lado,
bañada por la luz del sol desde las ventanas de la catedral. Se sentó frente a un tablero de
ajedrez, las piezas alineadas y listas para un partido.
-“¿Juegas ajedrez?”
Sacudí mi cabeza.
- “No señor.”
Asintió con la cabeza hacia la silla frente a mí.
-“Siéntate. Te enseñaré.”
Le di una leve sonrisa antes de sentarme en la silla frente a él.
Patricia trajo café y fruta en rodajas, colocando todo a nuestro lado para que nos
sintiéramos cómodos.
-“Le haré saber a Catalina que estás aquí cuando se despierte”.
-“Gracias”, dije en voz baja.
Richard miró el tablero de ajedrez con la punta de los dedos debajo de la barbilla, como
si estuviera considerando qué decir primero.
-“¿Atado tus cabos sueltos?”
Asentí.
-“Si. Renuncié temprano esta mañana.
Levantó la mirada y me miró.
-“¿Está hecho?”
- “Si. Está hecho.”
Un ligero brillo de aprobación se movió en sus ojos antes de volverse hacia el tablero.
-“Muy bien, ahora presta atención. Debido a que somos una familia de jugadores de
ajedrez, tendrás que aprender esto “.

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- “Soy bastante rápido”.
- “¿Si?” Preguntó.
-“Ya veremos.”
- “¿Dónde aprendiste?”
Levantó a la reina, como si fuera a explicarme su significado.
-“En el metro, en realidad”.
Los muchachos tenían mucho tiempo para matar a veces.
“Ahora, protege a tu reina a toda costa…” Era como si sus palabras tuvieran un
significado diferente, como si estuviéramos hablando de algo diferente al juego.
-“La pierdes, lo pierdes todo”.
Asenti.
- “Eso es fácil de recordar”.

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Catalina
Acababa de lavarme la cara en el baño cuando la voz de Patricia sonó en mi habitación
temporal. Ella supo el segundo que estaba despierta, como si estuviera parada afuera de la
puerta del dormitorio esperando.
- “Heath está aquí”.
-“¿Llego?” Me limpié la cara con una toalla y luego me volví hacia ella.
Ella asintió.
- “Si. Está con tu padre “.
- “Muy bien, terminaré en unos minutos. Solo tengo que empacar mis cosas.
-“Le haré saber.” Ella salió.
Estaba tan emocionada de ver a Heath que metí todo en mi bolso y bajé las escaleras a
toda prisa. Era difícil dormir sin él, incluso si dormía en una casa con mi familia. Simplemente
no era lo mismo sin su gran tamaño a mi lado, su constante corazón latiendo, la forma en que su
barba rozaba mi hombro cuando me acercaba.
Entré en el comedor con mi bolso sobre mi hombro y me sorprendió lo que vi.
Mi padre estaba jugando ajedrez… con Heath.
Miró el tablero con las yemas de los dedos contra los labios, esperando que Heath
hiciera su movimiento.
Heath consideró su decisión en silencio, mirando la pizarra mientras trataba de averiguar
qué hacer. Luego agarró su peón y lo movió una casilla.
Mi padre asintió con aprobación.
- “No está mal…” Él agarró a su reina y rápidamente la movió.
- “¿Pensé que se suponía que protegerías a tu reina a toda costa?”
Heath movió su pieza y la capturó.
- Mi padre cerró la boca y le dirigió una mirada venenosa.
Heath sonrió, una sonrisa infantil que era completamente genuina, no arrogante ni
sarcástica.
-“Te dije que soy un aprendiz rápido”.
Puse mi bolso en la mesa del comedor y me acerqué a su partido.

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-“Bebé, no sabía que sabías jugar”.
Se giró hacia mí, su sonrisa aún en su rostro pero una mirada más brillante en sus ojos
ahora que estaba en la habitación, llamándolo bebé.
- “Tu padre me está enseñando”.
- “Enseñándote demasiado bien…” mi padre gruñó por lo bajo.
Heath se rio entre dientes.
Mis ojos se movieron de un lado a otro mientras los miraba, incapaz de creer que esto
fuera real, que mi padre estaba tratando a Heath como a un hijo… y ni siquiera tuve que pedirle
que lo hiciera. Simplemente aceptó a Heath con los brazos abiertos. Significaba el mundo para
mí.
Más que el mundo
-“¿Cómo dormiste, cariño?” Papá me preguntó mientras miraba el tablero.
- “Bien.” Miré a Heath, silenciosamente diciéndole que fue una noche difícil sin él.
Su mirada se volvió seria, captando mi significado.
-“Esta fue la última noche que te deje sola.
-“¿Si?” Susurré. “¿Estás bien?”
Volvió al juego cuando mi padre movió una pieza.
- “Mejor que nunca.” Agarró su peón y lo movió.
- “Bueno, ¿deberíamos irnos?” Yo pregunté. “Debes estar cansado.”
Heath siguió mirando el tablero, como si realmente le gustara el juego.
- “Después de este partido, bebé”.
- “Fue amable de su parte enseñarte”, le dije cuando entramos en la casa. “Pero odia
perder”.
- “Sí”, dijo con una sonrisa. “Me di cuenta.”
En el segundo que estuve en la casa, la energía se sintió diferente, como si anoche
nunca hubiera sucedido. Se repararon los agujeros de bala, se eliminaron los signos de
violencia e incluso se reemplazó la puerta.
- “¿Cómo hiciste todo esto tan rápido?”
- “Tenía toda una tripulación aquí”. Puso mi bolso en el sofá. “Y si no quieres quedarte
aquí, podemos mudarnos”.
Esta casa tenía un recuerdo horrible, pero también tenía muchos buenos. No estaba
segura si alguna vez podría dejar este lugar. ¿Y tú casa en la Toscana? ¿Cómo es?”

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Se paró frente a mí, con las manos en los bolsillos.
-“Es una casa de dos pisos en veinte acres de tierra. Te llevaré mañana “.
- “¿Es ahí donde crecen los girasoles?”
El asintió.
- “Sí, me encantaría verlo”.
- “Bien.” Me dio una sonrisa suave mientras me miraba, observando mis rasgos como si
estuviera tratando de compensar la noche que habíamos perdido.
- “Me alegra verte pasar tiempo con mi padre”.
- “Es un tipo genial”.
- “Sí… es dulce. Simplemente odia perder “.
- “Lanzaría el juego, pero él no es ese tipo de hombre”.
Mis ojos se entrecerraron ante su astuta observación.
- “Qué quieres decir…?”
- “No toma sus derrotas personalmente, solo en serio. Quiere ganar sus victorias “.
-“Solía dejarlo ganar hasta que me gritaba. Me dijo que nunca lanzara un juego para
que un hombre se sintiera mejor “.
Había una leve sonrisa en la esquina de su boca.
-“Toda la razón.” Su mano se deslizó en mi cabello, y ahuecó mi mejilla, sosteniéndome
cerca, sus labios lo suficientemente cerca como para besarme si quería.
- “Ahora que estoy retirado, ¿qué debemos hacer?”
- “Creo que tendré que traer el tocino a casa ahora”.
Él se rió entre dientes, sabiendo que estaba haciendo una broma.
-“¿Quieres casarte?”
- “Bueno … siempre he querido una boda de verano”.
Suspiró en voz baja.
-“No creo que pueda esperar seis meses para casarme contigo, bebé”.
-“Lo sé.”
Me besó en la boca antes de alejarse.
- “Entonces… ¿tu anillo se ha ido?”
El asintió.

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Miré su mano, la gruesa línea bronceada era obvia. Estaría allí por un tiempo.
- “Balto mantuvo el suyo. ¿Por qué no te quedaste con el tuyo? “
“El trajo los anillos de calavera al metro. Uno de ellos fue regalado a la organización, por
lo que tenía que quedarse atrás “.
- “Lo siento…”
- “Esta bien. Tengo un anillo nuevo para usar. Me miró con afecto en su mirada.
- “¿Estás seguro de que estás de acuerdo con todo? Sé que fue tu vida…
Me miró durante mucho tiempo antes de sacudir la cabeza.
- “Esa era mi vida antes que tú. Ahora mi vida está contigo.
- “Puede ser aburrido”.
-“No”, respondió de inmediato. “Definitivamente no lo será”. Su mano se movió hacia mi
brazo, sus dedos se arrastraron hasta mi codo. “¿Cómo estás? Lo siento, tuve que irme. Solo
tenía que ocuparme de todas esas cosas “.
-“No, yo entiendo. Y estoy bien “.
Me miró sin comprender.
- “Estoy bien. Yo solo… necesitaba unas horas para procesar todo “.
- “Eso nunca volverá a suceder. Nadie más viene detrás de mí. No tienen ninguna
razón para hacerlo.
- “Lo sé.”
- “No hay razón para tener miedo”.
-“Lo sé.”
Ahuecó mi cara antes de mirarme a los ojos.
- “Estoy muy orgulloso de cómo manejaste eso. No me necesitabas “.
Sacudí mi cabeza.
-“No, te necesitaba.”
Él sonrió levemente.
- “Me encantó la forma en que volviste a citar a Beyoncé”.
- “Supongo que eso es lo que hago cuando me enfado”.
Se rio entre dientes.

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- “Entonces sabré cuándo estás realmente enojada conmigo”. Me acercó y besó mi
frente. “Me voy a duchar y dormir un poco”.
- “Yo también estoy cansada.”
-“Entonces hagamos el amor y luego nos vamos a dormir”. Tomó mi bolso del sofá y se
dirigió a la habitación.
Lo vi irse, vi su fuerte cuerpo moverse mientras cargaba mi bolso por el pasillo. Sabía
que este era el comienzo de la feliz vida que siempre había deseado, tener un esposo que mi
familia considerara propio y alguien de quien estuviese apasionadamente enamorada. No pensé
que lo conseguiría todo… pero lo hice.
Aparcó en el camino privado y se acercó a la casa de adoquines en el campo toscano.
Era una hermosa casa de dos pisos con una hermosa puerta doble de entrada. Aparcó y apagó
el motor.
-“Mierda, este lugar es tuyo?”
-“Nuestro.”
Salté del camión y corrí hacia la entrada.
- “Oh, Dios mío, es tan jodidamente lindo”. Tiré del pomo de la puerta, ansiosa por
entrar.
Él se rió entre dientes cuando vino detrás de mí, sacando las llaves.
- “Bebé, está cerrado”.
Pisoteé mi pie como un niño.
Cogió la llave de la puerta y la abrió para que yo pudiera ir primero.
- “Esto ni siquiera se parece a una casa que comprarías”.
- “No lo haría”.
Lo miré por encima del hombro.
-“La gane.”
-“Gane, ¿cómo?”
- “Partido de póker”.
No pregunté ningún detalle antes de cruzar por los pisos de madera, ver la vieja
escalera que no había sido tocada desde que fue construida, el papel pintado italiano con
salpicaduras de azul y blanco.
-“Es tan hermosa.” Me adentré más en la casa, miré la enorme cocina que estaba hecha
para cenas. Había un bonito comedor y una hermosa vista de la parte trasera de la propiedad,

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una piscina con un patio trasero de adoquines, junto con césped, árboles, hiedra en las paredes,
parterres de flores por todas partes. Prácticamente presioné mi nariz contra el cristal.
Él vino detrás de mí.
-“Nos mudamos, ¿no?”
- “¿Por qué no vivías aquí en primer lugar?” Me di la vuelta para mirarlo. “Si me
hubieras encadenado aquí, nunca me habría ido”.
Él sonrió ante el comentario.
-“No tiene la mejor seguridad”.
- “Pero ya no necesitamos seguridad, ¿verdad?”
Sacudió la cabeza.
- “¿Podemos vivir aquí?” Pregunté, moviéndome hacia su pecho con mis manos juntas.
“Por favor por favor por favor…”
- “Es un poco largo el trayecto en coche al teatro”.
- “Muuuuy vale la pena”.
Él continuó sonriéndome.
“Por mucho que me encanta verte suplicar, no necesitas hacer eso”. Me separó las
manos. “Lo que quieras, bebé”.
- “¿Realmente no te importaría?”
Sacudió la cabeza.
- “¡Si!” Me volví hacia la ventana. “Es el lugar perfecto para criar una familia, y me
encanta la edad que tiene. Su lugar en la ciudad es agradable, pero es tan elegante y moderno,
y me encantan las cosas más tradicionales “.
Presionó sus labios en la parte posterior de mi cabeza.
- “Tengo algo más que mostrarte”. Abrió la puerta trasera y abrió el camino.
Seguí detrás de él, amando el toldo y el patio, la vieja chimenea que sería perfecta en
una noche fría como lo sería esta noche.
Dobló la esquina y se alejó más de la casa, acercándose a un pequeño edificio hecho
completamente de vidrio.
-“El invernadero…”
Abrió la puerta y me permitió pasar.

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Dentro había hileras y hileras de girasoles, los señores en la parte superior rociando con
agua, las lámparas les daban calor cuando esos días lluviosos no suministraban suficiente luz
solar.
-“Oh, Dios mío…” Me mudé al primer girasol, que estaba a la altura de mis ojos, como si
estuviera mirando al sol. “Esto es increíble, Heath”.
Sacó una navaja de bolsillo y cortó una flor del tallo antes de dármela.
- “Girasol.”
Lo tomé, me lo llevé a la nariz para olerlo, mirándolo mientras lo hacía. No sabía qué
decir, cómo responder al gesto más romántico de todos los tiempos. Sostuve la flor contra mi
pecho, abrumada por la forma en que me amaba.
- “Eres tan dulce conmigo”.
Tomó otra flor y luego se acercó a mí, arrastrando el pétalo por mi brazo, mirándome
con esos hermosos ojos azules. Asintió hacia la casa.
- “¿Quieres ver el dormitorio principal?”
Sonreí cuando entendí lo que realmente estaba preguntando.
- “Me encantaría.”
Nos acostamos juntos en la cama en el dormitorio donde pronto viviríamos. Las dos
flores estaban en las sábanas a nuestro lado porque a Heath le gustaba verlas encima de mí
cuando me hacía el amor, los pétalos amarillos complementaban mi piel oliva.
Ahora descansaba a mi lado, su mano sostenía la mía en su pecho.
-“Tengo una idea…”
-“No hay comida aquí. Lo siento.”
-“No”, dije con una sonrisa. “Estaba pensando… ¿y si nos casamos aquí?”
- “Hace bastante frío para casarse afuera”.
-“Podríamos casarnos en el invernadero …”
Volvió la cabeza hacia mí, mirándome con su mirada indescifrable.
-“Es bastante pequeño”.
- “Podemos acomodar a mi familia y la tuya allí”.
- “Pensé que querrías una gran boda”.
-“Ya no.” Solo quería casarme. Solo quería estar con este hombre para siempre.
Podríamos tener una ceremonia más grande en el verano si quisiéramos, pero ser marido y
mujer, eso no podía esperar. “¿Qué opinas de mi idea?”

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-“Bebé, me casaría contigo bajo la lluvia”.
- “¿Si?” Me acerqué más a él.
- “Si.” Presionó un beso en mi frente. “¿Cuándo quieres hacer esto?”
- “No sé… ¿Sábado?”
- “¿De Verdad?” Preguntó sorprendido. “¿No necesitas un vestido o algo?”
- “Voy a ponerme el de mi madre”.
Sus ojos se suavizaron.
-“Eso es dulce. Estoy seguro de que te verás hermosa “.
- “Lo haré”, dije con una sonrisa.
-“Pasaré la semana en movimiento”.
- “¿Movimiento?” Yo pregunté. “¿A dónde vas?”
- “Moviendo nuestras cosas aquí. Deshacerme de tu apartamento. Limpiar este lugar.
Poner comestibles en la nevera…
- “¿Crees que puedes hacerlo en una semana?”
- “Si mi hermano ayuda…. Puedes quedarte con Damien mientras yo me ocupo de todo.
- “¿Quedarme?” Yo pregunté. “¿Qué quieres decir con eso?”
- “Las cosas van a estar por todos lados”.
- “Donde duermes, yo duermo”.
Él sonrió.
- “Pensé que podría ser romántico… si dormimos separados hasta el sábado”.
- “Eso está muy lejos… cinco días”.
-“Es la única vez que tendremos que esperar. Además, quiero arreglar este lugar para ti.
Entonces, el sábado… será tu hogar “.
Envolví mi brazo alrededor de su cintura y me acerqué a su costado, mi cara presionada
contra su cuello.
-“Estoy muy emocionada. Nunca había estado tan emocionada en toda mi vida “.

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Heath
Balto cerró la caja de mi ropa con cinta adhesiva y luego escribió en el costado con
marcador permanente. Ropa del gilipollas.
Puse los ojos en blanco.
- “Me cobrare por eso algún día”.
- “No nos estamos moviendo”. Levantó la caja y la dejó sobre la mesa.
-“¿De Verdad? ¿Tu hijo nunca jugará afuera? Cogí mi caja y la puse junto a la suya.
- “Déjame preocuparme por mi familia, ¿de acuerdo?” Se limpió el sudor de la frente con
el dorso del brazo. “Tenemos la ropa y lo esencial. ¿Qué hay de las armas?
- “Dejaré la mayoría de ellos aquí”.
- “¿Los muebles?”
- “El lugar ya está amueblado”.
- “Bien. Entonces, ¿solo tenemos que hacer el lugar de Catalina? “
- “Si.”
- “¿Y luego hacer algunas reparaciones?”
Habíamos estado trabajando sin parar todos los días, preparando el nuevo lugar. Seguí
durmiendo aquí, solo. Apestaba, pero valdría la pena el sábado.
- “Si tienes cosas que hacer, puedo preguntarle a alguien más”.
- “No. Solo quería poner a nuestros patos en fila. Cogió otra caja y la colocó encima.
“Entonces, te casas el sábado. ¿Tienes los pies fríos?
Lo miré a los ojos después de enderezarme.
-“No.”
- “Todo está cambiando. Te estás mudando, diciendo adiós a este lugar, aceptando
tener una mujer a tu lado día tras día… “
- “Si. Entendí todo eso cuando le pedí que se casara conmigo.
- “Es un gran compromiso”. Parecía estar probándome. “Y tenemos que tener una
despedida de soltero”.
-“Toda mi vida ha sido una jodida despedida de soltero”.

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Se rio entre dientes.
- “Entonces, ¿pasa?”
Agarró su cerveza y tomó un trago, las manchas de sudor en su camiseta.
-“Sí… parece que lo hiciste”.
- “¿Pensé que se suponía que Damien debía atacarme?”
- “También es mi trabajo. Catalina es mi hermana pequeña ahora. Se apoyó contra la
mesa, sosteniendo la botella por el cuello. “Y quiero asegurarme de que no cometas un error.
No la conoces desde hace mucho tiempo “.
-“No importa. Estoy listo.”
Me dio una sonrisa.
- “Bueno. Eso es todo lo que quería saber “.
Balto estaba de rodillas, rasgando pedazos sueltos de las tablas del piso para repararlos
en la entrada.
Quité las pinturas antiguas y colgué las que le había pedido a Cassini que escogiera,
imágenes de girasoles en un hermoso paisaje.
Cassini nos hizo sándwiches y los puso sobre la mesa.
-“Le va a encantar cuando lo vea”.
- “Lo sé.” Estaba orgulloso del trabajo que había hecho toda la semana, trabajando las
24 horas para hacer que esta casa fuera adecuada para ella. Cuando lo vea, sus ojos se
iluminaran como la mañana de Navidad. Me enorgulleció, orgulloso de poder darle esto después
de todas las cosas de mierda que había hecho.
Cassini se arrodilló y colocó su plato a su lado.
- “¿Algo que pueda hacer para ayudar?”
-“No”, ladró. “Solo siéntate.”
- “Estoy embarazada, no discapacitada”, argumentó.
- “Siéntate”, dije de acuerdo.
Ella puso los ojos en blanco y se sentó en la mesa del comedor, comiendo el
emparedado que había preparado.
Balto le dio un mordisco pero siguió trabajando.
Cassini lo miró fijamente.
- “Quiero decir… hace bastante calor solo verte trabajar”.

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Se enderezó de rodillas y se puso la camisa sobre la cabeza. Luego se la arrojó y
siguió trabajando.
- “Ooh … mucho mejor”.
Traté de ignorar sus juegos preliminares.
Un golpe sonó en la puerta.
- “¿Esperando a alguien?” Balto preguntó. “Es mejor que Catalina no esté mirando.
Todavía tenemos cosas que hacer “.
Abrí la puerta y me encontré cara a cara con Damien.
-“Oye, ¿qué te trae por aquí?” No había hablado con él en toda la semana, no desde la
batalla en mi casa. Las cosas estaban mejor con él desde Navidad, pero después de todo lo que
pasó en mi casa, él podría haber cambiado de opinión.
Entró en la casa, revelando a su padre detrás de él.
- “Quería ver el lugar”.
-“Hola señor.” Extendí mi mano para estrechar la suya. “Adelante.”
Me estrechó la mano, pero rechazó ese comentario.
-“Llámame Richard”.
- “Bien.” Dejé caer mi mano y abrí la puerta para que entraran.
- “¿Cómo esta ella?”
“Emocionada”, respondió Damien. “Llevara el vestido de mi madre, acaba de hacer
algunos cambios. Ella y Anna la están pasando bien juntas. Habló normalmente, mirándome a
los ojos sin un tono subyacente.
-“Estoy seguro de que estará hermosa”.
Richard entró y miró a su alrededor.
-“Veo a mi hija escrita en todas estas paredes”. Se detuvo ante la imagen en la pared,
una imagen de girasoles. Él asintió con aprobación antes de continuar.
Balto se puso de pie y rápidamente se puso la camisa.
- “Richard, soy Balto”. Él le estrechó la mano, teniendo su mejor comportamiento.
Damien estaba de pie con las manos en los bolsillos, mirando a su alrededor,
admirando la escalera de madera.
- “Es agradable.”
- “Gracias. ¿Quieres un recorrido?

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- “Por supuesto.” Lo llevé a través de la casa, terminando en el patio trasero donde
estaba el invernadero.
Miró por la ventana y luego se volvió hacia mí.
-“Ella me habló de esto”.
- “Es un poco pequeña, pero ella…”
-“Es perfecto.” Llevaba vaqueros y una chaqueta, sus manos aún en los bolsillos
mientras inspeccionaba el patio. “Ella me habló de las flores …”
No dije nada.
- “Esa es una mierda bastante romántica”.
Me encogí de hombros.
Se quedó callado, como si no tuviera nada más que decir.
Catalina se casaría conmigo en unos días, así que no me sentí obligado a besarle el
culo o probarle nada. Podía tomarme como era, o no.
- “¿Vine aquí para hablar?
-¿De cómo vas a matarme si alguna vez hago algo para lastimarla?
- “No.”
Alcé una ceja.
- “Nunca había visto a Catalina tan feliz”. Apartó la vista por un momento antes de volver
su mirada hacia mí. “Tenemos un pasado difícil, pero… está en el pasado. Un hijo de puta que
cultiva flores en un invernadero solo para ella… no puede ser tan malo “.
Mi pecho se apretó, como si eso significara el mundo para mí.
- “Y mi padre te quiere mucho. No estoy seguro exactamente por qué. Es un hombre
difícil de impresionar “.
Nunca sabría la verdad.
-“Porque le pateé el trasero en mi primer partido de ajedrez”.
Él sonrió levemente mientras pasaba los dedos por la mandíbula.
-“Sí, tal vez eso es todo”.
Crucé mis brazos sobre mi pecho.
- “Creo que le habrías gustado a mi madre”. Las palabras salieron de la nada, y tenían
tanto peso, el peso de su espíritu.
- “¿Si?”

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El asintió.
- “Y creo que también me gustas”.
Bajé la mirada.
- “Sé que no necesitas mi aprobación, pero la tienes… si la quieres”.
Había sido un largo viaje con Damien, muchas charlas de mierda entre dos hombres
que no soportaban la mierda de nadie. Su odio cegador finalmente se había calmado,
inexplicablemente.
- “¿Qué te hizo cambiar de opinión?”
Miró el suelo debajo de sus pies durante unos segundos antes de responder.
- “Ver cuánto te extraña cuando no estás cerca”.

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Catalina
Era la noche antes de mi boda.
Me senté frente a mi padre, jugando un competitivo juego de ajedrez.
Me miró, sus ojos ardían en mi rostro mientras esperaba que hiciera mi movimiento.
Dejé que mis dedos descansaran contra mis labios, considerando el movimiento, antes
de agarrar otra pieza e hacer un movimiento diagonal.
Soltó un suspiro tranquilo, como si esperara que no hubiera descubierto la apertura
perfecta. Agarró su pieza y la movió.
-“Entonces, ¿Heath es un buen jugador?”
El asintió.
- “Aprende rápidamente”.
- “Es un hombre inteligente”.
- “Pero aún puedes vencerlo, cariño. No dejes que gane solo porque es tu esposo “.
Esposo. Mañana, él sería mi esposo.
-“No querría que lo dejara ganar”.
-“Bueno. Parece que es de esa manera.
-“¿Es por eso que te gusta?”
Él se encogió de hombros.
-“No parece un hombre que se deje intimidar fácilmente, especialmente por una mujer”.
- “Él no lo es. ¿Qué te pareció la casa?
- “Hermosa. Está poniendo mucho trabajo en ella “.
Mis ojos se suavizaron.
- “Puedo imaginar.”
- “Es agradable ver a un hombre usar sus propias manos en lugar de pagarle a alguien
para que haga el trabajo duro”.
Moví mi pieza.
-“¿Viste el invernadero?”
- “Si. Es perfecto.” Él movió su pieza.

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Hice el golpe final.
- “Papá lo siento. Eso es jaque mate “.
Suspiró molesto. “
-Te ganare la próxima vez, cariño”.
Damien vino a nuestro lado.
- “¿Puedo jugar con el ganador?”
- “Si.” Papá terminó el resto de su vino antes de ponerse de pie. “Me voy a la cama. Te
veo en la mañana.” Le dio unas palmaditas en la espalda a su hijo y luego me besó en la mejilla
antes de irse.
Restablecimos el tablero y comenzamos un nuevo partido.
Damien se sirvió una copa de vino y se la bebió mientras yo hacía mi movimiento.
- “Me comprometí antes que tú, pero estás atando el nudo mucho antes que yo”.
-“No es una carrera, Damien”.
Bebió de su vaso.
-“Lo sé. Solo digo… Él movió su pieza. “Me encantó la casa. Te queda perfectamente.
- “Lo sé. Me llevó allí un día, y no podía creer que lo hubiera tenido todo el tiempo “.
- “Tal vez lo compró para ti”.
- “No, dijo que lo ganó en un partido de póker”.
Se rio entre dientes. “
-Habla sobre un juego de alto riesgo”.
“¿Cómo es eso?” No había hablado mucho con Heath porque parecía ocupado. Pero
también sospechaba que no me contactaba con frecuencia a propósito, porque quería que
nuestro día fuera aún más especial.
- “Mierda.” Él movió su pieza.
- “Le extraño…”
Sus ojos se levantaron hacia los míos, un poco suaves.
- “Sólo un día más.”
- “Sí, pero ya han pasado las cinco. Es una tortura “.
- “Hará que el mañana valga la pena”.
-“Si…”

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Hizo su siguiente movimiento.
-“Heath y yo tuvimos una conversación”.
Puse los ojos en blanco.
-“Si estás tratando de asustar a mi esposo, no va a funcionar”.
-“No”, dijo en voz baja. “Le dije que lo aprobaba”.
Levanté la mirada.
- “¿Si?”
El asintió.
- “Y hablo en serio.”
- “Damien …” Mis ojos se suavizaron.
- “Sabes que soy terco, es difícil para mí dejar que las cosas se vayan … pero lo he
dejado ir. Creo que a mamá le hubiera gustado.
- “Si. Y papá lo ama.
- “Lo hace. No le hubiera enseñado a jugar ajedrez si fuera de otra manera “.
- “Bueno, me alegro de que estés a bordo … Eso me hace muy feliz”. Ahora nos
olvidamos del juego por completo.
- “Quiero que seas feliz, y puedo decir que él realmente te ama”.
- “Lo hace”, le dije con una sonrisa. “Él me ama tanto como tú”.
Él sonrió.
- “Probablemente más”.
El vestido de mi madre era elegante, con mangas largas y un lazo alrededor de la
cintura. No era exactamente mi estilo, así que la costurera lo alteró hasta que fue exactamente
lo que hubiera querido si hubiera ido a una tienda de ropa.
No se veía exactamente igual, pero seguía siendo el vestido de mi madre.
Damien estaba en el asiento del conductor de su SUV, mi padre en el asiento delantero.
Anna se sentó a mi lado en la parte de atrás.
Nos detuvimos en la casa. Era un día soleado, parecía verano a pesar de que era solo
un día despejado en enero.
Heath se paró al frente, vestido con un traje negro, sus manos en los bolsillos.
Solo lo había visto en traje una vez, y se veía tan delicioso como ahora.

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Sus ojos estaban puestos en el auto, mirando las ventanas polarizadas mientras
esperaba que saliera. Habíamos acordado reunirnos en el invernadero, pero obviamente no
podía esperar tanto. Sus ojos estaban ligeramente entrecerrados porque el sol estaba en su
rostro, y su expresión melancólica mostraba la emoción en su corazón.
Balto y Cassini estaban cerca de la puerta, su brazo alrededor de su cintura. Llevaba
jeans y una camisa de manga larga. Sus ojos también estaban en el auto.
Damien apagó el auto.
- “Creo que te está esperando, hermana”.
Sonreí y abrí la puerta, deslizándome lentamente hasta que los tacones de mi madre
tocaron la entrada. La cola de mi vestido blanco se deslizó del asiento al suelo. Tenía mangas
finas que cubrían mis hombro, un escote profundo que mostraba la parte superior de mis senos
como si fuera lencería, y luego se arrastraba hasta mis pies, la hendidura alta en la parte
delantera para que pudiera ver mis piernas desde los muslos hacia abajo. Era una versión
mucho más guarra del vestido de mi madre.
Cuando inhaló profundamente, era obvio que le gustaba.
Me tomé mi tiempo cruzando la grava para no tropezar. Cuando llegué a la entrada, me
estabilicé antes de seguir.
Sin pestañear, me miró con el rostro tan duro que no tenía expresión alguna. Pero la
emoción en sus ojos captó un brillo sutil por el sol, por la humedad que se acumulaba en su
mirada.
Solo lo había visto llorar una vez, y fue entonces cuando me perdió.
No podía dar el largo camino hacia él, no podía soportar la eternidad que tomaría.
Entonces, recogí mi vestido y corrí hacia él, corrí por el camino hasta su pecho.
Se sacó las manos de los bolsillos cuando se acercó a mí, moviéndose rápidamente como si
tampoco pudiera esperar.
Cuando llegué a él, estaba llorando, arruinando mi maquillaje, arruinando mi cabello.
Salté a sus brazos.
Me atrapó, sus poderosos brazos me deslizaron hacia el suelo para que su mano
pudiera moverse en mi cabello, ahuecando la parte posterior de mi cuello. Inhaló profundamente
mientras me besaba, su otro brazo apretaba mi cintura como si pudiera romperme por la mitad
como una ramita. No le importaba mi familia en el auto. Me besó como si no hubiera nadie allí.
Cuando se apartó, me miró a la cara con los ojos húmedos, como si quisiera tomarse un
momento para estudiar exactamente cómo me veía, memorizar el fuego en mis ojos, la emoción
en el temblor de mis labios.
Ahuequé su rostro, mis pulgares rozaron las dos lágrimas que corrían por sus mejillas.

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Acercó su frente a la mía, acercándonos más. Cerró los ojos mientras me abrazaba,
cerró los ojos mientras respiraba conmigo, me abrazó como si fuéramos solo nosotros dos. No
era necesario ser un sacerdote para leer nuestros votos, para hacernos marido y mujer. Porque
éramos marido y mujer ahora…en el segundo que tocamos.
Después de la cena, todos se fueron, como si supieran que deberían dejarnos solos.
Balto me abrazó antes de salir con Cassini.
- “Bienvenido a la familia, hermana”.
- “Gracias, Balto”.
Apretó mi mano antes de salir.
Damien abrazó a Heath con un abrazo en lugar de un apretón de manos.
-“Nos vemos más tarde.”
-“Gracias.” Heath sonrió cuando le dio una palmada en la espalda.
Mi papá me besó en la mejilla.
- “Tu madre está muy feliz ahora”. Me abrazó con fuerza, más tiempo del que tenía en
la memoria reciente. “Estas tan hermosa, más hermosa que ella el día de nuestra boda”.
-“Me resulta difícil de creer … pero gracias”.
Luego se volvió hacia Heath y lo abrazó como lo abrazó mi hermano.
- “Ven cuando tengas la oportunidad. Quiero una revancha “.
Heath se rio entre dientes.
-“La tienes.”
Agarró a Heath por el hombro antes de salir.
Los observamos desde la puerta, los vimos entrar a sus autos y alejarse.
Heath cerró la puerta, girándose y presionando su espalda contra ella, como si no fuera
a dejar que nadie más volviera por allí. Su mano se movió hacia la cerradura, y la giró, el cerrojo
hizo clic en su lugar.
Le sonreí, observando la forma en que me miraba, como si no pudiera esperar para
quitarme este vestido.
Sus ojos recorrieron mi cuerpo.
- “Ese vestido… Jesucristo”. Empujó la puerta y me tomó en sus brazos, acunándome
contra su pecho mientras caminaba hacia las escaleras.

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Mis brazos se movieron alrededor de su cuello, y lo besé mientras me cargaba, no
queriendo esperar hasta que estuviéramos en la habitación antes de comenzar. No podía
esperar a que este vestido se deslizara al piso, a que mi esposo me mirara por primera vez.
Me llevó a la habitación y luego me colocó en la cama.
Sentí algo contra mi trasero, y fue cuando noté los girasoles que había colocado allí,
como pétalos de rosa en una cama en la suite de luna de miel. Agarré uno por el tallo, me lo
llevé a la nariz para olerlo mientras lo miraba.
Se quitó la chaqueta mientras me miraba, se quitó la corbata a toda prisa como si no
tuviera intención de volver a usarla. Luego se puso de rodillas, sus ojos nivelados con los míos.
Su mano se movió a un pie, sus dedos trabajaron la correa para quitarme el tacón. Con sus ojos
fijos en los míos, hizo lo mismo con el otro, sus manos apretaron mis pies descalzos cuando
fueron liberados de los zapatos.
Mis manos se movieron hacia su camisa con cuello, soltando cada botón hasta que lo
empujé sobre sus poderosos hombros, revelando los músculos fuertes y la tinta sexy debajo.
Su mano izquierda tenía mi anillo, el material oscuro combinaba con el color de sus
tatuajes. Por eso lo elegí, porque pensé que se complementarían muy bien.
- “Quiero quitarte ese vestido”. Presionó su frente contra la mía, susurrándome. “Pero te
ves tan hermosa… que a la vez no quiero quitártelo”.
Mis dedos ahuecaron su rostro, enamorándome más profundamente del hombre más
increíble del mundo. Cuando estaba en su jaula, nunca imaginé que algo así pasaría, que mi
captor fuera el hombre con el que algún día me casaría.
-“Entonces no lo hagas”.
Sus manos alcanzaron debajo de mi vestido y agarraron mi tanga blanca. La bajó una
vez que me levanté, bajando por mis muslos y hasta mis tobillos desnudos. Luego miró hacia mi
cuerpo, sus ojos en mi pecho.
- “Solo quiero quedarme así por un tiempo… porque nunca quiero olvidar este
momento”.
Mis dedos se movieron en su cabello mientras nuestras frentes se tocaban, mi anillo de
bodas brillaba en la oscuridad.
- “Yo tampoco.”
Se quedó quieto, sosteniéndome en la cama, amándome con su toque, cubriéndome
con el tipo de amor que nadie más lo haría. De rodillas con el corazón en la manga, me adoró,
contó sus bendiciones por tenerme, me hizo sentir más bella que nunca.
-“Eres mi alma gemela…”
- “Lo sé…” Acuné la parte de atrás de su cabeza mientras nos abrazábamos.

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Los minutos pasaron.
No hubo prisa, porque teníamos el resto de nuestras vidas.

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Epílogo
Heath.
Las cortinas cerradas.
Todos se pusieron de pie y aplaudieron.
Clint se sentó en mi regazo, sus pies colgando sobre mis rodillas.
Agarré sus manos y las golpeé juntas.
- “Aplaude a mamá”. Aparté mis manos y él lo hizo solo.
Marie se sentó en el regazo del abuelo y lanzó los brazos al aire.
- “¡Yay, mami!” Richard sonrió mientras aplaudía.
Se encendieron las luces, comenzó la música a través de los altavoces y sostuve la
mano de Clint mientras caminábamos por el pasillo hacia la entrada del área detrás del
escenario.
- “Seré una bailarina como mamá cuando crezca”, dijo Marie.
- “Yo también”, dijo Clint.
Lo guié detrás del escenario, abriéndome paso entre los otros bailarines y miembros del
elenco hasta que vi a Catalina sentada en su tocador, con el cabello suelto y su atuendo
cambiado. Ella hablaba con Tracy, compartiendo algunas risas sobre algo que había sucedido
entre bastidores y que el público no tenía idea.
Cuando Clint la vio, dejó caer mi mano y corrió hacia adelante.
- “¡Mamá!” Con las manos en el aire, ignoró a todas las personas a su alrededor e hizo
lo que quería.
Le daría una mierda por irse asi, pero Catalina parecía tan feliz de verlo que no lo pensé
dos veces.
Se dio la vuelta en el banco y levantó a nuestro hijo, acercándolo y asfixiándolo con
besos.
- “Cariño, no sabía que vendrías”.
- “Le preguntamos a papá, y él dijo que sí”.
- “Aww qué dulce.” Ella lo besó en la mejilla y luego lo abrazó con fuerza antes de
ponerlo en el suelo. Marie vino después.
- “¿Cuándo me vas a enseñar a bailar?” Saltó a su regazo para abrazarla.

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- “Vamos a conseguirte unas zapatillas mañana, y comenzaremos”, dijo. “¿Qué tal eso?”
- “Está bien”, dijo Marie, su cabello oscuro y ojos verdes la convertían en la viva imagen
de su madre.
Fui el último al que se dirigió porque su amor siempre fue con los niños primero.
Siempre fueron la prioridad, y me empujaron al fondo del barril. Pero en la noche cuando
estaban dormidos, yo estaba en la parte superior de la lista.
Se puso de pie y abrazó a su padre.
-“Estoy muy contenta de que hayas venido. Los niños te aman.
- “Por supuesto que sí”, dijo. “Soy el mejor abuelo”. Vio a Marie agarrar el maquillaje de
su madre y comenzar a pegarlo en su cara. “Marie, deja eso”. Se acercó al tocador y le quitó las
cosas de las manos.
Ahora mi esposa finalmente vino a mí.
- “Qué linda sorpresa.” Ella se movió hacia mí, sus brazos rodearon mi cintura, y se
puso de puntillas para besarme.
-“Te extrañé.” Mi mano se deslizó en su cabello y hablé contra sus labios. Ella cerró los
ojos y emitió un suave gemido.
- “Yo también te extrañé …”
- “Clint”. Richard le quitó el lápiz labial de la mano.
- “Estos no son crayones”. Clint ya había marcado permanentemente su tocador, porque
cuando Richard trató de limpiarlo, estaba atascado en la madera.
Lo ignoré porque ya estaba acostumbrado.
- “¿Quieres salir a cenar?”
- “Si mi padre se llevara a los niños a casa…”
Besé la comisura de su boca y luego la miré a la cara.
- “Desearía que los llevara a cenar para que pudiéramos ir a casa…”
- “Bueno, estoy segura de que hay un callejón oscuro en alguna parte”. Sonreí mientras
la miraba.
-“Esa es mi bebé.”

Fin

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Las Reinas del Cráneo

Dary, Carla, Camila, Karina

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