Está en la página 1de 5

NOMBRE: Cristian S. García Osorio.

DOCENTE: Dr. Carlos Alberto Cano


MAESTRIA EN HISTÓRIA
MEMORIA Y NACIÓN
CAPITULO IV
LOS REVISIONISMOS HISTÓRICOS:
EL MOMENTO DE LOS AÑOS SESENTA
(Alexander Betancourt)

“Frecuentemente se ha acusado a los colombianos de no tener memoria y la parte de


verdad que puede haber en este cargo depende de la manera deficiente como ha sido
registrado el pasado de la Nación”[CITATION Bet07 \l 9226 ]

En el presente capitulo “Los revisionismos históricos: el momento de los años sesenta” el


autor destaca la categoría revisionismo como fenómeno producto de la profesionalización
del saber histórico influido principalmente por las condiciones políticas de la hegemonía
conservadora y la consolidación del Frente Nacional (1958 – 1974), periodo de agitación
social y política en el territorio nacional, que se configura como escenario de
trasformaciones sociales y desarrollo de las ciencias sociales; la investigación y la
planeación inscritas en un proyecto para modernizar las instituciones gubernamentales,
contexto que pone en relieve la idea de nación presente en los relatos históricos en
consonancia con el ideal de moral nacional; dispositivo de cohesión entre las distantes
regiones del país al amparo de las tensiones políticas ubicadas en la mitad del siglo XX.
Así, las figuras heroicas de los personajes que participaron del proceso de la independencia
y posteriormente de la consolidación de la República colombiana son necesarias para el
fortalecimiento de una memoria común, Michael J. LaRosa y German Mejía en su libro
“Historia Concisa de Colombia” nos amplifica esta idea al referir: “La construcción del
Estado y su consolidación requirieron también escribir su historia, la de sus orígenes,
herencias y grandes gestas patrióticas” [ CITATION LaR17 \l 9226 ] extrapolando las
personalidades de Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander; el primero identificado
con las masas y el segundo con las oligarquías colombianas, visiones presentes en las
profundas divisiones políticas y sociales que acontecen aun en la historia de la nación.
La construcción de una idea de historia nacional desde una perspectiva centralista del
Estado en sus esferas sociales, políticas, culturales y económicas respalda la consolidación
de un proyecto educativo nacional que sirvió como vehículo para la reproducción de la
moral nacionalista colombiana desde la adecuación de una memoria común determinando
los contenidos curriculares en las instituciones educativas a principios de siglo XX, allí es
posible comprender el papel de la palabra escrita como estrategia pedagógica y como
estrategia de poder contingente de las expresiones alternativas de memoria colectiva.
Paralelo a este proceso el imaginario que imperó en la clase política colombiana y en los
personajes letrados de la sociedad nacional conllevó a confundir el ejercicio político y
periodístico con una actividad intelectual, así lo acotaría Jorge Ruiz “En esta época en
Colombia el periodismo era un trabajo intelectual por excelencia” [CITATION Bet07 \p 138 \l
9226 ]. Canon de pensamiento que conforma una tipología historiográfica que conserva sus
propios marcos tradicionales de elaboración de los discursos del pasado, en este aspecto
Betancourt expone la proximidad de la construcción del discurso histórico con las
expresiones de la acción política; modelos historiográficos desde referentes que trascienden
y problematizan la hegemonía de las esferas académicas en la interpretación de la realidad
nacional y la utilización que de la historia han hecho los grupos políticos de las élites
dirigentes; en este sentido las construcciones culturales respecto al pasado han significado
perspectivas históricas acuñadas a momentos coyunturales y que han permitido la
justificación de los discursos de los partidos políticos durante el siglo XX, como diría Nieto
Arteta una Historia reducida a la descripción de personajes, fechas, y hechos etc.
Bajo los elementos expuestos, los conflictos generados por la exclusión de diferentes
sectores políticos durante el Frente nacional han estado ligados al cuestionamiento de la
historia utilizada para justiciar el accionar de los partidos tradicionales en la escena política.
“La oposición durante el período del Frente Nacional halló en las referencias a "la crisis" de
la contemporaneidad una razón para iniciar una búsqueda de los "verdaderos" sentimientos
y valores nacionales” [CITATION Bet07 \p 134 \l 9226 ]. A esta búsqueda, el aporte que
Indalecio Liévano Aguirre realizó puede concebirse como brújula en la tarea de escudriñar
nuevas interpretaciones que sobre la historia puedan tener lugar en la consolidación de una
memoria vinculante de los sectores populares de la sociedad colombiana, crítica al sistema
político vigente como caduco y alusión de un nacionalismo popular categoría formulada
por el político Álvaro Uribe Rueda.
También las producciones de Darío Mesa son un intento por trascender las perspectivas
partidistas de la historia nacional; en su texto “30 años de nuestra historia 1957” análisis de
la historia presente del momento, Mesa buscaba exponer las condiciones económicas y
sociales que el Frente Nacional debería resolver, trabajo con acento renovador y con una
escritura moderna en el sentido de la utilización de categorías Marxistas, su escrito
configura una apuesta divergente de los modelos historiográficos utilizados para adentrarse
en el análisis de la economía nacional exponiendo retos pendientes en la agenda de
problemáticas sin resolver por el Estado Colombiano a las cuales habría que prestarle
denotada atención, apuesta historiográfica que no atendió la critica que haría Miguel
Aguilera sobre el necesario distanciamiento prudencial entre los acontecimientos históricos
y los presentes apelando Mesa a la pregunta por las causas de las condiciones históricas del
momento contemporáneo.
Sin perder de vista lo mencionado hasta aquí, la escritura de la historia plantea retos que no
pudieron continuar siendo abordados desde una perspectiva tradicional que evoca la
historia como fin político de la imposición de únicas identidades nacionales;
“El surgimiento de las llamadas "nuevas historias" plantea la exigencia de realizar
diferenciaciones de las formas de "hacer historia". El esfuerzo requería el trazo de
unos contornos disciplinares a partir de una evaluación de las obras históricas
"anteriores" y la "nueva historia" que se desarrolló con claridad desde los años
sesenta en toda América Latina”.[CITATION Bet07 \l 9226 ]
Betancourt, problematiza la consolidación de una cultura histórica que privilegia la
generación de discursos interpretativos de la realidad nacional desde la esfera de las elites y
que tienen como propósito extender el alcance político de sectores liberales y
conservadores en el país. en este sentido destaca obras como las de Jorge Orlando Melo
(Estudios históricos en Colombia) 1969. Es importante no perder de vista que los procesos
de cuestionamiento de la historia tradicional se ejercen desde el surgimiento de una
escritura histórica desde la base de la sociedad, lo que se llamaría historia social incluiría
las versiones y expresiones de las clases pobres, eje constituyente como se llegó a observar
en los discursos que aparecieron en el contexto universitario; vemos entonces como los
escritos de Antonio García configuraran una apuesta reivindicativa de la memoria nacional
desde los personajes excluidos de la misma, el trabajo elaborado en el “Diagnostico de la
realidad colombiana” impulsado por el programa de cultura aldeana plan educativo de la
revolución en marcha del presidente Alfonzo López Pumarejo, haciendo énfasis en los
estudios de la tierra Geografía económica de Caldas 1937, problema presente en los
resguardos indígenas del Cauca, alimentó la preocupación por entender la tierra, el indio, el
negro, como categorías conexas a la los ejercicios revisionistas de la historia nacional. El
indigenismo empieza a jugar un rol protagónico en el interés de los intelectuales con el
surgimiento de la antropología y los institutos etnológicos en el segundo lustro de los años
50.
García emplea datos estadísticos en sus análisis, por lo que contribuiría a hablar de cierta
tendencia a la rigurosidad en el campo de la historia, sin embargo, para la crítica hacia la
obra del académico de izquierda su afinidad política eclipsaría en cierta forma su
metodología utilizada y los recursos por los que se vale para la reelaboración de los relatos
históricos. El desarrollo del indigenismo encuentra nicho en Guillermo Hernández
académico que realizó un considerable aporte de la presencia indígena en la organización
de Estado respecto a la tenencia de la tierra, así como, Ignacio Torres Giraldo considera en
“Los inconformes: Historia de la rebeldía de las masas en Colombia” protagonistas de las
luchas sociales a los campesinos, indígenas y obreros de los años 20, sesgo militante que
presupone una barrera de interpretación de la realidad nacional en cuanto a que los métodos
heredados de la perspectiva marxista no fueron suficientes en la renovación profunda de la
escritura de la historia colombiana al no considerar las transformaciones de la lucha social
de los grupos marginados inmersos en el devenir de la nación y los matices que han
tomado el desenvolvimiento de los relatos construidos de los hechos estructurales en la vida
de la nación.
Atendiendo las consideraciones realizadas, la escritura que de la historia nacional se ha
producido es un permanente intento por superar el rol descriptivo de la historia frente al
aprehensión de los hechos presentes en las apuestas tradicionales en tensión constante con
las perspectivas historiográficas novedosas, circunscritas en una creciente complejidad del
estado colombiano ávido por respuestas a las situaciones políticas sociales y económicas
expresadas en múltiples culturas e identidades nacionales, “La obra de Liévano como la de
todos los intentos revisionistas… abrió una importante brecha de renovación de los estudios
de historia profesional en las universidades colombianas a mediados de los años
60”[ CITATION Bet07 \l 9226 ] así mismo se destaca la importancia de las diversas estrategias
de difusión y reproducción de las discusiones historiográficas, en especial el papel de la
nueva presa en los intentos de consolidación de la identidad nacional a partir de
herramientas históricas, superando el protagonismo de las figuras de los salvadores y
salvados de la historia colombiana bajo la dirección de Alberto Zalamea.
Para finalizar una de las tareas acuciantes en la nueva escritura de la historia nacional como
legado de los revisionismos de la década de los años 60 se percibe en el establecimiento de
tendencias explicativas (en detrimento de discursos meramente descriptivos) que funcionan
como pretexto de las luchas populares de los sectores excluidos en la vida de la nación,
pero que no se agotan en tan compleja aspiración, en dicho sentido el papel del historiador
presupone no solo un actuar político sino un actuar social con el discurso que genera, los
métodos utilizados y las acciones que suscita, actuación que sin pretensiones
sobreestimadas invita a impactar de manera contundente los imaginarios por los cuales se
sustentan las condiciones nacionales que demarcan la vida de los colombianos, entender la
que podríamos llamar la nueva historia es una apuesta que ilumina el problema de nuestra
identidad al confrontarla con múltiples identidades y con múltiples relatos de la realidad del
país, en suma el historiador es guía, luz, antorcha encendida en las tinieblas de la memoria
nacional que supera lo inmediato y lo lejanamente pasado. Así pues, “Como historiador, no
puedo proporcionar a la gente comida, ni ropa, pero si intentar ofrecer cierta claridad, y en
cierto modo contribuir a nivelar el juego global”[ CITATION Har18 \l 9226 ] o por lo menos el
juego nacional entre historia y acción política.

Bibliografía
x

1. Betancourt Mendieta A. In Betancourt Mendieta A. HISTORIA Y NACION, TENTATIVAS DE LA


ESCRITURA DE LA HISTORIA EN COLOMBIA. Medellín: La carreta E.U.; 2007. p. 134.

2. LaRosa MJ, Mejía G. La cadencia de la unidad. In LaRosa MJ, Mejía G. Historia concisa de
Colombia. Bogota : Penguin Random House ; 2017. p. 139.

3. Harari YN. 21 lexiones para el Siglo XXI: Penguin Random House; 2018.

También podría gustarte