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Parte uno:
1. El narrador relata la historia de manera externa. “Dmitri Dmitrich Gurov, que por
entonces pasaba una temporada en Yalta, empezó a tomar algún interés en los
acontecimientos que ocurrían”.
A su vez, es un narrador omnisciente. “«Algo hay de triste en esta mujer», pensó, y
se quedó dormido.” Sabe hasta lo que piensa el personaje antes de dormir.
A partir de esto podemos determinar la focalización del narrador, en este caso es
cero. “Una noche que estaba comiendo en los jardines, la señora de la boina llegó
lentamente y se sentó a la mesa de al lado. La expresión de su rostro, su aire, el
vestido y el peinado, le indicaron que era una señora, que estaba casada, que se
encontraba en Yalta por primera vez y que estaba triste…”.
El narrador se limita a contarnos la historia, se para desde la objetividad y nos ubica
en la situación de los personajes a raíz de largas descripciones.
Que sea este el tipo de narrador que elige Chéjov no es coincidencia. Tengamos en
cuenta que él pertenece a la corriente del realismo, la cual intenta plasmar la
realidad tal cual es, sin adornos ni tapujos, por lo que este tipo de narrador es el más
útil.
4. En primer lugar, el narrador nos habla del aspecto de la mujer (grafopeya). Esta es
“alta y tiesa, de cejas oscuras, grave y digna”. Si pasamos a su etopeya, ella se
considera alguien intelectual, lee mucho y utiliza un lenguaje rebuscado. Más que
rebuscado, diría fingido, parecería ser una pseudointelectual. A pesar de querer
aparentar ello, con su aspecto rígido y serio, lo que genera, al menos en su marido,
es desprecio, ya que este se siente avergonzado de ella.
En cuanto a la focalización hay un cambio, cuando el narrador presenta a la mujer
adopta la focalización interna. Esto se debe, creo yo, a que la descripción va estar
cruzada por la imagen que tiene Gurov de ella. El narrador abandona esa posición
imparcial y nos muestra a la mujer de manera sesgada.
Asimismo, me gustaría hacer énfasis en otro cambio que hay en la narración, el me
parece curioso. Cuando el narrador dice “probablemente por esta razón, casi
siempre hablaba mal de las mujeres”, ese probablemente, ¿no pone en juego su
omnisciencia, él no debería de saberlo?
5. De las mujeres tiene una visión sumamente negativa, siente rechazo por estas. El
desprecio, pareciera, nace de su mala e infeliz relación con su pareja. Esta mala
experiencia hace que casi siempre hable mal de las mujeres y las llame “la raza
inferior”.
Sin embargo, esta es la imagen que nos da al inicio, con el pasar de la lectura
veremos como esta opinión sobre las mujeres no es más que una coraza exterior
para ocultar lo que es y siente.
6. El acercamiento, tal como lo piensa Gurov, parece sacado de una novela. El lugar
de encuentro fue un jardín.El protagonista, teniendo claro de qué forma acercarse,
optó por utilizar al perro como “mediador”, como punto de enlace entre los dos. Así
fue que: “Llamó cariñosamente al pomeranio, y cuando el perro se acercó a él lo
acarició con la mano.” A lo que ella: “miró hacia él bajando en seguida los ojos.”.
Este fue el primer contacto que hicieron.
7. Al final de esta parte, Gurov, se muestra introspectivo, reflexionando sobre la mujer
que acaba de conocer. Asimismo, se muestra sumamente esperanzado con un
posible reencuentro. Por ello, también se le nota ansioso. Que la mujer sea tan joven
le hizo pensar en su hija, lo cual le despertó cierta empatía por la muchacha, este
percibe su inocencia, su bella inocencia.
Parte dos:
1. La marca temporal que se establece es pasada una semana. “Una semana había
pasado desde que hicieron amistad.”
4. En esta escena, la moral cristiana fue la que afloró. Los valores cristianos tenían y
tienen un gran peso en la sociedad, sobre todo en las cuestiones del matrimonio y
las relaciones sexuales. No es casualidad que se hable de “la mujer pecadora” y que
esta exclame: “Dios me perdone”. Las relaciones extramatrimoniales y a su vez las
infidelidades, están sumamente prohibidas y castigadas por la iglesia, además de
ser muy mal vistas socialmente. Es por ello que ella se redime para no ser vista
como una mujer vulgar: “Amo la existencia pura y honrada, odio el pecado (...) Yo
también podría decir que el espíritu del mal me ha engañado.”
Además, tampoco me parece azar que, luego de esa escena, salieran y se sentaran
en un sitio cercano a la iglesia.
5. Tras lo sucedido brotaron diversos sentimientos. Por un lado, Gurov, se sentía
sereno, como viviendo un sueño. A su vez, también está cargado de ansias de vivir,
de sentir. Se vuelve apasionado, no quiere separarse de su lado. Para él, Ana, es
sublime, elevada: “parecía tan encantadora, acariciada e idealizada por los mágicos
alrededores”. Esto lleva a Gurov a ver la vida como algo hermoso. Tras visualizar
como este la ve, es difícil no decir que se está enamorando.
Por otra parte, Ana, a pesar de sentirse plácida junto a él, se encuentra un tanto
inquieta y dubitativa. Tiene ciertas inseguridades acerca del amor de Gurov por ella,
esta teme que no la respete y la vea como una mujer de otras tantas.
6. Luego de estarse viendo todos los días, comiendo y paseando por allí, los amantes
fueron interrumpidos por una carta. En esta, el marido de Ana, le anunció su
malestar y le suplicaba que volviera cuanto antes.
Parte tres:
1. Tras su temporada en Yalta volvió a su casa, con su familia. Ya era invierno y las
estufas estaban encendidas. El personaje lleva allí una vida de quietud, su estatus
es elevado, por lo que no tiene muchas preocupaciones. Gurov se dejó llevar por la
dinámica de Moscú, deseaba recorrer los restaurantes, los clubes, ir de fiesta, tratar
con abogados y artistas, jugar a las cartas con algún profesor, etc.
2. Gurov esperaba que el recuerdo de Ana se volviera difuso, así como le pasó con
tantas mujeres. Sin embargo “estos recuerdos, lejos de morir, se avivaron con el
tiempo.”. Todo lo que ocurría en Moscú, los niños, el piano, la tormenta, le recordaba
a ella. “Ana Sergeyevna no lo visitaba ya en sueños, lo seguía por todas partes
como una sombra, como un fantasma.”
3. Para referirse al recuerdo de Ana utiliza varias metáforas. En primer lugar, cuando
Gurov espera olvidarse de ella, dice que: “le pareció que la imagen de Ana
Sergeyevna había de cubrirse de una bruma en su memoria.”. Sin embargo, esta
simple bruma, tomó forma y cuerpo, se convirtió en una sombra, en un fantasma. La
metáfora del fantasma me parece muy buena ya que no sólo nos muestra lo real y
vivo del recuerdo, sino también lo que este causa en él. La sombra y el fantasma
inquietan, es algo que nos persigue, de lo cual no podemos escapar.
4. El personaje decide contarle su secreto a “un oficial, del club de lectores, con el que
había estado jugando a las cartas”. El hombre ya se iba y Gurov lo sorprendió con
aquella confesión. Impactado, el oficial, no sé si tratando de cambiar de tema o
tratando de hacer un chiste, dijo: “-¡Tenías razón esta tarde: el esturión era
demasiado fuerte!”. Sin duda, una situación sumamente incómoda para los dos.
5. “Aquellas palabras tan corrientes llenaron a Gurov de indignación”. No podía
entender esa forma tan vulgar y grosera de responder. Él, se sintió en confianza de
compartir su secreto y el otro reaccionó de muy mala manera. ¿Qué habían sido
todas esas noches de cartas?, ¿Dónde quedó el tiempo compartido?
“¿qué queda?: una vida servil, acortada, trivial e indigna, de la que no hay medio de
salir, como si se estuviera encerrado en un manicomio o una prisión.”
Es en este momento es que se pone en cuestión su doble vida, su vida falsa de
compromisos y quién es realmente él o quien quisiera ser. Es por ello que, en tan
solo un par de días, decidió viajar a S. Petersburgo para encontrarse con Ana,
aunque no sabía lo que realmente estaba haciendo.
7. El esposo de Ana es “un hombre joven, con patillas, alto y encorvado (...) inclinaba la
cabeza a cada paso y parecía estar continuamente haciendo reverencias”. Ver esto
hizo que Gurov se acordara de cuando Ana llamó lacayo a su marido. Este tenía
espíritu servil, y esto quedaba plasmado en su insignia que corrobora su número de
criado.
8. Ana, al reencontrarse con Gurov, “se puso intensamente pálida” y nerviosa, no sabía
dónde meterse. Se encontraban en medio del teatro, expuestos a muchas miradas,
lo que le generó mayor preocupación, no podían verlos juntos.
9. A pesar de que la primera reacción que tiene Ana es sumamente inesperada para
Gurov, ella corresponde los sentimientos de él.
“No he hecho más que pensar en ti todo el tiempo; no vivo más que para eso”.
Al igual que Gurov ella también intentaba olvidarlo, pero era imposible.
Sin embargo, es consciente que no puede suceder nada en esta situación, por ello le
dice que se retire y le promete encontrarse con él en Moscú. Creo que su amor por
él queda claro cuando lo llama: “mi amado Gurov”.
Parte cuatro
2. Gurov plantea que la sociedad lo empuja a uno a llevar una doble vida, una vida de
falsedad y otra secreta. Una es la que le mostramos al mundo, que funciona como
“estuche” para ocultar la otra. Una vida hipócrita, fingida. “(...) su trabajo en el banco,
sus discusiones en el club, aquello de la «raza inferior», su asistencia acompañado
de su mujer a aniversarios y fiestas”, todo falso, todo para enmascarar lo que uno es
y no puede mostrar.
Para sobrevivir en sociedad debe de seguir la corriente, actuar como los demás, sin
importar el coste, ni aunque la integridad y la autenticidad de uno esté en juego.
Quizás ese sea el precio a pagar por vivir en sociedad, no sólo perder nuestra
individualidad sino nuestra personalidad.