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Derecho Penal 2 – Parte especial

Resumen
Unidad 4: Delitos contra el Honor

El Honor como Bien Jurídico Tutelado


El bien jurídico es de naturaleza inmaterial.
El Código Penal, luego de los “delitos contra las personas”, contempla a través
de 10 artículos (arts. 109 a 117 bis) los “Delitos contra el honor”. Esto indica
que para nuestro Código existe una jerarquía de valores: primero la persona y
luego el honor. Además, considera a los “delitos contra el honor” como una
categoría especial de delitos, independientes de los delitos contra las
personas.
El sistema es acertado; primero porque todos los bienes en cierto sentido
forman parte de la personalidad y entonces el ataque a cualquier bien sería un
delito contra las personas; segundo porque los delitos contra el honor revisten
características jurídicas especiales que justifican que se los legisle como
categoría propia (Ejemplo: admiten la reparación posterior mediante la
“retractación” del culpable. En cambio ningún delito contra la persona física es
reparable).
El honor, como bien jurídico protegido, tiene características muy especiales: es
un bien de estimación relativa, es decir que no todas las personas estiman de
igual modo. Mientras que para algunas personas su honor vale más que su
propia vida a grado tal que no dudan en sacrificar ésta para defender aquél;
para otras en cambio no tiene un valor tan grande y si se deciden a conservar
el honor es por las ventajas de orden material que de su posesión resultan;
por último, hay personas que dan tan poco valor a su honor que no dudan en
sacrificarlo ante cualquier ventaja patrimonial.

Honor subjetivo y objetivo:


El honor, como bien jurídico, puede ser considerado desde un doble punto de
vista:
1. Honor subjetivo: es la “autovaloración”, la “propia estima”; es decir, el
juicio que cada uno de nosotros se forma de sí mismo.
2. Honor objetivo: es la “reputación”; es decir, la valoración que los
demás hacen de nosotros a través de nuestra conducta real o aparente.
El hombre, al actuar dentro de la sociedad, provoca en los demás, con sus
actos, un juicio de valor. Esto es la reputación (lo que los demás piensan de
nuestra integridad moral) y en ella reside el honor desde el punto de vista
objetivo.
La reputación puede ser producto de una conducta real o aparente, según que
el sujeto actúe como en realidad es o que actúe disimulando sus vicios de
modo tal que los demás lo vean de forma diferente a lo que es en realidad.
El honor subjetivo y el objetivo pueden no coincidir.
Nuestra ley protege ambos, tanto el honor subjetivo como el objetivo.
La protección del primer aspecto está más marcada en los delitos de injurias,
en tanto que en el segundo aspecto, lo está más en los delitos de calumnias.
Cuestiones sobre los sujetos activo y pasivo:
Sujeto activo: puede ser cualquier persona con tal que sea una “persona
física”. Las personas jurídicas no pueden ser sujetos activos, pero sus
directores y administradores responsables sí pueden serlo. En nuestro derecho,
las personas jurídicas no pueden delinquir, quienes delinquen valiéndose de
ellas son las personas físicas que tienen a su cargo el manejo y dirección de las
mismas.
Sujeto pasivo: puede serlo una persona física o una persona jurídica.
Con respecto al sujeto pasivo es necesario aclarar si pueden serlo ciertas
personas, como ser:
1. Menores:
A primera vista se podría sostener que no pueden ser víctimas de un delito
de injuria o calumnia, alegándose que, dada su corta edad, aún no pudo
formarse una reputación (honor objetivo) ni tampoco tener la suficiente
madurez como para tener conciencia del sentimiento de honor (honor
subjetivo). Sin embargo, en general la doctrina sostiene que el menor
puede ser víctima de estos delitos.
La razón de esta posición está en las consecuencias futuras que el hecho
puede acarrearle al menor. En efecto, aunque la imputación no lesione en
forma inmediata el honor del menor, su recuerdo puede subsistir en el
tiempo y perjudicarle más tarde, ya que con el andar de los años y cuando
el menor se haya formado una personalidad, las injurias vertidas en su
contra en su primera edad podrán gravitar en el concepto que de él se
formen os que lo rodean y causarle perjuicio. Esta solución doctrinaria, sin
dudas es la más acertada, no es – sin embargo – adoptada por nuestra ley
penal.
Nuestro Código impide la posibilidad de perseguir los delitos contra el
honor cuando son cometidos contra menores, al establecer en el art. 75
que “la acción por calumnias o injuria, podrá ser ejercida sólo por el
ofendido”. En otras palabras, el representante legal del menor no puede
actuar y el delito queda impune.

2.Personas sin honor:


Para el derecho moderno no es admisible la idea de que puedan existir
personas sin ningún grado de honor; por lo tanto, en toda persona se
presume la existencia de honor y puede ser víctima de estos delitos.

3. Dementes:
Se podría sostener que no puede ser víctima de estos delitos,
argumentándose, por ejemplo, que el alienado al ser un incapaz no está en
condiciones de apreciar la ofensa, o que a raíz de su situación ha perdido
su personalidad.
Pero, es indudable que alguna vez tuvo personalidad, y con ella tuvo una
reputación. Además es posible que recupere su salud mental y con ella su
personalidad perdida. Estas reflexiones hacen que la doctrina mayoritaria
sostenga que los alienados pueden ser sujetos pasivos de los delitos contra
el honor.
Al igual que con los menores, en el caso de los alienados surge el obstáculo
del art. 75 que establece que la acción sólo puede ser ejercida por el
ofendido.

4. Muertos:
Jurídicamente el cadáver “no es nada” y en consecuencia no es admisible
que sea titular de un bien jurídico.
Pero, en algunos casos la ofensa a un muerto está dirigida en realidad a los
familiares de éste.
El art. 75 cuando establece que “la acción por calumnia o injuria podrá ser
ejercida sólo por el ofendido, y después de su muerte por el cónyuge,
hijos, nietos o padres sobrevivientes”, no se refiere a que se ataque al
honor de un muerto. Se refiere al caso de que se ataque al honor de una
persona viva, la cual, al morir, transmite el derecho de ejercitar la acción a
sus parientes o cónyuge.

5. Personas jurídicas o colectivas:


La cuestión acerca de su una persona colectiva puede ser víctima de un
delito contra el honor dio lugar a distintas opiniones:
a. Algunos juristas sostienen que no puede ser víctima de estos delitos,
porque el honor sólo puede tener como depositario a una persona física.
Pero aclaran que esto no impide que exista delito cuando la ofensa
lesiona a los individuos que constituyen la persona colectiva.
b. Gran parte de la doctrina sostiene que puede ser víctima de estos
delitos.
Entendemos que ésta es la posición correcta, dado que las personas
colectivas tienen un nombre comercial, un crédito, una reputación, una
clientela y gozan de la confianza del público, bienes estos que, sin duda,
deben ser protegidos por la ley penal.
El art. 112, adoptaba el criterio de que la persona colectiva podía ser
víctima de estos delitos. Este texto fue derogado en razón de la ley
25.087. No obstante, el criterio de que una persona colectiva puede ser
víctima de un delito contra el honor, se ve apoyado por el art. 117 que
habla de los delitos de injurias y calumnias cometidos “contra un
particular o asociación”.

Formas y modos de comisión de estos delitos:


Fuera de los casos de los arts. 114 y 115, nuestro Código no indica un medio
determinado para cometer los delitos contra el honor (calumnia o injuria). Por
lo tanto, cualquier medio que se emplee es apto para cometer estos delitos. En
síntesis: pueden cometerse verbalmente o por escrito, por impresos, grabados,
dibujos o caricaturas, por hechos, gestos, señas, etc.
En cuanto a los modos, estos delitos pueden cometerse por acción y omisión.
Respecto de las omisiones, se las admite para la injuria porque ellas pueden
servir para desacreditar (ejemplo: no dar la mano al que saluda), pero no se
las admite para la calumnia, porque no parece posible que mediante una
omisión se pueda atribuir la comisión de un delito a alguien.
Resulta importante tener en cuenta que la calumnia o la injuria pueden ser
“manifiesta” o “encubierta”, porque la calumnia o injuria “encubierta” tiene un
régimen más atenuado: se aplica una pena entre el mínimo y la mitad de la
establecida para la injuria o la calumnia, según el caso. Así surge del art. 112.
Esta solución siempre fue criticada, porque no hay razón realmente válida para
aplicar menos pena cuando el delito es “encubierto”.
Los delitos contra el honor, se trate de calumnia o injuria, son delitos de
“acción privada” (art. 73 inc. 1). La acción sólo puede ser ejercida por el
ofendido; sólo después de su muerte podrá ser ejercida por el cónyuge, hijos,
nietos o padres sobrevivientes (art. 75).

La Calumnia
Concepto. Elementos. Casos Diversos:
ARTICULO 109. - La calumnia o falsa imputación a una persona física determinada de la
comisión de un delito concreto y circunstanciado que dé lugar a la acción pública, será reprimida
con multa de pesos tres mil ($ 3.000.-) a pesos treinta mil ($ 30.000.-). En ningún caso
configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que
no sean asertivas.
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)

De los delitos contra el honor, la calumnia es el más grave y, en consecuencia,


el más severamente penado.
El concepto y la acción surgen del texto del art. 109 y consisten en imputar
falsamente a alguien la comisión de un delito que dé lugar a la acción pública.
Conforme al texto legal, los elementos de la calumnia son:
a. Imputación de un delito:
Imputar significa atribuir a alguien una determinada conducta, y en este
caso, una conducta delictiva.
Lo que se imputa a otro debe ser un delito. No constituye calumnia
atribuir faltas o contravenciones, pues ellas no son técnicamente delitos.
Tampoco es calumnia la imputación de vicios o defectos, aunque ello
pueda constituir injuria.
El delito que se imputa debe ser doloso (tentado o consumado).
Debe tratarse de un delito que dé lugar a la acción pública. Son delitos
de acción pública todos, salvo los que la ley indica que son de acción
privada (art. 73) o dependientes de instancia privada (art. 72).
Como la imputación debe dar lugar a la acción pública, debe imputarse
un delito concreto, determinado, con todos los detalles que permitan
individualizarlo. (Ejemplo: Fulano es autor de la defraudación contra
Quincho SA, cometida en enero de 1984). No es suficiente imputar
conductas delictivas indeterminadas. (Ejemplo: Fulano es un ladrón,
porque en este supuestos estaríamos más bien ante una injuria).
Con este criterio, muchas acusaciones (si bien pueden constituir injuria)
quedan fuera del marco de la calumnia.

b. La imputación debe ser falsa:


Es el elemento más importante de la figura, puesto que si la imputación
fuese verdadera, no habría calumnia.
El hecho imputado puede ser totalmente falso, o falso sólo en parte.
Puede ser que el hecho sea básicamente cierto, pero que se le agreguen
circunstancias falsas que alteran su naturaleza o agravan la infracción.
Así sucede cuando, de alguien que mató en estado de emoción violenta,
se dice que cometió un homicidio alevoso, o de alguien que hurtó, se
dice que cometió un robo con armas.
El autor de la falsedad debe mentir a sabiendas, con conciencia de la
falsedad. (El dolo en este delito consiste en querer hacer la imputación
falsa, teniendo conciencia de su falsedad). O sea que, tiene que saber
que lo que imputa es falso; por el contrario, si él lo imputó creyendo que
es verdad, no hay delito, pues la calumnia no tiene forma culposa.
Por último, la imputación de un hecho futuro no puede ser falsa ni
verdadera, ni puede dar lugar a proceso, y por tanto, no es calumnia.

La prueba de la verdad (exceptio veritatis) en la calumnia:


El acusado de calumnias puede probar la verdad de los hechos que ha
imputado, y probada la verdad de los hechos queda exento de pena. La prueba
de la verdad la aportará durante el juicio de calumnias que se le inicie.
Pero, puede suceder que la imputación de un delito (ejemplo: un robo) haya
dado lugar a un proceso. En este caso, tendríamos dos procesos en los cuales
se ventila el mismo hecho (un proceso sería el de robo; el otro sería el de
calumnias).
La Cámara del Crimen de la Capital, en un principio resolvió que en estos casos
se debe paralizar la querella por calumnias hasta que exista un
pronunciamiento definitivo en el proceso por el hecho delictuoso imputado.
Luego, cambió el criterio de la jurisprudencia y se sostuvo que no era
necesario suspender el trámite de la querella por calumnias.
Gran parte de la doctrina sostiene que lo resuelto en el juicio principal no
decide siempre la verdad o falsedad de la imputación que se ventila en el juicio
de calumnias, porque si bien la sentencia condenatoria prueba que el hecho
imputado es cierto y el juicio de calumnias pierde sentido, no pasa lo mismo si
hay sobreseimiento o absolución, porque el motivo del sobreseimiento puede
ser de los que no impiden que la imputación sea igualmente calumniosa, tales
como el hallarse prescripta la acción penal, o estar amparado el querellante
por una excusa absolutoria.

Consumación y Tentativa:
La calumnia – al igual que la injuria – es un delito formal que se consuma
cuando la falsa atribución llega al conocimiento del ofendido o de terceros, no
siendo necesario que el daño al honor se produzca. La posibilidad de la
tentativa es discutible.

Diferencia con la falsa denuncia del art. 245:


ARTICULO 245. - Se impondrá prisión de dos meses a un año o multa de pesos setecientos
cincuenta a pesos doce mil quinientos al que denunciare falsamente un delito ante la autoridad.
¿Qué sucede cuando la calumnia es cometida mediante falsa denuncia?
Las soluciones son diversas:
1. Para algunos, la calumnia absorbe a la falsa denuncia, o sea, hay
concurso aparente de leyes.
2. Para otros, ambas figuras coexisten en forma autónoma y hay concurso
ideal.
3. Y para otros, las figuras son autónomas pero hay concurso ideal que
debe resolverse conforme el art. 54.

La fórmula del art. 245 es objeto de críticas porque en ella pueden quedar
comprendidas distintas figuras, como: la denuncia calumniosa, la calumnia real
y la simulación de delito.
1. El art. 109 contempla el delito de “calumnia”; y el art. 245 contempla el
delito de “falsa denuncia”.
2. La calumnia es un delito contra el honor; la falsa denuncia es un delito
“contra la Administración Pública”.
3. Son figuras autónomas y no se absorben. La calumnia es un delito de
“acción privada”, en tanto que la falsa denuncia es de acción pública.
4. La calumnia y la falsa denuncia concurren formalmente, es decir, se
trata de un concurso ideal que se resuelve por el art. 54.

La Injuria
Concepto. Elementos:
ARTICULO 110. - El que intencionalmente deshonrare o desacreditare a una persona física
determinada será reprimido con multa de pesos mil quinientos ($ 1.500.-) a pesos veinte mil ($
20.000.-). En ningún caso configurarán delito de injurias las expresiones referidas a asuntos de
interés público o las que no sean asertivas. Tampoco configurarán delito de injurias los
calificativos lesivos del honor cuando guardasen relación con un asunto de interés público.
(Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)

Dentro de los delitos contra el honor, la injuria es la figura básica, en tanto


que la calumnia es la figura agravada.
Entre injuria y calumnia existe una relación de género a especie. En efecto,
ambos delitos son ataques contra el honor y susceptibles de producir deshonra
o descrédito, pero en la calumnia el ataque al honor se torna más grave por la
naturaleza del hecho que se imputa (imputación falsa de un delito). De esta
manera, surge que la separación entre ambos está dada fundamentalmente
por la naturaleza del hecho imputado.
Se puede afirmar que “la injuria comprende, del modo más lato, toda ofensa al
honor que no llegue a constituir calumnia”.
En la injuria quedan comprendidas las figuras que la doctrina tradicionalmente
denomina “contumelia” (cuando la lesión al honor se hace directamente en
presencia del ofendido) y “difamación” (cuando la lesión al honor se comunica
a terceros, sin la presencia efectiva del ofendido).
No es imprescindible que se empleen medios específicos para que una ofensa
se divulgue, pues es suficiente con que ella se haga en una reunión pública o
ante el directorio de una empresa.

Deshonra y descrédito:
La acción en la injuria consiste en deshonrar o desacreditar, o sea, en
atacar la honra, crédito o reputación de una persona.
Deshonrar: es atacar o hacer perder a otra persona su honra, su dignidad. Es
el ataque a la propia valoración que del honor tiene cada uno (aspecto
subjetivo del honor).
Es suficiente con que exista ataque al honor, no siendo necesario que la
persona quede realmente deshonrada. Hay injuria aunque la honra se
mantenga intacta. Esto se debe, fundamentalmente, a que la injuria es un
delito formal. Tampoco es necesario que el honor que la víctima cree tener
(subjetivo) coincida con el que las demás personas le tengan (objetivo).
Desacreditar: es atacar o hacer perder el crédito o reputación de una persona;
es decir, la confianza que los demás le dispensan en el medio en que vive. Acá
prevalece el aspecto objetivo del honor.
No es necesario que el descrédito se produzca realmente: es suficiente con que
la acción potencialmente sea capaz de producirlo.
Para desacreditar, es necesario que la injuria “llegue a terceros”, pues sólo de
esta forma se puede atacar el crédito o confianza que los demás depositaron
en la víctima. Si bien es necesario que llegue a terceros, no se requiere su
divulgación, pues esto ya es característico de la difamación.

La injuria es un delito formal:


La injuria es un delito formal y no material. Existe aún cuando de ella no se
siga a la víctima perjuicio alguno en su honor o reputación.
Ejemplo: una persona imputa a otra, en un círculo donde ésta es
perfectamente conocida como persona honorable, un vicio o defecto
cualquiera. La imputación no causa perjuicio porque nadie la cree; sin
embargo, esto no impide que exista delito de injuria.

Elemento Subjetivo: el “ánimus injuriandi”. Casos diversos:


La injuria es un delito doloso y las diferentes formas del dolo son aptas para
configurar este delito. El dolo consiste en que el agente tenga conciencia de
que su conducta (palabra, acto, gesto) es idónea para ofender, no
obstante igual actúa.
La doctrina exige, para que exista injuria, la existencia de “animus
injuriandi”, es decir, la intención o ánimo de injuriar, de ofender, de
deshonrar o desacreditar a la víctima. Basta que exista “animus injuriandi”
para que exista injuria, no requiriéndose que también exista “animus nocendi”,
es decir, la intención de causar un daño a la víctima.
Los autores han elaborado una larga lista de “aminus” que demuestran la falta
de animus injuriandi, y por tanto, la inexistencia del delito de injuria. Los
más importantes:
1. Animus jocandi: ánimo o intención de bromear, es el caso típico del que,
por diversión, por hacer un chiste, manifiesta algo de otro, pero sin que
exista la intención de ofenderlo.
Para determinar si existió animus jocandi, se deben tener en cuenta las
circunstancias que rodearon al hecho; la existencia de amistad entre el
sujeto activo y el pasivo, etc.

2. Animus narrandi: ánimo o intención de contar algo, de narrar. Es, por


ejemplo, el caso del historiador que para reconstruir un hecho histórico, se
refiere a las personas que han actuado en él, evidenciando los defectos o
imperfecciones de los protagonistas.
El animus narrandi está garantizado por la CN (art. 14). Sin embargo,
habría injuria si bajo el pretexto de narrar se tiende directamente a
ofender el honor de las personas.

3. Animus defendendi: ánimo o intención de defenderse; excluye toda


ilicitud. Las palabras o actos, que en otros casos, podrían significar
ofensas al honor o reputación de otra persona, se pronuncian o ejecutan
sin otro fin que el de defenderse. Ejemplo: el acusado de estupro que, a
su vez, acusa a la víctima de deshonesta; el que siendo imputador por
un delito, a su vez, señala al verdadero autor.
El animus defendendi lo vemos reconocido en el art. 115 CP cuando se
sujeta sólo a correcciones disciplinarias las injurias proferidas en juicio por
los litigantes, apoderados o defensores.

4. Animus retorquendi: ánimo o intención de “devolver injuria por injuria”.


Quien devuelve injuria por injuria, no tiene en realidad como fin ofender,
sino reaccionar contra la ofensa recibida. Estos casos guardan cierta
relación con el animus defendendi y están contemplados en el art. 116
que autoriza al juez, en caso de injurias recíprocas, a declarar según las
circunstancias, exentas de pena a ambas partes o sólo a una de ellas.

5. Animus consulendi: ánimo o intención de aconsejar, de informar.


Ejemplos: el que aconseja a su amigo que no le conviene tener
relaciones con Fulano, porque éste tiene mala reputación y eso le va a
perjudicar; la agencia de informes que comunica a su cliente la
inconducta comercial de una sociedad, etc.

6. Animus corrigendi: ánimo o intención de corregir. El propósito no es


ofender, sino plenamente de corregir a otro. Se da generalmente en
aquellas personas que tienen un derecho de corrección sobre otras
determinadas: tal es el caso del maestro sobre el alumno, etc. Ejemplo:
el maestro que le dice a su discípulo que es un negligente o un
impuntual.

Consumación de la injuria. Tentativa:


Si el hecho constituye deshonra, se consuma cuando llega a conocimiento de
la víctima, sea directamente o por intermedio de terceros. Si constituye
descrédito, para la consumación se requiere que sea conocido por terceros, es
decir: que llegue a terceros.
En los casos de injurias a distancia (cartas, telegramas, mail, etc.) si se trata
de deshonra es necesario que la comunicación llegue y sea conocida por el
destinatario; si se trata de descrédito es necesario que la injuria sea conocida
por terceros.
La “tentativa” ha dado lugar a diversas opiniones:
a. Gran parte de la doctrina sostiene que no es admisible la tentativa en
ningún caso, dado que la injuria es un delito formal.
b. Otro grupo, admite la tentativa   en las injurias escritas (pero no en las
injurias verbales).
c. Algunos juristas la admiten en cualquier caso.

Consentimiento de la Injuria. Efectos:


En general, se considera que si la víctima ha dado su consentimiento expreso
para que se lo injurie, la injuria es impune, siempre que la víctima tenga
capacidad suficiente para comprender el sentido de la ofensa.
Otros, por el contrario, niegan totalmente eficacia al consentimiento,
sosteniendo que el honor no es un bien disponible.

La “exceptio veritatis” en la injuria:


En la calumnia, la regla general es que el acusado puede eximirse de pena
probando la verdad de su imputación.
En la injuria, por el contrario, la regla general es que el acusado no puede
probar la verdad de la imputación, y sólo se le permite hacerlo en casos
excepcionales contemplados en el art. 111.
ARTICULO 111. - El acusado de injuria, en los casos en los que las expresiones de ningún
modo estén vinculadas con asuntos de interés público, no podrá probar la verdad de la
imputación salvo en los casos siguientes:
1) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal.
2) Si el querellante pidiera la prueba de la imputación dirigida contra él.
En estos casos, si se probare la verdad de las imputaciones, el acusado quedará exento de pena.
(Artículo sustituido por art. 3° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)

Injurias a personas colectivas:


ARTICULO 112. - (Artículo derogado por art. 4° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)

Ofensas vertidas en juicio:


ARTICULO 115. - Las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores, en los
escritos, discursos o informes producidos ante los tribunales y no dados a publicidad, quedarán
sujetas únicamente a las correcciones disciplinarias correspondientes.

La disposición somete a los autores de “injurias vertidas en juicio” a un


régimen especial que implica “eximirlos de pena”, dejándolos “sujetos
únicamente a las correcciones disciplinarias correspondientes”. Esto significa
que quedan sometidos  exclusivamente a las sanciones disciplinarias de la
administración de justicia.
La disposición del art. 115 se fundamenta en la libertad de defensa; en cuanto
a su naturaleza jurídica, prevalece la opinión de que es una eximente de pena,
una excusa absolutoria.
Vale aclarar, que el texto actual se refiere sólo a las injurias.
Tampoco establece el texto actual la exigencia o limitación del anterior, que
establecía que las “ofensas” debían ser concernientes al objeto del juicio, es
decir, debían tener relación con personas, hechos o circunstancias vinculadas
al asunto que se ventilaba en el pleito.
La disposición comprende a “los litigantes, apoderados o defensores”, o sea, a
las partes y a los profesionales intervinientes. No quedan beneficiados con la
disposición las demás personas, como ser, un perito que infiera injurias.
Las injurias vertidas en juicio son muy frecuentes en los juicios donde se
ventilan asuntos de familia.
Las injurias deben haber sido proferidas “en los escritos, discursos o informes”
ante los tribunales.
Para que la injuria en juicio sea impune “no debe haber sido dada a
publicidad”, pues la libertad o derecho de defensa en juicio se ejerce ante los
magistrados y no difundiendo la ofensa.
Desde ya que no implica publicidad de la injuria el hecho de que
eventualmente terceros tengan conocimiento de la ofensa, como puede ocurrir
si el escrito ofensivo fuese publicado por el periodismo. Lo que la ley no quiere,
es que el autor de la ofensa la repita a terceros fuera del ámbito de los
tribunales.
Gran parte de la doctrina sostiene que las injurias deben ser dirigidas contra la
otra parte en el juicio y no contra terceros.
Otro sector, por el contrario, admite que sean dirigidas contra terceros,
siempre que guarden relación con el objeto del pleito. Ejemplo: el letrado que
afirma que el testigo miente o que el perito es inepto.

Injurias Recíprocas:
ARTICULO 116. - Cuando las injurias fueren recíprocas, el tribunal podrá, según las
circunstancias, declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de ellas.
Esta figura también se conoce como “compensación de injurias”. Conforme a la
disposición, cuando hay injurias recíprocas, el juez puede:
a. Eximir de pena a las dos partes, o
b. Sólo a una de ellas.
La decisión que adopte el magistrado dependerá de las circunstancias del caso.
Estas circunstancias, pueden ser, por ejemplo: la gravedad de cada injuria; la
divulgación que se haya hecho; la personalidad o antecedentes de cada parte;
etc.
Para que proceda la exención de pena, no es necesaria la exacta equivalencia
entre las injurias, ni tampoco que sean similares.
Se han dado muchas opiniones sobre la razón o fundamento para eximir de
pena:
a. El animus retorquendi, pues las ofensas se hacen con el ánimo o
intención de retribuir las ofensas del otro
b. La legítima defensa de quien ha sido injuriado primero; o en que ambos,
al injuriarse recíprocamente, han renunciado a perseguirse judicialmente
en forma implícita.
c. Soler y Fontán Balestra entienden que la razón principal de la exención
es la “reciprocidad”.

Disposiciones Comunes a Calumnias e Injurias


Existen varios artículos que son comunes a los delitos de injuria y de calumnia:
 Art. 112: Calumnia o injuria equívoca o encubierta (Derogado en 2009)
 Art. 113: publicación o reproducción de injurias o calumnias
 Art. 114: injuria o calumnia propagada por la prensa
 Art. 117: retractación

Publicación o reproducción de injurias o calumnias:


ARTICULO 113. - El que publicare o reprodujere, por cualquier medio, injurias o calumnias
inferidas por otro, será reprimido como autor de las injurias o calumnias de que se trate,
siempre que su contenido no fuera atribuido en forma sustancialmente fiel a la fuente
pertinente. En ningún caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos
de interés público o las que no sean asertivas. (Artículo sustituido por art. 5° de la Ley N°
26.551 B.O. 27/11/2009)

La ley penal no sólo castiga al autor de la ofensa, sino también al que la


“reproduce o publica”.
Reproducir es repetir la especie. Publicar, es hacerla conocer por cualquiera
de los medios que la hacen llegar a un número indeterminado de personas.
Gran parte de la doctrina cree que el art. 113 es una repetición del art. 45
(partícipes de un delito). Otros, entienden que no, y consideran que el art. 113
crea la figura del editor responsable.
El art. 113 se refiere al autor de la publicación (editor o director responsable).
Si él admitió la publicación y la reproducción de la ofensa, es responsable. Para
que esta responsabilidad exista, se debe tratar de la persona que
efectivamente tenga la facultad de revisar el original e impedir su publicación.
El nuevo artículo 113, reformado en 2009, pone un límite a la responsabilidad
al disponer: “siempre que su contenido no fuera atribuido en forma
sustancialmente fiel a la fuente pertinente”.

Calumnias o Injurias cometidas por Medio de la Prensa:


ARTICULO 114. - Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa,
en la capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las sanciones del
presente código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido, que los editores inserten
en los respectivos impresos o periódicos, a costa del culpable, la sentencia o satisfacción.
El art. 114 se refiere al modo de hacer la reparación cuando el delito contra el
honor es cometido por medio de la prensa.
La reparación consiste en que el juez ordene – si lo pide el ofendido – la
publicación de la sentencia condenatoria, a costa del culpable.
La jurisprudencia tiene decidido que la sentencia sea publicada en el mismo
periódico, en el mismo lugar (ej: primera página) y con los mismos caracteres
(tipo de letra) del artículo injurioso. Se satisface así, el propósito de dar a la
sentencia la misma publicidad que las ofensas.
Por medio de la publicación reparatoria se logra que la decisión de la justicia
pueda llegar a las mismas personas a quienes llegó la ofensa. De este modo, la
reparación constituye una especie de “derecho de réplica” contra el autor de
las ofensas.
Este derecho de réplica, se encuentra garantizado implícitamente en la
Constitución Nacional; y expresamente en los pactos internacionales firmados
por Argentina, muchos de los cuales a partir de la reforma constitucional de
1994, tienen jerarquía constitucional.
El art. 114 tiene limitada su aplicación a los delitos cometidos en la Capital
Federal y Territorios Nacionales. Esta limitación se debe a que la CN en el art.
32 establece: “El Congreso Federal no distará leyes que restrinjan la libertad
de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.
El art. 32 prohíbe al Congreso reglamentar el derecho de libertad de prensa
(ejemplo: creando impuestos a los diarios). Pero eso no implica que los delitos
cometidos por medio de la prensa (calumnias, injurias, apología de la droga,
etc.), no sean penados por el Código Penal.

La Retractación:
ARTICULO 117. - El acusado de injuria o calumnia quedará exento de pena si se retractare
públicamente, antes de contestar la querella o en el acto de hacerlo. La retractación no
importará para el acusado la aceptación de su culpabilidad. (Artículo sustituido por art. 6° de la
Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)

La retractación consiste en desdecirse de los términos o imputaciones


ofensivas, en forma amplia y categórica (F. Balestra). La retractación consiste
en reconocer que se ha ofendido, pero arrepintiéndose de ello. Si se trata de
calumnia, consiste en reconocer la falsedad de la imputación. Si se trata
de injuria, consiste en retirar lo dicho, sin reticencias de ningún género.

Requisito: la publicidad:
La ley exige que la retractación se haga “públicamente”; la doctrina entiende
que esto no significa que la retractación de haga por publicaciones o medios de
gran difusión, sino simplemente que se haga ante el juez; de manera que se
exige la publicidad propia de los actores procesales, que de por sí son públicos.

Oportunidad para retractarse:


La ley exige que se haga:
 Antes de contestar la querella, o
 En el acto de contestarla
En otras palabras: o en la audiencia de conciliación previa a la contestación de
la querella, o al contestar la querella.
Si la retractación fuese posterior a los momentos indicados por la ley, no
tendría eficacia para eximir de pena.

Naturaleza jurídica:
En nuestra legislación, la retractación es una eximente de pena; más
concretamente, es una excusa absolutoria.

Protección de Datos Personales:


ARTICULO 117 bis.
1°. (Inciso derogado por art. 14 de la Ley N° 26.388, B.O. 25/6/2008)
2°. La pena será de seis meses a tres años, al que proporcionara a un tercero a sabiendas
información falsa contenida en un archivo de datos personales.
3°. La escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del hecho se
derive perjuicio a alguna persona.
4°. Cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario público en ejercicio de sus
funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos por
el doble del tiempo que el de la condena.
(Artículo incorporado por art. 32 de la Ley N° 25.326 B.O. 2/11/2000)

Inc. 1°: Insertar o hacer insertar datos falsos:


Esta conducta está ahora prevista en el art. 157 bis, inc. 3 bajo el epígrafe
“Violación de Secretos y de la Privacidad”.

Inc. 2°: Divulgación de información falsa:


La conducta consiste en proporcionar a un tercero información falsa existente
en un archivo de datos personales. Al igual que en el inc. 1° se requiere que el
autor actúe a sabiendas de que la información es falsa, de ahí se deduce que la
figura también es dolosa.

Inc. 3°: Perjuicio:


La escala penal aumenta al doble cuando se cause un perjuicio a persona
alguna.

Inc. 4°: Funcionario público:


Si el responsable fuere un funcionario público en ejercicio de sus funciones,
además de la pena correspondiente para el delito que cometa, se le aplicará la
accesoria inhabilitación para desempeñar cargos públicos.

Conforme a la ley 25.236 de Protección de Datos Personales, se llama:


Archivo, registro, base o bando de datos: al conjunto organizado de datos
personales que sean objeto de tratamiento o procesamiento, electrónico o no,
cualquiera que fuere la modalidad de su formación, almacenamiento,
organización o acceso.
Datos personales: información de cualquier tipo referida a personas físicas o de
existencia ideal determinadas o determinables.

TITULO II
DELITOS CONTRA EL HONOR

ARTICULO 109. - La calumnia o falsa imputación a una persona física determinada de la


comisión de un delito concreto y circunstanciado que dé lugar a la acción pública, será
reprimida con multa de pesos tres mil ($ 3.000.-) a pesos treinta mil ($ 30.000.-). En ningún
caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o
las que no sean asertivas.
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
ARTICULO 110. - El que intencionalmente deshonrare o desacreditare a una persona física
determinada será reprimido con multa de pesos mil quinientos ($ 1.500.-) a pesos veinte mil
($ 20.000.-). En ningún caso configurarán delito de injurias las expresiones referidas a
asuntos de interés público o las que no sean asertivas. Tampoco configurarán delito de
injurias los calificativos lesivos del honor cuando guardasen relación con un asunto de interés
público.
(Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
(Nota Infoleg: multa actualizada por art. 1° de la Ley N° 24.286 B.O. 29/12/1993)

ARTICULO 111. - El acusado de injuria, en los casos en los que las expresiones de ningún
modo estén vinculadas con asuntos de interés público, no podrá probar la verdad de la
imputación salvo en los casos siguientes:
1) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal.
2) Si el querellante pidiera la prueba de la imputación dirigida contra él.
En estos casos, si se probare la verdad de las imputaciones, el acusado quedará exento de
pena.
(Artículo sustituido por art. 3° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
ARTICULO 112. - (Artículo derogado por art. 4° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
ARTICULO 113. - El que publicare o reprodujere, por cualquier medio, injurias o calumnias
inferidas por otro, será reprimido como autor de las injurias o calumnias de que se trate,
siempre que su contenido no fuera atribuido en forma sustancialmente fiel a la fuente
pertinente. En ningún caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos
de interés público o las que no sean asertivas.
(Artículo sustituido por art. 5° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
ARTICULO 114. - Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa,
en la capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las sanciones del
presente código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido, que los editores
inserten en los respectivos impresos o periódicos, a costa del culpable, la sentencia o
satisfacción.
ARTICULO 115. - Las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores, en los
escritos, discursos o informes producidos ante los tribunales y no dados a publicidad,
quedarán sujetas únicamente a las correcciones disciplinarias correspondientes.
ARTICULO 116. - Cuando las injurias fueren recíprocas, el tribunal podrá, según las
circunstancias, declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de ellas.
ARTICULO 117. - El acusado de injuria o calumnia quedará exento de pena si se retractare
públicamente, antes de contestar la querella o en el acto de hacerlo. La retractación no
importará para el acusado la aceptación de su culpabilidad.
(Artículo sustituido por art. 6° de la Ley N° 26.551 B.O. 27/11/2009)
ARTICULO 117 bis.
1°. (Inciso derogado por art. 14 de la Ley N° 26.388, B.O. 25/6/2008)
2°. La pena será de seis meses a tres años, al que proporcionara a un tercero a sabiendas
información falsa contenida en un archivo de datos personales.
3°. La escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del hecho se
derive perjuicio a alguna persona.
4°. Cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario público en ejercicio de sus
funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos
por el doble del tiempo que el de la condena.
(Artículo incorporado por art. 32 de la Ley N° 25.326 B.O. 2/11/2000)

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