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Nicolás Obando Sánchez SFM - Descartes

Departamento de Filosofía Prof. Vicente Raga


Universidad Nacional de Colombia 9 de abril de 2020

ANIMALES RACIONALES
Introducción
El propósito de este texto es hacer un comentario crítico al artículo animales racionales de
Donald Davidson, en el que defiende la tesis de que los animales no pueden ser racionales
porque la racionalidad depende de la tenencia de actitudes proposicionales. Para sostener que
los animales no tienen actitudes proposicionales, se sirve de dos argumentos generales: El
primero, que para tener este tipo de actitudes es necesaria una red completa de creencias, y
el segundo, que también es necesario el concepto mismo de creencia y, por lo tanto, el de
verdad objetiva.
No reconstruiré a detalle la estructura argumentativa del artículo, sino que me centraré en
defender que tiene un enorme vacío conceptual en el término actitudes proposicionales que
desestabiliza su argumentación. Terminaré presentando algunas ideas propias y dejando una
pregunta abierta
Concepto de actitudes proposicionales
Comenzando el artículo, Davidson afirma que la diferencia entre las criaturas no racionales,
como los bebés y los caracoles, y los adultos humanos racionales, es la tenencia de actitudes
proposicionales. Si bien no define con claridad lo que entiende por “actitudes
proposicionales”, nos podemos hacer una idea con algunas que enumera: “las creencias, los
deseos, las intenciones y la vergüenza” (p.1) Parecen ser, a primera vista, actitudes
conscientes, en algunos casos volitivas, y en otros involuntarias. Sin embargo, dado que esta
definición es especulativa, se mantiene el problema de que, como regla general, no definir
con claridad uno de los conceptos centrales de la tesis de un ensayo produce un grave vacío
conceptual. Es incluso una lástima que el autor no lo definiera, porque el concepto en sí
mismo abre varias discusiones interesantes.
Detengámonos, entonces, a estudiar el concepto a detalle. ¿Qué significa que estas actitudes
sean proposicionales? Como lo veo hay dos opciones: Primero, que sean causa de la
proposicionalidad de nuestro lenguaje; o segundo, que aunque no sean producto o
consecuencia directa del lenguaje proposicional, sean expresables a través de él. Esta
dicotomía es un problema del huevo y la gallina, y lo que me pregunto es si la posesión de
un lenguaje esencialmente proposicional es lo que causa que tengamos estas actitudes, o si
independientemente del lenguaje que tengamos poseemos estas actitudes, pero las
expresamos a través de él. Si optamos por la primera opción, sólo los seres humanos con
lenguaje proposicional podríamos tener este tipo de actitudes; si optamos por la segunda,
cualquier ser pensante podría tenerlas y expresarlas en su propio lenguaje, o bien no
expresarlas. No podemos optar por la primera opción, pues sería una petición de principio
hacer de un lenguaje propiamente humano una condición necesaria para la racionalidad, y
luego decir que los animales no son racionales porque no lo tienen. En consecuencia, la
segunda opción es la más plausible. Sin embargo, aún encuentro un problema.
La primera opción no parece por completo descartable, porque el grupo de ejemplos que
propone el autor es bastante homogéneo. A diferencia de los deseos y la vergüenza, las
creencias parecen ser necesariamente proposicionales. Aunque este problema se resuelve
rápido, no está de más preguntarse si por creencias Davidson se refiere a las ideas sobre el
mundo que aceptamos como verdaderas, como ‘el cielo es azul’ y ‘los objetos tienen
gravedad’, o las convicciones ideológicas particulares, como ‘la vida no tiene sentido’ o ‘hay
que trabajar para ganar dinero’. Como mencioné, este problema se resuelve al cabo de unas
páginas cuando Davidson retoma un ejemplo de Norman Malcolm para plantear el problema
de si los perros piensan: Un perro está persiguiendo un gato, éste corre directamente hacia
un árbol y en el último momento se desvía a un arbusto y desaparece. Dado que el perro no
vio esta maniobra, intenta escalar el árbol y le ladra intensamente. Nosotros como
observadores decimos: “el perro piensa que el gato ha subido a ese roble”. Para Malcolm,
tenemos suficiente evidencia para afirmar eso, mientras que Davidson considera que no. Más
adelante reconstruiré el argumento, pero por ahora me interesa señalar que desde ese
momento Davidson usa la palabra creencia para referirse a pensamientos como “el perro
piensa que el gato está en árbol”. Esto implica, entonces, que la red de creencias que el autor
liga con la racionalidad es predominantemente fenomenológica. En otras palabras, se es
racional si se tienen pensamientos sobre los fenómenos del mundo que estén enmarcados en
una red de otros pensamientos similares.
Siendo esto así, es inevitable preguntarse si las ideas de este tipo requieren necesariamente
ser expresadas proposicionalmente. Por expresar proposicionalmente no me refiero a
enunciarlas oral, escrita o simbólicamente, sino a plantearlas así en una etapa mental pre-
enunciativa. En otras palabras, me pregunto si al ver un lápiz caer, tengo en mi mente la
creencia de que el lápiz cae, y luego planteo esa creencia en términos de ‘él lápiz cae’ o si la
creencia se va construyendo en la medida en que asocio el concepto ‘lápiz’ con la acción de
caer, y entonces sólo cuando pienso ‘el lápiz cae’ tengo esa creencia. En términos más
simples, me pregunto si las creencias son abstractas y se expresan proposicionalmente, o si
la proposición es la creencia misma1. Esto desemboca, nuevamente, en la posibilidad de que
le argumento de Davidson sea parcialmente una petición de principio.
¿Es el ensayo una petición de principio?
Un argumento es una petición de principio cuando afirma como premisa la conclusión a la
quiere llegar. En este caso, Davidson quiere llegar a la conclusión de que los animales no
pueden ser racionales, y establece una serie de criterios para determinarlo. Sin embargo, a
medida que se escrudiña el texto, crece la sospecha de que esos criterios que establece son
necesariamente humanos, y por lo tanto, desde las premisas cierra conceptualmente cualquier

1
No debe confundirse este problema con el que plateé al comienzo de la sección. En ese caso relacionaba el
lenguaje proposicional y las actitudes proposicionales en un plano general, como capacidades o facultades
mentales. Acá me remito al momento mismo de la construcción de la idea particular y su relación con la
enunciación proposicional.
posibilidad de que su conclusión sea falsa. Dado que este es un informe de lectura, no fue
posible hacer el estudio detallado y sistemático que podría haber demostrado eso, por lo que
lo dejo como una pregunta abierta para el futuro.

Bibliografía
D, Davidson. (S.f) Animales Racionales.

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