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La lista de cánceres comunes incluye cánceres que se diagnostican con mayor frecuencia

entre las mujeres y los hombres hispanos de los Estados Unidos. Las estadísticas de
incidencia de cáncer de la Sociedad Americana del Cáncer 1 y de otras fuentes se usaron
para crear esta lista. Para que un cáncer se considere común, el número estimado de
casos nuevos para 2006 tenía que ser de 2 000 o más.

El número total de casos nuevos de cáncer diagnosticados entre las mujeres y los hombres
hispanos de los Estados Unidos para 2006 se proyectó que sería de 80 280. El número
total de muertes por cáncer entre las mujeres y los hombres hispanos de los Estados
Unidos para 2006 se proyectó que sería de 23 320.

El cuadro a continuación presenta los números proyectados para 2006 de casos nuevos de
cáncer y muertes entre los hispanos en cada uno de los cánceres comunes. Los cánceres
se han ordenado de acuerdo al número proyectado de casos nuevos; el cáncer con el
número más elevado ocupa el primer renglón.

Aunque los cánceres de riñón pueden dividirse en dos grupos principales (cánceres del
parénquima renal y cánceres de la pelvis renal), aproximadamente el 85 por ciento de los
cánceres de riñón se presentan en el parénquima renal, 2 y casi todos estos cánceres son
cánceres de células renales. En el cuadro, los números para cáncer de riñón se refieren
solamente a cánceres de células renales.

Tipo de cáncer Casos nuevos Muertes proyectadas


proyectados

Seno (mujeres) 14 300 1 740

Próstata 11 830 1 140

Colon y recto 8 370 2 360

Pulmón (bronquios 5 750 4 070


incluidos)

Linfoma no Hodgkin 3 710 1 060

Riñón (células 2 661 366 (solo hombres; no hay datos


renales) disponibles de muertes en mujeres)

Estómago 2 550 1 170

Endometrio (cuerpo 2 280 No hay datos disponibles


del útero)

Cervical (cuello del 2 000 350


útero)

Bibliografía

1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures for Hispanics/Latinos 2006-
2008. Atlanta, Ga: American Cancer Society, 2006. Disponible también en Internet.
2. Lipworth L, Tarone RE, McLaughlin JK: The epidemiology of renal cell ca
¿Qué es el cáncer?

En realidad, el cáncer es un grupo de muchas enfermedades relacionadas y todas ellas


tienen que ver con las células. Las células son unidades minúsculas que forman a los seres
vivos, incluido el cuerpo humano. Existen miles de millones de células en el cuerpo de una
persona.

El cáncer aparece cuando las células anormales crecen y se extienden rápidamente. Las
células normales del cuerpo crecen, se dividen y tienen mecanismos para dejar de crecer.
Con el tiempo, también mueren. A diferencia de estas células normales, las células
cancerosas continúan creciendo y dividiéndose descontroladamente, y no se mueren.

Las células cancerosas suelen agruparse y formar tumores. Un tumor en crecimiento se


transforma en un bulto de células cancerosas que destruyen a las células normales que
rodean al tumor y dañan los tejidos sanos del cuerpo. Esto puede hacer que una persona se
enferme seriamente.

A veces, las células cancerosas se separan del tumor original y se dirigen hacia otras partes
del cuerpo. Allí continúan creciendo y pueden formar nuevos tumores. Ésta es la manera en
la que se extiende el cáncer. Cuando un tumor se extiende a una nueva parte del cuerpo,
recibe el nombre de "metástasis”.

Causas del cáncer

Probablemente conozcas a un niño que tuvo varicela o tú mismo la hayas padecido. Pero es
muy poco probable que conozcas niños que hayan tenido cáncer. Si llenaras un estadio de
fútbol con niños, probablemente sólo uno de ellos tendría cáncer.

Los médicos no están seguros del motivo por el cual algunas personas tienen cáncer y otras
no. Pero sí saben que el cáncer no es contagioso. Es imposible contagiarse el cáncer de otra
persona. A diferencia del resfrío o la gripe, el cáncer no es provocado por gérmenes. Por lo
tanto, no debes tener miedo de los niños (o cualquier persona) con cáncer. Puedes hablarles,
jugar con ellos y abrazarlos.

Los niños tampoco desarrollan cáncer por algo que hayan hecho. Algunos niños creen que si
se golpean la cabeza tendrán cáncer en el cerebro o que las personas malas se enferman de
cáncer. ¡Pero esto no es cierto! Los niños no hacen nada malo para contraer cáncer. Pero
algunos hábitos no saludables, en especial fumar o beber mucho alcohol todos los días,
pueden aumentar las probabilidades de padecer cáncer cuando seas adulto.
Detección del cáncer

Los médicos pueden tardar un tiempo en descubrir que un niño padece cáncer. Esto se debe
a los síntomas del cáncer (pérdida de peso, fiebre, ganglios inflamados, estar muy cansado o
enfermo durante un tiempo) se parecen a los de otras enfermedades. Cuando un niño
presenta estos problemas, la causa suele ser menos grave, como una infección. Por medio
de análisis, el médico podrá descubrir cuál es el problema.

Si el médico sospecha que se trata de cáncer, podrá pedirte análisis que lo ayudarán a
determinar si ése es el problema. Los médicos pueden pedir radiografías y análisis de
sangre, y recomendar que un paciente consulte a un oncólogo. Los oncólogos son médicos
que atienden y tratan a pacientes con cáncer. Seguramente, los oncólogos realizarán otros
exámenes para detectar si una persona realmente padece cáncer. De ser así, los exámenes
permiten determinar el tipo de cáncer y si éste ha pasado a otras partes del cuerpo. Sobre la
base de los resultados, el médico decidirá cuál es la mejor manera de tratarlo.

Una de las pruebas que un oncólogo (o un cirujano) puede realizar es una biopsia. Durante
una biopsia, se toma un trozo de tejido de un tumor o del lugar del cuerpo en el que se cree
que hay cáncer, como la médula ósea. No te preocupes, las personas que deben hacerse
este examen reciben fármacos especiales que los mantienen cómodos durante la biopsia.
Una vez que se toma la muestra, se la examina en un microscopio en busca de células
cancerosas. Cuanto antes se detecte el cáncer y comience el tratamiento, mayores serán las
probabilidades de cura y recuperación total.

Tratar cuidadosamente el cáncer

El cáncer se trata con cirugía, quimioterapia o radiación; en algunos casos, con una
combinación de estos tratamientos. La elección del tratamiento depende de lo siguiente:

 el tipo de cáncer (el tipo de células anormales que provocan el cáncer)


 el estadio del tumor (es decir, cuánto cáncer se ha extendido en el cuerpo, si es
que esto ha ocurrido)

La cirugía es la forma más antigua de tratamiento contra el cáncer. Tres de cada cinco
personas con cáncer serán operadas para extirpar el cáncer. Durante la cirugía, el médico
intenta extirpar la mayor cantidad de células cancerosas posible. Es posible que también se
extraigan células o tejido sano para asegurarse de extirpar la totalidad del cáncer.

La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos (drogas) contra el cáncer. En algunos


casos, estos medicamentos se toman en forma de píldora, pero lo más común es que se
administren con una línea intravenosa especial que también se denomina “IV”. Para ello, se
inserta un pequeño catéter (tubo similar a una pajilla) en una vena, a través de la piel. En
general, el tratamiento se realiza en el brazo. El catéter se conecta a una bolsa con el
medicamento. El medicamento fluye desde la bolsa hacia la vena. Una vez allí, el
medicamento entra en la sangre, desde donde puede viajar a través del cuerpo y atacar las
células cancerosas.

La quimioterapia se suele administrar durante varias semanas o meses. Con frecuencia, se


coloca un catéter debajo de la piel en un vaso sanguíneo de mayor tamaño ubicado en la
parte superior del tórax. De esta forma, se pueden administrar varias dosis de quimioterapia
y otros medicamentos a través del catéter, sin necesidad de realizar un nuevo pinchazo. El
catéter permanece debajo de la piel hasta que se completa el tratamiento contra el cáncer.

En la radioterapia se utilizan ondas de alta energía, como los rayos X (ondas invisibles que
traspasan casi todas las partes del cuerpo), para dañar y destruir las células cancerosas.
Esto puede hacer que los tumores se achiquen e incluso que desaparezcan por completo. La
radioterapia es uno de los tratamientos más comunes contra el cáncer. En muchas personas,
el cáncer desaparece después del tratamiento con rayos.

Tanto la quimioterapia como la radiación provocan efectos secundarios. Un efecto secundario


es un problema adicional causado por el tratamiento. La radiación y los fármacos contra el
cáncer son muy buenos para destruir células cancerosas, pero, lamentablemente, también
destruyen células sanas. Esto puede causar algunos problemas, como pérdida del apetito,
cansancio, vómitos o la caída del cabello. En el caso de la radiación, la piel de la zona tratada
puede enrojecerse o irritarse. Pero, una vez finalizado el tratamiento, todos estos problemas
desaparecen y el cabello vuelve a crecer. Existen medicamentos capaces de lograr que un
niño se sienta mejor durante el tratamiento.

Mientras se encuentra en tratamiento, es posible que un niño no pueda ir a la escuela o estar


en lugares con mucha gente: el niño necesita descansar y no puede arriesgarse a contraer
infecciones, como la gripe, cuando ya ni siquiera se siente bien.

La recuperación

La palabra “remisión” es muy especial para cualquier persona con cáncer. Significa que no
hay señales de cáncer en el cuerpo. Después de la cirugía o del tratamiento con rayos o
quimioterapia, el médico realizará pruebas para saber si el cáncer continúa presente. Si no
hay señales de cáncer, la enfermedad del niño se encuentra en remisión.

La remisión es el objetivo final del tratamiento que reciben los niños con cáncer en el
hospital. A veces, esto significa que es necesario continuar con la quimioterapia durante un
tiempo para asegurarse de que las células cancerosas no regresen. Y, afortunadamente, en
el caso de muchos niños la remisión es el final feliz de su experiencia con el cáncer.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de revisión: enero de 2009
Revisado inicialmente por: Donna Patton, MD

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¿QUÉ ES EL CÁNCER DE MAMA?

El cáncer de mama consiste en un crecimiento anormal y desordenado de las células de


éste tejido.

La mama está formada por una serie de glándulas mamarias, que producen leche tras el
parto, y a las que se les denomina lóbulos y lobulillos.

Los lóbulos se encuentran conectados entre sí por unos tubos, conductos mamarios, que
son los que conducen la leche al pezón, durante la lactancia, para alimentar al bebé.
Las glándulas (o lóbulos) y los conductos mamarios están
inmersos en el tejido adiposo y en el tejido conjuntivo,
que, junto con el tejido linfático, forman el seno.

A modo de muro de contención, actúa el músculo pectoral


que se encuentra entre las costillas y la mama.
La piel recubre y protege toda la estructura mamaria.

El sistema linfático está formado por recipientes y vasos o conductos que contienen y
conducen la linfa, que es un líquido incoloro formado por glóbulos blancos, en su mayoría
linfocitos. Estas células reconocen cualquier sustancia extraña al organismo y liberan otras
sustancias que destruyen al agente agresor.

CUÁNTAS MUJERES PADECEN ESTA ENFERMEDAD?


En España se diagnostican cada año 15.000 nuevos casos y actualmente ya se manejan
cifras que indican que una de cada 16-18 españolas tendrá un cáncer de mama.

En la franja de edad de 45-55 años, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por
cáncer en mujeres de nuestro país, por delante del cáncer de pulmón.

La tasa de curación en España ronda el 60%. En el caso de recaídas, la estimación de


supervivencia es de unos dos 2 años de vida, lo que significa que en la realidad hay
mujeres con una supervivencia corta (de menos de un año) y en otros casos esta cifra se
prolonga por encima de los cuatro años.

Las recaídas en pacientes sin afectación ganglionar es del 30%, mientras que para las que
tienen afectación este porcentaje varía en función del número de ganglios afectados. Si
tienen más de 10 ganglios el porcentaje de recaídas se eleva al 90%.

La detección precoz, cuando el tumor no está extendido ni ha evolucionado, hace que el


porcentaje de curación se eleve casi al 90%.

La Sociedad Americana del Cáncer (ACS) estima que cada año se diagnostican unos
190.000 nuevos casos de cáncer invasivo de mama en Estados Unidos.

La supervivencia relativa de cinco años para mujeres estadounidenses con cáncer


mamario localizado es en la actualidad del 97%.

Los índices de mortalidad del cáncer de mama disminuyeron de 1992 a 1996


significativamente, probablemente debido a los mejores diagnósticos y a las mejoras en los
tratamientos.

FACTORES DE RIESGO
La causa del cáncer de mama no se conoce pero sí se sabe algunos factores de riesgo.
Se considera factor de riesgo aquella situación que aumente las probabilidades de padecer
la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que aquellas mujeres que tengan mayores probabilidades de
padecer cáncer de mama (por tener más factores de riesgo) pueden tomar medidas
preventivas que reduzcan esa probabilidad como revisiones periódicas o cambios en su
estilo de vida.
FACTORES DE RIESGO

**Sexo
El cáncer de mama se da principalmente en la mujer aunque. También puede afectar a los
hombres pero la probabilidad es mucho menor.

**Edad
Una mayor edad conlleva un aumento del número de cánceres. El 60% de los tumores de
mama ocurren en mujeres de más de 60 años. Este porcentaje aumenta mucho más
después de los 75 años.

**Genes
Existen dos genes identificados que, cuando se produce algún cambio en ellos (mutación),
se relacionan con una mayor probabilidad de desarrollar el cáncer de mama. Estos genes
se denominan BRCA1 y BRCA2 y según algunos estudios parece que entre el 50% y el
60% de mujeres que han heredado estos genes mutados pueden desarrollar el cáncer
antes de los 70 años.

**Antecedentes familiares
Cuando un pariente de primer grado (madre, hermana, hija) ha tenido cáncer de mama se
duplica el riesgo de padecerlo. Si se trata de un pariente más lejano (abuela, tía, prima)
sólo aumenta el riesgo ligeramente.

**Antecedentes personales
Una enfermedad mamaria benigna previa parece aumentar el riesgo en aquellas mujeres
que tienen un gran número de conductos mamarios. Aún así, este riesgo es moderado.
Algunos resultados anormales de biopsia de mama pueden estar relacionados con un
riesgo ligeramente elevado de padecer cáncer de mama. El riesgo de desarrollar cáncer
en el otro seno en aquellas mujeres que han tenido un cáncer de mama es distinto de la
recurrencia o reaparición del primer cáncer.

**Raza
Las mujeres blancas son más propensas a padecer esta enfermedad que las de raza
negra, aunque la mortalidad en éstas últimas es mayor, probablemente porque a ellas se
les detecta en estadíos más avanzados. Las que tienen menor riesgo de padecerlo son las
mujeres asiáticas e hispanas.

**Períodos menstruales
Cuanto antes se comienza con la menstruación (antes de los 12 años), mayor es el riesgo
(de dos a cuatro veces mayor) de padecer esta enfermedad si se compara con aquellas
que comenzaron más tarde (después de los 14 años). Lo mismo ocurre con la
menopausia: las mujeres con una menopausia tardía (después de los 55 años) tienen
mayor riesgo. El embarazo después de los 30 años también aumenta el riesgo. Estos
factores, aunque muy frecuentes, suelen tener poca incidencia sobre el riesgo de padecer
cáncer.

FACTORES RELACIONADOS CON EL ESTILO DE VIDA

**Uso prolongado de anticonceptivos


Los últimos estudios han demostrado que el uso prolongado de anticonceptivos no está
relacionado con el cáncer de mama.

**Terapia hormonal sustitutiva


Esta terapia, que se utiliza para aliviar los síntomas de la menopausia, parece aumentar a
largo plazo (más de 10 años) el riesgo de sufrir cáncer de mama, aunque los estudios al
respecto no son dle todo concluyentes.

**Alcohol
El consumo de alcohol durante años está claramente vinculados al riesgo elevado de
cáncer de mama.

**Exceso de peso
El exceso de peso parece estar relacionado con un riesgo más alto de tener esta
enfermedad, aunque no existe ninguna evidencia que un tipo determinado de dieta (dieta
rica en grasas) aumente ese riesgo.

Hay que tener presentes estos factores de riesgo, y evitar aquellos que se puedan.
También se debe conocer que, en la actualidad, entre el 70% y el 80% de todos los
cánceres mamarios aparecen en mujeres sin factores de riesgo aplicables y que sólo del
5% al 10% tiene un origen genético por poseer los genes mutados BRCA1 y BRCA2. En
la actualidad existen unos criterios muy precisos que aconsejan la realización de estas
pruebas. No basta, por ejemplo, con tener un familiar con cáncer de mama (madre o
hermana) para indicar su realización.

SÍNTOMAS
En los estadios iniciales del cáncer de mama la mujer no suele presentar síntomas. El
dolor de mama no es un signo de cáncer aunque el 10% de estas pacientes lo suelen
presentar sin que se palpe ninguna masa.

El primer signo suele ser un bulto que, al tacto, se nota diferente del tejido mamario que lo
rodea. Se suele notar con bordes irregulares, duro, que no duele al tocarlo. En ocasiones
aparecen cambios de color y tirantez en la piel de la zona afectada.

No todos los tumores malignos presentan estas características pues algunos tienen bordes
regulares y son suaves al tacto. Por este motivo, cuando se detecte cualquier anomalía
se debe consultar con el médico.

En las primeras fases, el bulto bajo la piel se puede desplazar con los dedos. En fases
más avanzadas, el tumor suele estar adherido a la pared torácica o a la piel que lo recubre
y no se desplaza. El nódulo suele ser claramente palpable e incluso los ganglios de las
axilaes pueden aumentar de tamaño. Los síntomas de estas etapas son muy variados y
dependen del tamaño y la extensión del tumor.

Otros signos que pueden aparecer son:

- Dolor o retracción del pezón.


- Irritación o hendiduras de la piel.
- Inflamación de una parte del seno.
- Enrojecimiento o descamación de la piel o del pezón.
- Secreción por el pezón, que no sea leche materna.

DIAGNÓSTICO
En la actualidad la mejor lucha contra el cáncer de mama es una detección temprana del
tumor pues aumentarán las posibilidades de éxito del tratamiento.
¬ Autoexploración
La autoexploración sistemática permite detectar tumores más pequeños que los que
pueda detectar el médico o la enfermera pues la mujer estará familiarizada con sus senos
y podrá detectar cualquier pequeño cambio.
En las revisiones ginecológicas, el médico comprueba que no exista ninguna irregularidad
en las mamas, también que no haya ninguna inflamación de los ganglios linfáticos axilares.

La autoexploración debe realizarse después de la menstruación, las mujeres


menopáusicas deberán asociarla a un día del mes, pues conviene que se realice siempre
en estados similares.

La mujer debe estar tranquila y realizarla en el lugar que crea más adecuado. A algunas
mujeres les parecerá más cómodo realizarla en el momento de la ducha, sin embargo, a
otras, pueden preferir hacerla al acostarse.

La manera más adecuada, para observar los cambios en las mamas, es situarse delante
de un espejo, con los brazos caídos a ambos lados del cuerpo. Tendrá que observar la
simetría de las mamas, el aspecto de la piel, el perfil, etc.

Hay que buscar zonas enrojecidas, bultos u hoyuelos. El aspecto no debe recordar la piel
de naranja. Los pezones y areolas no deben estar retraídos o hundidos.

Una vez hecho lo anterior, tiene que repetir la operación pero con los brazos elevados
sobre el cuello. Los senos deberán elevarse de la misma manera y, en esa posición,
comprobar que no hay ningún bulto u hoyuelo.

La palpación puede realizarse una vez enjabonada, en la ducha, o tumbada en la cama


con una almohada debajo del hombro correspondiente al seno que se vaya a examinar.
Conviene repetirla en distintas posturas: tumbada y de pie.
Se debe utilizar la mano contraria a la mama que va a palparse. La presión será la
suficiente como para reconocer bien el seno.

Se pueden realizar varios movimientos para la exploración:

1) Con la yema de tres dedos hay que ir realizando


movimientos circulares desde la parte más externa de la
mama hacia el pezón, a modo de espiral.

2) Otro movimiento que se puede realizar con los dedos es


en forma de eses, ir recorriendo el seno de un lado al otro.

3) El tercer movimiento es radial, comenzando desde el


pezón hacia fuera.

Conviene ser muy cuidadosa en la zona del cuadrante


superior externo, pues están cercanos los ganglios axilares,
y es ahí donde se detectan el mayor número de tumores.

Hay que comprimir un poco el pezón y comprobar si se produce alguna secreción (avise al
médico si esto es así, intente identificar el color de la secreción).

Una vez explorada la mama, hay que realizar la exploración de la axila para intentar
descubrir la existencia de bultos en esta zona.

El examen se deberá realizar en las dos mamas y axilas.


* GRÁFICO INTERACTIVO: Véalo en imágenes

¬ Mamografía
Las mujeres con factores de riesgo deben realizarse una mamografía y un examen clínico
anual a partir de los 40 años.

Las mujeres que no tienen factores de riesgo conocidos recientes deben realizarse una
mamografía cada dos años, a partir de los 40 años, y anualmente, a partir de los 50 años.
No obstante, este asunto ha sido objeto de controversias recientes y algunos estudios
sugieren la necesidad de hacerse una mamografía al año entre los 40 y los 49.

La mamografía es una exploración que utiliza los rayos X de baja potencia para localizar
zonas anormales en la mama. Esta técnica consiste en colocar la mama entre dos placas y
presionarla durante unos segundos mientras se realizan las radiografías.

No hay ningún peligro por las radiaciones de esta técnica, ya que son de baja potencia.

Es una de las mejores técnicas para detectar el cáncer de mama en sus primeras fases.

La mamografía realizada a intervalos de 1 a 2 años, reduce las muertes por esta


enfermedad de un 25% a un 35% en las mujeres de 50 años o más que no presentan
síntomas.

Para confirmar el diagnóstico, en los casos positivos, hay que realizar una biopsia tras la
mamografía.

* REPORTAJE: 'Mamografías sin barreras'

¬ Ecografía
Es una técnica secundaria en el diagnóstico de cáncer de mama. Se emplean ultrasonidos
que son convertidos en imágenes.

Su utilidad se encuentra en que con ella se pueden diferenciar los tumores formados por
líquido (quistes) de las masas sólidas. La importancia de detectar esa diferencia es mucha
pues los quistes no suelen necesitar un tratamiento si no hay otros síntomas, mientras que
las masas sólidas precisan de una biopsia.

Además, en mujeres jóvenes con mamas densas es posible que el radiólogo prefiera hacer
una ecografía en lugar de una mamografía ya que esta prueba presenta más sensibilidad
en estos casos.

¬ Resonancia magnética nuclear (RMN)


Esta técnica emplea los campos magnéticos y los espectros emitidos por el fósforo en los
tejidos corporales y los convierte en imagen. Con ella se puede observar la vascularización
del tumor. (*Véalo en imágenes)

¬ Tomografía axial computadorizada (TAC)


Consiste en una técnica de rayos X, utiliza un haz giratorio, con la que se visualiza
distintas áreas del cuerpo desde diferentes ángulos. Sirve para el diagnóstico de las
metástasis, no del cáncer de mama propiamente dicho.
¬ Tomografía por emisión de positrones (PET)
Consiste en inyectar un radio fármaco combinado con glucosa que será captado por las
células cancerosas, de existir un cáncer, pues éstas consumen más glucosa. El radio
fármaco hará que se localicen las zonas donde se encuentre el tumor.

¬ Termografía
Es una técnica que registra las diferencias de temperatura. No se suele utilizar con mucha
frecuencia.
De todas las técnicas anteriores, las más empleadas son la mamografía y la ecografía. Si
existe alguna duda, que no se solucione con estas dos, se emplea las otras. Ninguna es
mejor que la otra sino que con cada una se ve la zona corporal de una manera diferente.

¬ Biopsia
Una vez detectado el tumor mediante una o varias de las técnicas mencionadas, se debe
realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Hay varios tipos de biopsias según la técnica que se emplee:

Biopsia aspirativa con aguja fina (PAAF): consiste en introducir una aguja hasta la zona
del tumor, mientras el médico palpa la masa. Si la masa no puede palparse, se puede
realizar esta técnica con ayuda de la ecografía para situar la aguja en el sitio exacto donde
se encuentre la masa. Después se extraerá el líquido con la aguja.

Si el líquido es claro, lo más probable es que sea un quiste benigno, aunque también
puede ser que el líquido sea turbio o con sangre y que el tumor sea benigno. Si la masa es
sólida, se extraen pequeños fragmentos del tejido.
El análisis microscópico de esta muestra (tanto del líquido como del tejido) es el que
determinará si es benigno o canceroso.

En ocasiones, el resultado puede no ser satisfactorio para el médico, por lo que se solicita
otro tipo de biopsia o se realiza un seguimiento de la paciente.
Biopsia quirúrgica: en ocasiones se empleará la cirugía para extirpar parte o la totalidad de
la masa en el quirófano para su posterior examen microscópico.
Cuando se extirpa una parte del tejido, se denomina biopsia por incisión. Ésta suele
realizarse en tumores muy grandes.

La biopsia excisional es aquella en la que se extirpa todo el tumor o área sospechosa, el


margen circundante al tumor aunque tenga apariencia normal.
Biopsia radio quirúrgica o biopsia por localización mamográfica: se utiliza cuando la masa
no puede palparse y se visualiza a través de la mamografía. La técnica consiste en
localizar el tumor a través de varias mamografías e introducir una aguja en la zona exacta
donde se encuentra la masa en la mama. Puede dejarse una marca mediante la aguja con
carbón activado o bien se deja un fino alambre que servirá posteriormente de guía al
cirujano.

Se habla de biopsias en uno o dos tiempos, dependiendo si se realiza el tratamiento


quirúrgico en el mismo momento de la biopsia o si se espera el resultado completo del
análisis microscópico, y unos días después de la biopsia, se realiza la extirpación tumoral y
la resección mamaria.

La ventaja de la biopsia en un tiempo es que sólo se realizará una intervención quirúrgica


pero, la desventaja, es que la mujer, en el momento de entrar al quirófano, no sabe si tiene
cáncer y si va a salir con una mastectomía, por lo que la tensión nerviosa es muy fuerte.

Con la biopsia en dos tiempos, la paciente tiene más tiempo para asumir su situación, ir
más tranquila a realizarse la biopsia y poder consultar a su médico todas las dudas que
tenga antes de realizarle la intervención.
Una vez extraído el tejido mediante la biopsia, el patólogo examinará la muestra y
determinará el estadio del tumor, así como su capacidad para extenderse con rapidez.

El tiempo de espera para el resultado de la biopsia varía en función de si se realiza en un


tiempo o en dos. Si es en un tiempo, el tejido extraído se congela, se lamina y se observa
al microscopio. El resultado tardará unos 15-20 minutos. Si se hace en dos tiempos, el
resultado tardará de siete a 10 días.
Los cánceres constituidos por células más primitivas (no diferenciadas) o aquellos que
presentan un gran número de células dividiéndose suelen ser más graves. Habrá que
realizar también una exploración completa para determinar si cualquier otra parte del
cuerpo está afectada. Las pruebas que se harán son:

¬ Radiografías del tórax para descartar una afectación pulmonar; ecografía


abdominal para valorar la situación hepática, gammagrafía ósea y análisis de sangre para
evaluar la correcta función medular, hepática y renal.

¬ Además, en el servicio de Anatomía Patológica, el patólogo analizará una serie de


factores moleculares en el tumor:

* receptores de estrógenos y progesterona: a través de la biopsia del tejido tumoral, se


analizará si las células del tumor presentan estos receptores, que son moléculas que
reconocen a las hormonas (estrógenos y progesterona). Tanto las células sanas como las
del tumor pueden tener estos receptores. Aquellos tumores que contienen estos
receptores se denominan ER-positivos y PR-positivos y tienen mejor pronóstico que los
negativos, así como mayores probabilidades de responder a la terapia hormonal.

* Prueba de HER2/neu: otra sustancia que hay que examinar, durante la biopsia, es la
cantidad de la proteína HER/2nu, una proteína promotora del crecimiento celular, y los
genes responsables de la producción de más o menos cantidad de esa proteína. La
presencia elevada de la proteína o de los genes, indica un peor pronóstico del cáncer pues
tienden a crecer y a propagarse más rápidamente. Este oncogen se da en el 20%-25% de
todos los casos. Una vez conocida la presencia de éstas proteínas, y sólo en determinadas
situaciones, puede administrarse un medicamento llamado Herceptina que evita que la
proteína HER/2nu estimule el crecimiento de las células cancerosas.

¬ Otras pruebas: otra posibilidad para conocer el riesgo de reincidencia del cáncer es la
determinación de la proteína BAG1 que, cuando está elevada, indica que esa paciente
tiene más probabilidades de supervivencia libre de la enfermedad.

Aunque existen más pruebas para detectar otro tipo de marcadores, semejantes al
HER2/neu o al PR y ER, las más frecuentes son las mencionadas anteriormente porque
son las más útiles ya que orientan sobre el tipo de tratamiento más adecuado y porque
existe un tratamiento para ello.

TRATAMIENTO
El tratamiento vendrá determinado por el tamaño del tumor y si ha habido extensión a los
ganglios u otras zonas del cuerpo. Por lo general, cuando el tumor es menor de 1
centímetro de diámetro, la cirugía es suficiente para terminar con el cáncer y no se precisa
de quimioterapia. No obstante, hay pocos casos en los que no se requiera un tratamiento
complementario a la cirugía, bien con quimioterapia o con hormonoterapia. Actualmente el
factor pronóstico más importante sigue siendo la afectación ganglionar: el número de
ganglios afectados ayuda al oncólogo a seleccionar el tratamiento posterior.
La intervención quirúrgica, siempre realizada por un cirujano/ginecólogo experto en cáncer
de mama, permite el control local de la enfermedad y llevar a cabo un diagnóstico
riguroso gracias a que se pueden determinar las características del tumor y el número de
ganglios afectados por células malignas.

La radioterapia consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para


destruir o disminuir el número de células cancerosas. Es un tratamiento local que se
administra después de la cirugía conservadora (cuando se emplea después de la
mastectomía es porque se considera que existe riesgo de que el tumor se reproduzca). Se
desarrolla a lo largo de unos 20-30 días (los que el oncólogo y el radiólogo hayan creído
convenientes), y la paciente va de forma ambulatoria a la clínica o sala donde se realice la
radioterapia; no tiene que estar ingresada para ello.

En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una
radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada. Lo que
se consigue con la radioterapia es disminuir el tamaño del tumor, para luego retirarlo
quirúrgicamente o, una vez realizada la intervención, limpiar la zona de células malignas.

Los efectos secundarios de este tratamiento son cansancio o fatiga, inflamación y


pesadez en la mama, enrojecimiento y sequedad en la piel (como después de una
quemadura solar), que suelen desaparecer tras seis o 12 meses. La acción de los
aparatos suele estar muy focalizada de manera que sus efectos suelen ser breves y,
generalmente, bien tolerados por las pacientes. Una buena combinación de descanso,
actividad física y prendas delicadas puede atenuar estas molestias. (* Véalo en
imágenes)

La quimioterapia consiste en la administración de medicamentos que destruyen las


células cancerosas y evitan la aparición del tumor en otras partes del cuerpo. Existen
varias vías de administración, pero las más frecuentes son la vía oral y la vía intravenosa.

No es necesaria la hospitalización para recibir este tratamiento, se puede hacer de forma


ambulatoria. Esto dependerá del estado de la paciente y del tiempo de duración del
tratamiento, uno completo puede prolongarse entre cuatro y ocho meses. El tratamiento
quimioterápico puede realizarse a modo adyuvante, es decir, sumado a la cirugía o como
tratamiento único, para los casos de recidivas y que la cirugía no sea una solución.

La quimioterapia neoadyuvante es aquella que se realiza antes de la cirugía y sólo en


algunos casos. Su objetiv es reducir el tamaño del tumor y poder realizar una operación
que permita conservar la mama en mujeres para las que la primera opción era la
mastectomía.

La mujer con un diagnóstico reciente debe saber que existe una alternativa a la
mastectomía (cirugía radical) de inicio y debe conversar con su médico sobre la posibilidad
de recibir la quimioterapita en primer lugar.

La quimioterapia adyuvante se realiza después de la cirugía para eliminar las posibles


células cancerosas que hayan quedado en cantidades microscópicas e impedir su
crecimiento.

Sólo hay un 10% de todas las pacientes que no reciben tratamiento postoperatorio y que
son aquellas que no tienen afectados los ganglios y que el tumor es menor de 1cm., y/o los
receptores hormonales son positivos.

Estos medicamentos se administran a modo de ciclos, con un período de recuperación


entre cada uno.
La duración total del tratamiento varía en función de la quimioterapia que precise la
paciente pero oscila entre tres y seis meses.

Los efectos secundarios de la quimioterapia:

Debido a que son medicamentos muy fuertes, presentan unos efectos secundarios que, en
algunos casos, resultan muy molestos. Hay que decir que se administran, junto con ellos,
otros fármacos que disminuyen algunos de esos efectos. Los más frecuentes son:

- Náuseas y vómitos (Leer más).


- Pérdida de apetito.
- Pérdida del cabello.
- Llagas en la boca.
- Cansancio.
- Riesgo elevado de infecciones por la disminución de los glóbulos blancos.
- Cambios en el ciclo menstrual.
- Hematomas.

La quimioterapia como tratamiento para las recaídas (cuando vuelve a aparecer el cáncer
en la otra mama o en otro órgano) se administra de la forma que hemos descrito
anteriormente, sólo que la dosis tendrá que ser la apropiada al estadio del cáncer.

Junto a la quimioterapia, se administrará tratamiento hormonal, siempre que el tumor


presente receptores hormonales.

La terapia hormonal consiste en la administración de fármacos que bloquean la


acción de las hormonas que estimulan el crecimiento de las células cancerosas.

Se les da a aquellas pacientes que tienen receptores hormonales positivos, esto viene a
ser el 60-70% del total de las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama.

Hace años se realizaba la extirpación ovárica para impedir la acción de las hormonas pero,
en la actualidad, esta técnica no se emplea y en su lugar se utiliza la terapia hormonal.

Últimamente se están empleando nuevos fármacos para esta terapia, que son los
siguientes:

- Fármacos antiestrógenos o moduladores del receptor estrogénico.


- Agonistas de la hormona luteinizante, a nivel de la hipófisis, que se encarga de la
producción de estrógenos en mujeres premenopáusicas.
- Fármacos de la aromatasa, enzima que produce estrógenos en mujeres cuyos ovarios ya
no los producen, es decir, en mujeres menopáusicas.
- Fármacos de tipo de la progesterona.

Los efectos secundarios de estos fármacos son parecidos a los síntomas que se dan en
la menopausia, es decir, sofocos, nerviosismo, etc. En algunas mujeres posmenopáusicas
se ha visto otros riesgos como un aumento de la tromboflebitis, etc.

Estos medicamentos tienen varias vías de administración que se elegirán en función de lo


que decida el médico y la paciente. Estas vías son la oral, la subcutánea y la intramuscular
(a través de una inyección).

La cirugía se realizará una vez obtenido el resultado de la biopsia. Con ella, se pretende
conseguir la extirpación total del tumor. Dependiendo de éste, la cirugía será más o menos
complicada.

La cirugía conservadora de la mama consiste en extirpar el tumor intentando conservar la


mayor cantidad de tejido mamario intacto. En función del tamaño del tumor tenemos los
siguientes tipos de cirugía:

Lumpectomía: extirpación del tumor junto con un borde de tejido normal.

Mastectomía parcial o escisión amplia: extirpación del tumor junto con una
cantidad mayor de tejido normal.

Cuadrantectomía: extirpación de un cuarto de la mama. Estos tipos de cirugía se


realizará en aquellos casos en los que el tumor sea pequeño, alrededor del 15% de los
casos, la cantidad de tejido que se extrae es tan pequeña que no se nota mucha diferencia
entre la mama operada y la que no lo ha sido. Los índices de supervivencia entre las
mujeres que ha sido intervenidas con cirugía conservadora y las que se han extirpado la
totalidad de la mama a una son idénticos. Éstas son las opciones de la cirugía radical:

Mastectomía simple: se extirpa la totalidad del tejido mamario, pero se deja el


músculo subyacente intacto y suficiente piel como para cubrir la herida. La mama se
reconstruye con más facilidad si los músculos pectorales y otros tejidos que se encuentran
debajo de la misma quedan intactos. Esta técnica se emplea cuando el cáncer es invasivo
y se ha extendido dentro de los conductos mamarios.

Mastectomía radical modificada: se extirpa toda la mama, algunos ganglios


axilares del mismo brazo de la mama y una pequeña sección del músculo pectoral..

Mastectomía radical: se extirpan el tumor y la mama, los músculos pectorales


subyacentes y los ganglios axilares.

Biopsia del ganglio linfático centinela: durante la intervención quirúrgica, se


inyecta un colorante o una sustancia radiactiva en la zona del tumor. La sustancia es
transportada por la linfa y si es captada por el primer ganglio, que es el que puede
contener mayor número de células cancerosas, se extirpan más ganglios. Si no contiene
células malignas, no se extirpan los demás. Las posibilidades de supervivencia son
mayores si no están afectados los ganglios axilares. Esta biopsia no se realiza si el tumor
está muy localizado y es muy pequeño, pero, en caso de no ser así, se hace para intentar
evitar los problemas que pueden ocurrir al extirpar los ganglios linfáticos.

El linfedema: es una complicación que ocurre en una o dos mujeres de cada 10


intervenidas. Esta complicación consiste en una inflamación, rigidez o dolor y pérdida de la
movilidad en el brazo después de la extirpación ganglionar. La mujer, una vez operada,
deberá evitar coger peso con ese brazo y realizar ejercicios violentos. El tratamiento a este
problema es mediante masajes o vendajes de compresión. Se está realizando una nueva
técnica, que está en estudio, que consiste en una liposucción para extraer la grasa que se
almacena en el brazo.

Reconstrucción mamaria: por lo general, para realizar una reconstrucción de la


mama, la mujer tiene que pasar dos veces por quirófano, una para la mastectomía y otra
para la implantación de la prótesis. Generalmente no se suele realizar a un tiempo porque
se precisaría estar mucho tiempo bajo anestesia y se prefiere hacerlo en dos
intervenciones distintas. No existe ningún inconveniente para que la paciente se intervenga
cuando ella lo crea conveniente. El implante suele ser de silicona o de suero salino. No
todas las mujeres, que han sido sometidas a una mastectomía radical, quieren realizarse
un implante de prótesis. El hecho de pasar nuevamente por un quirófano y someterse a
una anestesia y cirugía con la posterior recuperación, hace que algunas opten por las
prótesis artificiales.

QUÉ ALIMENTOS NOS PROTEGEN?


Hace aproximadamente 15 años que científicos de
todo el mundo comenzaron a revisar las evidencias
que relacionaban el papel de la dieta con la aparición
de ciertos tipos de cáncer. Desde entonces son
muchos los estudios e investigaciones que tratan de
determinar el papel de los alimentos como
protectores frente al cáncer o, por el contrario, su
potencial carcinógeno. Algunas de las creencias más
asentadas han resultado desmentidas posteriormente
con cifras más actualizadas y algunas sustancias
pretendidamente protectoras, han sido denostadas
posteriormente.

Ante un panorama tan confuso, con mensajes a


menudo contradictorios: ¿Qué creer? ¿Es buena la
soja contra el cáncer de mama? ¿Previenen los
tomates el cáncer de próstata? ¿Los alimentos
pueden protegernos? Esto es sólo una breve guía
orientativa sobre el estado de la cuestión, basada en
las evidencias recogidas por la Fundación Internacional de Investigación sobre el Cáncer
(World Cancer Research Fund), que lleva años publicando informes actualizados sobre
la relación entre dieta y cáncer y cuyo próximo trabajo se publicará a lo largo de 2007.

DE PULMÓN

¿QUÉ ES?
Las células son las unidades de vida más pequeñas del cuerpo
humano. Una de sus funciones es reproducirse y morirse cuando ya
no son útiles. Este proceso es muy ordenado, en el tiempo y en el
espacio, de tal forma que permite que exista siempre el número
adecuado de células para cada etapa de la vida.

Cuando esta multiplicación de células


se produce de manera descontrolada,
se forman masas anormales. A estas
masas se les denomina tumores.
Puede haber tumores benignos y
malignos. Los tumores benignos son
aquellos que no se propagan a otras
zonas y que no comprometen la vida
de la persona.

Los tumores malignos suelen


extenderse a otras partes del cuerpo
y causan daño a los tejidos y a los órganos corporales pudiendo
incluso provocar la muerte de la persona.
Las células malignas pueden moverse a través de la linfa o de la
sangre y llegar a cualquier parte del cuerpo provocando un segundo
tumor, que se denomina metastásico, porque no es el que se originó
primero.

* Véalo en imágenes: Gráfico interactivo

El cáncer de pulmón consiste en un crecimiento anormal de las


células del pulmón. La enfermedad se produce habitualmente en las
paredes internas de los bronquios, y al crecer puede obstruir el paso
del aire y alterar la respiración. Por este motivo, produce
generalmente falta de aire, ahogo y fatiga.

Existen dos tipos principales de cáncer de pulmón: el cáncer de


células pequeñas o microcítico y el cáncer de células no pequeñas (no
microcítico o broncogénico).

LOS PULMONES
Los pulmones son dos órganos esponjosos y ligeros, los más grandes del organismo, que
se encuentran situados en la cavidad torácica, los dos no son exactamente iguales.

El pulmón derecho es mayor que el izquierdo, esto es así porque el corazón se encuentra
situado en ese lugar. El pulmón derecho se divide en tres porciones, llamadas lóbulos, y el
izquierdo en dos.

Los pulmones están recubiertos por una membrana que los protege y les da elasticidad
para facilitar sus movimientos, que se denomina pleura.
Hay diferentes estructuras que entran y salen de los pulmones y que realizan distintas
funciones.

Mediante el movimiento de fuelle del tórax, los pulmones aspiran el aire del ambiente
atmosférico para extraer el oxígeno y expulsan el aire del interior de los pulmones para
eliminar el dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2). El aire inspirado pasa por la
laringe y la tráquea desde donde se distribuye a través de los bronquios a los pulmones.

La tráquea, que lleva el oxígeno procedente de la boca y las fosas nasales,a la altura de
los pulmones se divide en dos conductos o tubos, son los bronquios.

Los bronquios, ya en el interior de los pulmones, son las 'tuberías' por donde circula el
aire y se ramifican en múltiples conductos, llamados bronquiolos.

Los bronquiolos poseen unas terminaciones con forma de racimo de uvas, minúsculas,
que se denominan alvéolos. Estos son unas pequeñas cavidades que están en contacto
con los vasos sanguíneos que irrigan los pulmones.

Existen otras estructuras que son las venas y las arterias que se encargan de transportar
la sangre desde los pulmones al organismo y desde éste a los pulmones.

La sangre llega hasta los alvéolos y allí es donde se intercambian los gases, dejando el
dióxido de carbono en los pulmones para ser expulsado y el oxígeno en la sangre para que
lo lleve al resto del organismo.

CAUSAS
El hábito de fumar tabaco es la causa principal en el 90% de los casos de cáncer de
pulmón, tanto en varones como en mujeres. Décadas atrás, este tipo de tumor era mucho
menos frecuente en las mujeres y, cuando aparecía, era más probable que no estuviese
relacionado con el tabaco. Estas diferencias van desapareciendo rápidamente, lo que
refleja la incorporación femenina al tabaquismo en los años previos.

Otra parte de este tipo de cáncer se debe a sustancias inhaladas y que se encuentran en
el lugar del trabajo; un fenómeno relacionado con el 10%-15% de cáncer de pulmón en los
varones y el 5% en las mujeres. Las más importantes de estas sustancias son los
asbestos, como los que se emplean en las fábricas de amiantos.

El cáncer de pulmón también puede estar causado por radiaciones recibidas en el tórax,
como los tratamientos con radioterapia empleados para tratar el cáncer de mama y los
linfomas. El intervalo entre la exposición a las radiaciones y la aparición del cáncer suele
ser muy largo, en torno a los 20 años. El mayor riesgo lo sufren las personas que se
trataron hace muchos años, con aparatos antiguos, y fumaron durante los años siguientes.
El riesgo con los equipos modernos de radioterapia es muy bajo.

Los factores hereditarios apenas tienen relación con el cáncer de pulmón.

Factores de riesgo
La nicotina potencia el efecto cancerígeno de las otras sustancias procedentes del humo
del tabaco y los efectos de los carcinógenos en el medio ambiente.
La nicotina actúa sobre el mecanismo de apoptosis, o muerte celular, impidiendo que las
células se suiciden. Cuando se trata de células cancerígenas hace lo mismo con lo cual
provoca o estimula la formación de cáncer.

Además del tabaco, existen otras sustancias, mencionadas anteriormente, que se detallan
ahora:

Asbesto: las personas que trabajan con asbesto tienen siete veces más posibilidades de
sufrir cáncer que las que no mantienen contacto con esta sustancia. Estas personas sufren
un tipo de cáncer denominado mesotelioma, que se da en la pleura. En los últimos años,
los gobiernos han prohibido que se emplee este material para los productos comerciales e
industriales. Si se combina la exposición a asbesto con el hábito de fumar, se aumentan
las probabilidades de sufrir cáncer de 50 a 90 veces.

Agentes causantes de cáncer en el trabajo: un grupo de riesgo laboral son los mineros.
Éstos trabajan con materiales que al ser inhalados puede dañar sus pulmones. Tales
sustancias son minerales radiactivos como el uranio, y los trabajadores expuestos a
productos químicos tales como el arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los
productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los éteres clorometílicos. Las
personas que trabajan en estas condiciones deben tener mucho cuidado de evitar la
exposición a dichos agentes.

Otro tipo de factores serían aquellos que han producido algún daño en el pulmón y que
predisponen a padecer un cáncer, como haber sufrido tuberculosis, silicosis o berilosis
(enfermedades, estas dos últimas, causadas por inhalación de ciertos minerales).

Otro motivo que favorece el crecimiento de células cancerígenas sería el exceso o déficit
de vitamina A.

Observando los factores de riesgo parece fácil la prevención de esta enfermedad. El no


fumar o el dejar de hacerlo, es la medida más eficaz en la prevención de este cáncer.
TIPOS DE CÁNCER DE PULMÓN
El cáncer de pulmón se clasifica por el tipo de célula que produce el tumor. El 90% de ellos
son de células pequeñas o de células no pequeñas. El 10% restante está compuesto
por clases muy infrecuentes, como la mixta, los carcinoides o los tumores
neuroendocrinos.

Por otro lado, el pulmón es un lugar muy frecuente para la aparición de metástasis. Pero
éstas no son verdaderos tumores de pulmón, sino siembras de cánceres de otros órganos,
como la mama o el intestino.

Cáncer de pulmón de células pequeñas (microcítico)


Recibe este nombre por el tamaño de las células vistas a microscopio. Se relaciona casi
invariablemente con el hábito de fumar y se estima que alrededor del 20% de todos los
cánceres son de células pequeñas. Éstas se multiplican rápidamente y se pueden formar
grandes tumores; además su capacidad de extenderse a otros órganos es mayor. El de
células pequeñas es, casi siempre, un tumor muy agresivo.

Las metástasis suelen afectar a los siguientes órganos: ganglios linfáticos, huesos,
cerebro, glándulas suprarrenales e hígado. El tumor primario generalmente se origina
cerca de los bronquios y se expande hacia el centro de los pulmones.

Cáncer de pulmón de células no pequeñas


Este tipo de cáncer representa casi el 80% del total de los cánceres de pulmón. Se
extiende más lentamente que el de células pequeñas y, ocasionalmente, puede aparecer
en personas que no fuman.

Hay algunas variedades de cáncer no-microcítico de pulmón. Las dos más comunes son el
carcinoma escamoso o epidermoide y el adenocarcinoma. El primero es el más común y,
como el microcítico, suele nacer de la profundidad del pulmón, en el centro del pecho. El
adenocarcinoma es más raro y suele ser la clase de tumor pulmonar que padecen las
personas no fumadoras. Tiende a nacer de las partes más periféricas del pulmón, cerca de
la pared del tórax.

ETAPAS DEL CÁNCER


Los cánceres de pulmón no microcíticos se clasifican en varias etapas o fases
siguiendo un sistema bastante complejo conocido por las siglas TNM. La estadificación del
tumor es muy importante porque permite, en primer lugar, distinguir a los pacientes
curables de los que no lo son y, en segundo, calcular la probabilidad de curarse.

La T hace referencia al tamaño del tumor. Se clasifica entre T1 y T4, según el tumor sea
más voluminoso o afecte estructuras cercanas importantes como los bronquios principales,
las arterias o el propio corazón.

La N indica si están o no afectados los ganglios linfáticos cercanos. N0 significa que no


lo están. La afectación de los ganglios es un factor pronóstico muy importante que se
gradúa de N1 a N3. En particular es vital conocer si están o no invadidos los ganglios más
centrales del tórax, una región conocida como mediastino. Por regla general, la afectación
del mediastino significa que el tumor es inoperable.

La M indica si no hay metástasis (M0) o, por el contrario, si el cáncer ya se ha ramificado


a órganos lejanos (M1)
* Véalo en imágenes: Gráfico interactivo

Etapas del cáncer del pulmón de células


pequeñas

La clasificación de los tumores microcíticos de pulmón es mucho más simple. En este tipo
de cáncer se habla de etapa limitada y de etapa extensa.

La etapa limitada significa que el tumor se encuentra limitado en el hemitórax de origen,


el mediastino y los ganglios supraclaviculares. Esto sería un campo tolerable para el
empleo de radioterapia.

La etapa extendida es aquella en la que el cáncer está demasiado diseminado para ser
incluido dentro de la definición de etapa limitada, es decir, el cáncer se ha extendido al otro
pulmón, a los ganglios linfáticos del otro pecho, a órganos distantes, etc.

Los pacientes que tienen una etapa limitada del cáncer podrán ser tratados eficazmente
con radioterapia. En los que tienen una etapa extensa, no es tan aplicable la radioterapia.

DE VEJIGA
 
¿QUÉ ES?
El cáncer de vejiga se produce cuando se desarrollan células malignas
en el revestimiento de este órgano.

La orina pasa de los riñones a la vejiga a través de los uréteres que


tienen forma de tubo.

La vejiga es una estructura circular musculosa que se abre para dejar


paso a la orina. Va adaptando su tamaño a medida que se incrementa
el volumen de orina y cuando se llena, envía señales nerviosas al
cerebro que transmite la necesidad de orinar.

El cáncer de vejiga es más frecuente en el hombre que en la mujer,


como tres veces más. Lo que refleja su estrecha relación con el
tabaquismo.

En los últimos años, se ha visto un aumento del número de casos en


las mujeres españolas, un fenómeno que se debe principalmente al
incremento de las mujeres fumadoras y la incorporación de ésta al
mundo laboral e industrial.

Es el segundo en frecuencia entre los cánceres urogenitales, siendo el


primero el cáncer de próstata en varones. En la mujer ocupa el primer
lugar.

El cáncer de vejiga representa el 2% de todos los cánceres. Es más


frecuente en los países industrializados.

CAUSAS
Entre los factores de riesgo implicados en la aparición del cáncer de vejiga destacan los
siguientes:

- El consumo de tabaco que es el factor de riesgo individual más fuerte y la causa


subyacente de al menos la mitad de todos los casos. Los carcinógenos del humo del
tabaco se absorben desde los pulmones a la sangre. Los riñones filtran muchas de estas
sustancias, incorporándolas a la orina para excretarlas. Los carcinógenos, concentrados
en la orina, permanecen largo tiempo en contacto con la membrana mucosa que reviste la
vejiga. Entre un cigarrillo y otro, un fumador realiza muchas inhalaciones de aire limpio que
lava sus bronquios, por lo que el tabaco afecta al interior del pulmón sólo mientras dura el
consumo del cigarrillo. En cambio, entre dos visitas al cuarto de baño para orinar, es
posible que ese mismo fumador haya consumido dos o tres pitillos, al menos. Cuando
vacía la vejiga de orina repleta de cancerígenos, no se llena con orina limpia, sino
igualmente contaminada. Se calcula que la vejiga de un fumador de medio paquete de
cigarrillos está en contacto con orina contaminada por carcinógenos el cien por cien del
tiempo.

- La exposición a determinadas sustancias industriales como disolventes y colorantes.

- Algunos trabajos que requieren la exposición o el contacto con determinadas sustancias


o materiales como son los tintes y aceites industriales, la industria textil, cuero, caucho,
pintores, industrias químicas y trabajadores del aluminio. Todos estos productos entran en
el organismo por inhalación, al igual que el tabaco. El cumplimiento de las normas de
seguridad en el trabajo en cuanto a ventilación, filtros y mascarillas elimina la mayor parte
del riesgo.

- La esquistosomiasis, una infección (rarísima en Europa) producida por parásitos,


produce una irritación crónica en la vejiga que puede originar un cáncer.

- Las infecciones urinarias repetidas producen una irritación de la pared de la vejiga que
parece que puede ocasionar predisponer al cáncer, aunque esto no está completamente
comprobado.

DE PIEL
 
¿QUÉ ES?
El cáncer de piel es una enfermedad producida por el desarrollo de
células cancerosas en cualquiera de las capas de la piel.

Existen dos tipos: el tipo no melanoma y el melanoma.


El cáncer de tipo no melanoma es el más frecuente y se denomina
no melanoma porque se forma a partir de otras células de la piel que
no son las que acumulan el pigmento (los melanocitos). Dentro de
este tipo se encuentran todos los cánceres de piel menos el
melanoma maligno que es menos frecuente y más maligno y que se
explica más adelante.

El cáncer de piel se da más en las


personas de piel blanca y que han
pasado mucho tiempo expuestas a
los rayos solares, sobre todo cuando
la exposición solar tuvo lugar durante
la infancia y se produjeron numerosas
quemaduras solares. Aunque puede
aparecer en cualquier parte de la piel,
es más frecuente que se presente en
la cara, cuello, manos y brazos.

Este cáncer es uno de los más frecuentes de todos los tipos de


cáncer, y se calcula que se diagnostican dos millones de casos
nuevos al año en el mundo.

En los últimos años, la incidencia del melanoma maligno ha


aumentado espectacularmente, se ha multiplicado por 3,3 en varones
y por 2,5 en mujeres, en los últimos veinte años en España. A pesar
de esto, representa menos del 3% de todos los tumores y las
campañas de diagnóstico precoz han permitido que la mortalidad se
reduzca un 30% desde los años setenta.

Se puede reconocer por un cambio en el aspecto de la piel, como una


herida que no sana o una pequeña protuberancia. También puede
aparecer una mancha roja, áspera o escamosa con tendencia a
crecer.

Ante cualquier cambio o anormalidad de la piel, hay que acudir al


médico. Éste puede extraer una muestra y analizarla (biopsia) para
comprobar si es un tumor maligno o no.

TIPOS Y DESCRIPCIÓN
Cáncer de piel no melanoma
El carcinoma de células escamosas (o carcinoma epidermoide) se desarrolla en las
capas intermedias de la epidermis y supone el 20% de todos los casos de cáncer de piel.

Aparece normalmente en áreas que han estado expuestas al sol, como la parte superior
de la nariz, orejas, frente, labio inferior y dorso de las manos.

Puede darse también en aquellas zonas de la piel que hayan estado en contacto con
productos químicos, que hayan sido sometidas a radioterapia, o que se hayan quemado.
En el área genital, aparece con menor frecuencia.

Generalmente suele presentarse un abultamiento rojo y duro. A veces, puede tener un


aspecto, escamoso, o sangrar y desarrollar una costra que nunca cura. A medida que
aumenta de tamaño va teniendo forma nodular y, en ocasiones, presenta una superficie
verrugosa. Al final, se convierte en una úlcera abierta y crece dentro del tejido subyacente.

A través del sistema linfático, puede extenderse a cualquier parte del cuerpo, aunque esto
sucede muy pocas veces. Es un tumor con tendencia a crecer y a recaer en el mismo sitio,
una vez extirpado. Pero no tiende a esparcirse.

El carcinoma de células basales es el tipo más común de cáncer de piel no melanoma.


Alrededor del 75% de todos los tumores cancerosos de la piel son carcinomas de células
basales.

Afecta a la capa inferior de la epidermis, formada por células basales. Y suele darse en
aquellas zonas que han estado expuestas al sol, como la cabeza y el cuello.

Su crecimiento es lento y rara vez se extiende a otras partes del cuerpo por lo que es
menos agresivo que el carcinoma de células escamosas. Aunque no por esto hay que
dejar de tratarlo, ya que si no se hace, con el tiempo, se extenderá a los tejidos
circundantes.

El aspecto que presenta es un pequeño abultamiento con una apariencia suave y brillante.
Pero también puede tener forma de cicatriz, siendo firme al tacto. Generalmente se
desarrolla de forma lenta aunque la velocidad varía de uno a otro.

No es infrecuente que vuelva a aparecer una vez que la persona ha sido tratada. Del 35%
al 50% de las personas diagnosticadas, desarrollarán un nuevo cáncer de piel en un plazo
de cinco años a partir del primer diagnóstico.

Otros tipos menos frecuentes:

+ Sarcoma de Kaposi: se origina en la dermis aunque también puede darse en los


órganos internos.

El sarcoma de kaposis adopta dos formas:


Aquella que se suele desarrollar en las persona enfermas con el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y en niños y jóvenes del África ecuatorial. Esta forma
crece muy deprisa y suele afectar a los órganos internos.

Antes de la aparición de esta enfermedad, sólo la solían presentar ancianos de origen


europeo mediterráneo. En estas personas crece de forma muy lenta sobre la piel y rara
vez se propaga.

En los primeros el aspecto característico es una peca rosada, roja o púrpura de forma
redondeada u ovalada, en cualquier parte del cuerpo aunque es más frecuente en la cara.

En los segundos, suele aparecer como una mancha de color violáceo o pardo oscuro en
las piernas o en los dedos de los pies. Suele aumentar su profundidad ocasionando una
úlcera sangrante. También puede diseminarse por la pierna.

+ Linfoma cutáneo, se produce cuando los linfocitos de la piel (células del sistema
inmunológico o de defensa) se vuelven malignos. La dermis contiene un número
considerable de linfocitos. El tipo más común de éstos, es el linfoma cutáneo de células T
o micosis fungoide. Se desarrolla durante varios años, de forma muy lenta. En los estadios
iniciales, se puede notar picor en la piel y presentar zonas oscuras y secas. Cuando la
enfermedad se ha desarrollado se la denomina micosis fungoide.

Esta enfermedad puede extenderse a través de los vasos linfáticos a otros órganos como
el pulmón, hígado, etc.
Cuanto más pronto se realice el diagnóstico, más posibilidades hay de curación.

+ Cáncer de piel melanoma


Esta enfermedad se desarrolla en los melanocitos, células de la piel que producen la
melanina que le da color. Los melanocitos se encuentran en la epidermis, capa de la piel
más externa.

El melanoma es el tipo de cáncer de piel menos común y más grave. Puede extenderse
fácilmente a otras partes del cuerpo a través de la sangre o del sistema linfático. Si se
diagnostica pronto, su pronóstico es mejor.

Se puede presentar a partir de lunares ya existentes, o como una formación nueva,


pequeña y pigmentada, que aparece en una zona de la piel normal.
Habrá que consultar con el médico siempre que se note un cambio en el tamaño, forma o
color de un lunar. O un lunar que está hinchado o que duele al tocarlo o que exuda o
sangra.

Por lo general, en los hombres suele aparecer en el tronco y en las mujeres, es más
frecuente en la parte inferior de las piernas. Estas personas suelen tener la piel clara.
Puede aparecer en personas de piel más oscura, en zonas de las manos, planta de los
pies, y debajo de las uñas. En algunos casos muy poco frecuentes, el melanoma puede
aparecer en otros tejidos distintos de la piel, como el intestino o el interior del ojo.

El melanoma representa un 4% de todos los tipos de cáncer de piel. Pero, debido a su


malignidad, es responsable de, aproximadamente, un 79% de las muertes por cáncer de
piel.

El número de personas afectadas por este tipo de cáncer ha aumentado en los últimos
años. En España se ha multiplicado por más de tres en varones y por algo más de dos en
mujeres, en los últimos veinte años. En Estados Unidos, el número de casos se ha
multiplicado por dos, desde 1973, y mueren aproximadamente unas 6.000 personas al
año.

FACTORES DE RIESGO
La causa que provoca este tipo de cáncer no es del todo conocida. Sí que se han
estudiado determinados factores que influyen en su aparición.

Factores ambientales
La exposición excesiva al sol influye en la producción de estos cánceres. Personas que
trabajan en el exterior, como agricultores y marineros, presentan una mayor incidencia. Se
suelen producir en la piel expuesta, frecuentemente en cabeza y cuello.

Aunque la luz solar ayuda a sintetizar las vitaminas A y D, la exposición excesiva,


produzca o no quemaduras, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el
melanoma maligno.

Existe una correlación entre el riesgo de melanoma y la latitud. También influye el período
de tiempo durante el que ha vivido una persona en países de latitudes ecuatorianas, lo que
significa una exposición excesiva al sol mantenida durante un período de la vida.

No sólo influye la exposición prolongada sino que una exposición intensa al sol, puntual,
durante unas vacaciones por ejemplo, constituye un factor de riesgo de melanoma.

Los melanomas difieren de los tumores malignos de la piel de tipo no melanoma con
respecto al sexo, edad y localización corporal. La mayor parte de los melanomas malignos
cutáneos no ocurren en zonas que reciben la dosis ultravioleta acumulada mayor.

Aunque no se conoce exactamente cuál es el esquema más peligroso de exposición al sol,


algunos estudios apoyan la hipótesis de que la exposición intensa e intermitente a la
radiación ultravioleta de la piel que se encuentra normalmente protegida es la responsable
de la formación del melanoma.

La edad también parece influir y las quemaduras producidas por el sol antes de los 15
años aumentan el riesgo de melanoma al doble.

* ENCUENTRO DIGITAL: Broncearse sin riesgo

Características físicas
Las personas de raza blanca de origen escocés, inglés o irlandés con el pelo rubio o rojizo,
los ojos claros y abundantes pecas son especialmente susceptibles.

El melanoma es muy raro en la población negra u oriental siendo predominante, cuando se


da, en zonas poco pigmentadas como las palmas y plantas y su pronóstico es peor.

La sensibilidad de la piel al sol y la dificultad para broncearse, aumenta el riesgo de


melanoma.

La reacción cutánea a la luz solar se relaciona con factores como la pigmentación de la


piel, el número de pecas en la infancia o edad adulta y el número de nevi (formaciones
parecidas a lunares y que son tumores melanocíticos benignos), constituyendo todos ellos
factores de riesgo para el melanoma maligno cutáneo.

La mayor incidencia de nevus en individuos de raza blanca conduce a la idea de que la


radiación ultravioleta desarrolla un papel importante en el desarrollo de nevus. Se ha
comprobado la existencia de mayor número de nevus en zonas de la piel expuestas al sol
que en zonas protegidas, asociándose su aumento con una mayor propensión a quemarse
que a broncearse, el número de quemaduras solares, la tendencia a las pecas y el estilo
de vida relacionado con una mayor exposición solar. Una persona con piel sensible al sol,
más de 150 nevus melanocíticos y algún nevus displásico (con aspecto microscópico
similar a las células malignas del melanoma), podría presentar 50 veces más riesgo de
melanoma que otra persona sin estas características.

Factores genéticos
El síndrome del epitelioma basocelular nevoide es un trastorno hereditario en el que los
pacientes desarrollan un gran número de epiteliomas basocelulares desde la segunda
década de la vida y que, finalmente, afectan a cualquier zona de la piel.

El xeroderma pigmentoso es un trastorno hereditario que se produce por una alteración


en la reparación del ADN, se asocia también con la aparición de carcinomas cutáneos
múltiples.

En el melanoma maligno cutáneo se ha descrito una predisposición familiar. El riesgo


estimado de presentarlo es del 70% en pacientes con melanosis neurocutánea y distintos
tipos de xeroderma pigmentosum, del 1% en hijos de pacientes con melanoma solitario no
familiar y del 6% en familias con síndrome del nevus displásico e historia de dos o más
melanomas malignos.
Inmunosupresión

Aquellas personas que han sido tratadas con medicinas que les deprimen su sistema
inmunológico, tienen mayor predisposición a desarrollar un melanoma.

Sobreexposición a lámparas y cabinas bronceadoras


Las lámparas y cabinas bronceadoras son una fuente de radiación ultravioleta. Una
exposición excesiva aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Edad
Aproximadamente la mitad del número de casos de melanomas se presenta en personas
mayores de 50 años.

Otros factores
La exposición a carcinógenos, los traumatismos o cicatrices, las lesiones por radiación
crónica y las infecciones virales, son algunos de los factores predisponentes al cáncer de
piel.

 
PREVENCIÓN
El principal factor de riesgo en este cáncer es una exposición excesiva
a la radiación ultravioleta.

Evitar una intensa o prolongada exposición al sol, intentando no


exponerse en horas en las que la radiación solar es mayor es la mejor
medida de prevención que se puede utilizar.

Otras formas son la utilización de materiales que protejan aquellas


zonas más delicadas como es el uso de sombreros, de gafas que
absorban los rayos ultravioleta de un 99% a un 100%, o utilizar telas
adecuadas para cubrir la piel. La mayoría de tejidos baratos con los
que se confeccionan las prendas veraniegas de color claro no cuentas
con filtros ultravioleta y dejan pasar gran parte de esta clase de
radiación. Es conveniente ponerse crema con filtro solar en el tronco si
se va a permanecer mucho tiempo al sol, aun con la camiseta puesta.

El uso de cremas protectoras solares reduce el peligro de la


exposición. Deben utilizarse correctamente, hay distintos grados
según sea el tipo de piel. Además, deben de emplearse con un tiempo
de antelación a la exposición solar y reponerse después del baño en
el mar o en la piscina.

Como se ha visto, las cabinas y las lámparas bronceadoras resultan


peligrosas, por lo que deben usarse con precaución, evitando un
bronceado excesivo.

Cuando se observe un lunar que ha cambiado de aspecto, o que


sangra, se debe acudir al médico. Éste lo puede extirpar y realizar una
biopsia para comprobar si es maligno o no.

Este tipo de cáncer puede prevenirse más que muchos otros.


Siguiendo las anteriores instrucciones pueden disminuirse o anularse
gran parte de los factores de riesgo, con lo que las posibilidades de
padecer un cáncer de piel también disminuyen.

Principales medidas antes y durante la exposición


solar
- Evitar el uso de productos cosméticos que contengan alcohol y
perfumes.
- Elegir el protector solar adecuado, en función del tipo de piel, del
lugar de aplicación y de las condiciones ambientales.
- Aplicar una buena cantidad del producto solar 30 minutos antes de
tomar el sol, sobre la piel seca.
- Evitar tomar el sol sin protección entre las doce de la mañana y las
cuatro de la tarde, en zonas de gran altitud, y en lugares próximos al
ecuador.
- El agua, la nieve y la arena actúan reflejando los rayos solares y
aumentando su intensidad. Es por este motivo, por lo que pueden
producirse quemaduras incluso en la sombra.
- Las primeras veces que se tome el sol, se deberá emplear un factor
de protección más elevado.
- Aún en los días nublados, hay que utilizar el protector solar.
- Hay que ingerir muchos líquidos para compensar la pérdida de
líquidos debido a la exposición solar.
- Después de un baño, cuando se haya sudado mucho, o tras pasar
dos horas de la anterior aplicación, habrá que volver a aplicar la crema
protectora.
- Tras la exposición al sol, hay que ingerir muchos líquidos debido a la
pérdida de éstos.

SÍNTOMAS
El cáncer de piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. En
general, hay que consultar por cualquier mancha que crezca, cambie de forma o de color,
sobre todo si se oscurece. También si se abulta, pica o sangra.

Los carcinomas de células basales aparecen en forma de áreas de color rojo, planas o
escamosas, o de pequeñas áreas cerosas, brillantes y traslúcidas al relieve que pueden
sangrar. Puede haber algún vaso sanguíneo irregular visible, o mostrar áreas de color
azul, café o negro.

Los carcinomas de células escamosas pueden tener forma de protuberancias crecientes,


de superficie áspera, o planos como manchas rojizas de la piel que crecen lentamente.

El melanoma puede aparecer como un cambio en aquellas manchas de la piel. Cualquier


llaga, protuberancia, marca, etc. que sea sospechosa pudiera ser un melanoma. La piel
puede volverse áspera o escamosa o puede sangrar o exudar.

Se puede dar un melanoma a partir de un lunar, que cambie de aspecto, o textura. Por lo
general, un lunar es una mancha de color uniforme, de color café, canela o negro en la
piel. Tienen menos de seis milímetros de diámetro y puede estar presente desde el
nacimiento o puede aparecer en la infancia o juventud.

La mayoría de las personas tienen lunares que son benignos. Es importante reconocer sus
cambios.

La regla del ABCD puede ayudar a reconocer las características de un melanoma:

Asimetría: la mitad del lunar no se corresponde con la otra mitad.

Bordes irregulares: los bordes del lunar son desiguales.

Color: el color del lunar no es uniforme, sus tonalidades varían desde un marrón a un rojo,
o azul.

Diámetro: el lunar tiene más de 6 milímetros de ancho.


Aunque esta regla es útil para la mayoría de los melanomas, no todos se ajustan a estas
características.

DE PRÓSTATA
 
¿QUÉ ES?

Se trata de un tumor maligno que se desarrolla en la glándula


prostática. Consiste en un crecimiento descontrolado de las células
prostáticas. Esto hace, entre otras cosas, que la próstata, por su
situación, presione sobre la vejiga y la uretra impidiendo la salida
normal de la orina.

La mayoría de los tumores


cancerosos prostáticos crecen muy
lentamente, aunque algunos lo hacen
de forma rápida, incluso pueden
propagarse.

La próstata es un órgano glandular,


del tamaño de una nuez, presente en
los hombres y situada alrededor del
cuello vesical y parte de la uretra, por
delante del recto. Secreta un líquido,
blanquecino y viscoso, que se mezcla
con el esperma en el momento de la
eyaculación.

Existen vasos linfáticos que rodean la próstata y que desembocan en


los ganglios linfáticos pélvicos.

Cuando aparece un cáncer en la próstata, existe la posibilidad de que


las células cancerosas se diseminen a través de los vasos linfáticos y
que afecten a los ganglios y de ahí a cualquier zona del cuerpo.

* GRÁFICO: Todo sobre el cáncer de próstata

* ENCUENTRO DIGITAL: Lea la charla con el experto

ESTADÍSTICAS

El cáncer de próstata es el segundo tumor más frecuente hombres, por detrás del cáncer
de pulmón. En todo el mundo se diagnostican unos 700.000 nuevos casos al año; lo que
representa el 11,7% de todos los tumores masculinos.

En España se detectan unos 13.300 casos anuales, lo que supone casi el 14% de todos
los tumores en hombres. Anualmente se producen en nuestro país alrededor de 6.000
muertes por este diagnóstico (el 10% de todos los fallecimientos por cáncer entre varones)
En comparación con otros países desarrollados, la tasa española es baja (36 nuevos
casos por cada 100.000 habitantes), pero la enfermedad muestra una tendencia al alza
desde la década de los 90.

Mientras en estos los países en vías de desarrollo es el sexto tumor más habitual (por
detrás del cáncer de pulmón, estómago, hígado, esófago y colon),
en los países desarrollados su frecuencia ha aumentado muy rápidamente en la última
década, probablemente por el diagnóstico precoz, y en muchos países es el primero en
frecuencia entre los hombres, muy por delante del cáncer de pulmón (Norteamérica,
Australia y Europa del Norte principalmente).

Las tasas de supervivencia indican que, en el mundo occidental, el 92% de los varones
diagnosticados sobrevive al menos cinco años después de su diagnóstico; y el 67% supera
los 10 años. El pronóstico de la enfermedad mejora cuando se detecta a tiempo, y se
calcula que un 58% de los tumores se diagnostica en esta fase aún localizada.

PREVENCIÓN Y FACTORES DE RIESGO


Se desconocen las causas del cáncer de próstata, aunque sí se han identificado factores
de riesgo que aumentan la probabilidad de padecer la enfermedad. Los más interesantes
son aquellos que, como la dieta, se pueden modificar.

Edad: la probabilidad de tener cáncer de próstata es muy rara antes de los 40 años, pero
aumenta considerablemente a partir de los 50. Más del 80% se diagnostica en hombres
mayores de 65 años.

Raza: es más frecuente en hombres de raza negra.

Nacionalidad: es más común en América del Norte y en Europa Noroccidental y menos


frecuente en Asia, África, América Central y América del Sur.

Dieta: las grasas parecen tener un papel en el cáncer de próstata, favoreciéndolo. Algunos
estudios han puesto énfasis en que los hombres que comen más grasas, comen menos
cantidad de frutas y verduras y que puede ser esto lo que aumente el riesgo de cáncer y
no el hecho de comer grasas. Parece ser que los licopenos, que se encuentran en niveles
altos en algunas frutas y vegetales, disminuyen el riesgo de enfermar de esta clase de
cáncer. El consumo continuado de fitoestrógenos, como los contenidos en la soja, podrían
disminuir la incidencia del cáncer de próstata. Aunque no existen pruebas concluyentes,
puede que la menor incidencia del cáncer de próstata en los países asiáticos esté
relacionada, al menos en parte, con este factor dietético.

Actividad física: realizar una actividad física regular y mantener un peso adecuado
ayudan a disminuir el riesgo de cáncer de próstata.

Alteraciones genéticas: hasta el momento se han relacionado varios genes en el


desarrollo del cáncer de próstata, pero todavía no se ha determinado cuáles son los
verdaderamente importantes. Aunque no se trata de una clase de cáncer en la que la
herencia juegue un papel esencial, los familiares de primer grado de un enfermo, como
hijos o hermanos, tienen el doble de riesgo que la población general. Los genes BRCA
pueden heredarse con mutaciones, lo que confiere un riesgo muy elevado de que las
mujeres padezcan cáncer de mama u ovario. Los hombres que pertenecen a estas familias
y que han heredado una copia errónea del gen, también tienen más probabilidades.

Actividad hormonal: la testosterona es la principal hormona masculina y, en un principio,


"dispara" el crecimiento del cáncer de próstata, pero cuando este tumor está en una fase
avanzada, la testosterona consigue detener el crecimiento. Las razones de esta actividad
no se conocen todavía pero existen estudios que están investigando la función de la
testosterona para emplearla en la lucha contra este tipo de cáncer.

Se ha discutido mucho la posible relación entre la vasectomía y la frecuencia eyaculatoria


con el cáncer prostático. Algunos estudios antiguos señalaban que la vasectomía
aumentaba la probabilidad de padecer la enfermedad, mientras que eyacular con
frecuencia la disminuía. Los estudios más modernos han desacreditado estas relaciones
de causa-efecto.

La prostatitis crónica, en cambio, sí que parece favorecer la aparición del cáncer de


próstata, si bien la cuantía del efecto parece bastante modesta.

La hipertrofia prostática benigna (o HPB) es el agrandamiento de la glándula que


experimentan muchos hombres al envejecer. A veces, la hipertrofia ocasiona molestias
relacionadas con el flujo de la orina y por eso se decide extirpar la próstata. Sin embargo,
la hipertrofia y el cáncer no están relacionados entre sí, de manera que la HPB no se
maligniza. Otra cosa distinta es que el cáncer pueda aparecer en un hombre con HPB,
exactamente con la misma probabilidad que en otro sin ella. En suma, todos los varones
deben seguir las mismas pautas de diagnóstico precoz del cáncer de próstata,
independientemente de si el tamaño de su glándula es normal o está elevado.

Muchos de estos factores no pueden cambiarse, pero otros, como la dieta o la actividad
física, sí.

La Sociedad Americana del Cáncer recomienda disminuir la ingestión de grasas y elegir


muchas comidas de origen vegetal. Se recomienda comer cinco o más raciones de frutas y
vegetales, también es aconsejable la ingestión frecuente de pan, cereales, productos de
granos, arroz y pasta.

La dieta mediterránea tradicional ayuda a prevenir este tipo de cáncer.

DETECCIÓN Y SÍNTOMAS
En las primeras etapas del cáncer de próstata no suelen darse muchos síntomas.

Los síntomas más frecuentes son:

- Necesidad de orinar frecuentemente y, sobre todo, por la noche.


- Dificultad para comenzar la micción o detenerla.
- Incapacidad para orinar.
- Interrupción del flujo de orina o débil.
- Micción dolorosa o sensación de quemazón.
- Dificultad para tener una erección.
- Eyaculación dolorosa.
- Sangre en orina o semen.
- Dolor frecuente o sensación de tensión en la parte inferior del abdomen, en caderas o en
la parte superior de los muslos.

Cualquiera de estos síntomas pueden presentarse cuando existe cáncer pero también con
cualquier otro problema menos serio. En realidad, es mucho más frecuente que cualquiera
de estas molestias esté relacionada con la hipertrofia prostática benigna que con el
cáncer, por lo que no debe cundir el pánico si se presentan, pero es conveniente consultar
con su médico.

El cáncer de próstata crece muy lentamente, por esto no varía mucho el índice de
supervivencia si se detecta muy pronto y se pone tratamiento o si se hace algo más tarde,
siempre que el tumor no se haya propagado más allá de esta glándula.

El diagnóstico precoz del cáncer de próstata se basa en las visitas periódicas al urólogo, el
tacto rectal, la determinación de la PSA, la ecografía transrectal y la biopsia. Lo cierto
es que la utilidad del diagnóstico precoz del cáncer prostático dista de estar tan bien
demostrada como, por ejemplo, la de la mamografía con respecto al cáncer de mama.

Está claro que acudiendo al urólogo el cáncer se diagnostica en una fase algo más
temprana. Sin embargo, algunos estudios indican que la probabilidad de curarse del
cáncer es la misma si lo diagnostica el urólogo antes de que aparezcan los primeros
síntomas o algún tiempo después, cuando el paciente consulta por esas molestias. En
cualquier caso y por un principio de prudencia, muchas asociaciones de urología y
oncología sí que recomiendan la visita anual al urólogo empezando alrededor de los
50 años.

Las pruebas fundamentales que se realizan en la visita rutinaria son el tacto rectal y la
determinación de la PSA en el análisis de sangre. Si se observa alguna anomalía, la
primera prueba que se suele hacer a continuación es la ecografía transrectal.

La próstata está situada justo por delante del recto, de modo que la manera más fácil de
observarla con detalle consiste en introducir una sonda de ultrasonidos en los primeros
centímetros del recto, a través del ano. La ecografía transrectal informa del volumen,
forma y contenido de la próstata. Si se aprecia algo con posibilidades de ser un tumor,
se practica una biopsia mediante la inserción de una aguja, también a través del ano.

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DE COLON

¿QUÉ ES?
El cáncer colo-rectal consiste en el crecimiento descontrolado de
células anormales en esa parte del intestino. Estas células pueden
invadir y destruir el tejido que se encuentra a su alrededor. Si penetran
en el torrente sanguíneo o linfático, pueden extenderse a cualquier
parte del organismo y producir daños en otros órganos. A este
proceso de expansión se le denomina metástasis.

El colon y el recto forman parte del sistema digestivo. El colon es la


primera sección de intestino grueso. En él se siguen absorbiendo
nutrientes y agua de los alimentos que han sido ingeridos, como
ocurre en el intestino delgado, y sirve de contenedor para el material
de desecho. Este material va avanzando hasta el recto, última parte
del intestino grueso, hasta que es expulsado al exterior a través del
ano.
El colon se divide en cuatro
segmentos: ascendente, transverso,
descendente y sigmoide. El recto se
une al colon sigmoide.

Tanto el colon como el recto están


formados por varias capas de tejido.
Según estén afectadas una u otra
capa, así será el pronóstico del
cáncer.

El cáncer que comienza en el colon,


se denomina cáncer de colon y el que
comienza en el recto, cáncer de
recto.

Según esté afectada una parte u otra,


los síntomas serán distintos y las pruebas diagnósticas serán distintas
y más eficaces para detectar el cáncer según la zona donde aparezca.

Se piensa que el cáncer de colon evoluciona lentamente antes de ser


diagnosticado como tal. Antes de que se desarrolle un cáncer suelen
aparecer lesiones en el intestino que se denominan displasias o
pólipos adenomatosos.

Algunos tipos de pólipos no son cancerosos, pero el hecho de haber


tenido aumenta la probabilidad de tener, en un futuro, cáncer en esa
zona del intestino.

El cáncer de colon es la segunda causa de muerte por cáncer,


después del cáncer de pulmón en el hombre y de el de mama, en la
mujer. Entre un 22% y un 36% de los casos, se presenta la
enfermedad avanzada y, en estos casos, el índice de supervivencia
ronda a cero.

En nuestro país se producen 11.000 nuevos casos por año. La


mortalidad inducida por este cáncer es de 10 muertes por cada
100.000 habitantes y año, con tendencia al aumento.

El cáncer de colon ha ido aumentando su frecuencia en los países


desarrollados. Representa en conjunto el 15% de los tumores
diagnosticados en el hombre.

La tasa de supervivencia a cinco años es del 90% en aquellas


personas que han tenido una detección temprana del cáncer. Pero
sólo son detectados un 37% de estos cánceres en un estadio
temprano.

Si el cáncer se ha diseminado a órganos o ganglios linfáticos


cercanos, la tasa de supervivencia disminuye a un 65%. Y si se ha
extendido a órganos distantes, la tasa a cinco años es de un 8%.
 
SÍNTOMAS

Cuando se produce sintomatología, el


cáncer colo-rectal suele estar avanzado y
las posibilidades de supervivencia son
muy escasas. Por este motivo, es
fundamental un diagnóstico precoz basado
principalmente en la pérdida de sangre en
heces.

Los pacientes pueden presentar alguno de


estos síntomas:

- Cambio en los hábitos intestinales:


diarrea, estreñimiento o estrechamiento de
los excrementos. Se considera como
norma que las diarreas son características
de los casos de cáncer de ciego y colon
ascendente. Mientras que el estreñimiento
lo es de los localizados en descendente y
sigma. La diarrea se produce por el
proceso de irritación y el estreñimiento
debido a que el tumor está estrechando la
luz del intestino y no permite el paso de la
materia fecal.

- Sensación de tener que evacuar que no


se alivia al hacerlo.

- Sangrado rectal o en los excrementos.

- Debilidad, cansancio y disminución del


apetito: estos síntomas se dan cuando el
cáncer está muy avanzado.

- Masa tumoral: cuando el tumor está muy


desarrollado puede detectarse la masa en
una palpación.

- Dolor cólico: sensación de plenitud o


molestia indefinida, a veces difusa y otras
veces localizada. Cuando se produce un
cuadro de obstrucción puede darse dolor
debido al estrechamiento que se produce
en el intestino. También el dolor se
ocasiona debido a las infiltraciones peri-
rectales de las estructuras nerviosas.

- Ictericia: coloración amarillenta de la piel


y los ojos debido a una afectación
hepática.

TRATAMIENTO
El tratamiento se basa principalmente en tres técnicas que son la cirugía, la radioterapia y
la quimioterapia.

La cirugía
La cirugía es el único tratamiento con capacidad curativa en este cáncer. Con ella se
consigue un 50% de supervivencia libre de enfermedad.

La técnica quirúrgica que se emplee dependerá de donde se encuentre localizado el


tumor.

Cuando el tumor está localizado en el colon, la operación que se realiza generalmente es


la resección segmentaria que consiste en la extirpación del tumor y un segmento de tejido
normal a cada lado del cáncer.

Se suele extirpar un tercio del colon, y la cantidad de tejido variará en función del tamaño y
la situación. Las secciones que quedan se vuelven a unir. Puede que, temporalmente, se
tenga que realizar una colostomía.

La colostomía consiste en unir el colon a una salida artificial en la pared del abdomen. Se
coloca una bolsa adhesiva en la piel que recogerá los excrementos.

Si el estadio del cáncer es muy bajo, puede extirparse a través de un colonoscopio. Con
esta técnica se evita la incisión quirúrgica.

A través de una laparoscopia se pueden extraer segmentos de colon y ganglios linfáticos.


Consiste en introducir un tubo largo e iluminado, con el que se observa el interior del
abdomen, a través de una pequeña incisión. Este tubo tiene en su extremo final unos
artilugios que sirven para cortar los tejidos.

Los tumores que son grandes suelen bloquear la salida de las heces, a esto se le
denomina obstrucción intestinal. Cuando no se pueden extirpar estos tumores se tiene que
realizar una colostomía para dar salida a los excrementos. En este caso la colostomía será
permanente.
En cuanto al cáncer de recto, según sea el tramo afectado así se realizará una técnica u
otra.

Cuando el tumor se encuentra por encima de los 7-8 cm desde el canal anal, cerca de la
unión del recto y colon, se realizará una resección anterior baja. Con ella se extirpará la
parte donde está el cáncer y se unirá el recto con el colon.
Si el tumor se encuentra localizado más cerca del ano, es necesario una resección
abdominoperineal. Tras ésta, será necesaria una colostomía pues no se puede conseguir
la unión del recto con el colon.

Cuando están afectados el recto y órganos cercanos, como la vejiga, próstata o útero, se
realiza una exenteración pélvica que consiste en la extirpación de estos órganos. También
es necesaria aquí la colostomía y, si se extirpa la vejiga, será preciso realizar una
urostomía, que consiste en crear una salida en el abdomen para la orina.

Si existen metástasis, según sea el número y la localización de éstas, se podrá realizar


una intervención para extirpar el tumor. La cirugía se realizará en aquellos pacientes que
vayan a prolongar su tiempo de vida o aumentar su calidad.

Existen otros métodos para eliminar esos tumores que no requieren de una intervención
quirúrgica. Entre otros están la congelación del tumor o la inyección de alcohol
concentrado que los destruyen.

La quimioterapia
La quimioterapia consiste en la administración de medicamentos que destruyen o dañan
las células cancerosas. Se utiliza en tumores de recto de alto riesgo de diseminación, en el
estadio C de Dukes en adelante.

Existen varias vías de administración, pero las más frecuentes son la vía oral y la vía
intravenosa.

No es necesaria la hospitalización para recibir este tratamiento, se puede hacer de forma


ambulatoria. Esto dependerá del estado de la paciente y del tiempo de duración del
tratamiento.

El tratamiento quimioterápico en el cáncer de colon se realiza como terapia adyuvante, es


decir, sumada a la cirugía.

Gracias a los avances realizados en el tratamiento con quimioterapia llevados a cabo en


las últimas décadas, el pronóstico y la supervivencia del cáncer de colon y recto ha
aumentado considerablemente.

Estos avances consisten en el empleo de varios medicamentos combinados y no cada uno


por separado.

La radioterapia
Consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para destruir o disminuir el
número de células cancerosas. Es un tratamiento local.

Se desarrolla a lo largo de cinco días a la semana durante varias semanas (las que el
oncólogo y el radiólogo hayan creído convenientes), y el paciente va de forma ambulatoria
a la clínica o sala donde se realice la radioterapia; no tiene que estar ingresado para ello.
En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una
radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada.

Los efectos secundarios de este tratamiento son ligera irritación de la piel, náuseas,
diarrea, irritación rectal, irritación de vejiga o cansancio.

La radioterapia se utiliza principalmente en este tipo de cáncer cuando el tumor está unido
a otro órgano o tejido de forma que impide su extirpación mediante cirugía.

--

DE BOCA Y ESÓFAGO
 
UNA LECCIÓN DE ANATOMÍA

Labios, dientes, encías,


mucosa bucal (revestimiento
interior de labios y mejillas), el
piso de la boca, el paladar y
también la pequeña región
situada detrás de las muelas
del juicio. Todas estas zonas
son las que componen la
cavidad oral que, junto a la
faringe (tercio posterior de la
lengua y la garganta, y
amígdalas) son las regiones
que resultan afectadas por las
células malignas. Por otro
lado, entre la garganta y el
estómago, el conducto por el
que transitan, entre otras
sustancias, la bebida y el
alimento, es el esófago. Éste
está localizado justo
inmediatamente detrás de la tráquea y en un adulto tiene una longitud
que ronda los 25 centímetros.

Los tumores que se localizan en esta zona suelen ser de dos tipos, en
función del carácter de las células malignas: carcinomas y
adenocarcinomas. Los primeros, carcinomas de células escamosas
–por su forma planas y parecida a una escama–, se originan en la
capa de células que revisten las paredes internas de la boca y el
esófago. En las etapas más tempranas, estos tumores están
localizados, y sólo cuando la enfermedad progresa y las células
malignas se extienden puede hablarse de cáncer invasivo. Los
adenocarcinomas, por su parte, son aquellos tumores que se localizan
en las células glandulares (aquellas que segregan líquidos mucosos
para el recubrimiento interno de las paredes de los órganos).

Cuando la enfermedad se extiende, las células malignas llegan al


sistema linfático, una compleja red de vasos, válvulas, conductos,
ganglios y órganos distribuidos por todo el cuerpo que ayudan a
proteger el ambiente líquido del organismo mediante la producción,
filtración y transporte de linfa, el fluido que contiene las células
encargadas de luchar contra enfermedades e infecciones. Las células
cancerosas, para su traslado, emplean precisamente los ganglios
linfáticos, pequeñas acumulaciones de células defensivas. En el caso
del cáncer oral, estos ganglios suelen viajar hasta el cuello, aunque
también es posible que alcancen otras partes del cuerpo (hígado,
pulmones, cerebro e incluso huesos), igual que ocurre con los tumores
originados en el esófago.

SÍNTOMAS

El cáncer de esófago no suele presentar síntomas muy claros durante las primeras fases
de la enfermedad, de ahí que frecuentemente se diagnostique en fases demasiado
avanzadas de la enfermedad como para tener cura. La mejor herramienta para detectar
lesiones precancerosas son los chequeos regulares, pero además, a medida que la
enfermedad avanza, ésta puede reconocerse por algunos signos que van desde
dificultades y dolor al tragar hasta tos persistente, pasando por vómitos, esputos
sanguinolentos, ronquera, tos crónica o pérdida repentina de peso. Este tipo de cáncer
suele aparecer alrededor de los 45 años, aunque puede desarrollarse en cualquier
momento.

En cuanto al cáncer oral, aunque cada paciente puede experimentarlos de forma diferente,
algunos de los signos que pueden indicarnos que estamos ante una situación
maligna son:

 Una llaga que no acaba de curar


 Un bulto que aparece de repente en los labios o en el interior de la boca
 Una mancha roja que aparece repentinamente en la lengua
 Hinchazón en las mandíbulas
 Dolor de oído
 Cambios en la voz
 Dolor en la zona
 Problemas para masticar y tragar

 DIAGNÓSTICO

Para descubrir el origen de los síntomas, el médico evaluará el historial del
paciente y llevará a cabo además un examen físico para palpar los nódulos del
cuello y tratar de descubrir hinchazón o cualquier otro tipo de anomalía.
Generalmente ordenará una radiografía de tórax y otras pruebas, entre ellas la
biopsia de la zona sospechosa. Uno de los 'puntos fuertes' del proceso de
diagnóstico es la clasificación en estadios, es decir, la determinación de si el
cáncer se ha diseminado ya a otras áreas del cuerpo. Esta información permite
determinar la fase de la enfermedad y esulta fundamental a la hora de planear el
tratamiento. Para ese estadiaje, pueden utilizarse numerosas pruebas y
procedimientos.


En los tumores de la boca, la biopsia es la única forma de saber si la lesión es o no
cancerosa. Un cirujano será el encargado de extraer una pequeña muestra del
bulto o de la zona afectada (generalmente se trata de una biopsia de lengua y otra
de la encia) que será examinada al microscopio por un patólogo para comprobar la
existencia de células cancerosas. Si esta prueba resulta positiva se llevan a cabo
nuevos exámenes para concretar su naturaleza y descubrir si las células
cancerosas se han extendido por el organismo o todavía no (estadiaje).


Entre estos, es común la inclusión de una radiografía de los dientes, así como de
la cabeza y el tórax. Además, los oncólogos suelen incluir una tomografía
computerizada, más conocida como TAC, una serie de varias 'fotografías'
seriadas de la zona elegida (cerebro,cuello...) que ofrecen imágenes como los
cortes de una pieza de embutido.


Otro de los test que suele encargarse es una ultrasonografía o ecografía,
mediante ondas sonoras de alta frecuencia, inaudibles para el ser humano, que
'producen' una imagen de los órganos y tejidos de la zona. Para ello se emplea un
gel soluble en agua, como el utilizado durante las ecografías, que sirve para que
el médico pueda pasar el transductor, la parte del equipo que lanza las ondas y
recoge las imágenes. Se trata de un procedimiento que no causa ningún tipo de
molestia.


Si el tumor está localizado en la laringe, se realiza un examen por medio de una
sonda (laringoscopio) con una pequeña cámara que permite al médico observar
el tumor en la boca y la garganta.


En el caso de los tumores esofágicos es necesario llevar a cabo una observación
del interior del conducto mediante una sonda delgada, iluminada. Esta prueba,
denominada esofagoscopia, consiste en pasar el esofagoscopio a través de la
boca, por la garganta hasta el esófago. Antes de ello se suele aplicar un
anestésico local para evitar que el paciente sienta dolor. Además, aunque menos
frecuente, se emplea el llamado 'tránsito de Bario' o esofagograma, que permite
obtener varias radiografías del esófago después de que el paciente haya tomado
una solución que contiene bario, una sustancia que recubre este tubo y permite
visualizar cualquier posible cambio en su contorno en la radiografía.
 EL TRATAMIENTO Y SUS CONSECUENCIAS

Cáncer oral.-
Si el tumor es lo suficientemente pequeño, se recomienda la extirpación quirúrgica.
La radioterapia y la quimioterapia se emplean cuando el tumor es grande o se ha
diseminado a los ganglios linfáticos en el cuello, aunque no es descartable que sea
necesario también acudir a la cirugía cuando se trata de tumores grandes que
impiden tragar o dificultan la respiración. Es la denominada cirugía paliativa, capaz
de mejorar los síntomas pero no de curar la enfermedad. Es difícil definir con
exactitud las reacciones que va a provocar cada tratamiento en cada paciente,
porque estos varían considerablemente según cada persona y dependen mucho
de la etapa en la que se encuentre el tumor y el área específica que va a ser
tratada. Cuando el nódulo tiene un tamaño considerable, el cirujano se ve obligado
a extirpar también parte del paladar, la lengua e incluso la mandíbula y las cuerdas
vocales (total o parcialmente), algo que además de tener consecuencias prácticas
en su vida diaria, puede modificar su aspecto físico. Algunos pacientes suelen
necesitar una prótesis artificial o algún tipo de dispositivo para recuperar el habla;
otros, requieren terapias de rehabilitación para el lenguaje, para aprender otros
modos de comunicarse o bien para mejorar el movimiento, la masticación, la
deglución y el habla. En ocasiones es necesario recurrir a la cirugía plástica para
reconstruir la zona.
 La pérdida de peso es una de las consecuencias más visibles de este tipo de
tratamientos ya que la ingesta de alimentos se convierte en una acción
extremadamente difícil y dolorosa para el paciente. En este caso, el médico debe
sugerir algún tipo de dieta ligera que le ayude a mantener una alimentación sana y
variada. Lo más fácil es tomar alimentos blandos, sopas, purés, batidos proteínicos
y cualquier cosa que resulte fácil de tragar. Un truco consiste en tomar pocas
cantidades de comida, con mayor frecuencia, en lugar de tres comidas más
abundantes.
 Otro curioso efecto secundario tiene que ver con las dentaduras de estos
pacientes. Mientras dura el tratamiento muchos de ellos no podrán seguir
usándolas, e incluso después, algunos de ellos se ven obligados a cambiarlas
debido precisamente a las transformaciones que han sufrido los tejidos de su
cavidad bucal, una alteración que inutiliza los viejos 'dientes'.

Cáncer esofágico.-
Éste depende de varios factores como el tamaño y localización del tumor, el estado
de salud del paciente etc. Generalmente en esta fase suelen intervenir varios
especialistas diferentes, desde cirujanos hasta médicos del aparato digestivo,
pasando por oncólogos médicos, radioncólogos, y dentistas, quienes practican al
paciente una exhaustiva revisión antes de que comience el tratamiento.
 Si la tumoración está localizada y las células enfermas no se han extendido a
ninguna otra zona del organismo, la opción elegida es la cirugía. En esta
operación, además de extraer el área afectada, los cirujanos conectan el fragmento
sano que ha quedado del esófago con el estómago para restablecer así la función
de tragar. Una sonda de plástico o un fragmento del intestino pueden servir para
realizar ese empalme.
 En ocasiones, se utilizan quimio y radioterapia, o bien una combinación ambas,
como primera opción y con el fin de facilitar la realización de la cirugía,
especialmente cuando el tumor está localizado en un área de difícil 'acceso' para
los cirujanos. En los pacientes que no toleran la cirugía o cuando ya existe
metástasis, se pueden usar la quimioterapia o la radioterapia para aliviar los
síntomas (terapia paliativa); aunque en tales circunstancias, la enfermedad
generalmente no es curable.
 Otras opciones disponibles son la terapia con láser –que utiliza un potente haz de
luz para matar células cancerosas– y la electrocoagulación –que emplea para el
mismo fin una corriente eléctrica–.

DE HÍGADO
 
EL HÍGADO
El hígado, órgano de mayor
tamaño del cuerpo humano sin
contar la piel, se localiza debajo
de las costillas, en lado derecho
del abdomen.

Entre sus principales funciones


destacan la filtración de la
sangre y la eliminación de los
desechos tóxicos, así como la
fabricación de enzimas que ayudan a digerir los alimentos,
convirtiéndolos en sustancias necesarias para el buen funcionamiento
del organismo. Algunos nutrientes tienen que modificarse
químicamente (metabolizarse) en el hígado antes de que el resto del
cuerpo los pueda usar como fuente de energía. El hígado produce
algunos de los factores de coagulación que evitan que la sangre esté
demasiado líquida y segrega además bilis al intestino para ayudar a
absorber los nutrientes.

El hígado se divide en tres lóbulos, el derecho, el izquierdo y uno


más pequeño denominado cuadrado, que a su vez se subdividen en
segmentos. Al contrario que la mayoría de los demás órganos del
cuerpo, recibe sangre de dos fuentes. La arteria hepática suple al
hígado con sangre rica en oxígeno mientras que la vena porta
transporta sangre rica en nutrientes desde los intestinos. Toda la
sangre procedente del tubo digestivo atraviesa el hígado antes de
llegar al resto del organismo, lo que lo convierte en una especie de
'aduana' frente al mundo exterior.

FACTORES DE RIESGO
- Hepatitis: Uno de los mayores factores de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer es
la hepatitis. Los virus causantes de esta enfermedad, el de la hepatitis B ó C, pueden
llegar al organismo por medio de sangre contaminada o bien mediante contacto sexual con
otra persona. Los expertos piensan que entre un 10% y un 20 por ciento de las personas
infectadas con el virus de la hepatitis B desarrollarán cáncer de hígado, de hecho, se
calcula que hay evidencia de infección en casi una cuarta parte de los estadounidenses
que tienen este tipo de tumor.

Sin embargo, la relación exacta entre el virus de la hepatitis C y el cáncer de hígado está
aún siendo estudiada. En la actualidad se estudian métodos para prevenir o tratar las
infecciones por hepatitis antes de que lleguen a causar cáncer, y se han logrado
importantes avances en este campo. Según la American Cancer Society, algunas vacunas
y tratamientos mejorados contra esta infección pueden prevenir alrededor de la mitad de
los casos de cáncer de hígado en todo el mundo.

El cáncer de hígado se desarrolla muchos años después de adquirir la infección viral.


Aunque estas infecciones pueden transcurrir sin dar síntomas, los análisis de sangre
pueden detectar la presencia del virus en la sangre. En ese caso, el médico recomendará
el tratamiento a seguir así como los mejores métodos para evitar que se contagie la
infección a terceros.

- Cirrosis: Esta patología se desarrolla cuando muchas de las células del hígado están
dañadas y son sustituidas por tejido cicatricial, que no es capaz de desarrollar las
funciones hepáticas. Puede deberse al abuso de alcohol o ciertos virus, como los de la
hepatitis. Sólo un 5% de los pacientes con cirrosis desarrolla cáncer de hígado. Una buena
parte de las cirrosis se llaman criptogenéticas porque se desconoce su causa, aparecen en
personas no bebedoras sin infección por hepatitis.

- Aflatoxinas: Estas sustancias estan originadas por ciertos tipos de mohos, y pueden
formarse en cachuetes, palomitas y otros granos o cereales. Aunque la venta de productos
con elevados niveles de aflatoxinas está prohibida en los países occidentales, la
contaminación por esta sustancia sigue siendo un importante problema de salud pública en
Asia y África.
- Otros: Ser hombre multiplica por dos las probabilidades de desarrollar tumores
hepáticos. Y también se incrementan los riesgos con la edad, así como entre personas con
antecedentes familiares de la enfermedad.

Tipos de tumores
* BENIGNOS:

uno de los más frecuentes es el hemangioma, una especie de madeja de vasos


sanguíneos, igual que las manchas del mismo nombre que aparecen en la piel. La mayoría
de los hemangiomas hepáticos no produce síntomas, por lo que no requieren tratamiento,
sólo en algunos casos pueden ocasionar hemorragias y requerir una extirpación quirúrgica.
Los adenomas hepáticos son otro tipo de tumor benigno que surgen en las principales
células del hígado. Tampoco ocasionan síntomas, aunque pueden llegar a producir dolor
abdominal o hemorragias.

* MALIGNOS:

- Carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma: Se trata del tipo más común de cáncer


del hígado en adultos, de hecho se calcula que aproximadamente el 75% de los cánceres
de hígado son de este tipo. Puede comenzar como un tumor pequeño que va creciendo y
luego se extiende a otras partes del hígado o bien puede surgir en forma de nódulos en
varias partes de este órgano.

- Angiosarcomas o hemangiosarcomas: Se trata de un raro tipo de tumor que comienza


en los vasos sanguíneos del hígado. Los angiosarcomas crecen rápidamente de manera
que para cuando son detectados generalmente suelen estar muy extendidos, lo que
imposibilita la cirugía. Pese al tratamiento con quimioterapia y radioterapia la esperanza de
vida de estos pacientes es menor de seis meses.

- Colangiocarcinoma: Este tipo de tumores comienza en los conductos biliares del hígado
y suponen alrededor del 13% de todos los cánceres hepáticos. Los cálculos biliares, la
inflamación de la vesícula o la colitis ulcerosa incrementan el riesgo de desarrollar esta
enfermedad. Debido a que a menudo son demasiado grandes o se encuentran en una
parte del hígado a la que no se puede acceder con la cirugía, la mayoría de los
colangiocarcinomas no se pueden extirpar completamente mediante cirugía. El tratamiento
de estos tumores se completa con sesiones de quimioterapia y radioterapia.

- Hepatoblastoma: Se trata de un tipo de cáncer infantil que puede afectar a niños


menores de cuatro años. El desarrollo de la oncología permite asegurar unas tasas de
curación de cerca del 70% con una tasa de supervivencia mayor del 90% para los
hepatoblastomas que se detectan a tiempo.

- Metástasis: los tumores más frecuentes del hígado son las metástasis. Muchos de los
tumores de otros órganos se extienden al hígado y en ocasiones se detectan por primera
vez en esta zona. Los cánceres de colon, páncreas, melanoma, sarcomas etc. pueden
metastatizar a distancia, es decir, abandonar su localización inicial y comenzar a
extenderse, siendo el hígado el órgano en el que con más frecuencia se encuentran.

Síntomas
A menudo se habla de la 'enfermedad silenciosa' porque es frecuente
que en los estadíos iniciales no dé ningún síntoma de alerta, salvo que
comience a crecer cerca de la cápsulua, en cuyo caso comenzará a
doler, o bien que obstruya la vía biliar yocasione ictericia. Sólo a
medida que el tumor crece de tamaño y la enfermedad se extiende,
pueden empezar a aparecer los síntomas. Entre estos destaca el
dolor en la zona superior del abdomen y que, en ocasiones, se
extienden hasta la espalda .

También puede aparecer pérdida de peso , falta de apetito,


debilidad, cansancio, náusea y vómitos, fiebre... Además, si la piel y
los ojos adquieren una tonalidad amarillenta y la orina se vuelve
oscura, las heces blancas, significa que se está produciendo ictericia.
Muchos de estos signos son inespecíficos, y pueden estar causados
por otras enfermedades que no son cancerosas.

Algunos tumores del hígado producen hormonas que actúan en otros


órganos del organismo. Esto puede condicionar que se eleven los
niveles de calcio en la sangre, lo que puede provocar cansancio, o
reducir los niveles de azúcar, llegando incluso a causar desmayos.
Todo ello puede confundir a los médicos haciéndoles pensar que la
persona padece algún problema relacionado con el sistema nervioso o
con las glándulas endocrinas (encargadas de la producción de
hormonas).
 

Diagnóstico
Como la mayoría de los síntomas son inespecíficos, en general es imposible hacer un
diagnóstico basándose sólo en ellos. Ante la presencia de alguno de los síntomas
mencionados será necesario realizar pruebas para ver si hay una enfermedad responsable
de los mismos. Éstas son algunas de ellas:

- examen físico: el médico palpa el abdomen para examinar el estado del hígado, el bazo
y otros órganos en busca de cualquier posible cambio que haga pensar en la presencia de
un tumor. Además, comprobará si hay ascitis (una acumulación de líquido), o signos de
ictericia, con su característico color amarillo, propio de las afecciones hepáticas, y que se
origina por la acumulación de pigmentos biliares en la sangre. Los tumores pequeños son
difíciles de detectar mediante un examen físico porque las costillas derechas cubren la
mayor parte del hígado.

- análisis de sangre: estas pruebas se realizan en busca de alfafetoproteína (AFP), cuyos


niveles elevados pueden ser indicativos de la presencia de un tumor en el hígado. Entre el
50% y el 70% de las personascon un cáncer primario de hígado tiene altos niveles de AFP.
Sin embargo, otros tumores como los de células germinales y, en algunos casos, los de
estómago o páncreas también elevan esta sustancia. Por ello suelen emplearse además
otros marcadores para determinar si el funcionamiento de este órgano es normal.

- escáner: mediante rayos X se realizan varis fotografías de la zona, hígado, vasos


sanguíneos y otros órganos cercanos. A menudo se emplea previamente un tinte que deja
ver claramente el hígado en las imágenes en busca de anomalías.

- ultrasonidos: esta técnica utiliza los ecos producidos por las ondas sonoras para emitir
una imagen de los órganos internos (sonograma) que permite apreciar si hay alguna lesión
en las paredes del hígado. Los tumores producen una reverberación distinta a los tejidos
sanos que tiene su reflejo en la imagen. El paciente debe tumbarse en una camilla
mientras el técnico mueve el transductor (el instrumento que emite las ondas sonoras)
sobre el abdomen, previamente lubricado con un aceite o gel para ultrasonidos.
- resonancia magnética: Un ordenador traduce el patrón de ondas emitido por los tejidos
del organismo en una imagen muy detallada de las partes del cuerpo que se quieran
analizar. El detalle de esta técnica permite distinguir un tumor benigno de uno maligno.
Para obtener la 'fotografía' el paciente es introducido en una estructura en forma de tubo
que emite un sonido retumbante, que corresponde a la emisión de las ondas.

- angiograma: esta prueba requiere que el paciente ingrese en el hospital y reciba


anestesia general, aunque muchas veces se practica sólo con sedación. El médico le
administrará un tinte que permite ver los vasos sanguíneos del hígado en una imagen de
rayos X. De esta manera se puede comprobar si existe algún nódulo en el órgano.

- biopsia: en ocasiones es necesario analizar una muestra de tejido bajo el microscopio


para determinar la naturaleza de la lesión. Para ello el médico puede insertar una aguja
directamente en el hígado (aguja de aspiración fina), mientras sigue el procedimiento
desde el exterior mediante otras técnicas de imagen como el escáner computerizado (CT)
o los ultrasonidos. Otras veces se elije una aguja más gruesa o bien se recurre a una
laparoscopia, que consiste en la inserción de un pequeño tubo mediante una incisión
practicada en el abdomen. Otra opción es la colangiopancreatografía (CPRE), que
consiste en introducir un endoscopio por la boca hasta que llega al duodeno, donde
desembocan las vías biliares.

Tratamiento
Hoy por hoy estos tumores sólo tienen cura si se detectan en fases muy tempranas de su
evolución, antes de que las células enfermas hayan comenzado a expandirse por el
organismo. Sin embargo, incluso en esta situación existe la posibilidad de controlar la
enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Es lo que se conoce como un
tratamiento paliativo.

Generalmente las opciones dependen del tipo de tumor y su estadío en el momento de


comenzar la terapia. El estadiaje de un cáncer consiste en establecer su naturaleza
basándose en el tamaño, estado general del hígado así como en la posible presencia de
metástasis.

Éstas son algunas de las posibilidades:

 Cáncer localizado operable


 Cáncer localizado inoperable
 Cáncer avanzado
 Cáncer recurrente

DE PÁNCREAS
 
¿QUÉ ES?
En los Estados Unidos cada
año se diagnostican 29.000
nuevos casos de cáncer de
páncreas cada año, una
enfermedad que ocupa el
quinto puesto de mortalidad
por cáncer en todo el mundo.
Se trata de uno de los tipos
de tumores más difíciles de
diagnosticar, debido a que los síntomas suelen aparecer cuando la
enfermedad ya está en una fase demasiado avanzada. Además, la
localización de esta glándula impide que los tumores más pequeños
sean detectados durante las revisiones rutinarias.

El páncreas es una glándula situada en el abdomen, entre el


estómago y la columna vertebral, y cercana a otros órganos como el
intestino o el hígado. Con su peculiar forma de pera, el páncreas es el
encargado de fabricar insulina y otras hormonas, que llegan al flujo
sanguíneo y circulan por todo el organismo con el objetivo de emplear
o acumular para más adelante la energía procedente de los alimentos.
Además, esta glándula también segrega jugos pancreáticos, que
contienen enzimas necesarias para digerir la comida.

Los tumores de páncreas pueden dividirse en dos grandes grupos,


según su naturaleza, benignos o malignos. Los primeros no son
cancerígenos, y los cirujanos pueden extirparlos sin mayor
complicación. De hecho, la mayoría de las veces no vuelven a
reaparecer después de la operación, y las células de estas
tumoraciones no suelen propagarse más allá de su localización inicial.
En el caso de los tumores malignos, la gravedad es mayor, y el riesgo
para la vida del paciente aumenta. Las células malignas pueden llegar
a invadir y dañar los tejidos colindantes, llegando a 'colarse' en el flujo
sanguíneo e incluso en el sistema linfático. Éste, encargado de la
defensa del organismo, es el que las células enfermas emplean como
medio de trasporte para viajar desde el tumor hasta otras zonas del
organismo.

Esta expansión es lo que se conoce como metástasis. Cuando las


células enfermas alcanzan los ganglios linfáticos, donde se producen
los glóbulos blancos (o células defensivas), es fácil que la enfermedad
alcance otros ganglios y tejidos, como el hígado o los pulmones (lo
que se conoce como metástasis a distancia). En otras ocasiones, la
patología se propaga hasta el peritoneo, el tejido que recubre el
abdomen, en estos casos se considera que la extensión es local.

Existe un tipo de cáncer pancreático muy raro, que comienza en las


células que producen insulina y otras hormonas, de las que toma su
nombre, cáncer de las células de los islotes pancreáticos. En estos
casos, el organismo produce demasiada insulina.

CAUSAS
Por el momento, se desconoce la causa exacta de este tipo de tumores, y los especialistas
no aciertan a explicar su origen. Es cierto que las investigaciones han demostrado que
existen algunas personas con un perfil de riesgo más elevado que el resto de la población,
lo que incrementa sus probabilidades de desarrollar la enfermedad. Algunos de estos
factores de riesgo son:

 la edad
El 'peligro' aumenta con los años. La mayoría de los casos se registran en
personas mayores de 60.
 el tabaco.
Los fumadores tienen entre dos y tres veces más probabilidades de padecer un
tumor en el páncreas.
 la diabetes.
Estos enfermos tienen un porcentaje un poco mayor que el resto de la población
debido a las alteraciones que presentan en las células pancreáticas.
 ser hombre
El número de casos es más elevado entre los varones.
los antecedentes familiares. Si la madre, padre o hermanos han padecido la
patología, el riesgo se triplica.
 pancreatitis crónica
Se trata de una enfermedad que afecta a esta glándula, y la evidencia sugiere que
podría estar relacionada con una propensión mayor.
 otros
Además, ciertos estudios sugieren la posibilidad de que esta enfermedad esté
relacionada con la exposición a determinados compuestos químicos en el entorno
laboral. Una elevada ingesta de carnes rojas y grasas animales son otros de los
factores de riesgo apuntados por los científicos. Es importante dejar claro que no
todas las personas que responden a este perfil desarrollarán un tumor de este tipo
a lo largo de su vida.

SÍNTOMAS
A menudo se habla de este tipo de cáncer como de una 'enfermedad silenciosa', porque,
en sus fases más tempranas, no da ningún síntoma de alarma que permita identificarlo.
Esta circunstancia es la que impide que se diagnostique a tiempo, ya que el paciente suele
acudir al médico demasiado tarde, cuando el cáncer está ya muy avanzado y las terapias
son prácticamente inocuas.
A medida que el tumor crece, acaba presionando alguno de los órganos cercanos, lo que
ofrece las primeras pistas para sospechar de su existencia. Algunos de estos signos de
alarma que pueden permitir identificarlo son:

 dolor abdominal, que empeora cuando el paciente ingiere alimentos. Se estima


que tres cuartos de los pacientes con cáncer pancreático avanzado sufre dolor en
la zona a consecuencia de la presión que el tumor ejerce sobre los nervios y
órganos más cercanos.
 debilidad, la piel adquiere un color amarillento debido a la acumulación de
bilirrubina en la sangre. Esto se produce porque el conducto que la transporta
desde la vesícula biliar al intestino delgado puede estar obstruido por el tumor.
 pérdida de apetito y de peso, las células enfermas privan a las sanas de los
nutrientes necesarios.
 náuseas y vómitos, no siempre que se presentan estos síntomas tiene porqué
tratarse de cáncer de páncreas. Una infección, por ejemplo, puede provocar un
estado general muy parecido. Sólo el médico puede diagnosticar de qué se trata y
tomar las medidas oportunas, no dude en consultarle.

DIAGNÓSTICO
Ante unos síntomas como los descritos anteriormente, el médico
realizará una serie de exámenes para determinar de qué se trata.
Algunas de las pruebas diagnósticas empleadas son:

 Exámen físico. Una de las formas más frecuentes de


diagnosticarlo consiste en analizar la piel y los ojos del
paciente en busca de cualquier signo de ictericia. Ésta
condición aparece cuando el tumor comienza a crecer y
obstruye la vía biliar, lo que provoca la aparición del
característico color amarillo de estos pacientes. Esta
evaluación puede ayudar a encontrar masas en el abdomen,
pese a que la mayoría de los tumores pancreáticos no crece lo
suficiente como para poder palparse. La exploración también
permite encontrar ganglios aumentados de -tamaño en el caso
de que haya metástasis tumoral.
 Análisis. Las pruebas de sangre, orina y heces permiten
comprobar los niveles de bilirrubina, una sustancia que, en
condiciones normales, pasa del hígado al intestino a través de
la vía biliar. Sin embargo, si existe un tumor que está
taponando la vía biliar, la bilirrubina no puede 'circular'
normalmente, y entonces los niveles se apreciarán
excesivamente altos en los análisis. Hay que recordar que
existen otros problemas de salud que nada tienen que ver con
el cáncer y que también pueden provocar un aumento anormal
en esta sustancia. Por otro lado, en la actualidad, los
investigadores trabajan también con un marcador tumoral, CA
19-9, que segregan las células tumorales. Aunque no es ni
muy sensible ni muy específico para el diagnóstico sí puede
emplearse para el seguimiento de los pacientes operados. Es
decir, los niveles de CA 19-9 descienden significativamente
después de la extirpación del tumor, pero si posteriormente
vuelven a incrementarse, esto puede indicar a los médicos que
sigue habiendo células enfermas produciendo esta sustancia.
 Escáner. Los rayos X permiten crear una imagen detallada del
páncreas y el resto de los órganos ubicados en el abdomen en
busca de cualquier bulto o anomalía sospechosa.
 Ecografía o ultrasonografía. Mediante ondas ultrasonoras,
inaudibles para el oído humano, se puede obtener también
una imagen bastante fiel de la glándula. Las ondas sonoras
rebotan en el páncreas devolviendo un eco que la máquina
convierte en representación visual. El eco difiere cuando se
trata de un tejido sano o de un tumor cancerígeno.
 Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (ERCP).
Mediante un pequeño tubo flexible o catéter se introduce una
pequeña cámara hasta la desembocadura del conducto
pancreático en el intestino delgado. Al visualizar el conducto,
se introduce un contraste o sustancia opaca que actúa como
tinte, y posteriormente se hace una radiografía en la que
puede verse nítidamente la glándula o cualquier otra anomalía.
La prueba dura aproximadamente una hora.
 Colangiografía percutánea transhepática. Es una
radiografía de contraste que se emplea para detectar cualquier
obstrucción anómala de la vía biliar. Se inserta una aguja larga
y delgada en el hígado directamente a través de la piel, de
este modo se puede introducir el contraste que permitirá hacer
visible la glándula al hacer posteriormente una radiografía.
 Biopsia y punción. En ocasiones es necesario analizar
directamente una muestra de tejido en busca de células
malignas. Se puede hacer mediante cirugía abdominal, o
incluso durante la colangiopancreatografía o la colangiografía.
La punción por aguja fina (PAAF) es uno de los más
frecuentes.
Estas pruebas diagnósticas sirven además para conocer la fase en la
que se encuentra el tumor. Es lo que en términos médicos se conoce
como estadío, que trata de identificar el tamaño de la tumoración, si
las células malignas se han extendido a otras partes del cuerpo, y si
es así hasta qué punto están afectadas. En ocasiones suelen ser
necesarios nuevos tests, más específicos para ello, como la
resonancia magnética, una laparoscopia, una angiografía etc.
 

TRATAMIENTO
Cada vez son más los pacientes que deciden tener un papel activo en su enfermedad,
conocer todo lo que concierne a la patología para poder tomar algunas de las decisiones
que determinen el tratamiento más adecuado, cuál conlleva menos efectos secundarios
etc. Sin embargo, a veces, el shock que supone enfrentarse a una patología como el
cáncer impide a los enfermos y a su familias pensar con claridad y hacer todas las
preguntas que, de otro modo, se plantearían.

En la actualidad, el de páncreas es uno de los tumores más difíciles de controlar incluso


con los tratamientos disponibles. Este es el motivo que puede llevar a muchos médicos a
animar a sus pacientes a participar en un ensayo clínico, una opción que puede resultar
muy interesante y de gran utilidad para algunas personas. Infórmese sobre si en el hospital
donde está siendo tratado se lleva a cabo alguna investigación sobre su patología, tal vez
en ese caso pueda participar y tener acceso a medicamentos experimentales o a
determinadas terapias en experimentación.

El cáncer de páncreas sólo puede curarse si se detecta en etapas muy tempranas de la


enfermedad, antes de que las células enfermas hayan comenzado a propagarse. Sin
embargo, cuando no es posible curar al paciente y eliminar completamente el cáncer,
porque éste ya está demasiado extendido, existe otro tipo de medicina, paliativa, que
puede prolongar la vida del paciente en las mejores condiciones posibles, controlando el
dolor y los problemas causados por la patología.

La elección final dependerá de factores tan variados como la edad o el estado de salud
general del paciente, la fase en la que se encuentra el tumor etc. Éstas son algunas de las
alternativas:

 Cirugía.
La intervención quirúrgica puede hacerse sola o combinada con algunas sesiones
de radioterapia y quimioterapia. La extensión de la operación dependerá del
tamaño del tumor, su localización... En la actualidad, en el momento del
diagnóstico, sólo el 20% de los tumores pancreáticos puede extirparse. El
procedimiento estándar que se utiliza se llama pancreáticoduodenectomía o
procedimiento de Whipple. Según el estado del paciente y del tumor, el cirujano
extirpará la cabeza del páncreas y una parte del intestino delgado, la vía biliar y el
estómago así como los tejidos circundantes, o bien el páncreas entero y el bazo
(en lo que se conoce como pancreatectomía distal). Otra intervención más
agresiva es la pancreatectomía total, durante la que los médicos extraen
completamente el páncreas, pero también una parte del intestino delgado, la vía
biliar, la vesícula, el bazo y los ganglios linfáticos más cercanos.
Cuando el tumor está bloqueando la vía biliar o el duodeno, los cirujanos pueden
practicarle al paciente una especie de 'bypass'. Un 'puente' que permitirá a los
fluidos discurrir normalmente a través del sistema digestivo y además aliviará los
síntomas de la ictericia y los dolores derivados de ese taponamiento. Similares
resultados pueden obtenerse sin necesidad de recurrir al 'bypass'. Basta con
insertar un stent biliar en la zona taponada, una pequeña malla que permite
mantener abiertos ambos conductos.
La mayoría de las operaciones requieren que los pacientes permanezcan
ingresados en el hospital durante varios días para recuperarse, excepto en los
casos de los stents biliares tras cuya colocación la mejoría puede ser muy rápida e
inlcuso el paciente puede volver a casa al día siguiente. En el resto de los casos,
es normal que el paciente se encuentre cansado y débil en los días
inmediatamente posteriores, y la mayoría necesita estar al menos un mes de
reposo en su casa después de abandonar el centro hospitalario.
Además, lo habitual es que los pacientes pasen varios meses a base de líquidos, e
incluso con alimentación intravenosa, debido a que la extirpación de una parte del
páncreas suele acarrear dificultades a la hora de digerir los alimentos. Poco a poco
podrán ir retomando su alimentación normal, a medida que les vayan retirando los
tubos del abdomen.
Uno de los efectos secundarios más frecuentes es el dolor, aunque éste puede
controlarse fácilmente gracias a los fármacos analgésicos. En algunas ocasiones,
si el organismo no es capaz de volver a producir insulina en niveles adecuados, el
operado puede desarrollar diabetes.
El pronóstico de estos pacientes es significativamente mejor si puede extirparse el
páncreas. Cuando la operación es imposible, este cáncer resulta fatalmente mortal
(el promedio de supervivencia es de apenas un año). Incluso con la intervención, el
porcentaje de curación es inferior al 50%.
 Radioterapia.
Ésta es una terapia local, que afecta únicamente a la zona sobre la que se aplican
las radiaciones, a diferencia de la quimioterapia, que se considera sistémica,
porque llega a todas las zonas del organismo. Las radiaciones pueden aplicarse
después de la operación para tratar de eliminar completamente las células
enfermas que hayan podido sobrevivir en la zona, o como tratamiento paliativo
para aliviar el dolor y otros problemas provocados directamente por el cáncer.
 Quimioterapia.
El uso de este tipo de fármacos está dirigido a matar las células cancerígenas,
aunque los médicos también pueden recomendarlo para reducir el dolor o hacer
disminuir el tamaño de la tumoración antes de entrar en el quirófano. Puede
emplearse un solo medicamento o bien en combinación con otros agentes, o
incluso añadiendo sesiones de radioterapia. La falta de apetito, náuseas o pérdida
de peso provocados por estos agentes terapéuticos son comunes a todos los tipos
de cáncer, no sólo al de páncreas. En cualquier caso, las recomendaciones
coinciden, llevar una dieta sana y equilibrada, tratar de descansar adecuadamente,
y realizar actividades motivadoras.
 Fármacos.
Para tratar de suplir el papel de un páncreas completamente sano, los médicos
pueden recurrir a la administración de algunos fármacos que reemplazarán las
funciones que, en condiciones normales, realizan las hormonas. Es el caso de las
tabletas enzimáticas pancreáticas, que mejoran la capacidad del organismo para
absorber nutrientes, o las inyecciones de insulina que se aplican con la intención
de equilibrar los niveles de esta hormona en el organismo.

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