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viella
Vicenç Beltran
tas na cronística ibérica dos séculos XIII-XIV, en Portugal und Spanien: Proble-
me (k)einer Beziehung / Portugal e Espanha: Encontros e Desencontros, eds. T.
Brandenberger y H. Thorau, Frankfurt am Main 2005, pp. 23-38.
9. Cancionero de Juan Alfonso de Baena cit., nº 31, vv. 8-10.
10. Ibid., vv. 29-31.
11. Véase el trabajo de Á. Alonso, ‘Ay Fátima!’: Moras y cristianos en la
lírica tradicional, en «Scriptura (= Letradura. Estudios de literatura medieval)», 13
(1997), pp. 277-284.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 179
12. En los textos medievales suele acusarse a los musulmanes de hábitos lascivos,
incluyendo sus mujeres; al respecto véanse las noticias recogidas por M. Simó, Sexua-
lidad y contacto entre culturas en la literatura medieval: del motivo de la bella sarra-
cena al erotismo oriental del Tirant lo Blanch, en Escrituras de la sexualidad, ed. J.
Massó, Barcelona 2008, pp. 63-86. En un ámbito geográfico y cultural más amplio, po-
dríamos recordar al respecto la caracterización de Esclarmonde en Huon de Bordeaux,
que pasa de lasciva a casta tras su conversión al cristianismo (véase M. Rossi, Huon de
Bordeaux et l’évolution du genre épique au XIIIe siècle, Paris 1975, pp. 540-542).
13. Véanse los numerosos casos recogidos por L. O. Vasvári, The Hetero-
sexual Body of the ‘Mora Morilla’, London 1999, pp. 32-40 que, desgraciadamente,
no explicita la cronología de sus manifestaciones.
14. Cancionero general recopilado por Hernando del Castillo (Valencia
1511), reproducción facsímil por A. Rodríguez-Moñino, Madrid 1958, fol. cxxxvv.
En su edición del Romancero (Madrid 1993, nº 29), G. Di Stefano dio un excelente
estado de la cuestión en torno a las curiosas interpretaciones de que ha sido objeto
este texto, que fue luego completado por Vasvári, The Heterosexual Body of the
‘Mora morilla’ cit., pp. 11-15.
15. La rúbrica procede de ID2833, cancionero MN14-44; los versos, de
MN17-19, y cito en ambos casos según la transcripción de B. Dutton en http://
cancionerovirtual.liv.ac.uk/, bajo la dirección de D. Severin.
16. Cito en este caso según la edición de Rafael Ferreres en Juan Fernández
de Heredia, Obras, Madrid 1955, p. 115; en el Cancionero General aparece con el
número 649 en el Cancionero del siglo XV, ed. Brian Dutton, Salamanca 1991, y en
el fol. 147v. del impreso.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 181
20. Así lo postuló ya J. Ribera, La música de las ‘Cantigas’, Madrid 1922, pp.
66-68, y lo ha defendido y remachado más recientemente M. J. Rubiera Mata, De
nuevo sobre las tres morillas, en «Al-Andalus», 37 (1972), pp. 133-143.
21. Véase S. Reckert, Beyond Chrysanthemus. Perspectives on Poetry. East
and West, Oxford 1993, pp. 66-123, mejor ahora en su versión castellana, revisada y
ampliada, Más allá de las neblinas de noviembre, Madrid 2001, pp. 106-173.
22. Cito por mi Poesía española cit., nº 54; el texto procede del Cancionero
de Palacio, ed. A. M. Álvarez Pellitero, Salamanca 1993, nº 16.
23. Transcribo de Obras completas de Gil Vicente. Reimpressão “fac-simi-
lada” da edição de 1572, Lisboa 1928, f. xviir-v según hice en mi Poesía tradi-
cional: ecdótica e historia literaria cit., especialmente pp. 122-123. Puede verse
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 183
va durante el reinado de los reyes Católicos, en los diez años que duró
la reconquista del territorio granadino»26 cuyo fruto más inmediato fue
la revitalización del romancero fronterizo27.
Esta es la razón que nos explica la intensa presencia de esta
guerra en el Cancionero musical de Palacio: escaramuzas, batallas
y episodios bélicos («Cavalleros de Alcalá», nº 100, «Sobre Baça
estava el rey», nº 135, «Pascua d’Espíritu Santo», nº 136, «Setenil,
¡ay, Setenil!», nº 143 y «Por los campos de los moros», nº 150),
premoniciones de victoria («Una sañosa porfía», nº 126), la derrota
definitiva de los musulmanes («Damos gracias a ti, Dios», nº 32,
«¿Qué es de ti, desconsolado?», nº 74) y la toma de la ciudad de
Granada («Levanta, Pascual, levanta», nº 184), las perspectivas me-
siánicas a que dio lugar este suceso («En memoria d’Alixandre», nº
130) y la revancha por la derrota del rey don Rodrigo («Rónpase la
sepoltura», nº 104).
También en este sector del cancionero encontramos dos com-
posiciones muy idealizadas cuyas vivencias derivan de la guerra de
frontera, aunque las circunstancias queden inexpresadas:
Así os vea, caballero,
de la frontera venir
como toda aquesta noche
vos me la dejéis dormir (238)
Fuése mi marido
a la frontera;
sola me dexa
en tierr’agena (240).
Según la estratificación temporal establecida por J. Romeu Fi-
gueras, ambas pertenecen al estrato más antiguo, cerrado hacia 1505,
como todas las que venimos mencionando hasta ahora; a este perío-
do se atribuye la copia tanto del fondo primitivo y fundamental del
cancionero como la llamada “primera inclusión” (quizá sería más
claro decir “adición”), que le siguió inmediatamente y con la que en-
34. Véanse los escasos ejemplos que localiza F. Baños Vallejo, La más anti-
gua lírica popular castellana: otra tipología, en «Archivum», 41-42 (1991-1992),
pp. 33-64, especialmente p. 53.
35. Para una visión de conjunto del simbolismo en la lírica tradicional tene-
mos el trabajo de M. Frenk, Symbolism in Old Spanish Folk Songs, London 1993
(The Kate Elder Lecture, 4). De los estudios particulares sobre los símbolos que nos
interesan nos ocuparemos en su momento.
36. Sólo fue publicada por los editores del Cancionero: Cancionero musical de
los siglos XV y XVI, transcrito y comentado por F. Asenjo Barbieri, Madrid 1890, edi-
ción facsímil de Málaga 1987, nº 18; Cancionero musical de Palacio, edición de H.
Anglès y J. Romeu Figueras (hoy, que se reimprimen tantas cosas, debería ser objeto
de reedición, pues sin duda es la mejor edición de un cancionero castellano) nº 25 y,
Cancionero musical de Palacio, ed. Dutton, González Cuenca, cit., nº 25. De sus as-
pectos formales me ocupé en mi Poesía tradicional: Ecdótica e historia literaria cit.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 187
40. Cito por Guillaume de Lorris y Jean de Meun, Roman de la Rose, ed. F.
Lecoy, 3 vols., Paris 1965-1970, I, vv. 86-122. Puede verse la versión castellana de
C. Alvar y J. Muela, El libro de la rosa, Madrid 1986, p. 5.
41. J. Renart, Le roman de la rose ou de Guillaume de Dole, ed. R. Lejeune,
Genève 1936, vv. 259-267.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 189
42. El estudio más detallado sobre este período (desde luego desde una óptica
hoy difícil de asumir) es el de L. Suárez Fernández, Los Reyes Católicos. La expan-
sión de la fe, Madrid 1990. Aparte del libro citado en la nota siguiente, véase tam-
bién la narración de Ladero Quesada, Los mudéjares de Castilla cit., pp. 133-168.
43. A. Domínguez Ortiz, B. Vincent Historia de los moriscos. Vida y tragedia
de una minoría, Madrid 1978, p. 17.
Hita (1595)44, que hizo intenso acopio del romancero morisco. Éste
nace a su vez con la Rosa de amores de Juan de Timoneda (1573)45 y
debe gran parte de su popularidad al ciclo de Gazul, en el que Lope
de Vega, desde 1581, trasmutó sus problemas amorosos con Marfisa
y Elena Osorio46; su cenit llega con la Flor de romances de Andrés
de Vilalta en 1588, un tercio de los cuales pertenecen a este género,
y se agota poco después, con el fin de siglo. Los estudios sobre sus
manifestaciones en la poesía tradicional, desgraciadamente, no sue-
len tener en cuenta la dimensión diacrónica47, por lo que resultan de
escasa utilidad para el objetivo que ahora persigo.
51. Los romances fronterizos cit., I, p. 65, donde el autor traza brevemente
la evolución de los temas eróticos en el paso al romance morisco; de este tema se
ocupó ya López Estrada, El Abencerraje y la hermosa Jarifa cit., pp. 94, 107, 108 y
112-115 y Carrasco Urgoiti, El moro de Granada en la literatura cit., pp. 30-42.
52. García Valdecasas, El género morisco en las fuentes del ‘Romancero ge-
neral’ cit., p. 25.
53. Aunque fueron ya estudiados por P. Le Gentil, La poésie lyrique espagno-
le et portugaise à la fin du Moyen Age, 2 vols., Rennes 1949, I, especialmente pp.
122-124, y aprovechados por Romeu Figueras en Cancionero musical de Palacio
cit., I, p. 66, faltan por ejemplo en Carrasco Urgoiti, El moro de Granada en la
literatura cit., pp. 42-46, donde se ocupa de la poesía del s. XV.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 193
55. «En este asunto concreto se produjeron diferencias de opinión entre Fer-
nando e Isabel o, quizá, entre los consejeros de uno y otro» a juicio de L. Suárez
Fernández, Claves históricas en el reinado de Fernando e Isabel, Madrid 1998, p.
279; véase la exposición, más documentada, de E. Belenguer, Fernando el Católi-
co, Barcelona 1999, pp. 273-274 y de L. Suárez Fernández, M. Fernández Álvarez,
La España de los Reyes Católicos, en la Historia de España cit., II, p. 289.
56. Tradicionalmente se ha creído que este tipo de obras revelaban la condición
conversa de los autores, aunque se tratara de personajes tan inequívocamente cristianos
viejos como Ferrán Sánchez de Calavera. Creo más bien que se trató de una maniobra
de la Corte y de sus intelectuales a fin de facilitar la asimilación de los cristianos nue-
vos, que habría de fallar estrepitosamente por la oposición de las ciudades, en especial
Toledo, que reaccionó promulgando el primer estatuto de limpieza de sangre.
57. Véase para estos aspectos Ladero Quesada, Los mudéjares de Castilla y
otros estudios de historia medieval andaluza cit., p. 72 y Domínguez Ortiz, Vin-
cent, Historia de los moriscos cit., especialmente p. 83.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 195
60. Á. Galán Sánchez, Los mudéjares del reino de Granada, Granada 1991,
pp. 388 y 389.
61. Ibid., pp. 388-392.
62. Ibid., p. 394; para los aspectos ahora estudiados, véanse en general las
pp. 392-399.
63. Ibid., p. 395.
Tradición, creación y contexto en la poesía oral antigua 197
a través del condestable Pedro de Portugal, hijo a su vez del rival de Leonor. Para
estos aspectos véase E. Benito Ruano, Los infantes de Aragón, Madrid 1952, pp.
103-106, 108-109, L. Suárez Fernández, Relaciones entre Portugal y Castilla en
la época del infante don Enrique (1393-1460), Madrid 1960, p. 54 y J. P. Oliveira
Martins, Os filhos de João I, Lisboa 1983, p. 233.
78. Véase el estudio de L. Stegagno Picchio, Pour une histoire de la ‘serra-
na’ péninsulaire: la ‘serrana’ de Sintra, en La méthode philologique. Écrits sur
la Littérature Portugaise, I, La poésie, Paris 1982, pp. 91-120, traducción de Per
una storia della serrana peninsulare: la ‘serrana’ di Sintra, en «Cultura Neolati-
na», 26 (1966), pp. 105-128.
79. Véase la edición de M. Garcia, Repertorio de príncipes de España y
Obra poética de Pedro de Escavias, Madrid 1972, pp. 385-387 y el estudio pre-
liminar, pp. xci-xciv.
80. R. Menéndez Pidal, Serranilla de la Zarzuela, en «Studi Medievali», 2
(1905), pp. 263-270, que cito por su reimpresión en Poesía árabe y poesía europea
(1941), Madrid 19635, pp. 119-135.
81. De la influencia de Santillana sobre la serranilla posterior se han ocupado
específicamente R. Lapesa, La obra literaria del Marqués de Santillana, Madrid
84. Lo mismo puede decirse de gran parte de los estribillos que acogió M.
Frenk en su Corpus de la antigua lírica popular hispánica, sección «En aquella sie-
rra», nº 979A-1007; algunos de ellos no pueden ser asimilados en este género, pues
no contienen alusión concreta a mujeres serranas o incluso niegan esta posibilidad:
el número 992, por ejemplo, tiene por protagonista a una «donzella» y el nº 993,
aunque habla de «una moçuela de vil semejar» sin más precisiones, sitúa la acción
en una aldea, no en el campo o la sierra.
85. Marino, La serranilla española cit., pp. 126-127, publica las dos copias
en paralelo.
86. Ambas fueron incluidas en el Corpus de Frenk, nº 988 y 991; véase ade-
más A. José Pociña López, As serranilhas populares de Gil Vicente, en Gil Vicente
500 años depois, Actas do Congresso Internacional realizado pelo Centro de Es-
tudos de Teatro da Facultade de Letras da Universidade de Lisboa (Lisboa 2003),
eds. M. J. Brilhante, J. Camões, H. Reis Silva, C. Almeida Ribeiro, 2 vols., Lisboa
2003, I, pp. 249-259.
87. Mientras no aparezca la edición de L. Puerto Moro (Rodrigo de Reinosa -o
de Linde-, bufón o loco literario. Estudio y edición crítica de su obra, Salamanca,
tesis de doctorado, 2008), puede verse en la de J. M. Cabrales Arteaga, La poesía
de Rodrigo de Reinosa, Santander 1980, pp. 101-104 o, mejor aún, los facsímiles
de V. Castañeda, A. Huarte, Nueva colección de pliegos sueltos, Madrid 1933, nº
16, pp. 97-108 o Pliegos poéticos góticos de la Biblioteca Nacional. Homenaje a
Menéndez Pelayo, 6 vols., Madrid 1957-1961, III, nº 77. Se ocupó de ella L. Puerto,
Poesía cortesana en pliegos: la desarticulación paródica de los códigos cancione-
riles en Rodrigo de Reynosa -o de Linde-, en Convivio. Estudios sobre la poesía de
cancionero, ed. V. Beltran y J. Paredes, Granada 2006, pp. 703-714. Véase para es-
tos testimonios A. Rodríguez-Moñino, Nuevo diccionario bibliográfico de pliegos
sueltos poéticos. Siglo XVI, edición corregida y actualizada por A. L.-F. Askins y V.
Infantes, Madrid 1997, nº 469.
88. Frenk, Corpus cit., nº 996; procede del pliego «Cantares de diversas so-
nadas...» (Nuevo diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos cit., nº 753),
publicado por M. Frenk, Cancionero de galanes y otros rarísimos cancionerillos
góticos, Valencia 1952, pp. 173-180, especialmente p. 64.
89. Véase Marino, La serranilla española cit., pp. 136-147, donde aparecen
algunas de las que acabamos de enumerar.
90. Resultan terminantes los argumentos de M. Frenk, ¿Santillana o Suero de
Ribera?, en «Nueva Revista de Filología Hispánica», 16 (1962) p. 437, que acogí
en mi Poesía española cit., nº 118. Para ulteriores reflexiones sobre la atribución
de autor y de género cfr. Tomassetti, ‘Mil cosas tiene el amor’. El villancico cortés
cit., pp. 27-30.
91. M. Zink, La pastourelle. Poésie et folklore au moyen âge, Paris 1972,
cap. X. Este esquema fue aprovechado también por Suero de Ribera en otra com-
posición: «En una floresta scura», menos conocida por no haber citado estribillos
populares: cfr. B. Periñán, Las poesías de Suero de Ribera. Estudio y edición crítica
anotada de los textos, en «Miscellanea di Studi Ispanici», 16 (1968) pp. 5-138,
especialmente p. 117.
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dor partía de un pie forzado, las tres morillas del estribillo, y no tenía
otra opción sino convertir el viejo poema paralelístico, sin acción
narrativa, en un encuentro, diálogo e intento de seducción: en una
serranilla. De ahí el sentencioso final. «quien tres amjgas ama / no
es amado de njnguna».
Para concluir añadiré que al brindarnos, una junto a la otra, la
doble glosa de Las tres morillas los copistas del Cancionero no se
salieron de sus hábitos compositivos pues el fenómeno ocurre otras
veces. El estribillo
¡Cucú, cucú, cucucú!
¡Guarda no lo seas tú!
introduce dos glosas. La primera (nº 94) es frescamente procaz y
escatológica:
Conpadre, debes saber
que la más buena muger
rabia siempre por h[oder]
harta bien la tuya tú.
Compadre, as de guardar
para nunca encornudar;
si tu muger sale a mear,
sal junto con ella tú.
La segunda (nº 101), sin abandonar el concepto ni la imagen,
retomando incluso la anáfora, resulta un tanto ad usum delphini o, si
se quiere, menos chocante para las damas de la corte:
Compadre, guárdate el cuerno
en verano y en invierno,
que, aunque te parezca tierno,
duro le hallarás tú.
Más curioso es el caso del siguiente estribillo, con dos glosas.
La primera (nº 273) resulta irónica y equívoca, y empieza, al pare-
cer, como un típico villancico cortés de tema y lenguaje pastoril, a
lo Juan del Encina:
-¡Norabuena vengas, Menga!
¡A [la] fe, que Dios mantenga!
1) Versión tradicional
2) Versión cortés