Siempre que me piden en un colegio que desarrolle un plan de formación
sobre temas de educación afectiva y sexual para los alumnos, explico que el primer eslabón son las familias, y en concreto los padres.
La primera referencia del mundo exterior que tiene un recién nacido es su
madre y casi inmediatamente después, su padre. Cada nuevo niño que llega al mundo queda insertado en un amor primero, no merecido, incondicional. Este primer amor es el que le va a dotar de una identidad; qué importante es el momento en que los padres decidimos qué nombre le vamos a dar a nuestro hijo. Pronto entenderá y podrá decir cómo se llama. Esta primera relación del ser humano al nacer es una relación de total necesidad. Y esto tiene una enorme significación: antes de ser esposos y padres hemos sido hijos. Para amar, primero hemos sido amados. La escuela del amor ha sido la familia, han sido los padres.