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Resumen Oratoria

Oratoria (Universidad Empresarial Siglo 21)

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ORATORIA
(MÓDULO 1)
LA PRODUCCIÓN DE LA VOZ
Para brindarle los usos y los cuidados adecuados a la voz, es preciso conocer el funcionamiento del organismo para
producirla a través de sus cinco sistemas; además, es importante reconocer y aplicar la respiración correcta y la articulación
adecuada para que nuestros discursos posean el volumen, la proyección y la claridad necesarias.
La voz
Es un sonido producido en la laringe por las cuerdas vocales durante la espiración del aire. Posee cualidades como la
intensidad, la altura y el timbre. La intensidad varía con la presión que ejerce el aire espirado para vencer la resistencia que
ejercen las cuerdas vocales (a mayor cantidad de aire espirado y mayor presión, el sonido va a ser más intenso); la altura varía
con la tensión del cierre de las cuerdas vocales (a mayor tensión, más agudo el sonido); el timbre depende de las cavidades de
resonancia.

Sistemas de producción de la voz


➢ El sistema respiratorio: está constituido por el sistema broncopulmonar (compuesto por los pulmones, los
bronquios y los alvéolos pulmonares) y la caja torácica (unidad donde se alojan los pulmones y está delimitada por las costillas;
hacia atrás tenemos la columna vertebral y hacia adelante el esternón).

Mecanismo de la respiración: la respiración se produce en tres tiempos: 1º inspiración, 2º pausa, 3º espiración.


Dinámica respiratoria: en la inspiración el aire ingresa por las fosas nasales, desciende por la nasofaringe hacia la
tráquea y luego a los pulmones, que se hinchan ampliando la caja torácica; los músculos intercostales actúan elevando las
costillas y el diafragma desciende, provocando un abultamiento del abdomen por el desplazamiento de las vísceras hacia afuera
y hacia abajo. La espiración consiste en la salida regulada del aire, por la retracción de las paredes torácicas y los pulmones,
además de la relajación lenta del abdomen.

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Modos respiratorios: son las dos formas de ingresar el aire a nuestro organismo: bucal y nasal. El modo nasal es el
adecuado y el más saludable, ya que el aire que ingresa es filtrado por los pelitos de la nariz, calentado por los vasos sanguíneos
que irrigan las fosas nasales y humidificado por la mucosidad. En el modo bucal, el aire ingresa sucio, frío y seco, provocando
patologías.
Tipos respiratorios: Existen tres: el clavicular, el abdominal y el costo-diafragmático-abdominal. El clavicular se
manifiesta por la elevación de las clavículas y de los omoplatos, y predomina en la mujer. El abdominal se manifiesta por el
abultamiento del estómago y predomina en el hombre. El costo-diafragmático-abdominal es lo que nos va a dar una mejor
intensidad, continuidad y duración de la voz, y es innato en los bebés recién nacidos

➢ El sistema fonatorio: está compuesto por la laringe, situada debajo de la faringe y encima de la tráquea. En
ella se encuentran las cuerdas vocales, es el órgano productor del sonido. Cuando respiramos, las cuerdas vocales permanecen
separadas para que el aire pase libremente entre ellas; al acercarse el espacio que queda, se estrecha y produce el sonido.

➢ Sistema de resonancia y articulación: los resonadores son los cuerpos vibrantes que refuerzan un sonido. El
sistema de resonancia está compuesto por las partes fijas (maxilar superior, huesos de las fosas nasales, senos paranasales y
paladar) y las partes móviles (faringe, velo del paladar, lengua, mejillas y labios).

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El sonido generado por las cuerdas vocales es llamado tono fundamental, el cual sube hacia las cavidades de
resonancia enriqueciéndose de armónicos, que son los que dan el timbre característico de la voz a cada una de las personas.
La impostación vocal consiste en lograr un mayor rendimiento de la voz con el mínimo esfuerzo de las cuerdas vocales.
La articulación es una serie de movimientos que realizan las partes móviles de las cavidades de resonancia, a través de los
cuales el sonido es transformado con sus respectivas adecuaciones en las distintas letras. La articulación correcta es la que da
claridad y nitidez a la palabra.
Los moldes posturales consisten en la movilización de los órganos y paredes de la caja de resonancia vocal. Su finalidad
es obtener mayor resonancia, intensificando el caudal de voz.
➢ Sistema nervioso: para poder realizar y sincronizar los múltiples movimientos musculares que producen el
sonido, su resonancia y la articulación en la palabra, es necesaria la compleja actividad del sistema nervioso, tanto la voluntaria
como la involuntaria. El cerebro dirige todos los movimientos voluntarios del cuerpo y, por ende, el funcionamiento de los
actos musculares necesarios para la emisión vocal, ya que en él se generan los impulsos nerviosos para que los músculos se
contraigan y cumplan el movimiento.

➢ Sistema postural: es de suma importancia, para que la producción de la voz sea clara y tenga buena
proyección, la postura que adoptamos para hablar en las diferentes situaciones y el grado de tensión que tenga nuestro cuerpo.

Usos y cuidados de la voz


El uso incorrecto de la voz puede ocasionarnos perjuicios a nuestra salud, como por ejemplo:

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Algunas sugerencias para el cuidado de la voz son:

Los ejercicios de respiración y relajación cumplen una doble función: permiten el conocimiento del propio cuerpo y
son el comienzo de la tarea de distensión y eliminación de las contracturas.

LOS COMPONENTES DEL DISCURSO ORAL


Velocidad y articulación
A la hora de expresarse oralmente, cada persona tiene una velocidad para hablar, la cual depende de la personalidad,
del lugar de procedencia o de la edad, entre otros. A su vez, cada individuo tiene una determinada articulación, correcta o
incorrecta.
La velocidad con la que se enuncia el discurso también tiene que ver con los estados de ánimo.

Ritmos y silencios
Para que el discurso sea interesante, debe poseer distintos acordes, silencios y velocidades. El interés para que el
discurso suscite tiene que ver con el contenido en sí, con la elección del tema adecuado al público, con la velocidad, la
entonación y, sobre todo, con los ritmos y silencios que el orador utilice.

Volumen
Las personas tienen un determinado volumen de acuerdo con ciertas características físicas o con la situación, según
sea intimidante o no. El volumen de la voz es un aspecto fundamental para ser escuchado y entendido por el auditorio.

Muletillas
Son los sonidos o palabras que surgen, en una presentación oral, cuando estamos pensando. Expresan duda (“eh”,
“este”, “o sea”, “y”, “nada”, “no”, “no sé”, “bueno”, “digamos”, “así que”, etc.). Son muletillas cuando se utilizan
reiteradamente y su uso no tiene que ver con el sentido de la oración; se utilizan sin ningún significado.

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Provocan en el receptor una interferencia no deseada y su uso excesivo, un rechazo al discurso. Deben ser eliminadas
del vocabulario del orador.
Otra forma de vocalización incorrecta que causa interferencia y expresa duda, es estirar la última letra de una palabra
(“queeeee”).

EL ESTILO
En una comunicación entre un individuo y grandes grupos, los recursos expresivos (no verbales o extralingüísticos)
son aquellos que imprimen vida y colorido emocional a lo que se dice. Si el orador no utiliza recursos expresivos, y, por ello, el
público se “desconecta”, casi todo lo que se dice no sirve para nada.
Ander Egg, en su libro “Cómo aprender a hablar en público”, distingue al estilo dentro de los recursos expresivos.
Acerca de las cualidades del estilo oral, el autor dice: “existe un lenguaje hablado diferente del lenguaje escrito. No se habla
como se escribe; la palabra hablada está, por naturaleza, sujeta a condiciones distintas que aquellas a las que está sujeta la
palabra escrita”.
El lenguaje oral permite y, más aún, necesita repeticiones, suspensos, interrogaciones, exclamaciones y toda una serie
de procedimientos que son bastante desaconsejables en la composición escrita. El estilo, en el fondo, es una expresión de uno
mismo. “Es la mejor manera personal de expresarse”, dice Georgin.
El lenguaje ha de ser preciso, concreto, de tono natural, con calor y vida.

El Estilo debe poseer las siguientes características:


• Un estilo claro es necesario para que el mensaje llegue al receptor y pueda ser entendido e interpretado sin gran
esfuerzo. Es preciso usar el lenguaje que es mejor conocido y comprendido por quienes escuchan.
La claridad de expresión equivale a claridad de pensamiento. Para lograr que el estilo sea claro, es necesario cumplir
ciertos requisitos:
✓ Vocalizar para expresarnos con nitidez;
✓ Hablar con simplicidad. Las palabras poco usuales o que conducen a una interpretación equívoca o ambigua
son un obstáculo para la comunicación;
✓ Resaltar la articulación del pensamiento, sin abusar de los “primero”, “segundo”, etc.;
✓ Las transiciones deben ser vigorosas, de modo que el auditorio sepa cuándo se pasa de un tema a otro;
✓ Utilizar ejemplos y casos concretos; esto ilustra y convence;
✓ No se ha de vacilar en reiterar un mismo razonamiento, siempre que se haga bajo formas diferentes. Ser un
buen conferenciante y un buen profesor implica ser un buen parafraseador. La repetición sirve para aclarar,
resaltar o profundizar ideas.
Para una mayor claridad en la exposición del tema, aunque esto no hace al estilo oratorio, conviene recurrir a ayudas
visuales.

• Un estilo variado para retener, cuidar y recrear la atención del auditorio. Para ello hay que evitar la monotonía, y esto
se logra alternando el ritmo, cambiando el registro de la voz y, sobre todo, usando un tono que dé colorido al discurso.
Sugerencias:
✓ Variar la intensidad y entonación de la voz;

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✓ Librarse de las manías, de los vicios de dicción, intercalando con frecuencias expresiones que son coletillas
(“este”, “se entiende”, “entonces”, “me explico”, “yo diría”, “en suma”, “bueno”, “¿verdad?”, “¿no?”, “pues”,
etc.);
✓ No utilizar muletillas;
✓ No utilizar palabras “suplentes”;
✓ Es útil relatar algunas anécdotas o historias, y más aún evocar hechos conocidos por el auditorio;
✓ Saber bromear con la mayor naturalidad posible, pero sin ser groseros y vulgares.

• Un estilo ritmado para evitar la monotonía, que es el peor enemigo de la oratoria. Para dar un ritmo al contenido del
discurso o conferencia, es necesario lo siguiente:
✓ Saber respirar para no cortar el ritmo de las palabras y de las ideas;
✓ No hablar con frases demasiado breves o con ritmos entrecortados;
✓ Tampoco hablar con frases demasiado largas;
✓ Cuidar la puntuación mediante pausas adecuadas, sin producir un ritmo que se vuelva estereotipado por ser
esclavo de la frase o el texto.
✓ Evitar las pausas vocalizadas, que son muletillas que suelen utilizarse como transiciones entre frases (“eeee”,
“mmmmmm”);
✓ Desechar las frases en la que los incisos y proposiciones subordinadas se encadenan unas con otras.

• Un estilo adaptado, haciendo referencia a:


La adaptación al tema. “El género tiene su ley”, dice Folliet, y el orador la debe respetar bajo pena de incurrir en el
ridículo.
La adaptación al auditorio. Preparar cada charla o discurso en función del público concreto al que habrá de dirigirse y
las situaciones concretas que habrá que afrontar.

• Un estilo directo, en determinados momentos, como si se hablase de persona a persona, aun cuando se trate de un
público amplio.
✓ Hacer un llamamiento personal acerca de una experiencia común;
✓ Dirigirse al público, interrogándolo y contestando como se presume o supone que la gente respondería;
✓ Prever objeciones, exponerlas y refutarlas por adelantado;
✓ Interpelar a algunas personas del público;
✓ Apelar a los buenos sentimientos de la gente, a su generosidad, a su solidaridad, pero evitando con sumo
cuidado valerse de ellos para intereses personales;
✓ Insistir en la responsabilidad del público, hacer con él análisis de situaciones, autocrítica, reflexionar juntos
sobre determinados problemas, buscar soluciones conjuntamente. Nunca hablar de “ustedes”, sino de
“nosotros”.

CARACTERÍSTICAS DE LA ORATORIA MODERNA: Lenguaje dinámico, frases cortas, vocabulario sencillo, sentido de lo
práctico, reflexión personal.

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LA PRONUNCIACIÓN
El aparato de fonación es el conjunto de órganos del cuerpo humano que funcionan para producir la voz.
El aire contenido en los pulmones sale de éstos estimulado por el diafragma, se conduce por los bronquios hacia la
tráquea, en cuyo extremo superior está la laringe.
A cada lado de la laringe están las cuerdas vocales y, entre ellas, se encuentra la glotis, que se cierra o abre para dejar
pasar el aire pulmonar. Las vibraciones de las cuerdas vocales al hacer abrir y cerrar la glotis, producen un sonido neutro que
es la voz.
Las articulaciones son los movimientos de la boca que modifican la voz.

Las principales cualidades de la voz


➢ La intensidad: es el mayor o menor grado de fuerza al emitir los sonidos. El mayor grado de intensidad lo constituye
el acento (la sílaba acentuada).
➢ La duración: es el tiempo que se emplea en emitir los sonidos.
➢ La extensión: es la inflexión aguda o grave que se produce según se dilata más o menos la laringe. La extensión de la
voz constituye el tono.

Defectos de la voz
o Voces guturales: son causadas por la contracción de los músculos de la garganta, lo que impide que la voz se produzca
con toda su amplitud, riqueza y diafanidad de timbre. Este defecto se ataca con ejercicios de distensión (pronunciar la “a”
abierta en un solo sonido, aumentando y disminuyendo gradualmente la intensidad, con los brazos extendidos hacia abajo).
o Voz nasal: es cuando se contrae involuntariamente el velo del paladar, que obtura el paso de la columna de aire
vibratorio y evita que resuenen las fosas nasales. La voz nasal se corrige obligándola a bajar a nuestro pecho (si nuestro pecho
vibra al pronunciar “gagaga”, “jajaja”, “gragragra” y “jajaja”).
o Voz infantil: es la voz demasiado atipada. Se la puede corregir presionando ligeramente la nariz, con la cabeza
inclinada hacia abajo; así, repetir una frase y hacer presiones ligeras hasta ir hallando que la voz se produzca correctamente en
la laringe.
o Voz ronda: si la ronquera es debido a un defecto de emisión, se recomiendan los ejercicios para la voz gutural.
o Voz temblorosa o trémula: es aquella cuya vibración carece de la rigidez, del vigor y, sobre todo, de la regularidad
necesaria para hacerla más agradable al oído. Es la típica voz senil. Cuando no se debe a una edad avanzada, se recomienda
pronunciar las vocales, especialmente la “e”, manteniendo un mismo tono e intensidad de emisión durante un largo tiempo.

Defectos de pronunciación
◆ Asimilación: supresión de letras, sílabas o palabras y tendencia a dar mucho acercamiento a las palabras.

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◆ Metátesis y disimulación: transposición de letras, sílabas, palabras o actos fallidos. Es el más común, y obedece a
trastornos psicoverbales y a fallas de la mecánica articulada.

◆ Sustitución de letras: es común sustituir las consonantes “d”, “p”, “c” y “s” al final o a la mitad de la palabra.

◆ Lambacismo: cambio de la letra “r” por la “l”.

◆ Rotacismo: conversión de la letra “l” en “r”.

◆ Laísmo: uso exagerado de “la” y “las” en el dativo como en el acusativo del pronombre.
◆ Ultracorrección: refinamiento exagerado del lenguaje, y utilización de formas falsamente correctas que pueden
ocurrir inconscientemente cuando se quiere ser muy fino.

◆ Palabas extranjeras o préstamos lingüísticos

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◆ Atropello articulativo de las letras

¿Qué es la fonética? ¿Qué es la fonología?


La fonética es el estudio de todos los posibles sonidos que el habla tiene; la fonología estudia la manera en que los
hablantes de una lengua sistemáticamente utilizan una selección de estos sonidos del habla para expresar significado
(Crystal).
El inventario limitado de sonidos que una lengua utiliza para formar palabras se llama comúnmente fonema. Estos se
clasifican en consonantes y vocales. Los fonemas de una lengua se ilustran comúnmente con pares mínimos, esto es, pares de
palabras que se distinguen por un cambio mínimo (supe-sube, peso-beso, cana-caña).
El análisis fonológico se basa en el principio de que ciertos sonidos causan cambios en el significado de una palabra o
una frase, mientras otros sonidos no lo hacen.

¿Para qué nos sirve conocerla?


El conocimiento de la fonética y, especialmente, de la fonología, nos proporciona una visión de la importancia que
revisten las normas de pronunciación, en concordancia con las reglas establecidas, como herramienta para el logro de una
comunicación efectiva. Saber cuáles son los defectos que se producen en la pronunciación y las formas de corregirlos nos
permite ejecutar una mejor utilización del lenguaje y facilita la preservación de éste.

Sonidos vocálicos y sonidos consonánticos


❖ Criterios fonéticos

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❖ Criterios funcionales

❖ Criterios para clasificar los sonidos


✓ Modo de articulación: es la posición que adoptan los órganos articulatorios.
✓ Lugar o punto de articulación: es el lugar de la cavidad bucal en el que actúan los órganos
articulatorios para producir el sonido.
✓ Acción de las cuerdas vocales: si oscilan, vibran, se producen sonidos sonoros; si no vibran, se
desarrollan sonidos sordos.
✓ Intervención de la cavidad nasal: si el conducto nasal está cerrado porque el velo del paladar se ha
retraído, el aire sale por la cavidad bucal y se producen los sonidos orales; si el conducto nasal está abierto, se
producen sonidos nasales.

Los fonemas vocálicos

El hiato es el encuentro de dos vocales que no forman diptongo; cada una de las vocales en el hiato pertenece a una
sílaba diferente. La vocal cerrada lleva siempre tilde.
La sinalefa es la unión que se produce entre la vocal final de una palabra y la vocal inicial de la siguiente, siempre que
se unan vocales no acentuadas. En el caso que se unan tres vocales, se producirá sinalefa cuando la vocal que queda en medio
no sea cerrada (“i”, “u”). Cuando existe una conjunción “y” u “o” entre una palabra terminada en vocal y otra palabra iniciada
en vocal, la sinalefa se formará siempre entre la conjunción y la palabra siguiente.
Los signos de puntuación no suponen ningún obstáculo para que se produzca sinalefa.
Desde el punto de vista métrico, el hiato es el fenómeno contrario a la sinalefa, y se produce cuando una de las
vocales que se deben unir es tónica.

Licencias poéticas
Diéresis: separación métrica de dos vocales que forman diptongo (“el-rü-i-do”).

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Sinéresis: cuando dos vocales abiertas, que nunca forman diptongo, se pronuncian como una sola sílaba (“a-mi-go-
leal”).
Otras dos formas, menos frecuentes que las mencionadas, son la supresión de una sílaba y la adición de una sílaba.

ACIERTOS Y DESACIERTOS EN LA PRESENTACIÓN VERBAL DE UN TRABAJO


En todos los casos, el expositor debe preocuparse particularmente por el exordio (comienzo del discurso) para captar
la atención del público e introducir el tema, y por el epílogo (final del discurso) para dejar una impresión que obligue a pensar
en sus palabras y mueva a la acción concreta.
La comunicación persigue, además de informar y educar, otras importantes acciones como convencer y persuadir.
Para lograr ambas funciones se impone ser elocuente y es preciso establecer una eficaz interacción comunicativa, donde
expositor y oyentes acepten ciertos límites de percepción, comprensión y respeto que garanticen un verdadero equilibrio entre
ambas partes.

Cualidades del orador


✓ La probidad: toda persona que exponga manifiestamente sus ideas para darle permanencia y difusión, debe ser veraz;
aunque para ello se vea obligado a parafrasear de varios modos un planteamiento crucial a fin de que resulte bien comprendido
y aceptado sin dificultad. Esto implica definir, ejemplificar, fundamentar, repetir, contrastar y detallar.
✓ La inteligencia vivaz: si el orador es capaz de presentar sus argumentos ingeniosamente y responder con rapidez y
prudencia las preguntas que se formulen, ejercerá un efecto prodigioso sobre los asistentes.
✓ La memoria ejercitada: el conferencista o disertante debe poseer una memoria que le permita recordar fácilmente
el ordenamiento de su discurso y hasta improvisar si fuera imprescindible.
✓ El respeto al auditorio: el orador debe saber comportarse debidamente desde muchos puntos de vista: el público no
está dispuesto a soportar sus regaños, lamentos, gritos histéricos, superficialidad en el tratamiento del tema, etc.; el disertante
no debe hacer partícipe al auditorio de sus problemas personales, familiares o laborales si llega retrasado a su exposición; debe
ser tolerante y respetar la variedad de criterios u opiniones de los oyentes; tampoco debe detenerse en detallar aspectos
demasiado conocidos o insustanciales, ni agobiar con profusos conocimientos en un intervalo reducido; por último, nunca
hablar de espalda a los presentes.
✓ El profundo conocimiento del tema: no se puede comunicar un mensaje con la máxima efectividad si no están
definidos los objetivos. “No expresen nada que no puede ser demostrado”, dijo Pasteur.
✓ La correcta dicción: es muy importante que el orador articule bien los vocablos, si vacilaciones orales; aprender a
hablar con desenvoltura. El dominio de la propia expresión ayuda a interpretar acertadamente la ajena.
✓ La sencillez: mantener un espíritu amistoso y una actitud consecuente. En la relación público/orador resulta vital la
dicotomía: comprender/ser comprendido.
✓ La elevada autoestima: el orador debe fiarse plenamente de sus facultades para enfrentar la situación con maestría
y profesionalidad.

Elementos no verbales que influyen en la comunicación


➢ Expresión vocal y facial: hable claro, alto, despacio y en primera persona del singular si es usted el único autor del
trabajo que está exponiendo. Por otro lado, las muecas faciales tienden a ser ridículas y causan hilaridad; las muestras de
asombro, interrogación u otras manifestaciones anímicas, no deben demostrarse con tanta intesidad.

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➢ Movimientos corporales: el “lenguaje” moderado del cuerpo repercute decisivamente sobre el auditorio. El público
recibe más información por lo que observa en el rostro, manos y gestos del orador, que mediante las mismas palabras.
➢ Conducta visual: el contacto visual debe ser franco y con toda la audiencia. Cuando se mira a los oyentes en forma de
abanico o media luna, todos se sienten comprometidos con el orador y disminuyen las oportunidades de desviar la atención o
perder el interés.
➢ Distancia espacial: moverse por el escenario adiciona un elemento de convicción a las palabras.
➢ Apariencia física: una presencia agradable favorece mucho al orador, cuya vestimenta debe estar en consonancia con
la audiencia. Las primeras impresiones son impresiones fuertes.
➢ Uso de medios audiovisuales: es provechoso mencionar lo señalado por Solsona acerca de que al proyectar
determinada información han de considerarse las siguientes reglas:
o La regla del 6x6: ninguna transparencia o diapositiva debe incluir más de 6 líneas y ninguna línea más de 6
palabras.
o La regla del 1x2: ninguna transparencia debe permanecer por más de 2 minutos en la pantalla.
o El strip tease: ninguna transparencia debe ser descubierta por partes.
Los medios audiovisuales complementan y apoyan lo esencial del mensaje que se está transmitiendo, por lo que debe
cuidarse rigurosamente la calidad de su presentación.

El Auditorio
Será siempre una especie de jurado dispuesto a sancionar o absolver. En relación con ello, el expositor debe tener
muy presente: La composición del grupo al cual va a dirigirse, a fin de adecuar el asunto al carácter de sus oyentes; la
aceptación del mensaje que está transmitiendo, pues los gestos devienen a veces más expresivos que las mismas palabras; la
despedida: resulta inadmisible terminar la exposición sin agradecer a los receptores su presencia, las muestras de gratitud son
muy bien acogidas por el público.

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(MÓDULO 2)
EL ORADOR: LENGUAJE CORPORAL
“La comunicación no sólo se establece con palabras. En realidad, la palabra representa apenas un 7% de la capacidad
de influir en los demás”.

El lenguaje corporal es un componente innato del ser humano en su capacidad de comunicación, que se percibe a
nivel inconsciente. A veces lo que se dice con las palabras es lo contrario de lo que se comunica con el lenguaje corporal.
Las reacciones físicas y psicológicas ante la circunstancia de hablar frente a un auditorio se denomina miedo oratorio,
una emoción totalmente normal que funciona sin que podamos dominarla, salvo cuando estamos entrenados. Es un llamado
de atención o síntoma y está provocado por una relación de fuerzas entre la percepción de amenazas y los recursos que uno
tiene para superarlas.
Los componentes del lenguaje corporal son los movimientos de manos y brazos, la postura corporal, el
desplazamiento, la mirada y las expresiones del rostro.
• Ademanes
El movimiento de las manos debe servir para apoyar la idea que se está diciendo con las palabras. “Las palabras deben
ser acompañadas con el gesto que mejor expresa los sentimientos y emociones. Los ademanes no deben ser artificiales ni
mecánicos” (Ander Egg y Aguilar).
Lo principal es no realizar movimientos que distraigan la atención del auditorio y que no tengan relación con lo que
se está diciendo con las palabras.
Los ademanes son individuales y expresan la propia personalidad. Su uso correcto depende en gran medida de las
costumbres.
• Expresiones del rostro
El orador, a través de sus expresiones faciales, refleja su personalidad y sus estados de ánimo. El movimiento de los
músculos faciales, expresando alegría u otras emociones, tiene un efecto comunicativo y contagioso. También la sonrisa (no
forzada) es un elemento muy importante para demostrar buena predisposición y emanar buena energía hacia el público.

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• Mirada
La mirada juega un papel fundamental para la conexión entre el orador y la audiencia. Es importante que la mirada
vaya hacia toda la audiencia, mirando de a ratos a uno y otro sector, según la disposición del lugar.
• Eje o postura
Estar en el eje significa que el cuerpo está centrado, derecho. El cuerpo en eje da una sensación de seguridad, manejo
del cuerpo y autoridad. La postura que debe tener el orador es derecha, con la cabeza mirando hacia adelante y con el pecho
orientado al público.
• Posición en el escenario y desplazamiento
Hay que desplazarse en el estrado, pero no hacerlo continuamente ya que esto distrae, y hasta puede llegar a
exasperar, al público.
Una regla básica es la que indica que el orador nunca debe dar la espalda cuando habla.
• Muletillas corporales
Son movimientos de manos, de zapatos, de ojos, el tocarse la cara, el pelo o el anillo, que no aportan nada al discurso;
son de repetición y distraen la atención del público.
• Ensayo
En toda actuación frente a un público, es necesaria una preparación adecuada; no se puede dejar nada librado al azar.
Ensayar a conciencia permite llegar a dominar la actuación que se va a realizar, lo que contribuye a aumentar la autoconfianza
y a reducir la tensión típica de los días previos a la presentación.

LENGUAJE CORPORAL
Carlos G. Llabrés, en “Para aprender a hablar en público”, afirma que nuestra imagen impacta a nivel no consciente,
de modo que genera en pocos segundos aceptación o rechazo, credibilidad o desconfianza, buena o mala predisposición, aún
antes de una valorización de lo expresado oralmente.
Esa información llega instantáneamente a lo más profundo y antiguo del cerebro, al palioencéfalo: acumulación de
experiencias de la especie humana desde su inicio como tal. Ahí se contacta con lo primitivo del hombre, lo gestual, lo corporal.
Birdwhistie midió este tiempo del primer impacto: es de 15 a 45 segundos.

Qué tenemos que hacer


Primero, debemos pararnos frente al público. Nuestros hombros deben estar alineados con los pies, por ende, los pies
deben estar separados al ancho de los hombros. Debemos mostrarnos con seguridad, sin balanceos adelante y atrás, sin oscilar
el apoyo entre uno y otro pie, sino relajado, tranquilo.
Es importante estar bien alineado. El torso, el cuello y la cabeza deben estar con igual orientación que la pelvis, las
piernas y los pies en la presentación.
Adonde mira el orador y adonde lleva su torso se enfoca la atención del auditorio. La palabra en esos primeros 10
segundos no tiene ninguna importancia, de modo que debe tomarse ese tiempo para hacer lo que se denomina silencio inicial,
que caracteriza a todo buen orador. Así, logrará la atención del público y el silencio preparatorio para que lo escuchen con
atención.
En esos primeros instantes, una expresión relajada y una mirada panorámica a toda la audiencia, junto con una leve
sonrisa, conquistarán a gran parte de ella.

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Una vez decidido a hablar, hay que hacerlo con decisión, con gestos animados y vigorosos. La introducción es “más de
la mitad del todo”, según Aristóteles.

Vestimenta
Usa ropa adecuada a la audiencia, en perfectas condiciones, sin manchas, botones faltantes o a punto de caerse, con
planchado adecuado, sin bolsillos abultados con papeles, armonizando tonos y colores que sean poco llamativos.

Leer al auditorio
Es obligación del orador mantener una fluida comunicación con su auditorio durante toda la disertación. El diálogo se
establece de entrada a través de miradas y gestos, cuyo “tráfico” maneja el disertante, leyendo a su público. La
retroalimentación ayuda a una más adecuada transmisión de conocimientos.

El rostro (Llabrés)
Se debe intentar que el rostro sea abierto, franco, que deje ver sus emociones; intentar que las mejillas se hinchen,
las arrugas parezcan desaparecer, las comisuras de los labios se eleven, igual que los párpados y cejas.

Los ojos
Estos hablan tanto como la lengua, con la ventaja de que el lenguaje ocular no necesita diccionario, es comprendido
por todo el mundo.
Se aconseja una mirada abarcadora y panorámica al comenzar la conferencia. Luego, con el correr del tiempo, se
puede mirar a uno del público para conseguir su aprobación gestual y reafirmar tu seguridad y tranquilidad.
Las pupilas, sin variación de luz, nos indican excitación y agrado cuando se dilatan, y rechazo y desagrado cuando se
contraen.
Jean Paul Sartre expresa: “el contacto visual es lo que nos hace real y directamente consciente de la presencia del otro
como ser humano con conciencia e intenciones propias”.

La sonrisa
Se sugiere acompañar la mirada abarcadora y panorámica con la sonrisa al comenzar todo acto. Debe ser natural,
aparecer lentamente y desaparecer también lentamente. Debemos usarla al comienzo de la conferencia y también al cerrarla,
pero no indiscriminadamente o fuera de contexto.

Gestos
Los gestos se encuentran directamente vinculados con la comunicación. Su objeto es enviar un mensaje con un
contenido claro para que sea captado y comprendido por el receptor. Son secuencias de posturas y movimientos que se han
realizado con el transcurso del tiempo, automáticas. Los gestos que acompañan a un orador son siempre muy personales,
propios de él; tienen su sello y estilo.

Señales batutas
Son llamadas así porque marcan el compás del discurso. La mano que se extiende junto con el brazo hacia el frente
con la palma hacia atrás y los dedos flexionados con movimientos hacia el cuerpo del orador es característica de los que

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intentan atrapar o atraer al auditorio. Es un clásico, llamado agarrón de aire. (LEER EJEMPLOS, p 10 de 22 tema “Lenguaje
Corporal”).

Piernas y pies
La postura inicial para encarar al auditorio es de frente al público, alineados y pies separados al ancho de los hombros.
Pero a medida que el discurso avanza, el orador se mueve. Tales movimientos deben ser hechos de forma armoniosa, suelta,
distendida, sin apuro, además de lo significativo de no dar la espalda y de no balancearse.

Cuidados especiales
• Territorio tiempo
La hora de iniciación y la de cierre de una conferencia, presentación o curso deben ser respetadas estrictamente.

• Espacio físico
Fue estudiado por Edward Hall como proxemia. Presenta tres grandes áreas:
➢ Tribal: incluye desde 100 personas hasta una nación. Se forma y reúne por conocimiento mutuo, raza y
costumbres. Los intereses comunes se encuentran hermanados y unidos por una especie de fidelidad. Está
representado por partidos políticos, sindicatos, asociaciones y clubes. Por ser un área defendida, se aconseja
no hacer chistes religiosos, raciales, políticos o sobre distintos clubes.
➢ Familiar: representa el lugar de crianza. Se sugiere no referirse en forma jocosa o despreciativa a barrios,
pueblos pequeños o marcas de artículos de consumo.
➢ Personal: Hall la llamó burbuja. Es equivalente a nuestra segunda piel, el espacio portable que nos rodea a
no más de 35 cm. Es inviolable, solamente nuestro. Dejamos entrar a determinadas personas exclusivamente.
Es nuestro espacio sagrado, nos da seguridad y estatus. No es una buena técnica que el orador toque o abrace
a alguien del público sin su expresa autorización. Las medidas de las distancias son de ajuste variable y se
modifican según nuestra cultura, hábitos y estados de ánimo, siempre a nivel no consciente.
Para las distintas actividades, se reconocen las distancias que se observan en el siguiente cuadro:

Cierre de una conferencia


Llabrés nos habla de la importancia del cierre de una conferencia. Al respecto, dice que el público se retira con esas
imágenes. Un buen cierre es una buena conferencia.
Se hace hincapié en la necesidad de tener preparado el “broche de oro”, tanto en lo verbal como en lo corporal.

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No importa el horario de cierre, trata de que este no se eternice y haz un breve resumen verbal con entusiasmo.
Vuelve a ocupar el centro del estrado, recupera tu mirada abarcadora. Con interés y agrado, haz el silencio final y deja junto
con tu imagen esa corta frase que tan bien preparaste, tan tuya, tan personal; dila con naturalidad o, simplemente, di “muchas
gracias por haberme escuchado”.

Credibilidad. Mentir
No se miente solamente con palabras y el rostro; todo el cuerpo participa. Las claves son fugaces y detectarlas
demanda práctica y habilidad.
o La mirada: al mentir se evita mirar a los ojos del interlocutor. Se pestañea con mayor frecuencia y se dilatan las pupilas.
Cuando las personas mienten, miran a la distancia, a un punto fijo o a un objeto con preponderancia.
o La sonrisa: la sonrisa asimétrica, donde se eleva más una comisura labial que la otra, es la que se puede observar
cuando mienten. El tiempo que dura una sonrisa, más prolongado que lo habitual, y el momento en que se emplea,
que no coincide con lo expresado en palabras, son importantes indicadores para tener en cuenta cuando se investiga
la mentira. Una sonrisa leve, nerviosa y de brusca interrupción es falsa.
o El ritmo del discurso: cuando se intenta mentir, se tarda más en responder y las respuestas son más largas, intrincadas
y llenas de palabras superfinas.
o Manos y brazos: se producen cambios.
o Gestos típicos: aumentan o disminuyen notoriamente en cada individuo.

IMPROVISACIÓN
La improvisación en sí tiene características que le son propias y su estilo reconoce prolongados esfuerzos de
formación, práctica y tenacidad. A la palabra espontánea, deshilvanada, sin una idea central, la llaman improvisación sólo
quienes no saben nada de oratoria.
Al momento de improvisar, se debe:
✓ Elegir una idea central;
✓ Hablar de una experiencia de vida;
✓ Buscar las ideas accesorias en el auditorio mismo, la ocasión y el orador anterior.

Movimiento
Piensa antes de actuar. Lo primero que debe hacer el orador es planear su movimiento.

Manejo de situaciones
Todo orador ha tenido que lidiar con situaciones inesperadas y anormales en algunas oportunidades. Es necesario
saber afrontarlas con altura y estar preparado para que, cuando ocurran, no desluzcan o destruyan el esfuerzo que representó
la preparación de una conferencia. Frente al imprevisto, serenidad, comprensión y replanteo.
Nunca compitas con ruidos ni interrupciones. Un orador experimentado simplemente hará una pausa hasta que
termine la interrupción.
Cuando el orador se encuentra interrumpido por individuos que piensan distinto o enfocan de otra manera el
problema planteado, debe responder a esta interrupción con aplomo, con expresión atenta. La respuesta debe ser franca, pero

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considerada con el interlocutor. Manifestando los puntos de acuerdo y desacuerdo con el disidente, pero siempre con respeto
y consideración por el pensamiento ajeno.

MIEDO A LA ORATORIA
¿Qué es el miedo?
El psicólogo Giorgio Nardone afirma que son construcciones mentales creadas por el propio sujeto que “llegan a tal
punto que nos asustan, es decir, como podemos fantaseas, de la misma manera podemos temer. Sin embargo, precisamente
porque es una construcción nuestra, podemos también deconstruir ese miedo”.
Nardone prosigue con que el miedo es una percepción que desencadena una emoción, la cual, a su vez, genera una
reacción psicofisiológica. Para esta percepción que es el miedo, la reacción psicofisiológica es la ansiedad.
Cuando el miedo nos bloquea y nos volvemos incapaces de reaccionar de manera idónea de acuerdo con los
acontecimientos, estaríamos hablando de miedo patológico. El miedo normal incrementa nuestras capacidades para manejar
la realidad; el miedo patológico limita e incluso anula la capacidad, nos impide desarrollar nuestros deseos.

Miedo a hablar en público


Tener miedo ante una intervención pública es normal, y no por ello se considerará a la persona como débil e insegura.
Es importante analizar personalmente el miedo que nos amenaza y tratar de descubrir las causas que lo originan. Luego,
podremos observar que gran parte de ese miedo es irracional. En nosotros se ponen en juego procesos cognitivos ante esas
situaciones con las siguientes características:
❖ Anticipación de conductas desfavorables (pensarán que decimos tonterías).
❖ Evaluación negativa de la situación (hablar en público es realmente horrible).
❖ Evaluación negativa de sí mismo (nunca seremos capaces de conseguirlo).
❖ Evaluación negativa de la propia actuación (lo estamos haciendo mal).

Puede resultar importante preguntarse previamente ante los pensamientos negativos o desadaptativos lo siguiente:
¿qué evidencia hay a favor y cuál en contra de que eso sea así?; pensar así, ¿ayuda a nuestro objetivo?; y, si fuera cierto, ¿qué
es lo peor que nos podría pasar?
Es importante poder modificar nuestra percepción de la realidad amenazante y, en consecuencia, cambiar también
nuestras reacciones y nuestros conocimientos.

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(MÓDULO 3)
ESTRUCTURA DEL DISCURSO
Cuando preparamos o decimos un discurso, hay tres momentos que darán un orden a la presentación tanto para
nosotros como para el público que nos escucha; éstos son: la introducción, el cuerpo y el final.
Además de estos tres segmentos, el discurso debe ordenarse en secuencias, tomando como base diferentes
estructuras discursivas, las cuales son extraídas de los textos escritos y deben ser adaptadas a los discursos a través del uso de
los componentes del discurso y el lenguaje corporal.

Capacidad de asimilación del oyente


La capacidad que tiene el oyente para asimilar un discurso es la misma hace dos mil años y su esquema es:
introducción, núcleo y final. Además, existe una distribución temporal en relación con la importancia de cada una de las partes
del discurso.

Las tres partes tienen la misma importancia, pero a la parte central se le asigna mucho mayor tiempo ya que en ella
se desarrolla el contenido específico del discurso. Por otro lado, al tener menor extensión y más impacto, la parte introductoria
y la final deben estar especialmente preparadas.
La introducción sirve para captar la atención del oyente (broma o referencia a un asunto de actualidad); el final puede
consistir en un resumen de los datos principales que permitan sacar conclusiones o llamar a cambiar el estado de las cosas.
✓ Discurso mediocre + buen final = buen discurso
✓ Buen discurso + mal final = mal discurso

Estructuras discursivas
Tener una secuencia establecida nos sirve para organizar el discurso y lograr que sea comprensible y dinámico, además
para transmitir correctamente nuestro objetivo. Estas estructuras no se encuentran en estado puro, están fusionadas en los
discursos.
➢ Estructura argumentativa
Es utilizada cuando una persona quiere establecer su punto de vista sobre algún tema y tratar de convencer a su
público.

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El primer momento de un discurso argumentativo es la presentación de un tema y toma de posición respecto de ese
tema. Una vez explicitado nuestro punto de vista, debemos producir argumentos (reforzados a través de fuentes de la realidad,
datos, reservas o preguntas retóricas) que lo sustenten.
Las fuentes de la realidad son los ejemplos de la realidad: citas textuales de personas conocidas o estadísticas que
utilizamos para apoyar nuestros argumentos. El refuerzo sigue la línea argumentativa, hace generalizaciones de determinados
hechos o situaciones y también pueden ser preguntas retóricas. La reserva la utilizamos para resguardarnos de los posibles
ataques y hacemos concesiones, pero luego reforzamos nuestro argumento.
Finalmente, llegamos a una conclusión en la que volvemos sobre nuestra postura inicial, avalados por la
argumentación; también podemos llamar a la acción o reacción por parte del público.

➢ Estructura narrativa
Su objetivo es narrar algo, contar un hecho o historia. La estructura narrativa consta de ciertas partes o secuencias: la
situación inicial, el conflicto, la acción, el desenlace y la situación final.

En la situación inicial se presentan los personajes principales y el contexto en donde transcurre la acción. El conflicto
es lo que modifica la situación habitual y puede ser un suceso positivo o negativo. La acción es el comportamiento de los
personajes con respecto a ese conflicto. El desenlace es el resultado de la acción de los personajes. La situación final está
estrechamente vinculada con la situación inicial y con la cotidianeidad de los personajes (¿siguieron con sus vidas normales o
algo cambió?).

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TIPOS DE DISCURSOS
• Discurso leído
Cuando se lee un texto, se interpone una especie de “muralla invisible” entre el orador y el auditorio, se impide la
comunicación directa y ese encuentro vital que constituye la sustancia de la elocuencia.
Sin embargo, en algunos casos la lectura del discurso puede ser necesaria. En estas circunstancias, para logar una
mejor comunicación conviene tener en cuenta las siguientes sugerencias:
✓ Mirar lo más posible al público, de modo que se establezca una comunicación a través de la mirada o, al menos, que
la gente no se desconecte por falta de contacto visual. Un buen procedimiento es aprenderse los finales de párrafo, de modo
que se pueda mirar al auditorio sin “desconectarse del texto”.
✓ Hay que leer bien, fragmentando el texto en conjuntos flexibles, modulados, con diferentes ritmos, con carga afectiva
y cuidando la velocidad de la lectura, de modo que la gente pueda seguir tanto el contenido como los sentimientos que expresa.
✓ En lo posible, que no se vean las notas o los folios que contienen el texto de la conferencia, ya que esto predispone
negativamente al público desde el primer momento.
✓ Aprender a leer como si no se leyese. Con este procedimiento, quedamos más libres respecto del papel y se facilita la
comunicación.

• Discurso de memoria
Tampoco conviene pronunciar discursos aprendidos íntegramente de memoria porque: el discurso da la impresión de
artificialidad; porque subsiste “algo” entre el orador y el público más sutil que en el texto leído, pero no menos real…una
“cortina de humo” que dificulta el encuentro vivo entre el conferenciante y el público.
Una conferencia aprendida de memoria adquiere un estilo “cantado” o “recitado” que la vuelve insípida, falta de
naturalidad y carente de calor humano. Además, se corre el riesgo de olvidarse de algún pasaje del texto aprendido y quedarse
mudo en medio de la disertación.

• Discursos con ayuda-memoria


➢ Ayuda-memoria que dispone de todo el texto escrito: consiste en escribir enteramente el discurso
y luego tenerlo a la vista como ayuda-memoria, pero sin atenerse rigurosamente al texto.
➢ Con esquema o boceto: elaborar un esquema que contenga los puntos esenciales del discurso, de
modo que cada palabra o frase del guion sugiera una serie de ideas y cuestiones que el orador ya conoce. Lo fundamental de
este proceso consiste en utilizar palabras que susciten ideas y luego expresar las ideas con las propias palabras, todo ello sin
pasar por el texto escrito. Es el método más recomendable, pues une el máximo de rigor al máximo de elasticidad.
➢ Utilizando notas: aquí se trata de preparar notas, preferentemente en tarjetas, que sirvan de ayuda-
memoria. A veces, en las notas se incluyen citas, datos o información que es necesario citar con toda exactitud.
➢ Sin nada escrito a la vista: es la más adecuada para una mayor y más profunda comunicación con
el público. Es casi la única forma eficaz para hablar a grandes masas. Para utilizar este método, es necesario retener
perfectamente en la memoria el esquema del discurso y las ideas centrales que se quieren expresar. Consiste en decir con
palabras no previstas, ideas ya previstas, siguiendo la secuencia que se establece en el esquema.

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AYUDAS VISUALES
Las ayudas visuales son medios que se emplean en la oratoria para expresar visualmente un concepto o una idea y
sirven para estimular la imaginación de los oyentes o para poner de relieve una idea básica en nuestro discurso. Está
comprobado científicamente que las comunicaciones visuales son mensajes sintéticos que hablan a los ojos y son más eficaces
que las palabras.
Sirven de complemento a las formas verbales y contribuyen a presentar el tema en forma más clara y más convincente.
¿Por qué usar ayudas visuales?
• Para incrementar las persuasiones: incrementan la retención de la audiencia en cinco veces y aumentan sus
propósitos dos veces más de lo común.
• Para aumentar la retención: cuando la visual es agregada con una presentación oral, las retenciones
incrementan en un 10%; los estudiantes aprenden el doble cuando el instructor usa agregados visuales; la
gente comprende cerca de un 7% de la entrega verbal, mientras que comprende un 87% cuando la
información es entregada verbal y visualmente.

Cinco mandamientos para crear una ayuda visual


➢ Unidad: usa únicamente una idea para cada ayuda visual, incluyendo el encabezado;
➢ Simplicidad: haz letras grandes y leíbles;
➢ Coherencia: usa el mismo estilo. No mezcles varios estilos;
➢ Claridad: evita tipos de letras muy pequeñas para leer. La audiencia debe poder comprender la idea principal
en 10 o 15 segundos;
➢ Calidad: sé ordenado y profesional. Dale un toque de color. Recuerda corregir pruebas de copia, chequea la
escritura y los números.

Medios auxiliares
Es conveniente conocer las ventajas y desventajas de cada medio, teniendo en cuenta fundamentalmente los
siguientes factores:
✓ Su relación con el objetivo que se persigue y la característica del contenido que se quiera transmitir;
✓ Su practicidad;
✓ Su adecuación al grupo destinatario;
✓ Su capacidad de impacto visual, auditivo o ambos a la vez.

Procesamiento de la información que se va a transmitir


Debemos procesar la información porque ésta es la materia prima, es decir, el dato que nos muestra la realidad. Al
procesar la información, el presentador agrega valor a ese dato, interpretándolo y extrayendo mensajes de él.
Si lo que presentamos son mensajes (y no sólo datos), estaremos orientando la percepción e interpretación de nuestra
audiencia hacia aquello que nosotros queremos decir.
Cada mensaje que transmitimos está sustentado por información verídica, pero elaborar mensajes exige tomar una
posición:
✓ Una afirmación expresa hechos. Aun siendo neutra, el presentador toma una posición al resaltar lo que es
importante.
✓ Una opinión refleja un punto de vista.

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✓ Una recomendación propone acciones que tomar.

Organización de los mensajes en una estructura lógica


Organizar, dentro de una estructura que resulte lógica, los mensajes que queremos transmitir, implica dos procesos
básicos:
➢ Agrupar los mensajes: al presentar la información agrupada, ésta se vuelve más significativa y resulta más
fácil de recordar. Al agrupar estamos definiendo un factor común entre los mensajes, estamos agregando más valor a la
presentación.
➢ Jerarquizar los mensajes: jerarquizando nuestras ideas podemos determinar qué es lo principal y qué lo
secundario. Damos también un orden a nuestra presentación.

Establecer una estructura para nuestra presentación exige esclarecer los nexos que “enganchan” las ideas que
presentamos, de tal manera que el discurso no pierda coherencia ni presente baches lógicos que debiliten el mensaje ni
distorsiones la intención del presentador.

Clasificación de las ayudas visuales


• Medios para escribir: pizarra de madera, pizarra blanca, rotafolio.
• Medios de mostración: láminas de todo tipo, mapas de variadas especialidades, fotografías en gran escala y elementos
tridimensionales (esculturas, esqueletos, maquetas, etc.).
• Medios de proyección: proyector de videos, retroproyector, proyector de diapositivas, cañón (aparato que, conectado
a una computadora personal, amplía en gran escala las imágenes que se ven en el monitor).

FORMAS DELIBERATIVAS
Para debatir hay que recurrir a una herramienta fundamental: el lenguaje, que es una expresión cultural, un reflejo
del espíritu.
Las formas de la oratoria participativa se apoyan en el intercambio de ideas y opiniones entre los miembros
participantes. La función protagónica del orador hace que el lenguaje sea el instrumento vivificador, cuya calidad condiciona
la calidad de la comunicación interpersonal en la oratoria deliberativa.
“La Discusión es el arte del pensamiento reflexivo y la comunicación oral entre miembros de un grupo, cuyo objetivo
es la solución corporativa de un problema”.
La oratoria participativa, llamada también oratoria grupal, incluye formas elocutivas en las cuales dos o más personas
discuten, alternadamente, sobre un tema determinado. La discusión debe mantenerse siempre dentro de un espíritu dialógico:
se trata de realizar en grupo una operación mental cooperativa.
Es necesario diseñar e instrumentar una estructura que permita desarrollar con eficacia la sinergia del grupo. La
interacción “cara a cara” mantenida durante la discusión ajusta el ritmo ágil, necesario para que la reunión logre un buen
resultado.

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Los tratadistas en dinámica de grupos han ordenado a aquellas reuniones más difundidas en dos tipos diferentes:
❖ Privadas (sin público): se desarrollan en recintos cerrados, no muy amplios, bien ambientados. Participan en
ellas grupos de no más de doce personas que representan a comisiones, delegaciones, juntas, etc. Su objetivo fundamental
es definir líneas de acción conjuntas mediante el intercambio de ideas y opiniones acerca del tema determinado. Los más
importantes son: diálogo, entrevista, coloquio, negociación, grupo de discusión, interpelación, brainstorming.
❖ Públicos (ante un público de auditorio, televisivo o radial, etc.): el número de participantes varía de acuerdo
con el tipo de reunión. Se realizan en recintos cerrados, amplios y confortables. La información es transmitida
ordenadamente, con criterio docente, dominio académico y con el deseo de compartir con los oyentes los temas que se
discuten. Duran aproximadamente hora y media, lo que predispone a la gente a concurrir por su brevedad. Las formas
más conocidas son: mesa redonda, simposio, foro, debate.

FORMAS DELIBERATIVAS PRIVADAS


✓ El Diálogo
Es el caso más sencillo de la comunicación oral. Se caracteriza por emplear un estilo llano de expresión oral,
transmitido con espontaneidad. El tono es amable, intimista. Es una comunicación directa y fácil, lo que ayuda a los oradores
poco entrenados a exponer opiniones ante otros interlocutores.

✓ La Entrevista Privada
Es una conversación entre un entrevistador y uno o varios entrevistados, que consiste en un juego de preguntas y
respuestas que conduce a un fin específico. El tiempo de duración nunca pasa los 60 minutos.
El entrevistador maneja un único elemento para realizar su tarea: la pregunta, que debe ser elaborada, respetuosa e
imaginativa para demostrar su idoneidad. El entrevistado actúa por medio de respuestas que demuestran su habilidad
dialéctica y su autoridad sobre el tema abordado.
El final es el gran momento del entrevistador, quien hará una síntesis de lo expuesto para reafirmar los puntos más
importantes y agradecer la presencia del invitado o los entrevistados.

✓ El Coloquio (conversación en grupo)


Es definido como un intercambio de ideas y opiniones que se manifiestan “cara a cara” entre los miembros de grupos
de, normalmente, entre cinco y diez personas. Su estructura permite debatir un tema prefijado para analizarlo, estudiarlo o
tomar una decisión, fijando una línea de acción que responda al criterio de la mayoría.
Un conductor abre la reunión, presenta el asunto y registra las distintas ideas y tendencias. Su función no es dirigir,
sino sintetizar las opiniones vertidas por los presentes, manteniendo un clima ordenado y disciplinado.
Esta forma de oratoria privada sucede en reuniones de comisiones, juntas, clubes, etc., y se caracteriza por el tono
amistoso, cordial y amable de los participantes. El conductor velará por sostener la armonía y ecuanimidad del grupo.
El momento más importante se produce cuando el conductor hace el resumen final.

✓ La Negociación
Se caracteriza por ser una difícil y ardua tarea entre dos o más delegaciones. Su objetivo es armonizar intereses entre
las partes.

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Cada equipo designa previamente la voz que lo representará. Del intercambio de argumentos entre el representante
de cada delegación con los expertos que lo acompañan, resultará la propuesta final que podrá ser aceptada, rechazada o
negociada por la parte contraria.
Estas reuniones se desarrollan en un clima cordial, pero serio, ya que se juegan grandes intereses; los códigos
empleados deben ser elaborados y precisos.

✓ Grupo de Discusión
Es un proceso dinámico en el que un grupo juvenil, en general estudiantes, discute un tema previsto que interesa a
todos.
El instructor presenta el tema, motiva el interés de los participantes (que son inexpertos) y estimula la intervención
de todos.
La finalidad es adquirir más información sobre un tema prefijado o tomar una decisión con el aporte de todos. La
discusión es un intercambio de ideas “cara a cara” que se desarrolla en un clima democrático sin hegemonía de ningún
miembro. La consigna de un grupo de discusión es aprender-haciendo.

✓ La Interpelación
Es una confrontación entre dos partes que actúan desde distintas posiciones. Su técnica requiere la participación de
un interpelador que, basado en una información precisa, aborda un tema determinado. El interpelado debe exponer los
descargos pertinentes a los requerimientos sin titubeos, con claridad y precisión en las palabras.
La interpelación es un acto breve que se realiza ante una situación compleja. Cada una de las partes debe lograr
expresar su verdad y justificar sus argumentos con palabras válidas y firmes.

✓ Tormenta de Cerebros (brainstorming)


Es una técnica de grupo en la que sus miembros (a lo sumo, doce) actúan con gran libertad en un clima muy informal,
en busca de ideas originales, desde razonables hasta extravagantes. Su objetivo es desarrollar y ejercitar la imaginación
creadora para encontrar propuestas útiles que sirvan para solucionar situaciones que requieren cambios.
En un ambiente muy permisivo, despreocupado y sin críticas, el director estimula al grupo e invita a sus miembros a
que en un lapso de 10 minutos aproximadamente, den vuelo a la imaginación y a exponer ideas creativas. Muchas veces las
soluciones expuestas pueden ser mejoradas combinando dos o más ideas en una.

FORMAS DELIBERATIVAS PÚBLICAS


◆ Mesa Redonda
Es una discusión ante el público en la que participa un grupo selecto de personas (no mayor de seis u ocho) para
exponer sus puntos de vista acerca de un tema determinado. Se la llama también discusión ante el público. La conducción está
a cargo de un coordinador.
Se desarrolla en un escenario o estrado, y sus integrantes se ubican alrededor de una mesa, a ambos lados del
coordinador, de frente al público.
El coordinador abre la reunión y presenta el tema. Seguidamente, hace la presentación de los integrantes de la mesa,
mencionando los antecedentes y las actuaciones de cada uno de ellos.
Finalizadas las intervenciones, el coordinador expondrá las ideas principales registradas, haciendo una síntesis de lo
debatido y de las conclusiones obtenidas, y dará así por terminada la reunión.

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◆ El Simposio
Su objetivo es informar, explicar o instruir en forma ordenada sobre diversos aspectos de un mismo asunto. Cada
experto (pueden ser entre tres o seis) habla sobre un aspecto particular que responda su especialización, sin discutir en forma
sucesiva y durante la misma cantidad de tiempo (treinta minutos aproximadamente). Lo importante es que cada uno transmita
información actualizada que, sumada al aporte de los demás (coincidan o no), constituya un análisis total o casi total del tema.
El simposio requiere un conductor, que en este caso se llama presidente, que debe tener autoridad en el tema a tratar,
aunque su función no implica discutir ni opinar.
Los participantes y el presidente del simposio estarán sentados sobre un estrado o escenario alrededor de una mesa,
frente al público.
Cada experto aporta conocimientos propios de su especialización, no defiende posiciones personales. El simposio no
admite discusión.
El presidente abre la reunión, explica los objetivos y presenta, por turno, a cada uno de los oradores. Al final, cierra el
acto, resumiendo brevemente los conceptos expuestos.
La característica de un simposio es ofrecer, en un tiempo relativamente corto, la actualización de un tema a cargo
de un grupo de expertos.

◆ El Foro
Se llama foro a cualquier forma de oratoria en la que participa el oratorio. Algunos especialistas lo denominan también
discusión abierta al público.
El objetivo de un foro es permitirles a los asistentes, a una reunión deliberativa pública, la libre expresión de ideas y
de reflexiones, dentro de un clima informal, siempre conducido por un moderador.
La función del moderador es motivar al auditorio para que participe en el foro. Agotado el tema o cumplido el tiempo
previsto, el moderador hará un resumen de las opiniones, coincidentes o no, sin omitir las ideas fundamentales vertidas por
los participantes, y agradecerá la presencia del auditorio.

◆ El Debate
Es una forma de oratoria deliberativa rápida y contundente, que sirve para comunicar públicamente opiniones
divergentes acerca de un tema de interés notorio. Es una polémica verbal que involucra el compromiso de dos sectores que
elaboran posiciones antagónicas en torno a un tema predeterminado.
La finalidad de cada equipo es refutar la tesis del adversario por medio de razonamientos que prueben que la posición
sostenida por el otro grupo es falsa e inconsistente.
El éxito de un debate depende, en gran parte, de la imagen transmitida más que de las palabras que se expresen.
Cumplido el tiempo estipulado, el moderador da por finalizado el debate. Seguidamente, hace un breve resumen de
éste y, luego, agradece la participación de los expertos y la atención del público.
Según Brehler, podemos mencionar cuatro tipos de debate:
✓ Debate abierto: los participantes toman la palabra según un orden de intervención. Las excepciones las señala el
moderador, que puede creer conveniente que intervenga alguien para cerrar un punto y pasar al siguiente.
✓ Debate americano: las dos partes en litigio se encuentran sentadas cara a cara a ambos lados de una mesa; el
moderador en un extremo y el encargado de levantar acta, en otro. Los dos bandos se alternan el uso de la palabra,
y la suerte decide cuál inicia el debate. Luego, a la parte contraria le corresponde cerrar el debate.

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✓ Debate inglés: muestra la misma distribución espacial que el debate americano, pero el turno de intervenciones
es consecutivo según el orden de los asientos.
✓ Disputa entre expertos: un grupo pregunta frente a otro que contesta. Las preguntas se dirigen a una persona
concreta del grupo. El orden de las preguntas y respuestas es aleatorio.

(MÓDULO 4)
EL AUDITORIO
Las presentaciones en público son situaciones de comunicación donde intervienen diferentes participantes que se
comunican a través de un código establecido: el lingüístico, el gestual y el social, y a través de un canal por medio del cual se
transmite la información; el objetivo es transmitir un mensaje. Tal comunicación transcurre en un contexto que es un tiempo
y un lugar determinados.

El orador utiliza como canal de comunicación sus palabras, su tono de voz y su lenguaje corporal; el receptor le va a
responder (feedback) con sus palabras, silencios y actitudes. Es necesario el conocimiento del público para orientar el discurso
y lograr las respuestas deseadas.

Quién y por qué escucha nuestro mensaje


En una presentación oral, en primer lugar, debemos captar el interés y la atención del auditorio para involucrarlo en
el tema.
Es necesario preparar el discurso de acuerdo con el público que se espera que asista. Un aspecto que se debe tener en
cuenta es si el auditorio será homogéneo o heterogéneo. Es preciso no utilizar términos o expresiones que parte del público no
conozca o que no pueda entender.
Otro aspecto para tener en cuenta es el número previsto de asistentes. La cantidad de personas influirá en la capacidad
de interactuar, de preguntar o debatir, en la necesidad o no de utilizar micrófono o en los posibles medios de apoyo, como
también en la formalidad o informalidad del discurso.
Por otra parte, es necesario lograr identificación con el auditorio y, para saber su desempeño como orador, debe
mirarlo. El auditorio es un espejo del orador y eso se manifiesta en los sucesivos estados de ánimo, minuto tras minuto.

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PROPÓSITOS DEL ORADOR


Un discurso siempre tiene un objetivo, aunque a veces sea inconsciente para quien lo está emitiendo. Sin embargo,
cuando una persona habla profesionalmente, tiene que tener en claro cuál es su objetivo al hablar y poner todos sus recursos
para que se logre. Los propósitos más aceptados son:
- Convencer: complementar las ideas o conocimientos de la gente, reforzarlos o consolidarlos. El desafío es
persuadir al auditorio de que tome la decisión o emprenda la acción.
- Informar: presentar información para el esclarecimiento o instrucción del auditorio, a fin de que haga algo.
- Motivar: va de la mano con el de convencer. Implica no sólo un cambio de idea ante una idea o concepto, sino,
además, su correspondiente ejecución.
- Entretener: para que el auditorio esté en un marco favorable, de mente abierta para ser convencido, ilustrado o
motivado, necesita estar entretenido. Entretener a un auditorio es hacerlo feliz de haber asistido y contento de
que tú hayas sido el presentador.

Estilo de la intervención
Las características que definen el estilo de una intervención son numerosas: formal o informal; seria o desenfadada;
sobria o entusiasta; cercana o distante; rigurosa o generalista; monologada o participativa; con o sin apoyo visual.
El orador debe buscar darle a su intervención aquella orientación adecuada y con la que pueda lograr el mayor impacto
en el público. En caso de duda, es preferible elegir la iniciativa más moderada. La forma de vestir también debe adecuarse al
tipo de acto.

Lenguaje
Lo primero que se debe procurar cuando se habla en público es ser entendido: es necesario emplear un lenguaje
apropiado, según el público al que nos dirigimos.
Deben utilizarse términos y expresiones que todo el público pueda entender. Se debe utilizar un lenguaje simple y
concreto, preciso, con frases sencillas y cortas, utilizando tiempos verbales simples.

EL PÚBLICO O AUDITORIO
Como lo advierte Coll-Vinent, en el proceso de comunicación, el receptor o receptores de un mensaje son tan
protagonistas como el conferenciante. Es necesario tenerlo en cuenta para que la comunicación se produzca realmente, es
decir, para que el mensaje sea recibido.
Esta importancia del público o auditorio es un aspecto sustancial. No basta conocer el tema y saber presentarlo
adecuadamente, sino que hay que conocer también al público o auditorio al que se le va a dirigir la palabra.
No es suficiente que los que forman parte del auditorio oigan (acto pasivo, más o menos automático), es preciso que
escuchen (que presten atención, que quieran comprender). Para ello, el emisor u orador se ha de adaptar al auditorio. Hay que
transmitir en la longitud de onda de los interlocutores.
Se trata de saber a quién se dice lo que se dice, para saber cómo se dice (Ander Egg y Aguilar). Un mismo discurso
sobre un mismo tema con un mismo conferenciante debe ser pronunciado de manera diferente según el público al que vaya
destinado. Hay que tener en cuenta una doble consideración:

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- ¿Qué se tiene que conocer acerca del auditorio?

- ¿Qué tipo de análisis tenemos que hacer de nuestro público o auditorio potencial?
Si se trata de un discurso con un propósito de persuasión o convencimiento, se necesita saber mucho más del público
que cuando se trata de un discurso puramente informativo. Las preguntas más pertinentes pueden ser las siguientes:

Toda esta información tiene que servir para establecer una estrategia en el modo de presentar el discurso, tanto en
lo que hace al contenido como a la forma.

Características comunes de casi todos los públicos


✓ Normalmente, la actitud inicial de un público es amigable, respetuosa y expectante.
✓ El público, en general, se interesa por aquellos asuntos que conciernen o se relacionan con su vida.
✓ Todo público reacciona como una entidad psicosocial con modalidades propias y diferentes de los individuos que
forman parte de ese auditorio, considerados aisladamente.
✓ La gente que asiste a una conferencia tiene un sentimiento inconsciente a reclamar por qué y con qué derecho alguien
le dirige la palabra: de algún modo, el conferenciante tiene que justificarlo.
✓ Normalmente, la gente se resiste a salir de su modo de pensar, sentir y querer.

En el desarrollo de una conferencia, es muy probable que nos encontremos con tres categorías de oyentes:
❖ Los que están de acuerdo con lo expuesto en la conferencia;

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❖ Los que asumirán una actitud más o menos neutra o de indiferencia;


❖ Los que no aceptarán las ideas, sugerencias o análisis presentados.

El auditorio y los fenómenos de psicología de masas


Al estar en grupo, como lo es el caso de un auditorio, las personas adoptan (o pueden adoptar) formas de
comportamiento influidas por el conjunto, a veces al margen de sus intenciones y convicciones. La psicología de multitudes
enseña que el público posee características nuevas y distintas de cada individuo considerado en particular y distintas de la
suma de los caracteres individuales que lo componen.
Cualquiera que sea la finalidad del discurso o conferencia, la tarea del orador consiste en crear estímulos en los
oyentes a través de las palabras, la voz, la acción y otros recursos específicos como las ayudas visuales. El orador debe saber
que en un auditorio el sentimiento y la emoción priman sobre la razón y, como consecuencia de ello, las reacciones del público
no se explican sólo por las palabras pronunciadas por el orador.

El diálogo o coloquio posterior a la conferencia


Un diálogo o coloquio posterior a la conferencia permite detectar los resultados de la descodificación hecha por los
receptores, con lo cual el conferenciante puede corregir las distorsiones que se han producido. También es útil para el
conferenciante porque le ayuda a saber en qué medida ha abordado el tema adaptándose al auditorio o bien si ha estado
tratando cuestiones que para nada se relacionaban con los problemas e inquietudes de quienes escuchaban.
En lo que concierne a la forma de actuar durante el diálogo o coloquio, conviene que el conferenciante tenga en
cuenta algunas cuestiones:

La retroalimentación: orador, público y orador


“Para que la comunicación se realice, la persona debe salir de sí, hacerse disponible al otro, situarse en su punto de
vista, comprenderle” (Mounier).

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Tiene que darse una rápida retroalimentación entre el orador, el público y nuevamente el orador. Si el conferenciante
“sintoniza” con el auditorio, tiene al público “en el bolsillo”, la comunicación ha sido conseguida.

LAS HERRAMIENTAS PARA LA COMUNICACIÓN ORAL


Adecuación
Cuanto más sepas de tu público, mejor podrás adaptar el discurso a tus necesidades. Necesitas conocer los intereses
de tu auditorio y saber qué formación tiene acerca del tema. También importa la circunstancia en que vas a hablar.
Ten presente la secuencia de los oradores y escúchalos con atención. Evita innecesarias repeticiones. Si es un
programa largo, sé breve y concreto. También deberás adecuar tu disertación al tamaño de la sala.
Cuando el orador es invitado a hablar, debe tener muy en claro cuáles son las preguntas que debe hacer antes de
aceptar el compromiso y las conclusiones que cada una de esas preguntas presentan:
• ¿Cuándo? – con ella veremos si llegamos.
• ¿Dónde? – con ella veremos si debemos.
• ¿Cuánto tiempo? – veremos si alcanza.
• ¿Cuál es el objetivo? – podremos enfatizar lo que corresponde.
• ¿Quiénes forman el auditorio? ¿Cuántos son? – para adecuar nuestra conferencia a esa circunstancia.

Sintonizar con el público, vibrar en la misma longitud de onda, es un objetivo obligado y a veces difícil, que debe
imponerse a sí mismo quien aspire a comunicar eficazmente sus ideas, sus planes o sentimientos. El esfuerzo del emisor ha de
orientarse a hacerse entender y no a caer en la tentación de buscar el lucimiento personal.
A través de los estudios de psicosociología, se estima que existe una diferencia fundamental en el receptor según cuál
sea el número de miembros que lo componen. Puede decirse que hay tres tipos de público: el grupo de diez a veinte
participantes, el auditorio de más de treinta individuos y la multitud a partir de quinientas personas.
Gustavo Le Bon, pionero de la psicología de multitudes, escribió: “en determinadas circunstancias, la aglomeración
de hombres posee características nuevas, muy distintas de las de cada individuo. La personalidad consciente se esfuma, los
sentimientos y las ideas de los individuos se orientan en una misma dirección”. Las diferencias individuales quedan diluidas
ante los parecidos y las coincidencias: los compartimientos individuales se reducen a un denominador común.
Edouard Cuyer comprobó que los músculos de la cara funcionan en las personas que constituyen la muchedumbre al
mismo tiempo, provocando igual expresión en todos los individuos sometidos a análogas emociones, a pesar de su visible
heterogeneidad.
Al respecto, Juan Carlos Igareta describió algunas leyes:
➢ Ley de la unidad psicológica: los miembros del grupo tienden a unificar sus ideas y sentimientos.
➢ Ley de la disminución intelectual: el gran público es poco propenso a razonar sutilezas o comprender argumentos
muy intelectuales.
➢ Ley del predominio emocional: los integrantes de un público grande reaccionan más con la emoción que con el
sentimiento.

En un público pequeño, por el contrario, las personas tienden a conservar su propia personalidad y espíritu crítico. Por
ello, la palabra del orador debe ser equilibrada, meditada e inteligente, respetuosa del individuo que ocupa cada uno de los

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asientos y consciente de que tiene ante sí una mente razonante y crítica, con toda la autonomía suficiente para refutar,
discrepar e incluso despreciar a quien pretenda ignorarlo como persona.
Con la televisión han cambiado las costumbres seculares y hay muy pocas posibilidades de tener que hablarle a una
multitud. Nunca en la historia pudo hablársele a tanta gente de la forma aparentemente tan sencilla como se hace ahora desde
un estudio de televisión.
Para ser creíble en televisión se debe tener en cuenta lo siguiente:
- Toda expresión corporal habla. Todo lo que se dice debe ser cierto. Aprende también a decir “no sé”.
- Comparte la calidez y la alegría que habitualmente se disfruta en el estudio televisivo.
- El tono de nuestra palabra debe ser cuidadosamente coloquial y contar con la naturalidad de estar conversando
en una reducida reunión social.
Las tres cualidades esenciales para triunfar frente a una cámara de televisión son: brevedad, cordialidad y
credibilidad.

Capacidad para entretener


➢ No trates de deslumbrar
Los devaneos de superioridad e importancia generan en el público un rechazo total por la personalidad del orador
que hacen insalvable la conferencia más valiosa. La modestia inspira confianza; el exhibicionismo, irritación.

➢ Manifiesta sin temor tus sentimientos


El verdadero orador nunca actúa, transmite lo que siente y, de esa forma, llega al corazón de quien lo escucha. Si tiene
entusiasmo, transmite interés. Y, si una emoción lo embarga, el auditorio la comparte y lo acompaña.

➢ Comunícate con tu auditorio


La comunicación entre los humanos se establece en dos niveles: uno visible, el de las palabras pronunciadas; y otro
secreto, el de las intenciones profundas (lo intelectual y lo afectivo).
Afectividad es la palabra para designar todos los fenómenos no verbales de la comunicación. Lo esencial de la
comunicación no está en las palabras que se dicen. Para que el orador sea simpático para su público debería buscar que éste
sienta inclinación o analogía por sus afectos y sus sentimientos.
Ron Hoff, uno de los formadores de conferencistas más importantes de Estados Unidos, llama a este sentimiento de
aproximación entre el presentador y el público un momento perfecto, que se da en algunas circunstancias, como si ambos
hubieran compartido una experiencia trascendente en sus vidas que ocupará un lugar permanente en sus memorias.

EL LENGUAJE
El lenguaje es un rasgo esencialmente humano, es el producto más complejo del pensamiento humano, la máxima
expresión de su capacidad creadora.
Alberto Bustamante propone tres grandes líneas que tratan de explicar el origen del lenguaje humano:
➢ 1º: Origen religioso del lenguaje
Todas las religiones explican el lenguaje humano como un atributo de los dioses al hombre.

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➢ 2º: Hipótesis evolutiva


Según Charles Darwin, la marcha erguida del hombre habría producido cambios físicos estructurales que permitieron
el nacimiento del lenguaje articulado.
Según David McNeil, los bebés humanos son más discapacitados que los recién nacidos de todas las otras especies, y
para sobrevivir se ven obligados a llorar y gritar. Llorar y gritar constituyen el primer medio de comunicación oral.
Phillip Lieberman llega a la conclusión de que se produce porque el hombre tiene una estructura craneal que permite
producir los sonidos del lenguaje articulado y las partes blandas del cuello y la cabeza, como la lengua y la laringe, son más
desarrolladas que en las otras especies.
Eric Lenneberg cree que fue necesaria una evolución neurológica para la aparición del lenguaje. Uno de los cambios
principales sería la lateralización cerebral (hemisferios cerebrales con funciones distintas, únicamente en los hombres). El
lenguaje es función del hemisferio izquierdo.

➢ 3º: Hipótesis social


El ser humano es y ha sido un ser gregario, vive en comunidad y lo hizo fundamentalmente para sobrevivir.
Posiblemente, el lenguaje nación de la necesidad del hombre de comunicarse durante la cacería o la recolección de granos o
frutos para advertir un peligro.

Bustamante hace una distinción entre lenguaje y palabra. Afirma que el lenguaje es un producto de nuestro cerebro,
de su actividad neuronal; la palabra es la enunciación oral (fónica) del pensamiento a través de nuestros órganos de la voz. La
comunicación humana oral no es más que la transmisión de un pensamiento, un sentimiento entre dos o más cerebros.
Afirma también que la comunicación no es exclusiva de la palabra, sino que puede producirse de forma gestual,
mediante señas o con banderas o luces.
Además, dice que el lenguaje fue primero externo, para lo social, y, luego, se volvió al mismo ser humano: se
internalizó, se hizo subjetivo. Por ello, decimos que el ser humano creó el lenguaje y que el lenguaje creó al ser humano. Sin
lenguaje no hay ser humano ni sociedad.
Freud dijo que el lenguaje es, ante todo, un lenguaje escuchado. Hablamos para ser escuchados aún por nosotros
mismos.
Para comprender la escucha humana, debemos diferenciar entre oír y escuchar: oír es un fenómeno biológico
relacionado con la estructura de nuestro órgano auditivo; escuchar es oír e interpretar, configura la suma de la comprensión
de lo que se ha dicho y oído, y la interpretación de ese mensaje. El escuchar se enriquece más cuando logramos interpretar y
dar significado a los silencios, a los gestos, a los movimientos posturales de quien habla.

El gran misterio de la escucha humana es que no interpretamos exactamente lo que nos dicen. Esto ocurre porque
en la comunicación humana existen estructuras mentales y psíquicas que actúan como verdaderos filtros, como pantallas
deformadoras entre lo que dice el emisor y lo que escucha el oyente. Esas pantallas o filtros están formadas por nuestras
historias personales, nuestros paradigmas, nuestros miedos. Vienen del pasado, por lo cual, o no dejan pasar cierta información
o la dejan pasar, pero deformada.
Dado que no es el hablar sino el escuchar lo que confiere sentido a lo que decimos, la escucha es la que dirige todo
el proceso de la comunicación.
Otro elemento perturbador de la escucha es la emocionalidad. Debemos observar el estado emocional de la persona
que nos escucha y también nuestro estado emocional al hablar.

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Bustamante propone varias formas de considerar la escucha:

Además, aborda la escucha empática, diciendo que es la forma ideal de escuchar, es ponerse en el lugar del otro. La
base para la escucha empática es el respeto mutuo. En la escucha empática escuchamos con los oídos, pero también con el
corazón.
Si queremos comunicarnos en forma efectiva, es importante que nos preguntemos cómo nuestras historias personales
pueden estar afectando la forma en que escuchamos.
Para escuchar debemos permitir que otros hablen, pero también se debe preguntar. Esas preguntas nos permitirán
comprender lo hechos y emitir juicios bien fundamentados. La escucha es la base del aprendizaje, de la comunicación y del
entendimiento.

Entre fines de 1800 y nuestros días se ha desplazado el reinado de la mente, del razonamiento, al del lenguaje humano.
A esta nueva forma de ver al mundo la conocemos como ontología del lenguaje. Dos de sus premisas fundamentales son: “los
seres humanos son seres lingüísticos” y “El lenguaje crea realidad”.
El lenguaje es generativo y a través de ese poder generativo, adquiere un papel fundamental en nuestras vidas, ya
que por medio del lenguaje podremos diseñar el tipo de ser que queramos ser o el tipo de ser en el que queramos convertirnos.
Este poder del lenguaje se desarrolla principalmente por actos lingüísticos básicos, que se realizan en todos los
idiomas y, por lo tanto, son inherentes al lenguaje humano. Estos actos son: las afirmaciones, las declaraciones, los juicios,
las promesas.
Bustamante considera a las afirmaciones y los juicios los más significativos para nuestras vidas y expone lo siguiente:
es muy importante diferenciar entre ambos actos lingüísticos, ya que su cabal comprensión e introducción en la escucha
permitirá reducir la fuente de malentendidos. En la afirmación describimos lo que vemos y, según se esté de acuerdo o no, las
afirmaciones pueden ser verdaderas o falsas. Los juicios son opiniones, no son ni verdad ni mentira; a lo sumo, podrán ser
fundamentadas o no fundamentadas.
El problema con los juicios estriba en el hecho de que muchas veces son consideradas afirmaciones, y esta visión
equivocada es fuente de innumerables malentendidos, enojos, peleas y discusiones entre los hombres.
Los juicios se afirman en el pasado y se extienden hasta el futuro. Por ello, se debe ser cauto al emitirlos. Los juicios
hablan de quien los emite.

REUNIONES DE ALTA PRODUCTIVIDAD


La reunión como herramienta de comunicación y productividad
Reunión es una herramienta o espacio de comunicación, intercambio e interacción en el que varias personas se
encuentran con un propósito propio o que adoptan como tal.
Destacar el objeto principal de la compañía y el papel que cada participante juega en la persecución de ese objetivo
constituye un excelente ámbito para profundizar el conocimiento mutuo de los participantes. Además, es una poderosa

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herramienta para motivar a los participantes al trabajo en equipo bajo una estructura de red e intercambio, generar la adopción
de un método de trabajo y el desarrollo de un lenguaje común.

Participantes: los principios de una participación productiva

1. Sé duro con el problema y blando con las personas


Las salas de reuniones están hechas para trabajar. Las personas se reúnen para resolver problemas, informar o hasta
para persuadir, pero de ninguna manera para entablar una lucha de poderes, aunque implícitamente esto exista.
El trabajo es más productivo si los participantes: pueden aportar y discutir relajados; pueden intervenir sin miedo a
ser “golpeados” por eso; están convencidos del beneficio exponencial que genera, en términos de grados de libertad al
interactuar, el hecho de que no exista violencia entre las personas en la sala.
El foco debe estar sobre el tema a tratar, y nuestra vehemencia y entusiasmo para intervenir debe ser transmitida,
interpretada y adoptada como un aditamento propio del intercambio y nunca enfocada sobre las personas.

2. Haz foco en el objetivo principal de la reunión por sobre su posición


Debemos mantener el foco en el objetivo de la reunión sin hacer caso a respuestas emocionales, invitando siempre a
volver al camino si otro participante lo hace o se detiene a justificar una objeción.
Es primordial identificar un objetivo que se encuentra implícito en todo encuentro: el de la evolución. Evolucionar
requiere, en muchos casos, cambiar de opinión. Un participante que busca evolucionar junto al grupo debe estar preparado
para cambiar de parecer si descubre que una nueva idea es la correcta, sin que esto implique ser tildado de inconsistente. Esto
proveerá al encuentro de mayor productividad y evitará los vicios que le impiden al participante abandonar una idea por otra.

3. Busca el consenso, aún desde el disenso


Consenso no es pensar lo mismo que el resto, sino acompañar la decisión, aunque ésta implique un voto sobre un
punto que no cuenta con nuestro convencimiento absoluto.
Un participante con una actitud positiva hacia el trabajo de equipo y con la conciencia y responsabilidad que implica
encarar un objetivo común debe poder lidiar con una situación de diversidad de opiniones y acompañar incluso desde el
disenso la decisión del grupo.
Consenso es, entonces, la acción de aprobar y acompañar la decisión del grupo, aún desde el disenso, como un aporte
solidario y colectivo.

4. Adopta una cultura de trabajo en red, no fragmentado


La conjunción de integrantes de diferentes departamentos debería generar un efecto sinérgico en la búsqueda del
objetivo principal. Sin embargo, muchas organizaciones sufren el mal de fragmentación.
Identificaremos a la ley de fragmentación como a “la división de un sistema en sus partes componentes generando
así la pérdida de dinámica y del efecto sinérgico”.
Cuando integrantes de diferentes áreas ingresan a la sala de reuniones, hay que evitar bajo todo aspecto la lucha o el
enfrentamiento entre ellas. Para evitar este efecto, debemos trabajar intensamente en la institucionalización del concepto de
trabajo en red: una red no tiene centro, sino que todos los nodos son importantes y se potencian con la fuerza de sus miembros.
La red resulta el nuevo ícono de la interdependencia y es el arquetipo que mejor describe nuestra economía, nuestra
comunicación y nuestra sociedad. El poder de una red es mayor que el de los componentes.

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Trabajar en red implica reconocer que el valor se genera en el intercambio en las relaciones entre participantes.
Estamos allí para trabajar y no para competir. Nuestra satisfacción se basa en la mejora de la red de trabajo y no en formar
parte del área que menos problemas genera. Somos parte de la red, parte del equipo y venimos a aportar para lograr el
objetivo.

5. Comprométete a dar el mejor aporte ¡siempre!


El aporte de cada participante es el mejor input que puede tener una reunión. Para que esto se vea materializado,
debemos encarar el encuentro con seriedad y responsabilidad. Debes conocer con mucha anticipación el propósito de la
convocatoria, los temas que se van a tratar durante ella y los resultados esperados.
Conociendo estos detalles, debemos nutrirnos de la información al respecto, reflexionar sobre el tema que vamos a
tratar y elaborar nuestros pensamientos con el fin de compartirlos con propiedad durante el intercambio.
Debemos ser puntuales, colaborar evitando conflictos, neutralizar al participante dispersante, estar abiertos a
escuchar las opiniones ajenas, intervenir constructivamente y recordarle al resto los principios básicos para un correcto
desarrollo cada vez que sea necesario.

6. El cariño y el respeto profesional nunca están en duda


Tener buenas relaciones interpersonales es un requisito básico para cualquier trabajador hoy en día.
Hay que tener en cuenta que estamos trabajando, y disentir es un componente natural que nada tiene que ver con el
respeto por el otro y que no pone en tela de juicio el prestigio profesional.
Disentir, observar, objetar o discutir no deben confundirse con pelea, agresión o cuestionamiento. Un buen
participante debe interactuar libremente con el objeto principal de la reunión como único propósito.

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