INTRODUCCION.
1
En un sentido amplio, todos los derechos son humanos, refieren a - al menos en
los sistemas jurídicos modernos- todas las normas jurídicas que dirigen, directa o
indirectamente, a los hombres. Esta noción resulta tan omnicomprensiva como inútil.
En síntesis, se puede decir que más que hablar de derechos humanos en clave
de temática se hace necesario un abordaje en términos de problemática.
2
Para ampliar la información se le sugiere la lectura de La Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
http://portal.unesco.org/es/ev.phpURL_ID=26053&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTI
ON=201.html (1)
http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/el-concepto-de-
derechos-humanos.pdf (2)
http://www.bcnbib.gob.ar/old/tratados/3convencionamericanasobrederechoshumanos.p
df (3)
3
El enfoque normativo, en cambio, presupone un análisis técnico de los
mecanismos legales y procesales dirigidos al reconocimiento y al amparo de esos
derechos, frente a la acción de los particulares, de los funcionarios de gobierno y aún
del propio Estado. En este tema se efectúa una primera distinción entre los derechos
humanos operativos y los programáticos. Los primeros son los que sólo requieren
de un reconocimiento normativo expreso o implícito – no meramente supuesto- para
su inserción en el sistema jurídico, funcionan a partir de ese reconocimiento como
esquema de interpretación de todo el ordenamiento. Mientras que los segundos, en
cambio, necesitan además de su reconocimiento, de una reglamentación que
instrumente su protección. Así, por ejemplo, el derecho a la vida, a la integridad física
y a la igualdad de trato, son operativos, mientras que los derechos económicos (a la
propiedad privada, a la retribución justa, al nivel digno de vida, etc.) constituyen
derechos programáticos.
4
Estos tres enfoques son complementarios y, por lo tanto, no se puede
comprender uno sin el otro. Las fundamentaciones filosóficas no son creadas de la
nada, por alguna inteligencia abstracta, sino que responden a una necesidad política
concreta, en un momento y en un contexto socio histórico determinado. Las garantías
legales, por su parte, tampoco son concesiones graciosas de un soberano ni meros
adelantos de una hipotética ciencia jurídica, sino que se presentan como respuestas a
conflictos preexistentes. Los reclamos políticos, finalmente, tampoco emergen por la
existencia de líderes carismáticos, sino de una “real o supuesta”, conciencia colectiva
o sectorial” que reacciona frente a una “real o supuesta marginación”, y de la cual
aquellos no son sino los voceros. Es importante destacar, que las variantes
reduccionistas, que limitan la cuestión de los derechos humanos a uno sólo de los
posibles abordajes, oscurecen más que aclarar el sentido último de la cuestión.
Tal como decía Martin Luther King : “[…] cuando las gentes oprimidas aceptan
con su gusto su opresión, sólo sirven para dar al opresor la conveniente justificación
de sus actos. De este modo para ser sincero con nuestra conciencia y sincero ante
Dios, un hombre recto no tiene más alternativa que negarse a cooperar con un sistema
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injusto”.1O, en palabras de Frantz Fanon, “[…] lo peor que puede pasarle al oprimido
es verse a sí mismo con los ojos del opresor”. 2
De modo que, el papel del Estado, asume singular importancia frente al deber de
preservar esos derechos – lo cual, en definitiva, no es sino el papel de preservar la
sociedad misma-, pero tal labor no debe ser excluyente, sino complementaria de la
labor de particulares y asociaciones no gubernamentales de reconocimiento y
protección.
. ,
1
http://bibliotecarossa.blogspot.com.ar/2011/08/el-incidente-decisivo-martin-
luther.html
2
Frantz Fanon: política y poética del sujeto poscolonial.
3
http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/DRIPS_es.pdf
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No es extraño a esa diferenciación, el desarrollo del Estado en un sentido
actual, ni las grandes violaciones y genocidios producidos o puestos de manifiesto
desde la Segunda Guerra Mundial. El progreso de las comunicaciones y de la
informática facilita la pérdida de individualidad y de privacidad, y, por consiguiente, de
libertad. Ya no se trata de poner vallas al despotismo de un monarca, o a los abusos
de una clase minoritaria dominante, sino de equilibrar la ineludible asistencia social del
Estado con la tendencia a la burocratización que tal asistencia genera. El “estado
gendarme” que soñaron los precursores del liberalismo, limitados a la seguridad y a la
salud pública , en el mejor de los casos, no responde a ninguna realidad política
actual, y resulta impensable que ello pueda ocurrir en un futuro más o menos próximo.
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“Durante el siglo XX, sobre todo después de la Gran Guerra de 1914-1918, el llamado
Estado gendarme, consagrado exclusivamente a garantizar la defensa del territorio y
la seguridad de la vida y la propiedad, no gozó de buena prensa. Al calor de las
movilizaciones totales de la guerra, se lo tachaba de insuficiente y egoísta. Por otra
parte, aquel momento de cuestionamiento al liberalismo (otra palabra que sufría
embates de diverso origen) coincidía con el desarrollo de la democracia política, del
sufragio universal y de incipientes avances en la legislación social. Esta última -es
sabido- alcanzaría su apogeo en la segunda posguerra a partir de 1945.
En nuestro pasado las cosas no se presentaron de manera tan tajante. Por lo pronto,
el Estado mínimo del siglo XIX, que proponía la Constitución Nacional de 1853-1860,
impulsó un notable desarrollo de la educación pública en los niveles primario,
secundario y universitario, y una oferta de hospitales públicos en municipios y
provincias. En segundo lugar, el impacto de la primera experiencia peronista, entre
1946 y 1955, se tradujo en una generosa legislación social, en el desenvolvimiento de
los sindicatos únicos por rama de producción, en los convenios colectivos de trabajo y
en la justicia laboral.
http://www.lanacion.com.ar/1683058-la-crisis-del-estado-gendarme
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derechos humanos puede implicar un retroceso de derechos o privilegios de otra, o de
algún sector social.
Las tres dimensiones de la persona: como ser físico, como ser psíquico y como
ser social, se corresponden con otro tantos presupuestos de los derechos humanos. El
primer presupuesto, correlato de la dimensión biológica del ser humano, es el de la
vida misma, vida que debe ser entendida en plenitud máxima, comprensiva de su
salud, de su integridad física, de su intangibilidad, etcétera, lo que implica lo necesario
para su conservación y preservación ( alimento, abrigo, techo, acceso a la salud, etc.).
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retroalimenta al pensamiento. El actuar implica la experimentación de ideas, ponerlas
a prueba, lo que impulsa su ratificación o modificación.
ESTADOS DE
LIBERTAD
AUTONOMÍA DE
LA PERSONA
ACTUAR EN FUNCIÓN
EXPRESAR SUS DEL PENSAMIENTO Y
APTITUD DE PENSAR IDEAS EXPRESIÓN DE LAS
IDEAS
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Los presupuestos mencionados precedentemente, en cuanto principios, son
absolutos. Esto quiere decir que su validez no depende de otros principios superiores
o circunstancias fácticas a verificar. Se aceptan como definitorios de la personalidad o
se buscan otros para definirla. El art.1ª de la “Declaración Universal de Derechos
Humanos” afirma que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”.4 En esta fórmula están mencionados esos presupuestos, el primero de
manera implícita (“nacen”), y los dos restantes de manera explícita. De esta manera,
se puede afirmar que los principios son absolutos, sin embargo no puede decirse lo
mismo de los derechos que, con mayor o menor extensión, surjan de ellos.
4
Declaración Universal de Derechos Humanos.
5
Declaración Universal de Derechos Humanos.
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Al forzar la clasificación precedente, no se puede dejar de advertir que muchos
derechos se integran simultáneamente bajo más de un principio. Esto es
necesariamente así, toda vez que, como ya se expresara con anterioridad, las tres
dimensiones de la persona forman una unidad que no se puede escindir.
Noah Novogrodsky, experto en la lucha por los derechos, traza un mapa donde
destaca a Canadá y critica a EE.UU.
–Todo empieza con un caso, que es el caso Filártiga, en Paraguay. En la noche del 29
al 30 de marzo de 1976, fue asesinado Joel Hugo Filártiga, conocido como “Joelito”,
de tan solo 17 años, por la policía del régimen estronista. Fue en represalia contra su
padre, el reconocido médico Joel Filártiga, opositor a la dictadura. Años después,
Dolly, la hermana de Filártiga, iba caminando por las calles de Nueva York cuando
reconoció al asesino de su hermano. Fue entonces cuando se contactó con una ONG
que se llama Centro por los Derechos Constitucionales y, gracias a la creatividad de
estos abogados y a su perseverancia, comenzó esta tendencia de juzgar en los
tribunales de EE.UU., violaciones a los derechos humanos cometidas en otros países.
Es la versión legal de un libro que escribió Jacobo Timerman donde el secreto está en
dar vuelta la posición del torturado y el torturador. Lo que hizo Dolly Filártiga fue digno,
porque convirtió su angustia y su sufrimiento en una estrategia legal; en lugar de una
venganza, utilizó los instrumentos legales. Esto me recuerda cuando una cena con
refugiados de la dictadura de Augusto Pinochet en Connecticut, Massachusetts.
Estaban felices porque el dictador acababa de ser apresado en Inglaterra: el valor
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simbólico de una persona tan poderosa, enfrentando un juicio, es el mismo sentimiento
que debe haber tenido Dolly Filártiga.[…]
–El objetivo de mi viaje es contarles a los argentinos qué posibilidades hay de iniciar
juicios en otros países. Por ejemplo, en el caso de las víctimas de la dictadura,
Mercedes Benz tuvo un alto grado de involucramiento en las desapariciones pero el
hecho de que exista la empresa en EE.UU. o en Canadá no es suficiente para iniciar
un juicio. Creo que hay una posibilidad de iniciar una acción civil en el caso del
atentado a la AMIA. Las víctimas de violaciones a los derechos humanos en todo el
mundo recuperaron un poco de esperanza de que se haga justicia usando esta ley. Y
aunque los tribunales en EE.UU., en los últimos años han sido un poco restrictivos en
este sentido, en Canadá se han vuelto más abiertos: una puerta se cierra, pero otra se
abre.
–La ley trata de ser neutral pero los problemas culturales son muy complejos. En la ex
Yugoslavia, por ejemplo, las mujeres que eran violadas sufrían dos tipos de
vejaciones: la física y la de no poder casarse con hombres de su comunidad. Los
tribunales especiales que se crearon en la ONU trataron de decidir si eran iguales los
casos de mujeres cristianas violadas o el caso de las musulmanas a las que
estigmatizaban para que no pudieran casarse con hombres de sus pueblos o
ciudades.[…]
–Lo hizo en casos fuera de EE.UU. como el holocausto judío, pero la cuestión es que
no reconoce el genocidio contra los pueblos indígenas de su propio país. La última vez
que emitió una decisión sobre esclavitud fue antes de 1850, es decir, antes de la
guerra civil.
–¿Canadá sí la reconoce?
–Canadá actúa mejor –en general– en relación con los derechos de los pueblos
originarios pero mucho se podría mejorar. Los tribunales canadienses se están
abriendo más a estas cuestiones.
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inmigrantes que buscan asilo, pero los que dejan sus países por razones económicas
la pasan muy mal. Una mujer pobre que llega a Texas recibe asilo si declara que fue
golpeada por su marido o que es perseguida por su orientación sexual, pero no si dice
que está buscando trabajo. Las personas que tienen más éxito son las mujeres
perseguidas, no así aquellas que buscan empleo, y mucho menos los varones
mexicanos, que son vistos como una amenaza. Hay un doble estándar; no me
enorgullece, pero es así.
–Canadá tiene un primer ministro que parece una estrella de rock: es buen mozo y
solidario. Hace poco Justin Trudeau habló muy bien en el Parlamento de un grupo que
se llama “Camino al arco iris”. El nombre es una metáfora de la ruta que conducía a
los esclavos de EE.UU. a Canadá. Hoy ayuda a lesbianas y gays de todo el mundo y
también a los migrantes: es el reflejo de la mejor tradición frente a los migrantes. La
política de estado de Canadá es recibir personas de todo el mundo, pero no hay un
equivalente en ese sentido en el gobierno de EE.UU. Canadá, bajo Trudeau, está
abriendo posibilidades de litigio en sus tribunales, está aceptando 50 mil refugiados
sirios por año y ayudando a la comunidad LGTB en el mundo. Es un claro mensaje al
planeta. Trump está mandando el mensaje contrario.
SINTESIS
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En la unidad se plantea la protección de los derechos humanos y el papel del
Estado ante tal responsabilidad.
AUTOEVALUACIÓN
CITAS TEXTUALES
El Estado Gendarme
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instituciones religiosas de beneficencia, las asociaciones económicas y culturales de la
estructura social, sobrevino la competencia desenfrenada con el triunfo de los más
poderosos. El Estado parecía un ancho solar por el que vagaban como fantasmas los
individuos. La lucha de todos contra todos convirtió al hombre en lobo del hombre.
Entregado a su propia debilidad, el individuo se mantuvo como ente fungible, aislado,
hostil a toda forma de comunidad. Los campesinos fueron desposeídos de sus tierras;
los obreros fueron explotados por el sistema del sudor, considerando su fuerza de
trabajo como mercancía sujeta a la ley de oferta y demanda; los pequeños
comerciantes y la clase media padecieron servidumbre. ¿Y el Estado? El Estado –
gendarme vigilaba, con neutralidad de espectador, la enorme y atroz injusticia.
Una libertad imposible, carente de los medios necesarios para realizarse y protegerse,
terminó por amargar la conciencia de los ingenuos que creyeron en las promesas de la
demagogia liberal. Se confundió el individualismo con la liberación y el aislamiento con
el triunfo sobre la opresión. La multitud miserable fue fácil presa de los audaces sin
escrúpulos. La doctrina de la plena autonomía individual, aplicada a la vida social,
condujo a la explotación del hombre por el hombre y a la pérdida de la auténtica
libertad.
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precios, en virtud de la demasiada oferta y la poca demanda, se arrojarán al mar el
ganado, los cereales y el café. No importa que haya muchedumbres indigentes; los
productores tienen el intocable derecho de hacer lo que les dé la gana. El carácter
social y moral del mundo económico se ignora o se finge ignorar.
BIBLIOGRAFÍA
Bonifacio Barba, José (1997). Educación para los Derechos Humanos. México: Fondo
de Cultura Económica
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http://www.bcnbib.gob.ar/old/tratados/3convencionamericanasobrederechoshumanos.p
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