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4.

El plusproducto

Denominamos plusproducto (surplus produce, produit


net [producto neto]) la parte del producto ( 1 /1 0 a de 20
libras de hilo, o sea 2 libras de hilo, en el ejemplo que fi­
gura en 2 b), que representa el plusvalor. Así como la tasa
de plusvalor no se determina por su relación con la suma
global del capital, sino con su parte variable, la magnitud
del plusproducto no se establece por su relación con el
resto del producto total, sino con la parte del producto en CAPÍTULO V lll
la que se representa el trabajo necesario. Y del mismo LA JO RNAD A LABORAL
modo que la producción de plusvalor es el objetivo funda­
mental de la producción capitalista, no es la magnitud
absoluta del producto, sino la magnitud relativa del plus-
productó lo que mide el grado alcanzado por la riq u eza/1 1. Los límites de la jornada laboral
La suma del trabajo necesario y del plustrabajo, de los
lapsos en que el obrero produce el valor sustitutivo de su
fuerza de trabajo y el plusvalor, respectivamente, constituye Partíamos del supuesto de que la fuerza de trabajo se
la magnitud absoluta de su tiempo de trabajo: la jornada compra y se vende a su valor. Tal valor, como el de cual­
laboral (working day). quier otra mercancía, se determina por el tiempo de traba­
jo necesario para su producción. Por consiguiente, si la
34 “ P a ra un individuo c o n un capital de £ 20.000, cuyas producción de los medios de subsistencia que cada día
ga n an c ia s fu e ra n de £ 2 .0 0 0 anuales, c arecería de to d a im p o rta n ­ consume el obrero, término medio, requiere 6 horas, éste
cia q u e su c ap ital e m p le a ra 1 0 0 ó 1 .0 0 0 hom bres, que la m ercancía habrá de trabajar 6 horas por día, de promedio, para pro­
p ro d u c id a se vendiera a £ 1 0 .0 0 0 ó £ 2 0 .0 0 0 , siem pre y c u a n ­ ducir diariamente su fuerza de trabajo o reproducir el valor
do, indefectiblem ente, su g a n an cia n o b a ja ra de £ 2.000. ¿N o es
sim ilar el verdadero interés de la nación? Siem pre que su ingreso
obtenido mediante la venta de la misma. La parte necesaria
real neto, su re n ta y gan an cias sean los m ism os, carece de toda de su jornada laboral asciende entonces a 6 horas, y por
im p o rtan cia q u e la n ació n se c o m ponga de 10 ó de 12 m illones de ende, permaneciendo incambiadas las demás circunstancias,
h a b ita n te s.” (R icardo, On the P rincipies ■ . . , p. 416.) A rth u r Y oung, es una magnitud dada. Pero con esto no está todavía dada
el fa n átic o del p lu sp ro d u c to — p o r lo de m á s un e sc rito r c h a rla ta ­
nesco, fa n ta sio so y acrítico, cuya fa m a está e n p ro p o rció n inversa
la extensión de la jornada laboral misma.
a su m érito— , sostuvo m u ch o antes que R icard o : “ E n u n reino Supongamos que la línea a_______rb representa la du­
m o d ern o , ¿de q u é serviría u n a provincia e n te ra cuyo suelo se ración o extensión del tiempo de trabajo necesario, diga­
c u ltiv ara a la u sanza de los antiguos ro m an o s, p o r pequeños c am ­ mos 6 horas. Según se prolongue el trabajo más allá de a b
pesinos independientes, a unque se lo cultivase m uy bien? ¿C on qué
fin alid ad , si se exceptúa la de p ro d u c ir h o m b res (the m ere purpose
en 1, 3 ó 6 horas, obtendremos las tres líneas siguientes,
o f breed in g m en), lo que en sí y p a ra sí no constituye finalidad
alguna (is a m ost useless pu rp o se)?” I102l (A rth u r Y oung, P olitical
Jornada laboral I Jornada laboral 11
A rith m e tic . . . , L ondres, 1774, p. 47.) a_______ 6_c a b c
A g re g ad o a la n o ta 34. — Es curiosa “la fuerte inclinación
[ .. .] a p re se n ta r la riq u ez a n e ta c o m o benéfica p a ra la clase tra ­ Jornada laboral III
b a ja d o ra . . . a unque es e vidente que no lo es po rq u e sea n e ta ” .
(T h. H opkins, On R e n t o f L a n d . . . , L ondres, 1828, p. 126.)
a_______ b_______ c,
que representan tres jornadas laborales diferentes, de 7, 9
“ E n la 2a edición, p o r e rro r: “ 2 /1 0 ” .
y 12 horas. La línea de prolongación b c representa la
11 E n la 2 a edición: “ 3".

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extensión del plustrabajo. Como la jornada laboral es
gable más allá de determinada linde. Ese límite máximo
= ab b c, o sea a c, varía con la magnitud variable b c.
está determinado de dos maneras. De una parte, por la
Como a b está dada, siempre es posible medir la proporción
barrera física de la fuerza de trabajo. Durante el día natu­
entre b c y a b. En la jornada laboral I equivale a Vfe, en
ral de 24 horas un hombre sólo puede gastar una cantidad
la jornada laboral II a 3/e y en la jom ada laboral III
determinada de fuerza vital. Así, de manera análoga, un
a 6/„ de a b. Además, como la proporción
caballo sólo puede trabajar, promedialmente, 8 horas
tiempo de plustrabajo diarias. Durante una parte del día la fuerza debe reposar,
dormir, mientras que durante otra parte del día el hombre
tiempo de trabajo necesario tiene que satisfacer otras necesidades físicas, alimentarse,
determina la tasa del plusvalor, dicha tasa se halla dada asearse, vestirse, etc. Aparte ese límite puramente físico,
por aquella relación. En las tres distintas jornadas labo­ la prolongación de la jornada laboral tropieza con barreras
morales. El hombre necesita tiempo para la satisfacción
rales asciende, respectivamente, a 1 6 % , 50 y 1 0 0 % . La
de necesidades espirituales y sociales, cuya amplitud y
tasa del plusvalor, en cambio, por sí sola no nos da la
número dependen del nivel alcanzado en general por la ci­
magnitud de la jornada laboral. Si fuera, por ejemplo,
igual a 100 % , la jornada laboral podría ser de 8, 10, 12 vilización. La variación de la jornada laboral oscila pues
dentro de límites físicos y sociales. Unos y otros son, sin
horas, etc. Indicaría que las dos partes constitutivas de la
embargo, de naturaleza muy elástica y permiten la libertad
jornada laboral, el trabajo necesario y el plustrabajo, son
de movimientos. Encontramos, así, jornadas laborales de
equivalentes, pero no nos revelaría la magnitud de cada
8, 10, 12, 14, 16, 18 horas, o sea de las extensiones más
una de esas partes.
disímiles.
La jornada laboral no es, por tanto, una magnitud E l capitalista ha comprado la fuerza de trabajo por
constante sino variable. Una de sus partes, ciertamente, su valor diario. Le pertenece el valor de uso de la misma
se halla determinada por el tiempo de trabajo requerido durante una jornada laboral. H a obtenido el derecho, pues,
para la reproducción constante del obrero mismo, pero su de hacer que el obrero trabaje para él durante un día.
magnitud global varía con la extensión o duración del ¿Pero qué es una jornada laboral? 36 En todo caso, menos
plustrabajo. Por consiguiente, la jornada laboral es deter- de un día natural de vida. ¿Y cuánto menos? El capitalista
minable, pero en sí y para sí indeterminada.35 tiene su opinión sobre esa ultima T h u le,i1041 el límite nece­
Ahora bien, aunque la jornada laboral no sea una sario de la jornada laboral. Como capitalista, no es más que
magnitud constante sino fluente, sólo puede variar, por capital personificado. Su alma es el alma del capital. Pero
otra parte, dentro de ciertos límites. Su límite mínimo es el capital tiene un solo impulso vital, el impulso de valori­
indeterminable, sin embargo. Es cierto que si fijamos la zarse, de crear plusvalor, de absorber, con su parte cons­
línea de prolongación b e , o plustrabajo, en 0, obten­ tante, los medios de producción, la mayor masa posible
dremos un límite mínimo, esto es, la parte de la jornada de plustrabajo.37 El capital es trabajo muerto que sólo se
que el obrero tiene necesariamente que trabajar para la
subsistencia de sí mismo. Pero sobre la base del modo 36 E ste in te rro g an te es in fin itam en te m ás im p o rta n te que la
de producción capitalista el trabajo necesario no puede célebre p re g u n ta de sir R o b e rt P eel a la C á m a ra de C om ercio de
ser sino una parte de la jornada laboral del obrero, y ésta B irm ingham : “W h a t is a p o u n d ?" X'¿Qué es una libra?”], cuestión
que sólo p u d o p lan te arse p o rq u e Peel e stab a ta n a o scu ras acerca
nunca puede reducirse a ese mínimo. L a jornada laboral, de la n a tu ra le z a d e l d inero com o los “little shilling m en ” [p artid a­
por el contrario, posee un límite máximo. No es prolon­ rios d e los chelines pequeños] 11031 de B irm ingham .
37 “E s tarea del capitalista o b ten er del capital desem bolsado la
m a y o r su m a posible d e trabajo” (“d ’o b ten ir du capital dépensé la
35 “U n a jo rn a d a lab o ra l es im precisa, puede ser larg a o c o rta .”
plu s fo rte so m m e de travaíl possible”). J.-G . C ourcelle-Seneuil.
(A n E ssay on Trade a n d C o m m erce, C ontaining O bservations oti T raite théorique et pratique des entreprises industrielles. 2? ed..
T axation . . . , L ondres, 1770, p. 73.)
P arís, 1857, p. 62.)

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acción, sólo la cantidad de aquélla que sea compatible
reanima, a la manera de un vampiro, al chupar trabajo
con su duración normal y su desarrollo saludable. Mediante
vivo, y que vive tanto más cuanto más trabajo vivo chupa.
la prolongación desmesurada de la jornada laboral, en un
El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo
día puedes movilizar una cantidad de mi fuerza de trabajo
durante el cual el capitalista consume la fuerza de traba­
mayor de la que yo puedo reponer en tres días. Lo que
jo que ha adquirido.38 Si el obrero consume para sí mismo
ganas así en trabajo, lo pierdo yo en sustancia laboral. La
el tiempo a su disposición, roba al capitalista.39
utilización de mi fuerza de trabajo y la expoliación de la
El capitalista, pues, se remite a la ley del intercambio misma son cosas muy diferentes. Si el período medio que
mercantil. Al igual que cualquier otro comprador, procura puede vivir un obrero medio trabajando racionalmente
extraer la mayor utilidad posible del valor de uso que asciende a 30 años, el valor de mi fuerza de trabajo, que
tiene su mercancía. Pero súbitamente se alza la voz del
obrero, que en el estrépito y agitación del proceso de pro­ me pagas cada día, es d e --------------------- ó 1/10.950 de su
ducción había enmudecido: 365 X 30
valor total. Pero si lo consumes en 10 años, me pagas
La mercancía que te he vendido se distingue del po­
diariamente 1/10.950 de su valor total en vez de 1/3.650,
pulacho de las demás mercancías en que su uso genera
y por tanto sólo Vs de su valor cotidiano, y diariamente
valor, y valor mayor del que ella misma cuesta. Por eso
me robas, por consiguiente, 2/s del valor de mi mercancía.
la compraste. Lo que desde tu punto de vista aparece
Me pagas la fuerza de trabajo de un día, pero consumes
como valorización de capital, es desde el mío gasto exce-
la de tres. Esto contraviene nuestro acuerdo y la ley del
dentario de fuerza de trabajo. En la plaza del mercado, tú
intercambio mercantil. Exijo, pues, una jornada laboral
y yo sólo reconocemos una ley, la del intercambio de
de duración normal, y la exijo sin apelar a tu corazón, ya
mercancías. Y el consumo de la mercancía no pertenece
que en asuntos de dinero la benevolencia está totalmente
al vendedor que la enajena, sino al comprador que la
de más. Bien puedes ser un ciudadano modelo, miembro
adquiere. Te pertenece, por tanto, el uso de mi fuerza
talvez de la Sociedad Protectora de los Animales y por
de trabajo diaria. Pero por intermedio de su precio diario de
añadidura vivir en olor de santidad, pero a la cosa que
venta yo debo reproducirla diariamente y, por tanto,
ante mí representas no le late un corazón en el pecho. Lo
poder venderla de nuevo. Dejando a un lado el desgaste que parece palpitar en ella no es más que los latidos de
natural por la edad, etc., mañana he de estar en condi­ mi propio corazón. Exijo la jornada normal de trabajo
ciones de trabajar con el mismo estado normal de vigor, porque exijo el valor de mi mercancía, como cualquier
salud y lozanía que hoy. Constantemente me predicas el
otro vendedor.40
evangelio del “ahorro” y la “abstinencia” . ¡De acuerdo! Dejando a un lado límites sumamente elásticos, como
Quiero economizar la fuerza de trabajo, a la manera de vemos, de la naturaleza del intercambio mercantil no se
un administrador racional y ahorrativo de mi único patri­ desprende límite alguno de la jornada laboral, y por tanto
monio, y abstenerme de todo derroche insensato de la límite alguno del plustrabajo. El capitalista, cuando procura
misma. Día a_ día quiero realizar, poner en movimiento, en prolongar lo más posible la jornada laboral y convertir, si
puede, una jornada laboral en dos, reafirma su derecho
38 “ U n a h o ra de trab a jo p e rd id a cad a día infiere un d a ñ o in­
m enso a un e stad o co m e rcia l.” “E xiste un co n su m o m uy grande de
40 D u ra n te la gran strike [huelga] que los builders [albañiles]
artículos de lujo e n tre los trab a ja d o re s pobres de este reino, p a rti­
de L o n d res e fe c tu a ro n e n 1860-1861 p o r la reducción de la jo rn ad a
cu larm en te e n tre e l p o p u lach o m an u fa ctu re ro , en lo cual consum en
lab o ra l a 9 horas, su com isión publicó un m anifiesto que coincide
tam bién su tiem po, el m á s n e fa sto de los c o n su m o s.” (A n E ssay on
Trade and C o m m erce . . . , pp. 47 y 153.) en g ran p a rte con el alegato de n uestro o b re ro . El docum ento
alude, no sin ironía, a que el “building m aster" [constructor] m ás
39 “Si el jo rn alero libre se tom a un m o m e n to de descanso, la ávido de ganancias — un tal sir M . P eto— vivía en “olo r de sa n ­
e co n o m ía só rd id a que lo a tisb a con inquietud preten d e que aquél tid a d ” . (Este m ism o P eto tuvo, después de 1867. un fin a l o . . .
la ro b a .” (N . L inguet, T héorie des lo ix c iv ile s .. . , L ondres, 1767. ¡S tro u sb erg !)!104 bisl
t. n, p. 466.)

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tada de plustrabajo. De ahí que en la Antigüedad el exceso
en cuanto comprador. Por otra parte, la naturaleza espe­ de trabajo se presentara bajo una forma horrible allí donde
cífica de la mercancía vendida trae aparejado un limite se trataba de obtener el valor de cambio en su figura dine­
al consumo que de la misma hace el comprador, y el rada autónoma, en la producción de oro y plata. La forma
obrero reafirma su derecho como vendedor cuando procura oficial del exceso de trabajo es aquí el trabajar forzada­
reducir la jornada laboral a determinada magnitud normal. mente hasta la muerte. Basta con leer a Diodoro Sículo.41
Tiene lugar aquí, pues, una antinomia', derecho contra de­ En el m undo antiguo, sin embargo, ésas son excepciones.
recho, signados ambos de manera uniforme por la ley del Pero no bien los pueblos cuya producción aún se mueve
intercambio mercantil. Entre derechos iguales decide la bajo las formas inferiores del trabajo esclavo y de la pres­
fuerza. Y de esta suerte, en la historia de la producción tación personal servil son arrastrados a un mercado mun­
capitalista la reglamentación de la jornada laboral se pre­ dial en el que impera el m odo de producción capitalista
senta como lucha en torno a los límites de dicha jornada, y donde la venta de los productos en el extranjero se
una lucha entre el capitalista colectivo, esto es, la clase de convierte en el interés prevaleciente, sobre los horrores
los capitalistas, y el obrero colectivo, o sea la clase obrera. bárbaros de la esclavitud, de la servidumbre de la gleba,
etcétera, se injerta el horror civilizado del exceso de trabajo.
De ahí que el trabajo de los negros en los estados meridio­
nales de la Unión norteamericana mantuviera un carácter
2. La hambruna de plustrabajo. Fabricante y boyardo moderadamente patriarcal mientras la producción se orien­
taba, en lo fundamental, a la satisfacción de las necesidades
inmediatas. Pero en la medida en que la exportación algo­
El capital no ha inventado el plustrabajo. Dondequiera donera se transformó en interés vital de esos estados, el
que una parte de la sociedad ejerce el monopolio de los trabajo excesivo del negro — a veces el consumo de su vida
medios de producción, el trabajador, libre o no, se ve en siete años de trabajo— se convirtió en factor de un
obligado a añadir al tiempo de trabajo necesario para sistema calculado y calculador. Ya no se trataba de arran­
su propia subsistencia tiempo de trabajo excedentario y
carle cierta masa de productos útiles. De lo que se trataba
producir así los medios de subsistencia para el propietario ahora era de la producción del plusvalor mismo. Otro
de los medios de producción,41 ya sea ese propietario un tanto sucedió con la prestación personal servil, por ejemplo,
x a l o g xayaOóg [aristócrata] ateniense, el teócrata etrus-
en los principados danubianos.
co, un civis romanus [ciudadano romano], el barón nor­
mando, el esclavista norteamericano, el boyardo valaco, el La comparación entre la hambruna de plustrabajo en
terrateniente moderno o el capitalista.42 Es evidente, con los principados danubianos y la misma hambre canina
todo, que cuando en una formación económico-social no en las fábricas inglesas ofrece un interés particular, pues
prepondera el valor de cambio sino el valor de uso del bajo la prestación personal servil el plustrabajo posee una
producto, el plustrabajo está limitado por un círculo de forma autónoma, sensorialmente perceptible.
necesidades más estrecho o más amplio, pero no surge Supongamos que la jornada laboral incluya 6 horas
del carácter mismo de la producción una necesidad ilimi­ de trabajo necesario y 6 horas de plustrabajo. EÍ trabajador

41 “L os que t r a b a ja n . . . e n realid ad a lim en tan tan to a los 43 " N o se puede c o n te m p la r a esos infelices” (en las m in a s de
pensionistas [ . . . ] , llam ados ricos, c o m o a sí m ism o s." (E dm und o ro entre E gipto, E tio p ía y A rab ia), “que ni siq u iera pueden asear
Burke, T h o u g h ts a n d D e ta ils on Scarcity, L ondres, 1800, p. 2.) sus c uerpos o c u b rir su desnudez, sin dolerse de su trágico destino.
42 C on to d o can d o r o b serv a N ie b u h r, e n su R ö m isch e G e­ Pues allí no tiene c ab id a n in g u n a indulgencia ni m ira m ie n to por
schichte: “N o es posible desconocer que o b ra s co m o las etruscas, los en ferm o s, los enclenques, los ancianos, por la endeblez fem enil.
que a u n en ruinas d e sp iertan el asom bro, presu p o n en en estados O bligados a golpes, todos deben c o n tin u a r tra b a ja n d o h asta q u e la
pequeños (!) señores y siervos". M ucho m ás p ro fu n d am en te dijo m u erte pone térm in o a sus to rm en to s y su m iseria.” (D iodor von
Sism ondi que los “encajes de B ruselas" presu p o n ían patrones y Sicilien, H istorische B ih lio th ek. lib. 3, cap. 13f. p. 2601.)
asalariad o s.
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tecía en las provincias rumanas. Su modo de producción
libre, pues, entrega semanalmente al capitalista 6 X 6, o originario se fundaba en la propiedad comunal, pero no
sea 36 horas de plustrabajo. Es lo mismo que si trabajara en la propiedad comunal bajo su forma eslava, ni tampoco
3 días por semana para sí y 3 días por semana, gratis, en la índica. Los miembros de la comunidad cultivaban de
para el capitalista. Pero esto no salta a la vísta. El plus- manera independiente, como propiedad privada libre, una
trabajo y el trabajo necesario se confunden en un todo. parte de los predios; la otra parte, el ager publicas [tierra
De ahí que también se pueda expresar la misma relación colectiva], la trabajaban en común. Los productos de este
diciendo, por ejemplo, que en cada minuto el obrero tra­ trabajo comunal servían en parte como fondo de reserva
baja 30 segundos para sí y 30 segundos para el capitalista. para los casos de malas cosechas y otras contingencias,
N o ocurre lo mismo con la prestación personal servil. El en parte como erario público para cubrir los costos de
trabajo necesario, pongamos por caso el que ejecuta la guerra, de la religión y otros gastos comunales. Con el
el campesino valaco para su propia subsistencia, está sepa­ andar del tiempo, dignatarios militares y eclesiásticos usur­
rado espacialmente de su plustrabajo para el boyardo. paron, junto a la propiedad común, las prestaciones desti­
Realiza el primero en su propia parcela, el segundo en la nadas a la misma. El trabajo de los campesinos libres en
hacienda del señor. Las dos partes del tiempo de trabajo su tierra comunal se convirtió en prestación personal ser­
coexisten, por tanto, de manera independiente. Bajo la vil para los ladrones de la tierra colectiva. Con ello,
forma de la prestación personal servil el plustrabajo está simultáneamente, se desenvolvieron relaciones de servi­
disociado netamente del trabajo necesario. Esta forma dumbre, aunque sólo de hecho, no de derecho, hasta que
diferente de manifestación, como es obvio, no altera la Rusia, liberadora del mundo, con el pretexto de abolir la
relación cuantitativa entre el plustrabajo y el trabajo nece­ servidumbre la elevó a la categoría de ley. Fueron los
sario. Tres días semanales de plustrabajo siguen siendo boyardos, naturalmente, quienes dictaron el código de la
tres días de trabajo que no genera equivalente alguno prestación personal proclamado en 1831 por el general
para el trabajador, ya sea que ese trabajo se denomine ruso Kiseliov. Rusia conquistó así, de un solo golpe, a los
servil o asalariado. Pero en el capitalista, la hambruna magnates de los principados danubianos y los aplausos
de plustrabajo se manifiesta en el afán de prolongar de los cretinos liberales de toda Europa.
desmesuradamente la jornada laboral; en el boyardo, con
más sencillez, en la caza directa de días de prestación Según él “Règlement organique” 11051 — que así se
personal.44 llama ese código de la prestación personal— , todo campe­
La prestación personal estaba ligada, en los principados sino valaco debe al terrateniente, amén de una serie de
danubianos, a las rentas en especie y demás anexos de la contribuciones en especie, debidamente especificadas, lo
servidumbre de la gleba, pero constituía el tributo funda­ siguiente: 1) doce días de trabajo, en general; 2) un día
mental rendido a la clase dominante. Donde era éste el de trabajo en el campo, y 3) un día para recoger leña.
caso, raram ente la prestación personal surgía de la servi­ Summa summarum [en total], 14 días por año. P era con
dumbre de la gleba; mucho más frecuentemente, por el una profunda comprensión de la economía política, no
contrario, la última derivaba de la prim era.44bis Así acon­ se toma la jornada laboral en su sentido corriente, sino

44 L o q u e sigue se refiere a la situación de las provincias


ru m a n a s con anterioridad a la revolución 1841 o p e rad a luego de la bres. L a victoria de los nobles en la G u e rra C am p esin a puso tér­
g u e rra de C rim ea. m in o a esa situación. N o sólo los cam pesinos del sur de A lem ania
44 bis {F. E . — N o ta a la 3? edición. — E sto se aplica tam bién se c onvirtieron n uevam ente en siervos de la gleba. Y a desde m e­
a A lem ania, y en especial a la p a rte de P rusia q u e q u ed a al este diados del siglo xvi los cam pesinos libres prusian o -o rien tales, los
del E lba. E n el siglo x v el cam pesino alem án, en casi to d as partes, bran deburgueses, p o m eran io s y silesios, y p ro n to tam bién los de
a u n q u e sujeto a d eterm in ad as prestaciones e n especie y laborales, Schlesw ig-H olstein, fu e ro n deg rad ad o s a la condición servil.
e ra en lo dem ás un h o m b re libre, p o r lo m enos de hecho. A (M a u rer, F ro n h o fe, t. iv; M eitzen, D e r B oden des preussischen
los colonos alem anes en B randeburgo, P o m e ran ia, Silesia y P rusia S ta a ts; H anssen, L eibeig en sch a ft in S chlesw ig-H olstein .)}
O riental se los reconocía incluso jurídicam ente co m o hom bres li-
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la jornada laboral necesaria para la elaboración de un boyardo en el frenesí de la victoria, “equivalen a 365 días
producto diario medio, el cual es fijado de manera tan por año!” 45
mañosa que ni un cíclope podría ejecutarlo en 24 horas. Si el “Règlement organique” de los principados danu­
De ahí que, en las descarnadas palabras de una ironía bianos es una expresión positiva de la ham bruna de plus-
auténticamente rusa, el “Règlement” mismo declare que trabajo, legalizada por cada uno de sus artículos, las
por 12 jornadas laborales ha de entenderse el producto Factory Acts [leyes fabriles] inglesas son expresiones nega­
correspondiente a un trabajo manual de 36 días; por una tivas de esa misma hambruna. Dichas leyes refrenan el
jornada laboral en el campo, tres jornadas, y por un día acuciante deseo que el capital experimenta de desangrar
de recolección de leña, también el triple. Total: 42 días sin tasa ni medida la fuerza de trabajo, y lo hacen mediante
de prestación personal. Pero hay que agregar la llamada la limitación coactiva de la jornada laboral por parte del
jobagie, prestaciones de servicios debidas al terrateniente estado, y precisamente por parte de un estado al que
para satisfacer necesidades extraordinarias de la produc­ dominan el capitalista y el terrateniente. Prescindiendo de
ción. Con arreglo a la magnitud de su población, cada un movimiento obrero que día a día se vuelve más amena­
aldea debe proporcionar anualmente un contingente deter­ zante y poderoso, la limitación de la jornada laboral fue dic­
minado para la jobagie. Se estima que esta prestación tada por la misma necesidad que obliga a arrojar guano en
adicional asciende, para cada campesino valaco, a 14 días. los campos ingleses. La misma rapacidad ciega que en un
De modo que la prestación personal preceptuada alcanza caso agota la tierra, en el otro había hecho presa en las raí­
a 56 jornadas laborales por año. Pero en Valaquia el año ces de la fuerza vital de la nación. Las epidemias periódicas
agrícola, debido a lo desfavorable del clima, no comprende fueron aquí tan elocuentes como lo es en Alemania y F ran­
más que 210 días, de los cuales hay que descontar 40 cia la estatura decreciente de los soldados.46
domingos y feriados y, término medio, 30 días por mal
tiempo; en total 70 días. Quedan 140 jornadas de trabajo.
4!i O tro s detalles p u e d en verse en É. R egnault, H isto ire politique
La proporción entre la prestación personal y el trabajo et sociale des principautés danubiennes, P aris, 1855[, p. 304 y ss.].
. 56 46 “E n general, y d e n tro de ciertos lím ites, el re b asa r las
necesario, — , o sea 66 % % , expresa una tasa mucho me- m edidas m edias de su especie testim o n ia en fav o r del de sa rro llo de
84 los seres orgánicos. En el caso del ho m b re, su ta lla dism inuye
ñor del plus valor que la que regula la labor del trabajador c u a n d o su d e sa rro llo se ve p erju d ica d o a causa de condiciones
agrícola o fabril inglés. Sin embargo, ésa no es más que físicas o sociales. E n to d o s los países e u ro p eo s en los que rige
el re clu ta m ie n to oblig ato rio , desde la in tro d u cció n del m ism o
la prestación personal legalmente preceptuada. Inspirado h a d ism inuido la ta lla m edia d e los a d u lto s y, en térm in o s gene­
por un espíritu aun más “liberal” que el de la legislación rales, su a p titu d p a ra el servicio. A ntes de la re v olución (1789), el
fabril inglesa, el “Règlement organique” ha sabido otorgar m ín im o “ p a ra los soldados de in fan tería e ra e n F ra n c ia de 165
cen tím etro s; e n 1818 (ley del 10 de m arzo), 157, y co n fo rm e a la
facilidades para su propia transgresión. Luego de haber ley del 21 de m arz o de 1832, 156 centím etros; en F ra n c ia , térm in o
convertido 12 jornadas en 54, el trabajo a realizar en cada m edio, se exim e d el servicio a m ás de la m ita d de los reclutas
jornada se define, una vez más, de tal suerte que necesa­ p o r insuficiencia de ta lla y defectos físicos. E n 1780, la ta lla m ilitar
riamente recae una sobrecarga en los días siguientes. En e ra en Sajonia de 178 c en tím etro s; a h o ra es 155. E n P ru sia es de
157. Según d ato s p u b lic a d o s en e l B ayrische Z e itu n g d el 9 de m ayo
una jornada, por ejemplo, debe escardarse cierta extensión de 1862 p o r el d o c to r M eyer, el re su lta d o m edio de 9 añ o s es
de terreno, para lo cual, principalmente en los maizales, se q u e e n P ru sia de 1.000 re c lu ta s 716 son ineptos p a ra el servicio
requiere el doble de tiempo. Puede interpretarse de tal m ilitar: 317 p o r insuficiencia de ta lla y 399 p o r defectos físicos . . .
E n 1858 B erlín n o p u d o in te g rar su contingente de reclu tas su­
m anera, en determinados trabajos agrícolas, la tarea diaria p lentes, p u e s fa lta b a n 156 h o m b res.” (J. v. L iebig, D ie C hem ie
fijada por la ley, que el día comienza en el mes de mayo in ihrer A n w e n d u n g a u f A g rik u ltu r u n d P hysiologie, l 6 ed., 1862,
y termina en el de octubre. Las disposiciones son aun más t. i, pp. 117, 118.)
duras en el caso de Moldavia. “ ¡Los doce días de presta­
ción personal del «Règlement organique»”, exclamó un " 2? y 3? ediciones; “m áx im o ” en vez de “m ín im o ” .

286 287
La Factory A c t de 1850, actualmente en vigor,3 per­ (a veces más, a veces menos) después de las 6 de la
mite 10 horas para la jornada semanal media, a saber: (arde. De la media hora permitida nominalmente para
12 horas en los primeros 5 días de la semana, de 6 de la el desayuno retacea 5 minutos al principio y otros tantos
m añana a 6 de la tarde, de las que se descuentan por ley al final, y 10 minutos al principio y otros 10 al final de la
Vi hora para el desayuno y una hora para el almuerzo, hora otorgada nominalmente para el almuerzo. Los sába­
quedando entonces 10 Vi para el trabajo, y 8 horas los dos hace trabajar un cuarto de hora (a veces más, a veces
sábados, de 6 de la m añana a 2 de la tarde, descontándose menos) después de las 2 de la tarde. Con lo cual su
en este caso Vi hora para el desayuno. Quedan 60 horas ganancia es la siguiente:
de trabajo, 10 Vi en los primeros 5 días de la semana,
7 Vi en el último día.47 Se designan funcionarios especiales A ntes de las 6 de la m añ a n a 15 m inutos
encargados de velar por el cumplimiento de la ley y subor­ D espués d e las 6 de la tard e 15 Total en
E n el desayuno 10 5 días:
dinados directamente al Ministerio del Interior, los inspec­ En el alm uerzo 20 300 m inutos
tores fabriles, cuyos informes se publican semestralmente 60 m inutos
por orden del parlamento. Suministran, pues, una infor­
mación estadística, oficial y continua, acerca de la ham­ L os sábados, antes de las 6 de la
G anancia
bruna de plustrabajo que experimentan los capitalistas. m añana 15 m inutos
total por
Escuchemos un instante a los inspectores fabriles.48 E n el desayuno 10
sem ana:
D espués de las 2 de la tard e 15
“El fabricante tramposo hace que el trabajo comience 340 m inutos
[40 m inutos]
un cuarto de hora (a veces más, a veces menos) antes
de las 6 de la mañana, y lo finaliza un cuarto de hora
“O sea 5 horas y 40 minutos por semana, que multi­
plicados por las 50 semanas de trabajo en el año (descon­
47 E n el curso de este cap ítu lo figura la h isto ria de la ley fabril
de 1850. tando dos semanas por feriados e interrupciones ocasio­
48 Sólo o c asio n a lm e n te m e refiero al p e río d o q u e va desde el nales) equivalen a 27 jornadas de trabajo." 49
com ienzo de la g ra n in d u stria inglesa h asta 1845, y en lo que “Cinco minutos diarios de trabajo adicional [. . .] equi­
c o n ciern e a este p u n to rem ito al lector a D ie Lage der arbeitenden
K lasse in E ngland, de F rie d ric h E ngels, L eipzig, 1845. Los F actory valen en el año a dos días y medio de producción.” 00
R ep o rls, los R ep o rts on M in es, etc. aparecidos desde 1845, p onen de “Una hora adicional por día, ganada a fuerza de echar
m an ifiesto cu án p ro fu n d a m e n te apreh en d ió E ngels el espíritu del mano aquí a un pedacito de tiempo, allá a otro, convierte
m o d o de p ro d u c ció n c a p italista , y la c o m p aració n m ás superficial en 13 los 12 meses del año.” 51
de su o b ra con los inform es oficiales de la C h ild re n ’s E m ploym ent
C om m ission, pu b licad o s 20 años m ás tard e (1863-1867), m uestra Las crisis — durante las cuales la producción se inte­
lo a d m irab le m e n te que p in tó la situación e n sus detalles. E stos rrumpe y sólo se trabaja a “tiempo reducido”, esto es,
últim os inform es, en p a rtic u la r, versan sobre ra m o s industriales
en los q u e h a sta 1862 no se h a b ía in troducido la legislación fabril,
algunos días por semana— en nada alteran, naturalmente,
y e n p a rte ello n o ha o c u rrid o aún. A quí, pues, la situación descrita el afán de prolongar la jornada laboral. Cuanto menos
p o r E ngels no h a ex p erim e n tad o cam bios m ás o m enos grandes, negocios se hagan, tanto mayor habrá de ser la ganancia
im puestos desde afu era . T o m o m is ejem plos, e n lo principal, del sobre los negocios realizados. Cuanto menos tiempo se
p e río d o lib recam b ista posterior a 1848, de esa ép o ca parad isíaca pueda trabajar, tanto más tiempo de plustrabajo habrá
de la cual los b u h o n ero s del librecam bism o, ta n locuaces com o
cien tíficam en te nulos, fa u c h e re a n ll05bisí tan ta s m ara v illas a los que trabajar. Así, por ejemplo, los inspectores fabriles
alem anes. P o r lo dem ás, si Inglaterra o c u p a aquí el prim er plano,
ello se debe únicam ente a q u e re p resen ta de m a n e ra clásica el
m o d o de p ro d u c ció n c ap italista y posee, ella sola, info rm ació n 49 “Suggestions . . . by M r. L. H o rn e r, In sp ecto r o f F acto ries",
e stad ística oficial y c o n tin u a acerca de los objetos e n discusión. e n F actories R egulation A c t. O rdered by the H ouse o f C o m m o n s
to be P rin ted 9th A u g u st, 1859, pp. 4, 5.
r>0 R e p o r t s . . . O ctober 1856, p. 35.
" E n la 3? y 4?- ediciones se agrega: “(1867)” . 51 R e p o r ts . . . 30th A p ril 1858. p. 9.

288 289
informan con respecto al período de la crisis de 1857
a 1858: “A muchos fabricantes les parece que la ganancia
“Parecerá contradictorio que se den casos de trabajo extra que se puede obtener prolongando ilegalmente el
excesivo en tiempos en que los negocios andan mal, pero tiempo de trabajo representa una tentación demasiado
precisamente esa mala situación es la que incita a hombres fuerte como para poder resistirla; especulan con la posi­
inescrupulosos a transgredir la ley, pues con ello obtienen bilidad de que no se los sorprenda y calculan que aun en
ganancias extraordinarias . . .” “En los mismos momentos”, caso de ser descubiertos, la insignificancia de las multas
dice Leonard Horner, “en que 122 fábricas de mi distrito y de las costas les asegura siempre un saldo a su favor.” 36
han sido abandonadas por completo y 143 están paradas “En los casos en que el tiempo adicional se gana por una
y todas las demás trabajan a tiempo reducido, continúa multiplicación de hurtos menores (a multiplication of small
trabajándose por encima del tiempo que fija la ley.” 32 “A thefts) en el curso del día, los inspectores tropiezan con
pesar de que en la mayor parte de las fábricas”, dice el dificultades casi insuperables para obtener las pruebas
señor Howell, “a causa de la mala situación de los negocios correspondientes.” 57 Estos “hurtos menores” del capital,
sólo se trabaja la mitad del tiempo, sigo recibiendo la que retacean el tiempo destinado a la alimentación y el
cantidad habitual de quejas acerca de que a los obreros descanso del obrero, también son denominados por los
se les escamotea (snatched) diariamente media hora o inspectores fabriles “petty pilferings of minutes”, mezqui­
tres cuartos de hora retaceándoles el tiempo que la ley nas raterías de minutos,38 “snatching a few minutes”, esca­
establece para la alimentación y el reposo.” 53 moteo de minutos,39 o, como los denominan técnicamente
El mismo fenómeno se repitió, a menor escala, durante los obreros, “nibbling and cribbling at meal times” [“pico­
la terrible crisis algodonera de 1861 a 1865.34 tear y birlar a la hora de las comidas”].60
“Cuando sorprendemos a los obreros trabajando du­
rante las horas de comida o en otros momentos prohibidos
bril. Se acu sab a a varios de estos señores de h a b er hech o tra b a ja r
por la ley, se aduce a veces que aquéllos se resisten firme­ a cinco m uchachos, cuya ed ad o scilaba e n tre los 12 y los 15 años,
mente a abandonar la fábrica y que hay que recurrir a la desde las 6 de la m a ñ a n a del viernes hasta las 4 de la tarde del
coacción para que interrum pan su trabajo” (limpieza de sáb ad o siguiente, sin p e rm itirles m ás descanso que p a ra las com idas
las máquinas, etc.), “en particular los sábados de tarde. y u n a hora de sueño a m edianoche. ¡Y esos m u ch ach o s tenían
q u e e je cu ta r el incesante trab a jo de 30 h o ra s m etidos e n la
Pero si la mano de obra permanece en la fábrica luego “ shoddy-hole” [cueva de la lana], co m e se lla m a al in fiern o donde
de la detención de las máquinas, ello ocurre únicamente se d e sg a rra n los retazo s de lan a y en el cual u n m a r aéreo de
porque no se les concedió un plazo para ejecutar esas polvo, pelusas, etc., obliga a los o b re ro s adultos m ism os a u sar
tareas entre las 6 de la m añana y las 6 de la tarde, en las co n tin u a m e n te tap ab o cas p a ra p ro teg erse los pulm ones! E n lugar
de ju ra r — po rq u e en su calidad de cuáqueros e ra n p erso n as tan
horas de trabajo establecidas legalmente.” 33 e scru p u lo sam en te religiosas que n o podían p re sta r juram ento— ,
los señores acusados d iero n seguridades de que, en su g ran m iseri­
32 Ib íd em , p. 10.
cordia, les h abían perm itido a los pobres niños que d u rm ie ran
d u ra n te c u a tro h o ras, ¡pero que los m uy testarudos de los m u ch a­
53 Ib íd em , p. 25.
chos se n egaron ro tu n d am en te a ir a la cam a! L os señores cuá­
54 R e p o r ts . . . 30th A p ril 1861. V éase apéndice n ° 2; R e-
q u ero s fu e ro n cond en ad o s a p a g ar u n a m ulta de £ 20. D ryden
p o r t s . . . 31 st O ctober 1862, pp. 7, 52, 53. L as transgresiones vol­
p resintió a esos cuáqueros:
vieron a m en u d e ar e n el ú ltim o sem estre de 1863. C fr. R ep o rts . . .
3 Is t O ctober 1863, p. 7. “ U n z o rro henchido de fingida santidad,
53 R e p o r t s . . . fo r the H a lf Y ear E n d in g 3 Is t O ctober 1860,
que m en tía com o el diablo p ero se e sp a n ta b a an te un ju ram en to ,
p. 23. El siguiente y c urioso caso m uestra con q u é fanatism o, q u e m ira b a com o la C u aresm a, píam en te, de reojo,
según el testim onio de los fa b ric an te s an te la justicia, los ob rero s y no osab a p ecar sin antes rezar sus o racio n es.” I10'1]
de sus establecim ientos se resisten a toda in te rru p ció n del trabajo: 3B R e p o r t s . . . 3 Is t O ctober 1856, p. 34.
e n los p rim ero s días de junio de 1836 los m agistrados de D ew sbury 57 Ib íd em , p. 35.
(Y orkshire) recib iero n den u n cias de que los p ro p ietario s de ocho 38 Ibídem , p . 48.
g randes fábricas, e n las cercanías de Batley. violaban la ley fa- 7,9 Ib íd em , p. 48.
80 Ib íd em , p. 48.

290
291
En este ambiente, como vemos, no constituye misterio del trabajo aun hoy carece de trabas o carecía de ellas
alguno la formación del plusvalor por el plustrabajo. hasta ayer.
“Si usted — me confió un fabricante muy respetable— “En su calidad de presidente de un mitin realizado en
me permite hacer trabajar tan sólo 10 minutos de sobre- la alcaldía de Nottingham el 14 de enero de 1860, el señor
tiempo por día, me pone en el bolsillo £, 1.000 anuales.” 81 Broughton, county magistrate [juez de condado], declaró
“Los átomos de tiempo son los elementos de la ganancia." 82 que en la parte de la población urbana ocupada en la
En este aspecto nada es más característico que la deno­ fabricación de encajes imperaba un grado de privación y
minación de “full times” ,a que se da a los obreros que sufrimiento desconocido en el resto [. ..] del mundo civi­
trabajan todo el tiempo, y la de “half times”,b aplicada a lizado . . . A las 2, a las 3, a las 4 de la m añana se arranca
los niños menores de 13 años, que legalmente sólo pueden de las sucias camas a niños de 9 a 10 años y se los obliga
trabajar 6 horas.81 El obrero, aquí, no es nada más que a trabajar por su mera subsistencia hasta las 10, las 11 o
tiempo de trabajo personificado. Todas las diferencias indi­ las 12 de la noche, mientras sus miembros se consumen,
viduales se disuelven en las de “tiempos completos” y su complexión se encanija, se les embotan los rasgos facia­
“medios tiempos”. les y su condición humana se hunde por completo en un
torpor pétreo, extremadamente horrible de contemplar
[ . .. ] . No nos sorprende que el señor Mallett o cualquier
3. Ramos industriales ingleses otro fabricante se presente y proteste contra toda discu­
sin limitaciones legales a la explotación sión . . . El sistema, tal como lo describe el reverendo M on­
tagu Valpy, es un sistema de esclavitud no mitigada: social,
física, moral y espiritualmente . . . ¿Qué se podrá pensar de
Hasta aquí hemos considerado el afán de prolongar la una ciudad que realiza una asamblea pública para solicitar
jornada laboral, la voracidad canibalesca de plustrabajo, que el período de trabajo para los hombres se reduzca a
en un dominio en que exacciones monstruosas — no sobre­ 18 horas diarias? . . . Peroramos contra los plantadores vir-
pujadas, como dice un economista burgués británico, por ginianos y carolinos. ¿Pero su mercado de negros, con
las crueldades de los españoles contra los indios america­ todos los horrores del látigo y el tráfico de carne humana,
nos— 64 han sujetado por fin el capital a la cadena de la es más detestable que este lento sacrificio de seres huma­
reglamentación legal. Volvamos ahora la mirada a algu­ nos, efectuado para que se fabriquen encajes y cuellos en
nos ramos de la producción en los cuales la explotación beneficio del capitalista?” 65
La alfarería (pottery) de Staffordshire ha sido objeto,
81 Ib'idem , p. 48. durante los últimos 22 años, de tres investigaciones parla­
82 “ M om ents a re the elem ents o f p ro fit.” ( R e p o r ts . . . 30th
A p ril 1860, p. 56.)
mentarias. Se consignan los resultados en el informe pre­
83 L a expresión h a a d q u irid o derecho de c iu d ad an ía, tan to sentado en 1841 por el señor Scriven a los “Children’s
en la fá b ric a com o en los inform es fabriles. Employment Commissioners”, en el informe de 1860 del
64 “L a codicia de los fa b rican tes, cuyas atro c id a d e s en la p ro se­ doctor Greenhow, publicado por orden del funcionario mé­
cución de las g anancias d ifícilm ente h a y an sido su p erad as p o r las
dico del Privy C ouncil[1071 (Public Health, 3erd Report, I,
que p e rp e tra ro n los españoles, en la b ú sq u ed a de o ro , d u ran te la
co n q u ista de A m é ric a.” (John W ade, H isto ry o f the M id d le and 102-113), y por último en el informe de 1863 del señor
W orkin g Classes, 3? ed., L ondres, 1835, p. 114.) L a p a rte teórica Longe que figura en el First Report of the Children’s E m ­
de este libro, u n a especie de bosquejo de la eco n o m ía política, ployment Commission del 13 de junio de 1863. Basta para
contiene algún m aterial original p a ra su época, p o r ejem plo en mi objeto tomar, de los informes de 1860 y 1863, algunas
to rn o a las crisis com erciales. La p arte histó rica se ve afectada
por plagios desvergonzados del libro de sir F . M . E dén, T h e State declaraciones testimoniales de los mismos niños explotados.
o f the P oor . . . , L o n d res, 1797. La situación de los menores permite deducir cuál es la
" A sí en el original (el térm in o n o rm al es “fu ll-tim ers”).
11 Así en el original (el térm in o no rm al es “half-tim ers”). 83 D aily Telegraph, L ondres, 17 de enero de 1860.

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mismo sostiene otro facultativo, el señor McBean: “ Desde
de los adultos, ante todo la de las muchachas y mujeres,
que comenzó a practicar entre los alfareros, hace 25 años,
y ello precisamente en un ramo industrial a cuyo lado el
ha observado una degeneración notable, que se manifiesta
hilado del algodón y actividades semejantes resultan ser
especialmente en la disminución de estatura y peso” . Estas
ocupaciones agradabilísimas y salubres.66
declaraciones las hemos tomado del informe elevado en
William Wood, de nueve años, “tenía 7 años y 10 1860 por el doctor Greenhow.68
meses cuando empezó a trabajar” . El niño, desde un prin­ Extractamos lo siguiente del informe presentado por los
cipio, “ran moulds” (llevaba al secadero la pieza ya mol­ comisionados de 1863: el doctor Arledge, médico jefe del
deada, para después traer de vuelta el molde vacío). hospital de North Staffordshire, depone: “Como clase, los
Todos los días de la semana entra a las 6 de la mañana alfareros, tanto hombres como mujeres, representan una
y termina de trabajar a las 9 de la noche, aproximada­ población degenerada, física y moralmente. La regla es
mente. “Trabajo todos los días de la semana hasta las 9 que sean de escasa estatura, de mala complexión y que
de la noche. Así lo hice, por ejemplo, durante las últimas tengan mal formado el tórax; envejecen prematuramente
siete u ocho semanas.” ¡Quince horas de trabajo, pues, y su vida es corta; son flemáticos y anémicos y revelan la
para un niño de siete años! J. Murray, un chico de doce debilidad de su constitución a través de obstinados ataques
años, declara: “I run moulds and turn jigger” (hago de dispepsia y desórdenes hepáticos y renales, así como
girar la rueda). “Entro a las 6 de la mañana. A veces de reumatismo. Pero de todas las enfermedades son más
a las 4. Anoche trabajé toda la noche, hasta las 8 de propensos a las del pecho: neumonía, tisis, bronquitis y
esta mañana. Desde antenoche no me meto en la cama. asma. Una forma de esta última enfermedad es peculiar
Hubo otros ocho o nueve muchachos que trabajaron toda de ellos, y se la conoce por asma del alfarero o tisis del
la noche. Todos, menos uno, volvieron esta mañana. Me alfarero. L a escrofulosis, que ataca las glándulas o los
pagan por semana 3 chelines y 6 peniques” (1 tálero y 5 huesos u otras partes del organismo, es una enfermedad
groschen). “N o me pagan más cuando me quedo toda la que afecta a dos tercios o más de los alfareros. [. . .] Si la
noche trabajando. E n la última semana trabajé dos noches degenerescencia (degenerescence) de la población de este
enteras.” Fernyhough, un chico de diez años: “No siempre distrito no es mayor de lo que es, ello se debe al recluta­
tengo una hora entera para el almuerzo; muchas veces sólo miento constante de los distritos rurales vecinos y a los
me dan media hora, todos los jueves, los viernes y los casamientos con personas de razas más sanas” . El señor
sábados” .67 Charles Parsons, hasta hace poco house surgeon [médico
El doctor Greenhow declara que la duración de la interno] del mismo hospital, escribe en una carta al comi­
vida en los distritos alfareros de Stoke-upon-Trent y Wol- sionado Longe, entre otras cosas: “Sólo puedo hablar
stanton es extraordinariamente corta. Aunque en el distrito basándome en mis observaciones personales, y no en datos
de Stoke sólo está empleado en la industria alfarera el estadísticos, pero no vacilo en asegurar que mi indignación
36,6 % de la población masculina mayor de 20 años y en se ha despertado, una y otra vez, a la vista de pobres
el de Wolstanton sólo el 30,4 % , en el primer distrito criaturas cuya salud ha sido sacrificada para satisfacer la
recaen en alfareros más de la mitad de los casos fatales avaricia de sus padres o patrones” . Enumera las causas a
provocados entre hombres de aquella categoría por las en­ que obedecen las enfermedades de los alfareros y culmina
fermedades pulmonares, y alrededor de % en el segundo la enumeración con “long hours” ( “largas horas de traba­
de esos distritos. El doctor Boothroyd, médico práctico en jo” ). El informe de los comisionados manifiesta la espe­
Hanley, expresa: “Cada nueva generación de alfareros es ranza de que “una manufactura que ha conquistado un
más pequeña y menos robusta que la precedente” . Lo lugar tan prominente en el mundo entero, no quede sujeta
durante mucho tiempo al estigma de que su gran éxito va
06 C fr. E ngels, D ie Lage . . . , pp. 249-251.
67 C hildren’s E m p lo y m e n t C o m m ission. First R ep o rt . . . 1863, os P ublic H ealth. 3rd R e p o r t . . . , pp. 103. 105.
apéndice, pp. 16, 19, 18.
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