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05/02/2013 - 21:54h
“El lector sabe sin duda que soy comunista: pero sabe también que mis relaciones de
compañero de viaje con el PCI no implican ningún compromiso recíproco”.
Enfrentado a las dos culturas hegemónicas, el todopoderoso PCI -fue, hasta su voladura
(des)controlada, el partido comunista más importante de Occidente- y el represivo
universo católico de la DC (Democracia Cristiana), el autor de Teorema y Las cenizas
de Gramsci pronosticará que el juego de poder y contrapoder, con su reparto calculado
de funciones, encerraba su propia destrucción, al ser ambos mundos, y sus argumentos,
incapaces de frenar una vida que avanzaba hacia la modernidad individualista propuesta
por el consumo.
Salvadas las distancias intelectuales con sus homólogos italianos (DC-PCI) de los “años
de plomo”, la sombra de la grisura franquista es alargada, PP y PSOE, rígidas
estructuras de poder de apariencia antagónica, han llegado, en este horribilis 2013, al
mismo atolladero que denunciaba, años atrás, el más radical y valiente de los poetas
italianos del siglo XX.
Resulta sorprendente, cuando menos, que los dos grandes partidos, y sus principales
representantes, no muestren mayor preocupación ante la deriva autodestructiva del
sistema partidista (con permiso del teórico Giovanni Sartori), limitando su actividad la
refutación del contrario con banalidades, inconsistentes propuestas parlamentarias y
estudios pormenorizados de intención de voto.
Sirvan como rápida aproximación, al margen de las películas disponibles, los textos y
poemas de Escritos corsarios (Oriente y Mediterráneo, 2009), Las cenizas de Gramsci
(Visor, 2009), la novela gráfica El caso Pasolini de Gianluca Maconi (Gallo Nero,
2010) y Nueva York (Errata naturae, 2011). "Pasolini fue un hombre político", afirmó
Gianni Scalia, en 1976, "y no hablaba en tanto que ciudadano. Sino en tanto que
corsario. Fue i-legal, extra-legal, diferente, no-ciudadano. Pero un compañero".
Pasolini, político, concibió una obra llena de verdad y sentido, sensual, ardiente, social,
resistente, combativa: dramáticamente humana.