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Afloramientos rocosos: Son áreas en las cuales la superficie del terreno está
constituida por capas de rocas expuestas, sin desarrollo de vegetación, generalmente
dispuestas en laderas abruptas, formando escarpes y acantilados; así como zonas de
rocas desnudas relacionadas con la actividad volcánica o glaciar. Asociados con los
afloramientos rocosos se pueden encontrar depósitos de sedimentos finos y gruesos,
de bloques o de cenizas.
Características
Esta exposición sucede con mayor frecuencia en zonas donde la erosión es rápida y supera
la tasa de erosión, ejemplos de ellos son:
Laderas escarpadas
Crestas montañosas y las tapas
Riveras y áreas tectónicamente activas.
¿QUÉ LO PROVOCA?
El movimiento horizontal que generan las placas litosféricas y éstas al apartarse de las
dorsales oceánicas da como resultado el afloramiento del manto.
También observamos que el movimiento de las placas controla las corrientes de convección
del manto.
Cuando los materiales superiores son erosionados afloran las capas inferiores, dando lugar
a las denominadas ventanas tectónicas. A veces, los materiales superiores quedan aislados
sobre los inferiores por efecto de la erosión de la capa superior (manto cabalgante),
formando una isla tectónica.
Ventana Tectónica
Es una estructura geológica formada por la erosión diferencial o por un mecanismo de falla
normal en un sistema de cabalgamiento. En tal sistema, la masa rocosa que ha sido
transportada por el movimiento a lo largo del cabalgamiento es llamada un manto de
corrimiento. Cuando la erosión o un sistema de fallas normales producen un agujero en el
manto de corrimiento o cabalgamiento por el que afloran rocas del material subyacente
autóctono (es decir, no transportado) se forma una ventana.
Isla Tectónica
Disyunciones
La disyunción columnar es un tipo de diaclasa que se forma por tensiones cuando lava o
magma se enfría. Disyunciones columnares pueden formarse en coladas de lava, láminas,
diques, intrusiones superficiales e ignimbritas. Las rocas ígneas en donde se puede
desarrollar disyunción columnar son principalmente basaltos, dando lugar a las conocidas
como columnatas basálticas, pero pueden tener cualquier otra composición como por
ejemplo andesitica, dacitica o riolitica.
Las columnas basálticas (o columnata basáltica) son formaciones regulares de pilares más o
menos verticales, con forma de prismas poligonales (predominando los hexagonales), que
se forman por rotura de la roca durante el enfriamiento relativamente lento de lava basáltica
en algunas coladas, en chimeneas volcánicas o en calderas que no llegan a desbordarse o
vaciarse repentinamente, por lo que su enfriamiento sucede in situ. Estas roturas son un
caso especial de diaclasado denominado disyunción columnar.
La formación de estas columnas se produce porque la lava basáltica, al enfriarse, se
solidifica, pero disminuyendo su volumen, de modo que se cuartea en forma de prismas de
distintos tipos (generalmente hexagonales), formando unos conjuntos característicos en
muchos relieves volcánicos. El tamaño de las columnas viene determinado por la velocidad
de enfriamiento, siendo las más grandes producto de tiempos de enfriamiento más largos.
Aunque la mayoría de las columnas basálticas son prismas hexagonales, pueden
encontrarse formas prismáticas de cuatro a ocho lados.
También se puede producir disyunción columnar en diques intrusivos de tipo sill, como
puede verse nítidamente en varios lugares de la isla de La Palma. En la gruta de Fingal se
pueden ver las columnatas basálticas de una colada de lava intercalada entre otras dos
coladas volcánicas que se produjeron en épocas diferentes y cuyas características distintas
ayudaron a mantener sepultada a la lava mucho más caliente y líquida por lo que su
enfriamiento fue muy lento, lo cual determinó que se produjeran estas columnas volcánicas.
Por último, también puede verse la formación de columnas prismáticas en el desecamiento
de sedimentos arcillosos homogéneos que alcanzan a menudo, profundidades importantes
(hasta de un metro), formando suelos poligonales que es necesario roturar superficialmente
a comienzos de su formación después de una lluvia o del riego, para evitar que se pierda el
suelo agrícola.