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Predica; 17 de Marzo de 2019


HAY UNA FUERZA QUE SE ESCONDE EN LA DEBILIDAD
Vamos a ver en ejemplo por medio del apóstol Pablo, que se vio afectado por un
«AGUIJÓN», esto es, una forma de sufrimiento prolongado, intenso y que limitaba su
ministerio. No sabemos con exactitud qué era esta espina, aunque todo apunta a una
enfermedad crónica, posiblemente relacionada con la vista. En este escrito no vamos a
centrarnos en el qué del aguijón, sino en cómo lo afrontó el apóstol, en especial cómo
consiguió encontrar fuerzas en medio de su situación de sufrimiento. (2 Corintios 12:7 al
10) “7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue
dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; 8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de
mí. 9 Y me ha dicho: Bástate Mi Gracia; Porque Mi Poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el Poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; Porque cuando
soy débil, entonces soy fuerte”. La primera reacción de Pablo fue lógica y natural: Le
pide al Señor Jesucristo que le quite el aguijón. Ante una situación de sufrimiento es
legítimo pedir que Dios lo elimine si es su VOLUNTAD. Hasta el Señor Jesús mismo pidió
al Padre: (Lucas 22:42) “Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; Pero no se haga
mi Voluntad, sino la tuya”. Sin embargo, la respuesta a esta oración ferviente y prolongada no
es la liberación, sino la provisión de lo necesario para vivir con gozo su situación de
sufrimiento crónico. ¡Jehová Dios no le quita, le da! Esta idea es esencial para
comprender cómo ve Jehová Dios nuestros aguijones. Para nosotros la «SOLUCIÓN»
consiste en eliminar el problema. La visión de Jehová Dios, sin embargo, es muy distinta: Para
ÉL lo más importante no es la ausencia de sufrimiento, sino su PRESENCIA en medio de este
sufrimiento y los recursos que tal PRESENCIA conlleva. ¿Cuáles son estos recursos? La
respuesta viene en dos frases, cada una de los recursos para aceptar el aguijón: La GRACIA
y el PODER. De hecho, ambas están íntimamente relacionadas porque el PODER o
FORTALEZA, es una consecuencia de la Gracia. Son los recursos que vienen de Dios y
que sólo se consiguen a través de una experiencia espiritual.

GRACIA: En el Versículo 9 de 2 Corintios 12, mencionados anteriormente: «…Bástate


Mi Gracia; Porque Mi Poder se perfecciona en la debilidad…». Estamos ante una de
las frases más luminosas de todas las Sagradas Escrituras. Esta afirmación, tan breve
como Poderosa, ha sido fuente de consuelo a miles de creyentes afligidos por debilidades y
pruebas. Aquí tenemos el meollo de la lucha contra el aguijón. Ésta era la lección
fundamental que, nuestro Padre Celestial nos da por medio del apóstol Pablo necesitamos
aprender. La Palabra «GRACIA» se alza majestuosa en medio del Versículo
insuperablemente. Estamos aquí tocando la cúspide de la montaña. El sufrimiento crónico
es un largo camino, tortuoso muchas veces, difícil. Pero ahora tenemos ante nuestros
ojos el final del trayecto: «MI GRACIA», esta Gracia que no es un frío concepto, sino el
Poder de Dios operando de formas muy concretas en la persona y en sus
circunstancias. La Gracia nos lleva ante la majestad misma de Jehová Dios.

¿En qué sentido la Gracia es suficiente? Pablo recibe justo lo necesario para que la
aceptación sea «DE BUENA GANA» (2 Corintios 12:9) “Y me ha dicho: Bástate mi
Gracia; Porque MI Poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de BUENA GANA me
gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el Poder de Cristo”. Y

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también «CON GOZO» (2 Corintios 12:10) “Por lo cual, por amor a Cristo me GOZO en
las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; Porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte”. No se trata de soportar el aguijón o de sobrevivir
en medio de la prueba. Esta actitud no es suficiente. Mal asunto cuando aceptamos las
espinas a regañadientes, sólo porque no hay más remedio. Jehová Dios no quiere esta
aceptación forzada más cercana a la resignación. El nivel de suficiencia que Dios pide es
mucho más alto: Él no quiere hijos «GRUÑONES», sino «MÁS QUE VENCEDORES» en
expresión por medio del apóstol de Pablo (Romanos 8:37) “Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. EL MIEDO es una
Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo, daño real o imaginario. Miedo que
uno tiene que le suceda algo contrario a lo que desea. Partiendo de esta definición,
sabemos entonces que el miedo modifica toda nuestra forma de ser. Una persona en estado
intenso de miedo, sufre problemas físicos, y quiero que oigan muy bien esto, para algunos
enfermos que entraron aquí hoy y se irán sanos: (1 Juan 4:18) “En el AMOR no hay
temor, sino que el PERFECTO AMOR echa fuera el temor; Porque el temor lleva en sí
castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Los cambios
físicos son: Se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, aumenta la
glucosa en la sangre y aumenta la actividad cerebral, así como la coagulación de la sangre. El
sistema inmunitario se detiene, como así toda función no esencial, la sangre fluye a los
músculos mayores y el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar adrenalina a las
células. Los ojos se agrandan, para ver mejor y los labios se estiran horizontalmente. El
miedo no es algo negable, ya que, en su conformación correcta, la que se ajusta a la
creación, está sujeto a la voluntad del ser y es muy útil para prevenir situaciones de
riesgo.

Pero cuando el miedo toma nuestra voluntad, debemos de tratar de salir


rápidamente de este estado, o pedir ayuda espiritual, ya que todo mi ser corre peligro, ya
que el miedo en estado de dominio de mi voluntad, es un espíritu maligno que utilizara
todas las armas para destruirme inclusive intentara provocar un suicidio. (Juan 15:4,5) “4
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos; El que permanece en Mí, y YO en él, éste lleva mucho fruto;
Porque separados de Mí nada podéis hacer”. Si quisiéramos luchar solos durante
mucho tiempo, contra del miedo que ha tomado nuestra voluntad, podemos correr
riesgos de tener cambios irreversibles en nuestro carácter. Recordemos de la
predicación del domingo pasado acerca de la raíz de amargura. (Heb 12:15) “Mirad bien,
no sea que alguno deje de alcanzar la Gracia de Dios; Que, brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. El estado de ansiedad,
que es la espera de algo intocable, es la insatisfacción de anhelos personales, si se
mantiene permanente, es el inicio de una fuerte caída hacia el miedo: (Deut.
29:18,19) “18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón
se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; No sea
que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, 19 y suceda que, al oír
las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz,
aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la
sed”. Las personas permanentemente miedosas, deben revisar su niñez ya que de allí se
incorporó ese sentimiento y debe ser desalojado: (Deut. 29:32 al 35) “32 Porque de la vid
de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son

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uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. 33 Veneno de serpientes es su vino, y


ponzoña cruel de áspides. 34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis
tesoros? 35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, porque el
día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura”. El miedo es
el más ignorante, el más injurioso y el más cruel de los consejeros. El estado de miedo
permanente, se transforma en un hábito de vida. Es tan familiar para nosotros su
presencia, que nos ha impedido la posibilidad de ver la vida realmente como es.
Hemos incorporado el miedo como una forma de vida y estamos convencidos que así debe
ser. Incorporar el miedo como una forma de vida, nos lleva a Job que dijo: (Job 3:25)
“Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía”.
Entonces vemos como el temor es un peligro para nuestras vidas, ya que lo que tememos, por
nuestro temor, puede ser realizado. El miedo es paralizante, nos ata, nos impide utilizar
nuestros talentos.

Al caer en el MIEDO, es muy grave porque hemos perdido a Dios, nuestro Padre
Celestial en nuestras vidas. Porque ÉL es, (Salmo 46:1 al 3) “1 Dios es nuestro
amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, NO
temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; 3
Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah”.
No es valiente quien no tiene miedo, sino aquel que sabe conquistarlo. (Génesis
3:10) “Y él respondió: Oí TU VOZ en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; Y
me escondí”. Aquí tenemos la muestra clara, de que cuando no estamos en Dios,
cuando somos incrédulos, cuando pecamos, necesitamos escondernos llenos de
miedo. Una persona que alimenta su fe, que se cuida del pecado, quita de su vida el temor.
No podemos venir a este servicio, llenos de temor, tenemos que gozarnos de su
seguridad, de su fidelidad, de las promesas. (Números 21:34) “Entonces Jehová dijo a
Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y
a su tierra; Y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en
Hesbón”. Veamos también en el Libro de: (Deuteronomio 31:6) “Esforzaos y cobrad
ánimo; No temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va
contigo; No te dejará, ni te desamparará”. Ahora vallamos al Libro de: (2 Crónicas 32:7)
“Esforzaos y animaos; No temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la
multitud que con él viene; Porque más hay con nosotros que con él”. Tambien en el Libro
de: (Jeremías 42:11) “No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del cual tenéis
temor; No temáis de su presencia, ha dicho Jehová, porque con vosotros estoy YO para
salvaros y libraros de su mano”. Y por último hablando del miedo en el Libro de:
(Mateo 25:24,25) “24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor,
te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste; 25 Por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; Aquí tienes
lo que es tuyo”. Así como en este ejemplo nos habla Dios, acerca de los talentos que nos ha
dado, y los escondemos porque con el cónyuge no se puede hablar al respecto, y hay un
miedo de tratar algunos temas porque sabemos que se va a enojar.

Jesucristo afirma que Él está toda nuestra vida: (Juan 14:6) “Jesús le dijo: YO SOY el
CAMINO, y la VERDAD, y la VIDA; Nadie viene al Padre, sino por MÍ”. Así que, fuera
de Jesucristo siempre será una mentira el camino que elijamos, la verdad que
creamos, y la vida que escojamos. (Hebreos 2:14,15) “14 Así que, por cuanto los hijos
participaron de carne y sangre, ÉL también participó de lo mismo, para destruir por medio

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de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los
que por EL TEMOR de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre”. Miren que hermosos lo que aquí dice…, dice por cuanto los hijos participaron
de carne y sangre, no éramos carne y sangre, pero descendimos a participar de ella también,
Jesús luego participo igual que nosotros. Dice que el temor a la muerte nos transforma en
esclavos de satanás. Pero esto debemos creer que gracias al sacrificio de Cristo, ahora los que
creemos somos libres de la esclavitud del temor a la muerte. Si esto ya fue hecho y para
que podamos disfrutar ¿Porque no lo tomamos, porque seguimos pidiendo cosas que
ya nos fueron dadas? ¿Qué es lo que nos mantiene atados a la mentira? (Romanos 8:15)
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”. No
podemos seguir padeciendo por el miedo, sea cualquiera de sus variantes, sea
enfermedad, sea muerte, sea económico, sea emocional, sea depresivo, deben desaparecer
de nuestras vidas.

¿Qué significa, entonces, esta expresión «BÁSTATE MI GRACIA»? Y, sobre todo,


¿Cómo influye en la aceptación del aguijón? Podemos parafrasear la frase de Jesús a Marta y
aplicarla a la Gracia: (Lucas 10:41,42) “41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta,
AFANADA y TURBADA estás con muchas cosas. 42 Pero sólo una cosa es necesaria; Y
María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. La Palabra Gracia se
refiere a «la ayuda del Espíritu Santo que viene como parte del favor inmerecido de Dios»
(1Corintios 15:10) “Pero por la Gracia de Dios soy lo que soy; Y su Gracia no ha sido
en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; Pero no yo, sino la
Gracia de Dios conmigo”. Así que, no estamos sólo ante el precioso Don de Dios que un día
nos trajo al Reino de Jesucristo para que seamos preparados para la salvación, sino ante el
inmenso caudal de ayuda práctica que Dios nos proporciona cada día. La Gracia es el conjunto
de recursos sobrenaturales que vienen de Dios gratuitamente y que nos permiten luchar
contra el aguijón con un PODER DIVINO. Ahí radica la diferencia esencial entre la
persona creyente y la no creyente al afrontar el sufrimiento. La situación de aguijón
puede ser la misma, pero el creyente tiene unos medios de los que carece la persona sin una
fe personal en Dios. PODER: «…Porque mi poder se perfecciona en la debilidad…» La
segunda frase viene introducida con un «PORQUE». Se trata de una explicación que amplía
la afirmación anterior. El apóstol Pablo, un hombre que ya antes había sido transformado por
la GRACIA DIVINA en otras facetas de su vida, no necesitaba esta aclaración, ¡Pero
nosotros sí…! Nuestro Padre Celestial, por medio de nuestro Señor Jesucristo no se limita a
decirle que se conforme con su Gracia, como si fuera una orden. Cómo nuestro REY, busca
no sólo consolar, sino también convencer, le ofrece un argumento Poderoso. La persona en
lucha con su aguijón necesita explicaciones que son imprescindibles para una
aceptación genuina. Por esta razón la exhortación va acompañada de una
explicación convincente: «Mi PODER se perfecciona en la debilidad». Aquí radica el
secreto que nos ayuda a entender por qué la GRACIA de Dios nos basta. No es
sorprendente que este versículo se haya convertido en escudero inseparable y fuente de
inspiración permanente para todos los que sufrimos a causa de un aguijón.

Esta frase de nuestro Padre Celestial por medio del apóstol Pablo, que a simple vista
parece una contradicción: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» Por pura lógica,
una debilidad es un obstáculo para cualquiera, una limitación. Así concebía Pablo su
aguijón al principio. La lección que el apóstol debe aprender ahora es que Jehová

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Dios piensa muy diferente a nosotros, porque nosotros pensamos exactamente al


revés. No se trata sólo de que la espina no estorba al Todopoderoso, sino que precisamente
es ahí -en la debilidad- donde el Señor Jesucristo puede manifestar su PODER. Y aún,
es más, este PODER DIVINO se perfecciona, se hace «completo», en esta debilidad. Por
ello Pablo afirma: (2 Cor. 12:9) “Y me ha dicho: Bástate mi Gracia; Porque MI PODER se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el PODER de Cristo”. Para ayudarnos a entender
esta ilustración que Jesús mismo utilizó. Él dijo de sí mismo «YO SOY la luz del mundo... la
luz en las tinieblas resplandece» (Juan 1:5) “La luz en las tinieblas resplandece, y las
tinieblas no prevalecieron contra ella”. (Juan 8:12) “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo
soy la luz del mundo; El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida”. La luz de Cristo puede brillar con mucha más intensidad en mis momentos de
oscuridad, en la penumbra del dolor. Es en «la noche oscura del alma», -cuando soy
débil- la luz de Jesucristo alcanza su máximo fulgor porque nada la enmascara. Entonces soy
fuerte porque cuanto mayor es la oscuridad, tanto más brilla su luz.

No obstante, detrás de la frase «yo no necesito a Dios» se esconde muchas veces el


pecado de LA SOBERBIA: (Apocalipsis 3:17) “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; Y no sabes que tú eres un
DESVENTURADO, MISERABLE, POBRE, CIEGO y DESNUDO”. ¿Concluimos, entonces,
que la fe es sólo para los débiles? O podemos hacernos esta pregunta ¿Hay que estar
suficientemente enfermo para hacerse cristiano? Una respuesta completa a esta pregunta
es el propósito de esta predicación. Vamos a intentar resumirla brevemente. Si
entendemos por «DÉBILES» a personas con poca capacidad intelectual, de
inteligencia pobre, entonces la respuesta es claramente ¡¡NO!!! Hay ejemplos en la
Palabra de Dios y en la Historia de la humanidad, hombres y mujeres con un intelecto
privilegiado, líderes destacados y brillantes en todas las áreas del conocimiento humano que
han tenido una profunda fe en Jehová Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. Pero en otro
sentido, sí, la fe es para los débiles, para los que se sienten «POBRES» -primera
bienaventuranza- al contemplar su pequeñez y su miseria delante de la GRANDEZA y la
SANTIDAD de Jehová Dios. Jesús mismo nos lo aclara de forma rotunda cuando dice: (Lucas
5:31,32) “31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al
arrepentimiento”. ¿Quiénes son los débiles a los que va dirigido el Evangelio? Los que
comprendemos que somos pecadores. Este tipo de debilidad moral y existencial es el
reverso del orgullo y la autosuficiencia; Es la humildad que tuvo que aprender Pablo
precisamente a través de la experiencia del aguijón. El PROPÓSITO de su espina era
prevenir la ARROGANCIA, (2 Corintios 12:7) “Y para que la grandeza de las
revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne,
un mensajero de satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”.

Uno de los efectos más importantes de la GRACIA en la vivencia del aguijón es su


capacidad para producir cambios en la persona y en la situación. Esta idea la vemos en
la frase (2 Corintios 12:9) «mi poder se perfecciona en la debilidad». El verbo
«PERFECCIONAR» es el mismo que encontramos en: (Filipenses 1:6) “Estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo”. Es muy claro el sentido de maduración o crecimiento.

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Jehová Dios puede cambiar las circunstancias; Las cuales ciertamente ocurren
muchas veces. Pero sobre todo Dios CAMBIA a las personas. Y cuando esto sucede,
incluso estas mismas circunstancias nos parecen distintas, como si de un paisaje nuevo se
tratara. Esta fue la experiencia de Pablo. Su aguijón siguió siendo el mismo: el mismo
dolor, la misma humillación. Pero algo ha cambiado de forma extraordinaria: (2
Corintios 12:10) “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en
afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; Porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte”. El apóstol no parece ser la misma persona que Escribe en (2
Corintios 12:7) “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de satanás que
me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”. ¿Qué ha ocurrido? La Gracia, este
multiforme tesoro de recursos Divinos, ha operado en Pablo una de sus funciones más
propias: LA TRANSFORMACIÓN DE ACTITUDES. Jehová Dios no le quita a Pablo el aguijón,
pero sí le quita los pensamientos negativos en relación con el mismo. Recordemos
que el propósito de la Revelación que recibió de Conocimiento, para aprender a
pensar positivamente. Para esto, el primer paso consiste en identificar y eliminar los
pensamientos negativos. El siguiente paso, sembrar pensamientos positivos, aparece ahora en
el versículo con claridad. De hecho, bastó con un solo pensamiento: «Mi poder se perfecciona
en la debilidad». Jehová Dios por medio de Jesucristo actuó con Pablo en una transformación
perfecta.

Descubrimos, por lo menos, tres actitudes que han cambiado en Pablo: 1. Gozo en
vez de queja: (2 Cor. 12:10) “por lo cual, por amor a Cristo, me gozo más bien en mis
debilidades...”. Recordemos que el gozo es mucho más profundo que un sentimiento. Es la
convicción serena de que: (Rom. 8:37 al 39) “37 Antes, en todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
2. Sumisión voluntaria en vez de desafío: (2 Cor. 12:9) “por tanto, de buena gana me
gloriaré más bien en mis debilidades”. La lucha por deshacerse del aguijón deja paso a una
sumisión plena a la «COPA» que el Señor Jesucristo permite en nuestra vida.
3. Adoración en vez de autocompasión. Aun cuando en el versículo no aparece de forma
explícita, la adoración viene implícita en estas actitudes del apóstol que glorifican a Dios. La
adoración y la alabanza en la vida del creyente no quedan restringidas a momentos
especiales, sino que son inseparables de toda su conducta, no son primeramente
actividades sino actitudes. En nuestro caso probablemente no se tratará de revelaciones
especiales, pero sí de situaciones de añadiduras y bendiciones, donde -como Pablo- nos
sentimos muy privilegiados por haber sido escogidos. Ya sea en el campo profesional,
material o incluso espiritual, el éxito conlleva inevitablemente un gran peligro: LA
JACTANCIA, olvidando que: (Stg. 1:17) “Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación”. Aquí radicaba el peligro de Pablo, en la superioridad espiritual. La tentación
suele venir en momentos de éxito, cuando las cosas nos van muy bien en la vida. Pero dicho
esto, sí es cierto que el aguijón nos ayuda a ser más realistas en cuanto a nuestras miserias y
limitaciones, nos recuerda la enorme fragilidad de nuestra vida. En síntesis, no todos los
aguijones nacen de una actitud de jactancia, pero todo aguijón nos ayuda a cultivar la
humildad que tanto ama nuestro Padre Celestial: (Isa. 66:2) “Mi mano hizo todas estas

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cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; Pero miraré a aquel que es POBRE y
HUMILDE de espíritu, y que tiembla a Mi Palabra”. En Jesucristo, ciertamente cuando soy
débil, entonces soy fuerte.
Predicador de la Sana Doctrina de Cristo: Víctor Preciado. Si usted no tiene la
intención de guardar esta hoja, tenga la amabilidad de entregarla a otra persona
interesada. Para la difusión gratuita entre cristianos, se permite fotocopiar esta hoja
(por favor no cambiar el texto).

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