que se pega en los cristales de mi ventana que me tiene como vigilante sin pausas de las horas. Quizás sea tu risa perdida en tus otoños la que causa esa desazón inminente de abandono cayendo gota a gota en mis silencios que requieren respuestas sin distancias. Tratando de alcanzarte me sostengo en tus palabras como en una cuerda floja. Quizás sea la noche que duerme en una cama solitaria lo que me trae a rincones ocultos tan vacíos tratando de esconder los estragos de tu olvido. Victoria Dabed.