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La Filosofía (φιλοσοφíα= amor por el saber), surgida poco antes del periodo clásico, fue una disciplina

compartida entre los hombres de las polis que tenían por objetivo obtener el conocimiento y entendimien-
to del mundo alejadas de explicaciones divinas. De esta manera, surge un espíritu reflexivo dentro de las
comunidades griegas que cuestionaban el orden establecido desde las ideas religiosas y la constitución
del mito. Por eso se considera el traspaso del ‘mito’ a las reflexiones retóricas, destacando el ‘logos’ (la
palabra, la razón). A diferencia de otras culturas contemporáneas, el conocimiento era contenido por los
filósofos y no por los sacerdotes (como en Egipto o Mesopotamia). En forma cronológica, podemos identi-
ficar tres grandes grupos filosóficos: los presocráticos (620-470 a.C.), los sofistas (contemporáneos con
ambos), y los clásicos (470-330 a.C.)

Busto de Demócrito La filosofía presocrática surgió en la región de Jonia (Asia menor) y fue muy prolífica
en escuelas del pensamiento (La Pitagórica, la Atomista, la Eleática, la Milesia) Sus ca-
racterísticas son el tránsito de la explicación mítica a la racionalidad autónoma y la bús-
queda de un origen o “arché” que permita la explicación racional de las cosas. Sus
principales exponentes fueron Pitágoras, Demócrito, Parménides de Elea y Heráclito de
Éfeso. Asimismo los ‘físicos’ de Mileto como Tales, Anamandro y Anaxímenes fueron de
gran relevancia.

Los sofistas (sophis= expertos) eran los eruditos y sabios dedicados a la enseñanza en las polis. Fueron
muy populares en la Atenas Clásica y eran los educadores por excelencia de la nobleza. El conocimiento de
retórica que transmitían tenía un carácter abierto y relativo, en comparación con las escuelas filosóficas
que tendían a la univocidad y universalismo del conocimiento. Destacan Protágoras, Gorgias, Hipias de Éli-
de y Prodicus de Ceos.
Busto de Sócrates
Por último, la corriente más destacada es la filosofía clásica iniciada por Sócrates, quien
se oponía fuertemente a las doctrinas sofistas argumentando que la verdad era univer-
sal y cada hombre debía desarrollarlo a través de si mismo mediante el razonamiento
(logos). Desarrolló la mayéutica como método para razonar a través de la pregunta.

A Sócrates le sucedió Platón, su alumno y encargado de exponer las ideas de Sócrates


que conocemos a través de sus ‘Diálogos’ (No se tiene registro de las ideas socráticas
de su propia autoría). Platón rechazaba el empirismo y la experiencia como fuente del
conocimiento, y reconocía en el mundo de las ideas la perfección del conocimiento
mediante la reminiscencia (recordar lo que el alma ha olvidado) y El Banquete fue su
obra cúlmine. Fundó La Academia donde impartió clases a varios filósofos importantes, entre ellos a Aris-
tóteles, el más prolífico (en cuanto a temáticas) de los autores griegos clásicos.
Busto de Aristóteles
El joven Aristóteles cuestionó gran parte de los fundamentos socráticos y platóni-
cos. Pensaba que el empirismo y la observación eran fundamentales para alcanzar la
esencia inmutable de las cosas. Sostenía que, al nacer, el ser humano es una ‘tábula
rasa’ y al crecer vamos aprendiendo esa esencia (ousia). Sin embargo, la sustancia
tiene accidentes, diferencias. Esta sustancia se producía a través de cuatro causas
(material, formal, eficiente y final) y estaba comprendida entre el acto (su constitu-
ción en el presente) y la potencia (su constitución en el futuro). La finalidad es de-
terminante en el pensamiento aristotélico y, según este razonamiento, vivimos en
una cadena de fines, pero hay un fin/bien/virtud (areté) últimos, la felicidad
(eudamonia) que se alcanza a través del equilibrio (la ética) entre el ethos (el bien
moral), el pathos (la pasión) y principalmente el logos (el razonamiento). Aristóte-
les impartió clases en el Liceo y su obra más representativa es la República.
La forma racional de ver el mundo provista por la filosofía y la necesidad de encontrar explicaciones más allá
de las explicaciones mitológicas, era una cualidad compartida con el resto de la ciudadanía en las polis. El tea-
tro tuvo sus orígenes en la prácticas religiosas y los ritos agrarios practicados des-
de la época arcaica, probablemente derivada de los Misterios Eleusinos consagrados
a Deméter. Las danzas y los cantos corales durante estas actividades fueron mutan-
do con el paso del tiempo. La excusa para su celebración provenía de las posterio-
res fiestas dionisíacas, en honor al dios Dionisos mediante un coro disfrazado de sá-
tiros (tragois). El ditirambo de tipo ariónico fue el modelo para el futuro teatro, ins-
pirado de la poseía lírica y épica diseminada por toda la
Sófocles, autor de Edipo Rey.
Hélade gracias a los diversos concursos y juegos pan-
helénicos (como los juegos píticos). Los diálogos surgen de los cantos e himnos in-
terpretado por este coro con los asistentes. Con el tiempo, según cuenta Aristóteles
en su texto La Poética, la especialización se fue dando con la inclusión de un corifeo,
un narrador de los mitos relacionados con Dionisos y probablemente otros mitos
recolectados de los diversos poemas dispersos por Grecia. Con la llegada de la épo-
Eurípides, autor de Medea
ca clásica, la experiencia del teatro fue tecnificándose más. Los sátiros fueron reem-
plazados por un coro diverso e ingresó una persona, denominada actor, a representar la na-
rración del corifeo. Aristóteles atribuye a Tespis la inclusión de este participante, a Esquilo el in-
greso de dos actores y a Sófocles el ingreso de tres. Surgiría así la tragedia como una obra dia-
lógica entre actores (todos hombres con máscaras, aunque interpretasen roles femeninos),
corifeo y coro que representarían estos relatos míticos. Sin embargo, serían aterrizados a la
naturaleza de la vida cotidiana y los elementos fantásticos serían relegados a un segundo
Aristófanes, autor plano, aunque la intervención de los dioses y el destino, fundamentales en la religión grie-
de comedias. ga, seguirían vigentes. Los temas de la tragedia griega suelen apelar al pathos (pasión) de los
asistentes mediante los diálogos de la puesta en escena y la hybris (desmesura) sería causante de un desor-
den dentro de la trama donde el destino prevalecerá reestableciendo el orden, dando lugar a una respuesta
moralizante para el público. Más adelante surgiría la comedia satírica, muchas veces censurada por el poder
de turno. Los cantos fálicos a Dionisos y el jolgorio de la vendimia fueron evolucionando a un género igual de
estructurado que la Tragedia pero con fines de divertimento, despertando polémicas variadas. Con su institu-
cionalización, llegaron las estructuras arquitectónicas
diseñadas para albergar la celebración de ambas re-
presentaciones. Pensando en una buena sonorización
y una cómoda distribución de los asistentes, los arqui-
tectos aprovechaban los barrancos para levantar los
teatros al aire libre. Los líderes locales comenzaron a
fomentar concursos donde diferentes dramaturgos
competían por premios y reconocimiento tras la pues-
ta en escena. Entre los autores dramáticos más desta-
cables se encuentran: Sófocles, Esquilo y Eurípides en
las tragedias, y Aristófanes en las comedias.
Teatro de Epidauro, Grecia

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