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Universidad de La Guajira.

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas.


Derecho.
Contratos civiles y mercantiles.
Santiago Mendoza Espitia.
Riohacha, La Guajira.
2020.
Historia del retracto de voluntad en Colombia.

Para comenzar, se dice que el derecho de retracto consiste básicamente en la facultad que
tiene el consumidor de algún producto de terminar el contrato, arrepentirse o desistir del
mismo cuando lo desee después de celebrado el negocio y dentro de un término que ha
establecido la ley para esto. También existe un principio en derecho que se conoce con el
nombre de pacta sunt servanda este básicamente establece que todo lo que se pacte dentro
de un contrato o negocio es de obligatorio cumplimiento para quienes lo celebran, pues de
no ser así traerá una serie de consecuencias como el pago de algunas sumas de dinero, de
tal manera, el derecho de retracto como mecanismo de protección al consumidor permite
que a pesar de lo pactado el contrato o negocio pueda darse por terminado sin ningún tipo
de consecuencia y sólo dependa de la voluntad de quien está consumiendo o adquiriendo el
producto. Este derecho se caracteriza por: A- Derecho que sólo puede ser ejercido por el
Consumidor. B- Sólo puede aplicarse para una serie de contratos que ha establecido la ley.
C- Depende de la voluntad del consumidor y no puede tener ningún tipo de limitación o
requisito para ejercerlo.
El derecho de retracto colombiano se encuentra consagrado en el artículo 47 de la Ley 1480
de 2011. Donde allí se establece lo siguiente:
“ARTÍCULO 47. RETRACTO. En todos los contratos para la venta de bienes y prestación
de servicios mediante sistemas de financiación otorgada por el productor o proveedor,
venta de tiempos compartidos o ventas que utilizan métodos no tradicionales o a distancia,
que por su naturaleza no deban consumirse o no hayan comenzado a ejecutarse antes de
cinco (5) días, se entenderá pactado el derecho de retracto por parte del consumidor. En el
evento en que se haga uso de la facultad de retracto, se resolverá el contrato y se deberá
reintegrar el dinero que el consumidor hubiese pagado. El consumidor deberá devolver el
producto al productor o proveedor por los mismos medios y en las mismas condiciones en
que lo recibió. Los costos de transporte y los demás que conlleve la devolución del bien
serán cubiertos por el consumidor. El término máximo para ejercer el derecho de retracto
será de cinco (5) días hábiles contados a partir de la entrega del bien o de la celebración del
contrato en caso de la prestación de servicios. Se exceptúan del derecho de retracto, los
siguientes casos: 1. En los contratos de prestación de servicios cuya prestación haya
comenzado con el acuerdo del consumidor; 2. En los contratos de suministro de bienes o
servicios cuyo precio esté sujeto a fluctuaciones de coeficientes del mercado financiero que
el productor no pueda controlar; 3. En los contratos de suministro de bienes confeccionados
conforme a las especificaciones del consumidor o claramente personalizados; 4. En los
contratos de suministro de bienes que, por su naturaleza, no puedan ser devueltos o puedan
deteriorarse o caducar con rapidez; 5. En los contratos de servicios de apuestas y loterías; 6.
En los contratos de adquisición de bienes perecederos; 7. En los contratos de adquisición de
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bienes de uso personal. El proveedor deberá devolverle en dinero al consumidor todas las
sumas pagadas sin que proceda a hacer descuentos o retenciones por concepto alguno. En
todo caso la devolución del dinero al consumidor no podrá exceder de treinta (30) días
calendario desde el momento en que ejerció el derecho.”
Sin embargo, es importante resaltar el carácter imperativo que lleva la norma citada, lo que
supone que en este escenario no es posible prescindir de su contenido puesto que las partes
no pueden pactar que se renuncia a ejercer el retracto por parte del consumidor. Tal
disposición tendría objeto ilícito y se sancionaría la cláusula respectiva con la nulidad
absoluta. Esto se debe a que la norma reconoce que el derecho está en cabeza del
consumidor y es potestad de este sujeto decidir si aplica o no el retracto frente a la compra
realizada.
Lo anterior se ve justificado en el artículo 4° de la Ley 1480 de 2011, en donde se señala
que las disposiciones contenidas en dicha ley son de orden público y por tanto, cualquier
estipulación en contrario se tendrá por no escrita.
Tal y como se indica en el artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, en Colombia el retracto
aplica en:
a) Todos los contratos realizados mediante sistemas de financiación otorgada por el
productor o proveedor.
b) Venta de tiempos compartidos.
c) Ventas que utilizan métodos no tradicionales.
d) A distancia.
De acuerdo al ámbito de aplicación que le otorga la ley al retracto en nuestro ordenamiento
jurídico se analiza en qué consiste cada una de las ventas y por qué se entiende justificada
la facultad del consumidor de retractarse en ellas.
Por otro lado, el derecho de retractación se originó como una garantía para los
consumidores, con la cual pueden retrotraer un contrato celebrado, sin ningún tipo de
sanción, por cualquier razón que no tiene que ser expresada ante el productor o proveedor.
Este derecho se encuentra limitado en relación con el plazo y los medios de pago
permitidos para su ejercicios pues de no ser así, aplicaría para cualquier tipo de contratos y
en cualquier momento posterior a su celebración, por lo cual, teniendo en cuenta el
principio de seguridad jurídica que protege “los ideales de determinación, estabilidad y
previsibilidad del derecho” (Ávila, 2012, p. 33), nos encontraríamos ante una norma
generadora de inseguridad jurídica y, por lo tanto, que debe ser modificada o marginada del
ordenamiento jurídico. Por lo anterior, el plazo y los medios de pago son elementos
trascendentales del artículo 47 de la Ley 1480 de 2011, y deben ser examinados
críticamente.
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El régimen de protección al consumidor encontró en Colombia su primer antecedente en la
Ley 73 de 1981; a partir de la cual se expidió el Decreto 3466 de 1982, conocido en
Colombia como el Estatuto de Protección al Consumidor. Dicho decreto establecía en su
artículo 41 que:
En todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios mediante sistemas
de financiación, excepción hecha de los relativos a alimentos, vestuario, drogas, atención
hospitalaria y educativa, se entenderá pactada la facultad de retractación de cualquiera de
las partes, dentro de los dos (2) días hábiles siguientes a su celebración. En el evento en que
una cualquiera de las partes haga uso de la facultad de retractación se resolverá el contrato
y, por consiguiente, las partes restablecerán los casos al estado en que se encontraban antes
de su celebración. La facultad de retractación es irrenunciable. De dicha legislación vale la
pena resaltar que:
1. El término para ejercer el retracto era de dos días hábiles siguientes a la celebración del
contrato.
2. Se aplicaba a todos los contratos para la venta de bienes y prestación de servicios
mediante sistemas de financiación, salvo los contratos relativos a alimentos, vestuario,
drogas, atención hospitalaria y educativa.
Adicionalmente, resulta necesario definir que los sistemas de financiación hacen referencia
a créditos que ofrece el productor o proveedor del bien mueble o el servicio en el que existe
una relación entre el capital y el interés que paga el deudor en cada cuota, haciendo alusión
a las ventas a plazos.
Por lo anterior, no era posible utilizar la figura de la retractación cuando el consumidor
realizaba una compra pagando por medios distintos a los de financiación, inclusive si
pagaba de contado.

Se exceptúan del derecho de retracto los siguientes casos:


1. En los contratos de prestación de servicios cuya prestación haya comenzado con el
acuerdo del consumidor;
2. En los contratos de suministro de bienes o servicios cuyo precio esté sujeto a
fluctuaciones de coeficientes del mercado financiero que el productor no pueda controlar;
3. En los contratos de suministro de bienes confeccionados conforme a las especificaciones
del consumidor o claramente personalizados;
4. En los contratos de suministro de bienes que por su naturaleza no puedan ser devueltos o
puedan deteriorarse o caducar con rapidez;
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Santiago Mendoza Espitia.
Riohacha, La Guajira.
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5. En los contratos de servicios de apuestas y loterías;
6. En los contratos de adquisición de bienes perecederos;
7. En los contratos de adquisición de bienes de uso personal.
El proveedor deberá devolverle en dinero al consumidor todas las sumas pagadas sin que
proceda a hacer descuentos o retenciones por concepto alguno. En todo caso la devolución
del dinero al consumidor no podrá exceder de treinta (30) días calendario desde el momento
en que ejerció el derecho. Anteriormente, en el Decreto 3466 de 1982, el término para
ejercer el retracto era de dos días hábiles siguientes a la celebración del contrato; en
cambio, en el Nuevo Estatuto del Consumidor se observa que el término es hasta dentro de
los cinco días, contados a partir del momento en que se recibió el bien o de la celebración
del contrato, si el contrato fue de prestación de servicios. El legislador intentó ser garantista
al ampliar el término de dos a cinco días; además, en los contratos de compraventa el
término máximo para ejercer este derecho no se cuenta a partir de la celebración del
contrato, sino desde que el comerciante le hace entrega al consumidor del bien adquirido.

Una vez analizado los tipos de negocios jurídicos donde opera el retracto, se puede concluir
que el ámbito de aplicación de tal derecho es restringido y acotado, pues se menciona de
forma exclusiva los escenarios en los que puede ser ejercido.
Así mismo, se evidencia que la posibilidad otorgada al consumidor de desligarse del
acuerdo y ponerle fin a la relación de consumo, se permite porque (a) al momento de
realizar la transacción otorgó su consentimiento de forma influenciada, (b) no tuvo la
posibilidad de verificar las condiciones ofrecidas por el proveedor o productor, (c) fue
abordado de forma agresiva con el fin de disminuir su capacidad de decisión y juicio, o (d)
no tuvo contacto directo con el bien o servicio al momento de su adquisición.
Por otro lado, al ver la denominación que da el Estatuto del Consumidor a los negocios
jurídicos donde opera el retracto, se podría decir que todas esas transacciones son un
contrato de compraventa, en donde hay una compra de un producto por parte del
consumidor y una venta por parte del productor o proveedor. Sin embargo, al analizar los
negocios jurídicos más a fondo se podría pensar, en algunos casos, que se está más en
presencia de un contrato de prestación de servicios que en un tipo de compraventa, por
ejemplo: en los contratos de tiempos compartidos se evidencia que lo que se ofrece es un
servicio de hospedaje y/o recreación; en algunas transacciones realizadas a distancia, como
lo son las ventas de tiquetes aéreos, se podría pensar que se está es presencia de un contrato
de prestación de servicios de transporte aéreo; entre otros negocios donde se evidencia que
no necesariamente se trata de algún tipo de compraventa.
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