Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
entre las mujeres y los hombres hispanos de los Estados Unidos. Las estadísticas de
incidencia de cáncer de la Sociedad Americana del Cáncer 1 y de otras fuentes se usaron
para crear esta lista. Para que un cáncer se considere común, el número estimado de
casos nuevos para 2006 tenía que ser de 2 000 o más.
El número total de casos nuevos de cáncer diagnosticados entre las mujeres y los hombres
hispanos de los Estados Unidos para 2006 se proyectó que sería de 80 280. El número
total de muertes por cáncer entre las mujeres y los hombres hispanos de los Estados
Unidos para 2006 se proyectó que sería de 23 320.
El cuadro a continuación presenta los números proyectados para 2006 de casos nuevos de
cáncer y muertes entre los hispanos en cada uno de los cánceres comunes. Los cánceres
se han ordenado de acuerdo al número proyectado de casos nuevos; el cáncer con el
número más elevado ocupa el primer renglón.
Aunque los cánceres de riñón pueden dividirse en dos grupos principales (cánceres del
parénquima renal y cánceres de la pelvis renal), aproximadamente el 85 por ciento de los
cánceres de riñón se presentan en el parénquima renal, 2 y casi todos estos cánceres son
cánceres de células renales. En el cuadro, los números para cáncer de riñón se refieren
solamente a cánceres de células renales.
Bibliografía
1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures for Hispanics/Latinos 2006-
2008. Atlanta, Ga: American Cancer Society, 2006. Disponible también en Internet.
2. Lipworth L, Tarone RE, McLaughlin JK: The epidemiology of renal cell ca
¿Qué es el cáncer?
El cáncer aparece cuando las células anormales crecen y se extienden rápidamente. Las
células normales del cuerpo crecen, se dividen y tienen mecanismos para dejar de crecer.
Con el tiempo, también mueren. A diferencia de estas células normales, las células
cancerosas continúan creciendo y dividiéndose descontroladamente, y no se mueren.
A veces, las células cancerosas se separan del tumor original y se dirigen hacia otras partes
del cuerpo. Allí continúan creciendo y pueden formar nuevos tumores. Ésta es la manera en
la que se extiende el cáncer. Cuando un tumor se extiende a una nueva parte del cuerpo,
recibe el nombre de "metástasis”.
Probablemente conozcas a un niño que tuvo varicela o tú mismo la hayas padecido. Pero es
muy poco probable que conozcas niños que hayan tenido cáncer. Si llenaras un estadio de
fútbol con niños, probablemente sólo uno de ellos tendría cáncer.
Los médicos no están seguros del motivo por el cual algunas personas tienen cáncer y otras
no. Pero sí saben que el cáncer no es contagioso. Es imposible contagiarse el cáncer de otra
persona. A diferencia del resfrío o la gripe, el cáncer no es provocado por gérmenes. Por lo
tanto, no debes tener miedo de los niños (o cualquier persona) con cáncer. Puedes hablarles,
jugar con ellos y abrazarlos.
Los niños tampoco desarrollan cáncer por algo que hayan hecho. Algunos niños creen que si
se golpean la cabeza tendrán cáncer en el cerebro o que las personas malas se enferman de
cáncer. ¡Pero esto no es cierto! Los niños no hacen nada malo para contraer cáncer. Pero
algunos hábitos no saludables, en especial fumar o beber mucho alcohol todos los días,
pueden aumentar las probabilidades de padecer cáncer cuando seas adulto.
Detección del cáncer
Los médicos pueden tardar un tiempo en descubrir que un niño padece cáncer. Esto se debe
a los síntomas del cáncer (pérdida de peso, fiebre, ganglios inflamados, estar muy cansado o
enfermo durante un tiempo) se parecen a los de otras enfermedades. Cuando un niño
presenta estos problemas, la causa suele ser menos grave, como una infección. Por medio
de análisis, el médico podrá descubrir cuál es el problema.
Si el médico sospecha que se trata de cáncer, podrá pedirte análisis que lo ayudarán a
determinar si ése es el problema. Los médicos pueden pedir radiografías y análisis de
sangre, y recomendar que un paciente consulte a un oncólogo. Los oncólogos son médicos
que atienden y tratan a pacientes con cáncer. Seguramente, los oncólogos realizarán otros
exámenes para detectar si una persona realmente padece cáncer. De ser así, los exámenes
permiten determinar el tipo de cáncer y si éste ha pasado a otras partes del cuerpo. Sobre la
base de los resultados, el médico decidirá cuál es la mejor manera de tratarlo.
Una de las pruebas que un oncólogo (o un cirujano) puede realizar es una biopsia. Durante
una biopsia, se toma un trozo de tejido de un tumor o del lugar del cuerpo en el que se cree
que hay cáncer, como la médula ósea. No te preocupes, las personas que deben hacerse
este examen reciben fármacos especiales que los mantienen cómodos durante la biopsia.
Una vez que se toma la muestra, se la examina en un microscopio en busca de células
cancerosas. Cuanto antes se detecte el cáncer y comience el tratamiento, mayores serán las
probabilidades de cura y recuperación total.
El cáncer se trata con cirugía, quimioterapia o radiación; en algunos casos, con una
combinación de estos tratamientos. La elección del tratamiento depende de lo siguiente:
La cirugía es la forma más antigua de tratamiento contra el cáncer. Tres de cada cinco
personas con cáncer serán operadas para extirpar el cáncer. Durante la cirugía, el médico
intenta extirpar la mayor cantidad de células cancerosas posible. Es posible que también se
extraigan células o tejido sano para asegurarse de extirpar la totalidad del cáncer.
En la radioterapia se utilizan ondas de alta energía, como los rayos X (ondas invisibles que
traspasan casi todas las partes del cuerpo), para dañar y destruir las células cancerosas.
Esto puede hacer que los tumores se achiquen e incluso que desaparezcan por completo. La
radioterapia es uno de los tratamientos más comunes contra el cáncer. En muchas personas,
el cáncer desaparece después del tratamiento con rayos.
La recuperación
La palabra “remisión” es muy especial para cualquier persona con cáncer. Significa que no
hay señales de cáncer en el cuerpo. Después de la cirugía o del tratamiento con rayos o
quimioterapia, el médico realizará pruebas para saber si el cáncer continúa presente. Si no
hay señales de cáncer, la enfermedad del niño se encuentra en remisión.
La remisión es el objetivo final del tratamiento que reciben los niños con cáncer en el
hospital. A veces, esto significa que es necesario continuar con la quimioterapia durante un
tiempo para asegurarse de que las células cancerosas no regresen. Y, afortunadamente, en
el caso de muchos niños la remisión es el final feliz de su experiencia con el cáncer.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de revisión: enero de 2009
Revisado inicialmente por: Donna Patton, MD
Para Adolescentes
Para Niños
Para Padres
For College Students
MÁS EN ESTE ASUNTO
Recursos adicionales
Versión impresora
Envíenos el email
Email a un amigo
Pautas/reimpresión
La mama está formada por una serie de glándulas mamarias, que producen leche tras el
parto, y a las que se les denomina lóbulos y lobulillos.
Los lóbulos se encuentran conectados entre sí por unos tubos, conductos mamarios, que
son los que conducen la leche al pezón, durante la lactancia, para alimentar al bebé.
Las glándulas (o lóbulos) y los conductos mamarios están
inmersos en el tejido adiposo y en el tejido conjuntivo,
que, junto con el tejido linfático, forman el seno.
El sistema linfático está formado por recipientes y vasos o conductos que contienen y
conducen la linfa, que es un líquido incoloro formado por glóbulos blancos, en su mayoría
linfocitos. Estas células reconocen cualquier sustancia extraña al organismo y liberan otras
sustancias que destruyen al agente agresor.
En la franja de edad de 45-55 años, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por
cáncer en mujeres de nuestro país, por delante del cáncer de pulmón.
Las recaídas en pacientes sin afectación ganglionar es del 30%, mientras que para las que
tienen afectación este porcentaje varía en función del número de ganglios afectados. Si
tienen más de 10 ganglios el porcentaje de recaídas se eleva al 90%.
La Sociedad Americana del Cáncer (ACS) estima que cada año se diagnostican unos
190.000 nuevos casos de cáncer invasivo de mama en Estados Unidos.
FACTORES DE RIESGO
La causa del cáncer de mama no se conoce pero sí se sabe algunos factores de riesgo.
Se considera factor de riesgo aquella situación que aumente las probabilidades de padecer
la enfermedad.
Hay que tener en cuenta que aquellas mujeres que tengan mayores probabilidades de
padecer cáncer de mama (por tener más factores de riesgo) pueden tomar medidas
preventivas que reduzcan esa probabilidad como revisiones periódicas o cambios en su
estilo de vida.
FACTORES DE RIESGO
**Sexo
El cáncer de mama se da principalmente en la mujer aunque. También puede afectar a los
hombres pero la probabilidad es mucho menor.
**Edad
Una mayor edad conlleva un aumento del número de cánceres. El 60% de los tumores de
mama ocurren en mujeres de más de 60 años. Este porcentaje aumenta mucho más
después de los 75 años.
**Genes
Existen dos genes identificados que, cuando se produce algún cambio en ellos (mutación),
se relacionan con una mayor probabilidad de desarrollar el cáncer de mama. Estos genes
se denominan BRCA1 y BRCA2 y según algunos estudios parece que entre el 50% y el
60% de mujeres que han heredado estos genes mutados pueden desarrollar el cáncer
antes de los 70 años.
**Antecedentes familiares
Cuando un pariente de primer grado (madre, hermana, hija) ha tenido cáncer de mama se
duplica el riesgo de padecerlo. Si se trata de un pariente más lejano (abuela, tía, prima)
sólo aumenta el riesgo ligeramente.
**Antecedentes personales
Una enfermedad mamaria benigna previa parece aumentar el riesgo en aquellas mujeres
que tienen un gran número de conductos mamarios. Aún así, este riesgo es moderado.
Algunos resultados anormales de biopsia de mama pueden estar relacionados con un
riesgo ligeramente elevado de padecer cáncer de mama. El riesgo de desarrollar cáncer
en el otro seno en aquellas mujeres que han tenido un cáncer de mama es distinto de la
recurrencia o reaparición del primer cáncer.
**Raza
Las mujeres blancas son más propensas a padecer esta enfermedad que las de raza
negra, aunque la mortalidad en éstas últimas es mayor, probablemente porque a ellas se
les detecta en estadíos más avanzados. Las que tienen menor riesgo de padecerlo son las
mujeres asiáticas e hispanas.
**Períodos menstruales
Cuanto antes se comienza con la menstruación (antes de los 12 años), mayor es el riesgo
(de dos a cuatro veces mayor) de padecer esta enfermedad si se compara con aquellas
que comenzaron más tarde (después de los 14 años). Lo mismo ocurre con la
menopausia: las mujeres con una menopausia tardía (después de los 55 años) tienen
mayor riesgo. El embarazo después de los 30 años también aumenta el riesgo. Estos
factores, aunque muy frecuentes, suelen tener poca incidencia sobre el riesgo de padecer
cáncer.
**Alcohol
El consumo de alcohol durante años está claramente vinculados al riesgo elevado de
cáncer de mama.
**Exceso de peso
El exceso de peso parece estar relacionado con un riesgo más alto de tener esta
enfermedad, aunque no existe ninguna evidencia que un tipo determinado de dieta (dieta
rica en grasas) aumente ese riesgo.
Hay que tener presentes estos factores de riesgo, y evitar aquellos que se puedan.
También se debe conocer que, en la actualidad, entre el 70% y el 80% de todos los
cánceres mamarios aparecen en mujeres sin factores de riesgo aplicables y que sólo del
5% al 10% tiene un origen genético por poseer los genes mutados BRCA1 y BRCA2. En
la actualidad existen unos criterios muy precisos que aconsejan la realización de estas
pruebas. No basta, por ejemplo, con tener un familiar con cáncer de mama (madre o
hermana) para indicar su realización.
SÍNTOMAS
En los estadios iniciales del cáncer de mama la mujer no suele presentar síntomas. El
dolor de mama no es un signo de cáncer aunque el 10% de estas pacientes lo suelen
presentar sin que se palpe ninguna masa.
El primer signo suele ser un bulto que, al tacto, se nota diferente del tejido mamario que lo
rodea. Se suele notar con bordes irregulares, duro, que no duele al tocarlo. En ocasiones
aparecen cambios de color y tirantez en la piel de la zona afectada.
No todos los tumores malignos presentan estas características pues algunos tienen bordes
regulares y son suaves al tacto. Por este motivo, cuando se detecte cualquier anomalía
se debe consultar con el médico.
En las primeras fases, el bulto bajo la piel se puede desplazar con los dedos. En fases
más avanzadas, el tumor suele estar adherido a la pared torácica o a la piel que lo recubre
y no se desplaza. El nódulo suele ser claramente palpable e incluso los ganglios de las
axilaes pueden aumentar de tamaño. Los síntomas de estas etapas son muy variados y
dependen del tamaño y la extensión del tumor.
DIAGNÓSTICO
En la actualidad la mejor lucha contra el cáncer de mama es una detección temprana del
tumor pues aumentarán las posibilidades de éxito del tratamiento.
¬ Autoexploración
La autoexploración sistemática permite detectar tumores más pequeños que los que
pueda detectar el médico o la enfermera pues la mujer estará familiarizada con sus senos
y podrá detectar cualquier pequeño cambio.
En las revisiones ginecológicas, el médico comprueba que no exista ninguna irregularidad
en las mamas, también que no haya ninguna inflamación de los ganglios linfáticos axilares.
La mujer debe estar tranquila y realizarla en el lugar que crea más adecuado. A algunas
mujeres les parecerá más cómodo realizarla en el momento de la ducha, sin embargo, a
otras, pueden preferir hacerla al acostarse.
La manera más adecuada, para observar los cambios en las mamas, es situarse delante
de un espejo, con los brazos caídos a ambos lados del cuerpo. Tendrá que observar la
simetría de las mamas, el aspecto de la piel, el perfil, etc.
Hay que buscar zonas enrojecidas, bultos u hoyuelos. El aspecto no debe recordar la piel
de naranja. Los pezones y areolas no deben estar retraídos o hundidos.
Una vez hecho lo anterior, tiene que repetir la operación pero con los brazos elevados
sobre el cuello. Los senos deberán elevarse de la misma manera y, en esa posición,
comprobar que no hay ningún bulto u hoyuelo.
Hay que comprimir un poco el pezón y comprobar si se produce alguna secreción (avise al
médico si esto es así, intente identificar el color de la secreción).
Una vez explorada la mama, hay que realizar la exploración de la axila para intentar
descubrir la existencia de bultos en esta zona.
¬ Mamografía
Las mujeres con factores de riesgo deben realizarse una mamografía y un examen clínico
anual a partir de los 40 años.
Las mujeres que no tienen factores de riesgo conocidos recientes deben realizarse una
mamografía cada dos años, a partir de los 40 años, y anualmente, a partir de los 50 años.
No obstante, este asunto ha sido objeto de controversias recientes y algunos estudios
sugieren la necesidad de hacerse una mamografía al año entre los 40 y los 49.
La mamografía es una exploración que utiliza los rayos X de baja potencia para localizar
zonas anormales en la mama. Esta técnica consiste en colocar la mama entre dos placas y
presionarla durante unos segundos mientras se realizan las radiografías.
No hay ningún peligro por las radiaciones de esta técnica, ya que son de baja potencia.
Es una de las mejores técnicas para detectar el cáncer de mama en sus primeras fases.
Para confirmar el diagnóstico, en los casos positivos, hay que realizar una biopsia tras la
mamografía.
¬ Ecografía
Es una técnica secundaria en el diagnóstico de cáncer de mama. Se emplean ultrasonidos
que son convertidos en imágenes.
Su utilidad se encuentra en que con ella se pueden diferenciar los tumores formados por
líquido (quistes) de las masas sólidas. La importancia de detectar esa diferencia es mucha
pues los quistes no suelen necesitar un tratamiento si no hay otros síntomas, mientras que
las masas sólidas precisan de una biopsia.
Además, en mujeres jóvenes con mamas densas es posible que el radiólogo prefiera hacer
una ecografía en lugar de una mamografía ya que esta prueba presenta más sensibilidad
en estos casos.
¬ Termografía
Es una técnica que registra las diferencias de temperatura. No se suele utilizar con mucha
frecuencia.
De todas las técnicas anteriores, las más empleadas son la mamografía y la ecografía. Si
existe alguna duda, que no se solucione con estas dos, se emplea las otras. Ninguna es
mejor que la otra sino que con cada una se ve la zona corporal de una manera diferente.
¬ Biopsia
Una vez detectado el tumor mediante una o varias de las técnicas mencionadas, se debe
realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Hay varios tipos de biopsias según la técnica que se emplee:
Biopsia aspirativa con aguja fina (PAAF): consiste en introducir una aguja hasta la zona
del tumor, mientras el médico palpa la masa. Si la masa no puede palparse, se puede
realizar esta técnica con ayuda de la ecografía para situar la aguja en el sitio exacto donde
se encuentre la masa. Después se extraerá el líquido con la aguja.
Si el líquido es claro, lo más probable es que sea un quiste benigno, aunque también
puede ser que el líquido sea turbio o con sangre y que el tumor sea benigno. Si la masa es
sólida, se extraen pequeños fragmentos del tejido.
El análisis microscópico de esta muestra (tanto del líquido como del tejido) es el que
determinará si es benigno o canceroso.
En ocasiones, el resultado puede no ser satisfactorio para el médico, por lo que se solicita
otro tipo de biopsia o se realiza un seguimiento de la paciente.
Biopsia quirúrgica: en ocasiones se empleará la cirugía para extirpar parte o la totalidad de
la masa en el quirófano para su posterior examen microscópico.
Cuando se extirpa una parte del tejido, se denomina biopsia por incisión. Ésta suele
realizarse en tumores muy grandes.
Con la biopsia en dos tiempos, la paciente tiene más tiempo para asumir su situación, ir
más tranquila a realizarse la biopsia y poder consultar a su médico todas las dudas que
tenga antes de realizarle la intervención.
Una vez extraído el tejido mediante la biopsia, el patólogo examinará la muestra y
determinará el estadio del tumor, así como su capacidad para extenderse con rapidez.
* Prueba de HER2/neu: otra sustancia que hay que examinar, durante la biopsia, es la
cantidad de la proteína HER/2nu, una proteína promotora del crecimiento celular, y los
genes responsables de la producción de más o menos cantidad de esa proteína. La
presencia elevada de la proteína o de los genes, indica un peor pronóstico del cáncer pues
tienden a crecer y a propagarse más rápidamente. Este oncogen se da en el 20%-25% de
todos los casos. Una vez conocida la presencia de éstas proteínas, y sólo en determinadas
situaciones, puede administrarse un medicamento llamado Herceptina que evita que la
proteína HER/2nu estimule el crecimiento de las células cancerosas.
¬ Otras pruebas: otra posibilidad para conocer el riesgo de reincidencia del cáncer es la
determinación de la proteína BAG1 que, cuando está elevada, indica que esa paciente
tiene más probabilidades de supervivencia libre de la enfermedad.
Aunque existen más pruebas para detectar otro tipo de marcadores, semejantes al
HER2/neu o al PR y ER, las más frecuentes son las mencionadas anteriormente porque
son las más útiles ya que orientan sobre el tipo de tratamiento más adecuado y porque
existe un tratamiento para ello.
TRATAMIENTO
El tratamiento vendrá determinado por el tamaño del tumor y si ha habido extensión a los
ganglios u otras zonas del cuerpo. Por lo general, cuando el tumor es menor de 1
centímetro de diámetro, la cirugía es suficiente para terminar con el cáncer y no se precisa
de quimioterapia. No obstante, hay pocos casos en los que no se requiera un tratamiento
complementario a la cirugía, bien con quimioterapia o con hormonoterapia. Actualmente el
factor pronóstico más importante sigue siendo la afectación ganglionar: el número de
ganglios afectados ayuda al oncólogo a seleccionar el tratamiento posterior.
La intervención quirúrgica, siempre realizada por un cirujano/ginecólogo experto en cáncer
de mama, permite el control local de la enfermedad y llevar a cabo un diagnóstico
riguroso gracias a que se pueden determinar las características del tumor y el número de
ganglios afectados por células malignas.
En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una
radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada. Lo que
se consigue con la radioterapia es disminuir el tamaño del tumor, para luego retirarlo
quirúrgicamente o, una vez realizada la intervención, limpiar la zona de células malignas.
La mujer con un diagnóstico reciente debe saber que existe una alternativa a la
mastectomía (cirugía radical) de inicio y debe conversar con su médico sobre la posibilidad
de recibir la quimioterapita en primer lugar.
Sólo hay un 10% de todas las pacientes que no reciben tratamiento postoperatorio y que
son aquellas que no tienen afectados los ganglios y que el tumor es menor de 1cm., y/o los
receptores hormonales son positivos.
Debido a que son medicamentos muy fuertes, presentan unos efectos secundarios que, en
algunos casos, resultan muy molestos. Hay que decir que se administran, junto con ellos,
otros fármacos que disminuyen algunos de esos efectos. Los más frecuentes son:
La quimioterapia como tratamiento para las recaídas (cuando vuelve a aparecer el cáncer
en la otra mama o en otro órgano) se administra de la forma que hemos descrito
anteriormente, sólo que la dosis tendrá que ser la apropiada al estadio del cáncer.
Se les da a aquellas pacientes que tienen receptores hormonales positivos, esto viene a
ser el 60-70% del total de las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama.
Hace años se realizaba la extirpación ovárica para impedir la acción de las hormonas pero,
en la actualidad, esta técnica no se emplea y en su lugar se utiliza la terapia hormonal.
Últimamente se están empleando nuevos fármacos para esta terapia, que son los
siguientes:
Los efectos secundarios de estos fármacos son parecidos a los síntomas que se dan en
la menopausia, es decir, sofocos, nerviosismo, etc. En algunas mujeres posmenopáusicas
se ha visto otros riesgos como un aumento de la tromboflebitis, etc.
La cirugía se realizará una vez obtenido el resultado de la biopsia. Con ella, se pretende
conseguir la extirpación total del tumor. Dependiendo de éste, la cirugía será más o menos
complicada.
Mastectomía parcial o escisión amplia: extirpación del tumor junto con una
cantidad mayor de tejido normal.
DE PULMÓN
¿QUÉ ES?
Las células son las unidades de vida más pequeñas del cuerpo
humano. Una de sus funciones es reproducirse y morirse cuando ya
no son útiles. Este proceso es muy ordenado, en el tiempo y en el
espacio, de tal forma que permite que exista siempre el número
adecuado de células para cada etapa de la vida.
LOS PULMONES
Los pulmones son dos órganos esponjosos y ligeros, los más grandes del organismo, que
se encuentran situados en la cavidad torácica, los dos no son exactamente iguales.
El pulmón derecho es mayor que el izquierdo, esto es así porque el corazón se encuentra
situado en ese lugar. El pulmón derecho se divide en tres porciones, llamadas lóbulos, y el
izquierdo en dos.
Los pulmones están recubiertos por una membrana que los protege y les da elasticidad
para facilitar sus movimientos, que se denomina pleura.
Hay diferentes estructuras que entran y salen de los pulmones y que realizan distintas
funciones.
Mediante el movimiento de fuelle del tórax, los pulmones aspiran el aire del ambiente
atmosférico para extraer el oxígeno y expulsan el aire del interior de los pulmones para
eliminar el dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2). El aire inspirado pasa por la
laringe y la tráquea desde donde se distribuye a través de los bronquios a los pulmones.
La tráquea, que lleva el oxígeno procedente de la boca y las fosas nasales,a la altura de
los pulmones se divide en dos conductos o tubos, son los bronquios.
Los bronquios, ya en el interior de los pulmones, son las 'tuberías' por donde circula el
aire y se ramifican en múltiples conductos, llamados bronquiolos.
Los bronquiolos poseen unas terminaciones con forma de racimo de uvas, minúsculas,
que se denominan alvéolos. Estos son unas pequeñas cavidades que están en contacto
con los vasos sanguíneos que irrigan los pulmones.
Existen otras estructuras que son las venas y las arterias que se encargan de transportar
la sangre desde los pulmones al organismo y desde éste a los pulmones.
La sangre llega hasta los alvéolos y allí es donde se intercambian los gases, dejando el
dióxido de carbono en los pulmones para ser expulsado y el oxígeno en la sangre para que
lo lleve al resto del organismo.
CAUSAS
El hábito de fumar tabaco es la causa principal en el 90% de los casos de cáncer de
pulmón, tanto en varones como en mujeres. Décadas atrás, este tipo de tumor era mucho
menos frecuente en las mujeres y, cuando aparecía, era más probable que no estuviese
relacionado con el tabaco. Estas diferencias van desapareciendo rápidamente, lo que
refleja la incorporación femenina al tabaquismo en los años previos.
Otra parte de este tipo de cáncer se debe a sustancias inhaladas y que se encuentran en
el lugar del trabajo; un fenómeno relacionado con el 10%-15% de cáncer de pulmón en los
varones y el 5% en las mujeres. Las más importantes de estas sustancias son los
asbestos, como los que se emplean en las fábricas de amiantos.
El cáncer de pulmón también puede estar causado por radiaciones recibidas en el tórax,
como los tratamientos con radioterapia empleados para tratar el cáncer de mama y los
linfomas. El intervalo entre la exposición a las radiaciones y la aparición del cáncer suele
ser muy largo, en torno a los 20 años. El mayor riesgo lo sufren las personas que se
trataron hace muchos años, con aparatos antiguos, y fumaron durante los años siguientes.
El riesgo con los equipos modernos de radioterapia es muy bajo.
Factores de riesgo
La nicotina potencia el efecto cancerígeno de las otras sustancias procedentes del humo
del tabaco y los efectos de los carcinógenos en el medio ambiente.
La nicotina actúa sobre el mecanismo de apoptosis, o muerte celular, impidiendo que las
células se suiciden. Cuando se trata de células cancerígenas hace lo mismo con lo cual
provoca o estimula la formación de cáncer.
Además del tabaco, existen otras sustancias, mencionadas anteriormente, que se detallan
ahora:
Asbesto: las personas que trabajan con asbesto tienen siete veces más posibilidades de
sufrir cáncer que las que no mantienen contacto con esta sustancia. Estas personas sufren
un tipo de cáncer denominado mesotelioma, que se da en la pleura. En los últimos años,
los gobiernos han prohibido que se emplee este material para los productos comerciales e
industriales. Si se combina la exposición a asbesto con el hábito de fumar, se aumentan
las probabilidades de sufrir cáncer de 50 a 90 veces.
Agentes causantes de cáncer en el trabajo: un grupo de riesgo laboral son los mineros.
Éstos trabajan con materiales que al ser inhalados puede dañar sus pulmones. Tales
sustancias son minerales radiactivos como el uranio, y los trabajadores expuestos a
productos químicos tales como el arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los
productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los éteres clorometílicos. Las
personas que trabajan en estas condiciones deben tener mucho cuidado de evitar la
exposición a dichos agentes.
Otro tipo de factores serían aquellos que han producido algún daño en el pulmón y que
predisponen a padecer un cáncer, como haber sufrido tuberculosis, silicosis o berilosis
(enfermedades, estas dos últimas, causadas por inhalación de ciertos minerales).
Otro motivo que favorece el crecimiento de células cancerígenas sería el exceso o déficit
de vitamina A.
Por otro lado, el pulmón es un lugar muy frecuente para la aparición de metástasis. Pero
éstas no son verdaderos tumores de pulmón, sino siembras de cánceres de otros órganos,
como la mama o el intestino.
Las metástasis suelen afectar a los siguientes órganos: ganglios linfáticos, huesos,
cerebro, glándulas suprarrenales e hígado. El tumor primario generalmente se origina
cerca de los bronquios y se expande hacia el centro de los pulmones.
Hay algunas variedades de cáncer no-microcítico de pulmón. Las dos más comunes son el
carcinoma escamoso o epidermoide y el adenocarcinoma. El primero es el más común y,
como el microcítico, suele nacer de la profundidad del pulmón, en el centro del pecho. El
adenocarcinoma es más raro y suele ser la clase de tumor pulmonar que padecen las
personas no fumadoras. Tiende a nacer de las partes más periféricas del pulmón, cerca de
la pared del tórax.
La T hace referencia al tamaño del tumor. Se clasifica entre T1 y T4, según el tumor sea
más voluminoso o afecte estructuras cercanas importantes como los bronquios principales,
las arterias o el propio corazón.
La clasificación de los tumores microcíticos de pulmón es mucho más simple. En este tipo
de cáncer se habla de etapa limitada y de etapa extensa.
La etapa extendida es aquella en la que el cáncer está demasiado diseminado para ser
incluido dentro de la definición de etapa limitada, es decir, el cáncer se ha extendido al otro
pulmón, a los ganglios linfáticos del otro pecho, a órganos distantes, etc.
Los pacientes que tienen una etapa limitada del cáncer podrán ser tratados eficazmente
con radioterapia. En los que tienen una etapa extensa, no es tan aplicable la radioterapia.
DE VEJIGA
¿QUÉ ES?
El cáncer de vejiga se produce cuando se desarrollan células malignas
en el revestimiento de este órgano.
CAUSAS
Entre los factores de riesgo implicados en la aparición del cáncer de vejiga destacan los
siguientes:
- Las infecciones urinarias repetidas producen una irritación de la pared de la vejiga que
parece que puede ocasionar predisponer al cáncer, aunque esto no está completamente
comprobado.
DE PIEL
¿QUÉ ES?
El cáncer de piel es una enfermedad producida por el desarrollo de
células cancerosas en cualquiera de las capas de la piel.
TIPOS Y DESCRIPCIÓN
Cáncer de piel no melanoma
El carcinoma de células escamosas (o carcinoma epidermoide) se desarrolla en las
capas intermedias de la epidermis y supone el 20% de todos los casos de cáncer de piel.
Aparece normalmente en áreas que han estado expuestas al sol, como la parte superior
de la nariz, orejas, frente, labio inferior y dorso de las manos.
Puede darse también en aquellas zonas de la piel que hayan estado en contacto con
productos químicos, que hayan sido sometidas a radioterapia, o que se hayan quemado.
En el área genital, aparece con menor frecuencia.
A través del sistema linfático, puede extenderse a cualquier parte del cuerpo, aunque esto
sucede muy pocas veces. Es un tumor con tendencia a crecer y a recaer en el mismo sitio,
una vez extirpado. Pero no tiende a esparcirse.
Afecta a la capa inferior de la epidermis, formada por células basales. Y suele darse en
aquellas zonas que han estado expuestas al sol, como la cabeza y el cuello.
Su crecimiento es lento y rara vez se extiende a otras partes del cuerpo por lo que es
menos agresivo que el carcinoma de células escamosas. Aunque no por esto hay que
dejar de tratarlo, ya que si no se hace, con el tiempo, se extenderá a los tejidos
circundantes.
El aspecto que presenta es un pequeño abultamiento con una apariencia suave y brillante.
Pero también puede tener forma de cicatriz, siendo firme al tacto. Generalmente se
desarrolla de forma lenta aunque la velocidad varía de uno a otro.
No es infrecuente que vuelva a aparecer una vez que la persona ha sido tratada. Del 35%
al 50% de las personas diagnosticadas, desarrollarán un nuevo cáncer de piel en un plazo
de cinco años a partir del primer diagnóstico.
En los primeros el aspecto característico es una peca rosada, roja o púrpura de forma
redondeada u ovalada, en cualquier parte del cuerpo aunque es más frecuente en la cara.
En los segundos, suele aparecer como una mancha de color violáceo o pardo oscuro en
las piernas o en los dedos de los pies. Suele aumentar su profundidad ocasionando una
úlcera sangrante. También puede diseminarse por la pierna.
+ Linfoma cutáneo, se produce cuando los linfocitos de la piel (células del sistema
inmunológico o de defensa) se vuelven malignos. La dermis contiene un número
considerable de linfocitos. El tipo más común de éstos, es el linfoma cutáneo de células T
o micosis fungoide. Se desarrolla durante varios años, de forma muy lenta. En los estadios
iniciales, se puede notar picor en la piel y presentar zonas oscuras y secas. Cuando la
enfermedad se ha desarrollado se la denomina micosis fungoide.
Esta enfermedad puede extenderse a través de los vasos linfáticos a otros órganos como
el pulmón, hígado, etc.
Cuanto más pronto se realice el diagnóstico, más posibilidades hay de curación.
El melanoma es el tipo de cáncer de piel menos común y más grave. Puede extenderse
fácilmente a otras partes del cuerpo a través de la sangre o del sistema linfático. Si se
diagnostica pronto, su pronóstico es mejor.
Por lo general, en los hombres suele aparecer en el tronco y en las mujeres, es más
frecuente en la parte inferior de las piernas. Estas personas suelen tener la piel clara.
Puede aparecer en personas de piel más oscura, en zonas de las manos, planta de los
pies, y debajo de las uñas. En algunos casos muy poco frecuentes, el melanoma puede
aparecer en otros tejidos distintos de la piel, como el intestino o el interior del ojo.
El número de personas afectadas por este tipo de cáncer ha aumentado en los últimos
años. En España se ha multiplicado por más de tres en varones y por algo más de dos en
mujeres, en los últimos veinte años. En Estados Unidos, el número de casos se ha
multiplicado por dos, desde 1973, y mueren aproximadamente unas 6.000 personas al
año.
FACTORES DE RIESGO
La causa que provoca este tipo de cáncer no es del todo conocida. Sí que se han
estudiado determinados factores que influyen en su aparición.
Factores ambientales
La exposición excesiva al sol influye en la producción de estos cánceres. Personas que
trabajan en el exterior, como agricultores y marineros, presentan una mayor incidencia. Se
suelen producir en la piel expuesta, frecuentemente en cabeza y cuello.
Existe una correlación entre el riesgo de melanoma y la latitud. También influye el período
de tiempo durante el que ha vivido una persona en países de latitudes ecuatorianas, lo que
significa una exposición excesiva al sol mantenida durante un período de la vida.
No sólo influye la exposición prolongada sino que una exposición intensa al sol, puntual,
durante unas vacaciones por ejemplo, constituye un factor de riesgo de melanoma.
Los melanomas difieren de los tumores malignos de la piel de tipo no melanoma con
respecto al sexo, edad y localización corporal. La mayor parte de los melanomas malignos
cutáneos no ocurren en zonas que reciben la dosis ultravioleta acumulada mayor.
La edad también parece influir y las quemaduras producidas por el sol antes de los 15
años aumentan el riesgo de melanoma al doble.
Características físicas
Las personas de raza blanca de origen escocés, inglés o irlandés con el pelo rubio o rojizo,
los ojos claros y abundantes pecas son especialmente susceptibles.
Factores genéticos
El síndrome del epitelioma basocelular nevoide es un trastorno hereditario en el que los
pacientes desarrollan un gran número de epiteliomas basocelulares desde la segunda
década de la vida y que, finalmente, afectan a cualquier zona de la piel.
Aquellas personas que han sido tratadas con medicinas que les deprimen su sistema
inmunológico, tienen mayor predisposición a desarrollar un melanoma.
Edad
Aproximadamente la mitad del número de casos de melanomas se presenta en personas
mayores de 50 años.
Otros factores
La exposición a carcinógenos, los traumatismos o cicatrices, las lesiones por radiación
crónica y las infecciones virales, son algunos de los factores predisponentes al cáncer de
piel.
PREVENCIÓN
El principal factor de riesgo en este cáncer es una exposición excesiva
a la radiación ultravioleta.
SÍNTOMAS
El cáncer de piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. En
general, hay que consultar por cualquier mancha que crezca, cambie de forma o de color,
sobre todo si se oscurece. También si se abulta, pica o sangra.
Los carcinomas de células basales aparecen en forma de áreas de color rojo, planas o
escamosas, o de pequeñas áreas cerosas, brillantes y traslúcidas al relieve que pueden
sangrar. Puede haber algún vaso sanguíneo irregular visible, o mostrar áreas de color
azul, café o negro.
Se puede dar un melanoma a partir de un lunar, que cambie de aspecto, o textura. Por lo
general, un lunar es una mancha de color uniforme, de color café, canela o negro en la
piel. Tienen menos de seis milímetros de diámetro y puede estar presente desde el
nacimiento o puede aparecer en la infancia o juventud.
La mayoría de las personas tienen lunares que son benignos. Es importante reconocer sus
cambios.
Color: el color del lunar no es uniforme, sus tonalidades varían desde un marrón a un rojo,
o azul.
DE PRÓSTATA
¿QUÉ ES?
ESTADÍSTICAS
El cáncer de próstata es el segundo tumor más frecuente hombres, por detrás del cáncer
de pulmón. En todo el mundo se diagnostican unos 700.000 nuevos casos al año; lo que
representa el 11,7% de todos los tumores masculinos.
En España se detectan unos 13.300 casos anuales, lo que supone casi el 14% de todos
los tumores en hombres. Anualmente se producen en nuestro país alrededor de 6.000
muertes por este diagnóstico (el 10% de todos los fallecimientos por cáncer entre varones)
En comparación con otros países desarrollados, la tasa española es baja (36 nuevos
casos por cada 100.000 habitantes), pero la enfermedad muestra una tendencia al alza
desde la década de los 90.
Mientras en estos los países en vías de desarrollo es el sexto tumor más habitual (por
detrás del cáncer de pulmón, estómago, hígado, esófago y colon),
en los países desarrollados su frecuencia ha aumentado muy rápidamente en la última
década, probablemente por el diagnóstico precoz, y en muchos países es el primero en
frecuencia entre los hombres, muy por delante del cáncer de pulmón (Norteamérica,
Australia y Europa del Norte principalmente).
Las tasas de supervivencia indican que, en el mundo occidental, el 92% de los varones
diagnosticados sobrevive al menos cinco años después de su diagnóstico; y el 67% supera
los 10 años. El pronóstico de la enfermedad mejora cuando se detecta a tiempo, y se
calcula que un 58% de los tumores se diagnostica en esta fase aún localizada.
Edad: la probabilidad de tener cáncer de próstata es muy rara antes de los 40 años, pero
aumenta considerablemente a partir de los 50. Más del 80% se diagnostica en hombres
mayores de 65 años.
Dieta: las grasas parecen tener un papel en el cáncer de próstata, favoreciéndolo. Algunos
estudios han puesto énfasis en que los hombres que comen más grasas, comen menos
cantidad de frutas y verduras y que puede ser esto lo que aumente el riesgo de cáncer y
no el hecho de comer grasas. Parece ser que los licopenos, que se encuentran en niveles
altos en algunas frutas y vegetales, disminuyen el riesgo de enfermar de esta clase de
cáncer. El consumo continuado de fitoestrógenos, como los contenidos en la soja, podrían
disminuir la incidencia del cáncer de próstata. Aunque no existen pruebas concluyentes,
puede que la menor incidencia del cáncer de próstata en los países asiáticos esté
relacionada, al menos en parte, con este factor dietético.
Actividad física: realizar una actividad física regular y mantener un peso adecuado
ayudan a disminuir el riesgo de cáncer de próstata.
Muchos de estos factores no pueden cambiarse, pero otros, como la dieta o la actividad
física, sí.
DETECCIÓN Y SÍNTOMAS
En las primeras etapas del cáncer de próstata no suelen darse muchos síntomas.
Cualquiera de estos síntomas pueden presentarse cuando existe cáncer pero también con
cualquier otro problema menos serio. En realidad, es mucho más frecuente que cualquiera
de estas molestias esté relacionada con la hipertrofia prostática benigna que con el
cáncer, por lo que no debe cundir el pánico si se presentan, pero es conveniente consultar
con su médico.
El cáncer de próstata crece muy lentamente, por esto no varía mucho el índice de
supervivencia si se detecta muy pronto y se pone tratamiento o si se hace algo más tarde,
siempre que el tumor no se haya propagado más allá de esta glándula.
El diagnóstico precoz del cáncer de próstata se basa en las visitas periódicas al urólogo, el
tacto rectal, la determinación de la PSA, la ecografía transrectal y la biopsia. Lo cierto
es que la utilidad del diagnóstico precoz del cáncer prostático dista de estar tan bien
demostrada como, por ejemplo, la de la mamografía con respecto al cáncer de mama.
Está claro que acudiendo al urólogo el cáncer se diagnostica en una fase algo más
temprana. Sin embargo, algunos estudios indican que la probabilidad de curarse del
cáncer es la misma si lo diagnostica el urólogo antes de que aparezcan los primeros
síntomas o algún tiempo después, cuando el paciente consulta por esas molestias. En
cualquier caso y por un principio de prudencia, muchas asociaciones de urología y
oncología sí que recomiendan la visita anual al urólogo empezando alrededor de los
50 años.
Las pruebas fundamentales que se realizan en la visita rutinaria son el tacto rectal y la
determinación de la PSA en el análisis de sangre. Si se observa alguna anomalía, la
primera prueba que se suele hacer a continuación es la ecografía transrectal.
La próstata está situada justo por delante del recto, de modo que la manera más fácil de
observarla con detalle consiste en introducir una sonda de ultrasonidos en los primeros
centímetros del recto, a través del ano. La ecografía transrectal informa del volumen,
forma y contenido de la próstata. Si se aprecia algo con posibilidades de ser un tumor,
se practica una biopsia mediante la inserción de una aguja, también a través del ano.
-------
DE COLON
¿QUÉ ES?
El cáncer colo-rectal consiste en el crecimiento descontrolado de
células anormales en esa parte del intestino. Estas células pueden
invadir y destruir el tejido que se encuentra a su alrededor. Si penetran
en el torrente sanguíneo o linfático, pueden extenderse a cualquier
parte del organismo y producir daños en otros órganos. A este
proceso de expansión se le denomina metástasis.
TRATAMIENTO
El tratamiento se basa principalmente en tres técnicas que son la cirugía, la radioterapia y
la quimioterapia.
La cirugía
La cirugía es el único tratamiento con capacidad curativa en este cáncer. Con ella se
consigue un 50% de supervivencia libre de enfermedad.
Se suele extirpar un tercio del colon, y la cantidad de tejido variará en función del tamaño y
la situación. Las secciones que quedan se vuelven a unir. Puede que, temporalmente, se
tenga que realizar una colostomía.
La colostomía consiste en unir el colon a una salida artificial en la pared del abdomen. Se
coloca una bolsa adhesiva en la piel que recogerá los excrementos.
Si el estadio del cáncer es muy bajo, puede extirparse a través de un colonoscopio. Con
esta técnica se evita la incisión quirúrgica.
Los tumores que son grandes suelen bloquear la salida de las heces, a esto se le
denomina obstrucción intestinal. Cuando no se pueden extirpar estos tumores se tiene que
realizar una colostomía para dar salida a los excrementos. En este caso la colostomía será
permanente.
En cuanto al cáncer de recto, según sea el tramo afectado así se realizará una técnica u
otra.
Cuando el tumor se encuentra por encima de los 7-8 cm desde el canal anal, cerca de la
unión del recto y colon, se realizará una resección anterior baja. Con ella se extirpará la
parte donde está el cáncer y se unirá el recto con el colon.
Si el tumor se encuentra localizado más cerca del ano, es necesario una resección
abdominoperineal. Tras ésta, será necesaria una colostomía pues no se puede conseguir
la unión del recto con el colon.
Cuando están afectados el recto y órganos cercanos, como la vejiga, próstata o útero, se
realiza una exenteración pélvica que consiste en la extirpación de estos órganos. También
es necesaria aquí la colostomía y, si se extirpa la vejiga, será preciso realizar una
urostomía, que consiste en crear una salida en el abdomen para la orina.
Existen otros métodos para eliminar esos tumores que no requieren de una intervención
quirúrgica. Entre otros están la congelación del tumor o la inyección de alcohol
concentrado que los destruyen.
La quimioterapia
La quimioterapia consiste en la administración de medicamentos que destruyen o dañan
las células cancerosas. Se utiliza en tumores de recto de alto riesgo de diseminación, en el
estadio C de Dukes en adelante.
Existen varias vías de administración, pero las más frecuentes son la vía oral y la vía
intravenosa.
La radioterapia
Consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para destruir o disminuir el
número de células cancerosas. Es un tratamiento local.
Se desarrolla a lo largo de cinco días a la semana durante varias semanas (las que el
oncólogo y el radiólogo hayan creído convenientes), y el paciente va de forma ambulatoria
a la clínica o sala donde se realice la radioterapia; no tiene que estar ingresado para ello.
En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una
radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada.
Los efectos secundarios de este tratamiento son ligera irritación de la piel, náuseas,
diarrea, irritación rectal, irritación de vejiga o cansancio.
La radioterapia se utiliza principalmente en este tipo de cáncer cuando el tumor está unido
a otro órgano o tejido de forma que impide su extirpación mediante cirugía.
--
DE BOCA Y ESÓFAGO
UNA LECCIÓN DE ANATOMÍA
Los tumores que se localizan en esta zona suelen ser de dos tipos, en
función del carácter de las células malignas: carcinomas y
adenocarcinomas. Los primeros, carcinomas de células escamosas
–por su forma planas y parecida a una escama–, se originan en la
capa de células que revisten las paredes internas de la boca y el
esófago. En las etapas más tempranas, estos tumores están
localizados, y sólo cuando la enfermedad progresa y las células
malignas se extienden puede hablarse de cáncer invasivo. Los
adenocarcinomas, por su parte, son aquellos tumores que se localizan
en las células glandulares (aquellas que segregan líquidos mucosos
para el recubrimiento interno de las paredes de los órganos).
SÍNTOMAS
El cáncer de esófago no suele presentar síntomas muy claros durante las primeras fases
de la enfermedad, de ahí que frecuentemente se diagnostique en fases demasiado
avanzadas de la enfermedad como para tener cura. La mejor herramienta para detectar
lesiones precancerosas son los chequeos regulares, pero además, a medida que la
enfermedad avanza, ésta puede reconocerse por algunos signos que van desde
dificultades y dolor al tragar hasta tos persistente, pasando por vómitos, esputos
sanguinolentos, ronquera, tos crónica o pérdida repentina de peso. Este tipo de cáncer
suele aparecer alrededor de los 45 años, aunque puede desarrollarse en cualquier
momento.
En cuanto al cáncer oral, aunque cada paciente puede experimentarlos de forma diferente,
algunos de los signos que pueden indicarnos que estamos ante una situación
maligna son:
DIAGNÓSTICO
Para descubrir el origen de los síntomas, el médico evaluará el historial del
paciente y llevará a cabo además un examen físico para palpar los nódulos del
cuello y tratar de descubrir hinchazón o cualquier otro tipo de anomalía.
Generalmente ordenará una radiografía de tórax y otras pruebas, entre ellas la
biopsia de la zona sospechosa. Uno de los 'puntos fuertes' del proceso de
diagnóstico es la clasificación en estadios, es decir, la determinación de si el
cáncer se ha diseminado ya a otras áreas del cuerpo. Esta información permite
determinar la fase de la enfermedad y esulta fundamental a la hora de planear el
tratamiento. Para ese estadiaje, pueden utilizarse numerosas pruebas y
procedimientos.
En los tumores de la boca, la biopsia es la única forma de saber si la lesión es o no
cancerosa. Un cirujano será el encargado de extraer una pequeña muestra del
bulto o de la zona afectada (generalmente se trata de una biopsia de lengua y otra
de la encia) que será examinada al microscopio por un patólogo para comprobar la
existencia de células cancerosas. Si esta prueba resulta positiva se llevan a cabo
nuevos exámenes para concretar su naturaleza y descubrir si las células
cancerosas se han extendido por el organismo o todavía no (estadiaje).
Entre estos, es común la inclusión de una radiografía de los dientes, así como de
la cabeza y el tórax. Además, los oncólogos suelen incluir una tomografía
computerizada, más conocida como TAC, una serie de varias 'fotografías'
seriadas de la zona elegida (cerebro,cuello...) que ofrecen imágenes como los
cortes de una pieza de embutido.
Otro de los test que suele encargarse es una ultrasonografía o ecografía,
mediante ondas sonoras de alta frecuencia, inaudibles para el ser humano, que
'producen' una imagen de los órganos y tejidos de la zona. Para ello se emplea un
gel soluble en agua, como el utilizado durante las ecografías, que sirve para que
el médico pueda pasar el transductor, la parte del equipo que lanza las ondas y
recoge las imágenes. Se trata de un procedimiento que no causa ningún tipo de
molestia.
Si el tumor está localizado en la laringe, se realiza un examen por medio de una
sonda (laringoscopio) con una pequeña cámara que permite al médico observar
el tumor en la boca y la garganta.
En el caso de los tumores esofágicos es necesario llevar a cabo una observación
del interior del conducto mediante una sonda delgada, iluminada. Esta prueba,
denominada esofagoscopia, consiste en pasar el esofagoscopio a través de la
boca, por la garganta hasta el esófago. Antes de ello se suele aplicar un
anestésico local para evitar que el paciente sienta dolor. Además, aunque menos
frecuente, se emplea el llamado 'tránsito de Bario' o esofagograma, que permite
obtener varias radiografías del esófago después de que el paciente haya tomado
una solución que contiene bario, una sustancia que recubre este tubo y permite
visualizar cualquier posible cambio en su contorno en la radiografía.
EL TRATAMIENTO Y SUS CONSECUENCIAS
Cáncer oral.-
Si el tumor es lo suficientemente pequeño, se recomienda la extirpación quirúrgica.
La radioterapia y la quimioterapia se emplean cuando el tumor es grande o se ha
diseminado a los ganglios linfáticos en el cuello, aunque no es descartable que sea
necesario también acudir a la cirugía cuando se trata de tumores grandes que
impiden tragar o dificultan la respiración. Es la denominada cirugía paliativa, capaz
de mejorar los síntomas pero no de curar la enfermedad. Es difícil definir con
exactitud las reacciones que va a provocar cada tratamiento en cada paciente,
porque estos varían considerablemente según cada persona y dependen mucho
de la etapa en la que se encuentre el tumor y el área específica que va a ser
tratada. Cuando el nódulo tiene un tamaño considerable, el cirujano se ve obligado
a extirpar también parte del paladar, la lengua e incluso la mandíbula y las cuerdas
vocales (total o parcialmente), algo que además de tener consecuencias prácticas
en su vida diaria, puede modificar su aspecto físico. Algunos pacientes suelen
necesitar una prótesis artificial o algún tipo de dispositivo para recuperar el habla;
otros, requieren terapias de rehabilitación para el lenguaje, para aprender otros
modos de comunicarse o bien para mejorar el movimiento, la masticación, la
deglución y el habla. En ocasiones es necesario recurrir a la cirugía plástica para
reconstruir la zona.
La pérdida de peso es una de las consecuencias más visibles de este tipo de
tratamientos ya que la ingesta de alimentos se convierte en una acción
extremadamente difícil y dolorosa para el paciente. En este caso, el médico debe
sugerir algún tipo de dieta ligera que le ayude a mantener una alimentación sana y
variada. Lo más fácil es tomar alimentos blandos, sopas, purés, batidos proteínicos
y cualquier cosa que resulte fácil de tragar. Un truco consiste en tomar pocas
cantidades de comida, con mayor frecuencia, en lugar de tres comidas más
abundantes.
Otro curioso efecto secundario tiene que ver con las dentaduras de estos
pacientes. Mientras dura el tratamiento muchos de ellos no podrán seguir
usándolas, e incluso después, algunos de ellos se ven obligados a cambiarlas
debido precisamente a las transformaciones que han sufrido los tejidos de su
cavidad bucal, una alteración que inutiliza los viejos 'dientes'.
Cáncer esofágico.-
Éste depende de varios factores como el tamaño y localización del tumor, el estado
de salud del paciente etc. Generalmente en esta fase suelen intervenir varios
especialistas diferentes, desde cirujanos hasta médicos del aparato digestivo,
pasando por oncólogos médicos, radioncólogos, y dentistas, quienes practican al
paciente una exhaustiva revisión antes de que comience el tratamiento.
Si la tumoración está localizada y las células enfermas no se han extendido a
ninguna otra zona del organismo, la opción elegida es la cirugía. En esta
operación, además de extraer el área afectada, los cirujanos conectan el fragmento
sano que ha quedado del esófago con el estómago para restablecer así la función
de tragar. Una sonda de plástico o un fragmento del intestino pueden servir para
realizar ese empalme.
En ocasiones, se utilizan quimio y radioterapia, o bien una combinación ambas,
como primera opción y con el fin de facilitar la realización de la cirugía,
especialmente cuando el tumor está localizado en un área de difícil 'acceso' para
los cirujanos. En los pacientes que no toleran la cirugía o cuando ya existe
metástasis, se pueden usar la quimioterapia o la radioterapia para aliviar los
síntomas (terapia paliativa); aunque en tales circunstancias, la enfermedad
generalmente no es curable.
Otras opciones disponibles son la terapia con láser –que utiliza un potente haz de
luz para matar células cancerosas– y la electrocoagulación –que emplea para el
mismo fin una corriente eléctrica–.
DE HÍGADO
EL HÍGADO
El hígado, órgano de mayor
tamaño del cuerpo humano sin
contar la piel, se localiza debajo
de las costillas, en lado derecho
del abdomen.
FACTORES DE RIESGO
- Hepatitis: Uno de los mayores factores de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer es
la hepatitis. Los virus causantes de esta enfermedad, el de la hepatitis B ó C, pueden
llegar al organismo por medio de sangre contaminada o bien mediante contacto sexual con
otra persona. Los expertos piensan que entre un 10% y un 20 por ciento de las personas
infectadas con el virus de la hepatitis B desarrollarán cáncer de hígado, de hecho, se
calcula que hay evidencia de infección en casi una cuarta parte de los estadounidenses
que tienen este tipo de tumor.
Sin embargo, la relación exacta entre el virus de la hepatitis C y el cáncer de hígado está
aún siendo estudiada. En la actualidad se estudian métodos para prevenir o tratar las
infecciones por hepatitis antes de que lleguen a causar cáncer, y se han logrado
importantes avances en este campo. Según la American Cancer Society, algunas vacunas
y tratamientos mejorados contra esta infección pueden prevenir alrededor de la mitad de
los casos de cáncer de hígado en todo el mundo.
- Cirrosis: Esta patología se desarrolla cuando muchas de las células del hígado están
dañadas y son sustituidas por tejido cicatricial, que no es capaz de desarrollar las
funciones hepáticas. Puede deberse al abuso de alcohol o ciertos virus, como los de la
hepatitis. Sólo un 5% de los pacientes con cirrosis desarrolla cáncer de hígado. Una buena
parte de las cirrosis se llaman criptogenéticas porque se desconoce su causa, aparecen en
personas no bebedoras sin infección por hepatitis.
- Aflatoxinas: Estas sustancias estan originadas por ciertos tipos de mohos, y pueden
formarse en cachuetes, palomitas y otros granos o cereales. Aunque la venta de productos
con elevados niveles de aflatoxinas está prohibida en los países occidentales, la
contaminación por esta sustancia sigue siendo un importante problema de salud pública en
Asia y África.
- Otros: Ser hombre multiplica por dos las probabilidades de desarrollar tumores
hepáticos. Y también se incrementan los riesgos con la edad, así como entre personas con
antecedentes familiares de la enfermedad.
Tipos de tumores
* BENIGNOS:
* MALIGNOS:
- Colangiocarcinoma: Este tipo de tumores comienza en los conductos biliares del hígado
y suponen alrededor del 13% de todos los cánceres hepáticos. Los cálculos biliares, la
inflamación de la vesícula o la colitis ulcerosa incrementan el riesgo de desarrollar esta
enfermedad. Debido a que a menudo son demasiado grandes o se encuentran en una
parte del hígado a la que no se puede acceder con la cirugía, la mayoría de los
colangiocarcinomas no se pueden extirpar completamente mediante cirugía. El tratamiento
de estos tumores se completa con sesiones de quimioterapia y radioterapia.
- Metástasis: los tumores más frecuentes del hígado son las metástasis. Muchos de los
tumores de otros órganos se extienden al hígado y en ocasiones se detectan por primera
vez en esta zona. Los cánceres de colon, páncreas, melanoma, sarcomas etc. pueden
metastatizar a distancia, es decir, abandonar su localización inicial y comenzar a
extenderse, siendo el hígado el órgano en el que con más frecuencia se encuentran.
Síntomas
A menudo se habla de la 'enfermedad silenciosa' porque es frecuente
que en los estadíos iniciales no dé ningún síntoma de alerta, salvo que
comience a crecer cerca de la cápsulua, en cuyo caso comenzará a
doler, o bien que obstruya la vía biliar yocasione ictericia. Sólo a
medida que el tumor crece de tamaño y la enfermedad se extiende,
pueden empezar a aparecer los síntomas. Entre estos destaca el
dolor en la zona superior del abdomen y que, en ocasiones, se
extienden hasta la espalda .
Diagnóstico
Como la mayoría de los síntomas son inespecíficos, en general es imposible hacer un
diagnóstico basándose sólo en ellos. Ante la presencia de alguno de los síntomas
mencionados será necesario realizar pruebas para ver si hay una enfermedad responsable
de los mismos. Éstas son algunas de ellas:
- examen físico: el médico palpa el abdomen para examinar el estado del hígado, el bazo
y otros órganos en busca de cualquier posible cambio que haga pensar en la presencia de
un tumor. Además, comprobará si hay ascitis (una acumulación de líquido), o signos de
ictericia, con su característico color amarillo, propio de las afecciones hepáticas, y que se
origina por la acumulación de pigmentos biliares en la sangre. Los tumores pequeños son
difíciles de detectar mediante un examen físico porque las costillas derechas cubren la
mayor parte del hígado.
- ultrasonidos: esta técnica utiliza los ecos producidos por las ondas sonoras para emitir
una imagen de los órganos internos (sonograma) que permite apreciar si hay alguna lesión
en las paredes del hígado. Los tumores producen una reverberación distinta a los tejidos
sanos que tiene su reflejo en la imagen. El paciente debe tumbarse en una camilla
mientras el técnico mueve el transductor (el instrumento que emite las ondas sonoras)
sobre el abdomen, previamente lubricado con un aceite o gel para ultrasonidos.
- resonancia magnética: Un ordenador traduce el patrón de ondas emitido por los tejidos
del organismo en una imagen muy detallada de las partes del cuerpo que se quieran
analizar. El detalle de esta técnica permite distinguir un tumor benigno de uno maligno.
Para obtener la 'fotografía' el paciente es introducido en una estructura en forma de tubo
que emite un sonido retumbante, que corresponde a la emisión de las ondas.
Tratamiento
Hoy por hoy estos tumores sólo tienen cura si se detectan en fases muy tempranas de su
evolución, antes de que las células enfermas hayan comenzado a expandirse por el
organismo. Sin embargo, incluso en esta situación existe la posibilidad de controlar la
enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Es lo que se conoce como un
tratamiento paliativo.
DE PÁNCREAS
¿QUÉ ES?
En los Estados Unidos cada
año se diagnostican 29.000
nuevos casos de cáncer de
páncreas cada año, una
enfermedad que ocupa el
quinto puesto de mortalidad
por cáncer en todo el mundo.
Se trata de uno de los tipos
de tumores más difíciles de
diagnosticar, debido a que los síntomas suelen aparecer cuando la
enfermedad ya está en una fase demasiado avanzada. Además, la
localización de esta glándula impide que los tumores más pequeños
sean detectados durante las revisiones rutinarias.
CAUSAS
Por el momento, se desconoce la causa exacta de este tipo de tumores, y los especialistas
no aciertan a explicar su origen. Es cierto que las investigaciones han demostrado que
existen algunas personas con un perfil de riesgo más elevado que el resto de la población,
lo que incrementa sus probabilidades de desarrollar la enfermedad. Algunos de estos
factores de riesgo son:
la edad
El 'peligro' aumenta con los años. La mayoría de los casos se registran en
personas mayores de 60.
el tabaco.
Los fumadores tienen entre dos y tres veces más probabilidades de padecer un
tumor en el páncreas.
la diabetes.
Estos enfermos tienen un porcentaje un poco mayor que el resto de la población
debido a las alteraciones que presentan en las células pancreáticas.
ser hombre
El número de casos es más elevado entre los varones.
los antecedentes familiares. Si la madre, padre o hermanos han padecido la
patología, el riesgo se triplica.
pancreatitis crónica
Se trata de una enfermedad que afecta a esta glándula, y la evidencia sugiere que
podría estar relacionada con una propensión mayor.
otros
Además, ciertos estudios sugieren la posibilidad de que esta enfermedad esté
relacionada con la exposición a determinados compuestos químicos en el entorno
laboral. Una elevada ingesta de carnes rojas y grasas animales son otros de los
factores de riesgo apuntados por los científicos. Es importante dejar claro que no
todas las personas que responden a este perfil desarrollarán un tumor de este tipo
a lo largo de su vida.
SÍNTOMAS
A menudo se habla de este tipo de cáncer como de una 'enfermedad silenciosa', porque,
en sus fases más tempranas, no da ningún síntoma de alarma que permita identificarlo.
Esta circunstancia es la que impide que se diagnostique a tiempo, ya que el paciente suele
acudir al médico demasiado tarde, cuando el cáncer está ya muy avanzado y las terapias
son prácticamente inocuas.
A medida que el tumor crece, acaba presionando alguno de los órganos cercanos, lo que
ofrece las primeras pistas para sospechar de su existencia. Algunos de estos signos de
alarma que pueden permitir identificarlo son:
DIAGNÓSTICO
Ante unos síntomas como los descritos anteriormente, el médico
realizará una serie de exámenes para determinar de qué se trata.
Algunas de las pruebas diagnósticas empleadas son:
TRATAMIENTO
Cada vez son más los pacientes que deciden tener un papel activo en su enfermedad,
conocer todo lo que concierne a la patología para poder tomar algunas de las decisiones
que determinen el tratamiento más adecuado, cuál conlleva menos efectos secundarios
etc. Sin embargo, a veces, el shock que supone enfrentarse a una patología como el
cáncer impide a los enfermos y a su familias pensar con claridad y hacer todas las
preguntas que, de otro modo, se plantearían.
La elección final dependerá de factores tan variados como la edad o el estado de salud
general del paciente, la fase en la que se encuentra el tumor etc. Éstas son algunas de las
alternativas:
Cirugía.
La intervención quirúrgica puede hacerse sola o combinada con algunas sesiones
de radioterapia y quimioterapia. La extensión de la operación dependerá del
tamaño del tumor, su localización... En la actualidad, en el momento del
diagnóstico, sólo el 20% de los tumores pancreáticos puede extirparse. El
procedimiento estándar que se utiliza se llama pancreáticoduodenectomía o
procedimiento de Whipple. Según el estado del paciente y del tumor, el cirujano
extirpará la cabeza del páncreas y una parte del intestino delgado, la vía biliar y el
estómago así como los tejidos circundantes, o bien el páncreas entero y el bazo
(en lo que se conoce como pancreatectomía distal). Otra intervención más
agresiva es la pancreatectomía total, durante la que los médicos extraen
completamente el páncreas, pero también una parte del intestino delgado, la vía
biliar, la vesícula, el bazo y los ganglios linfáticos más cercanos.
Cuando el tumor está bloqueando la vía biliar o el duodeno, los cirujanos pueden
practicarle al paciente una especie de 'bypass'. Un 'puente' que permitirá a los
fluidos discurrir normalmente a través del sistema digestivo y además aliviará los
síntomas de la ictericia y los dolores derivados de ese taponamiento. Similares
resultados pueden obtenerse sin necesidad de recurrir al 'bypass'. Basta con
insertar un stent biliar en la zona taponada, una pequeña malla que permite
mantener abiertos ambos conductos.
La mayoría de las operaciones requieren que los pacientes permanezcan
ingresados en el hospital durante varios días para recuperarse, excepto en los
casos de los stents biliares tras cuya colocación la mejoría puede ser muy rápida e
inlcuso el paciente puede volver a casa al día siguiente. En el resto de los casos,
es normal que el paciente se encuentre cansado y débil en los días
inmediatamente posteriores, y la mayoría necesita estar al menos un mes de
reposo en su casa después de abandonar el centro hospitalario.
Además, lo habitual es que los pacientes pasen varios meses a base de líquidos, e
incluso con alimentación intravenosa, debido a que la extirpación de una parte del
páncreas suele acarrear dificultades a la hora de digerir los alimentos. Poco a poco
podrán ir retomando su alimentación normal, a medida que les vayan retirando los
tubos del abdomen.
Uno de los efectos secundarios más frecuentes es el dolor, aunque éste puede
controlarse fácilmente gracias a los fármacos analgésicos. En algunas ocasiones,
si el organismo no es capaz de volver a producir insulina en niveles adecuados, el
operado puede desarrollar diabetes.
El pronóstico de estos pacientes es significativamente mejor si puede extirparse el
páncreas. Cuando la operación es imposible, este cáncer resulta fatalmente mortal
(el promedio de supervivencia es de apenas un año). Incluso con la intervención, el
porcentaje de curación es inferior al 50%.
Radioterapia.
Ésta es una terapia local, que afecta únicamente a la zona sobre la que se aplican
las radiaciones, a diferencia de la quimioterapia, que se considera sistémica,
porque llega a todas las zonas del organismo. Las radiaciones pueden aplicarse
después de la operación para tratar de eliminar completamente las células
enfermas que hayan podido sobrevivir en la zona, o como tratamiento paliativo
para aliviar el dolor y otros problemas provocados directamente por el cáncer.
Quimioterapia.
El uso de este tipo de fármacos está dirigido a matar las células cancerígenas,
aunque los médicos también pueden recomendarlo para reducir el dolor o hacer
disminuir el tamaño de la tumoración antes de entrar en el quirófano. Puede
emplearse un solo medicamento o bien en combinación con otros agentes, o
incluso añadiendo sesiones de radioterapia. La falta de apetito, náuseas o pérdida
de peso provocados por estos agentes terapéuticos son comunes a todos los tipos
de cáncer, no sólo al de páncreas. En cualquier caso, las recomendaciones
coinciden, llevar una dieta sana y equilibrada, tratar de descansar adecuadamente,
y realizar actividades motivadoras.
Fármacos.
Para tratar de suplir el papel de un páncreas completamente sano, los médicos
pueden recurrir a la administración de algunos fármacos que reemplazarán las
funciones que, en condiciones normales, realizan las hormonas. Es el caso de las
tabletas enzimáticas pancreáticas, que mejoran la capacidad del organismo para
absorber nutrientes, o las inyecciones de insulina que se aplican con la intención
de equilibrar los niveles de esta hormona en el organismo.