Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/342621050
CITATIONS READS
0 27
10 authors, including:
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Manuel Domingo D'Angelo del Campo on 05 July 2020.
1
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
disperso? ¿Cada vez que queramos comenzar un señalan Marangoni y colaboradores en lo relati-
proyecto, tenemos que volver al inicio del cami- vo al material que se encuentra en museos ita-
no? ¿De cuántos individuos estamos hablando? lianos, “desafortunadamente, este material es-
¿En qué condiciones se encuentran? ¿Dónde se quelético no llegó a Italia claramente ordenado,
encuentran? ¿Han sido estudiados alguna vez?, cráneos, mandíbulas y otros huesos no pudieron
etc. Este conumdrum nos llevó al desarrollo de asociarse entre sí, no permitiendo individuali-
una herramienta que permita a los distintos ac- zar esqueletos” (Marangoni et al.,2011, p. 93).
tores implicados acercarse al conocimiento acu- O simplemente esa falta de información contex-
mulado de manera libre y sin más restricciones tual, puede deberse a la pérdida de documenta-
que las que corresponden a la ética y el respeto. ción que conlleva el paso del tiempo y los trasla-
Los restos óseos humanos de PA, tanto los dos del material esquelético entre instituciones.
anteriores a la llegada de los colonizadores Sin embargo, la ausencia de la referencia
como los posteriores, se encuentran dispersos geográfica no es la única limitación reportada,
en cerca de 50 instituciones europeas y ameri- aunque quizás la más importante. Los indi-
canas, fundamentalmente en Chile y Argentina. viduos que cuentan con estudios de datación,
La situación en la que se encuentran estos restos ADN, isótopos estables o paleopatológicos son
es en muchos casos conocida, gracias al desa- escasos, no superando el 15% de los individuos
rrollo de relevamientos y puestas en valor de conocidos (Suby, 2007). Estas cifras, que con
las colecciones que albergan algunas de dichas toda seguridad se han incrementado en los últi-
instituciones (Guichón, 1993; Guichón y Suby mos años, dan una idea de cuánto queda por ha-
2006, 2011; Guichón, Suby y Fugasa, 2006a; cer en el campo en la región. Otro factor desta-
L’Hereux y Amorosi, 2009, 2010; Prieto, 1993- cable en lo referente a la información contextual
94; Turbón, Hernández y García-Moro, 1988). es el relacionado con la disposición actual de
Sin embargo, no se tiene información de todos los restos esqueléticos. El conocimiento acerca
los establecimientos, asimismo los trabajos que de en qué instituciones se encuentran los indivi-
tratan sobre los restos de la región de manera duos o cuáles son utilizados en el desarrollo de
conjunta son pocos y dispares. En el año 2002 las investigaciones científicas, es limitado y pa-
se señalaba la existencia de restos óseos corres- rece fuertemente ligado al tipo de estudios que
pondientes a 301 individuos en diversas institu- se realiza y el tipo de muestra utilizada a tal fin
ciones (Guichón, 2002) cinco años después, esa (D’Angelo del Campo et al., 2018).
cifra subía hasta 562 (Guichón, Suby, Casali y Es en este contexto y atendiendo a la corrien-
Fugassa, 2006b; Suby, 2007). te que aboga por el libre intercambio de datos
El grado de información contextual de los en la comunidad científica internacional y más
restos óseos humanos es limitado, dificultando específicamente en el campo de la antropología
investigaciones futuras. Un ejemplo, es el des- biológica (Delson, Harcourt-Smith, Frost y No-
conocimiento del lugar exacto de procedencia rris 2007; Elton y Cardini, 2008; Frank, Yakel
de la totalidad de los individuos (D’Angelo y Faniel, 2015; González y Beguelín, 2013;
del Campo et al., 2018; Guichón et al., 2006b; Kullmer, 2008; Reed et al., 2015; Summer y
Suby, 2007) lo cual puede deberse, en algunas Riddle, 2009) los autores de este trabajo elabo-
circunstancias, a que los restos humanos fueran ramos una base de datos (BDD), a la que hemos
recuperados en excavaciones no sistemáticas. dado el nombre de Base de Información Bioan-
Tal es el caso de donaciones de particulares que tropológica de Patagonia Austral (B.I.B.P.A.),
los localizan y entregan a las instituciones regio- que compila la información concerniente a in-
nales (Suby y Guichón, 2010). Otra de las cau- vestigaciones dentro del ámbito de la antropo-
sas probables han sido los acopios de material logía biológica publicada hasta el momento en
esquelético humano que algunas expediciones la región, la cual se ha visto aumentada en las
europeas de finales del siglo XIX y principios últimas décadas (D’Angelo del Campo et al.,
del siglo XX hicieran para enriquecer las colec- 2018). La B.I.B.P.A. ofrece la posibilidad de co-
ciones de los museos europeos, las cuales, pre- nocer los individuos que han sido exhumados en
sentan información sesgada acerca del origen, la región, las instituciones en que son alberga-
la conformación y el orden de los restos, como dos y los trabajos que se han desarrollado hasta
2
B.I.B.P.A.
la fecha sobre esos restos esqueléticos. A su vez, nes de los conjuntos de datos y de los procesos
al disponerse de la información conocida hasta de investigación (Borgman, 2012; Boulton et
el momento, se podrán llevar a cabo cruces de al., 2012; Hendriks, 1999; Nelson, 2009; Scho-
información que las distintas líneas de eviden- efield et al,. 2009; Tenopir et al., 2011; Torres-
cia han generado a lo largo del tiempo, hecho Salinas et al., 2012). Esta tendencia abarca, a su
que permitirá profundizar en el conocimiento de vez, la disponibilidad y preservación de los da-
los individuos que habitaron la región, así como tos; por tanto, está relacionada directamente con
obtener un mayor provecho de los exámenes ya la provisión de acceso para el uso y reutilización
elaborados. Esta plataforma es de carácter pú- de los datos (Azberger et al., 2004; Borgman,
blico y código abierto, quedando a disposición 2012; Tenopir et al., 2011; Torres-Salinas et al.,
tanto de la comunidad científica como del resto 2012; Uhlir y Schröeder, 2007).
de la sociedad. Existe cierto consenso acerca de los bene-
Los avances tecnológicos acontecidos en las ficios del data sharing en el ámbito científico.
últimas décadas han transformado la ciencia. En las últimas décadas, se lo ha comenzado a
Un desarrollo caracterizado por un crecimiento percibir como una parte significativa del actual
acelerado en escala, alcance y complejidad, que proceso de producción científica, un factor im-
ha dado lugar al data deluge, a la aparición de portante para el progreso de la investigación;
innovadoras metodologías y líneas de investi- llegándose a señalar como una prioridad y un
gación, nuevos campos del saber y las formas pilar del sistema de investigación global. Des-
en las cuales los científicos difunden sus estu- de esta perspectiva se considera que los datos
dios (Alberts, 2011; Azberger et al., 2004; Bell, tienen valor más allá del proyecto y el uso pre-
2009; Borgman, 2008, 2012; Borgman, Wallis visto para el cual fueron tomados (Azberger et
y Mayernik, 2012; Boulton, 2012; Capocasa et al., 2004; Boulton, 2012; Boulton et al., 2012;
al., 2013; Hanson, Sugden y Milia et al., 2012; Capocasa et al., 2013; Contreras, 2010; Destro
Hey y Trefehen, 2003; Kullmer, 2008; Reed Bisol et al., 2014a,b,c; Duke y Porter, 2013;
et al., 2015; Torres-Salinas, Robinson-García Faniel y Zimmerman, 2011; Milia et al., 2012;
y Cabezas-Clavijo, 2012; Uhlir y Schröeder, Nelson, 2009; Piwowar, Becich, Bilofsky y
2007). Estas nuevas herramientas y este nue- Crowley, 2008; Smith, 2009; Schoefield et al.,
vo escenario están impulsando la ciencia hacia 2009; Taylor, 2007; Torres-Salinas et al., 2012;
una segunda revolución de ciencia abierta, que Uhlir y Schröeder, 2007). Apoyo que aumenta
se podría situar al nivel de la aparición de las desde finales del siglo XX y que se ve plasma-
revistas científicas. Los datos abiertos, el data do en numerosos documentos de organismos
sharing y la colaboración se encontrarían en el nacionales y supranacionales; llegando incluso
centro de este nuevo impulso (Boulton et al., en algunos casos a exigirlo como condición sine
2012). qua non, para la financiación de investigaciones
Al implementar esta BDD los autores adhie- (Boulton et al., 2012; Holdren, 2013; Piwowar,
ren a una postura que favorece el intercambio 2011; Schoefield et al., 2009; Torres-Salinas et
de datos o data sharing. Corriente que propone al., 2012; Uhlir y Schröeder, 2007).
la puesta a disposición de los datos producto de Es importante señalar que la información
las investigaciones científicas, de manera libre, que en esta plataforma se comparte será úni-
equitativa, con los menores costes y restriccio- camente la que se encuentre publicada en los
nes (Azberger et al., 2004; Uhlir y distintos medios que la comunidad científica
Schröeder 2007; Tenopir et al., 2011; tiene para difundir su labor, tales como revis-
Torres-Salinas et al,. 2012); no limitándose a tas, libros, actas de congresos, entre otros. Para
los datos finales producto del proceso que un dato pueda ser compartido ha de ser ac-
científico sino intentando incidir, siempre que cesible, inteligible, evaluable y reutilizable, en
sea posible, en esa informa-ción contextual, la este sentido, los datos y metadatos recogidos,
cual es limitada en la región, como se señalaba integrados y procesados tienen en cuenta los
anteriormente y que reciben el nombre de estándares de cada disciplina; manteniendo una
metadatos. Estos han de estar dispo-nibles para semántica y estructura específicas en el proceso,
todo aquel que pretenda su uso, sien-do tratando de esta manera de facilitar la integra-
importantes para comprender las implicacio-
3
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
Fig. 1. Interfaz de la B.I.B.P.A: 1) inicio. 2) Presentación de individuo, tomando como ejemplo el sujeto 270, Las
Mandíbulas 1.
4
B.I.B.P.A.
5
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
Fig. 2. Mapa político de Patagonia Austral: 1) provincias argentinas de Tierra del Fuego, Antártida e islas del
Atlántico Sur (gris claro) y Santa Cruz (gris oscuro); 2) regiones chilenas de Magallanes y la Antártida chilena
(izquierda en blanco).
Fig 3. Mapa geofísico de la región de Patagonia Austral, donde se diferencian las cinco zonas indicadas: Costa del
Canal Beagle, Península Mitre, Norte de Isla Grande, San Gregorio Brunswick, Cordillera de Última Esperanza
(reeditado de Borrero, Guichón, Tykot, Kelly, Prieto y Cárdenas., 2001).
6
B.I.B.P.A.
5.- Etnia: en ocasiones, se asocian los restos a 8.- Edad: se indica de dos maneras, por un lado,
algunas de las etnias que fueron identifica- el rango etario que le fue asignado a dicho
das como tales durante el momento del con- individuo, y por otro la categorización que
tacto. Dicha asociación se establece entre el se le asigna a este, considerándose subadulto
lugar de hallazgo de los restos y la distribu- con 18 años o menos y adulto si tiene más de
ción que ocupaban las poblaciones origina- 18 años (Buikstra y Ubelaker, 1994).
rias. Estas son: 9.- Sexo: se indicará de dos maneras, que serán
• Selk’nam fruto del tipo de análisis realizado.
• Haush • Morfológico: determinación del sexo a
• Yámanas partir del análisis de los caracteres fe-
• Aoenikenk notípicos, que derivan de los caracteres
• Kawéskar sexuales secundarios que dejan su im-
• Mapuche-Tehuelche pronta en los elementos esqueletales,
6.- Material arqueológico asociado: en ocasio- fundamentalmente coxal y cráneo. Según
nes los restos óseos se encuentran asociados la cual se clasificarán los individuos en:
a diferentes tipos de material arqueológico. masculino, femenino o indeterminado.
En este caso, se señala la presencia/ausencia • Genético: a partir del análisis de deter-
de dichos elementos y la referencia específi- minados genes que presentan diferencias
ca de la cual se extrajo la información. entre sexos, permitiendo diferenciar en-
7.- Datación radiocarbónica: cómo se datan los tre individuos masculinos y femeninos,
restos pertenecientes a un individuo, para como es el caso del gen de la amelogeni-
ello se tienen en cuenta varios parámetros: na (Sullivan, Mannucci, Kimpton y Gill,
• Dato: es la datación en sí, con su margen 1993).
de error y teniendo en cuenta si se ha indi- 10.- Preservación: en primer término, se seña-
cado como AP o aC/dC. En ocasiones, no la la presencia/ausencia de elementos es-
se conoce la datación, pero sí la antigüedad queletales diferenciando entre craneales y
de elementos asociados que permiten esta- poscraneales. También se hace mención en
blecer la ubicación temporal de los restos. forma separada a las piezas dentales por la
Tal es el caso para momentos de contacto y especial importancia que revisten para de-
post-contacto indígena-europeo. terminados análisis específicos, así como
• Calibración: en algunos casos ese dato se por ser la evidencia más abundante de los
ha calibrado. registros fósiles y arqueológicos (Galbany
• Metadatos de la datación: técnicas y pro- et al., 2014). Respecto a la preservación
cedimientos con la que se determinó la otros dos elementos son tenidos en cuenta:
antigüedad de los restos: • Completitud: en primer término, se se-
- Identificador estudio: cada análisis sue- ñala aquello que indican los autores; si
le recibir un número de identificación bien, en los casos que indican porcen-
que le es asignado por el laboratorio tajes, han pasado a ser clasificados si-
que lo realiza. guiendo la propuesta de Buikstra y Ube-
- Muestra: elemento utilizado para reali- laker (1994), que consideran tres grados:
zar el análisis, en ocasiones se utiliza bien preservado o completo (>75%) -C-,
algún elemento esquelético, pero en parcialmente preservado (25-75%) -Pc-
otras se datan materiales asociados. y pobremente preservado o incompleto
- Técnica: la datación puede realizarse (<25%) -I-.
mediante un número variado de técni- • Tipo de preservación: se tiene en cuenta
cas, siendo unas más precisas que otras, lo señalado por los autores, reunificán-
tales como Contadores proporcionales dolo en las categorías excelente (E),
de gas (GPC) o acelerador acoplado a muy buena (MB), buena (B) o mala (M),
espectrometría de masa (AMS). como señalan García Laborde, Guichón
- Laboratorio: institución que llevó a y González (2015).
cabo el estudio. 11.- Paleopatología: consigna si los restos fue-
7
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
8
B.I.B.P.A.
contiene los códigos que reciben esas primordial especificar que individuos han sido
muestras en esas plataformas. analizados (D’Angelo del Campo et al., 2018),
14.- Morfometría: se reporta en esta variable circunstancia que imposibilita la inclusión de
toda aquella información relacionada con la información aportada por estas investigacio-
la osteometría para la estimación de la es- nes en la BDD. Si bien, estos estudios señalan
tatura o análisis poblacionales. Señalando algunas de las variables anteriormente indica-
si los análisis se han realizado en el crá- das, tales como: la institución que los alberga,
neo o en el esqueleto poscraneal y si se la etnia, la datación, muchas veces señaladas
desarrollaron de manera tradicional o me- en forma de rangos temporales y la referencia.
diante morfometría geométrica. Se repor- A partir de esta información, se organiza esta
ta únicamente la realización del estudio y parte de la BDD, y con el fin de compaginar
no así resultados específicos, para acceder con el resto de la B.I.B.P.A., se clasificarán
a este conocimiento hay unas referencias según el campo de estudio en el que se desa-
específicas de la cual se obtuvo la infor- rrollen: arqueología, paleopatología, isótopos
mación. estables, ADN, morfología o bioantropología
15.- Referencias: al ser esta una BDD que se para aquellos que toquen varios de los cam-
restringe al conocimiento publicado, para pos anteriormente indicados, quedando de esta
dar de alta cualquier tipo de información manera ligado a la BDD. Un resumen de las
es necesaria una cita. Es por tanto de obli- entidades más importantes que conforman la
gado orden que cada individuo esté asocia- B.I.B.P.A. y las relaciones entre ellas puede
do a una referencia. Si bien, el análisis de verse en la Figura 4.
los restos óseos puede ser abordado desde
distintos enfoques, con el fin de facilitar Construcción
el funcionamiento de la B.I.B.P.A., se han
diferenciado, agrupado y asociado las re- Los criterios de diseño del soporte informá-
ferencias a los tipos de estudios en los si- tico sobre el que se basa este proyecto fueron
guientes campos: escogidos teniendo en cuenta la naturaleza del
• Material arqueológico asociado mismo, su origen y su evolución tanto en la fase
• Paleopatología de desarrollo como en el ciclo de vida posterior.
• Isótopos estables: estando asociada cada El sistema informático en general y su diseño
una de ellas al resultado reportado en particular fueron basados en los siguientes
• ADN: se relaciona directamente al estu- criterios:
dio que cada cita especifica • Garantizar y preservar la exactitud de la rela-
• Morfología ción entre los datos
Si bien, se decidió utilizar al individuo • Considerar el proyecto interdisciplinario, mi-
como eje vertebrador de la B.I.B.P.A., no todas nimizando el acoplamiento entre la investiga-
las disciplinas tienen el mismo enfoque y desa- ción específica y el funcionamiento interno
rrollan el mismo tipo de estudios. Algunos tra- del sistema informático, tanto durante el de-
bajos se caracterizan por el análisis de grandes sarrollo como en el ciclo de vida posterior
conjuntos de individuos, en los cuales, no es • Preparar el sistema para permitir actualizacio-
Fig. 4. Entidades principales que componen la base de datos y la relación entre ellas.
9
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
nes colaborativas por parte de diferentes acto- ción, y la base se regenera. Esta estra-
res, teniendo en cuenta criterios de seguridad tegia permite garantizar la exactitud de
de la información (disponibilidad, confiden- los datos sin interferir con la forma ori-
cialidad, integridad e irrefutabilidad) ginal de recolección de datos hasta tanto
• Utilizar únicamente componentes de Software el sistema informático posea la madurez
Libre (FSF, 2018) como base para la construc- necesaria para su implementación com-
ción del sistema, en línea con los ideales del pleta.
proyecto Fase 2: Desarrollo de la interfaz de acceso. Pue-
Siguiendo los criterios de diseño, se eligió de hacerse posteriormente al desarrollo
una arquitectura de software centrada en datos, del núcleo, o en paralelo con el mismo,
utilizando como núcleo un potente gestor de ba- dependiendo de los recursos disponi-
ses de datos relacionales y orientadas a objetos bles. Durante esta fase los datos segui-
(Postgresql, 2018) para albergar los datos, las rán siendo actualizados en la planilla de
reglas que garantizan su integridad y toda la ló- cálculo y la base regenerada por com-
gica de creación, actualización y eliminación de pleto. Para la interfaz de acceso se eligió
nuevos registros, así como también el esquema una arquitectura basada en Web (W3C,
de seguridad. Para la interfaz de acceso se eligió 2018), para facilitar el libre acceso uti-
una plataforma Web que permite el acceso en lizando una tecnología estándar, como
forma sencilla y portable desde diferentes luga- es un navegador Web. La interfaz puede
res y dispositivos. La interfaz de acceso tiene evolucionar en forma independiente al
como objetivo proveer un acceso intuitivo y núcleo, adquiriendo nuevas tecnologías
responsivo a la información. El desarrollo del orientadas a la visualización de los da-
núcleo está desacoplado del desarrollo de la in- tos y a su acceso a través de distintas
terfaz de acceso, de manera tal que las responsa- vías, como pueden ser máquinas de es-
bilidades quedan correctamente delimitadas. El critorio o teléfonos inteligentes.
ciclo de vida del sistema informático se divide Fase 3: Despliegue. Para el despliegue del siste-
en 5 fases, de acuerdo al proceso evolutivo del ma informático se debe disponer de un
mismo. servidor en línea con conexión perma-
Fase 1: Desarrollo del núcleo. La recolección nente a la Internet. Una vez instalado y
inicial de datos se realizó sobre una pla- con la base regenerada desde los datos
nilla de cálculo, y continuó en paralelo de la planilla de cálculo, se realizarán
con el desarrollo del núcleo del sistema pruebas funcionales y de usabilidad.
informático. A medida que la recolec- Fase 4: Pruebas Beta. Durante las pruebas beta
ción de datos avanzaba los metadatos un grupo reducido de usuarios pasará a
fueron evolucionando a fin de represen- actualizar datos directamente sobre el
tar mejor la realidad de la relación de sistema. Los datos también se actualiza-
los nuevos datos. Durante esta fase los rán en la planilla de cálculo original y se
datos fueron agregados y actualizados verificará la consistencia.
en la planilla de cálculo, y mediante Fase 5: Puesta en producción. El sistema co-
un sistema automatizado de migración menzará a funcionar en toda su capaci-
se puede generar en cualquier punto la dad, y se dejará de utilizar la planilla de
BDD completa con todos los datos y cálculo original.
las reglas, verificando la exactitud. Los
errores reportados por el sistema auto- Aplicaciones
matizado de migración deben corregirse
en la planilla de cálculo y la base debe La información albergada en B.I.B.P.A per-
ser regenerada. Si se deciden hacer mite su uso para numerosas aplicaciones cien-
cambios en los metadatos, los mismos tíficas. En este caso, nos haremos eco de dos
se realizan tanto en la estructura de la trabajos que se han servido de esta BDD para
BDD como en los programas que inte- su desarrollo.
gran el sistema automatizado de migra- El primer caso de estudio ha sido citado
10
B.I.B.P.A.
11
M. D. D’ANGELO DEL CAMPO ET AL./REV ARG ANTROP BIOL 22(2), 2020. doi:10.24215/18536387e018
ce commons. Berkeley Technology Law Journal, 25(4), nia, 34(2), 47-56. doi:https://doi.org/10.4067/s0718-
1601-1672. 22442006000200005
D’Angelo del Campo, M. D., García Laborde, P., Valenzue- Guichón, R. A., y Suby, J. A. (2011). Estudio bioarqueoló-
la, L. O., Motti, J. M. B., Martucci, M., Palacio, P. I., gico de los restos óseos humanos recuperados por Anne
y Guichón, R. A. (2018). Información bioantropológica Chapman en Caleta Falsa, Tierra del Fuego. Magalla-
publicada de Patagonia Austral. Un abordaje de la si- nia, 39(1), 163-177. doi:https://doi.org/10.4067/s0718-
tuación actual desde el data sharing. Revista del Mu- 22442011000100010
seo de Antropología, 11(1), 153-170. doi:https://doi. Guichón, R. A., Suby, J. A., y Fugasa M. H. (2006a). El re-
org/10.31048/1852.4826.v11.n1.18068 gistro biológico humano en Patagonia Austral: algunas
Delson, E., Harcourt-Smith, W. E. H., Frost, S., y Norris, líneas de análisis. En: Cruz I. y Caracotche M. S. (Eds.).
C. A. (2007). Databases, data access, and data sharing Arqueología de la Costa Patagónica. Perspectivas para
in paleoanthropology: first steps. Evolutionary An- su conservación. Chubut, Argentina: Universidad Na-
thropology, 16, 161-163. doi:https://doi.org/10.1002/ cional de Patagonia Austral y Secretaría de Cultura de
evan.20141 la Provincia de Chubut.
Destro Bisol, G., Anagnostou, P., Capocasa. (2014a). Co- Guichón, R. A., Suby, J. A., Casali, R., y Fugassa, M. H.
operazione e condivisione nella ricerca scientifica. (2006b). Health at the time of native-european con-
Scienza e Società, 17/18, 1-15. tact in Southern Patagonia. First steps, results and
Destro Bisol, G. D., Anagnostou, P., Capocasa, M., prospects. Memorias do Instituto Oswaldo Cruz, 101
Bencivelli, S., Cerroni, A,. Contreras, J.,-…Boulton, (Suppl. II), 97-105. doi:https://doi.org/10.1590/s0074-
G. (2014b). Perspectives on open science and scientific 02762006001000016
data sharing: an interdisciplinary workshop. Journal of Hanson, B., Sugden, A., y Alberts, B. (2011). Making data
Anthropological Sciences, 92, 1-22. maximally available. Science, 331, 649.
Destro Bisol, G. D., Anagnostou, P., Bruner, E., Capocasa, Hendriks, P. (1999). Why share knowledge? The in-
M., Canali, S., Danubio,....Vona, G. (2014c). Open data, fluence of ICT on the motivation for knowledge sha-
science and society: launching Oasis, the flagship initia- ring. Knowledge and Process Management, 6(2),
tive of the Istituto Italiano di Antropologia. Journal of 91-100. doi: https: //doi.org/10.1002/(sici)1099-
Anthropological Science, 92, 1-4. 1441(199906)6:2%3C91::aid-kpm54%3E3.0.co;2-m
Duke, C. S., y Porter, J. H. (2013). The ethics of data sharing Hey, T., y Trefehen, A. (2003). The data deluge: an e-Scien-
and reuse in biology. BioScience, 63(6), 483-489. ce perspective. En: Berman F, Fox G, Hey T (Eds.) Grid
Elton, S., y Cardini, A. (2008). Anthropology from the desk? Computing: Making the Global Infrastructure a Rea-
The chalenges of the emerging era of data sharing. Jour- lity. John West Sussex, Inglaterra: Willey y Sons Ltd.
nal of Anthropological Sciences, 86, 209-212. Holdren, J. P. (2013). Memorandum for the Heads of Execu-
Faniel, I.M., Zimmerman, A. (2011). Beyond the data delu- tive Departments and Agencies. Office of Science and
ge: a research agenda for large-scale data sharing and Technology Policy, Executive Office of the President,
reuse. The International Journal of Digital Curation, Washington, D.C.
1(6), 58-69. Kullmer, O. (2008). Benefits and risks in virtual anthropo-
Frank, R. D., Yakel, E., y Faniel, I. M. (2015). Destruction/ logy. Journal of Anthropological Science, 86, 205-207.
reconstruction: preservation of archaeological and zoo- L’Heureux, G. L., y Amorosi, T. (2009). El entierro 2 del
logical research data. Archival Science, 15(2), 141-167. sitio Cañadón Leona 5 (Región de Magallanes, Chile).
doi:http://doi.org/10.1007/s10502-014-9238-9 Viejos huesos, nuevos datos. Magallania, 37(2), 41-55.
FSF. (2018). Fundación de Software Libre. Recuperado: doi:https://doi.org/10.4067/s0718-22442009000200003
https://www.fsf.org L’Heureux, G. L., y Amorosi, T. (2010). El entierro del sitio
Galbany, J., Gamarra, B., Estebaranz, F., Martínez, L. M., Cerro Sota (Magallanes, Chile) a más de setenta años de
Romero, A., Nova Delgado, M.,….Pérez-Pérez, A. su excavación. Magallania, 38(2), 133-149. doi:https://
(2014). Morfología y ecología dental en primates y ho- doi.org/10.4067/s0718-22442010000200009
mininos. En: Pérez-Pérez Alejandro (Coord.) Estudis Marangoni, A., Belli, M. L., Caramelli, D., Moggi-Cerchi,
d’evolució, etología i cognició en primats. Barcelona, J., Zavattaro, M., y Manzi, G. (2011). Tierra del Fuego,
España: Assoc. ADÉS. its ancient inhabitants, and the collections of skeletal re-
García Laborde, P., Guichón, R. A., y González N. G. mains in the museums of anthropology of Florence and
(2015). Una aproximación tafonómica al antiguo ce- Rome. Museologia scientifica, 51(1-2), 88-96.
menterio de la Misión Salesiana de Río Grande, Tierra Milia, N., Congiu, A., Anagnostou, P., Montinaro, F.,
del Fuego. Arqueología, 21(2), 277-290. Capocasa, M., Sanna, E., y Destro Bisol, G. (2012).
González, P. N., y Beguelín, M. (2013). Bases públicas de Mine, yours, ours? sharing data on human genetic va-
datos morfométricos en antropología biológica: nuevas riation. PLoS ONE, 7(6), e37552.
prácticas, nuevos desafíos. Revista del Museo de Antro- Nelson, B. (2009). Data sharing: empty archives. Nature,
pología, 6, 73-78. 461, 160-163. doi:https://doi.org/10.1038/461160a
Guichón, R. A. (1993). Antropología Física de Tierra del Organization for Economic Cooperation and Development
Fuego. (Tesis doctoral). Facultad de Filosofía y Letras, -OECD-. (2007). Principles and Guidelines for ac-
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. cess to research data from public funding. Recuperado
Guichón, R. A. (2002). Biological anthropology of Southern de:http://www.oecd.org/sti/sci-tech/38500813.pdf.
Patagonia. En Briones C. y Lanata J. L. (Eds.), Ar- Ortner, D. J. (2003). Identification of pathological condi-
chaeological and Anthropological Perspectives on the tions in human skeletal remains. New York. U.S.A.:
Native Peoples of Pampa, Patagonia, and Tierra del Elsevier Science/Academic Press.
Fuego to the Nineteenth Century. London, England: Piwowar, H. A. (2011). Who shares? Who doesn’t? Factors
Bergin & Garvey. associated with openly archiving raw research data.
Guichón, R. A., y Suby, J. A. (2006). La colección del Mu- PLoS ONE, 6(7), e18657.
seo de Historia Natural de Londres correspondiente a Piwowar, H. A., Becich, M. J., Bilofsky, H., Crowley, R. S.
restos óseos humanos de Patagonia Austral. Magalla- (2008). On behalf of the caBIG data sharing and inte-
12
B.I.B.P.A.
llectual capital workspace. Towards a data sharing cul- Summer, T. A., y Riddle, A. T. R. (2009). Remote anthro-
ture: Recommendations for leadership from academic pology: reconciling research priorities with digital data
health centers. PLoS Medicine, 5(9), e183. sharing. Journal of Anthropological Sciences, 89, 1-3.
Postgresql. (2018). Sitio oficial del motor de base de datos Taylor, P. L. (2007). Research sharing, ethics and public be-
relacional orientado a objetos PostgreSQL. Recupera- nefit. Nature Biotechnology, 25(4), 398-401.
do de:https://www.postgresql.org. Tenopir, C., Allard, S., Douglass, K., Aydinoglu, A. U.,
Prieto, A. (1993-94). Algunos datos en torno a los enterrato- Wu, L., Read, E., …. Frame, M. (2011) Data sharing
rios humanos de la Región continental de Magallanes. by scientists: practices and perceptions. PLoS ONE,
Anales del Instituto de la Patagonia, serie Ciencias Hu- 6(6), e21101. doi:https://doi.org/10.1371/journal.
manas, 22, 91-100. pone.0021101
Reed, D., Barr, W. A., McPherron, S. P., Bobe, R., Geraads, Thillaud, P. y Charon, P. (1994) Lesions osteo-archeologi-
D., Wynn, J. G., y Alemseged, Z. (2015). Digital data ques: recueil et identification. París, Francia: Kronos
collection in paleoanthropology. Evolutionary Anthro- B.Y. Editions.
pology, 24, 238-249. doi:10.1002/evan.21466 Torres-Salinas, D., Robinson-García, N., y Cabezas-Clavijo,
Schoefield, P. N., Bubela, T., Weaver, T., Portilla, L., Brown, A. (2012). Compartir datos de instigación en ciencia:
S. D., Hancock, J. M., .… Rosenthal, N. (2009). Post- introducción al data sharing. El profesional de la infor-
publication sharing of data and tools. Nature, 461, 171- mación, 21(2), 173-184. DOI: https://doi.org/10.3145/
173. doi:https://doi.org/10.1038/461171a epi.2012.mar.08.
Smith, V. S. (2009). Data publication: towards a database of Turbón, D., Hernández, M., y García-Moro C. (1988). Crá-
everything. BMC Research Notes, 2, 113. neos yámanas y de otros aborígenes de la Tierra del
Suby, J. A. (2007). Propiedades estructurales de restos hu- Fuego en colecciones europeas. Trabajos de Antropo-
manos y paleopatología en Patagonia Austral. (Tesis logía, 22, 140-151.
doctoral). Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Uhlir, P., y Schröeder, P. (2007). Open data for global scien-
Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata. ce. Data Science Journal, 6, 189-222. doi:https://doi.
Suby, J. A., y Guichón, R.A. (2010). Los restos óseos huma- org/10.2481/dsj.6.od36
nos de la colección de la Misión Salesiana “La Candela- Valenzuela, L. O., García Laborde, P., D’Angelo del
ria” (Río Grande, Argentina). Magallania, 38(2), 23-40. Campo, M. D,. y Guichón, R. A, (2019). Transición alimen-
doi:https://doi.org/10.4067/s0718-22442010000200010 taria en poblaciones originarias del norte de Tierra del Fue-
Sullivan, K. M., Mannucci, A-, Kimpton, C. P., y Gill, P. go durante el período misional salesiano: una aproximación
(1993). A rapid and quantitative DNA sex test: Fluo- isotópica. Revista Argentina de Antropología Biológica,
rescence-based PCR analysis of X-Y homologous gene 21(1), 17. https://doi.org/10.17139/raab.2019.0021.01.02
amelogenin. Biotechniques, 15(4), 636–641. doi:https:// W3C. (2018). Sitio oficial del World Wide Web Consortium.
doi.org/10.1007/978-3-642-78782-9_86 Recuperado de:https://www.w3c.es/
13
View publication stats