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Es la parte de la filosofía que trata de la moral de los actos humanos que permite
calificarlos corno buenos o malos y de las obligaciones del hombre. También se
puede definir corno el conjunto de costumbres y normas morales que dirigen o
valoran cualquier relación o conducta humana, sobre todo en un ámbito
específico, por ejemplo: la ética empresarial, la ética médica o la ética periodística.
Cuando hablarnos de la ética en los negocios, nos referimos a las normas y los
principios morales que rigen el comportamiento en este campo. La diferencia entre
una decisión común y corriente y una decisión ética, está en el papel principal que
los valores y los juicios desempeñan en tales decisiones.
2. LOS VALORES
Cuando hablamos de valores, hacemos referencia a lo que debería ser, y no a lo
que es. Los valores son guías que orientan la conducta de los seres humanos. Si
tenernos un claro reconocimiento de los valores que poseernos, ello contribuirá a
tornar decisiones congruentes con lo que creernos; nos ayuda a resistir la presión
que otros puedan ejercer y a evitar los sentimientos de culpabilidad y la frustración
de actuar en función de los valores de otros.
El terreno de los valores es un tanto abstracto ya que los valores son cosas
difíciles de precisar. Por eso hay que recurrir a los ejemplos. Todos sabemos más
o menos lo que es un adjetivo; es lo que acompaña al nombre mostrándole o
calificándole. Pues bien, un valor es algo que acompaña siempre a lo bueno y así
decimos que lo bueno tiene valor y lo malo, no. Luego, ese valor debe expresarse
en normas. La normatividad forma parte de nuestra vida precisamente porque
necesitamos v.1lores compartidos. Una norma que no se basa en algún valor es
una norma sin valor.
Los valores son normas, ideales y principios de acción que constituyen un medio
de orientación y regulación de la actividad humana como expresión del reflejo
valorativo de la realidad.
Los valores son normas o reglas de conducta expresadas en el modo con que las
personas gobiernan su vida y dirigen sus acciones. Están muy vinculados al orden
que impone la sociedad. El individuo en su desarrollo va conformando su propio
código moral, éste nace de su propia vida, de sus interrelaciones, es fruto de la
época en que se desenvuelve y puede arrastrar taras e imperfecciones del
pasado.
Realmente tendremos que decir que los valores valen, y por eso, nos atraen y nos
complacen, no son una pura creación subjetiva. Consideramos buenas aquellas
cosas que son portadoras de algún tipo de valor, como es el caso de una melodía
hermosa o el de una gesta liberadora. Y las consideramos buenas porque
descubrimos en ellas un valor y no por que decidamos en nuestro fuero interno
asignarle uno.
Ahora bien, para que esos valores se expresen tendrá que intervenir un sujeto
humano que los capte, de ahí que la creatividad humana sea también
confrontadora de la realidad ya que ayuda a dar a luz valores y formas de percibir
valores. Dependerá de esa intervención del sujeto humano la captación de unos
valores y no de otros.
No debemos confundir valor y precio. Normalmente, estamos demasiado
habituados a poner precio a las cosas y al final acabamos pensando que no sólo
fijamos su precio sino también su valor.
Ahí está el error, porque podemos poner un precio, pero un valor no. Por tanto,
tendremos que decir que los valores son cualidades o adjetivos reales de las
personas, las cosas, las instituciones y los sistemas.
• Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son
más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más
fugaz que el de la verdad.
• Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
Sin los valores que humanizan, nuestra humanidad se degrada; pero hay también
valores que son deseables. Así, es deseable que una persona sea simpática a que
no lo sea, pero en cambio no es deseable que una persona sea hipócrita, porque
la hipocresía no es una peculiaridad más del carácter, sino una característica que
lo deshumaniza.
Serán morales aquellos valores que nos humanizan, aquellos de los que no
podemos prescindir si queremos seguir siendo humanos. En cambio, hay otros
valores que son simplemente deseables. El que todo el mundo sea hermoso es
deseable pero nadie pierde cuotas de humanidad porque no sea hermoso.
Igualmente, si nos encontramos a alguien que desprecia la justicia seguramente
pensaremos que a esa persona le falta humanidad y que no aspirar a la justicia
significa perder humanidad. Pues bien, de alguna manera los valores morales son
aquellos que nos permiten crecer en humanidad y viceversa.
Carecer de valores humanos supone carecer de aquello que hace nuestra vida
más humana, y es por ello, que son reguladores del resto de valores, como por
ejemplo: el placer, la fuerza, la agilidad, el buen gusto, la riqueza, el éxito, la
prosperidad, el prestigio, la autoridad.
Es importante que todas las personas y principalmente los jóvenes tengan claridad
en su escala de valores, la misma que no es eterna y probablemente irá variando,
aunque no en los aspectos fundamentales, dependiendo de la evolución tanto
personal como social.
Existen diversas clasificaciones de los valores; para el caso, además de los
valores morales existen: valores técnicos, económicos y utilitarios; valores vitales
(educación física, educación para la salud); valores estéticos (literarios, musicales,
pictóricos); valores intelectuales (humanísticos, científicos, técnicos); y valores
trascendentales (cosmovisión, filosofía, religión).