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Ideas principales “Aprender a Pensar” La práctica de la filosofía en la escuela Irene de Puig

Mtro. Jesús María Ramírez Rodríguez

La filosofía como disciplina tiene diversa repercusión en los programas de la educación secundaria
básica, pero en general está sufriendo el retroceso que desde hace años padecen las humanidades en los
distintos sistemas educativos.

Mientras esto sucede en las universidades y los institutos resulta que a pie de calle emerge una gran
expectativa y, actualmente, numerosos colectivos muy variados muestran interés y manifiestan la necesidad
de hacer filosofía. Desde los cafés filosóficos, pasando por la oferta de cierta literatura ya sea juvenil o bien
para adultos. Entre esta tensión encontramos como un espejismo la difusión y consolidación de un
movimiento cada vez más sólido que no deja de resultar paradójico: la filosofía en ámbitos de educación
superior se encuentra inmersa en una crisis profunda mientras en muchas escuelas de infantil y primaria de
todo el mundo se está implantando.

El movimiento Philosophy for Children nace de la mano de Matthew Lipman, que a la edad de
sesenta años y siendo profesor de Lógica de la Universidad de Columbia en Nueva York, se interesó por la
educación notando la necesidad de hacer filosofía en la escuela primaría. Si las democracias necesitan
personas con criterio, con opiniones fundamentadas y con capacidad de discernir -pensó-, hace falta que los
niños, niñas y jóvenes se ejerciten prematuramente en el razonamiento y el juicio.
Matthew Lipman es una referencia obligada, Su obra pionera ha sido inspiradora para muchos grupos
y personas que hoy en día trabajamos en el mundo siguiendo el modelo de Philosophy for Children a partir
de sus materiales u otros. Nadie puede quitarle el bien otorgado mérito de ser el primero en acercar la
filosofía a los niños y niñas, y eso lo convierte en una referencia mundial incontestable. Varios países con
talantes filosóficos distintos han traducido al pie de la letra, han adaptado o refutado su currículo, pero hoy
nadie que trabaje en filosofía e infancia o adolescencia puede desconocer la obra de Lipman.
En estos últimos tiempos este movimiento ha ganado terreno, ya sea a través de Lipman o de otros, y
representa actualmente una fuerza imparable que está siendo reconocida alrededor de casi todo el mundo.
En algunos países se está ensayando la posibilidad de institucionalizarla, de convertirla en una materia más
dentro del plan de estudios de la educación primaria.

importante para entender las diferentes visiones del mundo y los fun damentos filosóficos de los
derechos humanos, y contribuye a desarrollar la capacidad de las personas para ejercer una verdadera
libertad de pensamiento y liberarse de los dogmas y la "sabiduría" indudable.
La filosofía es la única disciplina que establece conexiones múltiples con otras materias y que por ello
ofrece un marco ideal para que los estudiantes puedan pensar a través de estas u otras disciplinas. El
razonamiento, la formación de conceptos y las habilidades del juicio que potencia la filosofía en los primeros
años de educación primaria resultan indispensables para los estudios secundarios.
A diferencia de otras disciplinas la filosofía hace el método, el objeto de conocimiento, es decir, es la
única disciplina que tiene corno contenido la reflexión sobre los procesos de conocimiento. Y sus diferentes
ramas fundamentan buena parte de los otros conocimientos: detrás de la matemática y la física hay filosofía
de la ciencia, detrás del estudio de las lenguas y la gramática hay filosofía del lenguaje
¿Qué es la filosofía?
Pensar por uno mismo o vivir de forma sabia; interpretar el mundo o transformarlo, conformarse con
el orden del mundo o hacer revolución; aprender a vivir o aprender a morir; pensar por conceptos o pensar a
través de metáforas, aprender a través de los sentidos o a través de la razón, etcétera.
En primer lugar, una actitud filosófica guarda mucha relación con la capacidad de sorprenderse, de
quedarse perplejo. Las cosas son sorprendentes, maravillosas cuando no tenernos manera de explicarlas.
Un ejemplo de esta actitud es la que muestran los bebés cuando se sienten confundidos a propósito de las
sorpresas que encuentran a cada paso. Imaginen una niña desde el momento en que se levanta y ve la cara
enojada de su madre: ella cree que no ha hecho nada malo.
Fue la admiración la que impulsó inicialmente a los hombres a filosofar. Buscar una explicación de las
cosas, admirarse, es reconocer que no las conocemos. Por ello, si filosofar es en un primer momento una
huida de la ignorancia, es evidente que los primeros filósofos buscaban el saber, impulsados por el afán de
conocer
La filosofía, tal como la acabamos de caracterizar, consiste en una actitud de sorpresa, de
perplejidad, de interrogarse ante las cosas y situaciones y, por ello abre el camino del conocimiento.
Busca que el alumnado aprenda a pensar de manera efectiva, desarrollando la capacidad de juicio
crítico y la creatividad intelectual.
Peculiaridad de la filosofía
La filosofía se pregunta por el sentido de nuestras experiencias y es a través de la razón que quiere
encontrar estas respuestas, no por la fe, la superstición o los astros. La filosofía es un saber que reúne la
reflexión crítica sobre cuestiones relativas al conocimiento y la acción, se preocupa y se ocupa de la teoría y
la práctica.
Cuestiones específicamente filosóficas: el bien, la bondad, la libertad, la verdad, la realidad, etc., pero
existe la posibilidad además, de tratar filosóficamente cualquier cuestión. Una de las cosas que se pueden
intentar es enseñar a pensar a lo largo de todo el proceso educativo. Que los niños piensen desde cada
asignatura, en cada disciplina y en cualquier momento de su vida escolar: en el recreo, el almuerzo, en
Matemáticas, en Ciencias Naturales, en Biología, en Música y Plástica, en cualquier momento de su
actividad escolar. La filosofía es la disciplina que prepara para pensar en las otras disciplinas.
A diferencia de otras disciplinas la filosofía plantea cuestiones fundamentales que afectan a la raíz de
todo el conocimiento e incluso a la propia manera de juzgar y valorar las cosas, examinando los saberes,
cuestionando las verdades, explorando nuevas vías.
Algunas de las tareas de la filosofía son:
 Descubrir aquello que se presupone en nuestra manera de comprender y explicar la realidad.
 Analizar conceptos y clarificar significados.
 Considerar la validez de los procesos de razonamiento:
 Profundizar en las consecuencias de apoyar unas ideas u otras, por ejemplo:
Dicho de otro modo, la filosofía:
 Lleva a cabo una tarea reflexiva, una tarea de comprensión, de análisis, de investigación de las
causas y consecuencias que engloba el comportamiento individual y colectivo.
 Lleva a cabo una tarea frente al riesgo de manipulación y alienación, frente la presión de los
poderes políticos y económicos. Permite clarificar conceptos y profundizar en el análisis de la realidad.
 Lleva a cabo una tarea creativa, de proyección, en la medida que capacita para pensar más allá de
las coordenadas existentes, permite avanzar en nuevas líneas de investigación y de resolución de
cuestiones esenciales que cada generación debe plantearse.
 Lleva a cabo una tarea integradora frente a algunas ciencias excesivamente aunque por otra
parte, necesariamente- especializadas, y por ello fragmentadas. La filosofía debe ayudar a unificar
experiencias.

En lo concerniente a la escuela, refiriéndonos a cada una de las diversas disciplinas no podemos


olvidar la perspectiva crítica y reflexiva, aspecto que los programas escolares no suelen tratar y que hoy
resulta imprescindible para comprender los fenómenos en un sentido unitario. De hecho podríamos decir
que la filosofía tiene en la escuela una presencia ausente, porque está pero no la vemos, no acudimos a
ella, la convertimos en transparente. Ya que la especialización parece un hecho necesario, y del que no
podemos prescindir porque determina la aceleración del progreso y de las aplicaciones tecnológicas,
debemos procurarnos algún medio que nos permita tener también miras amplias, conceptos de conjunto.
Necesitamos, y sobre todo nuestros futuros especialistas, la capacidad de tener un marco de referencia, una
cosmología abierta que rompa con las raquíticas concepciones parciales y particularistas.

Filosofía y niños
La práctica de la filosofía con niños, niñas y jóvenes es un intento de ayudarlos a pensar cada vez
más por sí mismos y, más críticamente, más creativamente y con más cuidado. No se trata de repetir lo que
han dicho los grandes pensadores, sino Invitarlos a participar en una aventura intelectual donde pueden
construir su propio pensamiento y exponer sus argumentos.
Hacer filosofía con niños y niñas es una actividad natural, que encaja con sus preocupaciones y con
su ánimo.
Los niños, niñas y jóvenes necesitan construirse una composición del mundo donde viven. Deben
encontrar explicaciones a su propia perplejidad. Constantemente construyen hipótesis para dotar de sentido
aquello que sucede a su alrededor. Como educadores les podemos ayudar a comprender, o al menos
podemos facilitarles las herramientas que les ayudarán a hacerse su propia composición.
La infancia es, pues, la etapa más propicia para la transformación de los hábitos intelectuales, las
actitudes de aprendizaje, con más disposiciones para la investigación y con más voracidad por conocer y
saber.
Para Matthew Lipman, los niños y niñas son filósofos innatos, instalados en la pregunta, y no dejan de
perseguir respuestas que les satisfagan, pero también porque tienen todas las capacidades para poder
desarrollar un pensamiento razonable, usando y probando las reglas de la lógica.
El nivel de enseñanza de infantil o Inicial y primaria está determinado porque es la base de una
estimulación de los niños, niñas y jóvenes el pensamiento reflexivo.
Haciendo filosofía los niños, niñas y adolescentes tienen la oportunidad de reconocerse como seres
pensantes y eso refuerza su propio autoconocimiento y su autoestima.
Filosofía y educación
Creemos que la filosofía no debería ser una materia ocasional, sino el eje del proyecto pedagógico en
las aulas, la educación y, por ende, la escuela, deben prepararnos para el trabajo, para la ciudadanía, pero
también para dotar de sentido nuestra vida. La filosofía debería dejar de ser patrimonio de los últimos años
de la enseñanza secundaria y convertirse en una materia de enseñanza obligatoria. Como disciplina
humanística más adecuada, es el medio y la finalidad, porque a través de su contenido y de su método,
permite al estudiante reflexionar sobre aquellos conceptos que, inherentes en todas las materias, hasta
ahora no han sido tratados en la escuela.
La filosofía nace como un intento de dar respuesta a las preguntas que el ser humano se hace sobre
sí mismo y sobre su entorno. El papel de la filosofía no es hacernos pensar, sino hacernos pensar mejor; y
pensar mejor quiere decir reforzar nuestras habilidades o estrategias para razonar, preguntar y formar
conceptos, aplicar nuestros pensamientos y tomar decisiones.
La filosofía, lo hemos dicho ya, es un ejercicio de libertad, porque trata de ir más allá de las opiniones.
Es necesario desarrollar el espíritu crítico y la capacidad de reflexión. No se trata sólo de saber, más bien de
comprender el sentido de los saberes, teniendo criterio propio y alejándose de las visiones doctrinarias.
Fomentar una opinión pública razonante a través de la argumentación, la capacidad de deliberar en serio
en comités, comisiones y en el espacio abierto por los medios de comunicación, es una de las misiones de la
filosofía, indispensable para que una sociedad sea realmente pluralista y democrática, como lo es también forjar
ciudadanos que puedan saberse y sentirse como libres e iguales, siendo este de la ciudadanía el hilo conductor
por el que Occidente ha optado en los últimos tiempos para educar desde un punto de vista ético.
¿Por qué filosofía en la escuela?
Hacer filosofía en las escuelas
No es suficiente enseñar a un hombre una especialidad. Aunque ello lo convierta en una especie de
máquina útil, no tendrá una personalidad armoniosamente desarrollada. Es esencial que el estudiante
adquiera una comprensión de los valores y una profunda afinidad hacia ellos. Es necesario que adquiera un
vigoroso sentimiento de lo que resulta moralmente bueno. Si no es así, con la especialización de sus
conocimientos parecerá más un perro adiestrado que una persona armoniosamente desarrollada. Hace falta
que aprenda a comprender las motivaciones de los seres humanos, sus ilusiones y sus sufrimientos, para
conseguir una relación adecuada con su prójimo y su comunidad.
Una razón que justifica el estudio de la filosofía es que nos enseña a pensar con más claridad y
profundidad. Ayuda a:
 Clarificar conceptos.
 Analizar argumentos.
 Descubrir prejuicios.
 Discernir razones pertinentes de las que no lo son.
 Cultivar el espíritu crítico.
 Descubrir relaciones: entre medios y fines, entre causas y efectos...
 Idear alternativas, ser más imaginativos y creativos.
 Predecir contextos y consecuencias, circunstancias.
 Hacer hipótesis más plausibles.
 Ser más flexible y dúctil.

¿Entonces, por qué en la escuela?


Para que llegue a todos. La escuela es el lugar donde de manera indiscriminada todos los niños y
niñas tienen oportunidad de aprender, no solo contenidos, también actitudes, maneras: en la escuela nos
socializamos, hacemos las primeras amistades y tenemos las primeras discusiones, captamos la diversidad
de pareceres, etcétera.
En la escuela porque es el medio natural del niño y mientras se alfabetiza y se le enseñan las cosas
elementales sobre las que construirá su conocimiento, es el sitio ideal para alfabetizarlo también
filosóficamente, para sembrarle la semilla de cuestionarse, para ayudarle a comunicarse de manera más
clara y precisa, para desvelar su curiosidad y no quedarse en la superficie de las cuestiones.
La Filosofía es una actitud, una manera de vivir exigente y rigurosa, es también una enseñanza, una
escuela, un saber o quizás más aún, un conjunto de saberes, todos dentro de un espíritu de descubrimiento y de
curiosidad inherente a la misma filosofía. La enseñanza de la filosofía es fundamental para construir una
reflexión crítica y un pensamiento independiente, dos aspectos que constituyen una defensa contra todas las
formas de manipulación, el oscurantismo y la exclusión.
Los niveles de una educación básica de calidad exigen que las escuelas no sean lugares para la
simple transmisión y asimilación de conocimientos, sino lugares para ser interrogados y como "el mejor
momento para aprender a aprender”.
La filósofa hace un llamamiento firme a favor de la enseñanza de las humanidades y las artes, puesto
que a su parecer la educación tiene tres objetivos:
a) preparar a los niños, niñas y jóvenes para "la ciudadanía democrática";
b) prepararlos para una profesión;
c) y prepararlos (sobre todo) para una vida que tenga sentido.
Como su nombre indica, las humanidades constituyen el humus del pensamiento. La filosofía, la
historia, la literatura y las artes en general son disciplinas que en apariencia pueden no servir para nada y, a
pesar de ello, fundamentan una vida buena y llena de sentido.
Enseñar pensamiento filosófico
La enseñanza de la filosofía en la escuela consiste en hacer pensar a los escolares, saber qué
piensan, ayudándolos a expresar creencias y sentimientos en palabras y desarrollando las herramientas que
los ayudarán en la reflexión, Para que esto suceda, deben darse cuatro condiciones:
a) Respetar las opiniones de los escolares
b) Garantizar la confianza
c) Evitar el adoctrinamiento
d) Comprometerse en lo investigación.

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