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El decreto 1290, publicado el 16 de abril del 2009 bajo el mandato del expresidente Álvaro
Uribe Vélez en conjunto acuerdo con la exministra de educación nacional Cecilia María Vélez
White, indica las reglas de evaluación del aprendizaje y promoción de los estudiantes que están
en la educación básica y media por los cuales toda institución pública o privada debe regirse para
el correcto desarrollo del proceso evaluativo y de promoción escolar. Además, presenta los
deberes y derechos que las instituciones, acudientes y estudiantes tienen frente a este reglamento,
y como el estado ayuda para su correcta ejecución.
En el ranking de los países latinoamericanos Colombia ocupa el quinto puesto frente a los
resultados de las pruebas estandarizadas a nivel internacional 1dejando en evidencia la necesidad
de una mejora en el sistema evaluativo. Las exigencias no han sido las suficientes para ubicar el
país dentro del podio. Tal vez a la mala interpretación o abuso de libertad que el decreto 1290
otorga, algunas instituciones han tomado de manera folclórica el proceso de promoción
estudiantil con el único fin de registrar un gran porcentaje de estudiantes promovidos frente al
Ministerio de Educación. Lo que lleva a pensar el porqué de esta calamidad o si es un
requerimiento por parte del sistema.
El primer artículo que presenta el decreto 1290 es la evaluación de los estudiantes en tres
etapas o facetas: internacional. El estado ayudará en la participación de los estudiantes frente a
exámenes con estándar internacional para evaluar la calidad de educación en Colombia;
1
Según lo indicado en la revista U.S. News and World Report, Colombia estaría ubicado entre los países
latinoamericanos el puesto número 52.
nacional.2 Evaluar a los estudiantes con el fin de monitorear la calidad de las instituciones y la
comparativa entre ellas. Además, da acceso a los estudiantes a la educación superior;
institucional. Es el proceso permanente que tiene como objetivo evaluar a los educandos.
Los artículos 3 y 4 hablan de los exámenes como facilitadores al momento de descubrir las
capacidades, habilidades y aptitudes que una persona tiene. También de la manera apropiada y
bajo qué parámetros se debe evaluar, no es hacer un examen por hacerlo. Otro aspecto que se
muestra es la tarea que tienen los docentes para facilitar, reforzar o solventar ciertas deficiencias
de los alumnos. El maestro juega un papel evaluativo y de docente tutor. Y, por último, la unión
entre docentes, estudiantes y padres de familia para potenciar el proceso de aprendizaje.
Según lo que la norma ha estipulado es el escenario perfecto para proyectar a los estudiantes a
su porvenir. Los exámenes como un método guiador para la identificación del potencial y no para
la discriminación por la falla. Pero la realidad es otra, pues se ha creado la conexión entre notas
altas con inteligencia y notas bajas con ignorancia. Según Howard Gardner (1993) 3 toda persona
es un genio dentro de sus capacidades. En los centros educativos no se tiene en cuenta las
habilidades ni mucho menos las insuficiencias de los alumnos, todos son medido con el mismo
estándar. La norma plantea algo y el sistema educativo exige algo totalmente distinto. No se
busca la perfección del talento, sino la estandarización de todos por igual.
Se debe aclarar que no se puede permitir la negligencia de los estudiantes frente a sus
compromisos por el solo hecho de no ser bueno en algo, pues el ideal es formar personas
integrales y que tengan las habilidades necesarias para desenvolverse en cualquier ámbito.
2
El examen, ICFES, se hará anualmente a los estudiantes que estén en su último año de escolarización.
3
es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus
investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias
múltiples.
Cuando se habla del papel del docente como un generador de soluciones no se debe de interpretar
como “el profesor que pasa a todo mundo”, sino como aquel que está en la capacidad de utilizar
diferentes métodos para lograr la adquisición de conocimiento por parte de sus colegiales. El
pedagógico debe mantener en todo momento sus criterios de excelencia a la hora de calificar y
promover.
Los artículos 5, 6 y 8 son una secuencia por los elementos que contienen y por la autoridad
que se les ha otorgado a las instituciones: artículo 5. Señala que las instituciones están en la
capacidad de definir la escala de valoración del sistema evaluativo, decir con cuanto se pasa y
con cuanto no. Lo único que se les exige es mantener la escala de valoración nacional (superior,
alto, básico y bajo); artículo 6. De acuerdo al criterio educativo se dirá que estudiantes podrán
seguir al grado siguiente o, por lo contrario, volver a repetirlo. El año escolar se puede reprobar
debido a un exceso de inasistencia; artículo 8. Los establecimientos educativos para crear el
sistema institucional de evaluación deberán socializar lo con la comunidad educativa, consejo
directivo y padres de familia.
Lo malo. El decreto 230 de 20025 establece que las instituciones educativas deben tomar las
medidas necesarias para que no se llegue a la pérdida del año. Además, si los colegios presentan
una tasa alta de estudiantes repitentes la institución perderá su estatus frente al Ministerio de
Educación. Se infiere, entonces, que por miedo al decreto y por mantener al centro educativo en
alto muchos coordinadores y rectores hacen lo posible por “ayudar” al estudiante sin importar
que no haya obtenido el conocimiento ni la nota necesaria para avanzar al siguiente año. Por esa
razón solemos escuchar que “nadie pierde el año en los colegios públicos.”
4
Ley general de educación.
5
Es por el cual se dictan normas en materia de currículo, evaluación y promoción de los educandos y evaluación
institucional.
Lo llamativo. El artículo 6 el cual indica el proceso de evaluación y promoción sólo muestra
una razón por la cual los estudiantes pueden llegar a perder el año y es debido a la falta de
asistencia a clases. No muestra que la pérdida de materias, notas bajas o mal comportamiento
sean asuntos que lleven a un estudiante a repetir el año. Lo que se puede llegar a inferir de esto es
que el gobierno sólo autoriza la reprobación de los estudiantes que no van a clase o que los
estudiantes que asisten cada día a la institución han logrado los méritos suficientes para seguir en
su proceso académico como cualquier otro alumno que lo ha hecho todo. En conclusión, todos
pasan y nadie pierde.
La unión entre entidades del estado, maestros, alumnos y anfitriones es fundamental para el
desarrollo integral y la ejecución de toda la normativa. El ideal es conocer lo que está estipulado
para poder exigir lo que por ley es obligatorio y no esperar nada menos. Cada parte involucrada
tiene tareas que cumplir, ya sean profesores o estudiantes. Los docentes no solo están para
calificar pruebas, sino para asegurar que el proceso de aprendizaje se está llevando con éxito; de
no ser así, se deberá buscar las formas apropiadas para lograrlo. Por otro lado, los estudiantes no
sólo están para asistir a clases, sino para facilitar la obra del maestro (en el cumplimiento de sus
deberes). Por último, los padres deben supervisar y ayudar en el desarrollo cognitivo de sus hijos
con el fin de facilitar la labor del profesor.
Artículo 17. Establece que las instituciones deben llevar una constancia en la cual demuestre
el desempeño del estudiante del periodo según el año cursado. Esto se hará con el fin de ayudar a
los padres de familia cuando requiera cambiar a sus hijos de institución. Por medio de este
documento el nuevo colegio sabrá en dónde ubicar al educando, pero este no evita la posibilidad
de un examen de diagnóstico para conocer las fortalezas y debilidades con las cuales llega el
nuevo estudiante.
Esta medida es una ayuda tanto para los tutores como para la directiva de la institución ya que
pueden saber el estándar académico que trae el alumno. Además, los colegios tienen la
posibilidad de practicar la evaluación de diagnóstico para conocer, en realidad, como está el
estudiante académicamente debido a que cada colegio tiene la autoridad para establecer su
sistema de evaluación y pueda que exista una diferencia considerable entre los dos colegios.
El Ministerio de Educación Nacional por medio de este decreto busca trabajar de manera
conjunta con las instituciones, docentes, acudientes y estudiantes para ejecutar el proceso
evaluativo de la manera indicada. Muchos de los inconvenientes, que hoy se viven, es debido a la
falta de integración y trabajo mutuo ya sea por la ausencia de los padres de familia o por haberle
otorgado todo el poder a la institución. Tampoco podemos olvidar el contexto histórico en el cual
se desarrolló este decreto y el propósito que tenía: mantener a todo el número posible de jóvenes
dentro de las instituciones sin importar lo que se tuviese que hacer.
El rendimiento educativo sería mayor si todas las instituciones tuvieran las mismas exigencias,
mismos protocolos y exámenes con el mismo nivel de dificultad. De esta manera se garantizaría
que todas las instituciones estuvieran cumpliendo sus labores educativas y que se está velando
por la educación de calidad. Si los colegios no están en la función de formar estudiantes
competitivos los profesores se verán limitados a la búsqueda del mejoramiento académico y
estarán obligados a dar sus clases de manera sencilla y mediocre.
Culpar a las instituciones educativas sería la tarea fácil, se debe recordar que los malos procesos
que se están llevando a cabo es por la naturaleza del sistema evaluativo y por otras normas que
forman la educación colombiana. Si se quiere lograr cambios reales y sustentables primero se
debe modificar todas las leyes, normas y decretos que le conforman. Se requiere la construcción
de un nuevo sistema que tenga como pilar fundamental el suplir las necesidades que el mundo
moderno de hoy exige, y que la calidad no sea un tema negociable. Hasta entonces nada
cambiará.