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ORIGEN

EL Principio de Legalidad tiene origen en el siglo XVIII, y parte como una reacción contra la:
arbitrariedad , el abuso del poder y la inseguridad jurídica.

El reconocimiento del principio se halla en el propio origen de la independencia de los Estados


Unidos, por lo que la consagración se inicia en las Constituciones americanas de Filadelfia del
año 1774 y las de Virginia y Maryland de 1776. En Europa se esboza en la “Josephina” austríaca
de 1787, pero es sobre todo la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 26 de agosto de 1789, la que le otorga carta de naturaleza al proclamar en su
artículo 8: “La ley no debe establecer más penas que las estricta y manifiestamente necesarias,
y nadie puede ser castigado si no es en virtud de una ley establecida y promulgada con
anterioridad al delito, y aplicada legalmente”, y unos años más tarde, aparece recogido
también en el Código de Legislación General Pursiano de 1794.

El principio alcanzó rango legal en el Código penal bávaro de 1813, elaborado por el mismo
FEUERBACH. Con el triunfo de la Revolución francesa el principio de legalidad se convierte en
uno de los pilares fundamentales del Derecho penal liberal

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