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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA

FACULTAD DE TEOLOGÍA
HISTORIA DE LA IGLESIA MEDIEVAL
APUNTES PARA LA ESTUDIO PERSONAL II
LA RELIGIOSIDAD DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA
LA IGLESIA DURANTE EL TIEMPO DE BONIFACIO VIII (1294-1305)

Profesor: Dr. Federico Tavelli

“La Iglesia sale al encuentro del mundo. ¿no es ella, en definitiva, el mundo que sale
al encuentro de su sentido supremo? Ella se inscribe en el dinamismo de un mundo
que está constituido por el esfuerzo humano para desentrañar, expresar y hacer su
propio sentido liberando todas sus potencialidades”. Lucio Gera 1

El misterio de la Iglesia se realiza en la historia bajo la forma de un pueblo. Por ello,


no pueden desconocerse las conexiones entre la Iglesia y los hombres que habitamos el
mundo y buscamos el sentido más profundo de nuestra existencia a lo largo de la historia.
Los conceptos de misterio y pueblo de Dios expresan un equilibrio entre el aspecto
trascendente, expresado preferentemente como misterio y el componente inmanente,
indicado preferentemente como Pueblo; preferentemente porque se realiza en la historia
salutis (historia de la salvación), y el Pueblo es “de Dios”. Por ello, la historia de la Iglesia
no es únicamente la historia del papado ―aspecto ineludible por su misma trascendencia―
sino la historia de todo el Pueblo de Dios, lo cual involucra un sinnúmero de protagonistas
y expresiones a lo largo de la historia. Junto al estudio de los conflictos más trascendentes
que la Iglesia vivió y que marcaron la conciencia de sí misma es necesario acercarse a una
comprensión equilibrada de una época desde sus diversas manifestaciones y problemáticas.

1. Algunas expresiones de la religiosidad bajomedieval

Durante la época bajomedieval, al igual que durante el medioevo en general, las


expresiones de la religiosidad popular tuvieron un desarrollo muy importante convirtiéndose
en un elemento constitutivo de la cultura del mundo cristiano medieval. Popular se entiende
aquí en su derivación del término “pueblo” y significa aquello que es común a la conciencia
de un pueblo independientemente de otras variables sociales, económicas o políticas,
aquello que lo constituye como tal y que ese grupo humano determinado reconoce como
común y propio.
Durante esta época, el mundo cristiano europeo y las misiones que de él partían
también hacia oriente (en 1305 Juan de Montercorvino llegó hasta China y estableció el
primer arzobispado de Pekín donde fue consagrado como su primer obispo) vivía en una
atmosfera cristiana que imbuía de diferentes formas todas las esferas de la vida humana. Si
bien, en el recorrido histórico se pone el acento en los acontecimientos históricos más
relevantes, es necesario no desconocer también expresiones de la religiosidad que eran
corrientes y comunes en la época y que tuvieron un rol fundamental en el desarrollo histórico

1
Lucio GERA, “Misión de la Iglesia en la Universidad” en: V. R. AZCUY, C. GALLI, M. GONZÁLEZ, Escritos
teológicos - pastorales de Lucio Gera I, del Preconcilio a la conferencia de Puebla (1956-1981), Buenos
Aires, Ágape, 2004, I, 319-344, 329-330.

1
de los pueblos europeos, y por consiguiente, en el traslado de elementos medievales a
América.
En las manifestaciones religiosas populares convergen tradiciones y experiencias
diversas, que conservan, enriquecen o renuevan creencias y mitos más allá de lo que la
instrucción religiosa y acción pastoral pudieran brindar y que van adquiriendo pluralidad de
formas de acuerdo a las zonas geográficas dentro del mismo contexto cultural.2 Durante esta
época, marcada por la desconfianza hacia la curia romana, se acentúan diversas expresiones
de la vida cristiana ya existentes, en muchos casos más florecientes en este período que en
los que sobrevendrían. Hagamos referencia sólo a algunas:

1.1. Las peregrinaciones

Las peregrinaciones eran una de las expresiones religiosas y culturales más


difundidas en la edad media con consecuencias también en la vida social, económica y
política de los pueblos en los que se encontraban los caminos de los peregrinos. El camino
de Santiago es uno de los más famosos, con implicancias culturales muy profundas para los
reinos españoles, en particular en la definición de su identidad durante el tiempo de la
reconquista.

Liber Sancti Iacobi, sobre diversas devociones entorno a la peregrinación a Santiago (s. XII)

El Liber Sancti Jacobi (s. XII) es una compilación de varios escritos relacionados
con esta peregrinación que recoge variadas expresiones de la cultura local en torno a la
devoción del apóstol Santiago, como sermones, oficios, misas, cantos, historias y relatos de
milagros. En la actualidad se conservan cinco ejemplares completos manuscritos en tres
bibliotecas españolas, entre ellas el más famoso, el codex calixtinus, en el archivo de la
Catedral de Santiago de Compostela, y en la Biblioteca Vaticana y la de Londres. Estos
textos son una muestra de enorme valor religioso y cultural de esta época, en la que esta

2
Cf. Oronzo GIORDANO, Religiositá popolare nell’alto medioevo, Bari, Adriatica, 1979; Arnold ANGENENDT,
Geschichte der Religiösität im Mittelalter, Primus, 20094.

2
devoción alcanzó su apogeo.3 Estos caminos, además vinculaban a diversos pueblos a través
de un camino de fe, pero que también tenía implicancias en todas las esferas de la vida. El
camino de Santiago, por ejemplo, se conectaba con otros lugares principales de
peregrinación como París (via turonensis), Roma (la famosa via francigena) e incluso
Jerusalén, y otros centros menores, dando de esta forma, desde la expresión religiosa una
unidad cultura comunicada a través de estos caminos.

1.2. Los años santos y el culto a las reliquias de los santos


La tradición de los años santos comienza en el año 1300 con la decisión de Bonifacio
VIII (1294-1303) de establecer un año de gracia y, en particular, fomentar la peregrinación
a los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma con un sentido de penitencia y
oración. La tradición tiene sus orígenes en los jubileos hebreos, una especie de año sabático
celebrado cada cincuenta años. Se visitaban así tanto la basílica de San Pedro como la de
San Pablo extramuros durante el tiempo de 30 días o de 15 días para quienes no habitaban
en la ciudad. El año jubilar se basaba en la devoción popular hacia los santos especialmente
a los apóstoles. Bonifacio VIII estableció que el año jubilar fuera cada cien años. De esta
forma crecieron las vías de peregrinación a Roma, ya desde antiguo muy desarrolladas. En
1347 Clemente VI, convocó el segundo año jubilar, anticipando así el plazo y respondiendo
a un clamor del pueblo romano desolado por la peste negra y un terremoto de adelantar el
auxilio de los apóstoles. Un grupo de romanos, entre los que se encontraba Cola die Rienzo
pidió al papa esta celebración. 4 Allí conoció a Petrarca, quien se entusiasmó con los relatos
del fantasioso revolucionario que pintaba la ciudad de Roma hundida en calamidades de
todo tipo; esto inspirará al poeta humanista a relatar a la ciudad eterna, como una viuda
envejecida que aguarda la llegada de su esposo. A pesar de que este papa francés no conocía
la ciudad de Roma ni residía en ella convocó este segundo año jubilar y envío sus delegados.
En este año se agrega también la visita a la Basílica de San Juan de Letrán y se establece
que se celebre cada 50 años para dar la oportunidad que todos los cristianos pudieran visitar
la ciudad de los apóstoles al menos una vez en la vida.

1.3. La devoción a las historias sagradas y los evangelios apócrifos


Los relatos evangelios sobre la vida de Jesús, en particular sobre la infancia, así
como la historia de la Virgen María, dejaban espacio a la imaginación y leyenda en muchas
de sus momentos no narrados por los evangelistas. Así surgieron en los primeros siglos de
la Iglesia escritos de enorme valor que completaban las lagunas con historias muchas veces
fantasiosas pero que fomentaban una devoción que se arraigó en los fieles con el correr de
los siglos hasta la actualidad. Si bien desde antiguo se sabía que estos evangelios contenías
relatos en parte fantásticos, siempre encontraron durante el medioevo un lugar en el espacio
sagrado oficial. Los evangelios apócrifos alimentaron la religiosidad cristiana y pueden
encontrarse en todo tipo de expresiones artísticas como esculturas, frescos, vitrales,
representaciones, procesiones, historias contadas y festividades, incluidas las litúrgicas, y

3
La UNESCO lo cuenta entre los manuscritos que definen “la memoria del mundo”, para ver una edición
digital del manuscrito véase: http://www.codexcalixtinusfacsimil.com
4
Cola di Rienzo (1313-1354) fue conocido por proclamar en Roma una nueva forma de gobierno inspirada en
la República Romana que él llamó “buen estado”. En su visita a Aviñón el papa lo nombró notario apostólico.
Desde esta posición de poder protegido por Clemente VI enfrentaba a los Colonna y buscaba deshacerse de
las familias patricias romanas para volver a la antigua armonía romana. Pretendió luego extender su poder
fuera de la ciudad. El papa sintió peligrar los estados pontificios y entonces dio su apoyo a los nobles. Fue
excomulgado y expulsado de la ciudad. Sería restaurado por Inocencio VI y volvería a Roma junto con el
Cardenal Gil de Albornoz. El pueblo lo nombraría libertador y senador de la ciudad. Sin embargo, sus medidas
arbitrarias y crueles provocaron un levantamiento popular promovido por los Colonna y fue decapitado en
1354.

3
muchas veces también como el fundamento principal que sostiene la devoción a un
santuario. Nombres que aún hoy nos son tan familiares como la del soldado Longinius que
atravesó a Jesús crucificado o el ladrón Dimas, aparecen únicamente en el evangelio de
Nicodemo, que relata los eventos de la pasión, al igual que los nombres de Ana y Joaquín,
padres de María, tomados del protoevangelio de Santiago.
Así, mimetizado entre las representaciones canónicas, el arte de origen apócrifo no
se distingue del estrictamente oficial, ambos conviven en programas iconográficos en los
que sólo los entendidos pueden diferenciarlos. En los apócrifos la imaginación se permite
volar y remontarse al mito. El pueblo fiel, necesitaba apoyar su religiosidad en el mito para
comprender aquellas enseñanzas que a menudo excedían su entendimiento simple y
espontáneo. Desde San Jerónimo (347? - 420), hasta el decreto del papa Gelasio (492-496),
los evangelios apócrifos fueron tratados como escritos no aceptados como oficiales por la
Iglesia, separación que se hará definitiva en el Concilio de Trento. Sin embargo, las mismas
autoridades les otorgaron un lugar principal dentro de los propios espacios sagrados.5

1.4. La religiosidad en el ámbito del trabajo: los gremios medievales

Los gremios consistían en corporaciones de trabajadores integradas por artesanos de


un mismo oficio cuyo fin era defender sus intereses profesionales. Éstos se divididan de
acuerdo a tres grupos: aprendices, oficiales y maestros. Entre sus objetivos estaban
conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres activos, garantizar
el trabajo a sus asociados, mejorar su bienestar económico y los sistemas y técnicas
de aprendizaje del oficio. No sólo cada uno de ellos elegía un santo patrono relacionado a
su labor, sino que también, por ejemplo, en los vitrales de la catedral de Friburgo (Alemania)
todavía hoy puede verse cómo cada uno de los gremios “publicitaba” su trabajo a través de
ricos vitrales que mandaban hacer en los que mostraban sus producciones propias y el
escudo del gremio, por ejemplo, la de los zapateros, panaderos, los toneleros o los sastres
que vestía a las figuras de la Virgen y de los santos con ricos atuendos, entre los muchos
ejemplos.6

Vitrales de la Catedral de Friburgo (Alemania) s. XIV donde los gremios de artesanos “publicitaban” sus
productos en los vestidos de la virgen y de los santos

5
Cf. Ofelia MANZI/Patricia GRAU-DIECKMANN, “Los textos apócrifos en la iconografía cristiana” Mirabilia
6 (2006).
6
Véase https://www.freiburgermuenster.info/html/content/die_fenster.html para el resto de los vitrales.

4
1.5. Fiestas religiosas y procesiones

La celebración de festividades religiosas cristianas, como la de San Juan el


Precursor, la Candelaria o la misma Navidad, tenían un remoto origen, no sólo en el
cristianismo primitivo sino aún en festividades paganas relacionadas con la vida y el cambio
de las estaciones, la fertilidad, etc., que se remontan a la antigua Roma y más allá. Durante
el medioevo las fiestas de Jesús, de la Virgen y de los Santos se celebraban con gran
colorido, como todavía hoy puede verse en algunas representaciones que recrean aquellas
otras medievales (por ejemplo, Il Palio en Siena, Italia). También la fiesta del Corpus
Christi, instituida en 1264 por Urbano IV, recogía una devoción ya existente. Su celebración
era ocasión de una gran creatividad musical y ornamental. En el Concilio de Vienne (1313)
Clemente V reguló que el cortejo procesional que todavía en esta época se desarrollaba sólo
dentro del templo y que recién en el siglo XV se saldría en procesión por las calles con la
eucaristía. Juan XXII (1316-1334) introdujo la octava de la fiesta con exposición del
Santísimo. Esta celebración se trasladaría a América donde se celebraría por primera vez en
México en 1526 y pronto se hizo costumbre, incorporando así elementos de la cultura
medieval en el encuentro la cultura americana local dando así una representación particular
a las festividades en América.7

2. La Iglesia durante el conflicto entre Bonifacio VIII (1294-1303) y Felipe el Hermoso


(1268-1314) y “lo schiaffo di Anagni”

A inicios del siglo XIV la Iglesia comienza a transitar un camino agitado que
terminará disolviendo los ideales medievales y abrirá las puertas de una nueva época.
Las disputas entre las familias más poderosas de Roma, los Colonna y los Orsini, los
movimientos “espirituales” basados, en especial, en las ideas de Joaquín del Fiore, y las
injerencias de algunos monarcas importantes, como Carlos de Anjou rey de Nápoles, o el
rey de Francia Felipe el hermoso, retrasaron notablemente el conclave que debía elegir al
nuevo papa hacia fines del siglo XIII. Los partidos opuestos terminaron eligiendo a un
ermitaño anciano, que muy poco sabía sobre cómo gobernar la Iglesia, pero este candidato
fue el único sobre el que logró haber acuerdo. Su nombre era Pedro Morrone y los cardenales
mandaron buscarlo a su retiro, para anunciarle que había sido elegido sucesor de Pedro. El
anciano, con enorme sorpresa, aceptó la carga y tomo el nombre de Celestino V. Su papado,
no obstante, duró menos que el conclave que lo había elegido, pues al poco tiempo renunció
a la tiara. Su brevísimo pontificado se extendió desde el 29 de agosto hasta el 13 de
diciembre de 1294. Dante hace referencia a este hecho como “il gran rifiuto” (el gran
rechazo) y lo pone en el infierno de su Divina Comedia. Entre sus pocas acciones creo 12
nuevos cardenales (7 franceses y 3 napolitanos).8
El nuevo elegido luego de la renuncia de Celestino V fue Benedicto Gaetani,
miembro de una noble familia, quien había estudiado derecho canónico en Bolonia. Sus

7
Luis WECKMAN, La herencia medieval de México, México, 1983.2 volúmenes, I, 253.
8
Dante Alighieri había sido enviado en octubre de 1301 como uno de los embajadores florentinos en misión
de paz ante la curia de Bonifacio VIII, cuya intervención en los asuntos de la ciudad amenazaban su
independencia y libertad. El poeta florentino ya no volvería a su ciudad, pues las facciones rivales dentro del
partido güelfo que controlaban la ciudad se hicieron del poder. Esto derivó en acusaciones por corrupción en
su contra. Los güelfos negros habían hecho un pacto con el papa contra los güelfos blancos (Dante pertenecía
a esta facción). A raíz de esto Dante fue condenado a muerte, por lo cual ya nunca volvió a Florencia. Vivió
exiliado durante los veinte años restantes de su vida. Murió en Ravenna en 1321 donde está sepultado. Cf. P.
SHAW (ed.) Cambridge texts in the history political thought, Dante Alighieri, Monarchy, Cambridge,
Cambridge University press, 2003, 10.

5
dotes personales lo llevaron a tener rápidos ascensos al servicio de la curia romana, primero
con misiones diplomáticas ante la corte del rey de Francia y de Inglaterra. En 1281, en torno
a sus cincuenta años fue creado cardenal por Martín IV y en 1291 fue ordenado sacerdote.9
El pontificado de Bonifacio VIII se dio en un período de profundos cambios, en el
que el mundo cristiano se encuentra en pleno proceso de transformación del mundo feudal
a las monarquías nacionales, tiempo en que los monarcas cada vez absorben y centralizan
cada vez más las competencias que antes estaban esparcidas en los distintos señores
feudales, como la fuerza militar, el cobro de impuestos, la justicia, las provisiones de bienes
públicos, los poderes eclesiásticos, etc. Bonifacio intentó oponerse con fuerza a estos
cambios en su conflicto con Felipe el Hermoso, con pocos resultados, y centralizando él
mismo, a la par que del movimiento común a las monarquías de la época muchas
prerrogativas tanto del poder espiritual como del temporal. Sus intentos más vehementes
resultaron en expresiones sobre el poder temporal de la Iglesia por sobre la medida de la
prudencia, por lo que en la historiografía se denomina muchas veces su pontificado como
“teocracia papal”, en el sentido que su poder papal espiritual estaba también sobre el poder
temporal de los reyes.

Bonifacio VIII proclama el primer año santo del 1300


Giotto, fragmento del fresco en San Juan de Letrán (Roma) s. XIV

Bonifacio VIII tuvo variados conflictos en la disputa por las competencias de


poderes con el rey francés Felipe el hermoso. El conflicto comenzó en 1296 cuando
Bonifacio recordó la prohibición que pesaba sobre los príncipes cristianos de imponer tasas
sobre los bienes eclesiásticos (cosa que estaba haciendo el rey para poder llevar adelante la
guerra contra Inglaterra); Felipe, por su parte, respondió prohibiendo la salida de oro y plata
del reino al exterior y la permanencia de extranjeros en Francia (lo que perjudicaba a las
finanzas pontificias y los beneficiarios italianos que vivían en Francia). La relación fue
enrareciéndose cada vez más hasta que en el sínodo del 1302 el papa decidió excomulgar a
todos los que impidiesen la comunicación con la santa sede y emana la Unam Sanctam.
Su canciller Giuillermo de Nogaret se presentó con sus tropas en la ciudad de Anagni
el 7 de septiembre de 1303, donde se hallaba el Pontífice, superó a la guardia y, se apoderó
y ultrajó a Bonifacio VIII, y con ello humilló la investidura papal. El papa fue privado de
9 Eugenio DUPRÈ THESÈIDER, “Bonifacio VIII” en: Enciclopedia dei Papi, Treccani on-line

6
su libertad y de alimento por algunos días, pero por un levantamiento popular debió ser
liberado y las tropas francesas huyeron. Actualmente no se cree que haya habido
propiamente una bofetada ―como se dio en llamar “lo schiaffo (la bofetada) de Anagni”―
sino más bien de una humillación al papado y un golpe moral a la Iglesia por parte de un
poder secular
Este enfrentamiento entre el poder secular, que se alzaba contra el papado, y el poder
eclesiástico, sentará las bases de la futura crisis. 10 Esta disputa llegó a su momento más
álgido en el llamado atentado de Anagni, en el que la investidura papal fue humillada con
la llegada de las tropas de Guillermo de Nogaret que sitiaron el palacio papal de esa ciudad.11
La gran contienda entre el absolutismo eclesiástico y hierocrático de la Edad Media,
personificado en este papa, y el absolutismo político laico de los nuevos tiempos,
representado en el rey francés, se decidió a favor de éste último.
Luego de la muerte de Bonifacio VIII en 1303, lo sucedió en el pontificado
Benedicto XI (1303-1304) quien debió alejarse de la ciudad de Roma a causa de los
conflictos que allí tenía con la poderosa familia Colonna. Su muerte repentina en la ciudad
de Perugia fue la causa de que allí se reunieran los cardenales para elegir a su sucesor. La
división del colegio cardenalicio y las injerencias de poderes temporales expresaban la crisis
del tiempo y traerían trágicas consecuencias.

2.1. La bula Unam Sanctam

La Bula Unam Sanctam del papa Bonifacio VIII es, tal vez, la expresión más radical
de la hierocracia papal.12 Apoyándose en la interpretación medieval de varias figuras
bíblicas (la esposa del Cantar de los cantares, la túnica de Cristo, el “hombre espiritual” del
que habla san Pablo en I Cor. 2,15, etc.) el papa afirma la absoluta supremacía del poder
espiritual sobre el poder secular, y termina por definir que es de absoluta necesidad para la
salvación el estar sometido al Romano Pontífice. Este documento debe interpretarse a la luz
de la violenta controversia que el papa llevaba adelante con el rey Felipe IV de Francia. A
continuación, el texto:
«Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener que hay una sola y Santa Iglesia
Católica y la misma Apostólica, y nosotros firmemente lo creemos y simplemente lo
confesamos , y fuera de ella no hay salvación ni perdón de los pecados, como quiera que el
Esposo clama en los cantares: Una sola es mi paloma, una sola es mi perfecta. Unica es ella
de su madre, la preferida de la que la dio a luz [Cant. 6,8]. Ella representa un solo cuerpo
místico, cuya cabeza es Cristo, y la cabeza de Cristo, Dios. En ella hay un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo [Ef. 4,5]. Una sola, en efecto, fue el arca de Noé en tiempo del
diluvio, la cual prefiguraba a la única Iglesia, y, con el techo en pendiente de un codo de
altura, llevaba un solo rector y gobernador, Noé, y fuera de ella leemos haber sido borrado
cuanto existía sobre la tierra. Mas a la Iglesia la veneramos también como única, pues dice el

10
Véase: J. RIVIÈRE, Le problème de l’Eglise et de l’Etat au temps de Philippe le Bel, Louvain, Spicilegium
Sacrum Lovaniense, 1926; Ch. T. WOOD, Felipe el hermoso y Bonifacio VIII, México, UTEHA, 1968.
11
Como consecuencia de la bula de Bonifacio VIII Unam Sanctam (1302) el enfrentamiento entre el rey
francés y el papado había llegado a su límite máximo. Bonifacio VIII excomulgaría a Felipe el hermoso..
12
1. Bonifacio VIII PP, Bula Unam Sanctam, 18 de nov. de 1302. Texto tomado de Enrique Denzinger, El
magisterio de la Iglesia. Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la Iglesia en materia de fe
y costumbres, Barcelona 1963, 170-171. 2. No queda claro que alcance deba dársele a esta definición
pontificia; ¿constituye una definición dogmática en toda forma?, ¿qué pretende definir el papa?, ¿podría
hablarse de una sumisión implícita al Romano Pontífice, tal como se habla de una fe implícita o una
pertenencia a la Iglesia no consciente? En este tema son más las preguntas que las respuestas que pueden
aportarse. Cf. Giacomo Martina, La Iglesia de Lutero a nuestros días, I, Madrid 1974, 45 s. 3. Cf. Hubert
JEDIN, Manual de historia de la Iglesia, IV, Barcelona 1986, 453-470.

7
señor en el Profeta: Arranca de la espada, oh Dios, a mi alma y del poder de los canes a mi
única [Sal. 21,21]. Oró, en efecto, juntamente por su alma, es decir, por sí mismo, que es la
cabeza, y por su cuerpo, y a este cuerpo llamó su única Iglesia, por razón de la unidad del
esposo, la fe, los sacramentos y la caridad de la Iglesia. Esta es aquella túnica del
Señor, inconsútil [Jn. 19,23], que no fue rasgada, sino que se echó a suertes. La Iglesia, pues
que es una y única, tiene un solo cuerpo, una sola cabeza, no dos, como un monstruo, es decir,
Cristo y el vicario de Cristo, Pedro, y su sucesor, puesto que dice el señor al mismo
Pedro: Apacienta a mis ovejas [Jn. 21,17]. Mis ovejas, dijo, y de modo general, no éstas o
aquéllas en particular; por lo que se entiende que se las encomendó a todas. Si, pues, los
griegos u otros dicen no haber sido encomendados a Pedro y a sus sucesores, menester es que
confiesen no ser de las ovejas de Cristo, puesto que dice el Señor en Juan que hay un solo
rebaño y un solo pastor [Jn. 10,16].
Por las palabras del Evangelio somos instruidos de que, en ésta y en su potestad, hay dos
espadas: la espiritual y la temporal...Una y otra espada, pues, están en la potestad de la Iglesia,
la espiritual y la material. Mas ésta ha de esgrimirse en favor de la Iglesia; aquella por la
Iglesia misma. Una por mano del sacerdote, otra por mano del rey y de los soldados, si bien
a indicación y consentimiento del sacerdote. Pero es menester que la espada esté bajo la
espada y que la autoridad temporal se someta a la espiritual... Que la potestad espiritual
aventaje en dignidad y nobleza a cualquier potestad terrena, hemos de confesarlo con tanta
más claridad, cuanto aventaja lo espiritual a lo temporal... Porque, según atestigua la Verdad,
la potestad espiritual tiene que instituir a la temporal, y juzgarla si no fuere buena... Luego si
la potestad terrena se desvía, será juzgada por la potestad espiritual; si se desvía la espiritual
menor, por su superior; mas si la suprema, por Dios solo, no por el hombre podrá ser juzgada.
Pues atestigua el Apóstol: El hombre espiritual lo juzga todo, pero él por nadie es juzgado [I
Cor. 2,15]. Ahora bien, esta potestad, aunque se ha dado a un hombre y se ejerce por un
hombre, no es humana, sino antes bien divina, por boca divina dada a Pedro, y a él y a sus
sucesores confirmada en Aquel mismo a quien confesó, y por ello fue piedra, cuando dijo el
Señor al mismo Pedro: Cuanto ligares etc. [Mt. 16,19]. Quienquiera, pues, resista a este
poder así ordenado por Dios, a la ordenación de Dios resiste [Rom. 13,2], a no ser que, como
Maniqueo, imagine que hay dos principios, cosa que juzgamos falsa y herética, pues atestigua
Moisés no que "en los principios", sin en el principio creó Dios el cielo y la tierra [Gn.
1,1]. Ahora bien, declaramos, decimos, definimos y pronunciamos que someterse al Romano
Pontífice es de toda necesidad para la salvación de toda humana criatura.»

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