Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Uno de los símbolos del movimiento feminista alemán, a partir de la década de 1970.
Índice
Etimología
Aunque el tema de la igualdad se trataba en publicaciones del siglo XVII, como De
l'Égalité des hommes et des femmes (1622), de Marie Le Jars de Gournay o De
l'Egalité des deux sexes (1673), de François Poullain de la Barre, el
neologismo francés féminisme se formó a finales del siglo XIX, a partir de la
palabra latina «femina» y el sufijo «isme». El primer uso del término, aunque con
un significado distinto, se produce en 1871, cuando un estudiante de medicina,
Ferdinand-Valérie Fanneau de la Cour, lo utilizó en su tesis, Du fèminisme et de
l'infantilisme chez les tuberculeux (Del feminismo y el infantilismo en los
tuberculosos), para referirse a la patología que aquejaba a los varones que sufrían
de este mal. Según su tesis, se producía una detención del desarrollo del cuerpo,
lo que derivaba en el debilitamiento del individuo enfermo, y, finalmente, se
presentaba una feminización del cuerpo masculino. Es poco probable, sin
embargo, que se diseminara este término, tanto por su contexto como por la
coyuntura en el que se produce.13
Meses después, en 1872, Alexandre Dumas hijo, escritor y dramaturgo, retomó el
término, ahora con un sentido político, en sus panfletos «Feminismo» y «El
hombre-mujer» para desprestigiar a los varones que apoyaban decididamente el
movimiento de mujeres que demandaban el acceso a sus derechos ciudadanos.
Según la historiadora y filósofa francesa Geneviéve Fraisse, Dumas utilizó el
término feminismo en el marco de un debate sobre temas como el adulterio y el
divorcio.14 No fue hasta la década de 1880, cuando Hubertine Auclert, sufragista
francesa, retomó el término, ahora con una connotación dirigida a los movimientos
que buscaban la justicia social y política para las mujeres. 15
Por su parte, el Diccionario de la lengua española recoge por primera vez el
neologismo en 1914 y no modifica la definición hasta 1992 [cita requerida] (del
latín femĭna, mujer, hembra, e -ismo).4 Hasta esta fecha ha definido feminismo
como «doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos
reservados antes a los varones». En su segunda acepción, es el movimiento que
exige para las mujeres iguales derechos que para los varones. Esta segunda
acepción la incorpora la edición de 1992. 4
Cronología
Después de vender su casa, Emmeline Pankhurst, en la foto en la ciudad de Nueva York en 1913, viajó
constantemente, dando discursos en toda Gran Bretaña y Estados Unidos.
Los estudios feministas europeos, entre los que destacan los que se realizan
en idioma español, distinguen como primera fase la del feminismo e Ilustración,
también llamada la polémica feminista.
Una de las primeras mujeres filósofas con principios feministas fue Hiparquía,
esposa de Crates de Tebas. Era miembro de la escuela cínica, por lo que se
despojó de sus posesiones, familia y comportamiento acuerdo a la sociedad, dejó
el rol tradicional dado a la mujer y comenzó a vestir ropa de hombre a modo de no
seguir las tradiciones de la sociedad griega. Teodoro el Ateo, que se reía de ella,
le preguntó por qué no se dedicaba a las tareas propias de su sexo. Hiparquía,
consciente de lo que podía haber de revolucionario en su actitud, le respondió:
«¿Crees que he hecho mal en consagrar al estudio el tiempo que, por mi sexo,
debería haber perdido como tejedora?». 17
Si bien las polémicas sobre la mujer se remontan hasta la Edad Media y aunque
arrancan con el preciosismo, siendo de destacar la obra de Poullain de la
Barre (1673), es en el siglo XVIII cuando la polémica sobre igualdad y diferencia
entre los sexos se plantea con un discurso crítico, a través de la filosofía de
la Ilustración, que era contemporánea. El detonante fue la publicación de la
obra Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft (1792). La
segunda ola fue el feminismo liberal sufragista, centrado en el derecho al sufragio
y a la educación. Fue un interregno, después de las Guerras, con la
llamada mística de la feminidad. La tercera ola comienza en los años setenta con
lo que las feministas llamaron «el malestar que no tenía nombre», y el análisis
del patriarcado, los techos de cristal, así como la situación de las mujeres en el
resto del planeta donde no se reconocen los derechos humanos que se declararon
universales e inalienables. En esta tercera ola sigue el feminismo, que es un
internacionalismo, en la segunda década del siglo XXI.18
Otra cronología distingue1920 la primera ola, que apareció a finales del siglo XIX y
principios del XX y se centró mayormente en el logro del derecho al sufragio
femenino; la segunda ola aparece en los años 60s y 70s y se centra en la
liberación de la mujer; por último, la tercera ola comienza en los años 1990 y se
extiende hasta hoy en día, y constituye una continuación y una reacción a las
lagunas que se perciben en el feminismo de la segunda ola. 21
Christine de Pizan presenta su libro a la reina Isabel de Baviera.
La argentina Julieta Lanteri, médica y líder del movimiento feminista argentino de comienzos del siglo
XX, convirtiéndose en la primera mujer que logró votar en Argentina y América Latina durante las
elecciones municipales de Buenos Aires de 1911.
--Una vez conseguida la abolición, se van a producir contactos entre las feministas
y las mujeres negras, poniéndose de relieve las grandes diferencias en la situación
de las mujeres blancas de clase media-alta, las únicas feministas hasta el
momento, con las mujeres negras. Este encuentro lo personaliza la figura
de Sojourner Truth y su discurso Ain't I a Woman? (1851). Las diferencias y
características específicas de los problemas de la mujer negra junto con los de las
mujeres obreras (un grupo que va a comenzar a hacer aparición) van a generar
fricciones y problemas como por ejemplo, la incompatibilidad del modelo femenino
de la mujer obrera con el de las pioneras del feminismo.
Autoras y activistas importantes de la primera ola del feminismo son: Lucretia
Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton, y Susan B. Anthony, muchas de ellas
vinculadas al abolicionismo e influenciadas por el pensamiento cuáquero. El
carácter del feminismo predominante en ese momento vindica la mujer a través de
cualidades positivas consideradas femeninas como la templanza, la vida piadosa o
la abstención de beber alcohol. Sin embargo, esta vindicación de la mujer a través
de la templanza no es menoscabo para enérgicas protestas y un activismo
beligerante, con acciones como encadenarse en lugares públicos, romper
escaparates, huelgas de hambre, desobediencia civil o actos desesperados y
extremadamente peligrosos como tirarse delante del caballo del rey durante una
carrera.
En Argentina la anarquista Virginia Bolten lidera un movimiento feminista sindical
alrededor del periódico La Voz de la Mujer (1896-1899), publicado bajo el lema «Ni
Dios, ni patrón, ni marido». Pocos años después Bolten integró la mesa de
conducción de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA). Instalada en
Uruguay participó del movimiento que conquistó el derecho al sufragio para las
mujeres (primero de un país iberoamericano) y el divorcio. 30
La abolición de la esclavitud va a llegar pero, para decepción de las mujeres, la
igualdad de raza no se extiende a la igualdad de género, de modo que el
movimiento feminista va a tener que buscar un camino propio, separándose del
movimiento abolicionista. Tras grandes esfuerzos, se conseguirá el derecho al
sufragio en 1918, cuando en Inglaterra se regula el voto para mujeres mayores de
treinta años y poseedoras de una casa. En Alemania se consigue el sufragio en
noviembre de 1918. En 1928, la edad para votar se equipara a la de los varones.
Por su parte, en Estados Unidos, la Decimonovena Enmienda de 1920 otorga
derecho al voto en todos los estados del país. La mayor parte de los grandes
estados europeos van a tomar medidas semejantes con algunas excepciones
como Francia o Italia, que aún postergarán unos veinte años el derecho al sufragio
femenino.
Con la consecución de la igualdad de iure, la primera ola va a perder su razón de
ser, tras un periodo de poca actividad en lo que a feminismo se refiere.
Aparecerán nuevas corrientes feministas, centradas en el progreso e igualdad
social y cultural de la mujer y para diferenciarlas, se les va a calificar como la
«Segunda ola», nombrando de forma retrospectiva a la «Primera ola».
Sarmiza Bilcescu (1867-1935), abogada y feminista, es la primera mujer con título de Doctor en Derecho
del mundo.
Cartel de Do the job HE left behind, empleado en la segunda guerra mundial para llevar a las mujeres a
ocupar los puestos de trabajo vacantes de los hombres que fueron a la guerra.
En esta etapa se encuentra la Segunda Guerra Mundial, donde compañías
como Westinghouse Electric hicieron carteles que animaban a las mujeres a
trabajar en los puestos que los hombres habían dejado vacíos al marchar a la
guerra, es decir, propaganda de guerra para invitar a las mujeres a unirse a la
fuerza laboral, o que de la misma forma no eran para la contratación, sino para
exhortar a las mujeres ya contratadas a trabajar más duro. Pero la verdad es que
la intención de promover la idea de la mujer trabajadora fue creada con la idea de
que cumplieran con su obligación de esposas llenando los puestos de trabajo
dejados por sus maridos para ir a la guerra, casi como si se tratara de un deber
patriótico. De aquí salió el cartel de Rosie the Riveter o también llamado We Can
Do It, que actualmente constituye un símbolo del feminismo contemporáneo más
allá de que, de la misma forma en que surgió este cartel, surgieron muchos otros
al final de dicha guerra, cuando muchas mujeres fueron prácticamente forzadas a
renunciar y volver a «sus verdadera obligaciones»: limpiar, cocinar, cuidar de los
niños, etc., ya que los hombres iban a volver a ocupar los puestos. Así, constituye
una paradoja para el feminismo.
Simone de Beauvoir, con su libro El segundo sexo, Betty Friedan con La mística
de la feminidad, Kate Millett con Sexual Politics o Shulamith Firestone con La
dialéctica del sexo son algunas de las autoras más representativas de esta
corriente de pensamiento. Termina en los años noventa con la llegada de la
tercera ola, con caracteres posmodernos, que diversifica de forma radical el
feminismo, tanto en sus visiones como en sus propuestas.
Tercera ola
Rebecca Walker, la autora que utilizó por primera vez el término «Tercera ola» en sus escritos. 20
Mujeres pertenecientes al grupo de feminismo radical Femen, protestan contra legislación para ilegalizar
el aborto en Ucrania.43
Conceptos clave
El amplio conjunto de conceptos, tecnicismos, que utiliza el feminismo tiene un
enfoque muy concreto que se debe conocer para poder interpretar la teoría
feminista de forma adecuada, algunos de los más importantes son:
Patriarcado
Brecha salarial de género en salarios medianos de trabajadores a tiempo completo en la OCDE, 2008.52
Artículo principal: Patriarcado
Salarios más bajos para las mujeres, según la OCDE, en los países
miembros existe una diferencia salarial de género del 17 % y se calcula que un
30 % de esa diferencia se debe a causas discriminatorias. 5657
Reserva a las mujeres peores empleos y ocupaciones, como las tareas del
hogar, que no suelen ser remuneradas y están revestidas de poco o nulo
prestigio social, además de que, en muchos casos resultan incompatibles con
una vida profesional plena.63
Promedio de horas semanales dedicadas al trabajo
España México
ISSN 1696-0866
Género
Artículo principal: Género (ciencias sociales)
El concepto de «género» es central en la teoría feminista, que define el género (lo
masculino/lo femenino), no como una realidad natural, consustancial al ser
humano, si no como una construcción cultural. 64
De modo que el género sería el resultado de la inmersión en un conjunto de
valores socialmente construidos10 que dan lugar a la concepción de «lo femenino»
o de «lo masculino». Las características meramente biológicas (el sexo), a través
de una evolución social, han sido revestidas de un conjunto de comportamientos,
actitudes, percepciones, pensamientos, etc; que la humanidad ha impuesto a la
mujer, ligando a las características biológicas sexuales una imagen concreta de lo
que «debe» ser, creando la relación entre sexo (macho/hembra) y género.
Judith Butler, autora de El Género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad, y una de las
artífices de la teoría performativa del sexo.
Siendo cierto que las diferencias biológicas son deterministas, existe un proceso
mucho más determinante de aculturación que es el que realmente marca el
género. Desmontar la creencia de que la biología determina la condición femenina
(o masculina), afirmando su naturaleza social es uno de los principales objetivos
de la teoría de género.65
El género dominante es el masculino, a través de la estructura patriarcal establece
dicho dominio, necesitando diferenciarse del género femenino y determinando el
enfoque científico general, debido a esto, el surgimiento de los estudios de género
en los años 70 en EUA va a provocar una ruptura en otras ciencias sociales, que
van a verse obligadas a redefinir sus paradigmas, que hasta entonces estaban
diseñados en clave meramente masculina, así, la sociología, la geografía o la
psicología, en cuanto aparece la mujer (sexo) como objeto de estudio separado
del género, tienen que redefinirse. Dejando de lado el paradigma del determinismo
biológico y apareciendo una construcción racional de la relación de la sociedad
con la mujer.66
El género como construcción social y no biológica es una de las contribuciones
más importantes de la teoría feminista10 y pone de relieve la multiplicidad de
identidades, dando lugar, de forma indirecta, a la teoría queer. Aunque
originariamente es una construcción teórica creada por médicos, psicoanalistas,
etnólogos y sexólogos como John Money o Robert Stoller, a partir de la década de
1970, hasta los 90, las feministas van a hacer suyo el estudio de género, que va a
posibilitar la aparición de una serie de campos de estudio sobre género en
términos feministas.
El feminismo no cuestiona, de este modo, únicamente la construcción de la
feminidad y de la mujer, sino también de la masculinidad el concepto de varón,
puesto que tanto la primera como la segunda forman parte del sistema
sexo/género, al que Gayle Rubin dio forma y que supone en la actualidad una
categoría de análisis antropológica. El sistema sexo/género asigna características
culturales y, en consecuencia, artificiales y perfectamente modificables, a cada
uno de los sexos en forma de pares: alto/bajo, arriba/abajo, delante/detrás,
claro/oscuro, duro/blando, fuera (público)/dentro (privado), 67 castigando toda forma
de disidencia, tanto por parte de mujeres como por parte de varones. Es por ello
que, motivado por el feminismo y dentro de este surgen los estudios
sobre masculinidades, que se enfrentan a una única concepción posible del varón
como ser sexuado, al que consideran también limitado por el patriarcado, si bien
en menor medida que las mujeres. Se cuestiona, de esta forma, la figura del varón
y de lo masculino como ligada a la violencia, a lo fuerte, a lo insensible, a la
ausencia de emociones, etc., abogando por la construcción de una masculinidad a
la que se le permita la delicadeza, lo sensible, la emocionalidad o los cuidados,
situándose así el varón no en un plano superior a la mujer (ni tampoco inferior a
ella) sino junto a ésta.
Androcentrismo
Artículo principal: Androcentrismo
Críticas
Véanse también: Masculinismo, Movimientos
de hombres, Movimiento derechos del
hombre y Movimiento derechos de los padres.
Aspectos teóricos
Una de las corrientes del feminismo de tercera ola, el ecofeminismo, ha recibido
críticas contra el por su carácter esencialista, lo que ha llevado al rechazo de tal
denominación por las feministas que se definen también como ecologistas. 72 Tal
esencialismo se interpreta como una visión dicotómica y estricta, un dualismo que
en el fondo sigue enfocándose en diferencias de género, y no en aspectos
comunes,73 hasta el punto de relacionar el ser mujer con una supuesta moralidad
superior, y tender a mostrar a los varones «con una capacidad innatamente
inferior en áreas de desempeño consideradas significativas», por ejemplo, al
atribuirles fenómenos como la violencia, y a desligarles de valores como la paz,
sin haber evidencias científicas y prácticas que respalden estas relaciones. 73 Este
punto de vista ha sido denunciado como innecesario en el feminismo y como
ideología sexista.73
Según el psicólogo Sebastián Girona, las versiones más radicales del feminismo
achacan a los hombres toda la culpa de la opresión que han sufrido las mujeres a
lo largo de la historia sin reconocer la responsabilidad propia de las mujeres. Esta
perspectiva puede conducir a culpar al hombre de todos los males societales, y en
consecuencia, cosificarlo a la figura del mal y en algunos casos puede devenir en
un odio o aversión hacia los varones, llamado técnicamente misandria, que se
puede manisfestar abierta o sutilmente.74
El feminismo recibe críticas desde la ideología conservadora. Por ejemplo, la
periodista Naomi Schaefer Riley, sostiene que el feminismo ha perjudicado a las
mujeres y a las familias al promover una cultura que supuestamente considera las
relaciones sexuales casuales como «empoderantes», rechaza la necesidad de la
presencia del hombre en el hogar y minusvalora el trabajo doméstico de las
mujeres, a la vez que invita a la victimización de la mujer.75 En la misma vena,la
actriz Alessandra Cantini, candidata del partido Forza Italia opina que el feminismo
promueve un terrorismo de género y que las reivindicaciones de feminismo
obedecen al propósito de derribar el orden capitalista. 76La
economista paleolibertaria Vanessa Vallejo ve un vínculo entre medidas como
leyes de cuotas o cupos y el colectivismo y el autoritarismo político.77 Tanto Vallejo
como Cantini denuncian la forma en que estas medidas podrían atentar contra
principios como la libertad empresarial, o la meritocracia. 7677
Las críticas hacia tendencias totalitarias del feminismo más radical, provienen
también del sector del feminismo igualitario. Por ejemplo, Camille
Paglia y Christina Sommers acusan a las «feministas de género» de encasillar a
las mujeres en el rol de víctimas del patriarcado y lamentan una supuesta deriva
hacia la intoleracia y la censura del feminismo hacia los puntos de vista disidentes
en las instituciones académicas.78
Otros conceptos de la segunda y tercera ola del feminismo han sido cuestionadas,
como el patriarcado, la identidad de género y los constructos sociales.[cita requerida]
Como un supuesto movimiento de igualdad, se denuncia el abandono del
feminismo por proteger y velar por la discriminación, la explotación y el abuso
hacia los varones. Por ejemplo, Carol Fontena y Andrés Gatica, en una
investigación sobre la violencia hacia los hombres, comentan sobre el problema de
la violencia doméstica:79
En este sentido, hay una lógica un tanto unilateral en su abordaje, apoyado por el feminismo, que a
contribuido ostensiblemente a la intervención de esta problemática, pero que ha tenido sus costos al
señalar a un solo tipo de agresor: al varón, manteniendo oculta esta problemática.
Cantini, por su parte, opina que «el status quo actual discrimina a los hombres en
tanto y en cuanto no existe ninguna ley humanitaria que los defienda de los
abusos que reciben».76
Movimiento del desacuerdo
Algunos colectivos de hombres y mujeres han mostrado su desacuerdo contra el
feminismo, como fue el caso de la campaña en Internet llamada «Mujeres contra
el feminismo» de 2014 en reacción a la campaña «#YesAllWomen»,80 o el «Frente
de hombres contra el feminismo» en Alemania.81 En 2013 el patriarca Kirill de
la Iglesia ortodoxa cuestionó al feminismo argumentando que «es muy peligroso y
puede destruir Rusia».82
En los primeros años de la década de 1990 el periodista estadounidense Rush
Limbaugh comenzó a difundir el término peyorativo «feminazi», asociando algunas
corrientes feministas con el nazismo. El término ha sido criticado por promover la
creencia de que Hitler era feminista.83 La feminista Gloria Steinem ha criticado
también a Limbaugh, exponiendo cómo Limbaugh apoya la mayoría de las
posturas que el nazismo tenía contra el feminismo.84
También el periodista Steve Bannon, jefe de Asesores del presidente
estadounidense Donald Trump y director de Breitbart News, y Milo Yiannopoulos,
bloguero británico, sostuvieron que el feminismo era una enfermedad como
el cáncer.85